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MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA FAMILIA
MATERIA: ESTUDIO DE CASO
PROFESORA: MARIANA ROSETTE
ALUMNA: CLAUDIA ELIZABETH OROZCO GALINDO
Reporte del Análisis de Caso Los Picapiedra
I. DESCRIPCIÓN DEL CASO
Ficha de identificación
Nombre: “Pedro Picapiedra”
Edad: 42 años
Estado civil: Casado
Escolaridad: Contador
Ocupación: Contador en una Compañía de la Ciudad de México
Domicilio: Cd. de México
Nombre de la esposa: “Vilma Picapiedra”
Edad: 40 años
Ocupación: Mercadóloga, ahora es profesora de Inglés
Domicilio: San Juan del Río, Querétaro
Número de hijos: “Pebbles” quien murió teniendo 12 años, “Bamm‐Bam” tiene 10
años; la pequeña “Dina” de 7 años.
Impresión general:
“Pedro Picapiedra” se presentó tarde a la sesión en adecuadas condiciones de arreglo
y aliño, su apariencia personal y forma de vestir corresponden a su edad cronológica y
sexo. La manera de conducirse fue de cordialidad y aparente apertura.
Motivo de consulta
Pedro Picapiedra está desolado y busca ayuda porque el 11 de noviembre del 2007 su
familia tuvo un accidente, se incendió su casa a las 3 a.m. El papá logró sacar a la niña
chiquita y al niño de en medio, pero éste con quemaduras de 1° y 2° grado. No pudo
encontrar a la hija mayor a tiempo y murió calcinada. La mamá intentó suicidarse a
partir de esto.
Familiograma
Vilma Pedro
Picapiedra Picapiedra
42
40
Pebbels Bam – Bam
Dina
12
10
7
“Pedro Picapiedra” es contador, trabaja en una compañía constructora en México.
Su percepción del sistema familiar después del accidente es como que “todo está
descompuesto”. A la pregunta: “¿Cómo ves el futuro?” Él respondió: “No busco nada
para mí, si yo tuviera los medios y dinero necesario empezaría por aliviarle a mi hijo la
pena”. Anímicamente se siente por los suelos. Él dice que “sería feliz si hubiera salido
de su casa con sus hijos completitos (…) Estas fechas, para él, a diferencia de otra
gente, son muy tristes”. Su mamá falleció el 23 de diciembre del 2000 y en lugar de
festejar esa Navidad, la estaban velando.
“Vilma Picapiedra” es mercadóloga, pero ahora está dando clases de Inglés en una
Escuela Adventista. Ella vive en Querétaro con sus hijos. Su mamá perdió a uno de sus
hermanos cuando éste tenía más o menos la edad de Pebbels. Un hermano que le
sobrevive tuvo un accidente y está enyesado. Otro hermano estuvo en el hospital
porque no saben qué enfermedad tiene. Vivían en Cuautitlán, a una cuadra de sus
padres, estaban en constante contacto con ellos.
El papel de la Vilma es de ayuda y apoyo, pero hay ciertos momentos en los que se
irrita y salta. Siente rencor y coraje por lo que pasó. Sus rasgos de personalidad
denotan que es una persona perfeccionista. Vilma se intenta suicidar después del
accidente.
Pedro percibe a “Pebbles” como la más parecida a su mamá. Ella era la hija mayor que
falleció en el incendio a la edad de 12 años, acababa de entrar a primero de
secundaria. Era una alumna estudiosa. Su papá dice: “No había días de ocio para ella,
todo tenía que ser escuela”. Ella quería ser pediatra “de las que no cobran”. Era más
apegada a estudiar que al juego. Era muy generosa y líder.
“Bamm‐Bamm” tiene 10 años y sufrió quemaduras de 1° y 2° grado en el incendio
donde su hermana mayor perdió la vida. Estuvo 40 días internado del hospital. En
esta estancia, él preguntaba por Pebbels y sus padres le mantuvieron oculto su muerte
por no querer empeorarlo en su estado. Él era muy amante de los pajaritos y perdió
todo, su papá dice que “todo se le fue”.
Su papá dice: “el niño está muy mal todavía, con quemaduras de primero y segundo
grado, estuvo a punto de perder sus manos, la cara está totalmente quemada”. Le
hicieron injertos de las piernas para poder salvarle el movimiento de las manos. Fue
sometido a muchas operaciones. Ahora ya tiene movimiento en las manos y,
apoyados por un doctor, lograron piel cultivada. Ahora le hacen curaciones 3 veces al
día, las cuales son muy dolorosas. Las cicatrices que se le están formando son feas y
gruesas. Tiene que usar tela comprimida como máscara para que las cicatrices no le
deformen la cara”. Ellos fueron a un hospital especializado en quemaduras en una
fundación de E.U.A. en Galvesthon, será operado en enero o febrero.
Su papá opina que “ya no puede vivir su niñez, se la cortaron. Aunque, últimamente
trata de tomar todas las cosas con optimismo”. Su papá lo percibe como “muy
optimista”. El niño trata de demostrar que él puede hacer las cosas.
La hija menor de aproximadamente 7 años, “Dina” no salió físicamente afectada por el
incendio, por lo que los papás Picapiedra perciben que está “súper bien (…) Al principio
se mantuvo muy entera, como si hubiera hecho una barrera de lo que pasó”. Cuando
su hermano salió del hospital ella se puso contenta pues lo extrañaba y siempre
preguntaba por él. Tres meses después de eso, reaccionó de una forma agresiva.
Antecedentes
Los Picapiedra piensan que alguien provocó el incidente, puesto que antes les habían
robado un carro. Pedro dice que su “casa estaba cerrada toda con chapa, aún así
forzaron la puerta y se metieron; para borrar su crimen, incendiaron la casa. Hay
todos los indicios de un robo, NO un corto circuito” (como lo dictaminaron los peritos).
Él trató de apagar el fuego, pero “estaba muy fuerte”. Quienes realmente apagaron el
incendio fueron los vecinos, más que el servicio público. Entonces no fueron los
bomberos quienes encontraron a Pebbels, sino que fue su papá. Se llevaron a la
esposa por intoxicación por el humo y al hijo por quemaduras en una ambulancia. A él
lo detuvieron para averiguaciones.
Ellos perciben que la gente que se metió a robar e incendiar su casa “pasan y se mofan
de ellos”. La familia levantó una denuncia, pero no pasó nada con los delincuentes.
Pedro dijo que: “toda la gente en la colonia sabe ellos que se dedican a robar y son
drogadictos, pero están protegidos por las autoridades. El error está en los papás de
estas personas, nunca les pusieron límites”. Cuando él fue directamente con el
presidente municipal, la respuesta de éste fue que “hicieran una colecta para comprar
una patrulla y así vigilar su casa”. Pedro percibe esta contestación como “estúpida”.
Perdieron todo por el incendio, estuvieron viviendo con la suegra, pero “no
aguantaron mucho tiempo”. Al mismo tiempo tomaron sesiones para superar la
situación vivida con un tanatólogo, quien les trató de ayudar para que se desahogaran.
