ACERCA DE LA NOCION DE CONTRATO DIDACTICO
Por: Ives Chevallard.
d’ Aix-Marseitle-Faculté des Sciences Sociales de Huminy (s/f)
Sintesis textual realizada por la Cétedra de Didéctica 1V
de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad
Nacional de Lomas de Zamora, sobre la versin
castellana de Teresa Acufia de Herrera, ante la
necesidad de adecuar el texto (originado en una
conferencia) al lenguaje escrito, al uso del castellano y a
evitar algunas dificultades de comprensién derivadas de
la traduccién literal y ta omisién de algunos parrafos por
tuidos en la grabacién.
ACLARA( IES
“En un barco hay 26 ovejas y 10 cabras. {Qué edad tiene el capitan?” Al
ser planteado este problema por un grupo de investigadores a 97 alumnos det
primer y segundo curso, se obtuvieron 76 respuestas que daban efectivamente
la edad del capitan, utilizando los nimeros que figuraban en el enunciado.
La generalizacién de tal comportamiento de respuestas absurdas ante un
problema absurdo en si mismo, llevé a los autores de esta investigacin a una
exploracién sistemdtica de las causas
Construyeron pues, una serie de enunciados en base al modelo de ta
edad del capitan y propusieron, individualmente y por escrito, a los alumnos de
siete clases del curso elemental y seis clases del curso medio, problemas de
este tipo:
- Tengo 4 chupetines en el bolsillo derecho y 9 caramelos
en el izquierdo. {Qué edad tiene mi papa?
- En un establo hay 126 ovejas y 5 perros. eQué edad
tiene el pastor?
~ En una clase hay 12 nifias y 13 nifios. {Qué edad tiene
la maestra?
~ Hay 7 filas de 4 mesas en la clase. 4Qué edad tiene la
maestra?
Cada enunciado fue completado por la pregunta ",Qué
pensas de este problema?”
Los resultados obtenidos confirmaron las primeras observaciones: en ef
curso elemental, 127 aluninos sobre 171, responden sin expresar ninguna duda
ba,2
sobre el problema. Las proporciones obtenidas resultan pues importantes y
preocupantes. Para los investigadores la dilucidacién de las causas de tal
comportamiento no podria ubicarse ingenuamente en los nitfios, 20 acaso ellos.
a tan temprana edad serian rebeldes a la légica a tal punto de no poder
Tesolver las mas insignificantes astucias de la razén? La institucién escolar
parece ser la culpable al ser ésta la fuente de los comportamientos
incriminados.
Pareciera entonces, que se hace necesario un estudio acerca del rol de
los "problemas" en la ensefianza de la matematica. Pero estos estudios existen
ya 0 en todo caso sélo hay que permitir que se desarrollen. Quisiera yo, desde
otra 6ptica, centrar la cuestion en otro eje y tratar de explicar si en “la edad del
capitan" puede atribuirse el fracaso, a una mala ensefianza de la escuela,
En todo discurso, la retérica (su forma y también la seleccién y
organizacién de sus contenidos) esté comandada por el tipo de interaccién
Social en la cual funciona, No insistiria sobre este punto si no interviniera de
una manera esencial en los desarrollos que van a seguir a propésito de la
nocién de “contrato didactico".
Es un cierto tipo de interaccién social -con sus ritos y todo lo que esta en
Juego en ello- fo que determina en titima instancia la forma de sus propésitos y
la organizacién de sus contenidos. Un tipo determinado de interaccién social
esté regido por un contrato de cierta especie. El contrato regula los
intercambios entre las partes que retine, delimitando en primer lugar el campo,
es decir, la materia y los riesgos reales cuyo régimen define. Asigna a las
diferentes partes derechos y deberes en un marco de referencia compartido
que sostiene el pacto social (como diria Rousseau) al cual el contrato otorga su
contenido. En otro lenguaje se dirfa que el contrato define las reglas de juego;
el juego al que se juega, a1 que es sensato jugar cuando se entra en el tipo de
interaccién que el contrato rige. La investigacién de todo contrato puede, de
hecho partir de esta simple cuestién: {A qué juego estan jugando?, o con otra
clase de implicacién: 2A qué es sensato jugar aca?.
