You are on page 1of 7

Openheimer y la Bomba Atómica

J. R. Oppenheimer nació el 22 de abril de 1904 en Nueva York. De padre judío alemán,


adoptó los modos de los plutócratas norteamericanos. Estudió química en la universidad
de Harvard, y desde niño se le vieron unas dotes de supremacía pedante que le impedía
tener algo de vida social, aunque él tampoco la buscaba.

En el tercer año de su carrera decidió que la física era su vida y animado por Percy
Bridgman se cambió de carrera, habiéndola completado en 3 años, un año menos que la
media. Después de esto, Oppenheimer ingresó en el laboratorio de Cambridge, dirigido
por Rutherford. Estuvo bajo la tutela de J. J. Thomson, pero pronto se vieron las nulas
capacidades que tenía Oppenheimer para ser un físico experimental. Nunca había
fracasado en nada antes y se sintió tan humillado que le provocó esquizofrenia. Tuvo
unas breves vacaciones y la vuelta hizo amistad con Paul Dirac, uno de los principales
científicos teóricos del siglo XX. Enfrascado en el meollo de la teoría cuántica, Dirac
resolvió el conflicto que existía entre la mecánica matricial de Heisenberg y la mecánica
de ondas de Schrödinger creando una nueva teoría conocida como álgebra cuántica, en
la que demostraba que ambas mecánicas eran equivalentes.

Oppenheimer a su vez redactó unos documentos que mostraban como la mecánica


cuántica resolvía una serie de complejas cuestiones relativas a la estructura atómica.
Esto hizo que Max Born lo llamara a trabajar con él en Göttingen, donde se relacionó
con figuras como Bohr, Heisenberg, Born y Fermi. Realizó su mayor logro, la
aplicación de la mecánica cuántica al concepto del spin del electrón.

Tras esto, Oppenheimer decidió regresar a América, donde ejerció como profesor de
física en la Universidad de California y trabajó a tiempo parcial en Caltech, que iba
camino de convertirse en un centro de investigación científica de importancia mundial.
Durante esta época descubrió dotes de liderazgo hasta entonces insospechadas, pero
también una arrogancia intelectual: ignoraba a todo aquel que no podía seguirle. Una
anécdota importante era que tenía tan poco contacto con el mundo real, que no se enteró
siquiera del hundimiento de la Bolsa de Wall Street.

Sin embargo, con la aparición de Jean Tatlock, su primera novia, se vio arrastrado hacia
una vida de activismo a la izquierda. Oppie, como le llamaban sus amigos, estaba
madurando deprisa tanto en realidad política como en realidad emocional.

Quizá Oppenheimer no fuera un genio, pero pronto quedó claro que tenía un talento de
primera para dirigir investigaciones de alto nivel. Ingresó en el Institute for Advance
Study (IAS) de Princeton, centro por excelencia de la física teórica. Oppenheimer se
desplazó desde la física subatómica a la cosmología, donde realizó, junto con Snyder un
modelo teórico de los agujeros negros, un artículo adelantado a su tiempo. Casualmente
el artículo se publicó junto a uno de Bohr sobre la fisión nuclear. La fisión nuclear se
basa en la partición de un núcleo atómico en dos mitades aproximadamente iguales,
liberando una enorme cantidad de energía. En concreto ese núcleo atómico fue un
núcleo de Uranio, el más pesado conocido hasta entonces. Tenía una serie de isótopos
naturalmente radiactivos e inestables, cuyos núcleos son propensos a una desintegración
espontánea. La base teórica de todo esto surgió a partir de la fórmula de Einstein
E = mc 2
Otto Hahn y Lise Meitner bombardearon un núcleo de uranio con neutrones, partiendo
el núcleo en dos y liberando una enorme cantidad de energía. Bohr recibió la noticia en
1939, justo antes del estallido de la segunda guerra mundial, y advirtió a Einstein de las
desastrosas posibilidades surgidas de su famosa fórmula. Ambos escribieron en secreto
una carta al presidente Roosevelt informándole de la situación, y el presidente decidió
construir una bomba atómica antes de que lo hicieran los nazis. Comenzó así lo que se
llamó el Proyecto Maniatan, del cual Einstein no fue informado.

