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Año 2012 • Periodicidad anual • Edita: Secretaría de Formación y Estudios. S.P. del C.C. (CNT-AIT). www.cnt.es/estudios ISSN-2254-1632
Índice

Índice
Análisis Misceláneas
Representación y poder sindical. Crítica al artículo “De la intervención
Elementos para el debate. política”. Sobre la dialéctica
Beltrán Roca Martínezz .....................................................................8-18 cripto-reaccionaria.
Julio Reyero Gonzálezz ............................................................ 142-150
La financiación de los partidos políticos
en España: corrupción y deslegitimación. La utilidad del caos y del carisma.
David Ordóñez Pérezz .................................................................... 19-26 Una perspectiva anarquista.
James C. Scottt ............................................................................ 151-173
Crisis y fracturas: brechas para la acción
política constructiva del anarquismo. Mineros, escapularios y pociones mágicas.
Juan Cruz Lópezz ............................................................................. 27-33 Antonio Pérezz ............................................................................. 174-182

Hartémonos de amor ya que no podemos


Artículos hartarnos de pan: sexología y anarquismo.
Teorías analíticas e interpretativas sobre Layla Martínezz ........................................................................... 183-187
el conflicto en el centro de trabajo. La Mar, hábitat hostil para la vida humana.
José Gil Rivero ................................................................................. 34-48
Abelardo Sainzz ........................................................................... 188-192
Potencial utópico de la máquina La blogosfer
gosfera libertaria.
en la pequeña escala. Juan Cr Lópezz ....................................................................................193
an Cruz
Encarnación Juliá García ........................................................... 49-59
Reseñas.
Liderazgos informales en el movimiento spectivas antidesarrollistas”........................................ 194-194
“Perspec 4
15m en Cáceres. Aproximación a su “Días bajo el cielo” ................................................................... 195-195
“Dí
estudio a través del proceso normativo
vo
de la asamblea de la ciudad. Recensiones.
Diego Allen-Perkins Avendaño ................................................. 60-75 “Sociología, estatismo y dominación sociaal”............... 196-197

El mundo a través de un cristal. Alcance


crítico de los modos de represen
ntación
cinematográficos.
Martín Paradelo Núñezz ............................................................ 76-1
101
Heracles y el León de Nemea. Huellas
de la cultura clásica en la sim
mbología
anarcosindicalista.
Francisco García Morales...................................................... 102-116
6
El proletariado militante:
representaciones sociales dell sujeto
popular en dos escritores anaarquistas.
José Julián Llaguno Thomas................................................ 117-128

Anarquismo en América Latina:a:


consideraciones en torno a su historia,
rasgos y perspectivas.
Nelson Enrique Méndez Pacheco ....................................... 129-141

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Estudios | nº 2-2 | 2012 | Misceláneas | pp. 151-173. issn: 2254-1632.

MISCELÁNEAS
La utilidad del caos y del carisma.
Una perspectiva anarquista.
The uses of disorder and «charisma». An anarchist perspective.
La utileco de ĥaoso kaj de karismo. Anarĥiisma perspektivo.
James C. Scott (Universidad de Yale, EE.UU.).
Recibido: 14/03/2012. Aceptado: 11/06/2012.

Resumen: Este artículo analiza el paradójico papel de la insubordinación y el carisma en el cambio social democrático.
Por un lado, el caos provocado por la desobediencia masiva han servido para proyectar la “voz de los sin voz” e influir
en la agenda de las élites políticas deseosas de apaciguar a las masas. A pesar de pasar inadvertidos para la mayoría de
los historiadores, dichas “formas de resistencia cotidiana” constituyen una especie de gimnasia anarquista capaz, bajo
determinadas circunstancias, de desencadenar una serie de reacciones que trastoquen los pilares del orden social. Histó-
ricamente estos actos son mucho mas frecuentes que la acción colectiva declarada, pues entrañan mucho menos riesgos
para sus protagonistas. Por otro lado, el carisma tiene, contra lo que suele pensarse,
sarse, un componente dem
democrático. El líder
carismático, al necesitar constantemente la aprobación de sus seguidores,
ores, amolda de manera casi sistemática sus discursos
y proyectos a las aspiraciones de éstos. En definitiva, ambos mecanismos,
ecanismos, caos y carisma, tienen el efecto de proyecta
proyectar los
intereses y ambiciones de los grupos subalternos, democratizando
atizando así las estructuras sociales.

Palabras Clave: anarquismo, insubordinación, democracia,


mocracia, representatividad, participación política.
política

La ley de Scott de mostraba muy entusiasmado con laa idea,


idea estaba dispuesto a
la gimnasia anarquista darme una habitación y pensión
nsión completa a cambio de mi
Se me ocurrió esta ley en Nuevo Brandenburgo,
urgo, en Alem
Alema- trabajo en la granja
nja y de un alquiler semanal bastant
bastante alto.
nia, a finales del verano de 1990. Iba a pasar un año en
Berlín, como profesor invitado del Wissenschaftskolleg,
nschaftskolleg, así Como terapia de choque para mejorar mi alemán, el plan
que tenía que esforzarme por mejorar mi casi inexistente era perfecto.. Pero como
co placentera y educativa estancia de
dominio del alemán. Pero en vez de ir a clase todos los días verano en el campo fue una auténtica pesadilla. Para empe-
en alguna sucursal del Instituto Goethe, con un montón de zar, los habitantes del pueblo, y sobre todo mi anfitrión,
adolescentes con acné, se me ocurrió quee sería mejor busca
buscar sospechaban de mis verdaderas intenciones. Tal vez tuviese
trabajo en una granja. Como el muro había caído un año la misión de fisgonear en las cuentas de la granja y descubrir
antes, pensé que a lo mejor podía conseguir
nseguir un empleo supuestas irregularidades. O tal vez fuese la avanzadilla de
de verano, durante seis semanas, en algu una de las granjas ciertos agricultores holandeses, interesados en buscar tierras
colectivas de Alemania Oriental (que an antes se llamaban para arrendar en la zona tras el colapso del socialismo.
LPG, por sus siglas en alemán, y ahora, «cooperativas»).
Dio la casualidad de que un amigo del Wisse senschaftskolleg L cierto es que la granja colectiva de Pletz era un paradig-
Lo
tenía un familiar que tenía un cuñado que era el director máti
ático ejemplo de ese colapso. Se había especializado en
de una en el minúsculo pueblo de Pletz. Au Aunque no se cultivar
var una variedad de patatas que tenían mucha fécula

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La utilidad del caos y del carisma. Una perspectiva anarquista James C. Scott

y que ni siquiera eran aptas para el cconsumo humano, que dormir al raso en aquella ciudad desconocida, por lo
aunque los cerdos las p podían comer, si no tenían otra que me aseguraba de estar en el andén por lo menos media
cosa. E
En realidad, se procesaban para extraerles la fécula, hora antes. Una vez a la semana, durante algo más de mes
que se usaba como base de los cosméticos de la Europa y medio, se repetía la misma e intrigante escena frente a
Oriental. Pues bien, nunca en la historia se ha hundido la estación del tren. Esto me dio tiempo de sobra para
un mercado tan rápido como el del maquillaje del bloque analizarla, como actor y como espectador, y la idea de la
socialista tras la caída del muro. Como consecuencia, gimnasia anarquista surgió en el curso de esta «observa-
montañas enteras de estas patatas estaban tiradas junto a ción participante», como hubiese dicho un antropólogo.
las vías del tren, pudriéndose bajo el sol del verano.
Frente al edificio de la estación había un cruce de carre-
Mis anfitriones, además de preocuparse por las desgracias teras importante para los estándares de Nuevo Branden-
que aún les aguardaban en el futuro y el papel secreto burgo. Durante el día había un tráfico bastante animado
que yo podía jugar en ellas, tenían otro problema más de peatones, coches y camiones, regulado por unos semá-
inmediato: mi escasa comprensión del idioma alemán y foros. Sin embargo, al caer la tarde, los vehículos práctica-
el peligro que esto representaba para la pequeña granja. mente desaparecían, mientras que el número de peatones
Podía equivocarme un día, sacar a los cerdos por la puerta era mayor para disfrutar de la brisa fresca del atardecer. Por
que no era y llevarles al campo del vecino. O dar a los lo general, entre las nueve y las diez de la noche, grupos de
gansos el pienso de los toros. O, peor aún, ir a trabajar al cincuenta o sesenta personas, más de una con alguna copa
granero, no cerrar la puerta y dejar que entrasen los gita- de más, cruzaban la carretera. Supongo que los semáforos
nos. Debo reconocer, ciertamente, que la primera semana estaban adaptados para dirigir el tráfico de vehículos del
les di más de un motivo para preocuparse. Tal vez por mediodía y no el intenso paso de peatones de las tardes,
ello cogieron la costumbre de hablarme a gritos con la porque llegaban a juntarse hasta cincuenta personas, que
vana esperanza,
speranza, que parecemos tetener todos los humanos, esperaban pacientemente a que cambiase el semáforo para
de que dar voces ayuda, de alguna manmanera, a superar la darles paso. Cuatro minutos, cinco, a veces incluso más,
barrera del idioma. Con todo y con eso, mantuvieron
man la que se hacían interminables. Ahora bien, el paisaje de
apariencia
pariencia de buenos modales, aunque las miradas
mira que Nuevo Brandenburgo, en la llanura de Mecklenburgo,
intercambiaban entre sí a la hora de la cena dejaban claro es liso como una tabla. A cada lado del cruce se podía
que se les estaba acabando la paciencia. Por mi parte, me ver algo así como kilómetro y medio de carretera, en la
estaba hartando del halo de sospecha
pecha que me rodeaba, porp que, generalmente, no había tráfico alguno. Muy de vez
no mencionar mi más que evidenteente incapacidad a la hora
ho en cuando se podía ver algún coche Trabant, pequeño y
de entenderles y mi incompete
petencia en general. lento, que se acercaba echando humo hacia el cruce.

