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LAMURALLAY LOS CALLEJONES :

EVOLUCION URBANA DE LIMA

' Gabriel Ramón foffre. *


A mediados del siglo diecinueve parece perdurar la estructura urbana de la Lima
Colonial ¿qué pudo significm esto?.De los múltiples elementos que nos permiten entender-
lo, hemos escogido entre otros los que este trabajo titulan dado que evidencia lo que
Lima
fue, dejó de ser o/y continuó siendo aquel entonces.
La historia urbana de Lima no es nueva . Desde inicios de siglo, y particularmente
a partir de su cuatricentenario, se realizaron trabajos p*u arr"rlui.-su infraestructura,
la
ubicación de las plazuelas (Benvenutto Munieta), la historia de sus calles (José
Gálvez), etc.
Est'as primeras investigaciones han'sido calificadas de empíricas o
eruditas, y ciertemente lo
fueron, siendo excepcionales aquellas que intentaron contextualizar la estructura
urbana de
Lima dentro de una problemática más general, es decir, entender la correlación
ciudad-socie-
dad.
Un segundo 9ruP9 de trabajos tuvo gran impulso durante los sesenta y setenta.
Propesierón entonces sociólogos y arqütecfos que las trasnformaciones
urbanas deLima, no
hacfan sino corroborar su status de enclave capitalista subdesarrollado.
Con abundante teoría
pero escasa información empírica estos investigadores generaron
su propia imagen de la
ciudad: aquella que requerían parajustificar sus hipótesis.
Considerando los aportes que esta,s orienüaciones han brindado para el conocimien-
to de la estructura urbana de Lima, planteamos una investigación que utilizando
la informa-
ción de unos considere la sistematizaciÍn conseguida por los otros; dado que
sólo la multi-
plicación de investigaciones a escara rocal posibilita¡á las generalizaciones.
Seguidamente nos referiremos a,la estructura intema de la ciudad de
Lima entre
| 840-1860. Consideramos necesario abo¡dar este tema, dado que
además de lo anotado (ex-
cesiva generalizaciín o carencia de la misma), uno de los asuntos menos
tratados en América
Latina es la conformación interna de las ciudades, a pesar de que su forma y
organización
afecta directamente la vida cotidiana de la población urbana.
' Cronológicamente inscritos enlafalaz prosperidad del guano, aquellos
años fue-
ron testigos de grandes y públicas obras ferrocarriles, mercados, etc. y
de privados y también
grandes derroches. Además de los sucesos de índole política
o nuestra capital
experimentará modificaciones urbanas; planteadas como respuesta ""onó-i"u,
a las transformaciones
que sufría nuestra sociedad, como por ejemplo el incremento
poblacional que determinó un
replantamiento en la organización urbana.
Respecto a la terminología utilizada, haremos algunas aclaraciones.
La noción de
estructura urbana permite sntendera la ciudad como un sistema espacial,
que no puede divi-
dirse en partes aisladas, dado que las partes estiín intímamente ligaáas. (yujnovsky
l97l:17).
están intimamente li gadas. (yuj novsky 197 | : l7).
Debemos distingur ademiís entre el sistefia urbano,esdecir,
el conjunto de activi-
dades urbanas y las relaciones que mantienen entre si y estructurafisica
urbana constituida
por elementos dependientes de la forma de implantación de
cada actividad sobre el territrio
* Licenciado en Historia de pontifici¿
ra unive¡sidad catórica der pení,
Bachiller en Arqueologla de la Universidad Nacional Mayor de
San Marcos.
Nuev¡ Srrvrusls 124
y su forma ocupación en terminos o físicos que se vinculan por elementos de infraestructura.
El sistema urbano tendría una dinámica distinta ala estructurafísica, siendo notoria la rapi
dez de cambio de la primera frente a la inamovilidad de la segunda'
Este es un principio, que se evidencia claramente en la historia de nuestra ciudad.
Empezaremos refiriéndonos a la organización de la ciudad, la división en barrios y
cuarteles, y todos aquellos aspectos que permiten entender cómo se debía vivir en Lima'

La división urbana.
Ractificadas por el estatuto provisorio de José de San Martín (1821), las municipa-
lidades regirán las primeras décadas republicanas. Disueltas en 1836, serán reemplazadas
por las intendencias de policia a nivel departamental y por las subprefecturas en las provin-
cias. (Basadre 1983,II: 192).Durante el período trarado de Lima se mantuvo bajla autoridad
del intendente de policía.La ley promulgada el 9 de diciembre de 1853 restablecía y organi-
zaba las municipalidades, cuya dependencia del estado resulraba moderada' (lbid,IY:217)
La guerra civil iniciada en 1854 impidióel cumplimiento de la ley de 1854, siendo recién
hacia 1857 que se rehabilite la Municipalidad de Lima.
Respecto a la división de la ciudad. es sabido que durante el siglo dieciocho, el
cercado de Limar, contaba con tres cuarteles. En 1785 el visitador general e intendente de
Lima, Jorge de Escobedo y Alarcón, llevará a cabo una nueva división Peruano 1791 n.l0
fol,94:) Esta modificación estuvo acompañada de una serie de cambios, impulsados por
laadministración borbónica, que intentaban mejorar la organización de la ciudad.
Desde 1 828 la ciudad será dividida en cinco cuarteles de acuerdo al desonocido plano artifi-
cial del año de 1828. (Reglamento de policia 1 839, De la demarcación territorial y del depar-
tamento).
Para entender algo de la división urbana de la época, podemos hacer un breve
seguimento de lo que fue el primer cuartel de la ciudad en el plano de Dupard (1859). El
mencionado cuartel estaba dividido en once barrios. El primero se ubicaba al oeste de la
Plaza Mayor (hoy Plaza de Armas), incluyendo las calles del Correo y el local por barrio era
de seis y se agrupaban de modo que formaban una ..E>>2.
Según el Reglamento de Policia de 1839 los cuarteles se dividirían en diez distritos
con cuarentiseis barrios en total. Sin embargo, la división en cuarteles :ontinúo en vigencia
hasta fines de los cincuenta, como la atestogua el plano de Manuel Atanasio Fuentes' (Regla-
mento de policia de Lima 1839: Titulo II, Capítulo I, Artículo 60).
El intendente de polícia era la autoridad principal de la ciudad, cada cuartel estaba
a cargo de un gobernador y los inspectores se encargaban de los barrios. La alta polícia se
ocupaba de la vigilancia por medio de los serenos y la baja polícia de la limpieza, delagua y
delalumbrado