Fermi y Szilard descubrieron que si se lograba aprisionar los núcleos de uranio de modo
que los neutrones liberados no se escaparan, se crearía una cadena autoperpetuante que
liberaría mucha más energía. Lo complicado era que el uranio-235 fisionable se
encontraba en el uranio en una proporción de 1:40, con lo que para lograr la fisión
nuclear a gran escala era necesario concentrar el U-235 por encima de esta proporción.
Por ello surgió la idea de hacer pasar el uranio en forma de gas por una barrera porosa
muy fina, pero aun así existían muchos inconvenientes. A grandes problemas, grandes
soluciones: se decidió construir una planta química enorme en Oak Ridge.

Para un proyecto de tales dimensiones, con unos problemas científicos a escala nunca
vista, se necesitaba a los mejores científicos del país. Y para dirigir un proyecto tal se
necesitaba a alguien con un espíritu de liderazgo que conociera a los mejores cerebros
de Norteamérica. El hombre que reunía estas capacidades era, por supuesto, J. Robert
Oppenheimer. La dirección general había pasado a manos de militares, en concreto a las
del general Leslie R. Groves. Groves y Oppie eran como el día y la noche, pero para
sorpresa de todos se cayeron bien. De hecho, fue el general el primero que defendió a
Oppie cuando las autoridades quisieron deshabilitarle de su cargo por considerarle un
espía comunista.

Lo primero que hizo Oppenheimer como organizador fue decidir que la bomba debía
situarse en un único lugar. Y el idóneo para ello fue las montañas de Nuevo México, a
56 km al noroeste de Santa Fe, junto a los restos de una escuela india llamada Los
Álamos. Todo estaba en el más absoluto secreto. Oppenheimer tenía que persuadir a los
mejores científicos de América pero no podía decirles a dónde iban ni el tiempo que
deberían permanecer allí. Pronto Los Álamos se convirtió en una representación de
laureados premios Nobel, tanto presentes como futuros.

Durante su época allí se casó con Kitty Harrison, una princesa alemana. Gustoso con la
vida familiar tuvo un hijo y todo marchaba relativamente bien. Sin embargo en 1944
Jean se suicidó y su vida familiar empeoró de manera alarmante.

En cuanto a la creación de la bomba, por fin tras varios intentos se consiguió convertir
la reacción en cadena ensayada por Fermi en un arma viable. Encapsularon el uranio en
una esfera de explosivo concentrado, el cual se colocaría alrededor del material
fisionable en cuñas, alternando explosivos lentos y rápidos, con lo que las ondas
expansivas se enfocarían sobre la superficie del material para que se repartiera bien
sobre el núcleo curvo.

La primera bomba atómica del mundo debía detonar en el desierto de Nuevo México, el
llamado Trinity Site. En la madrugada del 6 de julio de 1945, la bomba fue situada en lo
alto de una torre de acero de unos 30 m de altura, y Oppenheimer y su equipo se
concentraron en un bunker protegido a 9 km del punto cero.

A las 5:30 horas tuvo lugar un destello cegador, seguido de una ola de calor
extrañamente silenciosa. Instantes después el terrorífico rugido de la bomba expansiva
pasó sobre las sobrecogidas caras de los que se encontraban en el bunker. A mas de 30
km del desierto, Fermi realizaba un sencillo experimento con el que demostró que la
explosión había sido equivalente a 20.000 toneladas de TNT. El mundo había entrado
en la era atómica.

A pesar de la rendición de Alemania, a Oppenheimer le fue comunicado que nada iba a


cambiar. Cambiaba el presidente de América y el objetivo, Alemania en vez de Japón
pero en el fondo nada cambiaba. A las 9:14 horas del 6 de agosto de 1945, un solo
bombardero dejaba caer una bomba atómica Little Boy sobre Hiroshima, matando a
66.000 personas y dejando 79.000 heridos.

En octubre de 1945, Oppenheimer denunció a su puesto en Los Álamos para regresar a


la vida académica, ocupando la dirección del IAS.

El mundo estaba entrando en la fase más gélida de la guerra fría. La noticia de que los
rusos también tenían una bomba atómica alarmó a los americanos, pero el comité
dirigido por Oppenheimer desaconsejó a la Atomic Energy Comission el desarrollo de
la bomba de Hidrógeno. El presidente de la AEC, Lewis L. Strauss decidió ignorarles,
demostrando así que no soportaba a Oppenheimer. Este último fue llamado en 1553 a
declarar ante la AEC en una sesión pública, en la cual no pudo resistirse a poner en
evidencia a su presidente. Strauss se vengó de él despojándolo de su acreditación de
seguridad, quedándole vedado el acceso a los documentos clasificados.

