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aa amas mace eames Marina Castaheda INVISIBLE ... ae REGRESA ~Faurus es un sello editorial del Grupo Santillana www.taurus.com Argentina AvsLeandro N. Alems720 C 1001 AAP Buenos Aires Tel. (64 114) 1195000 Fax (54 114) 91274 40 Bolivia Avda. Arce, 2333, La Paz Tel. (591 2) 44.11.22 Fax (591 2) 44 2208 Chile Dr. Anibal Ariztia, 1444 Providencia Santiago de Chile Tel. (56 2) 384 30.00, Fax (56 2) 384 30 60 Colombia Calle 80, 1023 Bogor Tel. (67 1) 635 1200 Fax (57 1) 236.93 82 Costa Rica La Uruca Del Edificio de Aviacién Civil 200 m al Oeste San José de Costa Rica Tel. (506) 220 42.42 y 22047 70 Fax (506) 22013 20 Ecuador Avda. Eloy Alfaro, 33.3470 y Avda. 6 de Diciembre Quito Tel (593.2) 244 66.56 y 244.21 54 Fax (593 2) 244 87 91 El Salvador Siemens, 51 Zona Industrial Santa Elena Antiguo Cuscatlan La Libertad “Tel. (503) 2505 89 y 2 289 89 20 Fax (503) 2278 60 66 Espaia Torzelagena, 60 28043 Madrid Tel. 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El machismo, una forma de relacionarse. La contraparte femenina. El machismo in- 1 congruente. El ejemplo de México, No hay expertos en el tema. Machismo y transicién democratica. Un enfoque psico- légico. 1. ALG Teorias esencialistas y constructivistas. Los ritos de iniciacién a NOS MITOS DEL MACHISMO . Impreso en México a s. La sobrevaloracion de : la masculinidad. Dominar a las mujer Todt los derechos reservados. Esta public iin pice ser ae poi thea sea mecdnieo, fonaqutmice,clectinie, nuygwrie, elecnaptien, por fotacopia 0 cualquier tro, ' hombre es mas fuerte que la mujer. El estudio de los animales. sin el permiso previo, por escrito. ea eltorial . Una cuestién de cromosomas. Teoria linidad. Testosterona y agre ni eu todo ni ent pate. ni regis los valores masculinos. La vision esencialista del machismo. El hormonales de la mascu- vidad. Los hombres necesitan mas sexo. El enfoque sociobiolégico. Hombres poligamos, mujeres monégamas. Hombres cazadores, mujeres amas de casa. Criti- ca | enfoque sociobiolégico. La justificacién del machismo. El rechazo a la diferencia. Machismo y misoginia. II. EXPLICACIONES PSICOLOGICAS ¥ SOCIALES... peters La tradicion psicoanalitica. Separarse de la madre. La etapa edipica y el temor a la castracién. La.adolescencia. La edad adulta. Criticas feministas al psicoanilisis: Teorids del apren- dizaje. La teoria de Carl Jung. Teorias adlerianas del machis- mo. Acercamientos al machismo mexicano. La investigacin feminista. Los estudios de géncro. Sexo y género. La vision an- topolégica de la masculinidad. Algunas excepciones a la nde la homosexualidad. :Gémo se aprende regla. La excepei aser hombre? TH. Del. MACHISMO EN LA COMUNICAGION . . . Transferir el trabajo de la comunicacién. Mensaje y metamen- EI “yois- je y poder, Metamensaje y jerarquia. saje. Metamensa mo”. Relaciones simétricas y complementarias. La intimida- cién fisica. Expresiones sociales del poder. El silencio y el poder. El poder de las interrupciones. La famosa “falta de co- municaci6n”. La infantilizacién de la mujer. La antesala de la comunicaci6n, La devaluacién del ambito doméstico. Los temas de la conversacién. Los contextos de la comunicacion. Diferentes maneras de escuchar. El mito de la telepatia. “No me estas escuchando”. :Qué podemos hacer? No enganchar- se en el silencio. ALGUNAS TRAMPAS DEL MACHISMO La descalificacién. Proteger a las mujeres. La mujer invisible. La mujer como sirvienta. El doble discurso del machismo. Los hombres “initiles”. Las mujeres “intitiles”. La incongruencia El doble vinculo. Doble vinculo y cambio historico. El doble discurso es chismo. E} poder prohibir, La falsa negociacién. “Es que yo asi social, no personal. Los dobles