You are on page 1of 38

4.

Anorexia nerviosa

Introducción histórica ellas, pero generalmente los peores cuida-


dores son los parientes y los amigos». Sugie-
re que sean alimentados a intervalos cor-
La anorexia nerviosa es considerada una tos y modificar las relaciones domésticas,
enfermedad «moderna»; sin embargo, ya a y se sorprende de que «parece casi impo-
finales del siglo XVII (1689), el inglés Mor- sible que un cuerpo tan gastado pueda hacer
ton (1), describe el caso de una muchacha tanto ejercicio»; también defiende un con-
de 18 años que sufre esta patología y que trol firme: «No se debe permitir que las
termina muriendo, y el de un varón de 16 pacientes sigan sus propias inclinaciones en
que se recupera. este tema» (4). Es decir, describe de forma
El nombre de anorexia procede de Gull, certera la enfermedad, el medio y la acti-
quien describe la enfermedad entre 1873 tud terapéutica.
y 1874. En principio, Gull emplea los tér- Casi coincidente en el tiempo, el doctor
minos asepsia histérica, pero no le satisfacen Lasègue publica en los Archives Générales de
y piensa que sería más adecuado llamarlo Médecine, en abril de 1873, un artículo en
anorexia (2, 3). Señala que la mayoría per- el que hace una descripción precisa de lo
tenece al sexo femenino, aunque también que llama anorexia histérica (5). Simultánea-
ocurre en algún varón, y que las edades mente, y sin estar en contacto, los dos auto-
oscilan entre 16 y 25 años; observa que en res definen el cuadro de manera similar,
algunos casos la anorexia era completa para subrayando la importancia de las tensiones
la comida de origen animal y casi para el que se generan en la familia cuando apa-
resto de los alimentos, con ocasionales rece una anorexia nerviosa (6).
episodios de voracidad de 1 o 2 días de Sugestivos personajes históricos han sufri-
duración.También comenta el aspecto enve- do la enfermedad. Uno de los más cono-
jecido que muestran las pacientes cuando cidos es santa Catalina de Siena, quien
están delgadas y refiere que «tienen mal realiza ayunos rigurosos seguidos de gran-
humor, hacen mucho ejercicio y están des atracones, y se provoca vómitos y dia-
inquietas». Respecto a la alimentación y rreas con hierbas purgantes. Se produce
recuperación, señala que «deben alimentar- en un ambiente de misticismo y espiri-
se a intervalos regulares, rodeadas de per- tualidad característicos, como si preten-
sonas que tengan un control moral sobre diera despojarse de la parte material y cor-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


64 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

poral, y volverse más etérea y espiritual. (8) y provoca enorme perplejidad en médi-
Existen otras figuras socialmente relevan- cos y familiares.
tes que han padecido la enfermedad y se El nombre de anorexia es inadecuado,
ha reflejado en la prensa. ya que, en los primeros estadios, no exis-
En la actualidad, los trastornos de la con- te realmente falta de apetito, sino decidi-
ducta alimentaria (TCA) aparecen, preci- da voluntad de no comer para no engor-
samente, en países en los que la comida es dar (9).
abundante, por la búsqueda de la «ideali-
zación de la delgadez» (7), factor habitual
pero no suficiente para que se produzca la
enfermedad. Epidemiología
La prevalencia de la AN es del 1-1,5%
en las mujeres entre los 16 y 40 años, sien-
Concepto do la incidencia máxima entre los 15 y
25. Las formas subclínicas o los síndromes
La anorexia nerviosa (AN) se caracteri- incompletos alcanzan el 5%. La anorexia
za por el rechazo a mantener un peso cor- afecta más a mujeres jóvenes y está aumen-
poral dentro de los límites normales. Esta tando entre los varones (10, 11).
pérdida deliberada, inducida o mantenida La patología de la conducta alimentaria
por el propio paciente, alcanza, al menos, podría verse como un continuo entre la
el 20-25% del peso original y el habitual persona que, ocasionalmente, sigue una
para su edad, constitución y altura. Se logra dieta, la que la hace a menudo y la que la
mediante restricción alimentaria, vómitos realiza de forma claramente patológica.
autoprovocados, ingesta de anorexígenos, Entre la normalidad con preocupación y
laxantes o diuréticos, o con la práctica de caprichos en la dieta y la auténtica anor-
ejercicio de manera exagerada. Se acom- malidad, no siempre es fácil establecer el
paña de preocupación excesiva por la ima- punto de separación, pero las diferencias
gen corporal y distorsión de ésta, negan- no son sólo cuantitativas sino cualitativas.
do su delgadez y creyéndose gordos aunque La incidencia ha aumentado en las últi-
no lo estén. Se advierte pavor o fobia a la mas décadas y también en grupos donde
gordura, con desmesurada alegría al adel- era bastante excepcional, como en la raza
gazar, relacionándose por ello bajo peso con negra (12), en países orientales (13), en cul-
autoestima. En la mujer que haya tenido turas como India o Egipto (14), o en los
la menarquia, se requiere amenorrea de al países del Este de Europa. La experiencia
menos 3 meses. La pérdida de peso pro- de TCA en países no occidentales es más
voca un trastorno endocrino que afecta al escasa (15, 16), e incluso en algunas cultu-
eje hipotálamo-hipofisario-gonadal, respon- ras se considera más atractiva a la mujer
sable de la amenorrea en las mujeres y de gruesa (17). En grupos inmigrantes que asi-
la pérdida de interés sexual en los varones. milan la cultura occidental, introyectan la
La falta de percepción de su propio esta- delgadez como modelo deseable, lo que
do, típica y patognomónica de la enfer- favorece su presentación; esto apoyaría la
medad, resulta superior que en la bulimia influencia de los factores culturales como

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 65

elemento patógeno, sobre todo en los que, vo, crisis conyugales, muerte de un ser que-
procedentes de otros ámbitos, combinan rido o miedo a envejecer (24).
costumbres propias de su lugar de origen Los varones representan un 5-10% del
en privado y del país en donde residen en total (25), pero parece que entre los meno-
público (18). Las tasas de prevalencia son res de 14 años la proporción llega al 15-
muy variables, más altas en Sudáfrica, Israel 20% (26).
o Japón y más bajas en Australia, Singa- La enfermedad es más frecuente entre
pur, Corea o Malasia. bailarines, gimnastas, modelos y jockeys, y,
En todos los países occidentales ha aumen- en general, en deportes que precisan lige-
tado el número de casos diagnosticados, reza, como los saltadores de esquí (27). En
por mayor incidencia y por mejor cono- estos deportistas, la diferencia entre el deseo
cimiento de la enfermedad (19). Los psi- de controlar el peso y sufrir la enferme-
quiatras ven los casos más graves, crónicos dad estaría en la presencia de ideas sobre-
y resistentes, lo que puede sugerir datos valoradas acerca de la alimentación y peso,
equivocados. y, sobre todo, en la capacidad de controlar
Al analizar la epidemiología surgen pro- la situación.
blemas metodológicos, según la época en El 20% de las mujeres atletas dejan de
que se hayan realizado los estudios, pues menstruar antes de comenzar a correr y
los criterios diagnósticos difieren en el lo mismo le ocurre al 25% de las anoré-
Manual Diagnóstico y Estadístico de los Tras- xicas antes de adelgazar. En los corredores
tornos Mentales (DSM-III, DSM-III-R, y en las personas anoréxicas aumenta la
DSM-IV) y la Clasificación Internacional de actividad opiácea, lo que reduce la sensa-
Enfermedades (CIE-10); también por la ción dolorosa, reforzada por los mensajes
imprecisión que existe en la definición ope- sociales acerca del dominio y control del
rativa de lo que es «alteración del esque- cuerpo y por cierto orgulloso elitismo.
ma corporal» y por la frecuencia de cua- La enfermedad es algo más frecuente en
dros incompletos. los hijos únicos o en posición extrema den-
Se ha incrementado el número de casos tro de la fratría: el menor o el mayor. Exis-
que ocurren antes de los 14 años, e inclu- te mayor riesgo intrafamiliar, con más casos
so se ha descrito en niños de 8 (20, 21), entre familiares de las anoréxicas, sin poder
aunque puede existir cierta inconsistencia asegurarse que influyan más herencia, apren-
respecto al término anorexia en edades tan dizaje, circunstancias ambientales o men-
tempranas. La interiorización de lo que se sajes parentales.
cree que es un cuerpo ideal se observa Al principio se asociaba la AN con las
con 9-12 años; cerca del 50% de los jóve- clases sociales altas o medias-altas, pero cada
nes se muestran insatisfechos con su cuer- vez es más frecuente dentro de un espec-
po, pretendiendo modelos ideales muy del- tro socioeconómico amplio, circunstancia
gados en edades de 8-11 años (7, 22) e que persiste entre los casos de presentación
incluso de 6-7 (23).Asimismo, han aumen- premenárquica.Aparece en el medio urba-
tado las anorexias de inicio tardío, relacio- no más que en el rural, también en los varo-
nadas con el nacimiento del primer hijo, nes (28). A lo largo de su evolución, en el
desempeño de un trabajo de responsabili- 50% de los casos, las personas enfermas pre-
dad en un mundo (masculino) competiti- sentan crisis bulímicas. En general, el cocien-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


66 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

te intelectual es medio-alto, pero tenemos los demás, obligándoles a comer de mane-


un caso de TCA incompleto en un sín- ra tiránica; se convierte en «la reina de la
drome de Down. cocina», en donde pasa muchas horas y no
deja entrar a los demás; compra grandes
cantidades de alimentos innecesarios; está
Sintomatología pendiente de lo que comen los demás;
colecciona recetas y libros de cocina, y le
La sintomatología es rica y variada tanto gusta acudir a los hipermercados y pasar
en síntomas físicos —epifenómenos— como horas analizando la composición de los pro-
psíquicos (29). ductos, costumbres que muestran también
Las alteraciones fisiopatológicas son si- los varones (31). Prefiere comer sola o
milares a las que se producen en estado únicamente con determinadas personas. Las
de semiinanición. El organismo intenta comidas se prolongan porque parte los
adaptarse a la nueva situación para aho- alimentos en minúsculos pedazos que va
rrar energía, con cambios en los balances colocando en el borde del plato. Lo poco
electrolíticos y alteración de la función que se lleva a la boca, lo mastica eterna-
hipotálamo-hipofisaria. El ayuno prolon- mente, esperando un descuido de quienes
gado repercute sobre insulina, hormonas la acompañan para desecharlo. Como las
tiroideas y metabolismo de las catecola- comidas son largas, cree o quiere hacer creer
minas, y explica la variación en pulso, ten- que ha comido lo suficiente. Puede gus-
sión arterial, capacidad respiratoria, con- tarle picotear de otros platos, dejando los
sumo de oxígeno, producción de CO, alimentos ajados y sin atractivo, o comer
capacidad cardiaca, motilidad intestinal y de manera poco grata, lo que suscita ten-
respuesta del sistema nervioso autónomo. siones en el resto de la familia; por eso, las
Contribuye a la intolerancia al frío, a la pre- comidas familiares suelen estar llenas de
sencia de piel y pelo secos, a la hipercaro- crispación. Muestra extravagancias, con
tinemia, hipercolesterolemia, constipación rechazo radical de ciertos alimentos, como
y prolongación de los reflejos. La respues- legumbres, carne, pescado o rebozados.
ta adaptativa del hipotálamo repercute en La búsqueda de la delgadez se realiza unas
la secreción hormonal, con anovulación, veces restringiendo la comida y otras con
amenorrea, infertilidad y disminución de ejercicio excesivo. Con idéntico fin, puede
la libido. Todo ello disminuye la posibili- hacer uso de laxantes, diuréticos, supreso-
dad de quedar embarazada, con lo que el res del apetito o aplicarse enemas repeti-
organismo ahorra proteínas que se perde- dos. Cuando aparecen los atracones, em-
rían con la menstruación (30). peoran las conductas purgativas. Al princi-
La persona enferma muestra preocupa- pio, las dietas son bajas en alimentos ricos
ción por la comida, las dietas y las calorías. en energía, como hidratos de carbono y
Al inicio prima la restricción alimentaria grasas, y aceptables en proteínas, pero des-
de manera voluntaria; después, presenta pués la restricción se generaliza. Se pesa a
vómitos o escupe la comida, la esconde o menudo y suele mostrar excesiva preocu-
la tira. Muestra una gran afición y cono- pación por la vestimenta.
cimientos acerca de lo que se relaciona con La persona anoréxica se convierte en el
alimentos y dietas: le gusta cocinar para centro del grupo familiar. No es raro que

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 67

uno de los padres sea más benévolo y con- pensamientos y creencias erróneas, rigidez,
sentidor y el otro más rígido y crítico; a perfeccionismo y rituales relacionados con
menudo, los hermanos se implican en exce- la comida persisten después de recuperar
so, para vigilar y perseguir, o bien se sien- el peso (39), así como pensamientos intru-
ten abandonados en sus propias necesida- sivos acerca de la comida —de cómo obte-
des afectivas, pues piensan que en la casa nerla o cómo evitarla— y temor constan-
sólo se ocupan del enfermo. te a ganar peso. Estas obsesiones se asocian
a rituales estereotipados en torno a la inges-
ta que mejoran al ganar peso. En ambos
Síntomas psíquicos cuadros está implicada la función seroto-
y comorbilidad psiquiátrica ninérgica (40).
El proceso de aprendizaje implícito o
Se encuentra tristeza y sintomatología de hábitos se diferencia del consciente o
depresiva de cierta gravedad en, al menos, declarativo (aprendizaje de hechos). El
la mitad de los casos. La persona enferma aprendizaje estímulo-respuesta entra den-
sufre fuertes sentimientos de culpa y de- tro del implícito y sigue ocurriendo sin
sesperación cuando no consigue controlar una toma de conciencia del resultado. El
el peso. No son raros las ideas y los inten- implícito incluye procesos que subrayan la
tos de suicidio, siendo una de las princi- adquisición de actividades motoras y cog-
pales causas de muerte (32, 33). El sueño nitivas, y en él están involucrados hipocam-
disminuye en cantidad, profundidad y capa- po, lóbulos temporales medios (41) y tam-
cidad reparadora. bién los ganglios basales (39); en el explícito
La comorbilidad psiquiátrica es elevada, participan lóbulos temporales medios. El
con trastornos afectivos, ansiedad y trastor- aprendizaje estímulo-respuesta está media-
nos obsesivo-compulsivos (TOC) (34-37). do por el estriado y el circuito cortico-
Los rasgos obsesivos —que constituyen estriatal-tálamo-corteza (42). Los ganglios
un factor de riesgo— pueden ser muy inten- basales estarían afectados en la anorexia,
sos y graves, centrados en el tema alimen- con déficit cognitivo específico que difi-
tario.A veces, su forma de comer y de orde- culta la habilidad para cambiar las respues-
nar la comida se acompaña de rituales tas al modificarse las contingencias, lo que
anancásticos, con cálculo del número de contribuye a las repeticiones que le impi-
calorías por alimento, meticulosidad, nece- den variar las rutinas. La persona afectada
sidad de comprobación y elevado nivel de sufre alteraciones cognitivas graves centra-
exigencias. En diversos aspectos, la anore- das en la comida, el peso y la figura. En
xia se parece al TOC y algunos autores diferentes estudios se observa que el tama-
incluyen los TCA dentro del espectro obse- ño del cerebro medio es menor en las
sivo-compulsivo (38). En ambos cuadros, personas anoréxicas, con hipoperfusión en
anorexia y TOC, existen alteraciones en la el córtex medial prefrontal e hiperperfu-
cognición y en la neurobiología. En el TOC sión en el tálamo (43, 44).
se han observado diversas alteraciones en Al principio de la enfermedad, los ren-
los mecanismos de aprendizaje en los que dimientos escolares e intelectuales son bue-
están implicados los ganglios basales; y en nos, manteniendo sus actividades habitua-
la anorexia, las alteraciones cognitivas, con les, incluso de manera exagerada; pero, a