Para desgracia de Oppenheimer, Strauss fue nombrado administrador del IAS y


convirtió la vida del físico en un auténtico infierno.

Finalmente en 1963 se hizo justicia y el presidente Kennedy le galardonó con el premio


Enrico Fermi, siendo este su perdón público.

Oppenheimer murió en 1967 a la edad de 62 años por un cáncer de laringe. Siempre


estuvo orgulloso de ser el padre de la bomba, pese a sus crecientes reticencias de la
bomba misma. El gran creador se convirtió también en el gran destructor.

Implosión
La implosión es la compresión de una masa fisionable subcrítica esférica, o cilíndrica.
La implosión se utiliza para detonar explosivos desde la superficie del objeto. La onda
expansiva se propaga hacia adentro. La onda se transmite al núcleo fisionable,
comprimiendo y aumentando su densidad hasta alcanzar el estado crítico. Este tipo de
detonación fue propuesto por Neddermeyer para la construcción de la bomba atómica
desarrollada en Los Álamos. Se quería solventar el gran inconveniente que tenía la
primera idea (aumentar la densidad disparando una bala de uranio a una velocidad muy
alta, unos 1000m/s, que precisaba un supercañón muy difícil de construir y que no
garantizaba la uniformidad de la explosión resultante). Neddermeyer propuso utilizar un
tubo cilíndrico pero las pruebas realizadas eran todas un fracaso. El tubo reventaba
siempre por los extremos y no había material lo suficientemente resistente como para
soportar las grandes presiones. Otro grupo de investigadores propuso utilizar una
implosión esférica que garantizaba la detonación uniforme. La esfera estaba constituida
por una serie de cuñas de explosivo que rodeaban al material fisionable y que
ralentizaban la onda expansiva para que llegase al núcleo con la orientación de los
frentes adecuada. Este sistema funcionó y fue el que finalmente se encargó de detonar
las bombas atómicas.

Bomba de hidrógeno:

La bomba de hidrógeno, a diferencia de la atómica, es una bomba de fusión, que


consiste en la fusión de isótopos de hidrógeno que forman núcleos más pesados. Esta
bomba utiliza la energía que se desprende de la fusión. La energía se desprende cuando
se fusionan los núcleos de deuterio y de tritio, para dar un núcleo de Helio. Se forma
una reacción en cadena que se propaga a través de los neutrones desprendidos. Para
iniciar la reacción se precisa una cantidad enorme de energía y todas las bombas de
fusión contienen un elemento primario que es una bomba de fisión y un segundo
elemento llamado secundario que contiene la bomba de fusión. En los artefactos
termonucleares, como la bomba de Hidrógeno, la aportación del elemento de fusión al
total de la energía liberada no supera el 25%, es decir, se libera una cantidad enorme de
energía debido a la fisión primaria.

Bomba de neutrones:

La bomba de neutrones, también llamada bomba N, bomba de radiación directa


incrementada o bomba de radiación forzada es un arma nuclear derivada de la bomba H
que los Estados Unidos comenzaron a desplegar a finales de los años 70. En las bombas
H normalmente el 50% de la energía liberada se obtiene por fisión nuclear y el otro 50%
por fusión. En la bomba de neutrones se consigue hacer bajar el porcentaje de energía
obtenida por fisión a menos del 50%, e incluso se ha llegado a hacerlo a cerca del 5%.

Funcionamiento:

Una bomba de neutrones es una bomba de fisión-fusión, de bajo rendimiento


explosivo pero de gran rendimiento de radiaciones ionizantes. En consecuencia se
obtiene una bomba que, para una determinada magnitud de onda expansiva y pulso
térmico, produce una proporción de radiaciones ionizantes, (radiactividad) hasta 7 veces
mayor que la de una bomba H, fundamentalmente rayos X y gamma de alta penetración.
En segundo lugar, buena parte de esta radiactividad es de mucha menor duración
(menos de 48 horas) de la que sería de esperar en una bomba de fisión.