Los miembros de la familia Picapiedra presentan miedo a la oscuridad e inseguridad
por la delincuencia del Área Metropolitana, por lo último decidieron irse a vivir a
provincia.
La familia Picapiedra se percibe a sí misma como que no tenían problemas de ningún
tipo, estaban todos orgullosos de su hija mayor, puesto que era muy estudiosa, antes
tenían “mucha felicidad”.
Situación actual
Su casa de Cuautitlán se quedó en ruinas, ahora están en proceso de terminar de
reconstruirla para venderla. Vilma ya no quiere regresar. Pedro percibe que “ella no
ha superado la etapa de lo que pasó, de lo vivido ahí”.
Hoy en día, Pedro vive solo en México, únicamente ve a su familia los fines de semana
porque él va para provincia. Él dice que “ha estado buscando la manera de ir a
provincia con su familia, pero el sueldo de su trabajo no se lo permite”. Cuando va a
visitarlos trata de estar el mayor tiempo posible con ellos: viernes, sábados y
domingos.
La casa donde viven Vilma y sus hijos está muy cerca de su familia extensa, quienes los
apoyan mucho. El lugar donde están es muy seguro, es cerrado. Pedro dice que
“cualquier cosa que necesite su familia, su hermano (que vive a 5 calles) estará ahí
presente”. Su sobrino vive a 5 o 6 casas y su otra sobrina vive a una calle atrás.
Los niños cambiaron de escuela, al principio ellos tomaron el cambio de una manera
renuente. Pedro comentó: “Los niños son muy crueles, cuando regresó a la escuela,
sus amigos lo recibieron con gusto, pero no falta el niño que le dijo comentarios
hirientes”.
Ahora siempre que toman una decisión es entre los 4. Desearían volver a vivir como
familia integrada, pero ahora están separados por la cuestión económica.
II. ANÁLISIS INTERDISCIPLINARIO DEL CASO
Porque otros que sufrieron primero crecieron después desde el dolor.
‐Marta Bujó, No todo es dolor
Para pretender dar una ayuda a la familia “Picapiedra” se hace un estudio
interdisciplinario analizando los siguientes puntos:
1) El duelo por las pérdidas de la familia, desde las más evidentes (el fallecimiento
de Pebbles) hasta las que se han pasado inadvertidas (cambio de casa, de
escuela, separación de hecho de lo Pedro y Vilma). Desde varios puntos de
vista: el psicológico, el filosófico, el pedagógico, teológico, y de la bioética.
2) El encuentro como ciclo vital de la familia desde un punto de vista psicológico,
antropológico y teológico.
3) Los procedimientos legales a partir del incidente en cuestión desde una
perspectiva del derecho familiar y psicológico.
Los puntos arriba descritos no pretenden ser exhaustivos del análisis a continuación
presentado; sin embargo, dan una perspectiva grosso modo de este trabajo.
DUELO
La etimología desglosa la palabra “duelo” en tres acepciones. (Bucay, 2008, 394)
Primero, entendiéndolo como “dwell” (batalla o pelea en inglés); en seguida como
“dolos” (engaño, estafa, falsedad) y “dolor” (pena del cuerpo y alma). En pocas
palabras, el “duelo es el doloroso proceso normal de elaboración de una pérdida,
tendiente a la adaptación y armonización de nuestra situación interna y externa frente
a una nueva realidad”. (Bucay, 2008, 403)
El duelo se puede clasificar en dos grandes grupos: normal y patológico. El primero
tiene diferentes etapas explicadas en el recuadro de abajo. (Bucay, 2008, 394) El
segundo es la interrupción del primero de manera voluntaria o no provocado por
debilidad de la fuerza yoica. Se hablará de los duelos patológicos más adelante.
Es importante hacer algunas anotaciones antes de continuar con la enumeración y
descripción de las etapas aterrizadas a esta familia en particular. Dado que su pérdida
fue accidental y dramática, el proceso de duelo será más complicado. Otros factores
que dificultan estos procesos en cada uno de los miembros de la familia son:
“intensidad de apego al difunto, intensidad del shock inicial, presencia/ausencia de la
aflicción anticipatoria, características del sobreviviente, crisis concurrentes,
disponibilidad de apoyo social, características de la muerte, situación socioeconómica
y religiosidad (…) Es por eso que todos se recuperarán en tiempos diferentes”. (Bucay,
2008, 440)
Ahora bien, el duelo por la pérdida de un hijo es de los más difíciles de superar, por
ser un hecho antinatural, ni siquiera existe una palabra para definirlo (como viudez,
orfandad, etc.).
Cada uno de los miembros sobrevivientes de la familia Picapiedra va a elaborar un
duelo diferente por su edad, su sexo, su vínculo con Pebbels, etc. De esto se hablará
más adelante, después de haber descrito las etapas en general.
Es preciso indicar aquí que las etapas en las que se basó para el análisis de la Familia
Picapiedra difieren un poco, en cuanto a terminología, de las descritas por la Dra. E.
Kubler Ross (Berti, 2001), quien divide las etapas del duelo en 6 fases: 1) negación y
aislamiento; 2) Ira, 3) Pacto; 4) Depresión; 5) Aceptación; 6) Esperanza. Jorge Bucay, el
autor en el que se basa el presente trabajo divide la primera etapa de Kubler Ross en
dos: Incredulidad y Regresión. Y así su tercera etapa es la segunda de la doctora. La
cuarta etapa de Bucay tiene algunos rasgos de la segunda de Kubler, puesto que se
refiere a sentimientos de culpa o vergüenza. La quinta etapa de Bucay es igual a la
cuarta de Kubler, aunque tienen diferente nombre: desolación y depresión
respectivamente. Las últimas etapas de Bucay, fecundidad y aceptación son parecidas
a las de Kubler: Aceptación y Esperanza.
ETAPA DESCRIPCIÓN DE SÍNTOMAS EN LA FAMILIA “PICAPIEDRA”
SÍNTOMAS
Incredulidad Parálisis, negación y A aproximadamente un año del duelo, se piensa que, por los síntomas
confusión presentados en las diversas entrevistas vistas, la familia en general sigue
en una etapa de incredulidad, presentando parálisis ante la pérdida
evidente, negación de las otras pérdidas y confusión ante el cómo
reaccionar después del incendio puesto que desconfían de la realidad y
piensan que no fue un accidente, sino un acto ilícito provocado.
La hija menor, Dina, “está como si no hubiera pasado nada, paralizada en
esta situación; en realidad, negando todo lo acontecido porque no sabe
cómo procesarlo”. (Bucay 2008, 421)
Regresión Llanto explosivo, Al parecer, los miembros de la familia Picapiedra tienen dificultades al
berrinche, afrontar sus sentimientos y su dolor. A parecer, no están “reconciliados
desesperación con la realidad” (Polo, 2006, 196) Es decir, pasan sus días no poniéndole
interés a su vida misma. “Un padre que no está reconciliado con la
realidad, quien está descontento de sí mismo, está en malas condiciones
para educar correctamente a sus hijos” (Polo, 2006, 197).
