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Riñón y adrenales
Francisco M. Tardáguila Montero, Gabriel C. Fernández Pérez
Hospital POVISA. Vigo
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A B
Figura 1. Agenesia renal derecha. La glándula adrenal derecha presenta morfología lineal en lugar de la forma de Y o V invertidas tanto en coronal (A) como en axial (B).
A B
Figura 2. Adenoma funcionante en adrenal izquierda que ocasiona síndrome de Cushing. A: T1 en fase: nódulo adrenal izquierdo. B: T1 fuera de fase: pérdida de señal
del nódulo y del hígado en relación con esteatosis hepática por el síndrome de Cushing.
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A B C
Figura 3. Adenoma no hiperfuncionante en adrenal derecha. A: T1 en fase: lesión nodular homogénea y bien definida en adrenal derecha. B: T1 fuera de fase: pérdi-
da de señal de la tumoración. C: HASTE: la tumoración tiene una señal similar al hígado.
A B
Figura 4. Adenoma no hiperfuncionante adrenal izquierdo atípico. A: T1 en fase: pequeño nódulo adrenal izquierdo homogéneo. B: T1 fuera de fase: la lesión no pier-
de señal.
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A B
Figura 5. Adenoma y metástasis en la adrenal derecha. A: T1 en fase: la glándula adrenal derecha presenta dos pequeños nódulos. B: T1 fuera de fase: el nódulo supe-
rior pierde señal confirmando que se trata de adenoma, mientras el inferior permanece sin cambiar en relación con metástasis por carcinoma de mama.
Metástasis Feocromocitoma
La adrenal es el sitio más frecuente de metástasis por Estos tumores secretan catecolaminas y pueden produ-
unidad de peso de cualquier órgano. El primario más fre- cir HTA (menos del 1 % de las HTA son debidas a feo-
cuente es el carcinoma de pulmón. El 27 % de autopsias cromocitoma) y palpitaciones. Un 10 % son malignos y
de pacientes oncológicos muestran adrenales con metás- otro 10 % bilaterales. El mismo porcentaje corresponde
tasis microscópicas. a los extraadrenales, que reciben el nombre de paragan-
gliomas y en estos casos la malignidad alcanza el 30 %.
Se asocian a síndrome de neoplasias endocrinas múlti-
Las imágenes suelen ser heterogéneas, lo más ples: MEN II a y II b, Von Hippel-Lindau y neurofibro-
frecuente (figs. 6 y 7) hipointensas en T1, hipe- matosis. El diagnóstico se realiza con la detección de
rintensas en T2. catecolaminas plasmáticas y ácido vanilmandélico y meta-
El realce es irregular con lavado más lento que epinefrina en orina de 24 horas.
los adenomas y no pierde señal fuera de fase.
La señal en T2 es muy variable: aunque se han
Carcinoma adrenal descrito típicamente hiperintensos en T2 (fig. 9),
cuando son grandes son heterogéneos e hipervas-
Neoplasia muy infrecuente y de mal pronóstico, que en culares (fig. 10). El empleo de Gd no está con-
el momento del diagnóstico suele presentar metástasis e traindicado.
invasión de órganos de vecindad. La mitad de ellos son En algunos casos, la presencia de necrosis central
funcionantes, presentándose sobre todo como síndrome puede provocar una apariencia quística (fig. 11).
de Cushing. Suelen ser grandes (4-10 cm), heterogéneos,
A B C
Figura 6. Metástasis adrenales bilaterales por carcinoma de pulmón. A: T1 en fase. B: T1 fuera de fase. Se evidencian masas adrenales bilaterales, mayores en lado izquier-
do y cuya señal no varía sensiblemente. C: T2: las lesiones son hiperintensas con respecto al hígado y heterogéneas.
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A B
Figura 7. Metástasis de carcinoma pulmonar de dos años de evolución que ocasiona enfermedad de Addison. T2 axial (A) y T2 coronal (B) mostrando grandes masas
adrenales bilaterales.
