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ARTICULOS Estaba la pajara pinta sentada en el verde limon: novela testimonial/documental de “Ia violencia” en Colombia Dick Gerdes University of New México Hoy en dia no es una novedad hablar del fe- némeno de la obra literaria como crénica de acontecimientos contempordneos. En los Esta- dos Unidos los escritores Truman Capote y Nor- man Mailer hicieron popular la novela no ficti- cia, combinando el reportaje con la invencién y tuna sociologfa “pop” con un nuevo periodismo* . En Latinoamérica el escritor peruano Guillermo Thorndike recreé en El ario de la barbarie: Peri 1932 los acontecimientos historicos que dieron lugar a la insurreccién aprista de los afios treinta. En México, Elena Poniatowska escribié La no- che de Tlatelolco, enfocando la masacre de Tla- telolco en 1968. La tercera novela de la escrito- ra colombiana Alba Lucia Angel, Estaba la pd jara pinta sentada en el verde limén, que tecibid el Premio Bienal de Novela Colombiana en 1975, pertenece también a esta categoria. La novela abarea la época de juventud de una mujer duran- te los afios de “la violencia” en Colombia. La escritora se vale de ciertas ideas de la novela do- ‘cumental que eficazmente combina documentos histéricos/sociolégicos con la invencién para re- rear un perfodo de terror y al mismo tiempo presentar un ambiente a través del cual 1a vio- lencia trasciende como fenémeno singular las dimensiones de un incidente histérico, convir- tiendo los aspectos humanos inherentes en el caso en consideraciones vitales para la juventud de hoy. 1. John Holowell, Fact and Fiction: The New Jour. nalism and the Nonfiction Novel (Chapel Hill: Univer. sity of North Carolina, 1977), ix. 2, Albaluefa Angel, Estaby la pajara pinta sentada en cl verde limén (Bogota: Biblioteca Colombiana de Cul- tura, 1975), Todas las citas pertenecen a esta edicién. Observamos también el uso de materiales do- cumentales para reflejar un caso histérico en el teatro. Los dramaturgos franceses Vilar, Gatti y Salacrou, lo mismo que los alemanes Weiss, Ho- chhut y Kipphardt recibieron impulso del teatro documental de Piscator y Brecht®. Para ellos la meta era la de ensefiar al pitblico, haciendo que el drama expresara sus puntos de vista politicos. Hoy, en Latinoamérica el teatro y la novela de esta indole se proponen no sélo traer a la luz ciertos acontecimientos histéricos sino también sefialar las diversas implicaciones universales de los incidentes que muchas veces el pueblo des- conoce. De esa manera, vemos en la novela de Albalucia Angel un enfoque que, por un lado, se apoya en los acontecimientos histéricos de “la violencia” en Colombia y, por otro, presenta una visin subjetiva de la misma época a través de la percepcién de una joven a quien, en la época que ocurrieron, los hechos les fueron ocultados por su contenido horripilante. Mediante la fusién de procedimientos docu- mentales y la ficcién, la novela cuestiona el pro- cceso de Ia creacién de los hechos y la censura de Jos mismos. La novela documental también po- ne en relieve la relacién cambiante entre el papel del escritor y la produccién de arte en una sociedad contempordnea. Asimismo, al escoger formas documentales en vez de materiales pura- mente imaginativos, el acto de escribir funciona como un proceso de revelacién; o como explica David William Foster referente a la obra docu- mental del escritor argentino Rodolfo Walsh en 3, Tamara Holzapfel, “Pueblo rechazado: Edueating the Public Through Reportage,” Latin American Thea- tre Review, Fall, 1976, p. 16 22 ARTICULOS ‘su articulo, “Latin American Documentary Na- mative”, ‘‘the goal of the narrator becomes the act of revelation for the reader in the act of na- mrative recreation”, Este trabajo trata de mos- tar cémo Alba Lucia Angel, valiéndose tanto de las formas documentales como de la creacién artistica, nos entrega una obra de profundo v Vor humano, Basicamente, el proceso que sigue el escritor ara construir este tipo de obra es, primero, in- vestigar los registros civiles, los documentos ‘his- téricos, cartas, comunicaciones del gobiemo, partes