Ramón Andrés es músico y musicólogo, es traductor y ensayista. En esta entrevista de Daniel Rodríguez Barrón, Ramón Andrés habla del orígen de la música, del suicidio, del silencio y de la filosofía de Spinoza y mucho más.
Ramón Andrés es músico y musicólogo, es traductor y ensayista. En esta entrevista de Daniel Rodríguez Barrón, Ramón Andrés habla del orígen de la música, del suicidio, del silencio y de la filosofía de Spinoza y mucho más.
Ramón Andrés es músico y musicólogo, es traductor y ensayista. En esta entrevista de Daniel Rodríguez Barrón, Ramón Andrés habla del orígen de la música, del suicidio, del silencio y de la filosofía de Spinoza y mucho más.
Ramn Andrs (Pamplona, 1955) nos hace pensar en esos hombres que se retiraban del mundo para cumplir las labores de entenderlo, de trazarlo como si se tratara de un mapa. Musiclogo, traductor y poeta, Ramn Andrs es autor, entre otros libros, del celebrado Diccionario de msica, mitologa, magia y religin (Acantilado, 2012), que puede verse como la suma de todos sus talentos. En estas semanas estar en libreras de Mxico y Espaa la edicin ampliada de su libro de 2003, Historia del suicidio en Occidente, bajo el nombre de Semper dolens (Acantilado), a propsito del cual hablamos en esta conversacin.
DANIEL BARRN
OCTUBRE 2015
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En El mundo en el odo (Acantilado,
2008) y quizs es tambin el fundamento de su Diccionario, usted hace una reinterpretacin radical de la humanidad. Los orgenes de la humanidad, piensa, se remontan al sonido, a la msica. Somos pues un homo musicalis?
No me atrevera a hablar de una
reinterpretacin radical de la humanidad, pero es verdad que, en general, los estudios dedicados a nuestra evolucin y al nacimiento de la conciencia han desatendido la importancia del ser humano como receptor de un mundo sonoro que, poco a poco, supo interpretar. Los dioses, siempre invisibles, se manifestaban a travs de los sonidos de la naturaleza: el trueno, la lluvia, la cada de una roca, su estallido, el fragor de un ro caudaloso o la resonancia en las cuevas despertaban una inquietud, una zozobra. Esto hizo que, a partir de su realidad, los hombres primitivos comenzaran a elaborar un mundo paralelo, a abrazar la idea de que haba algo ms all de su dimensin inmediata. Al respecto, siempre trato de recordar un aforismo de Nietzsche, contenido en Aurora, en el que dice que el odo es el rgano del miedo. Con ello explica muy bien la capacidad de fabulacin que se produce a travs de la escucha. El odo, sobre OCTUBRE 2015 2/6 todo de noche, fue
capaz de construir imgenes, dioses
amenazantes, peligros, mundos ocultos. La visin siempre nos ha remitido a lo real, mientras que la audicin ha estimulado la imaginacin. Cuanto ms moderna y tcnica es una civilizacin, menos importancia alcanza el odo. Los ojos son los rganos de la modernidad, es decir, los instrumentos de la evidencia. Ha escrito de manera extensa sobre msica, adems de que fue cantante; y, sin embargo, en muchas de sus obras reivindica la necesidad del silencio. Cul es la relacin msica-silencio? Por qu, acaso ms que nunca, estamos necesitados de un espacio de silencio?
No habra que concebir, creo yo, la
msica como el reverso del silencio. En realidad, la msica parte del silencio, de un silencio previo, necesario. Si nos fijamos bien, tendremos que admitir cunto silencio hay en algunas partituras, aunque suenen en ellas los instrumentos y las voces. Se trata de un silencio interior, un silencio primigenio, que est en las cosas, como deja ver la Carta de Lord Chandos, de Hugo von Hofmannsthal. Estamos necesitados de un espacio de silencio, porque todo cuanto nos rodea es atronador. El ruido, que es el himno de la produccin ilimitada, la banda sonora del capital, nos paraliza y minimiza. Una de las funciones del ruido es aturdirnos y aislarnos.
Por esta razn, el sistema no favorece
que tengamos demasiado silencio. Al contrario, porque el silencio, adems de no ser productivo, ayuda a pensar y cuestionar las cosas. Otro de sus intereses es la filosofa, qu relacin existe entre msica y filosofa? Es la msica una oculta filosofa?
