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Todos estos despropsitos son como jarros de agua fra que apagan el fuego del
romance. Despus, para volver a encenderlo se necesitar reiniciar todo el proceso de
encendido desde cero; todo ese ritual gradual del fsforo, las pajitas, las ramitas, los
palitos, los palos y los troncos; todo ello sin dejar de usar el avivador, hasta que la
hoguera cobre su cnit de nuevo. Yo no s ustedes, s que algunos se reponen
fcilmente, pero para otros, despus de haber sido irrespetados, heridos o abusados,
ese proceso no es instantneo; sino que les cuesta tiempo y esfuerzo la remontada,
por das e incluso semanas.
Debemos estar al tanto para que el cansancio no se convierta en aburrimiento, el
aburrimiento en tedio, el tedio en hasto, el hasto en resentimiento y el resentimiento
en aborrecimiento...
Si queremos, pues, que nuestro romance est avivado no nos convirtamos en
bomberos apaga fuegos. Seamos conscientes de que la hiel apaga el fuego del
romance mucho mejor que el agua helada y luego costar mucho volver a encender la
hoguera.
Creemos que con Cristo es posible un romance continuo y oramos por que l nos
ayude a morir a nuestra carnalidad, yendo vez tras vez al madero, hasta hacerlo
posible, tal vez en el nuevo ao 2016.