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Finalmente, habra que destacar que, si bien los romances continuaron transmitindose,

recrendose y alterndose con el devenir de los siglos, sus motivos y protagonistas


abandonaron el soporte oral tradicional para integrarse en distintas plasmaciones
literarias. Como ocurra con la figura de Rodrigo Daz y el CMC, algunos personajes y
episodios del Romancero han sido aprovechados y retomados por la literatura posterior
desde las ms distintas pticas. El teatro clsico de los Siglos de Oro dio buena muestra
de ello. Citemos al respecto El bastardo Mudarra, El ltimo godo o Las almenas de Toro,
de Lope de Vega o El conde Alarcos, El conde Dirlos y El nacimiento de Montesinos, de
Guilln de Castro. La fijacin por la Edad Media y el Romancero que sintieron los
romnticos dio lugar a obras como El moro expsito, del duque de Rivas, el drama
Sancho Garca, de Zorilla, y desde finales del siglo XIX hasta nuestros das la presencia
del Romancero, por su gran poder de atraccin, ha continuado dejando su huella en la
literatura espaola, como demuestran El Conde Garci Fernndez, de Blasco Ibez, Los
siete infantes de Lara, de Manuel Fernndez y Gonzlez, El conde Alarcos, de Jacinto
Grau o En busca del Santo Grial, de Paloma Daz-Mas.

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