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UNIVERSIDAD DE LA HABANA

MAESTRÍA DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA

TESIS DE MAESTRÍA

REPÚBLICA DOMINICANA: REPERCUSIONES DE LAS


REFORMAS DEL ESTADO EN LA SOCIEDAD CIVIL
(1978-1996)

Autora: Lic. Vilma Díaz Cabrera.


Tutora: Dra. Digna Castañeda Fuertes.

CIUDAD DE LA HABANA

2007

1
Agradecimientos

A mi familia por su apoyo espiritual y material con el que siempre


contaré.
A Digna, tutora y ejemplo personal. Por la ayuda invaluable durante
estos siete años, quisiera algún día poder retribuir todo lo que ha hecho
por mí.
A Reinaldo de la Fuente, por enseñarme el camino a seguir en esta
investigación.
A Andrés Serbín, J. Luis Acanda, Yolanda Wood y Roberto González
por entregarme las herramientas teóricas para el trabajo.
A la Srta. Miosotis Arias, quien siempre me motivó para continuar el
trabajo.
A Milagros, de la Biblioteca del Centro de Estudios de América y a la
Biblioteca de mi facultad por confiar en mi y prestarme todos los
materiales.
A mis profesores, particularmente a Reinaldo Sánchez Porro y Eurídice
González por sus consejos en la etapa final de este trabajo.
A Rita Roldán, que con mucha entrega editó y diseñó este trabajo.
A Nancy, Maria Antonio y Blanco por la grata acogida y todas sus
atenciones.
A Zayda, Lino y Gilberto por todos sus consejos.
A mis queridos gemelos, Ignacio y Gustavo por apoyarme
incondicionalmente con el amor y ternura que los caracteriza.

Muchas Gracias.

2
A mi familia

3
INDICE

INTRODUCCIÓN…………………………….………………………………….. I
CAPÍTULO I. EVOLUCIÓN ECONÓMICA, POLÍTICA Y SOCIAL DE
REPÚBLICA DOMINICANA (1966-1986)………………..…... 1
1.1 El legado histórico de la crisis del 61…………………………………… 1
1.2 El proyecto de dominación balaguerista (1966-1978) ……………..…. 12
1.3 Apertura democrática del Partido Revolucionario Dominicano (1978- 22
1986)…….……………………………………...........
1.4 Transformaciones generales del modelo de Estado dominicano
entre 1966 y 1986 35
………………………………………………………..………
CAPÍTULO II. CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO NEOLIBERAL
DOMINICANO (1987-1996) …………………………………... 68
2.1 El retorno al autoritarismo ……………………………………………….
68
2.2 Consolidación del Estado neoliberal dominicano ………. 88
2.3 Crisis del sistema político tradicional (1990-1994) …………………….. 95
CAPÍTULO III: SOCIEDAD CIVIL Y CAMBIOS POLÍTICOS EN
REPÚBLICA DOMINICANA (1982-1996). ……………………………………. 105
3.1 La organización obrera y movilización de los sectores populares:
primeras experiencias (1982-1986) ……………………………………… 105
3.2 Respuesta popular a la fragmentación sindical y las pugnas
interpartidarias (1987-1993) ……………………………………………… 119
3.3 Labor de la sociedad civil ante los cambios políticos (1994-1996).
Principales resultados. ……………………………………………………. 129
CONCLUSIONES……………………………………………………………….. 142
BIBLIOGRAFÍA GENERAL...…………………………………………………... 146
ANEXOS………………………………………………………………………….. 158

4
INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

El estudio crítico de los procesos de cambios o transiciones económicas, sociales y


políticas ocurridas en los últimos treinta años, tiene un lugar privilegiado en la
recomposición de las raíces más profundas del legado histórico de lucha de nuestros
pueblos latinoamericanos y caribeños con el objetivo de renovar nuestra memoria
histórica. Es conocido que las transformaciones globales han sido muy significativas para
las perspectivas de desarrollo del Caribe, por tener en su seno economías pequeñas,
dependientes, de poca actividad productiva y, por tanto, más vulnerables a los cambios
mundiales.

República Dominicana, país que durante siglo y medio conoció regímenes autoritarios,
logró, a partir de 1978, comenzar a construir el largo y complejo proceso democrático. El
estudio de este fenómeno despierta un interés particular por la naturaleza de los cambios
políticos, las relaciones comerciales y la articulación de la sociedad en el nuevo orden
mundial transnacionalizado. En este contexto se configuraron nuevos actores sociales que
complejizaron el escenario político dominicano. La década de los ochenta del pasado siglo
significó una dura batalla entre el autoritarismo y el orden democrático y resultó una etapa
muy difícil para todos los dominicanos.

Desde el año 1986 no se realizan en nuestro país estudios históricos sobre República
Dominicana. Con el fin de actualizar dichos estudios y contribuir al fortalecimiento del
vínculo cultural de nuestros pueblos, se presenta una investigación de la realidad
económica, política y social de Quisqueya. Para realizar esta investigación histórica nos
auxiliamos de una bibliografía, que en su gran mayoría persigue objetivos políticos, en la
que encontramos diversas valoraciones de la sociedad dominicana contemporánea con
escaso argumento factual. Esto nos obliga a alertar al lector respecto a que en el cuerpo
de la tesis pudieran no estar precisados todos los hechos históricos que argumenten
ciertas afirmaciones en determinados períodos históricos. Particularmente, en lo relativo a
la evolución política y social de República Dominicana entre 1990 y 1996 no ha sido
sistematizada en una investigación histórica en nuestro país. No obstante, recurrimos a

I
INTRODUCCIÓN

discursos, periódicos y páginas en Internet para informarnos de esta transcendental etapa


en la historia contemporánea dominicana.

La tesis estudia la experiencia de lucha y transición política dominicana entre 1978 y 1996,
que nos convence de la capacidad de nuestros pueblos para readaptarse a la dinámica
mundial y regional con sus influencias positivas y negativas. La importancia de este
estudio no reside, exclusivamente, en analizar las consecuencias negativas del proceso de
globalización neoliberal, sino que también se propone identificar y valorar aquellos
mecanismos establecidos por el Estado y la sociedad civil para adaptarse a la nueva
realidad.

El estudio manifiesta la heterogeneidad estructural y la rigidez de los sistemas políticos,


evidenciadas en el retroceso a gobiernos autoritarios, lo que hace más difícil el tránsito a
la plena democracia. Con las transformaciones del capitalismo en las últimas décadas del
siglo XX y la crisis del “socialismo real” se cuestionó el paradigma socio-político según el
cual el partido, en tanto que organización central, sería el rector como grupo político-
profesional y dirigente de masas. Fue así que en la búsqueda de nuevas soluciones se
vertebraron movimientos sociales independientes de los actores tradicionales ( gremios,
partidos políticos y sindicatos), readecuándose a las nuevas relaciones existentes.
Consecuentemente, la sociedad civil pasa a protagonizar el diálogo pueblo-Estado,
llenando el vacío dejado por los partidos políticos. Un ejemplo de ello fue República
Dominicana1.

Base para esta tesis lo constituyen las problemáticas que se mencionan a continuación:

ƒ ¿Qué situación coyuntural definió el cambio de sistema político en 1978?

ƒ ¿La política económica del PRD significó estabilidad general para el país?

ƒ ¿Qué consecuencias sociales tuvo la adopción de los acuerdos con el FMI?

ƒ ¿De qué manera reaccionó el pueblo dominicano ante la nueva función del Estado?

1
En República Dominicana se difundieron las obras de Ernesto Laclau que cuestionaron no solo los supuestos del
marxismo, sino también de las ciencias sociedades occidentales. Para él, el sujeto en lo adelante será el producto de
proyectos de hegemonía y contrahegemonía, de conflictividad y consenso, en suma de tensión y lucha nunca terminadas
y no por leyes necesarias que eran fórmulas de comprensión acerca de la realidad social. Igualmente se difundieron las
ideas de Norbert Lechner quien también se interesó en la formación de los sujetos sobre la marcada relación con la
política. Para más información: Pérez, César y Leopoldo Artiles. Movimientos sociales dominicanos: identidad y
dilemas. Santo Domingo: Instituto Tecnológico de Santo Domingo, 1992.

II
INTRODUCCIÓN

ƒ ¿Qué participación tuvieron los actores sociales en la búsqueda de soluciones a la


crisis existente?

ƒ ¿Existió complementariedad entre los actores tradicionales y los nuevos actores


sociales?

ƒ ¿Existió una labor conjunta entre el Estado y la Sociedad civil para desarrollar políticas
de beneficio general a nivel nacional?

El modelo de democracia instaurado a partir de 1978 en República Dominicana proyectó


una imagen de estabilización política y económica durante la década de los ochenta, pero
en contraste a ello ocurrieron sucesivas crisis políticas y sociales. La regresión económica
de 1984 reveló la ausencia de una política estatal de carácter integral. Es por ello que
actores y grupos sociales a todos los niveles recurrieron a nuevas formas de movilización
social que les permitieron presentar en la vida pública diversas salidas a la permanente
crisis general que vivió el país.

Los objetivos de esta investigación son:

ƒ Estudiar la situación socio-política y económica en República Dominicana entre 1966 y


1996.

ƒ Precisar las características del tipo de Estado que emerge como consecuencia de las
transformaciones económicas y sociales a partir de la década de los ochenta.

ƒ Identificar los actores tradicionales y/o emergentes dentro del nuevo marco nacional.

ƒ Valorar el papel de la sociedad civil en la búsqueda de soluciones frente a la crisis


general.

ƒ Examinar y valorar las consecuencias del modelo estatal sobre la sociedad civil.

En el cuerpo de la tesis se manejan otras opiniones y se profundiza en estos y otros


conceptos para poder contraponer ideas fundamentales a la hora de valorar cualquier
fenómeno. A continuación se presentan los que consideramos imprescindibles para la
investigación.

Ciudadano:

III
INTRODUCCIÓN

Las discusiones actuales sobre la ciudadanía parten del concepto de T. H. Marshall, quien
amplió su definición convencional como parte de una comunidad política para abarcar sus
dimensiones sociales y civiles. Cada una de estas dimensiones se sustenta en un contexto
institucional: el sistema jurídico respecto a los derechos civiles, la educación respecto a lo
social y el sistema electoral y de los partidos respecto a lo político. La relación entre estas
tres esferas ha sido muy conflictiva. Para Marshall esta ciudadanía menguaría las
desigualdades causadas por la economía y, en consecuencia, interviene en las relaciones
de clase2. Podríamos afirmar que esta relación se mantendría para el Estado benefactor
keynesiano, donde los derechos sociales son institucionalizados por el Estado, que a su
vez, subordina algunas leyes del mercado a la justicia social. Pero la transición a la
hegemonía de las empresas multinacionales y globales exacerbó las tensiones
subyacentes y condujo a reorganizar los contextos institucionales que sustentaban los
derechos de la ciudadanía en sus tres dimensiones. Ello se hizo más evidente con las
políticas neoliberales para reducir y privatizar los servicios del Estado benefactor.

Dentro de los estudios dominicanos se manejan varios modelos de ciudadanía: la


ciudadanía democrática, la ciudadanía democrática radical, la ciudadanía extensa, la
ciudadanía de mercado o consumo y la ciudadanía postmoderna3, en un nuevo contexto
donde se establece que un contrato no es solo con el Estado, sino también con la
comunidad internacional, a través de la cual, puede incluso negarse a cumplir parte de su
contrato con el Estado, ya que los derechos ciudadanos trascienden el Estado Nación. Ha
existido un ensanchamiento del campo de interés ciudadano y una creciente politización
de temas que antes eran manejados exclusivamente por los partidos políticos. “Un
ciudadano es aquel cuya actuación pública y política logra balancear los intereses propios,
individuales, con los de sus grupos primarios, como la familia, y los grupos secundarios a
los que pertenecen”4. Es decir, debe ser la conjugación armónica de los intereses
individuales con los intereses de los distintos círculos de su desenvolvimiento social hasta
el Estado.

2
Yúdice, George. El recurso de la Cultura. Usos de la cultura en la era global. La Habana: Editorial Ciencias Sociales,
2006, pp. 192-195.
3
Para profundizar en este tema ver: Dotel, Olaya. “Modelos de ciudadanía: un acercamiento teórico”. En: Revista de
Estudios Sociales, volumen XXXVI, número 134. Santo Domingo: Centro Bonó, octubre-diciembre de 2003. pp. 11-30.
4
Martínez Bulté, Fernando. “¿Cómo se forma un ciudadano?”. En: Revista Temas, Cultura Ideología y Sociedad,
número 35. La Habana, octubre-diciembre de 2005, pp. 61-82.

IV
INTRODUCCIÓN

Democracia:

La teoría sobre la democracia tiene relación directa con las ideas y prácticas de la justicia
social y de la soberanía nacional. La presencia de estos dos aspectos es crucial a la hora
de evaluar el verdadero contenido democrático de los regímenes político de la región. “La
democracia es el resultado de mayores niveles de modernización y riqueza, de bienestar
generalizado, de valores culturales tolerantes y, finalmente, de la consecución de la
independencia económica respecto a los actores externos”5. Según el argumento
funcionalista de la democracia, se debe producir una correlación genérica entre
capitalismo, democracia y modernización. Sin embargo, la adopción de medidas
neoliberales han dejado el término de democracia en su aspecto formal: los procesos
electorales y las estructuras del Estado, pero este ha abandonado su función
asistencialista y las élites políticas emprenden procesos económicos devastadores para
los sectores excluidos y para la nación misma.

Estado:

El Estado, mediante el ejercicio de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) es un


medio para garantizar el bien común, como quiera que el mismo se defina en diferentes
momentos de la historia. “Es una relación fundamental de dominación de la sociedad,
refleja generalmente, no siempre de manera adecuada, el sentido de las correlaciones de
fuerzas sociales y principios dominantes y sus fundamentos estructurales de clases”6. La
construcción del modelo de Estado debe estar en correspondencia con el desarrollo
histórico de la nación, o al menos tenerlo en cuenta, en el momento de definir las
instituciones, leyes y organismos que integren el Estado. Su objetivo fundamental es la
organización económica y la estabilidad social del país. Como premisa fundamental para
América Latina y el Caribe, la estabilidad política dependerá del grado de
representatividad o no de todos los sectores políticos y sociales en el Estado y su carácter
soberano.

Estado neoliberal:

5
Marini, Ruy M. América Latina: democracia e integración. Caracas: Editorial Nueva Sociedad, 1993. p. 78.
6
González Casanova, Pablo (coordinador). “El Estado y la Política”. En: América Latina, hoy. México: Editorial Siglo
XXI, 1990. p. 64.

V
INTRODUCCIÓN

El estado neoliberal no elimina el intervencionismo estatal, sino que cambia la orientación


y los resultados del mismo. En lugar de dirigir el apoyo estatal a la construcción nacional e
incorporar por este medio los sectores nacionales o populares, el Estado se ha
reorientado, económicamente, para subsidiar y promover las actividades del conjunto de
sectores del capital y en términos políticos su acción es dirigida contra él mismo para
destruir aspectos centrales como solidaridad sociopolítica y reutilizar esa energía política a
favor de las corporaciones trasnacionales. “Hay un Estado de bienestar general para los
ricos y el capital extranjero. El resto de la población debe reducir su nivel de vida (calidad
de vida social, económica, cultural), tanto como su inclusión y participación políticas”7.

Sociedad Civil:

Como plantea el Dr. Jorge Luis Acanda: “La sociedad no es un conjunto yuxtapuesto de
cosas, sino un sistema de relaciones. Al Estado como el conjunto de estructuras e
instituciones que consolidan al poder. Al poder como principio estructurador del todo
social, y por ende no únicamente en su esencia represiva, sino también y principalmente
en su esencia productiva. Concibe al poder no solo ni esencialmente como dominación,
sino como hegemonía, como capacidad de una clase de conformar el ambiente cultural-
espiritual de la sociedad. Y a la sociedad civil no en contraposición mecánica con la
sociedad política y el Estado, sino en su relación de interpenetración con ambas,
entendiéndola como el conjunto de estructuras e instituciones que condicionan la
socialización del individuo y la producción social de sentido, esfera de existencia de la
cultura. Por lo tanto, como punto de anclaje fundamental del poder y arena por excelencia
de la lucha política”8.

La bibliografía utilizada en esta investigación ha sido diversa. Por la escasez de fuentes


históricas, el lector comprobará que los autores mencionados son mayormente sociólogos,
antropólogos y personas que ocuparon cargos políticos en el gobierno dominicano. No
obstante, se consultaron excelentes trabajos que abordan la historia dominicana y las
temáticas seleccionadas para desarrollar este estudio. Desde el punto de vista teórico
“Sociedad Civil e Integración Regional” es el título de un libro integrado por una serie de

7
Saxe-Fernández, John. Globalización: crítica a un paradigma. México: Plaza Janes, 1999. p. 330.
8
Acanda, Jorge Luís. Sociedad Civil y Hegemonía. La Habana: Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura
Cubana “Juan Marinello”, 2003.

VI
INTRODUCCIÓN

artículos que tienen como objeto central el análisis de la sociedad dentro del proceso de
integración regional desde diferentes perspectivas. Coordinado por Francis Jácome y
Andrés Serbín, el material brinda una serie de conceptos generales conformados a partir
de situaciones que han tenido lugar en países caribeños. Cada artículo aporta la
experiencia nacional mezclada con las similitudes que se pueden presentar en la región.
Es así como el ejemplo de República Dominicana se manifiesta como uno de los más
problemáticos en cuanto al análisis de temáticas sociales.

Por otra parte, para identificar diferentes tipos de actores sociales y sus posibles modos
de organización, el trabajo de Álvaro de la Ossa, “Gran Caribe: mecanismos para
profundizar la participación de los actores sociales“ es excelente por el grado de
precisión. Expone causas, avances y limitaciones dentro de un marco nacional.

“Cultura, sociedad y cooperación”, libro coordinado por Antonio Gaztambide-Geígel y


Rafael Hernández, y “Sociedad civil y Hegemonía” de Jorge Luis Acanda constituyen
referencias obligadas para cualquier trabajo que aborde estas temáticas, por la claridad
con que expresan los elementos y la audacia al tratar temas que por su actualidad aún
pueden resultar controvertidos.

Como resultado de una investigación que se dirigió a identificar las divergencias entre
Estado y Sociedad Civil desde la política pública, en el año 2001 la Universidad
Metropolitana Azcapotzalco, México, publicó el libro “Políticas Sociales y Nuevos Actores”.
La importancia de este trabajo reside en identificar a la sociedad civil como agente
económico dentro de las relaciones socio-políticas.

En el campo específico de los estudios sobre movimientos sociales9 populares en


República Dominicana se contó con los aportes pioneros de Marcos Villamán y Vanna
Ianni, que trataron de manera sistemática el problema de los movimientos sociales. En sus
trabajos ambos autores observaron la reformulación de utopías, la pluralidad de los
sentidos de la política y la emergencia de nuevos sujetos sociales del país. En el caso de
Villamán se manifiesta una característica peculiar: además de sociólogo es teólogo, y en
esta condición se identifica con la corriente de la Teología de la Liberación. De ahí la

9
En el ámbito latinoamericano se encuentra a Paulo Freire desde su punto de vista educativo y antropológico y a Pedro
Jacobi en el ámbito político. Asimismo, como fundadores en esta corriente pionera de los años ochenta y principios de
los noventa, se encuentran los estudios de Eugenio Tirón, Elizabeth Jelin, Fernando Calderón.

VII
INTRODUCCIÓN

particular penetración del elemento religioso, al cual ha dedicado estudios específicos. A


Vanna Ianni se le deben los primeros análisis socio-políticos de las coyunturas donde
surgieron los movimientos sociales urbanos, así como las valiosas investigaciones de
campo con variados aportes a la ciencia social dominicana y, a nuestro juicio, al estudio de
la cultura política dominicana.

Herederos de estos estudios en una realidad más contemporánea son César Pérez y
Leopoldo Artiles, quienes analizaron críticamente la labor de los movimientos sociales y
sus dilemas, destacando la nueva rearticulación con los partidos políticos y los sindicatos.
En 1990 identifican la existencia de una sociedad civil no consolidada. Muestran las
conexiones entre los supuestos actores exclusivamente sociales con los tradicionales del
sistema político, lo que nos ayudó a comprender que en la realidad dominicana la
sociedad civil no es otra cosa que la ciudadanía interesada no sólo en sus necesidades
particulares, sino dispuesta a la búsqueda de un sistema político más democrático.

El estudio “La cultura de la pobreza” por Jorge Cela s.j. nos alertó del nacimiento de otra
parte de la sociedad dominicana. Me refiero a los marginados que desarrollaron una
cultura de la pobreza configurada por ellos mismos en un mundo paralelo al de la ciudad.
Su mundo era el barrio popular y muchas veces no comprendieron que no existían dos
mundos, sino que el orden establecido los excluía y marginaba.

Varios historiadores latinoamericanos que se han dedicado al estudio de la realidad


dominicana, entre los cuales podemos mencionar a Pablo Mariñez, Rosario Espinal y
Wilfredo Lozano, han valorado el proceso democrático en República Dominicana con una
mirada crítica hacia el sistema institucional, las fuerzas armadas y la sociedad civil.
Particularmente los trabajos de campo de Rosario Espinal nos ayudaron a identificar
varias etapas de la sociedad civil y la manera que se fue estableciendo el diálogo con el
Estado. Pablo Mariñez y Wilfredo Lozano valoran el proceso democrático desde la óptica
de cómo el Estado ha manejado el tema de la soberanía nacional y la función de las
fuerzas armadas en el país. Todos han estudiado con profundidad los cambios
institucionales, reformas electorales y apertura democrática en determinadas coyunturas.
No contamos con un trabajo más general que abarque en su conjunto la etapa de

VIII
INTRODUCCIÓN

transición democrática con una perspectiva más amplia y que incluya la evolución del
Estado y sus incidencias hacia la sociedad civil.

Los análisis de coyuntura fueron los trabajos más difundidos que abordaron la realidad
dominicana. El Centro Bonó y la Fundación Juan Montalvo surgen en los años ochenta a
partir del esfuerzo de un grupo de intelectuales por realizar trabajos críticos sobre dicha
realidad. Fundaron la Revista de Estudios Sociales, que resultó nuestra principal fuente de
información y en la que confluyen trabajos de diversa índole y valoraciones diferentes
acerca de la situación social, económica y política. De igual manera, la Universidad
Autónoma de Santo Domingo y la Universidad Pontificia Católica y Madre de Santo
Domingo difunden resultados de investigación de campo acerca de la realidad rural y
citadina de Santiago de los Caballeros y otras provincias del país, que nos mostraron que
los cambios sociales no eran asuntos exclusivos de la capital. En este sentido se destacan
los trabajos de Pavel Isa Conde y Mercedes Contreras, que realizaron un estudio
actualizado sobre el estado de equidad en República Dominicana.

Otra institución de colosal importancia para nuestra investigación fue el Centro de


Investigación Económica para el Caribe (CIECA), que presenta estudios acerca de la
importancia de República Dominicana en el Caribe y las nuevas relaciones que se
establecen con CARICOM en 1992.

En República Dominicana los estudios vinculados a esta temática fueron productos


naturales de la propia construcción del proceso político. Los análisis marxistas de Roberto
Cassá sobre modo de producción, clases sociales y régimen político son muestra de ello.

En el rescate de las fuentes estadísticas para observar la evolución de la economía


dominicana durante todo estos años y valorar los principales rubros económicos nos
auxiliamos de los trabajos sobre Desarrollo Humano del PNUD, la UNICEF y la FAO,
entidades de la Organización de Naciones Unidas reconocidas por todos los sectores
sociales y referenciadas en diferentes trabajos de investigación. No obstante, cuando fue
necesario nos auxiliamos de otras fuentes estadísticas en temas como pobreza,
agricultura y educación, con el objetivo de lograr problematizar el fenómeno y no caer en
opiniones no consensuadas.

IX
INTRODUCCIÓN

En Cuba contamos con escasas fuentes. En este sentido solo pudimos auxiliarnos de los
estudios del historiador Haroldo Dilla y los ensayos económicos del investigador Félix
Calvo, quienes estudiaron la coyuntura política dominicana en la etapa 1982-1986.
Haroldo Dilla nos permitió realizar una primera mirada al fenómeno. Son de destacar las
numerosas fuentes periodísticas utilizadas y la acertada mirada al futuro, cuando
planteaba que en República Dominicana se empezaba el camino hacia el establecimiento
del Estado de corte neoliberal y observó las modificaciones que tuvieron los principales
partidos políticos en su seno.

Por último, debido a la actualidad del tema y la escasa bibliografía existente en el país,
realizamos una exhaustiva búsqueda en páginas de Internet, que nos brindaron
información al respecto, y consultamos, asimismo, los diarios Listín Diario, Hoy y El Caribe
en su versión electrónica.

El trabajo está estructurado en introducción, tres capítulos, conclusiones, bibliografía y


anexos.

Los dos primeros capítulos están dedicados al estudio de la evolución económica, social y
política de República Dominicana entre 1966 y 1986. El primer capítulo comienza en 1966,
cuando República Dominicana estabiliza su vida republicana. El gobierno de Joaquín
Balaguer estableció como política económica el desarrollo de la industria nacional para
eliminar la dependencia del país a las importaciones foráneas y propició jugosas
ganancias a sectores emergentes de la burguesía que se vincularon a la actividad
financiera. Paralelamente, Balaguer crea las condiciones para la entrada al país, a gran
escala, de las inversiones extranjeras. Todo este proceso estuvo dirigido y supervisado
por el Estado y contó con la estabilidad política del país, lograda por el pacto de
dominación entre Balaguer y las clases dominantes, que cedieron su protagonismo político
a cambio de lograr una tranquilidad social que permitiera construir lucrativos contratos de
interés para su clase. Ello fue posible también por el apoyo que el campesinado le brindo a
Balaguer, quien controló a las fuerzas armadas y reprimió cualquier acción contraria a su
política. Sin embargo, la crisis económica de finales de los setenta propició las condiciones
necesarias para que el Partido Revolucionario Dominicano, líder histórico de la oposición
política a Balaguer, ganara las elecciones en 1978.

X
INTRODUCCIÓN

Desde el inicio existió la intención de desmontar el modelo de estado de Balaguer y crear


un marco propicio para el establecimiento de la democracia. Los gobiernos del PRD:
(1978-1982) y (1982-1984) constituyeron periodos políticos muy inestables. El proyecto
económico Modelo de Demanda Inducida no tuvo éxito y, en consonancia con la política
de Estados Unidos para la región del Caribe, se adoptaron las principales medidas
económicas para transitar al Estado neoliberal. En 1982 y 1984 se firmaron los primeros
acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, la economía dominicana adoptó los
términos comerciales de Estados Unidos y desarrolló las zonas francas, en el marco de la
Iniciativa para la Cuenca del Caribe. El Estado creó espacios de participación política, pero
reprimió abiertamente las huelgas obreras y populares durante los años ochenta.

La gestión gubernamental del PRD no estuvo en correspondencia con su labor histórica


hasta 1978, muestra de ello es la escisión de este partido en 1974 y el nacimiento del
Partido de la Liberación Dominicana con Juan Bosch como líder e integrado por políticos
comprometidos con el pueblo dominicano y en desacuerdo con la dirigencia del PRD, que
comenzaba a acercarse a los sectores conservadores de la política dominicana y a los
círculos liberales de Estados Unidos. Alejado el PRD de las masas populares, apoyó al
Consejo Nacional de Hombres de Empresa (CNHE), para delinear un proyecto económico
que desmontó la tradicional economía dominicana y adoptó la economía de servicios, el
turismo y las zonas francas. El elemento que difiere de la anterior gestión de Balaguer es
que ahora el capital transnacional actúa libremente en la economía dominicana y el Estado
posibilitaba los marcos institucionales para la libre acción del mercado.

Todo este proceso fue asimilado y rápidamente utilizado por Balaguer para ganar las
elecciones de 1986. Con este giro político comienza el segundo capítulo. El presidente
criticó la gestión gubernamental del PRD y se auxilió de la Iglesia Católica y la moral de la
nación para recordar a la población sus doce años de gobierno, donde República
Dominicana tuvo indiscutibles avances. El escenario social era diferente. Balaguer, a
cambio de mantener el poder político, permitió total libertad al CNHE para consolidar el
proyecto económico. En 1991 y 1993 se firman nuevos acuerdos con el FMI, que
renegociaron el pago de la deuda externa. El presidente no abandonó ciertas acciones de
beneficio social (construcción de viviendas y carreteras, disminución de la inflación,
austeridad en los precios de los consumos y salarios), pero privatizó aquellas empresas

XI
INTRODUCCIÓN

que ofrecían servicios públicos esenciales. Balaguer manejó a su favor las elecciones de
1990 y 1994. Esto trajo como consecuencia una crisis de gobernabilidad, donde la
población exigió reformas al Estado.

Durante la investigación nos percatamos de que, desde 1982, la sociedad dominicana se


transformó con el nacimiento de nuevas formas de organización y asociación sociales y
políticas, al margen de los actores tradicionales del sistema político. Todos los sectores de
alguna manera protestaron ante la constante crisis económica y política. Así, a partir de
experiencias de lucha sindical, social y partidaria, se consolidó una sociedad civil que
atravesó diferentes etapas, donde la ciudadanía se organizó según su actividad
económica, de género o asuntos barriales. Este es el objetivo fundamental del tercer
capítulo. En él identificamos tres etapas fundamentales: 1982-1986, 1987-1993 y 1994-
1996. En la primera etapa se destacaron las centrales sindicales y, como particularidad,
surgen las primeras organizaciones populares. Entre ellas resalta el papel de los Comités
de Luchas Populares, que protagonizaron el primer estallido social nacional en abril de
1984 junto a la Unión General de Trabajadores Dominicanos y a la Central Unitaria de
Trabajadores. Estas primeras experiencias de lucha estuvieron permeadas por la
espontaneidad y la división sindical. El saldo de esta primera coyuntura fue el
distanciamiento acentuado entre todos los actores, lo que permitió el dominio del espacio
político por Balaguer al retornar a la presidencia.

La segunda etapa brindó mejores frutos a la lucha social. En este período las huelgas
nacionales fueron impresionantes. Como elemento novedoso se observa la participación
de la clase media y el surgimiento de otras organizaciones más consolidadas, por ejemplo,
Participación Ciudadana y Confederación Nacional de Organizaciones Populares. En esta
etapa es importante señalar dos características fundamentales:

la vinculación del Partido de Liberación Dominicana con las masas populares, el cual
dirigió dos huelgas nacionales en 1990 que exigieron la renuncia del presidente, y

el papel de la izquierda, a pesar de sus polémicas internas respecto a la lucha de


clases y la revolución inminente facilitó que muchos militantes se incorporaran a las
huelgas y varias de sus organizaciones dieran respaldo oficial al Colectivo de
Organizaciones Populares.

XII
INTRODUCCIÓN

Hacia 1992 el pueblo depositó sus esperanzas en el relevo generacional de 1994, que no
se hizo realidad hasta 1996. En esta última etapa se conquistan las primeras reformas
políticas y sociales como fruto de la labor de la sociedad civil. Las más significativas fueron
la reforma constitucional, la reforma al sistema legislativo, la elección de una nueva Junta
Central Electoral, la reforma al Código Laboral, el Plan Decenal de Educación y el
proyecto de Salud Nacional.

Finalmente, en las conclusiones se realiza una valoración de los cambios fundamentales


del Estado dominicano en la etapa estudiada.

XIII
INTRODUCCIÓN

Siglas utilizadas en el trabajo.

MIU Movimiento de Izquierda Unida.


PCD Partido Comunista Dominicano.
PCT Partido Comunista de los Trabajadores.
PLD Partido de la Liberación Dominicana.
PRD Partido Revolucionario Dominicano.
PRI Partido Revolucionario Institucional.
PRSC Partido Reformista Social Cristiano.
PTD Partido de los Trabajadores Dominicanos.
UNC Unión Cívica Nacional.
UPA Unión Patriótica Antiimperialista.
CASD Confederación Autónoma Sindical Clasista.
CGT Central General de Trabajadores.
CNTD Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos.
CUP Consejo de Unidad Popular.
CTC Central de Trabajadores Clasistas.
CTI Central de Trabajadores Independientes.
CTM Central de Trabajadores Mayoritaria.
CTP Central de Trabajadores Progresistas.
CTU Central de Trabajadores Unitarios.
CUT Central de Trabajadores Unitarios.
FALPO Frente Amplio de Lucha Popular.
SITRACODE Sindicatos de Trabajadores de la Compañía Dominicana de Electricidad
UGTD Unión General de Trabajadores Dominicanos.

ICC Iniciativa para la Cuenca del Caribe.


AID Agencia Interamericana de Desarrollo.
PNUD Programa de Desarrollo de Naciones Unidas.
ONG Organizaciones no Gubernamentales.
CARIFORO Foro Social Caribeño

XIV
INTRODUCCIÓN

CARICOM Caribbean Community (Comunidad del Caribe).

Gobiernos de República Dominicana (1961-1996).

Joaquín Balaguer (agosto de 1960 a diciembre de 1961)


Francisco González Cruz, presidente de las Fuerzas Armadas ( 1 de octubre de 1961 a 8
octubre de 196)
Consejo de Estado: presidido por Joaquín Balaguer (del 1 al 16 de enero de 1962)
Junta Cívico Militar: presidida por Humberto Bogaert ( del 16 al 18 de enero de 1962)
Consejo de Estado: presidido por Rafael F. Bonnelly (del 18 de enero de 1962 al 27 de
febrero de 1963)
Juan Bosch (27 de febrero al 25 de septiembre de 1963)
Golpe de Estado y establecimiento de una Junta Provisional de Gobierno: formada por
oficiales superiores de las Fuerzas Armadas, 25-26 de septiembre de 1963
Triunvirato: presidido por Emilio de los Santos, miembros Manuel Tavares y Ramón
Tapia Espinal. También fungió como presidente Donald Reid Cabral
Comando Militar Revolucionario encabezado por Vinico Fernández Pérez, Giovanni
Gutiérrez Ramírez, Francisco Caamaño Deñó, Eladio Ramirez Sánchez y Pedro
Bartolomé Benoit (25 al 27 de abril)
Junta Militar, presidida por Bartolomé Benoit (del 1 al 7 de mayo de 1965)
Francisco Caamaño Deñó (mayo a septiembre de 1965)
“Gobierno de Reconstrucción Nacional” presidido por Antonio Imbert Barreras,
Bartolomé Benoit, etc (mayo a agosto de 1965)
Héctor García Godoy, presidente provisional (septiembre de 1965 a julio de 1966)
Joaquín Balaguer, presidente (julio de 1966 a agosto de 1970)
Joaquín Balaguer, presidente (julio de 1970 a agosto de 1970)
Joaquín Balaguer, presidente (julio de 1970 a agosto de 1974)
Joaquín Balaguer, presidente (julio de 1974 a agosto de 1978)
Silvestre Antonio Guzmán Blanco, presidente (agosto de 1978 a junio de 1982)
Jacobo Majluta, presidente (junio de 1982 a 16 de agosto de 1982)
Salvador Jorge Blanco, presidente (agosto de 1982 a agosto de 1986)

XV
INTRODUCCIÓN

Joaquín Balaguer, presidente (agosto de 1986 a agosto de 1990)


Joaquín Balaguer, presidente (agosto de 1990 a agosto de 1994)
Joaquín Balaguer, presidente (agosto de 1994 a agosto de 1996)
Leonel Fernández, presidente (agosto de 1996 a agosto de 2000)

XVI
CAPÍTULO II

CAPÍTULO I.

EVOLUCIÓN ECONÓMICA, POLÍTICA Y SOCIAL

DE REPÚBLICA DOMINICANA (1966-1986)

1.1 El legado histórico de la crisis del 1961


El lustro que media entre la caída del dictador Rafael Leonidas Trujillo (1961) y el inicio del
gobierno de Joaquín Balaguer (1966) debe ser analizado desde dos dimensiones: el
pluralismo político y la participación popular. La articulación entre ambas permite
comprender la complejidad de la época y la influencia que tuvo en los gobiernos
posteriores a 1966.
La adopción del pluralismo político como principal consecuencia de la caída del régimen
solo se cumplió para los partidos del sistema (Unión Cívica Nacional10, Partido
Dominicano, Partido Revolucionario Dominicano11), pero no para la izquierda marxista,
que fue proscrita y sus dirigentes más destacados enviados al exilio bajo vigilancia del
Consejo de Estado que gobernaba el país12. A su regreso, los exiliados fueron recibidos
por los miembros del Movimiento 14 de junio con todo respeto por su pasado glorioso,
pero esta admiración no bastó para lograr la alianza política. El PSP, que contaba con el
apoyo de líderes estudiantiles como Asdrúbal Domínguez Guerra, no logró el apoyo de un
estudiantado, que estaba identificado con el discurso de Manolo Tavárez Justo; en el

10
La Unión Cívica Nacional: fundada el 11 de julio de 1961, formada por miembros de la alta clase anti-trujillista y por
jóvenes de tendencias radicales, propugnaba la vía de la destrujillización del país como tarea central del momento. A
mediados de 1962 se convirtió en partido político presentando un programa de democracia restringida, lo que provocó
la salida de muchos miembros de la Agrupación Política 14 de julio que tenían la doble militancia. Muy cercana a la
interpretación de Estados Unidos sobre el rumbo que debía seguir República Dominicana, la Unión Cívica Nacional se
definió como opositor al PRD (portador de un discurso populista), pero sus propuestas conservadoras pronto la situaron
en desventaja con el PRD, con el cual contendió electoralmente en 1962. Derrotada, motorizó la conspiración que
culminó con el golpe de Estado en septiembre de 1963. Aunque muchos de sus miembros siguieron activos en la
política, su convivencia con el gobierno de facto anuló definitivamente la relevancia de este partido. En las elecciones de
1966 su candidatura apenas obtuvo 16,152 votos. Cordero, Margarita. “Notas sobre la historia de los partidos
modernos”. En: Estudios Sociales, año XX, número 89/90. Santo Domingo, julio-diciembre de 1982, pp. 38-39.
11
Fundado en La Habana en 1941 por un grupo de exiliados políticos de la dictadura de Trujillo. La organización
defendía un proyecto de reformas democráticas. La primera convención del PRD, que reunió delegados de todo el país,
designó a Juan Bosch y Buenaventura Sánchez Félix para la presidencia y vicepresidencia del país respectivamente en
octubre de 1962. La convención fue siempre el método que utilizó este partido para escoger sus representantes. José A.
Aquino. Ob. cit, p. 405-425.
12
Gleijeses, Piero. La crisis dominicana. México: Fondo de Cultura Económica, 1984. p. 65.

17
CAPÍTULO II

ámbito sindical, dicha agrupación izquierdista sólo logró ser aceptada por sindicatos de
segundo orden, llamados viejos, que parecían inadaptados a la realidad dominicana13.
La Unión Cívica Nacional, que –en todo momento- negó ser un partido político, era en
realidad una herramienta de los miembros de la clase alta dominicana, y el instrumento
que habrían de utilizar para hacerse del poder. Desde la oposición, fue refugio de
extrujillistas que se autoproclamaban anticomunistas y “respetables líderes maduros”14.
Por su parte, el Partido Dominicano de la Era de Trujillo, sólo había existido, desde sus
comienzos, para servir al amo. A la muerte del Jefe, la desorganización partidaria debilitó
su poder. Después de la derrota de los hermanos del tirano ofrecieron su apoyo a
Balaguer, pero sostener este partido era para Balaguer mantener viva la presencia
ideológica del dictador en tiempos antitrujillistas.
La labor del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) merece especial atención por su
vinculación con las masas populares, posición que defenderá por considerar que la
democracia no debía limitarse a la representatividad a nivel político-electoral, sino que
debía transformar la situación social y económica en Quisqueya. Juan Bosch15, como
presidente, tenía la perspectiva de ir más allá que desmantelar el imperio de Trujillo16.
Según el destacado intelectual, debido a la intensa presión internacional ningún gobierno
provisional podía impedir elecciones libres en 1962, mientras tanto, “nuestro objetivo
político no podía ser la conquista del poder, sino más bien la movilización del pueblo, y
nos dábamos cuenta de que esto tomaría un largo tiempo”17. La interpretación del
presidente Bosch sobre el modelo democrático para el país se manifiesta cuando el 16 de
julio de 1963 expresó:

13
Ibidem, p. 67.
14
Ibidem, p. 68.
15
Juan Bosch (1909-2001). Sin duda alguna unas de las grandes personalidades dominicanas del siglo XX. Comparado
muchas veces con Juan Pablo Duarte al vivir varios exilios políticos que no le impidieron construir su carrera política y
ser reconocido como el presidente que verdaderamente ha instaurado un gobierno democrático en República
Dominicana, frenado constantemente por el gobierno norteamericano en complicidad con los sectores conservadores del
país se postula para presidente en 1966, 1970, 1982, 1986 y 1990, momento en el cual resulta elegido por el pueblo pero
el fraude electoral permitió que Balaguer gobernara por cuatro años más. No obstante, su labor política a través del
Partido de la Liberación Dominicana es reconocida como referencia obligada para todo cuadro político de la nación.
Muere en el año 2001. Prieto Rozos, Alberto. Ideología, Economía y Política en América Latina: siglos XIX y XX. La
Habana: Editorial Ciencias Sociales, 2005, p. 163.
16
Bosch, J. Crisis de la democracia, p. 17. Citado por Gleijeses, Piero. 61
17
Bosch, J. Crisis de la democracia, p. 17. Citado por Gleijeses, Piero. 66.

18
CAPÍTULO II

“pase lo que pase no permitan que este país vuelva a comprometerse en


contratos con empresas refinadoras de petróleo, no permitan que la tierra
dominicana vaya a manos extranjeras, no permitan que sigan los
latifundios campeando por sus respetos y que los campesinos sin tierra
estén recorriendo los caminos muriéndose de hambre para venir a las
ciudades a pedir con la mano extendida un pedazo de pan con qué comer,
luchen por la independencia de República Dominicana, pero luchen
también por el mantenimiento de las libertades públicas, ¡dominicanos,
mientras nosotros gobernemos en este país no perecerá la libertad!”18.
Estas palabras, que constituían un llamado a la juventud nacional, representaban la
defensa de los principios democráticos que trataría de hacer realidad durante su gobierno.
La importancia del voto campesino fue eje fundamental de la política del PRD para captar
el apoyo de las masas. En el campo recabó información acerca de las necesidades locales
de cada comunidad. Se creó la Federación Nacional de Hermandades Campesinas y,
desde allí, Bosch realizó una campaña poco ortodoxa, realizando visitas sin previo aviso y
sin que los medios de comunicación dieran cuenta de sus actividades19.
La necesidad de lograr el apoyo del pueblo y combatir la ausencia de participación popular
en la toma de decisiones colectivas en esta etapa no sólo fue objetivo político del PRD.
Los sectores populares por sí mismos desarrollaron un importante movimiento de masas
en las luchas por la expulsión de los últimos remanentes del trujillismo e instaurar un
régimen democrático. La huelga general contra Balaguer, el 27 de noviembre de 1961,
estalló impulsada por una cantidad de asociaciones pro-cívicas, apoyadas por la UCN y el
Movimiento 14 de Junio, con amplio respaldo urbano. Los estudiantes, pro-catorcistas,
proporcionaron las tropas de choque que batallaron en las calles20.
Este hecho sólo fue el punto de partida para todo un movimiento de masas, que aunque
no reconocido por las fuerzas conservadoras, fue campo de batalla de organizaciones
avanzadas en sus concepciones democráticas y revolucionarias. La institución que más se
destacó en este sentido fue el Movimiento 14 de Junio y su líder Manuel Aurelio Tavárez
Justo (Manolo). Esta organización, autodefinida como un movimiento conspirativo de

18
Raful, Tony. Movimiento 14 de junio. Historia y documentos. Santo Domingo, República Dominicana, 2007. p. 332.
19
Raful, Tony. Ibidem, p. 333.
20
Gleijeses, Piero. Ob cit, p. 66.

19
CAPÍTULO II

guerrilla, decidido a combatir de la dictadura, presentó el programa más avanzado para la


época21. Sin embargo, dicha organización consideraba que en las circunstancias que vivía
el país, era necesario asegurarse de eliminar para siempre cualquier vestigio de Trujillo.
Por ello, luchó siempre contra el establecimiento del poder de Balaguer y no aceptó formar
parte de un gobierno de coalición propuesto por el presidente. El 9 de agosto de 1961, en
una entrevista de Radio Caribe al Movimiento 14 de Junio, su vocero Félix Acosta Núñez
expresó:
“el momento político es grave en razón de las complejidades que determinan
la postura intransigente de los sectores negativos del gobierno por
mantenerse en el poder, por los mismos métodos de opresión característicos
de un régimen de fuerza (…) la postura del M-14-JUNIO de rechazo a la
violencia y a los extremismos, tanto de la izquierda como de la derecha.
Pero debo expresar aquí que los regímenes de fuerza han usado
abusivamente pretextos para sofocar los anhelos democráticos del pueblo o
para excluir de la lucha política a diferentes sectores de la oposición que no
son de conveniencia de los gobiernos de turno”.
Más tarde, Manolo expresó: “es imposible que Balaguer sea al mismo tiempo candidato de
transición de todas las fuerzas políticas diciendo que no había condiciones para la
celebración de unas elecciones libres y sea candidato y oposición del mismo gobierno”22.
El rechazo a formar para de este gobierno23 y el llamado a formar parte de un Gobierno de
Unidad Nacional24 refuta cualquier afirmación que manifieste la ausencia de un programa

21
El programa incluía la derogación de todas las instituciones políticas y militares de la dictadura y establecer un
Gobierno Provisional que convocara a una constituyente con la participación del pueblo. Establecer la Reforma Agraria,
garantizar la libre organización de la clase obrera, iniciar una campaña de alfabetización, establecer un amplio sistema
de seguridad social, desarrollar y proteger la industria nacional, expropiar a favor del Estado todas las propiedades del
tirano y de personas que hayan estada bajo el amparo de este. Revisar todas las concesiones hechas al capital extranjero
que sean lesivas para la soberanía popular, reformar el sistema tributario y desarrollar una política económica tendente a
asegurar las posibilidades de empleo. En cuanto a la política exterior, apoyaba la democracia representativa y la
convivencia pacífica y ayuda mutua entre los pueblos del Caribe y Centroamérica. Raful, Tony. Ob. cit, pp. 77-81.
22
Raful, Tony. Ob. cit, p. 153.
23
Ver Carta al presidente Balaguer, fechada el 9 de octubre de 1961, citado por Raful, p. 159-161.
24
Discurso de Manolo Tavárez Justo el 16 de noviembre de 1961. La línea inquebrantable del 14 de Junio se definió en
noviembre de 1961 cuando al denunciar la labor de Balaguer -que hasta ese momento no había hecho nada por el pueblo
dominicano- realizó un llamado nacional a formar un Gobierno de Unidad Nacional que tenga como programa la
elección de un presidente por las agrupaciones opositoras que sustituyera al presidente Dr. Joaquín Balaguer y la
creación de una Junta de 6 miembros donde estuvieran representadas las Fuerzas Armadas a través de un alto oficial
previamente seleccionado24. Fue así que la Asamblea Nacional del Movimiento 14 de Junio repudió el proceso electoral

20
CAPÍTULO II

político de dicha organización. Los discursos pronunciados por diferentes líderes de la


organización en Santiago y la capital demostraron la madurez política y social del
movimiento. Además, muchos sacerdotes, entre ellos, el padre Daniel Cruz Inoa dirigente
de Acción, Clero y Cultura apoyaron las acciones clandestinas de la organización desde
195925.
Ante la conmoción social que provocó la tortura a que eran sometidos jóvenes
progresistas en la cárcel “La 40”, la Iglesia Católica redactó un trascendental documento,
La Pastoral de 196026 donde pedía tolerancia y clemencia para los involucrados. Este
documento sacudió los cimientos de la dictadura por cuanto cuestionaba el derecho
despótico de Trujillo y criticaba los hechos terribles de la dictadura, en los últimos
tiempos27. Aunque no podamos afirmar el apoyo de la Iglesia al Movimiento 14 de Junio, la
labor social de las misas y fiestas religiosas favorecieron mucho la acción social en esta
etapa.
Cuando en 1962, el Consejo de Estado estableció la celebración de elecciones libres
participaron todas las fuerzas políticas existentes. El apoyo del Movimiento 14 de Junio al
PRD unió a una gran mayoría del pueblo en contra de Unión Cívica. En este momento
Manolo expresó: “Si el PRD no defrauda al pueblo ni compromete el destino de la
revolución de liberación nacional, habrá cumplido su papel histórico y la misión política que
se ha impuesto. Si traiciona los esfuerzos del pueblo el 14 de Junio estará como siempre a
la vanguardia de la lucha, ya que como revolucionarios, nuestro deber es hacer la
revolución”28.
La contienda no se mostraba nada fácil, además de la crisis política dominicana la
situación económica del país era extremadamente grave. En un país esencialmente

que se celabró el 20 de diciembre de 1962 y llamaba al pueblo a no dejarse engañar y convertirse en cómplices de unas
elecciones espurias y apoyar la solución patriótica de crear un gobierno de unidad nacional.
25
Raful, T. Ob. cit, p. 98.
26
Este documento, redactado por varios sacerdotes fue firmado el 25 de enero de 1960 por varios Arzobispos y leído el
1 de febrero en cientos de iglesias atestadas de feligreses. Entre los Arzobispos más importantes se encontraba Ricardo
Pittini, Octavio Beras, Tómas Relly, Juan Pepén, Hugo Polanco Brito y Leopoldo Panal. Ibidem, p. 99.
27
Meses atrás, cuando la Iglesia denunció la dictadura Trujillo, este presionó al padre Zenón para que el Vaticano lo
nombrara como benefactor de la Iglesia. Dicha acción como era de esperarse cayó en el vacío. A partir de entonces el
conflicto Iglesia-Trujillo se manifestó cuando en carta a Balaguer fechada 2 de febrero de 1961, la Iglesia expresó que
“el título de Benefactor descansa en tanta sinceridad, y cimiento conceptos bañados de espontaneidad que nadie
sensible a los halagos de su carta pidiendo que se le otorgue el título al Generalísimo puede olvidar que también la
Iglesia ha sentido las acciones de este desconcertante varón”. Ibidem, p. 97.
28
Discurso de Manolo Tavárez después de resultado electoral. Raful, Tony. Ob. cit, p. 294.

