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Conflicto entre Nicaragua y Costa Rica

El Río San Juan es la frontera natural entre Nicaragua y Costa Rica. Los términos del
tratado Cañas-Jerez de 1858 establecen que la soberanía del Río San Juan corresponde a
Nicaragua y Costa Rica tiene libre navegabilidad del río. Precisamente la ambigüedad
de los términos de ese Tratado es la causa de las disputas entre ambos países desde el
siglo XIX.
Nicaragua comienza a elaborar el plan de dragado del Río San Juan a fin de recuperar la
navegabilidad y darle profundidad y amplitud a un río que en su parte más angosta mide
apenas 80 metros. La profundidad llega a ser mínima, entre 0,5 y 2 metros, y en las
temporadas de sequía el agua desaparece en gran parte del río.
El 12 de julio el canciller costarricense Carlos Roverssi exige “detener inmediatamente”
ese plan de dragado.
En contrapartida el presidente Ortega declaró que Nicaragua tiene plena soberanía en el
río y que no necesita informar a Costa Rica antes de limpiarlo.
El 18 de octubre la draga “Soberanía” comienza las tareas de limpieza. Tres días
después Costa Rica envía una nota de protesta y denuncia la violación de su soberanía.
Al mismo tiempo se denunció que militares nicaragüenses ingresaron en la finca de
Agustín Reyes Aragón, en la Isla Calero. Costa Rica desplegó 150 policías con
uniforme de camuflaje, cascos de guerra, fusiles M-16 y ametralladoras M-60, que
comienzan la custodia de la zona.
El 27 de octubre Nicaragua contesta la protesta de Costa Rica y denuncia la violación
del territorio nicaragüense por las mencionadas tropas policiales de Costa Rica.
Hacía ya tiempo que las autoridades nicaragüenses solicitaron el apoyo del Organismo
de Investigación Judicial de Costa Rica y de Interpol para la captura de un grupo de
narcotraficantes nicaragüenses llamado “Los Tarzanes”, todos miembros de la familia
Agustín Reyes Aragón, los mismos que habían denunciado la incursión de militares
nicaragüenses en su finca. Las autoridades costarricenses, las mismas que avalan la
presencia de 7 mil soldados norteamericanos en su territorio para la lucha contra el
narcotráfico, no prestaron ninguna asistencia al gobierno de Nicaragua. Por la
persecución que las fuerzas armadas de Nicaragua realizaron contra este grupo de apoyo
logístico al narcotráfico, éstos se trasladaron a Costa Rica. El grupo de Reyes Aragón
realiza tareas de apoyo logístico a la banda de los “Reñazco”, que operan en el tránsito
de droga por el Mar Caribe, el Gran Lago de Nicaragua y el Río San Juan.
El 1º de noviembre Costa Rica presenta pruebas de la violación de la zona a la que
Costa Rica llama Isla Calero y los nicaragüenses Harbor Head, la misma zona donde el
ejército nicaragüense está realizando operaciones contra el narcotráfico.
La Isla Calero, en cuya punta norte solo hay manglares imposibles de “ocupar”
militarmente, es reclamada tanto por Nicaragua como por Costa Rica. Llamativamente
los sedimentos del Río San Juan son depositados en la finca de Reyes Aragón, de la
banda de “Los Tarzanes”, por eso coinciden fuerzas militares y trabajos de dragado del
río, Edén Pastora y la dragadora del ALBA.

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Costa Rica exigió la retirada de los militares de la zona antes de la reunión de la
Comisión Binacional y solicitó a la OEA una reunión urgente. El presidente Ortega
anunció que Nicaragua acudiría a la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
Durante el 6 y 7 de noviembre, Insulza visitó ambos países y el martes 9 de noviembre
presentó su informe. El 10 de noviembre el Consejo Permanente de la OEA tomó una
resolución respecto al conflicto, rechazada por Nicaragua.
Una versión indicaba que el reavivamiento del conflicto entre ambos países se debía a
un error en los mapas que provee Google Maps, que ubicaban a la Isla Calero en
territorio nicaragüense, mientras Costa Rica dice que no es así. La misma empresa
Google informó que el error se debía a que su proveedor de información, el
Departamento de Estado de Estados Unidos, se había equivocado y que el error se había
enmendado después de que el Departamento de Estado corrigiera su información.
La versión fue repetida en cientos de posts y tweets en Internet. Fue Edén Pastora, ex
líder de la revolución sandinista y ex líder de la contra, quien desencadenó el entredicho
al usarlo como argumento a su favor en las tareas de dragado del río San Juan. El
conocido “comandante cero” dijo que según Google Maps el territorio en el que
incursionaban las fuerzas armadas nicaragüenses era territorio nacional y no de Costa
Rica. En verdad es un territorio en disputa, con reiterados reclamos de Nicaragua para
una resolución amigable y un desinterés de Costa Rica.
Edén Pastora actúa por encargo de la presidencia de Nicaragua y es responsable de las
tareas de limpieza del río San Juan, con un desembolso de 4 millones de dólares
provistos por Venezuela y un plazo de ejecución de 2 a 3 años.
Finalmente Costa Rica manifestó el 19 de noviembre su intención de presentar una
demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, por violación de su
soberanía y daños ambientales.

