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Introducción:
El mundo sigue igual que hace 1.000 años, cada día observamos continuamente como el ser
humano a variado poco su perspectiva en la gravedad de las conductas de sus iguales y a
quienes tienen en su consideración de tal.
Además se sigue observando como es asumida en rehiteradas ocasiones la ley más natural y
antigua, una que gira en torno al concepto de fuerza. No obstante el concepto de fuerza
– o poder debería decir – ha cambiado levemente con el paso del tiempo y en base a los
diversos sistemas económicos; esto ha ocurrido sin perder la esencia, preservando esa
arcaica faceta de ley natural que nos indicaba que el pez chico es devorado por el pez
grande. En efecto, sigue vigente la ley del más fuerte.
En pleno Siglo XXI, tal como afirmó Marcelino Camacho Abad en una ocasión, podriamos
afirmar que "Hay clases y la lucha de clases sigue vigente”. Esta afirmación y teniendo en
cuenta el sistema capitalista que nos envuelve nos lleva a la conclusión de que hay dos
grandes grupos el fuerte y el debil, en definitiva, el rico y el pobre.
Pero este conflicto no es nada nuevo. Ya en la Roma clásica se distinguía entre Cives,
Colonos y peregrinos, así como paralelamente entre nobles y pueblo. En la edad media
entre el triple estamento y en la revolución proletaria entre patrón y obrero. Siendo todas
las clases privilegiadas – dentro de cada contexto historico – una superior a la otra en tanto
cuanto poseían más derechos, más y mejores bienes, así como en muchos casos la
comparecencia ante la ley no era ni de cerca dada en isocefalia, al contrario, se daba el
primus inter pares más evidente que podamos imaginar.
Como vemos, partimos de una realidad que la evolución más que cambiar, meramente ha
matizado. Partimos de la figura del poderoso negando el hecho de que el delincuente sea
el sujeto marginal, cuando comprobamos que con los debidos motivos, este poderoso, es un
delincuente igual o peor.
Indice:
Bibliografias:
Especial importancia posee la intensión y extensión que se aplica a este, ya fuere por
evitar cerrar en demasia el concepto o para evitar el llamado problema de ambigüedad.
Realmente esto que nos parece una tarea mecanica y sistematica no lo es, entraña una
verdadera ciencia teorica tras de si.
Esta ciencia – y procuraré ser conciso – posee una serie de elementos que se deben resolver
para efectuar una definición valida en el ambito de la ciencia y es la atribución que se le
otorga al concepto que puede ser formal, empirico, objetivo o empirico-objetivo y una vez
hecho esto establecer su lugar en el campo de la extensión-intensión.
Posteriormente recae sobre ello la definición que la ciencia ontologica tipifica en varios
grupos que son: Las reales, las conceptuales, las lexicograficas, estipulativas, redefiniciones y
ostensivas.
Ahora bien, si conseguimos dentro de este marco establecer una definición del delincuente
en si mismo, de que es un delincuente, acabaremos con una definición cientifica valida.
Pongamos un ejemplo: “Se dice que una persona es un delincuente pues cometió un delito, o sea,
un acto antijurídico que el Derecho o sistema legal de un Estado califica como tal, y sanciona con
una pena.” **
Así pues hemos resuelto el problema del concepto y la definición; y ahora procedemos al
de la extensión e intensión. Esta sólo se puede resolver dando definiciónes correlacionadas,
el proceso es el mero encaje de varias muñecas rusas para ser aunque coloquiales bastante
graficos al respecto. Permitanme darles una definición rápida sobre el delincuente menor.
Seria delincuente menor aquella persona que cometió una falta que es al igual que el delito
un acto antíjuridico de menor importancia que el Derecho o sistema legal de un estado
califica como tal y sanciona con una pena evidentemente mínima.
Como vemos hay una proliferación de extensión hacia intensión en el concepto, matizando
el concepto, así como a quien se aplica.
Entonces, basandonos en este precepto la primera persona en darnos una definición aceptada
mayoritariamente ha sido Edwin H.Sutherland.
**En la criminología se habla de conductas desviadas, no obstante creí más oportuno establecer la definición desde el punto de vista
penal para explicar con mayor concisión la extensión e intensión sin dar aún el concepto de delincuente de cuello blanco.
La teoria elaborada por Sutherland tenía un fin evidente, es una teoria critica hacia las
teorias convencionales de la delincuencia, siendo en especial la principal critica hacia la
teoría del etiquetamiento o Labelling approach.
Esta teoría es representada por Howard S. Becker, siendo su objetivo central estudiar como la
sociedad a través de sus agentes de control, reacciona negativamente y etiqueta a los transgresores
de las clases bajas y minorías. Hasta la fecha las teorías pretéritas se habían dedicado a
afirmar que las clases marginales eran aquellas propensas a delinquir y Becker afirma que
ningún acto es desviante de por si, sino que es desviante cuando hay reacción negativa de
la sociedad siendo en el acto estigmatizado el transgresor, así añade la idea de que dicho
estiquetamiento conlleva la creación de la delincuencia acuñandose desde los seguidores de
esta teoria la frase de “Las cárceles son escuelas del crimen”.
Comprendamos además que en ese momento el criminal era aquel que era condenado a
prisión y eso no era tipico en personas de alto poder monetario. Es decir, un delincuente es
una persona que etiquetamos como tal y a traves del proceso estigmatizador que supone la
prisión.
