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D IAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA 9

Coordinador
F. Gómez Campderá
Servicio de Nefrología
Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid
Expertos
A. Palma
Servicio de Nefrología
Hospital Clínico. Sevilla
J.C. Ruiz San Millán
Servicio de Nefrología
Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Santander

Las técnicas de imagen son una parte importante del repertorio diagnóstico
de la enfermedad nefrourológica. Permiten una valoración morfológica, a
veces funcional, aspecto éste de gran utilidad. Las diferentes técnicas permi-
ten valorar el sistema vascular renal, el parénquima renal y el sistema excre-
tor. Básicamente existen cuatro grupos según la tecnología utilizada, que se
clasifican en técnicas radiológicas (radiografía simple de abdomen, urografía
intravenosa [UIV], pielografías ascendente y descendente, tomografía,
angiografía renal y tomografía computarizada [TC]), técnicas basadas en
ultrasonidos (ecografía bidimensional, Doppler y Doppler color), técnicas
isotópicas (gammagrafía renal) y la técnica de la resonancia magnética (RM).
Las técnicas que utilizan ultrasonidos y la resonancia magnética se conside-
ran inocuas (por lo que se pueden realizar repetidamente), mientras que
los otros dos grupos tienen algunos riesgos que es preciso conocer, deriva-
dos de la exposición a radiaciones ionizantes y de la administración de con-
trastes intravenosos (cada vez menos tóxicos). A continuación se explica
la importancia de cada una de estas técnicas para el diagnóstico de la en-
fermedad renal y de la vía urinaria, así como sus principales indicaciones
(figs. 9.1-9.4).

RADIOGRAFÍA SIMPLE DE ABDOMEN

La radiografía simple de abdomen (R x SAb) es la primera exploración a rea-


lizar en la valoración de un paciente nefrológico, por su sencillez, aunque la
mayoría de las veces deberá acompañarse de una ecografía renal. Permite
valorar la forma, tamaño y posición de los riñones, así como anomalías del
contorno que sugieran masas renales (aunque no distingue entre líquidas y

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 9.1.

Hipertensión arterial

ECOGRAFÍA

Masa Asimetría renal Riñones simétricos


suprarrenal (sospecha clínica de HTA secundaria)

TC TC helicoidal o ECO-Doppler
arteriografía renal

Normal Sospecha

Stop TC helicoidal o
arteriografía renal

Manejo del paciente con hipertensión arterial.

FIGURA 9.2.

Cólico nefrítico

Radiografía simple + ECOGRAFÍA

Normal Litiasis Litiasis Hidronefrosis


radiolúcida radiopaca
(no hidronefrosis) (no hidronefrosis) Control en 3-4 semanas

Stop Cálculo de ácido úrico Cálculo cálcico Si persiste

Tratamiento médico Tratamiento médico UIV


específico específico Valorar extracción

Manejo del paciente con cólico renal.

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

FIGURA 9.3.

Hematuria

Radiografía simple + ECOGRAFÍA

Masa renal Litiasis Normal


sólida o
dudosa
UIV
Protocolo
TC de cólico
abdominal nefrítico Normal Tumor de urotelio

Control TC abdominal

Manejo del paciente con hematuria.

FIGURA 9.4.

Insuficiencia renal

ECOGRAFÍA

Hidronefrosis Quistes Normal Riñones


múltiples pequeños e
(< 10-20) hiperecogénicos
IR obstructiva IRA prerrenal o
parenquimatosa
Poliquistosis Insuficiencia
UIV renal renal crónica
(nivel de Biopsia
obstrucción) (si se sospecha
enfermedad
glomerular)

Manejo del paciente con insuficiencia renal.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

sólidas). Permite detectar calcificaciones (litiasis, adenopatías calcificadas,


calcificaciones vasculares, etc.). También permite valorar el tamaño de la
vejiga (globo vesical). El problema fundamental es que el gas abdominal y
las heces impiden que en muchos casos aporte información concluyente con
respecto a la morfología renal.

NEFROTOMOGRAFÍA

En la actualidad está prácticamente en desuso. Se utilizaba para una mejor


visualización de los riñones en los casos de superposición de gas o heces. No
tiene ninguna indicación siempre que sea posible realizar una ecografía.