Población, calles, puertasr y manzanas

Como una primera entrada al problema presentamos algunas cifras que nos revelan

l. Este trabajo está referido a la zona que hoy denominamos cerc¿do de Lima, y que para el
tiempo tratado coincide con el espacio intramuros y Ia zotn de baioel puente ( Rirutc )
2. Tres catles formando una sóla línea y las otras tres transversales, generalmente ubicadas al sur.
NuDV StNilisls l?1
algo de lo acaecido en Lima entre 1 840 y 18603.
Respecto a las puertas (a la calle) tenemos que desde 11866 a 1840 su número pasó
de 8222 a 1 0605, lo cual indica un aumento anual de 44. Diez años después las cifras de 1 840
permanecían vigesntes. Para 1857 se contabilizaban 12,244 puertas, lo que nos indica que
en menos de dos décadas su número (de nuevas o rahabilitadas) había aumentado tanto como
en el medio siglo anterior. (Mercurio Peruano 3 febrero 77911,Carrasco 1840; Carrasco 1852).
El incremento continúo y hacia 1860 Manuel Atanasio Fuentes seialaba.....el pro-
dig,ioso aumento de 909 <puertas> ocurrido del año 1857 a lafecha... Es decir, más de 300
nuevas puertas anualmente (Fuente 1866:476).
Este inremento puede vinvularse a las modificaciones demográficas de aquel en-
fonces : en 1791 el cercado de Lima contaba con cerca 63,000 habitantes y para inicios del
siglo XIX ei número se mantenía. De acuerdo al empadronamiento de 1820 referido por
Córdova y Urrutiala población de Limaera de descenso: había tan sólo 58,326.(Mercurio
Peruant-r 1791 n.l0 f .97198; Bromley y Barbagelata 1945:19;, Córdova y Umrtia 1839:57;
Cli. Gootenberg l99l).
Entre 1840-1860 la población aumentar vertiginosamente: para 1850 se registran
85,116 habitantes y 94,195 siete años después. (Cabello 1859:55; Fuentes 1858:619).Para
1860 Ia población ascendía a 100,341, y e\ censo de 1862 notificaba 105,567. (Paz Soldán
1871 :522; Tizón 1916:43; Gootenberg I 991 ).

POBLACION DE LIMA

t't9l 182',1 r 850 1862 t876


Lima
62,9t0 58,326 85. l l6 r05,567
( Cercado )
Lima
149.12 136.281 189,275 )Ln s4\ 320,517
( Dep.)

Pcrú 1239.197 1516,693 2001,123 2461,936 2699,106

( Cifr.. Gootebcrg 1991)

Apesar de la inseguridad de las cifras, se percibe cierta correlación entre aumento


de pucrtas y personas, básicamente en la década del 50'
Sin embargo, creció la iniraestructura urbana de la ciudad? Hay clos posibilidades
dc crecimiento vertical u horizontal..
Respecto al prirnero poclcmos scñalar que a partir del terrernoto de 1746 se evitri la
construcción de edificios altos, además que el material utilizado no le permitía.
El segundo tipo de crecimiento tampoco se dicr. Los planos de la ciudad nos indica

3. Ils conocida la deficiencia de los ,:cnsos republicanos. Rxiste bastante confusión, tanto por su mula calidad
co¡lo l)or la rcpetición de las cifias. I-uego de una detenida recopilaciírn y contrastación de datos, Paul
(itxrtcnherg ( i99 I ) a senalado la vatidez del desconocido censo cle I 827, en contraposición al del I 836. En
cstc uciqritc nos :¡trcndcmcs a su propuesta.

Nrn,v,t SrNrt,sts 126


que intramuros los terrenos baldíos (las chácaras) continuaron siendo tan extensos conlo
durante los postrimeros años coloniales (Bromley y Barbagelata 1945).
Las manzanas porciones de edificios encerrados entre cuatro paredes formando
cuadrados casi exaclos serían un buen indicador clel crecimiento urbano de Lima, dado que
sólo aumentaron al crearse nuevas edificaciones en zonas antes desocupadas.
Hacia 1792 el Mercuric¡ Peruano contabilizaba 2A9 manzanas para Lima, número
que se incrementaría a2ll con las construcciones realizadas en lazona de Acho por el
regidor Manuel Lorenzo de León y Encalada (Mercurio peruano 3 de febrero 1791).
Toclo indica que hacia 1840, cl número de manzanas continuaba siendo el mismo,
es decir, las nuevasedificaciones si es que las hubo se limitaron al espacio ya construido.
(Carrasco 1840) En 1858 Manuel Atanasio Fuentes contabilizaba 212 manzanas .
Las puertas y la gente aumentaron en Lima, haciendo una infraestructura urbana
que apenas había Qué consecuencias trajo esto? La tugurización delos callejones republica-
nos será una de ellas.

El callejón: ¿ Faltriquera del diablo ?

