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INTRODUCCIÓN.
Debido a esta dificultad para investigar el ámbito del desarrollo del signifi-
cado, la mayoría de los estudios realizados hasta finales de la década de los 60 se
enfocaron principalmente a la adquisición del vocabulario, proporcionando datos
sobre el desarrollo léxico, pero DO acerca del desarrollo semántico.
Pero desde la década de los 70, el interés por el estudio del desarrollo
cognitivo infantil y la atención hacia la influencia de la interacción social en el
desarrollo, dan lugar a numerosas investigaciones que indagan acerca de cómo
los niños acceden a las primeras palabras, la representación mental que tienen de
las mismas y la evolución en el proceso de construcción del significado. Estas
investigaciones han perfilado diversas concepciones teóricas acerca del desarrollo
semántico y léxico que iremos exponiendo a continuación.
OBJETIVO.
El objetivo de esta práctica es que el alumno tome contacto con el
desarrollo del lenguaje infantil, analizando el proceso de adquisición del léxico y el
del significado y reflexionando sobre ambos.
MARCO TEORICO.
Aun teniendo en cuenta que pueden mal interpretarse los niveles de com-
prensión infantiles, se suele aceptar la existencia de un desfase entre
comprensión y producción, que es más patente en los primeros años del
desarrollo infantil (entre el primer y tercer año). Peralta (1986) apunta que la
coordinación entre comprensión y producción no viene dada, sino que hay que
aprenderla pues, probablemente, para un proceso y otro se pongan en
funcionamiento estrategias y representaciones lingüísticas distintas. Así la
comprensión de palabras v frases estaría muy ligada al conocimiento del mundo
en general, además el niño se sirve de claves contextúales para comprender el
lenguaje que otros le dirigen, v la principal estrategia empleada sería el
reconocimiento-emparejamiento de la palabra oída con su referente o concepto.
Para producir palabras, sin embargo, se hace necesario encadenar la intención de
decir algo con la recuperación en la memoria de la palabra adecuada al concepto
que se pretende expresar y coordinarla con un programa articulatorio. No
obstante, aunque se trate de procesos distintos, comprensión y producción están
estrechamente vinculados, transfiriéndose la comprensión a la producción, es
decir, el incremento en la comprensión produce aumento en la producción
(Volterra y otros, 1979; Greenfield y Smith, 1976). Además la tasa de vocabulario
activo (producido) y pasivo (sólo comprendido) tienden a igualarse con el tiempo.
Durante el proceso de adquisición del lenguaje, el uso que los niños hacen
de las palabras es, en muchas ocasiones distinto del que hacen los adultos,
llegando a aplicarlas a un campo de referentes inadecuado. Ya desde los primeros
diarios sobre el desarrollo infantil llevados a cabo en el pasado siglo por Taine o
Darwin se ponía de manifiesto que los niños extendían el uso de las palabras
adquiridas para referirse a un objeto concreto a otros que no se designaban de la
misma forma. Este es un mecanismo de funcionamiento semántico que se ha
definido como "sobre-extensión" o "supergeneralización". Los niños hacen
sobreextensiones cuando superan el campo de referentes al que la palabra debe
asignarse. Los ejemplos de sobreextensión en las obras dedicadas al estudio del
desarrollo lingüístico infantil son muy numerosos, vamos a describir aquí algunos
tomados de la literatura relativa al tema y otros procedentes de nuestras propias
observaciones; estos ejemplos serán útiles para explicar posteriormente los
motivos que llevan a los niños a sobre -extender el campo de aplicación de las
palabras aprendidas.