21
CAPÍTULO II

agrícola, con una población eminentemente rural (60.9%), los campesinos no poseían
siquiera la pequeña parcela que labraban. La presencia del latifundio y del minifundio,
como formas básicas de tenencia de la tierra, no permitían el aprovechamiento de las
capacidades productivas de la tierra, por lo que las explotaciones agrícolas eran de baja
rentabilidad. Esta situación provocaba que los campesinos, en busca de mejoría
económica, se traladaran a la ciudad, en condiciones aún más deplorables. Bajo Trujillo
había comenzado la industrialización, pero ésta no benefició al mercado nacional, las
materias primas eran importadas y la tecnología era ociosa que, además, utilizaba
fertilizantes sumamente costosos. Al mismo tiempo, el gobierno siguió una “deliberada
política de mantener al pueblo en la ignorancia y de cerrar el camino a los jóvenes que
querían ir a un instituto de enseñanza superior o escuelas técnicas”29. Con el fin de la Era
de Trujillo, todas las propiedades de la familia pasaron al Estado pero, quienes las dirigían
ya no estaban y gradualmente la rentabilidad económica fue nula por una dirección
ineficiente30.
Otro grave problema era la corrupción sin freno. En República Dominicana el poder había
sido un medio para procurarse ventajas. Aunque sin llegar al extremo de Trujillo, después
de 1960 hasta el momento en que Bosch llega a la presidencia el autoenriquecimiento era
orden del día31.
Por eso, la batalla de Bosch era en todos los frentes. Fue acusado de comunista cuando
no lo era y de demagogo por los llamados cívicos. Los titulares de los periódicos decían
“Comunistas y Trujillistas se unen en el partido de los Demagogos”32. La UCN no se
contentó con acusar a Bosch de marxista-leninista, sino que describió al PRD como “el
último recurso de los comunistas en su puja por apoderarse del país”33. En palabras del
propio Bosch cuando fue acusado de traer a República Dominicana la lucha de clases,
replicó: “La lucha de clases, y el odio de clases, han existido siempre en Santo Domingo,
pero fueron utilizados únicamente en beneficio de la gente de primera, mientras el pueblo,

29
Gleijeses, Piero. Ob. cit, p. 79.
30
Ibidem, p. 81.
31
Ibidem, p. 81.
32
Ibidem, p. 97.
33
Ibidem, p. 96.

22
CAPÍTULO II

que era la víctima, era inconsciente de la injusticia o no veía otra elección que la de
aguantar”34.
El nacimiento de un gobierno democrático parecía coronar para siempre la fórmula
democrática de una libertad política con plena participación popular. La presidencia de
Bosch era la victoria de los campesinos, los desempleados urbanos, los trabajadores
empobrecidos y la abrumadora mayoría de la clase media baja. Contra él, la minoría
oligárquica, los extremistas de izquierda y los socialcristianos. El apoyo histórico del
gobierno al Movimiento 14 de Junio enriqueció el proyecto constitucional del Partido
Revolucionario Dominicano. La unidad política de Bosch y Manolo en este momento selló
para siempre este momento considerado por muchos como el inicio de la verdadera
democracia.
La constitución del 29 de abril de 1962 contenía los sueños democráticos de la gran
mayoría. Al reconocer la necesidad de la reforma de la tenencia de la tierra condenaba
uno de los males históricos de para América Latina, el latifundio. A la vez admitía y
respetaba el derecho a la propiedad privada y se afirmaba el derecho del Estado a la
expropiación con una indemnización adecuada, teniendo en cuneta el interés colectivo de
modo preponderante al interés particular. Al reconocer los ideales democráticos se afirmó
en la Carta Magna que “ningún dominicano podrá ser expulsado del país”, se determinó
que la cohabitación entre personas aptas para el matrimonio podrá ser considerada, por
razones de equidad y bienestar social, como equivalente a la unión matrimonial. En el
mismo espíritu, la Constitución prohibió a los funcionarios emitir certificados de nacimiento
en los que se indicaran la legitimidad o ilegitimidad del nacimiento o se mencionara
cualquier manera la naturaleza y el carácter de la filiación. Además, se garantizó que
todos los niños sin distinción de sexo, gozarán de las mismas oportunidades de desarrollo
social, físico y espiritual. Sin embargo, tales disposiciones no complacían al clero, que
atacó desde un inicio al gobierno por considerarlo una amenaza a la estabilidad de la
familia dominicana. La causa de esta acusación fue lo estipulado por la propia constitución
que no reconocía el Concordato de Trujillo con la Iglesia Católica en 1954 ni otorgaba
privilegio a la educación religiosa. Para la Iglesia Católica la Constitución carecía de todo
sentido espiritual y de universalidad.

34
Ibidem, p. 95.

23
CAPÍTULO II

Otra era la interpretación que realizaba la mayoría del pueblo. Para éste el documento era
la esperanza para construir la verdadera democracia. Bosch se volcó también a luchar
contra la corrupción y las libertades públicas. Rebajó su salario y el de sus ministros por
considerar que “un país con el tamaño del nuestro y la grave situación económica no se
puede permitir los dispendiosos salarios que he encontrado en la nómina pública”. Dejó
así al pueblo dominicano un recuerdo que atesorar. El embajador Edwin Martin, que no
era amigo de Bosch, tuvo que admitir “el hecho indiscutible es que su breve administración
haya sido tal vez una de las más honestas en la historia dominicana, si no en la historia de
América Latina”35. Los puntos de vista políticos de Bosch coincidieron con su filosofía
moral, pero se encontró en medio de dos fuerzas: la extrema izquierda y la oligarquía, bajo
el peligro constante de un golpe y la escasa ayuda económica de Estados Unidos36.
Asimismo, tuvo que luchar contra prácticas nepotistas dentro de su propio partido y los
antiguos propietarios de tierras inundaron los juzgados para dilatar la reforma agraria37.
No obstante todos los tropiezos y errores, en septiembre de 1963 el gobierno ya había
encontrado su camino. En menos de dos meses se habían entregado tierras a mil
cuatrocientas familias. Al mismo tiempo, el gobierno trajo a técnicos de América Latina y
se estableció un instituto de formación técnica y profesional en la organización y manejo
de cooperativas. Por último se creó el Centro Interamericano de Estudios Sociales
(CIDES) para la educación intensiva y masiva en sectores clave de la población
dominicana. El 25 de septiembre de 1963 el Listín Diario con una nota de optimismo
publicó “la situación financiera del país no puede ser todavía considerada óptima, ni
siquiera normal, pero está claro que el arduo proceso de recuperación está siendo
conducido con éxito”.
El ascenso popular de Bosch y el hecho de que poco a poco cumpliera sus promesas
provocó que los partidos derrotados se convirtieran en una oposición letal y amenazante.
Aunque Bosch invitó a la oposición a formar gobierno ofreciéndoles ministerios o carteras,
ésta se unió bajo la consigna de derrotar a Bosch, no sólo por el interés económico, sino
porque operaba un interés moral. Sumado a esto, Bosch estaba decido a supeditar las
Fuerzas Armadas al poder civil, proyecto mal visto por la alta oficialidad, que había

35
Gleijeses, P. p. 101.
36
Gleijeses, P. p. 102
37
Gleijeses, P. p. 102.

24
CAPÍTULO II

quedado prácticamente intacta después de las elecciones. A la labor opositora se le unió


la Iglesia Católica, que a través de un grupo de jesuitas españoles acusó a Bosch de
ejemplo de penetración comunista en el continente. Este cargo imputado al presidente no
sólo se manifestó en el púlpito de la Iglesia, sino en las escuelas parroquiales y a través
de los capellanes militares38. La Iglesia Católica manifestó “nuestras Fuerzas Armadas no
deben ni dormirse ni ser engañadas por cantos de sirenas, deben permanecer alertas en
defensa de la República”.
Frente a la creciente marea que amenazaba el gobierno estaba también el “desencanto”
de Washington cuando Bosch al poco tiempo resultó ser un problema preocupante.
Después de ser apoyado y cordialmente recibido por la Casa Blanca era acusado de
nacionalista “exasperante” que ponía en peligro la Alianza para el Progreso. La posición
del gobierno de los Estados Unidos se selló cuando Bosch comenzó a reafirmar la
soberanía de la nación al no apoyar a Washington en las drásticas medidas contra Cuba
durante la cumbre de la Organización de Estados Americanos. La construcción de la
democracia en República Dominica se comenzó en el momento más complejo de la guerra
fría en América Latina, bajo el peligro de que República Dominicana pudiera convertirse en
“otra Cuba” el gobierno nortemarericano apoyaría cualquier intención opositora para
derrocar al gobierno.
La advertencia oportuna del Movimiento 14 de Junio contra el golpe de estado que se
estaba gestando y el llamado a la defensa de los postulados democráticos invitando al
gobierno a integrar la lucha guerrillera no bastó. En el comunicado oficial del Movimiento,
con certera opinión política se aclara que la “grave situación económica que vivía el país
no era culpa del gobierno actual sino de los graves problemas económicos presentes
desde hace siglo y medio por la desigual tenencia39 de la tierra, la escasez de fuentes de
trabajo, de escuelas, de hospitales y a la pobreza en que la explotación tenían sumidas a
las masas populares”40.
La reunió secreta entre el presidente y la directiva del Movimiento 14 de Junio dejaron
clara y definida de que el zarpazo golpista era también para liquidar el 14 de Junio. El 25
de septiembre el país amaneció con despliegues de fuerza bruta, la violación de todos los

38
Gleijeses, P. p. 104.
39
40
Comunicado del Movimiento 14 de Junio en vísperas del Golpe de Estado. Raful, Tony. Ob. cit, p. 333.

25
CAPÍTULO II

preceptos constitucionales, la persecución y la detención de toda oposición demócrata. El


Movimiento 14 de Junio fue declarado ilegal por el Triunvirato. La respuesta política y
militar de este movimiento fue la creación de frentes guerrilleros, asegurando en palabras
del propio líder de la agrupación que: “la insurrección no es un crimen cuando ella ha
llegado a ser el único medio para sacudir la opresión; pero sí es un crimen, no pequeño, el
indiferentismo, que lo sostiene y alimenta41”.
Comenzó un período de violencia, represión e injusticia. El ejemplo del “Frente Guerrillero
pro-retorno a la constitucionalidad”, dirigido por Manolo desde Las Manaclas en diciembre
de 1963, quedaría como paradigma de defensa del régimen democrático, del gobierno de
Bosch y la constitución de 1963, la cual fue referente para todas las generaciones
progresistas venideras. El profesor Juan Bosch en su libro Crisis de la Democracia
comentó: “cuando al cabo de los días, los guerrilleros de varios puntos del país bajaron
desarmados a entregarse, (…) encontraron que los recibían chorros de plomo (…).
Murieron médicos, arquitectos, abogados, estudiantes, obreros, entre ellos el Presidente
del 14 de Junio, el doctor Manuel Tavárez Justo y varios líderes de esa organización (…)
la muerte de Manolo había sido uno de los legados que dejo el tirano a sus sucesores. Los
coroneles golpistas habían pasado dos o tres años mordiendo la cadena de la impaciencia
en un afán loco de matar a Tavárez Justo”.
La defensa de esta Carta Magna fue también la razón del movimiento cívico-militar de
1965, que se denominó “constitucionalista”. No por gusto esta constitución se convirtió en
bandera de lucha de las grandes mayorías y sin duda alguna la más avanzada de la
historia dominicana. Además, durante el gobierno de Bosch gozó de amplia libertad de
expresión, los partidos de izquierda pudieron actuar con amplia libertad, se eliminaron las
restricciones de viajar a los países socialistas y se comenzaron a experimentar
mecanismos de participación popular42.
Después del golpe, las violentas manifestaciones estudiantiles junto a las acciones
guerrilleras del Movimiento 14 de junio caracterizaron la oposición al régimen de facto en
todo el país durante dos años. Mientras tanto desde el exilio Juan Bosch apoyaba al

41
Proclama de Manolo Tavárez Justo el 29 de noviembre de 1963 en la creación de frentes guerrilleros sobre diversos
lugares del territorio nacional.
42
Prieto, A. Ob. cit, p. 54.

26
CAPÍTULO II

coronel Francisco Caamaño Deñó43, que se sublevó en defensa de la derogada


Constitución y del gobierno de Juan Bosch y recibió el apoyo del Movimiento 14 de Junio y
de los estudiantes conjuntamente con el pueblo. Esta conjunción de fuerzas convirtió el
alzamiento militar en un movimiento cívico-militar con carácter nacionalista y democrático.
La Guerra de Abril de 1965, protagonizada por el pueblo dominicano, sólo pudo ser
frenada por la invasión norteamericana en Santo Domingo, que apoyó a los militares de
derecha acantonados en San Isidro44.
En junio de 1965, Santo Domingo estaba dividido en dos fuerzas políticas: el campo
constitucionalista y el autotitulado Gobierno de Reconstrucción Nacional.
El campo constitucionalista, que tenía su centro en Ciudad Nueva tenía como presidente
de la república al Coronel Francisco Caamaño Deñó, que defendía la Constitución de 1963
y tenía un Congreso formado por algunos miembros del Movimiento 14 de Junio, como
Fafa Tavaras y “Baby” Mejías; del Movimiento de Liberación Dominicana y el Partido
Socialista Popular. La participación del PRD fue prácticamente nula, si bien en un inicio
declaró su apoyo a la lucha, luego se convirtió en un órgano de propaganda de cara a la
opinión pública internacional. No obstante, la mayoría del movimiento cívico-militar era
boschista, aún estando Bosch en Puerto Rico. El partido carecía de jefes militares, pero
Caamaño llenó este vacío45.
La otra fuerza política, el Gobierno de Reconstrucción Nacional (GRN) fue defendido por
los militares de San Isidro y apoyados por el enviado especial norteamericano Martin y el
embajador Bennett. La invasión norteamericana del 28 de abril aseguró –
momentáneamente- la victoria militar de este gobierno, pero el mismo no logró el dominio
político. Balaguer, que regresó al país el 28 de junio, expresó que se debía crear un
gobierno provisional con la misión específica de lograr la paz, mientras que la Iglesia
Católica no manifestó pleno apoyo al GRN. Fue así que bajo la presión del embajador
norteamericano Bunker comenzaron las conversaciones entre el bando constitucionalista y

43
Francisco Caamaño Deñó, miembro de un grupo de la joven oficialidad progresista dentro de las fuerzas armadas
tomó la trascendental decisión de armar a las masas populares, conducidas con frecuencia por los antiguos guerrilleros.
Ante el peligro que representó este hecho para el sector más reaccionario de la cúpula militar y el gobierno de Estados
Unidos por la amenaza de “otra Cuba”, se produjo la invasión bajo el auspicio de la Organización de Estados
Americanos. Ante la superioridad numérica se firmó el Acta de Reconciliación que entregó la presidencia a Héctor
García Godoy.
44
Gleijeses, P. p. 87
45
Gleijeses, P. p 271.

27
CAPÍTULO II

el GRN46. La salida política fue nombrar presidente del Gobierno provisional al moderado
Héctor García Godoy, que había desempañado diferentes cargos, desde embajador de
Trujillo hasta ministro de Asuntos Exteriores en las últimas semanas del gobierno de
Bosch. La candidatura en un principio no fue aprobada por los constitucionalistas, pero el
Comité creado para buscar una solución aceptó por mayoría, los constitucionalistas
temieron una negativa opinión internacional y de las Naciones Unidas, pero lo que más
pesó fue la amenaza de no aceptar esta solución, Ciudad Nueva sería invadida por las
tropas norteamericanas.
Mientras tanto, las tropas interventoras se aseguraron de que sólo quedaran como
oficiales de las Fuerzas Armadas dominicanas aquellos que habían luchado contra los
rebeldes en Las Manaclas y Ciudad Nueva. Hacia 1966, la situación era muy tensa, la
opresiva presencia de las patrullas del ejército y la policía tenía como respuesta la
agitación del pueblo y la actividad de los guerrilleros desde una posición radicalizada. La
extrema izquierda también tenía sus mártires, jóvenes como Otto Morales, Amín Abel y
Maximiliano Gómez.
En medio de esta agitada situación se celebraron las elecciones de 1966, donde resultó
presidente Joaquín Balaguer. La experiencia de los años sesenta radicalizó las posiciones
revolucionarias, que tuvieron que enfrentarse, a partir de ese momento, a un largo período
de 12 años de Balaguerismo, preámbulo de la transición a la democracia.
La herencia histórica y el legado político del Movimiento 14 de Junio, el gobierno de Juan
Bosch y el movimiento cívico-militar dirigido por el Coronel Francisco Caamaño Deñó
quedaron en la memoria de las tradiciones de lucha del pueblo dominicano para construir
la anhelada democracia.

1.2 El proyecto de dominación balaguerista (1966-1978)

El proyecto político del gobierno se concentró en lograr la “democracia” en República


Dominicana. Pero el proceso real de transición y consolidación de la democracia no se
efectuó por varias razones, entre ellas el escaso desarrollo de las estructuras económicas,
sociales e institucionales, la larga tradición autoritaria a que estuvo sometido el país y el

46
Gleijeses, P. p. 278.

28
CAPÍTULO II

contexto regional que se produce a raíz del triunfo de la Revolución Cubana, a partir de la
cual se radicalizaron las fuerzas políticas en el área y se intensifica el intervencionismo de
Estados Unidos47.

La adopción de la base programática del Partido Reformista (PR)48 y su líder Joaquín


Balaguer49 se fundamentó en el modelo desarrollista implantado en el continente después
de la Segunda Guerra Mundial, basado en la atracción de capitales extranjeros hacia
áreas modernas de la economía como manufacturas y servicios, con vistas a consolidar
un desarrollo industrial que sustituyera la dependencia de las importaciones50.

A este proyecto de gobierno le correspondía la reestructuración económica, política y


social del país, que modificara las condiciones para impulsar una nueva etapa de
desarrollo. Para ello se puso en práctica un nuevo modelo de acumulación, que implicó
una rearticulación de las clases sociales, donde el capital transnacional tuvo una fuerte
penetración. A raíz de la elección de Joaquín Balaguer como presidente, el propio
embajador norteamericano y la plana mayor de la Agencia Interamericana de Desarrollo

47
Mariñez, Pablo A. Democracia y procesos electorales en República Dominicana. Santo Domingo: Editora Alfa y
Omega, 1994. pp. 19-21. Latorre, Eduardo. Sobre Desarrollo y Democracia. Instituto Tecnológico de Santo Domingo,
Santo Domingo, República Dominicana, 1992. pp. 33-45.
48
Fundado por Joaquín Balaguer tras su retorno del exilio en 1965. A fines de 1983 se fusionó con el Partido
Revolucionario Social Cristiano, adoptando parte de un discurso popular para destacar la comunidad popular. Es por ello
que a veces aparece el nombre de Partido Reformista Social Cristiano. Consecutivamente Balaguer ha sido elegido en
las convenciones realizadas: 1970, 1974, 1978, 1982, 1986, 1990, 1994, 2000, aunque en 1995 realizó por primera vez
elecciones primarias, donde podía participar cualquier persona que presentara un documento oficial emitido por el
Estado dominicano. No obstante, el objetivo esencial fue ampliar las bases de apoyo del partido. Aquino, José A. Ob. cit,
p. 410-424.
49
Joaquín Balaguer (1906- 2002). Durante la dictadura de Trujillo ocupó cargos en la administración pública y se dedicó
a las cuestiones diplomáticas, lo que le permitió estudiar en las mejores universidades europeas. Dentro de los cargos
más relevantes que ocupa se destacan Secretario de Estado de la Presidencia, Secretario de Estado en Educación,
Secretario de Relaciones Exteriores, en fin, brazo derecho de Trujillo en asunto políticos y económicos. Además es
quien logra sacar a toda la familia de Trujillo cuando este es ajusticiado y ocupó la Presidencia Provisional al instante de
caer la dictadura. Ante los sucesos políticos que vive el país sale al exilio, funda el Partido Reformista y su labor en
estos años (1961-1965) le permitieron convertirse en el hombre más “aconsejable” a los intereses de las clases más
conservadoras y al gobierno de los Estados Unidos para ocupar la presidencia en 1966. Estuvo activo en la vida política
hasta el 2000. Su obra literaria es amplia, abarca desde temas de la identidad dominicana, gramática, política, etc., entre
los que se pueden citar Tebaida Lírica (1924), La Isla al revés (1984), Yo y mis condiscípulos (1996) y su última obra
La Raza Inglesa (2000). Balcarcer, Juan Daniel. “Balaguer, un monarca cautivo”. En: Revista Rumbo, No 321. Santo
Domingo, 2000.
50
Hacia 1966, en el continente, este modelo económico comenzaba a eclipsar ante la caída de los precios de los
productos latinoamericanos en el exterior. Entonces muchos pequeños y medianos propietarios quebraron, ya que la
demanda solvente en el mercado nacional estaba satisfecha, mientras que los grandes se hacían más poderosos al
centralizar las riquezas y concentrar la producción. Eso los impulsó a fundar compañías anónimas y a vincularse
estrechamente con los bancos, debido a lo cual comenzaron a controlar parte del mercado interno y a eliminar la libre
competencia. Prieto, Alberto. Ideología, economía y política en América Latina…. p, 186-187.

29
CAPÍTULO II

(AID) en República Dominicana se reunían semanalmente en el Palacio Nacional con el


presidente y otros funcionarios dominicanos para planificar la economía del país51.

Se impulsó una reforma agraria, tendente a ampliar y consolidar una extensa base de
sustentación social campesina con la que se buscaba legitimar el régimen. En el ámbito
político, el Partido Reformista logró la hegemonía dentro de los partidos conservadores;
mientras que, desde el Estado se reprimieron los partidos de oposición, muchos de los
cuales tuvieron que pasar a la clandestinidad y sus dirigentes salir al exilio. Fue así como
la liberalización del régimen y la proliferación de organizaciones políticas y laborales, que
se había iniciado en años anteriores, quedó totalmente sepultada. A nivel militar se
produjo una amplia politización de los institutos castrenses, base fundamental del régimen
balaguerista.

Para argumentar la anterior generalización analicemos algunos aspectos económicos,


sociales y políticos del régimen. La primera condición de “éxito” de este gobierno fue la
derrota popular de 1965 y la consiguiente represión de los movimientos de izquierda y
sindicales. En el orden jurídico se destacó la Ley de Austeridad de 1966, que reducía y
congelaba los salarios públicos y otras disposiciones que paralizaban los servicios
sociales más elementales. Asimismo, los precios al consumidor crecieron en un 34,4%
entre 1969 y 1973, mientas los índices de salarios en la industria y minería solo lo hicieron
en un 5,2%, revirtiendo el movimiento ascendente de los salarios que había comenzado
en 1961.

La segunda condición fue la ley 299 de 1968, Ley de Protección e Incentivo Industrial, que
clasificaba en tres las inversiones industriales. El primer grupo estuvo integrado por
plantas fabriles dedicadas a la exportación y ubicadas preferentemente en zonas francas,
que gozaban de exoneraciones de impuestos sobre la renta, exportación o importación,
controles cambiarios, etc., y se les permitía mayores niveles de empleados. Estas plantas
fabriles se distinguían según fuesen nacionales o extranjeras y se penalizaba a las
primeras con menores exoneraciones fiscales. Las más destacadas en este grupo fueron
las zonas francas La Romana y San Pedro de Macorís, que consumían muy poca materia

51
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 97.

30
CAPÍTULO II

prima nacional52. El segundo grupo lo constituían aquellas industrias cuya producción


estaba dirigida a sustituir las importaciones tradicionales. El porcentaje de materias primas
nacionales a utilizar debía ser del 50% y también era necesario el empleo de al menos 50
trabajadores, con un salario de 3000 pesos. Recibían altos niveles de exoneraciones, pero
menores siempre que las establecidas en las zonas francas. El último grupo, que reunía a
la mayoría de las empresas, no podía tener capacidades ociosas, pero eran las menos
privilegiadas, pues tenían muy pocas nuevas inversiones.

Sobre esta base jurídica se experimentó un auge industrial iniciado en 1969, que contó
con un mercado en proceso expansivo, centrado fundamentalmente en el fortalecimiento
económico de la pequeña burguesía, resultante en gran medida de las políticas
económicas del Estado53. La dinámica del mercado facilitó la emergencia de una nueva
burguesía y ni siquiera la burguesía tradicional cuestionó esta faceta universalista del
Estado, ya que ella se insertaba también en la alternativa modernizante.

El proyecto de Balaguer previsto a largo plazo no podía sustentarse -exclusivamente- en la


represión, por eso se requirió realizar modificaciones internas en el bloque social
dominante. Se promovió el desarrollo de un nuevo sector empresarial y se obligó a los
sectores tradicionales a mover sus capitales a las nuevas esferas lucrativas. La
emergencia de un sector empresarial moderno con un Estado como árbitro y juez condujo
a un nuevo pacto de dominación que tenía tres vértices: el Estado, el capital extranjero
(principalmente el norteamericano) y la burguesía emergente. Pero el Estado siempre
mantuvo a las clases dominantes (sectores tradicionales y emergentes) distanciadas de la
toma y ejercicio de las decisiones políticas54. Es importante señalar que el gobierno de
Balaguer fue apoyado por el campesinado55.

52
Dilla, Haroldo. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales…. p. 7
53
Cassá, Roberto. Los doce años: contrarrevolución y desarrollismo. p. 333-335.
54
Un ejemplo de ello fue el Consejo Nacional de Desarrollo (CND) creado en 1966 y donde se daban cita empresarios,
tecnócratas, representantes del capital trasnacional y ocasionalmente el propio embajador de Estados Unidos. El objetivo
de este consejo era asesorar al gobierno en la toma de decisiones económicas. Pero al paso del tiempo, el CND degeneró
en una instancia decorativa, relegada por Balaguer a un “debate abierto” sin afectación al derecho presidencial a “decidir
soberanamente sin ninguna clase de coacción ni de interferencias ajenas”. Báez C. J. y O Fernández. Estado y partidos
políticos en República Dominicana. Citado por: Dilla, Haroldo. Ob cit, p. 28
55
Con esto no quiero decir que el campesino era un cuerpo monolítico, en el agro dominicano persistían relaciones de
servidumbre y tanto las políticas de Trujillo como de Balaguer favorecían -condicionalmente- a campesinos
acomodados, y estos obligaban a sus peones a votar por Balaguer.

31
CAPÍTULO II

La alternativa modernizante de Balaguer no consistió exclusivamente en incentivar la


producción industrial, como expresa la bibliografía en su gran mayoría, sino que, en
nuestra opinión, trata de fortalecer el sector financiero ante los cambios que estaban
ocurriendo en la región. Recordemos que en esta época los grupos industriales más
poderosos fundan en algunos países de América Latina compañías anónimas y se
vinculan estrechamente con los bancos, debido a lo cual comienzan a controlar el
mercado interno y la libre competencia. Es decir, a medida que va desapareciendo la vieja
burguesía nacional se originaron los monopolios criollos, algunos de los cuales
comenzaron a pensar en la conveniencia a asociarse a las transnacionales. En República
Dominicana este proceso se impulsa desde el Estado.

Por medio de la Ley 299 se incentivó la inversión privada y, al mismo tiempo, se dictaron
otras trece leyes que estimulaban la inversión en el turismo, la minería y las finanzas. Su
efecto inmediato fue la entrada al país de capitales extranjeros hacia áreas económicas
vitales. Se realizaron concesiones mineras a empresas como ALCOA (bauxita),
FALCONBRIDGE (ferro-níquel) y ROSARIO MINING (oro).

En 1967 entra al país la Gulf and Western, que adquirió el 2.3% del territorio nacional
(1118 km2), dentro del cual se encontraba la Central La Romana, que no había caído en
manos de la familia de Trujillo. Gracias a las generosas concesiones del Estado, ya en
1973 esta transnacional controlaba 62 empresas, una agencia crediticia propia (COFINSA)
y había comprado acciones en el Banco Popular Dominicano56. Entre 1973 y 1976, la
inversión industrial ascendió a 1100 millones de dólares, de ellos 900 millones eran
norteamericanos y 100 millones de empresas nacionales. Estas inversiones estuvieron
dirigidas básicamente al sector financiero, que permitieron que en 1980 existieran en el
país 7 bancos extranjeros y 4 nacionales o mixtos57. Balaguer creó mecanismos que
hicieron posible la creación y/o consolidación de la burguesía financiera. Generalmente los
recursos recibidos, ya fuera del exterior o del propio Banco Central, se canalizaban

56
Dilla, Haroldo. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales…, p. 11
57
En 1971 operaban cinco bancos extranjeros con 26 filiares, el 37% de los préstamos y el 52% de los ahorros y
depósitos. En 1975 estos porcentajes eran el 64% y el 52% respectivamente. El sistema financiero desde inicios del
gobierno de Balaguer estuvo controlado por los extranjeros, dirigido principalmente al sector privado y no al público. La
concentración del sistema financiero en unas pocas instituciones privadas se hizo palpable en la banca comercial. Luis
Gómez. Relaciones de producción dominantes en la sociedad dominicana. Citado por: Haroldo Dilla, Crisis del
desarrollo y tendencias neoliberales…, p. 12.

32
CAPÍTULO II

mediante los bancos comerciales y las empresas financieras que subvencionaban y


dirigían, a su vez, las propias inversiones de sus accionistas.

El auge del sector bancario se vinculó al de las construcciones. A partir de 1972 surgieron
7 bancos hipotecarios controlados por la gran burguesía dominicana y extranjera. Para
1982 casi 200 millones de dólares estaban dirigidos al sector de la construcción. El Estado
concibió un plan de obras públicas suntuarias que proporcionó empleos ocasionales a
miles de personas y propició jugosos contratos a sectores burgueses emergentes. Fue
sobre esta base que el sector de la construcción tuvo un crecimiento en los años setenta
con beneficios para el sector popular58.

En todo momento el Estado realizó el manejo de los recursos financieros. Entre 1966 y
1978 se percibió, en opinión del historiador Haroldo Dilla, una concentración de los
poderes en el ejecutivo, lo que se demostraba cada año al designar el presupuesto estatal.
La rigurosa centralización de los gastos del presupuesto gubernamental chocaba con la
liberalidad con que eran manejados los recursos de las empresas públicas. Más allá de las
formas, se trataba de asegurar los perfiles lucrativos múltiples de los sectores burocráticos
militares y burgueses emergentes y en ello incidía el interés caudillista de Balaguer y de su
camarilla más cercana. Apoyados en la Ley de Austeridad y otras medidas draconianas,
los presupuestos del gobierno central constreñían los gastos corrientes en provecho para
el capital privado. El Estado actuó como canalizador del sistema crediticio a través del
Fondo de Inversiones para el Desarrollo Económico (FIDE) y de la Corporación de
Fomento Industrial (CFI), encargados de tramitar los préstamos al sector privado59. Esto
constituyó “un pacto de caballeros” entre el sector privado y público. Sin embargo, poco a
poco, la balanza se inclinó a favor del sector privado bajo el viejo supuesto de la ineficacia
del Estado como administrador. Las corporaciones industriales nativas fueron sometidas a
un riguroso proceso de descapitalización que condujo a la quiebra financiera estatal60.

58
Cassá, Roberto. Los doce años: contrarrevolución y desarrollismo. p. 317. En esta página aparece un esquema en el
que se aprecia cómo van aumentado las inversiones durante la década de los setenta en el sector público y privado,
siendo siempre mayores las privadas, 2 816.5 millones con respecto a las públicas 1948.7 millones de dólares.
59
Ibidem, p. 22.
60
El gobierno agrupó en tres grupos a estas empresas: la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), el Consejo
Estatal del Azúcar (CEA) y la corporación Dominicana de Empresas Estatales (CORDE). Existían otros 27 organismos
incluyendo a la Universidad Autónoma de Santo Domingo y el Instituto Nacional de Estabilizadores de Precios.

33
CAPÍTULO II

La tercera condición en que se sustentaba la concepción reformista se localizó en la


urgencia de una modificación general de las relaciones agrarias. En su discurso de toma
de posesión del 16 de agosto de 1970, Balaguer anunció que “el único cambio que es
posible introducir en nuestras estructuras es el relativo al status de la tenencia de la tierra
mediante una reforma agraria intensiva”61. El Presidente consideró que era necesario que
los sectores dominantes tomasen conciencia de la necesidad de la reestructuración
agraria para la supervisión del orden social existente. Ello implicó la subordinación de la
burguesía agraria (o terrateniente) al interés general del sistema. Esta subordinación, en
realidad, no planteaba la aniquilación de los burgueses agrarios, sino la conservación de
sus intereses, en ese momento, en áreas modernas, particularmente en la industria.

El Estado cambió tierra por acciones, sobre todo en regiones donde la presión
demográfica era mayor y evidentemente generaría empleos a partir de la diversificación de
la propiedad. En este punto es necesario señalar que la concepción de Balaguer era que
debía repartirse las tierras al campesinado, mientras que, para la gran burguesía y los
norteamericanos, el problema agrario debía ser resuelto por medio del reparto de tierras
que no afectaran la gran propiedad territorial. Como mencionamos anteriormente,
Balaguer necesitó la retroalimentación de su liderazgo sobre la mayoría campesina,
requería afianzar la hegemonía estatal sobre el campesinado y en ello influyó la
cosmovisión balagueriana sobre la sociedad dominicana. Se trataba del supuesto de que,
por circunstancias históricas diversas, la pequeña y mediana parcela campesina era más
productiva que el latifundio62. Poco a poco, la Reforma Agraria se convirtió no sólo en un
interés económico sino político, la estabilidad social dependía de que el mayor
conglomerado de la población –el campesinado- gozase de un mínimo de justicia.

De esta manera, el Estado debería intervenir en la modernización técnica de la parcela


campesina, principalmente por medio de los programas de extensión, fomento y crédito
emprendidos por la Secretaría de Agricultura, el Banco Agrícola y otras instituciones63.
Aparentemente todo debía funcionar de tal manera que la supuesta armonía social
caracterizaría básicamente este gobierno. Sin embargo, esta institución no aplicó dicho

61
Cassá Roberto. Ob cit, p. 486.
62
Cassá, Roberto. Ob. cit, p. 491.
63
Cassá Roberto. Ob. cit, p. 491.

34
CAPÍTULO II

principio económico en todos los renglones productivos. La excepción fue el sector


azucarero, la Gulf and Western controló los dos tercios de la propiedad territorial dedicada
al cultivo de la caña. El presidente, ante el temor de afectar los rendimientos de venta al
mercado exterior, no realizó los “cambios agrarios” que había prometido. Más aún, su
interés se centraba en lograr un equilibrio entre los intereses del Estado y del capital
monopólico de los Estados Unidos, país que delineó la estrategia de la Secretaría de
Agricultura llamada “Plan Blanco”, apoyada por Balaguer, por cuanto “distribuía” los
recursos financieros para establecer asentamientos campesinos en tierras recuperadas64.

Hacia 1973, según Cassá, se percibe un giro político del Estado con respecto al agro. La
reforma agraria se convirtió en el desarrollismo agrícola, que se tradujo en el abandono del
esfuerzo reformista del Estado y el establecimiento de lineamientos tecnocráticos de la
Secretaría de Agricultura. En un principio Balaguer hizo resistencia a ello, pero en la
práctica, debido al juego de fuerzas contradictorias que operaban en el seno del Estado, la
ambigüedad de la burocracia y las propias limitaciones ideológicas del presidente, la
reforma agraria se había estancado, como se advirtió en la distribución de los
asentamientos agrícolas de 197565.

Un último factor esencial, que permitió la relativa estabilidad del régimen hasta un
momento dado, fue el equilibrio en torno al poder militar. Para la sociedad, el cuerpo
militar, escindido de lo civil, eran facciones en pugna por intereses netamente personales,
cuya unidad solo podía ser asegurada mediante la intervención de un líder fuerte y
autoritario, Joaquín Balaguer. Durante muchos años Balaguer demostró una extrema
habilidad para manejar los conflictos entre los militares. Esto le resultó de utilidad desde el
punto de vista político por varias razones: la primera era que mantenía subordinada a la
élite económica, ya que si esta tomaba partido por algunos militares fracturaba al Estado y
si criticaba la gestión de Balaguer le daba la espalda al máximo líder; la segunda cuestión
es más sencilla: plantear la estabilidad del Estado en torno al equilibrio de fracciones
militares, impuso una lógica de exclusión política sobre todo para la oposición. Ya sea

64
Dore y Cabral, Carlos. Reforma Agraria y luchas sociales en la República Dominicana 1966-1978. Santo Domingo:
Editora Taller, 1981, p 84.
65
Cassá Roberto. Ob. cit, p. 509.

35
CAPÍTULO II

desde la oligarquía, como desde la oposición, ambas posiciones fortalecieron el papel de


Balaguer frente al ejército.

Existe un consenso general al afirmar que durante los últimos años del período de
Balaguer existió una aguda crisis económica que afectó el apoyo social con que había
comenzado en 196666. El primer elemento que sustenta dicha afirmación es la crisis
agropecuaria que acentuó los índices de desempleo y subempleo en el campo, al tiempo
que engrosaba el número de emigrantes rurales a la ciudad. La productividad en el campo
declinó, en 1970 el PIB agropecuario era del 23,2% y descendió notablemente a 16,7% en
1980 con mediocres crecimientos anuales.

Después de 1975 se mostraron los límites del proyecto reformista balaguerista de


reestructuración del capitalismo dominicano. La primera grieta del pacto conservador
provino de su propia base: el campesinado. El modelo de desarrollo ejecutado por
Balaguer supuso una expansión de la industria sustitutiva de importaciones y no de la
agricultura y, aunque Balaguer pudo apreciar esto, como hemos analizado, su opción
reformista en el agro fracasó y quedó como letra muerta. Para compensar esta crisis
Balaguer debía liberalizar el régimen para lograr apoyo de las masas urbanas, pero no lo
hizo. Fue así que, desde la oposición, el PRD logró amplio apoyo en las ciudades.

El agotamiento de la modalidad de acumulación de capital dirigida por J. Balaguer se


profundizó al calor de la crisis internacional del sistema económico capitalista a inicios de
la década 70, cuya repercusión directa más importante fue la derogación, por parte de los
Estados Unidos, del mercado preferencial de los azúcares exportados por República
Dominicana. No obstante, el espejismo creado por la irracionalidad del mercado mundial
disparó los precios del azúcar hacia niveles jamás alcanzados históricamente y alargaron
artificialmente el “crecimiento” del período 1969-1973 hasta mediados de 1975, lo que
condujo a la ruina del agro67.

El proyecto del viejo caudillo, aún cuando pudo mantener la preeminencia civil, desató una
represión a cargo de bandas paramilitares conocidos como “los intocables”. Estas lograron

66
Dilla, Haroldo. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales…, p. 45.
67
Vicens Lucas. Crisis económica 1978-1982. Santo Domingo: Editora Alfa y Omega, 1982, p. 18.

36
CAPÍTULO II

desarticular organizaciones populares a un costo de una víctima cada 40 horas68. El


Sindicato Unido de la Central La Romana fue reprimido y su asesor legal, Guido Gil,
asesinado. Hacia 1973 sólo estaba sindicalizado el 10% de la fuerza de trabajo. La
práctica usual era la ilegalización de las huelgas y la represión directa. La política del
gobierno de reducción del gasto corriente en sueldos y salarios para “liberar” recursos que
llegaron a los 1000 millones, se erigió sobre una derrota que bañó de sangre al
movimiento obrero y popular69.

La crisis del régimen reformista también estuvo condicionada por la política del gobierno
de J. Carter hacia la región. La nueva política de Derechos Humanos de J. Carter, con
objetivos estratégicos, tendía a restringir los mecanismos autoritarios de Balaguer y a
contribuir a la modernización política de aquellos sectores burgueses de la oposición.
Adicionalmente, Estados Unidos redirige sus capitales hacia Brasil, México y Europa, lo
que afecta el monto de las inversiones extranjeras en el país. Al respecto Haroldo Dilla
comenta: “Como sucedió en el resto del continente la sustitución de importaciones se
convirtió en desplazamiento de importaciones, a la par que disminuía la proporción de los
valores de los importaciones de materias primas, productos intermedios, combustibles y
bienes de capitales”70.

El proceso de industrialización que debía liquidar el desempleo lo extendió, ya que en todo


momento la producción industrial creció a un ritmo mayor que su capacidad de empleo.
Las exoneraciones abusivas de la ley 299 continuaron vigentes. En nuestra opinión, el
Estado dejó pasar el momento de participar directamente en la conformación de un
desarrollo alternativo para aumentar el fisco y desarrollar políticas para el sistema social.
La producción industrial se vio igualmente afectada por el alza de los precios de las
materias primas que se compraban en el exterior.

El llamado grupo C o tercer grupo fue sensiblemente dañado por la limitación del mercado
nacional para absorber todas las producciones elaboradas. Con el tiempo muchas
industrias se convirtieron en instalaciones ociosas ante la saturación del mercado interno.
En la medida que la tasa de ganancia decrecía, muchas industrias se fueron repartiendo

68
Dilla Haroldo. Ob. cit, p. 28.
69
Vincens Lucas. Ob cit, p. 19.
70
Dilla Haroldo. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales…., p. 49.

37
CAPÍTULO II

entre los monopolios de capital extranjero y nacional con la consecuente exclusión de las
empresas pequeñas. Este fenómeno se hizo mucho más tangible en la década de los
ochenta71. A partir de 1975 comenzó a imperar la fuga de capitales y las inversiones
directas de capital extranjero aumentaron considerablemente.

Entre los años 1960-1970 el país experimentó un rápido proceso de urbanización que
modificó la distribución de los grupos sociales. En este periodo, más de un millón de
dominicanos se trasladaron del campo a la ciudad, o de ciudades pequeñas a grandes
agregados urbanos, lo que estimuló el crecimiento de barriadas habitadas por campesinos
recién inmigrados, trabajadores informales y todo tipo de población marginada. A partir de
1965 otro macro proceso se desató: la masiva emigración hacia Estados Unidos72.

Por todo esto, el Ejecutivo tuvo que reelaborar su proyecto económico. Tras haberse
dedicado a establecer una política desarrollista, justificó al régimen por medio de la
apertura democrática y su papel representativo en el capital global. En ese contexto y
dentro de un espíritu marcadamente conservador, Joaquín Balaguer advirtió a los sectores
dominantes del peligro que significaba el posible triunfo electoral del PRD. La
“advertencia” tendría sus efectos catastróficos, pero más que nada “evidenció el fracaso
rotundo del plan reformista que ideológicamente encaró la figura del gobernante Joaquín
Balaguer”73.

1.3. Apertura democrática del Partido Revolucionario Democrático


(1978-1986)

La afirmación de que con el gobierno de Balaguer en 1966 se inició la transición


democrática no es cierta. Antes, en 1963, el gobierno de Juan Bosch había comenzado un
proceso democratizador en el país, amparado en la Constitución y otras medidas

71
Dilla Haroldo. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales, p. 52. La tasa de crecimiento promedio del PIB en el
período 1969-1973, superior al 10%, disminuyó a menos de la mitad en el período 1974-1980. La industria que había
rendido en un 13% de crecimiento antes de 1973 mermó a un 5,2% en el período 1974-1978. La construcción, que había
sido el sector más dinámico a nivel interno, se redujo de un 22,1% a sólo un 6,4%. A este cuadro se sumaron los efectos
negativos del incremento de los precios del petróleo, que precipitaron aceleradamente las contradicciones del esquema
de acumulación.
72
Lozano Wilfredo. “Tradición caudillista y cambio política en República Dominicana (1986-1996)”. En: Perfiles
Latinoamericanos, enero-junio, año/vol. 05, número 008. México D. F.: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales,
1996. p 35.
73
Cassá Roberto. Ob.cit., p. 510.

38
CAPÍTULO II

trascendentales como la Reforma Agraria. Luego, a raíz de las elecciones de 1978,


comienza una período de mayor participación ciudadana en el sistema político. Pero:
¿incidió de igual manera la apertura democrática en todos los sectores de la sociedad?

Antes de adentrarnos en lo que significó la llegada al poder del PRD, es imprescindible


explicar los cambios sociales que se produjeron durante los últimos años de poder de
Joaquín Balaguer. Entre 1968-1978 el país experimentó un proceso de industrialización,
que con sus debilidades e incoherencias, contribuyó a la creación y/o expansión de
nuevos conglomerados sociales, como fue el caso de la clase obrera urbana. Asimismo,
frente a estas nuevas realidades sociales, aumentaron las demandas de todo tipo y por
tanto se exigió la función asistencial del Estado, organizándose así la principal arma de
cooptación de las masas y de clientela política para los partidos populistas. No solo se
modificó el mapa social, sino también la práctica misma de la política.

Fue en este escenario que se fortalecieron organizaciones políticas como el PRD, que
lograron un movimiento de masas, y fue también en este mundo donde la izquierda
revolucionaria movilizó a una gran parte de la intelectualidad de clase media y grupos
estudiantiles urbanos74. El conjunto de empresarios emergentes vinculados a la
industrialización se cohesionó como grupo social, con intereses distintos a sus “colegas”
importadores o terratenientes. Los propios actores del pacto oligárquico-reformista
sufrieron con el tiempo importantes transformaciones. Por ejemplo, los grupos
terratenientes, a consecuencia de las leyes agrarias de 1972-1974, pasaron a tener
importancia en el negocio inmobiliario urbano y en la banca nacional; los grupos
exportadores se vincularon también a la banca y los propios importadores invirtieron en
negocios locales agrarios o industriales. Este proceso creó una nueva realidad social en
estos agrupamientos económicos, lo que condicionó, a su vez, sus relaciones con el
régimen, pero sobre todo, abrió en muchos de sus sectores una posibilidad de diálogo y
relación con otras fuerzas políticas no vinculadas al pacto de dominación de 1966.

Este nuevo escenario social y político era ya un hecho a mediados de la década de los
setenta, por lo que el gobierno se vio obligado a ejercer una mayor tolerancia en la acción

74
Lozano Wilfredo. Ob. cit, p. 36.

39
CAPÍTULO II

política y un menor grado de intervención autoritaria en la sociedad. Sin embargo, no fue


hasta 1978 que se hizo realidad el nuevo juego político.

Joaquín Balaguer entregó a regañadientes el poder al candidato de la socialdemocracia


local, el rico ganadero Antonio Guzmán Blanco. Guzmán heredó una situación económica
difícil75. Ante esa coyuntura prometió tomar medidas para reactivar la economía y superar
el estado de crisis que vivía el país.

Proyectó un política económica llamada “Modelo de Demanda Inducida” (MDI)76, de corte


neokeynesiano, que pretendía “complementar la inversión privada a través del manejo de
la demanda agregada, cuando esta resultara insuficiente para mantener un nivel aceptable
de utilización de la capacidad instalada y el empleo”77.

Según el PRD, este programa respondía a las demandas populares de satisfacción de


ciertas necesidades básicas –empleo, salud, educación- y a las exigencias de resguardar
a las clientelas políticas para una supuesta reelección. Pero con el interés de una segunda
vuelta presidencial, la empleomanía estatal se dilató considerablemente, hasta que, por
fin, se decretó un magro aumento salarial y se destinaron presupuestos dirigidos a la
educación y a la salud. Con ello la política del PRD revertía la tendencia a la austeridad en
el gasto corriente público típico del balaguerismo, pero a su vez seguía el mismo modelo
económico con mayor énfasis en el fomento agrícola78.