Sobre estos dos presupuestos se mueve Sutherland cuando en la 34º conferencia presidencial
anual de la American Sociological Society en 1939 presenta su término bajo en un trabajo
denominado <<White Collar Criminality>>.
La primera definición basica que otorga es: “Un delito cometido por una persona respetable
y de alto estatus social en el desempeño de su ocupación”.
De esta definición se saca como objeto o concepto que el delincuente de cuello blanco es
aquel – valga la dedundancia – que comete delitos de cuello es blanco, es decir, un
delincuente de cuello blanco es una persona de buen estado socio-economico que comete
delitos a traves de su oficio o cargo; por extensión entendemos pues una persona y en
intensión que deba poseer un cargo/oficio y además usarlo como via para delinquir.
La definción de Sutherland por tanto es que el delito de cuello blanco equivale al fraude y
por de ello se desprende que el delincuente de cuello blanco es una persona que se vale
de la confianza de los demás para delinquir lo cual le habilita para llevar a cabo delitos
de falsedad economica y duplicidad en la manipulación del poder.
Por un lado destaca en Europa Durkheim que hace clara referencia a los abusos de poder,
él es el autor de la frase <<puedo ser libre hasta el punto que a otros les sea prohibido
aprovecharse de su superioridad física, económica o cualquiera otra en detrimento de mi
libertad>>
Durkheim a principio de siglo (1902), ya critica la actitud de los que tienen el poder así
determinados actos que no son muchas veces sancionados, porque no está claramente fijado
el límite entre lo prohibido y lo permitido, lo justo y lo injusto.
Durkheim establece a mi parecer uno de los mejores principios de relación social de cara a
los delitos de cuello blanco. A ciertos actos los denomina criminaloides y son precisamente
actos que pese a su que tecnicamente eran ilegales, ni los delincuentes ni el público los
consideraban delictivos. Es decir, da a ver ya como la conciencia social no relaciona lo
dañoso de ciertas conductas que les son en principio ajenas pero que a la larga – y sigo en
mi línea de opinión – producen una mayor lesividad al colectivo social, pero esto ya lo
verémos más adelante.
Pese a que nos indica que “el mal se encuentra en el trono”, precisamente es incapaz de
aportar soluciones, dado que poner a alguien en el poder mediante cualquiera que sea el
tipo de mandato es lo que se conoce como un riesgo socialmente permitido y necesario
para cualquier estado.
En ambos casos tanto Durkheim, como Braithwaite ( y por tanto Sutherland) establecen la
necesidad de que el delincuente no sea sólo de una clase privilegiada sino que ejerza un
rol laboral que le permite delinquir. Por tanto hay una alta conexión de los delitos
especiales y la delincuencia de cuello blanco.
Por otro lado autores como Newman y Quinney niegan el tipicismo de la pertenencia a una
alta esfera o clase privilegiada lo cual amplia en demasia el termino siendo estensible a
cualquier delito especial.
Siendo así aquel señor que expende gasolina y a su vez roba del deposito seria un
delincuente de cuello blanco. Incluso el cartero que roba para si las muestras de perfume
de la suscripción que una señora hace a una revista mensual y así hasta llegar a límites
demasiado absurdos con perdón de lo descalificativo que pudiese sonar de cara al trabajo
de estos señores.
Aquí creo que convendría reflexionar un poco y establecer una diferenciación propia en la
definición. Por ello cerrarémos este apartado dando una definición propia del delincuente de
cuello blanco.
Un delincuente de cuello blanco es aquella persona que lleva a cabo actos tipicos,
antijuridicos, culpables y punibles; perteneciendo a altas esferas, incurriendo en determinados
delitos. A un delincuente de cuello blanco se le podrían imputar delitos de cuello blanco
propios y delitos de cuello blanco impropios.
El delito de cuello blanco propio seria aquel delito que se lleva a cabo desde la facilidad
de su cargo, empleando el fraude y con un fin evidentemente ecónomico o político.
Por otro lado el delito de cuello blanco impropio seria aquel efectuado por un delincuente
que habitualmente lleve a cabo delitos de cuello blanco impropio. La diferencia esencial
radica en el sujeto en si que lo realiza debido a que con su dinero e influencia podría
conseguir cosas que opta por conseguir delinquiendo, es decir, encontramos una
contradicción entre posibilidad y motivación.
Tomando de base las teorias delictivas anteriores, renegando por ello que las minorias sean
las unicas en realizar ciertos delitos fundadolo en la inclusión de lo que he denominado
delito de cuello blanco impropio, así como optando por la definición de Sutherland hemos
configurado la descripción tanto de delito de cuello blanco y el delincuente de cuello
blanco respondiendo a las cuestiones de concepto, definición y extensión/intensión.
Composición del delincuente de cuello blanco
Cuando hago referencia a la composición criminal del delincuente de cuello blanco puede
darse a entender, por problemas de ambigüedad, infinidad de posibilidades. De hecho
tomarlo como la posibilidad más amplia seria lo acertado pues el delincuente de cuello
blanco es particularmente complejo y pretender sólo abarcar parte del espectro compositivo
que pueda tener como ser humano es un craso error.
Ello no quiere decir que haya por mi parte un rechazo en su totalidad, pues estimo que
ciertas composiciones biologicas permiten a un sujeto delinquir pero no lo condicionan a
ello. Un ejemplo claro seria en el caso de los delitos violentos, el sujeto que segrega más
adrenalina de la que es considerada en canones normales, conllevando que su actuar se
acrecente en las situaciones que más adrenalina provoca en él.