Lewis (1936) añade a las aportaciones de Stern otros criterios que pueden
conducir a los niños a sobreextender las palabras: la semejanza en los
sentimientos que pueden provocar situaciones distintas, la similitud funcional (de
uso) de los referentes e incluso el que puedan realizarse las mismas acciones
sobre ellos Así una palabra puede extenderse a referentes que no son semejantes
desde un punto de vista objetivo, pero si desde una perspectiva afectiva, pues
generan en el niño sentimientos similares (probablemente esta sea una
explicación bastante oportuna para el ejemplo 2). Esta idea de Lewis fue muy bien
recibida por Piaget (1951) quien defendía que los sentimientos, el conocimiento y
las acciones de los niños sobre los objetos fundamentan la construcción del
significado de las palabras. Una de las teorías más clásicas referidas a la
sobreextensión es la que aporta Clark (1973). Ésta autora mostró que la mayoría
de los casos en los que los niños empleaban un término para referirse a objetos
que un adulto no consideraría como dentro de ese término puede explicarse a
partir de la similitud perceptiva entre el nuevo objeto y los otros que se denominan
con ese término.
Clark parte de la teoría semántica de que el significado de las palabras se
constituye a partir de rasgos (sernas) y elabora a partir de ahí una teoría sobre el
desarrollo semántico denomine da "hipótesis de los rasgos semánticos". Desde
esta hipótesis se defiende que los niños van aprendiendo el significado exacto de
las palabras añadiendo, uno tras otro. rasgos semánticos específicos. Según esta
autora los niños extraen algunas características de los referentes que pertenecen
a una clase (básicamente aquellas que se perciben visualmente tales como forma,
tamaño, movimiento...), éstas son las que constituyen los rasgos semánticos del
nombre aprendido, y éste se aplicará todo elemento que comparta estos rasgos.
Los primeros rasgos semánticos que extraen los niños son los más generales, lo
cual da lugar a que se produzcan frecuentes sobreextensiones. Si analizamos el
ejemplo 4 observaremos que desde esta teoría se explicaría la sobreextensión
aludiendo a que esa niña había extraído del referente luna uno de sus rasgos
semánticos de tipo perceptivo (ser redonda), dada la generalidad de este rasgo, el
término "luna" se sobreextendía a muchos más referentes de los que realmente
comprende el término; a medida que la niña integre en el nombre "luna" más
rasgos semánticos (p. ejem. que ilumina por la noche, que se encuentra en el
cielo...) el uso del término se irá restringiendo, hasta aplicarse correctamente.
Al explicar el predominio de las palabras "de objeto" sobre las otras, estas
autoras aluden, al contexto en el que los niños adquieren el lenguaje y apuntan,
como ya lo hacían Ninio y Bruner (1978), que las madres mantienen muchos
episodios de juego con sus niños en los que se nombran objetos concretos. Según
estas autoras en estos juegos intervienen diversos factores que ayudan a la
adquisición de la palabra por parte del niño:
c) El formato del juego provee un marco familiar en el que los adultos no sólo
proporcionan al niño nombres de los objetos y acciones, sino también
oportunidades para que el niño emplee estos nombres, e incluso información
sobre la adecuación o no de la producción infantil.
La etapa de la referencia.
La etapa de la denotación
Muy pronto, al final del segundo año, las palabras dejan de estar asociadas
'mica mente al objeto o al contexto particular en el que se aprendieron porque
éstos comienzan a representarse mentalmente, constituyendo lo que Nelson
denomina concepto". Desde una perspectiva muy piagetiana, Nelson se opone a
la idea defendida por Clark de que los niños elaboran sus conceptos iniciales a
partir de las características perceptivas de los referentes (forma, color,
movimiento...) y apunta que la función de los referentes (las acciones de las
cosas, las acciones que pueden realizarse sobre ellas, sus reacciones y sus usos
convencionales) constituye si no el núcleo, al menos un elemento importante en la
organización conceptual infantil. Para avalar la importancia de la "función" en los
conceptos infantiles Nelson se apoya en los resultados de estudios que solicitan
de los niños asociaciones de palabras y definiciones. Los estudios sobre
asociaciones de palabras revelan que los niños suelen establecer asociaciones en
función de la acción que realiza el referente de la palabra (ejem.: perro-la ira), o
atendiendo a referentes contiguos en la realidad (ejem.: noche-luna), es decir
utilizando más criterios funcionales que perceptivos. En cuanto a las definiciones
de palabras se observa que generalmente los niños definen los objetos en
términos de su uso convencional, o las acciones que realizan, y no tanto
atendiendo a su forma (ejem. plátano: para comer).