El capital para aplicar el MDI debía provenir de las divisas del sector externo, del aumento
de la demanda interna en el mercado nacional y de una efectiva política fiscal, pero no
existieron ninguna de estas tres condiciones. El programa económico fue rápidamente
sepultado por el deterioro económico y sustituido por un plan de austeridad, puesto en
vigor desde mediados de 1980. Así, si el PIB nacional logró un cierto repunte en 1979 y

75
A partir de 1974 desapareció la coyuntura favorable, se redujeron los precios de los productos básicos de exportación,
se incrementaron los gastos de importación de combustible, bienes de capital, se constriñeron los flujos inversionistas y
de asistencia económica y se propiciaron las condiciones para el endeudamiento. En 1978 el déficit de la balanza
comercial ascendía a 326 millones de dólares, seis veces superior a la de 1973. La deuda externa del país absorbía el
21,4% de las exportaciones. Ver: Ceara Miguel. Tendencias estructurales y coyuntura económica de la economía
dominicana. Santo Domingo: Editora Nuevas Rutas, 1984. p. 224.
76
Según analistas de la época, el MDI debía ser un éxito a causa de la coyuntura favorable de la entrada de divisas a
partir del sector externo, un sistema de ingresos fiscales para los gastos corrientes y un sector privado dinámico
estimulado por la demanda y donde las trasnacionales tendrían un rol fundamental.
77
Ceara, Miguel. Ob. cit, p. 224
78
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 48.

40
CAPÍTULO II

1980 –con un 4,85 y 5,6% respectivamente-, debido al alza de las actividades de servicios
apoyada en una coyuntura externa relativamente favorable, en 1981 la tasa de crecimiento
se redujo al 3,4% y al 1,6% en 1982.

El sector externo sufrió considerablemente. La incapacidad de los sectores productivos


mercado-internistas para responder a la demanda interna provocó un alza de las
importaciones, en lo cual repercutió también negativamente el incremento de los precios
del petróleo y de otros rubros79. La única vía de que dispuso el gobierno para sostener
esta situación fue contratando voluminosos préstamos para financiar el déficit de las
empresas estatales y pagar deudas vencidas, al punto de que en 1982 la deuda nacional
ascendía a 2000 millones de dólares y absorbía más del 30% de las exportaciones80.
Otros elementos negativos fueron el cese del flujo inversionista, la fuga de capitales hacia
bancos estadounidenses y el incremento de las remesas de utilidades.

El plan de austeridad puesto en vigor consistió en limitar drásticamente las importaciones


y suprimir los subsidios. Para contrarrestar el déficit comercial se emitió dinero sin
respaldo real con los consiguientes efectos adversos. En 1981 la capacidad del
endeudamiento llegaba a un límite que dificultaba el acceso a la banca comercial, ya que
esta no podía adquirir posibilidades de pago de su empobrecido cliente.

El gobierno perdió paulatinamente la amplia base de apoyo electoral que obtuvo en 1978.
Para las masas populares el cambio se redujo a la instauración de ciertas libertades
públicas que no bastaban para alimentarse, conseguir un empleo o asegurar los servicios
sociales básicos. Tras el derrumbe de las expectativas creadas por el MDI, la situación
popular empeoró al descargarse sobre ellas el peso de la crisis y de los programas de
austeridad. Sin embargo, dado el bajo nivel de organización popular y la carencia de una
estrategia orgánica, la impopularidad del gobierno sólo se expresó en protestas aisladas y
en una reorientación de las preferencias políticas dentro del sistema, más aún por la
cercanía de los comicios electorales de 1982.

79
En 1980 las exportaciones crecieron un 10,7% favorecidas por el aumento del precio del azúcar y por mayores ventas
de oro, pero las importaciones lo hicieron en un 33,6% para un déficit comercial record de 647 millones de dólares en un
país donde las exportaciones se redondeaban en 1000 millones de dólares. Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 49.
80
Ceara, Miguel. Ob. cit, p. 227.

41
CAPÍTULO II

El propio Partido Revolucionario Dominicano –como maniobra política- volvió las espaldas
a su gobierno, bajo el pretexto de una política exterior ultrareaccionaria. Parecía que el
tiempo no había transcurrido. En el área caribeña ocurría un proceso acelerado de
descolonización y en algunos países como Nicaragua, Granada y Surinam se iniciaba un
proceso de recuperación de la soberanía nacional, que apuntaba a profundizar el
debilitamiento del dominio hegemónico norteamericano en la región. Era el momento, a su
vez, que Cuba ganaba mayor liderazgo en los países del área, particularmente en los del
Caribe de habla inglesa, los que establecieron relaciones diplomáticas con Cuba tan
pronto lograron su independencia.

Sin embargo, la lógica interna que había tenido el proceso político y social dominicano en
lo que hemos denominado como acentuación del orden neocolonial, condujo al PRD a
mantener un distanciamiento con Cuba, como la mayoría de los países latinoamericanos a
principios de la década de los sesenta. Esta desfasada política exterior, que no estaba en
consonancia con lo que ocurría en la región, fue la piedra angular de la crítica ejercida por
el PRD al final de la gestión gubernamental del presidente Guzmán. El interés del PRD era
buscar un distanciamiento de una gestión muy desprestigiada a las puertas de un nuevo
ciclo electoral, donde el triunfo fue asegurado con la consigna de que “a la democracia
política asegurada por Guzmán se agregaría la democracia económica”81.

El rechazo del PRD a la política exterior del gobierno, efectivamente, no fue totalmente
desacertado. Estuvo relacionado con el ascenso de Ronald Reagan a la presidencia en
Estados Unidos, quien puso en ejecución un proyecto para recuperar su dominio
hegemónico en la región del Caribe, que incluía la aplicación del modelo económico
neoliberal en los países del área, el cual varió sustancialmente el contexto regional en la
década de los ochenta. Estos cambios motivaron al PRD a insertarse aún más dentro de
los lineamientos neoconservadores82. Guzmán apoyó los esfuerzos norteamericanos por
impedir el triunfo revolucionario en Nicaragua, cooperó activamente con los regímenes de

81
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 50
82
Aunque la presente investigación no tiene como objetivo delinear la política exterior de Guzmán Blanco, otro ejemplo
de dependencia al gobierno de los Estados Unidos lo demuestra la participación de las Fuerzas Armadas y de Seguridad
nacional dominicanas en la política belicista de Estados Unidos en la Cuenca del Caribe, la “profesionalización de las
FAS” consistió en una ayuda norteamericana para el equipamiento militar y condicionadores políticos que desbordaron
las necesidades del país, es así como se produjo la militarización de la sociedad. Haroldo Dilla, Crisis del desarrollo y
tendencias neoliberales…, p. 68

42
CAPÍTULO II

Duvalier en Haití, Edward Seaga en Jamaica y Augusto Pinochet en Chile. Pero, al mismo
tiempo, “es justo reconocer que en cuanto a libertades públicas y políticas económicas,
este gobierno debe considerarse lo más avanzado que se ha producido, aún cuando ello
nunca fue suficiente para dar solución o al menos paliar los graves problemas
nacionales”83.

Sin embargo, el rico ganadero del Cibao y sus asesores económicos no captaron la nueva
dinámica del capital imperialista, que imponía un nuevo estilo de política económica, muy
distante del MDI y mucho menos coherente que los programas de austeridad impuestos
desde 1980. En el marco de la crisis se imponían severos ajustes de matrices neoliberales
y una reorientación de la producción hacia la exportación, en lugar del modelo desarrollista
sustitutivo de importaciones. La incapacidad de comprender esta nueva dinámica no se
reduce a una mera torpeza técnica de los burócratas, en el fondo yacía la incapacidad del
gran capital local para organizar sus intereses, producir una elaboración intelectual básica
y articular un nuevo consenso en torno a la alternativa neoliberal.

El presidente Guzmán no sólo perdió el apoyo popular del PRD, sino también de la
burguesía dominicana. Esta había percibido una corrupción desmedida de funcionarios
públicos y un exceso populista en el manejo de los gastos corrientes. Según la oligarquía
dominicana aliada al capital imperialista, este era el origen del déficit comercial. La
oligarquía, en fiestas y cenas de confraternidad empresarial, acusó al gobierno de
malgastar el dinero. El distanciamiento de la burguesía tuvo su mayor expresión a partir de
1980 con las posiciones adoptadas por el Consejo Nacional de Hombres de Empresa
(CNHE).

El CNHE no podía considerarse, en este periodo inicial, como representativo de toda la


burguesía, ni siquiera de toda la gran burguesía, en la misma medida en que importantes
grupos económicos no habían logrado aún ingresar en aquellas áreas lucrativas ubicadas
en el eje del nuevo esquema de acumulación y privilegiadas tasas de ganancias84.

A fines de 1981, el CNHE comenzó a reelaborar su estrategia económica, construyó un


programa orgánico de corte neoliberal y, a partir de ahí, articuló un conjunto de presiones

83
Dilla, Harold. Ob. cit, p. 50
84
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 51

43
CAPÍTULO II

más directas y eficaces sobre el gobierno. En octubre de 1981 se dio a conocer un


documento elaborado por una comisión del CNHE, donde se propuso explícitamente la
liberación económica, la reducción cuantitativa del papel del Estado en la economía a una
supervisión global, limitar todo plan distributivo al libre flujo del mercado y una acción más
consecuente en función del fortalecimiento del sector privado85. El paquete de
recomendaciones incluía la recurrencia al Fondo Monetario Internacional86 y se insertaba
dentro de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe. Esta última complementó la estrategia
fondomonetarista, fijando metas para la recuperación económica a través de una supuesta
expansión ilimitada del mercado dominicano hacia Estados Unidos. El CNHE recibió la
ayuda condicional del gobierno de los Estados Unidos, que excedió las prerrogativas
diplomáticas y se realizaron intervenciones públicas del embajador norteamericano.
Aceleradamente, el gobierno norteamericano, por medio del CNHE, fue aumentando la
presión sobre el estado dominicano para adscribir la política económica nacional a la
“magia libre del mercado” y otros preceptos utilizados por Ronald Reagan en sus
discursos87.

Al adoptar el recetario neoliberal, la realidad mostró cómo los círculos dominantes trataron
de ajustar la política nacional a sus estrechos intereses fraccionales, sujetar las
burocracias gubernamentales y crear condiciones óptimas para la acumulación mediante
una drástica restricción del consumo popular y el sacrificio de las capas medias y del
sector empresarial mediano dirigido al mercado nacional.

El CNHE preparó su política económica con vista a ocupar puestos en el Parlamento y


hacer efectivos los planes trazados. En febrero de 1982, el Consejo declaró su aspiración
de situar a hombres de empresa en el gobierno y “contrarrestar las corrientes estatistas y

85
Un papel importante en esta elaboración lo tuvo un grupo de “intelectuales patentados” vinculados al CNHE y
llamados posteriormente a ocupar cargos claves en la conducción económica del país. Se destacaron por la elaboración
de una serie de libros, ponencias y charlas como ejemplo podemos citar: Eduardo Tejera Diagnóstico de la economía
dominicana (1980-1981) y recomendaciones preliminares y Bernardo Vega con Comentarios sabatinos (1981-1982),
para más información ver Haroldo Dilla. Ob. cit, p. 51
86
Desde 1902 hasta la fecha, la influencia de Estados Unidos en las políticas económicas dominicanas ha sido decisiva y
el nuevo viraje del CNHE no escapa de esta singularidad. En esta nueva circunstancia, Estados Unidos se encargó de
proveer dos mecanismos claves para la economía dominicana: el Fondo Monetario Internacional y la Iniciativa para la
Cuenca del Caribe.
87
El 27 de noviembre de 1981 el embajador de EUA condicionó la ayuda gubernamental a la necesidad de “poner la
casa en orden”, lo que ante todo se traducía en un clima favorable con la inversión extranjera. Se clamaba por la
liberalización económica a pesar de los recelos de algunos grupos políticos y de algunos segmentos de la comunidad
empresarial. Ver: Investiment Climate Report on the Dominican Republic, 27 de noviembre de 1981. (documento)

44
CAPÍTULO II

abiertamente perturbadoras” para resultar ganadores en los comicios de mayo del propio
año. El propio PRD constituyó la vía a través de la cual presentaron sus líneas
programáticas que le garantizarían la preservación del sistema. Este presentó a
elecciones un programa económico y un plan de acción sumamente atractivo. El candidato
con más posibilidades de éxito, el Dr. Salvador Jorge Blanco, captó rápidamente el
mensaje del gran empresariado y absorbió a varias figuras ligadas a este medio.

En marzo-abril de 1981, el futuro presidente de la nación pactó con el CNHE el


establecimiento de medidas desnacionalizadoras, que incluían la recurrencia al FMI y el
estímulo de las exportaciones de acuerdo con los incentivos de la Iniciativa para la Cuenca
del Caribe. El programa económico del gobierno de Salvador Blanco favoreció a los
sectores más concentrados del capital ubicados en las áreas financieras y exportadores -
básicamente en la esfera de los productos no tradicionales- en detrimento de sectores de
la pequeña burguesía ligados a las capas medias y a las masas populares.

La victoria de Blanco en mayo de 1982 representó para República Dominicana, según


Haroldo Dilla, la oficialización de las recetas neoliberales en el país88. En efecto, en enero
de 1983 se firmó con el FMI el Acuerdo de Facilidad Ampliada89. Sigue comentando el
historiador que “el equipo técnico del gobierno diseñó una optimista estrategia que se
componía de medidas recesivas o poco simpáticas (establecimiento de impuestos como el
ITBI, el Ad Valorem y el 36% a las importaciones y exportaciones tradicionales), pero que
sería el marco de referencia para que se liberalizaran las fuerzas dinamizadoras del
empresariado”. Este proceso de ajuste incluía beneficios para sectores empresariales y
desventajas para la gran mayoría. A las medidas poco simpáticas se unían otras de
incentivación, que paulatinamente irían copando la política económica oficial, lo que dio
lugar a una idílica recuperación económica. Tres meses después de dar comienzo a su
gobierno, el Dr. Jorge Blanco declaraba “que el proceso de deterioro económico había

88
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 54
89
El FMI desembolsó a República Dominicana 465 millones de dólares durante tres años utilizables para el servicio de
la deuda y atrasos comerciales. El gobierno se comprometió a aplicar una serie de medidas dirigidas, por ejemplo, en el
área monetaria el gobierno fue eliminando los subsidios a los industriales e importadores, se tomaron medidas de
restricciones crediticias y aumento de la tasas de interés que redujeron la masa de moneda circulante.

45
CAPÍTULO II

acabado y que iniciaba la etapa de la consolidación del establecimiento de las bases


seguras de las cuales nuestra economía se revitalizaría y se despejaría de nuevo”90.

Después de un largo período de autoritarismo balaguerista, se evidenciaron


modificaciones significativas en las condiciones políticas. Aunque continuara su discurso
populista y democrático, el proceso de derechización del PRD lo distanciaba de los
postulados que había enarbolado bajo el liderazgo de Juan Bosch91. Además, la consigna
de que a la “democracia política” conseguida por Guzmán en el poder, le seguiría la
“democracia económica” de Salvador Blanco nunca llegó a materializarse.

Durante los años ochenta, Estados Unidos logró la recuperación del dominio hegemónico
en la región92 y el gobierno se acogió a los lineamientos trazados por los centros de poder
(CNHE), particularmente el Fondo Monetario Internacional y la Iniciativa para la Cuenca
del Caribe93. Dentro de este contexto internacional la transición democrática, en su
vertiente económica, era más difícil de alcanzar que la liberalización política,
supuestamente alcanzada por el período de gobierno 1978-1982.

El gran capital dominó los mecanismos estatales y la tendencia a la tecnocratización. Esta


tesis la podemos demostrar con los siguientes ejemplos:

La Junta Monetaria94, órgano superior del Banco Central creado en 1947, fue lugar de
concertación de empresarios y funcionarios políticos dedicados a trazar la política

90
Bernardo Vega. Charla en la Cámara de Comercio, 9 de marzo de 1983, citado por Haroldo Dilla. Crisis del
desarrollo y tendencias neoliberales. p. 54.
91
Juan Bosch rompe en 1973 con el PRD para fundar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que se presentó a
elecciones en 1978 con Juan Bosch como candidato a la presidencia. Bosch fue candidato en 1982, 1986, 1990 y 1994.
Para 1996 con el retiro de Juan Bosch, el Congreso Elector escogió como candidato a Leonel Fernández, que obtuvo el
93,2 de los votos emitidos en el país. Aquino, José A. Ob. cit, p. 410-424.
92
El gobierno nacionalista de Manley en Jamaica había sucumbido ante presiones del FMI; en tanto que la política de
reversión y contención diseñada por los estrategas norteamericanos daba frutos en Surinam y Granada, cuyos procesos
sociales fueron revertidos, mientras que Nicaragua era sometida a la política de contención, mediante la guerra de baja
intensidad. Simultáneamente, la crisis económica en el Caribe se profundizaba en la medida en que asistía a un cambio
en el modelo de acumulación , donde el sector primario (producción agropecuaria y mineral ) era desplazado por el
secundario (maquiladoras) y el terciario (fundamentalmente servicios turísticos y financieros)
93
La Iniciativa para la Cuenca del Caribe (Caribbean Basin Iniciative) lanzada en 1984 por el presidente Reagan para
“contener las amenazas cubana y sandinista” en la región, fue uno de los factores decisivos para el desarrollo de la
industria de ensamblaje destinada al mercado norteamericano. La República Dominicana fue la principal beneficiaria del
ICC. Caroit, Jean Michel. “Relaciones Internacionales”. En: Estudios Sociales, año XX, número 89/90. Santo Domingo,
julio-diciembre de 1992, p 52.
94
La Junta Monetaria la componían el gobernador del Banco Central, los secretarios de finanzas y de
Industria/Comercio, los empresarios Hugo Gilliami y José A. Nejri y otros 6 miembros, todos dirigentes de poderosas
asociaciones burguesas y tecnócratas.

46
CAPÍTULO II

económica del país después de 1960. Sin rebasar los límites constitucionales, estipulaba
que las dos terceras partes de los miembros de la Junta fuesen elegidos en el Congreso95.
Durante el período de Balaguer la Junta desempeñó un papel discreto en la vida
económica nacional. Sin embargo, bajo el gobierno de Guzmán las tendencias
monetaristas que controlaban el Banco Central llegaron a provocar tensiones entre el
Presidente y el gobernador del Banco, Carlos Depradel96.

A partir de 1982, la Junta Monetaria se convirtió en un núcleo de poder decisivo, al punto


de generar una devaluación administrativa en la moneda dominicana, que fue culminada
en enero de 1985 con el traspaso del petróleo al mercado cambiario paralelo. Además de
la Junta, existían otras instituciones como la Secretaría de Industria y Comercio, el Centro
Dominicano de Promoción y Exportación, la Comisión Promotora de Nuevas Inversiones
Extranjeras (COMIEX), las comisiones de las zonas francas y mineras y la Comisión de
Información para las normas de Comercio Exterior. Todas estas asociaciones e
instituciones legales actuaban como orientadoras en la nueva coyuntura económica, para
confirmar el mito de la eficiencia tecnocrática. El caso de la Reforma Agraria es también
un ejemplo de ello. El criterio reformista de Balaguer fue sustituido por otro fomentalista,
que debía descansar en un reducido grupo de hacendados que producirían con modernas
tecnologías, y se eliminaría el paternalismo con la creación de empresas mixtas
(empresario-Estado-campesino), donde las primeras administraban, el segundo financiaba
y los terceros trabajaban, con una supuesta ampliación para todos. Esta tendencia en la
agricultura indica un proceso de paulatina tecnocratización.

La “revitalización económica” se mostraba de la siguiente manera: desapareció


prácticamente el subsidio a los industriales, al otorgárseles un peso por un dólar para las
compras en el exterior, esto implicó una devaluación de la moneda dominicana en la
medida en que los dólares debían adquirirse en un mercado no controlado por el gobierno;
al encarecer los costos de producción o de importaciones de bienes de consumo aumentó
el nivel de los precios, con el consecuente efecto negativo sobre el consumo popular. No
es casual que las dos mayores jornadas de protestas populares –la de abril de 1984 y la
de febrero de 1985- tuvieran lugar inmediatamente después del traspaso al mercado

95
Constitución de 1966, artículo 112.
96
Dilla, Haroldo. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales…., p. 64.

47
CAPÍTULO II

paralelo de divisas de las importaciones de medicinas, fertilizantes, cereales, petróleo, etc.


En segundo lugar, el alza de los costos de producción y las reducciones sustanciales de
las ventas afectaron a los sectores que producían para el mercado interno, así como a los
importadores y a los comerciantes minoristas. En tercer lugar, la liberalización monetaria
benefició escandalosamente a la banca, controladora desde fines de 1983 del mercado
cambiario de divisas97.

En el orden fiscal, la política se dirigió a la máxima reducción del déficit gubernamental y


se aplicaron impuestos sobre el consumo y la circulación, con los consiguientes efectos
inflacionarios. De igual manera, se redujeron los créditos a las empresas estatales
mediante “topes trimestrales”, supuestamente dirigidos a rehabilitar el sector público de la
economía. Esta revitalización económica pasaba por medidas draconianas como despidos
masivos y represión sindical98.

En el área del sector externo se dictaron algunas medidas temporales que limitaba las
importaciones, pero los cambios fundamentales se dirigieron a crear posibilidades a las
inversiones extranjeras. Se modificó la ley 861, reguladora de las inversiones extranjeras
para ampliar aún más los incentivos de inversión en la minería, el turismo, la agroindustria
y las zonas francas industriales, tal y como lo exigieran la Cámara de Comercio y la
embajada de los Estados Unidos. Se otorgaron incentivos a los exportadores, sobre todo a
los no tradicionales99.

Muchos analistas gubernamentales manipularon los resultados estadísticos, pero no


pudieron ocultar que el 3,9% de crecimiento económico en 1983 provino en su mayoría del
30% reportado por la minería y el 14% de la construcción, en cambio, los sectores
productivos no crecieron o lo hicieron solo en pequeña escala100. Como reconoció el
mismo presidente “el país estaba en el vórtice de la crisis económica y 1984 sería un año
más severo aún”101.

97
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 55
98
Militarización de la Fábrica de Cemento Dominicana, El Nacional, 22 de marzo de 1983.
99
Dilla, Harold. Crisis del desarrollo y tendencias neoliberales….., p. 56
100
El déficit comercial ascendió a 529 millones de dólares debido al crecimiento de las importaciones sobre las
exportaciones. El déficit fiscal no fue más alentador, alcanzó cerca de 293 millones de pesos, 7,5 más que en 1982.
101
Listín Diario, 28 de Febrero de 1984.

48
CAPÍTULO II

Este año resultó mucho más desalentador, el PIB sólo creció un 1,5% y los resultados
obtenidos para 1985 fueron catastróficos. Las exportaciones de los productos tradicionales
disminuyeron un 14,2% y aumentaron otras sólo en un 3,2%. Al convertir la deuda “en el
objetivo central de la política económica”, según Miguel Ceara, “el gobierno sustituyó
cualquier estrategia a largo plazo por una visión cortoplacista y aniquiló cualquier opción
de desarrollo futuro”102. Las negociaciones con el FMI fueron desalentadoras para el
interés dominicano. El gobierno tuvo la oportunidad de renegociar un total de 586,6
millones de dólares, pero en un quinquenio debía pagar 600 millones de dólares, que
constituían los dos tercios de las exportaciones del país103. Hacia 1984, la deuda externa
constituía el 40% del PIB104.

El resultado de estas medidas hizo que la prensa de la época, al referirse a República


Dominicana, la catalogaran como una calamidad social. Entre agosto de 1982 y enero de
1983 perdieron sus empleos unas 20 000 personas y el desempleo representó el 32,6%
de la población económicamente activa105. También se hizo sentir la afectación de los
sectores empresariales medianos y pequeños, las industrias nacionales llegaron al borde
de la ruina, redujeron sus plantillas, mientras que la tecnología usada era ociosa en un
50%106.

Al margen de algunos sectores agrícolas medios, que pudieron ser beneficiados con el
crecimiento de los cultivos de exportación al mercado norteamericano, la inmensa mayoría
de la población rural –minifundistas con menos de cinco hectáreas, peones, etc.- fueron
afectados por el constreñimiento de los créditos, el aumento de los precios de los insumos
agrícolas, la detención de la escuálida Reforma Agraria y el brusco deterioro de los
generalmente inaccesibles servicios públicos.

102
Ceara Miguel, Ob. cit, p. 185.
103
Granma, 2 de Agosto de 1985.
104
Peña, Jorge de. “El costo de la vida, la situación del empleo y sus repercusiones en los trabajadores y sus
organizaciones”. En Forum 8, Santo Domingo, 1983.
105
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 11. Explica el historiador que según el FMI, el 70% de la población urbana en República
Dominicana está por debajo de la línea de la pobreza, basado en los siguientes datos: los productos de la canasta básica
habían duplicado y triplicado sus precios, el precio de las medicinas también se había triplicado y en los productos
agrícolas de mayor consumo el aumento del precio giraba en un 70 %. Debe tenerse en cuenta que desde 1966 en el país
se ha producido una política de congelación salarial sólo interrumpida en 1974, 1979, 1984 y 1989.
106
Dilla, Haroldo. Ob. cit, p. 12.

49
CAPÍTULO II

En síntesis, el proyecto de ajustes fondo-monetaristas logró efectos destructivos


estratégicos, no generó un proceso de crecimiento sostenido y la acción lucrativa del
capital financiero transcurrió por un vertiginoso proceso de concentración y centralización
de la producción, que alteró sustancialmente la estructura social, la relación interclasista,
las formas de interacción entre las fracciones del grupo oligárquico y como corolario
lógico, las relaciones políticas.

Al finalizar la gestión administrativa de Jorge Blanco en agosto de 1986, no obstante el


informe triunfalista rendido por este, el país había quedado en bancarrota, con la moneda
devaluada en un 300% y la deuda externa ascendente a 3500 millones de dólares.
Ninguna de las gestiones internacionales había fructificado. La gestión con el FMI fue
catastrófica y con la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y otras relaciones comerciales
intra-regionales no hubo tiempo para una consolidación explícita. La corrupción
administrativa creció a niveles jamás sospechados, los índices de desocupación se habían
multiplicado, el sector agropecuario se encontraba arruinado, los paros, protestas y
movilizaciones sociales habían alcanzado su máximo desarrollo.

La llegada al poder del PRD en 1978 marcó un cambio en la dinámica económica


dominicana contemporánea por varias razones:

1) La década de los ochenta fue de transición hacia una economía de servicios (turismo y
zonas francas, fundamentalmente). Se agotó el sistema sustitutivo de importaciones
implementado por el gobierno de Joaquín Balaguer, pero paralelamente se estimuló la
consolidación de la burguesía financiera vinculada a los intereses del capital
transnacional y se incentivó la entrada de capital foráneo con leyes que estimulaban la
inversión extranjera. Este proceso se consolidó a partir de 1984 con la firma del primer
acuerdo económico con el Fondo Monetario Internacional y la inserción en la Iniciativa
para la Cuenca del Caribe.

2) El sistema de partidos se fortaleció. Asimismo, se amplió el poder corporativo del


empresariado y de los movimientos obreros y sociales en un clíma de relativa libertad
pública.

3) El PRD procedió a desarrollar una política de inversiones públicas y gastos sociales de


corte keynesiano, con el fin de estimular el aumento de la demanda, como estrategia

50
CAPÍTULO II

para superar la etapa recesiva del gobierno de Balaguer. En un contexto de crisis del
aparato exportador tradicional e imposición de los intereses del capital transnacional, el
Estado reorientó su política a la restricción de los gastos públicos del Estado y apeló al
endeudamiento con organismos internacionales.

En esta situación la naturaleza del Estado se transformó ante la nueva realidad nacional e
internacional que vivía la nación.

1.4. Transformaciones generales del modelo de Estado dominicano


entre 1966 y 1986

Desde sus orígenes, el proceso histórico de construcción del Estado en República


Dominicana recibió la influencia de modelos foráneos, producto de realidades sociales
diferentes a la dominicana, o bien adoptó medidas impuestas por potencias extranjeras
que habían ocupado el país o que habían tenido una injerencia directa en el mismo.
Incluso la Constitución de 1844, cuando el país obtiene la independencia, no fue más que
un transplante de experiencias constitucionales de otros países107. De ahí que se intentara
dar concreción a los aparatos del Estado, sin tomar en consideración que la debilidad o
fortaleza de la estructura institucional dependía más bien del grado de desarrollo de la
formación económico social dominicana y no del nivel de avance de los modelos
transplantados. Como no había existido esta correspondencia, el Estado dominicano
difícilmente pudo hacer realidad el contenido de dichos modelos108. Además, la mayoría
de la bibliografía expresa que 80 de los 154 años de vida republicana que tiene el país han
correspondido a gobiernos dictatoriales y a la administración por ocupaciones extranjeras.

En este lapso histórico la constitución se modificó en 36 ocasiones. De ellas la constitución


de abril de 1963, bajo el gobierno de Juan Bosch, es considerada como la verdadera
reforma democrática en plena correspondencia con las necesidades de la nación.

107
Por ejemplo Haití, Estados Unidos, Cádiz y Francia. Sabemos que República Dominicana no constituye un caso
excepcional, al igual que otros países latinoamericanos, se inspiraron en constituciones que consideraban en este
momento como paradigmas. Puede consultarse: Jorge García. La constitución de Cádiz y su influencia en América
Latina, Cuadernos de CAPEL, Costa Rica, 1987 y Thomas Buergenthal “La Constitución norteamericana y si influencia
en América Latina, Cuadernos CAPEL, Costa Rica, 1987.
108
El propio Joaquín Balaguer manifestó al llegar a la presidencia en 1966 que la Constitución no era más que un pedazo
de papel. Véase: Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 112.

51
CAPÍTULO II

Después se marcó un retroceso político en 1966, que influyó en la reforma constitucional


de ese año, luego fue revisada y transformada en 1994, para dar salida a la crisis política
que vivió el país a raíz de los comicios de ese año109. La mayoría de las modificaciones
realizadas a la constitución no captaron la naturaleza del desarrollo histórico social
dominicano, siguiendo reglamentaciones y bajo un personal especializado ajeno a los
intereses nacionales. Al menos dos de las reformas que ha sufrido la Constitución
dominicana se han producido a raíz de las ocupaciones norteamericanas. Incluso leyes y
ordenanzas dictadas en 1965 siguieron vigentes hasta 1994, año en que se realiza una
reforma constitucional exigida por el pueblo con sus propias experiencias, que se
mantiene hasta la actualidad.

Dentro de estas condiciones, una de las características fundamentales del sistema político
dominicano reside en depositar mucha confianza en el presidente, que es la máxima
autoridad que define la sociedad política en detrimento de otros poderes e instituciones.
Así mismo, a lo largo de la historia ha sido escasa la delimitación de competencias de los
distintos poderes en que formalmente se ha dividido el Estado y la subordinación de las
demás instancias al poder ejecutivo. La independencia de los poderes fue históricamente
una ficción en la República Dominicana. Tanto el Poder Legislativo como el Judicial, por
situaciones históricas muy difíciles para el país, han perdido la credibilidad que requiere
toda institución para lograr cierta estabilidad nacional. La inoperancia de los tribunales
dominicanos para castigar a los culpables de los crímenes políticos, e incluso los delitos
comunes, ha provocado que en ocasiones la población se haya visto en la necesidad de
hacer justicia con sus propias manos110.

Las Fuerzas Armadas, institución de colosal importancia para la estabilidad de cualquier


Estado, fueron desarticuladas en plena ocupación (1965), para ser creada una nueva
institución castrense, lógicamente siguiendo el modelo norteamericano, bajo
asesoramiento y entrenamiento foráneo. Incluso cuando fue necesario modernizarla y

109
Rojas, Onefre. El proceso de reforma y constitucionalización….p. 2. (ver anexo 1)
110
En un encuentro sobre la justicia dominicana a finales de 1986, el procurador general de la República confesó: “todo
lo que aquí se ha dicho en contra de la justicia es verdad. ( …) Nuestros jueces lamentablemente en gran parte se han
corrompido, venden sentencias, son haraganes, son cobardes, son indolentes y no tienen el más ligero ápice de
conciencia de la gran responsabilidad que la sociedad a impuesto sobre sus hombros” Forum: La justicia en República
Dominicana, Santo Domingo, 1987. Citado por Mariñez, Pablo. Ob cit, p. 113.

52
CAPÍTULO II

reestructurarla (1978), Estados Unidos se encargó de impedir que las fuerzas armadas
dominicanas velaran por los intereses nacionales, tal y como señala la Constitución.

En ausencia de esta legitimidad institucional, en el país se forjó una cultura política que
relega a un segundo plano al consenso y la hegemonía. Los mecanismos coercitivos
facilitaron la implantación de regímenes autoritarios. Quizás buena parte de la explicación
del fenómeno que venimos señalando radique en que la mayoría de las instituciones del
sistema político dominicano se han originado y desarrollado precisamente bajo regímenes
de este corte. Durante la dictadura de Trujillo se crearon no menos de 22 instituciones
estatales en el país, por lo que se puede afirmar que la mayoría de las existentes no se
han desarrollado bajo gobiernos proclamados democráticamente. Paradójicamente, la
dictadura de Trujillo recurrió en mayor grado a los aparatos del Estado que los gobiernos
democráticos que le sucedieron111.

Estos factores influyeron cuando la Revolución de Abril de 1965 revindicó la articulación


de una nueva forma de Estado. Pero el esquema adoptado por el Consejo de Estado y el
Triunvirato no pudo sostenerse por la imposibilidad de la clase dominante local para
mantener un régimen que respondiera, exclusivamente, a sus intereses.

La clase dominante aceptó un proyecto que implicaba la normalización del esquema


político. Se garantizó la unidad de los sectores dominantes contra la posible emergencia
de un nuevo intento revolucionario. La salida fue el retorno de Balaguer, que supuso el
paso a una nueva forma de Estado con la presencia hegemónica de Estados Unidos
penetrando diversas instancias del aparato gubernamental dominicano112. El pacto le
resolvió el problema a la oligarquía, pero al precio de su total marginación como clase
política.

Para explicar el triunfo electoral de la derecha hay que destacar que todavía la mayor
parte de la población dominicana estaba compuesta por campesinos, en quienes se
mantenían reflejos ideológicos tradicionalistas moldeados durante el periodo trujillista. El
campesino seguía adscrito al poder estatal a través del respeto a la autoridad como forma

111
Mariñez, Pablo. Ob cit, p 120-121.
112
La aceptación del nuevo régimen era adicionalmente facilitada debido a que el gobierno norteamericano necesitaba
legalizar la intervención militar. Como acto a posteriori, esto debía traducirse en la celebración de “elecciones libres” y
en la ulterior instalación de un “gobierno democrático”. Cassá Roberto, p. 245.

53
CAPÍTULO II

de autoprotección que reflejaba patrones paternalistas. Esto le confirió a Balaguer


garantías de victoria electoral frente a los emergentes actores sociales y políticos urbanos
con amplia base de legitimidad. Por otra parte, fracciones importantes de la pequeña
burguesía –sobre todo urbana-, si bien no estaban condicionadas por la impronta trujillista,
llegaron a temer un avance ulterior del proceso revolucionario, por lo que se produjo cierto
desplazamiento hacia la derecha. La guerra civil y la ocupación norteamericana generaron
en amplios sectores de la población urbana el deseo de retorno a la “normalidad”, lo que
fue capitalizado por Balaguer al presentarse como candidato de la paz por encima de los
bandos en pugna.

De tal forma, la nueva opción de derecha, por inspiración de Balaguer y por racionalidad
implícita de los planes norteamericanos, no reprodujo el exclusivismo de la burguesía
tradicional. Por el contrario, Balaguer recurrió a la defensa explícita y práctica de
determinadas medidas democráticas para incorporar a gran parte de la pequeña
burguesía. Mantener ciertos moldes democráticos resultó una garantía para la estabilidad
del sistema.

Después de consumar el pacto de dominación se realizaron tareas represivas, objetivo


básico subyacente en el montaje del nuevo esquema de poder. Se aisló a los grupos
insurreccionales y se justificaba su exterminio. Con la legitimidad se previeron probables
rebrotes insurreccionales113.

El régimen balaguerista estuvo considerado formalmente como un gobierno democrático-


liberal y representativo, tal y como consigna la Constitución de 1966. Sin embargo, durante
sus doce años de vigencia predominaron prácticas muy distantes de los formalismos
legales propios de esta forma de Estado capitalista.

La acertada denominación de Roberto Cassá como “bonapartismo dependiente” resume el


contenido autoritario de un Estado destinado a desempeñar difíciles tareas para frenar y/o
liquidar una revolución popular, de estructurar una modernización capitalista dependiente y

113
Cassá, Roberto, p. 250.

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CAPÍTULO II

de promoción de sectores burgueses sobre una base socioeconómica arcaica y en medio


de una fuerte lucha popular114.

Cassá explica en su análisis cómo, después de la lectura de los textos más importantes de
Marx y Engels sobre el bonapartismo, se permite conceptualizarlo como un esquema en el
cual, la clase burguesa dominante queda excluida de la participación directa del Estado y
sustituida por una burocrática que asume interés general de clase. El Estado tiene que
asumir líneas que entran en contradicción con ciertos intereses inmediatos de la clase
dominante con el fin de garantizar la estabilidad del sistema y necesita, a su vez, la
subordinación política de la burguesía. La eficacia del sistema político responde a
condiciones históricas particulares: peligro de insurgencia popular, inestabilidad en la
correlación de fuerzas de las clases, persistencia de relaciones precapitalistas que
requerían determinadas mediaciones desde el Estado y debilidad relativa del
industrialismo.

Un aspecto de particular relevancia es que se atribuyen poderes excepcionales al poder


ejecutivo. Se establece una dictadura o semidictadura, donde el presidente asume
responsabilidades y toma decisiones que normalmente corresponden a diversas
instituciones del Estado y a grupos de poder que representan intereses de clases. Ello es
importante, por cuanto el poder ejecutivo no sólo representa el poder hegemónico, sino
que controla las mediaciones entre los diferentes poderes e instituciones del Estado y
controla, por tanto, su relación con la sociedad.

El sociólogo dominicano Antonio Sánchez explica cómo desde Heureaux a Balaguer hay
un continuum autoritarismo, que con todas las aclaraciones de rigor, puede trazarse en el
último siglo115. Sin embargo, según Cassá, ello no implicó que Balaguer fuese el resultado
directo del trujillismo. Después de una revolución como la de 1965, el “pacto de caballeros”
exigía una disminución del despotismo y del intervencionismo estatal. No obstante, el
Estado quedó como instancia crucial para la reorganización del proceso de acumulación
de capitales116.

114
Cassá, Roberto. Modo de producción, clases sociales y luchas políticas. Santo Domingo: Punto y Aparte Editores C,
1983.
115
Sánchez, Antonio. “Ensayo sobre las ideas típicas de la pequeña burguesía en la República Dominicana”. En:
Realidad Contemporánea, año I, No 3-4. Santo Domingo: julio-diciembre de 1976. pp. 140-154.
116
Cassá Roberto, Ob. cit, p. 269.

55
CAPÍTULO II

El contenido social del Estado en sus elementos esenciales no cambiaba, pero sí las
modalidades de su funcionamiento y la articulación de sectores, resultado de las
contradicciones de clase que tienen lugar en la coyuntura117. El eje esencial de esta nueva
forma de Estado radicaba en lograr la “estabilidad y consenso” de clases. Para ello se
requería de un monto financiero bastante grande que pudiera sustentar su proyecto
económico, social y político. Las donaciones norteamericanas al gobierno, directas o por
vía de la Organización de Estados Americanos, ascendieron a no menos de 60 millones
de dólares y por la vía de préstamos alcanzaron los 253 millones de dólares118.

La burguesía dominicana cedió protagonismo político a Joaquín Balaguer exigiendo, a


cambio, la disposición del gobierno para accionar a su favor en la acumulación de capital.
Durante estos doce años se incorporó un número elevado de individuos a la clase
dominante, surgiendo un grupo industrial relativamente fuerte, pero sobre todo el
desarrollo del gran capital financiero irradiado hacia diversas áreas productivas.

El Estado sirvió como mediador en la distribución de esos recursos que solamente podían
traer ocasionales empleos para los sectores más desposeídos y comprendió que la fuerza
amortiguadora entre el capital y el trabajo era la pequeña burguesía que, por sus niveles
culturales, comprendía sus intereses clasistas y en base a la cual se abrían posibilidades
de articulación de esquemas fáciles de acumulación de capital. Sobrevino entonces una
dispersión y desorganización gradual de las fuerzas populares, ya que esta pequeña
burguesía119 integró, en su gran mayoría, el bloque de poder y abandonó un proyecto
alternativo.

El modelo económico desarrollado por el balaguerismo introdujo cambios significativos en


toda la estructura de clases. El país experimentó un proceso de modernización que

117
Dilla Haroldo. Ob. cit, p. 48.
118
Para ampliar información se puede consultar la obra citada de Roberto Cassá, páginas 273-282.
119
Antes de 1961 la pequeña burguesía podía llegar a ser un peligro, ya que no entraba dentro de los beneficios del
sistema económico estatal trujillista. El sector más radical dentro de esta clase se destacó en la Revolución de Abril,
asumiendo dos posiciones principales: la del populismo (en mayoría) y la de la izquierda revolucionaria. El populismo
no reconocía todos los derechos de las masas populares, pero al no existir una independencia clasista del movimiento
popular, fue aceptado por la gran mayoría. Entonces la pequeña burguesía se esforzó por jugar un papel que a la larga
sería beneficioso para el bloque de poder, tratando en todo momento de disolver las manifestaciones revolucionarias, en
lo que se incluían prácticas divisionistas contra el movimiento sindical. Es importante resaltar los errores de la izquierda
revolucionaria, que por concepciones no adecuadas a la realidad dominicana, veían a la clase campesina como la fuerza
revolucionaria más importante, resaltando obsesivamente al movimiento 14 de Junio y no trataron de vincularse a la
pequeña burguesía.

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CAPÍTULO II

benefició fundamentalmente a las capas medias urbanas, así como a un sector de la


burguesía, particularmente vinculada al Estado en términos de acumulación. Se contaban
por cientos los nuevos millonarios, tanto por la vía de la corrupción, como por medio del
proceso productivo y comercial. El proceso de urbanización se había ampliado, lo mismo
que la migración interna y externa. La relación campo-ciudad, en términos de su
población, también había experimentado cambios significativos: “Las nuevas avenidas, los
centros comerciales, los hoteles internacionales, la vida nocturna, han convertido a la
ciudad Trujillo de principios de la década de 1960 en un borroso recuerdo”120.

La intolerancia, el desconocimiento de los derechos de la parte contraria, sea esta


mayoritaria o minoritaria, la idea del Partido como un todo y no como una parte de la
sociedad, entre otros elementos, se constituyeron en los aspectos más sobresalientes de
la cultura política dominicana durante el período 1966-1978. El gobierno de Balaguer
instauró desde sus inicios una política cultural caracterizada por la apertura a la influencia
norteamericana, la devoción por la conservación del patrimonio inmueble y la construcción
de obras de infraestructura física en la capital, Santiago y otras provincias del país. Como
reacción a estas políticas culturales del gobierno, se generó en esta etapa una gran acción
cultural de resistencia, basada en la búsqueda de lo nacional, la integración de la
comunidad a las actividades culturales y de denuncia frente al régimen. Se crearon clubes
culturales y gran cantidad de talleres literarios. En este contexto surgen nuevos
historiadores que reinterpretan la historia, como Frank Moya Pons y Roberto Cassá, se
destacan los grupos de investigación CONVITE y la Universidad Autónoma de Santo
Domingo, que comienzan a publicar suplementos culturales como el periódico La Noticia y
Artes y Letras del Listín Diario. Al mismo tiempo, la “nueva canción” o “canción protesta”
prolifera alcanzando su mayor ebullición en 1973 con el evento internacional “Siete días
con el pueblo”.

A mediados de la década del setenta, con la crisis económica, se debilitó la alianza de los
sectores oligárquicos y burgueses que habían cerrado filas junto a Balaguer en 1966. Con
el fin de contrarrestar los efectos negativos no deseados, el gobierno redujo su política
represiva, concedió mayores libertades de expresión, revitalizó la reforma agraria,

120
Vilas, Carlos. “Clases sociales, Estado y acumulación periférica en la República Dominicana 1966-1978”. En:
Realidad Contemporánea, No 10-11. Santo Domingo, 1979.Citado por Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 58.

57
CAPÍTULO II

construyó viviendas en los barrios de capas medias y bajas e incluso legalizó el Partido
Comunista Dominicano, en un intento por modificar la correlación de fuerzas
desfavorables que estaba generando. Sin embargo, ello no dio los resultados esperados,
la acción política del PRD y de los grupos de la izquierda revolucionaria, junto a la
oposición del empresariado, enseñaron cómo el sistema daba muestras de ser
inadecuado para el desarrollo de los intereses de cada grupo. Se realizó el combate contra
el régimen, empleando la libertad de prensa radial y escrita. Finalmente se logró “el
cambio”. Con esta palabra el PRD realizó su campaña, y con ella ganó las elecciones121.

La llegada del PRD al poder parecía coronar finalmente el ferviente deseo de la población
de tener en el país una dirección capaz de hacer del Estado una institución que pudiera
trazar una vía para cambiar su situación económica y su exclusión política y social. A partir
de 1978 se integraron frentes de masas populares, sectores de la pujante clase media
urbana y determinados miembros de la burguesía financiera-industrial, quienes
propugnaban un ordenamiento económico más inmerso en la ética burguesa liberal. Era
un supuesto consenso de conflicto social entre la clase media y la oligarquía financiera-
industrial, pero sobre todo entre esta última con los sectores populares y particularmente
con las organizaciones obreras.

Sin embargo, ya desde el principio el PRD había hipotecado su futuro. A nivel interno, el
PRD se acercó a la oligarquía y a la burguesía que se había distanciado de Balaguer,
justamente por la derechización que había experimentado dicho partido, sobre todo
después de 1973, año en que Bosch abandona sus filas para fundar el PLD. Al mismo
tiempo, el PRD continuó su retórica discursiva hacia los sectores populares,
fundamentalmente los centros urbanos, donde contaba con mayor base de sustentación
social. Paralelamente, a nivel externo, el PRD intensificó su acercamiento a los sectores
liberales norteamericanos, así como a la Internacional Socialista, de la que se hizo
miembro. Consciente de la dominación neocolonialista a la que estaba sometido el país, el
PRD impulsó toda una política que le permitió pedir apoyo a los Estados Unidos para que
Balaguer respetara el resultado electoral. Cuando los escrutinios comenzaron a arrojar un
resultado desfavorable al PR, los militares irrumpieron el salón de la Junta Central

121
Mu-Kien, Adriana. “Entre el autoritarismo y la aspiración de libertad”. En: Estudios Sociales, año XXVII, No 95.
Santo Domingo: Fundación Juan Montalvo, 1994, p. 16.

58
CAPÍTULO II

Electoral con el fin de interrumpir el conteo de los votos y dar un golpe de Estado que
pudiera retener el poder. Sin embargo, esto último no fue posible, en parte por las pugnas
surgidas entre los miembros de la alta oficialidad y en parte por las presiones externas,
particularmente por el gobierno norteamericano, que tomó cartas en el conflicto. El
resultado fue una componenda entre el PRD, el PR y el gobierno norteamericano, que se
denominó fallo histórico y en el que al PRD se le reconocía el triunfo electoral, a cambio de
que aceptara la alteración de los cómputos en cuatro provincias del país, con lo cual el PR
lograba mayoría en el Senado. De esa manera, el PRD asumía el poder a medias, pues la
Cámara de Senadores pasaba a ser controlada por la oposición balaguerista122.

La apertura democrático-liberal de 1978 implicó una ampliación de las libertades públicas


y un intento de institucionalización del Estado y la sociedad civil, único y magro fruto de las
promesas de cambios que aglutinaron a las masas populares tras las banderas del PRD,
después de casi un siglo de política autoritaria y del frustrado intento de cambio
socioeconómico a principios de la década de 1960.

