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Introduccién En los tiltimos afios se ha e: tendido entre la poblacién espa fiola el uso del término «género», empleado con un significado distinto del de accidente gramatical. Su difusién en nuestro p: es un hecho reciente que parte del momento en que los medios de comunicacién han comenzado a hablar de «violencia de género» para referirse a los malos tratos que algunos hombres perpetran contra las mujeres, especialmente dentro del ambito propio de la convivencia. A partir de aqui, cada vez se ha hecho m el uso de este término para hablar de cualquier cosa en la que se is frecuente vean involucrados hombres y mujeres Quiza muchos consideren que «género» es solo otra manera de referirse a la division de la humanidad en dos sexes. Se trata de t a palabra que ahora suena bien; parece refinada y académica. Su difusién ha tenido gran éxito y ha acabado por desplazar, en ocasiones, los términos referentes a la mujer y al sexo femenino. consi- Hoy cs palabra utilizada cn cualquicr conversacién que dere culta, aungue muchas veces a ella como si fuese un se recur ncologismo, sinénimo de sexo, menos grosero, mas culto y actual, mas acorde con los derechos que la sociedad contemporinea reco- noce a la mujer. Todo nos Heva a pensar que el término no fuc lanzado a la sociedad espafiola a través de medios de comunicacién de modo 2 Del sexo al género inocente. Aunque no todo el mundo la emplee sabiendo a qué s esta refiriendo, los impulsores de su inclusidn a nivel internacional en el vocabulario habitual de la poblacién intentan introducir, a través de ésta, una determinada ideologia que ha sido denominada de perspectiva de g énero. Procede del feminismo més radical y izada tambi doctrinario, aunque es uti n por el dobby homosexual para propagar sus intereses que_no existe ni hombre natural ni mujer natural, sino que es la_cultura Ja que impone o atr buye esa identidad al individuo. ‘as, considera que el ser humano nace sexualmen- te neuro, siendo socializado mas tarde como hombre o muj En otras palab en funcién de un condicionamiento hist6rico-cultural. Esto es lo mismo que decir que no hay una esencia femenina o masculina, ni iste una forma natural de s xtialidad humana. Conside' las diferencias en la manera de pensar, an que ctuar y reconocerse 4 si mi mo segiin se sea hombre o mujer son el producto de la culeura de un pais y de una época determinados, siendo ella la que asigna a cada grupo de personas, en funcién de su sexo, una serie de carac- teristicas que se explican por las conveniencias de las estructura bé usted nacié como hombre 0 mujer, aprendié a comportarse como sicas de esa sociedad. Segtin los difusores de esta ideologia, si tal porque asi se lo ensenaron en su cultura, pero no porqu conduct pertene: ca a su biologia de hombre o mujer La sexualidad no estarfa, por tanto, definida biolégicamente sino que se tratarfa de algo determinado por el ambiente social§ Se diluye la diferencia entre los scxos al referirla a algo convenciona que es atribui Jo de forma variable por cada sociedad. Segtin esta perspectiva, cada uno puede decidir su propia identidad y oriet tacin 5 ual con independencia de encontrarse existiendo con un cuerpo masculino o femenino. Considera esta idcologia que la heterosexual dencia natur Jad_no es la ter al o normal de Tas personas sino algo ensefiado por la 8 8 Pe ee sociedad para perpetuar un poder jerarquizado, de hombres que tey provecho econdmico. Pr Ta libertad de cada cual clegir el tipo de «género» al que quieren pertenccen, siendo todos igual- someten su distr tenden rebelarse contra ello y dejar mente validos. Esto hace que hombres y mujeres heterosexuales, homos: xuales y lesbianas, y los bisexuales sean simplemente mo- dos de ex: istenc 1 y comportamiento sexual, producto de la clec- cidn libre de cada persona que todas las dem respetar, Nunea el padre del relativismo filoséfico pudo imaginar que se legaria tan lejos. Para esa ideologia, el hombre y la mujer lo son si quieren, y por el tiempo que quieran, independientemente de sus cromosomas o de sus caracteristicas anatémicas y funcionales. Sn la actualidad, la perspectiva de género ha pasado ha ser la base desde la que implementar la gran mayoria de las propuestas politicas y educativas de nuestra sociedad, A pesar de los térmi- nos ambiguos que encontramos al leer los documentos, debemos mostrarnos cautos y ser conscientes de que, en muchas o siones, del uso de la palabra agénero» se esconde toda una ideolo- via que Dusca precisamente Ia desapariciGn de la estructura sex bipolar en el pensamiento de los