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MARTÍN Vivaldi, Gonzalo.

"Cualidades y
requisitos del buen estilo", en Géneros
ESTILO Y LENGUAJE PERIODISTICOS CUALIDADES O REQUISITOS DEL BUEN ESTILO
periodísticos. 6a ed. Madrid: Paraninfo, 1998, pp.
29-43.
esta obra- escribir un tratado de tratamiento y que, al par, resulta moldeado por la personalidad -pensa-
cisar, definir y delimitar unos géneros p miento y expresión- del escritor.
del estilo, como cuestión previa, es fu r,"~u'~" "ti.
O como lo define Pierre Guiraud:
"Estilo es el aspecto de lo enunciado que resulta de una elección de
EL ESTILO Y LOS ESTILOS los medios de expresión determinada por la naturaleza y las intenciones
del sujeto que habla o escribe,"
Concebido el estilo, subjetivamente, como una proyeccion de la pro-
pia personalidad, y, objetivamente, como un modo de hacer consecutivo Pero más bien que las definiciones de estilo, nos interesa- destacar
al género literario que se cultiva, cabría recordar que no existe un solo aquí lo que algunos autores llaman "leyes del estilo" y que nosotros pre-
estilo periodístico, sino mil estilos diferentes -según decimos en nues- ferimos denominar "cualidades o requisitos" del buen estilo literario y,
tros APUNTES DE PERIODISMO, lección 3-. "Depende todo del en nuestro caso, periodístico.
momento en que se escribe, del tema, del círculo de lectores para los Cualidades y requisitos que estudiamos a continuación.
que escribimos y del enfoque personaJ." (1)
¿Definiciones del estilo? j Son tantas y tan variadas! Desde la famo-
sa rueda de Virgilio -con su estilo sencillo, medio y elevado- hasta las Cualidades y requisitos del buen estilo
más modernas investigaciones de Estilística, hay definiciones para todos
los gustos. Desde Buffon, con su tan traída y llevada afirmación "Le Resumiendo cuanto sobre el particular se ha dicho -incluido lo ex-
style est de l'homme mérne", hasta Schopenhauer: "el estilo es la fiso- puesto por el autor en otras obras suyas-- podemos exquematizar aquí
nomía de la mente'[ ...
, las cualidades o requisitos del buen estilo -periodístico o literario--
como sigue:
J. L. Micó Buchón,'"\en su obra «Teoría y técnica literarias», hace un estudio
muy completo del problema del estilo y, entre otras cosas, destaca los siguientes l. Claridad. - Condición primera de la prosa periodística. En el
aspectos del problema:
periódico se escribe -ha de escribirse- para que nos entienda todo el
«El estilo-piel». - «No es la chaqueta de un escritor, sino su pie¡" (Carlyle).
«El estilo-idea». - «Escribir bien, es pensar bien.»
mundo: el docto y el menos docto; el erudito y el no erudito; el espe-
«El estilo-forma •. - "Una cualidad del lenguaje», «rasgos característicos de la cialista en la materia y el profano; el muy inteligente y el menos inte-
obra. (estilo bizantino, estilo clásico). ligente. Esto exige en el escritor claridad en las ideas y transparencia
"El estilo-hombre». - "Algo connatural, personalísimo, inaprendible e inense- expositiva. (No significa de ningún modo que escribir en el periódico
ñable.» (e Reacción total del escritor ante las cosas». Azorín.) .
«El estilo-lengua propia». - "Un fenómeno de las lenguas nacionales» (BaJly). sea escribir para deficientes mentales, aunque haya que contar con el
lector más o menos duro de entendederas.) Visión clara de los hechos
Resalta después Micó Buchón la «polivalencia de la palabra estilo» y establece
o señala los siguientes aspectos del tema: o de las ideas y exposición neta y tersa de los mismos. Escribe claro
«Estilo en general: relación total. Modo de expresarse uno en el idioma común. quien piensa claro. Pero no basta con la claridad mental o de ideas. Es
Estilo subjetivo: relación hombre-concepto. Revelación del modo de ser por el preciso utilizar un lenguaje fácil, a base de palabras transparentes y fra-
modo de pensar. Estilo objetivo: relación concepto-expresión. Carácter de un escrito ses breves. Se conseguirá así que el pensamiento del que escribe penetre
como manifestante de una idea. Estilo interno: relación contenido-manifestación.
Movimiento-orden del pensamiento para manifestarse. Estilo externo: relación con-
sin esfuerzo en la mente del lector. Ir derecho a las cosas --pedía Azo-
tenido-manifestado palabra expresan te. Palabras y giros idiomáticos empleados .» rín- sin detener al lector en las palabras. Desde el momento en que la
palabra o la frase -por su rareza o retorcimiento-- obligan a una relec-
Podría arriesgarse un concepto del estilo que abarcara sus aspectos tura, el escrito peca de oscuro: por cuIteranismo o por conceptismo.
fundamentales diciendo: Según Quintiliano la meta de la claridad significa, no que pueda enten-
1" stilo es el molde en que se vierte un modo de ser. derse lo que decimos, "sino que no pueda, en modo alguno, no entender-
se". Si la claridad -se dijo- es la cortesía del filósofo, es también -de-
El molde sería el "tema-materia-contenido" sobre el que se escribe
cimos nosotros- la primera obligación del periodista. "Hay cierta gloria
-lo objetivo y externo-o Molde que impone o exige un determinado
en no ser comprendido", dijo el poeta francés Baudelaire. Y Rimbaud
(1) Cabrfa también remitir al lector a lo que, respecto al estilo decimos en nuestro CURSO pidió: "destruir la lógica hasta llegar al absurdo". Afirmaciones muy
DE REDA~CION, todo él, en realidad, un tratado de estilfstica aplicada, y muy especialmente en
sus tres pnmeros capítulos, hasta la lección 44 inclusive. respetables desde el punto de vista del poeta más o menos esteticista