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


68 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

medida que avanza el proceso, el tema ali- Muestra hiperactividad; no quiere sen-
mentario la absorbe y los rendimientos inte- tarse durante las entrevistas y, si se las obli-
lectuales decrecen. ga a hacer reposo en cama, intentará man-
No tiene conciencia de enfermedad y tenerse en movimiento.Al reducir la ingesta,
su creencia de estar gorda es irreductible a el organismo se defiende perdiendo peso
cualquier argumentación lógica, rozando lo primero y deteniendo el crecimiento, y,
delirante. Relaciona éxito con delgadez y después, movilizando los nutrientes alma-
le preocupa mucho lo que piensan los cenados, lípidos del tejido adiposo y pro-
demás. Hay insatisfacción con la propia ima- teínas del músculo. La repercusión física
gen y actitudes negativas hacia su cuerpo. es mayor cuanto menor es la edad y el
Suele fijarse en aspectos parciales: cara, pier- grado de madurez.
nas, nalgas, muslos, caderas y, aun estando En las formas precoces, infantiles, la clí-
caquéctica, quiere reducir. En algunos casos, nica es similar, excepto el abuso de laxan-
puede ser consciente de su extrema delga- tes, y suscita retraso en el crecimiento. Los
dez y no se gusta, por lo que evita poner- niños son más sensibles a la deshidratación
se bañador y se vestirá con prendas muy que los adultos, ya que el turnover diario
holgadas o superpuestas, a veces harto extra- de agua es del 25% del total del cuerpo en
vagantes. Pero también en estos casos evita la infancia y desciende al 6% en los adul-
comer, por temor irracional a que si empie- tos. El organismo, ante la falta de fluido, lo
za no se detendrá o que el alimento la compensa reduciendo orina y transpiración.
engordará con desmesura.
La tendencia al ascetismo y la intelec- Alteraciones electrolíticas
tualización puede ser muy marcada (45).
La anorexia restrictiva suele ser más estoi- Son frecuentes las alteraciones de sodio,
ca, introvertida, perfeccionista, emocional- cloro, potasio y la alcalosis metabólica. El
mente inhibida y más obsesiva. La forma sodio puede aumentar, disminuir o estar
bulímico-purgativa resulta más impulsiva, normal. A veces hay hiperhidratación por
depresiva, disfuncional; consume más sus- excesiva ingesta de agua para matar el ham-
tancias y tiene mayores niveles de angus- bre o por la creencia de que ésta lava el
tia emocional. intestino y disminuye la absorción de
nutrientes. La hipernatremia puede ser
Síntomas físicos intensa y provocar edema cerebral y ata-
ques convulsivos (47). Puede producirse
En la primera etapa, el apetito se con- hipocloremia. El potasio disminuye por
serva; después, desaparece. Si ya ha tenido los vómitos y laxantes. Sólo una pequeña
la menarquia, presenta amenorrea de al proporción del potasio es extracelular, por
menos 3 meses, que persiste hasta que no lo que los niveles normales en suero no
se alcanza un peso razonable. son garantía de que no exista depleción.
Las complicaciones físicas se deben a la La deshidratación crónica y la hipopota-
propia caquexia o a las conductas seguidas semia puede provocar lesiones irreversi-
para alcanzarla. Muchas de las manifesta- bles en túbulos renales; además, se asocia
ciones son secundarias a la delgadez y se con debilidad muscular, síntomas cardia-
resuelven al ganar peso (46). cos, arritmia, alteraciones en el ECG y en

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 69

la función cardiaca. El abuso de diuréti- deteriora la respuesta a la actividad física.


cos, purgantes y el ejercicio excesivo pro- En la fase de realimentación, la reposi-
ducen pérdida de líquido, deshidratación, ción de líquidos puede sobrecargar un cora-
alteración del sistema renina-angiotensina zón débil y provocar fallo cardiaco conges-
y pérdida de potasio en orina. Puede pro- tivo, como ocurre en los supervivientes
vocar diabetes insípida y reducir la capa- de los campos de concentración (49).
cidad de concentración renal y, a veces, aci- La circulación periférica disminuye por
dosis metabólica aumento del tono vascular periférico, hipo-
La hipomagnesemia es especialmente tensión y disminución del volumen circu-
importante en los casos de hipocalemia latorio, favoreciendo la acrocianosis y los
refractaria. La reposición del magnesio puede edemas maleolares. Si la enfermedad se pro-
prevenir las arritmias y los fallos cardiacos. longa, la mala oxigenación provoca dedos
Suele aparecer hipofosfatemia durante la en palillo de tambor o uñas en vidrio de
realimentación.Asimismo, descenso del cal- reloj, equimosis y, a veces, síndrome de la
cio —calambres, tetania— y del cinc. arteria mesentérica superior (50).

Alteraciones cardiocirculatorias Complicaciones digestivas


Aparece bradicardia, con menos de 50- Son muy abundantes: náuseas, vómitos,
60 latidos por minuto, mecanismo adapta- diarreas, digestiones lentas, estreñimiento,
tivo para reducir el gasto de energía. La flatulencia, disminución de la motilidad
hipotensión puede ocasionar mareos y sín- intestinal y retraso en el vaciamiento gás-
copes, favorecidos por las alteraciones elec- trico con sensación de plenitud. En el intes-
trolíticas. Las arritmias, el fallo cardiaco y tino delgado, aparece dilatación duodenal
las alteraciones electrolíticas pueden des- y yeyunal. El estreñimiento alterna con dia-
embocar en la muerte. rreas, colon irritable, obstrucción intesti-
En el ECG, a veces se observa bloqueo nal y, menos frecuente, prolapso rectal.
de primer grado, ritmos ectópicos, com- Se hipertrofian las glándulas salivales. Si
plejos ventriculares prematuros, depresión vomita, se producen caries y pérdida del
del segmento ST u ondas U, por la hipo- esmalte dental (51), equimosis conjunti-
potasemia o hipomagnesemia; alteraciones val, callosidades en el dorso de las manos
en la onda T —con aplanamiento o inver- («signo de Russell»), lesiones en el esófa-
sión—, y del complejo QRS. El QT pro- go con rotura o erosiones, así como gas-
longado puede ser preámbulo de un mayor tritis.
riesgo de muerte súbita (48) y es un alar- La malnutrición puede ocasionar daño
mante factor de predicción de arritmias hepatocelular, con hepatomegalia reversi-
serias. Se suelen normalizar al regular el ble o hepatitis, disminución de las proteí-
equilibrio hidroeléctrico. nas séricas, aumento de los lípidos, de la
El corazón disminuye de tamaño y se lipoproteína de baja densidad (LDH), fos-
verticaliza por la pérdida de grasa pericár- fatasa alcalina y transaminasas. Durante la
dica. La disminución del ventrículo izquier- realimentación puede aparecer dilatación
do favorece el prolapso de la válvula mitral. gástrica aguda, lo que suscita náuseas, vómi-
El consumo de oxígeno disminuye y se tos, dolor abdominal, vientre hinchado y

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


70 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

sensación molesta, y, si se hace de forma se atribuye a incremento en la permeabi-


rápida, provocar pancreatitis aguda o alte- lidad capilar, inhibición de la natriuresis
raciones del fosfato. secundaria, disminución de las proteínas,
fallo cardiaco, y reducción del nivel de fil-
Alteraciones renales tración glomerular y de la capacidad de
concentración renal. Se ha observado tam-
Entre ellas puede aparecer azoemia pre- bién en niños malnutridos, pero se dife-
rrenal, diabetes insípida parcial por dismi- rencia de los anoréxicos en que la deficien-
nución de la respuesta a la hormona anti- cia proteica no aparece siempre en estos
diurética, insuficiencia renal, deshidratación, últimos y es constante en la malnutrición.
disminución del filtrado glomerular. Las
alteraciones electrolíticas, la depleción de Alteraciones hematológicas
fluidos, la hipovolemia y el catabolismo
proteico aumentan la concentración de urea Puede aparecer pancitopenia, a veces con
y creatinina en sangre. Los vómitos, diu- linfocitosis. La anemia es debida a déficit
réticos, laxantes y los desequilibrios elec- de ácido fólico y de hierro; hay disminu-
trolíticos pueden favorecer una insuficien- ción de la hemoglobina y el hematocrito
cia renal, así como alcalosis metabólica durante la rehidratación, e hipocelularidad
con cloro y potasio bajos, repleción de sodio en la médula ósea. La sideremia suele ser
e hipovolemia y también hiperaldostero- normal y la transferrina baja.
nismo secundario. Cuando aparece poliu- Las proteínas pueden estar normales y si
ria, polidipsia y aumento de creatinina, se disminuyen es que el déficit alimentario
sospecha de fallo renal crónico (52). Como es serio. Hipercolesteloremia sin relación
se ha señalado, la disminución de potasio con la dieta cuyo mecanismo se ha rela-
provoca adinamia, fatiga, parestesias, alte- cionado con diversas causas: alteraciones
raciones en el ECG, poliuria, polidipsia y metabólicas de los hidratos de carbono,
nicturia (53). variaciones en el catabolismo de las grasas
Los aumentos de urea y creatinina en y movilización de éstas para conseguir la
plasma se relacionan con la menor inges- energía necesaria, déficit de ácidos biliares
ta de proteínas y líquidos, disminución del o en función hepática, o bien alteraciones
filtrado glomerular y aumento del catabo- hipotalámicas (56). Aunque el colesterol
lismo proteico muscular. Los valores bajos esté elevado no se debe reducir grasa de
de magnesio aumentan la concentración la dieta.
urinaria de calcio y favorecen la litiasis renal, La hipoglucemia es común, y a veces fatal,
sobre todo de oxalato cálcico, debida al pero responde bien a la corrección corres-
consumo de oxalatos contenidos en té, espi- pondiente. El metabolismo de la glucosa y
nacas, etc., a la osteoporosis y a la ingesta la secreción de insulina pueden estar alte-
de líquidos (54). Debe sospecharse de défi- rados.
cit de magnesio ante una calcemia baja que
no cede; y también hay disminución del Alteraciones hormonales
cinc.
El edema periférico no es raro, sobre todo Muchas de las manifestaciones son secun-
en la fase de realimentación (55). El edema darias a la delgadez y se recuperan al aumen-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 71

tar el peso. Puede aparecer hipotiroidismo res anoréxicas, como en las púberes, apa-
funcional, con niveles de TSH y T4 nor- recen quistes ováricos multifoliculares en
males y disminuida la T3. Se ha observa- la ecografías y desaparecen con la recupe-
do en otros cuadros de malnutrición lo que ración de los ciclos menstruales normales,
se interpreta como un mecanismo protec- reanudando la actividad folicular y la fun-
tor del propio organismo, ya que si se tra- ción ovárica. La amenorrea, unida a dis-
tase de un hipotiroidismo primario estaría minución en los niveles de gonadotropi-
elevada la TSH. nas pituitarias circulantes secundarias a una
La hormona del crecimiento (GH) está inadecuada estimulación del LHRH (hipo-
aumentada, como en todos los casos de talamic releasing factor, hormona liberadora
malnutrición; es una adaptación fisioló- de la gonadotropina), es debida a la mal-
gica a la caquexia que no precisa trata- nutrición; también el ejercicio excesivo
miento. puede inhibir su liberación, por lo que,
Aumenta el cortisol basal, manteniendo aunque no se esté por debajo del peso
el ritmo circadiano; puede deberse a pro- crítico, si se hace mucho ejercicio (gim-
longación de la vida media, disminución nastas, bailarinas) se puede dejar de mens-
de su aclaramiento, alteración de la fija- truar. Existe disminución de los niveles basa-
ción a proteínas o mayor producción o les de estrógenos, que se normalizan al
del factor liberador de la corticotropina recuperar el peso, y también disminución
(CRF) hipotalámico (57). de la LH (hormona luteinizante) y de la
Se alteran las hormonas reproductoras y FSH (hormona foliculoestimulante), aun-
aparece amenorrea. La fertilidad está dis- que algo menor. En el varón disminuye la
minuida, aunque alguna paciente ha que- testosterona y la libido.
dado embarazada sin normalizarse las mens- La producción de vasopresina, que apa-
truaciones. La amenorrea puede preceder rece alterada, mejora lentamente con la
a la disminución de peso y persistir des- recuperación. A veces se da diabetes insí-
pués de la recuperación. Las pacientes que pida parcial con defecto en la secreción
tras engordar no menstrúan se definen como de hormona antidiurética (61).
«más anoréxicas», y con superior riesgo de
recaída (58). La amenorrea que persiste tras Alteraciones musculoesqueléticas
la restauración del peso apoyaría la hipó-
tesis de que el trastorno de la función hipo- La osteopenia (disminución de la densi-
talámica es secundario a factores psico- dad ósea) es una complicación seria y
lógicos (59) y, de hecho, acompaña en común. Se debe a deficiencias en la dieta,
ocasiones al estrés psíquico. La restauración disminución de los estrógenos circulantes,
del peso resulta necesaria, pero no suficien- aumento del cortisolismo y alteración del
te, para la normalización de la función hipo- equilibrio ácido-base; hay riesgo de frac-
tálamo-pituitaria-ovárica normal. Cuando turas, pues son personas muy delgadas que
la normalización no es completa, la fun- hacen ejercicio (62). El desarrollo óseo
ción reproductora puede estar interferida puede cesar, deteniéndose el crecimiento
por abortos espontáneos, niños de bajo peso en los casos prepuberales. Se producen frac-
o prematuros, mortalidad perinatal y mal- turas espontáneas y osteoporosis y, aunque
formaciones congénitas (60). En las muje- mejora con aporte de calcio, el riesgo de

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


72 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

volver a padecerlas en edades avanzadas es ría la regeneración de las neuronas, la dis-


mayor (63). minución de las proteínas en el suero por
malnutrición, los cambios en los fluidos
Alteraciones neurológicas desde el espacio intravascular al subarac-
noideo, la disminución de la presión coloi-
La persona anoréxica puede sufrir neu- de intravascular por disminución de la pota-
ropatía periférica y parestesias, por com- semia con mayor entrada de agua a los
presión de los nervios que están menos espacios del SNC y el aumento de los
protegidos; también puede presentar poli- glucocorticoides y el catabolismo de las
neuritis periféricas por déficit vitamínico proteínas (ya que se ha encontrado pérdi-
del grupo B, ondas lentas en el EEG (64), da de volumen cerebral similar en la enfer-
crisis convulsivas y cambios en la activi- medad de Cushing, en el alcoholismo y
dad autonómica. en el tratamiento con esteroides). Los valo-
Con técnicas de neuroimagen, se ha res altos de cortisol tendrían efectos dura-
observado atrofia cerebral y cerebelosa deros sobre el cerebro, con neuronas más
generalizada, con dilatación ventricular, vulnerables a los factores estresantes. La dila-
aumento del líquido cefalorraquídeo, ensan- tación del tercer ventrículo puede aso-
chamiento de los surcos cerebrales y de ciarse a atrofia moderada del hipotálamo.
los espacios de las cisternas, atrofia de la Estos fallos estructurales suscitan fallos cog-
hipófisis y disminución de las sustancias nitivos. Algunos autores hablan de seudo-
blanca y gris (65), que remiten, aunque atrofia porque suele haber recuperación tras
no siempre, al aumentar el peso (66-68). remontar el peso y normalizarse la nutri-
En algunos casos, raros, de atrofia cerebe- ción (73), pero, en ciertos casos, tras 1 año
losa y sobre todo del vérmix se ha obser- de haberse normalizado el peso y la mens-
vado ataxia de tronco y miembros infe- truación, la sustancia gris permanece redu-
riores y disartria (69). Se comprueba cida y persisten ciertos daños cognitivos
alteración en el flujo cerebral en pacien- (74-76). En la tomografía por emisión de
tes con AN precoz, asimetría y desequili- positrones de AN de bajo peso se ha obser-
brio con hipoperfusión en lóbulo tempo- vado hipometabolismo bilateral en corte-
ral, frontal, tálamo y núcleo caudado, y, en za frontal, parietal, temporal, tronco y gan-
general, en las estructuras del sistema lím- glios basales: caudado, lentiforme y tálamo
bico. La afectación de estas áreas, corres- (65, 77-79).
pondientes al llamado cerebro emocional, rela-
cionado con ira, temor, disgusto, culpa y Alteraciones metabólicas
memoria perceptiva, explicaría parte de la
psicopatología de la AN. Se desconoce si La tasa metabólica basal está baja y el
el daño es primario o secundario (70). La metabolismo de la glucosa, alterado. Algu-
atrofia cerebral en niños que han perdido nos cambios relacionados con la glucosa,
bastante peso muestra correlación con la insulina plasmática y leptina se mantienen
hipotermia y con el índice de masa cor- después de la recuperación (60). Hay ele-
poral (71, 72). vación de los valores de colesterol en su
El mecanismo que provoca la atrofia en fracción LDH, ya comentado, y triglicéri-
el sistema nervioso no está definido: influi- dos normales (80, 81).