militares, entrevistas, reportajes radiales y Periodisticos, discursos politicos, libros y otras fuentes de informacién y, segundo, comunicar los resultados de la investigacién al lector me- diante la obra de creacién literaria. La investiga- mn implica objetividad, lo mismo que la presen- tacién de los resultados; el escritor edita y selec- ciona material que le interesa, proceso que al final da la forma de la obra y que, consecuente- mente, influye 0 cambia los pensamientos que tiene el lector sobre el asunto tratado en la obra. Como el escritor escoge la informacion que desea emplear en la novela, un criterio que se implica a la novela documental es el de la selec- tividad de los hechos. La seleccién y el proceso de la presentacién de los hechos son dos élemen- tos que determinan la calidad de la obra docu- mental§. Todo lo cual pone en tela de juicio la relacion entre la técnica narrativa y los materia- Jes documentales, entre formas elitistas de arte y la popular, entre’el arte y el no arte y entre el papel del escritor y la sociedad en que le toca vivir. ‘A pesar de que la novela documental refleja Ja vida o la realidad tal cual la vemos a través de Jos diferentes medios de comunicacién, como las emisiones radiales y la informacién periodistica; también la reinterpreta al preguntarse cudles son los intereses que manejan los medios de comuni- cacién, quiénes se benefician al omitir cierta in- formacién, por qué se suprimen ciertos hechos histéricos, cules son las consecuencias de las decepciones histéricas y qué dificultades surgen al buscar la verdad. As{ como ignoramos muchas ccausas y relaciones entre acontecimientos deci sivos de nuestra época que condicionan nuestro futuro, la novela documental también reacciona a Ja época de los hechos narrados, a la vez que exige unas respuestas®. De modo que se puede 4, David William Foster, “Latin American Documen- tary Narrative,” PMLA (January 1984), p. 43. 5. Peter Weiss, “The Material and The Models: Notes ‘Towards a Definition of Documentary Theatre,” Theatre 1 (Summer 1971), p. 41. ‘afirmar que ya no existe la oposicién entre fic- cién y no ficcién sino lo que se puede lamar na- mracién. Ha habido una progresion desde la cres- cin imaginativa hacia el comentario social y el reportaje. Como resultado, hoy en dia existen, ademés de narrativa convencional, textos docu: mentales, reportaje personal, narrativa testimo- nial o confesional. Para que Ja novela documental cree una ex- periencia vital, se requiere que sea una forma de expresin artistica. Al convertir la realidad que ha examinado en una forma artfstica, la novela se hace veros{mil; resulta ser, por lo tanto, fiel a la realidad. La forma en sf provee un remanso- del flujo caético de la experiencia. El valor de la obra se halla en su capacidad de completar el rompecabezas de la fragmentacién y anarquia total de la realidad moderna, ya que los aconte- cimientos diarios problematizan la relacion en- tre realidad e imaginacién, entre los hechos y la fantasfa. La novela no es la accién misma de Ja historia sino una especie de espectador y eri- tico de la accién. A través del proceso del mon- taje de los acontecimientos, se concretizan ciertos detalles dentro del desorden de la reali- dad externa, El efecto principal de la obra do- cumental, entonces, es el de despertar el interés, exigir una toma de conciencia 0, por lo menos, invitar a que el lector piense en los hechos pre- sentados. Aunque expone hechos —para que se examinen— y demuestra diferentes actitudes y opiniones, la obra documenta) favorece un lado del conflicto y condena otro, pues los temas obligan a que se hagan juicios. El fondo historico de la novela de Angel es el perfodo de “a violencia” en Colombia que abar- ca muchos afios de caos social desde el asesina- to del lider liberal, Jorge Eliécer Gaitén en 1948. Lo que se narra en efecto, a través de elementos documentales y testimoniales, es la historia in- fame de “la violencia” que, como resultad legé a institucionalizarse en Colombia. Ademas de revelar acontecimientos histéricos ya cono- cidos y otros desconocidos, se presenta material acerca de varios