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u oscurantista, pero que nada tienen que hacer en el ancho campo del que, en la duda entre utilizar "estío" o "verano", después de mucho
Periodismo (1). pensarlo, prefería "verano" por ser la voz popular, mientras que "csuo'
2. Concisión. - Que resulta de utilizar sólo las palabras indis- ~ra palabra más culta. "Si puedes decir páiaro, no digas ave",' aconsc-
pensables, justas y significativas para expresar lo que se quiere decir. Jaba. La sencillez no quiere decir vulgaridad. Un cstilo puede ser sencillo
Estilo conciso no significa estilo lacónico, ultracondensado. La concisión y noble al par. Con palabras de uso común se pueden expresar elevados
es la enemiga de la verborrea, de la redundancia, del titubeo expresivo. pensamientos. Y es que la difícil sencillez se adquiere ... a fuerza de
La concisión lleva a la rapidez y viveza del estilo. Periodísticamente, trabajo. Y quien quiera un ejemplo de estilo él un tiempo sencillo y ele-
vado, lea "Le pctit prince" de Antoine de Saint Exupery. Siendo el
exige el empleo de la frase declaratoria, del estilo directo. "Todo lo que
Periodismo un medio de comunicación social, es obvio que su lenguaje
obligue a detenerse para reflexionar sobre el sentido de la oración -dice
debe ser siempre sencillo, asequible él la gran mayoría, al "gran público".
Fraser Bond-, estorba, naturalmente, la rapidez de la lectura." Y para
dar celeridad al estilo, sugiere Fraser Bond "inyectar acción en el ma-
7. Naturalidad. - Condición ésta que se produce cuando se uti-
terial". El verbo activo y dinámico viene a ser así la clave del estilo
lizan palabras o expresiones propias del acervo personal y social del que
rápido.
1 . escribe. Opónese a la naturalidad la afectación. Y depende, más que
3. Densidad. ---1 Equivale, en la práctica, a la concisión y se tradu- del estilo, del tono. De tal modo que un escritor puede ser estilística-
ce en que cada palábra o frase estén preñadas de sentido. Estilo denso mente sencillo, pero afectado, es decir, poco natural por su entonación.
equivale a estilo significativo. Periodísticamente, la densidad del estilo Se es natural cuando se es uno mismo, cuando el estilo es una transcrip-
pide hechos y más hechos. Algún periodista americano llega a exigir ción de nuestra propia personalidad, cuando las palabras que utilizamos
"dos hechos por línea". En un escrito denso no debe sobrar ni faltar ni no son rebuscadas, inusitadas o extrañas (1). Ser natural estilísticamen-
una palabra. Y quien quiera una muestra excelsa de este estilo, repase te equivale a escribir sin "pose". Periodísticamente, el lenguaje natural
atentamente "La casa de los muertos" de Fedor Dostoiewsk i. depende también del tema. Hay un lenguaje natural político, otro téc-
nico, otro deportivo, otro taurino, etcétera.
4. Exactitud. - No sólo en los hechos que se narran, sino en las
palabras que se utilizan para contar tales hechos. Hay que huir de las
8. Originalidad. - Cualidad consecutiva de la sinceridad expre-
palabras de amplio significado y buscar siempre la palabra exacta, la
siva, de una gran fidelidad a sí mismo y hacia el mundo externo y de
inevitable. (Ver nuestro CURSO DE REDACCION, capítulo I1I, lec-
un modo de hacer personalísimo. Todo escritor fiel a la realidad y a sí
ciones 23, 24, 25, 26 y 27.) mismo es ya original. Hoy se dice también "autenticidad". El escritor
5. Precisión. - Para no divagar, para "ir derecho al toro", según original -decía Chateaubriand- no es el que no imita a nadie, sino
expresión muy española. La precisión requiere rigor lógico en las ideas, aquél "a quien nadie puede imitar." Pcriodísticamcntc, la originalidad
acuidad mental y sensibilidad para los hechos, dotes de observación, consiste en decir las cosas tal COl1l0 las vemos y sentimos. Micó Buchón
visión clara, en suma, de los hechos o de las ideas. La precisión requiere -o. C. pág. 296- escribe que " ... la verdadera original idad es el sello
construir la frase con rigor lógico-psicológico; exige huir del término del espíritu grande y rico que sin estrideucias ni equilibrios deja su pro-
ambiguo o de la expresión equívoca. pia huella noble en todo lo que toca". Y el mismo autor cita la clasi-
ficación de Longhaye en: originalidad de grado y originalidad de modo,
6. Sencillez. - Cualidad que se produce al utilizar palabras de "La primera consiste en penetrar más en el asunto, ver JIl<Ís, descubrir
uso común. Lo contrario de la sencillez es el estilo artificioso, el empleo más. Es el sello de los genios ... r' "La originalidad de m ailn es ... la pecu-
de voces rebuscadas -cultas o arcaicas-o Juan Ramón Jiméncz decía liar manera de expresar y expresarse UIl autor, aunque lo que diga no
(1) Jesús Vasallo, en artfculo publicado en .Sur •• de Málaga -20 de agosto de 1972-. sea más que lo que todos ven o dicen." Ejemplo clásico de originalidad
escribe:
•.Confieso que una de mis tenaces preocupaciones la ha constituido el hablar bien; quiero
de grado sería el escritor ruso redor Dostoiewski; de originalidad de
decir el expresarme con corrección entre las personas civilizadas. Por supuesto, otra. que me modo, podría ser Oscar Wilclc. En Periodismo interesa Ill;ís la originali-
ha servido para valerme profesionalmente, es la de escribir con claridad y sencillez. Si el
maestro D'Ors oscurecía a posta sus páginas, sigo creyendo que para la comunicación con el dad de grado que la de moclo --aunque ésta !lO sea totalmente desde-
público. lo esencia} es que a uno le entiendan. Aunque no compartan sus opiniones y la discon-
formidad sea total con lo que diga. Pero a la hora de juzgar, el lector debe saber por dónde
van los tiros. Lo contrario desemboca inevitablemente en un doble sentimiento de frustración;
por parte del escritor y del destinatario. Montaigne decía que la palabra es mitad de quien (1) Escribió Paseal: e Cuan do se ve el estilo n at ura l, qued a lino .1SOlllhr.1UO y admirado;
la pronuncia y mitad de quien la escucha ...• esperaba uno ver a un autor y se encuentra uno con un hombre .•

