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I

FUTURISMO*

Fundación y Maniftesn delfunriemo

Habíamos velado toda la noche amigos y yo- bajo rámparas de mezquita de cúpulas
-mis
de b¡once calado' estrclladas co.mo nuesrras almas, pues .o-o csraban irradiadas por el
"11",
cerrado fulgor dc un corazón cléctrico. Habíamos pisoteado largamente
sobre opulentas aI-
fombras orientalcs nuestra atávica galbana, discuriendo anr. l"r-f.o.rt.r.s
.",."-", de Ia ló-
gica y ennegreciendo mucho papcl con frenéticas cscriruras.

_ un inmenso orgullo henchla nuesrros pcchos, pues nos senríamos ros únicos, en esa
hora, que csraban despicrtos y erguidos, como faros soberbios y como cenrinelas
avanzados,
frence al ejército de las estrellas enemigas, que nos observaban á.sde
ru. cclesres camDamen-
tos. solos con los fogoneros quc se agitan anre los hornos in'fernales dc los grandes
barcos,
solos con los negros fanrasmas que hurgan en las panzas candentes de las
locJmotoras ranza-
das en loca carrera, sotos con los borrachos trasabilleantes con un inscguro
barir de alas a lo
largo de los muros.
De repente, nos sobresaltamos al oír el ruido formidable de los enormes rranvías
de dos
pisos, que pasaban brincando, rcsplandecienres de luces mulricolores,
como los pueblos en
fiesta que el Po desbordado sacude y desarraiga de repenre para arrasrrarlos
hasra el ma, so-
bre las cascadas y a rravés de los remolinos de un diluvio.
Luego cl silencio sc hizo más profundo. pero, mientras escuchábamos el
exre'uado
borboteo de plegarias del viejo canal y el crujir del hueso de los palacios moribundos
sobre
sus barbas de húmeda verdura, de súbiro oímos rugir bajo las venrenas
los automóviles
famélicos.

' De los trcs ¡n¿nificstos futuristas quc sigucn' cl primcro salió en fmncés
en las páginc d,e Figarc cl 20 dc febrcro
de 1909, y luego cn la rryist¡ mila¡o¡ rDmi¿, núms. ¡-2. Er scgundo y cr tcrcero
fucrJn pubri-¿lo, o.rr¡¿nln
alañosiguicntc'cnfebrcro-yabril,rcspccrivamcnrc.BrosrrcimariÁcsros,iunrocon cldclaEtcuhurufirturi*a,de
¿r*
Bccioni, publicado en abril dc r912, constituycn cr núclco programárico fui¿"^.nr.i
m¡niñes¡os, bumn¡c numc¡osos y de variado argum.n,o,
¿.i-ou;i;;;:'i;;;r,"",.,
bicn pco ¡ lr fisonomía d.l fururi.mo, cpe;al-
mcnrc por lo quc sc rcficre a lu arrcs figumtivu. "ñ.d".n