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 73

Presenta peor adaptación a los cambios de ción. Los factores genéticos ofrecen mayor
temperatura (el frío no aumenta su tempe- concordancia para anorexia que para buli-
ratura corporal y el calor no incrementa la mia.
vasodilatación). Ofrece menor resistencia
ante agresiones exteriores y mayor vulne- Hipotálamo
rabilidad a las infecciones oportunistas.
En la anorexia se observa disfunción en
el eje hipotálamo-hipofisario-gonadal, pri-
Alteraciones dermatológicas
maria o secundaria a la malnutrición. Esta-
Al perderse la capa aislante de la grasa, rían alteradas las conexiones entre las neu-
aumenta la sensibilidad al frío; manos y pies ronas y el hipotálamo (lesión primaria del
están fríos y cianóticos; la piel aparece seca hipotálamo) y se manifestaría cuando las
y escamosa, y el pelo sin brillo y quebra- hormonas reproductivas circulantes aumen-
dizo; hay vello (lanugo) en cara, espalda, tan al final de la primera década; es decir,
piernas o brazos. Las uñas se vuelven que- una maduración aberrante del tejido hipo-
bradizas y, a veces, en palillo de tambor. La talámico haría a algunos individuos más
hipercarotinemia, por ingesta excesiva de susceptibles (84-86).
carotenos, puede alcanzar el 80% de los
casos, con coloración amarillenta de pal- Neurotransmisores
mas y plantas de los pies.
Se detectan alteraciones en serotonina,
dopamina (DA) y norepinefrina (NE). Pare-
ce que la producción de serotonina, tras
Etiología realizar una comida sin triptófano, descien-
de más en mujeres que en hombres (87).
La anorexia tiene una etiología multi- La serotonina inhibe el apetito, influye en
factorial donde intervienen elementos fami- el ritmo, volumen y contenido de la inges-
liares, psicológicos, físicos y culturales (82). ta; la toma masiva de alimentos se relacio-
Aunque se habla de «predisposición» o «vul- na con hipoactividad serotoninérgica y/o
nerabilidad», su mecanismo último no resul- hiperfunción alfa-2-noradrenérgica (88-
ta claro. 89). La DA influye en la satisfacción que
se obtiene al comer, muy alterada en los
Factores biológicos TCA. En la anorexia está disminuido el
metabolito de la serotonina (ácido 5-OH-
Genética indolacético), que mejora al ganar peso,
pero persiste en algunos casos. Esta reduc-
En estudios con gemelos se ha compro- ción de su metabolito podría deberse al
bado influencia genética en la transmisión consumo deficitario de hidratos de carbo-
de la enfermedad, con concordancia del no, que repercute en una menor disponi-
50-55% para gemelos univitelinos y del bilidad de triptófano para la síntesis de sero-
8-10% en bivitelinos, y más trastornos afec- tonina (v. cap. 3). El tratamiento con
tivos en los familiares de las anoréxicas (83); antagonistas serotoninérgicos, como la cipro-
por ello, se heredaría cierta predisposi- heptadina, ha conseguido aumentar el peso,

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


74 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

probablemente por estimular el apetito en 16 años, los requerimientos son menores


el hipotálamo (90). La disfunción seroto- y, si se sigue comiendo lo mismo, se engor-
ninérgica, primaria o secundaria a las die- da; se intenta controlar el peso con dietas
tas, repercute en la obsesividad y la suici- y, según se consiga o no, puede desembo-
dalidad (91). car en una anorexia o bulimia, o perma-
La distensión gástrica provocada por la necer normal.
ingesta favorece la secreción de colecisto- La importancia social concedida a la del-
cinina (CCK) que, a través del nervio vago, gadez es mayor en la mujer, a quien le cues-
suscita sensación de saciedad. En la anore- ta más conseguirla por su mayor adiposi-
xia hay problemas de vaciamiento gástrico. dad. El desarrollo puberal femenino es
Como se ha comentado en el capítulo 3, más complejo en el aspecto hormonal y de
en el vaciamiento gástrico intervienen meca- conexiones cerebrales, lo que le torna más
nismos reguladores químicos y neurológi- sensible a un desajuste por estrés.
cos. Gastrina, secretina, CCK, polipéptido Se ha descrito un modelo animal de AN
vasoactivo intestinal (VIP) y ácidos grasos inducido en ratas a las que se alimentaba
lentifican el vaciamiento gástrico. La CCK poco y se las hacía correr: se olvidaban de
tiene acción periférica (gástrica) y central, comer, perdían peso de forma exagerada y
y su alteración intervendría en la patoge- llegaban a la muerte (93-95). Se cree que
nia de la enfermedad. Algo similar ocurre la leptina interviene en este proceso (96).
con el VIP; CCK y VIP tienen receptores
en el intestino y en el cerebro, y cabe la Factores psicológicos
posibilidad de que existan lazos fisiológi-
cos entre trastornos alimentarios, pensa- La anorexia nerviosa se considera el para-
mientos y sentimientos anormales (39, 92). digma de la patología psicosomática.
Los altos niveles de CCK podrían filtrarse
a través de la barrera hematoencefálica, actuar Personalidad y biografía
sobre los receptores del hipotálamo y dar
una respuesta de saciedad y desagrado para Los factores socioculturales son impor-
seguir comiendo; alternativamente, niveles tantes en la génesis de la enfermedad, pero
reducidos pueden desencadenar un episo- no suficientes. La vulnerabilidad y ciertos
dio bulímico. El neuropéptido Y es un esti- rasgos de personalidad, como perfeccionis-
mulante endógeno de la ingesta, sobre todo mo, impulsividad, baja autoestima o afec-
de hidratos de carbono. La oxitocina y la to negativo, son favorecedores (97, 98). En
vasopresina intervienen en los procesos cog- las relaciones muestran inseguridad, temor
nitivos; el aumento de vasopresina y la dis- al abandono, problemas de identidad, con-
minución de oxitocina explicarían algunas ductas evitativas y baja asertividad y auto-
de sus distorsiones cognitivas. estima (99, 100).
Según los psicoanalistas, en la persona
Factores metabólicos y nutricionales anoréxica existirían problemas edípicos
no resueltos, que quedan instalados en la
Las demandas energéticas en las chicas fase oral y se reactivan en la adolescencia.
aumentan entre los 12 y 14 años y en los El desarrollo de la identidad psicológica
chicos a los 15-16. Después de los 14- es un proceso dinámico que tiene su perio-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 75

do más crítico en esta etapa de la vida y instrumentos que se aplican para analizar
se relaciona con la experiencia de la auto- la personalidad se validan en adultos y la
cohesión de la persona, como continuidad anorexia suele iniciarse en la adolescencia.
y como síntesis de aspectos divergentes. Los Por eso, cuando se habla de personalidad
traumas infantiles pueden predisponer hacia previa emocionalmente inestable no se sabe
la anorexia. La patología perinatal —niños si ha contribuido a la génesis de la enfer-
malos comedores, problemas gastrointesti- medad o es su consecuencia. De hecho,
nales en la infancia, dolores abdominales, para algunos autores son raras las altera-
colitis ulcerosa— la favorecerían. Una alte- ciones de la personalidad (102). En todo
ración primaria de la personalidad, con raí- caso, resulta interesante hacer una valora-
ces en las relaciones madre-hijo y en la ción previa al cuidado terapéutico, pues
nutrición del niño, se manifestará en el condiciona la evolución.
rechazo a la comida y en miedo a engor- Las alteraciones del control de los impul-
dar (101). Se asocia alimentar al niño y cari- sos, como las automutilaciones, intentos
ño y, cuando se le alimenta de manera de suicidio, robos o cleptomanía, son más
desordenada, no aprende a identificar el frecuentes en las anorexias con ataques de
hambre correctamente ni a diferenciarla de bulimia.
otras emociones. Ante la inadecuación de La persona anoréxica posee creencias
los cuidadores, el niño considera erróneas equivocadas y estereotipadas, alteraciones
las necesidades y las niega. Genera actitu- cognitivas que predisponen al cuadro y, una
des regresivas en la lucha por la identidad vez iniciado, las mantiene: ideas sobreva-
y la afectividad y, en los chicos obedien- loradas sobre el aspecto físico, valoración
tes, su necesidad de independencia y auto- de las personas por su imagen, control del
nomía les genera un conflicto. peso y la figura como forma de autoes-
El miedo a aumentar de peso expresa el tima.
temor al desarrollo físico y al cambio cor- El comienzo puede tener que ver con
poral que acompaña a la pubertad, y sus- problemas afectivos, rupturas sentimenta-
cita una regresión física y psicológica. La les, deseo o temor de independencia-depen-
preocupación por su imagen y la presión dencia, estancias en el extranjero y comen-
social resultan importantes factores de ries- tarios sobre su físico o su gordura. Cuando
go. Los influjos socioculturales, comenta- siguen dietas restrictivas, responden con
rios de compañeros, influencias parentales menos ingesta ante las situaciones de estrés
y exposición a los medios hacen que tomen (103).
conciencia del problema, lo que lleva a la La persona anoréxica está orgullosa de su
interiorización e insatisfacción sobre el pro- delgadez. A veces, el hecho de no recono-
pio cuerpo. cerse enferma ni delgada recuerda la belle
Cuando se estudia la personalidad, se indiference, y su preocupación por lo que
observan rasgos depresivos, histriónicos y coman los demás podría estimarse como
obsesivos, pero estos estudios se realizan a una «identificación proyectiva» (104). En
posteriori y, como la enfermedad lleva un la anorexia, la delgadez tiene un valor en
tiempo de evolución, los resultados pue- sí y se identifica con autoestima. Cuando
den deberse a la inanición o a las conduc- no come y mantiene el control se siente
tas para mantenerse delgado. Además, los más valiosa y admirable a sus propios ojos

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


76 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

y, cuando no es así, la invaden sentimien- der en la bulimia, sin discriminación en sus


tos de culpa y autorreproches. Por eso, es objetivos sexuales.
mucho más infeliz cuando tiene ataques de En la anorexia se trata de equilibrar el
bulimia, pues significa perder las riendas de rol masculino y femenino por medio de
la situación, a diferencia de cuando perma- la delgadez. El rol sexual es un construc-
nece restrictiva. Es un esfuerzo desespera- to con un componente social, y a lo feme-
do por dominar el cuerpo, como una forma nino y masculino se le atribuyen determi-
de controlar su personalidad. Hay autores nadas características. A menudo, se asocia
que centran el problema de la anorexia en con autoestima, autopercepción de la pro-
un síndrome de autocontrol patológico, pia imagen y grado de satisfacción. La pér-
relacionado con la identidad, competencia dida de peso puede interpretarse como una
y efectividad (101). No comer tiene mucho forma de suprimir los caracteres sexuales
que ver con el deseo de dirigir su vida. secundarios, la menstruación y la libido, y
Lucha por alcanzar la perfección. Paradó- así rechazar el rol femenino (105). Esto val-
jicamente, la búsqueda del éxito la lleva al dría para ambos sexos, de forma que, cier-
fracaso y su intento de dominar el orga- ta indiferencia y la falta de un claro papel
nismo la conduce al descontrol. Puede ser en la identidad sexual (la androginia) repre-
una persona brillante, estudiosa, con bue- sentaría un elemento de riesgo (106).
nos resultados académicos, que, debido a
la enfermedad, abandona o fracasa. Asocia Familia
delgadez a autocontrol, salud, fuerza men-
tal y poder, y se desliza hacia todo lo con- La familia hiperprotectora y rígida, con
trario: enfermedad y esclavitud de su pro- alto nivel de exigencias y aspiraciones, con
pio cuerpo, que no le permite dedicarse a tendencia a involucrar al niño en los con-
otra cosa. El mecanismo utilizado es la nega- flictos parentales y con una forma de rela-
ción. ción en la que no se reconocen los lími-
tes individuales ni se potencia la autonomía,
Sexualidad favorece la enfermedad.
Para Brunch (101), en la génesis del pro-
Existe rechazo y temor a la sexualidad, ceso lo primero sería la distorsión de la
a crecer, a madurar, a ser adulto (104). El imagen corporal; luego colabora la madre,
desagrado por el propio cuerpo predispo- que impone sus necesidades y sensaciones
ne, ya que en la pubertad es cuando más y no ayuda a los hijos a percibir las suyas.
cambia el aspecto físico, con desarrollo de El hijo se torna dependiente del entorno,
los signos sexuales secundarios y descu- siéndole difícil alcanzar autonomía y con-
brimiento del otro sexo. La persona ano- fianza. Esta autonomía e independencia se
réxica desea permanecer física y psicoló- desalientan de manera soterrada, lo que difi-
gicamente en estado prepuberal, para no culta la propia individualidad. Son mode-
enfrentarse a las exigencias de la adoles- los familiares disfuncionales, sobreprotec-
cencia. La enfermedad le puede servir para tores, con sistemas homeostáticos rígidos
mantenerse asexuada y ascética; para pro- que temen cualquier cambio.
tegerse, como la obesa, o para relacionar- La relación madre-hija puede ser muy
se a impulsos repentinos, como puede suce- intensa y rígida. La persona enferma puede

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 77

ser la que estuvo más unida a la madre, la que es una enfermedad y no un capricho.
hija modelo aparentemente hipermadura, El primer papel lo acostumbra a tener la
la más responsable y comprensiva con los madre y el segundo el padre, pero puede
problemas de la familia, la que la apoya en ser al contrario, sobre todo en parejas en
las ausencias paternas. La relación madre- las que ella es la figura fuerte y dominan-
hija resulta ejemplar y ambas forman un te, o bien que roten los papeles.
bloque poderoso e indisoluble que alimen- Esta diferente actitud de los padres hacia
ta la propia enfermedad. Esto se pone de la persona enferma se repite con frecuen-
manifiesto cuando hay que ingresar a la cia entre los hermanos. No es raro que algu-
paciente: la madre lo soporta peor que la no se implique en demasía, participando
propia internada. La madre es insegura, esta- intensamente en las situaciones ansiógenas
blece relaciones simbióticas con la hija e que se crean; vigilando y controlando, o
interpreta la conducta hacia la comida como bien ocultando, y, en cualquier caso, con
una crítica a ella. Se han descrito madres repercusión negativa para ellos mismos, en
dominantes, intrusivas y ambivalentes, y forma de somatizaciones, ansiedad, retrai-
padres pasivos, indiferentes o «ausentes». miento o imitación de las conductas pato-
Con alguna frecuencia, la madre proyecta lógicas. O bien optan por no querer saber
sobre su hija su desilusión y frustración, y nada de lo que ocurre en casa, «pasan de
se aferra a ella como una forma de llenar ello», se ausentan, abandonan los estudios,
sus necesidades. Los padres sólo se sienten frecuentan grupos marginales o consumen
bien alimentando la dependencia e inma- tóxicos, si sienten que los padres únicamen-
durez de sus hijos. La relación de la hija te se preocupan del hermano enfermo.
con sus padres es ambivalente e idealiza-
da. Son familias aparentemente perfectas y Factores socioculturales
armoniosas, pero con relaciones superficia-
les y poco cálidas, donde los conflictos se Estos factores, junto con los psicológi-
intelectualizan o se niegan, con dificultad cos, son decisivos. Antiguamente, la moda
para manejarlos cuando existen y preocu- era estar gorda, redondeada, con formas. Era
pación por la imagen externa que se dé; una manera de demostrar que no se pasa-
tienen baja tolerancia al sufrimiento, de ahí ba hambre, pues se asociaba gordura con
la sobreprotección. holgura económica. Ahora, en la sociedad
La propia enfermedad puede actuar de de la abundancia, la moda es estar delgado,
contención y como una forma de unir a por la influencia social del mito del «cuer-
la familia: todas las tensiones y preocupa- po ideal». Constantemente se relaciona belle-
ciones se dirigen a la paciente. A veces, za con delgadez en la publicidad, el cine y
cuando ésta mejora, empeoran las relacio- los mass media, e influye prematuramente,
nes de los padres, la enferma retrocede y en la preadolescencia. El deseo de estar
se mantiene el trastorno. delgado se interioriza como un valor intrín-
No es raro que los padres acaben des- seco y positivo muy precozmente, hacia
empeñando papeles opuestos: por un lado los 9-11 años e incluso antes (7), asocián-
el cómplice, benévolo y consentidor que dolo vagamente con salud, bienestar, éxito
ayuda a ocultar muchas de sus «manías»; y acceso a la vida adulta (107). Los cam-
por el otro, el autoritario que no acepta bios sociales crean un conflicto a la perso-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