Furia Con el causante de la La familia Picapiedra está enojada con las autoridades porque, a su
muerte, con el muerto parecer, éstas no han hecho nada al respecto del incendio. Ellos se
por abandono perciben como abandonados por una autoridad que no se hace cargo de
su dolor. Buscan a la autoridad como descarga de sentimientos de enojo
por su responsabilidad mal acogida.
Están enojados con Dios o con la vida misma.
Culpa Por no haber podido Psicológicamente hablando, esta figura de autoridad es una proyección
salvar, por lo que no de su misma impotencia como “autoridad de la casa” al no haber podido
hicimos. salvar a Pebbels.
Existen fantasías omnipotentes de parte de Pedro al decretar que él
hubiera podido salvar a Pebbels.
ETAPA DESCRIPCIÓN DE SÍNTOMAS EN LA FAMILIA “PICAPIEDRA”
SÍNTOMAS
Desolación Impotencia, Dentro de esta etapa se sitúan algunos sentimientos de desolación como
desasosiego, seudo la fantasía de morir, que al mismo tiempo causa a un nivel inconsciente
alucinaciones, ansiedad y culpa. Se entiende que Vilma ha tenido ganas de suicidarse.
idealización, idea de Los niños, muy seguramente, han pensado “y si hubiera sido yo el
ruina muerto”.
Están des‐esperanzados porque “quien se ha muerto en realidad es el
pedacito de (Pebbels) que de alguna manera cada uno lleva dentro”
(Bucay, 2008, 428)
Al elaborar el accidente, los padres tienen la alucinación de que pasaron
varias cosas que apuntan a que fue un delito, en lugar de un accidente
(como por ejemplo la mochila tirada en la entrada).
Dentro de esta etapa se puede caer en la idealización, que es poner
atributos que no tenía al difunto. Recordar lo bueno que tenía Pebbels
les puede permitir elaborar su dolor, pero si se sobrevaloran, puede caer
en idealización.
Esta imagen sobrevalorada de Pebbels causa que los hermanos que
quedan sean “achicados”.
Fecundidad Acción dedicada, La identificación es “un intento de resolver en mi cabeza lo que no puedo
inspirada, resolver en los hechos” (Bucay, 2008, 430).
identificación
Aceptación Discriminación, “Es entender con el corazón en la mano que el amor no se acaba con la
interiorización muerte” (Bucay, 2008, 414)
En esta etapa se tienen ganas de organizar obras de diferente índole para
ayudar a los demás y de paso a ellos mismos. La discriminación se refiere
a la separación – diferenciación del que vive con el que murió; aceptando
que uno es el que tiene la vida y debe vivirla. La interiorización es un
proceso de que se refiere a la adaptación de una nueva realidad
aceptando que el pasado configura.
“Martín Heidegger, filósofo alemán, asegura que la muerte no solamente
obliga a cada persona a hacer de su vida un proyecto, sino que, además,
ese proyecto está sujeto a un fin, a un tiempo”. (Villalobos, 2003, 145)
Habiendo analizado cada etapa, es prudente hablar acerca de la forma en que vive el
duelo cada uno de los miembros de la familia.
En cuanto a los padres, la bioética nos dice que se debe entender que la psicología
masculina y femenina varia al enfrentarse con algunos momentos difíciles,
especialmente los duelos. (cfr. Bucay, 2008, 483) A continuación una manera didáctica
de hacer presente las diferencias.
Mujeres Hombres
Son capaces de actuar guiadas por Tienden a abstraerse de la visión global
emociones e intuiciones en lugar de refugiándose en el detalle.
someter todo a la tiranía del pensamiento “Los hombres acusan frecuentemente a
lógico. la mujer de meticulosidad o afectación,
“El pensamiento intuitivo es una especia pero la mujer acusa al hombre de
de fulgor intelectual que permite descuido” (Lucas, 2005, 40)
aprehender con un solo acto y en un Tienden a resolver el problema adentro
instante las causas en el efecto”. (Lucas, antes de accionar en el afuera.
2005, 41) Prefieren no hablar sobre el asunto.
Se animan a expresar sus emociones con “Los hombres tienen un pensamiento
autenticidad en lugar de rumiar para más discursivo; es decir, necesitan una
dentro el dolor. larga y atenta elaboración. Además son
“La mujer es, en general, más sensible, más egocéntricos, están inclinados a
afectiva, emotiva, compasiva, tierna y actuar, indagar, buscar, hacerse una
alocéntrica – es decir, que su centro de posición, una reputación como hombres”.
interés es distinto a sí misma” (Lucas, (Lucas, 2005, 41)
2005, 40)
Además, la pérdida de un hijo puede causar ciertas consecuencias graves por un duelo
mal elaborado. “Entre las mujeres se multiplica la incidencia de cáncer de mama, y
entre los hombres la frecuencia de infecciones y accidentes. En algunas estadísticas el
nivel de alteraciones es acusado como el causante de que los padres que han perdido
hijos tengan un mayor índice de mortalidad en los dos primeros años de duelo”.
(Bucay, 2008, 482‐483)
Ahora bien, el duelo en los niños Picapiedra no se ve elaborado. “A la edad pre‐
escolar hasta cumplidos los 9 años, el niño se torna triste, pensativo, agresivo, trata de
llamar la atención, y cree que el ser querido en cualquier momento regresará. Pasados
los 9 años el niño piensa al igual que los adultos que el morir es algo natural, físico,
universal e irreversible; sin embargo, no tiene plena conciencia de la completa
realidad” (Worden, 1996)
La muerte es un proceso natural, una realidad de vida, y son los adultos quienes están
para enseñar estos paradigmas a los niños. Si los adultos no saben cómo manejar sus
sentimientos, mucho menos van a ser capaces de enseñarles a sus niños cómo hacerlo
y ambos (adultos y niños) podrían caer en un bloqueo crónico del dolor. “La
afectividad en el ejemplo es de fundamental importancia, puesto que la admiración y
el cariño hacia uno o ambos cónyuges y hacia los hermanos suele ser factor decisivo
que, junto con la tendencia de imitación de las conductas más próximas, explica el
afincamiento en las conductas familiares como ideales de vida que hay que imitar”.
(Villalobos, 2003, 86‐87)
Los niños son perfectamente sensibles y hasta más despiertos en la percepción que los
adultos, se dan cuenta indudablemente de lo que pasa. “Los niños no reaccionan a la
pérdida de la misma forma que los adultos, y podrán no demostrar sus sentimientos
tan abiertamente. Su comportamiento en general dice más que sus palabras”. (Bucay,
2008, 530) Se hace referencia específicamente aquí de la forma de comportarse de
Dina, la hija menor. Los hijos menores reciben de los padres y de los hermanos (se
puede comprobar desde el ejemplo típico de “heredar ropa de los hermanos
mayores”, hasta libertades, permisos y educación que los hermanos mayores dan a los
menores). Dina perdió una fuente de recursos, su hermana mayor. No se sabe mucho
de esta relación, pero se intuye que a la muerte de Pebbels, “la conciencia familiar vela
porque el sistema se mantenga dentro del orden, esta conciencia no es fácil de
detectar, es participativa y pasa por generaciones hasta lograr el equilibrio, y en algún
momento, otro hermano le da el lugar al que se excluye del alma y pensamiento
consciente”1.