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DOCUMENTOS FUTURISMO

¡Vmos! -diie yo-. ¡Vamos, amigos! Finalmente, la mitología y cl ideal mfstico han sido supcra- Entonces, con cl rosrro cubicrro del buen fango de los talleres de escorias
dos. ¡Estamos a punro d€ asisrir al nacimie¡rro del Centauro y pron(o veremos volar a los primcros -empesre
merálicas, de sudores inúriles, de hollines celestes-, nosorros, conrusos y con los brazos
Ángelcs!... ¡Habrá que sacudir las puertas de la vida para probar sus goznes y sus ccrrojos!... ¡Parta- vendados, dicramos nuesrras primeras voluntadcs a todos los hombrcs uiuos de la úerra:
mos! ¡Hc aquí, sobre la tic¡ra, la primerlsima aurora! ¡No hay nada quc iguale cl csplendor de la
roia espada del sol, que brilla por primera v¿ en nuestts tinieblas milcnarias!
l. Nosotros queremos canrar cl amor al peligro, el hábito de la energfa y de ra reme-
ridad.
Nos acercamos a las rres fieras resoplantes para palpar amorosamente sus tórridos Pechos.
Yo me recosté en mi automóvil como un cadáver en el ataúd, pe¡o en seguida resucité baio
2. El valo¡, la audacia, la rebelión serán elemenros esenciales de nuestra poesfa.
el volante, hoja de guillotina que amenazaba mi estómago.
3. Hasta hoy, la literatura exaltó la inmovilidad pensativa, el éxtasis y ei sueño. Noso-
tros queremos exalrar el movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso ligero, el salto
La furibunda escoba de la locura nos arrancó de nosotros mismos y nos lenzó a través de
mona.l, la bofetada y el puñetazo.
las calles, escarpadas y profundas como lcchos de torrentes. Aquí y allá, una lámPara enfer-
ma tras los crisrales de una ventana nos enseñaba a despreciar la falaz matemática de nues-
4. Nosotros afirmamos que la magnificencia del mundo se ha enriquecido con una be-
lleza nueva: la belleza de la velocidad. un automóvil de carreras con su capó adornado de
tros ojos perecederos.
gruesos tubos semejantes a serpientes de alienro explosivo..., un automóvil iugiente q.r. p"-
Yo grité: o¡El olfato. A las fieras les basta con el olfatolo.
rece correr sobre la metralla, es más bello que la Victoria d¿ Samotracia.
Y nosotros, como jóvenes lcones, segufamos a la Muerte de pelaje negro y manchado de
pálidas cruces que corría por e[ vasto cielo violáceo, vivo y palpitante.
5. Nosotros queremos cantar el hombre quc surja el volante, cuya asta ideal a¡raviesa
la Tierra, ella rambién lanzada a la carrera, en el circuito de su órbim.
Y, sin embargo, no tenÍamos una Amante ideal que irguiera hasta las nubes su sublime
figura, ni una Reina cruel a la que oFrendar nuesttos despojos, rerorcidos a guisa de anillos
6. Es neccsario quc cl pocta se prodigue con ardor, con lujo y con magnificencia para
aumenrar el enrusiástico fervor de los elementos primordiales.
bizanrinos. Nada para querer morir, sino el deseo de liberarnos finalmence dc nuest¡o valor
demasiado pesado.
7. Ya no hay belleza si no es en la lucha. Ninguna obra que no renga un carácter agre-
sivo puede ser una obra de arte. L¿ poesla debc concebirse como un lriolenro asalro conrra
Y corríamos, aplestando en los umbrales de las casas a los perros guardianes quc se re-
las fuerzas desconocidas, para obligarlas a arrodillarse ante el hombre.
dondeaban bajo nuestros neumáticos hirvicntes, como cuellos almidonados bajo la plancha.
[a Muerte, domesricada, se me adelanraba en cada curva para renderme su garra con gracia 8. ¡Nos hallamos sobre el último promonrorio de los siglos!... ¿por qué deberíamos
mirar a nuestras espaldas, si queremos echar abajo las misreriosas puertas de lo Imposiblel
y, de vez en cu¿¡ndo, se echaba al suelo con un ruido dc mandíbulas estridentes, lanzándo-
El Tiempo y el Espacio murieron ayer. Nosotros ya vivimos en io ¡bsoluto, pu., h..o,
me desde cada charco miradas atcrciopcladas y acariciadoras,
creado ya la eterna velocidad omnipresente.