ECOGRAFÍA RENAL Y PÉLVICA

ECOGRAFÍA BIDIMENSIONAL

Junto a la R x SAb es el método de elección para la valoración morfológica


renal. Es inocua, fácil de realizar y permite una valoración detallada de los
riñones. Distingue entre masas sólidas (tumores) y líquidas (quistes). Permite
valorar la estructura del parénquima renal y sugerir la existencia de esclero-
sis, depósitos de cristales, calcificaciones, etc. La valoración del tamaño y
ecoestructura renal permiten en la mayoría de los casos diferenciar de forma
definitiva la insuficiencia renal aguda y crónica. Posibilita el diagnóstico de
uropatía obstructiva, de su causa en la mayoría de los casos y de su
cronicidad (y pronóstico). No debe olvidarse que en caso de tumores que
infiltren el retroperitoneo puede haber uropatía obstructiva sin dilatación de
la vía. Permite detectar litiasis radiotransparentes (por tanto es superior a la
R x SAb), sin embargo, los cálculos de la zona media del uréter son difíciles
de observar (por el gas intestinal) y se aprecian mejor en la R x SAb (siempre
que contengan calcio). Además de su utilidad diagnóstica, es casi imprescin-
dible para realizar procedimientos invasivos renales (biopsia renal
percutánea, nefrostomía, drenaje de abscesos, etc.) ya que facilita la locali-
zación del riñón y reduce considerablemente los riesgos (también puede uti-
lizarse la TC).

DOPPLER Y DOPPLER COLOR

La ecografía Doppler permite una valoración no invasiva del flujo sanguíneo


tanto de los vasos renales principales como de los pequeños vasos intra-

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

parenquimatosos. Es, por tanto, de gran importancia en la valoración de la


patología vascular renal. En todo paciente con sospecha de hipertensión
vasculorrenal se debe hacer una ecografía-Doppler de los vasos renales. Un
flujo sistólico muy elevado (en la zona teórica de la estenosis) junto con
un flujo de baja resistencia distalmente sugiere una estenosis significativa de
la arteria renal, que se debería confirmar por arteriografía renal (sin embar-
go, una exploración normal no descarta la patología con seguridad por lo
que si existe sospecha clínica deberá realizarse un estudio angiográfico). Tam-
bién permite detectar trombosis de la vena renal. El Doppler color facilita con-
siderablemente la localización de los vasos y su abordaje para la colocación
del foco ultrasónico. Puede también detectar zonas avasculares en el
parénquima que sugieran infartos.

UROGRAFÍA INTRAVENOSA

La UIV aporta información morfológica renal y también funcional (y por ello,


es útil en los casos de insuficiencia renal aguda). Hoy en día es una técnica
de segundo orden tras la R x SAb y la ecografía dados sus riesgos potencia-
les (nefrotoxicidad del contraste y riesgo de reacciones alérgicas). Permite
valorar la morfología renal de toda la vía urinaria incluyendo cálices, pelvis,
uréter y vejiga (antes y después de la micción). Es de gran utilidad en la va-
loración de masas renales, malformaciones, defectos de repleción en la vía
urinaria (tumores de urotelio, cálculos, compresiones extrínsecas, etc.) y en
la uropatía obstructiva, en la que puede definir con bastante precisión el ni-
vel de obstrucción. Sin embargo, técnicas más inocuas (ecografía) o más
precisas (TC) han restringido su uso considerablemente en los últimos años.
Su utilidad en el diagnóstico de la hipertensión arterial vasculorrenal es prác-
ticamente nula (pielografía minutada).

PIELOGRAFÍA ASCENDENTE Y PERCUTÁNEA

Consiste en la opacificación del sistema excretor renal con la introducción de


contraste de forma retrógrada (por cistoscopia y cateterización del uréter:
pielografía ascendente) o anterógrada (por punción con aguja de la vía uri-
naria superior). Está indicada en casos de obstrucción o sospecha de tumor
urotelial cuando no sea posible hacer una UIV (o cuando exista una vía pre-
viamente colocada, como una nefrostomía).
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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA

TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA CONVENCIONAL


Permite una valoración muy detallada de la anatomía renal y de las estruc-
turas adyacentes. Además, la administración de contraste intravenoso hace
posible diferenciar la corteza de la médula e identificar los vasos renales. Es
la técnica de elección en el estudio de masas renales y suprarrenales así como
de la patología retroperitoneal en general. Permite diferenciar la grasa de
otras estructuras por lo que es virtualmente diagnóstica del angiomiolipoma
renal. También es obligada en la valoración de los traumatismos renales siem-
pre que la ecografía y/o la UIV no sean normales. La movilidad de los riño-
nes con los movimientos respiratorios es un inconveniente de esta técnica, ya
que hace difícil la valoración de las pequeñas masas renales y de los vasos.
TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA HELICOIDAL