Entre los cuatro y los siete años los niños van desarrollando este último
aspecto del desarrollo semántico que Nelson denomina el sentido: y esto puede
observarse en su ejecución en tareas que ya hemos comentado al hablar de la
denotación. Así, por ejemplo, en las tareas de asociación de palabras los niños
establecen relaciones en términos de contraste (p, ejem: perro-gato, noche-día) y
no como en la etapa anterior en la que las asociaciones se establecían por
criterios funcionales y de contigüidad (perro-ladra, noche-luna), y en las
definiciones aparecen términos taxonómicos (p, ejem. plátano: es una fruta),
mientras que en la etapa anterior se empleaban términos básicos (plátano: para
comer), lo cual da lugar a definiciones más abstractas y aproximadas a las
adultas.
ANALISIS
SUJETO 1
La primera parte de la práctica está destinada al análisis del desarrollo del léxico
inicial y al estudio de la extensión del significado de las primeras palabras que
componen dicho léxico. Por tanto en esta primera parte, los datos se obtendrán
del sujeto de menor edad (dos años). Las actividades correspondientes a realizar
en esta primera parte de la práctica son las siguientes:
1º. Se preguntará a la madre del niño/a seleccionado cuáles, de entre las palabras
que utiliza su hijo/a, suele emplear de forma sobreextendida. Posteriormente de
las palabras que el niño/a sobreextiende se seleccionarán tres de ellas, y se
plantearán al niño a situaciones en las que evaluaremos su comprensión de estos
términos. Así por ejemplo si el niño/a usa la palabra "pato" para denominar a todas
las aves, le proporcionaremos tres fichas (si es posible es aconsejable que la tarea
se realice con objetos reales) en las que se encuentren representados un pato, un
pollito y un pájaro y le pediremos que nos dé la ficha del pato. Se analizarán los
criterios (perceptivos, funcionales o afectivos) que conducen al niño a
sobreextender los tres términos seleccionados y se reflexionará acerca de si la
sobreextensión infantil se refleja también en el ámbito de la comprensión.
Lina maria : la mama pregunta quien soy yo: mi mami esta acá
Virgen maria: mami maria tiene sojos y narices tiene boca tiene la manos mas
duras
Lina: la empleada. La mama pregunta como se llama la mama de mguelito ;la niña
contesta lina.
Se refiere a los pregunta que se le hacen muy sencillo responder con familiaridad
por eso decimos que las acciones que pueden realizarse sobre ellas y su usos
convencionales constituye un elemento importante en la organización conceptual
infantil.
SUJETO 2.
Procedimiento
Propondremos al niño/a un "juego": "yo digo una palabra y tu, enseguida, dices la
que se te ocurre", comenzaremos con algunas palabras "de prueba" y
posteriormente pediremos al niño asociaciones de las siguientes palabras; perro,
libro, noche, blanco, grande, lápiz, plátano, caballo, hormiga, mañana. Se
anotarán las palabras que el niño a ha asociado a las que le presentamos
(palabras señal) y se analizará el tipo de relaciones que mantiene la palabra señal
con la que el niño ha producido, atendiendo a si son relaciones de contigüidad (por
ejemplo plátano-pera), relaciones de antonimia (blanco-negro), de sinonimia
(caballo-Vaca) etc.
INTRODUCCION.
MARCO TEORICO.