Con el gobierno de Antonio Guzmán (1978-1982) se continuó una política económica


estrictamente ajustada a los intereses del capital local y a la lógica del capital
transnacional. Lo novedoso fue que se trató de favorecer la elevación del empleo y los
ingresos de los sectores populares, especialmente los rurales, para elevar el nivel de
demanda, a fin de estimular la oferta, sobre todo industrial y agrícola. A tal fin, se asumió
como recurso fundamental el apoyo del financiamiento internacional. Aunque la política
económica varió, la alternativa fue la misma: la reproducción del capitalismo dependiente.
La teoría del gobierno se basó en “que al gobierno le toca, junto a los demás organismos
de representación trazar líneas generales, formales y anónimas que regulen el mercado y
que aseguren el clima de paz y seguridad de ciudadanos”. Sobre esta convicción se pasó
a desmontar el reglamento social informal y primario de manejo de la economía y la
política que había contribuido a la consolidación de la simbiosis que operó entre el Estado
y los empresarios con Balaguer.

El nuevo equipo gobernante estuvo rodeado de una alta inseguridad. Era una estructura
estatal conformada de acuerdo a intereses militares y empresariales habituados a

122
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 179.

59
CAPÍTULO II

concesiones y, por otro lado, apuntalada por los lazos tradicionales de dependencia
política respecto a Estados Unidos123. Además, esta inseguridad era estimulada por el
amplio movimiento social que el propio PRD había articulado, encerrando así muchas
expectativas por reivindicaciones sociales124. Se aplicó un criterio de equidistancia, no sólo
frente a los sectores empresariales y de clase media y popular, sino frente a su propio
partido.

Sin embargo esta estrategia de equidistancia respecto a los diversos grupos de presión
provocó continuos roces, tanto frente al sector empresarial como al propio partido, lo que,
de hecho, es interpretado por muchos investigadores como una lucha de clases, ya que
tanto en el gobierno como en el seno del partido gobernante existían sectores ideológicos
perfectamente diferenciados en política económica y social, de acuerdo a la toma de
decisiones del gobierno125. El resultado tácito de este fenómeno fue la aparición de tres
tendencias ideológicas en el gobierno y el grupo dominante en general. Estaban los
tecnócratas, que planteaban que el principal problema del Estado era la falta de recursos
financieros producida por la crisis externa de la economía, las deficiencias tributarias y las
elevadas presiones sociales, cuya posible solución era fortalecer el Estado mediante la
carga impositiva. En segundo lugar, se identificaban los liberales clasistas, que abogaban

123
En diciembre de 1981, seis meses antes de las elecciones generales de 1982, la Agencia de Comunicación
Internacional de Estados Unidos (USICA), a través de la embajada norteamericana en el país, dio a conocer un informe
especial emitido por el Departamento de Estado, donde señalaba, entre otras cosas, que el Partido Comunista
Dominicano y el PLD percibían fondos de Cuba y de la URSS y que además enviaban un número de miembros a recibir
enseñanza política y académica, así como entrenamiento militar. Este gobierno se mantuvo alineado a los intereses
norteamericanos, bien fuese apoyando el boicot de Estados Unidos a los Juegos Olímpicos de Moscú, o a la oposición a
que el caso de Puerto Rico fuese reconocido en la ONU, etc. Mariñez, Pablo. Ob. cit, pp.102.103.
124
El PRD se enfrentó a elevadas y contradictorias demandas sociales: las demandas de los sectores populares en
procura de una mejoría del nivel de ingreso y de empleo, detenido uno y desmejorado el otro por efecto de la Ley de
Austeridad, pieza importante del modelo industrializado aplicado por el Partido Reformista; las demandas de los
sectores de ingresos intermedios por un amplio abanico de motivaciones: mayor poder político frente a los sectores
tradicionales de poder, afán de lograr una mejor colocación dentro de la burocracia estatal, mayores oportunidades
económicas y ampliar su seguridad para mantener la pauta moderna a favor del conservadurismo importado; demandas
de los sectores empresariales: unos por mantener se tradicional influencia en la conducción del gobierno y otros
orientados por una mayor democratización económica y descentralización geográfica de la administración pública; el
sector militar con su campaña anticolonialista obedeciendo a la meta política de Estados Unidos de la seguridad
continental. Castillo, Manuel del. Modelo de democracia…. pp. 179-183.
125
En este sentido hay que tomar en cuenta que el grupo gobernante provenía de un sector agrícola (burguesía)
vinculado a los sectores de la clase media urbana, a través de los liberales del PRD y ciertas vinculaciones con el sector
liberal de la alta burguesía agro-industrial. Esto lo colocaba en contradicción secundaria respecto a los altos sectores de
la burguesía urbana de base industrial y comercial (importadores), que habían sido favorecidos por el modelo industrial
sustitutivo de importaciones aplicado por el Partido Reformista. También existieron diferencias con ciertos sectores de la
clase media urbana dentro del partido y cuyo liberalismo se planteaba en términos más radicales y amplios (liberales
moderados u oficialistas y liberales verticales o partidistas).

60
CAPÍTULO II

por un fortalecimiento del Estado para garantizar el libre juego de la empresa y la iniciativa
a gran escala de la empresa privada. Esta tendencia estaba en perfecta conjunción con la
administración de Ronald Reagan basada en la necesidad de liberar la economía, a fin de
estimular la inversión y la producción. Por último, se encontraba la tendencia neoliberal,
que abogaba también por el fortalecimiento del Estado para que lograra dirigir la gestión
económica, pero vinculada con la inversión extranjera como única vía para solucionar la
falta de recursos financieros. Esta tendencia surgió dentro de los propios liberales y
constituyó un grupo muy fuerte dentro del PRD. En nuestra opinión estas tendencias no
tenían en cuenta que este modelo de empresa estimulaba el desempleo y la fuga de
capital y originaría, a partir de la ineficiencia estatal, un abandono de la iniciativa
empresarial del gobierno y, por tanto, desaparecería el papel asistencial del Estado126.

A los pocos meses de asumir el poder, el PRD se encontró sometido, por un lado, a
fuertes críticas y presiones por parte de ciertos sectores de la burguesía, particularmente
la CNHE. Por otro lado, tuvo que enfrentar rápidamente a diversas movilizaciones sociales
que protestaban por las medidas consideradas antipopulares y tampoco llegaron a
comprender los cambios que se habían producido en el interior del partido.

La táctica diseñada para superar esta situación fue la de proyectar el distanciamiento que
se había producido entre la tendencia del partido que estaba en el gobierno y el propio
partido. Esto le concedía credibilidad, en tanto era de conocimiento que existían dos
tendencias políticas, los oficialistas (conservadores) y los ilustrados, que se alineaban a
los postulados de la socialdemocracia. Era este último grupo el que había sido marginado
del gobierno de Antonio Guzmán.

Las pugnas internas127 lo convirtieron en un partido débil en el terreno político. Se produjo


la llamada “lucha de tendencias”, las que se enfrentaron por el control de la maquinaria

126
Castillo, Manuel del. Bases y perspectivas de la democracia…. pp. 185-200.
127
Tendencia Guzmán-Majluta: conocida como Unidad de Acero, era la más fuerte en cuanto a recursos económicos y
de mayor influencia en la maquinaria del partido, pero careció de apoyo popular. La tendencia Jorgeblanquista, conocida
como Alianza Electoral, gozaba de mayor respaldo popular y del apoyo del presidente del PRD Peña Gómez. Captó el
apoyo de figuras reconocidas que se habían apartado del PRD o nunca habían militado en él. Se vincularon figuras del
mundo empresarial para obtener fuerte financiamiento y al mismo tiempo congeniar los propósitos del CNHE. Lo que
pudo asegurar el apoyo popular fue la conocida fórmula 13 que aseguró una amplia participación de base en la selección
del candidato, lo que estableció el voto de más de 100 000 perreidistas. Se sirvió del populismo latinoamericano,
estableció contactos con los grupos empresariales que formaron parte del equipo asesor propuestos previamente por el
CNHE. Dilla, Haroldo. Crisis y evolución…pp. 60-62.

61
CAPÍTULO II

partidista y por la obtención de la candidatura presidencial y vicepresidencial. Así, en este


marco contradictorio, los partidarios de Guzmán no fueron tolerados ni por su propio
partido ni por las clases hegemónicas. Si bien se logró la difícil situación de estar en el
gobierno y a la vez en la oposición, la argucia al parecer no tuvo mucho éxito, pues no fue
aceptada por todos los miembros del CNHE128 y la clase media. Otros sectores
empresariales mantuvieron una actitud de reserva y cooperación en proyectos de
desarrollo129, pero el partido ganó el apoyo popular que le aseguró conservar el poder por
medio de los comicios de 1982.

Se avizoró la paulatina reducción de sus bases electorales como consecuencia de su


política impopular entre 1978 y 1982 y en provecho del PLD las divisiones internas
continuaron entre la tendencia de Jacobo Majluta y la dirigida por Jorge Blanco. En este
nuevo gobierno, el PRD no pudo solucionar las pugnas reales que existían en el interior
del partido. Tampoco aprovechó la situación para diseñar un proyecto económico
alternativo que respondiera mínimamente a las expectativas populares y que trazara las
líneas de la transición democrática en su vertiente económica.

En 1983 comienza el segundo gobierno del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).


Este se inicia con un reordenamiento del Estado y de la sociedad, en la cual se perciben
restricciones de los espacios democráticos. Ante la crisis económica, los particularismos
de los grupos dominantes y la presión de los organismos internacionales, el gobierno se
alejó de los tímidos intentos populistas del período 1978-1982 e implementó un modelo
económico neoliberal, centrado en el mercado externo y cerrado a las demandas
populares, lo cual contribuyó a una progresiva pérdida del consenso. La convulsa
sociedad dominicana de los ochenta evidenció el deterioro de la racionalidad estatal, la

128
En la medida en que Guzmán fue desmantelando la política económica del Partido Reformista, la intranquilidad del
CHNE se convirtió en expresiones de conflicto, por lo que CNHE, aunque tuvo la intención de hacerle frente al gobierno
como unidad monolítica, no logró hacerlo efectivo por su carácter heterogéneo. Mientras algunos invitaban a enfrentar el
gobierno, otros manipulaban la situación para evitar que otros sectores empresariales alcanzaran mejor posición en el
reglamento económico oficial de las empresas. La lucha en el plano político era débil por la fortaleza del PRD y el PR.
De esta manera el CNHE quedó cooperando especialmente en apoyo a la política del gobierno a favor de la niñez
dominicana y más efectivamente como un grupo de presión que opera en el Congreso Nacional. Castillo, Enmanuel del.
Ob. cit, pp. 226-227.
129
Entre ellos se encuadran el grupo liberal modernista, los medianos empresarios y la Asociación para el Desarrollo de
Santiago. La clase media sólo pudo ser satisfecha mediante la incorporación parcial al tren burocrático y bajo el criterio
de selección, no sólo de la capacidad técnica sino de moderación política. En este sentido se puso de manifiesto el
criterio de “liberalismo moderado” del grupo gobernante. Castillo, Enmanuel del. Ob. cit, pp. 226-227.

62
CAPÍTULO II

erosión de la gobernabilidad y la ausencia creciente de representatividad y legitimidad,


agudizado por el traslado de todas las contradicciones internas del PRD al Estado. J.
Majluta mantuvo, como presidente del Senado, amplio apoyo dentro de esta institución y,
a su vez, controlaba la Cámara de Representantes, por lo que se tornaban muy difíciles
las relaciones entre el poder legislativo y el ejecutivo.

La tecnocratización del Estado dominicano fue un rasgo distintivo de la época. Este


proceso acarreó la necesidad de un nuevo discurso legitimizador basado en que la
eficacia se hace a título de una supuesta despolitización de la política económica, premisa
importante de la ideología neoliberal. El cuerpo burocrático fue cubierto paulatinamente
por tecnócratas neoliberales, al mismo tiempo que se establecía un vínculo muy estrecho
entre agencias crediticias norteamericanas, universidades privadas y el Estado. Dentro de
este programa el Estado prestó dinero a dos instituciones universitarias: la estatal
Universidad Autónoma de Santo Domingo y la privada Universidad Católica Madre y
Maestra. Se fomentó el desarrollo técnico en la Universidad Nacional Pedro Henríquez
Ureña, principal baluarte académico del neoliberalismo en el país130.

Se subordinaron determinadas estructuras de poder formal y emergieron otras recién


creadas o revitalizadas, que irían acumulando facultades de decisión. De todas las
instituciones, el Parlamento fue la más afectada. De hecho, el Congreso fue marginado de
la toma de decisiones con el FMI, de la devaluación monetaria y otras de menor cuantía,
pero que marcaron el pulso de la situación. Jorge Blanco sometió al Congreso a una
mayor disciplina, con un ritmo menos convulso y más afín con el nuevo orden político131.

A diferencia del autoritarismo caudillista propio del balaguerismo -con un parlamento


sumiso construido sobre escandalosos fraudes preelectorales y/o electorales-, el modelo
de Estado tendió a institucionalizar el autoritarismo dentro de una nueva estructura de
poder, que reflejó la nueva correlación de sectores dominantes favorable a la fracción
burguesa monopolista financiera. A partir de 1982, el Banco Central y su órgano superior,
la Junta Monetaria, se convirtieron en el núcleo decisivo en la política económica del país.

130
Dilla, Haroldo. Crisis y evolución…..pp. 24-25.
131
Listín Diario, 17 de abril de 1985.

63
CAPÍTULO II

La acción de relegar ciertas áreas de poder del Estado a un mero poder formal o
simplemente para el entretenimiento de la opinión pública se percibió cuando se construyó
el programa denominado “lineamientos de política económica y programa de inversiones
públicas” (enero de 1983), donde se propuso un modelo desarrollista de corte keynesiano
muy distante de la estrategia neoliberal en curso. En mayo de 1983, la Secretaría declaró
que el proyecto sería presentado en el ejecutivo. Luego este se esfumó y ahora sólo existe
en algunas bibliotecas y archivos para el interés académico132. Contrario a esto, la
Comisión Promotora de Nuevas Inversiones Extranjeras, creada en 1982, entró
plenamente en funcionamiento en 1984. Su misión declarada sería la formación de un
ambiente propicio para las inversiones, la orientación de programas de desarrollo
priorizados, la identificación de nuevas oportunidades de promoción en el país y a nivel
tradicional133.

En medio de la crisis económica resultó dramática la ausencia de instituciones


gubernamentales capaces de amortiguar en alguna medida el deterioro de la calidad de
vida a través de subsidios, prestaciones sociales, etc., así como la incapacidad de
articulación del Estado con las organizaciones laborales, que le permitiera actuar como
interlocutor. Una de las pocas instituciones hegemónicas creadas durante las dos
administraciones del PRD fue el Consejo Nacional para la Niñez (CONANI), el cual tenía
como objetivo proporcionar asistencia social a los niños de las familias de escasos
recursos económicos, particularmente de los barrios marginales. Su impacto en la
sociedad dominicana fue escaso, aunque existía un alto porcentaje de población infantil en
esas condiciones.

La institución mediadora a la que el gobierno le prestó mayor importancia fue el Instituto


de Estabilización de Precios (INESPRE), que tuvo como actividad fundamental la
estabilización y control de los precios de los productos agropecuarios, sobre todo
alimenticios, mediante su intervención en la demanda y oferta. Este instituto llegó a
invalidar algunos puestos de ventas de productos alimenticios que no estaban al alcance
del consumo popular, pero lejos de contribuir al apoyo social, perdió credibilidad por la
corrupción, que fue objeto de particular repudio popular en el periodo de gobierno de Jorge

132
Listín Diario, trabajo editorial. www.listíndiario.do. (fecha de consulta: abril de 2005).
133
Listín Diario, trabajo editorial. www.listíndiario.do. (fecha de consulta: abril de 2005).

64
CAPÍTULO II

Blanco. Solamente cuando el citado presidente vio en peligro su sustentación social, puso
miras a su política asistencialista (seguro médico, planes de vivienda, programa de venta
de precios populares de medicinas y alimentos, etc.)

Quizás el ejemplo más elocuente, que demuestra la dramática potencialidad


antidemocrática del sistema estatal dominicano durante la década de los ochenta, fue
cuando Joaquín Balaguer, en julio de 1984, expresó la propuesta de crear un sistema
bipartidista, “un gobierno de unidad nacional, (....) que utilice en los cargos públicos a las
personas más capacitadas del país, que busque soluciones patrióticas a los problemas del
país y no simplemente políticas”. La doble lectura de estas palabras muestra un
adoctrinamiento ideológico, ya que la derecha y ultraderecha se alzaron rápidamente para
apoyar las elocuentes palabras de Balaguer. La relación y apoyo de la derecha estuvo
dada por las innumerables ocasiones en que varias figuras de la política dominicana
trataron de adoptar el sistema democrático venezolano, el acuerdo de Punto Fijo de las
clases dominantes tras la caída de Pérez Jiménez, y las expresiones ahora divulgadas por
Balaguer propiciaban el espacio necesitado por los tradicionales partidos políticos.

Son tres los factores que mayor incidencia tuvieron en el fracaso de la gestión
administrativa del PRD y que abriría las puertas al retorno balaguerista, con todas sus
implicaciones de tránsito e inestabilidad política en el país.

El primero de estos factores fue la pugna hacia el interior del PRD, lo que se expresaría en
las diferentes instancias de las instituciones del Estado, que eran controladas por
miembros de dicho partido. De estas pugnas, la que mayor repercusión tuvo fue la que se
produjo en el Congreso en 1985, donde el PRD perdió la mayoría y el control del mismo,
debido a las dos facciones que emergieron dentro del partido, ninguna de las cuales
tenían mayoría. Como resultado, el mismo PRD se bloqueó institucionalmente en cuanto a
las posibilidades de aprobar y desarrollar proyectos que respondieran a los intereses de la
nación e incluso del mismo partido134.

El segundo factor es el sometimiento a los postulados del FMI sin previo consenso
nacional. En el primer epígrafe abordamos las consecuencias económicas y sociales de
este pacto. Pero es necesario señalar que, cuando afirmamos que desde un inicio el PRD

134
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 68.

65
CAPÍTULO II

había quebrantado sus principios más progresistas, es porque en aquel entonces se


conoció que desde antes de ser electo a la presidencia, el Dr. Jorge Blanco había
trabajado con un grupo de asesores que diseñaron un proyecto económico totalmente
apegado a los lineamientos con el FMI. En palabras del presidente del partido había que
“capitalizar para después socializar”135.

Un elemento que afectó al carácter soberano del Estado fue la libertad con que las
transnacionales decidían en los asuntos económicos de la nación y la ausencia de
decisión estatal para controlar los términos de intercambio comercial y las consecuencias
sociales que esto podría tener. Durante el gobierno de Antonio Guzmán se tuvo
conocimiento –porque un periódico norteamericano así lo informó- de que la transnacional
Gulf and Western adeudaba 38 millones de dólares al Estado dominicano. Sólo después
de gran presión popular y de investigaciones a alto nivel, la compañía accedió a reconocer
la deuda y a realizar el pago correspondiente, pero se atribuyó la libertad de poner
condición al uso que se debía dar a dicha suma, condición que fue aceptada por el
gobierno136. Más tarde, en 1983, cuando esa misma empresa transnacional iba a ser
vendida, el gobierno dominicano tuvo conocimiento de ello porque la prensa
norteamericana así lo informó. A principios de 1983, cuando la transnacional de teléfonos
CODETEL despidió al total de sus empleados (600 trabajadores), por reclamar unos
pagos atrasados, las protestas sindicales y las movilizaciones populares hicieron la
presión necesaria para que el Estado intercediera; los tribunales dominicanos condenaron
a la empresa a reintegrar a los trabajadores a sus puestos, pero la transnacional desafió y
burló la disposición legal y sólo reintegró a los que consideró adecuados, un número
reducido de empleados. El caso de CODETEL fue archivado137.

A finales de 1984, se descubrió que un cargamento de arroz, adquirido por el Estado


dominicano en Estados Unidos con un préstamo de la Ley Pública 480 de este último país,
estaba contaminado con el parásito trogoderma-anthreniodes. Este insecto, desconocido
en República Dominicana, podría traer graves consecuencias a la salud de la población e
incluso afectaría seriamente la producción agraria. El hecho fue denunciado por técnicos

135
Citado por Dilla. H, Crisis y evolución…p. 66. El Nuevo Diario, 22 de febrero de 1985.
136
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 98
137
Ibidem, p. 99.

66
CAPÍTULO II

nacionales e incluso reconocido por el Secretario de Agricultura y por otras autoridades del
gobierno, pero la embajada norteamericana emitió una declaración donde informaba que
la plaga no era nociva y por lo tanto no ponía en riesgo la agricultura dominicana, por lo
cual ningún funcionario dominicano se decidió a tomar la medida que procedía: devolver la
mercancía. Todavía en la primera semana de febrero de 1986, el cargamento de arroz
permanecía en un puerto del país, pues el Estado dominicano no hizo respetar los
derechos de la nación. Según declaraciones de las autoridades nacionales, las leyes
norteamericanas prohíben que los productos adquiridos a través de la Ley Pública 480
sean devueltos138.

El último y más importante factor lo constituye la corrupción administrativa. Durante los


doce años de gobierno de Balaguer, la lucha del PRD desde la oposición se centró en
identificar hechos de corrupción. Sin embargo, a los pocos meses de dicho partido asumir
el poder, comenzaron a detectarse algunas prácticas de corrupción que luego se
generalizaron e involucraron a los más altos dirigentes del PRD en el gobierno. En
noviembre de 1981 se editó un número especial de “Álbum de la Corrupción” donde se
mostró prueba documental, difícilmente refutable, del nivel que había alcanzado la
corrupción administrativa en los gobiernos perredeístas. Las denuncias no encontraron
eco en los órganos judiciales. Sin embargo, la corrupción fue el fenómeno más nocivo,
desde nuestro punto de vista, para la conciencia del pueblo dominicano, al grado de haber
generado una transformación y mutación en ciertos niveles de las identidades colectivas,
donde la corrupción pasó a ser aceptada como un medio natural de acumulación o
simplemente de enriquecimiento para quienes manejan los recursos del Estado. “Aquel
que ejerce un cargo importante en la administración pública y no se enriquece ilícitamente
es juzgado por la opinión pública como un inepto que no sabe aprovechar las
oportunidades que le ofrece el Estado”139. El 16 de agosto de 1982, en su discurso
presidencial de toma de posesión, Salvador Jorge Blanco señaló que el “Pilar de Gobierno
que se inicia hoy es el de la lucha contra la corrupción administrativa y gubernamental en
sus distintos niveles y manifestaciones”. Incluso llegó a formar un Comité Civilista contra la
Corrupción y el Comité Ejecutivo Nacional, CEN del PRD, acordó investigar, sancionar y

138
Ibidem, p. 99.
139
Semanario “Vanguardia del Pueblo” (Órgano del Partido de la Liberación Dominicana), noviembre de 1981.

67
CAPÍTULO II

someter a la justicia a sus dirigentes en caso de que se comprobara algún hecho de


corrupción. Sin embargo, nuevamente todo quedó en la retórica discursiva, pues el tema
no volvió a ser tocado y tampoco se conoció un solo caso de que un dirigente haya sido
sancionado, y mucho menos sometido a la justicia. Esta campaña sirvió para ajustar
cuentas o por lo menos molestar a algunos enemigos políticos del propio PRD, que habían
ejercido cargos importantes durante el gobierno de Antonio Guzmán. Tales fueron los
casos del secretario de la Presidencia, un yerno del presidente Guzmán, y del secretario
de Educación, quienes fueron citados ante los tribunales de justicia e incluso este último
llegó a ser detenido. Después de haberse conseguido el objetivo político perseguido, el
caso no volvió a ser tratado140.

En esta coyuntura de acentuada fragilidad del Estado y partidos políticos, pero a su vez de
existencia de ciertas libertades públicas, se desarrolló un importante movimiento laboral
que abarcó las principales ciudades y centros productivos del país. En total, en los ocho
años de gobierno perredeísta el número de sindicatos registrados se triplicó en relación
con los que existían durante el régimen de Balaguer. Pero esta explosión no significó
apoyo total del gobierno, al contrario, el PRD evitó su unión y más bien propició el
divisionismo, con el objetivo de evitar el fortalecimiento del sindicalismo.

Por último, uno de los pocos logros que tuvo el gobierno del PRD fue la profesionalización
de las Fuerzas Armadas. No hay dudas de que las Fuerzas Armadas han constituido uno
de los enclaves más autoritarios en la estructura de las instituciones estatales
dominicanas, y que a partir de 1978 no se pudo emprender al margen del apoyo
norteamericano la profesionalización de las Fuerzas Armadas por el estatus neocolonial
del país. Fueron retirados los miembros de la oficialidad balaguerista sumamente
politizada y corrupta. La profesionalización implicó la institucionalización y despolitización
partidaria, que tuvo sus tropiezos, ya que Balaguer, en sus últimos meses de gobierno,
había reformulado una Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, donde se atribuía el
derecho a ordenar escalafones y retiro de los oficiales, asegurando y controlando de ese
modo a los comandos principales para garantizar el control de los militares. Por este
motivo el PRD le dio prioridad a la despolitización para resquebrajar a los dos grupos de

140
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 94 y 258.

68
CAPÍTULO II

control más importantes, el Grupo Pérez y Pérez y el Grupo Nivar Seijas, que habían sido
manejados hábilmente por Balaguer durante sus doce años de mandato. Es importante
destacar cómo algunos cuadros militares ocuparon cargos públicos de la administración
del Estado que tradicionalmente habían estado ocupados por la población civil, así el
gobierno obtenía una cierta estabilidad con la oposición en el poder141. No obstante, las
Fuerzas Armadas siguieron asesoradas por Estados Unidos. Solamente de 1978 a 1985
por lo menos once altos oficiales norteamericanos visitaron el país. Si se tiene en cuenta
que la mayoría de ellos eran almirantes o generales, y a su vez contaban con cargos como
el presidente de la Junta Interamericana de Defensa, jefe de la Fuerza Naval de Estados
Unidos en el Caribe, jefe de la Flota Atlántica y del Comando Naval de Estados Unidos o
jefe del Comando Sur, con sede en Panamá, se comprenderá mejor la importancia del
papel que le asignó el Pentágono a las fuerzas armadas dominicanas, dentro de la
estrategia de favorecer a los intereses norteamericanos en la región del Caribe. La falta de
soberanía en el campo militar quizás se pueda ilustrar mejor con el hecho ocurrido en
1981, cuando el jefe de las fuerzas armadas dominicanas se tomó el derecho de discrepar
de las opiniones sobre la política interna expresadas por un oficial norteamericano que
visitaba el país. El jefe militar dominicano fue destituido de su cargo y pasado a retiro142.

En esencia se trató de una apertura política que postergó los derechos de la ciudadanía,
se garantizaron los derechos políticos formales de la población, algo negado
anteriormente, pero su pacto de dominación con los otros sectores impidió que el proceso
de democratización desbordase los estrechos márgenes de la institucionalidad. Bajo estas
circunstancias, adicionadas a la ineptitud en el manejo de los asuntos económicos de los
dos gobiernos perreidistas, se aceleró el deterioro de la situación económica que pareció
acompañar a los procesos democratizadores143.

141
Más información en Mariñez, Pablo. “Democracia y descolonización en el Caribe”. En: Revista de Estudios Sociales,
año XXVII, número 91-94. Santo Domingo: Fundación Juan Montalvo, 1993, pp. 71-74.
142
Ibidem, p. 105.
143
Otros factores se conjugaron para que se produjera esta última situación: el PRD no pudo satisfacer las expectativas
creadas al inicio y se enajenaron las fuerzas sociales básicas de poder, lo cual se manifestó en las protestas de 1984 y
más tarde en la pérdida de su caudal electoral y el PRD estuvo ocupado en problemas internos, por lo cual abandonó
toda la idea de convertirse en mediador entre la sociedad civil y el Estado. Pérez, César. “Una transición bloqueada por
el Estado y los partidos políticos”. En: Revista de Estudios Sociales, año XXVII, número 97. Santo Domingo: Centro
Bonó, julio-septiembre de 1997, p. 21.

69
CAPÍTULO II

Sumado a esto existió la paradoja, quizás inédita en otras sociedades, de que el líder
carismático y principal de ese Partido tuvo que ceder el lugar que naturalmente le
correspondía, y dejárselo a liderazgos ostensibles. De esta manera se cerró el “ciclo
democrático” del PRD, donde no se cumplieron los objetivos básicos para una
democracia, no por falta de participación ciudadana, sino por los fracasos en que incurrió
este partido en el gobierno144. Es en este momento que Balaguer retoma su autoritarismo,
con el que esperaba alcanzar la modernización que se había manifestado durante sus
primeros doce años de poder.

Para República Dominicana la década de los 80 se abrió en medio de una profunda crisis
económica, que tuvo su base en el agotamiento del modelo desarrollista sustitutivo de
importaciones y las incidencias negativas de la crisis económica mundial. Al mismo
tiempo, ello coincidió con la apertura democrática representativa que impulsó el PRD
desde el poder en 1978. Este partido desarrolló una política neoliberal reclamada por el
gran capital local y el imperialismo. Este proyecto político comenzó a partir de 1981 con la
gestión del CNHE y la mediación del FMI dentro del marco regional de la Iniciativa para la
Cuenca del Caribe. Este período puede considerarse una etapa de transición, donde se
comenzó a implantar todo el cuerpo legal y económico de reajuste del patrón de
acumulación desarrollista y la suplantación del esquema sustitutivo de importaciones por
otro que tiene sus ramas económicas más dinámicas en la exportación de bienes y
servicios y en la esfera financiera; es decir, en aquellos sectores monopolizados por el
gran capital transnacional, que como peculiaridad del esquema se insertaron en el área
monetaria, devaluando el peso dominicano y generando o controlando los dólares. La
neoliberalización de la economía dominicana fue un proceso paulatino, que poco a poco
fue transformando la función del Estado y este, a su vez, redefinió su sistema político, para
que dentro de una situación aparentemente democrática, se crearan las condiciones
materiales para consolidar el modelo neoliberal en la nación.

144
La pugna de poder ha sido práctica constante dentro del gobierno. Durante Balaguer, éste logro dominar las Fuerzas
Armadas por manejar dos grupos totalmente antagónicos. Sin embargo, durante los gobiernos perreidistas han ocurrido
básicamente contradicciones entre el Ejecutivo y el Congreso o entre el Ejecutivo y el Ayuntamiento o entre el Ejecutivo
y la Junta Electoral. Fueron estas pugnas la causa de que en el período 1982-1986 el PRD perdiera 17 miembros en la
Cámara de Senadores y la mayoría ante el Partido Reformista que sólo tenía diez. Debido a estas pugnas la Cámara de
Senadores en 1984 suspendió sus sesiones durante varios meses, lo que obligó al gobierno a trabajar sin recurrir al
Senado.

70
CAPÍTULO II

CAPÍTULO II.

CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO NEOLIBERAL DOMINICANO (1987-1996)

2.1. El retorno al autoritarismo balaguerista

El PRD fue incapaz de evitar el deterioro de su base de sustentación social para mantener
el poder para un próximo período de gobierno. La población decidió abandonar el frustrado
intento de transición y consolidación democrática del PRD para buscar una salida. En este
escenario, Joaquín Balaguer resaltó durante su campaña electoral los niveles económicos
y de modernización alcanzados durante sus doce años de mandato y criticó las acciones
realizadas por el gobierno con el FMI. Así, apelando a la moral y al rescate del sentido
nacional, ganó las elecciones de 1986.

La población, consciente de que no había diferencia entre el PRD y el PRSC en cuanto a


lineamientos económicos y políticos, apostó por Joaquín Balaguer, ya que él se presentó
como el protector de los intereses del Estado, acudiendo al sentimiento paternalista
presente en la sociedad. El regreso del caudillo conservador se sostuvo en un nuevo
escenario político y socioeconómico.

La bibliografía dedicada al estudio del período 1983-1986 coincide en señalar tres


elementos presentes en esta coyuntura. En primer lugar, al final del segundo mandato del
PRD se había manifestado una pérdida de los logros democráticos alcanzados en los
últimos años, que no eran necesariamente conquistas del PRD, sino de varias luchas
populares realizadas y donde el partido, en todo caso, era un instrumento; en segundo
lugar, la creciente pérdida de legitimidad institucional; y en tercer lugar, la extensión de la
crisis a todos los sectores, lo que será una constante en la transformación y mutación de
la sociedad, donde se deterioran inclusive los patrones culturales, sobre todo los de
carácter moral.

Para una mejor comprensión y organización del tema, hemos decidido analizar los tres
períodos de gobierno de Joaquín Balaguer (1986-1990, 1990-1994, 1994-1996), ya que
muchos proyectos económicos y procesos sociopolíticos comenzados en 1986 concluyen
durante el segundo mandato o tienen su desenlace después de 1991. Asimismo, el
71
CAPÍTULO II

objetivo de este capítulo es indagar en las condiciones en que se produjo la reelección de


Balaguer en 1990, mostrar los elementos novedosos durante su segundo mandato y
analizar cuáles fueron los principales factores que se conjugaron en la crisis económica,
social y política que vivió el país desde este segundo gobierno hasta 1996.

Joaquín Balaguer ocupó la Presidencia en agosto de 1986 y encontró como espacio de


legitimación política un conjunto heterogéneo de fuerzas sociales. En esta ocasión
contaba con el apoyo de un sector de la clase media descontenta con la política del PRD,
grupos oligopólicos y monopólicos e importantes facciones urbanas. Lo nuevo de este
escenario social es que no solamente tenía como soporte a los sectores conservadores
que dirigían los renglones económicos tradicionales, sino al moderno empresariado
urbano que dominaba y controlaba el desarrollo de la economía de servicios e industrial.
El carácter heterogéneo de este electorado puso de relieve su poder de convocatoria y
hegemonía ante las masas145.

El programa económico consistió en mantener una alta inversión pública (expansión del
gasto público), la cual generó un fuerte proceso inflacionario entre 1987 y 1990. Al mismo
tiempo, definió una estrategia de crecimiento con inflación. Esto incentivó la actividad
económica aumentado el PIB en un 7,9% en 1987 y a un 4,1% en 1989. Para reducir la
inflación, el gobierno modificó los aranceles y aumentó los precios de los bienes públicos
(combustible, tarifa eléctrica, harina). Esta política de estabilización generó un ambiente
recesivo que provocó la caída del PIB a un 0.5% en 1991146.

La inflación afectó negativamente, de manera particular, a los sectores asalariados y de


bajos ingresos147. El salario no aumentó entre 1986 y 1990, al contrario disminuyó en un
15,6%; de 17.4% para empleados del sector empresarial formal urbano y de 52.1% para
empleados gubernamentales148, es decir, la clase trabajadora disminuyó su poder de
compra de manera apreciable. Este fenómeno no era nuevo en esta coyuntura, en

145
Lozano, Wilfredo. Ob. cit, p. 39.
146
Mariñez, Pablo. A. Ob. cit, p. 75-77.
147
Espinal, Rosario. “La sociedad civil movilizada y las reformas democráticas en República Dominicana”. En: Estudios
sobre Estado y Sociedad, volumen VII, número 21, mayo- agosto de 2001. Santo Domingo, República Dominicana,
2001.
148
La Democracia en República Dominicana. (Documento). Centro para la Democracia, Santo Domingo, enero de
1993. Según la Fundación Economía y Desarrollo, de orientación neoliberal el valor de los salarios reales pagados por el
Gobierno Dominicano a sus empleados se redujo en un 40% en tan sólo 4 años (1986-1900).

72
CAPÍTULO II

septiembre de 1990 el CIECA publicó un artículo sobre el salario, en el que se ilustraba la


pérdida significativa del poder adquisitivo de los asalariados desde 1970: “un peso compra
en 1990, lo que se compraba en 1970 con 4 centavos o lo que se compraba en 1980 con
14 centavos, o lo que se compraba con 41 centavos en 1988”149

Este deterioro continuó hasta 1991, momento en que se realizan huelgas generales de
todos los sectores que demandaban el aumento salarial en un 200%, pero sólo obtuvieron
escasas concesiones del gobierno. El presidente Balaguer anunció el aumento del salario
mínimo en un 20% para los trabajadores públicos y para los privados en un 60%,
curiosamente, cuando dio a conocer la concertación del acuerdo con el FMI150.

Una vez controladas las altas tasas de inflación de la década de los ’80, a finales de 1991,
la Comisión Nacional de Salarios aumentó el salario mínimo en un 30%, pasando de 1120
pesos mensuales a 1456 pesos151. La estabilidad de los precios evitó que la distribución
de la renta continuara deteriorándose al mismo ritmo de la década de 1980152. Los
reajustes salariales no fueron uniformes y sólo permitieron recuperar, en su mayor parte,
las remuneraciones reales de las empresas del sector privado formal153.

El período de gobierno de J. Balaguer es muy importante para la historia contemporánea


de República Dominicana por cuanto se aceleró el proceso de transformación de la
economía, insertada en la dinámica mundial. Cuando en 1986 Balaguer asume el poder
con un mando estatal redefinido, ya no podía resistir la conducción de una política
asistencial y de sostenimiento del clientelismo político como en los sesenta o setenta y

149
Ruiz Burgos, Víctor. E. Análisis de Coyuntura: lucha social y movimiento sindical en la República Dominicana
(agosto de 1990- julio de 1991). Santo Domingo: Ediciones CEDEE. BÚHO, 1992, pp. 20-21.
150
“Para aliviar más la situación del país después de la firma con el FMI, el Gobierno contempla buscar soluciones a
la situación de los servidores públicos. Con ese fin, el Gobierno decretará un aumento de salario de todos los
servidores públicos, civiles y militares, a partir del 1ro. de julio, de 20% (…) esta alza podía ser mejorada en lo
sucesivo según la evolución de la economía después de la firma con el Fondo, es decir, si la situación mejora, el
Gobierno puede cumplir exactamente con los organismos internacionales y dieran recursos suficientes, después de
cumplidos los compromisos, discurso del Presidente Joaquín Balaguer de anuncio de la Firma con el FMI. El Nuevo
Diario, 1 de julio de 1991. p. 5.
151
Informe de Desarrollo Humano. Cooperación para el desarrollo en República Dominicana, 1991 hasta abril de 1993.
152
Informe de Desarrollo Humano. Cooperación para el desarrollo en República Dominicana, 1991 hasta abril de 1993.
153
Para los trabajadores del sector privado, después que el nivel de precios se estabilizó, se realizaron tres incrementos
de salarios. Uno de ellos rige a partir del 1 de enero de 1992, cuando el salario mínimo nacional fue aumentado en 30%
respecto al nivel anterior. Dos años después se aumentó en otro 15% y en mayo de 1995 se hizo una nueva modificación
del salario mínimo legal, ajustándose en un 20% para los trabajadores privados del sector empresarial formal, frente a un
14.7% de inflación acumulada desde el reajuste anterior. Representación de la FAO en la República Dominicana.
Informe Anual, 31 de Octubre de 2004.

73
CAPÍTULO II

tenía mucho menor poder regulador y de intervención frente a un emergente empresariado


vinculado al turismo y las zonas francas.

Sin embargo, a medida que se profundizó la política neoliberal del gobierno, se redujeron
las contradicciones con la cúpula empresarial y el poder imperial, que a partir de 1990 se
movió sobre una línea de respaldo a Balaguer y de una moderada presión a favor de sus
intereses y de su estrategia neoliberal. Esa mayor aproximación provocó, a su vez, un
distanciamiento entre el gobierno y los sectores de la clase capitalista, desfavorecida por
la política neoliberal fondomonetarista (industriales y productores agropecuarios
vinculados al mercado interno). También existieron contradicciones dentro de la cúpula
empresarial, entre los sectores industriales monopólicos y oligopólicos protegidos por la
política fiscal del pasado y las fuerzas dominantes (exportadores e importadores,
consorcios, etc.), partidarios de una acentuación de la apertura hacia fuera y del “libre
comercio”, destinado a copar los mercados nacionales con la participación del capital
transnacional estadounidense154.

Trabajaron en esa dirección y en menos de una década se desmontó la industria


azucarera y la de sustitución de importaciones, produciéndose el paso a una reinserción
sobre la base de las exportaciones, de zonas francas, del turismo y, en menor medida, de
las remesas del exterior. En la nueva estrategia, las zonas francas debían proveer
empleos, mientras que el sector del turismo debía asegurar las divisas.

A partir de 1986, en el marco de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y el estímulo del
mercado libre de divisas, se establecieron 20 nuevas zonas francas, 4 de las cuales
operan en el distrito nacional155. La política de promoción de la industria de exportación en
Zonas Francas (ZFI)156 tuvo éxito en términos de creación de empleos, según el Consejo
Promotor de Inversiones Extranjeras. En 1990 fue promulgada la ley 8-90 que estableció
154
Conferencia de Narciso Isa Conde. “La República Dominicana: democracia y situación actual”. Documento de
Unidad Revolucionaria Caamañista.
155
La primera zona franca dominicana fue creada en 1969, y entre este año y 1983 se crearon tres más. No fue hasta
1983 que se comenzó el proceso a gran escala. Aristy, Jaime y Andrés Duahajre. Efectos de la política
macroeconómicas y sociales sobre la pobreza en República Dominicana. Madrid: PNUD/CEPAL/BID.Mundi-Prensa
Libros, 1998.
156
El estado dominicano la definió como “un área geográfica del país, sometida a los controles aduaneros y fiscales
especiales, en el cual se permite la instalación de empresas que destinen su producción o servicios hacia el mercado
internacional mediante el otorgamiento de los incentivos necesarios para fomentar su desarrollo”. Santana, Julio.
Estrategia, Neoliberal, Urbanización y Zonas Francas. El caso de Santiago, República Dominicana. Santo Domingo:
Editora Taller, FLACSO- INTEC/CEP, 1994.

74
CAPÍTULO II

nuevas zonas francas y la ampliación de las existentes. Esta ley derogó la Ley 299 en lo
referente a la clasificación A y el decreto 895/1983, que integra el Consejo Nacional de
Zonas Francas.

Las Zonas Francas, en un inicio, eran “paraísos” para la inversión, según los informes de
la Organización de Naciones Unidas, en menos de 10 años se crearon alrededor de 100
000 empleos y generaron 12000 millones de dólares de sus exportaciones netas, por
tanto, favorecían el crecimiento económico, la generación de divisas, la creación de
empleos, la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, la descentralización
regional del crecimiento y la reestructuración del poder económico y político157. Sin
embargo, algunos elementos que explicaremos a continuación nos permiten argumentar
que nunca pudieron reinsertarse dentro de la dinámica de desarrollo económico y social.

El historiador y sociólogo Julio Santana expresa en su libro Estrategia neoliberal,


Urbanización y Zonas Francas. El caso de Santiago, Republica Dominicana “en las
condiciones de una profunda crisis del modelo sustitutivo y de un proceso de declinación
irreversible de las exportaciones tradicionales (azúcar, café, tabaco y cacao), además de
las profundas transformaciones experimentas por la economía mundial, surgen las zonas
francas”158. Además de los factores mencionados se deben señalar las presiones del
endeudamiento externo y de las políticas de reajustes macroeconómicos, que permitieron
las bases legales para dar inicio, a gran escala, de este proceso.

La mayoría de las empresas en las zonas francas tenían una nómina que fluctuaba entre
los 100 y 600 empleados en 1988. Generalmente se trataba de edificaciones espaciosas,
con poca ventilación y condiciones de trabajo difíciles. El 53, 5% de las empresas eran de
manufactura textil, 3,5% de electrónica, 3,5% de calzado y el resto de farmacéutica,
cigarros, tabaco, etc. Todas ellas aportaron al PIB el 15,41% en 1988. Ello no significa que
existía una relación positiva con los ejes económicos -turismo y agroindustrias de
exportación-, por el contrario, las actividades en la zona franca se caracterizaron por la
desvinculación total con el resto del aparato productivo y del mercado interno. Si durante
la década de los años setenta las exportaciones garantizaron una tasa de crecimiento del

157
Informe Nacional de Desarrollo Humano, 1991.
158
Santana, Julio. Estrategia neoliberal, Urbanización y Zonas Francas. El caso de Santiago, Republica Dominicana.
Santo Domingo: FLACSO, Programa República dominicana. INTEC/CEP, 1994. p 25.

75
CAPÍTULO II

orden de un 18,6%, en 1986 se observa la reducción hasta sólo el 0,7%159. Las zonas
francas en República Dominicana no llegaron a insertarse en la economía nacional debido
a que el capital que se empleaba para construirlas era extranjero, la tecnología era
importada, así como la materia prima para todas las industrias establecidas. Sólo
reportaron como beneficio el empleo y una remuneración al estado dominicano por el uso
del terreno. La generalidad de las industrias de re-exportación no contribuyó al desarrollo
regional

Las de mayor infraestructura se radicaron en la ciudad de Santo Domingo160, muy pocas


compraban insumos locales y la mayoría de ellas fueron establecidas con capital
extranjero. Las empresas textiles comenzaron a perder mercado cinco años más tarde, en
1991, al punto de que en una década mantuvieron los mismos niveles de participación en
el mercado de Estados Unidos. Con el tiempo, la existencia de estas zonas francas y su
desarrollo vertical cada vez más profundo con las empresas norteamericanas provocó que
estas entidades tuvieran un reducido impacto en la economía dominicana y en la calidad
del empleo durante el último gobierno de Balaguer161.

Las reformas de mayor envergadura fueron la arancelaria y la del régimen de zonas


francas en el año noventa. A estas dos le siguieron otras de importancia, tales como la
reforma fiscal y el Código Laboral en 1992. Hacia 1995 ya se consolidaba la reforma al
régimen de la inversión extranjera y un proceso de gradual desarrollo de las normas en las
telecomunicaciones. Estas reformas cambiaron la dinámica económica en el país, ya que
fundamentalmente, en relación con la inversión extranjera, el país entró en una fase de
apertura total al mercado y a las disposiciones internacionales. La ley 16-95 otorgó
derechos similares a nacionales y extranjeros, a la vez que aseguró la facilidad de realizar
transacciones financieras internacionales y pleno acceso de los inversionistas extranjeros.
Se estableció la libertad cambiaria sin la previa autorización de las autoridades
bancarias162.

159
Santana, Julio. Ob. cit, p. 31.
160
En Santo Domingo en 1992 estaban ubicadas 60 empresas, sólo superada por San Pedro de Macorís que tenía 86
empresas. Santana, Julio. Ob. cit, p. 45.
161
Santana, Julio. Ob. cit, p. 45.
162
Ceara-Hatton, Miguel. Desarrollo económico, política comercial y reformas estructurales en República Dominicana.
Santo Domingo: Centro de Investigación económica para el Caribe, 14 de noviembre de 2003. pp. 10-15.

76
CAPÍTULO II

Particularmente, un balance realizado por empresarios dominicanos en 1996 arrojó como


resultado que la participación del sector industrial en el PIB creció en términos absolutos.
El sector manufacturero, impulsado por un régimen que concedió amplias libertades
comerciales a las empresas radicadas en las zonas francas, fue el que generó la mayor
parte de las exportaciones de mercancías del país.

El turismo presentó mayor dinamismo. En los años ochenta, el país desarrolló la actividad
turística, principalmente con la infraestructura hotelera. La banca nacional e internacional
comienza a interesarse en el negocio turístico, destacándose los negocios hoteleros
españoles. El desarrollo del turismo estuvo vinculado directamente desde el inicio con el
fomento de la inversión extranjera. En 1994 los españoles tenían 28 hoteles, con una
inversión estimada en los 400 442 millones de dólares, mientras que los inversionistas
nacionales disponían de 157 hoteles, con 13 338 habitaciones, para una inversión
estimada de 419 145 millones de dólares163.

El déficit en el suministro de energía eléctrica fue uno de los mayores problemas que
afrontó la sociedad dominicana durante los diez años de gobierno de Joaquín Balaguer.
Entre 1988 y 1990 promedió un -7,6% de abastecimiento164, pero la situación se tornó
precaria a partir de la segunda mitad de 1990, al punto de que la producción se mantuvo
entre un 25% y un 40% de la capacidad instalada en el país165. La causa de esta aguda
crisis energética, según la prensa escrita, fue el desabastecimiento general de combustible
que sufrió el país, por lo menos hasta diciembre de 1990. Además de este factor
determinante, otro de igual importancia fue la salida continua de servicio de las plantas
generadoras de energía producto de los desperfectos técnicos de las mismas166.

Esta situación creó serios problemas a la producción nacional, de ahí que muchos
empresarios se vieran obligados a recurrir a plantas eléctricas propias para cubrir el déficit
energético. Pero fue en los barrios citadinos donde los apagones se sintieron
profundamente debido a la ausencia de medios alternativos. Esta crisis energética

163
Martínez, Leonardo Félix. El turismo en República Dominicana. En: www.acmoti.org/EL%
20TURISMO%20EN%20REPUBLICA%20DOMINICANA.%20LEONARDO%20FELIX.htm
164
Informe Nacional de Desarrollo Humano, 1991.
165
Ruiz Burgos, Víctor. E. Análisis de Coyuntura: lucha social y movimiento sindical en la República Dominicana
(agosto de 1990- julio de 1991). Santo Domingo: Ediciones CEDEE. BÚHO, agosto-julio de 1992. pp. 18-20.
166
Periódico Hoy, 28 de Septiembre de 1992, página 9-A.

