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La República Dominicana es un país en vías de desarrollo de ingreso medio, dependiendo,


principalmente, de la agricultura, comercio, servicios y, especialmente, turismo. Aunque el sector
servicios ha sobrepasado a la agricultura como el principal proveedor de empleos (debido, sobre todo, al
auge y crecimiento del turismo y las Zonas Francas), la agricultura todavía se mantiene como el sector
más importante en términos de consumo doméstico y está en segundo lugar (detrás de la minería) en
términos de exportación. El turismo aporta más de US$ 3.000 millones al año. Zonas Francas y turismo
son los sectores de mayor crecimiento. Remesas de dominicanos viviendo en los Estados Unidos se
estiman en unos US$ 2.000 millones por año. La República Dominicana es la novena economía más
grande de América Latina después de Brasil, México, Argentina, Venezuela, Colombia, Chile, Perú y
Ecuador.

Luego de la recesión económica durante la segunda mitad de los 80 y principios de los 90, durante la cual
el PIB se contrajo un 5 % y la inflación alcanzó un 100%, la República Dominicana entró en un período
de crecimiento moderado y disminuyente inflación hasta 2002, luego del cual, la economía entró en
recesión. El PIB se contrajo un 1% en 2003, mientras la inflación se disparó por encima del 27%. A pesar
de un creciente déficit comercial, el turismo y las remesas han ayudado a obtener reservas en moneda
extranjera. En la actualidad, las remesas provenientes de EUA, Europa y otros países, constituyen parte de
la economía nacional.

Según el Informe Nacional de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo,
PNUD, República Dominicana 2005,[1]establece que este país se ha insertado en la economía mundial de
manera social y políticamente excluyente, conociendo tasas de crecimiento económico promedio anual en
los últimos años por encima del 5%. Sin embargo, el carácter excluyente del modelo económico que se ha
impuesto, no ha revertido este crecimiento al bienestar de la población. Ante el contrario, señala el
Informe, República Dominicana, al año 2002 era el país número 13 (de un total de 177 en el mundo) que
menos había aprovechado para mejorar el posicionamiento en el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Con esto se puede hablar de un fracaso de las élites políticas de los últimos 50 años en conducir a su
población a estadios de bienestar y seguridad. Por igual, el Informe deja claramente establecido, que el
problema de la economía dominicana no es de inserción en mercados, sino de estrategias de
competitividad que debieran estar asociados al bienestar de su población.

El Informe concluye diciendo que la "causa principal de la pobreza dominicana y del bajo desarrollo
humano relativo no es la falta de financiamiento y de recursos económicos, sino el escaso compromiso
con el progreso colectivo del liderazgo nacional y empresarial durante las últimas décadas y la ausencia
de un pacto social y de empoderamiento de los sectores mayoritarios de la sociedad dominicana". En
diciembre de 1996, el entonces entrante presidente Leonel Fernández, presentó un paquete de reformas -
incluyendo la devaluación del peso, reducción en las tarifas de importación e incremento en el precio de
los combustibles - en un intento de crear una economía orientada al mercado que pueda competir
internacionalmente.

Entre 2000 y 2004, el gobierno de Hipólito Mejía, introdujo cambios que impactaron a la economía
dominicana. Relegación de reformas que estaban en curso, desaceleración de la oferta exportable (algo
que ya había comenzado en el anterior gobierno de Fernández), y sobre todo, la crisis cambiaria y
bancaria (el tercer banco y grupo financiero del país: el BANINTER; y dos grupos financieros bancos
más, conocieron una quiebra que ascendió a cerca del 15-20% del PIB anual), unido a la corrupción
administrativa generalizada y asociada a estas quiebras, y debido a la acentuación de la crisis del sector
eléctrico, compendian un cambio de naturaleza nunca vista en la economía dominicana. La magnitud de
la crisis hizo colapsar sectores completos de la economía, y se estima, que entre un 12 a un 15% de la
población pasó de ser pobre a muy pobre o indigente. Esto significa cerca de 2 millones de personas.

Aunque la economía ha comenzado a crecer bajo la nueva administración de Fernández que se inició en
agosto de 2004, construcción, turismo y telecomunicaciones son los sectores que están a la vanguardia.
Sin embargo, no hay que olvidar lo sostenido por el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2005 del
PNUD/RD, cuando señala que el modelo actual de turismo no constituye, a pesar de su vigor, una
propuesta sostenible, y que si el mismo "no se modifica, se agota". Por lo cual, queda como asignatura
pendiente en el país, que el liderazgo nacional discuta a fondo cuál será esa modificación que hay que
hacerle a este sector pujante de la economía dominicana.

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