¡Salgamos de la sabiduría como de una horrible cáscxra, y lancémonos como f¡utos sazonados
de 9. Nosorros queremos glorificar la guerra higiene del mundo-, el militaris-
orgullo dentro de la boca inmensa y torcida del viento! [,,.] ¡Démonos en Pasto ¿ lo lgnoto' no ya
-única
rno, el parriotismo, el gesro desructor de los libertarios, las hermosas ideas por las que se
por desesperación, sino sólo para colmar los profundos pozos de [o Absurdo! muere y el desprecio por la mu.jer.
10. Nosotros qrleremos des¡ruir los museos, las biblio¡ecas, las ecadenrias de todo tipo,
Apenas habla pronunciado estas palabras, cuando bruscamente me di media vuelta, con la y combarir conrra el moralismo, el feminismo y toda cobardía oporrunista o uriliraria.
misma ebriedad loca de los perros que quieren morderse el rabo, y he aquí que, dc rcpente, I1. Nosorros canraremos a las grandes muchedumbres agiradas por er trabajo, por
vinieron a mi e¡rcuentro dos ciclisras, que me disputaron la razón, ambos persuasivos y, sin el placer o la revuelta; canraremos a las marchas multicolores y polifánicas de las revo-
embargo, contradictorios. Su estúpido dilema discutía mi territorio... ¡Qué lata!... Seguí y luciones en las capitales modernas; cantaremos el vibrante feruor nocturno de los arse-
por cl digusto me arroié con las ruedas al aire en un foso... nales y de los astilleros incendiados por violcnras lunas eléctricas; las esraciones
gloto-
¡Oh! ¡Foso materno, casi llcno de agua fangosa! ¡Hermoso loso de botica! Degusté ávida- nas, devoradoras de serpientes humeantes; las fábricas colgadas dc las nubes por los
menre ru cieno fortificante, que me trajo a la memoria la santa mama negra de mi nodriza retorcidos hilos de sus humos; los puentes semejantes a gimnasras gigantes qu. ,rlt"n
sudanesa... Cuando me alcé sucio y maloliente- de debajo del coche volcado, los ríos, relampagueanres al sol con un b¡illo de cuchillos; lo, uopor-.s-"u.n,u...o, qu.
-andra.io
n¡e sentí atrevesar el corazón, deliciosamente, por el hierro ardiente de la alegrla. olfatean el horizonte, las locomotoras de ancho pccho que pialan en los raíles como
Una muchedumbre de pescadores armados de cañas de pescar y de naturdisras gotosos enormes caballos de acero embridados con ¡ubos, y cl vuelo deslizante dc los aeropla_
se alborotaba ya en torno al prodigio. Con cuidado paciente y mericuloso, aquella gente nos, cuy¡r hélice ondea al viento como una bandera y parece aplaudir como una mu-
montó altos armazones y enormes redes de hierro para pescar mi automóvil, semeiante a un chedumbre entusi¿sta.
gran riburón varado. El coche selió lentamcnte del foso, abandonando en el fondo, como
escemes, su pesada cerrocerfe de sentido común y sus mórbidos enguatados de comodidad. Desde Italie lanzamos al mundo es¡e manifiesto nuesrro de violencia arrolladora e incendia-
Creían que estaba muerto, mi hermoso tiburón, Pero una caricia mía fue suficiente para ria, con el que fundamos hoy el Futurismo, porque queremos liberar a este país de su
fetida
reanimarlo, y ¡helo aquí resucirado, helo aquí corriendo dc nuevo sobre sus poderosas aletas! gangrena de profesores, de arqueólogos, de cicerones y de anticuarios.