77
CAPÍTULO II

introdujo nuevos elementos culturales y psicológicos en el dominicano hasta hoy en día.


Se puede hablar de una “cultura del apagón”167 ¿Cúal fue la respuesta del gobierno? La
privatización. En el curso de 1991, el gobierno dominicano realizó negociaciones con la
empresa española FENOSA, la que supuestamente debía administrar a la Corporación
Dominicana de Electricidad, permitiéndole incrementar su capacidad de adquisición de
combustible y rehabilitar los equipos de generación y transmisión168.

Esta crítica coyuntura desembocó nuevamente en paros, huelgas y manifestaciones a


todo lo largo de Quisqueya. En este marco se produjo un fenómeno nuevo e importante: el
“diálogo tripartito”, que contó con la participación de los sectores empresarial, sindical y
gubernamental, a través de la mediación de la Iglesia Católica. Pero Balaguer era poco
proclive al diálogo con los sectores organizados, en especial, los de extracción popular.
Esto se demostró cuando no fueron invitados al diálogo delegados de los Comités de
Lucha Popular, por no ser considerados representantes -según Balaguer- de ningún sector
legítimo. Hacia septiembre de 1988, después de varias reuniones, fue entregado a
Balaguer un documento con ocho puntos. Sin embargo, no logró materializarse la
negociación, varias centrales sindicales retiraron su apoyo ante la violación de un pacto
establecido entre los obreros y los empresarios; estos últimos seguían aumentando el
precio a los productos de primera necesidad y el gobierno no ejercía ninguna presión
sobre este tema para una solución justa.

Mientras tanto, la Iglesia Católica y los empresarios, por temor al estallido de la violencia
social, llamaban o se aferraban al diálogo tripartito.

El presidente impuso restricciones al mercado cambiario que atentaban contra la libertad


económica de los empresarios. Balaguer conocía las profundas diferencias entre los
industriales importadores y exportadores y entre los grandes y medianos industriales169,
conflictos que dividían al sector empresarial y que eran manejados dentro de la estrategia
política del mandatario. Finalmente, en 1991, en medio de una convulsión social violenta

167
Ruiz Burgos, Víctor. E. Ob. cit, p. 19.
168
Ruiz Burgos, Víctor. E. Ob. cit, p. 19-20.
169
Los industriales querían mayor protección y los importadores-exportadores mayor liberalización económica. Los
grandes empresarios buscaban beneficios en medio de la crisis económica, los medianos y pequeños querían ampliar las
medidas proteccionistas.

78
CAPÍTULO II

generada desde 1988, se logró un Pacto de Solidaridad Económica170, que sustentaba la


política del gobierno dominicano de ajustes de la economía nacional para poder
renegociar la deuda externa con el FMI.

Varios meses antes había comenzado la campaña electoral. Participaron alrededor de


dieciocho partidos, los cuales prometían como mínimo acabar con el hambre, el
desempleo y la inflación. Si nos dedicamos a leer todos los discursos ofrecidos, no es
difícil concluir que República Dominicana después de agosto iba a convertirse en el
paraíso del Caribe. Sin embargo, desde el inicio la campaña electoral se polarizó en dos
candidatos conocidos por la población: Juan Bosch171 y Joaquín Balaguer.

Para no quedarse en la simple oferta, Balaguer aprovechó su condición de presidente para


inaugurar obras públicas, algunas de las cuales apenas se encontraban en la primera fase
de construcción, rebajó los precios de algunos productos, aumentó los salarios y anunció
que, “de ser favorecido por el voto popular introduciría una segunda reforma al impuesto
sobre la renta que beneficie a la clase media y los sectores humildes y entregaría miles de
apartamentos a profesionales, obreros especializados y cabezas de familia de clase
media”172.

Todas las encuestas realizadas previas a las elecciones generales indicaban el triunfo de
Juan Bosch, pero existieron alianzas estratégicas que iban en contra de la claridad de las
elecciones. Al respecto, el secretario de las Fuerzas Armadas en aquel entonces, general
Elías Wessin y Wessin, que presidía, a través de su hijo, el Partido Quisqueyano
Demócrata, se alió a Balaguer en las elecciones en contra de Bosch. Recordemos que
este general fue el que dirigió el golpe de Estado que derrocó a Bosch en 1963 y quien

170
El documento consta de 21 puntos que iban a ser supervisados por 6 meses para su cumplimiento. Las últimas
medidas de ajuste aprobadas con la firma del Pacto de Solidaridad Económica incluyeron la eliminación de los subsidios
a una serie de productos como los combustibles, la harina de trigo y los azúcares, que habían sobrevivido a medidas
similares en un pasado inmediato. La tasa de cambio del dólar fue elevada bruscamente, de RD$ 7.60 por 1 USD a RD$
10.50 por 1 USD; también las tasas de interés bancario se elevaron de forma impresionante. Para más información
consultar anexos de Ruiz Burgos, Eddy. Ob. cit, pp. 123-128.
171
Juan Bosch había participado, con 80 años de edad, en las elecciones de 1986 con el 18.4% que permitió al PLD
colocar dos senadores y 16 diputados en el Congreso. Durante esta campaña de 1990, Bosch contaba con el apoyo de los
sectores más progresistas del país, fundamentalmente la clase obrera, la juventud, las capas medias y sectores
profesionales y populares urbanos, así como el proletariado agrícola, en menor cuantía, el campesinado, la población
femenina, la población urbana y la oligarquía. Todas las encuestas indicaban el absoluto triunfo electoral de Bosch.
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 246.
172
Mariñez, Pablo. Ob. cit, pp. 245-246.

79
CAPÍTULO II

más tarde, en 1965, apoyó a las tropas norteamericanas para impedir que Bosch asumiera
el poder. Una vez más se realizaba la misma acción política, ahora por medio de alianzas
electorales.

Cuando la Junta Central Electoral proclamó que el Partido Reformista de Balaguer tomaba
la delantera con más de dos mil votos, el desconcierto en la población fue total. Bosch se
había declarado horas antes como ganador por los cómputos que desde un inicio referían
su incuestionable victoria. El PLD hizo la denuncia de “colosal fraude” del Partido
Reformista. Se explicaron muchos argumentos de “irregularidades” en el sistema de
conteo, finalmente el último mensaje de la Junta fue que el PR le ganaba al PLD con
21000 votos de diferencia173.

La crisis de legitimidad institucional en República Dominicana se agudizó profundamente a


partir de las elecciones de 1990, elemento que permaneció durante toda la década de los
años noventa.

El reelecto presidente Joaquín Balaguer tuvo que enfrentar en los tres primeros meses de
su gobierno varios paros cívicos y laborales de 48 y 72 horas, que mostraron el
descontento popular hacia su gobierno. República Dominicana era una “bomba de
tiempo”. Los orígenes históricos de esta crisis de legitimidad institucional están
relacionados con la interrelación de tres fenómenos: la importación de modelos foráneos,
la injerencia extranjera y las pugnas institucionales presentes en el desarrollo del Estado
dominicano durante la etapa estudiada. En este sentido resulta particularmente importante
señalar la tradición autoritaria de Joaquín Balaguer, heredada de dictadores como Trujillo
y de su misma experiencia presidencial (1966-1978), que obstruyó las relaciones del
Estado con la sociedad civil y sus posibilidades de lograr las principales demandas de las
grandes mayorías. Estos elementos van a estar presentes con más nitidez a partir de
agosto de 1990.

El 27 de septiembre de 1990 el periodista del Listín Diario, Geraldino González, preguntó


al Presidente Joaquín Balaguer en conferencia de prensa: “Señor Presidente, primero que
nada, quisiéramos señalarle la inquietud social (…) por factores que se han venido
conjugando en los últimos tiempos, por ejemplo la crisis de combustible, la crisis del

173
Mariñez, Pablo. Ob. cit, pp. 251-255.

80
CAPÍTULO II

azúcar, la crisis energética, crisis del agua, etc. (…) de sectores industriales, sectores
comerciales, sectores empresariales -arriba de esa situación- han estado aumentando,
especulando de manera desmesurada. Arriba de eso citamos el caso también del llamado
a huelga que se hizo ayer (26 de septiembre de 1990) del colectivo de organizaciones
populares llamando a la población, reclamando una serie de reivindicaciones. Nosotros
quisiéramos un comentario suyo en torno a si no le parece que esto podría desembocar en
una gran crisis social”174.

La inquietud del periodista esclarece la situación que vivía el país al inicio del segundo
mandato. En septiembre de 1990, después de una crisis política provocada por la
acusación de fraude electoral, el gobierno reelecto inició un nuevo programa que modificó
sustancialmente la política económica ejecutada en el cuatrienio anterior. Además de un
programa de “estabilización”, se ejecutó un conjunto de reformas estructurales175, el cual
contó con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y,
posteriormente, del Fondo Monetario Internacional. La política de estabilización se centró
en la eliminación del déficit fiscal, en la restricción monetaria, la eliminación de los
subsidios y controles de precios públicos.

Para Balaguer la solución a todos estos conflictos a partir de entonces fue recurrir a
préstamos de organismos internacionales y a la privatización a gran escala. Esta política
se materializó con la firma de un acuerdo con el FMI en 1991.

174
Periódico Hoy, 28 de septiembre de 1992, p 9-A.
175
En septiembre de 1990 el Gobierno introdujo mediante el Decreto 339-90 una importante reforma del régimen de
comercio exterior consistente en la reducción de los niveles arancelarios y la dispersión entre ellos. También se
sustituyeron los impuestos específicos por gravámenes ad-valorem y se comenzó a utilizar el tipo de cambio del
mercado, en lugar de las diferentes tasas que se aplicaban para valorar los diversos tipos de bienes. Además, se redujeron
las exoneraciones y se eliminaron varias de las restricciones cuantitativas a las importaciones. A mediados de 1992 se
aprobó un nuevo Código Tributario que incluía profundas modificaciones a las leyes de Impuesto sobre la renta, de
Impuestos selectivos al consumo y del Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados y Servicios (ITBIS).
Entre los objetivos de la reforma tributaria se encontraba la creación de un marco de igualdad fiscal para todos los
sectores de la economía, que fuese neutral, equitativo y generador de los recursos suficientes para que el Estado no
necesitase solicitar financiamiento inflacionario del Banco Central para ejecutar su gasto. La Junta Monetaria dictó un
conjunto de resoluciones que liberalizaron las tasas de interés, eliminaron los requerimientos de canalización de créditos
a sectores específicos, mejoró la normativa de regulación y supervisión bancaria y creó el sistema de bancos de servicios
múltiples, entre otras medidas. También se aprobó una reforma del Código de Trabajo, la cual, además de ofrecer
beneficios adicionales a los trabajadores, aseguraba la flexibilidad laboral necesaria para promover un aumento del
empleo. En 1996 se aprobó una Ley de Reforma de las Empresas Públicas que tenía como objetivo promover la entrada
de capitales privados a las empresas públicas. PNUD. Evolución macroeconómica y desarrollo humano. Naciones
Unidas, 1998.

81
CAPÍTULO II

La firma del acuerdo de Stand-By176 con el FMI implicaba la eliminación de los atrasos del
país con los organismos internacionales, particularmente con el Club de París. Se
renegoció el atraso de la deuda que había sido contraída en junio de 1984 en un 100%. En
el momento de los acuerdos la deuda externa dominicana ascendía a 1, 665,9 millones de
dólares. Todo ello se lograba a cambio de cumplir ciertas “medidas técnicas” como la
unificación de la tasa cambiaria determinada por “la fuerza del mercado”. Asimismo, dentro
de las “medidas técnicas” se incluyó que la Junta Monetaria extendiera y aumentara su
Recargo Cambiario a todas las importaciones, excluyendo los alimentos, medicinas y
materias primas para la elaboración de fármacos. Paralelamente a las medidas
anunciadas, el gobierno, de acuerdo con el FMI, “intensificaría” programas sociales,
canastas populares, etc. Para estas medidas, que incluirían el poder elevar los salarios en
un 20%, como señalamos anteriormente y otros acuerdos anunciados177, la administración
recibiría del FMI una ayuda de 112.9 millones de dólares.

Mientras que el acuerdo de 1982 estableció como impuesto el ITBI, el Ad Valorem y el


36% sobre todas las exportaciones e importaciones tradicionales, el café, el tabaco, el
cacao y el azúcar, ahora se le agregaba a la economía nacional el aumento del Recargo
Cambiario extendido a todas las importaciones. Después de sostener una campaña
presidencial en 1985 con el argumento de que los males que aquejaban a República
Dominicana provenían del acuerdo firmado por el gobierno con el FMI, firmó ocho años
después un compromiso que limitó el desarrollo económico, ya que muchos capitales
fueron desplazados inescrupulosamente para el pago de la deuda, lo que por demás sirvió
para afirmar el carácter históricamente dependiente del Estado dominicano. Fue necesario
un nuevo Stand-By en 1993, que le permitiera - al gobierno - cancelar las obligaciones que
mantenía con la OPEC, el Club de Paris y bancos comerciales. En este año el país tenía
que hacer frente a $408 millones de USD, de los cuales $82 millones estaban pendientes
desde 1992178.

176
Ver Discurso del Presidente Joaquín Balaguer para anunciar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, El
Nuevo Diario, 1 de julio de1991, p. 5
177
Discurso del Presidente Joaquín Balaguer para anunciar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Periódico
El Nuevo Diario, 1 de julio de1991, p. 5.
178
Banco Interamericano de Desarrollo, Ob. cit, Abril, 2005.

82
CAPÍTULO II

Pero el contexto de la firma de este tratado era muy diferente y difícil. Anteriormente
señalamos que dentro del nuevo esquema de relaciones económicas fue determinante la
reproducción del capital monopolista en beneficio de su fracción financiera179. Esto influyó
en que se priorizara el pago de la deuda externa y la disminución de la inflación a través
de las frecuentes devaluaciones del peso dominicano.

Este conjunto de políticas se materializó en los acuerdos firmados con el FMI por parte de
varios países de América Latina, entre ellos, República Dominicana. El proceso que se
inició en 1982 en Quisqueya se consolidó en 1991. Ahora el país se endeudó más para
pagar la deuda, comenzó con un primer préstamo y hasta hoy en día no concluyen los
acuerdos; lo que si está claro para los dominicanos es que esta política se basó en la
contracción de los gastos para los programas sociales.

El supuesto éxito de este programa se manifestó cuando se redujo la inflación que


permitió el aumento de los salarios nominales en el período 1991-1992, acercándose un
poco al salario real. Pero ello contrastó con la magnitud de los aumentos de precios de
bienes públicos que se llevaron a cabo en 1990 para reducir el déficit del sector público y
la recuperación de los salarios reales en el período 1991-1992. El crecimiento económico
se tradujo también en un aumento del ingreso real per cápita y en la disminución de la tasa
de desempleo a un 20.3%. Todo esto mejoró la distribución de la renta en 1992, pero
como expresa el informe de Naciones Unidas de 1998 “las capacidades de los
dominicanos más pobres de mejorar sus condiciones de vida de forma sostenida se
deterioraron”.

Algunas cifras pueden enriquecer este análisis. Entre 1992-1996 el sector agrícola creció
en un 4%, pero la capacidad de empleo se redujo en un 5%, es decir, se dejaron de
emplear 90 mil trabajadores en cinco años. Según la Encuesta de ENDESA’96, el 37% de
la población estaba desempleada en 1995, cifra considerablemente más alta que la de
1991, con un 26,2%180. El gasto público en educación bajó de 9,2% en 1991 a un 8,5% en
1992; el gasto de la salud disminuyó de un 7,8% a 7,0% en 1992. El gasto público en el
sector agro-pecuario de un 7,7% en 1991 se redujo a un 6,2%. Todo ello contrastó con la

179
Prieto Rozos, Alberto. Ob. cit, pp. 199-205.
180
Lizardo, Jefrey. “Análisis de coyuntura IV. Algunas consideraciones sobre la nueva política económica”. En: Ciencia
y Sociedad, volumen XXII, número 4. Santo Domingo, octubre-diciembre de 1997. pp. 433-439.

83
CAPÍTULO II

concentración del gasto público por parte del presidente en un 52%, aumentando el
desbalance de poder que existía en el Estado y que afectó a los sectores autónomos, los
ayuntamientos, al Poder Judicial y al Poder Legislativo.

En cuanto a la crisis de la producción energética, la solución para Balaguer siguió siendo


la privatización y los préstamos a la Corporación Dominicana de Electricidad. En sus
discursos la única justificación con respecto la escasez de energía era que “todos estamos
concientes de que existe un grave problema, un problema que se agrava ahora mismo por
la crisis mundial (se refiere a la Guerra del Golfo Arábico- Pérsico) y que tendrá mucha
repercusión sobre los países en vías de desarrollo, sobre todo por el alza de los precios de
los hidrocarburos”181.

En 1991, Balaguer recibió del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) 148.8 millones de
dólares para la reparación de redes y el reestablecimiento de sus plantas energéticas. Ese
mismo año se declaró que la producción de las empresas industriales del país se redujo
en un 40% como consecuencia de la recesión económica y las deficiencias en el
suministro de energía eléctrica182. También existieron proyectos con el BID de parte de la
Secretaría de Estado de Agricultura y otro para la Educación183, dos proyectos de
educación básica (1991 y 1995), cofinanciados con el Banco Mundial; uno de desarrollo
agrícola (1993), con FIDA, y el de reestructuración del sector de la salud (1997), con el
Fondo Nórdico para el Desarrollo y la OPEP184.

Sin embargo, si bien el sector agropecuario creció en 1991 en un 2,4%, este aumento se
debió a la política de liberalización de los precios agropecuarios, implementada desde
agosto de 1990 y que propuso el BID para dinamizar al agro dominicano. El sector
agropecuario siguió teniendo significativa importancia en la economía desde el punto de
vista de la producción y el empleo. En esta época, el 53% del territorio nacional estaba

181
Discurso del Presidente Joaquín Balaguer, 27 de septiembre de 1990
182
Ruiz Burgos, Eddy. Ob cit, p. 18.
183
Discurso del Presidente Joaquín Balaguer, 27 de septiembre de 1990.
184
Banco Interamericano de Desarrollo. Evaluación del Programa País: República Dominicana 1991- 2003.
Washington, D. C, Abril, 2003.

84
CAPÍTULO II

destinado a la producción agropecuaria, pero el empleo total del sector agropecuario


disminuyó de 502 000 puestos en 1993 a 474 000 en 1996185.

El sector de la construcción incrementó su nivel de contribución al PIB de 8,7% a 13,1%


entre 1990 y 2000. En igual período, los sectores Comercio y Restaurantes y hoteles
pasaron de 16,1% a 20,1% de contribución al PIB, así mismo los sectores Transportes y
Comunicaciones aumentaron su participación. En conjunto, todos estos sectores
representaron el 46,6% de la producción total de bienes y servicios de la economía
dominicana, siendo las actividades productivas que dinamizaron el crecimiento económico
de los años noventa.

En el epígrafe anterior mencionamos la intención por parte del gobierno dominicano de


insertarse dentro de la Iniciativa para la Cuenca del Caribe. No es hasta inicios de la
década de los años noventa que se puede observar la evolución de la participación de
República Dominicana en el proceso. En 1983 el país exportaba a Estados Unidos 807
millones de dólares, en 1992 exportó 2,367 millones de dólares, representando el segundo
lugar después de Costa Rica186. Esto comprobó la creciente integración de la economía
dominicana a la de Estados Unidos de América. Por ejemplo, el 53,3% de las
exportaciones dominicanas se dirigían a Estados Unidos, igualmente, el 95% de las
exportaciones de las zonas francas. Una situación parecida surge por el lado de las
importaciones. Un análisis detallado de los porcentajes en cuanto a intercambio comercial
nos lleva a concluir que a principios de las década de los noventa era muy limitado el
comercio con las economías del Caribe y América Latina (13%)187. Era previsible que el
eje central alrededor del cual giró el sector externo en República Dominicana fuera la
economía de Estados Unidos. En 1992, con un total de exportaciones brutas hacia
Estados Unidos del orden de los 2,366 millones de dólares, el país se convirtió en el

185
Dircia Paulino Viloria. “Retos de los industriales dominicanos ante las negociaciones internacionales. Principales
inquietudes”. Conferencia Regional “El sector empresarial y el Desarrollo”. Rio de Janeiro, Brasil, 8 y 9 de junio del
2004. (Documento).
186
US International Trade Commission, Impact of the Caribbean Basin Economic Recovery Act on US Industries and
Consumers, 1992 y Caribbean Basin Iniciative, 1991. Citado por Vaitsos, Constantino. Opciones dominicanas en
tiempos de Globalización e Integración. Santo Domingo: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
1994.
187
Vaitsos, Constantino. Opciones dominicanas en tiempos de Globalización e Integración. Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD), Santo Domingo, 1994, pp. 8-9.

85
CAPÍTULO II

principal proveedor de confecciones de manufacturas con insumos procedentes de


Estados Unidos188.

Es así que, en septiembre de 1994, se puso en marcha el tercer programa de


estabilización económica. Las medidas adoptadas perseguían reducir, en un corto plazo,
las presiones inflacionarias y crear las bases para el fortalecimiento de la posición externa
del país189. En la segunda mitad de los noventa se inicia una política comercial activa,
resultado de los cambios del proceso de globalización. La República Dominicana, como la
mayoría de los países del Caribe y del Continente, entró en un proceso complejo y
diverso, cuyo eje central fue el proceso de globalización. Desde finales de los ochenta el
perfil político y económico del mundo cambió con la caída del Muro de Berlín y la
reunificación de Alemania, la disolución de la Unión Soviética y la supremacía hegemónica
de una sola potencia, la firma del Tratado de Maastrich creando la Unión Europea, la
finalización de la Ronda de Uruguay y el GATT, el surgimiento de la OMC, la Cumbre de
las Américas y el lanzamiento del ALCA como alternativa económica. Asimismo, el uso
comercial a gran escala de Internet en 1995 creando una nueva cultura de redes y de
nuevas tecnologías de la comunicación, modificó toda la concepción de realizar proyectos
políticos y económicos en el mundo y particularmente en República Dominicana. Estos
fenómenos mundiales y regionales condujeron al país a iniciar negociaciones con
CARICOM190 y con los países centroamericanos. También en la Convención de Lomé

188
Ibidem, p. 10.
189
Aristy, Jaime y Andrés Dauhajre. “Efectos de las políticas macroeconómicas y sociales sobre la pobreza en la
República Dominicana”. En: Política Macroeconómica y Pobreza en América Latina y El Caribe. PNUD/CEPAL/BID.
Mundi-Prensa Libros. Madrid, España, 1998.
190
Desde el punto de vista de la integración regional, en 1992 las relaciones comerciales con CARICOM alcanzaban
escasamente los 5 millones de dólares, esto representó el 1% de las exportaciones dominicanas, excluidas las zonas
francas, y sus importaciones no petroleras. Las relaciones de República Dominicana con la Comunidad del Caribe
estuvieron confrontadas por la política económica del Gobierno de Balaguer. En esta etapa CARICOM, por varios
factores, rechazó la entrada de República Dominicana. CARICOM se dedicó, después de que sus miembros obtuvieron
la independencia, a superar las graves limitaciones económicas y políticas inherentes a su tamaño y a enfrentar su fuerte
dependencia extra-regional. La esencia de estos objetivos concebía la integración no como la simple unión de mercados
y la reducción de barreras arancelarias, sino que le atribuía un sentido mucho más orgánico. La misma aceptaba como
objetivos fundamentales: servicios comunes, coordinación de posiciones respecto a política económica exterior y
fomento de un conjunto de áreas de cooperación económica. Si estos objetivos son explicitados y entendidos, entonces
resulta perfectamente comprensible por qué CARICOM rechazó la solicitud de República Dominicana para ingresar
como miembro con pleno derecho en el mercado común. No obstante, este proceso va a influir en que poco tiempo
después los gobiernos de CARICOM promuevan la creación de la Asociación de Estados del Caribe.

86
CAPÍTULO II

junto a Haití, estableció contacto con alrededor de setenta países de África, el Caribe y el
Pacífico y formó parte del escenario comercial caribeño a través de CARIFORO.

La incorporación a la Convención de Lomé IV191 como miembro de pleno derecho en


1992, permitía reducir en parte su fuerte dependencia frente a la economía
estadounidense. Asimismo, se creó la coyuntura de promover las relaciones dominico-
haitianas, y algo muy importante, se facilitaba el establecimiento de relaciones económicas
dentro de la región del Caribe. Pero esta dimensión de la política exterior económica,
potencialmente importante y cualitativamente diferente, no fue manejada adecuadamente
por el Estado, por lo que terminó promoviendo los intereses de los europeos en el espacio
económico dominicano192. En este nuevo escenario, República Dominicana se vio
obligada a definir una nueva estrategia de inserción internacional que respondiera a las
nuevas circunstancias históricas.

El Informe sobre Desarrollo Humano de 1998 destacó que, en el orden interno, el proceso
de desarrollo económico y social del país que siguió a los programas de estabilización fue
muy importante en varios aspectos: alta tasa de crecimiento económico, baja inflación y
una amortización estable de la deuda externa. El Producto Interno Bruto promedió cada
año un 2,5% de crecimiento con respecto al año anterior, mostrando un 7,3% en 1996,
considerado uno de los más altos de América Latina. El comportamiento sectorial reafirmó
la posición dinámica de algunos sectores productores de servicios como las
telecomunicaciones (20.4%) y el turismo (6.7%). Los sectores electricidad y agua potable
mostraron un crecimiento de 16.6%, básicamente impulsados por un incremento del 35%
en las compras de energía de la Corporación Dominicana de Electricidad (CDE) al sector
privado, mientras que la producción, el comercio y el transporte decrecieron en un 2,4%,
10,3% y 8,5%, respectivamente. El nivel de vida del dominicano promedio experimentó
una mejora significativa en la última década, principalmente por un sólido crecimiento per
cápita del PIB de 2.5% por año y del impacto positivo de las remesas del exterior.

191
Las disposiciones de Lomé IV se basan en un tratamiento no recíproco, centrado en intereses fundamentales: acceso
preferencial al mercado de la Unión Europea sujeto a ciertas condiciones, cooperación financiera y técnica, basada en la
definición de áreas prioritarias, ayuda de emergencia no programada (por ejemplo, alimentos). Vaitsos, Constantino. Ob.
cit, p. 24.
192
Vaitsos, Constantino. Ob. cit, p. 26

87
CAPÍTULO II

Es necesario aclarar que la economía dominicana también fue estimulada por la entrada
libre de remesas. Aunque la literatura no aborde el tema, se tiene estimado que República
Dominicana recibía alrededor de 2000 millones anuales de dólares por este concepto,
además el Estado creó las condiciones estipulando que entre diciembre y febrero tanto las
remesas como los paquetes de avituallamiento estuvieran libres de impuestos aduaneros.
Asimismo, el tráfico ilegal de drogas en el país permitió la entrada de inmensos capitales y
la práctica del lavado de dinero que beneficiaba a un sector de la sociedad dominicana.

Sin embargo, otros indicadores sociales revelaron que la pobreza193 continuó siendo un
problema crítico. Aunque existen datos muy diferenciados del nivel de pobreza que van del
20%, según la Fundación Economía y Desarrollo, hasta un 56% para la ENDESA ’96 y
para CAS’99 del Banco Mundial, se estima que afectaba al 25% de la población
dominicana y la pobreza extrema se estimó en un 19%194. Un estudio del Índice de
Desarrollo Humano del 2003 declaró que entre 1975 y el 2001 la posición de República
Dominicana empeoró, aunque con un papel ascendente a partir de 1995195.

El proceso de urbanización que se venía gestando desde mediados del siglo XX, ligado a
las nuevas relaciones económicas, sociales y políticas, trajo como consecuencia nuevas
categorías sociales, como fue el caso de los marginados. El sector informal de la
economía y la llamada “cultura de la pobreza” forjaron una nueva forma de ser pobres,
pues hasta ese entonces llegar a la ciudad era una vía para la ascensión social. El

193
La pobreza está determinada por varios factores entre los que se pueden destacar, bajos niveles educativos, altas tasas
de analfabetismo, desempleo, ausencia de servicios, impacto por deterioro ambiental que reducen la base productiva. El
nivel de analfabetismo era alto (18%); un 30% de la población no tenía acceso al agua potable y la mortalidad infantil
era de un 49 por cada mil niños nacidos vivos, los cuales mueren antes del primer año. El 5.9% de las muertes infantiles
se debió a la desnutrición. De acuerdo con las estimaciones elaboradas, en 1996 aproximadamente el 56% de los hogares
dominicanos (es decir, más de un millón de hogares), estaban viviendo en condiciones de “pobreza”. Cerca de 19% (casi
350 mil) estaban sumergidos en la “pobreza extrema”. De acuerdo con estas cifras, el número de personas en
condiciones de pobreza y pobreza extrema ascendería a 4,6 y 1,6 millones de personas respectivamente. Cooperación
para el desarrollo. República Dominicana. Informe de 1991 a abril de 1998. Sede de Naciones Unidas- Cuba
(Biblioteca).

194
Cooperación para el desarrollo. República Dominicana. Informe de 1991 a abril de 1998. Sede de Naciones Unidas-
Cuba (Biblioteca).

195
Cearra-Hatton, Miguel. Ob. Cit. P. 20.

88
CAPÍTULO II

crecimiento del sector informal de la economía mostró que en el nuevo esquema


económico los excluidos no podían acceder a un empleo estable196.

En las elecciones de 1990 Balaguer logró mantener el poder gracias a un acuerdo con el
empresariado, que de hecho reestructuró el esquema económico al reorientar la política
fiscal y monetaria sobre bases ortodoxas. Balaguer cedió así ante la elite económica y
restringió su poder de intervención en la economía a cambio de mantener su poder en la
política. El empresariado logró un mayor nivel de autonomía y capacidad de negociación
con el Ejecutivo, aún cuando este conservase un poder de decisión real, sobre todo en el
área fiscal y monetaria197. El presidente accedió a pactar con los partidos de oposición
para que en 1992 se realizara una reforma que ampliaba el número de jueces de la Junta
Central Electoral (JCE). Así, la confluencia de un ambiente de reformas políticas con el
proceso electoral y constitucional, el desarrollo de organizaciones de la sociedad civil y el
financiamiento internacional para la reforma y modernización institucional gubernamental y
no-gubernamental, contribuyeron a crear expectativas de que en 1994 se realizarían en la
República Dominicana elecciones competitivas y transparentes.

El fin de la guerra fría dio paso al cambio de la agenda estadounidense, que se dirigió a
lograr estabilidad en los regímenes “democráticos” en el área. La administración de W.
Clinton, tras el golpe militar que depuso al presidente haitiano Jean Bertrand Aristide, en
septiembre de 1991, estaba muy interesada en la estabilidad democrática de Haití y para
ello necesitaba que en la parte oriental de la Isla de Santo Domingo los procesos
“democráticos” fueran respetados. En el escenario político interno el PRD estaba mucho
mejor organizado y con un mayor poder de convocatoria que el PLD, además, importantes
grupos de la sociedad se habían convencido de que Joaquín Balaguer tenía que ser
desplazado del poder.

En 1994 se presentaron nuevamente los tres líderes principales de los partidos


mayoritarios: Balaguer, Peña Gómez y Bosch. La diferencia fue que en esta ocasión los
principales contrincantes fueron Balaguer y Peña Gómez. Al igual que en 1990, las

196
Silié, Rubén. “Los jóvenes trabajadores en el medio urbano”. En: Estudios Sociales, año XVII, número 97. Santo
Domingo: Centro de Investigación y Acción Social de la Compañía de Jesús, julio-septiembre de 1994. pp. 7-23.
197
Lozano Wilfredo. “Tradición caudillista y cambio de política en República Dominicana (1986-1996)”. En: Perfiles
Latinoamericanos, año/vol. 05, número 008. México: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, enero-junio de
1996. pp. 29-50.

89
CAPÍTULO II

elecciones fueron muy cerradas. En ese entonces Peña Gómez ganó las elecciones, pero
al igual que a Bosch en 1990, le fue arrebatada la victoria, con una pequeña diferencia de
votos entre Balaguer (42.3%) y Peña Gómez (41.6%). El PLD quedó en un lejano tercer
lugar198. Esto dio paso a una crisis política que amenazó con la guerra civil y se convirtió
en un conflicto de alcance internacional.

La presión del PRD para que se hiciera un reconteo de votos, las demandas de la
sociedad civil por la transparencia electoral y la presión internacional, sobre todo de
Estados Unidos, a favor del presidente, llevó a un proceso de negociación entre los
principales líderes de los tres partidos mayoritarios. Estas negociaciones, mediadas por un
representante de la Organización de Estados Americanos (OEA), culminaron con la firma
de otro “Pacto por la Democracia,” pocos días antes de la toma de posesión de Balaguer
el 16 de agosto de 1994.

Este Pacto por la Democracia contempló un conjunto de reformas constitucionales, con


énfasis en lo electoral. Las reformas más importantes fueron:

1) la prohibición de la reelección,

2) la separación de las elecciones presidenciales de las congresionales y municipales, a


dos años de diferencia,

3) la doble vuelta si ningún candidato obtenía más del 50% de los votos,

4) reformas al sistema judicial

5) la doble ciudadanía.

En este pacto Balaguer también aceptó reducir su período de gobierno de cuatro a dos
años y convocar elecciones presidenciales en 1996. Tanto la adopción e implementación
de estas reformas, como la discusión y aprobación de otras reformas políticas en años
subsiguientes, crearon un ambiente de discusión en la búsqueda por mejorar la
“democracia dominicana”, propiciándose un nuevo marco favorable para solucionar los
problemas nacionales.

198
Espinal, Rosario. Ob. cit, p. 36.

90
CAPÍTULO II

El año 1994 representó para los dominicanos una clara coyuntura positiva para exigir
todas las demandas. Unidad, esa era la palabra de orden. En este año se produce la unión
de los dos líderes históricos, Joaquín Balaguer y Juan Bosch, en el Frente Patriótico
Nacional para impulsar la figura de Leonel Fernández a la vida política del país en las
elecciones de 1996. Este proceso se interpretó como la fraternidad necesaria de la nación
para impulsar una verdadera democracia y solucionar todos los perjuicios que había
creado el sistema en los años ochenta. El Pacto de la Democracia sirvió de experiencia
para celebrar con transparencia y legitimidad las elecciones presidenciales de 1996 y 2000
y las congresionales-municipales de 1998 y 2002, además del establecimiento en 1997 de
una nueva Corte Suprema de Justicia, tal cual lo estableció la nueva Constitución de 1994.

En el tiempo restante de su mandato, Balaguer adoptó gran parte del programa neoliberal
de apertura de la economía y reformas del Poder Judicial y Legislativo. Pese al equilibrio
fiscal y la economía monetaria después de 1994, la administración no logró resolver tres
cuestiones centrales al esquema de apertura económica y modernización:

1) solucionar la crisis energética que afectaba el país por casi diez años;

2) impulsar una conciencia política de inversiones sociales que amortiguara los efectos
del proceso de apertura y

3) modernizar el aparato fiscal como paso previo a la reforma de los aranceles.

El mandatario siguió manteniendo su política de inversión en la infraestructura y viviendas


para la clase media, aún al precio de un gran endeudamiento del sector público y el
deterioro de servicios sociales básicos, como la energía, la educación, la salud y el
transporte público. El efecto inmediato de esta política neoliberal revestida con mantas
proteccionistas fue la protesta social de los pobladores urbanos, aquellos que ocho años
antes habían depositado en sus manos el destino de sus vidas, por el deterioro de los
servicios sociales básicos. Balaguer sólo se pudo sostener gracias a la política de no
confrontación sostenida por el PLD y el PRD.

Con una economía abierta orientada a la exportación de servicios se propició la necesidad


de un nuevo pacto social minado por las sucesivas crisis económicas indisolublemente
ligadas a los procesos sociales. Este pacto social debió aceptar los retos de un mundo
cada vez más interdependiente y global, inevitablemente condenado a buscar la eficiencia
91
CAPÍTULO II

y donde la democracia no solamente debe traducirse en la legitimidad del proceso


electoral, sino en cambios estructurales que afirmen una ciudadanía de alto perfil para
lograr una sociedad más justa y equitativa en la distribución de la riqueza.

2.2. Consolidación del Estado neoliberal dominicano

Balaguer se benefició en gran manera de la división del PRD cuando surgió el Partido de
la Liberación Dominicana en 1973. No dudó en sacrificar a su propio partido, en 1986, en
aras de su gloria personal. El “Frente Patriótico” fue la máxima maniobra política de
Balaguer y uno de sus mayores éxitos, pues a partir de entonces sería reivindicado
absolutamente por sus opositores de los otros dos partidos, incluyendo al profesor Juan
Bosch y al doctor José Francisco Peña Gómez, pero sobre todo a Leonel Fernández y a
Hipólito Mejía y sus colaboradores, que se disputarían su gracia hasta el día de su
muerte199.

Balaguer era considerado por los círculos políticos como el reformador, el estadista capaz
de llegar a compromisos realistas que aseguraban la continuidad y estabilidad del Estado.
Por otro lado, era identificado como el caudillo autoritario, que se resiste a la modernidad y
a quien le resulta difícil asumir la incertidumbre del juego democrático200. Los intelectuales
más destacados dedicados al tema consideran que la práctica política de Balaguer es un
acto colectivo, ya que está relacionado con la capacidad de él para comprender -a su
manera- la sociedad dominicana.

Desde 1983 Balaguer puso en marcha una estrategia de fortalecimiento de la ultraderecha


reformista. Hacia el interior de su partido suprimió con medidas autoritarias, en 1982, las
vicepresidencias y amplió el directorio del partido de 15 a 100 miembros, logrando un nivel
inicial de homogeneidad y coherencia para una proyección más combativa. La articulación
estatal que propuso Balaguer debía tomar en cuenta la existencia de grupos partidarios
con votos valiosos en la gestión gubernamental, la relación de poder equilibrado entre el

199
El Partido Revolucionario Social Cristiano se fusionó con el Partido Reformista en 1984 y firmaron un documento
público junto al presidente del PLD que le recobró a Balaguer buena parte de su autoridad política en calidad de
expresidente y de líder de un gran partido. Mejoró su presencia pública gracias a la unidad interna y al contenido del
discurso reformista, el cual –ahora- contenía ciertos rasgos socialdemócratas. Dilla, Haroldo. Crisis y evolución…p. 68.
200
Lozano, Wilfredo. Ob. cit, p. 29.

92
CAPÍTULO II

poder ejecutivo y el Congreso heredado de los gobiernos perreidistas; la crisis general del
sistema de los años ochenta con problemas de gobernabilidad y la rearticulación del poder
estatal en la nueva gestión económica, donde el Estado tenía un menor control regulador y
de intervención frente al emergente empresariado vinculado al turismo y las zonas francas.

En los primeros cuatro años de gobierno (1986-1990), Balaguer apeló a la unidad moral de
la nación como razón de Estado. Escudado en esa moral planeó la división del PRD,
acusándolo de corrupción en su gestión administrativa. Para lograr la estabilidad
institucional basada en la moral recurrió a la Iglesia Católica como institución que se define
en el ámbito moral, conociendo la participación de la misma sobre todo en periodos de
crisis. Podemos afirmar que esta institución vino a sustituir a la autoridad moral de la élite
política, que enfrentaba serios problemas de legitimación. Ante la necesidad de lograr una
comunicación entre el Estado y la sociedad civil, la Iglesia Católica actuó de mediadora en
el difícil logro del diálogo nacional.

La figura del presidente quedó por encima de los problemas políticos, esto le confirió una
amplia legitimación política y un holgado margen de autonomía ante el Congreso hasta
1994. Balaguer volvió a funcionar su lógica cesarista ante el Congreso y siempre había
que contar con él. En esta alternativa era necesario el discurso moral del líder para
subordinar la función partidista de PRSC en el gobierno. Adicionalmente, estaba
amparado por el artículo 55 de la Constitución, que otorgaba poderes ilimitados al
presidente, complementado por el artículo 41, que prácticamente anulaba el Poder
Legislativo, al exigir al Congreso una mayoría calificada de las dos terceras partes de cada
cámara para contrarrestar la observación de una ley por parte del Ejecutivo201.

Al principio, Balaguer intentó reestablecer el Estado regulador y proteccionista de su


primer mandato (1960-1970), estableciendo una agresiva política de inversiones públicas
con efecto inmediato pero no duradero. Tuvo que ceder ante la élite económica y coartó su
intervención económica a cambio de mantener el poder político.

Las soluciones a las crisis electorales de 1990 y 1994 tuvieron un carácter coyuntural. Las
consecuencias fundamentales de este proceso fueron la reforma electoral de 1992, que

201
Varios. “Una estrategia para la viabilidad de la reforma política”. En: Revista Ciencia y Sociedad, volumen XXII,
número 1, enero-marzo. República Dominicana: Instituto Tecnológico de Santo Domingo, 1997. p. 22

93
CAPÍTULO II

estableció la Ley de Partidos, y la reforma constitucional de 1994. La primera tuvo como


objetivo formular una normativa que garantizara la institucionalización de los partidos que
juegan un papel estratégico en el interés público, se exigió la calificación adecuada de los
candidatos a los diferentes cargos del gobierno. La reforma constitucional, conocida como
Pacto de la Democracia de 1994, se puso en vigor con el relevo generacional en 1996,
con el candidato Leonel Fernández.

Dicha reforma modificó y liberalizó la Constitución de 1966, que tenía un modelo que
había predominado durante los últimos cien años. Entre otras reformas importantes
llevadas a cabo, se creó un estatuto constitucional para favorecer la independencia de la
carrera judicial, incluyendo la modificación de los procedimientos de selección y
nombramiento de los jueces, una de de las más grandes aspiraciones de la ciudadanía en
los últimos lustros.

Las reformas implicaban grandes cambios en el panorama del sistema de administración


de justicia. En primer lugar, ponía fin al dominio del Senado sobre la judicatura, ya que la
elección de los jueces era una de las atribuciones más importantes. Esta facultad, sin
ningún control ni uso por otras instancias del Estado, fue objeto de un abuso constante y
evidente. Los nombramientos de la judicatura eran tratados como parte del botín
político202. La designación de los jueces correspondió al nuevo Consejo Nacional de la
Magistratura, organismo de carácter colegiado e integrado por siete miembros203.
Igualmente, la nueva Constitución de la República dispuso que los jueces de la Suprema
Corte de Justicia, como máximo tribunal con funciones jurisdiccionales, administrativas y
disciplinarias, tuviera a su cargo la designación de todos los jueces a nivel nacional. Lo
asombroso de toda esta reforma fue que hubo que esperar tres años para que por primera
vez se convocara a los nuevos consejos creados, marco en el cual la ciudadanía
movilizada, aún cuando nunca la invitaron al juego, veló y presionó en todo momento por
la elección transparente de sus jueces.

202
Salcedo C., Carlos R. La transparencia en la elección de los jueces de la Suprema Corte de Justicia en la República
Dominicana. Due Process of Law Fundation- ISBN 0-9674696-3-5, 2003. p.1
203
Estos miembros eran: el Presidente de la República, el Presidente del Senado, un senador de un partido distinto al
presidente del Senado, el Presidente de la Cámara de Diputados, un diputado de un partido distinto al anterior, el
Presidente de la Suprema Corte y un Magistrado de la Suprema Corte, quien actuó como Secretario. Salcedo C., Carlos
R. Ob. cit, p. 2.

94
CAPÍTULO II

Por su parte, el Poder Legislativo, afectado por el comportamiento que se corresponde con
las prácticas tradicionales, se caracterizaba por una marcada asimetría en la distribución
de facultades entre ambas cámaras, que concede mayores facultades al Senado que a la
Cámara de Diputados. Entre los factores que limitaban la labor del Congreso se observan
la vigencia de reglamentos obsoletos y tecnología no actualizada, la falta de recursos de
apoyo al trabajo administrativo y la falta de autonomía presupuestaria. En esta coyuntura
de 1994, organizaciones como Fundación Siglo XXI presentaron reformas al poder
legislativo e inclusive existió un convenio con el Banco Interamericano de Desarrollo para
la modernización del Congreso. La realidad era que en el Congreso no había una relación
proporcionada entre las 29 provincias y el distrito nacional. Solamente en el Distrito
Nacional de Santo Domingo residía el 30% de los electores y en Santiago el 10%,
mientras que en las demás provincias solo el 3% y 2%204.

Además, las reformas crearon varios problemas nuevos. Los tres partidos mayoritarios
quedaron debilitados, fragmentados, y, a nivel congresional, indisciplinados, tanto por la
desaparición de los tres líderes, como por la democratización interna de los partidos, por
ende, la gobernabilidad sufrió y creó más incentivos institucionales para el clientelismo
político. El sistema de ballotage y la separación de las elecciones congresales y
presidenciales crearon un sistema de gobiernos de minoría extrema, como en el caso del
actual Presidente Leonel Fernández, que gobernó durante el período 1996-2000 y que
gobierna desde el 2004 teniendo menos del 33% de apoyo en el Senado y la Cámara
Baja.

En resumen el saldo de diez años de mandato, con las dos crisis de gobernabilidad
producidas en 1990 y 1994, mostraron los serios problemas por los cuales atravesaba el
Estado dominicano, por ejemplo:

ƒ La clase política dominicana no era simplemente la administradora de los bienes del


sector empresarial, como generalmente se entiende, sino que estaba íntimamente
ligada a esta actividad. Muchos dirigentes tienen un peso específico muy grande en
sus partidos políticos, pero al mismo tiempo son empresarios, o micro-empresarios. Su

204
Varios. “Una estrategia para la viabilidad de la reforma política”, p. 30.

95
CAPÍTULO II

único oficio no es la política, junto a ella desarrollan la actividad empresarial. De este


modo se reflejaron conflictos económicos personales en la esfera institucional.

ƒ Los problemas en la organización municipal eran de orden constitucional, electoral,


legal, técnico y administrativo. Constituían problemas en este sentido la no
actualización de la propia legislación municipal, la escasez de recursos presupuestarios
que elevaba el nivel de dependencia de las decisiones y los subsidios del Gobierno
Central, así como la falta de coordinación entre los ayuntamientos y las organizaciones
de base y la limitada participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones. A
esto se le suma el bajo nivel de profesionalización de las autoridades municipales y el
personal administrativo; la falta de motivación creada por la ausencia de incentivos
salariales y la inestabilidad en el cargo205.

ƒ Prima la visión de un Estado todopoderoso encargado de todo, responsable de la


fijación de políticas, del diseño, programación y ejecución de proyectos e inversiones, y
con un decisivo poder y control sobre las intervenciones o actuaciones de las
instituciones y de los actores privados. La encuesta Demos´94 reveló que el Presidente
es la jerarquía del Estado que alcanza el mayor porcentaje (33%) de “mucha confianza”
depositada en la población, por encima de cualquier otra entidad de la sociedad
política. En adición, el 45% identificó al entonces incumbente de dicha función, Joaquín
Balaguer, como “el líder que más había contribuido al desarrollo de la democracia en el
país”. Balaguer encabezó la jefatura del Estado durante 22 de los 30 años, cubriendo
seis de los ocho periodos constituciones desde 1966 hasta 1996206.

ƒ Otro problema es la ausencia de mecanismos de participación de la sociedad civil en


las acciones del gobierno. Las instituciones de la sociedad civil eran receptoras de la
acción gubernamental, en la que prevalecía una visión estrictamente sectorialista, con
escasos mecanismos institucionalizados de coordinación y visión intersectorial y,
menos aún, territorial.

ƒ La política exterior del gobierno de Balaguer se caracterizó por ser conservadora, en


términos generales. Con respeto a Haití, en 1991 ordenó la expulsión de los haitianos

205
Ibidem, p. 32.
206
“Una estrategia para la viabilidad de la reforma política”, pp. 22-23.

96
CAPÍTULO II

en situación irregular, comenzando por los menores de 16 años y los trabajadores de la


caña de azúcar de más de 60 años. El 29 de septiembre, los militares destituyeron al
presidente haitiano Jean Bertrand Aristide con un golpe de estado sangriento, que
según testimonios concordantes se benefició de las complicidades dominicanas. Estas
contradicciones repercutieron en la relación de ambos países con Estados Unidos y
Europa, sobre todo cuando ambas naciones fueron incorporadas a la Convención de
Lomé en 1991. Otro de los problemas que enfrentó la diplomacia dominicana en esta
época fue competir con sus vecinos caribeños al incorporarse a dicho tratado. Por largo
tiempo desatendió las relaciones con las vecinas islas anglófonas y se mantuvo más
ligada a las relaciones con los países latinoamericanos, mientras que el continente
africano era ignorado totalmente207.