seres humanos; es decir, de esa estrnctura que considera que las personas se encuentran existiendo en el mundo como varones © como mujeres. No se necesita mucha reflexién para darse cuenta de lo revo- lucionaria que es esta posicidn, y de las consecuencias que tiene la climinacién de la bipolaridad sexual de la especie humana al negar la relacion entre sexualidad y naturaleza, aquella que viene donada a cada uno de los seres humanos a través de su capital genético. Hace pocos afios esa forma de entender la sexualidad humana podia parecer, al meno: a primera vista, algo sin sentido, fruto del sectarismo-homosexual y de cierto feminismo militante y radical que parecia no poder llegar a tener relevancia social alguna. Pero hoy no es esa la realidad. Esa ideologia esté influyendo de forma galopante y con hondo calado en nuestra sociedad y, como vere- 14 mos, ello ha tenido lugar a través de la difusién y manejo en los medios de casos de violencia doméstica; todo ello muy bien pro- mos internacionales. gramado y planificado desde los orgar Hay que tener en cuenta de que fue en la IV Conferencia M ial sobre la Mujer, desarrollada en 1995 en Pequin, a ins tancias de la QNU, dondetuyo comienzo la difusién del térming «géneroya la yez que se dio una definicién de la «violencia de género». Cinco afios después, en junio de 2000 en Nueva York, al ser reyisados los acuerdos alcanzados en dicha conferencia de Pequin, se incide con mayor claridad en la necesidad de recrudecer las legislaciones de todos los pai es para atacar la violencia sobre la mujer', A partir de entonces la pe pectiva de géneto ha inundado con su terminologia multitud de documentos y legislaciones in- ternacion Sr les asf como la mayorfa de los gobiernos del mundo. AUMENTO DE CASOS DE VIOLENCIA DOMESTICA | En los tiltimos afios los medios de comunicacién esp han cesado de poner de manifiesto ante la opinién publi de violenci domeéstica que han provocado una gran alarma social. Ello ha sucedido en una sociedad como la nuestra, progresista y civilizada, tolerante con todas las cultu: as y opiniones. Los_medios han decidido que a la violencia contra la mujer g¢ la lame «violencia de género». Como consecuencia, la audien cia ha tardade poco en aceptar quc la causa de dicha violencia s¢ chcuentra en idcologias que se califican de sexistas a machistas, producto de una sociedad patriarcal formada por familias tradi- cionales en las que el padre detenta el poder jerarquico con la L._En aquel momento se acuerda hacer a referencia explicita a la violacién marital como una forma de violencia contra las mujeres, véase herp:/iomn:un.org! spanishleonferences/Beijing/as231Orev! pdf IIe ieee a iS correspondiente sumisién de la mujer. Se insiste en que su origen se encuentra en una educacién basada en normas diferenciadas entre chicos y chicas que se transmite desde el seno de las familias y del sistema educativo, lo cual perpentia a través de los siglos una educacién «machistay que oprime y esclaviza a la mujer. de los casos concretos producidos y el aumento de au frecuct cia tiene lugar aqui y ahora, cuando llevamos afios de desarrollo en la igualdad de educacion, de derechos y oportunidades entre hombre y mujer y donde disponemos de una de las legislaciones més avanzadas del mundo en cuanto a dicha igualdad. Es mas, en 2004 se aprobé por unanimidad cn el Congreso de los Dipuca- dos la Ley Organica sobre Medidas de Proteccién Integral contra la Violencia de Género por la que se establecia el derecho de las mujeres maltratadas a una proteccién integral y se impulsaba la puesta en marcha de diversas medidas sociales, educativas, penales y laborales a fin de prevenir este tipo de violencia. Unos aftos més tarde los hechos han venido a demostra que estas medidas no han ervido para frenar el mimero de muertes de mujeres a manos de La realidad es que no_abundan los estudios que profundicen en las verdaderas causas que expliquen ese alarmante aumento del niimero de muertes femeninas y que trasciendan los estercotipos del sentido de Ta posesion y dominio del hombre sobre la mujer. En nuestra sociedad actual hay una tendencia que consiste en ha- cer lecturas muy mediatizadas por las ideologias dominantes que dan por supuestas muchas verdades sociolégicas y cientificas que no son tales © que no han sido demostradas. No tenemos datos estadisticos de la frecuencia de malos tratos en el Ambito doméstico en décadas pasadas ya que los hechos vio- lentos no se denunciaban y eran ocultados incluso a las personas del entorno familiar mas préximo. Sabemos que se encontraban concentrados en familias de varones que abusaban