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Causas de los fenómenos meteorológicos

La meteorología climatológica estudia la temperatura, la humedad y la presión


atmosférica, tanto para describir junto con otros parámetros el clima de un lugar como
para predecir las circunstancias meteorológicas que acontecerán.

Los fenómenos meteorológicos más comunes son la lluvia o el viento. Pero existen otros
que sólo se producen en ciertas épocas como la nieve o que son más probables en ciertas
zonas geográficas como los huracanes.

Los fenómenos meteorológicos otorgan diversas características a los distintos puntos del
planeta de acuerdo su comportamiento a través de las distintas épocas del año.

Rayos

El rayo es una poderosa descarga electrostática natural, producida durante una tormenta
eléctrica. La descarga eléctrica precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz
(el relámpago), causada por el paso de corriente eléctrica que ioniza las moléculas de aire,
y por el sonido del trueno, desarrollado por la onda de choque. La electricidad (corriente
eléctrica) que pasa a través de la atmósfera calienta y expande rápidamente el aire,
produciendo el ruido característico del rayo; es decir, el trueno.

Generalmente, los rayos son producidos por partículas positivas por la tierra y negativas a
partir de nubes de desarrollo vertical llamadas cumulonimbos. Cuando un cumulonimbo
alcanza la tropopausa, las cargas positivas de la nube atraen a las cargas negativas,
causando un relámpago o rayo. Esto produce un efecto de ida y vuelta; se refiere a que al
subir las partículas instantáneamente regresan causando la visión de que los rayos bajan.
La disciplina que, dentro de la meteorología, estudia todo lo relacionado con los rayos se
denomina ceraunología.

El primer proceso en la generación del rayo es la separación de cargas positivas y


negativas dentro de una corriente aérea ascendente, fuerte en estas nubes, acumulando
así una carga de electricidad estática muy poderosa. Los cristales positivamente cargados
tienden a ascender, lo que hace que la capa superior de la nube acumule una carga
electrostática positiva. Los cristales negativamente cargados y los granizos caen a las
capas del centro y del fondo de la nube, que acumula una carga electrostática negativa.

El rayo también puede producirse dentro de las nubes de cenizas de erupciones


volcánicas, o puede ser causado por violentos incendios forestales que generen polvo
capaz de crear carga estática.
Cómo se inicia la descarga eléctrica sigue siendo un tema de debate. Los científicos han
estudiado las causas fundamentales, que van desde las perturbaciones atmosféricas
(viento, humedad y presión) hasta los efectos del viento solar y a la acumulación de
partículas solares cargadas. Se cree que el hielo es el elemento clave en el desarrollo,
propiciando una separación de las cargas positivas y negativas dentro de la nube.
Lluvia

Es la precipitación de agua que cae a la tierra desde las nubes, que son concentraciones
de vapor de agua, compuestas de diminutas gotas, que al condensarse forman otras más
grandes que se precipitan sobre la tierra.

Según la definición oficial de la Organización Meteorológica Mundial, la lluvia es la


precipitación de partículas líquidas de agua de diámetro mayor de 0,5 mm o de gotas
menores, pero muy dispersas. Si no alcanza la superficie terrestre, no sería lluvia sino
virga y si el diámetro es menor sería llovizna.[1] La lluvia se mide en milímetros al año,
menos de 200 son insuficientes, entre 200 y 500 son escasas, entre 500 y 1.000 son
suficientes, entre 1.000 y 2.000 son abundantes y más de 2.000 son excesivas.
La lluvia depende de tres factores: la presión, la temperatura y, especialmente, la
radiación solar.

La lluvia, en su caída, se distribuye de forma irregular: una parte será aprovechada para
las plantas, otra parte hará que los caudales de los ríos se incrementen por medio de los
barrancos y escorrentías que, a su vez aumentarán las reservas de pantanos y de
embalses y otra parte se infiltrará a través del suelo, y discurriendo por zonas de texturas
más o menos porosas formará corrientes subterráneas que irán a parar o bien a depósitos
naturales con paredes y fondos arcillosos y que constituirán los llamados yacimientos o
pozos naturales (algunas veces formando depósitos o acuíferos fósiles, cuando se trata de
agua acumulada durante períodos geológicos con un clima más lluvioso), o acabarán
desembocando en el mar. La última parte se evaporará antes de llegar a la superficie por
acción del calor.