Esta técnica tiene la ventaja de que realiza un gran número de cortes


tomográficos en un corto espacio de tiempo (menos de 2 minutos) lo que evita
el problema de los movimientos respiratorios. Además, permite realizar re-
construcciones tridimensionales de considerable calidad. Es de gran utilidad
en el estudio de masas renales de pequeño tamaño así como de los vasos
sanguíneos (angiografía por TC) por lo que se considera la técnica de elec-
ción cuando se sospecha enfermedad vascular renal.

ANGIOGRAFÍA RENAL

ANGIOGRAFÍA CONVENCIONAL

Consiste en la opacificación de las arterias renales por inyección directa de


contraste dentro del vaso (punción arterial) y secundariamente de las venas
renales (fase venosa). Con ello se obtiene una valoración precisa del núme-
ro de arterias y de su distribución, así como de la existencia de estenosis,
obstrucción completa (trombosis) o dilatación (aneurismas). Además permi-
te en muchos casos una actuación directa sobre la enfermedad vascular (ra-
diología vascular intervencionista) mediante la angioplastia con balón, colo-
cación de stents, etc.

ANGIOGRAFÍA DIGITAL

Se obtiene una imagen procesada por ordenador tras la sustracción de la


imagen original (antes de la inyección del contraste) para mejorar su calidad.

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

Diseñada para obtener imágenes tras la inyección de contraste intravenoso


(de ahí el nombre de DIVAS) no es muy útil para la visualización de las arte-
rias renales y en muchos casos es necesaria la inyección intrarterial, aunque
requiere menor cantidad de contraste que la técnica convencional.

RESONANCIA MAGNÉTICA

Permite obtener imágenes de gran detalle anatómico en los planos transversal


sagital y coronal, sin riesgo para el paciente. Las indicaciones son práctica-
mente las mismas que las de la TC con la ventaja de poder efectuar los estu-
dios sin administrar contraste.

DIAGNÓSTICO POR IMAGEN MEDIANTE ISÓTOPOS

La medicina nuclear puede aportar información muy útil en el estudio renal.


Se dispone de exploraciones que permiten obtener imágenes estáticas de los
riñones (gammagrafías), mientras otras son auténticas pruebas funcionales
cuyo valor fundamental consiste en la capacidad de investigar la función de
cada riñón por separado.

RADIOFÁRMACOS

Los trazadores utilizados suelen marcarse con dos isótopos, el I131 y el Tc99m.
El I131 se utiliza más que el Tc99m dada su mayor vida media (8 días frente a
6 horas) y mayor emisión de partículas beta. El I123 es una alternativa al I131
pero es más caro. Los trazadores marcados con estos isótopos se eliminan por
filtración glomerular, por secreción tubular y por captación parenquimatosa
y posterior excreción. Su utilidad va a depender, en gran manera, de este
comportamiento (tabla 9.1).

Ácido dietilen-triamino-pentacético marcado con Tc99m (DTPA). Se elimina to-


talmente por el glomérulo, por lo que su aclaramiento se utiliza para medir
la filtración glomerular obteniéndose un valor ligeramente inferior al aclara-
miento de inulina. Su extracción renal (20% de la cantidad en sangre arterial)
no es todo lo buena que sería de desear y ocasiona algún fondo cuando se
pretenden obtener imágenes.

Ortoyodohipurato sódico (OIH). Se elimina por secreción tubular en un 80%


y el resto por filtración glomerular. En un 80% es extraído de la sangre arterial
en un solo paso por el riñón, por lo que es útil para medir el flujo plasmático

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

TABLA 9.1. CARACTERÍSTICAS DE LOS RADIOFÁRMACOS

Extracción
Fármacos renal Eliminación Imágenes

OIH-I131
80 % Secreción ++
tubular

DTPA-Tc99m 20 % Filtración +++


glomerular

MAG3-Tc99m 65 % Secreción +++


tubular

renal. El marcado con I131 no es muy bueno para obtener imágenes renales.
El OIH-I123 proporciona imágenes mucho mejores por tener emisiones de ra-
diación gamma óptimas para su detección.