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ñable-. Son los hechos lo importante, lo trascendente; no las meras pa- "Walters llegó a Charlotte la semana pasada.
labras o giros expresivos. De visita.
Simpático.
9. Brevedad. - En la práctica equivale a concision. Un escritor Un buen chico.
Como uno de nosotros ...
denso y conciso es, de por sí, breve. Es la primera recomendación que
... Fue director gerente.
suele hacerse al periodista que comienza: "sea usted breve". Lo cual
Es todo un título.
significa obedecer a dos de las reglas antes citadas de Mr. Billings, bi-
Quiere decir "jefe».
bliotecario de Washington: decir lo que se tenga que decir y callarse en Ahora le dicen "director ejecutivo».
cuanto queda dicho. En Periodismo, la brevedad es impuesta por la li- Nueva era.
mitación de espacíp : no hay páginas y más páginas, columnas y más El mismo sign ificado ...
columnas, dispuestas para que el novel periodista se explaye escribiendo. . .. Le gustan las frases breves.
En realidad, no hay medida para la brevedad: todo depende de lo que Concisas.
se tenga que decir o contar. Y también de cómo se diga. Un artículo Le encantan ... "
o reportaje mal escritos resultarán siempre largos; un trabajo bien es-
Parodia ésta que aún podría exagcrarse más. diciendo, poco más
crito, en el que cada palabra, cada frase, "estén preñadas de sentido",
o menos, lo que sigue:
nunca resultará extenso. Cuando al periodista novel se le recomienda bre-
vedad, se le quiere decir que no escriba de más; más de lo indispensable "D. Fulano de Tal, famoso periodista.
y necesario; que no deje correr la pluma "a placer". Todo lo que se Estuvo ayer entre nosotros.
escribe "a vuela pluma" suele resultar, casi siempre, un poco largo. La Su pasión: la brevedad.
condensación es consecuencia de la concentración. Desde el punto de Llegó, estuvo y se fue.
vista de la redacción periodística, siempre que se habla de brevedad se Bien venido.
suele hacer referencia a la frase breve, no más extensa de 15 palabras. Buen viaje."
Sin embargo, estilfsticamente, el abuso de la frase breve, el uso de la
10. Variedad. - El periodismo es esencialmente vario, como vario
frase breve por sistema, suele producir en ocasiones un martilleo sonoro,
y multiforme es el mundo. Estilísticarnente, esta exigencia implica una
cierta monotonía poco armoniosa. Por ello, en la práctica, la brevedad
variedad expresiva de acuerdo con la variedad de los hechos que se
significa que en cada frase haya una sola idea. El ideal estilística -ele- narran. Es lo que nosotros llamamos "tono" y que no es más que la
gancia se llama al resultado- resulta de combinar la frase corta con la adecuación del estilo al tema del escrito. Desde el punto de vista del
frase larga, según lo requiera la expresión de los hechos o de los pensa- lenguaje, la variedad de vocabulario no significa que sea preceptivo
mientos sobre los hechos. Siempre que la frase no sea excesivamente cambiar de sustantivos o verbos por sistema. Ocasiones hay en que re-
larga hasta degenerar en lo que nosotros llamamos el estilo ampuloso. sulta forzoso repetir una palabra porque no hay otra nuis propia que la
La obligación de ser breve se impone en los títulos periodísticos. utilizada. Ya se sabe que no hay dos palabras que tengan un sentido
y como ejemplo típico de ultracondensación expresiva, podría ponerse idéntico. La sinonimia sólo se da en el Diccionario. Además, las pala-
el caso -citamos de memoria- de aquel periódico mejicano que, pocos bras no valen por sí solas, sino según el contexto, según la frase. La
días antes de la muerte de Stalin, titulaba la noticia: "Ya mero" (es variedad, pues, significa evitar la monotonía, la pobreza de vocabulario.
También conviene evitar -según hemos dicho-v- el ritmo monótono de
decir, ya casi, está a punto de morir). Y el día que murió el dictador
la frase corta; debe procurarse de vez en cuando el con trapunto de la
soviético, la noticia aparecía bajo un título ultrabreve: ": YA!".
frase larga. Desde el punto de vista puramente visual y para evitar o re-
Por el mundo del Periodismo rueda una parodia, muy significativa, mediar el fenómeno conocido como cansancio psicolágico, se recomien-
de esta exigencia de la brevedad. Un periodista norteamericano, con da también variedad en la longitud cle los párrafos y. sobre todo, eli-
motivo de la visita a su ciudad de un exigente director de periódico minar el párrafo excesivamente largo que se traduce, en la práctica, en
(exigente en cuanto a brevedad), escribió el humorístico reportaje si- una masa de plomo uniforme. De ahí la necesidad de utilizar Iadillos
guiente: que partan el texto demasiado uniforme. Un párrafo periodístico no debe