Para preservar
ervar mi cordura y la suya, decidí p pasar un día a En unas cinco horas, en total, en las que estuve contem-
la semana en la cercana ciudad de N Nuevo Brandenburgo, a plando esta escena, apenas hubo dos ocasiones en que
pesar de que llegar
egar hasta
hast allí no era nada fácil. Para empe- alguien cruzó con el semáforo en rojo, y siempre con un
zar, el tren no
n paraba en Pletz a no ser que se pusiese una coro de murmullos y dedos que se levantaban en señal de
bbandera junto a las vías para indicar al maquinista que desaprobación. También yo tomaba parte en todo esto.
había una persona esperando en el pueblo. De nuevo, a Si mi intento más reciente de chapurrear el alemán había
la vuelta, había que decirle dónde se quería quedar uno fracasado y me había dejado bajo de ánimo, me mezclaba
y entonces paraba en medio de unos campos para que el con los demás y esperaba todo lo que hiciese falta hasta que
pasajero pudiese bajar. Una vez en la ciudad, me dedicaba a cambiaba el semáforo. Estaba temeroso de enfrentarme a
pasear por las calles, iba a bares y cafeterías, hacía como que las miradas que me esperaban al otro lado si cruzaba antes
leía los periódicos alemanes, echando miradas de tapadillo de tiempo. Si, por el contrario (menos veces), me había
a mi diccionario, y en general intentaba no hacerme notar. idoo bien en mi última conversación y tenía la autoestima
alta,
lta, me atrevía
a a cruzar a pesar del semáforo en rojo. Para
El tren que paraba en Pletz salía de la ciudad una vez al animarme pensaba que no tenía sentido obedecer una ley
animarm
día, a eso de las diez de la noche. Perderlo significaba tener sin impportancia que iba en contra del sentido común.

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En cualquier
quier caso, me sorprendía que fuera necesario la vez. He aquí un revolucionario maoísta con un sutil
echar mano de esaa determinación para algo tan simple sentido de la responsabilidad cívica, casi diría típico de
como cruzar una calle, cuando see hace frente a la desapro-
desapro los holandeses, mientras que yo me había comportado
bación de los demás. Lo cierto es que mis convicciones como un despreocupado gringo, inconsciente de los efec-
racionales tenían muy poco peso frente a la presión de tos que tienen sus acciones sobre el resto de ciudadanos.
los murmullos. Puede ser que avanzar a grandes pasos a Ahora, cuando cruzo en rojo, miro bien a ambos lados
través de la calle, con aparente resolución, causase todavía para asegurarme de que no hay niños que puedan verse
una mayor impresión, pero la verdad es que requería más perjudicados por mi mal ejemplo.
valor del que yo disponía.
Cuando mi estancia en Nuevo Brandenburgo estaba
Para justificar mi conducta frente a mí mismo, empecé llegando a su fin, un acto público planteó el tema del
a preparar un pequeño discurso, que me imaginaba desacato a la ley de una manera aún más obvia. Un
pronunciando en un perfecto alemán. Decía algo así pequeño artículo en un periódico local informaba de que
como: «¿Sabes?, a ti y sobre todo a tus abuelos, os habría un grupo de anarquistas de Alemania Occidental (aún
venido muy bien un poco de espíritu de desobediencia. quedaba más de un mes para la reunificación formal, la
Algún día tendrás que enfrentarte a una ley importante llamada Einheit) iba recorriendo las plazas de las ciudades
en el nombre de la justicia y la racionalidad. Tal vez todo de Alemania Oriental con una enorme estatua de papel
dependa de ello, así que tienes que estar preparado. Y, maché subida en la parte de atrás de un camión. Habían
¿cómo te vas a entrenar para ese día decisivo? Tienes que tallado la silueta de un hombre corriendo en un bloque de
ejercitarte para estar en forma cuando haga falta. Lo que granito y lo habían titulado Monumento a los desertores
necesitas en una gimnasia anarquista. Más o menos cada desconocidos de ambas guerras mundiales (Denkmal an die
día tienes que saltarte alguna ley ridícula, que no tenga unbekannten Deserteure der beiden Weltkriege). Llevaba
ni pies ni cabeza, aunque solo sea cruzar con el semáforo escrita la frase:
e: «En memoria de los que
q se negaron a
en rojo. Debes ser tú quien decida si una ley es justa o matarar a sus
su semejantes».
razonable. Así te mantendrás en forma y cuando llegue
el gran día estarás preparado». Me pareció ió un magnífico gesto anarquista, porque subver
subver-
tía el manido y universal tema del soldado desconocido:
Decidir cuándo es razonable saltarse la ley requieree uuna el anónimo recluta de infantería que muere honorable-
cuidadosa meditación, incluso cuando se trata de alalgo tan mente en el campo de batalla en nomb mbre de los intereses
irrelevante como cruzar en rojo. Pensaba en estoto una vez de su país. Incluso en Alemania, inclusso en la hasta hace
que fui a visitar a un académico holandés, ya jubilado, muy poco Alemania Oriental (a menudo men homenajeada
cuyo trabajo admiraba desde hacía tiempo. o. Cuando fui fu como «el primer estado socialista
cialista en tierra germana»), este
a verle era un maoísta declarado, firme partidario de la gesto claramentee subversivo fue muy mal recibido.
recibido No
Revolución Cultural y el enfantt terrible de los departa-
depar importarta cuánto rechacen los alemanes progres
p los actos
mentos de política de la universidad holandesa.
andesa. Me invitó
inv de la Alemania nazi, aún sigusiguen admirando sin reservas
a comer a un restaurante chino cerca de su casa, en la la lealtad y el sacrificio de los esforzados soldados de su
pequeña ciudad de Wageningen. Llegam mos a un cruce y el país. Pue
Puede que Bertolt Brecht tomara a Svejk, el soldado
semáforo estaba en rojo. Wageningen, al igual que Nuevo y antihéroe checo, que prefería comer salchichas y beber
Brandenburgo, es completamente plana na y se podía ver lla cerveza junto a una buena fogata antes que dejarse matar
carretera a kilómetros de distancia en ambas direcciones. por su patria, como un modelo de resistencia popular
No venía ningún coche, así que sin pensarlo
pe dos veces contra la guerra. Pero a los próceres municipales, en los
me dispuse a cruzar la calle. En ese moomento, el profe- últimos momentos de la Alemania Oriental, no les hacía
sor Werthein dijo: «James, tienes que espperar». Me quejé ninguna gracia esta broma de papel maché. En general,
tímidamente mientras volvía a la acera: «Pero, profesor solo duraba en las plazas de las ciudades lo que tardaban
Werthein, no viene ningún coche». «Jam ames,» –dijo él las autoridades locales en reunirse y prohibir su exhibi-
la
inmediatamente– «sería un mal ejemplo paara los niños». ción
ón. Así se inició un periplo de opereta: de Magdeburgo
Aquello me sirvió de lección, instructiva y humillante a a Potsda
tsdam y luego a Berlín Este, Bitterfeld, Halle, Leipzig,

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La utilidad del caos y del carisma. Una perspectiva anarquista James C. Scott

todo, cuando actúan como tal a la hora de iniciar una


reacción en cadena que anime a otros a imitarlos. Cuando
esto sucede, no se trata tanto de episodios individuales de
cobardía o de objeción de conciencia (¡o tal vez de ambas
a la vez!) como de un fenómeno social que puede llegar
a tener consecuencias políticas de largo alcance. Repeti-
dos miles de veces, los pequeños actos de desobediencia
pueden acabar por arruinar los grandiosos planes diseñados
por generales y jefes de estado. Habitualmente, este tipo de
desacatos a pequeña escala no recibe titulares en los perió-
dicos, pero de la misma manera que millones de pólipos
Lam. 1. Monumento al desertor, Thomas Nicolai (Erfurt, Alemania). dan lugar, de manera involuntaria, a una barrera de coral,
miles y miles de casos de insubordinación y evasión pueden
Weimar, Karl Marx Stadt (Chemnitz), Nuevo Branden- acabar por constituir un verdadero arrecife económico y
burgo y Rostock, para acabar de vuelta en la que todavía político. En torno a ellos se da una doble conspiración de
era la capital federal, Bonn. Puede que fuesen precisa- silencio. Muy pocas veces sus actores intentan llamar la
mente estas carreras de una ciudad a otra y la publicidad atención sobre sus acciones, ya que su seguridad depende
que proporcionaban, inevitablemente, al monumento, lo de su invisibilidad. Por su parte, los oficiales del ejército no
que los organizadores tenían en mente desde el principio. tienen interés en poner de relieve los crecientes niveles de
desobediencia, ya que hacerlo animaría a otros a imitarlos
La intervención se mostró contagiosa, sin duda debido a y haría evidente la baja moral reinante. El resultado es un
la atmósfera embriagadora de los dos años posteriores a extraño silencio que prácticamente deja fuera del registro
la caídaa del muro. En poco tiemtiempo, grupos de izquierda histórico todas estas formas de insubordinación.
y anarquistas de todas partes de Alemani
Alemania habían erigido
sus propios monumentos municipales a laa de deserción. No Y, sin embargo, estos actos, que en otra parte he califi-
eraa poca cosa que un acto tradicionalmente asociado
asoci con cado de «formas cotidianas de resistencia», han tenido un
la cobardía y la traición se ensalzase de repente como algo impacto enorme, a menudo decisivo, en regímenes, esta-
honorable e incluso digno de imitación. Tampoco era dos y ejércitos, contra los que se dirigen siempre de forma
de extrañar que Alemania, que tan alto coste humano ha implícita. La derrota de los Estados Confederados del
pagado por el patriotismo al servicio
vicio de objetivos inhum
inhuma- Sur en la Guerra Civil norteamericana se puede atribuir,
nos, se encuentre entre las primeras
rimeras naciones en cuestion
cuestionar casi con total certeza, a un gran cúmulo de deserciones
de manera pública el valor de la obediencia y erigir mo monu- e insubordinaciones. En otoño de 1862, poco más de
mentos a los desertores en las plazas públicas an
antes dedicadas un año después del inicio de la guerra, las cosechas se
a Lutero, Federico el Grande, BismBismark, Goethe o Schiller. perdieron de manera generalizada en los estados del sur.
Los soldados, especialmente los que provenían de regiones
Un monum
monumento a la deserción representa un desafío en las que no se usaba mano de obra esclava, recibían en
conceptual y estético. Algunos de ellos, en algunos luga- el frente cartas de sus familias contándoles el hambre que
res de Alemania, tenían sin duda mérito artístico y por pasaban y rogándoles que volviesen a casa. Y así lo hicie-
lo menos uno, el de Hannah Stuetz Menzel, en Ulm, ron, por millares, a menudo unidades enteras. Se llevaban
conseguía recoger la capacidad de contagio que este tipo sus armas con ellos y una vez de vuelta en las montañas,
de actos valientes de desobediencia pueden llegar a tener. casi todos se opusieron de forma activa, mientras duró la
guerra, al reclutamiento forzoso.