del alcohol © 16 pees en ambientes marginales. De todas maneras no poseemos infor- macidn fehaciente para poder comparar con las cifras actuales de maltrato doméstico. Hoy dia los datos estadisticos nos confirman la realidad de este tipo de violencia ya que cada_vez son mis lo: malas uates que se denuncian, si bien no siempre se puede de- mostrar que la denuncia tiene una base real de malos tratos o si se tata de una conducta reyanchista por parte de la mujer ante una situacién de conflicto en la pareja. Our cosa muy diferente es el ntimero de homicidios de mu- jeres-enel Ambiro doméstico. Sabemos con seguridad que hace afios eran casos raros, mientras que hoy su frecuencia aumenta de forma imparable. Aunque los feminicidios siempre han Gxist- do. en décadas pasadas eran hechos esporadicos que encontraban un gran eco en los medios de comunicacién y que generalmente estaban ligados a Ja existencia de una enfermedad mental. En bas- tantes de esas ocasiones l homicidio se extendia a otras personas dela familia, aparte de la mujer, y podia acabar con el suicidio del homicida. Sin ne a’ doméstica o de violaciones y homicidios de mujeres en décadas anteriores, la realidad es que hace unos afios practicamente todas las muertes violentas de mu- ar la existencia de violenci jeres en nuestro pais se encontraban vinculadas, principalmente, a deren vencontrabanwitiouladas, principalmictices|a” delitos se! y;en mucha menor proporcién, a la violencia da- méstica{En los tiltimos afos esa proporcién se ha invertido, con lo que la mayor parte de los homicidios femeninos son causados directamente por el otro miembro de la parcjad Estos hechos no son exclus Las encues- tas actuales revelan que una de cada cinco mujeres en Europa es victima de la violencia doméstica, Egpafia ocupa el octavo lugar, con los paises nérdicos, Reino Unido y Alemania a la cabeza. En ivos de nuestro pai los ltimos afos estas muertes han aumentado en Espafia més del 50% y su creciente progreso sc nos muestra imparable, al igual que el mtimero de denuncias por malos tratos. I ee ee a Introduccién: 7 Aunque estos datos se refieren a la violencia contra la mujer, hemos de tener en cuenta que los malos tratos en el Ambito do- méstico también afectan a veces a otros componentes familiares, como son los nifios, ancianos y minusvalidos, que, en ocasiones, son victimas directas © indirectas de abusos de quienes les cui- dan. LA VIOLENCIA DE GENERO. LA'VIOLENCIA'DE GENERO Esta expresién es la traduccién del inglés gender-based violence © gender violence, difandida a raiz del Congreso sobre la Mujer celebrado en Pequin en 1995 bajo los'auspicios de la ONU. Con ella se identificé «la violencia, tanto fisica como psicolégica, que se ejerce contra las mujeres por raz6n de sui sexo, como consecuencia desu tradicional situacién de sometimiento al varén en las socie- dades de estructura patriarcaly. Esta expresién «comprende toc una larga lista de atentados contra su dignidad como persona que ya desde la violencia fi ica, sexual y psicolégica en Ja familia a la a en el Ambito de la comunidad (incluidas las violaciones, cl abuso sexual, el hastigamiento en el trabajo y en instituciones. educacionales, la trata de mujeres y Ta prostitucién forzada) ast como la perpetrada o tolerada por los Estados dondequiera que ésta ocurra (tales como. violenci s violaciones generalizadas en conflictos armados o las mutilaciones genitales diversas)». Gomo vemosla violencia de género ast definida abarca un campo mas amplio que el que indica el concepto de violencia do- mésticd)y leva implicitamente una fuerte carga ideolégica a pesar de que los medios de comunicacién hablen indistintamente de es- tas dos expresiones. No se deberfa identificar violencia doméstica —— ONU, Declaracién de Pequin y Plataforma para la Accién, TV Conferencia Mundial sobre la Mujer, Pequin (China), septiembre, 1995. Del sexo al género conviolencia de géner 5‘ 2 muier. En primer lugar porque, si bien la victima més frecucate sea Ta dnuier, debido a su menor fuerza fisica, también sc dan casos de mujeres que agreden, que insultan, que maltratan, que matanalos varones, aunque habitualmente sus caracteristicas y circunstancias sean muy diferentes id as Por otro lado, cuando hablamos de violencia doméstica debe- mos tener en cuenta que los malos tratos en clambito doméstico no solo se realizan contra la mujer, sino que también afectan a veces a otros componentes familiares Esta situacién nos obliga a caer en la cuenta de que, aunque la violencia contra las mujeres sea estadisticamente la més frecuente, noes por ello la mas grave ya que nifios y anclanos