La nocién de contrato ocasiona varias dificultades que se encuentran ya
en Rousseau a propésito del contrato social. En primer lugar puede
Preguntarse cuando este misterioso contrato, que puede ser respetado o no,
Cuya obediencia se puede pedir a la otra parte o que uno puede fing, ignorar,
coudndo pues, este contrato ha sido acordado? {Quién pues ha dictado estas
reglas que comprometen de manera tan estricta nuestras acciones?. La
respuesta a estas cuestiones es que el contrato “siempre ha estado alll".
Extrafio contrato se diré entonces, que nunca ha sido acordado. Sin embargo,
al hablar del contrato original, luego de Rousseau, Kant desarrolla esta
interpretacién que se ha vuelto clasica:
“No es necesario, de ninguna manera, considerario como
un hecho, como si fuese necesario, ante todo, comenzar por
probar a través de la historia que un pueblo, cuyos derechos y
obligaciones respetamos a titulo de descendientes, hubiese
debido algin dfa realizar realmente tal acto... Es por el
43Contrario una simple idea de la razén, pero que tiene una
realidad (practica) indudable, pues es toda piedra basal de la
legitimidad de toda ley publica.”
Entramos en el contrato en el momento en que entramos en el tipo de
felaciones sociales reguladas por él, No podemos rehusarlo 0 aceptario. No
os es licito quererio o ignorarlo. No se puede salir del contrato, salvo
librandose también del tipo de intercambio organizado por él
Pero hay algo mas. Las cldusulas de este contrato no han sido
enunciadas en ninguna parte; sin embargo, como escribe Rousseau, estan
“tacitamente admitidas y reconocidas por todos.”
iRespetariamos, pues, cldusulas que no conocemos? Nueva dificultad, Y
ésta se agrava alin mas por esta paradoja: admitido por todos, las cldusulas del
contrato, sin embargo, son violadas universalmente. Se puede violar el contrato
@ conciencia, para engafiar, se puede violar el contrato también, para evaluar
su contenido. Pero mas a menudo atin violamos el contrato sin la intencién de
hacerlo. Y no nos dariamos cuenta de ello, si, a veces, otras personas no nos
lamasen al orden.
EI contrato es un maestro de ceremonias cuya ciencia no puede estar
contenida en los libros. Podemos explictar algunas de sus cléusulas, podemos
conocer cuando es violada cierta cléusula en particular, pero esta es la esencia
del contrato: regula nuestras acciones sin que podamos dar una vista completa
de sus reglas
Debemos hacer otra aclaracion con respecto al contrato. El contrato no
hace sino preexistir a las partes contractuales. Los contratantes no existen
antes que el contrato, al contrario, los crea como tales, y por él llegan a ser lo
que son. Ninguna de las partes contrayentes existen en calidad de tal antes del
Contrato ni fuera de él. Cada una es un producto del contrato,
TICO Y LA EDAD DEL CAPITAN
EL CONTRATO Dil
EI contrato didactico retine (al crearios como tales) tres términos. De él
hacen: el alumno -sujeto al que se le ensefia-, el docente -sujeto ensefiante-, y
el saber en tanto saber ensefiado. El contrato tige pues, la interaccion didactica
entre docentes y alumnos a propésito del saber. Docentes y alumnos se
encuentran juntos al comienzo del afio alrededor de un saber explicitamente
designado por el programa del afio. Contrato de ensefianza que obliga al
docente, contrato de aprendizaje que obliga al alumno y, 8@ sabe también,
contrato que obliga al saber.
Ademas, y sobre todo, las cléusulas del contrato organizan las relaciones
que el docente y el alumno mantienen con el saber. El contrato regula todos los
detalles, cada nocién ensefada, toda tarea propuesta esta sometida a esta
legislacion. En consecuencia, el contrato determina tanto para el ensefiante
te,4
como para él ensefiado una totalidad particular, una visién del mundo didactico
exclusiva de otras visiones del mundo posibles y de varias maneras extrafias a
{a visién del mundo donde se mueven generalmente los individuos fuera de la
situacién didactica. La significacién de las conductas, esencial para el andlisis
didactico, s6lo se puede alcanzar si se relacionan de manera explicita los
hechos observados con el marco interpretativo del contrato.