78 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

na enferma entre el rol social y el laboral, También influyen las conductas mimé-
entre la pasividad y la autonomía (108). ticas que explican los casos en los que una
Para los familiares, en la génesis de la hermana empieza una dieta que controla
enfermedad resulta más soportable poner y otra, al imitarla, acaba con una anorexia
el acento y la culpa en los factores socia- franca.
les: la moda, los amigos, la sociedad y la cul- Se considera que las mujeres atletas tie-
tura. Las dietas, los libros para adelgazar y nen mayor riesgo para sufrir TCA si se trata
los espacios en prensa, sobre todo en revis- de deportes que subrayan la delgadez y la
tas femeninas, son numerosos. Para cual- apariencia prepuberal (109-111). Por otra
quier anuncio —bebidas, coches, ropa, elec- parte, la práctica de otros deportes resul-
trodomésticos—, se utilizan jóvenes delgadas, taría protectora, al proporcionar seguridad
esbeltas y bellas. La «industria del peso» es y elevar la autoestima.
boyante y la venta de productos alcanza El psicoanalista y antropólogo Devereux
muchos millones de euros. Entre las per- relaciona cultura y psicopatología y habla
sonas enfermas hay un afán elitista y dife- de «trastorno étnico», —como el kiri o el
renciador de los otros «que no se contro- amok—, expresión de las tensiones de una
lan en su peso y en su comida». Se crea cultura en una determinada época histó-
una preocupación excesiva por la opinión rica (112, 113). Define el trastorno étnico
y aceptación de los demás, y se tiende a por unos criterios tales como: presentación
juzgar de forma superficial, por el aspecto más frecuente en determinadas culturas y
exterior más que por las cualidades pro- con diversos grados de intensidad; son expre-
fundas. sión de conflictos esenciales y movilizan
La obsesión por la delgadez es clara en tensiones psicológicas generalizadas en esa
el mundo de la moda. Las modelos mues- cultura, en esa persona más intensas, y movi-
tran un aire andrógino que puede deber- lizan sus defensas psicológicas como una
se a la influencia de hombres, a menudo exageración de la manifestación común
homosexuales, en el mundo de la crea- en el grupo (114).
ción y en las firmas y casas de alta costu- La anorexia nerviosa cumpliría estos cri-
ra; es como un rechazo de la feminidad, terios, ya que refleja sintomáticamente las
con cuerpos asexuados, como una forma contradicciones en la psicología de la mujer
de suprimir los caracteres sexuales secun- actual: exigencias, demandas y deseos, con
darios (105, 106), la androginia antes seña- problemas de identidad, control corporal
lada. Estos mensajes, en adolescentes que y adaptación a los estándares de belleza
luchan por formarse una identidad, impac- vigentes.
tan negativamente través de prototipos Algunos autores relacionan la pérdida
femeninos inalcanzables.Así, cuando se apli- de peso con la consecución de poder, algo
can cuestionarios a adolescentes norma- más difícil de alcanzar por la mujer (115).
les, hasta el 50% de las chicas creen estar Así se explicarían casos de anorexia de apa-
gordas aunque objetivamente sólo lo esta- rición más tardía, a los 28-30 años, coin-
rían el 20-25%. En el caso de las mujeres, cidiendo con la incorporación al mundo
la mayoría, el 80%, quiere perder peso y laboral, en un medio competitivo, donde
los hombres desean más altura, muscula- dominan los hombres y donde las muje-
tura y anchura de hombros. res están en minoría. Ella logra poder sobre

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 79

su cuerpo delgado y sobre el medio, pero actúa como un refuerzo que conduce
pierde parte de su atractivo femenino por a reducir la alimentación, que cada vez
excesiva intelectualización. se tolera peor. Cuando la enfermedad
Socialmente se asocia comer con placer, sirve para desviar las tensiones de la
y compartir alimentos es una forma de esta- familia y para mantener el equilibrio,
blecer lazos sociales, que se pierde con la actúa como elemento perpetuador. En
enfermedad (31). los que han perdido peso, el retraso en
el vaciamiento gástrico produce una
desagradable sensación de plenitud tras
Factores predisponentes, las comidas, por lo que se reduce pau-
precipitantes y perpetuadores latinamente la ingesta. El aislamiento
social creciente y el humor depresivo
Con frecuencia se presta mucha atención disminuyen la autoestima; su capaci-
a los antecedentes de la enfermedad y poca dad de autocontrol la aumenta, perpe-
a las consecuencias que, a su vez, pueden tuando el ciclo.
servir para mantener los síntomas en un
proceso constante de retroalimentación. En
cada paciente o momento predominan dis-
tintos factores:
Exploración

— Predisponentes. La vulnerabilidad fisio- Exploración física


lógica, la insatisfacción general hacia
uno mismo, la poca autonomía y auto- Exploración general con peso, talla, ten-
estima del paciente, la presión para alcan- sión arterial, pulso, temperatura e índice
zar niveles académicos altos, el perfec- de masa corporal (IMC) (peso dividido
cionismo, el intento de autocontrol y por la altura en metros, elevado al cuadra-
las experiencias sexuales adversas. do). Peso corporal relativo (peso actual/peso
— Precipitantes o desencadenantes. En perso- ideal), circunferencia muscular del brazo
nas ya vulnerables: dietas restrictivas, sen- (medida indirecta de la masa muscular cor-
timientos de inseguridad, situaciones de poral), valoración de la reserva de grasa cor-
estrés, cambio de estudios, aumento poral por el pliegue tricipital, bicipital, subes-
del nivel de exigencias y presión ante capular y suprailíaco. Según los valores
los exámenes, rupturas afectivas, comen- obtenidos en el IMC, se considera normal
tarios sobre su figura, cambios de domi- (20-25), desnutrición (16-20) o desnutri-
cilio, conflictos con amistades, prime- ción severa (< 16).
ras relaciones sexuales, pérdida de seres Se realiza una analítica de sangre com-
queridos y separación de éstos o comen- pleta, con enzimas, lípidos, iones y proteí-
tarios sobre dietas ajenas. Los factores nas.A veces, según la clínica, ferritina, trans-
precipitantes representan una amenaza ferrina, ácido fólico, vitamina B12, hormo-
hacia el autocontrol, la autoestima o el nas tiroideas, cortisol, LH, FSH, LDH, GH,
equilibrio. estradiol, EEG, radiografía de silla turca,
— Perpetuadores. Una vez iniciada la dieta, densitometría ósea o tránsito intestinal.
la sensación de control sobre el peso TC o RM. Con una radiografía se deter-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


80 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

mina la edad del hueso y su maduración; resulta difícil definir lo que se considera
con una ecografía se observa la madurez atracón (120) o «alteración de la imagen
ovárica y folicular. corporal» en grado patológico. Quizá no
se deberían utilizar los mismos criterios
Exploración psicopatológica diagnósticos en todas las culturas (15).Asi-
mismo, los límites entre los distintos TCA
Evidencia la alteración de la imagen cor- pueden resultar borrosos. Ni el modelo
poral, el deseo de adelgazar, los mecanis- categorial ni el dimensional resultan ade-
mos empleados para conseguirlo y la reper- cuados para una explicación correcta de
cusión en el ámbito personal, social o todo el espectro de los TCA (121), por lo
familiar. Asimismo, muestra la clínica psi- que algunos autores (122) critican los cri-
quiátrica acompañante: afectiva, ansiosa, terios empleados en las clasificaciones
ideación suicida, alteraciones del sueño o DSM-IV y CIE-10 y si deben conside-
la comorbilidad de descontrol de impul- rarse categoriales o dimensionales (123,
sos, alteraciones de la personalidad o TOC. 124). Con cierta frecuencia, la sintoma-
tología varía a lo largo de la enfermedad,
Exploración psicológica pasando de cumplir criterios para anore-
xia a cumplirlos para bulimia; en otros
casos, los cumplen parcialmente para uno
La aplicación de escalas resulta adecua-
u otro y no resultan excluyentes. Tam-
da para valorar la gravedad, el predominio
bién se critica que la amenorrea y la pro-
de ciertos síntomas y la evolución, pero
porción del peso perdido sea factor diag-
no para el diagnóstico que se basa en la
nóstico de AN. Otro defecto encontrado en
exploración psicopatológica y física. Exis-
la clasificación corresponde al grupo de
ten, sin embargo, casos subclínicos que se
los EDNOS (Eating Disorder Not Otherwi-
pueden detectar con entrevistas o cuestio-
se Specified), cajón de sastre donde se inclu-
narios (116). Entre las escalas más comu-
yen los casos que no encajan en anorexia
nes está la ABS (Anorexia Behaviour Scale),
ni en bulimia, y el problema del «trastor-
que consta de 22 ítems, y que si puntúa
no por atracón» que, como entidad, puede
por encima de 13, apoya el diagnóstico de
cumplir los criterios en el momento del
anorexia (117); la EAT (Eating Attitudes Test),
paso de anorexia o bulimia o viceversa.
autoaplicada de 40 ítems, con una versión
Para el diagnóstico se precisa que se cum-
reducida de 26 (118); la EDI (Eating Disor-
plan todas las alteraciones siguientes:
der Inventory) con 64 ítems y 6 subescalas
(119). La exploración se puede completar
1. Pérdida significativa de peso, IMC
con escalas de distorsión perceptiva o para
< 17-18.
los familiares.
2. Pérdida de peso originada por la pro-
pia enferma, evitando el consumo de
alimentos que engordan, con vómitos
Diagnóstico autoprovocados, purgas intestinales, ejer-
cicio físico excesivo y consumo de fár-
El diagnóstico es fácil, porque la psico- macos (anorexígenos, laxantes o diuré-
patología es rica y característica. A veces ticos).

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 81

3. Distorsión de la imagen corporal, con den no experimentar la ganancia de peso


pavor ante la gordura. propia del periodo de crecimiento.
4. Trastorno endocrino generalizado que — La pérdida de peso está originada por
afecta al eje hipotálamo-hipofisario- el propio enfermo por medio de la
gonadal, manifestándose en la mujer con evitación del consumo de «alimentos
amenorrea y en el varón con la pérdi- que engordan» y por uno o más de los
da de interés y potencia sexual. Tam- síntomas siguientes: vómitos autopro-
bién puede encontrarse alteración en vocados, purgas intestinales, ejercicio
la secreción de insulina, hormonas tiroi- excesivo y consumo de fármacos ano-
deas y concentraciones altas de las hor- rexígenos o diuréticos.
monas del crecimiento. — Distorsión de la imagen corporal que
consiste en una psicopatología especí-
Son frecuentes los pacientes con rasgos fica caracterizada por la persistencia, con
o hábitos alimentarios alterados que no el carácter de idea sobrevalorada intru-
alcanzan la gravedad suficiente para estable- sa de pavor ante la gordura o flacidez
cer el diagnóstico, pero requieren un segui- de las formas corporales, de modo que
miento especial. Se sospechará si existe pér- el enfermo se impone a sí mismo el per-
dida de peso inexplicable, detención del manecer debajo de un límite máximo
crecimiento, amenorrea, peculiaridades en de peso corporal.
la alimentación, preocupación excesiva por — Trastorno endocrino generalizado que
el peso y la figura, aumento del colesterol afecta al eje hipotálamo-hipofisario-
u osteoporosis en persona joven, y perte- gonadal manifestándose en la mujer
nencia a grupos de riesgo, como bailari- como amenorrea y en el varón como
nes, modelos, gimnastas o patinadores. una pérdida del interés y de la poten-
Son signos de mayor gravedad la tem- cia sexuales.También pueden presentar-
peratura baja, hipotensión severa, dismi- se concentraciones altas de hormona del
nución persistente del potasio, hipogluce- crecimiento y de cortisol, alteraciones
mia o alteraciones en el ECG. Si el inicio en el metabolismo periférico de la hor-
es anterior a la pubertad, se retrasa el cre- mona tiroidea y anomalías en la secre-
cimiento, hay amenorrea primaria y no se ción de insulina.
desarrollan las mamas. Los varones presen- — Si el inicio es anterior a la pubertad, se
tan genitales infantiles. retrasa la secuencia de las manifesta-
ciones de la pubertad o incluso ésta se
detiene.
Criterios diagnósticos
CIE-10 (125) Se considera «anorexia nerviosa atípica»
cuando faltan una o más características prin-
Deben estar presentes todas las altera- cipales de la anorexia nerviosa, como ame-
ciones siguientes: norrea o pérdida significativa de peso, pero
presenta un cuadro bastante característico.
— Pérdida significativa de peso (índice de También lo serían casos que tengan todos
masa corporal o de Quetelet de menos los síntomas de la anorexia pero en grado
de 17,5). Los enfermos prepúberes pue- leve. No se debe emplear para los trastor-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


82 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

nos de la conducta alimentaria que se pare- Se considera «trastorno de la conducta


cen a la anorexia nerviosa pero son debi- alimentaria no especificado» los TCA que
dos a una etiología somática conocida. no cumplen los criterios para ningún tras-
torno de la conducta alimentaria específi-
Criterios diagnósticos ca. Ejemplos:
DSM-IV (126)
— Mujeres que cumplen los criterios diag-
A. Rechazo a mantener el peso corporal nósticos para la anorexia nerviosa, pero
igual o por encima del valor mínimo con menstruaciones regulares.
normal considerando la edad y la talla — Se cumplen todos los criterios diagnós-
(p. ej., pérdida de peso que da lugar a ticos para la anorexia, excepto que, a
un peso inferior al 85% del esperable, pesar de la pérdida significativa, el peso
o fracaso en conseguir el aumento de se encuentra dentro de los límites de la
peso normal durante el periodo de cre- anormalidad.
cimiento, dando como resultado un peso — Se cumplen todos los criterios diagnós-
corporal inferior al 85% del peso espe- ticos para la bulimia nerviosa, con la
rable). excepción de que los atracones y las
B. Miedo intenso a ganar peso o a con- conductas compensatorias inapropia-
vertirse en obeso, incluso estando por das aparecen menos de 2 veces por sema-
debajo del peso normal. na o durante menos de 3 meses.
C. Alteración de la percepción del peso o — Empleo regular de conductas compen-
silueta corporales, exageración de su satorias inapropiadas después de inge-
importancia en la autoevaluación o nega- rir pequeñas cantidades de comida por
ción del peligro que comporta el bajo parte de un individuo de peso normal
peso corporal. (p. ej., provocación del vómito después
D. En las mujeres pospúberes, presencia de haber comido dos galletas).
de amenorrea (ausencia de al menos tres — Masticar y expulsar, pero no tragar, can-
ciclos menstruales consecutivos; se con- tidades importantes de comida.
sidera amenorrea cuando las menstrua- — «Trastorno por atracón»: se caracteriza
ciones aparecen únicamente con trata- por atracones recurrentes en ausencia
mientos hormonales, como estrógenos). de la conducta compensatoria inapro-
1. Tipo restrictivo: durante el episodio de piada típica de la bulimia.
anorexia nerviosa, el individuo no recu-
rre regularmente a atracones o purgas
(p. ej., provocación del vómito o uso Diagnóstico diferencial
excesivo de laxantes, diuréticos o ene-
mas). La anorexia, falta de apetito, es síntoma
2. Tipo compulsivo/purgativo: durante el frecuente de muchas enfermedades somá-
episodio de anorexia nerviosa, el indi- ticas y psíquicas. La separación entre ano-
viduo recurre regularmente a atraco- rexia y bulimia nerviosa a veces no es
nes y purgas (p. ej., provocación del clara y, como se ha señalado, los síntomas
vómito o uso excesivo de laxantes, diu- de ambas pueden solaparse o coexistir, sobre
réticos o enemas). todo en estudios longitudinales prolonga-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 83

dos, encontrando bulimias con anteceden- en los TOC, las manifestaciones anan-
tes de anorexia y, menos a menudo, AN cásticas se extienden a otros ámbitos
con antecedentes de bulimia nerviosa (122). de su vida.
Son frecuentes los casos de TCA incom- — Fobias. Puede existir fobia a algún ali-
pletos que no cumplen todos los criterios mento, a tragar o atragantarse, por haber
(EDNOS); el trastorno por atracón es una sufrido alguna experiencia previa nega-
subcategoría de éste. tiva en este sentido, pero no aparece el
El diagnóstico diferencial se realizará a resto de la sintomatología.
partir de los siguientes trastornos: — Dismorfofobia. Se tiene una visión dis-
torsionada de la imagen corporal, cen-
— Trastornos afectivos. En los cuadros depre- trada en una parte del cuerpo, como
sivos hay falta de apetito, pero no temor nariz, pabellones auriculares, pecho, mus-
a engordar ni preocupación por la ima- los, nalgas, etc., pero sin mostrar miedo
gen. Existen formas atípicas de depre- a engordar, a la madurez, ni conductas
sión, como el trastorno afectivo esta- alimentarias perversas.
cional, que se acompañan de aumento — Trastorno conversivo, facticio o simulación. En
del apetito y del sueño. El bipolar manía- la histeria de conversión puede apare-
co puede no comer por falta de hambre cer espasmo esofágico y dificultad para
y tiempo y, de vez en cuando, ingiere tragar, o, como en el trastorno facticio,
de manera desaforada grandes cantida- por el deseo de estar enfermo, o bien
des. Su ánimo eufórico, exuberante y buscando una ganancia en la simulación.
exaltado, y su verborrea resultan incon- —Trastorno digestivo somatomorfo. Se presen-
fundibles. tan náuseas y vómitos en situaciones
— Trastornos paranoides. Se puede rechazar de tensión y estrés, pero son involun-
la comida por temor a que esté enve- tarias y no se desea perder peso.
nenada.A veces lo centran en algún tipo — Cuadros somáticos. Debe descartarse cual-
de alimento o con determinadas per- quier cuadro somático que produzca
sonas, y no tienen inconveniente en caquexia, como carcinomas, problemas
comer fuera de casa o alimentos enla- de malnutrición, anemia, síndrome de
tados. Algo similar puede encontrarse inmunodeficiencia adquirida, diabetes
en la esquizofrenia paranoide, con hábi- mellitus, tuberculosis, enfermedad ce-
tos alimentarios extravagantes. líaca, patología endocrina, etc. La ana-
—Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Exis- lítica y las exploraciones orientan al
ten similitudes ya comentadas, incluso diagnóstico. Falta la psicopatología típi-
neurobiológicas (39). En los TCA, los ca de la anorexia. En el síndrome de la
pensamientos relacionados con el cuer- arteria mesentérica superior aparecen
po, el peso o los alimentos son invasi- vómitos posprandiales secundarios a la
vos y no pueden evitarlos. Lo más carac- obstrucción intermitente del vaciamien-
terístico es el rechazo a un alimento to gástrico.
concreto o bien la reiteración y mono-
tonía con éste; asimismo, son frecuen- En los tumores hipotalámicos (craneo-
tes las comidas prolongadas, con ritua- faringioma) o en otros tumores intracra-
les de masticación o deglución. Pero neales (127) puede haber retraso en el cre-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