tienen much: apacid efensa y Frente a estos hechos parece evidente el interés mediatico que suscita actualmente todo lo que tiene que ver con la violencia do- méstica, y no puede por menos que choca nos el interés mostrado en los tiltimes aftos por cambiar su denominacién para referirse a ella como violencia de género. Eso nos hace pensar que algunos de los gencradorcs de opinién en prensa, radio y televisién dan prioridad a determinadas noticias no con la finalidad de explicar la realidad, sino a fin de difundir una ideologia muy conereta. Por su parte, los medios han decidido deliberadamente que la violencia doméstica, ahora llamada de género, requiere respuestas ptioritarias de mayor entidad que otros muchos problemas que afectan a nuestra sociedad sin detenerse a buscar la verdadera raiz de esa violencia mediante un estudio serio y detallado del pro- blema Se trata de algo que no deja de ser preocupante, Sobre todo 22.4! P iP porque la poblacién espafiola estd asi a stiendo a todo un conjun- to de medidas legislativas que tienen una gran repercusién en la cultura, en la ensefianza y en la convivencia de las personas, y por nbios de gra mn rn rere ee eee ee ee tanto, suponen ca 1 calado en nuestra sociedad. Introduce CONTROVERSIAS TERMINOLOGICAS, DE GENERO SOBRE LA VIOLENCIA, La difusion y uso popular del « demos que la Real Academia Espafiola realizé un informe? en el 2004 para-indicar que la exp cia de género» es emino es muy reciente. Recor- sién -«violen lingiiisticamente incorrecta. Explicaba que no debia ser emplea~ n de uso del cérmino «género» da en espafol al no existir trad como sinénimo de «sexo». Ademis, resaltaba algo muy importan- tea tener en cuenta: en la tradicién cultural espafiola la palabra «sexo» no reduce su sentido al aspecto meramente bioldgico. Ya hemos dicho que «violencia de género» es la traduccién de gender-based violence o gender violence, En inglés, el término gender significa «pénero» y también «sexon, pero en castellano, hasta hace una déc; ada, la palabra «pénero» no xO. En inglés se documenta desde antiguo un uso traslaticio de gender como sinénimo de sex, si bien a partir de los aos sesenta, con los estudios de género, se dio un nuevo sentido al término gender pasando este del inglés a otras lenguas, entre ellas el espafiol. Asi, «mientras con la voz “sexo” se designa una categoria meramente categoria sociocultural qui iferes S esigualdades de indole social, econdmica, in esa linea se dice «estudios de género», «discriminacién de género», «vio- lencia de género». Seguin la RAE, el término «género» no tiene accidente, no solo gramatical, en todos y en cada uno de sus sig nificados. Vi Se propuso desde la RAE utilizar en lugar de «violencia de géne- Segan la Qauc.-- or tanto, un _anglicismo incorrecto. 3. Véase REAL ACADEMIA EsraSio1a, «Infor nero», Madrid, 19 de mayo de 2004. sobre la expresién violencia de 20 wie Del sexo al género ro» expresiones como «violencia domésticay, «violencia sexista» 0 «violencia contra la mujer». Todas estas vontroversias terminolégicas pueden parecer algo sin importancia para el que no es un purista de Ia lengua. Pero hay muchos que consideran necesario llamar a las cosas por su nom. bre. Cuando el conflicto se produce en un ambito familiar, con los hijos como victimas 0 testigos, es del todo apropiado hablar de violencia doméstica. Y en todos los casos en que existe agresién contra compafieras, ex parejas, etcétera, lo preciso es hablar de violencia sexista 0, simplemente, de violencia contra la mujer. Si la RAE dice que nunca se ha de llamar violencia «de géncro» ‘es porque, con el diccionario en la mano, no hay manera de saber de qué género de violencia se trata, Si.todas las muertes de mujer causadas por hombres con las que ha habido una Teladn afore se-engloban cn un mismo paquete, dificilmente se pueden conc: cer las causas desencadenantes, asi como el motivo por el cual se Pro aumento de homicidios de mujeres tan alarmantes mente progicsiva. ni tampoco se podra poner remedio para atajar esa especie de plaga homicida que sacude nuestra sociedad, Entendemos que no_se trata solamente de una cuestién de denguaje Es fundamental aclarar los términos utilizados en todo tema que sea motivo de debate social. Se rata de algo imprescin- dible para evitar la confusién —que no Ileva a conclusién alguna~y a demagogia manipulativa. En este caso, la expresion violenci de género Ileva asociada toda una idcologia que es imprescindible conocer para poder tener una opinién fundamentada y acertada sobre el tema. 0: IDEOLOGIA $1 YACENTE, Ya hemos dicho que la difusién dei término «género» tuvo