Si en verdad la fe es una legtima forma de conocimiento, y la creencia en un
dios nico, que es el culto racional de cristianos, judos y musulmanes del mundo, tiene su origen en las Escrituras, es inconcebible que, en tanto revelacin divina, sta no sea la expresin acabada de un dios omnipotente, creador del Cielo y de la Tierra. Los hechos ya acaecidos que fueron ajenos a nuestra experiencia no son, naturalmente, asequibles a los sentidos, sin embargo llegan a nuestro entendimiento de manera mediata a travs de testimonios, ya sean estos escritos, orales, arqueolgicos, etc., con sus respectivos grados de fiabilidad. La Biblia es el nico testimonio de las hazaas y milagros de Jess y de los profetas, as como tambin del cumplimiento efectivo de sus propias profecas. Producto mancomunado y suficiente de la labor humana y divina, se precia de ser el nexo necesario e inteligible entre el mundo material y el espiritual, revelndonos en su texto la presunta voluntad de un dios viviente. Como Palabra de Dios, es el hecho divino, inmediato y presente. Considerando las diferentes versiones separadamente, como una unidad en s mismas, no pueden soslayarse las innumerables incongruencias y contradicciones en que incurre La Biblia al contrastar los diferentes libros que la componen, de tal suerte que, en funcin de conservar inclume la sacralidad de la misma, resulta imperioso tensar la intervencin humana en su concepcin, dndole mayor crdito en la medida que justifique sus errores, al punto de desnaturalizarla enteramente, haciendo de su infalibilidad una cuestin abstracta. Este hecho pone en cuestin la omnipotencia y santidad del dios nico, ambos atributos esenciales de la divinidad, segn testifica La Biblia, y constituye el argumento ms contundente para refutar su existencia, en tanto que el mismo se fundamenta de manera exclusiva en el propio sistema de creencia.