Sin embargo en contraposición a estas teorias, estimo que las teorias psico-sociales si
condicionan al sujeto, pues la conexión entre delito y moral que es casuistica favorecen a
que sea más probable que un sujeto que ha adquirido valores sociales contrarios a los que
la sociedad requiere para su funcionamiento sea inducido desde la misma sociedad a
delinquir debido a que al tener valores bien distintos puede ponderar si los suyos deben
primar sobre los del elenco social inhibiendose o no de delinquir según el resultado de esta
ponderación.
Akers nos habla por tanto de la asociación diferencial, la cual consiste a la exposición del
sujeto a lo que el llama “definiciones favorables o desfavorables a la infracción o respeto
de la ley”, esto en palabras menos tecnicas es la adquisición de una serie de valores.
Esta serie de valores se consiguen en el proceso sociabilizador mediante lo que Akers llama
grupo primario en el cual se engloba la familia, los amigos o cualquier otro a la par. No
sólo consituyen para un individuo la palestra que les muestra referencias, más bien incluso
sugieren modelos a imitar. Akers establece tres conceptos para la influencia de los
miembros del grupo primario, se basa en la prioridad o pertenencia temprana/tardía a la
vida social del sujeto, a la duración de su estancia en la vida social del sujeto así como a
la frecuencia e intensidad dentro de la esfera social del sujeto.
Así pues, un sujeto que su padre tuviese un despecio manifiesto por los medios licitos de
obtención del capital y posteriormente se dedicase a robar golosinas con algun amigo picaro
pero no malintencionado podría en su adultez haber adquirido lo que en conductas
desviadas se conoce como un carácter innovador; es decir, conce los medios lícitos para la
obtención de aquello que desea pero no son de su agrado y por ello toma vias alternativas.
Ejemplo de ello seria el banquero que desvia fondos de un cliente o siendo más burdos
que a la hora de guardar dinero a la caja tomase unos billetes para si.
Personalmente creo y entiendo que el factor economico promociona los delitos de hurto y
robo, pero no lo considero determinante en cuanto a los delitos de cuello blanco. No
obstante conexionado a este tipo de delitos si podríamos hacer hincapie en la teoria de la
anomia de Durkheim que resumiendola en poca líneas implica la influencia grave de
factores sociales sobre las tasas de suicido o delitos de cuello blanco debido a situaciones
transitorias extremas como una crisis económica y que disminuyen cuando el bienestar
aumenta. Basicamente en una situación de anomia o ausencia de normas es cuando se daría
la oportunidad – cuestión importante en el delito – para delinquir, pero seria un aumento de
la oportunidad no un factor incitante el cual seguiría enmarcado en el proceso sociabilizador.
Finalmente entrariamos en el tercer factor que yo he ligado manifiestamente al factor de
sociabilización. Hablo del entorno físico.
Este proceso sociabilizador en el espacio permite el desarrollo de dos vías: las experiencias
negativas que provocan al sujeto una motivación para delinquir – teorias de la frustración –
y aquellas muestras de las ventajas que conlleva delinquir – teorias de la oportunidad – que
probablemente sean las que más se adecuen a la composición del delincuente de cuello
blanco.
Un ejemplo claro seria por ejemplo el archiconocido estos días Rodríguez Menendez, un
sujeto cuya sociabilización es evidentemente fallida y ha tenido infinitas posibilidades de
delinquir cayendo en delitos de cuello blanco tanto propios como impropios siendo para la
opinión pública lo más flagrante la paliza que supuestamente mandó dar a su hijo y la
pareja de este en aquel momento.
Esta idea de la resta de factores evidentemente no es mía, tan sólo he acudido a sintetizar
las teorias ofrecidas por Delmas-marty el cual nos indica que “los factores psicológicos que
están en la base de la personalidad de los << delincuentes de negocios >>, y que pueden
simplificarse diciendo que consitste en la perversión de cietos trazos de carácter que llevan
a aquellos a ir más allá y traspasar, así, fronteras de la legalidad. La meta del hombre
de negocios no es la meta del hombre legalista. Persigue el máximo beneficio económico”.
Esto es una serie de factores internos que como ya decía se le añaden los factores externos
que Delmas-marty divide en dos grupos de agentes que se resumen en por un lado la
incitación al fraude que se recibe del sistema económico social y por otro las desviaciones
que busca el propio delincuente económico potenciadas a su vez por la debilidad de la
llamada disuasión social.
Delmas-marty sigue la concepción del “White Collar” de Sutherland, siendo por ende sus
teorias aceptables en la línea de trabajo que se ofrece en este texto. Es más, presupongo
que mientras que Sutherland se dedica a ofrecer una definición y examen del delito en si ,
Delmas-marty y otros autores se encargan de dar una definición estandarizada del
delincuente de los de delito de cuello blanco propios.
Entre estos autores está Mergen que nos indica los principales fallos de sociabilización del
sujeto creando un perfil estandarizado. El delincuente de cuello blanco se caracteriza por:
En primera instancia ser una persona con un carácter materialista, es decir que durante su
sociabilización ha adquirido como valor esencial la supremacia monetaria y la necesidad
extrema para obtener más y más ganacias, llegando en algunos casos a sobrepasar sus
necesidades físicas para resarcir unas que entran más en las psicológicas. En segunda
instancia alude al carácter egócentrico y narcisista del sujeto, entendiendose que se
considera ajeno a valoraciones y que en caso de demostrar cierto altruismo se debe a una
pretensión de conseguir ensalzar su figura. En tercer lugar alude a una inteligencia más
pragmática que expeculativa, así como una mayor audacia ello se resumen en la necesidad
de este sujeto de ponderar las circunstancias, siendo la racionalidad un elemento muy
marcado en su iter criminis.