Mercaptoacetiltriglicina-Tc 99m (MAG3). Se elimina exclusivamente por secre-


ción tubular, tiene una alta extracción renal (aunque no tanto como el OIH)
y una adecuada emisión de rayos gamma. Por todo ello es un excelente radio-
fármaco.

Dimercaptosuccinato-Tc99m (DMSA). Tras su inyección se une rápidamente y ca-


si en su totalidad a proteínas, por lo que solamente en un 5% se filtra por el
glomérulo. Su eliminación se produce por captación por las células tubulares
proximales donde se acumula y de donde es eliminado por la orina muy len-
tamente. Por ello, es muy útil para estudios morfológicos renales. Su lenta
eliminación no permite valorar el sistema excretor renal. El glucoheptanato
(GHA) tiene características similares, pero es mucho menos utilizado.

ESTUDIOS MORFOLÓGICOS (GAMMAGRAFÍA)

La gammagrafía renal permite obtener una imagen estática de los riñones y


por ello para su realización se utiliza preferentemente un radiofármaco, como
el DMSA, que una vez fijado por el parénquima, permanece allí largo tiem-
po. El DMSA es captado por las células tubulares, de ahí que la imagen ob-
tenida no aporte solamente información morfológica, sino también sobre la
masa renal funcionante.

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

Las indicaciones de la gammagrafía renal son (tabla 9.2): anomalías morfo-


lógicas, trastornos del riego sanguíneo y lesiones estructurales con pérdida
del parénquima renal normal. En cuanto al estudio morfológico, la gamma-
grafía ha sido mejorada por la ecografía y otras técnicas radiográficas. Sin
embargo, sigue siendo una buena exploración complementaria. En el trom-
boembolismo renal se observan defectos focales en la distribución del
trazador que pueden modificarse posteriormente con el tratamiento. La
isquemia de una zona renal por trastorno vascular (sobre todo estenosis) cau-
sante de hipertensión se manifiesta también por un área de menor captación/
menor función, que una arteriografía podrá diagnosticar definitivamente. En
este caso, una gammagrafía con otro radiofármaco, el DTPA, dará un defecto
de captación inicial, con un aumento posterior por el retraso local en el tiempo
de tránsito renal. La gammagrafía con DMSA es muy útil para la identifica-
ción de cicatrices secundarias a pielonefritis o a nefropatía por reflujo vésico-
ureteral y permite estudiar muy adecuadamente su evolución. También en
pielonefritis aguda puede mostrar defectos correspondientes a zonas de
nefritis aguda que desaparecen tras la curación. Por último, en casos de duda
entre nefrectomía total o parcial debido a uropatías obstructivas u otras en-
fermedades, la gammagrafía, al detectar áreas de parénquima funcionante,
facilita la toma de decisiones.

ESTUDIOS DINÁMICOS

El test por excelencia es el nefrograma o renograma isotópico, que es la curva


resultante de la radiactividad emitida por el trazador a su paso por el riñón
en función del tiempo empleado en este paso (curva tiempo-actividad). La

TABLA 9.2. INDICACIONES DE LA GAMMAGRAFÍA RENAL

Anomalías morfológicas
Quistes
Anomalías congénitas: ectopias, riñón en herradura, etc.

Trastornos del riesgo sanguíneo


Tromboembolismo renal
Hipertensión por isquemia local

Lesiones estructurales
Traumatismos
Pielonefritis/reflujo vesicoureteral
Ayuda a la cirugía

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

curva tiene tres fases. Una inicial, de ascenso rápido, correspondiente a la


llegada del trazador al riñón y dependiente, por tanto, del flujo sanguíneo
renal. La segunda, llamada de secreción, es una curva ascendente en pen-
diente y que representa la llegada de más trazador y su paso por el filtro
glomerular o de las células tubulares hacia la luz tubular. Esta fase termina
en un pico, que aparece por lo general antes de los cinco minutos, que es el
momento en que la cantidad de radiofármaco que abandona el riñón es
mayor que la que le llega desde la sangre. La tercera fase del nefrograma es
una pendiente descendente, denominada pendiente de excreción. El tiempo
total del estudio es de 20 minutos, al final de los cuales la pendiente de ex-
creción debe haber llegado casi al valor cero. Los radiofármacos utilizados
son el OIH, el MAG3 y el DTPA. El estudio se complementa con la imagen
renal, obtenida con gammacámara; imagen que será más nítida con los com-
puestos marcados con Tc, dada la mayor facilidad de este isótopo para la de-
tección externa. El tiempo de tránsito renal de estos trazadores es rápido y
permite obtener, en un corto espacio de tiempo, imágenes secuenciales que
informan sobre la morfología renal, el paso del trazador por los riñones y por
las vías excretoras (renograma secuencial).