La cantidad de lluvia que cae en un lugar se mide por los pluviómetros. La medición se
expresa en milímetros de agua y equivale al agua que se acumularía en una superficie
horizontal e impermeable de 1 metro cuadrado durante el tiempo que dure la
precipitación.

La cantidad de precipitación es medida en milímetros de agua caída, es decir, la altura de


agua caída recogida en una superficie plana y medida en milímetros. Un milímetro de agua
de lluvia equivale a 1 L de agua por m², que es otra forma de medir la cantidad de agua
de lluvia.

La lluvia se adjetiviza respecto a la cantidad de precipitación por hora (mm/h):

 Débiles: cuando su intensidad es <= 2 mm/h


 Moderadas: > 2 mm/h y <= 15 mm/h
 Fuertes: > 15 mm/h y <= 30 mm/h
 Muy fuertes: >30 mm/h y <= 60 mm/h
 Torrenciales: >60 mm/h

Por definición, las lluvias torrenciales son lluvias que pueden causar estragos como lo son
inundaciones repentinas, deslaves y otros daños materiales.
Nubosidad

La nubosidad es la fracción de cielo cubierto con nubes, en un lugar en particular. Según


las normas meteorológicas actuales, la nubosidad se expresa en octas, u octavos de la
bóveda celeste. Ésta es dividida en 8 partes por el operador, quien evalúa entonces el
número de esas partes que están cubiertas por las nubes. De este modo se puede estimar
el rango de visibilidad del observador. El principal problema asociado con este método dice
relación con que no se pueden hacer mediciones bajo condiciones de visibilidad muy baja
(por ejemplo, en caso de niebla) o la dificultad para estimar la correcta cobertura
fraccional del cielo por nubes cercanas al horizonte visual. Gracias a los satélites
meteorológicos es posible calcular la nubosidad con mucha más precisión, aunque aún así
es algunas nubes muy delgadas pueden escapar de la detección satelital.

La nubosidad es máxima en invierno y mínima en verano. Durante el día suele ser máxima
alrededor de las 14 horas, momento de máxima ascendencia del aire. Si se considera la
latitud, las zonas de máxima nubosidad están en la zona ecuatorial y entre los 60 y 70º,
las de mínima nubosidad hacia los 35º y las regiones polares.

Huracán

Huracán es un viento de fuerza extraordinaria que forma un torbellino y gira en grandes


círculos. El huracán suele originarse en las zonas tropicales y, a medida que avanza,
comienza a expandir su diámetro.

En este sentido, un huracán es un ciclón tropical o tifón. Se trata de un sistema de


tormentas que circula alrededor de un centro de baja presión y que genera fuertes vientos
y lluvias. La energía del huracán proviene de la condensación de aire húmedo.

Se conoce como ojo del huracán al área de aire que circula en sentido descendente dentro
del centro y que suele encontrarse libre de nubes. Cabe destacar que la violencia del
viento hace que los huracanes puedan tener efectos destructivos y derrumbar ciudades
completas.

Tormenta

Una tormenta (del germánico común sturmaz que viene a significar "ruido" o "tumulto") es
un fenómeno caracterizado por la coexistencia próxima de dos o más masas de aire de
diferentes temperaturas. Este contraste asociado a los efectos físicos implicados
desemboca en una inestabilidad caracterizada por lluvias, vientos, relámpagos, truenos y
ocasionalmente granizos entre otros fenómenos meteorológicos.

Aunque científicamente se define como tormenta a aquella nube capaz de producir un


trueno audible, también se denominan tormentas en general a los fenómenos
atmosféricos violentos que, en la superficie de la tierra están asociados a lluvia, hielo,
granizo, electricidad, nieve o vientos fuertes -que pueden transportar partículas en
suspensión como la tormenta de arena o incluso pequeños objetos o seres vivos-.
Las tormentas se crean cuando un centro de baja presión se desarrolla con un sistema de
alta presión que lo rodean. Esta combinación de fuerzas opuestas puede crear vientos y
resultar en la formación de nubes de tormenta, como el cumulonimbo.

El contraste térmico y otras propiedades de las masas de aire húmedo dan origen al
desarrollo de fuertes movimientos ascendentes y descendentes (convección) produciendo
una serie de efectos característicos, como fuertes lluvias y vientos en la superficie e
intensas descargas eléctricas. Esta actividad eléctrica se pone de manifiesto cuando se
alcanza la tensión de ruptura del aire, momento en el que se genera el rayo que da origen
a los fenómenos característicos de relámpago y trueno. La aparición de relámpagos
depende de factores tales como el grado de ionización atmosférico, además del tipo y la
concentración de la precipitación.
Las tormentas obtienen su energía de la liberación de calor latente que se produce en la
condensación del vapor del agua en las parcelas ascendentes de la tormenta.