Son sujetos que poseen una capacidad de adaptación social positiva, perfectamente podría
tratarse incluso de psicopatas. Los psicopatas poseen una capacidad social innata por norma
general y la efectividad de un delincuente de cuello blanco psicopatico para sociabilizar es
evidentemente mayor que la del delincuente de cuello blanco en si debido a la inherencia que
le produce cualquier sentimiento ajeno.
Son Así mismo personas que instrumentalizan a quien sea si es necesario. Ello enfocado a los
delitos prodría evocar que comunmente no realizasen delitos de cuello blanco impropio por
lo que se conoce como “por propia mano”. E incluso en ocasiones hiciesen uso de
instrumentos no dolosos para la perpetuación de un crimen de cuello blanco propio como
seria engañar al algunos accionistas a firmar unos papeles entre los que figura la cesión de
acciones hacia una persona ajena que a su vez luego le ceda las acciones.
Mergen denota además la capacidad de estos sujetos para enfadarse y estresarse. Ello se
debe a que poseen poca vida interior – o eso dice el autor – y se exterioriza en función de
sus experiencias personales. En mi opinión esta caracteristica delincuencial podría ser factor
determinante en los delitos de cuello blanco impropios tales como el sujeto que mata a
otro que pretende dar el chivatazo sobre sus movimientos. Perdería en casos extremos su
mayor caracteristica delincuencial: Su capacidad racional.
Si en la composición del delincuente de cuello blanco eran importantes las teorias de la
sociabilización, más lo son por adhesión a su cargo laboral – resquisito indispensable para
delinquir – las llamadas teorias de la oportunidad.
A un nivel básico las teorias de la oportunidad nos indican que el delincuente no se inhibe
meramente por la prohibición taxativa de la norma, lo que se conoce en Derecho Penal
como prevención general, el hecho de que este prohibida o no puede ser indiferente, siendo
incluso más condicionante las posibilidades de delinquir de forma efectiva.
Así mismo una doble vertiente de la cara de la oportunidad también no sólo indica cuales
son las posibilidades sino que además la probabilidad de establecer métodos o contar como
ayuda. A esto se le conoce como carrera criminal y acceso a oportunidades ilicitas.
Comencemos por las oportunidades – de momento – , precisamente porque para los delitos de
cuello blanco es muy importante esta faceta, de hecho, es una gran condición que se de la
oportunidad de entrar a ciertas esferas para poder efectuar los delitos de cuello blanco
propios. Como he comentado antes, una de las dos variables es el llamado caso de los
mentores que fue desarollado por Sutherland en su investigación sobre el ladrón profesional.
Una posibilidad es la figura del asesorazgo/mentor, un tercero que da las indicaciones al
sujeto para delinquir, le enseña a timar, engañar, mentir y robar sin tocar el dinero. Es el
encargado de un proceso resociabilizador o meramente de producción de un fallo
sociabilizador en caso de que el mentor fuese la persona a cargo del sujeto desde su
infancia. Esta via es poco usual quizás en los delitos de cuello blanco a primera vista, pero
si analizamos las redes de timo cobra su sentido en la medida que el experto trae consigo
personas a su cargo para que obren junto a él y para él, estas personas a su vez son
aprendices de delincuente que adquieren experiencia; ejemplo de ello seria una empresa
fraudulenta que no fuese descubierta y al morir el mentor que seria el presidente de esta,
sus aprendices se dispersasen empezando a poner en practica lo aprendido para si,
habiendose generado ya la oportunidad de haber tomado parte en los circulos de este señor
y habiendo así tejido los suyos propios.
Por otro lado la teoria de los sistemas de oportunidad diferencial cuyos ponentes principales
son Cloward y Ohlin. Estas teorias indican que no es suficiente con la voluntad del sujeto
que posee una conducta desviada para que pueda delinquir, necesita además la posibilidad
de obtener una oportunidad real para hacerlo. Es por tanto que esta teoria se encarga de
establecer las motivaciones del crimen organizado dividido en tres subculturas:
Así mismo incluyen la teoria de los medios, siendo en el delito de cuello blanco necesitados
varios medios a los cuales ya se dieron alusición en la definición del propio delito. Como
vemos no basta con pretender robar dinero mediante timos, se requiere de la oportunidad
de hacerlo, al contrario que un delito violento o una agresión sexual que sólo requiere la
posibilidad.
Pero para la consecución de un delito no basta con la mera oportunidad generica, se debe
dar además un enfoque de esta en algún ambito mediante la posibilidad y la motivación.
Incluso la posición socioeconómica será una variable para la consignación de delitos que no
son de propia mano, tales como la venta de drogas, la prostitución forzada, las palizas por
encargo y un largo elenco que produce beneficios económicos al sujeto pero que no son
atribuibles propiamente al ejercicio de su oficio ni a su posición social.
Así mismo, los delitos que son de primera mano, como los robos, violaciones y
homicidios, no responden más que a las teorias de la frustación y sólo en la medida que
se dan pueden encontrar una explicación a no encontrar límites en la capacidad de
autosafisfacer sus necesidades por parte del poder económico del propio sujeto.