Pero volvamos al principio. Qué puede explicamos el comportamiento de
tos alumnos en “la edad del capitén"?. La elucidacién no es evidentemente otra
cosa que la que nos dice el contrato a propésito de la tarea -resolucion de
problemas. a la que los alumnos se ven enfrentados. E! contrato comporta, en
efecto, una cléusula (valida para fodos los problemas que se pueden proponer
en el marco didactico escolar): un problema para ser propuesto debe tener una
respuesta y sélo una (aceptable en el sentido de! contrato). Para llegar a esta
respuesta:
a) todos los datos propuestos deben ser utilizados
) ninguna otra indicacion es necesaria
c) la utlizacién pertinente de los datos dados se realiza segin un
esquema que pone en juego procedimientos habituales en el estadio
considerado (operaciones aritméticas, regia de tres, etc.). Reglas que hay que
movilizar y combinar de manera adecuada, lo que constituye por otra parte el
verdadero campo de accién de! alumno, su margen de maniobra y de
incertidumbre.
EI contrato posee un dispositivo esencial cuya consecuencia es limitar
automaticamente los intercambios en el nivel epididactico. En sus diversas
cldusulas, cada nocién enseflada debe aparecer como "ensefiable" (debe
poder funcionar como objetivo de ensefianza) y como “aprendible". Se ve pues
que en el contrato no esta incluida en la tarea del alumno que éste tenga que
controlar la legitimidad contractual del problema que fue es propuesto. Por
Supuesto que el alumno podria operar con una légica "profana’ (y no escolar) y
darse cuenta que algo no anda bien, que es un problema “raro” o “tonto”, pero
la anomalia que eventualmente podria constatar, no es su problema. El hace
su parte lo mejor que puede, dada las condiciones que le han sido impuestas.
La ruptura del contrato operada por el docente no es su responsabilidad. ,Hay
algo mas “Iégico” en el fondo? Al dar una respuesta verosimil ante un problema
absurdo, esta cumpliendo con su parte en el contrato. Si debe haber un
culpable, para el alumno, este culpable no es I, sino el docente que ha hecho
trampa o ha fallado, En el trabajo de los investigadores de “la edad del capitan”
Puede notarse una respuesta que da un nifio y que hace evidenciar esto:
“Tenés 10 ldpices rojos en tu bolsillo izquierdo y 10
lapices azules en tu bolsillo derecho, 4Cuantos afios
tenés?”
El nifio responde: “20 afios”
Al hacérsele notar que él sabe perfectamente que
No tiene 20 afios, el alumno responde: ‘si, pero es por tu
culpa, ti: no me diste los numeros correctos”,
WS5
Considerar a los comportamientos de los alumnos como absurdos,
ilégicos, preocupantes (tal como lo hacen los autores de la investigacién citada)
proviene pues de un juicio que es a la vez, inexacto en cuanto a los hechos ¢
injusto en cuanto a la significacién de lo que estan expresando,
El guién imaginado por los investigadores no es, sin embargo, mas que la
amplificacion de cierto tipo de ruptura de contrato mas frecuente de lo que se
Suele pensar: seguin el contrato didactico en curso, los alumnos esperan ser
evaluados sobre cierto tipo de tareas (en este caso sobre su intervencién a
nivel didéctico); de hecho se los juzga a partir de otro tipo de tareas en las
Guales ellos no esperan ser juzgados (en este caso sobre su intervencién en un
nivel epididdctico: “ZQué ‘piensas de este problema?") Sin embargo la
diferencia, en este caso, consiste en que la ruptura del contrato exige al alumno
lun cambio de registro (de lo didéctico a lo epididactico), mientras que las
Tupturas mas comunes son generalmente intradidécticas.
‘Voy @ agregar una aclaracién para responder a otra pregunta mas: 2Por
Qué los alumnos no llegan a dominar el arte de construir problemas con
enunciados?. La respuesta puede estar contenida en un juego de palabras:
Porque ellos no son docentes, muy simplemente, son alumnos. Por supuesto,
estoy aludiendo al efecto de la separacién topogenética: la construccién del
Problema, de manera tal que guarde conformidad con el contrato didadctico, es
fesorte exclusivo, por definicién contractual, del docente. El alumno no tiene
que comprobar esto ya que considera. ‘esponténeamente" (es decir,
influenciado por el contrato) que esta construccién ha sido ejecutada
correctamente.
El contrato didactico da lugar a una topogénesis del saber: todo elemento
ensefiado aparece como dividido, dando un lugar al docente y otro al alumno.