A B C
Figura 8. Carcinoma adrenal con metástasis hepáticas. Estudio dinámico en fase arterial (A), portal (B) y retrasada (C) que demuestra una gran masa adrenal izquier-
da, de realce heterogéneo con áreas hipervasculares e hipovasculares y presencia de lesiones hepáticas mejor visualizadas en fase portal (B).
A B
Figura 9. Feocromocitoma adrenal izquierdo. Secuencia T2 axial (A) y coronal (B) que demuestran una tumoración marcadamente hiperintensa.
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A B
C D
E F
Figura 10. Feocromocitoma adrenal izquierdo. Secuencia T1 en fase (A) y fuera de fase (B) que permite observar una masa adrenal izquierda que no pierde señal. C:
T2 coronal demostrando que la tumoración es heterogénea y moderadamente hiperintensa. D, E y F: estudio dinámico con Gd. En fase arterial (A), portal (B) y retra-
sada (C) que demuestra marcado realce de la tumoración en todas las fases.
A B C
Figura 11. Feocromocitoma quístico adrenal derecho. A: T1: masa homogénea e hipointensa. B: T2: la masa es marcadamente hiperintensa con pared gruesa y polo
sólido. C: pieza quirúrgica que demuestra predominio de la necrosis y hemorragia que explican la apariencia quística de la lesión.
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A D
Figura 12. Seudoquiste hemorrágico adrenal postraumático. A: T1: lesión hipointensa adrenal derecha. B: T2: la lesión es quística con un septo en su interior. C: T1
con Gd: la lesión sólo muestra realce en el septo. D: pieza macroscópica de la autopsia en la que se ve una lesión quística-hemorrágica bilobulada. E: en la microscopia
la lesión quística tiene una pared fina conteniendo restos de adrenal. La luz está ocupada por hemorragia reciente y antigua.
Miscelánea Quistes
Hemorragia Son lesiones raras y suelen ser incidentales. Presentan
En el 20 % de los casos es bilateral por trastornos de una tipología variada, pues pueden ser endoteliales, epi-
coagulación (lo más común), anticoagulación o discrasia teliales, seudoquistes y parasitarios.
sanguínea, estrés por cirugía o hipotensión (menos fre-
cuente), o traumatismo (mucho menos frecuente). En el Características típicas de cualquier quiste (fig.
80 % restante es unilateral, causada por trauma abdomi- 12), sin que presenten problemas diagnósticos.
nal cerrado, más común derecho.
La insuficiencia adrenal secundaria es extremadamen-
te rara. RIÑÓN
Hechos clave: generalidades
La señal depende del tiempo de evolución,
hiperintensidad en T1, y en T2 anillo negro en la RM: INDICACIONES
periferia debido a los macrófagos cargados de — Estudio vascular ante sospecha de HTA vasculorrenal,
hemosiderina en los casos de evolución crónica. patología renal tumoral y no tumoral, y de la vía uri-
naria.
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— Especialmente indicada en niños, mujeres en edad después de la fase venosa (3-5 minutos posinyección
fértil, pacientes con insuficiencia renal y pacientes de Gd).
con trasplante renal. — Uro-RM con contraste (fig. 13): 3D coronal realizado
aproximadamente 12 minutos después de la adminis-
RM: TÉCNICA tración del contraste, administrar furosemida 10 mg
i.v. inmediatamente antes del Gd.
La finalidad es el estudio del parénquima renal (fig. — Uro-RM sin contraste (fig. 14): secuencias SSFSE (sin-
13), su vascularización (fig. 13) y la vía excretora (figs. 13 gle-shot fast spin echo). Duración 1-2 segundos.
y 14), aislados o en conjunto:
Patología congénita
— Deben emplearse bobinas: phased-array (torso, abdo- La extensión de esta patología excede el propósito de
men), realizar secuencias en apnea al final de la espi- este capítulo. En adultos puede presentarse en las
ración y colocar los brazos elevados por encima del siguientes anomalías:
campo de visión.
— Secuencias generales: T1 fase y fuera de fase (puede — Posición: ectopia renal, malrotación.
utilizarse combinada con supresión grasa) y coronal — Forma: riñón en herradura.
T2 HASTE. — Número: agenesia (fig. 1), riñones supernumerarios.