Balaguer, quien nunca renunció al poder, sí abandonó el proyecto de un Estado


asistencial, y por lo menos esta era la percepción de amplios sectores de la población. En
el nuevo contexto histórico del neoliberalismo, proclamó la necesidad de la reducción del
Estado, la redefinición de sus funciones (entendido como gobierno), reclamando, además,
una mayor eficiencia en todos los ámbitos de su gestión. El mercado fue presentado como
el sustituto del Estado en sus funciones económicas, sociales y políticas y el gobierno
apenas compensó las limitaciones que impuso el mercado a la ciudadanía. Esto se
demostró cuando el FMI designó en noviembre de 1991 a un representante ante el Banco
Central Dominicano, el cual tenía como misión velar por el cumplimiento de las
disposiciones que en materia económica fueron dictadas en los últimos años para regular
la economía nacional. En estos momentos la deuda externa era de alrededor de los 4000
millones de dólares, lo que posiblemente sobrepasaba la capacidad de endeudamiento
que tenía el país. Según un documento confidencial elaborado por el gobierno, en caso de
no firmar con el FMI, el país se exponía a serias consecuencias, entre las que se destacan

207
Las relaciones económicas internacionales se caracterizaron por la firma de acuerdos comerciales y deuda externa
con el FMI o el Club de París. En el plano de las relaciones bilaterales, los Estados Unidos siguieron siendo el principal
protagonista desde 1984, cuando República Dominicana devino en la principal beneficiaria de la Iniciativa para la
Cuenca del Caribe y fue autorizada a exportar hacia Estados Unidos con franquicia de derechos de aduana a la mayor
parte de los productos ensamblados de los países miembros: las exportaciones dominicanas hacia el mercado
norteamericano se duplicaron de 1983 a 1991, pasando de 806 millones a 1,846 millones de dólares. Caroit, Jean
Michel. “Relaciones Internacionales”. En: Estudios Sociales, número 89… pp. 49-52.

97
CAPÍTULO II

el embargo de todos los bienes, es decir, aviones de líneas aéreas, buques nacionales,
productos de exportación, etc.208.

Por su parte la clase dominante, a la vez que fortaleció sus propias organizaciones, tales
como el CNHE, orientadas a defender sus propios intereses, como es lógico, fundó o
financió centros de enseñanza superior y de capacitación profesional, con el objetivo de
preparar los cuadros especializados de demanden sus actividades y sobre las que el
Estado no había sido capaz ni siquiera de crear la infraestructura para tales fines. Parte de
las universidades privadas existentes en el país, o por lo menos algunas de sus
facultades, escuelas y departamentos respondieron a dichas necesidades209.

A todo esto se adiciona la incapacidad del Estado para responder a las demandas
populares.

En cuanto a la desigualdad social que creó este sistema económico y político, basta
mencionar que en la primera mitad de la década de los noventa, el 20% más rico tenía
13.3 veces más ingresos que el 20% más pobre. En el hemisferio, República Dominicana
resultó tener en 1991 la tasa más alta de crecimiento económico, pero el desempleo
aumentó a un 13%210.

El resultado final fueron grandes manifestaciones de la ciudadanía, Y es que, como


argumentó Néstor García Canclini: “... el neoliberalismo y la privatización no eran las
respuestas adecuadas, los servicios públicos no mejoraron sustancialmente con la
privatización; por consiguiente el Estado debía centrarse nuevamente en el interés
público”211.

2.3. Crisis del sistema político tradicional (1990-1994)

Durante muchos años, los actores tradicionales en el quehacer político y público fueron los
partidos políticos y el Estado, éste último a través de sus diferentes órganos. Los partidos
políticos, que representaban, cada uno, una cosmovisión particular y un proyecto de

208
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 100.
209
Ibidem, pp. 130-131.
210
Ibidem, p. 97.
211
Citado por Yúdice, George. Ob. Cit, p. 192.

98
CAPÍTULO II

sociedad y del Estado, monopolizaban la intermediación entre la ciudadanía y el gobierno,


entendido éste como la personalización del Estado. Articulaban las demandas de los
distintos sectores de la sociedad y las formulaban al gobierno en busca de respuesta
pertinente y oportuna. Además de esta función esencial en el sistema político, les
correspondía también a los partidos la exclusividad de la preparación y entrenamiento de
los cuadros gerenciales que ocuparían los cargos de la administración pública, así como la
presentación de los candidatos a los cargos electivos. Los partidos dominicanos, en su
vida interna escasamente supervisada por la Junta Electoral Central, perpetuaron los
cuadros directivos y no practicaron las regulaciones estatutarias que fijaban la renovación
periódica de las autoridades partidarias mediante mecanismos democráticos212.

El Estado, por su parte, tenía asignada la conducción del país y la realización de las
funciones, tareas y actividades que aseguraban la estabilidad del sistema y el bienestar
material y espiritual de los ciudadanos y ciudadanas. Además de sus responsabilidades de
dirección y control llevaba también el compromiso de ser el motor de la economía y del
desarrollo social. Todo lo que se exigía para un funcionamiento adecuado del sistema
político y de bienestar de los ciudadanos quedaba en el ámbito de las acciones del
Estado-Gobierno y de los partidos políticos.

Partidos políticos y gobiernos asumían todo el proceso político, quedándole al ciudadano


la elección, en el mejor de los casos, de las autoridades cada cuatro años. Se estableció
una especie de división de trabajo entre los ciudadanos y la clase política: el pueblo elegía
a las autoridades para que decidan y gobiernen, correspondiéndole a los partidos la
exclusividad de la intermediación entre la sociedad y el Estado.

El proyecto democrático concebido por los partidos políticos dominicanos tenía como
premisa fundamental la tecnificación y modernización de las instituciones públicas213. Este

212
Varios. “Una estrategia para la viabilidad de la reforma política”, pp. 26.
213
Con respecto a la tecnificación, el defecto de la democracia no es poseer técnicas. La democracia, como cada
instrumento de gobierno es también un sistema de técnicas: la elección de representantes, la división de los poderes, la
votación secreta. Sin embargo no se trata solamente de esto, también se trata de la técnica que se desarrolla
históricamente para garantizar la soberanía popular, pero no como se ha entendido hasta ahora: que importante en la
democracia no es lo que el pueblo quiere, importante es cómo determinar aquella autoridad de gobierno que tiene que
elegir y querer. La voluntad del pueblo no puede pasar a un segundo plano respecto a la voluntad de gobierno, tampoco
al punto de hacer todo lo que el pueblo quiere, pero se logra poner en orden la voluntad popular mediante la
autoformación del hombre, la autoorganización cultural y de la responsabilidad de los hombres. Hay que dejar de pensar
que los hombres son máquinas para votar, en nuestra opinión la crisis social y política deviene de la poca

99
CAPÍTULO II

modelo de democracia se enfrentó a elevadas contradicciones sociales: por una parte, las
demandas de los sectores populares214, que exigían mejoría del nivel de ingreso y de
empleo y, por la otra, las demandas de los sectores de ingresos intermedios215, orientados
por un amplio abanico de motivaciones: mayor poder político frente a los sectores
tradicionales de poder, afán de colocarse dentro de la burocracia, mayores oportunidades
económicas y ampliar su seguridad para mantener el consumo de todo producto
importado. Por su parte, el sector empresarial se encontraba dividido a la hora de exigir
sus necesidades, pero generalmente pedían una mayor democratización económica y
descentralización geográfica de la administración pública. Por último, el sector militar con
su campaña anticomunista, que exigía, demandaba y añoraba la meta política de Estados
Unidos, “la seguridad continental”.

Según el sociólogo Emmanuel Castillo esta democracia liberal se basó en la alianza de los
sectores medios con los altos sacando de circulación a los sectores más bajos de la
escala social. La participación del pueblo se hacía realidad al momento de elegir las
autoridades públicas”. Para los defensores de la democracia dominicana la realización
pacífica de las elecciones cada cuatro años era un elemento fundamental para valorar la
legitimidad democrática.

El escenario político de finales de los ochenta y principios de los noventa rompió la


tradicional polarización política entre el PRD y el PRSC. Ante el desgaste de los partidos
tradicionales en sus respectivos períodos administrativos y el debilitamiento de la triple
alianza (Imperialismo-Fuerzas Armadas e Iglesia Católica) por la profesionalización de las
Fuerzas Armadas en la sociedad, se consolidaron otras organizaciones políticas.

Los oficiales retirados formaron el Partido Nacional de Veteranos Civiles. La izquierda, por
su parte, logró formar dos grandes bloques: la Unidad Socialista (integrada por el Partido

responsabilidad que se le da al pueblo y no sólo en el decidir de las cosas ventajosas sino también de las desfavorables.
Pero el orden de la voluntad popular no debe venir desde arriba, por élites sustancialmente irresponsables sino que debe
apoyarse en la recuperación del horizonte cultural donde el centro de discusión sea el sujeto humano. Entrevista
realizada a Umberto Cerroni por Vanna Ianni en agosto de 1983. Ianni, Vanna. Ob. Cit, p. 96-98.
214
Las clases populares tuvieron poca significación: el empleo logrado a través de la política de gobierno fue mínimo y
contenido a veces violentamente en sus reclamos de mejoras sociales. Pero el proceso de lucha ha tenido mayor
dinamismo. Ver: Castillo, Emmanuel. Ob. cit, pp. 187-192.
215
Con el ascenso al nuevo gobierno las demandas solo han podido ser satisfechas mediante la incorporación parcial al
tren burocrático y bajo el criterio de selección no sólo de la capacidad técnica sino de la moderación política. En este
sentido se puso en práctica el criterio de liberalismo moderado del grupo gobernante. Ver: Castillo, Emmanuel. Ob. cit,
p. 187-192.

100
CAPÍTULO II

Comunista y el Movimiento por el Socialismo) e Izquierda Unida (formada por el Bloque


Socialista y la Unidad Patriótica Antiimperialista), que en las elecciones de 1991 demostró
que el 1,8% de la población no admitía los proyectos de los partidos tradicionales. Sin
embargo, el partido que más adeptos ganó fue el Partido de Liberación Dominicana
(1974), bajo el liderazgo de Juan Bosch. En 1978, este partido apenas llegó al 1,1% de
votos, pero en 1986 ganó el 18,4% de apoyo político. El fraude electoral de 1990, en el
que todos aseguraban su victoria, demuestra que este partido ganó militantes a costa de
la merma en los dos partidos tradicionales.

Este crecimiento sostenido en el plano electoral careció de precedentes en la historia


política dominicana, por lo menos en las últimas décadas. El Partido de Liberación
Dominicana se convirtió en una opción de poder, debido no sólo al proyecto nacional de
dicho partido, sino también porque la única referencia en la memoria del pueblo
dominicano de un gobierno que intentó realmente un proceso democrático, tanto en lo
económico como en lo social, de manera prioritaria, era el de Juan Bosch en 1963, que
fuera derrocado a los siete meses.

Otras organizaciones políticas, que no participaron en las elecciones presidenciales,


también tuvieron un papel destacado, por ejemplo: Movimiento de Integración Nacional,
Partido Quisqueyano Demócrata, Partido Demócrata Popular, Movimiento de Voluntad
Popular, Movimiento Municipal del Pueblo y Partido de Acción Constitucional216.

Los hechos posteriores a 1990 mostraron que el fin de la polarización política por si sólo
no constituía la solución. Como analizamos, el fraude electoral desencadenó la crisis
social ya latente desde el punto de vista económico. Como expresara el Dr. Rubén Silié en
1992 “la consolidación definitiva del proceso de democratización por la incompetencia de
los partidos políticos y por su falta de habilidad para lograr una concertación social no
logró un programa de desarrollo que ofrezca mayor seguridad material. La debilidad de
esas organizaciones (se refiere a partidos políticos) ha posibilitado el monopolio del
Estado sobre las actuales iniciativas de reforma, bloqueando y despreciando iniciativas de
mayores alcances propuestas por diversos sectores de la sociedad civil”217.

216
Campillo, Julio. Elecciones dominicanas. Santo Domingo: Academia de Historia, 1996. p. 186.
217
Citado por Pérez, Cesar. Ob. cit. P. 11.

101
CAPÍTULO II

Los partidos, sobre todo los más importantes desde el punto de vista electoral, no
pudieron trascender el marco de los aspectos técnicos de la democracia y descuidaron su
función de formadores de la conciencia ciudadana como garantía para la independencia
de la sociedad civil frente al Estado. En este contexto, la población se vio en la necesidad
de expresar su descontento y sus reivindicaciones a través de la prensa escrita o radial,
única forma de poder acceder a las altas esferas del poder. La indiferencia del gobierno
desencadenó una serie de movilizaciones sociales y organizaciones barriales, de
comunidades, de vecinos, entre otros, que vendrían a constituir los nuevos canales de
expresión218.

El legado histórico de lucha política del pueblo dominicano se puede comprobar cuando en
1961 se recuperó la libertad de expresión y en 1966 se aprobó la Constitución que más ha
durado en la historia nacional. En 1973 quedó establecido que el único método de
selección de las autoridades serían las elecciones, al impedirse la materialización de un
golpe de Estado desde adentro, y también una rebelión encabezada por una invasión
guerrillera desde afuera.

En 1978 ocurrieron tres grandes logros: por primera vez la oposición llegó al gobierno por
la vía electoral, se puso fin a la represión, quedando libres los presos políticos y
retornando al país los exiliados y se estableció el control civil sobre el poder militar. En
1994 se reforma la Constitución con los objetivos de impedir la reelección inmediata y
evitar el continuismo, separar las elecciones Presidenciales de las Congresionales y
Municipales y evitar el fenómeno del arrastre y reforzar la independencia del Poder
Judicial. Pero a diferencia de 1978, los sucesos de 1994 fueron producto de un pueblo
más preparado para presionar lo suficiente y vigilar de cerca los comicios de 1996. En
estos comicios se supera la falta de credibilidad en las elecciones por fraude o
administración deficiente219. Solo por citar un ejemplo, en 1993 se constituyeron más de
1000 instituciones sin fines de lucros y de interés social. Se celebró el Tercer Congreso
Nacional de ONG´s y se crearon nuevos medios de comunicación, como los periódicos

218
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 200-201
219
Latorre, Eduardo. “Democracia en el Caribe”. En: Nueva Sociedad, volumen XXVII, número 3. Santo Domingo, julio-
septiembre de 2002.

102
CAPÍTULO II

Iniciativa Democrática, Caribe soy, la revista Perspectivas y más de diez programas de


opinión pública por televisión.

Los partidos políticos (Partido Revolucionario Dominicano220, Partido Reformista Social


Cristiano221, etc.) siguieron los esquemas verticales y rígidos que obstruían la participación
popular real. De esta manera, comienza la evolución de una ciudadanía en continua
búsqueda para lograr sus demandas más importantes. Particularmente, la evolución
política del Partido Revolucionario Dominicano, que nunca pudo subsanar los escándalos
de corrupción en los ochenta hasta su definitiva escisión en 1990, comprueba este
fenómeno. En un nuevo escenario globalizador, donde concurrieron nuevos temas
económicos y sociales, los partidos perdieron otros roles, como las movilizaciones
sociales, la promoción de la participación social y la demanda y formulación de políticas
públicas.

La consolidación de grupos sociales y sectoriales emergentes no siempre fue asumida por


los partidos, surgieron diversas organizaciones que articularon sus intereses y su
presentación en forma de demandas al Estado, como fue el caso de los asuntos de la
mujer, los barrios y los ecológicos. Buena parte de los análisis producidos en los años
ochenta y principios de los noventa coincide en señalar la crisis del sistema de partidos
dominicanos como una de las principales características del momento político.

El Estado neoliberal produjo frustración e inconformidad entre 1982 y 1996,


caracterizándose este período por el desencadenamiento de protestas populares masivas
(paros cívicos), que dieron lugar a movimientos sociales urbanos. Hacia 1986 Balaguer

220
Adscrito a la socialdemocracia, el perredeísmo acentuará durante la década de los setenta sus vínculos con los
sectores liberales internacionales y con los grupos de poder criollos más modernizantes. Su regreso al poder en 1978 con
la candidatura de Antonio Guzmán, determinará la desrradicalización definitiva de su discurso político. Acusado de
corrupción, el mandatario se suicidó a cuarenta y tres días del traspaso de mando a su correligionario Salvador Jorge
Blanco, ganador de las elecciones en 1982. El PRD no pudo subsanar los efectos de sus prácticas gubernamentales.
Dividido perderá el poder en 1986 en beneficio del Partido Reformista Social Cristiano y del doctor Joaquín Balaguer.
Escindido definitivamente en 1990 entre una fracción dirigida por José Francisco Peña Gómez y otra por Jacobo Majluta
(división que da surgimiento al Partido Revolucionario Independiente por este último), pasará a ser la tercera fuerza
electoral. Cordero, Margarita. Ob. cit, pp. 42-43.
221
Vinculado a la dictadura trujillista con las palabras del Dr. Joaquín Balaguer “las puertas del PR quedan abiertas
para todo el que haya pasado por la Era de Trujillo con la conciencia limpia y las manos inmaculadas, pero quedan
cerradas para los que hoy piensan y actúan como actuaron y pensaron quienes cometieron actos condenables ante la
moral y la ley, bajo aquel estado de cosas”. Siempre actuó sobre métodos desarticuladores de la sociedad civil,
afectando la capacidad de interlocución de los actores sociales. Su adhesión formal a la democracia cristiana, producto
de la integración formal de sus estructuras nunca se tradujo en prácticas político-ideológicas. Cordero, Margarita. Ob.
cit, pp. 43-44.

103
CAPÍTULO II

recicló viejos métodos centralistas de administración del Estado, lo cual motivó el aumento
de las protestas populares en 1987. Tanto el mandato del PRD como del PR fueron
duramente criticados por la población en general, lo que implicaba que, en República
Dominicana, independientemente del partido que asumiera el poder, se debían acometer
amplias reformas estructurales del sistema, que en circunstancias electorales se
popularizaban en discursos pre-presidenciales, pero nunca se materializaron.

Las izquierdas revolucionarias, por su parte, reconocieron como único sujeto social al
proletariado, pero en ocasiones se nutrieron de estudiantes y de personas muy pobres. A
pesar del mimetismo ideológico, que provocó incontable número de divisiones, algunas
organizaciones llegaron a jugar un papel importante en su lucha, sobre todo contra
Balaguer. Tal es el caso del Movimiento Popular Dominicano, pero sin ninguna
consecuencia de envergadura en la población222. No se logró articular una estrategia
discursiva que expresara las demandas más apremiantes formuladas por el movimiento de
masas, algunos partidos de izquierda consideraron que en el país se abrían coyunturas
políticas donde la “revolución popular era inminente” y por lo tanto tenían que prepararse
para conducirla. Esta polémica distanció aún más a estas organizaciones populares y
agudizó su fragmentación.

En este contexto de pérdida de credibilidad del discurso político, obligatoriamente se


reconoció que las masas habían perdido la posibilidad de decidir en los procesos
eleccionarios. La acción del poder se concentró más en el hombre (o el nombre) que lo
ejercía y no la idea que lo sustenta. A mediados de 1985, se planteó la necesidad -que
aunque fue bien acogida por el PLD no llegó a consumarse- de abrir un frente de izquierda
encabezado por el PLD, pero durante los primeros meses de 1986 varias organizaciones
de izquierda decidieron, por cuenta propia y en forma individual, apoyar al PLD en las
elecciones de mayo de 1986.

En 1991 el PLD sufre una escisión luego del fracaso de Bosch frente a Balaguer en las
disputadas elecciones. El precario estado de salud de Bosch y la situación interna del PLD
condujeron a que este partido comenzara aproximarse a la derecha oficialmente en 1990
con la oposición pasiva al gobierno de Balaguer, en momentos en que el PLD contaba con

222
Cordero, Margarita. Ob. Cit, pp. 45-46.

104
CAPÍTULO II

una oposición mayoritaria en la Cámara de Diputados (44 escaños del PLD frente a 41 del
PRSC, 33 del PRD y 2 del PRI) y una mayoría competitiva en el Senado (12 escaños del
PLD frente a 16 del PRSC y 2 del PRD). El paso definitivo de aproximación de Bosch y el
PLD a la derecha se produjo en 1994, mediante la alianza electoral con el ultranacionalista
Frente Nacional Progresista (FNP), pieza clave en la política antihaitiana de la nación223.
Durante la campaña electoral de 1996, en un acto público para celebrar la alianza entre
este partido y Balaguer, Bosch termina su vida política tomado de la mano de Balaguer,
acto que sellaba una alianza para mantener fuera del poder a Francisco Peña Gómez y el
PRD224.

La bibliografía que destaca el rol de los partidos políticos y el Estado en la construcción de


la democracia es abundante, pero lo que pudo hacer la sociedad civil para transformar las
relaciones con el Estado y los partidos políticos es un tema tratado con sumo cuidado,
pues para algunos sería quitarle protagonismo a los partidos políticos y para otros se
perdería la libertad con que son manejados ciertos asuntos políticos dentro de la sociedad
civil. Ambos grupos, evidentemente, sienten el recelo que puede convertirse en rechazo
cuando los actores tradicionales perciben un sistemático repudio al desempeño de sus
funciones y que existe la intencionalidad en el nuevo actor de sustituirlos.

La corriente desarrollista sostuvo que la participación política del ser humano debía tener
un rol esencial: asegurar su capacidad de incorporarse en las decisiones que logren la
perfectibilidad y cambio del sistema para asegurar los contenidos éticos de la democracia.
Se criticó el divorcio del individuo con la sociedad o a su sometimiento como simple
espectador pasivo. Recordemos que la labor política moderna se sostiene en el contrato
social: voluntad individual y voluntad general, entre el interés particular y el bien común.

223
Jiménez Polanco, Jacqueline. “El nuevo liderazgo político en la República Dominicana: del liderazgo carismático al
liderazgo contingente”. En: Revista de Ciencias Sociales, Nueva Época, número 7. San Juan: Centro de Investigaciones
Sociales, Universidad de Puerto Rico, Recinto Río Piedras, junio de 1999. p. 157.
224
César Pérez. “República Dominicana: la gobernabilidad obstruida por la exclusión política”. En: Haroldo Dilla
(compilador). Los recursos de la gobernabilidad en la cuenca del Caribe. FLACSO- República Dominicana: Editorial
Nueva Sociedad, Venezuela, 2002. p. 224. La alianza es explicable si tomamos en cuenta los cambios operados en el
pensamiento político de Bosch después de visitar China, Corea y Viet Nam, a finales de los años 60. Para esa época él
se inició en el estudio del marxismo, lo cual lo condujo a una nueva visión de la composición social del país. Según
Bosch, en República Dominicana, ante la inexistencia de la clase obrera le tocaba a la clase media asumir ese rol. De
acuerdo a su nueva doctrina, ese grupo social, y con su partido, el PLD, se constituían para lograr el cambio. Según él el
PRD era una masa amorfa, sin racionalidad. Su particular interpretación de esta doctrina aún hoy persiste en líderes del
PLD como Euclides Gutiérrez, que mantienen un discurso reaccionario hacia el PRD.

105
CAPÍTULO II

Este es incluyente y a la vez excluyente por el carácter territorial del individuo, donde
mujeres, extranjeros, inmigrantes y minorías o etnias quedaron fuera y porque solamente
eran discutidos los intereses de los ciudadanos dentro de la sociedad civil. Pero desde los
años ochenta, a partir de la turbulencia económica y política, entró en crisis este contrato
social y se transformó la concepción del ciudadano y la naturaleza de las organizaciones
en las sociedades modernas.

En República Dominicana la transición creó una nueva dimensión de los derechos de la


ciudadanía. Después de 1978, toda persona es ciudadano o ciudadana, con derechos y
deberes establecidos en el ordenamiento constitucional y jurídico adjetivo de todo país.
Sin embargo, ser portadora de esta condición jurídica no hizo a esta persona un ente
activo en la defensa y realización de esos derechos, necesitó para ello ejercer y
desarrollar su ciudadanía y la forma más eficaz de hacerlo fue mediante las
organizaciones sociales que se formaron en torno a distintos asuntos que interesan o
afectan a los ciudadanos225.

En la etapa abordada en esta tesis no se presenta desde un inicio la articulación, madurez


y persistencia en términos temporales y espaciales de una ciudadanía capaz de provocar
la ruptura por un nuevo orden social, sino que ocurrió un proceso de transformación
gradual de este ciudadano, acentuando su capacidad de convocatoria y organización. La
sociedad dominicana, dividida en dos grupos con poder asimétrico: uno dominante226 y

225
En las discusiones de algunos dirigentes barriales de cierta formación y vocación de reflexión intelectual, cuando se
hacía referencia a la composición social dominicana, y se expresaba la idea de la inexistencia de una clase obrera, a
través de la cual se podía construir “el sujeto liberador”, y por lo tanto, se pensaba que dicho sujeto se podía lograr
articulando los diferentes componentes del movimiento popular. Esta idea fue muy difundida a principios de los años
noventa por algunos intelectuales latinoamericanos, tales como Frei Betto, que entendió que los nuevos movimientos
territoriales y barriales constituyeron la base para la construcción del sujeto social que lograra la alternativa al sistema
226
En el periodo histórico se registra un proceso de concentración y multiplicación acelerada de la riqueza y poder, al
extremo de que el Grupo Pellerano, el Grupo Popular, el Grupo Bancomercio, el Grupo Bonetti, Armenteros, los
consorcios extranjeros CODETEL, FALCONBRIDGE, Latinoamérica de seguros tienen el control de los resortes
económicos fundamentales del país. En sentido general, tal compactación se identificó con el nuevo modelo de
acumulación y las nuevas formas de dependencia basada en la expresión del turismo, las zonas francas, la
agroexportación y la especulación financiera. La profundización de la política neoliberal desde el gobierno redujo las
contradicciones entre éste, la cúpula empresarial y el poder imperial, que se han movido sobre la línea del respaldo
mutuo y esencialmente a la figura de Balaguer y de una moderada presión a favor de sus intereses y de su estrategia
neoliberal. Esta mayor aproximación provocó a su vez un distanciamiento entre el gobierno y la cúpula empresarial
capitalista desfavorecida por la política neoliberal fondomonetarista (industriales y productores agropecuarios
vinculados al mercado interno). En la cúpula empresarial, por demás, existieron contradicciones entre los sectores
industriales monopólicos y oligopólicos sobreprotegidos por la política fiscal del pasado y las fuerzas sociales
dominantes (exportadores-importadores, consorcios, etc.) partidarios de una acentuación de la apertura hacia fuera y del
libre comercio destinado a captar los mercados nacionales desde el capital trasnacional estadounidense. “La República

106
CAPÍTULO II

otro subordinado, donde está localizado el pueblo, determinó el carácter heterogéneo de la


ciudadanía organizada. En este periodo se adoptaron novedosas formas de agrupación227.

La bibliografía nacional enfocó el problema como “una situación de desencuentro entre la


sociedad política y la sociedad civil”228. El protagonismo de esa llamada sociedad civil
estuvo ligado a la movilización de actores que no tenían injerencia o participación activa
en un juego político que los excluía, oprimía o satelizaba. Este modo de observar y
analizar la labor de la sociedad civil fue defendida por “la derecha” (en el sentido político)
que explica, en la actualidad, el doble origen de la sociedad civil: en la necesidad de
estabilidad y legitimidad política al neoliberalismo (la estabilidad), y en la organización de
las bases para asegurar la supervivencia frente al reajuste estructural (la
229
ingobernabilidad) .

El modelo neoliberal adoptado por el Estado en República Dominicana transformó la


función del gobierno dentro del sistema político y social. La naturaleza económica de este
tipo de estado trajo como consecuencia que los partidos políticos adoptaron programas
tecnocráticos que no incluían beneficios duraderos para las masas populares. Este
fenómeno interrumpió el diálogo entre el partido y la ciudadanía, la cual optó por buscar
otras vías para exigir el desarrollo de la política social (desde el Estado) que implicó la
entrega de bienes o de servicios a una población determinada, y la posibilidad de que esa
población participara en la construcción de un programa de gobierno que implicase un
desarrollo sostenido de todos las clases y sectores sociales.

Dominicana: democracia y situación actual”. Conferencia por Narciso Isa Conde, presidente de Unidad Revolucionaria
Caamañista.
227
Pérez, César y Leopoldo Artiles. Ob. Cit, p. 76.
228
Vanna Ianni. “Escenarios y actor popular, un estudio de coyuntura en República Dominicana (1984-1987)”. En:
Estudios sociales, año XX, número 69. República Dominicana: Fundación Juan Montalvo, julio-septiembre de 1987, pp.
21-35.
229
Para los partidarios del neoliberalismo, la sociedad civil debe vincularse al mercado, pues este impulsa el
mantenimiento del capitalismo, que según ellos, es terreno fértil para asegurar el desarrollo de la democracia. En
consecuencia. Aún en el caso en que la sociedad civil se oponga al neoliberalismo producirá en definitiva beneficios
para la sociedad de mercado, por cuanto “corrige” sus excesos y de ese modo estabiliza y legitima el sistema. Yúdice,
George. Ob. Cit., pp. 110-112.

107
CAPÍTULO III

CAPÍTULO III.

SOCIEDAD CIVIL Y CAMBIOS POLÍTICOS EN REPÚBLICA DOMINICANA


(1982-1996)

El grado de movilización social para alcanzar las reformas democráticas en República


Dominicana varió en el período 1978-1996 en función de varios factores, entre ellos, la
situación económico imperante, las estrategias del gobierno y los partidos en el poder, al
tipo de relación entre los partidos políticos y las organizaciones sociales y al grado de
madurez en estas agrupaciones.

El objetivo de este capítulo es analizar la conflictiva relación entre el Estado y la sociedad


civil en República Dominicana. Sin llegar a establecer conceptos acabados sobre un tema
que se debate dentro de la opinión pública del país, la importancia de abordarlo desde sus
orígenes hasta 1996 nos sirve de base para interpretar la realidad actual y enfocar los
principales cambios o desafíos que enfrenta la sociedad dominicana.

La posición que asumimos en este trabajo es que si bien en un principio la ciudadanía


movilizada actuó antagónicamente con el Estado y viceversa, con espacios bien definidos,
este fenómeno evolucionó hacia una lucha de la ciudadanía en todos los campos de
acción, incluyendo la objetividad de la gestión gubernamental. Este proceso se produjo por
la necesidad de lograr, por parte de la ciudadanía, una equidad política y social y por parte
del Estado una estabilidad política y económica del país y de los grupos dominantes. Pero
esta relación dependió en cada coyuntura histórica de los objetivos de las organizaciones,
sus métodos de lucha y niveles de organización. Generalmente las organizaciones
sociales buscaban la conquista de derechos ciudadanos, las reivindicaciones sociales y la
transformación profunda del sistema económico y político, pero este proceso no siempre
fue uniforme ni ascendente.

108
CAPÍTULO III

3.1. La organización obrera y la movilización de los sectores populares:


primeras experiencias (1982-1986).

En abril de 1965 se produjo el desbordamiento de las masas populares, reconocido como


un movimiento revolucionario o Revolución de Abril dirigida por Francisco Caamaño, quien
–nuevamente- en 1973 desembarcó por Playa Caracoles con un grupo armado para
validar el Movimiento Constitucionalista y el regreso a la democracia230. Pero dichas
acciones eran momentáneas y ocasionales.

La presencia de la dominación extranjera desde 1965 impidió las posibilidades para la


victoria de un movimiento nacional-popular. No obstante, las acciones reivindicativas y de
protestas orientadas contra el gobierno y canalizadas a través del Movimiento 14 de junio
y el Partido Revolucionario Dominicano, permitieron una sólida vinculación entre las
masas populares, particularmente con las radicadas en las áreas urbanas para mantener
en jaque al gobierno de Joaquín Balaguer.

El Movimiento Revolucionario 14 de junio y su líder Manolo Tavarez Justo, había iniciado


numerosos combates. Los frentes rebeldes en Nagua, San Francisco de Macorís, San
José de Ocoa, Puerto Plata, las Manaclas y en los Quemados recibieron el apoyo de
estudiantes231 y diferentes sectores de la sociedad, convencidos de que la única salida era
regresar al gobierno democrático de Juan Bosch. Durante los doce años de Balaguer el
movimiento no descansó, apoyando toda manifestación política que se opusiera a
Balaguer.

230
El Movimiento Constitucionalista que había sido organizado por el Coronel Rafael Fernández Domínguez propiciaba
el retorno de Bosch a la presidencia del país a través de un golpe militar. Caamaño fue incorporado al movimiento en
enero de 1965. Ante la negativa de los diplomáticos norteamericanos que se oponían al retorno de Bosch quien estaba en
Puerto Rico, el Coronel Caamaño y un grupo de oficiales se encaminaron hacia la parte baja de la ciudad conocida con
el nombre de Ciudad Nueva y el 27 de abril acompañado por el coronel Montes Arahce y Juan Lora se enfrentaron a las
tropas de la Cuarta División en la cabecera del puente Duarte. Enfrentados a tropas extranjeras en las calles de Santo
Domingo fueron reconocidos como soldados de la patria. El 4 de mayo frente a los restos de los fundadores de la
República se juramentó como Presidente de la República en Armas apoyado por Bosch desde Puerto Rico. Cuando los
rebeldes dirigidos por Caamaño llegaron de dominar Santo Domingo, los Estados Unidos dieron a conocer mediante el
embajador W. Tapley que iba a apoyar las fuerzas de Wessin. Fue así que mediante la intervención de la OEA el
proceso concluyo con la firma del Acta Constitucional y el establecimiento de un gobierno provisional encabezado por
Héctor Godoy, antiguo Ministro de Relaciones de Bosch, y más tarde Vicepresidente del partido reformista de Balaguer.
Varios. América Latina: documentos e información para el estudio de problemas latinoamericanos .Ciudad de La
Habana: ICAIC, 1975.
231
Prieto, Alberto. Ob. cit, p. 163.

109
CAPÍTULO III

El PRD tenía influencia en las organizaciones de izquierda y estableció niveles de alianza


con el Partido “Movimiento Popular Dominicano”. Este partido constituyó, junto a los
sectores de izquierda en las zonas urbanas, una suerte de resistencia a los gobiernos de
corte represivo contra las acciones sociales y políticas del Triunvirato (1963-1965) y de
Balaguer.

Los gobiernos del PRD captaron a una serie de agentes sociales durante los primeros
años, sobre todo de sectores sociales populares radicados en los barrios pobres. A través
de estos agentes, el partido amplió su base popular incorporando al sistema una serie de
cuadros, que habían adquirido experiencia organizativa en las luchas antibalagueristas,
vinculados a las diferentes formas de agrupación social como clubes culturales, que
pasaron de ese modo a efectuar labores progubernamentales, abandonando su antiguo
compromiso social. Aproximadamente, 30 escuelas barriales -fundadas y dirigidas por la
dirección de los clubes al margen de la educación oficial- fueron oficializadas por el
Estado. Algunos dirigentes clubistas que estuvieron ligados a dichas escuelas pasaron a
ser directores de éstas232. Por esa razón y por el hecho de que el sistema político se hizo
mucho más complejo, se rompió el modo casi uniforme de las protestas contra el poder y
todas las formas organizativas se plantearon nuevos métodos de lucha. Así
desaparecieron las posibilidades de unificación en cuanto a objetivos y tácticas basadas
en el antibalaguerismo puro y simple practicado por casi toda la población.

El nuevo pacto de dominación de 1978 excluyó la base popular, lo que se convirtió en un


problema para el diseño político del Estado, como se explicó anteriormente. Fue en este
escenario donde se modificaron las anteriores formas de participación política de los
sectores populares en sus diversas maneras de agregación para la acción. Ello, unido a la
falta de tradición movilizadora del PR y el PRD, provocó que los sectores populares
comprendieran que a través de los partidos tradicionales habían muy pocas posibilidades
para realizar acciones reivindicativas de protestas. La izquierda, por su parte, a pesar de
su debilidad, nunca abandonó la práctica de mantener vínculos con organizaciones
populares y clubes culturales. Las relaciones se mantuvieron a través de la militancia
directa de sus efectivos hacia el interior de las organizaciones populares, y además

232
Pérez, César y Leopoldo Artiles. Ob. cit, p. 39.

110
CAPÍTULO III

porque muchos militantes de izquierda sin vinculación orgánica partidaria, mantuvieron su


compromiso político a través de diferentes agrupaciones barriales.

A medida que transcurría la década de los ochenta la polarización de la sociedad se


acentuaba cada vez más y dejaba muy pocos espacios a la acción social no orientada
contra el gobierno. Si bien los problemas económicos en los setenta no eran muy
diferentes a los de los ochenta, aún la crisis de los servicios y equipamientos urbanos no
había alcanzado los niveles de deterioro de esta última. Tampoco había crecido la
conciencia por las demandas de dichos servicios, como aconteció en los ochenta233. De
ahí que cambiara la naturaleza de la relación pueblo-partido.

El cambio de gobierno en 1978 significó el reordenamiento y ampliación del espacio


popular concentrado en el campo de las libertades públicas con una marcada ausencia de
derechos políticos y bienestar económico a la ciudadanía. La cantidad total de
trabajadores cancelados o despedidos durante el primer año de gobierno de Salvador
Jorge Blanco alcanzó la cifra de nueve mil. En 1984 se consideraba que como
consecuencia de la falta de un proyecto agropecuario que incentivara la producción y
protegiese al campesinado, en el país había un déficit de más de 500 mil toneladas de
alimentos, por lo que se había tenido que incrementar la importación de productos
básicos, sobre todo en renglones autosuficientes como: arroz, habichuelas, carne de pollo,
aceite comestible, etc. En esa misma fecha se calculó que el 90% de la población
dominicana se alimentaba mal, incrementándose índices de desnutrición, a la vez que se
agudizaba el deterioro de la salud y surgían brotes epidémicos de enfermedades que ya
se consideraban superadas o controladas. La asistencia médica experimentó su más bajo
grado de funcionamiento y muchos centros médicos, urbanos y rurales tuvieron que cerrar
por carecer de material de trabajo234.

En esta situación, la estrategia de Estado incluyó el regreso de los exiliados, permitió la


creación de sindicatos y otras organizaciones populares y divulgó un discurso
semioficialista de corte populista. Se abrieron audiencias populares en el Palacio Nacional
con cierta regularidad, pero el solicitante sólo podía conseguir, a lo sumo, un favor del

233
Pérez, César y Leopoldo Antiles. Las organizaciones populares dominicanos en la búsqueda de su identidad.
(documento).
234
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 91.

111
CAPÍTULO III

Ejecutivo, el cual podía ser un empleo en la administración pública, la exoneración de


impuestos de un automóvil u otro bien importado o recibir cierta suma de dinero. Por esta
vía, según Juan Bosch, de 1978 a 1984, el número de empleados públicos ascendió de
120 mil a 300 mil, y aunque sólo un porcentaje relativamente reducido era el que tenía
posibilidades de enriquecerse ilícitamente, es necesario tener en cuenta que hay
diferentes niveles de corrupción235.

Se establecieron mecanismos de control negando derechos de organización espontánea,


pero a la vez se presentaron circuitos del corporativismo que aislaron y segmentaron las
contradicciones sociales. En el primer año de gobierno de Guzmán, se formaron 118
sindicatos, mientras que en los primeros seis años de Balaguer se constituyeron 75. En los
primeros tres años de Guzmán se había fundado un número de sindicatos equivalente al
85% de los creados en los doce años de Balaguer236. En noviembre de 1978 fue
constituida la Unión General de Trabajadores Dominicanos (UGTD), sindicato que actuó
como correa de transmisión del partido de gobierno con los sectores laborales, según un
intento de aproximación a modo de experimento237.

Ello provocó que entre 1978 y 1980 no hubiera un movimiento popular reivindicativo
considerable, dadas las expectativas creadas por la apertura democrática y el llamado
Modelo de Demanda Inducida. Comprobados los límites de la primera y desplomado el
segundo, desde 1980 se produjo un paulatino ascenso de las protestas populares, tales
como, huelgas laborales, ocupaciones de tierras, paros barriales, manifestaciones, etc. De
acuerdo con las estadísticas compiladas por Pablo Mariñez, entre 1980 y 1982 ocurrieron
en el país 129 huelgas y 40 ocupaciones de tierras, además de otros actos de apoyo como
ocupaciones de locales, bloqueos de caminos, etc.238

Este ascenso del movimiento popular sufrió un reflujo apreciable por las promesas y
expectativas de las campañas electorales y el período postelectoral, sin embargo, desde
1983 (julio-agosto) nuevamente cunden la insatisfacción y las protestas masivas.

235
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 93.
236
Castillo, José. “El proceso electoral en República Dominicana”. En: Forum, Santo Domingo, 1982. p. 84.
237
Vanna Ianni. El territorio de las masas. Espacios y movimientos sociales en República Dominicana. Publicaciones de
la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Santo Domingo. p. 19.
238
Mariñez, Pablo. República Dominicana 1978-1982: ¿un proyecto socialdemócrata? UNAM. s/f.

112
CAPÍTULO III

En este nuevo flujo tuvieron un papel relevante los numerosos ajustes monetarios de la
economía dominicana, que tenían como premisa fundamental la restricción del consumo
popular en función de la acumulación y como resultado, la acentuación de la tradicional
depauperación social existente en el país. Los meses de julio y agosto de 1983 marcaron
un primer momento climático en el alza del movimiento popular, con una cadena de
protestas, ocupaciones de tierras y levantamientos comunales en dos poblaciones, Cotuí y
Bayaguana. En octubre de 1983 fue reprimida una manifestación estudiantil de condena a
la invasión norteamericana a Granada, al costo de 27 personas heridas, aunque los
planteamientos estudiantiles coincidían con la diplomacia dominicana239.

Las masas oprimidas y excluidas, desencantadas y desesperadas, comenzaron la


irrupción singular que individualizó el estallido de abril de 1984. En este año se presenció
un alza notable del ritmo de las protestas con la ejecución de actividades multitudinarias y
de resonancia nacional, como fueron las marchas contra el hambre el 5 de marzo y el 7 y
8 de abril, la última –de mayor magnitud- estuvo orientada y dirigida por el Partido de la
Liberación Dominicana. En ellas se levantaron consignas contra el FMI y la política
económica del gobierno, por aumentos salariales, rebajas de precios de artículos de
primera necesidad, democratización y reforma agraria. A niveles locales se multiplicaron
las ocupaciones de tierras, marchas y huelgas comunitarias. Muchas centrales sindicales
se adjudican la dirección de estas huelgas, según Mariñez, la única convocatoria de paro
se hizo el 25 de abril por la Coordinadora de Lucha Popular de Capotillo (barrio ubicado a
las afueras de la capital) en respuesta al anuncio, en plena semana santa, de medidas de
austeridad del plan estabilizador. “Después de iniciado este movimiento, la dirigencia de
las centrales sindicales y de los partidos políticos de izquierda se reunieron para tomar
una decisión y convocar a un paro”240.

Según el historiador Haroldo Dilla, “Abril fue espontáneo en cuanto a sus dimensiones y a
la carencia de un programa estratégico y un nivel mínimo de organización241. Sin embargo,
ello debe matizarse, si lo fue se debió a que previamente no se organizó su magnitud en
términos de espacio y tiempo, pero esta espontaneidad no es contradictoria con el hecho

239
Ruiz, Víctor. Lucha social… p. 22.
240
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p.203.
241
Dilla, Haroldo. Crisis y evolución….p. 13.

113
CAPÍTULO III

de que el contenido de las protestas no estuvieran sesgadas por una cultura política. Por
ejemplo, el movimiento sindical, que estuvo inmerso en las jornadas precedentes a Abril y
durante el estallido popular y que adoptó un posición oportunista al tratar de representar a
todo el movimiento sobre el que no era capaz de ejercer el menor control, porque las
centrales no dirigían a todos los sindicatos, logró una mínima articulación, que tuvo como
resultado que las principales exigencias del movimiento de masas fueran: aumento
salarial, rebaja de precios de los productos alimenticios, arreglo de calles y lugares
públicos, suministro de agua y energía eléctrica242. La falta de madurez provocó que
salieran a flote toda la heterogeneidad, sectarismo y contradicciones de las centrales
sindicales243. Se produjeron divisiones en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la
Unión General de Trabajadores Dominicanos (UGTD) y la Central Nacional de
Trabajadores Dominicanos (CTD). La espontaneidad de este movimiento radicó en que no
fue convocado por ninguna organización política o sindical alguna, pero el malestar que
creó el anuncio de estas medidas en semana santa provocó que el lunes siguiente, 23 de
abril, en horas de la mañana, se produjera un estallido social, que se prolongaría hasta el
25 de abril244.

No obstante, el período comprendido entre abril y diciembre de 1984 se caracterizó por


una notable efervescencia social y por actividades de protesta, unas locales y otras
nacionales245, destacándose las grandes marchas efectuadas por el PLD en Santo
Domingo y La Romana los días 18 de noviembre y 2 de diciembre, respectivamente. Las
consignas más frecuentes eran el fin del acuerdo con el FMI, rebajas de precios, salario
mínimo de trescientos pesos y la nacionalización de la GULF and WESTERN.

El gobierno, por su parte, tuvo que improvisar algunas medidas, ya que los hechos se le
escaparon de las manos. Los cuerpos antimotines de la Policía Nacional fueron lanzados

242
Pérez, César y Leopoldo Artiles. Ob. Cit, p. 60.
243
Pero la atomización de muchos sindicatos que no lograron responder a la clase obrera y al pueblo en general, propició
que el movimiento de masas, con reivindicaciones diversas, fuera llamado a jugar un papel destacado desde este
momento a la actualidad. La gran mayoría surgió en barrios urbanos populares, e incluso en los poblados rurales,
organizados en comités de lucha o de huelgas para disímiles exigencias. La mayoría no tenía una relación directa con
los partidos políticos, más bien fue la Iglesia Católica la que desde un inicio jugó un papel destacado, a través de
sectores vinculados a la Teología de la Liberación. De esta manera la represión hacia estos movimientos fue cruenta en
1984 e influyó para que el PRD perdiera apoyo social hacia los comicios de 1986 y 1990.
244
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 202.
245
En 1984 se produjeron cerca de 94 movilizaciones diversas en todo el país. Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 205.

114
CAPÍTULO III

a las calles para tratar de contener el movimiento. Se censuraron los medios de


comunicación, particularmente la radio y la televisión y se emplearon tropas élites que
atacaron a la ciudadanía, dejando un saldo de decenas de muertos y heridos. La
conquista más importante de 1984 fue que aplazó las conversaciones con el FMI, aún
cuando los problemas cruciales no se resolvieron. Esto quebrantó, en parte, la política
autoritaria del Estado246.

Los movimientos sociales, localizados primeramente en lo urbano, confirmaron el


distanciamiento respecto a los circuitos del sistema de partidos y del Estado. La
interrupción violenta, en noviembre de 1985, en la convención del PRD convocada para la
elección del candidato a la presidencia de la República fue el signo más nítido de las
obstrucciones existentes dentro de la sociedad dominicana para producir una voluntad
colectiva.

Dentro de esta coyuntura, en los finales de 1985, en las barriadas populares punteadas
por la pluralidad difusa de las protestas sociales, volvió a emerger el fenómeno, ya
endémico, que mostró a una gran parte de los excluidos, me refiero a los enfrentamientos
entre pandillas juveniles. La causa fue la degradación de las instituciones y el
resquebrajamiento de los valores que articulaban el orden presente. La segmentación y
las restricciones estatales propiciaron la lucha de las bandas por el territorio, en cuya
materialidad se operaba algún tipo de identidad. Cuando el mañana es inimaginable, la
existencia se degrada y se empequeñece. Las pandillas que actúan en los barrios
populares no aparecen como portadores de valores opuestos a los dominantes, sino que
se reconstruyen tomando como núcleo de cohesión a los valores del dinero, agresividad,
sexo y autoridad que se distinguen a los ejes dominantes del sentido de orden existente.

Siguiendo esta lógica, debemos señalar que en los sucesos de abril de 1984 y finales de
1985 ocurrieron acciones directas de tipo destructivo: quema de autos, asaltos a
supermercados, bancos, puestos de expendio del Instituto de Estabilización Precios,
asalto y destrucción de una funeraria en Los Alacarrizos. Todo ello expresó el
desbordamiento de sentimientos ocultos y necesidades soterradas, el deseo popular de

246
Mariñez, Pablo. Ob. cit, p. 204.

115
CAPÍTULO III

traspasar el marcaje entre “los de arriba” y “los de abajo” en una sociedad que pregona el
consumo y exhibe la desigualdad, las masas excluidas y marginalizadas247.

Desde otra perspectiva, 1984 representó a nivel organizativo el surgimiento y/o desarrollo
de los Comités de Lucha Popular (CLP), donde influyeron diversas fuerzas políticas
incluyendo a la izquierda y a los Comités de Unidad Popular (CUP). En efecto, Víctor
Morales, dirigente de uno de los primeros Comités de Lucha Popular surgidos y del Partido
Bloque Socialista, en una entrevista que le hizo Laura Faxas, explicó que en la búsqueda
de una articulación de las luchas sociales recién iniciadas, se fundó el primer Comité
Coordinador de Lucha Popular, integrado por representantes del sector clubístico (uno del
cultural), del público, sindical y, por último, un delegado estudiantil248.

