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IGNACIO BURGOA ecto Bi DEREGHO; PROFREON DE CARLA DEFISETIYO NIVEL “C” ¥ DRECTOK DIL SEMI NNARIO DL DERECHO CONSTITVCIONAL ¥ DP nivensabto Hacrowat aurénonn DE MEN veasm.o OF [OE LA UNIVERSIDAD MIEHCAGINA Be say wiDOLAe DE AnALee LAS GARANTIAS INDIVIDUALES Vigésima ediciin EDITORIAL PORRUA, S, A. |AV. REPOBLICA ARGENTINA, 13, MEXICO, 1986 SORGE !. GODINEZ GUTIERREZ LUCENE EM CEFEDHO Primera edici6n, 1944 Derechos reservadon © por Toxacro Buncon Ayuntamiento, 44. Coyoactn ‘México, D. F Esta edicion y sus caracterisicas son propiedad de 1a EDITORIAL PORROA, S. A. Av, Repiblica Argentina 15, 06020 México, D. F. Goprrigh: © 1905 ‘Queda hecho ef depéuito que marca Ia ley ISBN 968-432-3042 urReso ex wéocco Carfruro Secuspo LAS GARANTIAS INDIVIDUALES (Aspecto general) Surnario: L—Introducci6n. I1,—Diversas acepeiones del concepto “garat ia”, IT].—Blementos, concepto y naturaleza de las garantias individuales, A—Sujetos, B—Objeto, €.~-Fuente. D—Concepte de “garantia indisi- dual”. £.—Principios corstitucionales que rigen las garantias individuales. F.—Extension de las garantias individuales en cuanto a 4 contagracién, constitucional. G.—Origen formal de las garancéas incividuates por 10 que toca a su consagracién por el orden juridico estatal. TV.—Claificacién de Jag garanifas individuales. V.—La extension de los derechos paiblices sub- Jetivos derivados de las garantias individuales y la reglacrentacién de ates, T. nvtmopucerin Sea que nos declaremos adictos a la tess aristotdlica elemental en ma- teria. politica, et decir, aquella que asienta que cl hombre ¢3 un ser escncial- mente sociable (zoon’poltikon), o sea que aceptemos la doctrina de Rous. sean, para quien Ia existencia sidada e individual del ser humano precede a la formacién social, Io cierto es que no se puede concebir al sujeto fuera de la convivencia con sus semejantes. La vida comin es, pues, un hecho ¥ un supuesto indiscutible, Ahora bien, haciendo abstraceién de la actividad ‘moral 9 meramente subjetiva del hombre, cuya identidad constituye en ella los dos extremes de las relaciones que se formen al respecto, externamente, fen su constante y continuo contacto con sus semejantes, Ja persona siempre esta en relacién con éstos. Por ence, podemos decir que la vida en comin, que Ia convivencia humans, son sindnimos de relaciones sociales entre los Miembros ce una determinada sociedad Pues bien, Wigicamente, para que sca dable y posible el desarrollo de esa vida cn comin, para’ que pucdan establecerse las relaciones sociales, para que, cn una palabra, pueda caistir la sociedad humana, cs menester que la actividad de cada quien esté limitada en tal forma, que 1 cjerci- Cio no ocasione el caos y tl desorden, cuya presencia destruyen la convi vencia. sas limitaciones a la conducta particular de eada miembro de la comunidad en sus relaciones con los demés snjetcs que la integran, se traducen en la aparicion de cxigencias y obligaciones mutuas 0 reck procas, cuya imposicién no sélo es natural, sino necesaria, obra del Derecho, 156 TAS CARANTIAS INDIVIDUALES que sociolégicamente responde como el medio imprescindlible de satisfacer esa necesidad de regulacién. EI contenido normativo del Derecho, bien plasmado en disposiciones legislativas expedidas por drganos determinados, 0 bien como substratum de una prictica social censtante y con fuerza de obligatoriedad, forzosa- mente debe estar carantizado, en cuanto a sa imperatividad, por un der superior a la voluntad de cada individuo, de tal suerte que la apli- cacién de lo juridico no quede supeditada al arbitrio de éte. Ese poder, que también recibe el nombre de autoridad, considerada este concepto no cen su acepcida de Grgzno estatal dotado de funciones de ejecucién y de ion, sino como actuacién suprema, radica en Ia comunidad misma, en el Propio grupo social, y es cjercido por entidades ereadas a posteriori, a las cuales expresamente se les ha conferido exa facultad. La autorided de un Estado (el cual constituye la forma de organizacién politica y juridica de una scciedad humana, pucklo 0 nacién), en Ia con- notacién que hemos atribuido al concepto respective, implica, pucs, un poder, 0 sea, un conjunto de facultades y actes tendientes a garantizar el orden de derecho