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DOCUMENTOS FUTURISMO

Por demasiado tiempo Italia ha sido un mercado de buhoneros' Nosotros queremos li- sados por un odio tanro más implacable cuanro más ebrios estén sus corazones de admira-
berarla de los innumerables museos que la cubren toda de ceme¡rterios innumerables. ción por nosorros.
Museos: ¡Cementerios!... Idénticos, verdaderamente, por la siniescra promiscuidad de La luerte y sana Injusticia estallará radianre en sus ojos. ¡En efecto, el a¡re no puede ser
tantos cuerpos que no se conocen. Museos: ¡Dormitorios públicos en que se reposa Para más que violencia, crueldad e injusticia!
siempre junro a seres odiados e ignotos! Museos: ¡Absurdos mataderos de pintores y esculto- Los más viejos de nosorros tienen treinra años; sin embargo, nosorros ya lremos despilfa-
res que ven matándose ferozmente a golpes de colores y de llncas, a lo largo de paredes dis- rrado tesoros, mil cesoros de ñrerza, de amor, de audacia, de astucia y de ruda voluntad; los
putadas! hcmos desperdiciado con impaciencia, con furia, sin contar, sin vacilar jamás, sin jamás des-
Que se vaya e ellos en peregrinación una vez a[ año, como se vir d crmposa¡rto en el día canserr, hasta el último aliento... ¡Miradnos!
¡Todavía no estamos exhaustos! ¡Nuestros cora-
de los difuntos..., os lo co¡rcedo. Que una vez ¿l año se deposite un homenaje de flores a los zones no sienten ninguna fatiga porque se alimenran de fuego, de odio y de velocidad!...
pies de la Gioconda, os Io concedo... Pero tro admito que se llevcn cotidiananrente a Pasear ¿os asombráis?... ¡Es lógico, porque vosorros ni siquiera os ecordáis de haber vivido! ¡Ergui-
por los museos nuestras tristezas, nuestro frágil v*lor, nuestra morbosa inquietud. ¿Para qué dos en la cima del mundo, nosorros lanzamos, una vez más, nuesrro reto a las esrrellasr
querer envenenarnos? ¿Para qué querernos pudrir? ¿Nos ponéis objeciones?... ¡Basta! ¡Basca! Las conocemos... ¡Hemos comprendido!...
¿Y qué otra cosa se puede ver en un viejo cuadro sirro
la latigosa contorsión del arrista, Nuestra bella y mendaz inteligencia nos confirma que nosorros somos el resumen y la pro-
que se esForzó por romper las insuperables berreras opuestas a su deseo de expresar entera- lo'gación de nuesrros a'repasados. ¡Tal vez!... ¡fuí sea!... ¿Pero qué importa?
¡No queremos
menre su sueño?.., Admirar un cuadro antiguo equivale a verter nuestra sensibilidad en una entenderl... ¡Ay de quien repita esras palabras infames!... ¡Levantad la cabeza!...
urna funemria, en lugar de proyectarla lejos, en violentos gestos de creación y de acción. ¡Erguidos en la cima del mundo, nosotros lanzamos, una vez más, nuesrro rero a las es-
¿Queréis mllgxrar todas vuesrr¿s mejores luerzas en esta eterna e inútil admiración
del ¡rellasl
pasado, de la cual salís fatdmente exhaustos, disminuidos y pisoteados?
En verdad yo os declaro que la visita cotidiane de los museos, bibliotecrs y academim F. T. MARINETTI
(cementerios de esfuer¿os vanos, calvarios de sueños crucificados, registros de impulsos
rronchados...) es para los arristas igualmente dañina que la tutela prolongada de los padres
para ciertos jóvenes ebrios de ingenio y de voluntad ambiciosa' Para los moribundos, para Man ifesto de los p intores fanu'istas
los enfermos, para los prisionelos, sea: el admirable pasado es, tal vez, un bálsamo Para sus
males, pues pare ellos el porvenir est¿í cerrado... Pero ¡rosotros no queremos saber nada del ¡A los artistas jóvenes de Iralia!
pasado. ¡Nosotros, los jóvenes fuertes y frnristasl El grito de rebelión que lanzrmos, asociando nuestros ideales a los de los poetas Fururis-
¡Vengan, pues, los alegres incendiarios de dedos carbonizadosl ¡Aquí están! ¡Aquí es- tas, no p¿lrte de una epillita esrérica, sino que expresa el violenro deseo que hierve hoy en
rán!... ¡Vamos! ¡Prended fuego a los esrantes de las bibliotecas! ¡Desviad el curso de los cana- las venas de rodo arrista creador,