Antecedentes históricos de la disputa limítrofe por el Río San Juan


El Río San Juan ha sido motivo de disputa entre Costa Rica y Nicaragua por más de un
siglo. El Río San Juan es un límite natural entre ambos países.
1. América Central es una región de conflicto desde su independencia de España.
2. La inmigración ilegal masiva a través del Río San Juan sucede de Nicaragua hacia
Costa Rica y ha complicado las relaciones diplomáticas entre ambos países.
3. Costa Rica reclama acceso a la libre navegación sobre el río pero debido a la
hostilidad política en las capitales de ambos países es difícil alcanzar una resolución
final.
La combinación de estos tres factores contribuyó a incrementar la tensión entre ambos
países dejando irresuelta la disputa por el Río San Juan.

1. La disputa territorial
América Central es una región que ha sufrido aislamiento y negligencia, un patrón
heredado del período del imperio colonial español, por su carencia de riqueza mineral y
de población. España desincentivó el comercio entre las provincias, forzándolas a
comerciar directamente con la madre patria.

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Después de la independencia otros países más poderosos desalentaron la integración en
la región con el fin de tomar ventaja de los recursos centroamericanos. Mientras otros
países desarrollaron su sistema de transporte, América Central no lo hizo y sus naciones
permanecieron aisladas una de otra, una característica acentuada por las barreras
geográficas típicas de una topografía montañosa. En definitiva, todo contribuyó a
enfatizar un patrón de segregación política.
El modelo de dominio colonial en Centroamérica fue un modelo de división de tierras
fijado por las Ordenanzas de Intendencias de 1785, que eran las reglas de división
administrativa de la vieja España. La partición de los Estados no fue bien definida
dejando fronteras poco claras entre una nación y otra.
Cada país definió su soberanía territorial basado en el principio de uti possidetis juris,
un principio legal que marcó a los estados territoriales emergentes de la colonia,
mediante el cual los nuevos estados mantenían los territorios heredados de la vieja
colonia.
Este principio transfirió los límites administrativos coloniales de las antiguas provincias
a las fronteras nacientes en el momento de la independencia. Con estos límites
establecidos sin conocimientos topográficos precisos, se legaron muchas disputas
limítrofes a todos los países centroamericanos.
La disputa entre Costa Rica y Nicaragua por el Río San Juan nace desde su
independencia de España en 1821. En 1823 se formaron los Estados Unidos de
Centroamérica. En las primeras etapas de la Unión, Costa Rica anexó el área de Nicoya
y Guanacaste que antes pertenecían a la antigua provincia de Nicaragua. La república
recién formada tuvo dificultades en alcanzar un acuerdo unánime por las distancias
geográficas, la dificultad en la comunicación y por la necesidad de eliminar toda presión
a fin de mantener unida la República.
Como resultado los estados Centroamericanos se dividieron y Nicaragua perdió sus
territorios a favor de Costa Rica. Nicaragua perdió 13.000 km2 por la anexión de Nicoya
y Guanacaste.
En 1858 Costa Rica y Nicaragua firmaron el tratado Cañas-Jerez que estableció al Río
San Juan como una frontera permanente entre ambos países. Mientras se reconoció a
Nicaragua la soberanía sobre el río, Costa Rica obtuvo el derecho perpetuo a la libre
navegación.
Además se estableció que Nicaragua no podría entablar ningún tipo de negociación con
vistas a un canal interoceánico sin consultar la opinión de Costa Rica. Este tratado inició
una continua tensión fronteriza entre ambos países. En 1913, Nicaragua firmó un tratado
con Estados Unidos para la puesta en marcha de un canal interoceánico. Costa Rica
protestó vehementemente porque el proyecto de construcción del canal interoceánico
utilizaba el Río San Juan sin preservar los derechos de Costa Rica.