mediante su idénea aplicaciin contra posibles contraven- ciones por parte de los individuos de la comunidad, asegurando ad dl or- den social (aun cuando su ateibucién indebida en muchas hipdtesis, histd- Ticamente dadas, sirva de medio a la atbitrariedad despética) De la importante misién que tiene que realizar exe poder social, cuyo titular es el Estado como organizacién formal juridico-politica de la. socie- dad humana y cuya cepositaria es ésta (de acnerdo con las doctrinas actua- les generalmente aceptadas), se desprende con evidencia una de sus carace teristicas fundamentales, a saber: la de ser soberano. La soberania, cuyo término deriva de la conjuncién “super-omniz”, 0 sea sobre-todo, ¢5 un atributo del poder del Estado, de esa actuacién supre- ma desarzollada por y dentro de la socicdad humana, que supedita todo Jo que en ella existe, que subordina todes os demis poderes y actividades que se desplieguen en si seno. Pues bien, el Estado, como forma en que se organiza un puclo o una sociedad humana, al acquirir sustantividad propia, al revestinse con una per- sonalidad juridica y politica sui generis, se convierte en titular del poder soberano, que, sin embargo, como ya dijimes, permanece radicado en uno de sus clementos, que ¢s la comunidad. Por consiguiente, podemos decir que la soberanfa. (entendiendo yz por tal no sélo un atribuio del poder estatal, sino el poder mismo) reside jurtdica y potiticamente en el Estado, en virtud de su personalidad propia, artificial; y real y sociabnente, en la scciedad © pueblo, entendido &te en su acepeidn juridiea, no sociolégiea, 0 sea, como cennjunto’ de individucs con derechos civicas sctivos y pasivos. La soberania popular, llamada asi porque es ene! pueblo en quien efec- tivamente radica, segiin’ las doctrinas modernas, es, como dijera. Jellinek, Las canantias mpiviovaces 137 aquella potestad suprema “que no reconece ningén oto poder superior a si; es el poder supremo ¢ independiente”. De esta concepcién de soberanfa podemos derivar dos de sus caracteristicas principales; ca primer Tugar, la consstente en Ia imposibilidad de que exista un poder superior a clla dentro del Estado, y en segundo, la de que exteriormente no depende de ninguna tra potestad. Bstas dos notas furdamentales de la soberania implican que el Estado, su titular juridico y politico, es autdnome, «s decir, capaz de arse sus propias normas para regir su vida interior, ¢ independiente, en cuanto que, en sus relaciones con les demés, no est supeditado a. ellos. Sin embargo, la soberania, como potestad suprema del Esiado, no es ilimitada, sino que esti sujeta a restricciones; mas éstas no previenen de tuna imposicién, de un poder ajeno y extrafio a ella, sino que cbedecen a su propia naturaleza. En efecto, el pueblo, siendo el depositario real del oder soberano, en ejercicio de éte decide desplegar su actividad suprema dentro de clertos cauces juridicas que mismo crea y que se obliga a no transgredir, en una palabra, se autolimita, Ademés, existiendo la necesidad de que su vida adopte la forma que més le convenga, selecciona él mismo la mancra de constituize y el sistema de sn funcionamiento, es decir, se auto- determina, Los attibutos de anto-limitacién y auto-determinacién son in- hherentes @ Ja soberania ¢ implican 1a negacién misma de la arbitrariedad, al traducirsc en la creaciin de un orden de derecho. La soberanfa, en cuanto a sus notas de titularidad y radicacién, y por lo que concieme a sus implicaciones de autonom‘a (auto-imitacién y auto- determinacién) © independencia, histéricamente no aparcce la misma en los distintor regimenes sociales y politicos que sc han succdido, Durante la Edad Media, no solamente no consta de les caracteres ya apuntados, sino Que ni siquiera era referible a les estadot temporales, puesto que en forma casi absoluta éxos estaban sometides al poder espititual y material del ontifice romano. Posteriormente, cuando les jefes del Estado quisicron re- iasumir su soberania perdida, logrando recuperarla, surge éta con atributos distintos de los que actuslmente Ia constituyen en todas las naciones de- mocrdticas, En aquella época, lamada del absolutismo, se desconocicron fundamentalmente las notas de radicacién popular y de auto-limitacién de la soberania, al haberse hecho residir