Sequia

La sequía se puede definir como una anomalía transitoria en la que la disponibilidad de


agua se sitúa por debajo de los requerimientos estadísticos de un área geográfica dada. El
agua no es suficiente para abastecer las necesidades de las plantas, los animales y los
humanos.

Si el fenómeno está ligado al lago central de agua existente en la zona para uso humano e
industrial hablamos de escasez de agua.
La causa principal de toda sequía es la falta de lluvias o precipitaciones, este fenómeno se
denomina sequía meteorológica y si perdura, deriva en una sequía hidrológica
caracterizada por la desigualdad entre la disponibilidad natural de agua y las demandas
naturales de agua. En casos extremos se puede llegar a la aridez.

La ocurrencia de una sequía depende de los siguientes factores determinantes que


impulsan la emergencia del fenómeno:

 La evapotranspiración
 El déficit de la precipitación

La sequía pertenece al esquema climático normal de las regiones semiáridas y, en


consecuencia, está relacionada con la alta variabilidad de las precipitaciones.

La variación de la precipitación en un lugar dado y entre épocas determinadas constituye


el factor de impulso principal de las sequías. A su vez, dependen del condicionamiento
impuesto por los cambios en la presión atmosférica con las consiguientes alteraciones en
la circulación general de la atmósfera. Las sequías están asociadas a condiciones
predominantemente anticiclónicas que persisten durante un cierto tiempo.

Otro factor condicionante es la modificación de la cubierta vegetal y de las condiciones del


suelo producidas por esos cambios en la circulación atmosférica que pueden constituir un
proceso de realimentación para prolongar la sequía.
Las sequías se pueden caracterizar por una carencia del factor de impulso que son las
precipitaciones debido a valores de temperatura que hacen que la evapotranspiración
potencial se mantenga alta, aunque la evapotranspiración real de ese momento sea
pequeña por falta de agua. La sequía no es, como se ve, una entidad tan bien definida
como la inundación, porque procede de un decrecimiento en los promedios de
precipitación en relación a la necesidad de agua en un período particular y en un área
particular.

Las sequías resultan de condiciones hídricas en las que prevalece la escasez de agua como
resultado de precipitaciones insuficientes en una serie de años sucesivos. La cantidad de
lluvia disminuye el promedio y en consecuencia se empobrecen las pasturas, disminuye el
rendimiento de los cultivos, falta agua para la gente y los animales.

Tornados

Un tornado es un fenómeno meteorológico que se manifiesta como una columna de aire


que rota de forma violenta y potencialmente peligrosa, estando en contacto tanto con la
superficie de la Tierra como con una nube cumulonimbos o, excepcionalmente, con la
base de una nube cúmulos. Siendo los fenómenos atmosféricos más intensos que se
conocen, los tornados se presentan de diferentes tamaños y formas pero generalmente
tienen la forma de una nube embudo, cuyo extremo más angosto toca el suelo y suele
estar rodeado por una nube de desechos y polvo. La mayoría de los tornados cuentan con
vientos que llegan a velocidades de entre 65 y 180 km/h, miden aproximadamente 75
metros de ancho y se trasladan varios kilómetros antes de desaparecer. Los más extremos
pueden tener vientos con velocidades de hasta 480 km/h, medir hasta 1,5 km de ancho y
permanecer tocando el suelo a lo largo de más de 100 km de recorrido.

Entre los diferentes tipos de tornados están las trombas terrestres, los tornados de
vórtices múltiples y las trombas marinas. Éstas últimas se forman sobre cuerpos de agua,
conectándose a cúmulos y nubes de tormenta de mayor tamaño, pero se les considera
tornados porque presentan características similares a los que se forman en tierra, como su
corriente de aire en rotación en forma de embudo. Las trombas marinas por lo general son
clasificadas como tornados no-supercelulares que se forman sobre cuerpos de agua.

Estas columnas de aire frecuentemente se generan en áreas tropicales cercanas al


ecuador, y son menos comunes en latitudes mayores, cercanas a los polos. Otros
fenómenos similares a los tornados que existen en la naturaleza incluyen al gustnado y los
remolinos de polvo, de fuego y de vapor.