Un padre, como buena autoridad, debe de ser capaz de leer entre líneas lo que sus
hijos le quieren decir. Tanto padre, como madre se deben preguntar si “tienen un
trato afectuoso, verdaderamente cordial, comprensivo, atento, desinteresado,
personalizado, real y eficaz, con una verdadera amistad y confianza respetuosa basada
en cariño y afecto, responsabilidad y generosidad” para con los hijos. (López Ortega,
1994, 48)
En cuanto a los duelos patológicos, hay varios tipos: ausente, conflictivo, retrasado,
desmedido, crónico. (Bucay, 2008, 444) Se piensa que la familia Picapiedra sufre de 3
de estos en varios de sus miembros.
Dina puede tener un duelo ausente, puesto que niega la pérdida en sus actitudes de
tranquilidad, pasividad, y confusión ante el mundo. Nadie le ha enseñado cómo
expresar su dolor.
Bam – Bam puede tener un duelo conflictivo por la cantidad de pérdidas que vive a su
corta edad, tanto externas como internas (pérdida de configuración facial por sus
quemaduras).
Vilma puede tener un duelo desmedido por el intento suicida para mitigar su dolor.
En general, se sostiene que la familia Picapiedra está elaborando un duelo crónico por
los siguientes argumentos:
1) La forma de la muerte de Pebbels y la manera en que perdieron todo lo que
tenían es un factor importante al determinar el previsible grado de salud de un
duelo (Bucay, 2008, 459)
1
Hijos de mayor a menor. Disponible en:
http://www.colombiaaprende.edu.co/html/familia/1597/article‐90833.html
2) Así como también las edades de los niños y la acumulación de múltiples
pérdidas.
3) Su dolor se está convirtiendo en sufrimiento. “Cuanto mayor sea el amor,
mayor puede ser el dolor” (López Ortega, 1994, 110). A continuación una tabla
que puede esclarecer los significados de ambas palabras (cfr. Bucay, 2008, 396‐
397)
Dolor Sufrimiento
Silencioso, solitario, implica aceptación y Dolor hecho crónico
estar en contacto con sentimientos Enfermiza manera de lealtad con los
Irracional porque conecta con la tristeza ausentes
que genera crisis y a su vez cambio Volverse adicto al malestar
Tiene un final Racional, exhibicionista que busca
testigos
Pareciera que no termina nunca
Puede causar depresión
4) A causa de la muerte de Pebbels, sus padres y hermanos presentan varios
síntomas de depresión2: “falta de voluntad, ausencia de iniciativa, falta de
ganas de hacer cosas, tristeza, vacío existencial, culpa, sensación de soledad,
pensamientos pesimistas dominantes, inseguridad (…) fuerte añoranza del
pasado, rigidez de pensamiento y, por supuesto, duelo patológico”. (Bucay,
2008, 397)
5) Presentan síntomas de melancolía, la cual se diferencia del dolor irracional
(pero sano y necesario) por la “pérdida del sentimiento de sí; [es decir], pérdida
del propio yo”. (Bucay, 2008, 399)
Filosóficamente hablando, el tema de la muerte es uno de los más controversiales
porque pone en encrucijada al ser humano acerca de su existencia. La pregunta
“¿moriré yo también?” y la respuesta sobre finitud humana, lo orilla a cambiar
paradigmas de vida y muerte. La antropología nos dice que “la necesidad de morir
pertenece inseparablemente al ser‐en‐el‐mundo; es decir, considerando la condición
corpórea hay que decir que el hombre es además ser‐para‐la‐muerte” (Lucas, Lucas,
2005, 142).
Antes de pasar al siguiente apartado, donde se analizará la etapa del ciclo vital de la
familia Picapiedra, es preciso hablar de otro duelo que no se ha mencionado: la
enfermedad crónica de Bam – Bam. Una enfermedad crónica se define como
“problema de salud de larga duración” (D’Arcy, 2007). Las quemaduras de 1° y 2° grado
lo han marcado de por vida y ahora es preciso que empieza un “proceso de
afrontamiento”. La primera fase del proceso es la reacción de la persona que la
2
Se entiende que el diagnóstico de esta enfermedad psíquica sólo es competencia de los especialistas; sin embargo,
se enlistan algunos síntomas para tenerlos presentes y poder descartarlos.
padece. En este caso, la reacción de Bam – Bam no fue especificada en las entrevistas;
sin embargo, se intuye que fue una no fácil debido a la complicación de las diversas
pérdidas significativas que presentó. La segunda fase consiste en aprender cosas sobre
la enfermedad de tal manera que la situación sea más manejable y asuste menos. La
siguiente fase se trata de “tomar las riendas de la situación” y ser capaz de sentirse
cómodo con tratamientos y herramientas especiales que le ayudarán a tener una vida
en lo que cabe normal.
ENCUENTRO
A familia Picapiedra ha pasado por un evento caótico y totalmente cambiante en sus
vidas, lo que ha provocado que ésta misma se desquebraje aunque estos no sean sus
deseos conscientes. El anhelo de “empezar de nuevo” o “regresar el tiempo como si
nada hubiera pasado” está destruyendo a la pareja de Pedro y de Vilma, y por lo tanto
a la familia en general.
Después de estas pérdidas tan significativas, sólo se tienen los unos a los otros para
poder salir adelante, es por eso vital que se reorganice su sistema familiar de tal
manera que exista un encuentro bien consolidado de la pareja y nuevo contrato
familiar a partir de lo sucedido.
Lauro Estrada comenta que, para entender de una manera más profunda cada fase del
ciclo vital de la familia, se deben analizar 4 áreas de manera transversal (Estrada, 2007,
34‐35):
Área de identidad, donde es necesaria una reorientación interpersonal que
fortalezca el desarrollo de la personalidad, en especial en aspectos super
yoicos. La identidad es “el sentimiento de ser uno mismo” y no es algo estático,
sino dinámico que necesita “alimentación continua”. Es vital que la pareja se
dé un “anclaje emocional mutuamente para resolver problemas edípicos con
los padres y así favorecer relaciones saludables con los mismos hijos”. Además,
si esta área es bien desarrollada, ayudará a la pareja a “elaborar duelos sin
sufrir menoscabo alguno en la importancia del self”. Es decir, teniendo bien
consolidada esta área, la pareja Picapiedra podrá salir avante en su matrimonio
y ayudar a sus hijos a seguir con la vida que tienen. Es preciso identificar el
anclaje emocional que cada uno está formulando. Es posible que con la
separación (México – Querétaro) se esté dando un anclaje equivocado del
padre Pedro, refugiándose en el trabajo más que en su familia con el corazón
roto. Es posible que la tristeza de Vilma la esté inclinando a buscar un anclaje
emocional en el trabajo, en la distancia de su esposo, en sus otros hijos, etc.