en el monarca, cuyo capricho y an- tojo ran Ia ley del Estado (quod principit placuit, legit hate! vigorem). Con la Revolucién francesa, principalmente merced a la repercusién de |a tesis de Rousseau, Ja scbevania se ceposita en el pueblo o en la nacién, mas originariamente sin estar dotada del atributo de autolimitacién. La coneepeién de la soberania como poder ilimitado, exento de resricciones de ninguna especie, pronto se vio cn notoria pugna con la corriente jusna- turalista de los derechos del hombre, {Gémo salvar, entences, la antitesis entre Ia idea de Ja “volonté générale” como suprema, ilimitada, y el con- 158 LAS GARANTIAS INDIVIDUALES cepto de derechos del hombre anteriores a toda organizacién politica y respetables por toda entidad y ordenamiento? Varias legisaciones constitucionzles, entre ellas Ja nuestra de 1857, ad- mitieron Ia doctrina jusnaturalista en detrimento de la concepcién demi nante de la soberania, como se deduce del articulo primero, que en otra covasién comentamos. Doctrinalmente, pues, urgla solucionar 1a cuestid, el conflicto suscitado ‘entre ambas concepciones contradictorias, Fue entonces cuando se elabord cl concepto de “auto-limitacién” para significar que, si bien el poder s0- berano del Estado no reconocia « ningin otto superior a él, en cambio, se imponia 2 si mismo ciertas restricciones en beneficio de los individuos. Fue asi como, abandonando Ia idea jumaturalista, individualista y liberal, por cuanto se refiere a los dereckes del sujeto, nuestra Constitucién vigente, que es el ordenamiento que cristaliza directamente la autodeterminacién popu- Tar, consigné en su articalo primero, como ceckarscién general, el principio de la autolimitacién, al instituir en favor del individuo las garantias que en las preceptos sucesivos otorga. No se trata ya, pues, de reconacer derechos superestatales del hombre, sino de autolimitarse, otorgando a éste las ga- rantias debidas para el desarrollo integral de su personclidad. El concepto de soberania, tal como Yo forjan los autores modernos comm Jelinek, Posada, ctc., se encuentra en todos sus téiminos en nuestra Cons Tiucién de 1917, En efecto, al constituirse el pucblo mexicano en Estado, al darse wna organizaci6n estatal, cl poder o actividad supremos, inhcrenten a @, los refiri6 a la entidad juridica y politica que cred con sustantividad y personalidad propias, reservindess, no obstante, para si, Ia fundamenta- én real de la soberania. Al surgir el Estado mexicano’ con personalidad jusidica y politica propias, como mera forma de creacién artificial (como 4o cs el concepto de la entidad politica “estado” en general), necesariamente se le tuvo que atribuir autoridad, eto es, el podcr indispensable para in con:ceucién de sus fines epcciticas y para el mantenimiento del orden in- terior, andlogamente a lo que sucede cuando se forman socicdades civiles © mercantiles dotadas de propia personalidad. Al nacer el Estado mexicano, Legicamente el pueblo o elemento humano que lo integra devino un factor de su naturaleza, conservando, sin embargo, el poder 0 actividad soci suprema de que €5 depositario, Tin el terreno Kgico (no en el hist6rico, qu muchas yeces ¢s comtrario al primero), un elemento real, el pueblo a Ia nacién, al que como tal corresponde un determinado poder 9 actividad so- berancs, cedié la titularidad de exe poder o actividad a la entidad artificial que cre6, detindole de sustantividad 0 personalidad propias. Por consi- guiente, podemos decir que la soberania © poder soberane cotresponde al Estado mexicano (forma politica y juridica artificial) por atribueién que de ella le hizo el pueblo o nacién mexicana, en los cuales subsiste su funds- mentacidn real. Implicando, por ende, el Estado una forma juridica y po- TAS GARANTIAS INDIVIDUALES 159 Iitica come persona moral de Derecho Piblico, al igual que las personas morales de Derecho Privado, en sus respectives casos de consideraciéa. ju- Fidiea, resulta que, como étas, es titular de una actividad o poder que en. realidad corresponde a sus miembros humanot, o sea, el pueblo, Pues bien, Ja fundamentarién real de ln soberania, como poder social supremo, que ficticiamente se impta al Estado, que et la forma en que se organiza politica y juridicamente una sceiedad humana, te atribuye por ¢l