Los tornados son detectados a través de radares de impulsos Doppler, así como
visualmente por los cazadores de tormentas. Se les ha observado en todos los continentes
excepto en la Antártida. No obstante, la gran mayoría de los tornados del mundo se
producen en la región estadounidense conocida como Tornado Alley, aunque pueden
formarse prácticamente en cualquier parte de América del Norte. También ocurren
ocasionalmente en el centro-sur y este de Asia, norte y centro-este de Sudamérica, sur de
África, noroeste y sudeste de Europa, oeste y sudeste de Australia y en Nueva Zelanda.
Existen varias escalas diferentes para clasificar la fuerza de los tornados. La escala Fujita-
Pearson los evalúa según el daño causado, y ha sido reemplazada en algunos países por la
escala Fujita mejorada, una versión actualizada de la anterior. Un tornado F0 ó EF0, la
categoría más débil, causa daño a árboles pero no a estructuras. Un tornado F5 ó EF5, la
categoría más fuerte, arranca edificios de sus cimientos y puede producir deformaciones
estructurales significativas en rascacielos.[10] La escala TORRO va del T0 para tornados
extremadamente débiles al T11 para los tornados más fuertes que se conocen.[11]
También pueden analizarse datos obtenidos de radares Doppler y patrones de circulación
dejados en el suelo (marcas cicloidales) y usarse fotogrametría para determinar su
intensidad y asignar un rango.[12

Monzón

Un monzón se define como un cambio estacional en la dirección del viento. El término se


deriva de la palabra árabe "mausim", que significa "estación". Originalmente el término
era aplicado por marineros árabes para referirse a los vientos cambiantes estacionalmente
en el Océano Índico y regiones circundantes, incluyendo el Mar de Arabia.

Estos vientos soplan desde el suroeste durante una mitad del año y del noreste durante la
otra. Por lo tanto, hay cambios estacionales que se observan claramente como vientos del
noreste que prevalecen durante el invierno en el subcontinente de la India y del suroeste
en el verano (ver Figuras 1a y 1b). Otros monzones ocurren en Australia y África.

Debido a una mejor comprensión de los monzones, la definición ahora denota sistemas
climáticos donde quiera que la humedad aumente dramáticamente en la estación cálida. El
caso mejor conocido es el monzón asiático, que afecta al sureste de Asia y al
subcontinente indio, pero también existe un clima monzónico en el norte de Australia,
África Occidental y otras partes (ver Figura 2). La presencia Norte a Sur de los Andes
impide la aparición de fenómenos similares tanto en América del Sur como del Norte.

El monzón es uno de los fenómenos climáticos más dramático en el planeta. Las grandes
superficies envueltas en los monzones y la gran escala del clima dentro de ellos sugieren
que los monzones juegan un papel significativo en la modulación del clima global. Cuando
ocurren fuertes precipitaciones monzónicas en una región, en las regiones opuestas se
presentan sequías.

Un cambio monzónico estacional se caracteriza por una diversidad de mecanismos físicos


que producen fuertes vientos estacionales, un verano húmero y un invierno seco. Todos
los monzones comparten tres mecanismos físicos básicos: diferencia en el calentamiento
entre la tierra y los océanos, las fuerzas de Coriolis debido a la rotación de la Tierra, y el
papel del agua que almacena y libera energía a medida que cambia de líquido a vapor y
viceversa (calor latente). El efecto combinado de estos tres mecanismos es el que
determina las inversiones monzónicas características de los fuertes vientos y la
precipitación.
Heladas

Helada es un fenómeno climático que consiste en un descenso de la temperatura


ambiente a niveles inferiores al punto de congelación del agua y hace que el agua que
está en el aire se congele depositándose en forma de hielo en las superficies. Otra
condición para que la helada se produzca es que la humedad relativa del aire sea superior
al 60%, de lo contrario no habrá suficiente agua en la atmósfera para depositarse en las
superficies. La última condición para que esto se produzca es que el viento no sea intenso,
de lo contrario, el agua no podrá depositarse.

Existen diferentes tipos de heladas. De acuerdo a su origen se clasifican en:

 Heladas de advección: se presentan en una región cuando ésta es "invadida" por


una masa de aire frío cuya temperatura es inferior a 0ºC. Este tipo de heladas se
caracteriza por la presencia de vientos con velocidades iguales o superiores a los
15 km/h y el gradiente de temperatura (variación de la temperatura con la altura)
es negativo, sin inversión térmica. Las áreas afectadas son extensas y la nubosidad
no influye sobre la temperatura, que experimenta variaciones con la marcha
horaria. Las plantas se enfrían por contacto.