discursos del ma- soy”. “No voy a permitir que me cuestiones”. Ser macho es nunca tener que pedir perdén. “A mi nadie me ve la cara”. “Yo soy la Ley”. La critica imposible. El derecho al secreto. La doble moral y el sexo. Los costos de la doble moral. Qué po- demos hacer? bud 129 V. EL CATALOGO MACHISTA DE LAS EMOCIONES ... . . Las emociones no son un asunto meramente personal. Histo- ria de las emociones. El estudio de las emociones. El andlisis de género. El miedo. La tristeza. La soledad. La ternura, La alegria. La vergtienza. La sensibilidad estética. La “intuicién femenina”. El enojo. El odio, El deseo sexual. El orgullo. La jerarquia de las emociones. Independencia 1 ulina, depen- dencia femenina. Hombres objetivos, mujeres subjetivas. La represion de las emociones. La proyeccién de los sentimien- tos. Los hombres “especiales”. El machismo emocional Qué podemos hacer? VIL EL MACHISMO EN EL HOGAR Regret tee pees Un poco de historia. El monopolio de la maternidad. Areas fe- meninas y masculinas. La “muchacha”, pilar doméstico del machismo. La nana. El tiempo y el espacio. Los roles domés- ticos: el hombre. El rol de proveedor. El protector. El padre ausente. Paternidad ausente y machismo, Paternidad presen- te y machismo. El papel de la madre. La suegra. Hijos ¢ hijas. La distribucién de roles del machismo. El machismo entre mujeres. El machismo al revés. El machismo entre hombres gay. Qué podemos hacer? VII. SEXO, AMOR Y AMISTAD ©... eee eee Sane aes Sexualidad masculina y machista. Machismo sexual y homofo- bia. El hombre caliente. El hombre irresistible. La teoria de la olla express. El derecho al sexo. La primacia de la penetra- cién. Hombres hipersexuados, mujeres asexuadas. Los maes- ttos. “No voy a hablar de eso". Machismo y posesividad. Eti quetar a las mujeres. La doble moral y el sexo. Sexo y chantaje. Diferentes defi: iones del amor. Matrimonio masculino y fe- menino. La amistad entre los sexos. La amistad entre los hom- bres. La amistad entre las mujeres. ¢Qué podemos hacer? 9 1 59 197 VIIL AUTOIMAGEN Y PROYECTO DE VIDA EN UNA SOCIEDAD MACHISTA~n wae eee eee Autoimagen masculina y femenina. El lenguaje corporal. La moda. Comer y beber. Nuevas imagenes de la vitilidad. :Una version light de la masculinidad? Roles femeninos y masculi- s. Los medios y la pub no idad. Las expectativas de hombres. ito mas- y mujeres. Mujeres “masculinas” ...y “femenin: caso. Proyectos de vida. Dis- culino y femenino. El éxito y el fi criminaci6n y vocacién. La metafora de la maternidad. Ocu- paciones femeninas y masculinas. Roles ptiblicos y privados. 2Qué podemos hacer? IX, El. MACHISMO Y EL, DINERO. El manejo del dinero. Los expertos en el dinero. El control del dinero. En Jas buenas fam no se habla del dinero. In- greso masculino y femenino, Machismo y consumismo. Ir de compras. :Qué podemos hacer? X. LOS COSPOS DEL MACHISMO. .. . aeeeeaees El feminismo invisible. Machismo y violencia contra las muje res. Costos econédmicos del machismo. Hacer visible lo invisi- ble. :Mujeres “liberadas"? zHombres “liberados"? El machis- mo obsoleto. Mas alla del machismo. TEMAS DE REFLEXION PARA LAS MUTERES .. 5 tier searere teria teatets ce ‘TEMAS DE REFLEXION PARA LOS HOMBRES ...- 6-60-50 + + eaten BIBLIOGRAFIA 6... 0.020 eee a etsietete ieee eeeaeceleteettly ce INDICE ANALITICO ....... 0.0055 ee ee 10. 