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12:00 Oración
ORACIÓN
deseamos tu presencia
Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o
címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque
tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis
bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La caridad es paciente, es
no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree.
Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca. (1 Cor 13, 1-8a)
CHARLA FORMATIVA
El principio: Cristo
Antes de plantear un tema, conviene plantearlo desde el principio. Para plantear el tema del coro, no se
puede comenzar por el coro, sino por la misa. Y para plantearnos la misa, tenemos que plantearnos nuestra
A celebrar un sacrificio
Las dos palabras son importantes: venimos a celebrar la victoria de Cristo. Pero venimos también a unirnos
estamos viviendo una misa, será otra cosa. Sólo viviremos la misa como lo que es si vivimos nuestra vida
cristiana como lo que es. La misa no se improvisa. En la misa participas con todo lo que llevas durante la
semana, con todas las alegrías, gozos, cargas, dolores... Si no lo vives desde Cristo en el día a día, tu
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles (Sal 149). Se nos ha
exhortado a cantar al Señor un cántico nuevo. El hombre nuevo conoce el cántico nuevo. Cantar es expresión
de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido
a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. El hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo:
todo pertenece al mismo y único reino. Por esto, el hombre cantará el cántico nuevo, porque pertenece al
Aunque parezca mentira, en el coro también se puede calentar el asiento. Queda más vistoso, pero sigue
siendo calentar el asiento. ¿Por qué es tan importante comenzar por aquí? Porque muchos de los
problemas que hay en cualquier coro se resuelven afianzando este punto. Espero que después de esta
Lo segundo: la Iglesia
¿Qué pinta aquí la Iglesia? Pues bastante. Una vez claro cuál es el principio, conviene tener claro cuál es el
camino. Tenemos claro que el Señor ha dado su vida por nosotros y que queremos celebrar su victoria
Dándole la vuelta a la pregunta: ¿Por qué vienes a misa? ¿Por qué no das culto al Señor en tu casa? ¿Qué
diferencia hay entre celebrar una oración en tu casa y venir a misa? (La misma diferencia entre confesarte
Si venimos a misa es porque sabemos que hay algo en la celebración que nos supera, que no podemos
darnos nosotros mismos, que queda por encima de cualquiera de nosotros. Ese algo es el hecho de que
Por lo tanto, para ser honrados, si hacemos caso a la Iglesia, se lo hacemos del todo. No por nada, sino
porque cuanto más ahondemos en el misterio, mayor fruto sacaremos de él. Un ejemplo. Si sabemos que al
cantar el Santo nos estamos uniendo al canto de los ángeles y los santos en el cielo, cantar un santo
litúrgico no será motivo de pffff, buffff, sino que saldrá de nuestro corazón unirnos con aquellos que ya
están contemplando al Señor cara a cara. El primer paso es el temor (bien entendido): asombrarse de poder
recibir un don tan grande, estremecerse ante la maravilla de aquello de lo que estás llamado a participar. La
Cuaresma no será un tiempo aburrido, sino una necesidad del corazón que sabe que no es digno de recibir
lo que se le ofrece, y quiere mostrarse decidido a dejarse en manos del Señor para que le moldee. No sólo
eso, sino que se fía de la Iglesia que nos dice cómo podemos aprovechar esa conciencia de pecado para
Una vez que has vivido la Eucaristía, que te has estremecido ante el don de Cristo que te cambia la vida,
entonces y sólo entonces (no antes) podrás ayudar a que otros puedan vivirla como tú.
La celebración de la Eucaristía, sobre todo el domingo, pide canto. La Iglesia lo ha repetido muchas veces.
Toda celebración solemne ha de ser cantada. ¿Y quién canta? Aquel a quien el Señor llama para ello. Todo
ministerio (servicio) consiste en poner al servicio de la Iglesia el don que Dios te ha dado. Lo que tiene que
hacer la Iglesia es reconocer ese don como regalo de Dios y colocarte allá donde mejor puedas servir, todo
Por lo tanto, no tenemos derecho a tocar en el coro. No. Lo siento. El servicio no nos pertenece. El cantor se
ofrece gratuitamente a la comunidad, pero no exige ser elegido para servir. El servicio no se elige, se acoge.
Y el que sirve no se fija en sí mismo, sino que se fija en aquel a quien sirve.
Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»Desde entonces
muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. (Jn 6, 60.66)
Si lo habéis pensado, que sepáis que no habéis sido los primeros... El amor siempre fuerza a la elección. O
estamos con Cristo o estamos perdiendo el tiempo. O el amor de Cristo es el que guía todas nuestras
acciones, o nuestra fe es una fe más floja que la casa del primer cerdito...
No sólo eso; además el que cumple un servicio cumple lo que se le pide. Al coro se le pide que anime la
celebración, no que aporte nada nuevo a la celebración. La Eucaristía ya existe antes de que venga un coro
a animarla. Es importante distinguir las partes de la misa que canta el coro y las partes de la misa en las que
canta el coro.
Al igual que el sacerdote no puede inventarse las oraciones de la misa, ningún coro puede inventarse las
oraciones de la misa que se pueden cantar: los kyries, el gloria, el salmo responsorial, el aleluya, el credo, el
santo, el padrenuestro, el Cordero de Dios,... Eso son oraciones que pertenecen a la Iglesia, no son textos
arbitrarios. Esos son los textos de la misa que el coro puede cantar y son los más importantes.
Además, están los cantos que el coro canta en la misa: la entrada, el ofertorio y la comunión. Estos cantos
han de estar concordes con lo que se celebra (la entrada hace referencia al tiempo litúrgico o a la
solemnidad que se celebre, el ofertorio acompaña la entrega de nuestras vidas y la comunión hace siempre
Volviendo al texto con el que empezamos, el cristianismo es la gran aventura del amor. Dejar que el amor
de Dios entre hasta el fondo en todas las caras de tu vida. Sólo así el Señor será el que tome el mando en
toda tu vida, y será tu propia vida la que cante al Señor un canto nuevo.
¿Cómo crees que debemos afrontar esto para el curso que viene?
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