Es evidente que los delitos de cuello blanco impropios producen el impacto y el efecto
reactivo social que pudiese tener ese mismo delito hecho por otra persona que no
perteneciese a tal denominación. Incluso parece que ese tipo de delitos no cobre mayor
importancia por el hecho de que los desarolle dicha persona y además que parecen a la
opinión pública mucho más dañosos que los delitos de cuello blanco propios.
He decidido a bien, dilucidar entre la diferencia de impacto y reacción social, pues muchas
veces no son terminos conexos, habiendo una desproporción dado que el primer termino es
un ente entre lo físico y la realidad creada y el segundo es meramente una realidad creada
unica en multitud de ocasiones a la concepción moral de los individuos.
Para cualquier sujeto, el homicidio de un ser querido tendrá el mismo impacto físico que es
la perdida de la vida de dicho ser querido y a su vez un impacto psicológico que no será
igual en cada sujeto debido a su afinidad a dicha persona. Por otro lado el elenco de la
sociedad reaccionará según la época y las sensibilidades propias de una forma u otra ante
un hecho que le es relativamente ajeno.
Aquí a mi parecer rádica la peligrosidad del delito de cuello blanco, pues a diferencia de
muchos delitos posee una desproporción exagerada en cuanto a su impacto y a la reacción
social, que cada vez y gracias a los medios de comunicación va proporcionandose con la
contraposición de que estos medios enfatizan los delitos de sangre a un sobreexceso que
produce la inseguridad ciudadana, que es además acrecentado en una de las figuras con más
posibilidad para ser sujeto activo de los delitos de cuello blanco, la cual es la casta política
encruzijandonos en una cuestión retorcida como es la adquisición de reacción social
generica en aumento y una desconfianza hacia los legisladores que son los que deben
seleccionar una política criminal en base al impacto social de los delitos, impacto social
que estos confunden con la reacción social, formulandose un verdadero galimatias.
Por estos motivos, he decidido hacer esta pequeña diferenciación que me permitirá explicar
los dos polos que resultan de un delito, y en especial, del delito de cuello blanco.
Tenemos pues dos terminos que analizar y evidentemente cuando hay que comenzar algo es
mejor hacerlo por el principio. El termino reacción, implica que previamente debía haberse
producido una acción, es por ello lógico que comience a dilucirdar las cuestiones del
impacto del delito para posteriormente contemplar esa desproporcionada reacción lo cual es
uno de los retos a superar por la jurísprudencia y no sólo para ella, sino también para la
sociedad que no es consciente del daño y la posición que otorga a los delincuentes de
cuello blanco al ser tan permisivos respecto a su reacción frente al delito que provoca a su
vez ineficaces técnicas legislativas para la protección del bien jurídico que usualmente
lesionan o menoscaban; esto es evidentemente el patrimonio.
<<Los efectos del delito de cuello blanco... quedan difuminados sobre un largo período de
tiempo y tal vez sobre millones de personas sin que ninguna de ellas sufra mucho en un
momento determinado”. (Sutherland 1945).>>
La concepción del impacto del delito ya venía determinada por el propio Sutherland que
distinguía entre el impacto económico y el impacto físico del propio delito, lo cual seria
equiparable a las realidades creadas y la realidad física respectivamente.
Sutherland considera que el daño físico del delito de cuello blanco provoca más daños y
muertes que otros delitos y realmente quizás no sea sino daño colateral en vez de causa, no
obstante habría cierta relación muy pobre entre el suicido de un sujeto y una estafa para la
imputación de un homicidio. Lo que si sería posible haciendo uso de las teorias del riesgo
desarrolladas por el Ilustrimo C. Roxin sería la imputación de un homicidio imprudente si
entendiesemos entre el delito de cuello blanco una realción directa a la muerte del sujeto
por medio del impacto físico que se acomete con dicho delito.
No obstante, fuera de esta especulación propia, lo que realmente Sutherland nos indica son
los daños físicos del delito de cuello blanco desde los campos corporativos y de la
ocupación médica. Siendo las corporativas aquellos daños producidos por la infracción de
reglas de seguridad, tanto en el trabajo como en la producción, así como el incumplimiento
de las normativas medioambientales; y en cuanto a las médicas el reparto de horarios, los
tratamientos lucrativos pero innecesarios, el curanderismo y una amplia gama de actividades
que sólo son posibles mediante la oportunidad que ofrece el oficio.
Así pues realmente el impacto no es un hecho de daño aislado, sino que trasciende al
sujeto en cuestión al cual se le lesiona para menoscabar todo el sistema mediante la
consecución sistematica de este tipo de delitos. A su vez produce daños particulares que
pueden conllevar a situaciones tragicas que presentan problemas de imputabilidad.
Pese a ello la reacción social se basa en el primer tipo de impacto, el llamado económico.
Esto es uno de los retos de la críminología y la ciencia penal moderna pues la valoración
social de un delito es sinonimo de una protección mayor o menor.
Un hurto, una violación o un homicidio son delitos ajenos siempre que no ocurran en
nuestros circulos primarios y secundarios. No obstante el delito de cuello blanco entendido
en su concepto más amplio es un delito de afectación plural que se encauza en
determinados sujetos de forma aparentemente ajena .