acontecimientos obscuros en la historia colombiana, fruto de una investigacin minuciosa. Otro aspecto de interés es la historia de las vidas que surgen de los recuerdos de algu- nos personajes en la novela, que a pesar de que forman parte de la invencién en cuanto a la crea- cién artistica, sirven como material testimonial de las memorias de los personajes que trasciende lo historico para presentar consideraciones més amplias. E} titulo mismo de la novela, “Estaba la péjara pinta sentada en el verde limén”, es una parte de una conocida cancién infantil. Ade- més, cita a Dylan Thomas en el epigrafe: “The ARTICULOS 23 memories of childhood have no order, and no en La narracién se divide en 27 unidades que no llevan nimero ni titulo, hecho que produce el efecto de un fluir constante entre materiales narrativos diversos. La clave del proceso narra- tivo empleado en la novela y un indicio de la estructura de la misma se encuentra en lo que es tuna especie de prélogo a la novela que, en si, es, uno de muchos documentos histéricos usados en la novela y nos advierte del empleo de este tipo de material en el texto. Dicho documento es una admonicién al joven colombiano para que lea el horario que un politico escribe sobre los acontecimientos del asesinato de Gaitén el dia 9 de abril de 1948: “‘Lee este horario, vivido més que escrito. En él recojo los hechos en que inter- vine, que presencié o de los cuales tuve una in- formacién autorizada e inmediata durante el desarrollo de los sucesos. Incluyo algunos deta- es ambientales, porque sé, por propia expe- riencia, su utilidad para quienes vuelvan mafiana sobre ellos” (p. 5). Como modo de comparacién podemos decir que éste es el mismo enfoque que se da en Ia novela en cuanto a 20 afios de “la violencia” en Colombia. En vez de ser ‘“horario””, la novela con los segmentos documentales es una coleccién aparentemente dispersa, cadtica y con- fusa de recuerdos que surgen de la memoria de os personajes. Foster sugiere, por ejemplo, que la estrategia narrativa amada “narracién’ mo- saica”, que no presenta el material narrativo en forma eronologica, es importante para la novela documental’. Aunque son numerosos los narra- dores directos e indirectos, identificados y no identificados, todos los cuales forman parte de la narracion, notamos pronto que un personaje, ‘Ana, es de quien brotan la mayoria de los recuerdos, dando asi unidad a lo que también dice el prdlogo, “este laberinto de hechos, hom- bres y juicios” (p. 6), descripcién también de la estructuura complicada de la novela. La primera unidad narrativa presenta a Ana en la cama con el joven revolucionario Lorenzo. ‘Ana rememora su. pasado, ese laberinto de re- cuerdos que en si dan estructura a la novela. En las tres paginas de que se compone este tiempo presente, hay varias frases dentro de la narracion ‘que se encuentran repetidas en las ultimas pagi- nas de la novela, demostrando asf que la accion ‘que encontramos en la novela es mas bien la evo- cacién que, sin preocuparse por la cronologia ni el espacio, se desarrolla desde el afio 48 cuando Ana era colegiala hasta un punto més cercano en 7. Foster, p. 44. el tiempo; es decir, el momento cuando esté en la cama rememorandolo todo. En este segmento, ‘Ana visualmente revisa el cuarto donde estd, no- tando la armonfa y calma que los envuelve. En el momento del acto sexual, ella piensa “‘otra vez mi sexo desoubierto y _penetras en él, como buscando {Qué buscabas?” (p. 6). Vemos que, mediante ciertas imigenes que se relacionan con su existencia, inicia una bisqueda a través de su pasado por el secreto del hombre: “Ahora que todo viene y va como una rueda de molino, se deshace en particulas, gira, se agranda y se achi- ca, es ahora el momento ‘de saberlo. De mirar para atrés, Terminar de una vez con este cosmos inflamado de imégenes sin logica”’(p. 8). Una constante que vemos a través de la novela es la imagen del Arbol y la rafz del mismo que, como simbolo después, es lo que el hombre ne- cesita para encontrar el significado de la vida, la paz y la tranguilidad. Se confunden lo sexual con io del simbolo universal del érbol: ‘La