Las consecuencias prácticas son que al detonar una bomba N se produce poca
destrucción de estructuras y edificios, pero mucha afectación y muerte de los seres
vivos, (tanto personas como animales), incluso aunque estos se encuentren dentro de
vehículos o instalaciones blindadas o acorazadas. Por ello se ha incluido a estas bombas
en la categoría de armas tácticas, pues permiten la continuación de operaciones militares
en el área por parte de unidades dotadas de protección NBQ.

En las bombas de fusión, el flujo de neutrones generado se aprovecha para


aumentar la potencia. Por el contrario, en estas armas se busca todo lo contrario, por lo
que se elimina cualquier material que absorba estas partículas. De hecho, por norma se
intenta maximizar el cociente radiación/potencia, es decir, producir el máximo de
neutrones con la mínima potencia. Así, se reducen la onda expansiva, la energía
calorífica y la contaminación posterior, y es que estas armas están también pensadas
para ser usadas en combate cercano. De este modo dichos efectos no afectarán a las
tropas amigas. Su diseño contempla un primario estándar de fisión que inicia a la
segunda etapa de fusión. Esta a su vez suele estar formada por una mezcla de deuterio y
tritio puros. La reacción de fusión de estos dos isótopos es la que mejor resultado da en
cuanto a una elevada emisión de neutrones altamente energéticos y una baja potencia
total además de no requerir un primario demasiado potente.

Bomba del Zar:

La Bomba del Zar, bomba Emperador o emperador de las bombas fue una
bomba de hidrógeno desarrollada por la Unión Soviética, responsable de la mayor
explosión causada por manos humanas.

Fue detonada el 30 de octubre de 1961 como demostración, a 4 km de altitud


sobre Nueva Zembla, un archipiélago ruso situado en el Océano Ártico. La lanzó un
bombardero Tupolev Tu-95 modificado.

Debido a su enorme tamaño, esta bomba no era práctica para su uso real, y fue
creada principalmente con motivos de investigación científica y propagandísticos
debido a la intensa rivalidad existente en la Guerra Fría. No se tiene registro de la
construcción de otra bomba de potencia semejante.

El diseño:

La bomba del Zar era una bomba de fusión del hidrógeno con tres etapas: fisión-
fusión-fisión. Existe un iniciador de fisión que cuando se detona comienza una reacción
de fusión, y luego hay una detonación posterior de fisión del tamper de uranio que
aumenta el rendimiento de la bomba, proceso capaz de liberar una potencia total de
50 megatones (la estimación inicial de los Estados Unidos fue de 57 Mt, pero desde
1991 las fuentes soviéticas la citan como de 50 Mt).
El diseño inicial hacía factible una explosión de 100 Mt, pero dicha potencia fue
reducida poco antes de la detonación por razones científicas y ecológicas.

La bomba en sí misma pesaba 27 t, con unas dimensiones de ocho metros de


largo por dos de ancho.

El paracaídas especial empleado para su frenado durante su lanzamiento llegó a


pesar 800 kg. Una historia apócrifa cuenta que la fabricación de este paracaídas requirió
tal cantidad de nylon que la poco desarrollada industria del calzado y textil rusa se vio
bastante afectada.

La potencia de la Zar fue reducida mediante el cambio del pusher/tamper de


uranio (el cual amplifica de forma notable la potencia de la explosión al detonar en una
explosión de fisión), por otro de plomo. Este último es capaz de absorber gran cantidad
de neutrones rápidos procedentes de la fisión inicial, reduciendo su intensidad. Por esta
razón este ensayo se consideró bastante "limpio", con el 97% de la energía generada
proveniente de la fusión en vez de ser parte de la fisión. Esto provoca que no haya lluvia
radiactiva, como ocurre con las bombas de fisión clásicas.

La detonación:

La Zar fue detonada el 30 de octubre de 1961, sobre la zona de pruebas militares


del archipiélago de Nueva Zembla, en el Océano Glacial Ártico. La lanzó un
bombardero ruso Tupolev Tu-95 modificado a las 11:30 y a una altitud de 10.500 m.
Explotaría tres minutos después, a las 11:33, al alcanzar una altitud de 4000 m. La
altitud real sobre el nivel del mar fue de 4200 m.