La importancia de Más
ás tarde,
ta tras la decisiva victoria de las fuerzas de la
la insubordinación Unión een Missionary Ridge en el invierno de 1863, se
Los actos de desobediencia tienen un interés especial en generalizó esta actitud y el ejército confederado se desan-
generaliz
aquellas ocasiones en que constituyen un ejemplo y, sobre gró porr las deserciones, sobre todo, de reclutas que prove-

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nían de zonas montañosas y de pequeñas propiedades. especie de referéndum sobre la popularidad del régimen y,
Estos no tenían interés
nterés económico alguno en la conti- teniendo en cuenta la importancia estratégica que tenían
nuidad de la esclavitud, sobre todo
odo si les podía costar la estos «votantes por el hecho» para los cuarteles de Napo-
vida, y su actitud quedaba muy bien resumida en una león, su resultado era inapelable. Puede que los ciudada-
frase que se hizo popular en aquella época en la Confe- nos de la primera república y del imperio napoleónico
deración según la cual «la guerra es cosa de ricos, pero recibieran con entusiasmo la promesa de la ciudadanía
las batallas las libran los pobres». No cabe duda de que universal, pero se mostraron mucho menos entusiastas
esta percepción se veía reforzada por el hecho de que con su consecuencia lógica: el reclutamiento forzoso.
los dueños adinerados de las plantaciones que tuviesen
más de veinte esclavos podían conservar un hijo varón en En una mirada de conjunto sobre este tipo de actos, merece
casa, presumiblemente para asegurar el mantenimiento de la pena destacar un hecho común a todos ellos: son prác-
la disciplina de trabajo. Teniendo todo esto en cuenta, ticamente anónimos, se hacen siempre de tapadillo. De
alrededor de un cuarto de millón de hombres en edad de hecho, es su falta de notoriedad la que contribuye a su
combatir desertó del ejército o directamente evitaron ser eficacia. La deserción es algo muy diferente a un motín
reclutados. A este problema, al que tenía que hacer frente declarado que se enfrenta de manera directa a la cúpula
una Confederación que ya de por sí contaba con menos militar. No se hacen declaraciones públicas, no hay escritos
soldados que sus enemigos, se debe añadir el gran número ni manifiestos. Se trata de una salida discreta, más que de
de esclavos que escaparon a la Unión, sobre todo de los un portazo. Y, sin embargo, una vez que se populariza se
estados limítrofes del sur, que en muchos casos se alistaron impone a la voluntad de los comandantes, que saben que
en su ejército para combatir. Por último, parece ser que la ya no pueden contar con la obediencia de sus reclutas.
población esclava que permaneció en el sur, espoleada por Durante la impopular guerra de Vietnam, el denominado
los éxitos de la Unión y reacia a esforzarse para aumentar fragging, que consiste en arrojar una granada de fragmen-
la producción bélica, trabajaba con toda la lentitud posi- tación a los ofi
ficiales
ciales que envían de manera
man repetida a sus
ble y a menudo sus miembros se escapaban a refugios en hombres
bres a misiones peligrosas, en las que pued
pueden perder
los que no era fácil encontrarles, como el enorme pantano la vida, constituía un ejemplo dramático y violento, pero
Dismal. Miles y miles de actos de deserción, desobedien- también anónimo, de acto de este tipo, que busca reducir eel
cia y negativa, pensados para no ser evidentes y pasar sar riesgo
go de muerte que la guerra acarrea para los reclutas. Es
desapercibidos, contribuyeron a aumentar el potenc encial fácil imaginar cómo los casos de fraggi
fác gging, fueran imagina-
industrial y humano de los estados del norte y pueden rios o reales, podían hacer que un oficiaial se lo pensase dos
haber sido un factor decisivo en su victoria final
al. veces antes de proponerse a sí mismo y a sus hombres como
voluntarios para misiones peligrosas.as. Por
P lo que yo sé, no
Las guerras de conquista de Napoleón tambiénambién fraca
fraca- hay estudios que hayan analizado
nalizado la verdadera incidencia
saron, en última instancia, por similares res oleadas d de de estos actos, mucho menos el efecto que pueden haber
desobediencia. Si bien se dice que sus ejércitos
ércitos invaso
invasores tenidoo en la dirección de la guerra y en su conclusión.
llevaron la Revolución Francesa al resto to de Europa en También en este caso, la compl
complicidad del silencio es mutua.
las mochilas de sus soldados, también n se puede decir,
sin miedo a exagerar, que las fronteras de sus conquistas El desac
desacato a la ley y la desobediencia, por su natura-
fueron delineadas por la negativa de quienes cargaban leza silenciosa, anónima y a menudo cómplice, bien
esas mochilas. En el período comprendido
dido entre 1794 y pueden ser, desde un punto de vista histórico, los modos
1796, bajo la República, y de nuevo a partir de 1812, ya de acción política preferidos por los campesinos y las
en el Imperio, la dificultad de conseguir
uir reclutas en los clases oprimidas, para quienes el enfrentamiento directo
pueblos era manifiesta. Familias, puebloos, representantes es demasiado peligroso. A lo largo de los dos siglos que
locales del gobierno e incluso provinciass enteras se orga- van, aproximadamente, de 1650 a 1850, la caza y la pesca
nizaron para ocultar a los soldados que habían
ha desertado furtivas y la recolección ilegal de leña y pasto, tanto en
o a quienes habían escapado a las levas, en ocasiones a las tierras de la corona como en las de propiedad privada,
la
costa de amputarse uno o varios dedos de la mano dere- fuer
ueron los crímenes más «populares» en Inglaterra. Con
cha. Las tasas de evasión y de deserción consnstituían una este adjetivo
adj quiero decir que eran a la vez los más habi-

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La utilidad del caos y del carisma. Una perspectiva anarquista James C. Scott

tuales y los que recibían una aprobació


aprobación más decidida por último tipo de luchas por el poder aparecen de manera
parte del pueblo llano. D
Dado que la población rural nunca imprevista en la historia oficial, dejando su huella en los
había
h bí admitido que el rey o los nobles se apropiasen de archivos que tanto gusta consultar a historiadores y soció-
los «regalos de la naturaleza», fuesen bosques, arroyos o logos. Estos, una vez que tienen documentos escritos que
prados, infringía regularmente sus derechos de propiedad hojear a placer, les atribuyen una importancia despropor-
de manera colectiva, hasta el punto de que en muchas cionada, teniendo en cuenta el lugar que ocupan en una
zonas los títulos de la aristocracia sobre estos terrenos historia más global de la lucha de clases. Por el contrario,
eran papel mojado. Y, sin embargo, este enorme conflicto como la insubordinación cotidiana es silenciosa y no tiene
en torno al derecho de propiedad se libró desde abajo de grandes pretensiones, no interesa a los archivos y, por lo
manera clandestina, sin que se produjese una declaración tanto, no aparece en ellos. No enarbola pancarta alguna, ni
de guerra formal. Es como si los habitantes de las zonas nombra cargos electos, no publica manifiestos ni da lugar a
rurales hubiesen conseguido disponer, por la vía de los organizaciones permanentes y por lo tanto es indetectable.
hechos consumados y de manera desafiante, del usufructo Pero es que es precisamente eso lo que pretenden quienes
de esos terrenos sin haber llegado nunca a reclamarlo de ejercen este tipo de política subalterna: no ser detectados.
manera formal. A menudo se menciona el hecho de que Desde un punto de vista histórico se podría decir que lo
la complicidad local era tan grande, que los guardabos- que buscan los campesinos y las clases oprimidas es quedar
ques no conseguían encontrar, casi nunca, campesinos fuera de los archivos. Cuando aparecen en ellos se puede
que testificasen para la acusación en los juicios. tener la certeza de que algo ha salido rematadamente mal.

En esta lucha histórica en torno a los derechos de propie- Si se analiza con detalle el amplio espectro de la política
dad, los contendientes a ambos lados de las barricadas subalterna, desde los pequeños actos anónimos de desobe-
emplearon todas las armas a su disposición. La clase privi- diencia hasta las revoluciones populares, se puede ver que los
legiadaa controlaba los mecanismo
mecanismos estatales para promul- estallidos de enfrentamiento declarado, mucho más arries-
gar leyes, por lo que recurrían a edictos dde amortización, gados, suelen ir precedidos por un aumento en el ritmo en
títulos de propiedad y contratos de arrendamndamiento, por que se suceden las amenazas anónimas y los hechos violen-
noo mencionar a la policía, los guardabosques, los agentes tos: cartas amenazantes, incendios provocados o intentos de
rurales, los juzgados y la picota en su intento por asen- provocarlos, matanzas de ganado, sabotaje, destrucción de
tar y defender sus derechos de propiedad. Por su parte,
pa maquinaria al abrigo de la noche, etc. Los privilegiados loca-
los campesinos y los grupos oprimidos, que no tení tenían les y los representantes del gobierno eran conscientes de que
acceso alguno a este arsenal de gran calibre, tuvieron qu
que estos actos eran probables antecedentes de un levantamiento
recurrir, en su lugar, a técnicas
nicas como la caza furtiva, la y, de hecho, quienes los llevaban a cabo tenían la intención
recolección o la ocupación
upación para negar esos «derechos»
«derecho y de que así se interpretasen. Las élites de la época percibían
defender los suyos. Al igual que la deserción, estas «armas tanto la frecuencia de la insubordinación como su «nivel de
de los débiles» son anónimas y oocultas, muy diferentes amenaza» (para citar al Ministerio del Interior) como avisos
de cualquier enfrentam
nfrentamiento declarado y público con el tempranos de desesperación y descontento político. En uno
que se prete
pretenda conseguir los mismos objetivos. Desde de los primeros textos del joven Marx se relacionaba con
este punto de vista, la deserción es una alternativa que todo lujo de detalles el nivel de desempleo y el descenso de
entraña un riesgo menor que el motín, la ocupación que la los salarios entre los trabajadores de las fábricas del Rhine-
expropiación, la caza furtiva que la declaración pública de land, por un lado, y la tasa de acusaciones por robo de leña
los derechos sobre caza, pesca o leña. Hoy en día, para la para el hogar en terrenos privados, por el otro.
mayor parte de la población del mundo (ciertamente para
las clases oprimidas desde un punto de vista histórico), Soy de la opinión de que este tipo de desacato a la ley es
este tipo de técnicas han supuesto la única forma viable de un subtipo especial de acción colectiva, a pesar de que en
política en su vida cotidiana. En las ocasiones en que se les muchas
chas ocasiones no se reconoce como tal. En buena medida
ha privado de ellas, han surgido conflictos de carácter más esto
sto se de
debe a que no se acompaña de declaración alguna en
evidente y desesperado, tales como algaradas, rebeliones este sent
sentido, pero también a que casi siempre se dirige, al
y levantamientos insurreccionales. Lo cierto es que este mismoo tiempo,
t a la satisfacción de los intereses individuales.