raiz, por ejemplo, porque la vi en aquel instante. Un Arbol gigantesco, seco, las ramazones despren- digndose, todo, cayendo igual que un escenario de carton: es la felicidad, te of que murmurabas, mientras que se expandia aquel olor dulce de guayaba. {Ta te acuerdas?” (p. 8). La imagen del érbol aqui no es la misma de su juventud, de ‘cuando jugaba en los érboles con sus amigos sino una de sequedad, infertilidad y muerte, cuyo sig- nificado comunica una experiencia vital de la novela. La mujer, habiendo vivido su juventud durante 10s afios de “la violencia’ en Colombia y de revivirla en ese momento, refleja el estado actual del pueblo colombiano: enajenado de la realidad contemporinea de su pais. En la parte final de la novela, se repiten algunas frases que se hallan en el primer fragmento, Ana ‘'se da cuen- ta de que el mirar atris es vano: de que aquella raiz ya se arrancé de cuajo: que la felicidad y el Arbol de guayaba son nada mas que un espejis- mo” (p. 390). La verdadera historia de la época de su juventud le fue distorsionada, censurada, negada, Después del primer segmento hay el epigrafe de Thomas y con esta referencia ya sabemos que mucho de la novela combina de una manera efi- caz los elementos documentales con los recuer- dos que surgen cadticamente de su memoria. La maestria de la creacién artistica de Angel se deja ver en la habil técnica que emplea para combinar | estos dos estilos narrativos. Cada una de los mil- | tiptes segmentos que siguen al primero se com- | ponen de los dos tipos de narracién. En la pri- mera seccién, se yuxtaponen los comentarios y opiniones de’ muchos personajes acerca de los acontecimientos narrados y el testimonio histé- rico del asesinato de Gaitén: 24 La Pecose se agarré de Ia mano de Ana, temblaba ¥ lloraba diciendo que su papd estaba en Bogoti, {ue 1o iban matar, y Ana Ie dijo que no lorara zis, que si seguia, a dejaba que se fuera sola ‘Dos de ia tarde Va ia muititud, en relimpago, eay6 sobre Palacio. Ni un vidrio sano cen los ventanales, ni una bomba eléctricailesa. Fue tal Ia furia, que el asfalto esté cubierto de eristales fen polvo, como bajo la accién minuciosa de una pledra de molino...” (pags. 27-28). Referente a la estructura exterior de la novela, notamos que los segmentos impares son al prin: cipio més extensos que los pares. En la seccién 19 se altera este patron y los pares son més ex- ‘tensos. Tematicamente, sin embargo, las partes de més extensién se ocupan principalmente de las siguientes historias: la documentada que ates- tigua el desarrollo de “a violencia”; la inventada como la fundacién de pueblos al estilo de Garcia Marquez; y la que surge con base en los recuerdos de Ana sus amigos, empezando con su juven- tud desde més o menos los diez afios, que corres- ponde al afio 48‘cuando empieza la novela. Después del primer segmento los demas pre- sentan el desarrollo completo de la violencia, desde el desorden cadtico causado por el asesi- nato de Gaitén, pasando por la violencia rural de los afios 50, hasta los levantamientos estu- diantiles y la rebelion de los jGvenes revolucio- ‘narios de los afios 60, cuya orientacién ideolé- ggica no es conservadora ni liberal. A través de la inserci6n de documentos histéricos, como emi- siones radiales y textos periodisticos, vemos en las primeras paginas de la novela que “la turba viene armada de fusiles, pistolas, machetes y garrotes. Como han saqueado también las ventas de licor, la mayor parte de los agitantes estan ya ebrios. De un golpe de filo al aire rompen el pico {de las botellas de whisky y champafia, y boganen el resto del recipiente. A la amenaza’se suma la vergonzosa noticia; la policfa ha defeccionado. Sus armas estan en poder del pueblo y muchos agentes van vestidos de civiles y encabezan la chusma” (p. 50). ‘A la mitad del libro vemos aspectos de la ya desarrollada violencia rural a través de una de- elaracién documental/testimonial del lider gue- rrillero, Tedfilo Rojas: ‘‘éramos muchos los que nos habfamos reunido en busca de refugio y pro- teccién, muy especialmente para los nifios, para Jos ancianos, para las mujeres, y en general, to- dos los