El vnculo entre la msica y la filosofa
es muy lejano, muy profundo. Cabe recordar a los caldeos, autores de un pensamiento musical que, con el tiempo, abrira las puertas del conocimiento a Pitgoras y su armona de las esferas, una teora que fue fundamental hasta hace unos siglos. Platn y Aristteles trataron la msica... Como una de las disciplinas del Quadrivium, la msica no se ha disociado jams del pensamiento, por el contrario: le ha dado otro lenguaje. Ha fortalecido el pensar. Sin duda, ambas ciencias han procurado un extraordinario tejido a Occidente y, en cierto modo, lo han modificado. A un filsofo como Popper la polifona le pareca el autntico milagro de la cultura occidental. Que pensadores como Schopenhauer y Nietzsche le dieran un lugar esencial, dice mucho de las facultades de la msica como herramienta de interpretacin del mundo. Si nos damos OCTUBRE 2015 3/6 cuenta, filsofos
contemporneos como Cacciari,
Sloterdijk, Rousset y tantos otros por no hablar de los anteriores: Adorno, Bloch, Zambrano y Janklvitch le han dedicado una parte significativa de su obra. Eso significa que el lazo entre msica y filosofa es tan estrecho como lo fuera en durante el Renacimiento o en los das de la Ilustracin. Me parece adecuado decir que la msica es una oculta filosofa, aunque, sin temor, podramos hablar tambin de una filosofa invisible, sin palabras, de un pensamiento hecho sonoridad. En El luthier de Delft (Acantilado, 2013) hay una reivindicacin de la filosofa de Spinoza, y a la vez una crtica a la de Hegel. Qu nos dice Spinoza a los hombres y mujeres contemporneos?, y por qu Hegel ya no debera interesarnos? La querella en su libro entre Spinoza y Hegel es la del individuo libre y la del Estado?
Spinoza nos est diciendo que el
mundo jams es de una manera; est sometido al azar, es imposible fijarlo. Esto nos confiere libertad. Nunca se observa en su pensamiento ese tono de paternalismo que a menudo encontramos en Hegel, a quien, en cambio, le gusta fijar las cosas, establecerlas y decir que el mundo es as. En el autor de la Fenomenologa se detecta un constante afn de sistematizar, de clasificar lo que en realidad es inaprensible. Spinoza
es mucho ms libre, y en l no hay
exclusin, clasificacin. Por eso en el libro hay una confrontacin, aunque sutil, entre el individuo libre y su sometimiento al Estado. Spinoza vive en el presente y Hegel lo hace en el futuro: lo planifica, dice cmo va a ser la historia, quin va a quedar excluido de ella, quin se integrar en su devenir. Acerca de este asunto es muy importante tener en cuenta la mirada de Alexander Kojve, uno de los ms brillantes intrpretes hegelianos. Su abanico de intereses es amplsimo: la msica, la poesa, la filosofa, la teologa, la mitologa. Qu se halla detrs de todas estas artes? Por qu el ser humano siente la necesidad de crear estos rdenes?
Podramos hablar de bsqueda,
emprendida a travs de unos caminos que no estn tan alejados entre s. En cierto modo son uno. Estos rdenes, como usted les llama, son las disciplinas, las vas, como decan los antiguos, que pueden conducir al conocimiento, que es ms importante que el saber. El homo technicus, del que ha hablado Agamben, est restringido y conminado a una sola mirada. Camus dijo que no hay ms que un nico problema filosfico: el suicidio. OCTUBRE 2015 Por qu nos asusta 4/6 tanto el suicidio?
Camus todava hablaba del suicidio
con un acento, digamos, romntico. Querer acercar la muerte voluntaria a un asunto filosfico es desdibujar el problema, borrar su fondo. El suicidio no puede pertenecer nunca a la filosofa ni a la literatura, aunque en ambas ha sido y es un asunto crucial. En el acto voluntario de morir intervienen demasiados factores, a veces azarosos, y por eso mismo tampoco los puede determinar como pretende, en las ltimas dcadas la medicina psiquitrica. El suicidio est latente en un rincn de nuestra mente, pero tambin de nuestra cultura. Si nos asusta es porque, de algn modo, contraviene el orden, tanto biolgico como cronolgico. Segn nuestra mentalidad, la muerte tiene sentido cuando ya ha consumado un proceso, una vida, un camino. Si nos turba la muerte de una persona joven es precisamente porque en ella se cumple esta violacin del tiempo. En el rechazo del suicido, en la perplejidad que se siente ante l, se encierran muchas cosas. Aristteles abri una tradicin que todava prevalece: consideraba a quien se daba muerte como un desertor de la sociedad, ya que, segn su discurso, el individuo pertenece a la comunidad que le ha ayudado a educarse e integrarse. Esto tuvo una traslacin al cristianismo: no eres tuyo, perteneces a Dios. De ah la culpabilizacin y condena que
a menudo se ciernen sobre este acto
radical. Somos el nico animal que hace msica? Somos el nico animal que se suicida?