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exceder de 200 palabras, salvo casos excepcionales en que la unidad del buena prosa, aun leída en silencio. En los títulos periodísticos, a veces,
contexto impida utilizar el "punto y aparte". Son también muy impar: se procura una frase-impacto que resulte, no sólo declarativa, sino
tantes los diversos recursos de la puntuación, procurando no abusar III también llamativa por su sonoridad.
del punto, ni de las comas, ni del punto y coma, ni de las comillas, ni
de los paréntesis o~guiones. Puntuar con exceso es tan rechazable co.mo 15. Detallismo. - Tan periodística es la gran noticia como el 'mi-
puntuar por defect~. Finalmente -y siempre desde el .punto de vI~ta núsculo detalle que revela o descubre el valor humano de un suceso.
visual-, son muy Iltiles los recursos tipográficos: letras de cuerpo dIS- No quiere decirse que el periodismo viva del detalle, pero sí que el
tinto y distintos tipos de composición prestan innegable v~riedad al detalle, en ocasiones, es muy periodístico. Incluso en la gran noticia
texto periodístico (párrafos "sangrados", en negritas o en cursivas). o en el gran reportaje los detalles reveladores hacen aún más noticioso
o sugestivo el relato. En la muerte de un gran escritor, no puede pa-
11. Atracción. - El estilo periodístico no puede ser torpe, soso, gris. sarse por alto el significativo hecho de la última cuartilla escrita o a
Verdad es que los hechos mismos que se narran, sobre todo si son noti- medio escribir. Ni puede silenciarse en un gran reportaje sobre una
ciosos, dan ya suficiente atractivo al texto periodístico. Lo cual n? obsta gran figura de la política, de la ciencia o de las artes, el detalle revelador
para que la prosa del periodista, por su construcción, sea atr~ctlva por de su cuarto de trabajo, de su laboratorio o de su estudio: si hay orden
sí misma. Hay cronistas y articulistas a quienes se lee, en mas de una o desorden. Un simple tic nervioso descubre a veces el carácter o tem-
ocasión, no tanto por lo que dicen sino por cómo lo dicen (1). peramento de una persona, mejor que toda una serie de datos bio-
gráficos.
12. Ritmo. - La prosa periodística tiene su propio ritmo, marcado
normalmente por ei de los acontecimientos que se narran. Cada histo- 16. Corrección y propiedad. - Finalmente: el lenguaje del periódi-
ria, cada suceso, cada hecho que se relata tiene -exige- su ritmo pro- co debe ser correcto desde el punto de vista gramatical. Escribir
pio. Y el periodista que olvide esta regla desentonará lamentablem.ente con propiedad significa no olvidar nunca las "estructuras" fundamen-
si, por ejemplo, en la descripción de un desfile militar em~lea un ritmo tales del idioma en que se escribe. La contundencia que algunos autores
lírico; o si en el relato de un crimen adopta un tono filosofico. piden al estilo periodístico, no exime de la obligación de mantener
siempre un idioma digno, propio y correcto. Y, si se quiere, elegante.
13. Color. - No depende de las palabras, sino más bien de su
engarce dentro de la frase. Dar color a un hecho es descri?ir~~ de un «LO DEMAS NO IMPORTA'
modo pintoresco, plástico. El color puede darse en la descripción y. e.n
la narración. Decir "llueve" o "nieva" es enunciar un hecho. Describir • ¿Qué cualidad se cotiza más en el periodismo norteamericano 7.
la lluvia sobre los campos, o sobre los tejados, o la nieve sobre los La pregunta la hace Jaime Ruiz de Infante, en la revista española «Avanzada»
-febrero de 1972-, al corresponsal de TVE en Nueva York, Jesús Hermida.
árboles desnudos del parque es dar un toque de colo~ .a nuestra. des-
y Jesús Hermida contesta:
cripción. Narrar un suceso escuetamente es dar noticia del mismo.
"En principio, que sea íntegro de arriba abajo, mañana, tarde, noche y madru-
Narrarlo con pinceladas plásticas es revivirlo. Así, ~e ha dich~ ~,ue « la gada. Parece de Perogullo, ¿verdad? Pero no olvide que en Nortcarnérica hay un
diferencia entre un lista de hechos y un buen reportaje es el estilo . término para designar al que no está metido de lleno en la profesión: "Part time
iornalist". Cosa que se podría traducir como periodista "chapuza".
14. Sonoridad. - Estamos plenamente de acuerdo con Míddleton La primera y básica, sobre lo antes dicho, sería la precisión. O la "accuracy"
Murry cuando afirma que el predomi~io de la n;usicalidad es signo de que aquí dicen. Operar sobre el dato con la mayor exactitud y la mayor autenticidad.
la decadencia del estilo. No nos entusiasma especialmente ese falso con- Y, paralelamente, la originalidad, la gracia del escribir o del decir, la profundidad
cepto del estilo que defiende o cultiva a ultranza la sonoridad de. la fr~se. o el análisis. Reunidas las dos: es mejor aquél que cuenta las cosas más verdaderas
y las cuenta de forma diferente. Por eso, [ames Restan, del "New York Times",
No son resonancias auditivas lo que debe procurar el buen prosista, S1110 es lo que es. Por eso es tan importante David Brinkeley, de la N. B. C. - TV. Por
una resonancia mental de lo que se cuenta. Lo que fue, tal como fue; con eso le pagan a un Cronkinten, de la C. B. S. - TV, según dicen, más de doscientos
color y con sonido, si lo hubo en el fenómeno real. Lo cu~l no significa mil dólares al año. Resumiendo: se cotiza más quien más lectores o espectadores
atrae, sin renunciar a la noticia y al dato. Lo demás no importa .•
que se esté en contra, por sistema, de la belleza constructiva que presta
un innegable encanto al párrafo bien escrito, bien medido. Téngase en ELEGANCIA, DISCRECION y TACTO
cuenta que, aun en la lectura visual, el lenguaje "resuena": se oye una
Ha surgido la palabra "elegante», que nos obliga a considera}' el
(1) Dijo Pascal: .En la elocuencia tiene que darse lo agradable y lo real; pero es preciso problema de la elegancia en el estilo, como posible condición, no exi-
que lo agradable sea real.»