que habfamos tenido que huir # la perse- “cucién sectaria de la policia, del ejército, de los godos, y péjaros, que eran los mismos godos ero més malos, y hasta de los curas, que habfan ‘convertido algunos la religién en ‘persecucién politica” (p. 205). En otra parte se inserta en la ARTICLLOS | novela una pagina de El Tiempo que prueba la censura sobre un acto de violencia cometido por el gobiemo: la masacre piblica que se lev a cabo en la plaza de toros el dia 8 de junio de 1954. Varias veces se hace referencia en la no- vela al hecho infame, poco conocido en la his- toria colombiana, proceso que en si otorga @ la | novela la responsabilidad de reinterpretar la | historia verdadera que en otra época le fue ne- gada a la juventud colombiana y al pueblo en general. El empleo de Jo documental para sacar a Ja luz la verdad sobre “la violencia” se ven mejor en las citas textuales sin identificar la fuente en la novela~ que hace la novelista de un libro del sociélogo Germén Guzman Campos, La vio- lencia en Colombia*. Lo que se extrae textual- mente del libro son casos veridicos —relatos~ de las matanzas, asesinatos, violaciones, crimenes, decapitaciones y, en general, actividades maca- bras. Del libro mencionado, la autora también documenta el fenémeno de los pdjaros, gente que representa la culminacién de la violencia. Mientras el guerrillero —el combatiente liberal en aque] entonces~ domina el llano y hasta me- dio pais, brota el patiamarillo —ei que tiene trato con los liberales~ y el collarejo —el liberal raso-. En un momento repentino brota “un nombre antes desconocido que sncama la re- piblica del guerrillero: “el pdjaro”. Segin Guz- mén, “‘al principio no asesinan infelices, sino a gente de nota sindicada de apoyar la revolu- cién 0 a duefios de haciendas’”®. Advertimos la relacién irénica entre la mencién del pdjaro (pé- jara pinta) en la cancién infantil y el uso del mismo vocablo referente a un grupo histérico de “la violencia”” en Colombia. De modo que el péjaro en ia época de “a vio- lencia” no se organiza por afiliacién politica ne- cesariamente, sino por la violencia misma. La no- vela documenta la historia del famoso ‘‘condor” Leén Maria Lozano, figura histérica que prota- goniza la novela Céndores no entierran todos los dias de Gustavo Alvarez Gardeazébal. Alba Lu- cia Angel nos dice que “el jefe de los pajaros fa- llecié de un infarto, pero la gente no se dej6 p ner la trampa y muy ligero la bola se convirtié en vox populi: le pusieron raticida Exterminio en los frisoles, era un patiamarilio: habia pacta- do con jefes liberales y eso fue hacer la cruz" (p. 380). Asi es que para documentar los hechos, la autora se vale de muchos testimonios y relatos personales, a veces de personajes historicos iden- 8, Mons. Germén Guzmin Campos, La violencia en Colombia. Tomo 1, 28. edicion (Bogots: Ediciones Ter ‘cer Mundo, 1962). ‘9. Guzmén, p. 165, ARTICULOS 25 tificables y otras veces de personas anénimas A pesar de que en este aspecto la novela refleja el resultado de una investigacién rigurosa de la historia colombiana, esta obra también esta suje- ta a los fendmenos histdricos controlados por las fuerzas dominantes del poder debido a los me- dios de persecucién y censura, ya que no habla directamente de ciertos personajes histdricos. En este caso, vemos que no hace referencia a Gusta vo Rojas Pinilla (Jefe del Ejército que asume el poder en 1953) con su propio nombre sino lo sustituye por otto ficticio. ‘Aunque la novela documental refleja la reali dad tal como surge a través de los medios de co- municacién, vernos que la omisién del nombre del ex-presidente de Colombia en si es una ma- nera de redefinir la realidad por el sencillo hecho de que en medio de tanta objetividad y seleccién testimonial, todavia la autora no se siente libre para decirlo todo 0 usar nombres verdaderos. Sin embargo, nos parece que el hecho de haber ‘omitido su nombre sirve para poner en relive una critica de la distorsion de la historia, Nos esta preguntando a los lectores en efecto por qué se tiene que eliminar a una persona; todavia siguen operando los medios de represién, problema