Procuremos ser graficos. El político que roba muchos millones, este roba a una institución
llamada por ejemplo Ayuntamiento de Marbella, la victima aparente del delito es el
ayuntamiento de Marbella que ha perdido el dinero que le hacia falta para establecer
mejores, no obstante los ciudadanos que ya contribuyeron con su dinero iban a perderlo
– en apariencia – igualmente y por tanto el robo a primera instancia no parece modificar sus
vidas mediatamente y por ello el daño parece un tanto ajeno. Ello repercute en la reacción
social que no es ni de cerca equiparable a la sucedida mediante la tragica muerte de alguna
menor que realmente les es un delito ajeno.
Aquí rádica la peligrosidad , en una reacción social pasiva y para nada contundente, que a
su vez adquiere una desconfianza en los cuerpos político y judicial incluso al considerarlos
potenciales delincuentes de cuello blanco. Otro gran problema de la reacción social seria
que las personas que realmente se creen más ajenas aún – la ciudad vecina por ejemplo –
también son victimas del delito y reaccionarán con mayor pasividad y así concentricamente
según nos distanciamos del foco delincuencial , cuando realmente como he indicado
anteriormente la peligrosidad de este tipo de delitos es el menoscabo de la cadena social.
Se rompe un eslabón y sin un eslabón el resto cae quedando deformado.
Visión del delito de cuello blanco desde la victimología.
Siempre hemos tenido un concepto de victima bastante cerrado, siendo la victima aquel que
recibia el daño. Tradicionalmente el daño siempre se palpaba físicamente mediante el robo
de unas monedas que estaban en el bolsillo del delincuente o el cadaver yaciendo en el
suelo. Amenudo hemos entendido y se sigue entendiendo como victima a aquella persona
que el daño realizado por el delito de afecta de forma directa, dejando de lado a aquellas
personas con relación a la victima real que pudiesen sentirse damnificadas o al menos eso
procura el Derecho Penal, pero la Críminología abarca muchas ciencias y la etimología de
victima hace referencia a quienes sufren adversión procedente de un acto o persona.
Según Edelhertz (1970), cuanto más avanzamos en el tiempo más fácil nos es convertirnos
en victimas de los delitos de cuello blanco. El fundamento de su opinión se basaba en en
la exposición de los ciudadanos al abuso, al debilitarse las garantias dentro de los patrones
de distribución y ventas. Exponiendonos por tanto a tratar con desconocidos y confiar
plenamente en la instituciones gubernamentales que son quienes nos deben proteger.
Sabemos que hay altos riesgos, pero dentro de ese riesgo habría que dilucidar hacia quien
se dirige el delito. En principio, todo el mundo es posible vicitma ideal y sin conciencia de
victima de este tipo de delitos, pero pese a ello, hay ciertos individuos e instituciones que
poseen mayor probabilidad de serlo en el aspecto concreto del impacto físico del delito.
Geis dice que la victimización de una persona se producirá en medida de dos factores como
son la necesidad o no del delincuente de elevar su posición o si este cree que debe
infringir la ley. En la medida que eso ocurra el delincuente percibirá la victima más
vulnerable y adecuada a las necesidades que quiere cubrir y rara vez la victima adquiere
conciencia de tal o la inclinación para percatarse de ello.
Ello permite distinguir dos posibilidades los grupos desfavorecidos a los cuales se les
provoca el llamado fraude al consumidor y por otro lado a las personas cuya posesión le
es valiosa al delincuente de cuello blanco como pudieran ser las acciones de una empresa.
He aludido a que la victima no posee conciencia de tal y esto se enfatiza en la relación
entre delincuente y victima. La cual es una relación carente de violencia directa, basada en
la manipulación y desconocimiento de la victima de las intenciones reales del sujeto.
Incluso en muchas ocasiones se da la despersonalización como en los delitos patrimoniales
a una administración.
Tomlin nos indica cuatro factores que resumen la relación entre el delincuente y la propia
victima y de un delito de cuello blanco: Ingenuidad por parte de la victima, previsible
retraso por parte de la victima en darse cuenta de su condición de tal, la codicia del
delincuente y la creencia del delincuente de que no será detenido por ese delito.
Entorno a ello se dan varias definiciones tipologicas de victima de delitos de cuello blanco
siendo las más comunes las de Tomlin y Delord-Reynal.
Tomlin lo que hace es diferenciar a la victima por su carácter especifico estableciendo como
victimas al individuo como victima de fraudes, a la empresa que es la victima primaria
quedando el público relegado al papel de victimas secundarias, a las instituciones
gubernamentales mediante los fraudes que dañan al conjunto social, el orden internacional
mediante los juegos de poder que conllevan la manipulacion del orden y la sociedad en si
que siempre recibe el daño en su estructura.
La primera es la victima voluntaria del delito, que mantienen una relación de victimización
a manos de estafadores y especuladores, siendo a su vez cooperadores quedando relegada
su ingenuidad a una falta de destreza que se ve superada por la del delincuente.
De todo ello se dilucida que en el delito de cuello blanco hay a) una victima individual o
afectado, b) una victima generica que es el Estado y cuando se ataca a esta victima
generica se produce c) una victima colectiva que son los ciudadanos.
El control del delito
Esta persecución se lleva desde instituciones, estrategias y sanciones sociales muy bien
mecanizadas con el fin de establecer una sociedad perpetuada.
En la medida que esta perpetuación se da se produce a su vez un marco técnico dentro del
cual se engloban las teorias del control que precisamente dan explicación a lo que conocemos
como control social. Dicho control social se estudia desde la sociologia que lo ha dividido
en el control social informal y el control social formal.