 Heladas de radiación: Se producen por el enfriamiento de las capas bajas de la


atmósfera y de los cuerpos que en ellas se encuentran debido a la pérdida de calor
terrestre por irradiación durante la noche. Se produce una estratificación del aire
en donde las capas más bajas son más frías y las capas más altas son más cálidas
(inversión térmica). Este tipo de heladas se produce en condiciones de viento
calmo o escaso, ya que la ausencia de viento impide mezclar estas capas, y
además, con cielo despejado que permite una mayor pérdida de calor desde la
superficie terrestre. La pérdida de calor es mayor cuando las noches comienzan a
ser más largas y el contenido de humedad del aire es menor. En los suelos
cubiertos de vegetación y en el fondo de los valles es más probable que se den
este tipo de heladas. En el caso de la cubierta vegetal, esta actúa como aislante
entre el suelo y la atmósfera, evitando que el calor del suelo se trasmita con
rapidez al aire. Además disminuye la acumulación de calor en el suelo al impedir el
ingreso de la radiación solar. El relieve del suelo, por sus diversos accidentes,
determina la dirección e intensidad del flujo de aire frío nocturno. Si el suelo tiene
pendiente, el aire frío (más denso) buscará niveles más bajos, donde se
estacionará y continuará enfriándose. Es por ello que el fondo de los valles es un
lugar propicio para la formación de heladas.

 Heladas de evaporación: Debidas a la evaporación de agua líquida desde la


superficie vegetal. Suele ocurrir cuando, debido a la disminución de la humedad
relativa atmosférica, el rocío formado sobre las plantas se evapora. El paso de
agua líquida a su estado gaseoso requiere calor. Ese calor lo aporta la planta con
su consiguiente enfriamiento.
 Heladas mixtas: Se denominan de este modo a aquellas heladas que se producen
simultáneamente por el vuelco de aire frío y la pérdida de calor del suelo por
irradiación.
De acuerdo a los efectos visuales que este fenómeno causa:

 Heladas blancas: Se produce cuando la temperatura desciende por debajo de OºC


y se forma hielo sobre la superficie de las plantas. Este tipo de heladas se produce
con masas de aire húmedo. Además el viento calmo y los cielos despejados
favorecen su formación.

 Heladas negras: En la helada negra el descenso por debajo de OºC no va


acompañado de formación de hielo. Su designación responde a la visualización de
la coloración que adquieren algunos órganos vegetales debido a la destrucción
causada por el frío. Este tipo de heladas se produce cuando la masa de aire es
seca. El cielo cubierto o semicubierto o la turbulencia en capas bajas de la
atmósfera favorece la formación de este tipo de heladas.

Las heladas son frecuentes en el invierno, pero ocurren también en otoño y primavera,
conociéndose a las otoñales como heladas tempranas y a las primaverales como heladas
tardías. En estas dos estaciones las plantas tienen una gran sensibilidad a los descensos
bruscos de temperatura.

Riesgos y acciones de prevención en el contexto de la


actividad humana y la localidad

Los desastres se producen al combinarse el riesgo y la vulnerabilidad. Podemos decir que


se presentan de manera violenta y muchas veces en forma repentina; causan sufrimiento
a la sociedad y alteran su forma de vida al generar daños materiales, muertos, heridos y
desplazados.

La vulnerabilidad y el riesgo de la población aumenta por las siguientes razones:

 Por la ubicación de las viviendas en terrenos poco convenientes


 Por los materiales de las viviendas que son precarios, inapropiados y frágiles
 Por la falta de recursos económicos que impiden la creación de viviendas seguras

Los efectos de los fenómenos meteorológicos

Efectos económicos

Los desastres impactan de manera importante en la economía de los espacios afectados.


La perdida de fuentes de trabajo, la destrucción de bienes y servicios y la reorientación de
los programas de desarrollo económico retrasan el avance de la regiones afectadas. En
países pobres, un desastre puede requerir de préstamos de gobiernos extranjeros para
salir más rápido de la crisis, lo que da como resultado mayor endeudamiento de la nación.
Además disminuye la capacidad de recaudar impuestos y con ello el dinero disponible para
mitigar los efectos del desastre.
Efectos sociales

Entre las repercusiones sociales de los desastres, cabe mencionar la pérdida de vidas
humanas y sus medios de subsistencia, la interrupción de los servicios de salud y el riesgo
de enfermedades y epidemias. Las hambrunas son un claro ejemplo de un efecto social
causado por un desastre.