les para inundrr los museos!... ¡Oh, qué alegrí:r ver florar a la deriva, dcsgarradas y desteñi Nosotros queremos comba¡ir encarniandame¡rre la religión lanárica, inconscierrte y srrob
das en esas eguas, Ias viejas telas gloriosasl... ¡Empuñad los picos, las hachas, los martillos, y del pasado, alimen¡ada por la existencia nefasta de los museos. Nos rebelamos contra la su-
destruid, destruid sin piedad las ciudades vener.rd:rsl pina admiración de las viejas relas, de las viejas esraruas, de los obferos viejos y conrra el en-
Los m¿is viejos de nosotros tienerr treinta aítos: así Pues, nos queda, por lo menos, t¡na tusiasmo por rodo lo que está carcomido, sucio, corroído por el tiempo, y juzganros injusro
década para cumplir nuestra obra. Cuando tengamos cualenta años, que otros hombres más y delicrivo el h¿birual desdén por todo lo que es joven, nuevo y palpitante de vida.
jóvenes y más valiosos nos arrojen a l:r papelera como manuscritos inútiles. ¡Nosotros lo de- ¡Compañeros! Nosotros os decimos que el triunfante progreso de las ciencias ha derer-
seamos! minado en la humanidad cambios tan profundos que ha alrierro un abismo entre los dóciles
Nuestros sucesores vendrán contra nosotros; vendrá¡¡ de lejos, de todas partes, danzando esclavos del pasado y nosorros, libres y seguros dc la radiante magnificencia dcl futuro.
sobrc la cadenci¿ alada de sus primeros cantos, alargando sus dedos ganchudos de depreda- Nosorros esramos asqueados de la percza vil que, desdc el siglo xvt, hace vivir a nuesros
dores, y olfa¡eando como perros a las puertas de las acadenlias, el buen olor de nuestras artistas de una incesanre exploración de las glorias antiguas.
mentes en putrefacción, ya prometidas a las caracumbas de las bibliotecas. Para los demás pueblos Italia sigue siendo una rie¡ra de muerros, una inmensa pompeya
Pero nosotros no esraremos allí... Ellos nos encontrarán, al fin noche de invier- blanqueda de sepulcros. Pero Italia renace, y a su rcsurgimiento polftico sigue el resurgi-
-una
no- cn campo abierto, lrajo una triste tejavana ramborileada por una lluvia monótona, y miento inrelectual. En el país de los analfaberos se mulriplican las cscuelas: en el país del
nos verán acurrucados junro a nuestros aeroplanos rrepidantes y en el acto de calentarnos dolcefar niente rugen ya innumerables fiíbricas: en cl pafs de la esrética tradicional alzan e[
las manos en el ftrego mezquino que d¿rrán nuestros libros de hoy, llameando brrio el vuelo vuelo inspiraciones fulgurantes de novedad.
de nuestras imágenes. sólo es viral el arte que encuentra sus propios elementos en el ambiente que lo circunda.
Alborotarán A nuestro alrededor, .ladeando de angustia y de despecho, y todos, exesPera- fuí como nuesrros anrepasados hallaron mareria de arre en la atmóslera .eligiosa que domi-
dos por nuestra soberbia e infarigable osadía, se nos echarán encima para matarnos, impul- naba sus almas, nosotros debemos inspirarnos en los milagros tangibles de la vida conrem-