articulo 39 constitucional al pueblo mexicano, atribucién que reproduce las consideraciones Idgicas que acabames de hacer. En efecto, dice el citado Precepto textualmente: “La sobcranla nacional reside esencial y originaria- mente en el pueblo. Todo poder piiblice dimana del pueblo y se instituye para heneficio de éte. El pucble tiene en todo ticmpo el inalienable de- echo de altecar o modificar la forma de su gobiemo.” Fécilmente se des- pprende del contenido de tal articulo, que Ta primera parte alude a la fun damentacién 0 radicacién populares de la soberania, principalmente cuando emplea los adverbios esencial y originariamente. El primero de ellos implica ‘que la soberanta es consubstancial y concomitante al pueblo, o sea que éte tiene como atributo de esencia el ser sokerano, que est4 dotado de potestad suprema, Por otra parte, la palabra “originariamente” significa que ¢5 el pueblo quien, en principio y de manera esencial, es el tinico sujeto real de Ia soberania, pero que, cn atencién a circunstancias de indole prictiea, no puede desempefiarla dentro de la organizacién estatel por si mismo, por Jo que se ve cn la precision de delegar ou ejercicio en érganos por él ereades expresamente, los cuales desplicgan el poder soberzno popular en forma de- rivada, En estes términos, pues, debe interpretarse el articulo 41 de la Cons de 17, que a la letra dice: “EL pueblo cjerce su scberanfa por medio de los Poderes de la Unin, en los casos de competencia de éstes, y Por los de les Estados, en lo que toca a sus regimenes interiores, en los términos respectivamente estableridos por Ja presente Constitucién Federal ¥ las particutares de los Estados, las que en ningiin caso podréin contra- venir las estipulaciones del Pacto Feceral.” La segunda parte del articulo 39 constitncional implicitamente contiene Ja atribucién que de la soberanfa hace el pueblo en favor de la entidad Estado por él creada. Dfectivamente, al establecerse que “todo poder pu- blico dimana del pueblo”, se estd sobreentendicndo que dicho poder, 0 sca la actividad del Estado, es fruto de una imputacién que hace a éste el pue- blo, pucs no otra es la interpretacién que debe darse al término “dimana”, que equivale a la circunstancia de que el poder piblico con que esth in’ vostida Ja entidad estatal procede precisamente de sx sustrato humano real, que es el pueblo, 0, como dijeran Ios revolucionarios franceses de 1789, catre dos Sieyes, la nacién, La tercera parte del articulo gue comentamas expresa el cardcter de inalienabilided de la scberanfa, es decir, considera a &ta como inseparable 160 LAS CARANTIAS INDIVIDUALES del pueblo, inherente a ééte, de lo que se conchuye Ja imposibilidad de dele- sgacién de Ia potestad soberana en cuanto tal, pues lo que se confiere a los ‘rganos autoritarios es su ejercicio, como ya dijimos. Las facaltades de antodeterminacién y de autolimitacion, que son las capacidades siempre coexistentes de} concepto de scberanfa popular y que patticipan, por ende, de su cardcter de inalicnabitidad, también estén im- plicadas en nuestro orden constitucional, En efecto, siendo lz Consticucién la Ley Fundamental que establece primordialmente la organizaciin del Es- tado y el funcionamiento, airibuciones, etc., de los é:ganos © autoridades supremos de que est& compucsto su gobicmo, resulta que toda clla, por sf misma, traduce en normacin positiva la facultad de autedeterminacién del pueblo investido de soberania, lo que se correbora por el contenido dis- pasitivo del articulo 40, que dice: “Es voluntad del pueblo mexicano cons- tituirse en una Repiblica representativa, democritiea y federal, compuesta de Estados libres y soberanos en todo lo que concicme a su régimen interior; ero unidos en una federacién establecida segtin los principios de esta ley.” En cuanto a la facultad de autolimitacién, éta se encuentra prevista, a modo de declaracién inicial general, en el articulo primero constitucional que contiene el otorgamiento de gerantias individuales que el pueblo hace a Jos habitantes del Estado mexicano por medio de Ja Constitucién. Con- siguientemente, som los derechos piiblicot individuales los factores o elemen- tes en que se conereta Ia autelimitacién popular, al reputarlos como diques 1u obstéculos a la actuacién arbitraria ¢ ilegal de los érganas autoritarios, por conducto de ios cuales se desempefia a soberania del pueblo. Ademés, dentro de un régimen de Iegalidad como es o pretende ser, al menos teérica mecate, cl aucstro, la autclimitacion se cantiene en todo el Derecho Fesitivo, que eel que complementa o secunda las garantias constitucionales, clasificadas generalmente en garantias concemientes a la libertad, a la igualdad, a la propiedad y a la seguridad, la que propiamente equivale a la de legalidad, por significar el conjunto de medios juridicos de prevervacién de las anterio res, dentro de los euales deseuella Ia existencia de ta ley.