La siguiente Área es la de la Sexualidad. El autor destaca que es importante
entenderla como la “búsqueda de armonía para complementar áreas psíquicas
y biológicas (…) prometiendo la maduración del self través de: la reproducción y
el apoyo para resolver conflictos edípicos frente a hijos adolescentes”. Esta
etapa también se refiere a brindar apoyo cuando se presenten disfunciones
sexuales por senectud. Es importante entender “reproducción” no solamente
como fecundidad, sino como “el componente de la sexualidad que indica el
grado o capacidad de cuidar a otros seres vivos” (ALMAS, 2008). En la familia
Picapiedra, es cierto que ahora no tienen a Pebbels, pero siguen teniendo a
Bam – Bam y a Dina. Ellos necesitan más cuidado del que antes se les daba,
puesto que han sufrido igualmente una pérdida anormal a su edad y sin estar
preparados3.
El Área de la Economía es evidente en el momento de dividir labores de
proveedor y cuidador del hogar. Es importante que haya adaptaciones en esta
área en las diferentes etapas del ciclo vital de la familia, de tal manera que haya
un apoyo mutuo. Al parecer, la familia Picapiedra ha hablado de esto
conscientemente y es por ello que están separados ahorita, por el área
económica. Es deseable adentrarse un poco más en los deseos inconscientes
de la separación y la excusa económica para poder resolver de una manera más
nítida el conflicto.
El Área del Fortalecimiento del Yo se refiere a brindarse “ayuda mutua para
aprender los nuevos roles, además de libertad para expresar la propia
personalidad y mantener su propia identidad”. La familia Picapiedra es ella,
una sola contra el mundo que no ha pasado por lo que ellos han pasado. Es en
la misma estructura familiar que ellos encontrarán apoyo para salir adelante.
Ahora bien, teniendo en cuenta estas 4 áreas, se procede a describir la fase del ciclo
vital de la pareja, para poder identificar en la que Los Picapiedra se encuentran. Según
Lauro Estrada, hay 6 fases (Estrada, 2007, 41): desprendimiento, encuentro, hijos,
adolescencia, reencuentro, soledad y muerte.
Se piensa que Pedro y Vilma no han pasado por una fase de Encuentro lo
suficientemente sólida para salir avante en su vida con las pérdidas que han tenido,
puesto que no han reestructurado su contrato matrimonial. El autor nos comenta que
éste está compuesto de “todos aquellos conceptos individuales de naturaleza
consciente e inconsciente que pueden ser expresados verbalmente o en alguna otra
forma (…) obligaciones y deberes, bienes y beneficios” (Estrada, 2007, 70).
Hay obstáculos que impiden que una pareja pueda establecer de manera exitosa un
contrato matrimonial: “por ignorarlo, por plantear dos contratos totalmente diferentes
e incongruentes, por expectaciones imposibles de obtener, porque las fantasías
esperadas sobrepasan por mucho la realidad de lo posible” (Estrada, 2007, 70‐71). Se
piensa que la pareja Picapiedra está pasando por el último obstáculo, ella fantaseaba
con que él rescatara a Pebbels, él se culpa por no haberlo hecho.
3
La filosofía nos dice que prácticamente no podemos estar preparados para la muerte, porque nuestra
esencia es dinámica, aunque anima al ser humano a tener una idea clara sobre ella propiamente. La
pedagogía nos confirma que la muerte debe de ser un reorientación de la propia vida, que le dé sentido
a nuestra existencia.
Para entenderse el contrato matrimonial del cual estamos hablando en este apartado,
es importante analizarlo en 3 niveles: consciente (el que se habla de forma clara y
comprensible); consciente que no se habla (por temor al rechazo o vergüenza);
inconsciente (deseos y necesidades irracionales y contradictorios, desconocidos para la
pareja). Es claro que en la familia Picapiedra, el contrato se está dando sólo en el
primer nivel. Han hablado acerca de las nuevas obligaciones familiares en su nueva
casa, han aclarado quién vivirá con los niños, que los dos tienen que trabajar, etc. Pero
no se han aventurado a hablar acerca de cosas que tienen temor: desde su miedo a la
obscuridad, la inseguridad, la muerte misma. No se ha hablado de la carga emocional y
culpa que se cargan Pedro y Vilma por la muerte de su hija. “Este tipo de muertes
genera grandes culpas y auto‐reproches en el doliente, ya que muchas veces quedan
discusiones sin resolver o peleas, y se culpan por haber estado lejos del ser querido”
(Figley, 1999). Y tampoco se han aventurado en su inconsciente para entender sus
deseos y necesidades irracionales y contradictorias a partir de sus varios duelos. Es
preciso “manejar los miedos para que los hijos puedan seguir creciendo en libertad”.
(Berti, 2001)
La familia Picapiedra está seriamente dañada, su unión está balanceándose y así su
felicidad. Desde a teología, la Carta Encíclica Lumen Gentium indica que la familia está
llamada a ser una “Iglesia Doméstica” y así poder hacer crecer la comunión de amor ya
existente. Es interesante cómo Jean Laffite plantea la participación de la familia en la
misión eclesial, “primero como comunidad y luego como familia misionera con la
puerta abierta a las obras de caridad” (Laffitte, 1997, 125).
Se entiende que la familia Picapiedra es católica y Pedro y Vilma tienen el Sacramento
del Matrimonio. Éste se sabe como un “signo de estado de vida”; es decir, la gracia
obtenida por el Sacramento del Matrimonio en el día de su casamiento, los acompaña
por toda su vida juntos; más aún en los momentos de desolación como en el que están
pasando en estos momentos. Hay esperanza de que esta gracia se aumente al
frecuentar Liturgias, hacer ofrecimientos, hacer oración, y frecuentar la Reconciliación
Sacramental. (Laffitte, 1997, 139). El participar en estas actividades parroquiales y
acercarse con personas católicas los ayudaría a no claudicar en su fe.
PROCEDIMIENTOS LEGALES
En cuanto al proceder legal a partir del incidente, se puede mencionar lo siguiente:
“Acorde con la sistemática jurídico‐penal adoptada, la comprobación del cuerpo del delito
como base del proceso se hará mediante la justificación de los elementos objetivos, subjetivos
y normativos, esenciales y accidentales así como de la culpabilidad del inculpado”. (Capítulo I,
Título tercero)
Es decir, si no hubo elementos suficientes, el peritaje no tenía manera de dictaminar
que el hecho de los Picapiedra fue un delito doloso en lugar de un accidente.
Igualmente, tampoco se pudo haber dicho que fue un robo porque según el Artículo 127
del Código de Procedimientos Legales del Estado de México:
“Cuando no exista prueba directa del apoderamiento, disposición, obtención de la cosa o la
obtención de un lucro indebido, respectivamente, en los delitos de robo, abuso de confianza,
peculado, abigeato y fraude, podrán acreditarse dichos elementos materiales, por alguna o
algunas de las siguientes formas:
I. La preexistencia, propiedad y falta posterior de la cosa materia del delito;
II. Cuando exista prueba de que el indiciado ha tenido en su poder la cosa objeto
material del mismo y que, por sus circunstancias personales, no sea verosímil que la
haya podido adquirir legítimamente, siempre que no justifique la procedencia legal de
aquélla”.