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~.I~
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ESTILO Y LENGUAJE PERIODISTICOS
ERRORES DEL LENGUJE PERIODISTICO
\
I

gible, del mismo. En efecto, a ningún director de periódico se le ocu-


efecto, un estilo claro, denso, conciso, preciso, sencillo, original,
rriría exigir a ninguno de sus· redactores tal obligación de elegancia
exacto y correcto, será siempre un estilo con fuerza en el sentido
estilística. Y ello porque se trata de un don natural, prácticamente in-
no de que nos impulse a la acción, sino de que nos' arrebate en su
aprendible. Personas hay, por ejemplo, naturalmente elegantes en el lectura, de que lo escrito se grabe en nuestra mente.
vestir, y otras que, por mucho que gasten en atuendo, nunca serán
elegantes. Alguien dijo que una persona elegante es aquella que, al Según . A~.~ ~aría O'Neill, enemigos de la fuerza estiIfstica son la
pobreza lingüística y la pobreza ideológica.
entrar o salir en un salón, todo el mundo coincide en destacar su ele-
gancia, aunque, luego, no se pueda precisar el detalle de cómo iba Según nuestro particular criterio, el estilo pierde fuerza cuando ca-
vestida. Quiere esto decir que la clave de la elegancia está en la sen- rece de a,lg.unas de las cualidades esenciales estudiadas. Así un estilo
cillez. El perifollo, lo llamativo, es enemigo de la elegancia. Y 10 mismo resulta débil, poco atrac.tivo, flojo, .en suma, si es oscuro, farragoso,
podría decirse del estilo: que resulta elegante cuando no se nota la redundante, ampuloso, impreciso, inexacto, artificioso, vulgar, inco-
preocupación estilística. Porque es sencillez y distinción; armonía y n·ecto... .
sobriedad. ~ veces, la fuerza del estilo depende de la personalidad del escritor.
Escnto:es hay in~orrectos -desde el punto de vista gramatical- de
No obstante lo dicho, si un texto periodístico une la elegancia a
cuyo v~gor exp~eslvo nadie duda (i Hasta en Cervantes pueden encon-
los demás requisitos estudiados, tendrá un sello especial de distinción trarse rncorrecciones gramaticales!).
no despreciable.
Psicológicamente, la fuerza del estilo depende del vigor de las ideas
Podría también hablarse de la discreción, el tacto y la mesura como -de ~u cla~idad y. pr~fundidad-, de la sinceridad de sentimientos y
otras tantas condiciones del bien hacer periodístico. de la Ineludible o inevitable necesidad íntima, interna, de decir lo que
La discreción podríamos definirla como consecuencia de una actitud pensamos o sentimos. Quien escribe por escribir, por cumplir rutina-
comprensiva, prudente y oportuna al enjuiciar o exponer un hecho. En namente con. su obligación, no será nunca un escritor que, por su
tal sentido, la información periodística ha de ser siempre discreta. Un fuerza expresiva, nos arrebate en su lectura.
periódico indiscreto puede contar con un cierto éxito momentáneo, pero, Ejemplo: cuando Axel Munthe escribió su "Historia de San Mi.
a la larga, el lector acudirá al periódico serio y juicioso cuando quiera chele" ganó fama universal. Era el suyo un libro escrito con auténtica
tener una noción lo más exacta posible de lo que pasa en el mundo. fuerza. Respondía a una ineluctable necesidad de contar lo que allí se
Un periódico discreto es, al propio tiempo, mesurado. Lo cual no quiere cantaba y cómo allí se contaba. Después, el propio Munthe nos daba
decir que el periodista, en ocasiones, no haya de ser ligeramente indis- otra obra: «Lo que no conté en la Historia de San Michele". Y el lector,
creto en su actividad informativa. Y así, del periodista en acción podría al terminar el libro, pensaba: "ni falta que nos hada". Este segundo
decirse que ha de poseer una rara y paradójica cualidad: la discreción relato carecía de fuerza acaso porque Axel Munthe lo escribió como
de la indiscreción. Lo que, en la práctica, equivale a la habilidad de por inercia, a expensas del primero. De la Historia de San Michele dijo
conseguir un informe prudente sirviéndose .a veces de una pregunta in- Walt Whitman: «Quien toca este libro toca un ser humano". De su
discreta. continuación podría haberse dicho: "Quien toca este libro toca los
restos, los retales literarios de un ser humano".
El tacto es otra condición humana que, aun no refiriéndose concre-
tamente al estilo, puede valer en ciertos momentos; es prudencia y ha-
bilidad para decir lo que, sin tacto, podría resultar inoportuno o impro- ERRORES DEL LENGUAJE PERIODlSTICO
cedente.
Hemos dicho lo que debe ser el buen estilo periodístico: Ahora,
LA FUERZA
a sensu contrario, podríamos resumir cuáles son los vicios que deben
evitarse, si queremos mantener un lenguaje propio, digno y correcto.
Finalmente, hay quien considera a la tuerza como una .sínte- Hay que evitar:
sis de todas las cualidades fundamentales del buen estilo (1). En La oscuridad: de pensamiento y de expresión; la verborrea poco
(1) Ana María o'Neill: e La psicología en la correspondencia comercial». Gregg Publlshing
significan te; la inexactitud y la vaguedad en la expresión; la impre-
División. U.S.A. cisión en la estructura de la frase; lo artificioso y rebuscado, en la

