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abyecto, ta.

(Del lat. abiectus, part. pas. de abiicĕre, rebajar, envilecer).


1. adj. Despreciable, vil en extremo.
2. adj. desus. humillado (‖ abatido en el orgullo).

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Como todas las valoraciones que hacemos sobre un modo de ver las cosas
lo abyecto es una sensación que tenemos al ser espectadores de algo que
nos parece extremo, relacionado con el asco y la bajeza moral.
Ser espectadores de lo abyecto significa para nosotros encontrarnos con
algo que no somos capaces de asimilar como algo natural, enfrentarnos a
una imagen o acción de la que nosotros no podríamos formar parte, que nos
parece muy lejana de nuestros valores morales.
Lo abyecto no se encuentra en el objeto o en la imagen, se encuentra en
nosotros, en algo dentro de nosotros que nos provoca el rechazo que
sentimos por ello.
Imaginémonos la escena de los perros en la novela Justine, cuando Justine
ha sido sometida a las más feroces atrocidades y atada a un árbol. Se la
encuentra un caballero que en un primer instante parece que va a ayudarla
y termina encarándole los perros para que la muerdan solo por disfrute. ¿Es
esto abyecto?, ¿y si el que lo sufre está de acuerdo?, ¿continuaría siéndolo?
¿Buscaba el M. de Sade ese sentimiento de abyección por parte del lector, o
lo único que pensaba era en sacar a relucir su más ardiente cinismo con un
fondo moral? Yo pienso que lo segundo, lo abyecto en esta escena no son
las mordeduras de los perros en el cuerpo de Justine, ya que todos hemos
sufrido un ataque de perro alguna vez, o lo hemos visto o nos lo podemos
imaginar, lo amoral es el comportamiento y la frialdad del personaje del
noble al no inmutarse siquiera con lo que le están haciendo los perros a
nuestra protagonista, incluso de disfrutar con ello, lo abyecto está en su
insensibilidad.
Tenemos una educación que nos inculca el asco desde lo más temprano de
nuestra vida. Que nos condiciona y nos somete a unos baremos que nos
vemos en muchas ocasiones obligados a superar sin una educación previa y
llenos de condicionantes.
Cuando nos centramos en el arte y contemplamos una obra que podría
considerarse abyecta, ¿con que la relacionamos?, ¿la mutación del cuerpo?
¿Los excrementos? ¿El dolor? ¿La pérdida de conciencia de la realidad?
¿Existiría lo abyecto si todos esos condicionantes que tenemos inculcados
en nuestra conciencia entraran dentro de la normalidad? ¿Qué es la
normalidad?
Considero lo abyecto como un nuevo hiperrealismo, donde todo lo que nos
ha sido vetado sale a la luz para acosar a nuestras conciencias, para que
nos preguntemos si todo en lo que hemos creído es en verdad real. Lo
abyecto nos sirve como terapia a nuestra conciencia, nos ayuda a
comprender situaciones que de otro modo no aceptaríamos. Hace que
subamos la línea de lo aceptable y que todo lo que está por debajo se
convierta en corriente. Nos hace abrir puertas que nos ayudan a aceptar
situaciones que sin la experiencia de lo abyecto nunca habríamos
comprendido ni aceptado, por lo tanto nos convierte en personas más libres
y objetivas.
Hay muchas voces que se levantan contra las manifestaciones de lo abyecto
de forma negativa, acusan a las obras que tratan esta temática de generar
violencia y degradación en el ser humano. Creo que el problema no está en
el concepto en sí, sino en la persona que lo experimenta, depende de su
preparación para lo que está observando y no de la pieza en sí.
Las manifestaciones de lo abyecto se encuentran en muchas situaciones de
nuestra vida cotidiana, el problema es que siempre las hemos considerado
como algo que debe estar oculto, que son desagradables para los demás y
que por eso deben permanecer en nuestra intimidad. Por ejemplo la
enfermedad:
Cuando tienes un enfermo terminal en casa, a todos nos ha sucedido o nos
sucederá, tienes que ocuparte de su aseo personal, o cuanto menos
presenciarlo o ser consciente que eso está sucediendo. En estas situaciones
de sufrimiento y dolor la mayoría de las personas somos capaces de
sobreponernos a todos los inconvenientes, de considerar lo que en otra
situación no personal se consideraría abyecto como algo natural que forma
parte de la vida.
Estamos hablando de excrementos, de carne flácida, de dolor hasta
extremos que la ficción no es capaz de mostrarnos, de sufrimiento, de
pérdida de la conciencia de ser...esto se nos traslada a nuestra vida en
forma de tristeza y aceptación, pero nunca con esa sensación de asco y
malestar que da verlo en la ficción. La línea que nos muestra lo abyecto
desaparece, se difumina en la espiral de la realidad.
Lo que quiero decir es que lo abyecto juega con lo más crudo de la realidad,
lo oculto, para mostrarnos la realidad tal como es a través de la ficción.

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