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Paul Ricoeur
Paul Ricoeur (2002) define “el término hermenéutica” como aquello que “se refiere
a las reglas para la interpretación de los documentos escritos en nuestra cultura”
(pág. 169). Esta definición señala el carácter metodológico de toda interpretación
textual, ya que no se puede llegar a entender un texto sin utilizar un “modelo
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interpretativo”1 a través del cual podamos acercarnos a uno de los posibles
significados. En este sentido, Ricoeur plantea que “El texto es un campo limitado
de interpretaciones posibles” (pág. 187)
Helena Beristáin (1997), por su parte, señala que “la hermenéutica es una lectura
interpretativa que hace posible la descripción total del sentido (…)” (pág. 124;125).
Esta lectura interpretativa conlleva varia lecturas, cada una con un fin específico
que nos ayuda a entender el texto. La hermenéutica, de este modo, es un
momento específico de un proceso, momento que la autora le llama “lectura
interpretativa” a la cual se llega por medio de un análisis de las unidades
significativas que nos suscita el texto. Estas unidades deben ser susceptibles de
relacionar tanto dentro como fuera del texto, es decir, las unidades individuales
tienen significado en virtud de sus relaciones mutuas.
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escritor en la medida en que este último no puede retener ese caudal de
significaciones que se crea al momento de terminar su obra. De esta manera, el
texto adquiere una plurivocidad, es decir: una diversidad de significados que no es
posible reducir en un ejercicio hermenéutico.
Para ello señala cuatro características por medio de las cuales podemos
determinar su “objetividad: 1) se presenta una “fijación del significado”, esta
fijación no quiere decir que existe un solo sentido que lo agote. Por el contrario, lo
que Ricoeur plantea es que precisamente por la fijación del significado es que el
texto adquiere autonomía con respecto a las circunstancias temporales y fugaces
de todo discurso hablado, lo cual crea la divergencia de significación en el texto,
pues se atenúan o se eliminan todos aquellos elementos4 que nos coadyuvan al
entendimiento circunstancial; 2) hay una “disociación de la intención mental del
autor”, esta es la más evidente de las característica, pues al momento de inscribir
un discurso como texto se presenta una divergencia entre éste y el autor, de este
modo, el autor ya no es dueño del significado, sino que por medio de los signos
que se han fijado en el papel adquiere la autonomía de significar, hay una
diferencia entre lo dicho (fijación del discurso) y lo que quiso decir (la intención del
autor); 3) no se presentan “referencias ostensivas”, en el mismo sentido en que un
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Esta “objetividad”, evidentemente no es absoluta, pues -como lo plantea Eagleton,
criticando a Hirsch- “los significados son producto del lenguaje, y este siempre tiene
algo de escurridizo” (1998, pág. 90)
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Estos elementos que nos pueden ayudar en el entendimiento del discurso hablado
son: los gestos, la mímica, en general, los rasgos prosódicos.
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discurso escrito se separa de las circunstancias espacio-temporales de su
producción; ya no es posible esclarecer o aclarar lo que se está queriendo decir en
el mismo momento en que se dice con simplemente mostrar o indicar; en la
inscripción del discurso hablado, por tanto, el discurso queda a la deriva y se
vuelve autorreferencial, es decir, tenemos que buscar las referencias dentro del
propio texto y no afuera: y 4) “el abanico universal de sus destinatarios”, los
cuales pueden o no ubicarse en la misma época del escritor, y a quienes va
dirigido, implícita o explícitamente, el texto. Estas cuatro características
constituirían la “objetividad del texto” (Ricoeur, 2002, pág. 183), lo cual haría
posible su compresión dentro de los límites que éste revela.
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relación de causalidad entre las partes más pequeñas y su posible pertinencia
dentro de todo el poema.
Paul Ricoeur, en el mismo sentido, señala que ante todo debemos tener claro que
el texto es una totalidad, a la cual se llega a través del conocimiento de sus partes:
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queriendo decir; emprendemos un dialogo con éste, en el cual, le hacemos
preguntas. Ricoeur, le llama a este proceso “momento de adivinación” (2002, pág.
184), pues no tenemos certeza de nada, solo es un encuentro que nos suscita
más cuestiones que respuesta. A partir de estas primeras inquietudes empezamos
otro momento que es el de la validación. Ricoeur le llama “momento gramatical”
(2002, pág. 184), ya que se intenta contrastar las nociones previas que intuimos
en un principio con el texto mismo.
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propone un enfoque nuevo de la hermenéutica entendida como procedimiento
para entender las formas textuales. De igual manera
Toda obra literaria conlleva unos límites interpretativos, los cuales han sido
discutidos por diferentes teóricos. Estos cuestionamientos se originan en la
condición del lenguaje de ser representativo de la realidad, es decir, que la
realidad no puede ser abarcada en su conjunto por el lenguaje. En este sentido, la
problemática a cerca de la interpretación textual se presenta como primordial al
momento de analizar una obra poética como la que nos proponemos explicar en
este trabajo. Del modelo interpretativo que utilicemos depende, en gran medida
nuestro objetivo aquí: dilucidar la nostalgia en la obra Sinú, riberas de asombro
jubiloso. Es por esto que en este breve apartado queremos plantear algunos
problemas teóricos acerca de la compresión de este tópico en la obra de Artel.
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Según Helena Beristáin “la interpretación de un texto lírico (…) tiene que abarcar dos
etapas. Durante la primera se efectúa el análisis de los elementos específicos que lo
constituyen, del modo como en su interior se organizan(pag. 63
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explicación –compresión de un texto. Ricoeur observa como la hermenéutica
puede ayudarnos a esclarecer algunos problemas interpretativos que conlleva el
análisis textual, que se parce mucho a la descripción de la realidad social.