Refiriéndose a las modificaciones provocadas por el ocaso colonial y la indepen-


dencia, el histooriador Alberto Flores Gaiindo señalaba la desaparición de la aristrocracia en
contraposición a la permanencia de la plebe. (1984:236).
¿ Cómo se dio esto a nivel urbano? Considerando que fue el
callejón uno de los
espacios privilegiados de la plebe, pens?ü1ol que conocer su situación a mediados del siglo
XIX nos dará pistas al repecto.
Como en tiempos coloniales, el callejón era una fbrma popular de vivencia, consti-
tuida por unidades individuales. El pasaje central sin techo permitía el acceso a cuartos
independientes o climinutas viviendas de dos o tres cuartos. Podía adquirir forma de <T> o
ramificarse a modo de laberinto. Sobre las características de los callejones en la calle Rufas
(primer barrio del cuartel cuarto) contaba oon 24 cuartos y 2 tiendas. (El Comercio 3 febrero
1840).Algunos podía incluir una pulpería o tienda.
para el siglo XVII Fray Francisco clel Castillo, conocido como el ciego de la Mer-
ced describía a los callejones limeños como verdaderos lugares estrechos, ocupados por
ladrones y meretrices donde el delito era cotidiano. Calificaba al callejón de Petateros como
una verdader afaltriquerao. del diablo. (Flores Galindo 1983: l6l-2) Si bien los callejones se
caracterizaron por una peiigrosidail, debemos ser cautelosos algeneralizar, pues en su mayo-
ría las versiones provienen de quienes les temían no de quienes los habitaban.
para 1859 los callejones eran reputados como sitios de alta peligrosidad tal era el
caso del de los Candatlcts5, el del Remedio o el de la Venturosa, que será uno de los más
conocidos. Se situaba entre la Penitenciaria y el convento de la Recoleta, en un territorio
periférico caracterizado por la ausencia de edificaciones y ubicados entre chácares. Según
versiones <le la época, este callejón contaba con cerca de mil habitaciones y más de 30
callejuelas en todas las dimensiones, siendo conocido como zona de horrendos crímenes.
(Comercio 8 de noviembre 1859). De acuerdo al testimonio de un articulista, este inmenstr

4. Faltriquera. Bolsillo. cubillo, palco de prosecenio en los teatros antiguos ( Lanousse 1986 )
5. Ubicado en la calle de la Salud 12, donde sesucitaban constantes escándalos .
( Comercio 3l de Octubre 1859 ) Nusva Sr¡rr¡sls 127
callejón contituía un Ghetto limeña, aunque se aseguraba que la situación había mejorado.
Estaba habitado por gente honrada e incluso se encontró un lienzo de Cristo milagroso en su
interior. (Ibid).
En las quejas a la Intendencia de Polícia (1 840- I 856) encontramos que los callejo-
nes y zonas aledañas fueron desatendidos en lo referido al ornato y polícia. Por ejemplo en
un callejón de San Lázaro los subastadores de limpiezapública habían dejado de empedrar
las calles y barrerlas. (Comercio 5 de julio 1844) En el callejón del Gigante, que práctical
mente cortaba unade las manzanas aledañas al fuerte de Santa Catalina, el cascajo saturaba
las acequias innundando las edificaciones sin que la Municipalidad se preocupara (El Co-
mercio 17 de Agosto 1859). En el Callejón alegría, ubicado en '7;alle Monserrate (Cuartel
primero) los serenos pasaban la noche durmiendo sin cumplir c()r) su deber (El Comercio 18
Mayo 1859).
Cuan mala sería la reputación de los Callejones para gente como los redactores del
Comercio, que se llegará a considerar a Pedro Dinegro como Benefactor de vecindario a la
vez cerrado el Callejón de Remedio6. (El Comercio 28 diciembre 1 851 ). En un comunicado
del Rector del Colegio San Carlos, se halabará la propuesta urbanizadora deAlvarez, Sayán
y Paz Soldán7 dado que permitia que el Colegio dejara de estar en un rincón rodeado de una
huerta Callejones que lo hacen malsano.(El Comercio 11 enero 1860)
Como otros espacios urbanos, el callejón volverá un lugar de acceso restringido y
acerca del que existirán al menos dos versiones: La del vecino del que lo habita al que lo
servirá demorada y la del foráneo que lo verá como un lugar peligroso, del que convenía
alejarse. Aunque los nuevos proyectos intentaban acabar con los espacios tugurizados, como
los callejones, el aumento demográfico lo impedirá. De 1 836 a 1859 la población práctica-
mente de había duplicado y la ciudad no había crecido (ni horizontal ni verticalmente). Las
nuevas edificaciones fueron básicamente de carácter administrativo o productivo (Mercado
deAbastos, Panóptico, Fábrica de Gas).la población se siguió alojando en los mismos recin-
tos, lo cual necesariamente obligó a una tugurización de la ciudad.
¿Albergarón los callejones buena parte de esta nueva población?.
Número
Para 1839 Córdova y Umrtia registra 247 callejones para Lima. Lamentablemente
las guías de viajeros no consignan el número e callejones, por lo cuál desconocemos el
detalle de su incremento. Manuel A. Fuentes registra 466para 1857 y 471 para 1860. (
Córdova y Umrtia 1839 : 33; Fuentes 1858, 1860; Córdova Urrutia 1839 : 43 ).
En poco más de una década, el número de callejones se había duplicado. Sin embar-
go, la urbanización de chacras al interior de las murallas habría sido nula.
¿Qué sucedió entonces?. Considerando que los callejones más pequeños tenían más de 24
habitaciones -como el de la Calle Rufas-., y que la gente vivía hacinada en estos recientes,
fácilmente la mitad de la población de Lima pudo haberse albergado en estos recintos. Ya
para tiempo coloniales el Callejón de Monopinta disponía de 40 cuartos , el de Jáuregui 35 y
el de los Apóstoles 7. (Archivo Arzobispal Estadística, leg. 4, 1779-1800). Creemos que las
viviendas colectivas, en las que reinaba el hacinamiento, fueron en gran medida en laque
6. Ubicado en la calle de San lsidro ( Barrio priemero , cuartel cuarto ).
7. Ver pirte referida a la empresa urbanizadora de la Huerta Perdida.

NulivA SrNrEsts 128


habitáron'en álgún tiempo que se rebasasen lorilímites impuestos por la Muralla del Duquc
de la Palata.