“El cuerpo del delito se tendrá por comprobado cuando se justifique la existencia de los
elementos objetivos del tipo; así como los normativos y los subjetivos, cuando aparezcan
descritos en éste. La probable responsabilidad penal del inculpado, se tendrá por acreditada
cuando de los medios probatorios existentes se pruebe directa o indirectamente su
participación dolosa o culposa y no exista acreditada en su favor alguna otra causa de exclusión
del delito. Respecto de los tipos que se señalan podrán acreditarse los elementos objetivos que
se refieren en la forma que se indica.
En la casa de Los Picapiedra, los peritos no encontraron nada que indicara que había
sido un acto de robo, y por lo tanto dictaminaron que había sido un accidente.
Ipso facto del incendio, las autoridades se llevaron a Pedro a un interrogatorio porque
la averiguación previa lo deslindó de cualquier culpabilidad:
“Consecuentes con las disposiciones constitucionales que tutelan la libertad, se amplía el
beneficio caucionar durante la averiguación previa condicionando el goce de ésta, sólo que no
se trate de delito grave y que la libertad del indiciado no signifique un peligro social”. (Artículo
147)
SOLUCIÓN O RESPUESTA AL CASO
La muerte es el arte de bien vivir, y la vida es el arte de bien morir.
‐Marveya Villalobos, Educación Familiar
Se propone 12 sesiones de consultoría familiar donde se abarquen todos los siguientes
puntos.
Dado que la “clave para solucionar el problema del duelo es el nivel de comprensión”
(Bucay, 2008, 398), se propone que Pedro y Vilma lean y estudien Camino de las
lágrimas de Jorge Bucay, para que puedan entender las etapas de su duelo propio y el
de sus hijos ayudándose a elaborarlo de una manera más sana.
Al entender las etapas del duelo, comprenderán que es un proceso: cada una es
necesaria para pasar a la siguiente y respetarán tiempos y espacios de cada miembro
de la familia. “Cada uno en su singularidad debe ser reconocido” (Villalobos, 2003, 87).
Es necesario mantener la pareja unida, pues sólo el cónyuge puede llegar a entender
el significado del hijo perdido. Se recomienda mantener un diálogo abierto y
frecuente, sincerando sentimientos, fantasías y miedos. Entender que “la relación de
pareja es el mayor y el mejor apoyo frente a la trágica pérdida”. (Bucay, 2008, 485)
“Se requerirá del apoyo mutuo para no perder el anclaje emocional entre ambos a
pesar de la (des)aparición de un miembro de la familia” (Estrada, 2007, 96). Es
importante que no se “deposite en el cónyuge la expectativa de ser el único capaz de
ser una ayuda para estar mejor” (Berti, 2001). Ambos pasan por una pérdida
significativa y ambos necesitan diferente tipo de ayuda. Se recomienda tener una
plática con un experto en teología para hablar acerca de la Gracia que ellos obtuvieron
en al casarse por la Iglesia y así tomar fuerzas para seguir adelante.
Se recomienda que, como pareja, se unan a grupos de padres (o formen el suyo
propio) donde puedan: 1) aceptar que su pérdida no es única, sino que otros han
pasado por ella; 2) entender que el sufrimiento no es enloquecimiento; 3) permitirse
su propia forma de superar el duelo y no forzar a su compañero (a); 4) sentirse
solidarios (aunque el sentimiento de aislamiento es muy fuerte de hecho); 5) darse
cuenta de que si no se dejan destruir la tragedia, terminarán afianzándose más
fuertemente; 6) aceptar y superar el dolor.
Se recomienda que hagan ejercicios de caridad como Iglesia doméstica en unidad.
Pueden visitar a niños que igualmente estén quemados, podrían adoptar un niño (con
cuidado de no caer en un anclaje simbiótico con él –ella – para substituir el vacío de
Pebbels), etc.
Se recomienda que se abra espacios de diálogo con los hijos donde se explique con
lenguaje adecuado, sin dramatismo ni mensajes confusos, la pérdida. Animarlo a
preguntar lo que no entienda y en la medida de lo posible contestar, nunca mentir si
no se sabe la respuesta. Es necesario educar a los niños en la muerte; es decir,
“ayudar a tomar conciencia de que es un hecho insuperable y, a partir de la
comprensión de esa idea, sistematice su vida, ponga freno a las acciones aisladas y, en
adelante, sujete toda su actuación a un proceso de desarrollo orientado siempre hacia
la muerte”. (Villalobos, 2003, 146) El filósofo Sciacca dice: “la implicación metafísica
existencia‐vida‐muerte, lleva consigo una dialéctica en sentido no unívoco: para que se
dé la muerte es necesaria la vida del existente en el mundo, pero no es unívocamente
necesaria la relación inversa‐ para que se dé la vida del existente es necesaria la
muerte – quedando firme que, el estado actual, esta última es una experiencia
inevitable y sería absurdo que el hombre no muriese”. (Lucas, 2005, 112‐113) El
entender la muerte como el último paso de la vida es un tema muy discutido por
filósofos y pensadores. El entender la propia muerte, da perspectiva personal al
proyecto de vida de cada uno.
La tanatología aconseja que los niños pueden llegar a sentir “celos de la hermana
muerta porque suponen que el amor de sus padres se fue con ella, o entran en
competencia por ese amor (…) O culpa cuando la relación con su hermana no fue
buena o cuando en vida tuvieron algún pensamiento negativo y/o se sienten de alguna
manera responsables de la muerte.” (Berti, 2001) Es importante aclararles a los niños
que no son culpables y reafirmarles el amor de parte de sus padres.
Además, en cuanto al papel que cada uno de los hijos tienen dentro del sistema
familiar, “lo más sano es que cada uno conserve, respete y valore tanto su lugar como
el de sus hermanos”4.
La convivencia familiar está centrada en la comunicación y en la participación activa
entre sus miembros. (Villalobos, 2003, 85) La comunicación implica común – unidad,
reciprocidad. Los miembros de la familia tuvieron todos pérdidas muy significativas,
por lo que es necesario que todos tengan un espacio de entrega, reconocimiento de
los sentimientos del otro, a esto se le llama: alteridad. “salir de mi ego y reconocer al
otro” (Villalobos, 2003, 86). Es necesaria una participación válida de cada uno de los
miembros porque es a través de ella que se dará un desarrollo personal.
Es preciso “comprender que los hijos que quedan también son especiales, únicos e
irrepetibles como quien se fue, por lo que cada uno debe tener un lugar diferente
dentro del corazón de los padres” (Berti, 2001). Se recomienda tener espacios de
padres e hijos y no abandonarse mutuamente. Se propone cocinar algo rico una vez a
la semana y acercarlo a aquellos lugares que dan de comer a niños y/o adultos; juntar
roja, juguetes, libros, artículos escolares, etc. para donar a hospitales, escuelas o
instituciones que los necesiten.. Disfrutar de la alegría del dar.
