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4 db joe” 4 José Gaos Biblioteca Iberoamericana ue En torno j ene ala filosofia mexicana Alianza Editorial Mexicana 187727 Primera edicién, mayo de 1980 ‘© 1980 Alianza Faitorial Mexicana, S.A. José Morin 93-14, México 18, D.F. Queda hecho el depésito que marca ta ley ISBN 968-600-018 Impreso en México: «*" Printed in Mexico * JOSE GAOS, ESPANOL TRANSTERRADO. vs Ee F7 Era ya avanzada la tarde det diez de junio de 1969, me encontraba en mis oficinas de la Direccién de la Facultad de Filosofia y Letras de la Universidad Nacional, cuando una Wamada de teléfono me informaba, sn forma escueta y dolorosa, que el maestro José Gaos acababa de mmorir, Moria en un sal6n de El Colegio de México, en donde presidia el sxamen de grado de uno de sus miltiples disetpulos, Habia ya termi- nado el examen, pero s6lo alcanzé a firmar el original del acta de dicho examen, el corazén volvid a fallarte pero, en esta ocasién, en forma definitiva. Pese a su ya crénica enfermedad eardiaca la noticia parecta absurda, imposible, quizd porque piensa uno que personas como el inaestro Gaos no podéan o no debian morir. Por la mariana de ese mismo dia, en un cubiculo que me facilitaba El Colegio de México para poder trabajar, sin interrupciones, alguno de mis libros, habia recibido la visita del maestro, Como si presintiese su fin, habia dicho a un profesor de mi Facultad que esperaba para plan- fearme wn problema, que le dejase pasar, porque tenia prisa, con pala- bras que éste no ha olvidado después. “Déjeme pasar, usted tiene tiempo, yo no lo tengo”. Hablamos cerca de una hora, sobre su obra y sobre lo que queria se hiciese con ella, y quién deberia hacerlo. Parte de esto quedé escrito en un testamento manuscrito del que me entregd una i Hablo de su regreso a la Facultad de Filosofia y Letras, que dejado como protesta ante graves sucesos que surgieron en la rsidad en 1966.9 frente a los cuales y como solidaridad con uno | amigos que habia sido victima de ios mismos, el rector Ignacio 8 Leopoldo Zea’ Chévez, habia renunciado, “Quiero que quede claro Zea —me dijo— que or usted hubiera querido quedarme. Usted sabe lo que para mi signi- fied su eleccién como Director de la Facultad. Pero también estaba de por medio mi lealtad a un extraordinario universitario,” ‘‘La Universi- dad, pese a esta mi actitud —agregd—, me ha mantenidio en mi situacién como Maestro Emérito no aceptando mi renuncia, y ha tomado mi ausencia como el derecho que tienen los Eméritos a programar sus actividades dentro o fuera de la Universidad. He seguido, en efecto, trabajando, Pero quiero volver a la Facultad, extraito mucho a los jéve- nes de filosofia, pese a que aqui he encontrado extraordinarios jovenes en el campo de ia historia, Creo que podré conjugar estos dos afectos.” “No sé cuinto aguante este corazén, espero, al menos, llegar a los seten- ta altos.” Gaos habia nacido con el siglo, como él solia recordar, le faltaban solo unos meses. “Le responsabilizo —agreg6 casi al terminar— 4@ que mi obra, que no puedo por mt mismo juzgar, sea conocida, Para ‘mi, buena o mala, es ta culminacién de ésta mi accidentada existencia,”” A diez aiios de su muerte, la obra de José Gaos, por si misma ha ‘mostrado sus alcances. Con Gaos cabe repetir aquellas palabras en las que la Biblia habla de la muerte de Job: “Y teg6 a la vejez ya la muerte, como el trigo que se corta a su tiempo.” Sus hijos intelectuales, » los hijos de sus hijos se reprodujeron. Su simiente en los afios que han seguido a su muerte ha aleanzado extraordinaria riqueza. Las inquietu- des que él sembrd, al ser enviado al éxodo como parte de esa gigantesca didspora a que se vié obligada una gran parte de la Espana al término de a Guerra Civil han dado grandes frutos. A través de este éxodo, Espafta, por la via més dolorosa, volvié a prolongarse por la América que los Cortés, los Pizarro, los Ponce de Leén y tantos otros, incorporaron a Espana. Pero ahora era Espafa la que se incorporaba a esta América Por ello José Gaos cred una palabra que daba sentido a este hecho: transtierro. La Espafia obligada al éxodo del que fuera el centro de un gran imperio, se transterraba a México, Argentina, Peri, Venezuela, a toda esta América que era parte de la misma Espafa, El asturiano José Gaos ventaa México como antes habia ido a Zaragoza y Madrid. La misma tierra espaftola, el mismo mundo, la misma lengua y cultura. Los jéve- nes discipulos de Zaragoza y Madrid no se distingutan de los discipulos de México. No habia destierro, solo transtierro. Gaos hacia