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ESTILO Y LENGUAJE PEHIODlSTlCOS PROIlLEMAS EXPHESIVOS

elección de la palabra y construcción de la frase; la afectación; la vul- tarse las fórmulas, siempre que no degeneren en un formulismo monó-
garidad; la innecesaria amplitud; la monotonía; la torpeza expresiva; tono. Hay una técnica -fórmula- del reportaje, otra de la crónica y
el tono gris o incoloro; la arritmia; la cacofonía y la incorrección gra- otra del artículo, compatibles siempre con el estilo propio y personalísimo
ntat ical. del escritor.
Según Doviíat (o. cit.), los principales errores del lenguaje perio-
dístico son: el lenguaje sin personalidad; el lenguaje torpe o boto y La Gramá.tica: Personalmente, somos enemigos del gramaticalismo,
el lenguaje telegráfico. Hay que precaverse también contra un peligro pero, al propio tiempo, propugnamos el debido respeto por las estruc-
estilístico que acecha constantemente al periodista: el peligro de las turas ~ramatlcales de nuestra lengua. El periodista /lO puede -110 debe-
iercas. escribir de espaldas a la Gramática. Debe poseerla de tal manera que
'En efecto, el periodista a veces, por un sano afán de precisión ex- ~o se note su preocupación gramatical. Hay que conocer el propio
presiva. cae en el vicio de la jerga. Si escribe de fútbol, nos hablará idioma a fondo; dominar todos sus recursos expresivos. El periodista
de "la pizarra" (refiriéndose a la táctica estudiada y a la estrategia pre- d.e,b~ leer. muchos. periódicos, pero tiene que leer algo más que el pe-
parada); si de tenis. abundarán los anglicismos incomprensibles para riódico, SI no quiere anquilosarse, El buen periodista tiene que sentir
el profano: el drii:e, el mat clt (con su horrible españolización en el el goce de escribir bien. Y no se escribe bien, si no se domina el
verbo "esrnachar"). el "game", etc., etc.; si de toros. el vocabu!ario idioma
específico es amplísimo: un toro "berrendo en negro", "negro zuíno",
"bruzao": "la flámula" "la hora de la verdad"; y las frases suelen La adjetivación: Estamos en contra del adjetivo fácil y vulgar que
deci;: "~garrar una estocada", "entrar por derecho", "echar (el toro) nada aña.de al sustanti.vo. Decir que un hombre "es gordo", equivale
la cara arriba", "se limitó (el torero) a ponerlo en suerte", etc. Natu- a no decir nada, o casi nada. Preferible es escribir que Fulana de Tal
_..•ralmen te, no se trata de pedir al periodista que evite el vocabulario pesa 120 kilos. Y aun así podría no ser un hombre gordo, si esos 120
propio de los toros O de talo cual deporte. Lo que se le pide es que kilos eran de músculo, y no de grasa. Decir que una muchacha es bella
no caiaa en la jerga : que escriba "en cristiano", con precisión y correc- es .~astante fácil. Lo difícil es describir su belleza, de modo que el
ción. pensando que han de leerle personas no duchas en la terminología lector quede convencido, con nuestra descripción, de aquella belleza des-
o fraseología específicas, deportiva o taurina. Existen multitud de jergas: crita, no adjetivada. Según Neale Copple, hay que rechazar los adjetivos
la económica, la cientffica, la sindical, la parlamentaria ... Y podría ha- "que se usan en el lenguaje diario, corno gordo, delgado, caliente, frío,
blarse -con el debido respeto- de una jerga técnica -tecnócrata- y hermoso, feo, y así hasta el infinito. Son palabras -dice Copple- que
hasta filosófica (1). El peligro. pues, no está en el uso, sino en el abuso. hemos echado, y con justicia, del material periodístico. Expresan la
Sucede esto cuando la jerga se apodera del escritor convirtiendo su opinión del escritor, son superfluas, y lo que es peor, 110 dicen nada".
estilo. en ocasiones, en incomprensible jeroglífico. Si escribimos: "hacía un tiempo húmedo", el lector no "siente" la
humedad del ambiente. En cambio, si decimos: "hacía un tiempo tan
PROBLEMAS EXPRESIVOS húmedo que uno temía que le saliera musgo en las orejas", la humo-
rística hipérbole presta fuerza descriptiva a la frase, la convierte. en
La forma: Todo periodista debe poseer un sexto sentido expresivo que expresiva y cornunicativa. Lo que era gris se ha convertido en pinto-
se traduce en el sentido de la {orilla. Lo que, en la práctica, significa resco. Naturalmente, en la descripción rápida, cuando el periodista no
poseer el don especial de dar a cada tema su forma específica: infor- tiene tiempo para crear imágenes sugestivas y pintorescas, puede saltar,
mación escueta, gran reportaje, simple nota, crónica, suelto. comentario alguna vez, a las teclas de la máquina el adjetivo fácil o insignificante.
o artículo literario. ¿Remedio? Suprimirlo, si se puede, o dejarlo, si no resulta demasiado
La "técnica": Aun cuando no somos especialmente devotos del voca- ramplón. Se puede admitir que digamos de un hombre que es delgado
blo. no podemos negar que en las tareas periodísticas impera a veces o enjuto, si no se trata de una delgadez llamativa; pero si estamos ante
la exigencia de una determinada técnica expresiva. La famosa -hoy la delgadez patológica de un hombre depauperado, podríamos escribir
discutida-- "pirámide invertida" es una técnica periodística. Pero la que era "un esqueleto con piel" o "una momia reseca" o cualquier otra
técnica no es forma, sino fórmula. Y en el periodismo pueden acep- frase pintoresca. Periodísticamente, resulta más expresivo enunciar un
hecho que caracterizarlo con fáciles adjetivos. "Trágico accidente de

I
(11 Ver- car.1dedicado al lenguaje t otulitar¡o y funcional. ferrocarril", dice mucho menos que "60 muertos en un choque de trenes".