Desde la teología, se recomienda que se haga entender que Dios no abandona nunca,
ni en la vida ni en la muerte; a través de ver y platicar acerca de la película “El Señor de
los Milagros” de Derek Hayes. Se recomienda que tengan pláticas con un sacerdote
para hablar sobre el misterio de la muerte: “La muerte es un momento de dolor donde
sólo la fe puede iluminar de esperanza ese momento de tristeza. La muerte duele
4
Hijos de mayor a menor. Disponible en:
http://www.colombiaaprende.edu.co/html/familia/1597/article‐90833.html
porque es un parto al cielo. Cuando muera un ser querido piensa si existía un
“derecho” para retenerlo aquí y si era más tuyo que de Dios. Mira si no es egoísmo
querer privarle de lo que ahora tiene: la felicidad eterna. ¿Estás seguro de que más
tarde se iba a salvar…?” (Ruvalcalba, 2008, 1)
Desde la filosofía, se recomienda que se hable con los hijos acerca de interrogantes
como: ¿por qué murió, fue culpa mía, me pasará esto a mí, quién me va a cuidar, quién
va a jugar conmigo ahora? “La muerte nos obliga a valorar la vida, a estar conscientes
del lugar que tenemos en el mundo, combatir la propia soberbia al sabernos finitos,
asumir responsabilidades respeto a nosotros mismos” (Villalobos, 2003, 145) Es
importante que cada miembro de la familia, a su nivel, tenga una idea clara y firme del
sentido del dolor, enfermedad y muerte en su vida; descubriendo que “el dolor y la
alegría, el sufrimiento y la esperanza, son perfectamente compatibles en la persona
humana, y así concebir la enfermedad, el dolor y el fin de la existencia como
instrumentos de perfección”. (Villalobos, 2003, 147)
Estrategias según la etapa del duelo en la que se encuentra cada miembro.
ETAPA ESTRATEGIA DIRIGIDA A…
Incredulidad Darse permiso de sentirse mal, necesitado y vulnerable Pedro principalmente y
No “hacerse el fuerte, guardándose todo para dentro”. (Bucay, 2008, 410) luego a los demás
Permitirse el llano como válvula liberadora de la enorme presión interna.
“Designar un espacio, momento, lugar para conectarse con el dolor; un rito
que ordena y protege” (Bucay, 2008, 442)
No alejarse de los demás, saber pedir ayuda prudentemente, tener cuidado
en su vulnerabilidad con las personas a quienes se acerca.
Darse su tiempo. “Cómo podría prepararme para seguir sin la persona amada
si no me encierro a vivir mi proceso interno, cómo podría reconstruirme si no
me retiro un poco de lo cotidiano” (Bucay, 2008, 430)
Hablar, hablar, hablar… “Es beneficioso permitir y alentar al que está de
duelo para que hable del ser querido que ha muerto tanto como necesite (y
no más de lo que necesite)” (Bucay, 2008, 516)
Regresión Confiar en sus recursos para salir adelante acordándose de cómo resolvieron Los padres
situaciones difíciles en el pasado.
Comprender que “si se está en camino es porque lo peor ya ha pasado”
No descuidar lo detalles más cotidianos como la propia higiene y el aseo de Todos
la casa, etc.
“Brindar abrazos cariñosos, llanto acompañado, hombro firme y oído Los padres para con los
amoroso” (Bucay, 2008, 457) hijos y viceversa
Furia Leer e ilustrar el cuento: “la Tristeza y la Furia” de Jorge Bucay. Aterrizarlo en Los niños
su vida con un dibujo o cuento.
Worden aconseja:
1. “Estimular al niño a que exprese sus sentimientos sobre la pérdida
del ser querido y los recuerdos con referencia al ser querido
perdido”.
2. “El adulto no debe privarse de manifestar su dolor en presencia del Los padres
niño”.
3. “Evitar cambios drásticos en el entorno familiar, las tareas cotidianas Todos los miembros de
y las costumbres ya establecidas”. (Worden, 1996) la familia
ETAPA ESTRATEGIA DIRIGIDA A…
Culpa Hablar abiertamente sobre sus temores, culpas y vergüenzas en compañía de Primero los padres,
un consultor familiar para regular afectividades. luego los hijos
A través del Sacramento de la Reconciliación, entender que “perdonar es
cancelar las deudas, pero no olvidar que no las pagó” (Bucay, 2008, 451); que
“es el proceso de integrar una situación que causa dolor y angustia dentro de
la historia personal, de forma que ésta sirva para el aprendizaje y desarrollo;
a fin de que se pueda disfrutar la plenitud de la vida”5. Y de esta manera
liberarse del dolor, angustia, rabia, impotencia, etc.
Desde la teología, entender que “todo lo pueden en Cristo que los fortalece”
(Filipenses 4:13)
Estar unidos en familia teniendo respeto por los estilos individuales.
Desolación Asistir a cursos Los padres primero y
Participar en actividades para sentirse útiles luego enseñarles a
Desde la teología, valorar y agradecer las cosas buenas que siguen sus hijos
encontrando en su diario vivir: “los malos momentos vienen por sí solos, pero
es voluntaria la construcción de buenos momentos” (Bucay, 2008, 408)
Desde la teología, recargarse en Dios como la “única manera tranquilizadora
de aligerar la carga que hace que el corazón pese” (Bucay, 2008, 412)
Hacerles ver que al idealizando a Pebbels están “no aceptándola”, porque “si
la aceptaran, deberían despedirla, admitir que era quien era [en su justa
medida] y que ya no está” (Bucay, 2008, 451)
“Aprovechar el dolor como ocasión para acrecentar su capacidad de amar”
(López Ortega, 1994, 114)
Fecundidad Practicar alguna actividad física para animar al cuerpo a “seguir viviendo” Todos
Rodearse de personas optimistas
Adoptar una nueva actitud que les permita “darse cuenta de lo trascendentes Todos
que son y así poder vivir las pérdidas con otra mentalidad” (Bucay, 2008, 443) Primero los padres,
luego los hijos a
través del ejemplo6
Como Peter Pan le hacía para volar, que recuerden momentos por los cuales Primero los hijos,
vale la pena seguir viviendo. luego los padres a
través del ejemplo
Escuchar y hacer suya el canto “No se han ido del todo” de Martín Valverde Los padres
Aceptación Desde la pedagogía, aprender a tomar nuevas decisiones, a vivir con esa Los padres y luego
ausencia, reeditar historias empezando la vida de nueva cuenta, no “otra enseñar a sus hijos
vez”.
Reconstruir un proyecto de vida familiar nuevo a partir de la presencia de los
que están, orientando acciones, estableciendo prioridades y jerarquizando
objetivos. Se recomienda ver la película Antes de Partir de Rob Reiner.
Compartir lo aprendido con otros que sufren, hablarles sobre la propia
pérdida, enseñándoles la manera en la que elaboraron su duelo, no
minimizando pérdidas de nadie. Esta actividad, aunque puede solar
desinteresada, ayudará más a los familiares a facilitar su propio rumbo.
Entender que hay cambios y adaptaciones.
Independientemente de la consultoría familiar, se recomienda una psicoterapia
dinámica (terapia breve) para los padres por individual, terapia de juego para Dina y
5
Perdón como herramienta de recuperación emocional. Fundación Piero Rafael Martínez D. Disponible
en: http://www.duelo.org/perdon_como_herramienta.html
6
Los padres son las primeras personas que, de modo natural y espontáneo, se ofrecen como objeto de
imitación a sus hijos.