84 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

cimiento, pubertad tardía o diabetes insí- pero no punitiva. En casos de riesgo vital,
pida, y simular anorexia nerviosa (128-130). se propone un ingreso forzoso, sabiendo
Sin embargo, no muestran hiperactividad, que la evolución puede ser buena o incre-
alteración de la imagen corporal ni deseo mentar la resistencia al tratamiento (134).
de adelgazar. En estudios con neuroima- Desde el principio, es necesaria la colabo-
gen se evidencian alteraciones. En el pan- ración de paciente y familia, y evitar expec-
hipopituitarismo se produce alteración en tativas «mágicas» hacia el profesional para
la función gonadal similar a la anorexia, que resuelva los problemas. Se han de neu-
pero con moderado aumento de peso por tralizar posturas acusadoras, continuación
el hipotiroidismo. de las que se mantienen en el domicilio,
y cambiar el papel de «perseguidores» o
«policías» por el de colaboradores. Todos
han de trabajar por el mismo fin, y la tarea
Tratamiento no será ni corta ni fácil. No hay que dejar-
se atrapar con objetivos de un peso con-
En el tratamiento de los TCA, como seña- creto, sino globalizar todos los aspectos de
la Yager (93), aún queda mucho por cono- la vida (135).
cer a pesar de estar en la época de la «medi- Como las entrevistas tienden a focali-
cina basada en la evidencia». Se recomienda zarse hacia contenidos estrictamente die-
una mezcla de comprensión, empatía, sen- téticos, se abrirán a horizontes más amplios,
tido común y experiencia clínica (131). como estados de ánimo, ansiedad, temo-
Se debe investigar si el paciente desea cam- res, relaciones, autonomía, inseguridad, pro-
biar y colaborar, ya que, de otro modo, se yectos de futuro y rendimientos.
fracasará. El tratamiento se plantea de forma Se debe averiguar el peso que la pacien-
individualizada, conociendo su profesión te desea alcanzar y por qué, y valorar si
y la posible relación con los alimentos la elección que se hace resulta muy por
(camareras, cocineras), o que requiere del- debajo de lo deseable desde el punto de
gadez (bailarinas, gimnastas), porque las vista biológico. Analizar en qué y por
estrategias resultan diferentes (132, 133). qué cree que le va a cambiar su vida al
Puede que el paciente no acuda volun- ganar peso, ya que nos orienta acerca de
tariamente, ya que se encuentra satisfecho por qué se siente mejor delgada, y, si recu-
con su estado, y se muestre displicente u pera, «pierde» su estilo de vida.Tiene que
opositor, lo que requerirá mucho tacto y aceptar que tiene un TCA que le provo-
habilidad para conseguir su cooperación. ca daños.
Desde el inicio, se establecen los objetivos
que se pretenden alcanzar. En el enfoque Los objetivos del tratamiento son:
psicoterapéutico se busca educar acerca — Restaurar un normal estado de nutri-
de la enfermedad, hacer comprender los ción y normalizar los hábitos alimen-
síntomas y la necesidad del tratamiento. tarios
Se le ayuda a resolver problemas y con- — Resolver las alteraciones somáticas
flictos que facilitan y refuerzan las conduc- — Tratar la comorbilidad psíquica, si la
tas anómalas. El terapeuta debe mantener hubiere
el contrato conductual de manera firme — Desarrollar un estilo de vida saludable

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 85

Tratamiento nutricional El tratamiento ambulatorio resulta más


económico y menos traumático; permite
La persona enferma se tiene que res- seguir una vida más normal y comprobar
ponsabilizar de su peso y alimentación. La la repercusión en el mundo familiar, labo-
delgadez es un riesgo para la vida y un obs- ral y personal.
táculo para cualquier enfoque psicotera- Al principio, se gana peso deprisa y luego,
péutico, dificulta los procesos de pensa- más despacio; ambulatoriamente la ganan-
miento y favorece las distorsiones cognitivas cia es más lenta. La persona enferma debe
asociadas. Generalmente, cuando se recu- reaprender a comer con normalidad, verlo
pera, mejora el ánimo depresivo y la preo- como una función más y relacionarse con
cupación por la imagen corporal, aunque los alimentos de manera natural. Tiene
a veces aumenta su irritabilidad. Las dietas que comprobar que al ganar peso se sien-
hay que plantearlas de forma positiva, subra- te mejor; la sensación de hinchazón del
yando más lo permitido que lo prohibido. estómago y la distensión abdominal cede-
Ganar peso no resulta tan difícil como rán en unos días. No debe ponerse ropas
mantenerlo. La ganancia será de unos 200- muy ajustadas durante el proceso de recu-
400 gramos al día. La realimentación se ini- peración.Tampoco debe comprar comida,
ciará de forma prudente, con dietas de entre cocinar para otros, interferir en las comi-
1.000-1.500 calorías y, en unos 10-12 días, das de los demás, pesar los alimentos o medir
llegar al doble del alimento que tomaba las calorías, ni convertirse en «la reina de
inicialmente (3.000 calorías/día), necesa- la cocina».
rias para lograr la recuperación. Puede Puede elegir la comida siempre que sea
requerir la toma de complementos dieté- variada y no diferenciando entre alimen-
ticos. El peso que ha de alcanzar debe tos buenos y malos, pero se procurará que
estar basado en tablas científicas y no en coma lo mismo que el resto de la familia.
súplicas, caprichos o chantajes emociona- Debe aprender a reconocer las señales de
les. El control por escrito de su alimenta- hambre y saciedad. Hay que infundirle con-
ción no es aconsejable si la persona ano- fianza en su capacidad de comer de mane-
réxica está muy obsesionada con las calorías. ra adecuada y razonable, romper el temor
de que si come perderá el control, y per-
El tratamiento ambulatorio es posible si: mitirle realizar ejercicio moderado una vez
— La emaciación no es severa pasada la fase más aguda. Pesarse una vez a
— No hay complicaciones médicas impor- la semana es suficiente.
tantes
— Tiene motivación para el cambio
Tratamiento
— Dispone de buen apoyo familiar
— No existen alteraciones electrolíticas de las alteraciones somáticas
importantes Es prioritario restaurar el equilibrio hidro-
— No sufre ánimo depresivo grave eléctrico alterado, ya que es una de las cau-
— No hay riesgo de suicidio o de con- sas de muerte. Pueden estar disminuidos
ductas autolesivas el potasio, cloro, sodio, magnesio o cinc.
— No practica hábitos perniciosos persis- Si existen complicaciones digestivas, como
tentes esofagitis, gastritis, estreñimiento, diarreas

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


86 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

o prolapso, se tratarán oportunamente. Lo resulta poco eficaz. No es raro que el pacien-


mismo cabe decir de las complicaciones te intente engañar al terapeuta, por lo que,
que aparezcan a lo largo de la enfermedad desde el principio, debe establecerse un
—hematológicas, renales, metabólicas, endo- compromiso mutuo de honestidad. Sea cual
crinas, óseas—, la mayoría de las cuales se sea la técnica, se busca autocontrol de la
resuelven cuando la alimentación y el peso conducta alimentaria, patrón de ingesta ade-
se normalizan. cuado, consecución de peso estable, des-
aparición de la distorsión de la imagen cor-
Tratamiento poral, mejoría del ánimo y la autoestima,
psicofarmacológico independencia emocional, y modificación
en las cogniciones, en el estilo de vida y
La sintomatología ansiosa y afectiva es en las relaciones sociales y familiares. La
muy frecuente —ansiedad generalizada, ata- persona anoréxica tiene que entender que
ques de pánico o fobia social—, así como sus hábitos, estilo de vida y alimentación
los trastornos del sueño, por lo que puede influyen, y que su conducta es una reac-
requerir dosis ligeras de benzodiazepinas ción a acontecimientos de su vida y a hechos
(BDZ) o antidepresivos (AP). Con trata- psicológicos, biológicos, familiares y socia-
miento antidepresivo se ha mostrado mejo- les. Debe comprender que el proceso pudo
ría, incluso en ausencia de síntomas afec- iniciarse por unas causas y mantenerse por
tivos, en los niveles de ansiedad, impulsividad otras diferentes.
y obsesividad. A lo largo de la historia,
se han administrado antidepresivos tricí- Terapia individual
clicos, tetracíclicos e inhibidores de la ami-
nooxidasa (IMAO), pero, sobre todo, inhi- Existen diversas técnicas. Hay que tra-
bidores selectivos de la recaptación de bajar conociendo la escala de valores de la
serotonina (ISRS) (paroxetina, fluoxetina, persona y los rasgos físicos y psíquicos de
fluvoxamina, citalopram, escitalopram). Los su personalidad. Es esencial la motivación
ISRS son de primera elección si aparecen para el cambio, ya que, a veces, en la ano-
conductas bulímicas, anancasmos o coe- rexia nerviosa se acepta la enfermedad como
xiste fuerte impulsividad. Si la restricción un estilo de vida.
alimentaria es muy extremada, pueden ser La terapia individual está indicada cuan-
aconsejables tricíclicos, tetracíclicos o bien do existen importantes actitudes regresivas,
venlafaxina y mirtazapina en ciertos casos como rechazo de la feminidad, alteración
(131, 136). Dosis bajas de antipsicóticos de la personalidad o si desarrollan proble-
actúan como sedantes y ayudan en el con- mas sexuales importantes. Si el trastorno
trol de impulsos. de la imagen corporal se relaciona con pro-
blemas intrapersonales, se aconseja terapia
Tratamiento psicoterapéutico individual; si presenta problemas de rela-
ción, terapia interpersonal o grupal, y, si es
La terapia puede ser individual, familiar muy básico, se utilizan terapias cognitivas
o grupal, y las técnicas variables: cogniti- (137).
va, conductista, de introspección, relajación, La terapia cognitiva se basa en la noción
etc. La psicoterapia en desnutrición grave de que se pueden conseguir cambios psi-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 87

cológicos a partir de las mutaciones en los Sus pensamientos son extremos y descali-
procesos del pensamiento (cogniciones) del ficadores: magnificencia, personalismo (todo
individuo. El proceso de pensamiento es el mundo exterior lo relaciona consigo
lo que determinará la calidad e intensidad misma), catastrofismo, superstición, la dico-
de las reacciones emocionales. El signifi- tomía ya señalada, sobregeneralización a
cado que una persona da a un aconteci- partir de un fragmento de información y
miento puede ser tan importante como el abstracción selectiva de los aspectos parcia-
mismo acontecimiento; es la diferencia entre les que le interesan. Otros pensamientos
lo objetivo y lo subjetivo. Es más impor- típicos son que «la valía de las personas
tante «cómo reaccionamos» que «a qué reac- está basada en su aspecto físico y, por ende,
cionamos». Las disfunciones de las emocio- la delgadez», y similares.
nes y conductas derivan de un pensamiento Como se ha señalado, en el modelo cog-
disociado, existiría una distorsión en los nitivo se parte de que los errores del pen-
mecanismos cognitivos y en sus expecta- samiento son responsables de creencias que
tivas de futuro. Los principios cognitivos llevan a la alteración de la conducta. El tera-
se combinan con técnicas conductistas en peuta ayuda al paciente con estos pensa-
la terapia cognitivo-conductual. Se centra mientos equivocados para aclararlos y con-
en el presente —aquí y ahora— y en el trastarlos. Se le enseña a ser consciente de
problema. esta forma de pensar. La habilidad no resi-
Para afrontar la terapia, Fairburn et al. de tanto en señalarle los pensamientos erró-
(138) realizan un enfoque transversal o neos, sino en que vaya viéndolos por sí
dimensional de los TCA: una dimensión mismo.
del estado nutricional que va de la malnu- Cuando se trabaja sólo sobre las emocio-
trición a la obesidad grave; una dimensión nes o la conducta, se producen cambios
conductual que se refiere a los atracones, poco persistentes, con vulnerabilidad ante
comer de noche, comer en exceso, hacer las recaídas y permanencia de muchos sín-
dietas y purgas, y una tercera dimensión tomas residuales (139). Se corre el riesgo
psicológica que implica la obsesión por la de que mejoren las conductas pero no cam-
imagen corporal y la comorbilidad psiquiá- bie el proceso de pensamiento. En las tera-
trica. pias psicoanalíticas puede ser al revés: cam-
Las personas anoréxicas funcionan a bios en el pensamiento y poca modificación
menudo con modelos de pensamiento de en las conductas.
tipo dicotómico, como todo/nada, bueno/ Con todas las terapias se busca autono-
malo, y derivan en generalizaciones del tipo mía e independencia. Debe facilitarse infor-
de «si engordo será inmensamente», acom- mación para evitar los embarazos mientras
pañado de un pensamiento entre mágico la enfermedad persista, ya que los niños
y supersticioso, con cierta irracionalidad suelen ser prematuros y bajos de peso, y
entre la causa (comer) y el efecto (engor- los embarazos complicados.
dar por encima de toda lógica y razón), Las técnicas de relajación pueden aliviar
con pensamientos mágicos: «si no contro- en los momentos de tensión y en la sobre-
lo el peso me puede pasar algo malo» o mesa. Mejoran la percepción del propio
similares. Sus creencias irracionales perpe- cuerpo y alivian el estreñimiento, ayudán-
túan el cuadro y favorecen las recaídas. dose con ejercicios de tensión-relajación