Otro movimiento social significativo en el país fueron las comunidades territoriales de base
conocidas como Comunidades Eclesiales de Base (CEBS)249 integradas por el pueblo,
especialmente los activistas de diferentes fuerzas de izquierda250 y antiguos miembros de
clubes culturales.

Las organizaciones religiosas apelaron a las interpretaciones populares más inclinadas a


la participación y la organización. “Hace falta un gobierno que no esté al servicio de los

247
Ver anexo II
248
Pérez, César y Leopoldo Artiles. Ob. cit, p. 44.
249
Surgen a principios de la década de los años setenta, como resultado de la aparición de una corriente renovadora del
cristianismo católico a raíz del Concilio Vaticano II, en 1962-1963 y el Concilio de Medellín (1968), éste último daría
impulso definitivo en América Latina a la corriente renovadora que propuso una lectura del evangelio según las claves
aportadas del análisis de la realidad social latinoamericana. En Medellín se encontró la fuente de un nuevo enfoque
teológico (Teología de la Liberación) y en el espacio social un modelo de colectividad de creyentes, la Comunidad
Eclesial de Base. Con respecto a su origen y motivación, Cela nos comenta “nacen de la búsqueda del sentido de la
historia colectiva y personal de las clases que quedan atrapadas por el giro de una modernidad que no las llega a
alcanzar… su criticidad y combatividad social denotan una postura crítica ante el progreso mismo, que no es
considerado como un valor absoluto. La dimensión de la igualdad social se convierte en criterio de juicio sobre el
avance tecnológico y el cambio social”. No se pudo apreciar vinculación entre esta organización y organizaciones
partidarias, pero sí muchos miembros de partidos desde la derecha hasta la izquierda simpatizaron con estas
comunidades. En República Dominicana se dedicaron a señalar las injusticias y otro rol protagónico es desarrollar las
capacidades de las mujeres. Estas organizaciones tienen como signo distintivo la presencia de la mujer como agente
social dinamizante y representativo de la polarización de lo doméstico. Se debe reconocer su propia heterogeneidad
derivada de los múltiples rasgos sociales y culturales que componen el cuadro de las masas pobres, más la
heterogeneidad del clero mismo. Pérez, César y Leopoldo Antiles. Las organizaciones populares…. (documento).
250
La izquierda dominicana no había superado su dispersión y confusión al encontrarse en el nuevo sistema político, y
su pérdida de influencia se acentuaba; sin embargo ocurrió al mismo tiempo un proceso de afanosa búsqueda de
alternativas. Esto conllevó por primera vez en veinte años a que dejaran los epítetos y se sentaran en la mesa de
discusión buscando la unidad. En 1982 se formaron dos bloques de organizaciones de izquierda: la Unidad Socialista y
la Izquierda Unidad, las cuales participaron por separado en las elecciones. Posteriormente en 1983 se formó el Frente
de Izquierda Dominicana (FID), integrado por las dos vertientes anteriores y de otros sectores. Pérez, César y Leopoldo
Antiles. Las organizaciones populares…. (documento).

116
CAPÍTULO III

empresarios sino de la mayoría del pueblo; que dé participación al pueblo, que escuche
sus declaraciones y que no los resuelva comprando conciencias con regalos individuales
ni con represión. Para asegurar esto hace falta un pueblo alerta, organizado y uniformado,
que sepa que pasa y sepa exigir sus demandas con la fuerza que da la organización
popular”251. Así proyectaron una labor educativa en los años ochenta, más que una
dimensión propiamente política. Los propios límites de no querer transgredir los márgenes
educativos manifestaron un distanciamiento y un bloqueo bastante marcado, que debilitó
la incidencia de las comunidades eclesiales dentro de la sociedad y los procesos de
constitución del pueblo como sujeto.

Sin embargo, se confirmó, en gran medida, la debilidad de las mediaciones entre masas y
Estado. El divorcio se produjo no solo con el PRD, sino también con el Partido Reformista
Social Cristiano, que presentó conflictos y descontentos hacia dentro en la organización y
hacia fuera en el apoyo social.

Estos movimientos sociales no se realizaron en escenarios permanentes. Exigían


demandas puntuales, tales como: aumento salarial, rebaja de los productos alimenticios
básicos de mayor consumo, arreglo de calles y de lugares para servicios colectivos,
hospitales, escuelas, mejoría del transporte, suministro de agua y de energía. Estas
demandas tuvieron un carácter genérico, donde quedaron expresados, simultáneamente,
los intereses de los partidos, de sindicatos, gremios de oficios y pobladores252.

Las principales organizaciones populares de carácter esencialmente urbano surgen en la


década de los años ochenta, por ejemplo, Consejo de Unidad Popular, Comité de Lucha
Popular, Frente Amplio de Lucha Popular, Colectivo de Organizaciones Populares y Junta
o Asociación de Vecinos253, a excepción del Comité para la Defensa de los Derechos

251
Encuentro, año XI, número 121, p. 7. Citado por Vanna, Ianni. El territorio…p. 26.
252
Ibidem, p. 60.
253
Entre ellas figuran el Consejo de Unidad Popular: organización de matriz izquierdista que surgen a raíz de una
polémica lucha acerca del carácter de los Comité de Lucha Popular, las relaciones de estas con sindicatos y posiciones
no exentas de la influencia de sus referencias políticos-ideológicos. Siempre vivieron a remolque de las organizaciones
sindicales. En un momento se consideró que estas coordinaban las acciones de los CLP a nivel barrial (1984) y luego a
nivel zonal, pero posteriormente estos se unificaron en una sola instancia. El Frente Amplio de Lucha Popular (FALPO)
fundado en 1985 y el Colectivo de Organizaciones Populares (1989) fueron organizaciones que surgieron en medio de
huelgas nacionales, la última como coordinadora de todas las organizaciones. Al principio tuvieron gran importancia,
pero luego atravesaron un periodo de discusión a su interior por las posiciones asumidas por algunos de sus dirigentes y
de los partidos de izquierda que en estos inciden. Junta o Asociación de Vecinos surge a partir de 1978 con el apoyo
económico del Partido Revolucionario Dominicano y vinculada al Ayuntamiento del Distrito. No pasaron de ser vecinos

117
CAPÍTULO III

Barriales (COPADEBA)254, que fue fundado en 1978. Es necesario destacar que este
proceso estuvo detenido desde fines de 1984 a principios de 1985, sin embargo, en
febrero de 1985 se reanimó, cuando tuvo lugar una huelga nacional que paralizó a todo el
país y en la cual participaron sectores comerciales e industriales medios, y se demostró
mayor nivel de organización255.

Jorge Cela en un interesante estudio256 compiló las opiniones de la población que


reflejaban creencias religiosas, las cuales se convirtieron en un elemento de pasividad que
frenaban las acciones reivindicativas de las masas. Todo ello conllevó a que se creara la
idea de que el hombre común es parte de una maquinaria que no tiene ni voz ni voto.

Dicha pasividad más los estrechos márgenes de autonomía de los movimientos sindicales,
campesinos y estudiantiles, unido a la crisis, atentaron contra el logro de todas las
demandas elaboradas en esta coyuntura. Sin embargo, la mayor parte de las protestas
efectuadas en el período 1984-1986 resultaron producto de las intervenciones de
organizaciones locales, barriales, municipales, las cuales tuvieron acciones limitadas. Los
vínculos entre los movimientos urbanos y el movimiento sindical fueron reducidos. Esta
limitación reconocida por la bibliografía dominicana, si bien restringió, en su momento, el
alcance de las acciones, paralelamente, mostró –aún dispersa- independencia de acción,
por parte de ciertas organizaciones, de las tradicionales estructuras en el escenario
político (Estado, partidos, sindicatos). Asimismo, emergieron la Asociación Médica
Dominicana (AMD), la Asociación Nacional de Profesionales Agrícolas (ANPA) y el
Colegio Dominicano de Abogados. Estos movimientos mostraron la validez de nuevas

miembros del PRD, por eso cuando este partido deja el gobierno en 1986 las juntas caen en el inmovilismo. Luego
continuaron existiendo, pero en barrios de clase media, donde su actividad principal es la recogida de la basura, por la
dotación de agua potable, contra la delincuencia y la protección de las áreas verdes. Pérez, César y Leopoldo Antiles.
Las organizaciones populares dominicanos en la búsqueda de su identidad. (documento).
254
Organización con mayor membresía. Comenzó sus actividades en clubes culturales, juntas de vecinos y comunidades
eclesiales de base, de algunos barrios de la zona norte de la capital; a estos se unieron los barrios Las Cañitas, 24 de
Abril, 27 de Febrero, Simón Bolívar y zonas aledañas ante la amenaza de desalojo por parte de una familia que se decía
dueña de todos estos terrenos. El hecho de que algunas organizaciones no pertenecieran a ésta sobre todo por ser
orientadas por el PRD sumió a COPADEBA en un inmovilismo. El desarrollo y alcance de esta organización puede
valorarse en palabras del propio coordinador general cuando expresó “carecemos todavía de una identidad muy clara
que nos permita jugar un papel en el escenario político, a pesar de que vamos haciendo esfuerzos como organización de
ir asumiendo una identidad como sector, pero carecemos todavía de una serie de pensamientos en este sentido”. Pérez,
César y Leopoldo Antiles. Las organizaciones populares dominicanos en la búsqueda de su identidad. (documento).
255
Dilla, Haroldo. Crisis y evolución….pp. 15-16. ver anexo III.
256
Cela, Jorge. “La cultura de la pobreza”. En: C:/documents and setttings/ipérez/consumariofolleton7.

118
CAPÍTULO III

formas de agrupación que podían influir en las acciones políticas del país257. Los sectores
populares que se destacaron durante estos dos años fueron: obreros (23%),
profesionales/técnicos (16%), campesinos (14%), estudiantes (7%) y otros (3% y un
37%)258 que no se especifica su actividad económica pero que -lógicamente- podemos
inferir que son los marginados.

Durante 1985 se desarrollaron una serie de movilizaciones sociales con la particularidad


de ser realizadas por capas medias (particularmente profesionales) de ingresos medios y
altos. La participación de los sectores medios, que hasta el momento habían permanecido
al margen de este tipo de lucha, pone de manifiesto el grado profundo de concientización
de la grave realidad económica y la crisis social y política que vivía el país. Por lo menos
dos movilizaciones merecen ser destacadas: la serie de paros y huelgas escalonadas
realizadas por la Asociación Médica Dominicana, de abril a junio de 1985, y la huelga
indefinida llevada a cabo por el Colegio Dominicano de Abogados durante los meses de
julio y agosto del mismo año. Aún con la paralización del sector de la salud y el sistema
judicial de la nación, el gobierno se negó reiteradamente a dialogar y a negociar las
demandas formuladas por dichos colegios profesionales, hasta orillarlos a tomar medidas
extremas. El Estado recurrió a los médicos desempleados para continuar dando servicio
médico, cuando la mayoría de los hospitales estaban cerrados y para concluir recurrió a
las fuerzas armadas.

Esta situación de inquietud social llegó al campo con niveles alarmantes. Se creó el
Movimiento Campesino Independiente, que en 1981 organizó invasiones en las cuales
participaron alrededor de 2000 campesinos y lograron establecerse en 4000 hectáreas de
tierras. Según Pablo Mariñez, en 1982 se produjeron seis ocupaciones con 1156
campesinos y 2296 hectáreas de terreno259.

Por otra parte, la izquierda concertó esfuerzos en la formación de Comités de Lucha


Popular, tratando de este modo de establecer una vinculación con las masas populares.
Pero su gestión creo mucha desconfianza. “El Frente de Izquierda Dominicana (FID) sobre
la base de una apreciación subjetivista de la coyuntura (tesis de la revolución inminente)

257
Vanna, Ianni. El territorio…p. 26.
258
Periódico Hoy, 25 de noviembre de 1992.
259
Mariñez, Pablo. República Dominicana 1978-1982….

119
CAPÍTULO III

aceleró los tiempos de formación de los Comités de Lucha Popular, tratando de


adecuarlos a la supuesta secuencia de los acontecimientos”260. Análogamente, la
confusión y el “aparatismo” se verificaron en las actuaciones del Partido Comunista del
Trabajo (PCT) y su línea de construcción de los Consejos de Unidad Popular (CUP). En
este caso, el militarismo y el dogmatismo que distinguieron a estas organizaciones
causaron una desvinculación aún mayor con las masas. “La articulación entre
reivindicaciones urbanas y lucha política no se realiza por sí sola: requiere una
intervención organizada, capaz de vincularlos con la práctica política de las
masas”261.Pero esta táctica no era uniforme, los diferentes grupos de izquierda que
influyeron en los Comités de Lucha Popular y otras organizaciones de base alcanzaron su
punto de ruptura cuando se intentó crear la llamada Coordinadora Nacional de Protestas
Populares. La coordinadora estaría integrada por algunas centrales sindicales,
asociaciones gremiales, de estudiantes. Pero ello limitó la fuerza y el protagonismo de las
organizaciones territoriales de base, subordinándolas y orientando su lucha a intereses
como aumento salarial, derecho de sindicalización, que no eran los exclusivos problemas
que aquejaban a los Comités de Lucha Popular262. Solamente en 1982, por primera vez,
un número significativo de organizaciones de izquierda se decide a participar en el
proceso eleccionario, pero hacia 1984 se percibió la intensidad de procesos de agregación
y dispersión hasta 1986263.

Todos los sucesos acaecidos, en esencia, no afectaron los mecanismos de poder. Ya


hacia 1986 estaba desactivado el tejido conectivo de las organizaciones populares. Los
Comités de Lucha Popular y los Consejos de Unidad Popular acentuaron los efectos de
desactivación y parálisis inducidos por la secuencia de los paros del mes de junio de 1985
en los que predominaron las acciones discordantes y las divergencias existentes en las
Izquierdas. De igual modo, los diversos Comités de Vecinos, activos en los años
anteriores, entraron posteriormente en una etapa de repliegue y ensimismamiento. La
izquierda, descontextualizada respecto al ritmo y al tono de los acontecimientos, acentuó
la magnitud de su separación de las masas.
260
Vanna, Ianni. El territorio…p. 45.
261
Vanna, Ianni. El territorio…p. 47.
262
Pérez, César y Leopoldo Antiles. Las organizaciones populares dominicanos en la búsqueda de su identidad.
(documento).
263
Ver gráficos en Vanna, Ianni. El territorio…p. 121-125.

120
CAPÍTULO III

Los resultados electorales de 1986 confirieron visibilidad a las debilidades de los


movimientos sociales lo que, junto a la crisis de los partidos del orden, así como de la
izquierda, produjo un distanciamiento acentuado entre todos y el espacio político fue
entonces dominado por el retorno balaguerista.

De los acontecimientos analizados, los sectores populares pudieron extraer algunas


experiencias importantes, como es la carencia de un liderazgo político capaz de asumir la
dirección del movimiento. Esta nueva modalidad de lucha permitió que las tropas
contrainsurgentes apostadas en los principales barrios populares y en las ciudades más
importantes del país resultaran inoperantes. Por ello, el gobierno se vio en la necesidad de
recurrir a una nueva estrategia. A través de los medios de comunicación se lanzó una
amplia campaña publicitaria contra los paros barriales, argumentándose que respondían a
intereses ocultos que trataban de derrocar al régimen constitucional, por lo que se llamaba
a la ciudadanía a retirarle su apoyo y a reflexionar sobre la gravedad que podían acarrear
los movimientos sociales. Además, el autoritarismo, que nunca desapareció del gobierno,
continuó jugando un papel destacado en las relaciones Estado-sociedad civil, lo que
contribuyó al deterioro de la base de sustentación social del gobierno y, por lo tanto, a
agudizar la pérdida de legitimidad del mismo.

En resumen, los gobiernos del PRD no lograron sintonizarse con una multiplicidad de
actores sociales, que los espacios democráticos innegablemente abrieron. Tal como
anunciamos en el segundo capítulo, se produjo un alto nivel de organización laboral y de
constitución de movimientos comunitarios y sociales, tanto en las zonas urbanas como
rurales. Estos nuevos actores jugaron un importante papel, fueron el único canal a través
del cual la población pudo expresar sus demandas de inclusión. Los grupos de izquierda
organizada estaban muy debilitados, por lo que no se constituyeron en referencia política
significativa. Esta ausencia política influyó en el hecho de que esos movimientos tendiesen
a darle un contenido político a sus demandas, y a descuidar la articulación de luchas a
través de demandas de carácter local, lo que limitó sus posibilidades reales de constituirse
en un movimiento con relativa fortaleza organizativa para erigirse como interlocutor y
lograr sus demandas.

121
CAPÍTULO III

El sistema no logró crear mecanismos para procesar las demandas de los movimientos
comunitarios, pues estos carecían de la fuerza suficiente para obligar al gobierno a darles
una respuesta en el sentido demandado, por lo cual sus luchas, la mayoría de las veces,
terminaban sin conquistas significativas, creándose una situación política que más que un
equilibrio inestable, era una situación de alerta, tanto para el Estado como para la
sociedad.

3.2. Respuesta popular a la fragmentación sindical y las pugnas


interpartidarias (1987-1993)

Antes de cumplir el año en el nuevo mandato de Balaguer, comenzaron las protestas


urbanas. Estas llegaron a alcanzar en 1987, según un estudio del periódico Hoy264, la cifra
de 32 por mes.

A principios de 1988 surgió una nueva organización: la Coordinadora de Luchas Populares


(CLP). Esta organización representaba a los sectores descontentos con las políticas del
gobierno y no se identificaban con la lucha sindical. La CLP fue rechazada, en principio,
por los sindicatos, los partidos y el gobierno, ya que aseguraban que ningún ciudadano
legítimo era parte de esta organización. Esta institución fue acusada de tramar asuntos
oscuros que atentaban a la estabilidad de la nación. Lo cierto es que, si en marzo de 1988
no pudo hacer efectiva una huelga nacional, su ascenso y reconocimiento social demostró
a los sectores políticos que la mayoría de los sectores populares se identificaban con la
organización.

Durante este año se realizó el Diálogo Tripartito entre el gobierno, empresarios y centrales
sindicales, al cual no fue invitado el CLP y en el que participó la Iglesia Católica como
mediadora. El éxito de este diálogo fue muy cuestionado, ya que varias centrales
sindicales retiraron su apoyo ante el alza de precios de productos básicos que afectaba a
la población y favorecía a los propios empresarios. Mientras tanto, la CLP y las
asociaciones de profesionales realizaron huelgas por sus propias reivindicaciones. En el
Distrito Nacional y Santiago de los Caballeros, entre enero y septiembre de 1988, se

264
Periódico Hoy, junio de 1997. Citado por Ruiz, Víctor. Lucha social…p. 61.

122
CAPÍTULO III

realizaron 217 huelgas; otras cinco provincias se destacaron en las luchas populares:
Barahona, Cotuí, Baní, Moca y Azua265.

En 1989 la CLP se convirtió en el Confederación Nacional de Organizaciones Populares


(CNOP) para abarcar otros sectores sociales. La consolidación ideológica de esta
organización se mostró cuando presentó ante el gobierno aquellos problemas centrales
que debían resolverse: cambios en la política económica y moratoria a la deuda externa,
reforma al sistema de seguridad social para incluir en la cobertura médica a los familiares
de los trabajadores, aumento del salario mínimo, cumplimiento de acuerdos por parte del
gobierno con las asociaciones profesionales, la no-privatización de las empresas
estatales, mejoramiento del transporte y otros servicios públicos, control de precios para
los alimentos y tierras para los campesinos. El gobierno ignoró todas estas demandas bajo
el pretexto de que la CNOP no tenía estatus legal ni estaba claramente establecido a qué
grupos representaba. Los sindicatos no apoyaron sus actividades por miedo a perder su
autonomía, ya que según las centrales, la CNOP representaba a tantos sectores que esto
podría ser perjudicial para el movimiento sindical. Por su parte, los empresarios no
entraron en el conflicto, su postura estuvo al margen de los acontecimientos. El resultado
de la gestión de la CNOP en el año 1989 fue un mínimo aumento salarial. Por diversas
contradicciones entre la CNOP y el movimiento sindical, la labor de la primera declinó
hacia fines de año, no logrando el cumplimiento de ninguna demanda importante por parte
del Estado266.

El presidente Balaguer nunca reconoció la fuerza social y política de la CNOP. El 28 de


septiembre de 1989, en la localidad de Cristóbal, Duvergé, expresó: “lo que yo no me
explico es porqué el país se deja intimidar y todo ante las amenazas de entelequias, de un
grupo de entelequias que no tiene ninguna representatividad. Por ejemplo, la huelga que
ha paralizado una buena parte de las actividades nacionales. Eso causa un grave daño a
la economía nacional, hace la situación más difícil, es una falta de sensibilidad patriótica y
de sensibilidad humana por parte de esas entelequias, deberían tomar en cuenta la
situación de gravedad de la hora que vive el país, y en obsequio a la gravedad de esa
hora debían aplazar por lo menos esas actividades que sostienen más bien un carácter

265
Pérez, César y Leopoldo Artiles. Ob. cit, p. 56.
266
Espinal, Rosario. La sociedad civil movilizada…., pp. 17-18.

123
CAPÍTULO III

subversivo, que derivan en terrorismo y que profundizan la inquietud que prevalece en


toda la población dominicana, debido a los problemas no sólo internos, sino externos, que
existen actualmente”267.

Los cambios en el orden económico internacional y la crisis de la deuda externa y de la


balanza de pagos repercutieron negativamente en la sociedad dominicana y el Estado.
Agentes de la sociedad civil y grupos corporativos (empresas, sindicatos y gremiales)
plantearon demandas, protestas y propuestas de la más diversa índole, junto al
surgimiento de una crisis política generada por los cuestionados resultados de las
elecciones del 16 de mayo de 1990 llevaron al gobierno a tener que pactar una serie de
reformas y medidas compensatorias (Pacto de Solidaridad Económica268 entre el gobierno
y los empresarios y la reforma del Código Laboral).

La gestión del Estado en esta etapa fue conflictiva. Existía por parte de la población un
alto índice de desconfianza en las políticas estatales y reclamaban reformas públicas
dirigidas a una institucionalización democrática del régimen político. Se planteó
incrementar el poder y los recursos económicos de Ayuntamientos para democratizar el
ejercicio político municipal. La CNOP se convirtió en el Colectivo de Organizaciones
Populares que junto a COPABEBA y el Consejo de la Unidad Popular formaron el
Movimiento Independencia Unidad y Cambio (MIUCA). En este sentido, también se
destacaron la Unión de Vecinos Activos y la Unión de Organizaciones Vecinales, etc.269.

Estas organizaciones realizaron huelgas durante todo el año de 1990. Las más
significativas ocurrieron los días 13 y 14 de agosto, 26, 27 y 28 de septiembre y el durante
todo el mes de noviembre. Otro grupo de organizaciones enfocaron su labor a exigir
cambios en el aparato judicial y el sistema político global, destacándose la Fundación

267
Ruiz, Víctor. Ob. cit, p. 138.
268
Pacto de Solidaridad Económica: pacto de 22 acuerdos entre el gobierno y los empresarios con la mediación de la
Iglesia Católica. Este documento consta de acuerdos monetarios en cuento de precios, gravámenes e inversión fiscal en
la industria y producción agropecuaria. Se compromete a renegociar la deuda pública y otras pequeñas medidas de
asistencia social. Este representó el compromiso por parte del empresariado a asimilar los aumentos salariales y a
respaldar además las reformas fiscales que se necesitarían para la firma con el FMI. Para ver el texto puede consultar a
Ruiz, Víctor. Lucha social…pp. 123-128. Listín Diario, 7 de agosto de 1990, p. 5.
269
Existieron alrededor de otras trece organizaciones: Instituto Dominicano de Desarrollo Integral, Ciudad Alternativa,
Foro Urbano, Centro por la Democracia, Centro de Investigación y Promoción Social, Fundación Solidaridad, Centro
Juan Montalvo, Fundación Siglo XXI y Centro de Estudios Urbanos y Regionales de la Pontificia Universidad Católica
Madre y Maestra . Pimentel, Juan Luis. Mapeo de Organizaciones de la Sociedad Civil en República Dominicana.
Análisis situacional. 31 de diciembre de 1997, pp. 13-14.

124
CAPÍTULO III

“Institucionalidad y Justicia”, el Centro para la Democracia y la Fundación Siglo XXI, que


incluso promovió y logró una concertación entre los tres partidos mayoritarios para realizar
una reforma del sistema político.

Una variación respecto a la etapa anterior, producto de la experiencia de lucha de la


sociedad civil, fue la formulación de políticas, propuestas de leyes y diseño de planes. Un
estudio realizado en octubre de 1990 por César Pérez y Leopoldo Antiles, conjuntamente
con dirigentes de organizaciones barriales y de grupos para la acción social, marcó un
punto de viraje en los estudios relacionados a la ciudadanía organizada o la sociedad civil,
ya que se propició el marco para que estas organizaciones, por sí mismas, expresaran “la
posibilidad de un nuevo sujeto político, capaz de ser el nuevo príncipe que habrá de
conducir al pueblo a su liberación”270. Fue notoria la percepción por parte de estos
dirigentes de las posibilidades de que el movimiento de protesta se convirtiera en agente
de cambio del sistema político dominicano.

En términos de concertación y negociación, los acuerdos de 1990 fueron victorias de todas


las organizaciones de la sociedad civil. El Estado no mostró interés en materializar estos
pactos. En muchas ocasiones el gobierno hizo promesas para dar solución a un problema
de coyuntura, solamente la reforma del Código Laboral fue dirigida desde el gobierno271.

La impugnación de la nueva administración de Balaguer cobró un auge considerable. A


mediados de agosto de 1990, a raíz del shock que produjeron los ajustes económicos, el
país entró en una crisis política considerada la mayor ocurrida en la historia272. Algunos
partidos políticos demandaban cambios en la estructura del Estado. Particularmente el
PRD hizo una propuesta oficial de convocar a un Consejo de Secretarios de Estado con la
participación del PRSC, que ejercería funciones administrativas. Esto no significó que
Balaguer abandonara el cargo, el presidente debía ejercer sus funciones como jefe de
Estado. Esta posición conciliadora por parte del PRD no era compartida por la ciudadanía

270
Pérez, César y Leopoldo Antiles. Movimientos sociales: identidad y dilemas. INTEC, Santo Domingo, 1992, p.31.
ver anexo IV.
271
El 29 de mayo de 1992 fue promulgada el Código Laboral como iniciativa del Estado. Según declaraciones hechas
por el presidente de la Secretaría de Estado del Trabajo, Rafael Albuquerque “… apenas 90 artículos son diferentes al
viejo código de 1951”. Su modelo se basó en el esquema neocorporativo. Pimentel, Juan Luis. Mapeo de
Organizaciones de la Sociedad…, p. 16
272
Ruiz, Víctor. “Crisis, alternativas y desmovilización popular (octubre-noviembre)”. En: Análisis de Coyuntura. Año
II. Boletín No 5. Ediciones CEDEE. República Dominicana, 1991.

125
CAPÍTULO III

organizada en centrales sindicales, asociaciones, organizaciones populares y


profesionales, etc.

La COP organizó tres huelgas en 1990. La primera se realizó los días 13 y 14 de junio y
paralizó a todo el país. A esta huelga le siguió un paro cívico convocado por el PLD los
días 19 y 20 de junio en protesta al resultado electoral. El semanario “Vanguardia del
Pueblo”, órgano del PLD, en su número del cinco de junio de 1990, manifestó que “….el
actual gobierno ilegítimo del Dr. Balaguer, que es una continuación del trujillismo, se
caracteriza por ser un violador constante de la propia Constitución y las leyes que él
mismo juró respetar cuando en forma ilegal se juramentó como Presidente de la
República”273, a lo cual el presidente respondió: “ese movimiento huelguístico, el cual
cuenta con el respaldo de los partidos democráticos mayoritarios, el Partido de la
Liberación Dominicana y el Partido Revolucionario Dominicano es a todas luces
improcedentes, por los motivos que le sirven de sustentación y por la forma en que se ha
hecho, tienen todas las características de una acción encaminada a promover el
derrocamiento del gobierno. No voy a ocupar tiempo de las personas que me hacen en
honor de escucharme insistiendo en la legitimidad de las autoridades actuales. El gobierno
que dirige los destinos del país fue elegido en unos comicios democráticos, abiertos, sólo
tres meses en el ejercicio de su nuevo mandato constitucional, pero lo que está por
encima de toda discusión es la legitimidad de la paz que disfrutamos desde hace largos
años”274.

Las huelgas nacionales en este período fueron impresionantes. Nunca antes se habían
producido en un lapso de tiempo tan corto tantos movimientos huelguísticos de alcance
nacional. La COP convocó a huelgas nacionales en septiembre y noviembre. Estas
huelgas, sin embargo, no fueron atendidas por el gobierno y contra ellas atentaron tres
factores: tensiones entre el movimiento popular y obrero, la duración de las huelgas y la
imprecisión de sus propósitos.

El movimiento sindical suscitó diferencias con la COP. Para el movimiento sindical los
reclamos debían girar en torno al reajuste salarial, mientras que para la COP el reclamo
del momento era la modificación de los ajustes económicos y la renuncia del gobierno,
273
Ruiz, Víctor. Lucha social…., p. 29.
274
Ibidem, p. 139.

126
CAPÍTULO III

condicionada solo a la eventual posibilidad de que se corrigieran todos los males que
aquejaban la nación, ante la actitud intransigente del gobierno de no variar su política
económica y la brutal represión contra SITRACODE (Sindicato de Trabajadores de la
Compañía de Electricidad) en agosto de 1990275.

Las centrales sindicales convocaron a la Primera Conferencia de Organizaciones en la


que se discutieron los ajustes económicos, derechos civiles y las posibilidades de
convocar a una nueva huelga para los días 13 y 14 de agosto. Estas demandas fueron
respaldadas por la COP con el llamado a “huelga automática” que manifestó un breve
periodo de unión entre el movimiento obrero y las organizaciones populares276.

Sin embargo, en septiembre comenzaron las conversaciones entre el Presidente de la


República y varias centrales sindicales (CASC, CNTD, CTI, CTP, UGTD Y CTM), que
advirtieron que Balaguer debía revocar los ajustes impuestos mediante el Pacto de
Solidaridad277. El 9 de septiembre fue firmado este pacto, criticado por otros dirigentes
sindicales y todas las organizaciones populares. De esa manera se desmoronó la relativa
y corta unidad que había despertado grandes expectativas, no duró ni un par de meses.
Así, el pacto no sólo afectó el resultado de la huelga pronosticada para los días 10,11 y 12
de septiembre, sino que dividió aún más el movimiento sindical278 y perfiló el camino a
seguir por las centrales sindicales y el movimiento popular279. La indiferencia del gobierno
se mostró al día siguiente, cuando se dispuso un nuevo aumento del precio de los
combustibles, por lo que el COP convocó una nueva huelga para los días 26, 27, y 28 de
septiembre. La respuesta gubernamental fue una brutal represión policial con un saldo de

275
Este sindicato era uno de los mayores del país hasta 1990. Cuando el Ingeniero. Ramón Pérez Martínez sumió la
presidencia de la Compañía Dominicana de Electricidad, dio inicio a una campaña masiva de cancelaciones, que en
marzo de 1991 ascendía a 3000 trabajadores. Las actividades hechas a favor de los cancelados fueron reprimidas por la
Policía Nacional que ocupó las oficinas centrales en la capital. Se arrestaron a 18 dirigentes sindicales de SITRACODE.
Otros trabajadores refugiados en la Iglesia de Las Mercedes fueron agredidos. El padre Ramón Abreu, testigo de los
hechos, narró: “que vio a policías con bates de aluminio golpeando a personas que estaban escondidas debajo del altar
y en la sacristía. Algunas personas desesperadas corrieron al patio de la iglesia y fueron perseguidas hasta ser
detenidas y golpeadas”. Ruiz, Victor.Ob. cit, p. 27.
276
Ibidem, p. 28.
277
Ver anexo V.
278
La firma de este acuerdo le costó al movimiento sindical fuertes críticas por parte de toda la población. Justo al mes
de la firma la Central de Trabajadores Mayoritaria anunció que se desvinculaba del mismo, el presidente de la misma
afirmó: “sucedió nuevamente que el Gobierno y la Patronal no han honrado los compromisos contraídos con el
movimiento sindical, popular y profesional”. Discurso del 10 de octubre de 1990, citado por Ruiz, Víctor. Lucha
social…., p. 76.
279
Ruiz, Víctor. Lucha social…., p. 66-69.

127
CAPÍTULO III

cuatro víctimas, decenas de heridos y más de cuatrocientos detenidos. El ejemplo más


triste de la etapa fue el asesinato de Manuel Diplán Martínez, dirigente de FALPO. En esta
huelga participaron grupos de izquierda como PCD, UPA, PTD, MIU, FALPO y el FRTD.

Tras esta amarga experiencia, el movimiento sindical estaba definitivamente dividido entre
la Coordinadora Sindical y otras tres centrales (CTC, CTM, CGT). Pero la sociedad
dominicana atravesaba entonces por una crisis singular, depresión que ya había
desbordado las expresiones puramente materiales y se manifestaba marcadamente en la
esfera política. A pesar de los desencuentros entre los diversos sectores de la sociedad
civil y los sindicatos, la huelga del mes de noviembre tuvo como consigna fundamental la
renuncia del presidente. El profesor Juan Bosch y el Dr. Francisco Peña Gómez
presidentes del PLD y el PRD, respectivamente, exigieron la renuncia de Balaguer, bajo la
consigna “que se vaya ya”, mientras que Jacobo Majluta, presidente del PRI, sostuvo su
posición de que Balaguer desde el poder debía resolver todos los males de la nación. A
pesar de los diferentes enfoques, por primera vez, todos se unieron en contra de Balaguer.
Ante esto, el propio presidente prometió acortar su período presidencial hasta 1992,
momento en que se realizarían nuevas elecciones. Así, el 16 de noviembre anunció:
“propongo formalmente, que en la próxima reforma de nuestra constitución se incluya la
disposición transitoria de hacer elecciones generales para el 16 de agosto de ese mismo
año. De esta propuesta repito, tendrá la ventaja de ofrecer al país, de calmar la
impaciencia de los políticos y de ofrecer al país la oportunidad de elegir nuevas personas.
Estas elecciones serían preparadas convenientemente precedida por una reforma a la ley
electoral para eliminar de esa ley todas las fallas que han sido puestas de manifiesto en
las experiencias mas recientes”280

La política del gobierno con respecto a las otras demandas no varió. El mismo 22 de
noviembre, día en que el país regresaba a la normalidad, Balaguer anunció la ineludible
obligación de negociar con el FMI. Esto representó un gran reto para la nación y
particularmente para la sociedad civil.

A partir de entonces, la acción social se multiplicó. La situación provocó que sectores


medios se sumaran a la lucha por lograr la democratización política y económica. Estos

280
Ruiz, Víctor. Ob. cit, p. 141

128
CAPÍTULO III

sectores medios no partidistas estaban integrados por profesionales al servicio del Estado,
que habían sufrido las políticas autoritarias de Balaguer. En 1990 el Poder Ejecutivo vetó
las medidas congresistas de aumentos salariales para médicos, profesores, agrónomos y
profesionales de la construcción, bajo la excusa de que todo estaba paralizado por la
realización de negociaciones con el FMI. Ante esta actitud intransigente, los profesionales
se lanzaron a huelgas indefinidas. La lucha se caracterizó por la coordinación y solidaridad
entre diferentes gremios de profesionales. Surgió la Unión Nacional de Técnicos y
Profesionales, que organizó huelgas en 1991 y respetó la autonomía de cada gremio a la
hora de exigir sus demandas281. Durante todo el año, tanto la UNATEP como la COP se
unieron en diferentes huelgas, mientras que, los sindicatos, partidos tradicionales y de
izquierda, si bien apoyaban las huelgas, también estaban inmersos en sus divergencias
históricas y contraproducentes respecto a la época histórica que se vivía282. Por su parte,
la Iglesia Católica manifestó siempre su firme oposición a todo lo que significara
desavenencia con el Estado.

La incorporación de los sectores medios a la lucha por lograr la anhelada democracia le


imprimió un nuevo sello a la movilización de la sociedad civil. En 1992 se creó el Proyecto
de Iniciativas Democráticas283 y un año después Participación Ciudadana284. Estas
organizaciones serían los pilares en el proceso de institucionalización democrática, que
viviría la nación a partir de 1996. La ayuda internacional fue decisiva, pero a la vez
constituyó una de sus limitantes, por la incapacidad de estos sectores de sostenerse o
concebir su sustentabilidad futura al margen de esa ayuda285. Su otra limitante es la

281
Ibidem, pp. 86-95.
282
El PRD y el PLD apoyaron las huelgas. Varios grupos de izquierda favorecieron las huelgas, mientras que el Partido
Comunista Dominicano dijo a través de su secretario general Narciso Isa Conde, que la huelga “necesitaba otra
conducción, una conducción donde la dirección del PRD no determine en función de su proyecto electoral”. Discurso
del 31 de julio de 1991. Ruíz, Víctor. Lucha social…., p 113.
283
Se organizó para una duración de diez años de 1992 a 2002. Es financiado por la USAID y administrado por la
Universidad Pontificia Católica Madre y Maestra. Su objetivo fue promover la cultura democrática en el país, motivar la
participación ciudadana en los procesos democráticos y mejorar el funcionamiento democrático del Estado. Este
proyecto fue diseñado por intelectuales y especialistas radicados en el país. A este proyecto se le han sumado grupos de
periodistas, intelectuales y empresarios que se han vinculado a grupos sociales. Espinal, Rosario. La sociedad civil
movilizada…. p 121.
284
Surgió como movimiento cívico no partidista, su tarea fundamental fue formar una red de observadores electorales
que no se materializó hasta 1996. Fue la primera institución genuinamente integrada por observadores nacionales, tuvo
un resultado muy positivo, pues las elecciones de 1996 fueron las primeras no cuestionadas en el orden democrático. La
sociedad civil movilizada…. p 122.
285
En los últimos años, tanto la literatura especializada como los medios de prensa han puesto en evidencia el rol de una
serie de nuevos actores internacionales, de carácter no-estatal, genéricamente agrupados en el ambiguo rubro de

129
CAPÍTULO III

centralización de la acción en Santo Domingo, a pesar de los esfuerzos por parte del PIC,
PC y GAD de incorporar a otras personas de diferentes partes del país.

Este ascenso de sectores medios significó un pequeño giro en el análisis de la situación


económica y política. La gran mayoría de la nación entendió que para solucionar todos los
problemas debía comenzarse por democratizar la política dominicana. A partir de 1991 se
percibió una disminución de las actividades huelguísticas de la sociedad civil, pero a la vez
se ejerció mayor presión social para que en 1992 se lograra la democracia, gobernabilidad
y el estado de derecho.

La resistencia de Balaguer durante diez años de su segundo periodo de mandato a


establecer reformas económicas y políticas generó también descontento entre algunos
sectores empresariales, que se preocuparon por la modernización y democratización del
Estado mediante el establecimiento de procedimientos institucionales favorables a la
democracia y factibles a su aplicación. Fue así que surgió la intención de formar un Grupo
de Acción por la Democracia orientado por la Universidad Pontificia Católica Madre y
Maestra de Santo Domingo con el apoyo económico de la USAID. Esta organización
trabajó para fortalecer organizaciones comunitarias a nivel municipal pero con una
dirección nacional y lograr la transparencia electoral en 1996 y desaparece después de
logrado este proceso. En general, si bien estas organizaciones de la clase media tuvieron
mucha actividad en 1996, sus acciones se materializaron en la ciudad de Santo Domingo,
pese a los esfuerzos de Participación Ciudadana de establecerse en otras ciudades.

El abstencionismo en las elecciones del 90 expresaba los profundos cambios que se


habían producido en la sociedad dominicana. La migración del campo a la ciudad, como
consecuencia de la crisis del sector agrario, había socavado las bases del clientelismo
político tradicional. La acumulación de fracasos de las sucesivas administraciones, tanto
en lo económico como en lo político, había provocado el incremento del flujo migratorio

“sociedad civil global”. En el marco del llamado “multilateralismo complejo” actualmente emergente, en una visión del
sistema internacional eminentemente multi-céntrica, estos actores han llamado la atención no sólo a los analistas, sino
también a los gobiernos, tradicionales actores del sistema internacional, y a los organismos internacionales, al punto de
generar políticas específicas por parte de organizaciones como el Banco Mundial, el FMI, el BID y las agencias de las
Naciones Unidas hacia y con la participación de estos nuevos actores. Serbín, Andrés. Globalización, Regionalismo y
Sociedad civil. En: http://www.cries.org/4.5_doccries.php

130
CAPÍTULO III

externo, legal o ilegal, fundamentalmente hacia los EE.UU. Las políticas neoliberales, que
estimularon la creación de zonas francas y polos turísticos contribuyeron a la subversión
de los valores y las tradiciones. De tal forma, la ciudadanía y los motivos del electorado
eran muy diferentes a los de cualquier época anterior y los liderazgos tradicionales no
fueron capaces de percibir estos cambios en toda su intensidad. A pesar de todas las
limitaciones que tuvieron en esta etapa, los movimientos comunitarios y populares
constituyeron una suerte de espacio donde se cristalizaba el vasto sentimiento de protesta
y de deseos de inclusión de la población, por lo cual, en una sociedad hiperpolitizada
como la dominicana, algunos dirigentes políticos podían, en determinadas coyunturas,
tener una influencia y/o un papel que sobrepasaba o sustituía el de las instituciones. Es
por eso que muchos dirigentes, independientemente de la debilidad de sus
organizaciones, tuvieron poder de convocatoria en detrimento del liderazgo tradicional.

Esto fue posible en gran medida por el vasto desarrollo de los medios de comunicación en
República Dominicana y por la variedad de estos medios –sobre todo la radio-. Ello
cambió el contexto social y político y apoyó la difusión del sentimiento democrático y, por
momentos, obligó a Balaguer a negociar, pero arrancándole conquistas muy limitadas. A
partir de 1992 se exigieron demandas relativas al sistema de salud, que tuvieron como
resultado la elaboración de un anteproyecto del Código de Salud hacia 1996. En este
sentido, se concibió el Plan Decenal de Educación a partir de un esfuerzo de la sociedad
civil en 1990 y no fue hasta 1997 que el Congreso aprobó una Ley de Educación, que
planteó la creación de Juntas Administrativas Distritales. En este período, el programa
dirigido a mejorar la educación en el país fue un avance indiscutible, registrando
crecimientos de la tasa de escolaridad de la población estudiantil entre 1 y 5 años, que
pasó de 13, 1% en 1989-1990 a 58,6% en 1997-1998 y a 67,7% en 1998-1999, con una
tasa de promedio anual de crecimiento del 19%. Sin embargo, la cobertura de la
educación pública fue sólo del 12,72%, mientras que en la educación privada fue de un
11.57%286.

286
Este proyecto se llevó a cabo después de la Conferencia “Educación para todos” celebrada en Jontien, Tailandia por
la UNESCO, el UNICEF, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial. El PNUD de
República Dominicana reunió a muchos intelectuales, universidades, organizaciones no gubernamentales, representantes
del empresariado dominicano, el gremio de docentes y el Ministerio de Educación Dominicano (SEEBAC). Se
realizaron talleres, encuentros, reuniones, que con sus altas y bajas realizaron el Plan Decenal”. Los objetivos explícitos
fueron: aumentar la equidad, cobertura y retención del sistema; aumentar la calidad, a través de la transformación del

131
CAPÍTULO III

En relación a temas como la vivienda, los derechos de la mujer, el desarrollo social y el


medio ambiente, el Estado no comenzó a elaborar políticas hasta después de 1996287.
Antes, los servicios sociales y públicos eran manejados por instituciones autónomas,
creadas por ley, con un consejo directivo designado por el Presidente de la República y
representantes de la sociedad civil cooptados. Los directores generales eran nombrados y
removidos por decreto presidencial. Este modelo institucional tuvo poca receptividad en la
ciudadanía, ya que los consejos directivos no tenían funciones reales, no trazaban
políticas ni tomaban decisiones relevantes, aunque tuvieran la voluntad de hacerlo. Es por
ello que diversas organizaciones de la sociedad civil no prestaron atención a estos
consejos, ni lograron un diálogo. Desde el Estado no existía un proyecto de peso en
sectores tan vitales como fomento agrícola, salud, educación, medio ambiente y empleo.
Es interesante destacar la labor que en el campo de la capacitación agrícola desplegaron
varias organizaciones, desarrollando escuelas agrícolas, proyectos de innovación,
servicios de extensión, financiamiento de rubros, hasta políticas de comercialización y
operaciones de mercadeo internacional288. Otro valor agregado fue el fomento del empleo,
promocionando la micro, pequeña y mediana empresa, según iniciativa de la Fundación
Dominicana de Desarrollo.

En esta indiferencia para la solución de los servicios públicos por parte del Estado
intervinieron dos elementos más. En primer lugar, las autoridades estaban investidas de
poderes discrecionales para invitar o no a las organizaciones populares. En la práctica el
“conceder o no” la participación aparece como una prerrogativa de la autoridad y no como
un derecho o mérito. En segundo lugar, al no existir mecanismos sometidos al escrutinio
público sobre la facultad que debe tener la sociedad para controlar la calidad de la gestión,
los mecanismos son centralizados, soslayando la cuestión municipal.

currículo; mejorar la capacitación y las condiciones de vida de los docentes; eficientizar la Secretaria de Estado de
Educación y sus dependencias; aumentar la participación efectiva de la sociedad en general y de la comunidad
organizada en la gestión educativa; aumentar el financiamiento de la educación. Para tener más información sobre la
calidad del proceso, fortalecimiento y consolidación se puede consultar: Espinosa, Yudarkis y Olaya Dotel. “La reforma
educativa de los 90 como resultado de la disputa entre diferentes racionalidades”. En: Estudios Sociales, volumen
XXXVI, número 132, abril-junio. Centro Bonó. República Dominicana, 2003, pp. 53-122.
287
En octubre de 1996, con el apoyo del PNUD, el Instituto Nacional de la Vivienda reunió 160 representantes de
entidades públicas, municipales, empresariales, ONG´S y organizaciones de base para formular lineamientos de políticas
para el sector de vivienda y asentamientos humanos. Informe Nacional de Desarrollo Humano. Hacia una inserción
mundial incluyente y renovada. PNUD, Naciones Unidas, 2005, p. 15.
288
Pimentel, Juan Luis. Mapeo de Organizaciones de la Sociedad…, pp. 16-17.

132
CAPÍTULO III

Las conquistas obtenidas constituyeron los únicos espacios donde se realizó verdadera
oposición al gobierno, pues los partidos políticos no lograron salir de sus apremios y
pugnas entre ellos, mantenidas en los estrechos marcos del Parlamento o medios de
comunicación.

En resumen, la intolerancia de Balaguer hacia la acción opositora fue posiblemente “la


variable más significativa para que se crease en la sociedad dominicana una cultura
basada en la perversa concepción de que toda oposición es desestabilizadora, una
conjura contra el Estado, una acción subversiva. Esa circunstancia, que objetivamente no
excluye el conflicto –todo lo contrario, lo exacerba- ha sido determinante para que la
interacción entre los actores y los agentes sociales y políticos, discurra bajo el permanente
signo del conflicto infecundo”289.

3.3. Labor de la sociedad civil ante los cambios políticos (1994-1996).


Principales resultados.

Hacia 1994 crecen las esperanzas de las masas populares para una transformación
profunda, cuando se esperaba el cierre de un ciclo político y la eventual llegada al poder
de una nueva generación con la sustitución del régimen personalista y autoritario por uno
más abierto y participativo.

Ello nos propone establecer una nueva etapa política para el pueblo dominicano en un
medio más complejo y afrontando nuevas adversidades. La transición de 1994-1996 fue el
resultado de tensiones acumuladas en el sistema político dominicano desde 1978, año de
inicio de la apertura política con la salida, momentánea, de Joaquín Balaguer. Por estas
razones, la participación popular en las elecciones de 1994 fue masiva (87%)290. Sin
embargo, luego de que imprevistamente se extendiera el horario de votación de las 6:00
p.m. a las 9:00 p.m., el PRD denunció que existían alrededor de 200 000 personas que no
habían podido votar, al no aparecer en las listas. El estrecho margen de 22 000 votos

289
César Pérez. “República Dominicana: la gobernabilidad obstruida por la exclusión política”. En: Haroldo Dilla
(compilador). Los recursos de la gobernabilidad en la cuenca del Caribe. FLACSO- República Dominicana. Editorial
Nueva Sociedad, Venezuela, 2002. pp. 224-225.
290
Jiménez Polanco, Jacqueline. “Las elecciones dominicanas de 1994: último clivaje de una cuasipoliarquía
gorontocrítica y delegativa”. Citado por: Sagás, Ernesto. “Las elecciones de 1994 y 1996… p. 188.