309 AGRADECIMIENTOS Quisiera agradecer a los lectores de mi libro anterior, La experiencia homosexual, y al ptiblico de mis conferencias, programas de radio y televisi6n sus comentarios y cuestionamientos que me Ilevaron a reflexionar sobre el tema del machismo. isiera dar las gracias a mis amigos, vecinos y pacien- tes, que me brindaron sus puntos de vista y experiencias personales en torno al machismo. Sobre todo, a estos tiltimos por tolerar mis horarios de trabajo reducidos durante la escritura de este libro. También qui Gracias a mis primeros lectores, quienes con sus criticas siem- pre positivas me ayudaron a formular y organizar mis ideas: Lour- des Arizpe, con su claridad intelectual y politica; Pura Lopez Colo- mé, con su rigor estilistico y perspicacia literaria; Miriam Morales, con su vision analitica de la sociedad actual; Julia de la Fuente, que participé en la edicién de este libro con esmero y eficiencia; y, por supuesto, a Patricia Dunne, que me ayud6, una vez mas, a mante- ner el equilibrio y la serenidad. 11 PREFACIO A LA NUEVA EDICION A cinco aiios de la primera edicién de este libro, el machismo no solo sigue vigente, sino que se ha vuelto un tema cada vez mas apremiante en las sociedades modernas. No es casual que el pre- sidente del Gobierno espaiiol, José Luis Rodriguez Zapatero, haya declarado desde el primer dia de su gesti6n, en 2004, que iba a hacer del combate al machismo una tarea prioritaria de su gobierno. En Espafia, México y muchos otros paises, el machismo sigue teniendo un costo muy elevado, tanto en lo econdémico como en lo social y psicoldgico. Si bien la violencia contra las mujeres es su manifestacién mas extrema, también lo que he Ila- mado el machismo invisible domina la vida cotidiana, la comuni- caci6n, la salud y la sexualidad de todos y cada uno de nosotros. Asimismo, las distorsiones que causa en la relacion entre hombres y mujeres en todos los campos —emocional, sexual, laboral, poli tico— sigue provocando malentendidos y resentimientos de ambos lados, asi como una marcada ineficiencia en Ia division del trabajo, tanto en el hogar como en la sociedad en su conjunto. Cada vez que parece ya obsoleto, cada vez que parece haber sido rebasado, el machismo regresa. Por ello, este libro se reedita con algunas secciones nuevas e informacién actualizada. Su contenido esencial, que describe los mecanismos del machismo en la vida cotidiana, sigue siendo el mismo, como sucede en Ia realidad; sin embargo, en estos afos he EL MACHISMO EWISIBLE REGRESS aprendido mucho gracias a los comentarios de lectores y del publi- N 5 ace co en cursos, conferencias y programas de radio y televisin. Todas esas reacciones, que intentaré resumira Continuacion, forman ya parte de la historia de este libro. — En todas las platicas que he que dado sobre el machismo in- visible, el puiblico ha estado constituido por mujeres en su gran ma- yoria. Pocos hombres asisten a tales eventos, porque si son machis- tas no les interesan (por tratarse de “cosas de viejas”) y si no lo son no lo consideran necesario, porque ya estan al tanto de todo lo que pudiera decirse al respecto. En este sentido, aun los hombres mas sensibles al tema a menudo resultan ser machistas por su actitud, clasica, de ya saberlo todo. Los hombres mayores son los que menos captan las sutile- zas del machismo invisible. Recuerdo al viejo médico que declar6é en un foro publico que él jamas habia sido machista; al contrario, dijo con una sonrisa satisfecha, su vida transcurria enteramente entre las manos de su esposa y su secretaria. Ellas tomaban todas las decisiones cotidianas y tenfan el mas absoluto poder sobre él. Y él era feliz asi, porque no tenia que ocuparse de cosas molestas: jamas habia discutido con su mujer acerca del dinero ni de la administra- cidn del hogar, porque simplemente dejaba que ella y la secretaria arreglaran todo. En otras palabras, el doctor habitaba su casa como si fuera un visitante distinguido, dejando que las mujeres se hicie- ran cargo de todos los detalles desagradables que pudieran distra- erlo de su trabajo. Haberles cedido el control de todo