2. La inmigración ilegal
La migración de nicaragüenses a Costa Rica no es un fenómeno nuevo sino un patrón
histórico. Desde 1840 la escasa población de Costa Rica requirió una gran cantidad de
mano de obra para la agricultura. Los primeros inmigrantes nicaragüenses se quedaron
en la norteña provincia de Guanacaste, que era parte de Nicaragua en la era colonial.

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Desde el lado costarricense la frontera siempre permaneció escasamente poblada por la
ubicación remota y las dificultades del terreno que contribuyeron al fácil acceso de los
inmigrantes nicaragüenses, casi la mitad de los cuales son jóvenes de entre 15 y 29
años. El ingreso ilegal siempre fue sencillo porque Costa Rica carece de recursos para
realizar un control efectivo de la frontera.
Desde los años ‘70 hubo un constante flujo de inmigrantes nicaragüenses a Costa Rica
debido a la situación política de Nicaragua. En 1978 los refugiados se convirtieron en
una parte importante de la vida costarricense con el arribo de nicaragüenses que huían
de la guerra, en momentos de la ofensiva sandinista contra la dictadura de Somoza.
Unos 50.000 refugiados ingresaron a Costa Rica, la mayoría de los cuales
permanecieron en la región fronteriza. Durante los primeros años del gobierno
sandinista la cantidad de nicaragüenses en Costa Rica aumentó rápidamente. Esta
migración masiva fue el origen del descontento y la hostilidad hacia los nicaragüenses
inmigrantes. Unos pocos de ellos recibieron status de refugiados, pero no de asilados.
En los 80s y 90s se asociaba el incremento del delito con el crecimiento de la
inmigración nicaragüense. El 56% de la opinión pública se oponía a su presencia en
Costa Rica.
Los nicaragüenses emigran a Costa Rica porque la economía costarricense es más
avanzada, los nicaragüenses hacen los trabajos que los costarricenses no quieren hacer.
El 30% de los nicaragüenses que viven en Costa Rica son pobres. En 2008 más de 3.000
nicaragüenses fueron capturados en la frontera intentando ingresar en forma ilegal a
Costa Rica. Actualmente 800 mil nicaragüenses viven en Costa Rica, 300 mil de ellos
en forma ilegal. En la primera semana de noviembre, cuando el conflicto entre ambos
países ya se había desencadenado, fueron deportados 82 inmigrantes ilegales
nicaragüenses, que tenían intenciones de trabajar en la cosecha de café de fin de año.

3. Cuestionable acuerdo de navegación


La tercera cuestión que complica las relaciones entre ambos países es el desacuerdo
sobre la interpretación de los derechos de navegación de Costa Rica sobre el Río San
Juan.
En 1858 ambos países firmaron el Tratado Cañas-Jerez que definiría la demarcación
final, la soberanía y los derechos sobre el área en disputa en el Río San Juan.
De acuerdo al artículo 6 del Tratado: “La República de Nicaragua tendrá
exclusivamente el dominio y sumo imperio sobre las aguas del Río San Juan, desde su
salida del Lago hasta su desembocadura en el Atlántico, pero la República de Costa
Rica tendrá en dichas aguas los derechos perpetuos de libre navegación, desde la
expresada desembocadura, hasta tres millas inglesas antes de llegar al Castillo Viejo con
objetos de comercio ya sea con Nicaragua ó al interior de Costa Rica, por los Ríos de
San Carlos ó Sarapiquí, o cualquiera otra vía procedente de la parte que en la ribera del
San Juan se establece corresponder a esa República. Las embarcaciones de uno u otro
país podrán indistintamente atracar en las riberas del río, en la parte en que la
navegación es común, sin cobrarse ninguna clase de impuestos, a no ser que se
establezcan de acuerdo entre ambos Gobiernos”.

