You are on page 1of 1

… Juntos mi mujer y yo vimos un jardín devorado por el sol.

En su vano
clamor de las lluvias, las flores exhiben una belleza trágica, encendida.
Oponen a la muerte su único poder: la belleza. Cuando la muerte las vence,
han agotado en el combate su energía, la delicada potencia de su ser. En
ese instante de sed suprema, de ansia de inmortalidad, la flor se yergue
solitaria proclamando su rebelión. En un esfuerzo definitivo, al caer la tarde,
antes de marchitarse, luce su amarga belleza al sol, su belleza insumisa, y
muere orgullosa con las primeras sombras, tumbas de su ser efímero, cuya
vida proclama el milagro…

You might also like