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y apellido, tiene pequeos ganchos al inicio y al final, como garras que dan
peleas a infortunios.
Luego apareci Libertad Demitrpulos Qu nombre para una escritora! Jujuy
(1922 1998) Hice un pequeo paso para atrs y volv a mirarla. Pareca una
seora conocida, poda tratarse de cualquier buena vecina. Pero las arrugas
que como pequeos surcos asomaban, le daban singularidad a ese rostro, que
sonriente mira hacia la izquierda. Quien haba ideado la exposicin haba
fotografiado a Libertad y Evita, en un efecto como si fuera una de la manchas
de Rorschard. Volv la vista al rostro pliegues, frunces con desniveles
temporales que cuentan historias de muchos lugares, naturaleza y civilizacin,
otra contienda.
Paula Wajsman (1939 1995) me hizo acordar a esa chica que actuaba en la
tele que despus fue pareja de Fito Pez, tambin me record a una
compaera de la facu que tambin me haca acordar a esa actriz. Los ojos
achinados y esa raya desprolija que divide en dos el nacimiento de un pelo
castao largo. Es un primer plano de su cara sonriente. Imagino lo que la foto
no me muestra: ella sentada en un jardn con una gata en su regazo, mientras
la divierten ideas sartreanas para su prximo cuento. Sus ojos en cambio
tienen un color marrn oscuro, como si por ella pasara un terremoto.
Y por ltima Syria Poletti (1919 1991) italoargentina. Pero le su trayectoria y
resulta que trabaj aqu cerca, en Caada de Gomez. Le tantos ttulos de
obras como premios. La imagen que se proyect frente a m es la de una mujer
yo dira de unos casi cincuenta. Est al lado de una ventana, contempla algo en
lo alto, quizs un tren en la medianoche, quin sabe un llamado.
Fin de la pared. Di unos pasos hacia el centro del recoveco. En ese momento
sent que ese hueco del saln era un tero creativo. Otra sonrisa se asom en
mis labios. Me dieron ganas de aplaudirlas, guard mis manos en los bolsillos
de mi campera. Con una vista panormica las salud. Mis labios hicieron el
movimiento de un hasta luego.
De pronto sent que ya haba mirado todo, no haba ms que ver. Me acerqu a
Laurita que hablaba entretenida con un seor, le agradec la invitacin, le di mi
opinin sobre estos eventos y le cont que Luis me estaba esperando.
Ya en la vereda el viento de la nochecita me acarici. Me abroch la campera.
Empec a bajar los pequeos escalones de ese lugar. En la vereda tuve una
conviccin: leerlas, pero tambin una idea.