— Valoración de la vascularización renal: 3D EG co- — Tamaño: hipoplasia.
ronal oblicuo antes y después de la administración — Estructura: lobulaciones.
de Gd. — Vía urinaria: duplicaciones y patología asociada: ecto-
— Caracterización de lesiones del parénquima: 3D EG pias, ureteroceles (fig. 14).
axial antes y después de Gd. Poscontraste obtenido — Estenosis de la unión pieloureteral (fig. 13).
A B
C D E
Figura 13. Estenosis de la unión ureteropélvica en relación con cruce vascular. HASTE axial (A) y coronal (B) demostrando dilatación pielocalicial derecha. C y D: 3D
EG T1 coronal con Gd en fase arterial (C) y venosa (D) demostrando la existencia de una arteria y vena que cruzan el nivel de la unión ureteropélvica presumible-
mente responsables de la estenosis congénita. E: misma secuencia realizada 15 minutos después de la administración del contraste seguida de 10 mg de furosemida, en
la que se aprecia la dilatación de la pelvis renal hasta el punto del cruce de los vasos anómalos.
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A B C
D E
Figura 14. Riñón derecho con doble sistema completo con hemisistema superior hidronefrótico terminando en ureterocele. HASTE coronal (A y B) sagital (C) y axial
a nivel de la vejiga (D): puede observarse la existencia del doble sistema con dilatación del superior secundario a ureterocele. E: secuencia SSTSE en la que se observan
los mismos hallazgos.
Patología infecciosa
La RM detecta sin dificultad las anomalías con-
génitas del riñón. Suele precisar una exploración Pielonefritis aguda
que incluya las tres áreas (fig. 13): árbol vascular, Forma más común de afectación infecciosa renal. Son
parénquima y vía excretora. infecciones ascendentes, causadas preferentemente por
La Uro-RM permite identificar las anomalías de la E. coli, y es más común en mujeres entre 15 a 40 años de
vía urinaria: duplicaciones (fig. 14), ureteroceles edad.
(fig. 14), desembocadura ureteral ectópica, etcétera. Pueden formarse abscesos renales en casos de terapia
La RM con estudio vascular y de la vía permite inapropiada o condiciones inmunológicas deficientes.
identificar vasos anómalos en casos de estenosis de Otras complicaciones son abscesos perinefríticos, pione-
la unión pieloureteral (fig. 13). frosis, pielonefritis xantogranulomatosa, pielonefritis
enfisematosa, sobre todo en pacientes diabéticos o con
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A B
Figura 15. Angiomiolipoma. A: T1 en fase: lesión periférica en riñón derecho con pequeñas áreas hiperintensas en su borde medial. B: T1 fuera de fase: la interfase
entre tumor y riñón pierde señal haciéndose negra (flecha), lo que indica presencia de grasa y agua en relación con el fenómeno conocido como «artefacto de tinta
china». Obsérvese que en el borde externo, donde la tumoración contacta con la grasa perinefrítica, también produce pérdida de señal.
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A B
Figura 16. Carcinoma renal con hemorragia. A: T1 en fase: lesión heterogénea en polo inferior del riñón derecho con áreas hiperintensas. B: T1 fuera de fase: la inter-
fase entre la zona hiperintensa del tumor y la grasa perinefrítica pierde señal haciéndose negra (flecha), lo que indica presencia de grasa (perinefrítica) y agua (zona
de hemorragia del tumor en relación con «artefacto de tinta china». Obsérvese que, a diferencia del caso anterior, en la interfase hemorragia-riñón no se produce pér-
dida de señal (flecha curvada).
• AML: anillo situado en la interfase riñón- lares pueden requerir estudios dinámicos con sus-
tumor (agua renal-grasa tumoral) (fig. 15). tracción (fig. 18).
• Otras masas: lesión hemorrágica, anillo loca- Las secuencias convencionales son poco útiles,
lizado en la interfase de la lesión (agua) con caracterizan mal las masas renales (excepto angio-
la grasa perinefrítica (lado opuesto al caso miolipomas) ya que pueden presentar cualquier
del AML) (fig. 16). tipo de señal. Lo más frecuente (fig. 19) es en T1
ligeramente hipointenso y T2 iso o discretamente
hiperintenso. Las secuencias fuera de fase con
Tumores malignos: carcinoma renal (CR) pérdida de señal pueden verse en el carcinoma de
Representa el 2-3 % del total de todos los cánceres y el células claras (contenido lipídico).