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El acuerdo es ambiguo porque da soberanía a Nicaragua y derecho de navegación a
Costa Rica. Para empeorar las cosas, la cláusula 8 dice: “si los contratos de canalización
ó de tránsito, celebrados antes de tener el Gobierno de Nicaragua conocimiento de este
Convenio, llegaren a quedar insubsistentes por cualquiera causa, Nicaragua se
compromete a no concluir otro sobre los expresados objetos, sin escuchar antes la
opinión del Gobierno de Costa Rica, acerca de los inconvenientes que el negocio pueda
tener para los dos países, con tal que esta opinión se emita dentro de treinta días después
de recibida la consulta, en caso que Nicaragua manifieste que la resolución sea urgente;
y no dañándose en el negocio los derechos naturales de Costa Rica, este voto sólo será
consultivo”.
Esta cláusula agregó tensión entre ambos países. Nicaragua entendió que el tratado le
otorgaba total soberanía sobre el territorio, pero Costa Rica sintió que también tenía
propiedad sobre el río.
El Tratado le trajo un problema a Nicaragua, dado que en el siglo XIX las potencias
extranjeras exploraban las oportunidades para la construcción de un canal bioceánico a
través del Río San Juan. Nicaragua ofrecía transporte barato, clima saludable y vastos
recursos. Estados Unidos y Gran Bretaña soñaban con una vía de navegación en
Centroamérica. Nicaragua recibió variadas ofertas para la construcción del canal, y el
Río San Juan era considerado la vía más lógica para la construcción. El Río San Juan y
el Lago Nicaragua proveían un pasaje desde el Mar Caribe al Océano Pacífico. Costa
Rica desaprobaba esos planes por el impacto en la ribera costarricense del río.
En 1871 se reabrió la disputa, por la discordancia de posturas respecto a la construcción
del canal y la interpretación del Tratado. Ambos países acordaron en recurrir a un
arbitraje para clarificar las cláusulas 6 y 8 del Tratado. En 1888 fue anunciado el
arbitraje del presidente norteamericano Grover Cleveland, que concluyó con la
reafirmación y validez del tratado Cañas-Jerez. En la resolución de Cleveland se
sostiene que Costa Rica puede transportar por el río solo mercaderías, no armas.
Nicaragua siguió manteniendo su interés en la construcción del canal. Durante todo el
siglo XX las disputas por el Río San Juan se mantuvieron sin llegar nunca a una
escalada bélica. En 1998 el presidente Arnoldo Aleman, prohibió a la guardia civil de
Costa Rica patrullar el río, reavivando el conflicto.

Intervención extranjera
En 1855 América Central sufre la invasión del filibustero norteamericano William
Walker, un pirata al servicio de Estados Unidos.
Costa Rica está separándose de Nicaragua, en busca de su independencia. Poco después
anexará la península nicaragüense de Nicoya.
Poco después de que Walker invade y conquista Nicaragua se lanza a la conquista de
Costa Rica, con la excusa de recuperar el Guanacaste. Pero fracasa en el intento, siendo
derrotado en la legendaria batalla de Santa Rosa.
El interés de Walker y de Estados Unidos era toda Centroamérica. El atractivo de
Nicaragua no era solo su ubicación como un eje potencial de comercio y su adecuada
capacidad para el cultivo en latifundio. Como probable lugar de construcción del canal
bioaceánico, Nicaragua era la llave para Centroamérica. Una vez que Estados Unidos

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obtuviese el control, los otros países centroamericanos caerían rápidamente. Así lo
afirmó Charles Doubleday, el socio de Walker: “el viejo problema fronterizo entre
Guatemala y Chiapas brindaría si fuere necesario el pretexto para anexar México al
dominio centroamericano. Más adelante caerían Cuba y Santo Domingo”. Costa Rica
aprovechó la deuda política de Nicaragua por su ayuda en la lucha contra Walker para
conseguir la aceptación de la ocupación del Guanacaste y otros derechos sobre el San
Juan.
Así lo expresa el artículo primero del Tratado Juarez-Cañas de 1857, que no fue
ratificado, pero es antecesor inmediato del tratado de 1858 y permite interpretar las
posturas de las partes en aquella época: “el Gobierno de Nicaragua, en señal de gratitud
hacia el de Costa Rica por sus buenos oficios a favor de la República, por el decidido
empeño y los grandes sacrificios que ha hecho por la causa de la independencia
nacional, desiste, quita y aparta de todo derecho al Distrito de Guanacaste que lleva
ahora la denominación de provincia de Moracia, en honor al Presidente Mora, de Costa
Rica para que se entienda, tenga y reconozca desde ahora para siempre como parte
integrante de dicha República, bajo el dominio y sumo imperio de su Gobierno.”
La firma y ratificación del Tratado Jerez-Cañas se dio en ese difícil contexto que se
señala en el artículo primero, cuando las partes “llegaron a disponerse a combatir entre
sí por diferencias de límites”, es decir, en un momento en que Costa Rica, aprovechando
la situación crítica de Nicaragua a los pocos días de la expulsión de Walker de territorio
nicaragüense ocupa de hecho el río San Juan y da un ultimátum para que el comandante
del fuerte de San Carlos se rinda. Estas acciones llevaron al presidente nicaragüense
Tomás Martínez a declarar la guerra a Costa Rica en Decreto del 19 de Octubre de
1857.
En 1898 el diario New York Times denunciaba los planes de Costa Rica por apoderarse
del Río San Juan a expensar de la soberanía nicaragüense, pero se encargaba también de
establecer que el responsable que actuaba por detrás de estas maniobras era Colombia,
como si Estados Unidos careciera de intereses en la región. En 1904, finalizada la
guerra colombiana de los mil días, Estados Unidos promovió la creación artificial del
nuevo estado de Panamá a expensas del territorio colombiano, colocó como primer
presidente de la naciente república de Panamá a un ex director de la Empresa del Canal
y comenzó la construcción del canal bioceánico.