S, somos el nico animal que hace
msica, pero algunas especies tienen cierta captacin rtmica y, sobre todo, son reactivas a la msica: pueden alterarse o serenarse, segn la intensidad, la frecuencia y el color de las notas que lleguen a sus odos. Varios textos de la Antigedad ya hablan de esta influencia sobre los animales. La segunda cuestin ha sido largamente tratada, y es muy interesante. Desde luego, un animal no puede suicidarse, porque no puede hacerlo desde una conciencia. Siente que es porque pertenece a un grupo, a una especie. Claudio Eliano, un escritor y retrico romano nacido a finales del siglo ii, habla en De la naturaleza de los animales de diversos suicidios... Lo que s se ha comprobado, y con frecuencia, es que cuando un individuo pierde a su manada, al ver la dificultad de la supervivencia, se deja morir de hambre o se despea. Tambin el que est herido, al sentirse indefenso ante los depredadores, busca la desaparicin, ya sea arrojndose a un precipicio o ahogndose en un ro, e incluso entregndose OCTUBRE 2015 a su agresor. Esto es 5/6 algo comn en el
mundo animal. Erasmo y Montaigne
nos hablan de los caballos que, en plena batalla, atemorizados, buscan la muerte. Por otra parte, es necesario recordar que la vida tiende por naturaleza a la supervivencia, pero debemos saber que en ella tambin hay un instinto de destruccin, de autodestruccin, a veces muy larvado. El martirio de los santos es una forma de suicidio? De ser as, el catolicismo est asentado sobre una elaboracin del martirio-suicidio?
Este es un asunto que levant
continuas y violentas polmicas, no solo durante la Edad Media. Los mrtires se entregaban a la muerte voluntariamente en aras de una vida superior. Los haba que deseaban ardientemente encontrar un verdugo, como seal el poeta John Donne en Biathanatos. El autosacrificio es un modo de concebirte como ofrenda. Morir para lo eterno. Esto, como he comentado, fue motivo de amargas discordias y censuras. Aquellos que defendan que muchos de los mrtires provocaron su aniquilacin y menospreciaron la vida, o acabaron en las mazmorras o fueron quemados por hereja. Sin embargo, el verdadero conflicto lleg en los siglos xv y xvi, cuando el Humanismo, o parte de l, empez a argumentar que Cristo haba muerto voluntariamente para redimir el mal. Quignard ha dicho
que la moral en Occidente se asienta
sobre un suicidio. Es el suicidio del Hijo del Hombre. El propio Kierkegaard no soportaba que Cristo hubiera tomado voluntariamente el camino autosacrificial. En cierta forma intua que esta entrega y desafo a la existencia, al existir, iba a fomentar una mentalidad que lograra un gran arraigo en Occidente, es decir, la tendencia a la autodestruccin, tambin social. Crear para destruir, construir para derruir, es una pasin muy europea. Las guerras mundiales tienen algo de suicidio colectivo y de institucionalizacin de la muerte como promotora de un renacer. El nuestro es un destino temible. El suicidio (desde luego, la ms radical), el silencio o la msica, son formas de sustraerse a los dominios despticos: el Estado, el individualismo feroz, el comercio? Son, en suma, resquicios de libertad?
Ante la empresa encomendada al ser
humano, imposible de cumplir, surge la angustia. Esta empresa, sin duda colosal, consiste, para el creyente, en
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tener que responder a las expectativas
de Dios depositadas en l, o bien, en los siglos ltimos, de carcter laico, a lo que espera la sociedad de cada uno de nosotros; una sociedad, recordmoslo, implacable y a menudo impa, en la que el mercado es decir, el dinero ha dinamitado toda posibilidad de entendimiento. La economa ha desbancado a la poltica y la privatizacin est desguazando al Estado que tanto criticbamos, con razn, en los aos setenta y ochenta. El avance de la barbarie, la brutalidad, su erosin, son cercos que el individuo de la contemporaneidad ve difciles de romper. As que la msica y el silencio son escapatorias, slidos refugios, donde, al menos por un tiempo, no entra el grito neoliberal, su despotismo de la ganancia. En este sentido, son resquicios de libertad. Pero me atrevera a decir que son algo ms: una forma de vivir, y ello nos asegura, ms o menos, estar a salvo. Lo que no nos salva es el suicidio, porque afrontarlo, aunque sea desde la legtima y comprensible desesperacin, es darle la razn al mundo. ~