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ESTILO Y LENGUAJE PERJODISTICOS
PROBLEMAS EXPRESIVOS

La entrada: Cualquier trabajo periodístico exige un cuidado especial E? resumen: l.a mejor ~écni.ca ?; una buena en trada es... la per-
en la entrada y en el final. Hasta hace muy poco tiempo, se cuidaba sonalidad del escntor: su rmagmacron y su cultura. y ese sexto sen-
mucho el principio y se desdeñaba el final: la técnica de la pirámide ~ido. pe~i,odístic~ que nos dicta el principio, como consecuencia de una
invertida casi despreciaba los finales, las últimas líneas de un reportaje. mspJraclOn ... hija del oficio.
Hoy, según nuestro particular criterio, no puede considerarse desdeñable,
estilísticamente hablando, ninguna línea del periódico. Todo tiene su
valor; todas las frases -cada una de ellas- han de ser expresivas y El final: Un buen. periodista n~ desdeña nunca el filial de su trabajo.
comunicativas. Al ~o.ntrano, el. escnto~ rrnagtnativo (que no fantástico), al ponerse a
escribir, ve, casi a un tiempo, el principio y el fin de su escrito. "Los
¿Cómo ha de ser la entrada? Depende del género periodístico de
buenos escritores -dice Neale Copple- organizan al mismo tiempo la
que se trate: reportaje, artículo, crónica, información. Un artículo lite-
entrada y el final, aun a sabiendas de que el final debe sortear las
rario, por ejemplo, en sus primeras líneas, puede valerse de una cita tijeras del corrector."
filosófica o de una frase poética. La crónica arrancará con el hecho
noticioso. Y el reportaje con un dato sugestivo. Pero, sea cual sea el Sucede en la práctica periodística que los finales se desdeñan, no
género, toda entrada periodística debe captar de tal modo la atención se valoran debidamente. No se les presta demasiada atención. Y ello
del lector que lo obligue prácticamente a la lectura. Debe ser como porque, según la técnica expositiva o narrativa del orden. descendente
un imán mental, como un lazo intelectivo o emotivo. Tal fuerza cau- -pirámide invertida-, el periodista sabe que debe dejar para el final
tivadora se consigue diciendo algo, diciéndolo rápidamente y expresán- d.e su trabajo lo menos importante para que, en caso de apuro de espa-
dolo con honradez. Supongamos, como ejemplo, una entrevista en la CIO, el corrector de estilo o el confeccionador puedan suprimir las últi-
que el reportero se enfrenta con un grupo de jóvenes de la últin:<I: ola más líneas o los últimos párrafos del texto sin que éste sufra en cuanto
(ya se sabe: erotismo fácil, drogas, desprecio a los padres, escepticismo a su integridad informativa. Esto ha venido sucediendo -y seguirá
inmaduro e inconsecuente, etc.). El periodista podría comenzar así su probablemente así- cuando se trata de informaciones noticiosas. No
trabajo: puede, en cambio, decirse lo mismo del gran reportaje, de la crónica,
de la entrevista, del suelto o del artículo. es decir, de todos aquellos
"He tenido miedo ... Creí que me iban a linchar.
trabajos periodísticos en los que e! continente es tan importante como
Tenía ante mí a un grupo de jóvenes -ocho en total-, per- el contenido, donde lo que se dice tiene análogo valor al como se dice.
tenecientes al "Movimiento de liberación total". Para incitarles Un gran reportaje, una crónica y un artículo son trabajos periodístico-
a la pronta respuesta, les había dicho: 'Os creéis totalmente Iiterarios en los que, como en toda narración bien concebida y realizada,
libres y no sois más que una juventud de consumo. Sois unos ha de haber una exposición-entrada, un nudo o cuerpo del relato y un
esclavos de la sociedad de consumo que se sirve de vosotros desenlace o final: un punto de partida, un camino v una meta. Preci-
para vender discos, para vender drogas, para vender porno- samente, el escritor que, al disponerse a escribir. ha visto el principio
grafía ... ' y e! final de su trabajo +-puntos de partida y lIegada-- puede caminar
Me arrepentí inmediatamente de mi audacia expresiva. Creí mejor, narrar con más soltura, entre ambos puntos. Su relato sed más
que iban a pegarme. Vi en sus ojos -ocho pares de ojos- el fluido porque tendrá, no sólo una significación, sino un scn tido. El final
relámpago de la ira. Me así, tenso, a los brazos de mi butaca: de un trabajo periodístico resalta su finalidad. Es lo que algunos es-
presto a la defensa. critores llaman "clímax" y "antíclimax". El clímax sería el nudo y el
Pero no sucedió nada. A la ira sucedió una carcajada casi an tíclimax el desenlace final.
histérica. Y una frase rápida, defensiva:
"Si nosotros somos una juventud de consumo, usted perte- Resulta difícil dar reglas ni consejos sobre los variadísimos -.-infini-
nece a \Va madurez consumida ... », me dijo el "portavoz» del tos- finales que puede tener un trabajo periodístico. Además, la téc-
grupo, un joven rubio, huesudo, con gafas, nariz prominente y nica de! final puede variar -varía en realidad-, según se trate de un
pecho hundido ... " reportaje, de una crónica o de un artículo. En cl reportaje, el final puede
, ,
"',., s~r. qri.hecho., una, frasesignificativa dicha por- la persona a quien entre-
.Cuando .lil .narración es noticiosa, la propia noticia presta suficiente vistamos: .pueden ser unas cifras elocuentes o unn reflexión intcrpre-
fuerza al relato, sin necesidad de recurso alguno' expresivo. tativa del periodista.