comienzo en 1995 en la IV Conferencia Mundial sobre la Mu- TP 2a ee. TT ery peers Introduccién 21 jer celebrada en Requin a instancias de la ONU. Alli, junto a la introduccién del término «género», se dio una definicién de la «violencia de género» que fue considerada en dicha conferencia coms un «mecanismo social fundamental para el mantenimiento posicién subordinada de las mujeres respecto de los varones», se trata, por tanto, de una forma de entender toda Ta historia de la humanidad bajo el aspecto de una lucha de poder entre los sexos masculine y Femenino. Esta forma de enfocar el problema la violencia Como una herramienta que sirve tanto para imponer como para mantener la discriminacién de la mujer tes pecto al varén. Se tracaria «de una violencia simbdlica que puede persistir de manera latente pero que, cada vex con mayor frecuen de consid cia, se puede conyertir en violencia real por motivos puntuales y con diferentes ses; realidad ico o la 30s segtin el momento hist personal o social». 1a violencia de género asi definida cn Pequin «incluye valo- crcencias y actitudes aprendidas gene re: iendo de cién_ en _genéracién, sin distincién de estatus econdémico, social y educativo, de la etni que se van trans , religién o ideas politicas aunque se manifiesce de forma diferente segtin los cambios en las dinamii A partir de Ia conferencia de Pequin, el concepto de violencia de género ha aparecido en diyersos documentos de organizacio- cas nes internacionales y, en pocos afios, se ha difundido en medio politicos, universitarios y periodisticos. Asi, un informe del Parla my nto Europeo considera que «el contexto socio-cultural, sobre todo, s estructuras sociales fundamentales —aquellas que cum- plen las funciones sociales mas basicas— son las que producen los condicionantes que actian sobre varones y mujeres, y configuran de una determinada manera su personalidad, sus expectatiyas, en 4. ONU, Declaracion de Pequin y Plataforma para la Acciém, cit. b 8 Del sexo al género una palabra, su vida. Son estas instituciones basicas las que pro- Yoda iinidésey uilibriguen las telariGner’ds peder entre losigetos 7 cn cl dmbite social, ccondmica, religioso y politico, pese a las le- gislacion, nacionales ¢ internacionales en favor de la igualdady’, ET informe indica que ese desequilibrio funciona fundamentando una consideracién devaluada de la mujer después de siglos de do- minacién masculina: los estereotipos que este sistema de poderha > — cientemente que proporcionan a hombres y mujeres una identi- dad y, por tanto, actitudes y practicas que perpetian la condicion inferior que se asigna a la mujer en la familia, en el trabajo y en la sociedad Poco mis tarde, en la reunion Hamada Pequin +5, celebrada en Nueva York en el afio 2000, la ONU realiz6 un nuevo informe en el que sefialaba que las mujeres constituyen el grupo mds dis- criminado, a escalz mundial, sin que puedan encontrarse excep- ciones por circunstancias relativas a nacionalidad, estatus, edad, etc. Afirmaba que se trata de una realidad social y politica que se corresponde con un fuerte entramado estructural y que forma parte Este concepto tiene una fuerte base ideolégica ya que presen- ta la violencia de género como un hecho estructural; es decir, entiende este tipo de violencia como algo condicionado por unas estructuras sociales que se consideran inadecuadas desde su misma base, ya que afectan a su fundamento mas bisico, a la relacién istancial del mismo. se hombre-mujet. Entienden, por tanto, que la causa de la violencia contra la mujer se encuentra fundamentalmente en la relacién de los sexos que se da en la familia natural, institucién bisica de la sociedad, que consideran inadecuada. En esta concepcién de la relacién entre hombre y mujer, el vardn solamente aparece como opresor de la mujer. Se entiende Ae es ee ee ee ee ee ee 5. PARLAMENTO EUROPEO, Informe de julio cle 1997. Introduccin 23 la sociedad como un sistema complejo caracterizado radicalmente por la desigualdad hombre-mujer y por cl conflicto entre ambos, que se resuelve, mediante Ja violencia, en un.dominio del varén con la consiguiente sumisién de la mujer. Antes de nada hemos de poner de manifiesto que es una idea equivocada pensar que hombres y mujeres pertenecen a dos clases © grupos que presentan intereses radicalmente distintos © 1econ ciliables Cuando, en realidad, no hay intereses que sean defendibles exclusivamente por la mujer. Lo habitual en la historia ha sido que hombres y mujeres hayan colaborado para conseguir unos objeti- vos comunes, tanto en elambito familiar como en el comunttario. En los casos en que ha