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


88 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

de la musculatura abdominal para no sen- participación de todos los profesionales que


tir la plenitud. intervienen en el tratamiento; de esta forma,
se normalizan los mensajes, se evitan las
manipulaciones y malas interpretaciones y
Terapia de grupo
se homogeneizan las conductas.
El grupo sirve para romper la soledad,
el aislamiento, la tendencia al egocentris- Terapia familiar
mo y para facilitar la identidad. Hay que
modificar el aislamiento con delicadeza En el grupo familiar se valoran los com-
para que no se viva como un asalto. Los ponentes de la familia y la calidad de las
grupos de apoyo tienen un efecto dina- relaciones y alianzas entre ellos; las de los
mizador; sirven de modelo, la persona padres entre sí y las de los hermanos; los
enferma se identifica con los otros y sien- modelos de comunicación y la protec-
te que no es «tan rara», aparte del gusto ción que recibe el paciente; quién está
de formar parte de una gente «distinta». más preocupado con la enfermedad o qué
A veces tienen influencia negativa cuan- idea tienen sobre ella, y acontecimientos
do las otras personas evolucionan mal, del pasado que influyen en el devenir de
aprenden nuevos hábitos perversos o refuer- la enfermedad.
zan la preocupación por el peso y la comi- En los adolescentes es casi imprescindi-
da. Si no se vigila, estos grupos pueden ble para una buena evolución la terapia de
convertirse en una simple discusión sobre familia (140). En estas familias son frecuen-
gramos, calorías o recetas, que son comen- tes las disfunciones en la comunicación:
tadas con evidente satisfacción. El riesgo unas veces por excesiva, llenándola de fra-
de intelectualización y racionalización ses vacías por no resistir el silencio, o con
resulta grande. una comunicación desviada en la que una
No son raras las ausencias a las sesiones persona habla por los demás o por toda la
de los grupos. Algunos terapeutas defien- familia; o incongruente, sin armonía entre
den grupos homogéneos y otros heterogé- el mensaje y la forma de exponerlo; o
neos. Se excluye a pacientes con cociente desplazada, en la que los síntomas sustitu-
intelectual bajo y trastorno muy grave de la yen a las palabras, o tener una comunica-
personalidad.Los grupos son de unas 10 per- ción inhibida, espaciada por largos perio-
sonas y las sesiones duran de 6 a 12 me- dos de silencio.
ses. Al principio las sesiones se celebran Se debe trabajar con los familiares infor-
semanalmente, después son quincenales y, mando y orientando. Se estudiará la forma
finalmente, unas sesiones de recuerdo: al de analizar y resolver las discrepancias entre
mes, 3 meses, 6 meses y 1 año, suponien- los cónyuges por la enfermedad; los con-
do que la evolución sea buena. Puesto que flictos que aparecen o reaparecen en los
el riesgo de recaídas es elevado, es acon- hermanos, como celos o sensación de aban-
sejable cierto seguimiento a lo largo de 2- dono; la presencia, si la hubiere, de sim-
4 años, ya que pueden recaer ante situa- biosis entre paciente y uno de los padres
ciones de estrés. en un lazo fuerte que retroalimenta la enfer-
También resultan interesantes los gru- medad; las conductas anómalas de los
pos de pacientes durante el ingreso, con pacientes que se consienten por ignoran-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 89

cia o por refugiarse en el trastorno, que ponatruria < 10,hipokaliuria < 10 mEq/l;
sirve de coartada para todo. Las familias hipotensión, hipoglucemia, arritmia, alte-
suelen ser intolerantes al cambio. raciones en el ECG, insuficiencia car-
Los grupos de padres son abiertos. No diaca, diarreas y vómitos espontáneos,
es raro que en ellos se tienda a subrayar lo edemas en ayuno o distensión abdo-
negativo y a olvidar lo positivo. Se les res- minal por atonía visceral. Son orienta-
ponsabiliza en la tarea conjunta del trata- dores: hipoalbuminemia < 2,5 g/dl; tran-
miento, actuando como verdaderos cote- ferrina < 100 mg/dl, proteínas plasmáticas
rapeutas, y se les desculpabiliza. A veces, < 6 g/dl; recuento linfocitario < 1.000
las familias vuelcan en el equipo terapéu- y alteraciones en las concentraciones del
tico toda su frustración, porque «para eso fósforo, así como constantes (tensión,
son los médicos», sin querer aceptar la parte pulso, temperatura, bradicardia) muy ines-
que les corresponde en causa, manteni- tables.
miento o tratamiento. Se les debe enseñar — Problemas diagnósticos.
a no aceptar los chantajes emocionales del — Actitud oposicionista grave.
paciente, no tolerar la tiranía de imponer
las comidas a los demás o de cocinar para Se intentará que el ingreso sea volunta-
ellos (141). rio y, si no es posible y existe riesgo vital,
forzoso. El ingreso forzado se emplea sólo
Tratamiento intrahospitalario cuando es imprescindible (142-144). Es una
forma de proteger del riesgo vital y de con-
Los criterios que aconsejan el ingreso tener la ansiedad que provoca la ganancia
son: de peso; asimismo, alivia a los familiares
de la responsabilidad que temporalmente
— Importante desnutrición, con peso infe- pasan al equipo médico.
rior al 85 % del peso ideal, que no ha En el ingreso se necesita la colaboración
respondido a tratamiento ambulatorio de personal entrenado, ya que su papel es
en un tiempo razonable. Es causa inelu- muy importante. Debe evitarse la adjudi-
dible si la pérdida es del 40 % y sobre cación de roles «buenos o malos» según la
todo si ha sido rápida. función de un profesional u otro. Las órde-
— Conductas muy perversas para contro- nes y normas han de ser claras, pues son
lar el peso: ingesta de grandes cantida- frecuentes las actitudes manipuladoras o los
des de laxantes o diuréticos, vómitos intentos de engaño. El paciente suele bus-
incoercibles, con pérdida de control en car la complicidad de algún miembro del
atracones/vómitos. equipo y trata de enfrentarle con otros; por
— Comorbilidad psiquiátrica grave, como eso, las normas han de ser transparentes,
riesgo de suicidio, psicosis, depresión, con criterios comunes y sin ambigüeda-
abuso de drogas o alcohol, personali- des. A veces, el paciente genera entre los
dad patológica grave. profesionales emociones muy contradic-
— Crisis familiar grave o familia muy des- torias que será necesario analizar. Se evi-
estructurada. tarán las actitudes policiales o perseguido-
— Complicaciones médica como hipokale- ras, pero se cuidará de que las normas sean
mia < 3 mEq/l, hiponatremia < 125, hi- nítidas y concordantes, evitando la división

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


90 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

entre protectores y vigilantes, repetición de En el hospital, se le pesará 2 veces a la


la dinámica de fuerzas que se da en la fami- semana; en casa es suficiente con una. Se
lia. El jefe del equipo supervisará diaria- le puede informar del peso, excepto cuan-
mente la actuación de todo el personal. do expresamente prefiera ignorarlo. Debe
Durante el ingreso, el papel del personal evitarse que haga trampas —meter cosas
paramédico será tan importante como el en los bolsillos, beber mucha agua antes
del psiquiatra. Éste debe evitar actitudes de pesarse, etc.—, y propiciar que se coma
paternalistas o asumir la responsabilidad acompañado.
de lo que hace el paciente como un reto Debe ganar una media de 1 kilogramo
personal. por semana. No se intentará conseguir un
incremento muy rápido que sólo busca el
Los objetivos en el ingreso son: alta precipitada.A veces, al principio, nece-
— Determinar si existe un problema de sita dieta blanda y luego normal. En líneas
diagnóstico diferencial generales, el aporte calórico se hará con un
— Aislar a la paciente del medio familiar 20% de proteínas, 50% con hidratos de car-
alterado bono y el resto con grasas. Las dietas ricas
— Controlar los ataques de atracón/vómi- en fibras les ayuda a combatir el estreñi-
to miento.
— Suprimir la ingesta de diuréticos, laxan- En casos extremos de caquexia, sitiofo-
tes y anorexígenos bia, vómitos repetidos o conductas muy
— Normalizar el equilibrio electrolítico. manipuladoras, está indicada la alimenta-
— Tratar la depresión y prevenir el suici- ción por sonda nasogástrica, que se man-
dio tendrá el mínimo imprescindible, ya que el
— Recuperar el peso objetivo es que coma con normalidad.
— Normalizar la alimentación Durante la alimentación por sonda, hay que
— Resocializar vigilar el riesgo de retención de líquidos,
— Preparar para el alta desequilibrios electrolíticos, fallo cardiaco
congestivo, regurgitaciones o asfixia.Al prin-
Se debe negociar un peso mínimo con cipio, son frecuentes las diarreas, distensión
vistas al alta, en colaboración con los equi- abdominal o sensación nauseosa. Durante
pos de nutrición. Se establecerán contra- el tratamiento hay que vigilar el síndrome
tos claros desde el inicio, si es preciso escri- de retroalimentación, que se caracteriza por
tos, para evitar polémicas y discusiones a alteraciones hidroeléctricas, con concentra-
las que resultan proclives. ción muy baja de fosfato en suero, lo que
Se restringirán las visitas cuando las rela- puede producir arritmia, delirium y muer-
ciones familiares sean malas o cuando se te súbita (48). La alimentación parenteral
observe que sólo se habla de comidas, peso, no es recomendable.
calorías, o temas de esta índole. Debe repo- El ingreso hospitalario se extiende a 8-
sar después de las comidas para aliviar la 12 semanas y no son raras las estancias
tensión y los vómitos. Si se logran los obje- prolongadas. De la misma forma que en
tivos pactados, se le gratificará con ver la otros cuadros se aceptan las recaídas, en la
televisión, visitas, paseos, y se retirarán en anorexia pacientes, familiares y profesio-
caso contrario. nales las viven con irritación y frustra-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 91

ción. La evolución con altibajos es frecuen- reposo y aumenta el apetito y el peso, y


te. No debe darse el alta nada más alcan- también suplementos de cinc. No son acon-
zado el peso, sino hasta que lo acepte y rea- sejables los tratamientos hormonales para
lice comidas normales. la amenorrea.
El momento del alta resulta muy delica- No se puede asegurar categóricamente
do y se preparará con antelación para evi- que un tratamiento sea superior a otro, y
tar perder en poco tiempo lo conseguido. es aconsejable una combinación de diver-
Es aconsejable dar permisos previos de fin sos enfoques. Se debe prestar atención a
de semana para estudiar sus reacciones ante cualquier patología somática concomitan-
el medio habitual y la respuesta de la fami- te que mejorará al aumentar el peso y el
lia. Es evidente que, si después de tales estado nutritivo.
permisos el paciente regresa peor, baja de
peso o ha practicado hábitos perniciosos,
el alta resulta prematura. Evolución y pronóstico
No hay criterios rígidos para ese momen-
to, pero es pronto si el IMC < 19 o el No existen muchos estudios con un con-
peso inferior al 90%, pues el riesgo de recaí- trol riguroso y tratamiento único que per-
da resulta elevado (145, 146). Los hospita- mitan comparar resultados con las diversas
les de día son un recurso intermedio ade- terapias. La falta de homogeneidad en los
cuado entre el ingreso y el alta definitiva, criterios para definir una mejoría y el tiem-
o bien para casos menos graves en los que po de seguimiento es un inconveniente
la situación familiar es complicada (147). (148-150). Ninguna técnica se ha demos-
Permiten seguir las terapias individuales o trado superior; es aconsejable una combi-
grupales y trabajar en la normalización de nación de ellas, contando con que la adhe-
la alimentación, recuperación de peso, rees- sión al tratamiento y el cumplimiento son
tructuración cognitiva y reorganización bajos, pues sólo alcanza a un tercio (34 %)
de la vida personal, familiar y social. Tras de los enfermos (151).
su marcha del centro, se le prestará una asis- La muerte por complicaciones médicas
tencia ambulatoria progresiva semanal, quin- o suicidio alcanza el 5-10% de los casos,
cenal o mensual. (151-153), mayor que en la mayoría de
los trastornos psiquiátricos. La mortalidad
Otros tratamientos ronda el 5% por cada década de enferme-
dad (154). El suicidio es una de las prin-
Se han administrado, con resultados varia- cipales causas de muerte; oscila entre el
bles, estimulantes del apetito, como la cipro- 1,8 y el 7,3% (155), o más si lleva muchos
heptadina, antagonista de la serotonina, que años de enfermedad y ha seguido diversos
se ha mostrado útil en cuadros restrictivos tratamientos que han fracasado (32, 33, 156,
y menos útil en los compulsivos/restricti- 157). Las causas de muerte más frecuentes
vos; la metoclopramida en casos que se son las complicaciones cardiacas, muerte
acompañan de muchos vómitos, aunque súbita por prolongación del QT y arrit-
generalmente no son de origen central; la mia secundaria a alteraciones electrolíticas
clorpromazina actúa como ansiolítico y (48). De los que sobreviven, menos de la
sedante, disminuye la actividad, facilita el mitad se recuperan totalmente; un tercio

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


92 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

lo hace de forma parcial y un 20-25% se do la persona enferma mejora físicamen-


mantiene crónicamente enfermo (158). Con te. Se mostrará crítica y hostil, y puede pasar
seguimientos de más de 4 años, se obser- de una fase amable, casi seductora, a otra
va recuperación en el 40-50%, alternan rebelde, que no siempre corresponde con
mejorías y recaídas el 25-30% y pasan a la mala evolución. Las conductas manipula-
cronicidad e invalidez el 25%. En líneas tivas son la norma y reflejan la lucha inter-
generales, puede decirse que el pronóstico na entre el deseo de mejoría y el pánico
no es bueno, con morbilidad prolongada a engordar. Cuando se estancan en el peso,
y frecuentes recaídas, y sin diferencias entre puede ser útil preguntar directamente lo
ambos sexos (159). Si existen factores des- que hacen para no aumentarlo. Para valo-
encadenantes claros, el pronóstico suele rar la evolución, se deben mantener segui-
ser mejor. mientos prolongados, de 2-4 años.
Son signos de mejor pronóstico: menor inma- A veces, la enfermedad proporciona
durez sexual, edad de inicio temprano, menos «ganancias» que favorecen la resistencia al
años de duración de la enfermedad, menor cambio, como evadir responsabilidades y
rechazo a su cuerpo, adecuada percepción compromisos sexuales o profesionales, con-
de su imagen corporal, buena adaptación vertirse en centro de atención, unir a la
laboral y escolar, personalidad previa menos familia, sentirse diferente o mantenerse
alterada, pocas conductas perversas para con- dependientes.
trolar el peso y ausencia de conductas bulí-
micas. Una proporción de pacientes mejo-
ra espontáneamente. Profilaxis
Son factores de peor pronóstico: bajo peso
corporal, mayor duración de la enfermedad, Existen criterios dispares respecto a la
conductas muy perversas de control del peso, prevención. Se ha hablado de la inconve-
varios ingresos hospitalarios, rechazo a la niencia de aplicar prevención primaria indis-
feminidad y el cuerpo, obesidad previa, con- criminada entre todas las mujeres adoles-
ductas autolesivas y rasgos de impulsividad, centes; sería contraproducente facilitar
comorbilidad en ejes I y II (personalidad y información de la enfermedad a todos los
otros cuadros psíquicos) y evolución a sín- grupos de población, pues provocaría el
tomas bulímicos (160). Se suele aceptar que efecto contrario (162, 163). La educación
el inicio temprano es de mejor pronóstico, sobre alimentos, dietas, valores humanos y
pero no siempre se confirma (158). El pro- culturales, estereotipos o costumbres puede
nóstico sería peor para las personalidades ayudar (164). La profilaxis se centrará en
obsesivas que para las histriónicas (161). los grupos de riesgo, con educación e infor-
Se consideran criterios de mejoría man- mación a pacientes y familiares. Hay que
tener un peso aceptable, recuperar la mens- enseñar a niños y adolescentes a comer de
truación, comer suficiente y variado, y lle- manera sana, indiscriminada, variada y no
var una vida normal en lo social, familiar restrictiva. Se ha observado que, si dismi-
y sexual. nuye el número de jóvenes que hacen dieta,
Su evolución es lenta y no es raro que también lo hace el número de personas que
la relación con el terapeuta empeore cuan- padece la enfermedad. Se ha de trabajar

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 93

con profesores y entrenadores deportivos grupo de varones ha influido la importan-


y romper los estereotipos culturales. Con cia dada a la patogenia de la enfermedad
cuestionarios como EAT-40, EDI o BITE, a partir de la condición femenina y a la
o entrevistas se pueden detectar los gru- ambivalencia de la mujer entre su corpo-
pos de riesgo (116). ralidad y su rol social. Por esto, se consi-
La prevención secundaria se basa en un dera que la AN en el varón está infradiag-
diagnóstico precoz y en instaurar un tra- nosticada, ya que el profesional piensa menos
tamiento precoz, para reducir la duración en ella cuando aparecen los síntomas en
de la enfermedad que empeora el pronós- chicos, y porque la feminización de la enfer-
tico. En la prevención terciaria, se actúa medad puede desanimar a los que la pade-
sobre las complicaciones. En los enfermos cen a buscar ayuda (167). Es más frecuente
muy crónicos, a veces hay que buscar obje- entre gimnastas, jockeys, bailarines, patina-
tivos parciales que protejan su vida y no dores o saltadores de esquí (168, 169).
intentar una recuperación total, aceptando La sintomatología resulta extraordina-
parte de los síntomas y pactando unos míni- riamente similar a la que aparece en las chi-
mos razonables. cas, salvedad hecha de la amenorrea, con
mayor tendencia a la hiperactividad como
medida compensatoria y más frecuente
Anorexia nerviosa abuso de alcohol (25, 170, 171). Presentan
la misma afición a cocinar, a coleccionar
en el varón libros de cocina y a obligar a comer a los
otros. Es más frecuente el sobrepeso pre-
La anorexia nerviosa afecta a los varones vio. Los varones anoréxicos son obsesivos,
en aproximadamente el 8-10% del total rígidos y con tendencia a la intelectuali-
de los casos y, entre menores de 14 años, zación. Como se ha señalado, utilizan más
las proporciones rondan el 20% (165, 166). la hiperactividad como mecanismo com-
Durante muchos años apenas se prestó aten- pensatorio; en cambio, muestran menos
ción a este grupo por considerar la enfer- rechazo a la sexualidad, abusan menos de
medad eminentemente femenina y la ame- los laxantes y tienen similares hábitos en
norrea un síntoma patognomónico. Todo los atracones/vómito (172) y, asimismo,
esto repercutió en el olvido en que se ha corren un alto riesgo de osteoporosis (173).
tenido la enfermedad en el varón, llegan- Entre los varones, también se encuentra dis-
do a negarse su existencia. Se creía que torsión en la percepción de su imagen cor-
cuando se hacía este diagnóstico se trata- poral y en la percepción del peso ideal,
ba de trastornos de la personalidad, depre- pero menos que en las mujeres. No mues-
siones o trastornos psicóticos entre cuyos tran alteraciones del peso ideal, pero sí en
síntomas aparecían de forma relevante alte- cuanto a cómo se ven ellos mismos (174).
raciones de la alimentación y que, por tanto, Los factores precipitantes serían más inten-
serían casos atípicos. Sin embargo, cuando sos, dado que la predisposición biológica
Morton describió la enfermedad, a finales y social resultan inferiores (175). El pro-
del siglo XVII, ya incluía el caso de un chico nóstico es similar al de las mujeres, depen-
de 16 años (1). En este desprecio por el diendo de la duración y gravedad del cua-