De una manera general, el contrato didactico define los derechos y deberes de
cada uno y a través de esta divisién de tareas, separa y limita las
Tesponsabilidades de cada uno, Este enunciado define meramente lo que es la
tarea del docente en el seno de esta interaccién: vigllar que el problema tenga
tuna respuesta y s6lo una, que contenga los datos necesarios y sélo éstos, que
el resultado se obtenga por una combinacién de complejidad aceptable de los
Procedimientos que se consideran conocidos por el alumno, Luego, define lo
que es fa tarea del alumno.
A SINGULARIDAD DEL CONTRATO DIDACTICO
Nuestro razonamiento se encuentra siempre dentro de un contrato,
Seamos alumnos, cientificos 0 un ciudadano mas. Pero razonamos de manera
diferente segun diferentes contratos. Valga como ejemplo de lo antedicho la
comparacién entre el “contrato culto" que regula el intercambio cientifico y el
“contrato didactico". Veamos el papel que le asignan uno y otro, en
Mateméticas, a las demostraciones,
LeNo seria pertinente para un matematico, que diga haber establecido la
demostracién de cierto resultado, preguntar si se trata de una demostracién
exacta. Una demostracién falsa, podria responderse, no es una demostracion.
Y sin embargo, la historia de los matematicos comprueba la presencia de
gemostraciones falsas. E! contrato de intercambio aqui obliga a que
‘demostracién’ equivaiga a "demostracién valida’. Se puede ver pues, que el
“contrato culto” suprime, en el intercambio oficial, Ja cuestién de la validez de
los bienes intercambiados porque lleva implicito que este problema esta
Fesuelto de antemano. Se puede imaginar facilmente lo que sucederia si esto
No ocurriese de este modo: el mercado cientifico se veria invadido por una
muttitud de productos sin una garantia previa, productos no controlados que
deberfan ser controlados y, de hecho, resultarian incontrolables. La "cocina" de
la clencia subitamente se veria expuesta a la mirada de todos, El derecho al
error, reconocido a todo investigador en los ‘entretelones” de la ciencia, seria
entonces lanzado a la historia oficial de la ciencia, donde el error juega ‘un rol
bastante modesto.
En la interaccién “didéctica’, contrariamente a lo que prevalece en la
interacci6n “culta", la demostracién Propuesta por el alumno no es ipso facto
considerada como acertada 0 no, y el problema de su validez es justamente lo
que esta en juego de manera esencial en dicha interaccién. En consecuencia,
proponer una demostracién errada cuando se es alumno.no es una falta grave,
es una falta, simplemente, en el sentido escolar de! término. En uno de los
casos la exactitud y la validez son mantenidas fuera del juego oficial, siendo el
problema demasiado vital como para que se le reconozca un lugar que no sea
marginal y residual; en el otro caso, esta exactitud y validez constituyen el
unto central de fa interaccién. Mientras que en el “contrato didactico” todos
(docentes y alunos) estén obligados a mostrar su produccién (aun en el caso
de no-fespuesta por parte del alumno que se traduce como “entregar la hoja en
Blanco" y que conileva a que el docente, de una forma u otra muestre su propia
respuesta al problema planteado), en el *contrato culto", s6lo quienes tienen
algo que decir (hay que entender algo cuya validez puedan garantizar) estén
autorizados a hacerlo. El “contrato didactico” aparece asi como la inversa
exacta del ‘contrato culto". EI alumno puede legitimamente, sin romper el
contrato, proponer una demostracién faisa con la perspectiva, por supuesto, de
tuna sancion negativa. Pero permanece en el contrato. A cambio de esto -y esto
es esencial para la comprensién del funcionamiento didactico- el contrato
Permite que el alumno sélo ejerza un escaso control sobre las producciones
que se le exigen y cuya validez esta supeditada a una consideracién magistral
que es funcional y consustancial al contrato. E alumno ha cumplido su contrato
de alumno, que no es -y esto es lamentable- el de un clentifico en miniatura
cuando ha dado una demostracién que puede ser falsa. Le toca entonces al
docente controlar y dar validez a todo esto al mismo tiempo. El contrato realiza
as{ una division de las responsabilidades y, en consecuencia, de las tareas.
