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EL LEGENDARIO ORIGEN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD

Por: ISABEL MARTÍNEZ PITA

Una de las escasas tradiciones que el cristianismo permitió sobrevivir entre las
costumbres paganas es, precisamente, la del Árbol de Navidad, que hoy en día y desde
hace muchos años se ha instaurado como un elemento más imprescindible entre los
adornos, con los que engalanamos los días navideños. Sin embargo, su origen se
remonta a la época de los celtas, donde era considerado un elemento sagrado de la
naturaleza.

Se sabe del uso del árbol, adornado y venerado por los druidas de centro-europa, cuyas
creencias giraban en torno a la sacralización de todos los elementos de la naturaleza.
Estos pueblos celebraban el cumpleaños de uno de sus dioses adornando un árbol
perenne, coincidiendo en cercanía con la fecha de la Navidad cristiana.

El árbol tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo), en cuya copa se hallaba
el cielo, Asgard y el Valhalla; mientras que en las raíces profundas se encontraba el
infierno.

SAN BONIFACIO, EL HOMBRE QUE QUISO QUITAR EL ÁRBOL

San Bonifacio, uno de los grandes misioneros de los primeros tiempos del cristianismo
extendió su labor evangelizadora por Europa, donde halló el culto a estos árboles. Entre
sus cometidos se encontraba el de eliminar los símbolos paganos, y uno de ellos decidió
que debía ser el árbol venerado.

Se cuenta que San Bonifacio, ante la mirada de los germanos tomó un hacha y cortó el
árbol y en su lugar plantó un pino, símbolo perenne del amor perenne de Dios, lo
adornó con manzanas y con velas; el significado es claro, las manzanas simbolizan las
tentaciones y las velas representaban la luz de Cristo que ilumina el mundo. A medida
que pasó el tiempo, estos símbolos se fueron transformando en esferas y otros adornos.

Sin embargo, es difícil conocer exactamente cuándo comenzaron a utilizarse los adornos
de Navidad, aunque se tiene el dato de que en el año 200 ya fue denunciado el uso de
árboles en estas fechas, de forma pagana. Pero la labor de San Bonifacio parece que
prosperó y no se vuelve a tener constancia de su uso navideño hasta siglos después.

El dato que más se acerca a la actualidad se registra en la Alemania del siglo XVII. En
1605, un árbol fue decorado para ambientar el frío de la Navidad, costumbre que se
difundió por todo el mundo. El Árbol de Navidad llegó a Finlandia en el año 1800; en
Inglaterra en 1829, y fue el príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria quien ordenó
adornar el castillo de Windsor con un árbol navideño en 1841.

De Inglaterra pasó directamente a Estados Unidos en tiempo de la colonización. August


Imgrand, un hombre de Ohio, fue quien instaló el primer árbol navideño en 1847, desde
entonces es este país el que ha abanderado la instalación de adornos por Navidad.
ASPECTOS SIMBÓLICOS DEL ÁRBOL

Los árboles han tenido a lo largo de la historia un significado muy especial y


encontramos que en todas las culturas poseen distintos aspectos simbólicos que pueden
ser antropológicos, místicos y poéticos. La idea extendida de los aspectos benéficos de
los árboles para el hombre ha dado lugar a distintas leyendas e, incluso, a relacionarlo
con sentidos mágicos y rituales.

La principal es la que comparte en varias culturas para las que el árbol representa el
medio y la unión del cielo y la tierra: ahonda sus raíces en la tierra y se levanta hacia el
cielo, por ello en ciertas religiones, sobre todo en las orientales, el árbol es signo de
encuentro con lo sagrado, el punto de encuentro entre la divinidad y el hombre.

Otros de los significados ampliamente extendidos sobre los atributos mágicos del árbol
están concernidos a la fecundidad, el crecimiento, la sabiduría y la longevidad. En
culturas americanas existen legendarios árboles sagrados como sagrados eran para los
druidas muchos de los árboles de sus bosques, alrededor de los cuales celebraban sus
rituales para entrar en contacto con Dios.

En el cristianismo se asocia fundamentalmente para explicar el misterio de la


encarnación del hijo de Dios para salvar al hombre.

En primer lugar se asocia el árbol de Navidad con el árbol de la vida, que Dios había
dispuesto en medio del jardín del Edén y que después de la caída desaparece; la fruta,
los adornos y las luces recuerdan las gracias y dones que el hombre tenía cuando vivía
en el Paraíso en completa amistad con Dios.

Por el nacimiento de Cristo, los hombres renacen y tienen acceso a la plenitud de la


vida. El Árbol de Navidad simboliza la recuperación por parte del hombre de dichos
dones.

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