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SOBRE RESPONSABILIDAD CIVIL POR EL EJERCICIO DE LA ODONTOLOGIA Victor Hugo Montes Campuzano Present Feeracin Odonnigia Cobbs Magia dl Tin Pfr Titt, Universidad Naso de Colmbia Nail de tea Ooaipicn radicionalmente se ha considerado a la relacion bi-personal odontblogo-pa- Cente come el elemento mas sustan- tho en el ejerccio de las actividades que pre- tenden mantener y mejorar los estados de s2- ld oral de las sociedades, asi el adverimiento de normas excéntricas la quieran reemplazar por vineulaciones de intermediaris-pacientes, relegando al profesional a una simple condi- cién de operador, con muchas e iesponsa- bles limitaciones para ejecutar el acto odontoligco. “El odontdlogo debe aispensar los benefi- clos de su profesion, a las personas que los necesiten; esta relacién se fundamenta en la lpr eleccién del odontélogo por parte del pa- Cente y aquel respetar la libertad de este para prescindlr de sus servicios. La actitud del pro- ‘esional ante su paciente ser siempre de apo yo. Asi mismo dedicaréa sus pacientes el ter po necesario para hacer una evaluacion ade- cuada de su salud bucal. Fjaré honoratos de ‘conformidad con la importancia y circunstan- Cla del tratamiento, No debe comprometerse 2 ejecutar tratamientos para os cuales no esté plenamente capactados! Hay que tener en cuenta que el odontilo- 6, cuando elerce su profesién, hace uso de procedimientos, de técnicas y de conocimien- tos que persiguen un resultado que se espera ‘ea exitoso y este fn tiene implicaciones ante laley. ‘Se hace evidente que la anterior prem ‘5a, estimulada por una plétora profesional cau- ‘sada por otras normas educativas no menos. Incongruentes, se ha tenido en cuenta por la poblacin en general hay polo tanto aumento de las demandas, entre otras por mala préct- 2, 2 profesionales del sector, incluyendo a ‘odontslogos, quienes hoy, en medio de la cr- sis del pais y de la que viven los trabajadores: de la salud, estan obligados a hacer una préc- tlea defensiva, en ocasiones como un acto heroico ante las circunstancias de eecucién que deben aceptar, Impuestas por los SScuicommesmanemn 11 ‘Vern Huo Mares Cnrzato smanejadores de la salud, que ya no son los profesionales sino grupos con énimo de iver. Ye ira con excesivo imo de lucro, como para eliminar todo lo que, alrededor dela salud, no sea rentable. Pero debemos partir de un hecho cierto ‘como es el poco 0 ningin deseo que el profe- sional tiene para hacer un acto odontolégco etectuoso, si nos atenemas a la idoneidad ‘que se supone todo egresado universitario pposee, y al buen manejo de sus postulados tions que inéieoutblemente debe conocer. ES deci, el odontélogo respeta el principio fun- damental de «no hacer dafo a nadien® «que 8 uno de los pllares de la responsabilidad Juridica y se materializa con un peruicio cau ssado a otro individuo, que debe ser resarcido por mandato legals La responsabilidad civil entonces puede ser econtractuals 0 wextracontractual, La px- mera ocutre cuando existe un contato, en la segunda no hay presencia de relacin juridica entre odontoiogo-paciente, la responsabilidad nace cuando en cvalqulera de las dos se pre- senta inejecucién 0 deficiencia y se genera \defnitivamente la ocurrencia de un dato. Pra cualquiera de las eventuaiades que en el ejercicio profesional de la odontologia se ‘puedan presentar en el campo jurdico, se con- sidera la historia clinica como la herremienta mas importante en ol momento de su defen- sa. Obviamente una historia total ycorrecta- mente dlgenciada, que esta reglamentaca por demas en el articulo 25 del capitulo Ill de la Ley 35 de 1989 referente al Cévigo de Etica del Odontélogo Colombiano, que dice: 1 adon- télogo debera abrir y conservar debidamente, historia clnicas de sus pacientes, de acuerdo a los cénones cientiicosey legales le agrees: ia, por a importancia de este campo, que ha eterminado su definiciin desde el punto de 2 am vista ético-egal, como «un documento médi- co-legal fundamental, en el cual se registra de forma ordenada, completa y precisa la infor ‘maci6n obtenida del paciente mediante la con- ‘sulta oral y el examen clinico. En ella se ano- ‘tan todos los signos sanitarios y caracterist- cas indlviduales del paciente, con el fin de dar ‘un diagnéstico y a la vez elaborar el plan de tratamiento adecuado a cada individuo. Y es fen olla donde constan las firmas de aproba- cin y acuerdo entre paciente y profesional La historia clinica permit al profesional ‘demandado, demostrar una serie de circuns- tancias que posibiltardn su exoneracion de culpabilided, al constatarse en ella, situacio- ‘nes como: estado en que quedé e! plan de tra~ tamiento ejecutado, cuando el paciente no volvo @ a consulta y supuestamente esta adu- ciendo que determinada actividad fue Inejecutada por el profesional demandado, siendo que 8 esta etapa del tratamiento no se Niego, ante el retro del paciente, También se podria ver en eli el prondstico, las eventuales ‘advertencias del profesional, si fueron acata- das ¢ no, como también las declaraciones de! ppaciente, como por ejemplo sobre sus antece- entes respecto de clertos medicamentos y también los familiares. Lo anterior, para colo- ‘ca tres ejemplos, de muchos, siendo