®* ‘La autolimitacién, que es una de las eapacidades propias de Ja sobera- nia, implica uma restriccién a la actividad del Estado introductia por et orden juridice. Ahora bien, como el Estado carece de sustantividad psico- fisica, no estando dotado, por tanto, de una voluntad biclégica, necesaria- mente tiene que actuar mediante representantes 0 agentes que se Haman au- toridades, establecidas por In norma jurfdica y cuyo conjunto integra cl gobierno estatal. Las wutoridades, pues, representan al Estado; son los ér- ganos de desempefio ce su actividad: por ende, ima autoridad, cualesquiera que sean sus ctribuciones. independientemente dr Ta indole de sus funcio- “0 Esta autolimitacin os, desde Iuego, temporal o relative, putsio que la obligacibn de observarla por parte del Fstado subsite on tanto que el pucble, deporiiaris seal de le scbrrania, vo decida modificac el orden juridico en que aguella se express, LAS GARANTIAS INDIVIDUALES. 161 nes, nunca obra “motu proprio”, sino siempre en representacion del Esta- do como persona juridica y del pueblo como realidad social o on efercicio debido © indebide de una funcién estatal, En cousecuencia, ninguna en- tidad autoritaria es depositaria o titular del poder soberano; a ella s6lo le corresponde su ejercicio de acuerdo con el Ambito de competencia que la ley le impute. Pues bien, sies el propio Estado el que se autolimita en cuanto al poder que Ie ¢s inherente para cumplir sus fines, evidentemente que esta auto- acion se traduce en una serie de restricciones juridicas impuevtas a la actividad de lar autoridades estalales, Por tal motivo, la soberanfa, por lo que ve al Estado, implica una autolimitacién en los términos ya indicados, ¥ por lo que concicrne a las autoridades, una limitacién a su actividad desplegada on ejercicio del poder estatal. Por otra parte, ¢ independicntemente de las consideraciones anteriores, Jae garantias individuales, que con mejor denominacién deben amarse “garanties del gobernado”, denotan esencialmente el principio de seguridad juridica inherente a todo régimen democeitico. Dicho principio no es sino ‘l de juridicidad que implica Ja obligacin ineludible de todas les autorida- des del Estado en el sentido ce someter sus actes al Derecho. Siguiendo ea idea, puede afirmarse que las invocadas garantias son la expresién fundamental y suprema ce los dos principies aludidos, sin cuya consagracién, s¢ propicia y estimula la entronizacion de Ia autocracia, de Ia dictadura 0 de Ta Granta. No es posible, en efecto, concebir siquiera ningin sistema juridico sin Ja seguridad que entrafian I2s garantias en favor de todo go- bernado, por lo que su institucién es el elemento indispensable para im- plantar y mantener el orden jurdico en cualquier pais, con prescindencia de Is estructura socio-cconéimica y politica que cada uno de los pucblos del orbe adopte, La abolicién o la no consagracién de las mencionadas. garan- ‘ias signiticaria la destruccién de todo cl Derecho, fenémenos que, a su vez, atentan contra Ia libertad y Ia justicia, como aspiraciones permanentes de todas las naciones del mundo. IL. nrvensas acErcoNES DEL coNcEPTO “Gaxantia” Parece ser que la palabra “garantia” proviene del témino anglosajén “warranty” 0 “warantie”, que significa la accién de asegurar, proteger, de- fender o salvaguardar (to warrant), por lo que tiene una connotacién muy amplia, “Garantia” equivale, pues,” en su sentido lato, a “aseguramiento” © “afianzamiento”, pudiendo denotar también “proteccién”, “respaldo”, “de- fensa”, “salvaguardia” 0 “apoyo”. Juridicamente, el vocablo y el concepto “garantiz”” se originaron

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