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¿Alguien puede decidir qué beneficia más a un cazador ir rodeados de una auténtica capa protectora de coches,
furtivo, si una hoguera
guera y un guiso de conejo o la lucha circulando todos a una velocidad parecida. En esta situa-
contra los derechos de propiedad ad de la nobleza sobre la ción se produce una especie de contagio a partir de la
leña y la caza que acaba de arrebatarles? En cualquier caso, observación mutua y la coordinación tácita, a pesar de
lo que no le favorece en absoluto es ayudar al historia- que no hay ningún comité central de conductores que se
dor, dejando un texto con la declaración de los motivos reúna para organizar actos masivos de desobediencia civil.
que le impulsan. De hecho, el éxito que pueda tener en Por supuesto llega un punto a partir del cual interviene
el usufructo de la leña y la caza reside en que sus actos, la policía de tráfico, poniendo multas y arrestando a los
tanto como sus motivos, permanezcan ocultos, aunque a infractores y la forma en que se produce esta intervención
largo plazo, la continuidad de este tipo de desafío a la ley fija límites a los posibles cálculos que hacen los conduc-
depende de la complicidad de sus amigos y vecinos. Puede tores cuando deciden la velocidad a la que van a ir. Sin
que crean que él, al igual que los demás, tiene derecho embargo, los que tienen más prisa ponen siempre a prueba
a aprovecharse de los productos del bosque. Puede que este tope y si, por cualquier circunstancia, la vigilancia
incluso sean furtivos ellos mismos. Pero, en todo caso, se remite, la velocidad aumenta en función del vacío dejado.
van a negar a denunciarlo a las autoridades o a testimoniar
contra él en cualquier juicio. Como ocurre con cualquier analogía, no conviene abusar
de ella. Sobrepasar el límite de velocidad depende sobre
No es necesario organizar una conspiración de verdad todo de lo que sea más conveniente en un momento
para conseguir el mismo efecto práctico. Se han derri- dado, pero no es un asunto de derechos inalienables ni
bado más regímenes poco a poco, mediante lo que se de agravios históricos. Además, el peligro que representa
dio en su época en llamar la «democracia irlandesa» (esa la policía para los infractores es relativamente leve. Si,
forma tozuda y callada de resistencia, rechazo y negativa por el contrario, el límite de velocidad fuese de 88 km/h,
ejercida por millones de personas) que por la acción de pero solo hubiese
iese tres policías de tráfico para todo el país
vanguardias revolucionarias o de multitudes sublevadas. que ahorcasen sumariamente a cinco o seis infr infractores y
dejasen sus cuerpos colgados al borde de las autovía
autovías, ¡el
proceso descrito se detendría d de inmediato!
Más acerca de
la insubordinación Se puede encontrar una estructura similar
si en el proceso
Se puede analizar la forma en que la coordinación n tácita
t y por el cual los atajos al borde de los sen
enderos acaban por
el desacato a la ley consiguen los mismos efectos os que una convertirse en caminos pavimentados.. Imaginemos que
acción colectiva sin acarrear sus peligros e inconvenientes,
onvenientes, hay un patrón diario de recorridos os qque se hacen a pie,
prestando atención a la aplicación del límitee de velocidad.
velocidad los cuales, de estar limitados
ados a las aceras, obligarían a
Supongamos que este fuera de 88 km/h. Lo más proba- prob los peatones a recorrer
ecorrer los dos catetos de un triá
triángulo
ble es que la policía de tráfico no se dedicase
icase a perseg
perseguir rectángulo
ngulo en lugar de caminar por la h hipotenusa, que
a los infractores que fuesen a 89, 90, 91... incluso a 95 está sin asfaltar. Lo más probab
probable es que haya unas cuantas
km/h, aunque técnicamente constituyan an una ilegalidad. personas queue se animen
ani a tomar el atajo y, si no encuen-
En cierta forma este «espacio de desobed diencia ganado» se tran
ran difi
dificultades, abran un sendero que los demás se
ha conquistado y se vuelve territorio ocupado, de forma verán en seguida tentados de recorrer, aunque solo sea
que al poco tiempo la mayor parte del tráfico se mueve ya y por ahorrar tiempo. Si el flujo de peatones es intenso y
en torno a los 95 km/h. Pero ¿qué ocurre re con los 96, 97 o los encargados del terreno son benevolentes, puede que
99 km/h? Los conductores que superen n este límite, esta- poco después el atajo sea también un camino pavimen-
blecido, de hecho, en tan solo uno o doos kilómetros por tado. De nuevo es un caso de coordinación tácita. Por
hora, pensarán que no van a tener ningún n problema y poco supuesto, casi todas las calles de las ciudades antiguas se
más tarde estas velocidades pasarán a consiiderarse también crearon de esta manera, al crecer estas a partir de pobla-
como territorio conquistado. A partir dee ese momento, ciones más pequeñas. En realidad no eran otra cosa que
ci
todos los conductores que vayan a unos 99 km/h pasarán la fo
formalización de las rutas diarias de peatones y carretas,
a depender de manera absoluta, para no ser multados, de del pozo
poz al mercado, de la iglesia a la escuela o al barrio

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La utilidad del caos y del carisma. Una perspectiva anarquista James C. Scott

de los artesanos, etc. Un buen ejemp


ejemplo de que «se hace propiedad y la riqueza están concentradas en unas pocas
camino al andar». manos, junto con las ventajas que ofrece a la capa más
rica de la población el acceso desigual a los medios de
El paso de lo habitual a la costumbre y a los derechos comunicación, la educación y la influencia política, no
recogidos en la ley es algo que se acepta, de hecho, tanto es de extrañar, como señaló Gramsci, que el otorgar el
en el derecho positivo como en el de gentes. En la tradi- voto a los trabajadores pocas veces haya producido un
ción anglosajona esto viene representado por la usucapión, cambio político radical. De hecho, la política parlamen-
según la cual un patrón continuado de entradas no autori- taria normal destaca más por su inmovilismo que por ser
zadas o usufructo de una propiedad de manera constante el vehículo de cualquier reforma importante.
durante una serie de años da lugar a un derecho que puede
ser después reconocido por la ley. Del mismo modo, en la Si esta hipótesis es aproximadamente cierta, estamos
tradición legal francesa, una práctica de paso sin autoriza- ahora obligados a analizar la paradoja que supone la
ción, que se puede demostrar constante durante muchos contribución del desacato a la ley y las alteraciones de la
años, se reconoce como una costumbre y, tras ser debida- normalidad al cambio político democrático. Analicemos
mente comprobada, da lugar a un derecho legal. el caso de los Estados Unidos en el siglo XX. Se pueden
identificar dos períodos importantes de cambios políticos:
Es evidente que los súbditos de una régimen autorita- la gran depresión de los años treinta y el movimiento por
rio, que no tiene representantes electos que les defiendan los derechos civiles de los sesenta. Lo que resulta más
ni pueden recurrir a los métodos habituales de protesta llamativo en ambos, desde este punto de vista, es que la
(manifestaciones, huelgas, movimientos sociales organi- alteración de la normalidad y la amenaza al orden público
zados, medios de comunicación independientes, etc.), jugaron un papel imprescindible en el proceso de reforma.
no tienen más remedio que usar el boicot, el sabotaje, la
caza furtiva,
rtiva, el robo y, en última iinstancia, la sublevación. No cabe duda de que el importante cambio de paradigma
No cabe duda de que las instituciones d de la democracia político que representaron los subsidios de desempleo,
representativa y la libertad de expresión y reunión
re de la las grandes obras públicas y la Ley de Ajuste Agrario se
que
ue gozan los ciudadanos modernos han vuelt vuelto obso- debió a la situación excepcionalmente grave que suponía
letas estas formas de protesta. No en vano el prop propósito la crisis económica mundial. Pero esta última no hizo
principal de una democraciaa representativa es perm permitir, evidente su relevancia política mediante estadísticas de
precisamente, a las mayorías democráticas
emocráticas hacer efectiv
efectivos ingresos o desempleo, sino a través de huelgas masivas
sus proyectos, sin importar lo ambiciosos
mbiciosos que sean, de ununa y de inquilinos, saqueos, tomas violentas de oficinas de
forma totalmente institucional nalizada. subsidios y disturbios varios. De esta manera les entró a
los dirigentes de la política y la economía lo que mi madre
Sin embargo,
rgo, es una amarga ironía que esta ggran promesa hubiese llamado «el miedo al Señor». Realmente llegaron
de la democracia no se haga realida
realidad casi nunca. La mayor a sentirse alarmados por lo que en esa época se percibía
parte de las reformas
formas ppolíticas importantes de los siglos como un potencial fermento revolucionario. Sobre todo,
XIX y XX h han ido acompañadas de graves episodios de este fermento en cuestión no estaba institucionalizado.
desobediencia civil, insurrecciones, desacato a las leyes,
d Es decir, no surgía de ningún partido político, sindicato
alteraciones del orden público y, en última instancia, o movimiento social reconocible. Ni siquiera tenía unos
guerras civiles. Desde mi punto de vista estos tumultos objetivos políticos claros, sino que era desorganizado,
no han sido simples añadidos a cambios políticos dramá- caótico y por ello entrañaba un grave riesgo para el orden
ticos, sino que a menudo han sido totalmente imprescin- existente. Precisamente por esta razón no había nadie con
dibles para conseguirlos. Lamentablemente, parece ser quien sentarse a negociar, nadie a quien presentar una
que las instituciones representativas y las elecciones pocas propuesta creíble de paz a cambio de concesiones políticas.
veces consiguen por sí solas cambios profundos, a no ser Se puede
pued decir que la gravedad de la amenaza era directa-
que haya alguna causa de fuerza mayor, como puede ser, mente prproporcional a su falta de institucionalización. Con
por ejemplo, una gran crisis económica o una guerra. un sindi
sindicato o un movimiento reformista de izquierdas
Teniendo en cuenta que en las democracias liberales la se pued de negociar, ya que son organizaciones que están