aparecido un conflicto entre hombre y mu- jes, &ste pertenece alo personal y circunstancial de esos individuos ncretos y, mucho mas, cuando el conflicto Teva a Ta violencia, ‘Todo hecho violento procede del interior de la persona y no puede ser considerado algo «estructural», producto de la sociedad, En la ley aprobada en Espafia contra la violencia de género se define ésta como «manifestacién de la discriminacidn, la situacién de desigualdad y las relaciones de los hombres sobre las mujeres, que se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cOnyuges o de quicnes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia»’, La violencia de géncro asf entendida es un ejemplo de lo que en sociologia se lama sgciologfa del canflicto, El conflicto surge de la confrontacién de los meeres les de Tas personas jue ocupan_posiciones distintas © ciedad. Para aclarar este concepto diremos que cl antecedente més claro de la sociologia de conflicto es Marx. Para Marx, la desigualdad radical es la econdé- mica y de clla surge la lucha de clases, Para la idealagia de género la desi dad radical de Ia socied: encuentra en la diferenci 6. Proyecto de Ley Orgdnica sobre Medidas de Proveccidn Integral contra la Violencia de Género, art. 1.1 del Titulo preliminar, Madrid, 1 de julio de 2004. 24 Del sexo al género entre hombre y mujer. Considera que esa desigualdad es conse- cuencia de la evolucién de la historia, de la que es su motor la oposicién y confrontacién entre hombre y mujer. Se tratarfa de un conflicto de autoridad y poder. Desde esta perspectiva de género se interpreta el aumento de violencia del hombre contra la mu- jer como una consecuencia de los movimientos feministas. Hoy, cuando las ideas feministas han calado en la clase oprimida, en toda mujer, ésta se ha rebelado y, consecuentemente, ha aumenta- do el conflicto con el hombre y la violencia contra ella. Este es el marco de referencia que se utiliza para construir una explicacién sociolégica que permita generar un proceso de cambio social. En estos tiltimos aftos se puede comprobar, por otro lado, que este tema cs utilizado por grupos radicales de feministas para cxi- gir el derecho al aborto, los derechos sexuales y reproductivos sin ningtin tipo de restriccién para la mujer al considerar que cllo for- ma parte de los derechos humanos. Argumentan que, si se quiere dliberar» ala mujer hay que comenzar por su imagen de madre de familia y, por tanto, hay que proveerle de los medios necesarios: la anticoncepeidn y el aborto. Liberada de Tas responsabilidades del Rogar y la familia, la mujer se podra entregar a su papel de trabaja- dora, en igualdad coaiel Wouibre: Enesco: pers oaTa aoe iy penalizacién del aborto consticuye un claro signo de violencia y discrimi orque deben tener la posibi lidad di ar al hijo si no es deseado ya que el embarazo y la maternidad podrian estar en oposicién con su libertad”. fistina Hoff Sommers introdujo la expresién «feminis- mo de género» en su libro Who stole feminism? (sQuién robe el feminismod} afin de diferenciar el feminismo de ideologia radical, surgido al final de los afios sesenta, del anterior movimiento femi- 7. Véase «Carta de Guandbana», Rio de Janeiro, Brasil, 2001. 8. Sommers, Christina Hoff, Who stole feminism’, Simon & Shuster, Nueva York, 1994. _wWw 2. _ -i Introduccién 25 nista de equidad. Este feminismo de género, tras algunos afios de trabajoyde avances y retrocesos, logré penetrar en la sede de las aciones Unidas. apoderdndose de un pequefio pero importanti- simo niicleo intelectual. Desde tan privilegiado escenario, el géne- To comenzé su carrera ascendente. La primera conquista fue la TV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, que tuvo lugar en septiembre de 1995 en Pequin, con un informe final que establecfa una serie de pautas para implantar dicha ideologia. Desde entonces, la perspectiva del género se ha ido infiltrando y empapando las leyes, las costumbres y, lo que es més importante, la educacién. La obra Gender trouble: feminism and the subversion of identity (El problema del género: el feminismo y la subversion de Ma identidad) de Judith Butler, viene siendo utilizada desde hace varios afios como libro de'texto en diversos programas de estudios femeninos de prestigiosas universidades norteamericanas. En la actualidad las universidades espafiolas tienen entre sus programas asignaturas que imparten el estudio del género desde donde esta perspectiva es ampliamente promovida. Para lograr una répida difusién de sus ideas utilizan sistemé- ticamente un lenguaje equivoco que se infiltra mas ficilmente en el ambiente, mientras