Bam – Bam para identificar deseos, pensamientos o fantasías inconscientes a partir de
sus varias pérdidas.
En cuanto a lo legal, si la familia Picapiedra tuviera evidencia concreta de su
acusación, sería necesario alegar por otro peritaje, basándose en el Artículo 230:
“Cuando las opiniones de los peritos discordaren, el servidor público que practique las
diligencias nombrará además un tercer perito, procurando que el nombramiento de éste
recaiga, cuando sea posible, en persona ajena a la institución u oficina de los peritos en
discordia y los citará a una junta, en la que aquéllos o quienes los hayan sustituido y el perito
tercero, discutirán los puntos de diferencia, haciéndose constar en el acta el resultado de la
discusión.
Lo acontecido hace ya más de un año es parte de su pasado, lo que se puede hacer
ahora es reclamar alguna atención médica de Bam – Bam, puesto que:
Artículo 137.‐ La atención médica de quienes hayan sufrido lesiones causadas en la probable
comisión de un delito, se hará en los hospitales públicos o privados más cercanos, en defecto
de éstos los médicos habidos en el lugar estarán obligados a proporcionar la atención urgente
que requiere el lesionado; lo que se comunicará de inmediato al Ministerio Público u órgano
jurisdiccional, para que éstos determinen la situación jurídica del lesionado. Los hospitales
privados estarán obligados a brindar al lesionado la atención de urgencia, de la que
comunicarán al hospital público, expresando la fecha del ingreso y el tipo de la atención de
urgencia. Los gastos originados serán cubiertos por el activo.
Se recomienda la Fundación Michou y Mau, I.A.P., quien tiene “acuerdos con la
Shriners Hospitals Organization, que sostiene 4 centros especializados en los Estados
Unidos para la atención de niños quemados de elevada gravedad, que cuentan con
reconocimiento mundial y más de 40 años de experiencia. En dichos hospitales
especializados se ofrece sin costo el más completo tratamiento multidisciplinario para
todo menor de 18 años, que por mediación de esta Fundación les sea referido y
trasladado”7
Fundación Michou y Mau, I.A.P.
Coscomate 196, Col. Bosques de Tetlameya
Del. Coyoacan, México, D.F., 04730
Teléfonos: 5665‐3350 5528‐3398
Fax: 5528‐3398
Correo: fmym@avantel.net
Internet: www.fundacionmichouymau.org
Tal parece que en Querétaro está cerrado el Centro de Atención para Niños
Quemados8.
7
Fundación Michou y Mau I.A.P. Publicado: 18 de mayo 2007 Disponible en:
http://universomedico.com.mx/fundaciones‐e‐instituciones‐de‐asistencia‐social/fundacion‐michou‐y‐
mau‐iap/
8
Publicado 11, Agosto 2008. Prevén cierre del Hospital del Niño Quemado en Querétaro. Disponible en:
http://universomedico.com.mx/noticias‐medicas/preven‐cierre‐del‐hospital‐del‐nino‐quemado‐en‐
queretaro/
Las herramientas que se le recomiendan a Bam – Bam para sumir el control sobre su
enfermedad crónica son las siguientes (D’Arcy, 2007):
1) Reconocer sus sentimientos;
2) Recurrir a un apoyo con personas concretas especializadas (en la Fundación
Michou y Mau se da un seguimiento psicológico a los pacientes);
3) Dejarse ayudar por los que lo aman, hablar sobre sus sentimientos;
4) Desempeñar un papel activo en el cuidado de su salud;
5) Hacer preguntas que puedan esclarecer su tratamiento de ahora en
adelante. Algunas de ellas pueden ser:
¿cómo me afectará?, ¿qué tipo de tratamiento tendré que seguir?, ¿será
doloroso?, ¿cuántas sesiones de tratamiento necesitaré?, ¿tendré que faltar
a clases?, ¿podré hacer deporte, tocar un instrumento musical, ensayar la
obra de teatro del colegio o participar en otras actividades que disfruto?,
¿qué puedo esperar?, ¿me puedo curar?, ¿qué pasará si me salto una sesión
de tratamiento o terapia o me olvido de tomar medicamento?, ¿los
tratamientos funcionan?
6) Comprender las reacciones de otras personas.
7) Hablar con compañeros acerca de su condición y explicar que cada uno es
diferente.
8) Conformar su vida no a partir de la enfermedad, antes que un niño
quemado, es un niño.
9) Formarse una imagen corporal a partir de la aceptación de sus capacidades y
limitaciones.
III. FUENTES DE CONSULTA
ALMAS, A.C. (Asociación de Laicos para la Madurez Afectiva y Sexual). Glosario de términos
Código de Procedimientos Penales del Estado de México. Disponible en:
http://www.edomexico.gob.mx/legistel/cnt/LeyEst_005.html
D’Arcy, Lyness, PhD (revisado enero 2007). Vivir con una enfermedad crónica. TeensHealth.
Disponible en:
http://kidshealth.org/teen/en_espanol/mente/deal_chronic_illness_esp.html
ESTRADA, Lauro (2007): El Ciclo vital de la Familia. Debolsillo. México
Fundación Michou y Mau I.A.P. Publicado: 18 de mayo 2007 Disponible en:
http://universomedico.com.mx/fundaciones‐e‐instituciones‐de‐asistencia‐social/fundacion‐michou‐
y‐mau‐iap/
BERTI, G. (2001). Duelo, Duelo de los Padres, Duelo de los hermanos. Renacer Buenos Aires.
Disponible en: http://www.renacerbuenosaires.org.ar/el_duelo.htm
BUCAY, Jorge (2008): Hojas de Ruta. Océano. México
FIGLEY, Ch. (1999) Traumatology of Grieving. Conceptual, Theoretical and Treatment Foundations.
Taylor & Francis Group. MI, USA.
Hijos del mayor al menor. Disponible en:
http://www.colombiaaprende.edu.co/html/familia/1597/article‐90833.html
LAFITTE, Jean; MEDINA, Livio (1997): Diálogo y Crecimiento de la Comunidad Conyugal. Amor
Conyugal y Vocación a la Santidad. Ediciones Universidad Católica de Chile. Chile
LÓPEZ ORTEGA, José Antonio (1994): La Educación para el Amor. Ed. Loma. México
LUCAS, LUCAS, Ramón. (2005): Antropología y Problemas Bioéticos. BAC. Madrid
PABLO VI; Lumen Gentium
Perdón como herramienta de recuperación emocional. Fundación Piero Rafael Martínez D.
Disponible en: http://www.duelo.org/perdon_como_herramienta.html
POLO, Leonardo (2006): Ayudar a crecer, cuestiones filosóficas de la educación. Eunsa. España
RUVALCABA, R. (2008). Siete consejos ante la muerte de un ser querido. Catholic.net. Disponible
en:
http://es.catholic.net/catequistasyevangelizadores/802/2767/articulo.php?id=38818
VILLALOBOS Pérez‐Cortés, Elvia Marveya (2003): Educación Familiar, un valor permanente. Trillas.
México
WORDEN, W. (1996) Children and Grief: when a parents dies. Guilford Press. New York, USA.