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DOCUMENTOS FUTURISMO

poránea, en la férrea red de velocidad que abraza la Tierra, en los transatlánticos, en los aco- 5. Considerar a los críricos de arre como inútiles y dañinos.
razados, en los vuelos maravillosos que surcan los cielos, en las audacias tenebrosas dc los 6. Rebelarnos conrra la riranía de las palabras ARMoNÍA y BUEN Gusro, expresiones
nav€gantes submarinos, en la lucha espasmódica por la conquista de lo desconocido' ¿Y po- demasiado elásticas, con las que fácilmenre se podría demoler la obra de Rembrandr, de
demos permanccer insensibles a la frenérica actividad de las grandes capitdes, a la psicologla Goya y de Rodin.
novfsima del noctambulismo, a las figuras febriles del vividor, dc la cocotte, del apache y del 7. Ba¡rer del campo ideal del arre rodos los morivos y todos los remas ya explorados.
elcoholizado? 8. Representar y magnificar la vida actual, inccsante y tumultuosamenre transformada
Como queremos contribuir a la necesaria renovación de todas las expresiones de ar¡e, de- por la ciencia victoriosa.
claramos la guerra, resueltamente, a todos los artistas y a todas las instituciones, siguen atas- ¡Entiérrese a los muer¡os en las más profundas cntrañas de la tierra! ¡Quede libre de mo-
cados en la tradición, en el academicismo y, sobre todo, en una rcpugnante pereza cerebral. mias el umbral del fururo! ¡Paso a los jóvenes, a los violentos, a los temerarios!
¡Denunciamos al desprecio de los jóvcncs a tode esa canalla inconscientc que en Roma
aplaude un nauseabundo reflorecimiento de clasicismo reblandecido; que en Florencia exal- Pintor Uru¡¡nro Boccro¡¡r (Milán)
ta a neuróticos cultivadores de un arcaísmo hermafrodita; que en Milán remunera una pe- Pinror C¡ru-o D¡tu¡zzo C¡nnA (Milán)
destre y ciega manualidad cuarentayochesca; que en Tu¡fn alaba una pintura dc funciona- Pinror Lurcr Rusor"o (Milán)
rios gubernativos jubilados, y que en Venecia glorifica a una farragosa pátiira de alquimistas Pinror Gl¡cotr,ro B,ru.r (Milán)
fosilizados! En suma, nos alzamos contra la superficie, la trivialidad y la facilonerfa hortera y Pintor G¡no Severunr (París)
perdularia que hacen profundamenre despreciable a la mayor parte de los artistas resPetddos
de cada región de ltalia.
¡Fuera, pues, restauradores vendidos de viejas costras! ¡Fuera, arqueólogos atacados de La pinnra funrisu: Manifzesto témico
necrología crónical ¡Fuera, críticos complacientes y proxcnetas! ¡Fuera, academias gotosas,
profesores borrachos e ignorantes! ¡Fuera! En el primer manifiesto que lanzamos el 8 de mar¿o de l9l0 desde el escenario del Politea-
Pregunrad a estos sacerdores del culto verdadero, a estos depositarios de las leyes estéti- ma Chiarella de Turín, expresamos nuesrro profrrndo ¿rsco, nuesrro orgulloso desprecio y
cas, dónde están hoy las obras de Giovanni Segantini: preguntadles por qué las comisiones nuestra alegre rebelión contra la vulgaridad, contra la mediocridad y conrra el culto fanático
oficiales no se dan cuenta de la exist¡ncia de G¿etano Previati; preguntadles dónde se apre- y snob de lo antiguo, que sofocan el fure de nuestro país.
cia l¿r escultura de Medardo Rosso... ¿Y quién se preocuPa de pensar en los artistas que no Entonces nos ocupábamos de las relaciones quc existen enrre nosorros y [a sociedad.
llevan veinte años de luchas y de suFri¡nientos, pero que, a pesar de ello, van preparando Hoy, en cambio, con csre segundo manifiesto, nos alejamos resuelamenre de roda conside-
obras destinadas a honrar a la parria? ración relativa y nos alzamos a las más altas exprcsiones de lo absoluro picrórico.
¡Tienen muy orros inrereses que defender los críticos pagados! ¡Las exposiciones, los ¡Nuestra ansia de verdad ya no puedc ser apagada por la Forma ni por el Color tradicio-
concursos, la crítica superficia.l y nunce desinteresada condetran el ane italiano a la ignomi- nales!
nia de una auténtica prostituciónl Para nosotros, el gesro ya no será un momentofiada del dinamismo universal: será, deci-