habitian a las personas a pensar como ellos. Hoy, las consecuencias pricticas de este nuevo lenguaje son enormes. Por lo pronto, cl nuevo término da por supuesta la ne- cesaria desaparicién de toda organizacién social atendiendo a la diferenciacién entre hombres y mujeres. Esto es algo aceptado Por muchos sin mayores complicaciones, porque el fantasma del sexismo o del machismo nadie quiere Ilevarlo encima. Pero la realidad es otra; al aceptar esa idea estamos destruyendo el con- cepto y el derecho de familia, la legislacién hereditaria, la moral elemental vigente desde hace treinta siglos. Es decir, supone Ia” destruccién de las bases de la sociedad tal y como la hemos cono- cido hasta ahora: toda nuestra cultura occidental con sus defectos y sus aciertos. 26 Del sexo al género [Parece muy temerario apoyar experimentos de esta magnitud sabre la base de una ideologia tan absolutista y globalizadora, pero desde las agencias de Ila ONU se estan produciendo cambios Ppro- fundos, que Hlegan incluso a condicionar ayudas y subvenclones a la aceptacidn de Ta trampa del «géneron Sin Negara ‘organizaciones intemnacionales- por PORE OTIS nuestro pais se amena- za con quitar las subvenciones a todo colegio en que se haga una educacién separada de nifios y nifias, vulnerando la libertad de los Padres para elegir el tipo de educacién que desean para sus hijos. La verdad es que la aceptacién de ese término aplicado en este sentido es, menos algo inocente, cualquier cosa, Con la introduccién érmino «género» referido a la vio- lencia doméstica, se nos ha ido manipulando ideolégicamente. Al aceptar la idea de que el machismo, es decir, las telaciones entre mujeres y hombres basadas en roles definidos socialmente que se jeres a manos de hombres relacionados afectivamente con ellas, es- tamos mds predispuestos a aceptar, sin reflexionar suficientemente sobre ello, el resto de ideas que trata de inculcarnos la perspectiva de género. No cabe duda que, puesto que no puede existir nadie que se posicione a favor de la violencia doméstica, cl cambio enla ferminologia para referirse a clla sea una forma fécil y eficaz para conseguir sus objetivos. Si todos estamos en contra de la Iama- da «violencia de énero», todos estaremos a favor d Ja igu: del_género sin pensar demasiz uiera decir. De momento, ya han conseguido infiltrar_y empapar nuestras leyes y costumbres, Se comprende con estas premisas que el concepto de violencia de género abarca un campo mayor que el de violencia doméstica cjercida sobre la mujer y que va cargado de un fuerte contenido ideoldgico. Tiene una determinada forma idcolégica de compren- der ala misma sociedad y ha conseguido presentar ante la opinién ptiblica la realidad de los hechos violentos de una forma tal que le x Thee Introduccién 27 permite hacer un nuevo marco de referencia que sirve de base para desarrollar un proceso de cambio social. Hoy podemos comprobar que la aparicién devastadora de ese aparente anglicismo incorrecto que ¢s ¢l término «gériero» va mucho mas alld de algo superficial o haladi. El mismo go- bierno que preparé y consiguié aprobar por unanimidad en el Congreso de los Diputados la ley especifica para luchar contra la violencia doméstica, lo hizo utilizando la expresién «violen- cia de género», a pesar de las reticencias mostradas por la Real Academia Espafiola. En aquellos momentos defendié esa deno- minacién sefialando que se trataba de un término reconocido internacionalmente y que existian peticiones en este sentido formuladas por las asociaciones feministas y algunos grupos parlamentarios. De esa manera los poderes ptiblicos aceptaban el concepto ideolégico que subyace en esa denominacidn y se consiguié que la violencia contra las mujeres sirviera como instrumento para intro- ducir la terminologia de género y poner en marcha toda una serie de estrategias que, como veremos, buscan una finalidad concreta y muy dirigida: la de-construccién dela sociedad. i i objetivo ultimo es la emanci- pacidn completa del hombre, mediante la técnica, del azar de la biologfa para hacer emerger un hombre nuevo, completamente liberado de sus creencias le ual, familiar con una mentalidad que no mira a su pasado, sino que solo tenga como escala las necesidades y esperanzas del futura)) Nuestro presente se encuentra asi preferentemente determina- do por el futuro. Se presume de progresismo y se pretende separar al hombre del suelo de la tierra, liberdndole de todo condiciona- miencto, de toda naturaleza. Esto se manifiesta con especial fuerza en la idea de una disponibilidad absoluta sobre la vida y la muerte yen la abolicién de la diferencia entre hombre y mujer. 