Son mecanismos de control social informal todos aquellos que no están institucionalizados
ni siguen una normativa rigida, esto son todas las instancias educativas que seguimos a lo
largo de la vida, empezando desde la familia, pasando por los amigos y las distintas etapas
escolares. Es lo que ya hemos llamado proceso sociabilizador y cuyo éxito permite un
control del delito antes de su aparición.
Por otro lado estan los mecanismos de control social formal que entran en acción una vez
que el informal ha fallado. Estos mecanismos están institucionalizados y son el Derecho
penal, la polícia, los cuerpos judiciales y los cuerpos penitenciarios.
En los delitos de cuello blanco también nos encontramos este método de control del delito,
de un lado tenemos el control informal que se encargará de incultar al sujeto una serie de
valores provinientes en primera instancia de la familia que le enseñará a tomar conciencia
de la cadena de mando así como varias aptitudes sociales entre las que se encuentran el
respeto a las normas de comportamiento básico, posteriormente será la escuela quien dote al
sujeto de la conciencia de relación entre iguales lo que en caso de no fallar imposibilitaria
la consecución de este delito pues el delincuente de cuello blanco no ve a su victima como
un igual, si acaso la ve será como inferior y ese sentimiento de igualdad puede ser
determinante para la adquisición de una empatía para con las victimas que imposibilitará el
delito. En el ambito laboral se aprende conformismo que es la carencia principal del
delincuente de cuello blanco en su composición delictiva.
Los medios de comunicación son un factor aparte en todo este proceso de sociabilización
para el control del delito. Las películas, videojuegos y comics, amenudo enseñan al menor
aún en desarrollo social una serie de valores que bien por el atractivo de estos medios
podrían sobreimponerse sobre los valores aportados por sus otros circulos si estos se
presentan con un interes leve.
Todo ello produce un efecto sociabilizador que merma las motivaciones de delinquir. Otros
teoricos formulan alreves el concepto siendo la duda el porque no se delinque y han
generado la teoria del autocontrol que ya mencione anteriormente. Pero lo cierto es que la
teoría del autocontrol toma un buen papel en el proceso sociabilizador en la medida que
los factores podrían educar al sujeto en la posibilidad de delinquir pero haciendole entender
que eso no está bien, lo cual produciría un autocontrol indiscriminado o uno selectivo
acorde a las teorias de la posibilidad.
Pero lo que si es ineludible es que una vez fallado el sistema de control no formal se da
paso a los sistemas de control formal que son a mi parecer los más decisivos en la
eliminación del delito, dado que las caracteristicas delincuenciales del delincuente de cuello
blanco pueden adquirirse en cualquier momento mediante un proceso de desviamiento dado
por las nuevas influencias o por frustraciones anteriores sumadas a la oportunidad.
“La ley es como una telaraña, atrapa a las moscas y a los insectos pequeños, pero permite
que los abejorros se abran paso a través de ella, rompiendola”.
Hacia clara referencia a la ineficacia del control de delito desde las instituciones de control
formal. A como el rico siempre pasaba sobre el pobre. El fundamento de su opinión se da
en la segregación del delincuente de cuello blanco de los procesos penales al uso de la
delincuencia común, siendo la delincuencia de cuello blanco sancionada de forma muy leve.
Cabe destacar que los procesos contra estos delincuentes suelen ser pleitos por daños civiles,
son llevados por inspectores y por consejos o comisiones administrativas, y las sanciones
suelen ser de indole civil y sólo en el extremo se da a percibir la acción penal. Todo ello
produce un proceso – como ya se dijo – de segregación del delincuente.
Sutherland nos dice que esta ejecución de la ley se debe a varias caracteristicas implicitas
en el propio delincuente de cuello blanco.
Reduce todo al elevado estatus del delincuente y sus influencias, su tendencia a no recibir
castigo percibible (no lo notan en su capital abundante), el desorganizado sentimiento moral
del público al respecto, el interés de la victima individual de ver resarcido su patrimonio
en vez del castigo del delincuente y el sesgo de clase de los tribunales y el poder de los
delincuentes de cuello blanco para influir en la ejecución de la ley.
Bisrenbaum y Lesieur nos indican además – y coincido – el porque se da una aplicación
selectiva de la ley. En resumidas cuentas se basa en una infravaloración de la conducta
desviada así como el hecho de que otras de presunta mayor gravedad se impontan y a los
medios de comunicación que permiten mover la significación de muchas conductas
desviadas. Esto explicaria además porque durante épocas economicas se produce un
endurecimiento penal de los delitos de cuello blanco, es decir, el control del delito se
vuelve más férreo.
Pero eso no aclara porque el escaso control social formal desde el ambito de la amenaza
penal. La respuesta viene desde dos teorias contrapuestas que son el analisis del conseso y
el analisis del conflicto.
El analisis del consenso se basa en cuatro presupuestos como son asumir que toda sociedad
es una configuración de elementos relativamente estable, que toda sociedad es una
configuración de elementos bien intregados, que toda sociedad contribuye a su
funcionamiento y que toda sociedad descansa sobre el consenso de sus miembros.
De ello se desprende que la ley es demanda social. Entonces en la medida que la sociedad
no recrimina moralmente estos crimenes pues la ley no puede establecer amplias penas.
Desde esta perspectiva se entiende que las conductas ilegales de cuello blanco no eran
entendidas como delitos claro, sino como excesos de conductas socialemente valoradas u
que estos delincuentes no encajaban el la tipificación clásica.
La delincuencia de cuello blanco según esta teoría seria una conducta aceptable en cierta
medida según resolviesemos la cuestion de la delictividad del ascto en cuestión y la
culpabilidad bajo determinadas circunstancias.