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adaptadass al funcionamiento de las instituciones. Porque instituciones de las democracias liberales es que se ignoran
una cosa es una huelga y otra muy distinta una huelga casi por completo los intereses de los pobres hasta que, y a
salvaje, que ni siquiera pueden desconvocar los dirigentes menos que, una crisis inesperada y brusca los arroja a las
del sindicato. Una manifestación, por masiva que sea, si va calles. Tal y como dijo Martin Luther King, «los distur-
encabezada por sus dirigentes es algo muy diferente de una bios son el idioma de los sin voz». La interrupción del
multitud violenta, porque esta no plantea reivindicaciones orden establecido, los disturbios y la desobediencia espon-
coherentes ni hay nadie con quien sentarse a hablar. tánea han constituido siempre la herramienta política más
potente de los pobres. Pero este tipo de acciones no se
El origen último de esta movilización generalizada y dan carentes de estructura. Se basan en redes informales,
espontánea, que amenazaba con destruir el orden público, autoorganizadas y efímeras de vecinos, compañeros de
se hallaba en el espectacular aumento del desempleo y trabajo y familiares, que permanecen en todo momento
el hundimiento de los salarios de aquellos afortunados al margen de las instituciones políticas regulares. Desde
que todavía tenían trabajo. Las condiciones de normali- luego, esto es una forma de estructura, aunque no sea
dad en que se sustentaba la política regular desaparecie- del tipo que resulta agradable a la política institucional.
ron de repente y a partir de ahí la rutina de gobierno y
oposición y la representación institucionalizada dejaron Tal vez el mayor fallo de las democracias liberales haya sido
de tener sentido alguno. De forma individual, la diso- su histórico fracaso de proteger adecuadamente, a través
lución de la normalidad tomó la forma de un aumento de sus instituciones, los irrenunciables intereses económi-
del número de vagabundos, del crimen y de los compor- cos y de seguridad de sus ciudadanos menos privilegiados.
tamientos antisociales. De manera colectiva se plasmó Por el contrario, el hecho de que el progreso democrático
en una desobediencia espontánea que se hizo evidente y la renovación parezcan depender, inapelablemente, de
en disturbios, ocupaciones de fábricas, huelgas salvajes importantes episodios de desórdenes al margen de las
y manifestaciones violentas. Lo que abrió las puertas al instituciones, constituye una gravísima contradicción
c con
conjunto de reformas políticas fueron las fuerzas sociales la promesa
omesa de la democracia de ofrecer un cambio
cambi pacífico
desatadas por la crisis económica, que parecieron estar a través de sus organismos. Y, a la vez, también sup supone
en todo momento más allá de la capacidad de control de un fallo de la teoría política que estudia la democracia el e
los dirigentes políticos, grandes propietarios y, lo que es quee no haya tenido en cuenta el papel central que juegan
más importante, sindicatos y partidos de izquierda. a. Los
L las crisis y los fallos de las instituciones
institucione en esas instancias
privilegiados tuvieron que hacer concesiones. de reforma política y social, en las qu ue precisamente el
sistema político resulta legitimado de nuevo.
Un colega, agudo observador, dijo una vez que el
gobierno de las democracias liberales en Occidente se s Sin embargo, sería erróneo eo e incluso peligroso suponer
dirige al beneficio de, pongamos, un 20% de privilegiados
privilegiad que este tipo de altercados a gran escala tienen siempre,
siemp ni
en la distribución de riquezas e ingresos. Pero, añadía
añadía, el siquiera
ra a menudo, el efecto de producir reformas estruc-
truco para que el sistema siga funcionando
do sin problem
problemas turales importantes. Por el co contrario, pueden dar paso a
consiste en convencer al 30 o 35% siguiente,
uiente, sobre todo un aumentoo de la represión,
re la limitación de los derechos
en época de elecciones, de que deben temer a la mitad civiles y, en casos extremos, a la desaparición de la propia
más pobre de los que envidian al 20% % rico. El relativo democracia representativa. Aun así, es innegable que la
éxito del sistema se puede juzgar por lo persistente qu que mayor parte de las ocasiones en que se han producido
ha resultado ser la desigualdad en la renta,
nta, que no solo se reformas en profundidad, estas se han visto precedidas de
ha mantenido igual durante el último medio siglo, sino grandes tumultos, con el consiguiente intento de los privi-
que es cada vez más pronunciada. Las ocasiones en que legiados de contenerlos y devolver la situación a su cauce
el sistema deja de funcionar correctam mente se produce normal. Es legítimo preferir otras formas de protesta más
alguna crisis generalizada, la ira populaar sobrepasa sus «decentes», tales como manifestaciones y concentraciones
cauces habituales y amenaza con destruir loos mismos pará- declaradamente no violentas o un discurso moralista que
d
metros sobre los que se mueve la política regu
gular. El hecho exija
xija el respeto a la ley y a los derechos democráticos. Pero
descarnado en la base de esta rutina en la qu ue operan las dejando
ndo estas preferencias personales aparte, lo cierto es

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La utilidad del caos y del carisma. Una perspectiva anarquista James C. Scott

que en contadas ocasiones las reivindica


reivindicaciones «decentes» y con que se impusieron los censos electorales federales a los
pacíficas han puesto en marcha
m reforma estructural alguna. estados segregacionistas del sur o se aprobó la ley de derecho
al voto reproduce también este modelo. Las numerosas
Precisamente, la tarea de los sindicatos, de los partidos e convocatorias de inscripción masiva en los registros elec-
incluso de los movimientos sociales radicales es encauzar torales, las manifestaciones por la libertad o las sentadas
la protesta descontrolada y la ira dentro de las institucio- surgieron de iniciativas de muchos sitios diferentes, que
nes. Podría decirse que su función es intentar traducir el las ideaban o que se imitaban entre sí. Los esfuerzos que
enfado, la frustración y el malestar en un programa polí- se hicieron para coordinar, por no hablar de organizar,
tico coherente que forme la base de un proceso legislativo esta oleada de desobediencia se iniciaron al margen de las
y regulador. En este sentido, estas organizaciones actúan instituciones creadas a propósito para esta tarea (tales como
como una correa de transmisión entre las masas descon- el Comité para la Coordinación Pacífica de Estudiantes,
troladas y las élites que deciden las leyes. Se entiende SNCC en sus siglas en inglés, por no hablar de organi-
de manera implícita que si este papel se hace correcta- zaciones más grandes e institucionalizadas de defensa de
mente se obtendrán, en principio, reivindicaciones polí- los derechos civiles como la Asociación Nacional para la
ticas aceptables para las instituciones legislativas. Pero, Promoción de las Personas de Color, NAACP, el Congreso
además, en este proceso buscan imponer una disciplina por la Igualdad Racial, CORE, o la Conferencia para el
a las multitudes violentas, a las que controlan mediante Liderazgo Cristianos del Sur, SCLC). El entusiasmo, la
el ofrecimiento de una representación plausible de sus espontaneidad y la creatividad de un movimiento social que
intereses, o al menos de la mayor parte de ellos, frente se desbordaba iban siempre por delante de las organizacio-
a quienes deciden el curso de la política. Una vez hecho nes que pretendían representarlo, coordinarlo y canalizarlo.
esto, se puede iniciar un proceso de negociación entre
los legisladores y las «instituciones translativas» partiendo Una vez más, fueron los desórdenes generalizados, en
de la base
ase de que los individuos a los que dicen repre- buena medida atribuibles a la reacción violenta de patru-
sentar las obedecen, lo que les permite controlarlos. En llas ciudadanas racistas o de las fuerzas de seguridad, los
este sentido, no resulta exagerado decir que este e tipo de que crearon una crisis de orden público en una gran parte
intereses
tereses organizados parasitan la rebeldía espontánea
espont de del sur. De repente, leyes que habían languidecido durante
aquellos a quienes dicen representar, ya que la influ uencia años sin ser tramitadas fueron rápidamente aprobadas por
que puedan tener, en las ocasiones
iones en que las élites gub
guber- el Congreso como parte del esfuerzo del clan Kennedy
nativas se tienen que esforzar por controlar y canalizar la por controlar las manifestaciones y los altercados, cada vez
insurgencia de las masas hacia los cauces normales de la más numerosos. A esto contribuyó el contexto de guerra
política, surge por completo to de aquella desobediencia. fría de aquellos años, ya que se podía argüir, con razón,
que la violencia en el sur era propia de un estado racista.
Se planteaa así otra paradoja más. En este tipo d de situaciones, De esta forma, los desórdenes generalizados y la violencia
las iniciativas organizadas por los p progresistas consiguen un consiguieron, en poco tiempo, lo que no habían logrado
nivel de influencia
cia y visib
visibilidad debidas a una desobediencia décadas de organización pacífica y trabajo institucional.
que ni han pupuesto en marcha ni controlan. Y, sin embargo,
obtienen
b esa influencia precisamente a partir de la supo- Al inicio de este trabajo puse el ejemplo, bastante trivial,
sición de que van a ser capaces de recuperar, mediante la del semáforo en rojo de Nuevo Brandenburgo. Mi inten-
imposición de una disciplina, a una parte suficientemente ción no era incitar a transgredir la ley sin más, mucho
grande de esta masa insurgente y devolverla a los canales menos con la endeble excusa de ahorrarse unos pocos
políticos habituales. Por supuesto, si lo consiguen la para- minutos. Lo que intentaba más bien era demostrar cómo
doja se hace aún más evidente, porque conforme desaparece la costumbre adquirida de la obediencia inmediata puede
la situación de la que obtienen su influencia, también lo llevar a una situación que todo el mundo calificaría de
hace su capacidad de intervenir eficazmente en la política. absurda
surda si se parasen a reflexionar unos segundos. Pues
bien,
ien, prácticamente
prá todos los movimientos de liberación
El movimiento por los derechos civiles de las minorías importantes de los tres últimos siglos han tenido que
importa
raciales de los sesenta en los Estados Unidos y la rapidez hacer frente
fr desde el principio a un ordenamiento legal,