Las indicaciones del renograma isotópico son seguimiento del trasplante re-
nal, obstrucción de la vía urinaria, hipertensión vasculorrenal y reflujo vesi-
coureteral.

OBSTRUCCIÓN DE LAS VÍAS URINARIAS

En la obstrucción alta del flujo urinario la medicina nuclear, aunque supera-


da por la ecografía, la UIV y la TC, puede aportar una valiosa información
evitando el uso de contrastes radiográficos. El renograma permite obtener
datos diferenciados para cada riñón del flujo urinario y de la función renal.
En presencia de obstrucción, aparecen en la tercera fase o pendiente de
excreción un descenso muy lento o un ascenso constante, que se prolonga
mas allá del tiempo normal de la prueba (20 min). La imagen renográfica
aporta información sobre la repercusión del proceso sobre el parénquima
renal y el aclaramiento del trazador sobre la función renal.

La utilidad del renograma, y sobre todo de la gammagrafía con DMSA, para


decidir entre nefrectomía total o intervención quirúrgica correctora ya se
comentó.

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

La duda entre dilatación con o sin obstrucción puede resolverse mediante el


recurso a la medicina nuclear. En casos de hidronefrosis poscirugía y en la
hidronefrosis congénita, puede observarse una dilatación sin obstrucción. El
renograma con diuréticos permite un diagnóstico diferencial siempre que la
función renal sea normal: se inyectan 0,5 mg/kg de peso de furosemida 20-
30 minutos después de la inyección del trazador (DTPA, OIH o MAG3). En
caso de dilatación con obstrucción persistirá la radiactividad proximal a la
obstrucción y la 3ª fase del nefrograma será una pendiente no descendente.
En caso de dilatación sin obstrucción se produce un «lavado» inmediato con
un descenso brusco de la curva nefrográfica (fig 9.5). Los factores principa-
les que alteran la prueba dando imágenes falsas o de difícil interpretación son
insuficiencia renal, escasa hidratación del paciente, excesiva dilatación del
sistema pieloureteral con más de 70 ml de contenido, vejiga llena y reflujo
vesicoureteral.

INSUFICIENCIA RENAL AGUDA

Son escasas las indicaciones en estos casos. Los casos más frecuentes de
necrosis tubular aguda reconocen en su patogenia un mecanismo isquémico,
además de obstrucción tubular y reabsorción tubular pasiva. El renograma
secuencial con DTPA muestra una buena perfusión renal, pero la imagen

FIGURA 9.5.

Furosemida

RD
RI

Hidronefrosis bilateral. Renograma con diurético (MAG3).

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

desaparece rápidamente, en uno o dos minutos, porque el escaso radiofár-


maco filtrado se escapa inmediatamente de la luz tubular. El estudio con OIH
o MAG3, al tratarse de agentes tubulares, permite apreciar una captación
progresiva del trazador sin excreción, por lo tanto una imagen más contras-
tada y sin evidencia de sistema excretor.

En la obstrucción aguda de la arteria renal, antes de cualquier revasculari-


zación que se inicie en 48 horas, se observa una ausencia absoluta de per-
fusión. El DTPA y el MAG3 son los radiofármacos más utilizados. En el caso
de un trasplante renal oligúrico, es una prueba frecuentemente indicada en
las primeras horas para confirmar una buena perfusión del injerto.