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CASOS PRACTICaS DE ENTI\ADAS y FINAl.ES
ESTILO Y LENGUAJE PEHIODlSTICOS

" ... En conjunto esta era /{/1(/ isla feliz, cámoda, !I el/ g('l/('ral
Veamos unos ejemplos muy personales tomados de trabajos publi-
mejor que tantas otras naciones. ¿Por qué hall desencadenado,
cados por el autor de este libro:
pues, este baila de sangre? ¿Qué quieren? ('QlIé querían? l.e
De un reportaje sobre la ciudad española de Segovia: repito lo que le he diclzo al comienzo de es/a conuersacion:
" ... Ciudad para la meditación creadora, para vivir de cara /lO puedo auudarle a comprender porque yo tampoco compren-
al tránsito definitivo, para esperar a la muerte sin agobias, do. Comprendo sólo que son desgraciados. ¿Pero por qué? (-Es
uiéndola, sintiéndola venir serenamente. Ciudad ésta, Segouia, que el bienestar hace inieliz a la gente? No quisiera que esta
para la ascesis, con su seco contorno de llanuras y montes, tragedia me hubiera enseñado lo peor de todo: que para ser
donde la nota verde de los árboles es tan sucinta como indis- felices hay que sufrir".
pensable y justa. Ciudad, en fin, para el declive de la vida,
cuando el espíritu, centrado ya, le va ganando terreno al músculo . Como ejemplos magistrales de crorncas bien terminadas, habría que
y al nervio." citar forzosamente al maestro Julio Camba. Cualquiera de sus crónicas
acaba tan bien como empieza. Veamos cómo termina aquella crónica
Final de una entrevista, mutilada precisamente en su último párrafo
suya titulada "La Inquisición y el arroz con pollo" (de "La ciudad auto-
-posiblemente por agobias de espacio-, y que en su versión original
mática", publicada por Espasa-Calpe, Colección Austral):
finalizaba así:

" ... Termina la entrevista. Uno, al despedirse de González "La verdad de todo ello, la tris/e !I dolorosa verdad, es que
Ruiz, siente el peso de la responsabilidad. No se está seguro los Estados Unidos ni nos adoran ni nos odian; que el Museo
de lo que va uno a escribir ... Es posible -se piensa al dar re- de la Inquisición Españoia /la significa nada, ni el Chateau Sevilla
mate a este trabajo- que la semblanza sea indigna del retra- tampoco, y que para Norteatnérica, Espaiia resultará sie/ll¡Jreeul/CI
tado. Hay mucho batiburrillo en estos mal hilvanados apuntes. mezcla nuu¡ coniusa de la lnquisiciún, el arroz CO/I pollo, los
Lo sé. Pero el remedio exigiría más tiempo y más espacio. Exi- Reyes Católicos, el gel/eral Sandino, Sevilla, /vntolagast a, Salvador
giría un libro ... " de Madcriag», la Pastora Imperio, los toros, la rumba, Cristábal
Colón y don Nicet o Alcalá Zamora ... »
"Dudo, pues, que don Nicolás sea C0ll10 aquí queda reflejado.
En el [onda -muy disimuiado-:-, creo que tras el humorista "
Pero donde el filial tiene una importancia decisiva es en el artículo
hay un poeta oculto; un hombre sensible a la belleza, injerta
literario o de tesis. Aquí las últimas líneas son tan importantes como las
en un «bon »ioant», en el más sano sentido la expresión. Un
primeras. Es el remate airoso del edificio. Es ... el "broche de oro" -dicho
hombre en el que quiero adiuiuar 1/11 ligero cansancio, tras la
en frase tópica- del propio pensamiento. Si las primeras líneas de un
inmensa labor cumplida. UIl hombre, en suma, que sonríe por-
artículo introducen al lector en el tema, las últimas frases deben invitarle
que conoce el verdadero valor de la vida y que, terminada
-obligarle casi- a seguir pensando en el mismo. Y tales frases finales
nuestra charla en su despacho del periódico, quita el capuchón
pueden consistir en una reflexión filosófica, en una pincelada psicológica,
a su irronda pluma-fuente y se dispone a hacer lo que viene
en una cita oportuna, en una "salida" humorística, en una alusión poética,
haciendo desde hace cuarenta años: escribir, con su minúscula
etcétera, etc.
y clara letra, sobre el cuaderno de papel cuadriculado. "Sin
prisa, pero sin pausa". Como Mauriac, también González Ruiz
podría decir: "Me es imposible pensar si no tengo la pluma en CASOS PRACTlCOS DE ENTHADAS y FINALES
la mano, con la hoja de papel delante».
En los siguientes ejemplos =-tomados de artículos g.u.(}-'el~e
Fijémonos ahora en el final de una entrevista de la famosa "entre- libro fue publicando en su dilatada vida periodí.¡;·t;·~-, se citan el prin-
vistadora" Oriana Fallaci -publicada en "Gaceta Ilustrada", con fe- cipio y el final de los mismos, corno IT eSl'fáímíctica de lo expuesto so-
cha 29 de agosto de 1971. Habla Oriana Fallaci con Sirimavo Bandara- bre el particular:
naike, "la matrona que gobierna Ceylán", según expresión de la perio-
..JJ.I-l::!-rO: «La cabeza y los pies", R1NCIPlO DEL AR-
dista. Y la entrevista termina con las siguientes frases de la señora
~CULO: "USTEDES lo vieron TJosiblellle7(¡e-en--la iantol!a de Sil
Bandaranaike:
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