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por no mencionar el aparato policial, que estaba dispuesto


específicamente contra
ontra ellos. Difícilmente podrían haber
triunfado de no ser por un puñado ado de valientes que esta
esta-
ban dispuestos a transgredir esas leyes y costumbres (por
ejemplo, mediante sentadas, manifestaciones o violacio-
nes generalizadas y públicas de la legalidad del momento).
Sus acciones de desobediencia, alimentadas por la indig-
nación, la frustración y la ira, dejaban muy claro que no
había sitio para sus reivindicaciones dentro de los pará-
metros institucionales y legales existentes. Por lo tanto, lo
que subyace a su determinación de desobedecer la ley no
Lam. 2. Martin Luther King.
es tanto un deseo de sembrar el caos, como de refundar
un orden legal más justo. Si el presente «imperio de la asociación YMHA de Holt Street en Diciembre de 1955,
ley» es en algún punto más capaz y liberador que los que poco después de la condena de Rosa Parks y en vísperas
le precedieron, esto se debe en buena medida a quienes del boicot a la compañía de autobuses Montgomery, tal
decidieron transgredir las leyes anteriores. y como aparece recogido en la obra de Branch:

«Estamos reunidos esta tarde para ocuparnos de un tema


Anuncio: «Dirigente muy serio», dijo a golpes, con un tono de voz que se
busca seguidores. Dispuesto elevaba y volvía a caer. Hizo una pausa y se oyeron tan
a acatar sus mandatos» solo un «sí» o dos entre el público, y en voz baja. Podía
Los disturbios y los alborotos no son la única manera en percibir a la multitud dispuesta a gritar, pero estaban
que los «sin voz» pueden hacerse oír. Hay ciertas ocasiones esperando parara ver adónde les llevaba
llevaba... (Habla de lo
en las que la élite y los dirigentes les prestan una atención buena
na ciudadana
ciud que es Rosa Parks).
especial, tanto a lo que desean como a lo que no quie-
ren. Fijémonos, por ejemplo, en el carisma. A menudo «Y creo que hablo con –con autoridad legal– no porqueporqu
se dice que alguien posee carisma como si tuviese cien en yo tenga autoridad legal alguna..., pero es que la ley no ha
dólares en el bolsillo o un BMW en el garaje. Pero ero lo estado nunca clara». Esta frase demostraba
demos que King era
cierto es, por supuesto, que se trata de una formaa de d rela- un orador cuidadoso a la hora de pone ner los puntos sobre
ción, que depende por completo de los participan antes y del las íes, pero para el público no significa
caba nada.
entorno cultural. Una actuación carismáticaa en España
o en Afganistán puede no serlo en absoluto uto en Laos o «... Nadie puede poner en duda la integridad de su carácter,
el Tíbet. En otras palabras, depende de laa respuesta qque nadie puede dudardar de su compromiso cristiano». Un coro
dan aquellos a quienes está dirigida, en n una especie de de voces
ces bajas dijo «es verdad». «Y la han arrestado
a solo por
sintonía. En ciertas ocasiones las élites se esfuerzan mucho
muc negarse a ceder el sitio», dijo K
King. La multitud empezaba
en conseguir que se produzca esta respuesta, esta, en encontrar a animarse, como siguiéndolo
si a media velocidad.
el tono adecuado y en adaptar su menssaje a los deseos y
gustos de su audiencia o de sus espectadores.
adores. En algunas Hizo una pausa ligeramente más larga. «Ya sabéis, amigos
ocasiones se puede incluso ver cómoo sucede esto. Por Po míos, que llega un momento», gritó, «en que la gente se
ejemplo, Martin Luther King es paraa algunos la figura cansa de verse pisoteada por la bota de hierro de la opre-
pública más carismática de la política estadounidense
stadounidense del sión». Se había ido dejando oír algún «sí» suelto cuando,
siglo XX. Gracias a la detallada y detalli lista biografía que de repente, las respuestas individuales se fundieron en un
ha escrito Taylor Branch sobre King y ell movimiento por vocerío creciente y explotaron los aplausos como fondo
los derechos civiles, es posible percibir en tiempo real la de todo ese ruido apenas en el transcurso de un segundo.
búsqueda de este tono en el marco de la tradición
tr de los El alboroto crecía y crecía, como una ola que no acaba de
E
sermones de las iglesias afroamericanas. A coontinuación se rom
mper nunca, y justo cuando parecía que finalmente se iba
reproduce una extensa cita del discurso que dio di King en la a debili
bilitar, llegó un muro de ruido desde la multitud que

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estaba afuera, con lo que el volumen subsubió aún más. Parecía con sus emociones vitales, sobre los que King elaboraba y
que al tono más bajo se añadía el sonido de un trueno, el amplificaba de una forma única. Los puntos que obtenían
estruendo
t de los pies que golpeaban el suelo de madera, esta respuesta recibían cada vez más atención, mientras que
hasta el punto en que ya no se oía, sino que se sentían aquellos que no lo hacían iban desapareciendo de su reper-
las vibraciones en el pecho. Esa enorme nube de ruido torio. No cabe duda de que se trataba de una sintonía de
sacudía el edificio y se resistía a desaparecer. De alguna dos partes, como lo son todas las actuaciones carismáticas.
manera había bastado con una frase para liberarla, llevando
la tradición de frases y respuestas de las iglesias negras más El requisito más importante para el carisma es saber escu-
allá de un simple discurso político, a algo diferente que char con mucha atención y responder frente a lo que se
King no había visto nunca antes. Había algo de enormes oye. Esto implica una cierta dependencia con respecto a la
proporciones allí escondido. Cuando por fin el ruido se audiencia, un tipo de relación de poder. Una de las carac-
atenuó, se alzó la voz de King para animarlo de nuevo. terísticas primordiales del poder absoluto es que no tiene
«Amigos míos, llega un momento en que la gente se cansa que escuchar. Por regla general, quienes se encuentran en
de verse arrojada a un abismo de humillación, en que se la base de la pirámide jerárquica tienen más facilidad para
ven sumidos en la desolación del desamparo más absoluto», escuchar que quienes están en la cima. La calidad de vida de
dijo. «Llega un momento en el que la gente se cansa de que un esclavo, siervo, jornalero, trabajador o asistente domés-
les aparten de la brillante luz de sol, en el julio de la vida, y tico depende en buena medida de su capacidad de inter-
les dejen abandonados en medio del frío penetrante de un pretar con precisión el estado de ánimo y los deseos de los
noviembre alpino. Llega…». King intentó proseguir, pero poderosos. Por el contrario, esclavistas, señores feudales y
el ruido de la multitud se lo impidió. Era imposible decir jefes pueden permitirse a menudo ignorar los de sus subor-
si este se debía a que había tocado una fibra sensible o tan dinados. Por lo tanto, las condiciones estructurales que son
solo al orgullo por un orador de cuya boca salía con tanta la base de esta atención constituyen la clave para este tipo
facilidad
ad una retórica tan elevada
elevada. King repetía: «Estamos de relación. Para King, esta capacidad de prestar atención
aquí –estamos aquí– porque ya estamos h hartos»1. le valió que le pidieran dirigir el boicot de los buses Mont-
gomery y le llevó a depender para ello de la participación
El patrón que Branch ha reflejado en este fragm fragmento, de entusiasta del conjunto de la comunidad negra.
manera tan vívida se repite en el resto del discurso y, de
hecho, en la mayoría de las intervenciones de King. King El Para ver, en un contexto diferente, cómo funciona esta
carisma es una especie de sintoníaonía perfecta. King toca
tocaba manera intuitiva de escribir los discursos, basta imaginar a
siempre una serie de temas y usaba saba un amplio repertor
repertorio un juglar que canta y toca música en un mercado medie-
de metáforas. Cuando notaba aba una respuesta potente porpo val para ganarse el sustento. Por un propósito meramente
parte del público retomaba
tomaba ese punto de forma ligeram
ligeramente ilustrativo, imaginemos que es un intérprete con un caché
diferente para mantener el entusiasmo y aum aumentarlo. Aun bastante bajo: toca en un barrio pobre y depende de que
cuando su creatividad retórica es imimpresionante, no deja de muchos de sus oyentes le den una pequeña moneda para
basarse en la búsqueda
úsqueda del tono adecuado para lograr esa poder comer. Por último, supongamos que tiene un
sintonía,
onía, que se dirige a las emociones y deseos más íntimos repertorio de mil canciones y acaba de llegar a la ciudad.
de sus oyentes. Si se consideran en detalle sus intervenciones
d
frente a las audiencias de la comunidad cristiana negra, del Imagino que el juglar empezaría con una selección aleatoria
movimiento por los derechos civiles o de los resistentes no de canciones o con las que más éxito tuvieron en la ciudad,
violentos (cada una de ellas con sus diferencias propias) se o ciudades, en la que estuvo antes. Día tras día observaría
puede comprobar cómo, tras un cierto tiempo, los oyentes la respuesta de su público y contaría las monedas que hay
que parecían pasivos frente a su arrolladora oratoria acaba- en su gorra al acabar su interpretación. Con toda segu-
ban por ayudarle a redactar sus discursos. Mediante sus ridad, pasado un cierto tiempo, con que tenga tan solo
respuestas indicaban los temas que favorecían la conexión un mínimo
mín de atención e interés en sí mismo, limitará
sus
us actuaciones
actua a los temas y las canciones que prefiere la
gente: re
repetirá a menudo algunas de ellas, mientras que
1 Taylor Branch, Parting the Waters: America in the King Years,
1954-63, New York, Simon and Schuster, 1988. dejará otras
o de lado. De nuevo, pasado cierto tiempo, la

