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El barbero del viejo joven

El barbero conservaba en cajoncitos especiales los elementos que el viejo joven le peda
utilizar en su arreglo. Crema de jengibre, pinzas sujetadoras, las cuales utilizaba para
separar por mechones la dichosa barba. Haba algo especial en ese capricho de querer,
como a ese cliente especial le gustaba, atinar sin exagerar. El Yodo que permaneca en un
frasquito bien sellado, representaba el cambio necesario y distintivo para su barba, deba
tener cuidado, pensaba el barbero, pues entre desinfeccin y variacin de estilo siempre
haba un riesgo al que l deba enfrentarse una vez por mes.
El viejo joven haba llegado antes de lo acordado. Lo encontr ms desaliado que nunca.
Lo invito a sentarse mientras terminaba con otro cliente que ya estaba en la silla especial
para pulir barbas. El barbero apresuraba su trabajo, no quera que aquel cliente, que para l
era tan especial, se le marchara. l dejaba en dinero lo que ni tres clientes juntos hacan.
De manera que, aunque el seor gordo, al que el barbero atenda en ese momento, se vea
somnoliento y muy cmodamente apoltronado, el barbero no tuvo ms remedio que
despertarlo jaloneando algunos pelos de su crespa barba. ste al ver la reaccin de su
cliente pidi disculpas, disimulando e indicando que de lo que se trataba era de unos pelos
muy rebeldes que de no ser porque estaban enredados el trabajo saldra mejor.
Mientras tanto, el viejo joven miraba con recelo, incluso pens en marcharse. El barbero,
pensando en lo que podra perder, lo tranquilizo explicndole que haca parte de sus tcticas
cuando, casualmente, los usuarios se quedaban dormidos y le era difcil despertarlos para
acomodar a otro. Dicho esto le sealo la silla donde antes haba estado el viejo gordo.
Procedi a hacer su trabajo, tal cual lo haba hecho anteriormente pero teniendo presente,
todo el tiempo, que este no era un caso comn, que se requera de un estilo particular para
dejar al viejo joven satisfecho.
CLAUDIA PATRICIA ZULUAGA TORO

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