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2010
Creo que todos de alguna manera tenemos un preconcepto vigente en cuanto a Jesús. De
alguna manera, para bien o para mal, la iglesia, nuestra cultura e incluso los medios
conforman nuestro paradigma de lo que es o debe ser Dios para nosotros. Leyendo “El
Jesús que nunca conocí” me di cuenta que había adoptado de manera inconsciente un
modelo de Jesús que no necesariamente se acerca a lo que debe ser bíblico, sólo es el
Jesús en el que quería creer. Creo que al crecer en una cultura que fundamentalmente se
concepto tiende a deformarse. Claro está que como pueblo cristiano también tenemos
nuestra propia cosmovisión de Cristo y muchas veces tampoco es afín con la realidad.
100% hombre y 100 % Dios pero creo que naturalmente tiendo a verlo como alguien
netamente sobrenatural. Al leer ese libro puedo ver mas claramente que Jesús se río, se
molestó, si sintió tristeza y soledad, que los apóstoles no fueron hombres especialmente
sobresalientes, sino que fueron tan solo hombres corrientes, amigos de Jesús. Al
entender esto yo puedo ver que también puedo ser amigo de Jesús, que el entiende lo
que yo siento. Particularmente creo que la manera en que uno cree que es Dios
determina la manera en la que uno se acerca a Él y esto a su vez determina lo que uno
esté dispuesto a hacer por Él y de que manera lo hará. Cuando entiendo que Jesús,
hombre y Dios, vivió lo que vivo, sintió lo que siento, puedo creer sus palabras que
desafiaban toda lógica y entender y vivir que es lo que el quería que yo viva ahora.
Entender lo que Cristo quiere para mi ahora y vivirlo, son cosas distintas. Sólo procesar