suyo, como espaitol, lo que en vano los espaftoles de América habtan reclamado ala Espaiia peninsular antes de decidir su ruptura e independencia, El transterrado José Gaos paso, sin problema alguno, a “empatriar- se” a esta parte de Hispanoamérica, México; empatridndose, igualmente con toda esta América, como lo demostraré su obra. Esta era su Amé- rica, como era también su Espafa. Por ello no vivid en México como en José Gaos, espaftoltransterrado 9 un lugar de trénsito, sino como algo definitivo. “Vengo a sentar mis tiendas”, dijo en alguna ocasion. “A trabajar aqué definitivamente si nada me arroja como me arrojé de Ia Peninsula.” Gaos legs a México en 1938, iniciando de inmediato su extraordinario magisterio. Con Gaos Megaba también una pléyade de espafioles que, como él, plantaron sus tiendas para empatriarse en América. Tratan consigo las preocupaciones de la Peninsula y el deseo de darles solucion en esta prolongacién de su Espatia, Gaos trata los problemas que se plantearon a sus maestros, como José Ortega y Gasset y a los que fueran sus condiscfpulos. La preocupacién de la Espaiia empertada en el destinde ce su propia identt- dad, Una identidad puesta en entredicho por una Europa de la que se sentéa parte, pero que se empefiaba en marginarla, en mariteneria al otro lado de tos Pirineos. Espaita, sin embargo, tenia, al otro lado del Atlintico, un extraordi- nario complemento, pero frente al cual se mantenia extrafta, preocu- pada por su relacién con Europa. Gaos, y con Gaos los que seriamos sus discipulos, nos ibamos a encontrar con que el problema espaiiol era también el problema de esta nuestra América, El problema de un mun- do una y otra vez marginado por Europa, por el mundo llamado occ dental y al cual en vano habiamos tratado de pertenecer en un empefto que acabaria por ocultar y anular nuestra propia identidad. El emperto ‘que llevé a los hispanoamericanos a renunciar a si mismos; a renuniciar a su pasado, a su historia, a lo que habtan sido para ser distintos de lo que eran. De donde Gaos deduciria esa especial filosofia de ta historia de estos nuestros pueblos, como “el esfuerzo por deshacerse del pasado y rehacerse segtin un presente extrafio”, en vez de “rehacerse segtin el pasado y presente mds propios con vistas al més propio futuro”. Gaos ‘mostraria que la conciencia de esta situacién habia estado presente en los grandes maestros de esta América, los Rod6, los Marti, los Vascon- eelos y tantos otros. Preocupacién que volvta a renacer, ahora mo tivada por el maestro transterrado y que, al decir de-él mismo, estaba dando origen a la filosofta anhelada por espaftoles y americanos. Una filosofia propia, una flosofia que enfrentase y resolviese los problemas de estos hombres. Y esto era ya posible, agregaba, visto desde lo que el lamé “una nueva filosofia de la historia de Hispanoameérica”. De este encuentro con América y los problemas de ideniidad que, como a Espafia, se le plantean, hablo Gaos diciendo: “Sabiamos de la América Espanola, pero qué diferente es vivir su vastedad y diversidad en el presente, su profundidad y complejidad por el pasado, .. Pero nosotros habtfamos iniciado ya en Esparia la actividad de que estoy tratando, Es que la reivindicacion de los valores espafioles habia empe- zado en Expafia, movilizada justamente por la conciencia de su valer.” 10 Leopoldo Zea “Por fortuna, lo que hay de espafiol en esta Ameérica nos ha permitido conciliar ta reivindicacion de los valores espafioles y la fidelidad a ellos ccon la adhesin de los americanos.” Lo que los hispanoamericanos estén “exponiendo de st mismos, éno es un tanto la visién de unos emigrados de sf mismos, por encontrarse a si mismos otros que aquellos que sienten el afin de ser?” Los mexicanos, los hispanoamericanos, estdn haciendo sobre si mismos algo que los espaftoles venian ya haciendo, “autognosis, con necesidad no s6lo légica, sino més ain vital”. La mis- ‘ma preocupacién que se plantea a un Simén Bolivar cuando se ve obligado, ante la arrogancia metropolitana, a desprenderse de un pa- sado que reclamaba como propio, viéndose obligado a improvisar un presente que le era extrafto todo en vistas a un futuro que dificilmente podria serle ast propio y, si, punto de partida para nuevas dependen cis. {Quiénes somos? , preguntaba El Libertador. (Buropeos? ;Amert: canos? 