Ubicación
Para 1859 existían más de 450 callejones en Lima pero carecemos de datos acerca
de su ubicación exacta.
La mayor cantidad, según Córdova y Urrutia, se ubicaría en los cuarteles tercero y
quinto. Los planos realizados (Manuel A. Fuentes, Jorge de Ecobedo, etc) no contradicen
está afirmación aunque el de F.M. Dupard muestra un detalle particular: Los callejones se
ubican en la periféria de los cuarteles. El Callejón Santo Domingo (banio primero cuartel
primero) los de Pericote y los de Monserral (Barrio décimo primero cuartel primero), el de
San Francisco (Barrio décimo tercero cuartel segundo) y al menos dos de Bajo el Puente
(del Guarapo y Contradicción) estan a la orilla del Rimac. Callejón de Recoletay de Ventu-
rosa (barrio octavo cuartel cuarto) se ubican junto a las chacras meridionales. El Callejón del
Gigante tiene una situación semejante. Otros callejones, no mencionados por el Ingeniero
J.M. Dupard, como el de Remedios, en la calle de San Isidro o el de la calle de Rufas se
ubican en zonas similares, entre chácaras y junto al Rimac, respectivamente.
Considerando que los callejones alojaron a la plebe, observamos una tendencia ha-
cia la denominada segregación ecológica de los estretos sociales. (Yujnoveki 1972:67) Si
bien los indigentes circulaban por toda la ciudad - especialmente en la Plaza mayor y las
calles aleganas - sus moradas tendian agruparse en las afueras de los cuarteles, donde el
alquiler era más barato y los servicios deficientesl y donde el control por parte de la Munici-
palidad la Intendensia de Policía (El Estado en última instancia) era menor.
El problema de los callejones no se limita a la segregación, en hacinamiento cons-
tituye un serio peligro para la salud. Como señalara Richard Morse - en base a las investiga-
ciones de Baltazar Carvedo- los estudios que revela altas tasas de enfermedades mentales y
desorganización social entre los índigentes limeños, se refiere mayormente a lugares cerra-
dos como los coralones y callejones. (Morse 1911:40).
Así como existieron zonas marginales como los antedichos callejones, también hu-
bieron barrios, ¿incluso cuarteles? en los que la gente pudiente ya no quería vivir. Aunque no
es muy claro la distribución puede darnos algunos indicios

El servicio de agua y la jerarquía de cuarteles


Se ha sostenido que la modernización del servicio de agua posibilitó el incremento
poblacional, mejorando las condiciones de salubridad. Sin embargo, las evidencias nos di-
cen que además de jerarquizada, su implantación implicó un dilatado proceso. En el momen-
to tratado ya existía una jerarquía espacial de la ciudad, y ciertos cuarteles eran mejor vistos
que otros. Como el de la luz, el servicio de agua, no llegará al mismo tiempo a toda la
ciudad.
Hasta mediados del siglo pasado las tubeías de agua eran de barro cocido y única-
mente algunos sectores gozaban de tal instalación. La mayoría dependía del servicio de los
aguadores.
Desde 1834. se intertará colocar cañerias de fierro en la ciudad. En 1855 Ramón

Nu¡v¡ Srrmrs 129


Castilla y Manuel Basagoitia representante de capitalistas locales agrupados enla Empresu
del ag,uafirmarán el contrato de instalación dg las cañerías.( Basaadre 1987: II : 215; Bromley
y Barbagelata 1945 : 82 ).
Los trabajadores se iniciaron en I 857 y tres años después la Empresa de Agua ofrecia
al público la instalación de cañerias en casas particulares y los servicios pertinentes (El Co-
mercio l0 de Marzo 1860).Se brindarán otas f'acilidades como el servicio secreto inodoro
del vecindario a tres pesos mensuales. (El Comercio l5 de Enero 1859).
Sin embrago, las zonas ded altos debieron seguir utilizando a los aguateros, que no
desaparecerán hasta finales de siglo.
Este período se caracteriza también por el mal estado de las ecequias, dado que por
su ubicación al centro de las calles dificultaban las nuevas actividades de la ciudad. Son
constantes las menciones a catretas y bestias de carga atracadas en estos incómodos apara-
tos. (El Comercio 23 de Marzo 1 859). Las patas de los caballos generalmente eran dañadas
por los puentessdeteriorados, como frecuentemente sucedía en la calle del tigre en la que
varios animales quedaron incrustados debido al mal estado de los conductos de agua (El
Comercio I octubre 1859).
Eran frecuentemente los aniegos provocados por el amontamiento de basura en las
ecequias debido a la indolencia de los vecinos. La basura debía echarse al río por la puerta de
Monserrat (cuartel segundo), pero pocos eran los que seguían tal recomendación. En la calle
de la acequia alta ( cuartel quinto ) los vecinos debían soportar la hediondez provocada por Ia
basura depositada a la vera de una acequia desbordada, lo cúal sumado al deterioro del
empedradobrindaba un deplorable aspecto ( El Comercio 2 de Julio 1851 ). En suciedad la
Lima de aquel entonces no tenía que envidiar a nuestra ciudad actual
El flujo del río variaba durante el año, de modo que muchas acequias se secaban
por meses. Tal era el caso de la acequia interna que iba de Jesús María a laAnimitas en la que
el agua sólo corría ocho días al mes; constituyendose enfoco perpetuo de ntiasnrcs y manan-
tial de epidemias.En ciertas ocasiones la municipalidad debía suspender el servicio hidráu-
lico por que se debía limpiar la Caja real de la Atarjea ( El Comercio 27 de Agosto 1859 ).
Muchas veces los aniegos causaban serios problemas , como en la zona de las
chácaras de Aliaga y Mulería. Allí el derrame de la accquia había provocado la laguna que
Ilaman de Tordecilla a la que se le achacaban infinitos males (El Comercio 23 de Julio de
1859 )
Para solucionar estos impüses, durante la década de los cincuenta, se presentarían
diversas propuestas para mejorar los puentes. Finalmente se implementarán los puentes de
fierro, por ser más pequeños y sólidos. Además de brindar mayor facilidad para el paso del
agua ; permitian disminuir los accidentes ( EL Comercio 23 de Febrero de 1851 ).
Las mencionadas innovaciones no fueron aisladas sino que también se reparó el
empedrado de las calles para permitir la mayor duración de los canuajes. A pesar de las
mejoras , las acequias continuaban siendo obstáculo para el tránsito, además de constituir
{bcos infecciosos. En 1859 se incrementarán las quejas: casi todas las calles con acequia al
centro se hallaban inundadas. ( El Comercio 19 de Febrero de 1859 ).
La cañeria de fieno se constituiría en la solución de est$ problemas , generando
otros. La notable <Jemor¿r cn las obras de implcmentación originará el descontento del ve-
ll. L,0s pucntcs eran pequrn¡s csrt ü!ruras que se colo..rtrrn errrlir clefo trecho sobre las acequias de modo que
pcrulitían cru¿rrlas , también filtraban la basura.
Nurv¡ SlN'n'sls l-10
cindario. Además de dejar fosos abiertos en las calles, los dependientes de la empresa de
agua destruirán el empedrado , sin repararlo al concluir su trabajo. Tal era el descuido de la
Municipalidad que las obras se constituían en un serio peligro para los transeuntes. pode-
mos mencionar el caso de un viejo que cayó en la calle de Mantas e durante las labores de
implementación de las cañerías . El redactor comentaba que lo mismo había sucedido con
otras veinte personas ( El Comercio 12 de Mayo 1859 ).
La falta de presupuesto era uno de los motivos para detener las obras , que en diver-
sas ocasiones se retrasaron por la paralización de los obreros , tal como sucedió en la callc de
San Bartolomé ( El Comercio I I de Setiembre 1859 ).
No fue raro el caso de las cañerias ; en Setiembre de I 859 se registraban 24 casos en
Lima, formando continuos lagos en las calles ( El Comercio I de Setiembre 1859 ).
La Pila de Acho
Ya desde la Colonia había ciertos cuarteles privilegiados, es decir , que contaban
con mejores servicios, como por ejemplo, el cuartel segundo ( es decir, el centro de la ciudad
). Esto se daba por una mayor atención por parte de las autoridades y/o porque los vecinos
contaban con mayores recursos económicos que les permitían refaccionar sus calles y casas.
La mencionada diferenciación puede percibirse si consultamos el valor otorgado a
la propiedad , que nos indica que existían zonas mucho mejor cotizadas que otras ( Cf.
Tizón y Bueno 1906 ). En la república esta situación perdurará , y durante el periodo tratado
podemos observar que algunos cuarteles eran realmente privilegiados. La distribución del
agua, fbrmaba parte de los mencionados privilegios . Con motivo de la reubicación de una
fuente de agua podemos observar esto.
Amediados de 1859 se traladó la fuente deAlamedadeAcho ( arrabal de San
Lázaro ) a la plazuela de Guadalupe ( cuartel cuarto ) . En contrapartida, se planteó llevar la
estatua de Cristóbal Colón a la mencinada Alameda, que se había quedado sin monumento.
El encargado de la empresa fue Mariano Felipe Paz Soldán.
El nuevo emplazamiento de la fuente ,laPlaza de Guadalupe, se hallaba más cerca
de la Penitenciaria ( Panóptico ) , el edificio más importante del momento . En cambio Acho
era un paseo casi abandonado por la concurrencia debido a la peligrosidad de la zona . Mien-
r0 el
tras la plazuela de Guadalupe pertenecía a un sector nuevo, hacia donde crecía Lima ,
cuartel arrabal constituía una parte marginal de la ciudad .
El resultado de tal empresa era negativa para los vecinos del arrabal de San Lázaro
pues perdían una fuente de agua limpia recibiendo un monumento sin utilidad práctica. Ante
tal problema se propuso ia colocación de una cañería en la plazuela de San Lázaro, punto
central del citado arrabal, permitiendo la distribución del agua fresca y pura de Piedra Lisa (
El Peruano 15 de Julio,2 de Julio 1859 )
El encargado, Mariano Paz Soldán planteará la solución :