contra el que lucha 2 novela documental. De haber examinado la temitica de tos seg- mentos de més extensién y la presencia de lo documental en ellos, podemos comentar la te- matica de los segmentos de més brevedad. Por lo general estas unidades comunican una vision més personal y subjetiva y menos de la historia oficial: es decir, de ellas brotan principalmente pensamientos de Ana y otros. Su contenido toma un aspecto atemporal y ontolégico que re- fleja la preocupacién y consecuente busqueda de una existencia identificable. En estas secciones surgen imagenes continuas del arbol que comu- nica la sensaciOn de esperanza y juventud en una época y, en otra, pérdida y muerte. Cuando es nifia, Ana conversa con su abuela quien le da una interpretacion religiosa-filos6fica de la vida: “Los cipreses son arboles que llegan hasta Dios. Y ella miraba atdnita aquellas puntas grises que se elevaban, se elevaban. zY es por eso que los plantan aqui? Si, contest6 la abuela seftalando las cruces: siempre los siembran en los campo- santos, y fue la primera vez entonces, que oy aquella palabra. Aqui es el purgatorio, penso, piensa de nuevo, y esta segura de que la abuela sabe. Es pot eso que el hombre se convierte en raiz. Luego en rama y en hojas y da sombra al cansado. Al que reposa. Al que flota a la bis queda del camino perdido. Si, abuela, es asf Tiene que ser asi. Porque luego da fruto y cae nuevamente. La tierra lo recibe y entonces él germina, regtesa, resucita” (p. 42). ‘Otro de los segmentos pares se relaciona éon el “momento presente” cuando, perdida su iden- tidad, se siente cansada, desolada, como desva- neciéndose, como “una vasta paranoia de sue- ios, de pdjaros, de resplandores” (p. 73). En otro segmento, Ana siente el cansancio de la bisqueda: “el ‘cerebro se embota y siente la necesidad de acezar como un perro, de beber cualquier cosa, pero no hay ni una fuente. Ni una gota de brisa que amortigiie siquiera la sen- sacién ilégica de espacio intemporal, de vacfo” (p. 93). Pregunténdose dénde est, como un ser perdido, dice que “soy un pez en el aire, un Pajaro en el agua: Tengo necesidad de saldar aquel pasado que me oprime... los vinculos de amor” (p. 95). La imagen del pez-pdjaro se re- pite varias veces en la novela, de modo que llega a reflejar el estado psicolégico de Ana que, en ver de orientarse bien, se extravia ain mas; llega asi aun estado de completa enajenacion de su ambiente y una comprensin del pasado histé- rico colombiano. La importante progresion que se establece en cuanto a la situacién de Ana, ya una mujer de clase social acomodada, es una de compromiso parcial con los estudiantes revolu- cionarios, a quienes a su manera traiciona trai- cionndose al mismo tiempo; lo cual la enajena de su realidad, No es una casualidad que, histéricamente, en el afio 1964 (cuando Ana ya no es una nifia) el Frente Nacional (la alteracién entre los dos par- tidos convencionales, liberal y conservador) se muestra incapaz de encargarse de los problemas nacionales, hecho que provoca la expansion de la violencia a las ciudades y las universidades. En 1966 el padre Camilo, habiéndose incorpora- do a las guerrillas, muere en una emboscada, después de lo cual el ejército oculta el cadéver, enterrindolo en un lugar secreto. Desde enton- ces verios, como nos sefiala el socidlogo colom- biano Orlando Fals Borda, que los grupos socia- les que son afectados por la violencia estén en proceso de formar nuevos valores que reempla- zarin los que han sido destruidos. Seguin Fals Borda, no se puede determinar el significado de esta nueva escala de valores porque varia segin el grupo y el nivel social. Se ve que se han mez- clado valores tradicionales y modernos que a su vez han creado actitudes contrarias y confusas, hecho que produce enajenacién en el hombre ¥ anomie en la sociedad, o sea, la destruccién de las instituciones sociales!® 10. Orlando Fals Borda, “Violence and The Break- up of Tradition in Colombia,” en Obstacles to Change in Latin America, ed. Claudio’ Vélez (New York: Oxford University Press, 1969. 