Por otro lado tenemos las teorias del conflicto. La cual es una alternativa más radical que
sigue cuatro postulados de carácter negativo como son asumir que toda sociedad esta sujeta
a cambio y este es ubicuo, asumir que toda sociedad experimenta conflicto social igualmente
ubicuo, que todo elemento de la sociedad contribye a su cambio y que unos miembros
oprimen a otros. Es decir, el conflicto se da entre opresores y oprimidos.
Bajo este entender delincuente de cuello blanco y aquel que juzgan son el mismo sujeto
con casi toda probabilidad. Por ende se produce desde el poder judicial una opresión a
aquel que no pertenece a su clase y mano izquierda para con quien si pertenece.
Esta teoría por tanto nos indica que el origen de la ley radica en el interés de grupos
poderosos muy conexos a la estructura de poder y no al interés público.
Yo personalmente – y esto creo que consiste en mojarse – abogo por esta ultima teoría por
multiples motivos, entre ellos que la decisión popular se toma en cuenta para la
perpetuación del poder, lo que se resume en interés de grupos poderosos.
En esta tesitura oscura del control del delito sólo nos queda preguntarnos algo más y es la
cuestión de eficacia mediante la sanción del delito de cuello blanco, es decir, la llamada
prevención especial.
Cabe destacar que hay dos delincuentes de cuello blanco, el que no pretender tener una
carera delictiva y ha delinquido ocasionalmente; y de otro lado el que delinque
corporativamente. Evidentemente la sanción de uno y otro habrá de ser bien distinta.
En el caso de los primeros, sus sentencias les sancionan infimamente, deduciendose de ello
una innecesaria longevidad temporal para su rehabilitación. De hecho el mero momento de
ser arrestado es más disuasorio para este criminal que la sanción en si. Es el estigma
social que le hace decaer de su estatus lo que provoca la eficacia de la sanción, no la
sanción en si.
En el caso de los segundos, hablamos de sujetos que la sanción en si sigue sin ser un
disuasivo y el arrestro igual. Sus sanciones son mayores, bastante mayores pero en su
aplicación se da a mínimos y el sujeto en cuestión puede permitirse pagarla sin problemas
y en rara vez acude a la cárcel. Ahora en este tipo de delitos se incluye la responsabilidad
de la persona jurídica lo cual no plantea soluciones sino más quebraderos de cabeza pues
se convierte en la perfecta defensa para evitar la responsabilidad individual y el dinero para
pagar la sanción provendrá de la misma fuente.
McDermoth (en 1982) opina que la mejor sanción no es la judicial, sino la social al
descalificar al sujeto sobre su ocupación. Es la perdida de confianza en estos sujetos lo que
produce la imposibilidad de su acción delincuencial y en la medida que no poseen
confianza no pueden abusar de su cargo para ello, y esa contramedida es mayor que
cualquier sanción posible.
Señala además que los presidentes corporativos son tratados incluso aún mejor que los
propios delincuentes de cuello blanco y que la acción judicial poco resuelve.
En este sentido llegamos a la conclusión de que el control del delito es insuficiente desde
una doble vertiente.
El control del delito de cuello blanco es a mi parecer, uno de los retos de la criminología
moderna y del Derecho penal; así como evidentemente de la sociología.
Conclusiones finales
A lo largo de estas diecinueve paginas anteriores hemos observados los distintos aspectos
del delito de cuello blanco y su perpetrador. He procurado hacer hincapie dentro de lo que
podía permitirse a un embrión de criminologo observar todo desde distintos aspectos,
incluyendo los delitos propios e impropios al delincuente de cuello blanco.
Pero de poco sirve observar esto si no sacamos nada en claro. Si no extraemos una opinión
e incluso una mera valoración. En definitiva como se suele decir, toca mojarse.
Lo cierto es que a nivel conceptual el delito de cuello blanco no supone un problema real,
todos podemos hacernos una idea de lo que seria dicho delito. No obstante, siempre que
hacemos alusión a estos delitos sólo pensamos en los delitos socio-económicos de
hierpesfera, sin prestar atención a otros delitos con victimas individuales que en su conjunto
ofrecen una mayor lesividad social de la que producen otros tipos delincuenciales que
afectan a otros bienes jurídicos.
La corrupción también es un delito de cuello blanco y con una persecución díficil de llevar
a cabo y un daño social incluso mayor que el meramente económico tal como aborde en la
sección correspondiente al impacto del delito.
Otro de los grandes problemas es el problema empatico. Muchos sujetos piensan que si
pudiesen lo harian y cada vez, así como los valores que detentan en su composición este
tipo de delincuentes son constemente bombardeados a la juventud desde la programación de
los diversos canales de la televisión en la cual salen con total impunidad delincuentes de
cuello blanco reconocidos, lucrandose además del reconocimiento de su condición de
delincuentes. Se les viste de golfos y sinvergüenzas, pero todos a su vez vemos como
campan a sus anchas y como realmente nos les pasa nada, y ello se reviste en la juventud
cuya maxima aspiración es ser como ellos, adquiriendo un carácter materialista en dicha
aspiración.
Como conclusión final, entiendo que este tipo de delitos; nacidos del seno de la sociedad y
el hombre, desde su condición de ser social y sus realidades creadas como son la misma
sociedad y la económia; son delitos que sólo se pueden abordar desde un único punto,
detra otra realidad creada: La educación en valores.