habilitar la estatua de Cristóbal Colón a ubicarse en Acho. A cada ángulo del monumento se
levantaría un pilón para surtir de agua al vecindario ( El Comercio 7 de Julio de 1859 ).
El asunto no quedó allí: los vecinos ( posiblemente del cuartel cuarto ) criticaban
que la estatua de Cristóbal Colón se colocara en la alameda de Acho, que se había convertido
en una especie de mulaldar . ( El Comercio 9 de Julio 1859 ).
9. Es notable el caso de esta calle, pues se mantuvo cerca de un año en reparaciones.
10. Hacia esta zona se orientará la empresa urbanizadora de Sayiín, Alvarez y Paz Soldán. Durante cl segundo
gobiernodeRamónCastillaseconstruiraelPalaciodelaExposición. NuEvASrNtrists l3l
' I-os anteriores testimonios nos itdican que para aquel entonces Acho se constituía
en una zona marginal para los habitantes de los otros cuarteles . ¿ Qué hizo que la zona de
Acho - tan importante a fines del siglo XVII - llegara a tal situación ?
A no dudarlo la desatención de las autoridades fué un motivo importante.
Si bien hubo zonas marginales - como Acho -, todos los cuarteles contaban con
espacios - como los callejones - en los que la población estaba hacinada y las condiciones de
vida eran, por decir lo menos insalubres.

Recuperar la Ciudad.
Al tratar sobre el barrio de San Lázaro, del siglo XVI, Alvaro Barnechea ha eviden-
ciado el proceso por el que la ciudad ollcial intentó recuperar su control sobre zonas margi-
nales, a las que no pudo excluir especialmente y debió incorporar segregadamente, en base
a las leyes. ( Barnechea 1988 ).
Para el período tratado ( 1840 - 1860 ) la ciudad oficial trataba de recuperar sus
fueros dado que la plebe, a pesar de su marginación, había impuestos sus usos, (por ejemplo
los nombres de las calles, los barrios peligrosos, etc ). Habiéndose intentado una segrega-
ción residencial, puede decirse que la plebe inundó la ciudad. EnlaPlazaMayor - ideada
como centro principal de Lima -, pululaban mercachifles, ambulantes y vagos .
Seguidamente nos referimos a algunos asuntos que evidencian los intentos de la
ciudad oficial por recuperar la estructura urbana.
La nueva nomenclatura
La proliferación de planos de la ciudad - como los de Dupard, Manuel Atanacio
Fuentes o Mariano Bolognesi -, lps nuevos proyectos - como los del regidor Fuentes - y los
intentos por cambiar los nombres de las calles, racionalitindolos, nos indican la presencia
de un nuevo grupo social que intenta reordenar la ciudad, para recuperarla.
En 1858 Mariano Bolognesi - hermano del héroe de Arica - autor de un plano de la
ciudad , propondrá se concluya con el ...ridiculo catálogo de nombres de las calles, igual-
mente que el pésimo sistema usado en Ia numeración de las casas. ( AHML Sección Obras
6 de Julio 1858 ).
En 1860 Bernardo Viellefón se comprometerá con la Municipalidad, a reemplazar
la fea y confusa numeración cobrando seis pesos por placa. ( AHML sección obras Fe- I
brero 1860 ) Refiriéndose a una de las ofertas presentadas a la municipalidad para modificar
la nomenclatura de las calles hacia 1859 - se señalaba:
"sin cobrar nada por este trabajo histórico y mental ha ofrecido sustituir nombres estrafala-
rios como siete jeringas, faltriquera del diablo, ya parió, los borricos con nombres que
recuerden hechos gloriosos como nombres de batallas ganadas. Se permite así que el
pueblo conserve su patriotismo."( El Comercio 4 de Junio 1859 ) . ( subrayado mio ).
El beneficio no radicaba sólo en la sistematización de los nombres estrafalarios
sino en su reemplazo por aquellos que recordaran acontecimientos notables como batallas
ganadas ¿ por quienes ? cabe preguntarse.
Hacia 1860 Manuel Atanasio Fuentes proponía que los 355 nombres correspon-
dientes a las cuadras fuesen reemplazados por ochenta o noventa denominaciones referidas a