Por otra parte un desastre ocasiona el deterioro inmediato de la calidad de vida de las
personas, pues daña su capacidad de recuperación económica y social y les impide
retomar rápidamente su vida cotidiana.

Los desastres también reducen la capacidad de tecnológica, educativa, de información, de


infraestructura, el acceso a los recursos y en general la capacidad de de la sociedad para
controlar, reducir y mitigar los efectos de un posterior evento desastroso.

Efectos ambientales

Finalmente, las repercusiones de los desastres ambientales sobre el medio ambiente


pueden ser irreversibles. Éstos ocasionan la perdida de muchas toneladas de suelos
debido a la erosión, la disminución en la cantidad de agua de los ríos y presas, la
degradación de las zonas costeras y la pérdida de arrecifes, bosques y manglares.

En realidad, impedir que estos fenómenos extremos de la naturaleza ocurran es imposible,


por eso las sociedades deben crear recursos e instrumentos para limitar sus efectos. Es
necesario crear una cultura de la prevención, donde la tarea de los medios de
comunicación y los docentes son piezas fundamentales, ya que actúan como
multiplicadores de la información; esto es, son comunicadores sociales. Teniendo en
cuenta lo anterior, el 90% de las defunciones provocadas por los movimientos sísmicos
podrían evitarse. Sin embargo, alrededor de la mitad de los países más vulnerables a los
desastres no cuenta con una planificación adecuada para enfrentarlos.

Ahora bien, ni la planificación, ni su aplicación o su resultado es igual en todos los


espacios geográficos del mundo, porque dependen de factores políticos, culturales y,
sobre todo, del nivel de desarrollo socio-económico del país. De esta manera, no produce
el mismo tipo de daño un sismo, huracán o tornado en Estados Unidos que en Bangladesh
o la India. Con respecto a las pérdidas económicas, son de mayor volumen en Estados
Unidos pues las autopistas, viviendas, etcétera, tienen mayor valor. Pero el número de
víctimas fatales es mayor en los países en desarrollo por su escasa infraestructura para
proteger a la población y sus bienes.

En este sentido, prevenir los riesgos es crucial y, aunque requiera un costo más elevado
en el presupuesto de planificación, este resulta ínfimo frente a los daños y gastos
ocasionados si no se llevan a cabo. Por eso, aunque la prevención debería insumir los
mayores esfuerzos físicos y monetarios, no es así en casi todos los países del mundo, ya
que el presupuesto más elevado está destinado a la reconstrucción.
La planificación debe tener en cuenta todas las actividades de prevención y mitigación de
un desastre, e incluir a todos los actores sociales: economistas, sociólogos, políticos,
geólogos, meteorólogos, asociaciones gubernamentales y no gubernamentales, etcétera.

Los principales aspectos a tener en cuenta son:

• Investigación del fenómeno para evaluar su intensidad y frecuencia con el fin de


confeccionar y difundir el mapa con las zonas de riesgos. De esta manera, todos los que
habitan dicho espacio tuviesen conocimiento de los peligros a los que están expuestos y
cómo deben actuar en caso de catástrofes;

• Aplicación del conocimiento científico y la tecnología para la prevención de los desastres


y su mitigación. Incluyendo la transferencia de experiencias y un mayor acceso a los datos
relevantes (por ejemplo, el seguimiento satelital que se hace de la falla de San Andrés, en
California);

• Toma de medidas preventivas (normas de seguridad para el asentamiento de la


población, edificaciones de baja altura que resistan ciclones y huracanes o movimientos
sísmicos de magnitud). Las nuevas construcciones en las zonas sísmicas se realizan con
técnicas sismo resistentes, sus cimientos están apoyados en materiales aislantes de las
vibraciones del suelo;

• Previsión de los riesgos secundarios; por ejemplo, inundaciones causadas por la fractura
de un embalse como consecuencia de un sismo;

• Los medios de comunicación son muy importantes tanto para el alerta (sirenas, luces,
etcétera.) como para la difusión (radio, televisión, Internet) de la información para
organizar a la comunidad en el momento o reorganizarla después del desastre. Los
sistemas de alarma instalados en los países caribeños han reducido el número de víctimas
durante la estación de los huracanes.

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