La OEA
El pedido de Costa Rica para que intervenga la OEA fue interpretado en Nicaragua
como un intento de convertir al problema en un problema político, como si Nicaragua
fuera a invadir Costa Rica. A la OEA no le corresponde dirimir situaciones limítrofes
sino pronunciarse cuando existen violaciones a la integridad nacional y a la soberanía de
las naciones.
Tanto el Tratado Cañas-Jerez como el Laudo Cleveland y la sentencia de La Haya en
2009 reconocieron el derecho de Nicaragua a dragar el Río San Juan. Finalmente la
OEA también reiteró los términos del tratado de 1858 y sostuvo los derechos de
Nicaragua a dragar el río, pero exigió la retirada de las tropas nicaragüenses de la zona,
invalidando así los términos del tratado Cañas-Jerez y posteriores.

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La intervención de la OEA no solucionó el conflicto, solo instó a las partes a iniciar el
diálogo y exhortó a retirar las tropas. Costa Rica exigía el reconocimiento de su
soberanía sobre la zona, que no le fue concedido. El ALBA también solicitó a ambos
países que dialoguen, pero el presidente Daniel Ortega dijo que Nicaragua está
considerando seriamente su retiro de la OEA y que su país no acatará la resolución y no
retirará sus tropas del lugar.

La situación interna en Nicaragua


Hay elecciones presidenciales en 2011. El ex embajador de Nicaragua ante Costa Rica,
Mauricio Díaz, sostiene que Daniel Ortega está manejando con mucha habilidad el
tema, más preocupado por subir su rating de popularidad que por la navegación en el
río.
La clase política nicaragüense ha cerrado filas alrededor de Ortega y de su postura sobre
el conflicto del Río San Juan. En la semana del 15 de noviembre el Congreso
nicaragüense realizó una histórica sesión en San Carlos, en las mismas orillas del Río
San Juan. Los 84 diputados de la Asamblea Nacional allí reunidos aprobaron una
resolución por unanimidad en la que respaldan al gobierno de Daniel Ortega y
garantizan la aprobación de los recursos necesarios en el presupuesto 2011 para que se
mantenga en la zona la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado.

El contexto internacional actual


El gobierno de Nicaragua, adscripto al Alba, es adverso a los intereses norteamericanos
visibles en los gobiernos de Costa Rica, Colombia y Honduras. La nueva presidente de
Costa Rica, Laura Chinchilla, firmó un acuerdo con Estados Unidos para el
asentamiento de 7 mil soldados norteamericanos por 6 meses, hasta fines de este año
2001, con la excusa del combate al narcotráfico, abandonando el modelo de neutralidad
que llevó a que Costa Rica disolviera sus Fuerzas Armadas en 1948.
Con esta excusa Costa Rica está demandando la elaboración de un Plan Colombia
centroamericano, lo que hace prever la prórroga de la permanencia de las fuerzas
norteamericanas más allá de 2010.
La Corte Internacional de la Haya está analizando en estos mismos momentos otro
conflicto limítrofe marítimo entre Nicaragua y Colombia. Costa Rica y Honduras
pidieron a la Corte Internacional de Justicia de La Haya ser tomados como parte del
conflicto bilateral, volcando la balanza a favor de Colombia.

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