¿Y qué decir delos especialktas? ¡Vamos! ¡Acabemos con los Retratistas,


con los Pintores didamente, le scnsación dinámica eterniz¡da como rd.
de interiores, con los l,aguistas, con los Monrañistas!... ¡Ya hemos soportado b:¡stante a to- Todo se mucve, codo corre, todo transcurre con rapidez. Una figura nunca es es¡able
dos estos imporentes pintores domingueros! ante nosotros' sino que aparece y desaparcce incesantcmenre. Por la persistencia de la ima-
¡Acabemos con los desfiguladores de mármoles que atestan las plazm y profanrn los ce- gen en la retina las cosas en movimienro se multiplican, se deforman, sucediéndose corno
menrerios! ¡Acabemos con la arquitectura comercial de los contr¿tistas de cemento armado! vibraciones en el espacio que rccorren. fuí, un caballo que corre no riene cuarro paras: tiene

¡Acabemos con los decoradores de perra gorda, con los falsificadores de cerámicas, con los veinte, y sus movimicntos son rriangulares.
calrelistas vendidos y con los ilustredores torpes y chapucerosl Todo en el arte.es convencional y las verdades de ayer son hoy puras menriras para nos-
He aquí nuesrras coNcuusx)N¡s claras: otros.
Con esta entusiasta adhesión al futurismo, nosotros queremos: (Jna vez más afirmamos que el rerrato, para ser una obra de arte, no puede ni debe pare-
cerse a su modelo, y que el pintor lleva en sl los paisajes que quiere producir. Para pinar
1. Destruir el culto del pasado, la obsesión de lo antiguo, la pedanterfa y el formalis- una figura no es necesario haccrkl es necesario hacer su atmósfera,
mo académico. El espacio ya no cxiste; una calle mojada por la lluvia e iluminada por globos elécrricos
2. Despreciar profundamente toda forma de imitación. se abisma hasta el centro dc la rierra. El sol dista miles de kilómerros dc nosotros; pero la
3. Exaltar roda forma de originalidad aunque sca temer¿ri:¡, runque sea violentísi¡na. c¿rsa que tenemos delante
¿acaso no nos parece como encajada en cl disco solar? ¿Quién
4. Sacar valor y orgullo de la fiicil tacha de locura con que se azota y amordaza a los puede seguir creyendo en la opacidad dc los cuerpos mienr¡as nuesrra aguzada y mulriplica-
innovadores. da sensibilidad nos hace inruir las oscuras manifestaciones de los fenómenos mediánicos?