significaba, para él, que no era machista; y que las dos mujeres dedicaran su vida a atenderlo le parecia perfectamente natural. Para un hombre asi, el machismo sencillamente no existe. Lo mismo piensan muchas mujeres: las que declaran “mi es- poso no es machista: me deja trabajar”, o “me deja ver a mis amigas cuando quiera”, 0 “a.cada rato me habla, pero es porque se preocu- pa por mi”, como si fueran niiias que requieren el permiso de un hombre para llevar una vida normal. Asimismo, muchas borran de su mente el desequilibrio de poder que experimentan frente a los hombres, al recurrir a la formula més clasica del machismo invisi- ble, “es que asi es él”, O bien suspiran “asi son los hombres”, como si se tratara de una ley inmutable de la naturaleza; y esta constata- 14 PREPACIO A LA NUEVA EDIGION ci6n les parece suficiente para justificar la falta de interés, la desca- lificaci6n, la critica constante de los hombres con quienes conviven. En cambio, otras mujeres que asisten a mis conferencias tie- nen reacciones muy emotivas. Al principio muestran cierta reticen- cia, porque no quieren identificarse como “feministas”. Pero muy pronto reconocen en mis comentarios a ese hombre “muy espe- cial” que es su marido, padre, hermano, hijo, jefe o colega. Surgen risas nerviosas cuando describo el perfil del hombre machista que desde siempre est4 acostumbrado a ser el centro de atencidn, que da por st lo, festejarlo, apoyarlo y obedecerlo, recogiendo el desorden y re- parando los desperfectos que vaya dejando a su paso. Se dan cuen- ta entonces que esos hombres “de caracter fuerte”, tan “especiales”, son en realidad todos iguales, como si hubieran salido del mismo molde. No tienen nada de singular: antes bien, forman parte de una dindmica mas vasta que abarca a hombres y mujeres por igual. Diversas mujeres me han preguntado en broma, al final de alguna platica, donde conocia su marido o bien si alguna vez he trabajado con su jefe. No todas las reacciones son chuscas. Cuando hablo del es- quema machista de la comunicaci6n y de cémo los hombres usan el silencio para intimidar o castigar a las mujeres siempre sucede algo extrafio entre el puiblico: algunas asistentes empiezan a llorar. Reconocen de pronto a su padre, su marido o incluso a su hijo, a los varones que desde la infancia han aprendido que la manera més eficaz de poner a una mujer en su lugar es retirandole la pala- bra. Las lagrimas de estas mujeres, en todas mis platicas, me han demostrado hasta qué punto es hiriente ese silencio frio y delibera- do que algunos hombres usan como una arma. Otra reacci6n frecuente es la ira. Cuando las mujeres entien- den cémo los hombres tienden a cargarles sus propios conflictos, cémo las responsabilizan de sus problemas médicos, sexuales 0 psi- coldgicos, se dan cuenta que llevan afos acumulando el resenti- miento. Evocan cémo su marido se niega a cuidarse, obligdindolas a hacer la cita con el médico, a acompanarlo a la consulta y a los anlisis, a comprarle y luego recordarle sus medicamentos y a vigi- lar su dieta, transfiriéndoles no sélo la responsabilidad sino todo et ntado que las mujeres estan ahi para atenderlo, escuchar- EL, MACEHISMO INVISIBLE REGRESS trabajo de cuidarse. De pronto, se percatan que jamas funcionan las cosas al revés y que sus hombres no suelen hacer lo mismo para ellas y empiezan a sentirse solidarias entre ellas. Quizas una de mis mayores satisfacciones en estos afios haya sido ver surgirésa solida- ridad entre mujeres de todas las edades y clases sociales que provo- ca que se queden platicando animadamente entre ellas cuando yo ya sali del auditorio. \ Ve Me ha sorprendi lo la facilidad/con la cual las mujeres reco- nocen su propia participacién en ¢1 