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


94 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

dro, comorbilidad psiquiatría, armonía de 2. Gull WW. Anorexia hysterica (apepsia hysteri-
las relaciones familiares y presencia o ausen- ca). Br Med J. 1873;2:527-8.
cia de fantasías sexuales (167, 176). Entre 3. Gull WW. Anorexia nervosa (apepsia hysterica,
anorexia hysterica). Trans Clin Soc Lond.
los varones con indiferencia hacia el mundo 1874,7:22-8.
sexual, este aspecto es uno de los que más 4. Gull WW. Clinical notes. Lancet. 1888;1:
tardan en normalizarse tras la recupera- 516-7.
ción en otras áreas, como la alimentaria, 5. Lasègue CH. De l'anorexie hysterique. Arch
afectiva o social (25, 177). Se podría hablar Gen Med. 1873; 21:385-403.
de «alexitimia sexual» por su dificultad para 6. Vandereycken W,Van Deth R. Who was the
first to describe anorexia nervosa: Gull or Lasè-
describir estos sentimientos. Su impulso
gue? Psychol Med. 1989;19:837-45.
se debilita, existe cierta indiferencia sexual, 7. Sands E,Wardle J. Internalization of ideal body
abandonan las amistades femeninas y des- shapes in 9-12 year-old girls. Int J Eat Disord.
aparecen las poluciones nocturnas y las mas- 2003;33:193-204.
turbaciones. 8. Collins JK, Beaumont PJV,Touyz SW, et al.
Se han relacionado los TCA en varones Variability in body shape perception in anorexic,
bulimic, obese and control subjects. Int J Eat
con la identidad sexual y en diversos tra-
Disord. 1987;6:633-8.
bajos se encuentra mayor proporción de 9. Beaumont PJ. The history of eating and dieting
homosexuales (178, 179). La mayor inci- disorders. Clin Appl Nutr. 1991;1:9-20.
dencia entre los homosexuales puede aso- 10. Hoek VW,Van Hoeken D. Review of the pre-
ciarse con la superior preocupación por la valence and incidence of eating disorders. Int J
imagen corporal y el físico, lo que incre- Eat Disord. 2003;34:383-96.
mentaría su vulnerabilidad, ya que se mues- 11. Woodside B, Garfinkel PE, Lin E, et al.
Comparisons of men with full or partial eating
tran más insatisfechos con su figura y peso disorders, men without eating disorders and women
(180). Se han descrito casos en algunos tran- with eating disorders in the community. Am J
sexuales (105, 181) y nosotros también tuvi- Psychiatry. 2000;158:570-4.
mos un paciente con estas características. 12. Thomas JP, Szmukler GI. Anorexia nervosa in
Como se comenta en el capítulo de la patients of Afro-Caribbean extraction. Brit J
vigorexia, se han observado similitudes entre Psychiatry. 1985;146:653-6.
13. Bhadrinath BR. Anorexia nervosa in adoles-
la anorexia y el corredor patológico, más
cents of Asian Extraction. Brit J Psychiatry.
frecuente en los varones, los cuales incre- 1990;156:565-8.
mentan sus carreras de forma exagerada ante 14. Nasser M. Comparative study of the prevalence
cualquier estrés, como una forma más acep- of abnormal eating attitudes among Arab fema-
table socialmente. Corredores y anoréxicos les students of both London and Cairo universi-
tienden al aislamiento social, a la eficiencia ties. Psychol Med. 1986;16:621-5.
15. Davis C,Yanger J. Transcultural aspects of eating
y a un elevado nivel de exigencias (171).
disorders: a critical literature review. Cult Med
Psychiatry. 1992;16:377-94.
16. Le Grange D, Telch Ch F, Tibbs J. Eating
attitudes and behaviours in 1.435 South Afri-
Bibliografía can Caucasian and non-Caucasian college stu-
dents. Am J Psychiatry. 1998;155:250-4.
17. Furnham A, Baguma P. Cross-cultural diffe-
1. Morton E. Phthisiologia, seu exercitationes de rences in the evolution of male and female body
phthisi... London: S. Smith; 1689. shapes. Int J Eat Disord. 1994;15(1):81-9.

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 95

18. Bryant-Waugh R. Epidemiology. En: Lask 33. Derman T, Szavoc P. Why do individuals ano-
BK, Bryant-Waugh R. Childhood onset ano- rexia die? A case of sudden death. Int J Eat
rexia nervosa and related eating disorders. Disord. 2006;39:111-20
Hove (Sussex): LEA; 1993. 34. Halmi KA, Eckert E, Marchi P, et al. Comor-
19. Cullberg J, Rongstrom-Lindberg M. Preva- bidity of psychiatric diagnoses in anorexia nervo-
lence and incidence of eating disorders in a subur- sa. Arch Gen Psychiatry. 1991;48:712-8.
ban population. Acta Psychiatr Scand. 1988;78: 35. Toro J, Castro J, Nicolau R, et al. Estudio
314-9. descriptivo de 221 pacientes con anorexia ner-
20. Gowers S, Crisp A, Joughin N, Bhat A. Pre- viosa. Psiquiatría Biológica. 1995;5:181-7.
menarcheal anorexia nervosa. J Clin Psycho- 36. Thiel A, Züger M, Jacoby G, Schüssler G.
logy Psychiatry. 1991;32:515-24. Thirty-month outcome in patients with anorexia
21. Jacobs B, Isaacs S. Prepuberal anorexia nervo- or bulimia nervosa and concomitant obsessive-
sa. A retrospective controlled study. J Clin Psy- compulsive disorder. Am J Psychiatry. 1998;155:
chology Psychiatry. 1986;27:237-50. 244-9.
22. Cusumano DL,Thompson JK. Media influen- 37. Thorton C, Russell J. Obsessive compulsive
ce and body image in 8-11 years old boys and comorbidity in the dieting disorders. Int J Eat
girls. Preliminary report of the multidimensional Disord. 1997;21:83-7.
media influence scale. Int J Eat Disord. 2001;29: 38. Holden N. Is anorexia nervosa an obsessive-com-
37-44. pulsive disorder? Br J Psychiatry. 1990;157:
23. Flanneryschoeder EC, Chrisler JC. Body es- 1-7.
teem, eating attitudes and gender role orientation 39. Steinglass J, Walsh BT. Habit learning and
in three age groups of children. Current Psychol. anorexia nervosa: a cognitive neuroscience hypo-
1996;15:235-48. thesis. Int J Eat Disord. 2006;39:267-75.
24. Boast N, Coker E,Wakeling A. Anorexia ner- 40. Kaye WH, Gendall K, Strober M. Serotonine
vosa of late onset. Br J Psychiatry. 1992;160:257- neural function and selective serotonine reuptake
60. inhibitor treatment in anorexia and bulimia ner-
25. De la Serna I. Aspectos clínicos de la anorexia vosa. Biol Psychiatry. 1998;44:825-9.
nerviosa en el varón. Actas Luso-Esp Neurol 41. Knowlton BJ, Mangels JA, Squire LA. A
Psiquitr. 1996;24(2):67-73. neoestriatal habit learning systems in humans.
26. Fosson A, Knibbs J, Bryant-Waugh R, Lask Science. 1996;273:1399-044.
B. Early onset anorexia nervosa. Arch Dis Child. 42. Packard MG, Knowlton BJ. Learning and
1987;62:114-8. memory functions of the basal ganglia. Ann Rev
27. Garner DM, Rosen LW. Eating disorders among Neurosci. 2002;25:563-7.
athletes: research and recommendations. J Appl 43. Gordon CM, Dougherty D, Fischman AT,
Sports Sci Res. 1991;23:175-84. et al. Neural substrates of anorexia nervosa: a
28. De la Serna I, Moreno I,Viñas R. Anorexia behavioural challenge study with positron
nerviosa en el varón. An Psiquiatr. 1988; Nov emission tomography. J Pediatr. 2001;139:51-8.
Suppl 2:113-21. 44. Usher R, Murphy T, Brammer MJ, et al.
29. De la Serna I, Viñas R, Moreno I. Aspectos Medial prefrontal cortex activity associated with
clínicos de la anorexia nerviosa. An Psiquiatr. symptoms provocation in eating disorders. Am J
1990;6 Suppl 1:30-6. Psychiatry. 2004;161:1238-42.
30. Szmukler G,Tantam D. Anorexia nervosa: star- 45. Litt I F. Anorexia nervosa and bulimia: a spe-
vation dependence. Br J Med. 1984;57:303-10. cial health problem during adolescence. En: Nel-
31. De la Serna de Pedro I. Comer no es un pla- son textbook of pediatrics, 13.ª ed. Phila-
cer: Anorexia, bulimia, obesidad. Madrid: Lito- delphia: Belman y Vaugham/WB Saunders;
finter; 1998. 1987.
32. Birmingham C, Su J, Hlynsky J, et al. The 46. Mehler PS, Gray M, Schulte M. Medical com-
mortality rate from anorexia nervosa. Int J Eat plications of anorexia nervosa. J Wom Health.
Disord. 2005;38:143-6. 1997;6:5-10.

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


96 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

47. Jose C, Barton JL, Pérez-Cruet J. Hyponatre- 61. Gold PW, Kaye W, Robertson GL, Ebert MH.
mic seizures in psychiatric patients. Biol Abnormalities in plasma and CSF arginine vaso-
Psychiatry. 1979;14:839-43. pression in patients with anorexia nervosa. New
48. Isner JM, Roberts WC, Heymsfield SB,Yager Engl J Med. 1983;308:1117-23.
J. Anorexia nervosa and sudden death. Ann Intern 62. Brotman AW, Stern TA. Osteoporosis and patho-
Med. 1985;102:49-52 logic fractures in anorexia nervosa. Am J
49. Schocken DD, Hollowat JD, Powers PS. Weight Psychiatry. 1985;142:495-6.
loss and the heart. Effect of anorexia nervosa and 63. Andersen AE, Woodward PJ, La France N.
starvation. Arch Intern Med. 1989;149:877- Bone mineral density of eating disorders subgroups.
81. Int J Eat Disord. 1995;18:335-42.
50. Mehler PS. Medical complications of eating disor- 64. Nell FJ, Merlkangas JR, Foster FG, et al.
ders. N Engl J Med. 1999;341:614-5. Waking and all-night EEGs in anorexia nervo-
51. Touyz SW, Liew VP, Tseng P, et al. Oral and sa. Clin Electroencefalogr. 1980;11:9-15.
dental complications in dieting disorders. Int J Eat 65. Katzman DK, Lambe EK. Cerebral gray mat-
Disord. 1993;14:34-37. ter and white matter volume deficits in adolescent
52. Hall RC, Beresford TP. Medical complications girls with anorexia nervosa. J Pediatr. 1996;129:
of anorexia and bulimia. Psychiatric Med. 794-803.
1987;7: 165-92. 66. Krieg JC. Eating disorders as assessed by cranial
53. Aperia A, Brobenger O, Fohlin J. Renal func- computerized tomography. Adv Exp Med Biol.
tion in anorexia nervosa. Acta Paediatr Scand. 1991;291:223-9.
1978;67:219-24. 67. Krieg JC, Lauer C, Leinsinger C, Pahl J,
54. Silber TJ, Kass EJ. Anorexia nervosa and neph- Schreiber W, et al. Brain morphology and regio-
rolitiasis. J Adolesc Health Care. 1984;5: nal cerebral blood flow in anorexia nervosa. Biol
50-2. Psychiatry. 1989;25:1041-8.
55. Silverman JA. Clinical and metabolic aspects of 68. Golden NH, Asthari M, Khon MR, et al.
anorexia nervosa. Int J Eat Disord. 1983;2:159- Reversibility of cerebral ventricular enlargement
66. in anorexia nervosa, demonstrated by quantitati-
56. Landon J, Greenwood FC, Stamp TC,Wynn ve magnetic resonance imaging. J Pediatr. 1996;
V. The plasma sugar, free fatty acid, cortisol, and 128:296-331.
growth hormone response to insulin and the com- 69. Miwa H, Nakanishi I, Kodama R, Koudo
parison of this procedure with other tests of pitui- T. Cerebral atrophy in a patient with anore-
tary and adrenal function. Patients with hypo- xia nervosa. Int J Eat Disord. 2004;36:238-41.
thalamic or pituitary dysfunction or anorexia 70. Chowdhury U, Gordon I, Lask B, et al. Early-
nervosa. J Clin Investigation. 1966;45:437- onset anorexia nervosa: is there evidence of lim-
49. bic system imbalace? Int J Eat Disord. 2003;33:
57. Casper RC, Chatterton RT, Davis JM. Alte- 388-96.
rations in serum cortisol and its binding charac- 71. Dolan RJ, Mitchell J, Wakeling A. Structural
teristics in anorexia nervosa. J Clin Endocrinol brain changes in patients with anorexia nervosa.
Metab. 1979;49:406-11. Psychol Med. 1988;18:349-53.
58. Falk JR, Halmi KA. Amenorrhoea in anorexia 72. Palazidon E, Robison P, Lishman WA. Neuro-
nervosa: examination of critical body weight hypo- radiological and neurophysiological assessment
thesis. Biol Psychiatry. 1982;17:799-806. in anorexia nervosa. Psychol Med. 1990;20:
59. Russell GF. Metabolic, endocrine and psychiatric 521-7.
aspects of anorexia nervosa. Scientific Basis of 73. Artman H, Grau H, Adelmann M, Scheiffer
Medicine: Annual Reviews. 1969;1:236-55. R. Reversible and non-reversible enlargement of
60. Brown NW, Ward A, Surwit R, et al. Evi- cerebrovascular fluid spaces in anorexia nervosa.
dence metabolic and endocrine abnormalities in Neuroradiology. 1985;27:304-12.
subjects recovered from anorexia nervosa. Meta- 74. Kingston K, Szmukler G, Andrews D, et al.
bolism. 2003;52:3-6. Neuropsychological and structural brain-changes