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hechos históricos . ( El Comercio 5 de Enero 1859 ).
Se intentaba Ordenar una ciudad, cuya nomenclatura suscitaba barahunda y confu-
sión (El Comercio 5 de Enero 1859 ). La mayoría de los nombres criticados ( ya parió, siete
jeringas, etc. ) se ubican en las zonas extremas - por no decir marginales - de la ciudad. La
recuperación, implicaba una nueva nomenclatura que acabase con las denominaciones po-
pulares e impusiera una organización más racional y a su vez más útil para imponer a sus
héroes.
En 1862 se reorganizará la ciudad limitando el número de calles a 96. Para entonces
el nombre sería por cada calle y no por cuadra. De las nuevas denominaciones poco sabe-
mos.

El avance meridional :
La empresa Urbanizadora Sayán , Alvarez y Paz Soldán.
Fue en lazona de Acho donde - durante el siglo XVIII - se dieron las nuevas
ediflcaciones. Además de las del virrey Manuel de Amat y Junyent, tenemos información
respecto a obras practicadaspor el regidor perpetuo del Cabildo don Manuel Lorenzo de
León y Encalada. Este funcionario había construido dos ma¡zanas enteras de casas en la
zona de la huerta Piti y los solares inmediatos de Acho . En aquel momento también se
hacian nuevas construcciones la Pampa de Lara, el Cirón de los naranjos, el que va a la
Alameda de los Descalzos y parte de Venturosa. ( Mercurio Peruano 3 de Febrero 1791 ).
La zona de Acho habría caido en franca decadencia a mediados del siglo XIX. ¿
a la
Qué zona pasó a constituirse en el lugar más importante ? Como veremos al referirnos
distribución de agua , parece que tal privilegio correspondió al cuartel cuarto, es decir, a la
zona meridional de la ciudad.
La importancia de la zona sur de la ciudad se revelaba tanto por la ubicación de las
nuevas edificaciones públicas - como el Panóptico o la fábrica de gas - como por el interés
que los particulares mostraban por ocupar los terrenos baldíos de este sector. Los ingresos
obtenidos con el guano permitirán a sus beneficiarios escapar de una Lima hacinada. No es
extraño que sea Pedro Sayán, un consolidado, el principal inversionista de lo que Tizón y
Bueno denominó la primera empresa urbanizadora de Lima. ( 1906 ).
La zona a urbanizar se ubicaba entre la portada de Santa Catalina y Guadalupe,
estaba conformada por huertas y se hallaba apenas edificada en su contorno. De acuerdo al
contrato de la compañía, Pedro Sayán - que hacia 1855 había sido indemnizado con 34'425
pesos por la manumisión de sus I 14 esclavos y que para I 857 contaba con 59, 250 pesos en
vales de manumisión - aportaba el capital principal . Mariano Alvarez los terrenos aledaños
y Mariano Felipe Paz Soldán - el edificador el Panóptico - su ingenio y experiencia . (
I 5 ).
Quiroz 1987 cuadros 16 - 17 , AHML Sección obras Públicas 1 860, documento
Trazado el plan de urbanización, presentaron el proyecto al gobierno. Aceptada la
propuesta, se les impuso como condición la reedificación de las fábricas del colegio Guadalupe
y San Carlos por lo cual ellos recibirían los terrenos sobrantes de los mencionados estableci-
mientos, anulandose el censo de ?000 pesos que a favor de la Inquisición gravaba la huerta
del noviciado.
Consumada la obra se diluyó la sociedad, conespondiéndole 7191 5 pesos a Pedro
Sayán , 2i630 aMariano Alvarez y 10380 a Mariano Paz Soldán. ( AHML Sección Obras
Nuevt Sr¡¡rasts 133
lúblicas 1860, documento 15 )' ,

Tizón señala que aunque F. Vt. OuparA ( 1859 ) da como esteramente concluido el
)royecto , su mapa esta errado puesrlas construcciones quedaron a medias' Tizón
( 1906 ).
Esta empresa fue muy reconocida pues fomentaba la urbanización de la ciudad'
:ontribuyendo a aliviar el problema del alquiler de vivienda. Al respecto se señalaba:
'La aglomeración de habitaciones hacía del todo urgente ensanchar la ciudad por alguna
larte y ningún sitio es más a proposito que los barrios de San Carlos y Guadalupe, los
más

;anos de Lima por recibir las aguas del mar ". ( El comercio 20 de Agosto 1859 ).
Las nuevas manzanas acabaron con algunos callejones de la zona y continuaron
:on la tendencia de utilizar terrenos eclesiásticos.