Pero seria injusto destacar solamente lo que el “contrato didactico” no
Permite (corremos el riesgo de ver tinicamente la parte negativa) y pasar por
alto lo que él realiza. Bien, lo que el contrato debe realizar no es algo sin
importancia... Su trabajo esencial consiste en hacer pasar al alumno de una
Cultura “profana” a aquella que llamaré, en sentido ampli, *cientifica", Entre las
atdos culturas existe una discontinuidad radical que se puede esquematizar de la
manera siguiente: en la cultura "profana’ el alumno se plantea y plantea a los
demés adultos preguntas a las cuales recibe o no respuestas, mientras que en
‘a cultura ‘cientifico-escolar’ el alumno va a encontrar problemas que él no se
Plantea de manera espontdnea, pues su cardcter mismo de “problemas”
Procede 0 proviene de una manera de ver las cosas y a la cual, salvo en ciertos
casos especiales, no tiene acceso espontaneo y auiénomo. Y va a aprender a
dar soluciones a esos problemas, alin problemas estereotipados, artficiales,
inverosimiles, aprendiendo que é! puede por si mismo producit respuestas
Preguntes, siempre y cuando estas preguntas tengan la forma estrictamente
definida de "problemas". El cambio es radical. Podemos imaginar fécilmente
Gue esto tiene, en cierta medida, un precio: la falta de atencién al problema de
la Perfinencia. Es la parte negativa de ese panorama cuya parte positiva
consiste en arrancar al sujeto de este juego profano, precientifico, de las
Preguntas sin respuesta y de las respuestas sin preguntas a la entrada en una
dialéctica con caracter cientifico.
CONCLUSION: EL TRABAJO DEL CONTRATO
Como conclusion quisiera reunir aqut un conjunto de notas cuyo
desarrotio constituiria en si la materia de otra exposicién,
El contrato diddctico es el marco de la interaccién didéctica que da
significacién a las conductas de aquellos a quienes retne: el alumno y el
docente en el escenario pedagégico. Cada uno actla segin el contrato, 0 al
menos, cada uno es considerado como si actuase segtin el contrato (pues
existe también una patologla del contrato).
Supongamos, sin embargo, una relacién didéctica comprometida y el
Contrato implicitamente, pero también firmemente establecido, entre las partes
en juego reguiados por él. El primer punto que hay que aclarar, consiste en que
21 contrato no es una realidad estética dispuesta de una vez para siempre. Es,
al contrario, una realidad que se transforma y que al modificarse va a hacer
evolucionar las significaciones de los contenidos y de las formas del
intercambio didactico (hay que agregar aqui que en la eleccién de su blanco,
nuestros investigadores apuntaron con exactitud: la cléusula cuestionada es
una de las raras disposiciones que practicamente no evolucionan de un
extremo a otro de la escolaridad),
En esto el contrato “trabajo” la situacién didactica para ir modelando su
sentido. En los primeros cursos de la escolaridad, una multiplicacion de enteros.
tiene la significacion de una verdadera "apuesta' de la interaccién didéctica y la
actuacién del alumno, en este aspecto, obtendré una evaluacién positiva o
negativa seguin el caso. En cursos superiores esta misma tarea es excluida del
campo de las apuestas y de aqul en adelante estaré fuera de juego y no
obtencré mds, por si misma, una evaluacién particular, aun si efectuada
Incorrectamente en un calculo algebraico, por ejemplo, altere el circuito oficial
del intercambio,
Ld8
EI contrato didactico registra de este modo el “envejecimiento” de los
contenidos ensefiados y la progresién establecida en el “tiempo del saber’,
Corresponde al docente asumir esta evolucién del contrato y asegurar ei
Progreso de la materia ensefiada. El docente “trabajé” el contrato cuya
evolucién discontinua esta constituida por una sucesién de miniisculos
enfrentamientos que son otras tantas rupturas del contrato. Esta es una nueva
Paradoja. El contrato no es didécticamente ttl. S6lo si se lo viola regularmente,
y es violado justamente por alguien de quien se esperaba que sea su fie!
guardian. Es por esto que -decia anteriormente- que el docente viola el contrato
sistematicamente: el contrato didactico (y las rupturas que va a provocar en él);
es la herramienta fundamental que le permite guiar el proceso didactico.
