You are on page 1of 3

ROSARIO POR LA PATRIA

Introducción
Hermanos este año nos encuentra recordando el Bicentenario de nuestra Patria. Ella no
nació huérfana de Dios, todo lo contrario: los valores cristianos estuvieron
constantemente iluminando el accionar de los grandes hombres y mujeres que forjaron
nuestra comunidad actual.
Los Obispos argentinos en el documento Hacia un Bicentenario en Justicia y Paz,
expresaron: “Desde los inicios de nuestra comunidad nacional, aun antes de la
emancipación, los valores cristianos impregnaron la vida pública. Esos valores se
unieron a la sabiduría de los pueblos originarios y se enriquecieron con las sucesivas
inmigraciones. Así se formó la compleja cultura que nos caracteriza. Es necesario
respetar y honrar esos orígenes, no para quedarnos anclados en el pasado, sino para
valorar el presente y construir el futuro. No se puede mirar hacia adelante sin tener en
cuenta el camino recorrido y honrar lo bueno de la propia historia.”
Bajo la luz de esta fe cristiana, de la cual el Santo Rosario es un magnífico resumen,
podemos seguir adelante como pueblo. Reconociendo nuestros errores, curando
nuestras heridas, y construyendo todos juntos un porvenir sin exclusiones, en Justicia
y solidaridad.
En este Bicentenario, queremos rezar a la Virgen y junto a Ella, un Rosario por nuestra
Patria. Será un Rosario especial, porque los misterios que rezaremos, nos ayudarán a
profundizar en los valores ciudadanos y cristianos. Estos valores son absolutamente
necesarios para que nuestra comunidad nacional, supere sus crisis. Son también los
que nos asegurarán un futuro lleno de esperanza. Son aquellos valores que nuestros
antepasados se esforzaron por vivir y, gracias a los cuales, nosotros pudimos heredar
esta Patria que es Don y Tarea.
Acto de Contrición

Misterios del Santo Rosario por la Patria.

1. Jesús manda dar a Dios lo que es de Dios

Nos dice la Biblia en el Evangelio de San Mateo:

Le dijeron a Jesús: “Dinos qué te parece: ¿Está permitido pagar el impuesto al César o
no?». Pero Jesús, conociendo su malicia, les dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tienden
una trampa? Muéstrenme la moneda con que pagan el impuesto». Ellos le
presentaron un denario. Y él les preguntó: «¿De quién es esta figura y esta
inscripción?». Le respondieron: «Del César». Jesús les dijo: «Den al César lo que es
del César, y a Dios, lo que es de Dios». Al oír esto, quedaron admirados y, dejando a
Jesús, se fueron.”

Jesús es claro en su enseñanza. Todo aquello que la comunidad y sus autoridades


(sean del tipo que sea) nos ofrezcan para nuestro bien y para cumplir la voluntad de
Dios, debemos aceptarlo y obedecerlo, pero aquello que nos aleje de Él y nos traiga, a
la larga o a la corta, desastres para nosotros mismos, no debemos obedecerlo.

2. Jesús sana y predica libremente

Nos dice la Biblia en el Evangelio de San Lucas:


“En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: «Aléjate de aquí,
porque Herodes quiere matarte». Él les respondió: «Vayan a decir a ese zorro: hoy y
mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un
profeta muera fuera de Jerusalén.”

Para Jesús el Plan de salvación del Padre es más importante que cualquier cosa, por
eso no se asusta con las amenazas del poder y continúa su misión con toda libertad.
Nosotros, también tenemos que tener esta valentía de Jesús.

3. Jesús enseña a vivir en comunidad

Nos dice la Biblia en el Evangelio de San Marcos:

Jesús preguntó a sus discípulos: “«¿De qué hablaban en el camino?». Ellos callaban,
porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande. Entonces,
sentándose, llamó a los Doce y les dijo: «El que quiere ser el primero, debe hacerse el
último de todos y el servidor de todos

Nuestros deseos de poder y sometimiento, son los que oscurecen nuestra convivencia.
Querer ser los más grandes a quienes les besen los pies, no es el camino para
construir una comunidad auténtica.