-a muralla de Lima
A mediados del siglo pasado la muralla colonial - construida en 1687 y reemodificada
:n 1807 por el virrey Abascal - circundaba T ima y lo continuaría haciendo durante algunas
lécadas más.¿ Cuál fue la función de esta modificación en tiempos en los que aparentemen-
e no se le necesitaba ? A continuación nos referiremos a la forma función
y de esta edificacíon

:n el período tratado.
La parte amurallada de Lima contaba con once portadas : la del Callao, Martinete,
iuan Simón, San Jacinto y Monserrat.
Hasta mediados del s. XIX los principalesservicios de la ciudad se habían ubicado
ú interior de las murallas, a partir de los cincuenta la situación cambiará. El aumento de
)ortadas evidencia un secreto a voces: La muralla se hallaba prácticamente agujereada.
El
)aso es que para recurrir a servicios básicos como el camal o para la utilización del ferroca-
ril al Callao rr se debieron acondicionar nuevas portadas ( la nueva de Monserrate y San
facinto respectivamente ). Además de estos ascesos oficiales, existieron múltiples vías para
rortear la colosal obra.
Acerca del estado de la muralla a inicios de los cincuenta, tenemos el testimonio del
:xiliado chileno Victorino Lastarria, quien afirmará que :

'Lima está circunvalada en la parte alta de una muralla de adobes que costó más de un millón
le pesos y que hoy se halla destruida en muchos puntos o por destruirse. (... ) el virrey
\bascal refaccionó esta muralla y creyó ponerla en pie de guena, pero creo que ni entonces
li ahora ha podido servir a tal objeto, pues que su debilidad, su mucha extensión y su poca
:levación hacen imposible una defensa sostenida, aún contra un pequeño ejército este es un
recho tan conocido que el gobierno hace muy poco caso de tal fortificación y la deja desmo-
'onarse, sin atribuirle el mérito que tuvo paraAbascal" . (El Comercio 22 de Febrero de
rssr).
Lastarria concluye su artículo planteando que la muralla podía servir siquiera de
)aseo que presentaba hermosos puntos de vista hacia el campo y huertas de la vecindad
runque su soledad la hacía peligrosa.
'(...) no es raro que algunos paseantes hayan sido sacados de sus abstracciones por los ban-
lidos que allí pueden hacer su presa sin temor a la policía. " (Ibidem')'
Tal como sucedía en muchos espacios, como los callejones o laAlameda de Acho,
a zonaextramuros era tieffa de nadie o mejor dicho de los asaltantes, notificándose cons-
l. En el cai;t.r dcl lerrocanil de Chorrillos se aprovechó la portada de Guadalupe.

NUEVA SrNrEsls 134


"Debo agregar que los extremos de la ciudad compredidos en el interior de las murallas ,
están casi inhabitados, si ocupados por huertas inmensas que deben reducirse a edificios
habitables, como ya se está haciendo en la parte comprendida entre Guadalupe y Santa
Catalinat3 y hasta que no estén labrados los inmensos solares que rodean la ciudad y aún en
el centio mismo de ella, no deben pensarse en destruir una obra, que aunque no sea del gusto
moderno es suntuosa por su trabajo y útil a la seguridad de los vecinos".
La muralla debía repararse, no por su funcción militar sino porque limitaba el ac-
cionar de los criminales. El estado debía impedir la demolición de la murallas:
"al menos mientras el aumento de la población no lo haga urgente y entonces aprovechar el
estado de crecidismo material de que se compones y las ventajas de las adjudicaciones".
Podemos concluir que durante el siglo XIX la muralla tuvo un uso policial antes
que militar. En el lapso tratado ( 1840 - 1860 ) la muralla fue literalmente una criba, no
pudiendo controlar el flujo de la población y proporcionando un refugio a los criminales.
Parte de las murallas fue destruida durante el gobierno de Ramón Castilla para
construir el Palacio de 1a Exposición, cuya ejecución estuvo a cargo de Manuel Atanasio
Fuentes. Actitud similar tendrá el presidente Pezet ( 1863 ) para ensanchar la ciudad.
A pesar de múltiples tentativas aisladas, la muralla no se demolía debido al alto
costo que demandaba esta empresa. Será el empresario norteamericano Enrique Meiggs, el
yanquiPizarro,quien hacia l8T0aprovechelaoportunidadyofrezca derrumbar lasmura-
llas cambio del terreno liberado por esta acción y las áreas aledañas necesarias para urbani-
a
zar y trazaÍ avenidas ( Tizón y Bueno ).
Hoy en día se pueden observar algunos restos de esta edificación, destacando un
bastión ubicado en la zona del Cercado.

El proyecto del regidor Manuel Atanasio Fuentes


Al tratar de nuestra capital a mediados del siglo pasado nos hemos referido básica-
mente a obras realizadas, considerando lo que se hizo y no lo que se pensó hacer. Los proyec-
tos urbanos para la Lima de aquella época son importantes pues brindan una idea acerca de
las soluciones esbozadas, de lo que se pretendia de la ciudad . Quien mejor que el propio
Murciélago ( testigo impresindible del XIX limeño ) para hacerlo.
Seguidamente queremos dar noticia de un proyecto sobre nuestra capital cuyo va-
lor reside en que fue elaborado por uno de los mejores conocedores de nuestra ciudad, mien-
tras ejercía el cargo de regidor.
El22 de noviembre de I 858 la Comisión de Ornato de Lima recibirá una propuesta
en la que el regidor Manuel A. Fuentes argumentaba que:
"cerca de cien mil pesos anuales se gastan en el aseso de la población y, sin embargq las
calles están no sólo desaseadas sino inmundas. Hace años que la voz general clama contra el
actual sistema de acequias, origen de multitud de amenazas contra la salud pública'"
Ante 1o cual, planteaba un empréstito de dos millones de pesos con hipoteca - a
favor del gobierno - de todos los biees raices y productos de los ramos mayores de propios.
Se emplearía en el empedrado de las calles y canalización de las acequias y en la construc-
ción del Palacio de Justicia y un teatro.

I 3. Sc refierc l ll empresa Sayán, Alvarez y Paz Soldrín .

Nrrr;v¡ StNrr,sts l3(r


El Palacio de Justicia ocuparía el terreno del Convento de Santo Tomás. El Estado
daria el local, verificando antes la expropiación de algunas porciones de esa área que había
sido adjudicada a particulares (300,000 pesos).
El alquiler de las oficinas que se construirán en la planta baja del Palacio permiti-
rían el pago de intereses. El terreno no ocupado por el Palacio se colocaria en enfiteusisr4 a lo
edificaría lamunicipalidad.
El teatro ocuparía el local del hospital de la Caridad previamente solicitado el efec-
to, haciéndose la construcción conforme a los planos y proyectos aprobados por el gobierno.
El producto de la adjudicación del teatro sería para pagar intereses (600,000 ps.).
El empedrado sería de piedras cúbicas de una cuarta de vara y lacanalización de cal
y ladrillo con puertas exteriores de fierro a distancia de dos cuadras una de otra. Para la
canalización se requería establecer conductos en el interior de las casas; pagándose por ello
una contribución moderada anual para cubrir los intereses. Culminados los trámites prelimi-
nares se conseguirán 500,000 pesos por cuenta de los dos millones para proceder a construir
el Palacio de Justicia y dar principio al empedrado.
En su respuesta los síndicos, Ignacio de Osma y J.A. de Lavalle, manifestarán que
la municipalidad carecía de recursos. Opinaban que el teatro, el palacio y el empedrado eran
obras improductivas y las otras (incluyendo la canalización) no alcanzaían para el 12.5V0
anual, necesario para pagar la deuda ( AHML Sección Obras Públicas 28 de Noviembre
18s8 ).
Este proyecto, como muchos otros, no se pudo realizar. Sin embargo, evidencia el
interés por participar del reordenamiento de la ciudad. Posteriormente Manuel Atanacio
Ftrentes elaboraría otras propuestas, llegando a concretarlas.