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 97

in anorexia nervosa before and after refeeding. morphine in volunteers. Arch Gen Psychiatry.
Psychol Med. 1996;26:15-28. 1987;44:952-7.
75. Lambe E, Katzman D, Mikulis D, et al. Cere- 88. Leibowitz SF. Hipothalamic paraventricular
bral gray matter volume deficits after weight reco- nucleus: interaction between alpha noradrenergic
very from anorexia nervosa. Arch Gen Psychiatry. system and circulating hormones and nutrients in
1997;54:537-42. relation to energy balance. Neurosci Biobehav
76. Katzman DK, Zipursky RB, Lambe C, Miku- Rev. 1988;12:101-9.
lis DJ. A longitudinal magnetic resonance ima- 89. Leibowitz SF. The role of serotonin in eating
ging study of brain changes in adolescents with disorders. Drug. 1990;39:33-48.
anorexia nervosa. Arch Paediatric Adolesc Med. 90. Walsh ST, Devlin MJ. The pharmacological
1997;151:793-7. treatment of eating disorders. Psychiatr Clin
77. Delvenne V, Lostra F, Goldman S, et al. Brain North Am. 1992;15(1):149-60.
hypometabolism of glucose in anorexia nervosa: 91. Halmi K. Eating disorders: defining the phe-
a PET scan study. Biol Psychiatry. 1995;37: notype and reinventing the treatment. Am J
161-9. Psychiatry. 1999;156:1673-5.
78. Krieg JC, Holthoff V, Schreiber W, et al. 92. Diusmore W, Buchanan K,Adam C. Gastroin-
Glucose metabolism in the caudate nuclei of patients testinal hormones in anorexia nervosa. J Psychia-
with eating disorders, measured by PET. Eur Arch tric Res. 1985;19:207-13.
Psychiatry Clinical Neuroscience. 1991;240: 93. Yager J. Weight perspectives: contemporary cha-
331-3. llenges in obesity and eating disorders. Am J
79. Herholz K, Krieg JC, Emrich HM, et al. Psychiatry. 2000:157:851-3.
Regional cerebral glucose metabolism in anorexia 94. Eplin W, Pierce W. Activity anorexia: theory,
nervosa measured by positron emission tomography. research, treatment. Hillsdale: Lawrence Erl-
Biol Psychiatry. 1987;22:43-51. baum; 1996.
80. Mira M, Stewart PM, Vizzarrel J, Abraham 95. Treasure JL, Owen JB. Intriguing links betwe-
S. Biochemical abnormalities in anorexia nervo- en animal behaviour and anorexia nervosa. Int
sa and bulimia. Ann Clin Biochem. 1987;24: J Eat Disord. 1997;21:307-11.
29-35. 96. Exner C, Hebebrand J, Remschmidt H, et
81. Nestel PJ. Cholesterol metabolism in anorexia al. Leptin supresses semi-starvation induced hype-
nervosa and hypercholesterolemia. J Clin Endo- ractivity in rats: implications for anorexia nervo-
crinol Metab. 1974;38:325-8. sa. Med Psychiatry. 2000;5:476-81.
82. Fairburn CG, Cooper Z, Doll HA, et al. Risk 97. Stice A. Risk and maintenance factors for eating
factors for anorexia nervosa. Arch Gen Psych. pathology: a meta-analytic review. Psychol Bull.
1999;56:468-76. 2002;128:825-48.
83. Holland AJ, Sicotte N, Treasure J. Anorexia 98. Bulik CM,Tozzi F,Anderson Ch, et al. Rela-
nervosa: evidence for a genetic basis. J Psycho- ción entre los trastornos de la conducta alimenta-
som Res. 1988;32:561-71. ria y diversas variantes del perfeccionismo. Am J
84. Weiner H. The physiology of the eating disor- Psychiatry (ed esp). 2003;6:318-20.
ders. Int J Eat Disord. 1985;4:347-88. 99. Williams CG. Comparison of eating disorders
85. Kearfott Hill KS, Hill DB. The biological subs- and other dietary weight groups on measures of
trate of eating disorders. Curr Opin Psychiatry. perceived control, assertiveness, self-steem and
1997;10:296-9. self-directed hostility. Int J Eat Disord. 1983;14:
86. Chowdhury U, Gordon I, Lask B, et al. Early 27-32.
onset anorexia nervosa: is there evidence of lim- 100. Ghaderi A, Scott B. Prevalence, incidence and
bic system imbalance? Int J Eat Disord. 2003;33: prospective risk factors for eating disorders. Acta
388-95. Psychiatr Scand. 2001;104:122-30.
87. Goodwin GM, Fairburn CG, Cowem PJ. The 101. Brunch H. The golden cage: the enigma of ano-
effects of dieting and weight loss on neuroendo- rexia nervosa. Cambridge: Harvard Univer-
crine responses to tryptophan, clonidine and apo- sity Press; 1978.

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


98 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

102. Pope HG, Hudson JI. Are eating disorders asso- 119. Garner DM, Olmsted MP, Polivy J. Develop-
ciated with borderline personality disorder? A cri- ment and validation of a multidimensional inven-
tical review. Int J Eat Disord. 1988;5:589-99. tory for anorexia nervosa and bulimia. Int J Eat
103. Tanofsky-Kraff M,Wilfley DE, Spurrell E. Im- Disord. 1983;2:15-34.
pact of interpersonal and ego-related stress on res- 120. Keel PK, Mayers A, Harnden-Fisher JA. Impor-
trained eaters. Int J Eat Disord. 2000;27:411-8. tance of size in defining binge eating episodes in
104. Orbach S. Considerations in anorexia nervosa. bulimia nervosa. Int J Eat Disord. 2001;29:294-
A feminist perspective. En: Emmett S, Brun- 301.
ner W. Theory and treatment of anorexia nervo- 121. Bullik CM, Sullivan PE, Kendler KS. An empi-
sa and bulimia. New York: Mazel; 1985. rical study of the classification of eating disorders.
105. Hepp U, Milos G. Gender identity disorder Am J Psychiatry. 2000;157:886-95.
and eating disorders. Int J Eat Disord. 2002;2: 122. Nielsen S, Palmer R. Diagnosing eating disor-
473-8. der—AN, BN and the others. Acta Psychiatr
106. Hepp U, Spindler A, Milos G. Eating disor- Scand. 2003;108:161-2.
der symptomatology and gender role orientation. 123. Keel PK. Validity of categorial distinctions for
Int J Eat Disord. 2005;37:227-33. eating disorders. From disorders to symptoms.
107. Giddins A. Sociología. Madrid: Alianza Edi- En: Mai M, Halmi K, López-Ibor JJ, Sar-
torial; 1998. torius N, editores. Evidence and experien-
108. Garner DM, Garfinkel PE. Sociocultural fac- ce in psychiatry. WPA. Chischester: Wiley;
tors in the development of anorexia nervosa. 2003.
Psychol Med. 1980;10:647-56. 124. Williamson DA, Glaver DH, Stewart TM.
109. Davis C, Kennedy S, Ravelski E, Dionne M. Categorial versus dimensional models of eating
The role of physical activity in the development disorders: an examination of the evidence. Int J
and maintenance of eating disorders. Psycholo- Eat Disord. 2005;37:1-10.
gical Med. 1994;24:957-67. 125. CIE-10. Trastornos mentales y del comportamien-
110. Sundgot-Borgen J. Eating disorders in female to. Madrid: Meditor; 1992.
athletes. Sports Medicine. 1994;17:176-88. 126. DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de
111. Smolak L, Murnen SK, Ruble AE. Female los trastornos mentales. Barcelona: Masson; 1995.
athletes and eating problems: a meta-analysis. 127. De Vile CJ, Sufraz R, Lask BD, Stanhope
Int J Eat Disord. 2000;27:371-80. R. Occult intracranial tumours masquerading as
112. Devereux G. Ensayos de etnopsiquiatría gene- early onset anorexia nervosa. Brit Med J. 1995;
ral. Barcelona: Barral; 1973. 311:1359-60.
113. Devereux G. Ethnopsychoanalysis: psychoanaly- 128. Goldney RD. Craniopharyngioma simulating
sis and anthropology, complementary frames and anorexia nervosa. J Nerv Ment Dis. 1978;166:
reference. Berkeley: University of California; 135-8.
1978. 129. Climo LH. Anorexia nervosa associated with
114. Gordon RA. Anorexia y bulimia. Barcelona: hypothalamic tumour: the search for clinical-patho-
Ariel; 1994. logical correlations. Psychiatric J University
115. Boskind-Lodahl M. Cinderella's step sisters: a Ottawa. 1982;7:20-5.
feminist perspective on anorexia nervosa and buli- 130. De la Serna de Pedro I. Craneofaringioma y
mia. J Women Culture Soc. 1976;2:342-56. trastorno de la conducta alimentaria: a propósito
116. Wade RD, Bulick CM, Kendler KS. Relia- de dos casos. Acta Esp Psiquiatr. 2001;29(2):
bility of lifetime history of bulimia nervosa. Com- 139-41.
parison with major depression. Br J Psychiatry. 131. American Psychiatric Association.Practice gui-
2000;177:72-6. deline for the treatment of patients with eating
117. Slade PD. Anorexia behaviour scale. Br J disorders. Am J Psychiatry. 2000;157 Suppl
Psychiatry. 1973;122:83-5. 1:1-39.
118. Garner DM, Garfinkel PE. The eating attitu- 132. Marcus M, Levine M. Eating disorder treat-
des test: an index of the symptoms of anorexia ment: an update. Curr Opin Psychiatry. 1998;1:
nervosa. Psychol Med. 1979;9:272-9. 159-63.

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


Anorexia nerviosa 99

133. Beaumont PJ, Russell JD, Touyz SW. Treat- 147. Piran N, Langdon J. Evaluation of a day hos-
ment of anorexia nervosa. Lancet. 1993;341: pital program for eating disorders. Int J Eat Disord.
1635-40. 1989;8:523-32.
134. Ramsay E, Ward A, Treasure J, Russell GF. 148. Herzog DB, Keller MB, Lavori PW. Outco-
Compulsory treatment in anorexia nervosa. Br J me in anorexia nervosa and bulimia nervosa: a
Psychiatry. 1999;175:147-53. review of the literature. J Nerv Ment Dis. 1988;
135. De la Serna I, Moreno U,Viñas R. Estudio 176:131-4.
clínico de 53 mujeres con anorexia nerviosa. En: 149. Hsu LKG. Outcome of anorexia nervosa. Arch
Díaz JF, Vázquez JL, editores. Madrid: Arán; Gen Psychiatry. 1980;37:1041-6.
1990. p. 184-92. 150. Russell G. The current treatment of anorexia ner-
136. Kennedy SH, Goldbloom DS. Current pers- vosa. Brit J Psychiatry. 1981;138:164-6.
pectives on drug therapies for anorexia nervosa and 151. Steiner H, Mazer C, Litt IF. Compliance and
bulimia nervosa. Drugs. 1991;41:367-71 outcome in anorexia nervosa. West J Med.
137. Goldfain JA, Devlin MJ, Spitzer RL. Treat- 1990;153:133-9.
ment in anorexia nervosa. Am J Psychiatry. 152. Sullivan PF. Mortality in anorexia nervosa. Am
2000:157:1051-6. J Psychiatry. 1995;152:1073-4.
138. Fairburn CG, Cooper Z, Shafran R. Cogni- 153. Moeller-Madsen S, Nystrup S. Mortality
tive behaviour therapy for eating disorders: a «trans- in anorexia nervosa in Denmark during period
diagnostic» theory and treatment. Behav Res 1970-1987. Acta Psiquiatr Scand. 1996;94:
Ther. 2003;41:509-28. 454- 9.
139. Russell G, Szmukler G, Dare C, Eisler I. An 154. Nielsen S. Epidemiology and mortality of eating
evaluation of family therapy in anorexia nervo- disorders. Psychiatr Clin North Am. 2001;24:
sa. Arch Gen Psychiatry. 1987;44:1074- 201-14.
56. 155. Ratmasuriya R, Eisler I, Smukler G, Russel
140. Le Grange D. La terapia de familia de Mauds- G. Anorexia nervosa and prognostic factors after
ley en el tratamiento de la anorexia nerviosa del 20 years. Br J Psychiatry. 1991;158:495-502.
adolescente. Worl Psychiatry (ed. esp.). 2005;3: 156. Favara A, Santanostaro P. Suicidality in eating
142-6. disorders. Clinical and psychological correlates. Acta
141. Rogeberg K. Eating disorders and the family. Psychiatr Scand. 1997;95:508-14.
Experiences gathered in a parent support group. 157. Pompili M, Mancinelli I, Girardi P, et al.
Acta Psychiatr Scand. 1990;82 Suppl 361: Suicide in anorexia nervosa. A meta-analysis.
50-1. Int J Eat Disord. 2004;36:99-103.
142. Rathner G. A plea against compulsory treatment 158. Steinhausen HC. The outcome of anorexia ner-
of anorexia nervosa patients. En:Vandereycken vosa in the 20th century. Am J Psychiatry. 2002;
W, Beaumont PJV, editores. Treating eating 159:1284-93.
disorders: ethical, legal and personal issues. 159. Frank L, Lene L, Auder H. Anorexia nervosa
London: Atholone Press; 1998. p. 179-215. in young men: a cohort study. Int J Eat Disord.
143. Appelbaum PS, Rumpf T. Law, ethics and 2006;39:662-6.
psychiatry in the general hospital: civil commit- 160. Howard WT, Evans KK, Quintero-Howard
ment of the anorexic patient. Gen Hosp CH, et al. Predictors of success or failure of tran-
Psychiatry. 1998;20:225-30. sition to day hospital treatment for inpatients with
144. Tiller J, Schmidt U, Treasure J. Compulsory anorexia nervosa. Am J Psychiatry. 1999;156:
treatment for anorexia nervosa: compassion or coer- 1697-702.
cion? Br J Psychiatry. 1993;162:679-80. 161. Palmer RL. Death in anorexia nervosa. Lan-
145. Baran SA, Weltzin TE, Kaye WH. Low dis- cet. 2003;361:1490.
charge weight and outcome in anorexia nervosa. 162. Mann T, Nolen-Hoesksema S, Huang K, et
Am J Psychiatry. 1995;152:1070-2. al. Are two interventions worse than none? Joint
146. Commerford MC, Licinio J, Halmi KA. Gui- primary and secondary prevention of eating disor-
delines for discharging eating disorders in patients. ders in college females. Health Psychol. 1997;16:
Eating disorders. J Treat Prev. 1997;5:69-74. 215-25.

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com


100 La alimentación y sus perversiones: anorexia, vigorexia, bulimia y obesidad

163. Carter JC, Stewart DA, Dunne VJ, Fairburn 173. Castro J,Toro J, Lázaro L, et al. Bone mineral
CG. Primary prevention of eating disorders: might density in male adolescents with anorexia nervo-
it do more harm than good? Int J Eat Disord. sa. J Am Ac Child Adolescent Psychiatry.
1997;22: 167-72. 2002;4185:613-8.
164. Turón VJ. Prevención y tratamiento de la anore- 174. Mangweth B, Haussmann A, Walch T, et al.
xia nerviosa. En:Turón Gil VJ, editor. Trastor- Body fat perception in eating-disordered men.
no de la alimentación. Barcelona: Masson; 1997. Int J Eat Disord. 2004;35:102-8.
165. Barry A, Lipman BB. Anorexia in males. Pos- 175. Kinzl JF, Mangweth B, Traweges CM, Bie-
grad Med. 1990;87:161-5. ble W. Eating disordered behaviour in males: the
166. Andersen AE, Holman JE. Males with eating impact of adverse childhood experiences. Int J
disorders: challenges for treatment and research. Eat Disord. 1997;22:131-8.
Psychopharmacol Bull. 1997;33(3):391-7. 176. Andersen AE, Mickalide AD. Anorexia ner-
167. De la Serna de Pedro I. Trastornos de la con- vosa in males: an under-diagnosed disorder. Psycho-
ducta alimentaria en el varón: etiología y rasgos somatic Med. 1987.
clínicos. Psiquis. 2001;22(4):177-82. 177. Burns T, Crisp AH. Outcome of anorexia ner-
168. Lindblad F, Lindberg L, Hjern A. Anorexia vosa in males. Brit J Psychiatry. 1984;145:319-
nervosa in young men: a cohort study. Int J Eat 25.
Disord. 2006;39:662-6. 178. Herzog DB, Norman DK, Gordon C, Per-
169. De la Serna I, Moreno I, Viñas R. Estudio pose M. Sexual conflict and eating disorders in
comparativo de la anorexia nerviosa entre un grupo 27 males. Am J Psychiatry. 1984;141:989-
de varones y hembras. Actas Luso-Esp Neurol 90.
Psiquiatr. 1990;18(5):332-8. 179. Herzog DB, Newman KL, Yeh CCJ, Wars-
170. De la Serna de Pedro I. Trastornos de la con- haw M. Body image dissatisfaction in homose-
ducta alimentaria en el varón. En: García-Camba xual and heterosexual males. J Nerv Ment
E, editor. Avances en trastornos de la conducta Dis. 1991;170:356-9.
alimentaria. Anorexia nerviosa, bulimia nerviosa 180. Meyer C, Blissett J, Oldfield C. Sexual orien-
y obesidad. Barcelona: Masson; 2001. tation and eating psychopathology: The role of
171. Yates A. Eating disorders and long-distance run- masculinity and feminity. Int J Eat Disord. 2001;
ning: the ascetic condition. Integr Psychiatry. 29:314-8.
1987;5:201-11. 181. Hepp U, Milos G, Braun-Scharm H. Gen-
172. Sharp CW, Clark SA, Dunan JR, et al. Clini- der identity disorder and anorexia nervosa in male
cal presentation of anorexia nervosa in males: 24 monozygotic twins. Int J Eat Disord. 2004;35:
new cases. Int J Eat Disord. 1994;15:125-34. 239-43.

© EdikaMed S.L. • www.edikamed.com

You might also like