80-85 % de los tumores renales malignos. El 50 % son Con un buen método de estadificación, es más
asintomáticos y son hallazgos incidentales. El pronóstico exacta que la TC en la extensión tumoral a vena
y la supervivencia a 5 años han mejorado en los últimos renal y vena cava inferior (VCI) (fig. 20), pues
15 años gracias al progreso de las técnicas de imagen. Las delimita el extremo caudal del trombo y puede
formas quísticas representan menos del 5 %. distinguir trombo tumoral de trombo fresco (por
La tipología histológica incluye: células claras (75 %), el realce).
papilar (tipos I, basófilo, y II, eosinófilo) (10-15 %), cro-
mófobo (5 %), oncocitoma, medular, y de los ductos de
Bellini.
El 4 % son formas hereditarias: carcinoma renal papi- Miscelánea: quistes renales
lar hereditario (tipo I), oncocitoma renal familiar, carci-
Se observan en el 15 % de la población mayor de 50
noma medular (asociado al rasgo de células falciformes),
años y los quistes hemorrágicos son los más frecuentes en
leiomiomas y carcinomas renales hereditarios (papilar
la enfermedad poliquística del adulto y en la enfermedad
tipo II).
quística adquirida.
Asociados a síndromes con aumento de la inciden-
cia de carcinomas renales (1-2 % desarrollarán
CR): Von Hippel-Lindau, síndrome de Birt-Hogg- La RM es similar a la TC en la caracterización
Dobé (autosómico dominante, fibrofoliculomas cutá- de los quistes según la clasificación de Bosniak
neos en cara y tronco, quistes pulmonares), y esclerosis (fig. 19). Los simples no son indicación de
tuberosa. RM, pues no plantean problemas de caracteriza-
ción.
Los quistes hemorrágicos se caracterizan en T1
El realce poscontraste (fig. 17) es lo más impor- y T1 con supresión grasa por selección de fre-
tante para el diagnóstico. Los tumores hipovascu- cuencia.
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A B
C D
Figura 17. Carcinoma renal con hemorragia. T1 axial en fase (A) y fuera de fase (B): lesión heterogénea con áreas hemorrágicas. T1 con contraste: en fase córtico-
medular (C) y nefrográfica (D), demostrándose claro realce del tumor especialmente por fuera de la zona de hemorragia.
A B C
Figura 18. Carcinoma renal quístico. A: imagen potenciada en T2: en la tumoración se visualiza una pared gruesa y áreas heterogéneas en el interior. B y C: las distin-
tas fases del contraste muestran un claro realce de la pared de la lesión. La cirugía demostró un hipernefroma quístico.
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A B
Figura 19. Pequeño tumor renal adyacente a quiste renal. A: T1: quiste renal en
C el polo superior del riñón derecho. Por fuera del mismo se visualiza una pequeña
imagen de morfología nodular. B: T2: el quiste, con su señal típica y sin polos
sólidos, queda bien delimitado. El nódulo adyacente presenta una señal diferen-
te al resto del parénquima renal visualizado. C: T1 con Gd: el nódulo presenta una
clara captación diferente del contraste, confirmando la sospecha de tumor renal
pequeño. La anatomía patológica diagnosticó carcinoma renal.
A B
Figura 20. Hipernefroma con trombo tumoral en vena cava. A: T1 axial. B: T1 coronal que permite visualizar un gran hipernefroma con áreas hemorrágicas e invasión
de la vena renal y vena cava inferior. El trombo presenta igualmente un patrón heterogéneo con zonas hemorrágicas. La anatomía patológica demostró un gran trom-
bo tumoral que se extiende hasta la desembocadura de las suprahepáticas.
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Sheth S, Scatarige J, Horton K, y cols. Current concepts in the multidetector CT and three-dimensional CT. Radiogra-
diagnosis and management of renal cell carcinoma: role of phics 2001; 21: 237-254.
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