EPILOGO
La riqueza fiscal producida por el descubrimiento del guano, unida a unos
cuantos años de paz civil, vinieron a redimir a la capital de su largo período
de estancamiento (Porras 196-5 : 39).
En un trabajo de generalización respecto a la ciudad americana en el período trata-
do, Rolando Mellafe (1986) ha planteado algunas observaciones que nos parece necesario
contrastar con la información obtenida.
Según el historiador chileno, hay consenso en admitir que fue a inicios del siglo
pasado que se dio un proceso de acelerada modernización en las ciudades americanas. Este
período había estado precedido en muchos casos por una etapa de desórdenes políticos y
guerras civiles, lo que en el Perú se denominarála anarquía (1842-1844).
Se ha sostenido que las modificaciones de los servicios públicos urbanos permitie-
ron clisminuir los índices de mortalidad y -consecuentemente- el incremento foblacional.
Tal atribución no ha podido verificarse. En el caso del servicio del agua, este inicialmente se
realizaba por cañerías de barro o aguadores siendo reemplazado por cañerías de fiero, pero
¿aqué porcentaje de nuestra población pudo afectar está medida? Hemos observado que la
instalación de las cañerías se limitó a determinados barrios, en ciertos sectores de la ciudad

14. Enfiteusis. Cesión de un predio nistico o urbano mediante una renta que se paga al cedente, quien concerva
el dominio directo' (Larrouse 1986)'
NuEvA srNrEsrs r37
del agua no llegaría hasta mucho después.
Respecto a la mentalidad urbana se dice que desaparecen las relaciones cara a c¿¡ra,
surgiendo la marginalidad. En el caso de nuestra capital, durante todo el siglo XIX existirán
ciertos lugares marginales. Tal fue el caso de los callejones, de raigambre colonial, que
proliferarán en los extremos de los cuarteles de la ciudad, donde el control policial era me-
nor. No surge la marginalidad, pues ya estaba presente; en todo caso se incrementa.
Entre 1840 y 1860, diversa será la suerte de los distintos cua¡teles de Lima. Al
parecer, fue el sur (cuartel cuarto el más beneficiado por las innovaciones urbanas del men-
cionado período. La edificación del panóptico y la urbanización de las chacarifas, ambas
bajo la dirección de Mateo F. Paz Soldán, se ubicarán en el referido cuartel, consolidando su
porvenir. Todo lo contrario sucederá con el quinto cuartel (San Lázaro), en el que a fines del
siglo XVIII se habían realizado las más modernas edificaciones. ¿Qué pasó con el cuartel
quinto (San L6zaro)? La causa de está decadencia nos es desconocida, lo cierto es que en
1860 la alameda de Acho estaba abandonada y desierta; contando con el mayor número de
callejones.
Estamos ante un período de hacinamiento y tugurización de la ciudad, que a pesar
del incremento poblacional no crece dado que los servicios no se generalizan. Podemos
deci¡ que la plebe no podía abandonar los beneficios que la subordinación les otorgaba. Un
callejón densamente poblado junto a las chácaras -como la Venturosa, la Recoleta o el Gi-
gante será preferible a ubicarse extramuros.
Lariqueza fiscal conseguida por el guano permitirá el enriquecimiento de algunos,
que intentarán reordenar la ciudad oficial. A pesar de sus esfuerzos, las medidas dispuestas
no fueron suficientes. Fracasado el intento, comenzarán a abandonar la ciudad, desplazán-
dose hacia el sur. Tendencia que se inicia en este período, continua con las construcciones
dirigidas por Manuel Atanasio Fuentes (Parque de la Exposición) y se ratifica con el avance
meridional durante la república aristocrática.
Este esfuerzo por reorganizar la ciudad, no fue aislado, sino que formó parte de un
conjunto de cambios -reformas, podríamos decir- que intentaba la incipiente oligarquía. A
partir de mediados del siglo pasado, se intentará una modiflcación del sistema penitenciario,
del sistema educativo, y de todos aquellos aspectos necesarios para controlar a los
desadaptados, a sus preceptos, claro está. De modo que no extraña que muchos personajes
intentarán reemplazar las denominaciones tradicionales de las calles (con cierto tufillo popu-
lar) por otras que recuerden hech.c¡s gloriosos como nombres de batallas ganadas. Si de
controlar se trataba nada mejor que reorganizar el escenario y las reglas de juego.
Se dice que nos encontraríamos ante un proceso de modernización tradicionalista,
en el aspecto urbano el calificativo de frustrada sería más justo.
Hemos tratado de evitar toda comparación con el presente dado que nos parece que
para hacerlo se deben considerar numerosas variables, no siempre accesibles. Sin embargo,
nos interesaría mencionar que durante todo el período tratado, las fuentes brindan una sensa-
ción de constante crisis. Abundan las quejas por la ineficiencia de los organismos oficiales
que no atienden a las demandas de los vecinos. Todo el tiempo nuestra capital presentará
aniegos por acequias derramadas, pestilencia debida a grandes acumulaciones de basura,
calles rotas y cañerías malogradas. Según las informaciones Lima habría contado con dos
murallas. Una, la de barro construida durante el mandato del Duque de la Palata y la otra, la
Nu¡v¡. Sr¡¡rssts 138
de mayor magnitud : De basura, contigua a la anterior y generada por la desidia de las
autoridades y los vecinos.

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