A partir de los dieciocho meses el niño pasa de las emisiones de una sola
palabra a la combinación Je dos elementos. Como apunta Hernández Pina (1984)
nos referimos a elementos o componentes y no a palabras, y esto se debe a que
la combinación cubre cualquier incremento en una unidad léxica, que puede ser
otra palabra o un morfema añadido (de género, número, persona, tiempo verbal,
etc.).
Bowerman (1973) encontró que su hija producía palabras eje de forma ais-
lada y que combinaba dos palabras eje; en nuestro idioma podernos poner como
ejemplo de producciones infantiles consistentes en una sola palabra e]e el uso de
"más" y de combinación de dos palabras eje "otro más".
Al final de esta etapa, a los dos años y medio, los niños parecen dominar la
oración simple, aunque las categorías de sujeto, verbo y objeto tienen aún una
extensión muy reducida (López Ornat, 1990); así el Sujeto se limita a las tres
primeras personas del singular, -Verbo sólo se emplea en algunos tiempos
(infinitivo, imperativo, presente de indicativo, presente continuo, pretérito perfecto y
futuro perifrástico inmediato, es decir, “ir a + infinitivo”), y en la categoría de objeto
faltan algunos desarrollos como los plurales ó las concordancias de género y
número con el artículo, por ejemplo.
Hasta los tres años las oraciones compuestas tienen un uso muy
restringido, apareciendo siempre en formas fijas. Crystal y otros (1976) apuntan
que el primer uso de las conjunciones aparece para encadenar frases que ya se
producían previamente (por ejemplo: "en el parque había palomas y yo corría y
salían volando). La conjunción se emplea como un modo de mantener el fluyo
narrativo, se añade al final de cada frase y suelen ir seguidas de pausas. El uso
más maduro de la conjunción se observa cuando se emplea uniendo elementos
que pertenecen a un mismo sintagma por ejemplo "mamá y papá me llevan al
parque".
Para finalizar con este apartado dedicado a describir la evolución del desa-
rrollo morfosintáctico apuntaremos que, tradicionalmente se considera que hacia
los cinco años este desarrollo ha concluido, esto probablemente se deba a la
escasez de investigaciones realizadas a partir de esta edad. Recogiendo las
aportaciones de Crystal y otros (1976) podemos decir que a partir de los cinco
años, y al menos hasta la pubertad, continúan
produciéndose avances en la estructura del discurso,
en la comprensión de estructuras complejas y
ambiguas (lo cual se detecta en la habilidad para
comprender y hacer juegos de palabras, adivinanzas,
chistes, etc.) y en el acceso a la variedad estilística del
lenguaje que se refleja en el uso de nuevas estructuras
adecuadas para el desarrollo de los distintos estilos
discursivos (narración, exposición, diálogo, etc.).
ANALISIS.
SUJETO 2.
Identificación Un dinosaurio
Localización En la selva
No existencia no está
Negación no presento
Posesión No presento
Agente-objeto No presento
Acción-receptor No presento
Acción-instrumento No presenta
Según los criterios anteriores que debíamos tener en cuenta por LME de 20
emisiones totales que el niño realizo en la interlocución.
EMISIONES INCORRECTAS
Tipina: piña
Los numelos: los números
Cotero: helicóptero
Maniposa: mariposa
Tana: rana
Naanja: naranja
Flo: flor
Teloj: reloj
Fluta: fruta
Todo: dados
Ades: ajedrez
Para concluir no cabe duda que la teoría se ajusta a la practica y que con base a
esto nos permite evaluar y anlizar las fortalezas y las falencias que se presentan
en diferentes niños que unos corres ponden bien a su edad y otros le falta mas
refuerzo sus procesos de aprendizaje
BIBLIOGRAFÍA.
ANGLIN, J. (1977). Word, Objet, and Conceptual Develo pment. W.W. Norton:
Nueva York. BENEDICT, H. (1979). Early lexical development: comprehension and
production. Journal of Child Language. 6, 183-200. CLARK, E. V. (1973).