La posterior bola de fuego alcanzó el suelo y rápidamente ascendió hasta la


altitud de vuelo del bombardero, el cual, volando a una velocidad tierra de
aproximadamente 480 nudos (864 km/h) viajó hacia la zona segura (unos 45 km de la
zona cero) y al momento de la detonación se encontraba a unos relativamente seguros
79 km de la explosión. Esto demostró que no sólo sería capaz de destruir una ciudad
objetivo, sino que es posible que lo hubiese logrado con cuatro mega-ciudades como es
el caso de las que rodean Nueva York o Tokio.

El bombardero, antes de la detonación, fue repintado con una pintura especial,


blanca y altamente reflectante, para que la onda de choque térmica posterior no lo
afectase demasiado.

La explosión:

Cuando la bomba detonó, inmediatamente la temperatura directamente debajo y


alrededor de la detonación se habría elevado millones de grados. La presión bajo la
explosión fue de 211.000 kilos por metro cuadrado (20,7 bares). La energía luminosa
fue tan poderosa que pudo ser vista incluso a una distancia de 1000 km. con cielo
nublado. La onda de choque fue lo bastante potente como para romper vidrios gruesos
incluso a más de 900 km de la explosión, y fue grabada girando alrededor de la Tierra
tres veces. La nube de hongo producida por la explosión se elevó a una altitud de
64.000 metros antes de nivelarse. La energía térmica fue tan grande que podría haber
causado quemaduras de tercer grado a un humano que se encontrara a 100 km de la
explosión.

Debido a que la Zar es el dispositivo más energético jamás usado, también es por
tanto el de mayor potencia. Ya que 50 Mt corresponden a 2,1·1017 julios, y la duración
total de la explosión (de las reacciones de fisión y fusión consecutivas, no la expansión
posterior de la bola de fuego y otros efectos) fue de 3,9·10-8 segundos
(39 nanosegundos), la potencia total fue de 5,3·1024 vatios, o 5,3 yottavatios. Esta
potencia corresponde aproximadamente al 1,38% de la potencia total radiada por el Sol,
383 yottavatios.

En ese intervalo de tiempo se superó, con creces, la potencia liberada mediante


los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial, incluyendo las bombas atómicas de
Hiroshima y Nagasaki. La potencia de la Zar fue 3.800 veces más poderosa que la de
Little Boy, la bomba detonada en Hiroshima.

Además, la energía total liberada por esta bomba, 2,1·1017 J, viene a ser casi el
doble de la liberada durante la erupción del volcán Krakatoa, 1,5·1017 J y poco más de la
mitad del total de energía consumida por Noruega en todo el año 1998,
4·1017 J.También es casi el doble de la energía solar que recibe la superficie de la Tierra
en un segundo, 1,74·1017 J.

La versión "sucia" (detonada por uranio) de 100 megatones que estaba planeada
habría provocado que una amplísima zona geográfica hubiese quedado bajo los efectos
de dosis letales de radiación.

Las ondas sísmicas producidas fueron medidas alrededor de todo el planeta.

Se ha estimado que la cantidad de contaminación radiactiva de la versión de


100 Mt habría supuesto el 25% de la radiactividad total dispersada en el ambiente desde
la invención de las armas nucleares.

Un arma de esta magnitud hubiera tenido importantes efectos secundarios para el


que la utilizara, ya que la enorme cantidad de lluvia radiactiva producida por la versión
de 100 Mt hubiera supuesto, en el caso de ser utilizada contra los países de Europa
occidental, la contaminación de la mayoría de países pertenecientes al Pacto de
Varsovia. Aparte, está su enorme ineficacia, ya que una gran parte de la energía liberada
escapa al espacio en forma de radiación.

Las modernas cabezas nucleares tácticas siguen otro principio, el emplear


pequeñas cabezas nucleares dispersas lanzadas por un mismo ICBM (Misil Balístico
Intercontinental) con el objetivo de crear una serie de "pequeñas" explosiones a nivel de
suelo, dispersas, con la intención de dañar la mayor área posible. La Zar no era una
bomba realmente útil para la guerra, ante la necesidad de emplear un bombardero
modificado, con la consiguiente imposibilidad de lanzar la bomba a largas distancias.
Los analistas militares soviéticos y estadounidenses admitieron que un arma de estas
características sólo hubiera sido útil frente a grandes ciudades, como Moscú, Nueva
York o Los Ángeles. Lo contrario habría sido "matar moscas a cañonazos".

You might also like