Estas rupturas del contrato son rupturas “hacia arriba” si se puede decir
asi. Pero el docente se ve tentado de romper el contrato “hacia abajo", a hacer
marcha atras, @ volver al campo de las apuestas actuales, a través de “hacer
recordar’, quiza de manera repentina, aquellas apuestas que desde hacia
tiempo han dejado de serlo. Se podra ver a este asunto como un llamado de
atencién oportuno y que es bien recibido en el proceso incesante de
egociacién, negociacién muda lo mas a menudo, se ha dicho, y que enfrenta a
docentes y alumnos a propésito del contrato.
Los alumnos tienen una actitud que podria parecer a primera vista
curiosa. Al jugar estrictamente su rol en la negociacién contractual, tienden
constantemente a frenar la evolucién del contrato. En este sentido, los alumnos
Son conservadores 0 quizd retrogados. Pero, por otra parte, comparten tanto
como el docente la preocupacién por obtener buenos resultados en el proceso
didactico en cuestién, y cuidan pues con la misma obstinacién, que e! docente
Cumpla efectivamente su rol que consiste en hacer evolucionar el contrato. Si
en un primer momento una marcha atrés es vivida como una victoria
Momentanea de los alumnos en el seno de la negociacién didactica, no es sin
embargo recibido como un resultado positive para los alumnos. De esta
manera los profesores “comprensivos” que multiplican los repasos para ayudar
a los alumnos (seguin creen ellos) se exponen, por esto mismo, a miltiples
disgustos.
Volvamos a los que he llamado “patologia” del contrato didactico que se
relaciona directamente con el tema del fracaso escolar. El alumno debe, en
primer lugar, entrar en el contrato. El ejemplo examinado basta para mostrar
que esta entrada no es algo sencillo. Algunos individuos, aunque esto es algo
Poco frecuente, no lo logran nunca, pues nunca llegan a comprender las reglas
generales del juego escolar. Aquellos que si lo hacen, es decir que logran
entrar en el contrato, deberan ademés sobrevivir en él. Mas numerosos son
todavia aquellos que, cierto dia, no “siguen mas" y abandonan el contrato. Son
los problemas del contrato, que a menudo se traducen como fracasos, porque
evidencian un déficit especifico del alumno en una disciplina en particular
Cuando el diagnéstico acerca de una dificultad en el contrato didactico
esta justificado (aunque actuaimente no dispongamos de criterios decisivos que
os permitan pronunciamos en este aspecto) el diagnéstico es mas bien
favorable, atin si los medios de accién siguen siendo reducidos y muy precarios
44,y las soluciones més bien misteriosas. El sintoma de fracaso no indica aqui
Fealidades dramaticas tales como “falta de dotes’, “falta de inteligencia” u otras
similares. Simplemente puede tratarse de un bloqueo (en términos de una
relacion contractual), cristalizandose en una dificultad local que, llegado el
momento, lievara al alumno a un fracaso crénico. Pero esta situacién puede
evolucionar por si misma (las experiencias de los docentes atestiguan subitos
desbloqueos) y resultar sorprendente, ya que el desbloqueo se produce sin
haber hecho nada aparentemente para provocarlo
Tanto en el estudio de situaciones de fracaso como en el anélisis del
funcionamiento didactico, el enfoque en términos de contrato tiende de este
modo a desdramatizar esos hechos que, apresuradamente, podriamos llegar a
considerar como patologias graves.
EI concepto de contrato didéctico tiene asi un valor practico de tibio
optimismo: el conttato nos permite considerar de una manera més justa, y en
consecuencia menos injusta, para el alumno, para el docente, para la escuela
en general a este sistema tan complejo, tan mal conocido todavia, y sin
embargo tan criticado a veces, que es el sistema didactico,
El optimismo del concepto, y en clerta manera su generosidad indica su
parentesco, con esa corriente de pensamiento —la de las luces- legada por el
siglo XVIII. Ciertamente, esta actitud debe ser matizada con dos o tres cosas
que desde entonces he aprendido, bien o mal a conocer: que este feliz
humanismo tiene ciertos limites que son los de las clases sociales; que tiene
también diferencias casi irreductibles sostenidas por esas clases sociales y que
existen en nosotros, en una parte de nosotros mismos llamada inconsciente: y
que, finalmente, ello perturba, desde otro escenario, el juego que el analisis
didactico se esfuerza, sin embargo, en dilucidar.
Ustedes me disculpardn si detengo mi exposicién en este punto.