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DOCUMENTOS FUTURISMO

¿Por qué hay que seguir creando sin tener en cuenta nuestra potcncia visual, que puede dar Finalmente, rechazamos desde ahora la fácil acusación de barroquismo que se nos lanza-
resultados análogos a los de los rayos X? rá. Las ideas que hemos cxpuesto aquí derivan únicamenre de nuestra sensibilidad aguzada.
Son innumcrables los ejcmplos que dan una sensación posiciva para nuestra afirmación. Mientras que banoquismo significa arrificio y virtuosismo maníaco y desmedulado, el Arre
l¡s dieciséis personas que hay alrededor vuestro en un tranvía que corre son una, diez, que nosotros preconizamos es todo espontaneidad y porencia.
cuatro, tres: están quietas y se muevetl; van y vienen; rebotan en la calle, devoradas por una
zona de sol, luego vuelven a sentarse, como símblos persistentes de la vibración universal. NOSOTROS PROCLAMAMOS
Y, a veces, en la mejilla de la persona con la que hablamos en la calle vcmos el caballo que l. Qu. el complementarismo congéniro es una necesidad absoluta en la pintura, como
pasa lcjos. Nuestros cuerpos enrran en los divanes e¡l que nos sentamos, y los divanes entran el verso libre en la poesfa y como Ia polifonla en la música.
en nosotros, del mismo modo que el tranvía que pasa entra en las casas, las cuales, a su vez, 2. Que el dinamismo universal debe ser reprcsenrado como sensación dinámic¿.
se arrojan sobre el tranvía y se amalgamen con é1. 3. Que en la interprctación de la Naruralcza se necesira sinceridad y virginidad.
f¿ construcción de los cuadros cs estúpidamente tradicional. Los pinrores siempre nos 4. Que el movimienro y la luz desrruyen Ia marerialidad de los cuerpos.
mostraron cosas y personas colocadas ante nosotros. Nosotros pondremos al espectador en
el centro del cuadro. NOSOTROS COMBATIMOS
Como en todos los campos del pensamiento humano, las inmóviles oscuridades del l. Contra la párina y la veladura propia de los falsos antiguos.
dogma han sido sustituidas por la iluminada búsqueda individual, del mismo modo es ne- 2. Contr¿ cl arcafsmo superficial y elemenral a base de colores planos, que reduce la
cesario que en nuestro arte la tradición académica sea sustituida por una vivificadora co- pintura a una impotente slntesis infantil y grorescr¡.
rriente de libertad individual. 3. Contra cl faJso porucnirismo dc los seccsionistas y de los independientes, nuevos
Nosotros queremos volver ¿ entrar en la vida. La ciencia de hoy, al negar su pasado, res- ac¿démicos de cada país.
ponde a las necesidades intelectudes de nucstro tiempo. el desnudo en pincura, tan empalagoso y oprimente como el adukerio en li-
Nuestra nueva concicncia ya no nos hace considerar al hombrc como centro de ,..",n;r".aon,t"
la vida universal. Para nosotros el dolor de un hombre es tan interesante como el de
una bombilla eléctrica quc sufre, llora y grita con las más desgarradoras expresiones de Nos tomáis por locos. En cambio, nosotros somos los Primirivos de una nueva sensibili-
color; y la musicalidad de la llnea y de los plicgucs de un trajc moderno tiene para dad complctamente rransformada.
nosotros una potencia emotiva y simbólica igual a la que cl desnudo tuvo para los an- Fuera de la atmósfera en que nosotros vivimos no hay más que tinieblas, Los Futuristas
tiguos. ¿scendemos hacia las cimas más cxcelsas y más radiantes, y nos proclamamos Señores de la
Para concebir y comprcnder las bcllezas nuevas de un cuadro moderno es nccesario que Luz, pues bebemos cn las vivas fuentes del Sol.
el alma vuelva a ser pura; que cl ojo sc libcre del vclo con que lo han cubierto cl amvismo y
la cultura, y que considerc como único control a la Naturalcza, no a los Museos, Pinror UvseRro Bocc¡our (Milán)
Enronccs, rodos se da¡án cuenta de que bajo nuestras epidcrmis no scrpentea cl color Pinror C¡Rlo D¡uutzzo CmnA (Milán)
pardo, sino que brilla el amarillo, que el rojo flamea, y quc el verde, el azul y el violeta dan- Pintor Lu¡cr Russor-o (Milln)
zan bajo ella, voluptuosos y acariciadores. Pi¡rror Gt¡cotr¿o Bnrr,r (Roma)
¿Cómo se puede seguir viendo rosado un rostro humano, mientras que nuestra vida se Pinror GlNo Sevnnrwr (París)
ha desdoblado innegablcmentc en el noctambulismo? El rostro humano es amarillo, es rojo,
es verde, es azul, es violeta. La palidez dc una mu,ier que mira el escaparate de un joycro es
más iridiscente que todos los prismas de las joyas que la fascinan.
Nuestr¿s sensaciones pictóricas no pueden murmurarse. Nosotros las hacemos centar y
gritar en nuestros lienzos, que tocan fanfarrias ensordecedoras y triunfdes.
Vuesrros ojos acostumbrados a la penumbra se abrirán a las más radiantes visiones de
luz. l¿s sombras que pinremos serán más luminosas que las luces dc nuestros predccesores,
y nuesrros cuadros, comparados con los almacenados en los museos, serán como el día f¡l-
gido opuesto a la noche más tenebrosa.
Naturalmente, esto nos llcva a la conclusión de que no puede subsistir la pintura sin /l-
uisionismo. Sin embargo, el divisionismo no es, en nuestra opinión , w medio técnico que se
pueda aprender y aplicar metódicamente. En el pintor moderno el divisionismo debe scr un
comphmentarismo congénito, que en nuestra opinión es esenciel y fatal.

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