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audienciaa habrá definido su repertorio de acuerdo con sus más empezar la gran depresión, constituye un ejemplo
propios gustos y deseos, de una manera muy parecida a sorprendente de esto. Al inicio, Roosevelt era un demó-
como lo hizo el público de King con sus discursos
discursos, también crata más bien conservador, que evitaba hacer promesas
tras un cierto período. Esta historia, más bien esquemática, o propuestas radicales. Sin embargo, conforme transcu-
no tiene en cuenta la creatividad del juglar ni la del orador rría la campaña, casi siempre compuesta de apariciones
a la hora de proponer nuevos temas de forma continua, de en estaciones de tren secundarias, debido a su parálisis,
desarrollar los ya existentes ni los cambios en el gusto del su discurso habitual fue cambiando para volverse más
público. Sin embargo, es útil a la hora de poner de relieve el radical y ambicioso. Tanto él como quienes escribían
aspecto de reciprocidad que tiene el liderazgo carismático. sus intervenciones trabajaban febrilmente para encontrar
nuevos temas, nuevas expresiones y nuevas propuestas,
El ejemplo del juglar no está muy alejado de la historia real una estación tras otra. Su discurso se fue modificando
de un estudiante chino que fue enviado al campo durante la poco a poco, dependiendo de la respuesta que recibía y
Revolución Cultural. Como era de constitución débil y no de las audiencias a las que se dirigía. Dado el contexto de
poseía ninguna habilidad que fuese útil para los campesinos, miseria y desempleo sin precedentes, a menudo Roosevelt
al principio estos se quejaron mucho de su llegada porque se dirigía a un público que contaba con él para mante-
era una boca más que alimentar y no contribuía nada a la ner la esperanza y escuchar promesas de ayuda, por lo
producción. Como ellos mismos tenían poco que comer, los que sus intervenciones fueron recogiendo gradualmente
habitantes del pueblo no le daban ningún alimento, o casi todos estos anhelos y su propuesta «oral» fue, al final de la
ninguno, y poco a poco se iba debilitando. Sin embargo, campaña, mucho más radical que al principio. Quienes le
descubrió que a los campesinos les gustaba escuchar sus escuchaban en los apeaderos de tren habían escrito (tal vez
relatos de cuentos tradicionales al caer la tarde, ya que sabía se debería decir que habían seleccionado) sus discursos,
cientos de ellos. Para que pudiera seguir con estas sesiones, de una manera muy real y tangible. De hecho, no es tan
empezaron a añadir pequeñas donaciones a las raquíticas solo que cambiase
biase el tono de sus intervenciones,
inte sino
raciones de comida que recibía y de hecho se puede decir que Roosevelt mismo llegó a verse como el ada adalid de las
que sus cuentos le mantuvieron, literalmente, con vida. Lo aspiraciones de millones de compatriotas desesperad
desesperados.
que es más, con el paso del tiempo su repertorio acabó
ajustándose a los gustos de su audiencia rural, como hubiera era No obstante, esta forma particular de influencia desde la
sido el caso con el juglar del ejemplo. Algunos de sus cuen-
cu base solo funciona en ciertas situaciones.
situacion Si nuestro juglar
tos no suscitaban ningún interés entre los habitant antes del fuese contratado por el señor feudal de la villa para cantarle
pueblo y le hacían pasar hambre. Otros les enca cantaban y glosas y alabanzas a cambio de alojam miento a pensión
los querían escuchar una vez tras otra. Se puede ede decir que completa, su repertorio sería muy diferente.
dife De la misma
se ganaba su comida con cuentos chinos, aunque fuesen manera, si un político depende
pende por completo de grandes
los campesinos quienes marcaban el compás. pás. Más tard
tarde, donaciones, hechashas con la intención de promocionarle,
promocio
cuando el gobierno permitió el mercado do y la empr
empresa tanto como de granjearle una opinión p pública favorable,
privada, se dedicó a contar historias en las plazas de la regi
región es casi seguro que no va a preprestar mucha atención a las
a un público mucho mayor y diferente. Pero ero incluso en esta opiniones dee los militantes
mil de base. Por ello, es muy proba-
ocasión su repertorio se acomodó a su au udienciaa2. ble que uun movimiento social o revolucionario que aún
no haya alcanzado el poder muestre una mayor capacidad
Los políticos, que tan ansiosos se muestran
tran por consegui
conseguir de escuchar, mientras que los más poderosos no necesitan
votos en ocasiones difíciles, cuando los eslóganes tradicio- hacerlo para marcar el tono. Tal y como lo ha expresado
nales son mal acogidos, tienen que saberr escuchar el ruido Kenneth Boulding, «cuanto más grande y autoritaria sea
de fondo, como el juglar del ejemplo o Martin Luther un organización (o estado), más probabilidades hay de que
King Jr. para descubrir cuáles son las in nquietudes de los quienes se encargan de tomar las decisiones en la cúpula
electores, cuyo apoyo y entusiasmo necesi sitan. La primera vivan en un mundo completamente imaginario»3.
campaña presidencial de Franklin Delano Roosevelt, nada
3 «The
The Economics of Knowledge and the Knowledge of Economics»,
2 Yan Yunxiang, conversación. America
rican Economic Review, 58:1/2 (March, 1966) p. 8.

163
16
399 ABRIL 2013
VI época - Valladolid
1,50 Euros

AIT
P E R I O D I C O.C N T. E S

Prensa Presidencial
SINDICAL P. 3-4 CULTURA CENTRALES GLOBAL PÁGS. 16-17
IBERIA, TOCADA Y HUNDIDA ENRIQUE FALCÓN, VOCES LIBERTARIAS
DESPUES DEL ERE FIRMADO UN POETA DE TRAS LA MUERTE DE
POR CCOO Y UGT LA RESISTENCIA HUGO CHÁVEZ

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24 OPINIÓN CNT Nº 399 ABRIL 2013

OPINIÓN

La utilidad del caos y el carisma


El profesor de ciencias políticas y antropología, James C. Scott curso para la aprobación de sus seguidores. En definitiva para
aborda desde una perspectiva anarquista el papel que juega la Scott, ambos mecanismos, caos y carisma, tienen el efecto de
desobediencia (caos) como una especie de gimnasia anarquista, proyectar los intereses y ambiciones de los grupos subalternos,
y la figura del líder (carisma) y su necesidad de modificar su dis- democratizando así las estructuras sociales.

Del caos a la transformación social


jefe tribal sin que esta suponga
un elemento de autoridad, que
basa su posición precisamente
en su carisma, cualidad que
hace a
La desobediencia para el profesor James C. Scott debe estar enfocada para el cambio social o de lo los demás aceptar su consejo,
que no su orden, por encima de
contrario solo se conseguirán pequeñas mejoras que no lograrán cambiar la raíz del problema la de los demás; esto puede pa-
recernos más o menos justo,
GERARDO MARTÍN /
las poblaciones que han conse- lles en busca de justicia, de ver- anarquista que tenga persona- pero en la práctica es a mi en-
• CNT GRANADA guido cambios prácticos en la dadera justicia, no ha de tener jes con fuerza suficiente como tender imposible de evitar, otra
legislación mediante el incum- en su plan de futuro otra cosa para desviar los intereses del cosa es que nuestra madurez y
El artículo del profesor James plimiento de la ley. Por ejem- que no sea la debacle del Esta- grupo, y poder para llevar a justo albedrío nos guíe hacia
C. Scott, aborda temas socioló- plo, aquellos cazadores furtivos do opresor, y no su transforma- cabo esta acción, dejan por donde está el carisma más o
gicos derivados de la insurrec- que cazaron en terrenos de un ción. consiguiente de ser anarquis- menos deseable, y cuál respon-
ción cotidiana, aquella que no lord inglés el cual poseía dere- Pero otra cosa interesante es tas. de al interés colectivo y no al in-
ha de ser forzosamente la deri- chos de coto sobre la tierra, cuando el autor apunta al caos Por último, el artículo toca el dividual.
vada de grandes conflictos do- promovieron, al ser incontrola- y su componente social. Aque- tema del carisma, analizando
cumentados (revoluciones, ble su número, que en la prácti- llas masas que se mueven sin varias figuras. Su punto a desta-
motines...) , desde una pers- ca aquellos terrenos fueran que las dirija un sindicato, un car de la idea del carisma es
pectiva que pretende ser anar- practicados en uso colectivo partido o alguna cabeza visible, que cualquier individualidad
quista; pero personalmente y por aquel que deseara cazar en son increíblemente menos que requiera del apoyo del pue-
para ser fieles a la palabra anar- ellos. Pero este ejemplo de in- controlables, pues no obede- blo en base a sus rasgos caris-
quista, en tanto que designe a subordinación no parte nece- cen ni obedecerán a nadie más máticos, tendrá que moldear
una ideología concreta, yo lla- sariamente de la voluntad de que nada por el desorden que sus acciones y sus discursos a
maría a esta perspectiva pro- un cambio, sino de una (por en ellas impera. los deseos del ente que le
puesta por el autor, «social». otro lado justificable) necesi- Curioso elemento a tener en da poder, sea este o no el
En primera instancia, su ley dad por parte del furtivo, el cual cuenta y que a priori debiera pueblo. Esto hace que
de la «gimnasia anarquista» no pretende cambiar la situa- ser un punto fuerte para los algunos líderes
propone a los anarquistas des- ción, sino subsistir en ella. Por anarquistas, para los verdade- lleguen a depen-
obedecer las leyes que nos pa- un lado es totalmente lícito este ros anarquistas. Pese a la nece- der de mundos
rezcan injustas o absurdas, por comportamiento, y no me pare- sidad de una organización, abstractos y
mínimas que sean estas infrac- ce por mi parte que llamar siempre libertaria y nunca au- poco reales
ciones (saltarnos un semáforo egoísta a este comportamiento toritaria, si verdaderamente so- en base a
en rojo cuando no pasa ningún o otro similar esté justificado. mos anarquistas, nuestra masa que los
coche...). Esto configura algo Simplemente es más práctico se moverá de forma que no ha- intereses
así como un entrenamiento en medida de lo posible y en brá ninguna cabeza que cortar
que nos mantiene despiertos. medida de lo deseable para un ni ningún traidor que comprar
Este entrenamiento, llevado a anarquista, pretender el cam- (al menos un traidor con poder
límites más duros, fue el que bio social definitivo, aquel que unitarista). Es obvio que nues-
llevaron los anarquistas duran- abogaría en este caso por la tro ideal debe de valerse de la
te los años en los que el Estado abolición de propiedad y los fuerza de la masa, aquella fuer-
del bienestar puso en serio cargos de la nobleza. za que es espontánea, que sur-
riesgo de desaparición al anar- Saltando a otro tema, famo- ge de la concienciación espon-
quismo como ideología activa. sos son los postulados de lo que tánea y verdadera, la masa que
podría llamarse «anarquismo
El Estado del bienestar americano contemporáneo», La supuesta masa
aquel que en los últimos años
puso en serio riesgo pretende acercar la ideología li- ácrata que tenga líderes
de desaparición al bertaria hacia cierto respeto con fuerza para desviar
por la «institución social», o
anarquismo como que simplemente acerca quizás
los intereses del grupo
ideología activa un poco más al movimiento por deja de ser anarquista
la lucha de la reforma social
que el de la revolución anar-
Sin la ayuda de los compañeros quista, llevados quizás por el sin líder clama justicia y cam-
que siguieron llevando a cabo posibilismo. James C. Scott nos bio, un cambio de verdad. A
una tarea que parecía infruc- hablará en este mismo artículo esta masa no podemos com-
tuosa, las organizaciones anar- de como el caos y los disturbios prarla, y si lo decidiéramos, ¿a
quistas hubieran sufrido un fa- funcionan como agentes de quien le íbamos a pagar? ¿Con de
tal achaque por el cual les sería cambio político, dando voz a quien nos reuniríamos en se- aquellos
hoy día, con el Estado de bien- los sin voz. Generalmente, nos creto para negociar? De todas de quienes
estar olvidado y con nuestras dice el autor, debemos leer en formas, en lo que respecta a depende su
ideas de nuevo vigentes por la la historia como los conflictos, este último punto, el del nego- poder
necesidad de las mismas, mu- los disturbios, las revueltas y en ciar, ya tenemos fama al respec- obedezcan a
cho más difícil de reestructu- última instancia las guerras ci- to. Una de las razones por la esta abstracción
rarse. Aquella especie de «gim- viles, son los verdaderos moti- que los burgueses han temido, e irrealismo.
nasia anarquista» que se hizo vos de cambio, siendo esto más según sus propias palabras, a Pero no hay que
en estos años, permite que hoy o menos legítimo. Pero para un los anarquistas más que a nin- olvidar, aunque el aná-
podamos impulsarnos y deba- anarquista, al menos a mi en- guna otra fuerza social, es por- lisis sea interesante, que el
mos salir a la calle con lo apren- tender, los cambios sociales de- que estos no aspiran al poder, carisma no ha de ser cualidad
dido y ejercitado para presen- rivados de la masa enfurecida, no pueden comprar a nuestros única del líder político. El anar-
tar nuestra alternativa. no son más que migajas que hipotéticos líderes, embaucar- quismo africano, entendible
Esta «gimnasia anarquista» pretenden tranquilizarla. El li- los o cualquiera otra estrategia, solo desde el punto de vista
es perceptible según Scott en bertario que ha tomado las ca- aquella masa supuestamente africanista, acepta la figura del
CNT Nº 399 ABRIL 2013 OPINIÓN 25