machismo. Confiesan que en muchas ocasiones y en muchas'Areas de la vida han permitido que los hombres las maltraten, con tal de no quedarse solas. Algunas, por comodidad, les han cedido ciertas tareas “masculinas” como ha- cerse cargo del dinero y los papeles; otras, por flojera, nunca quisic- ron aprender a usar la computadora, fomentando asi una depen- dencia que ahora les pesa. A menudo reconocen, asimismo, que han educado a sus hijos varones dentro del esquema machista para que no sean “afeminados” y que han ensefiado a sus hijas, desde su mas temprana infancia, a obedecer y atender a los hombres. He lefdo con mucho interés los centenares de correos elec- tr6nicos que me han enviado los lectores de El machismo invisible. La gran mayoria de ellos proviene de mujeres que me cuentan lo que ha significado el machismo en su matrimonio, el hogar o el trabajo. Muchas de ellas expresan el alivio de entender por fin que el pro- blema no esta en ellas sino en esa dindmica de relacién que es el machismo. Se dan cuenta de que la depresién, la baja autoestima y la inseguridad que padecen no es por patologia propia, sino por- que viven con hombres que sistematicamente las descalifican, las callan, las critican 0, peor atin, las ignoran. Escribe una lectora: Mi relaci6n matrimonial es exactamente igual a las descripcio- nes que hace usted sobre las relaciones machistas. Eso ha contri- buido a que mi esposo me manipule y me moldee a su antojo y yo siempre esté hundida en la depresién, porque segtin él no logro ser lo suficientemente madura ni satisfacer las necesidades basi- cas de una familia tal y como él lo indica. | ABBE ae PREFACIO A LA NUEVA EDICION En este tipico ejemplo del doble vinculo machista, gracias al cual nunca es suficiente lo que haga © deje de hacer una mujer, vemos la causa de numerosos problemas psicoldgicos que las mujeres pade- cen muchas veces a ciegas, sin darse cuenta de su verdadero origen. El machismo se expresa de muchas maneras, no necesariamen- te tangibles. Como lo escribié una lectora del norte de Méxic [Ellibro] es consulta obligada para mi cada vez que me siento re- chazada 0 agredida, pues en San Luis y todos los estados del norte del pais los hombres son de un machismo y misoginia terribles. La maxima expresion de esa misoginia se da en Ciudad Juarez y sus muertas, pero aqui también te matan Jentamente. Las muje- res son verdaderos objetos, no hablan, no opinan, no contradicen al hombre. Es mas, a los hombres les molesta que una les sosten- gala mirada. Pero quiza los correos mas interesantes sean los que he recibido de hombres. Algunos dicen que no se consideraban machistas, pero que se reconocieron en el libro: jamas se habian percatado de esos habitos insignificantes que desde siempre habjan distorsionado y dificultado su relacion con las mujeres. Describen el proceso de re- flexién que les ha despertado el texto, y asumen que tienen mucho trabajo por delante. Otros describen cémo ellos mismos han sido victimas del machismo. Un empresario canadiense escribe, por ejemplo: En las citas de negocios, traigo algo que leer porque a quien vi- sito quiere que espere un rato, para mostrarme que ¢s un hom- bre importante (eso no me afecta porque no tengo nada que probar, ni quiero participar en aquel juego infantil). Por eso él tiene que engafiar a su esposa y andar con otras (un hombre con s6lo una mujer es un puto, segtin un amigo). Es interesan- te que muchos de aquellos asuntos fueron comunes en mi socie- dad hasta hace poco y siguen en una forma més hipocrita por el feminismo. Sin embargo, hay una diferencia importante: el ma- chismo aqui es institucionalizado y por eso mucho mis dificil de cambiar.

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