lo mas importante la fa del paciente, que traduce sv aceptacién al tratamiento que recibira y se Consttuye en la fundamentacién del llamado sconsentimiento informad» o woluntad jurid- ca del paciente y su relacién con la responsa- bilidad médica (cisciptinaria, penal y chit Los tratacistas del tema nos hablarén del asentimiento 0 disentimiento voluntario del pciente para la prestacién de un servicio, en teste caso de salud, que parten de la base del correcto ejercico de los derechos y el cumpl- miento de los deberes de uno y otto, en la re- | tacién dual que involuera el acto profesional. ——y Some Resonsnioo Car Eno 1A Ooooh Y aqui hay que enfatizar en lo que expre- ‘62 Maria Patricia Castafio de Restrepo en su ‘obra «EI Consentimiento Informado del Paciente yla Responsablliiad Médicas, cuando dice que sno debe perderse de vista que el paciente es Un sujeto de derechos y obligaciones y no un ‘objeto; que es un ser humano con una viven- cla propia de su realidad histérica y no una ‘maquina descompuesta; que sus intereses ‘pueden ser muy diferentes de los propiosinte- reses de la medicina y de las demas discipl- ras de la salud; y que, incluso, por més insen- ‘satas que nos parezcan sus decisiones, elias pueden haber sido tomadas en vrtud del ejer- clcio de su autonomiae. ‘Aqut radica, en mi concepto, la parte que ‘hay que analizar con mas detenimiento por parte del odontélogo, pero recordemos tam- bidn que este tiene derechos, que e! paciente ‘debe respetar. Y unos y otros son los que se eben definir antes de Ia atencién, para que ‘mas adelante no se dé pie a stuacionesireaies {ue el paciente, hoy estimulado por la situa- clén de crisis, quiera corwertir en sprotestasy por triviaidades, aungue en ocasiones existe ‘causa justificada, Para comprender Io anterior, veamos los cuatro elementos que tienen que estar presen- tes para que se pueda aducir la responsabi dad profesional a) Una obligacién preexisten- te, que se pacta en el momento de aceptarse ‘un tratamiento de salud bucal que debe prac ‘icarle el odontélogo al paciente. b) Un datio ‘causado, que no es otra cosa que el fracaso del tratamiento por la aparicion de compiica- ciones 0 el contagjo de enfermedades y pro- duceién de lesiones no justificables, entre otras. Y este puede darse durante el transcurso de! ‘vatamiento, inmediatamente finalizado 0 tar- ‘diamente. c) Falta profesional, factor intere- sante de analizar, ya que se puede presentar dario pero si el edontélogo obré con correc ‘lon y con idoneidad, no hay lugar a exigencia ‘de responsabilidad. La falta ocurre generaimen- ‘te por negligencia, que es no hacer fo que se debe hacer cuando se puede y se debe hacer, también por imprudencia 0 actuacién injus- tifeadamente apresurada consistente en la falta de medir los alcances, al tomarse una decisién. La impericia, que es no contar con los conocimientos nl la experiencia que un pro blema del paciente requiere para su adecuada ‘atencién, también contribuye a la falta profe- sional. Ademas de la Vilacién de una regia ‘existent, expedida por circunstancias especia- les, en este caso las factores ticos parece que se constituyen en los més susceptibies de omitirse. Y d) debe presentarse una relacién directa entre la falta y ol dao causado para ‘que se configure algin tipo de responsabilidad. ‘Se debe determinar muy claramente que ol acto profesional fue el origen de un dafio determi- ado. 1 aumento de demendas que se inicié en los Estados Unidos cuando interesados en ‘negocios lucrativos las masificaron, segin ‘cuenta el Dr. Feriando Guzmn Mora, hizo que prosperaran las aseguradoras, que recibieron fen 1987 de los médicos, alrededor de 5.000 rillones de déiares, 0 sea, cinco bilones de ‘pesos, o que orginé la Hamada «Medicina de- ensivae que ya mencioné y que se define como suina ateracién en la forma de préctica médi- ‘a, inducida por amenaza o posibiidad de de- manda, que intenta prevenirse de las quejas. do los paticulares, dejando bases de defensa fen caso de una accion legal. Caro que este tipo de ejercicio, trasia- ble ala odontologs, tiene innumerables pro- blemas; y no cesa la cada vez mayor presencia {e quejosos, porque si, que quieren sacar par- tido de situaciones en as cuales pueden enre- ‘dar al odontéiogo para recibir una indemniza- ‘ign en dinero, que es lo que les iteresa ala mmo 13 Veron Huo Moves Curso postre. Obviamente, no podemos desconocer ue haya presencia de casos en los cuales el ppaciente con justa razén acta como doliente, ante lo cual el comportamiento general de los profesionales en su ejecicio debe ser ante todo bajo los postulados de una préctica para ia que ‘ue prepared y se sigue preparando constan- ‘temente, a efectos de no caer en aquellas causales originarias de culpa Bibliografia 1. Ley 35 de 1989, «écigo de Etica de Odorbiogs Colombian. 2. Fernando Guam M.y ves Dea Responsab- dod Chit Mica. Eciiones Rosanstas, 12. ec (66n,1995, og 42. 3 Yopes Restrepo, Seo. sLa Resporsabildad Ci Médican.Bisoteca Juridica, 23. eden, 1993, lg 9. 4. Castao de Restrepo, Maria Patricia. 1 Consen- timionto Informa del Paciente en la Rsponss- bad Méciea, Ector Toms, S.A, Santé do ‘Bogos, 1997, pag. 2. 5. Moya P, Rodin G., SéncherS.

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