4. Jesús desecha la violencia

En el Evangelio de San Juan, la Biblia nos cuenta lo que Jesús dijo cuando iba a ser
condenado a la Cruz
Jesús dijo a Pilato:«Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este
mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado
a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí». Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey?».
Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo:
para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz».

También había dicho a Simón Pedro, cuando éste había herido a un hombre por
defender al propio Cristo: “Envaina tu espada, porque al que a hierro mata a hierro
muere”

Jesús rechaza toda violencia, en cambio enseña que la verdad es el fundamento de su


Reino. Una verdad humilde pero luminosa que se opone a las formas de engaño que
llevan a las injusticias sociales.

5. La Jerusalén Celestial, destino de todos los pueblos

Nos dice la Biblia en el Libro del Apocalipsis:

“Luego se acercó uno de los siete Ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete
últimas plagas, y me dijo: «Ven que te mostraré a la novia, a la esposa del Cordero».
Me llevó en espíritu a una montaña de enorme altura, y me mostró la Ciudad santa,
Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios. La gloria de Dios estaba en ella y
resplandecía como la más preciosa de las perlas, como una piedra de jaspe cristalino.
Nada impuro podrá entrar en ella, ni tampoco entrarán los que hayan practicado la
abominación y el engaño. Únicamente podrán entrar los que estén inscritos en el Libro
de la Vida del Cordero.”

Nunca debemos olvidar que el destino de nuestro Pueblo, en unión con todos los
demás pueblos de la tierra, es este Reino de Dios. Pero entrar en él significa que, en
esta tierra bendita que se nos dio, tenemos que esforzarnos por vivir individual y
comunitariamente los mandamientos de Dios; sobre todo el del amor.

Rezo de la Salve

Letanías Lauretanas

Señor, ten piedad de nosotros. Jesucristo, ten piedad de nosotros. Señor, ten piedad
de nosotros. Jesucristo, óyenos. Jesucristo, escúchanos, Dios Padre celestial, ten
piedad de nosotros. Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros. Santísima
Trinidad, que eres un solo Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, ruega por nosotros (* se dice después de cada invocación) Santa Madre
de Dios* Santa Virgen de las Vírgenes,* Madre de Jesucristo,* Madre de la divina
gracia,* Madre purísima,* Madre castísima,* Madre Virgen,* Madre Incorrupta,* Madre
Inmaculada,* Madre Amable,* Madre Admirable,* Madre del Buen Consejo,* Madre del
Creador,* Madre del Salvador,* Virgen prudentísima,* Virgen digna de veneración,*
Virgen digna de alabanza, * Virgen Poderosa, * Virgen Clemente,* Virgen Fiel,* Espejo
de Justicia,* Trono de la eterna sabiduría,* Causa de nuestra alegría,* Vaso espiritual,
* Vaso de honor* Vaso de insigne devoción,* Rosa Mística,* Torre de David,* Torre de
marfil* Casa de oro,* Arca de la Alianza* Puerta del cielo* Estrella de la mañana,*
Salud de los enfermos, * Refugio de los pecadores,* Consoladora de los Afligidos,*
Auxilio de los cristianos,* Reina de los Ángeles,* Reina de los Patriarcas,* Reina de los
Profetas,* Reina de los Apóstoles,* Reina de los Mártires,* Reina de los Confesores,*
Reina de las Vírgenes,* Reina de todos los Santos,* Reina concebida sin pecado
original,*Reina llevada al cielo,* Reina del Santo Rosario, * Reina de la Paz.
v/. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo.
r/ .  Perdónanos, Señor.
v/.  Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo.
r/.   Escúchanos, Señor.
v/.   Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

ORACIÓN POR LA  PATRIA

Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y


agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser nación, una nación
cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien
común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos
sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos
ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría
del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda. Tú nos convocas.
Aquí estamos, Señor, cercanos a María, que desde Luján nos dice: ¡Argentina!
¡Canta y camina! Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos.
Amén

You might also like