A debate: Análisis artículo James C. Scott (Estudios nº 2) / Ilustración: Emezetaeme

Estudios. Revista de pensamiento libertario, nº 2.


www.cnt.es/estudios
Otros contenidos comentados en esta sección:
• Representatividad y poder • Anarquismo en América latina • Sexología y movimiento
anarquista...

Carisma, liderazgo y personalismo


El ccarisma, según este artículo, no tiene por qué significar algo perjudicial para los intereses de la
colectividad, siempre y cuando tenga unos límites que no traspasen el poder de la colectividad
cole
manos que hoy habitamos este rápidamente en Aníbal, Alejan- en cada caso, el conjunto de esforzarnos en «acercar las al-
MANEL SAN EMETERIO planeta, cobijamos en lo más dro Magno o Napoleón sobre aquellos que se verán afectados mas», alimentar la confianza
• CNT SANTANDER
profundo, como si de un peque- un mapa del mundo dividido y por las mismas, y no a la inver- mutua y el sentimiento de perte-
Sea por la educación recibida, ño «Yo» se tratara, un carismático disputado. Pasamos buenos ra- sa; como sucede en la organiza- nencia a algo mucho más grande
por el rol aprendido de nuestros líder tendente al personalismo, tos desplazando enormes ma- ción social actual, en la que el incluso, que nuestras propias or-
progenitores, por la sociedad que se nutre de nuestra subjetivi- sas de soldados en fantásticos margen de maniobra del con- ganizaciones y que nuestras con-
con su chorro incesante de dad y de la ausencia de objetivi- juegos de mesa o de ordenador. junto de afectados por una de- vicciones actuales en los límites
valores trastocados o dad y la pasividad de aquellos Disfrutamos de las gestas heroi- cisión individual se ve condi- de nuestra influencia, ya que solo
de ausencia de que nos rodean. Este reflejo egó- cas de grandes líderes, que al- cionado por el mismo indivi- avanzaremos en la medida en
ellos; los se- latra y egocéntrico de nosotros canzaron la grandeza y el reco- duo que toma las decisiones. La que estemos abiertos a perma-
res hu- mismos, permanece en muchos nocimiento a través de grandes representación entendida de necer en un continuo proceso de
casos en un estado de latencia a batallas repletas de sangre y esa manera no debería supo- aprendizaje y transformación. El
la espera de saltar ante el asom- dramas anónimos al servicio ner, y no supone de hecho, un liderazgo y el carisma, como una
bro propio y de extraños. Va cre- del mito y de la perpetuación problema dentro de una con- mano intentando frenar una rue-
ciendo con la experiencia que del sistema impuesto. De algu- cepción libertaria de la organi- da, solo se convierten en un pro-
dan los años; haciéndose na manera, nos sentimos atraí- zación. blema cuando la rueda no gira
fuerte mientras otros dos por los grandes dilemas por El problema surge; y todos y con suficiente energía. Si la rue-
liderazgos se los que tienen que transitar, todas aquellas que nos desen- da gira a la suficiente velocidad,
derrumban a aquellos que gestionan de ma- volvemos dentro de organiza- la mano será inútil contra la
nuestro nera tan aparentemente natural ciones libertarias lo hemos vivi- energía generada por las revolu-
alrededor, el destino de miles y millones do en mayor o menor medida, ciones constantes.
ocupando de seres como nosotros. cuando la representación o la El liderazgo y el carisma bien
en el peor Asumimos con frecuencia en opinión del colectivo son arro- entendidos; por otro lado, no
de los nuestro trabajo, en la vida fami- lladas por el liderazgo que pro- son ni han sido nunca ajenos al
casos, el liar o en nuestra vida social el porciona el carisma de ciertas movimiento libertario. Nume-
espacio destino de otros; tomando alegre individualidades. En estas si- rosas figuras destacadas a lo
e inconscientemente decisiones tuaciones, que generan disgus- largo de la historia, han sabido
en su nombre, de la misma ma- to en algunos y seguidismo en conjugar el liderazgo con un es-
nera en que somos sometidos otros, se rompe en muchos ca- crupuloso respeto a las decisio-
continuamente a decisiones aje- sos con la necesaria pluralidad nes de sus organizaciones, des-
nas, que acaban teniendo una re- y el debate abierto, sacrificados viando al mismo tiempo, res-
percusión directa o indirecta en por el monólogo en algunos ca- ponsablemente la atención
nuestras vidas. Esta «deriva» je- sos paternalista o de tono alec- generada por su carisma hacia
rárquica, que algunos achacan cionador y la posterior toma de los valores y el interés colectivo,
en mayor grado a la misma natu- decisiones de una asamblea sin caer de ningún modo en el
raleza humana y que otros iden- monocorde, sometida por un personalismo.
despliegue abrumador de ca-
La representación o la risma, ante el que solo queda o La convicción en los
la oposición frontal o el silencio
opinión de un colectivo cómplice. ideales libertarios no
no debe ser arrollada Está claro que la convicción supone una vacuna
en los ideales libertarios, por si
por el liderazgo o el misma, no supone una vacuna
contra arrebatos de ego
carisma de personas contra arrebatos personalistas y subjetividad
de ego y subjetividad. Cual-
quiera es susceptible de dejarse
tifican mayormente con el con- arrastrar por estos males tan En definitiva; valorar, fomen-
dicionamiento, es el origen de socialmente aceptados y vene- tar y aprender de los valores
muchos de los problemas por los rados. El deber del colectivo es personales y aptitudes de com-
que llevamos demasiado tiempo subsanar dichas actitudes sa- pañeros y compañeras es nues-
que atravesando. biéndolas reconocer y corregir tro deber y responsabilidad, al
deberían Desde una concepción liber- adecuadamente. mismo tiempo que el placer
ocupar taria de las relaciones sociales Quizás esta sea una de las ma- que produce mejorar y ayudar a
otras es inevitable y frecuente, plan- yores y principales tareas a la que mejorar en la lucha. Esforzar-
actitudes más tearse la legitimidad de esta di- nos enfrentamos, si queremos nos por participar, asumir res-
participativas, námica en la que de una mane- sinceramente alcanzar a tener ponsabilidades y trabajar por el
horizontales y ra u otra nos vemos inmersos, semillas fuertes y duraderas con bien común, estemos acompa-
constructivas. pero al mismo tiempo en mu- las que sembrar la justicia social. ñados o estemos solos, es de-
Desde nuestras chos casos y por distintos moti- La práctica de la gimnasia revo- mostrarnos que no necesita-
primeras experiencias vos, es necesario tomar de ma- lucionaria en nuestras asam- mos líderes, porque donde
en sociedad o desde los nera individual, decisiones que bleas no debe quedarse en la otros aceptan la sumisión y la
primeros juegos infantiles terminarán por afectar al colec- mera toma de decisiones orgáni- autoridad como males necesa-
aceptamos de una manera na- tivo. El margen de autonomía cas, en la forma que deben adop- rios, nosotros los hemos susti-
tural e incluso divertida, el rol del que disponga el individuo a tar nuestras acciones o la natura- tuido por la responsabilidad in-
de «caudillos» entre nuestros la hora de tomar esas decisio- leza de nuestras relaciones con dividual, el apoyo mutuo y la
semejantes. Nos convertimos nes, es lo que deberá delimitar, otras organizaciones. Debemos solidaridad.

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