0 {Una especie media entre unos y otros? Por ello el identifi- carse ante si mismos habia sido y era ei problema de esta América, como lo era, también, para Expat, José Gaos, apenas legado a México, y al encontrarse con el libro del ‘mexicano Samuel Ramos El perfil del hombre y la cultura en México, reconoce en tal obra un esfuerzo semejante al hecho en la Esparia de la que fuera expresion Ortega y él mismo. Escribe sobre el libro rescatéin- dole det “ninguneo” a que le habian sometido quienes, en México, se emperiaban en ser lo que no eran, con olvido de lo propio. Dando al ‘mismo tiempo carta de naturalizacién a un filosofar propio que no tiene or qué seguir glosando filosofemas surgidos de circunstancias ajenas a esta concreta realidad americana. Todo lo cual replanteard en México, en Hispanoamérica, la ya vieja preocupacién iniciada por el argentino Juan Bautista Alberdi, en 1840, sobre la posibilidad o existencia de una filosofia americana, sobre su sentido y sobre su propia problemitica. Este filosofar, del que fuera uno de los adelantados contemporineos Samuel Ramos, acrecentard su volumen e intensidad, inspulsado por José Gaos. Se replantea en México y se extiende al resto de Ia América Latina mds allé de Hispanoamérica, Estudiosos sobre esta América, for- ‘mados en los cursos y seminarios de José Gaos, llevarin sus inquletudes @ otros paises latinoamericanos. Se vuelven asi a replantear interrogantes sobre lo propio de esta América en la historia, la cultura y la misma Itumanidad. Una humanidad puesta en entredicho, una y otra vez, por quienes se presentaban como expresion de lo humano por excelencia, Planteos sobre la propia identidad, a partir de a conciencia sobre mueyas presiones que tenderin, una vez més, a la enajenacion de esta identidad en beneficio de los nuevos centros de poder. En sus cursos y seminarios de El Colegio de México y la Universi- José Gaos, espafiol transterrado dad Nacional, Gaos estimula investigaciones que, a partir de una Historia de las Ideas, se va ya haciendo patente la buscada identidad. Mis propios trabajos y los de otros muchos de los que fueran sus disefpulos y alumnos surgen motivados por el estimulo de este extraor- dinario transterrado. Surgen de una preocupacién comin al maestro y a sus seguidores. La preocupacién por la libertad del hombre y la independencia de sus pueblos, comin a Espaiia y a esta nuesira América. José Gaos hablari, por ello, de una historia conan en la lucha por el logro de esa libertad ¢ independencia, En esta lucha los pueblos de América se habian emancipaio de ta Espaité que impedia que sus hiijos alcanzasen valores que ella habia enarbolado, contra quienes habtan pretendido enajenar sus libertades. Esparia era la iiltima repi bliea que habia de tibrarse de si misma, de To que le habia impedido e impide hacer realidad valores por los cuales habia luchado insistente- mente a lo largo de su historia. “Espana —decta— es lailtima colonia de si misma que queda por hacerse independiente, no sblo espiritual, sino también politicamente,” Es en recuerdo de este hispanoamericano, en el sentido en que lo expresan sus palabras anteriores, que Alianza Editorial Mexicana publi- ca este trabajo. Homenaje que forma parte de otros muchos que, a lo largo de esta América se vienen haciendo para recordar los diez aiios de su muerte, En torno a la filosofia mexicana fie su. aporte a las indagaciones que, por los dias de su publicacién, hicieran varios mexicanos sobre su identilad a partir de la pregunta, ¢Qué es ef mexicano? Respuesta que resulta la necesaria perogrullada: Los mexica- nos son hombres sin mds, y, como todos la hombres, con posibilidades @ impedimentos; pero cuyo conocimiento podré permitir el estimulo de unas y la limitacién de los otros. Este libro es algo mds que un estudio sobre la filosofia mexicana, algo que ha alcanzado validez para preocupaciones semejantes surgidas en el resto de la América Latina. Libro que fue prontamente agotado en su primera edticion y que no habia sido reeditado; pero que aleanzé a ser conocidlo por otros muchos latinoamericanos que hicieron de él punto de partida de sus reflexiones sobre la problemdtica expresa en el mismo. Una problemética que ahora es ya atendila y reconocida en los mismos centros de la cultura que a si ‘misma se titula universal, en Europa y los Estados Unidos. A este trabajo se agrega un Apéndice, el cual contiene importantes puntos de vista de Gaos sobre quienes trabajaban en este mismo campo, animados por la misma preocupacién. Puntos de vista que complemen- tan su libro, Anélisis de libros como el de Samuel Ramos de que hablamos, de Alfonso Reyes y otros. Cartas sobre un libro mio y uno de Edmundo O'Gorman, ambos cercanos a su magisterio, Un trozo de

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