28 a Del sexo al género Y tenemos la obligacién de ser conscientes de ello. Ademds estamos convencidos de que ése no es el camino para acabar con tanta muerte injusta y lacerante de mujeres. Ese camino Ieva a crear un conflicto mayor entre hombre/muj n- te, aun mayor numero de muer violenta. Muchos de los procesos y modclos de comportamiento que encontramos en la sociedad actual ya no se basan en lo transmiti- do, en lo-que ha mostrado su eficacia, sino en ideas y experimen- tos cuyos resultados son completamente inciertos. En pocos afios se han dado muchos pasos de este programa ideoldgico: se han redefinido los conceptos de matrimonio y familia y se han apro- bado en las Cortes leyes referentes a estas realidades basicas de la sociedad. El proceso avanza a una velocidad de vértigo: también se ha puesto en marcha la nueva ley de educaci6n y se intenca im- poner la perspectiva de género de forma transversal, desde todos los Ambitos sociales, siendo fundamental el realizado a través de medios de comunicacién y, lo que es mas grave, a través de la mis- ma escuela conculcando de esta manera incluso el derecho de los padres para elegir el tipo de educacién que desean para sus hijos. Intentaremos hacer una aproximacién a estos hechos y al pro- ceso de cambio desarrollado en nuestra sociedad. Para ello, he- mos de abordar el estudio de los conceptos de sexo y género y su evolucién desde que éte se introdujo como forma de estudio de las caracteristicas propias de la masculinidad/feminidad hasta la actualidad, después de haber sido utilizado por movimientos homosexuales y feministas radicales, como forma para conseguir sus objetivos. : sic Capftulo I El sexo y el género ‘Todo hombre constituye una unidad personal sexuada de cuerpo y espfritu. Ello quiere decir que la condicién sexuiada del hombre es un fenémeno de extraordinaria amplitud, no reducible ala meta corporalidad —y atin menos, a la mera genitalidad- que distingue de un modo peculiar todos los estratos y componentes de la compleja unidad que constituye al hombre. No se trata de una simple determinacién morfoldgica 0 anatémica, ni tampoco x de una caracteristica que pueda reducirse a cate; orias fisiolégicas dimensiones que i la persona humana. Varén y mujer son dos modos de ser persona humana. Ambos son cl modo humano de vivir el ser personal. Se es persona desde ya través de la condicién de hombre © mujer. Ya hemos visto que en el idioma castellano el uso del término «género» no serfa necesario para poder hacer mencién o estudio de los diferentes pardmetros 0 estratos que suelen ser descritos al tratar sobre el ser humano, Aunque en los tiltimos afios se tiende a restringir el uso del concepto de sexo a lo puramente corporal, biolégico, la realidad es que seria dificil encontrar una dimensién humana, desde las ms espirituales, animicas o psicolégicas, hasta las més materiales o fisiolégicas, que no estuviera marcada por la propia sexualidad. 30, Del sexo al género Es més, el dimorfismo sexual de la especie humana es algo evi- _____ dente, aunque hoy haya personas que lo nieguen solamente exis- ten_dos formas de ser «ser humano», como varén o como mujer, Ambas formas son iguales en dignidad y naturalmente comple- 0 ig ignidad y PI QA! mentarias, contando con una inteligencia y una voluntad libre. & No existe ombre «neutro» o indeterminado sexualmente. Ya & 3 desde el momento de la fecundacién el nsewo ser lleva inscrto su ¥ ‘5 sexo como varén © como mujer en todas sus células, que son y cuando se dieron casos de individuos que se habian so- metido a una intervencién quirdrgica para cambio de sexo. Hoy se ha modificado esa ley y se permite el cambio de sexo «registraly sin _necesidad de pas 0, El documento nacional de identidad del Estado espafiol tiene una casilla para el sexo de la persona identificada en la que consta el sexo asignado en el mo- mento del nacimiento (sexo asignado) con dos posibilidades, M o V en funcién de que se sea mujer o varén. Separado por un guién consta el sexo sociolégico, que se sefiala mediante las iniciales F 0 M (femenino, masculino). Habitualmente todos los parametros descritos hasta ahora del sexo coinciden, sea en sentido masculino o femenino. nes raras hay tina discordancia en los parémettos bioldgicos, pero se trata de casos patolégicos conocidos y estudiados desde hace =n ocasio- 36 Del sexo al género muchos afios por la medicina que estan catalogados como tnastor- nos en la diferenciacion sexual En otras ocasiones, cada vez més frecuentes por otro lado, hay_ una divergenci 4 iolégi

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