26 ARTICULOS E] efecto principal de estos segmentos cortos es el de dar otro testimonio paralelo a los resul- tados de “la violencia”; la diferencia en este caso 5 no s6lo de indole personal sino también subje- tivo y casi onfrico. La experiencia de la novela es la de captar dos visiones bésicas —una objeti- va y otra subjetiva, pero ambas reales— de esta, época histérica. De ese modo vemos la historia a través de los acontecimientos que afectan al pueblo en un nivel colectivo y anénimo, a la vez que en los sentimientos humanos individuales el amor, Ja esperanza, el miedo y la angustia— en un nivel subjetivo. Empezamos este trabajo dando algunas carac- terfsticas que identifican la novela de tipo do- cumental. Un criterio basico para éste es la selec- tividad del material. Las razones que determinan la calidad de la novela son la seleccién y montaje de los hechos. Como la novela documental se compromete con una visién particular de la rea- lidad, es natural que los temas de que trata este ‘tipo de novela exijan y presupongan un juicio. Peter Weiss opina que un tema que trata la no- vela documental es el porqué se suprimen cier- tos datos histéricos y cudles son las consecuen- cias de las decepciones histéricas hechas por los padres a sus hijos o por una censura que séla- mente presenta una version oficial. Una cons- tante en la novela de Angel es la supresion de la historia tocante a “la violencia”. En la novela los 105 siempre estan privados de los medios de comunicacién que difundian el horror de esta época. E} efecto de la violencia para muchos j6- venes atin hoy en dfa es confusién, falta de orientacién histérica, en fin, enajenacién de la realidad. Para dar forma a la novela, el material docu- mental se divide de acuerdo con un ritmo inte- rior que subraya artisticamente los elementos narrados; as{ se mantiene un equilibrio entre la flusién y la desilusin. Pero el conseguir cierto equilibrio entre esta oposicion no quiere decir que el lector legue a entenderlo todo, produ- endo as{ una catarsis, o sea, escape o evasion; en realidad, lo que ocurre es que la novela vuelve a lector al mundo en que vive sin haber mitigado T sus tensiones ideol6gicas o emocionales. La coor- dinacién artistica del material sirve a la narra- dora para interrumpir y fragmentar e] hilo narra- tivo doble, creando asi el efecto de shock que recalca el mismo proceso de cémo los aconteci- mientos histéricos afectan al individuo. Sin em- bargo, Foster tiene razén al opinar que “it would be perhaps an error to asssociate docu- mentary narrative with unusually dramatic events in the sociopolitical life of a society: ins- titutional violence is such an ordinary part of Latin America that one must conclude that its ‘appearance in Latin American literature has been predominately documentary rather than fictional since the time of independence and the first sense of lost ideals and myths”). Es asi que un propésito de la obra de Alba- lucfa Angel, de mostrar otra version de la his- toria casi desconocida, no es producir més con- fusin o distorsién sino iluminar las miltiples facetas de los hechos. También al disolverse lo que seria una presentacién con base en una pers- pectiva cronolégica, lineal, ordenada 0 conven- ional del material, veraos que la ordenacién de los acontecimientos diversos sirve para vitalizar la experiencia del lector. Podemos decir que @ pesar de lo confuso que suele ser la realidad, la obra documental se propone explicarla mediante Ia yuxtaposicién artistica de todos los detalles seleccionados. La novela de Alba Lucia Angel cumple, en fin, con las metas de la obra documen- tal porque al experimentar y sentir la cuestion ontolégica en que se convierten asuntos de in- dole moral-filoséfico a una problemitica de preocupacién actual, la novela logra exponer las implicaciones amplias de este fendmeno sociolo- gico que en sf el pueblo colombiano conoce de luna manera superficial. Es cierto que esta novela presenta un conflicto de una manera interesante, pero su importancia se descubre mediante lo que ésta simboliza para el lector en el momento ac- ‘tual: un compromiso con la realidad. 11, Foster, p. 47.

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