HIPERTENSIÓN VASCULORRENAL

Se trata de una de las indicaciones fundamentales de la medicina nuclear en


nefrología. Las exploraciones utilizadas se basan en la fisiopatología de la
enfermedad. En la estenosis de la arteria renal, se constata disminución del
flujo renal del lado estenosado y el filtrado glomerular estable gracias a la
acción vasoconstrictora de la angiotensina II (AII) sobre la arteriola eferente.
El trazador utilizado clásicamente, el OIH, se asocia a una curva del nefro-
grama generalmente de menor altura que la contralateral; el pico final de la
fase secretora se retrasa respecto al lado sano. La imagen renográfica mejora
la interpretación al mostrar una menor captación inicial en el lado estenosado,
con un tránsito intraparenquimatoso y una excreción del trazador más lenta
debido a un aumento de la reabsorción tubular de agua y sodio, pero no del
OIH. Esto se traduce en una imagen renográfica menos nítida al inicio (pri-
meros 5 minutos) en comparación con la contralateral y más visible posterior-
mente (15 a 20 minutos). El estado de hidratación del paciente, la existencia
de enfermedad renal parenquimatosa, de ptosis renal o de obstrucción urina-
ria, influyen mucho en los resultados de la exploración y son frecuentes los fal-
sos positivos.

Para mejorar los resultados se introdujo el test del captoprilo, que tiene una
especificidad y una sensibilidad cercanas al 90%. Los inhibidores de la en-
zima de conversión de la angiotensina (IECA) dilatan la arteriola eferente y,
en consecuencia, en el riñón con estenosis de la arteria renal se produce un
descenso súbito de la filtración glomerular casi inapreciable. La prueba re-
quiere un nefrograma basal, tras el cual, pasada una hora, se administran 25-

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

50 mg de captopril por vía oral; a los 30 minutos, se repite la inyección de


trazador y de un nuevo renograma. La imagen renográfica secuencial, obte-
nida simultáneamente, muestra imágenes diferentes según el trazador utiliza-
do. En el caso del DTPA, al ser un agente de eliminación glomerular, el
renograma tras captopril muestra un claro descenso en la captación del
trazador, e incluso una ausencia total por caída del filtrado glomerular a casi
cero ml/min. Cuando se utiliza un agente de eliminación tubular, como el OIH
o el MAG3, ocurre lo contrario, es decir, una acumulación progresiva del
trazador que coincide con una imagen renal más nítida. Las curvas tiempo-
actividad (nefrograma) son similares en todos los casos. Tras el IECA mues-
tran una menor captación del isótopo, con retraso en el tránsito renal mani-
festado por una menor altura de la curva, un retraso de más de 10-11 minu-
tos en el pico final de la fase de secreción y una fase excretora horizontal o
poco descendente. Con el DTPA la curva sólo muestra la llegada del trazador
al riñón y, posiblemente, una ausencia posterior de captación. La asimetría
de la curva con respecto a la del riñón normal debe ser evidente (fig. 9.6).

El renograma tras captopril con renograma secuencial no es una prueba de


rutina en la hipertensión arterial. Se reserva para aquellos casos que cumplan
criterios clínicos sospechosos de hipertensión vasculorrenal (HVR) (fig. 9.7).

REFLUJO VESICOURETERAL

La medicina nuclear puede ayudar en el estudio del reflujo vesicoureteral en


niños. La exploración se realiza de dos formas. La cistografía directa o retró-

FIGURA 9.6.

Basal Tras captopril

RD
RI

Estenosis de arteria renal derecha. Renograma tras captopril (MAG3).


RD: riñón derecho; RI: riñón izquierdo.

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NORMAS DE ACTUACIÓN CLÍNICA EN NEFROLOGÍA

FIGURA 9.7. ESTENOSIS DE A

Sospecha de HVR

Función renal alterada

Sí No

Arteriografía Renograma/renografía tras IECA

Negativo Positivo

Tratamiento médico Arteriografía

Estenosis

No Sí

Tratamiento médico Angioplastia/cirugía


Algoritmo diagnóstico y terapéutico en caso de hipertensión vasculorrenal

grada requiere la cateterización vesical e introducción del radiofármaco. Es


un buen método para detectar el reflujo al mismo tiempo que informa sobre
la función vesical. Tiene la ventaja de necesitar menos radiación que la
cistografía convencional y está indicada en niños menores de 3-4 años.

La cistografía isotópica indirecta es una técnica menos invasiva, sólo requiere


la inyección intravenosa del radiofármaco y la realización posterior de un
renograma coincidiendo con la micción y unos minutos después. En caso de
reflujo se observarán picos de actividad, que coinciden con la existencia de
reflujo que puede llegar al área renal. Los trazadores utilizados son el DTPA
y el MAG3.

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DIAGNÓSTICO POR IMAGEN EN NEFROLOGÍA

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