133
CAPÍTULO III

entre el PRSC y el PRD, más las irregularidades señaladas por observadores extranjeros,
propició que la Junta Electoral Central estuviera durante casi tres meses analizando el
caso. Finalmente, el 2 de agosto de 1994, se certificó que J. Balaguer había ganado las
elecciones con un 42, 2% de votos. Esta certificación de la Junta Electoral tuvo un fuerte
impacto entre la oposición. A nivel regional, el PRD había ganado en Santo Domingo, la
línea noroeste, gran parte del suroeste y el este azucarero central e industrial, mientras
que el PRSC controló el Cibao central, el este ganadero y el Valle San Juan. En el
Congreso, los cambios fueron drásticos. La representación del PLD fue prácticamente
sustituida por el PRD. El PLD sólo obtuvo un senador y trece diputados, mientras que el
PRD tuvo quince senadores y cincuenta y siete diputados. A pesar de estos resultados, el
ganador fue el PRSC. Esto, sumado al acuerdo tripartita (Pacto de la Democracia), donde
el PRSC obtuvo en unión al PLD la mayoría en la Asamblea Nacional, confirmó el
clientelismo político dentro del sistema político dominicano291.

Uno de los aspectos más importantes de la crisis postelectoral fue la influencia de la


comunidad internacional, particularmente de Estados Unidos. Esta influencia giró en torno
a tres ejes:

ƒ primero: la presencia de los observadores internacionales en las elecciones, que


denunciaron la exclusión de miles de votantes;

ƒ segundo: la denuncia del PRD en escenarios internacionales;

ƒ y en tercer lugar, lo más importante: la influencia de la administración del presidente


norteamericano Bill Clinton, quien presionó a Balaguer garantizándole su apoyo a
cambio de respetar el embargo haitiano, por lo que la situación en la frontera se tornó
muy difícil para los comerciantes dominicanos, quienes constantemente violaban las
leyes norteamericanas impuestas a Haití en esta coyuntura292.

La crisis postelectoral sirvió de escenario para la implementación de reformas


constitucionales, que venían siendo demandadas por diversos sectores de la sociedad
desde la transición política de 1978. Fue promulgada la reforma constitucional (1994) y el

291
Ibidem, p. 188.
292
Sagás, Ernesto. “Las elecciones de 1994 y 1996 en República Dominicana: coyuntura política y crisis en ocaso de las
caudillos”. En: Revista Mexicana del Caribe, año 6, número 11. Universidad Autónoma de Quintana Roo, Chetumal,
México, pp. 151-191.

134
CAPÍTULO III

consenso de la unidad nacional entre las dos figuras históricas (Frente Patriótico
Nacional).

La Constitución consagró en su artículo ocho el derecho de los ciudadanos y ciudadanas a


la libre asociación para fines pacíficos. Este derecho está acotado por la ley según la
naturaleza de asociación. Se limita a considerar tres posibles vías de reunión: partidos
políticos, sindicatos y asociaciones con fines no pecuniarios o instituciones sin fines de
lucro. Para ejecutar este proyecto se dictó la ley 520. En ella se hace alusión a la Junta de
Vecinos, válida para el municipio y careciendo de efectividad en cuanto al reconocimiento
legal de derechos. La ley implicó una serie de restricciones para la participación y
organización de las organizaciones de la sociedad civil. En términos de cobertura era muy
amplia, pues cualquier entidad (formada por dos personas) podía incorporarse y obtener
personería jurídica. Sin embargo, la solicitud de incorporación se remitía a la Procuraduría
General de la República, directamente al Poder Ejecutivo y era autorizada por el
Presidente de la República y expedida mediante decreto. Ello implicó muchísimas
restricciones a diversas organizaciones populares y de base y significó la centralización
del procedimiento. El retraso hasta de doce meses para emitir el decreto, la exigencia de
la notarización del documento cuando muchas no tenían dinero para pagar por el trabajo y
la negación de la personería jurídica por razones políticas o supresiones discrecionales,
provocó que la mayoría de las organizaciones no se incorporaran al proceso.

Fue así que asociaciones, comunidades y demás reuniones populares no obtuvieron


legalidad jurídica. Se estableció desde el punto de vista legal una segmentación muy
amplia: las organizaciones con personería jurídica, que redondeaban las trescientas,
aunque no existe inventario oficial, y las organizaciones sin personería jurídica, que eran la
mayoría, alrededor del 95% de las organizaciones293. Como expresó Carlos R. Salcedo “la
reforma en el tiempo restante de su mandato -se refiere a Balaguer- , hasta agosto de
1996, no se materializó en disposiciones constitucionales”294.

293
Carlos R. Salcedo.: Director Ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS) en República
Dominicana. Discurso ofrecido al Colegio de Abogados dominicanos en 2003. ISBN 09674696-3-5.
294
Carlos R. Salcedo.: Director Ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS) en República
Dominicana. Discurso ofrecido al Colegio de Abogados dominicanos en 2003. ISBN 09674696-3-5.

135
CAPÍTULO III

Este criterio de clasificación de dicha ley, desde la mirada popular, no tuvo mucha
relevancia, ya que los actores que intervienen en el proceso son los mismos en roles
diferentes y agrupados en distintas organizaciones, fuesen legales o no. Pero desde el
Estado, este proceso contribuyó a diferenciar las organizaciones de la clase media-alta y
los sectores populares a la hora de ser invitadas por éste para cualquier discusión de
temas nacionales.

Sobre la base de este enfoque, las personas/individuos participaron de diferentes maneras


en el sistema social y político. Ello explica la diversidad y multiplicidad de discursos,
posiciones e identidades que caracterizaran la sociedad en esta etapa.

En esta coyuntura el destacado sociólogo Jorge Cela expresó “Todo el caudal de recursos
humanos y materiales, de experiencia y metodología acumulada por las organizaciones no
gubernamentales, las organizaciones comunitarias, las iglesias, las universidades y el
sector privado siguen sin ser aprovechados. La apertura de estas instituciones a participar
en las convocatorias a reuniones, seminarios, charlas no ha sido correspondida con una
intención de escuchar, con propuestas de acciones conjuntas. Siguen siendo percibidas
por la mayoría de los funcionarios como competidoras y como recursos a utilizar y no
como colaboradoras en la tarea de construir un país mejor para todos y todas”295.

Lamentablemente no se extendió la política social como un elemento constitutivo de la


política de desarrollo en la medida en que el ser humano es el portador del conocimiento y
habilidades que, junto con las tecnologías necesarias, puedan transformar la función de la
producción. El ejercicio de la política pública por parte del Estado estuvo divorciado de un
proyecto estratégico de desarrollo de la nación. Este fenómeno dificultó el desarrollo
humano del país.

Ernesto Sagás señala que muchos cambios promovidos en 1994 se hicieron


apresuradamente y a través de un acuerdo de caballeros entre los líderes de los tres
partidos políticos. Por ejemplo, la separación de las elecciones presidenciales de las
congresionales y municipales eliminó el fenómeno de “arrastre”, pero esto obligó al país a
mantenerse en un vendaval eleccionario cada dos años, del cual apenas hay descanso.

295
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. Centro de Estudios Juan Montalvo, S. J., República Dominicana, 1997.

136
CAPÍTULO III

Además, esto trae como consecuencia que el Congreso cambie completamente,


afectando negativamente la gobernabilidad296.

El interés por lograr una vida digna posibilitó una nueva oportunidad en 1994. La transición
democrática resultó muy difícil. El proceso era joven y aún en 1996 no se había podido
completar el relevo de los caudillos. Todavía el respeto a la libertad individual de cada
ciudadano es valorado desde el Estado en dependencia de la clase social que represente
el gobierno o las instituciones como la Policía Nacional o las Fuerzas Armadas, que son
realmente intocables. La justicia siguió siendo un poder que, aunque mejorado, era
irrespetado en su gran mayoría y la corrupción administrativa parece ser el gran reto para
la gobernabilidad dominicana.

En estas páginas pudiéramos seguir enumerando las constantes luchas barriales,


sindicales y demás exigencias que el dominicano realizó durante toda una década, aún
después del fin del balaguerismo. Sin embargo, resulta necesario aclarar nuevas
adversidades de la realidad social dominicana que quedan configuradas en esta etapa. Me
refiero a “los informales” o “ilegales” dominicanos. ¿Podríamos acaso insertar en estas
movilizaciones sociales a las personas ubicadas por debajo de los límites de pobreza?

En las ciudades, esta población se encuentra en los barrios y oculta su desempleo en la


chiripa o trabajo ocasional por su cuenta. Probablemente ellos son los que -
eufemísticamente- el Estado llama “microempresarios”, pero que tienden a durar muy
poco. En realidad, el sector informal de la economía es un mecanismo de supervivencia.
“El desempleado se la busca, no se deja morir, se busca el moro a como sea”297. La
supervivencia tiene como método de lucha ocupar terrenos del Estado, ya observamos
como esta acción fue usual en esta época. Pero, además, este sector “incumple” –según
el Estado- las normas de construcción de la ciudad, hace uso privado del espacio público
(como los buhoneros), contamina el medio ambiente, hacen negocios sin permiso, etc. Sin
embargo, las reglas de la vida pública los excluye, lo que obligatoriamente los empuja a
sobrevivir y para satisfacer sus necesidades no encuentran otra salida que la ruptura con
las normas socialmente establecidas. El costo es la crisis social, que termina siendo
autodestructiva por el creciente deterioro del medio ambiente, el incremento de la
296
Sagás, Ob. cit, p. 175.
297
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. Centro de Estudios Juan Montalvo, S. J., República Dominicana, 1997.

137
CAPÍTULO III

violencia, la distancia entre el derecho y los no-derechos y la ilegalidad. Estos sujetos


desarrollan la cultura de la pobreza, que según Jorge Cela tiene como norma ideal asumir
lo que en la práctica no funciona y los condena.

Ante la indiferencia estatal, la respuesta de los excluidos es problematizada, porque no


todos los sectores han tenido la oportunidad de formar alguna agrupación o promover
alguna huelga. El método de lucha del sector informal es otro. Aún sin profundizar en su
totalidad, abordaremos algunos problemas presentes en el período estudiado, que
muestran la complejidad de la sociedad civil en su seno y cuán limitadas han estado las
medidas gubernamentales a favor del pueblo.

En primer lugar, un problema frecuente es que –generalmente- no se legaliza la propiedad


de la tierra. Esta sigue siendo del Estado, lo que crea una provisionalidad permanente,
“hasta que venga el desalojo”. La vivienda que se construye está en un espacio ajeno y la
vida, por ende, se realiza en espacios públicos ocupados para nuevos fines. Se genera
una acción al margen de los sucesos políticos, todo está en función de la incertidumbre,
hasta que el Estado decida actuar, es como una protesta silenciosa, pero a la vez, sin
esperanzas o interés de lograr algo digno.

Otra nebulosa es que en la cultura popular “la obediencia no se da como expresión del
respeto a la autoridad, sino como sometimiento al poder impuesto por la violencia. No
existe disciplina ante un orden establecido, sino sumisión a la represión. Esto nos lleva a
que nuestra cultura no se caracterice por el respeto, sino por el agache, por la espera
estratégica de su “hora” con actitud de “cuchillo no guardado”298. Esto nos lleva entonces a
entender las actitudes de resentimiento del pueblo dominicano, que lo ha llevado a
expresiones de violencia colectiva para que no se obstaculice su participación. La
intención de una parte de la sociedad civil es protagonizar la lucha, de expresar su
palabra, de tomar parte, aunque fuese parcialmente, en un proyecto que resuelva sus
exigencias. Pero este sector informal, en muchas ocasiones, tuvo que “agacharla” en
espera de su oportunidad. Mientras tanto, el letrero, los graffiti, representan la afirmación
de su existencia y su continuidad en la historia. Por ejemplo, “la iglesia Guachapita tiene
un inmenso campanario exterior. La comunidad lo exigió así, porque la campana de la
298
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. , p. 11.

138
CAPÍTULO III

iglesia es el símbolo de la lucha contra el desalojo. Cuando una familia era desalojada, los
vecinos tocaban la campana y el barrio entero se reunía a defenderla”299. Es por esto, que
el espacio urbano segregado, sucio, ajeno y escaso se convierte en un espacio económico
y de lucha contra las prácticas excluyentes del Estado, pero a la vez, reafirma un valor
simbólico de construcción de la identidad.

La debilidad institucional del Estado dominicano también contribuyó a consolidar la


extrema pobreza. Estamos hablando de personas que no han asistido a la escuela o si lo
hicieron fue por poco tiempo, por lo que la relación institucional que debe aprenderse, en
primer lugar, desde la escuela primaria, no llegó a convertirse en parte de su cultura. Su
experiencia económica ha sido la baja institucionalidad y el trabajo por cuenta propia
(chiriperos y trabajadores temporales). La experiencia familiar es dispersa, temporal y de
precariedad económica y no cuenta en su seno con vínculos institucionales que definan
los roles de género, económicos, educacionales, etc. Con los problemas que afronta el
poder legislativo y judicial, se les hace difícil entender las complejidades de la institución y
sienten que todo trámite burocrático es contra ellos, y no valoran que la documentación
que supone una cultura de la modernidad institucionalizada es un dominio en el mundo.
Por ejemplo, durante los desalojos, es más importante la promesa verbal y la presión
directa al ingeniero que les daría una casa, que la documentación, y es que “en este caso
quizás tenían razón, porque en nuestra ciudad aún funcionan mecanismos premodernos,
porque a medida que va avanzando en la institucionalidad, va quedando incapacitado en
términos económicos, la misma supervivencia ha dependido más de la lucha y la
solidaridad espontánea, que de ningún tipo de institucionalidad”300. Tanto los problemas
institucionales como la cultura de la pobreza persisten en la sociedad dominicana,
presionándose el uno al otro.

Por ultimo, debemos señalar ciertas debilidades de este grupo, que fueron aprovechadas
por el propio Estado para no dar solución práctica a las difíciles condiciones de los
excluidos. La primera es la débil memoria histórica. Los hechos-hitos aparecen sin
conexión causal, ni herencia histórica, por el contrario, lo que predomina es la causalidad

299
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. P. 12. .
300
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. P. 16.

139
CAPÍTULO III

inmediata, en muchos casos conectada a figuras mesiánicas, el azar o la intervención


sobrenatural, lo que debilita el potencial del recuerdo.

No existe proyecto. Si hay alguna utopía, no está relacionada a una secuencia de


acciones, sino a construcciones simbólicas o míticas que expresen sus deseos. Por eso
en este tipo de población tienen fácil acogida los movimientos mesiánicos o
fundamentalistas. Esta falta de historicidad es vital, ya que ubica a la cultura de la pobreza
en la inmediatez, el espontaneismo y la intensidad. Como resultado se dan nexos sociales
de solidaridad, pero coyunturales. Se les hace más fácil la protesta intensa en la
celebración o la revuelta, que la organización estable. Este tipo de grupo no son los
sujetos de las organizaciones populares, pero pueden serlo de las marchas, mítines,
protestas y revueltas. “Esta actitud les hace más llevadera su condición de extrema
pobreza, les capacita para una supervivencia que se construye en la novedad de cada día,
pero les dificulta integrarse a las complejas estructuras modernas del poder y la
producción, que no llegan a entender”301.

Las personas marginadas tienen la sensación de vivir en dos mundos, el de la ciudad,


donde son extranjeros, desposeídos, sin derecho, desconocedores de los caminos para
conducirse, y el otro, el del barrio, donde, aunque no tengan título de propiedad, nadie se
atreve a penetrar. Lo que muchas veces no perciben es que existe un único mundo, donde
la elite los expulsa sin derechos ni representación social. “No hay ruptura entre dos
mundos, sino subordinación”302.

Este sujeto queda atrapado en la duda de levantarse cada día para ver si aparecen los
recursos económicos con que hacer frente a la situación desesperada en que se
encuentra y no le interesa o le queda ajena toda la estructura moderna que
supuestamente ha sido creada, entre otras cosas, para solucionar todos sus problemas.
Para superar la cultura de la pobreza, y por tanto, la reproducción de la extrema pobreza,
debe pasarse necesariamente por la constitución de sus portadores en sujetos a través de
un proceso de participación.

301
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. P. 20.
302
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. P. 23.

140
CAPÍTULO III

Relacionadas con este tema se encuentran las influencias en la reconstrucción constante


de la identidad del dominicano y su desarrollo cultural. Hemos estudiado que nunca como
en las últimas décadas, República Dominicana ha estado tan expuesta a los flujos
económicos, culturales y sociales internacionales. Este fenómeno, aunque no es privativo
del país, si ha originado un gran movimiento de personas, dada la forma de inserción en la
economía mundial. Millones de personas de todos los confines del mundo han visitado el
país a través de la actividad del turismo, otras han emigrado hacia múltiples destinos303 y
las actividades orientadas a la exportación han permitido el desarrollo de nuevas
habilidades empresariales y laborales. Este flujo de información y de construcción de
nuevas relaciones ha estado distribuido a lo largo del territorio nacional y ha involucrado a
todos los estratos sociales y económicos. El resultado ineludible ha sido influenciar la
cultura y valores de la sociedad dominicana.

Los cambios del modelo económico desde una economía de bienes hacia una economía
de servicios, vulneraron el sentido de lo dominicano. Antes de la década de los noventa,
los dominicanos y dominicanas eran instruidos en las escuelas con la noción de que eran
un país productor, exportador de bienes agrícolas y con una industria emergente de
magnitud significativa, lo cual contribuía a la formación de una identidad nacional-cultural
autónoma304. La transición a un modelo de servicios, representado como altamente
dependiente de variables que la sociedad controla menos, como son la demanda turística,
de bienes industrializados en las zonas francas y las remesas, reforzó en la sociedad
dominicana una autopercepción marcada por la incertidumbre, la inestabilidad y la
externabilidad (la percepción de que la conducta y las cosas que le ocurren a la gente
están determinadas por elementos externos). Esto se explica por la percepción en el
imaginario colectivo de que el turismo y las zonas francas son sectores frágiles y
riesgosos. Mientras que las remesas, al ser una ayuda, no se sabe cuanto más puedan
durar. Adicionalmente, la transformación del aparato productivo produjo grupos y sectores

303
Aproximadamente el 6% de los ingresos totales de los hogares provienen de remesas, y en los hogares receptores de
remesas, las mismas representan el 30% de los ingresos. No obstante, de estos aportes a la isla hay que considerar el
costo humano pagado por los emigrantes y sus familias en materia de ruptura, separaciones y difíciles condiciones de
vida del país de destino. Por ejemplo, en Estados Unidos las familias dominicanas registran la mayor incidencia de la
pobreza que cualquier otro grupo emigrante. Pimentel, Juan Luis. Mapeo de Organizaciones de la Sociedad…, p. 16
304
Liriano, Alejandra. Identidad Nacional: algunos elementos para su comprensión, Santo Domingo: Centro de
Estudios, 1989.

141
CAPÍTULO III

excluidos que ya no forman parte del antiguo modelo ni del modelo de servicios,
reforzando el sentido de la vulnerabilidad.

Por otra parte, la identidad nacional se ha construido sobre la base de una hibridación,
mezcla de etnias, que genera grandes tensiones sociales, pugnas y aceptación de la
diversidad por el impacto de la inmigración haitiana, el dominicano de la diáspora, el
turismo extranjero, donde el dominicano se ve empujado a adoptar componentes
cosmopolitas en su identidad cultural305. Varios artículos editoriales del Periódico Listín
Diario y Hoy reclaman la necesidad de introducir el tema cultural en la enseñanza básica,
adecuada al respeto a la diversidad y la convivencia en el marco de los derechos
humanos, para ajustar la herencia a las nuevas circunstancias306.

La externalidad predispone a los dominicanos a confiar su destino a fuerzas más allá de


su control. Existen patrones impuestos por la globalización, sobre todo en el plano de
consumo, que implican la noción de “ser más desarrollados”. Esta desconfianza en la
capacidad del colectivo dominicano para construir un orden social satisfactorio ha
justificado el clientelismo, el paternalismo, el asistencialismo y el autoritarismo.

Un estudio de la antropóloga social Tahira Vargas sobre la percepción de la población con


respecto a la reforma de las empresas públicas y capitalización-privatización de la
economía en los años noventa, nos permitió entender otro recurso empleado por el pueblo
para mostrar su desacuerdo con la política gubernamental, la manifestación explícita de
las consecuencias negativas de todo el proceso de reformas, que en realidad son contra-
reformas y que ellos no pueden solucionar con actitud de agache, al menos, por el
momento, pero con una clara concientización de aquello que los afecta, aún cuando no
sepan diferenciar cada política económica . Las ideas fundamentales fueron, en primer
lugar, que las reformas “tiran mucha gente a la calle”, en el sentido de que generan
desempleo, en segundo lugar, crean dependencia al sector privado “se depende del sector
privado y ellos terminan decidiendo todo”, tercero, la modernización es un robo al pueblo.
Detrás de esta mensaje está implícito que el pueblo está consciente de que las empresas

305
Zaglul, Jesús M. “Para seguir releyendo haciendo y recortando la identidad cultural y nacional dominicana: pistas e
interrogantes”. En: Revista de Estudios Sociales, año XXV, número 89-90. Santo Domingo: Fundación Juan Montalvo,
julio-diciembre de 1992.
306
Cela, Jorge. La otra cara de la pobreza. Centro de Estudios Juan Montalvo, S. J., República Dominicana, 1997.

142
CAPÍTULO III

públicas son del pueblo y si se privatizan, ello supone usurpar los bienes del pueblo.
Asimismo, este proceso, en opinión del pueblo, genera pobreza, tema que todo el tiempo
salió a relucir en las entrevistas y por tanto, que las reformas son un “negocio para un
grupito” o los “come-solos”, “el gobierno no tendrá el control” y “los norteamericanos son
los dueños de todo”307.

Este sondeo constató la constante inseguridad e incertidumbre en lo que pueda pasar, no


se percibía al Estado como un ente que ofrecía seguridad a su población. La incertidumbre
tuvo dos significados: el compás de espera y la dimensión de la pasividad con el miedo de
“volver atrás, al menos tenemos lo que hemos logrado”. En distintos momentos del estudio
afloró una idea esencial y es que en la cultura dominicana lo privado tiene connotaciones
de restrictivo, de no accesibilidad, de ahí que se plantee como negativa la privatización en
distintos momentos, rompiendo la relación población-empresa, población-servicios,
empleos públicos-redes informales, que sólo producen las empresas públicas308. Ello nos
conduce a una conclusión: en estos años, sobre todo después de 1991 hasta 1996, el
Estado se deja de ver como el órgano que protege, que asiste al pueblo. Se rompe con
muchos conceptos subyacentes en la cultura dominicana.

Pero lo más importante no es lo negativo del proceso, sino la respuesta que se adopta
ante tal situación. Una de ellas fue la constante búsqueda de legitimación del sistema
político del país. Aún cuando fueron criticadas la mayoría de las instituciones del país, la
ciudadanía confió en el proceso eleccionario. El resultado fueron las presidenciales de
1996, donde Participación Ciudadana pudo observar el proceso en la primera y segunda
vueltas con más de 6000 observadores309. En la lucha contra la corrupción, Participación
Ciudadana y Fundación Institucionalidad y Justicia crearon, a partir de 1993, la Comisión
Nacional de Ética y Combate para responder a demandas sociales y de organismos
internacionales. Esta iniciativa fue apoyada en acto público con delegaciones de Santiago,
San Pedro de Macorís, San Cristóbal, Azua. Desde Juntas de Vecinos, fundaciones,

307
Vargas, Tahira. “Percepciones de la población sobre el proceso de reformas de las empresas públicas”. En: Estudios
Sociales, volumen XXXIII, número 121, julio-septiembre. Centro de Estudios Sociales Juan Montalvo. República
Dominicana, 2000, pp. 65-66. ver anexo VI con fuentes estadísticas.
308
Vargas, Tahira. “Percepciones de la población sobre el proceso de reformas de las empresas públicas”, p. 90.
309
Díaz, Miriam. Sociedad civil expresa inquietudes sobre estabilidad democrática en República Dominicana.
(documento).

143
CAPÍTULO III

centros hasta personas sin filiación política protestaron, no sólo contra la corrupción
pública sino también contra la privada y en defensa del gasto social310.

Desde 1992 se establecieron en República Dominicana varias Organizaciones no


Gubernamentales. Entre ellas se encuentra la USAID, que desde 1995 divulgó la Misión
Estratégica con los siguientes ejes transversales: reducción de la pobreza, sociedad civil,
reforma de políticas, gobernabilidad local y alianzas estratégicas. Esta organización se ha
destacado por la ayuda directa a comunidades, por ejemplo, en la recuperación del país
después del Huracán Georges, que afectó a la casi totalidad del pueblo dominicano,
entrenamiento de liderazgo de candidatas femeninas para las elecciones congresionales y
municipales, capacitación de los profesionales para la carrera judicial y estrategias
medioambientales. Todas ellas abarcan no sólo la vida económica y social del país, sino
que la USAID tuvo una fuerte influencia en las relaciones políticas. El vínculo de la
República Dominicana con los Estados Unidos y Puerto Rico, su fuerte y reciente
crecimiento económico y sus actividades de sectores privados y públicos están generando
alianzas estratégicas locales e internacionales311.

En esta etapa la acción de la sociedad civil no tuvo como objetivo romper con el modelo
de Estado. La exigencia fue más bien de participación, mediante el ejercicio a los
derechos a la ciudadanía, y el logro de ciertas reformas políticas. Se pedía derecho al
techo, a un barrio o a una ciudad con luz, agua, electricidad, con libertad y sin represión.
Se pidió apoyo al Estado contra la criminalidad, las pandillas y el narcotráfico en los
barrios populares. Buscaron crear un nuevo ordenamiento de las cosas, una nueva forma
de agregación social, expresaron una nueva búsqueda de integración nacional, y por lo
tanto, quizás otra nación. Entre las oportunidades y los obstáculos se comenzaron a
difundir Principios/Guías para la reforma del sistema político dominicano y se crearon
cientos de organizaciones312. Esta reforma propugnaba la participación política con la
creación de espacios de concentración y difusión del proceso. Tuvo tres prioridades
esenciales que en su conjunto lograrían materializar los derechos ciudadanos:

310
www.hoy.com.do. Fecha de consulta, diciembre de 2005.
311
USAID: Estrategias (2002-2007). www.USAID/Repúblicadominicana. fecha de consulta: diciembre de 2005.
312
Ver anexo VII.

144
CAPÍTULO III

modernización administrativa, actualización de la legislación orgánica y reforma


constitucional.

En este nuevo contexto, se reorientó el comportamiento de los partidos con respecto a la


sociedad civil. La Ley Electoral de 1995 estableció la calificación máxima de los dirigentes
para manejar la diversidad de materias involucradas en las agendas económicas, social,
política, judicial e internacional. Esta medida fue fruto de las exigencias de la sociedad civil
en el Pacto de la Democracia de 1994, además se crearon entidades como la Fundación
Institucionalidad y Justicia (FINJUS), los gremios de abogados en las universidades, el
Consejo Nacional de la Empresa Privada y el Grupo de Acción por la Democracia (GAD).

En el ámbito local, surgieron organizaciones como Comunidad Cosecha, Fundación


Solidaridad, Centro Cultural Poveda, Centro de Apoyo Aquelarre, Núcleo de Apoyo a la
Mujer(NAM), Centro Dominicano de Educación Ecológica (CEDECO), Asociación de
Agentes de Desarrollo, Ecoclubes, Fundación Acción Comunitario Máximo Gómez, Centro
de Solidaridad para el Desarrollo de la Mujer (Ce-Mujer), Comisión de Trabajo Ecuménico
Dominicano (COTEDO), Unión de Juventudes Ecuménicas Dominicanas (UJEDO), Centro
de Estudios Sociales Juan Montalvo y Círculo de Mujeres con Discapacidad.

Las estrategias fueron múltiples, resultó trascendente que estas organizaciones estaban
conscientes de que era necesario su fortalecimiento y superar la dispersión para lograr un
espacio en el debate de la agenda nacional mediante la celebración de congresos, foros y
jornadas que sirvieran de encuentro a organizaciones de base, las instituciones y
organizaciones nacionales y regionales.

La mayoría de estos movimientos después de 1996 tuvieron el interés general de cambio,


rescatando otras identidades y demandando a la clase política un espacio en un proceso
de democratización de la sociedad, en el cual jugarían el papel protagónico los sectores
populares. Por eso el desafío fue lograr entender toda la complejidad de estos
movimientos, asumir críticamente sus especificidades y tratar de encontrar en la pluralidad
actores con posibilidades para potenciar una sociedad basada en un orden social no
excluyente.

145
CONCLUSIONES

CONCLUSIONES

El período (1978-1996) debe considerarse de transición hacia un nuevo modelo de


Estado. El eje central del análisis para comprender las principales transformaciones es el
estudio de la sociedad. La identificación de fusiones, divisiones y pactos temporales
efectuados entre clases y grupos sociales permite comprender una época signada por la
recomposición de la clase dominante, cuyos miembros más exitosos se transformaron de
oligarquía terrateniente tradicional en oligarquía financiera e industrial; del nacimiento de
una intelectualidad comprometida con la realidad nacional y una constante inseguridad
para los sectores medios, los comerciantes vinculados al mercado nacional y los sectores
populares concentrados en las ciudades, que engrosaron las filas de los excluidos o
marginales.

En consecuencia, la vida económica y política de la nación estuvo regida por el Consejo


Nacional de Hombres de Empresa que respondía a los intereses del capital, la oligarquía y
del presidente de la República, conjunción de factores que apoyaba esa “democracia”
mientras se respetaran sus disposiciones pro-empresariales y la contención del sector
laboral.

La adopción de una institucionalidad moderna iniciada durante el gobierno de Juan Bosch,


el perfeccionamiento del sistema electoral y la capacitación del Estado para incorporar a la
población civil como actor político a partir de 1978, no fue suficiente para transformar la
vida de las masas populares. Durante esta etapa se manifestó la ausencia casi total de
proyectos estatales que minimizaran los daños sociales causados por la inserción de
República Dominicana en el nuevo orden mundial trasnacionalizado con una economía de
servicios.

El balance de la gestión del PRD en el poder tuvo un saldo negativo, porque fueron más
las expectativas creadas por el cambio que la realidad política. Aún antes de tomar el
poder ya el PRD había hipotecado su futuro y terminó siendo criticado por todos. Excepto
los dos primeros años de gobierno, donde existió relativa libertad pública, el dominicano
sintió insatisfacción por la gestión gubernamental, ya fuese económica o social. La

122
CONCLUSIONES

realidad es que esta época de transición resultó incierta. Si bien existieron problemas
nacionales, en gran medida influyó un contexto regional e internacional adverso a
cualquier política progresista por la constante observancia e injerencia del gobierno
estadounidense en la nación. Las presiones políticas motivadas por el establecimiento de
la política de Ronald Reagan (Iniciativa para la Cuenca del Caribe) y los acuerdos del FMI
para pagar la deuda, no permitieron que este partido tuviera un control soberano sobre los
recursos económicos. Todo se desarrollaba en función del pago de la deuda, los fondos
para los servicios sociales no eran objetivo primario del gobierno. Así se fue implantando
un Estado dependiente del financiamiento externo y vulnerable de cualquier cambio
comercial mundial.

El modelo de Estado de Balaguer de los primeros doce años de gobierno fue diferente en
su segundo mandato. De un Estado autoritario, reformador y asistencialista transita -en un
nuevo contexto nacional e internacional- hacia el Estado neoliberal con un nuevo pacto de
dominación con el CNHE, pero sin abandonar sus características autoritarias. Balaguer
poseía el poder político, pero la política económica de la nación era ejecutada por el
CNHE. Para comprender este proceso es necesario tomar en cuenta que a partir de 1986,
Balaguer era reconocido como el reformador, el estadista capaz de llegar a compromisos
realistas que aseguraron su continuidad y la estabilidad del Estado. Pero, por otra parte,
era el caudillo autoritario que se resiste a la modernización y a quien le resulta difícil
asumir la incertidumbre del juego democrático. Su alianza económica y política con el alto
empresariado se conjugó con el uso político del concepto de moral para la nación.
apoyándose en la Iglesia Católica para eliminar –según él- todos los males que dejó el
PRD en su gestión gubernamental.

Las reglas del mercado capitalista y el carácter del sistema político minaron las
posibilidades reales de negociación de sindicatos, gremios, asociaciones y comunidades
de base populares. Por ello, la demanda obrera fue corta (1984 y 1991) y no mejoró los
mecanismos de participación, por el contrario, surgieron muchas tensiones con las nuevas
formas de agrupación social y/o políticas existentes en la sociedad dominicana. Mientras
el sector empresarial aseguraba su unidad, el sector obrero se fragmentaba más y las dos
organizaciones obreras más grandes del país (Central General de Trabajadores y Unión
General de Trabajadores) se debilitaron. Asimismo, la marginalidad y exclusión creada por

123
CONCLUSIONES

el nuevo sistema económico afectó el desarrollo a gran escala de este movimiento, ya que
el sector informal quedó fuera de las filas del sindicalismo, construyendo un mundo
divorciado y distanciado de los roles políticos. Los marginales y excluidos desarrollaron su
propia cultura, la cultura de la pobreza y, muchas veces no comprendieron que la esencia
de su condición estaba dada porque esa “democracia” los excluía y los marginaba de su
proyecto.

Sin embargo, la sociedad dominicana no quedó paralizada. Rememorando el Movimiento


14 de junio y la Guerra de Abril de 1965, se movilizaron nuevas y creadoras asociaciones
que no defendían los marcos tradicionales (partidos, gremios culturales, sindicatos), que,
envueltas en la espontaneidad, la protesta y la presión, lograron aplazar la firma del
acuerdo con el FMI y acortar el periodo presidencial de Balaguer hasta lograr las primeras
elecciones democráticas de República Dominicana en 1996. Las luchas fueron duras, pero
de ellas surgió un sujeto político, diverso, activo, consciente de su necesidad y ahora más
influenciado por las corrientes políticas democráticas. En ese contexto, el interés público
deja de ser asunto exclusivo de partidos y sindicatos para convertirse en tema de todas las
organizaciones de la sociedad civil, por lo que ésta se convierte en un nuevo actor que
adquiere una rica diversidad, en la medida en que se incorporan la clase media,
intelectuales, sindicatos y comunidades populares. Sin embargo, es difícil lograr su unidad
para discutir como un frente en el diálogo con el Estado.

La complementariedad entre los partidos políticos y la sociedad civil no se logró


materializar en toda su dimensión. Contra ella incidieron muchos factores que
contribuyeron a que los partidos perdieran su histórica base popular, lo que motivó el
surgimiento en la población de la idea de que ellos ya no podían canalizar ninguna
petición, convencimiento que alcanzó su momento culminante en 1984 cuando se produjo
el divorcio circunstancial y el surgimiento de organizaciones, que si bien no se vincularon a
la agenda política en un principio, sin embargo, en 1991, habían comprendido que era
necesario influir en los cambios políticos. En este momento el PLD rescató apoyo popular,
pero aunque su victoria electoral era incuestionable la oligarquía prefirió al autoritario
Balaguer antes de ver iniciado otro proceso revolucionario.

124
CONCLUSIONES

De hecho la democracia dominicana, si bien conquistó legítimos espacios democráticos en


el ámbito electoral y derechos ciudadanos, estuvo permeada por las limitaciones propias
de un sistema capitalista dependiente, que no desarrolló su base industrial y productiva
interna y abandonó el desarrollo de sus recursos naturales renovables, a causa de la
adopción de una economía de servicios a gran escala, lo que estimuló la entrada de
divisas al país, pero no eliminó su vulnerabilidad. A esta situación económica le
correspondió una inestabilidad política que continuaba regida por el autoritarismo
presidencial, el clientelismo y la represión abierta dirigida por el sector político que utilizó a
las fuerzas armadas.

La participación de la sociedad civil en el período analizado tuvo momentos importantes,


en los que descuellan tres acontecimientos importantes:

• las protestas de abril de 1984, período caracterizado por el surgimiento,


reorganización y agrupación de organizaciones populares de diversa índole que
representaban nuevos actores sociales y políticos

• las huelgas de 1990 y 1991, que marcaron un hito en la historia de las huelgas
debido al carácter nacional asumido por éstas y a la magnitud de sus demandas
que rebasaban el plano económico

• El Pacto por la Democracia de 1994, mediante el cual fueron reconocidas las


instituciones de la sociedad civil y que sentó las bases de la estabilidad política del
sistema.

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Leonel Fernández, 14 de enero de 1999. Fecha de consulta: noviembre de 2005.

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Leonel Rodríguez Estrella. Miembro de la Junta Central Electoral.

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corte de justicia de la República Dominicana. Due Process of Law Fundation (ISBN 0-
967-46-96-3-5).

222. Semanario “Vanguardia del Pueblo” (Órgano del Partido de la Liberación


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223. Toribio, Rafael. “La sociedad civil como nuevo actor”. Discurso pronunciado por el
Rector de la Universidad Técnica de República Dominicana en 1999.

224. Trujillo, Waldina V. “Republica Dominicana durante el gobierno de Joaquín Balaguer


(1966-1978)”. Tesis de Licenciatura tutorada por Digna Castañeda Fuertes.

225. Una reforma fiscal para la equidad y el desarrollo. Centro Juan Montalvo y CIECA.

146
ANEXO I.
HITOS CONSTITUCIONALES EN LA REPÚBLICA DOMINICANA.

En la historia constitucional dominicana hay algunos aspectos que se han convertido en


claves en la estructura del régimen político, estableciéndose en torno a ellos, una especie
de consenso, de mayor o menor grado, para su mantenimiento en la Constitución. Entre
ellos podemos mencionar:
1. La reafirmación del sistema bicamarista;
2. La supresión del refrendo ministerial de los actos del Presidente de la República;
3. La instauración del sufragio directo para la magistraturas políticas;
4. La supresión de la pena de muerte;
5. La extensión de los derechos políticos a la mujer;
6. La consagración de la expropiación de la propiedad privada para fines de utilidad
publica e interés social;
7. El principio de la doble nacionalidad;
8. La inamovilidad de los jueces;
9. La separación de las elecciones presidenciales y las elecciones congresuales y
municipales;
10. La independencia administrativa y financiera del Poder Judicial.

REFORMAS A LA CONSTITUCIÓN DOMINICANA DE 1844


1. Santo Domingo (originalmente guerra), 25 de febrero de 1854.
2. Santo Domingo, 16 de diciembre de 1854.
3. Moca, 19 de febrero de 1858.
4. Santo Domingo, 14 de noviembre de 1865.
5. Santo Domingo, 27 de septiembre de 1866.
6. Santo Domingo, 24 de abril de 1874.
7. Santo Domingo, 12 de septiembre de 1872.
8. Santo Domingo, 4 de abril de 1874.
9. Santo Domingo, 12 de abril de 1875.
10. Santo Domingo, 31 de marzo de 1876 (acta adicional)
11. Santo Domingo, 10 de mayo de 1877.
12. Santo Domingo, 1ro. de junio de 1878.
13. Santo Domingo, 11 de febrero de 1879.
14. Santo Domingo, 28 de mayo de 1880.
15. Santo Domingo, 24 de noviembre de 1881.
16. Santo Domingo, 17 de noviembre de 1887.
17. Santo Domingo, 20 de junio de 1896.
18. Santo Domingo, 9 de septiembre de 1907.
19. Santiago de los Caballeros, 22 de febrero de 1908.
20. Santo Domingo, 13 de junio de 1924.
21. Santo Domingo, 15 de junio de 1927.
22. Santo Domingo, 9 de enero de 1929.

146
23. Santo Domingo, 20 de junio de 1929.
24. Santo Domingo, 9 de junio de 1934.
25. Santo Domingo, 10 de enero de 1942.
26. Santo Domingo, 10 de enero de 1947.
27. San Cristóbal, 1ro. de diciembre de 1955.
28. San Cristóbal, 7 de noviembre de 1959.
29. Santo Domingo, 28 de junio de 1960.
30. Santo Domingo, 2 de diciembre de 1960.
31. Santo Domingo, 29 de diciembre de 1961.
32. Santo Domingo, 16 de septiembre de 1962.
33. Santo Domingo, 29 de abril de 1963.
34. Santo Domingo, 3 de septiembre de 1965 (Acta institucional)313(*)
35. Santo Domingo, 28 de noviembre de 1966.
36. Santo Domingo, 14 de agosto de 1994.
37. Santo Domingo, 25 de julio de 2002

Fuente: Dr. Milton Ray Guevara. Historia de las Reformas Constitucionales.

313
Algunos autores consideran que este texto no tiene categoría constitucional.

147
ANEXO VII. ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL

Baní, RD
Fundación para el Desarrollo Integral de la Sociedad.
Grupo Hermandad.
Sociedad el Llano hacia delante.
Barahona
Centro de Asistencia y educación jurídica.
Colectivo de Trabajo Abriendo Caminos.
Hogar Cristiano de niños huérfanos.
Promoción de la Mujer del Sur.
Sociedad ecológica de Barahona.
Bayaguana
Centro Zonal de Pastoral Social.
Bonao
Fundación Económica para el desarrollo social.
El Seybo
Equipo de educación con Mujeres Raíces.
Fundación para el desarrollo del Seybo (FUNDESEY).
Organización Cristiana de Desarrollo.
Espaillant
Asociación para el desarrollo de la Provincia Espaillant.
Centro de Madres Salomé ureña de Henríquez.
Federación de Grupos Campesinos(FEGRUCA).
Fundación Alrededor de Todo.
Esperanza
Junta Campesina Rafael Fernández Domínguez.
Fantino
Grupo de Educación y Desarrollo.
Haina
Equipo de Educación Popular y Comunicación Alternativa.
Hato Mayor del Rey
Cooperativa de Servicios Múltiples El Progreso.
Jarabacoa
Asociación de Guías de Montaña.
La Descubierta
Centro de Promoción y Acción Juvenil.
La Romana
Asociación pro desarrollo La Romana.
Constanza
Asociación Cultura Popular (ACUPO).

160
La Vega
Asociación para el desarrollo de la Vega.
Fundación Empresarial para el Desarrollo de La Vega.
Fundación empresarial para el Desarrollo y Servicios.
Instituto Agrónomo Salesiano.
Mao, Valverde
Asociación para el desarrollo de la Provincia Valverde.
Club Rotario de Mao.
Programa Amigo de los Niños.
Instituto para el Desarrollo del Nordeste (INDENOR).
Miches
Asociación de Ganaderos de Miches.
Baní
Asociación Comunitaria por la Salud.
Asociación de Comunidades Organizadas.
Federación de Mujeres Campesinas.
Luperón
Fundación Pro Desarrollo del municipio Luperón.
Salcedo
Asociación para el desarrollo de Salcedo.
Campesinos Federados de Salcedo.
Oficina Técnica de Salcedo.
Samaná
Fundación para el desarrollo de Samaná.
Fundación para el desarrollo de San Cristóbal.
San José de las Matas
Ganaderos de la Sierra.
San José de la Maguana
Centro Comunitario de Desarrollo Integral.
Comité Pro-Bienestar de la Comunidad.
Coordinadora de Salud.
Grupo Sofonias.
Sociedad Ecológica.
San Pedro de Macorís
Actividad pro Enseñanza Dominicana.
Asociación de la pequeña y mediana empresa del Este (APRODIRE).
Centro Alternativo Experimental del Sordo.
Centro Pastoral Social.
Comité para los Derechos Humanos.
Programa para el Desarrollo de la Región (PRODIRE).
Sánchez Ramírez
Asociación para el Desarrollo de la Provincia Sánchez Ramírez.
Asociación para el desarrollo de la Provincia Santiago Rodríguez.
Acción Callejera.
Equipo de Mujeres.
Asociación de Caficultores Juncalito.
Asociación de graduados del ISA.
Cámara de Comercio y Producción de Santiago.
Educadores Uníos del Cibao.
Escuela de Formación para trabajadores campesinos.
Fundación Mujer e Iglesia.

161
Fundación Solidaridad.
Patronato Cibaeño contra el cáncer.
Patronato Cibaeño para la rehabilitación
Programa de Asistencia a la Pequeña Empresa.
Sociedad Ecológica del Cibao.
Santo Domingo
Asociación Dominicana de Zonas Francas.
Caritas Arquidiocesana.
Equipo Nosotras.
Federación de Mujeres Campesinas.
Federación de Mujeres Empresarias.
Foro Urbano.
Proyecto Integral Comunitario.
Acción Evangélica de Desarrollo.
Aldeas Infantiles.
Asociación Aguas Vivientes.
Asociación de comités Amas de Casa.
Acacdisna.
Asociación de Impedidos Físicos Motores.
Asociación de lucha contra los problemas psico-sociales.
Asociación de mujeres votantes.
Asociación dominicana de Alzheimer.
Asociación Dominicana de Rehabilitación.
Asociación dominicana de voluntarios de hospitales y salud.
Asociación pro-educación de sordomudos.
Canillitas de Juan Bosco
Canillitas con laura Vicuña.
Centro de Integración Familiar.
Círculo Juvenil de prevención del Uso de las Drogas.
Ciudad Alternativa.
Club Leones de Santo Domingo.
Confederación de Trabajadores Unitaria.
Comité para la Defensa de los Derechos Barriales (COPADEBA).
Comité para la Unidad de los Derechos de la Mujer
Confederación Nacional de Cacaocultores.
Consejo de Fundaciones Américas de Desarrollo.
Consejo de ONG´S del área azucarera y haitiana.
Consejo Iberoamericano de Juventudes Rurales.
Consejo Institucional para la coordinación de Viviendas.
Consejo Nac. Para la Higiene y la Conservación Ambiental.
Consejo Nacional de la Empresa Privada.
Consorcio Nac. De Organizaciones para la supervivencia materno-infantil-CONASUMI.
Coordinadora de animación socio-cultural.-CASCO.
Coordinadora ONG´S del área de la mujer.
EDUCA
ENDA-CARIBE.
Equipo de formación Integral.
Escuela de Formación Obrera
Floresta.
Fondo Ecuménico de Prestamos de la República Dominicana.
Fundación 4-40.
Fundación Activo 20-30.
Fundación Francisco Caamaño Deñó.
Fundación Amantes del Campo dominicano.
Fundación APEC de Crédito educativo.
Fundación Bancomercio.

162
Fundación Barcelo- PRO Foresta.
Fundación Brugal.
Fundación Ciencia y Arte.
Fundación contra el Hambre Dominicana.
Fundación Corripio.
Fundación de Desarrollo Agropecuario.
Fundación de Estudios Económicos y sociales.
Fundación Delia Suárez.
Fundación Dominicana de Ciegos.
Fundación para los niños con necesidades especiales.
Fundación Máximo Gómez Pina.
Fundación Mejoramiento Humano.
Fundación Moscoso Puello.
Fundación Mujeres por la Educación.
Fundación para el Desarrollo comunitario.
La Esperilla
Fundación para el desarrollo del suroeste.
Fundación servicios nutricionales.
Grupo Ambiental Habitat.
Grupo Ecológico Tinglar.
Iniciativa Caribeña de Género.
Movimiento por la Identidad de la Mujer negra.
Mujeres en Desarrollo.
Participación Ciudadana.
Patronato contra la diabetes,
Patronato de Endoscopía digestiva y servicios médicos afines.
Patronato de Lucha contra el SIDA.
Patronato de lucha contra la Lepra.
Patronato Nacional de Ciegos.
Pronatura.
Red de Solidaridad.
Servicio Social de Iglesias Dominicanas.
Sociedad Dominicana contra la Epilepsia.
Sociedad Dominicana de bibliófilos.
Unión de Juventudes Ecuménicas Dominicanas.
Unión de Organizaciones Barriales y Vecinales.
Unión de Vecinos activos.
Unión Dominicana de Voluntarios.
Fundación dominicana para la investigación y conservación de los recursos marinos (MAMMA).
Asociación Cristiana de Jóvenes.
Colectivo de Salud Popular.
Voluntario Hospital Robert Reid Cabral.
Asociación para el desarrollo de Sosua.
Asociación pro-cultura dominicana (Radio Herniquillo).
Fundación para el Desarrollo de Villa Altagracia
Centro de Agricultura Sostenible con Tecnología apropiada.

Fuente: Pimentel, Juan Luis. “Mapeo de Organizaciones de la sociedad civil en la República Dominicana:
análisis situacional”. En: Revista de Estudios Sociales, año XXXVI, número 134. Santo Domingo: Centro
Bonó, octubre-diciembre de 2003.

163

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