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- Sociología de la Educación - Cristina San José Aguilar

1º Magisterio Primaria

“La pedagogía por objetivos: obsesión por la


eficiencia” de Gimeno Sacristán

En primer lugar, voy a limitarme a exponer la base teórica del libro,


entremezclando frases literales de los autores (que a continuación interpreto), con las
ideas que he ido extrayendo en él; dividiéndolo en capítulos (al tratar aspectos
distintos). En la parte final del trabajo, y bajo el titulo de “opinión” analizo la
comparación entre lo expuesto en el libro y lo estudiado en diversas asignaturas de
Magisterio, así como hago mención a lo que sucede en la actualidad.

Este libro se divide en seis capítulos (más la introducción), en los que se trata la
pedagogía por objetivos; desde la concepción del término hasta otras posibles
alternativas, abordando el nacimiento de este estilo, su afianzamiento, los diferentes
posicionamientos del diseño, así como un análisis profundo de su esencia.

En los dos primeros capítulos, el autor nos hace una introducción a diversos
términos cuya comprensión es necesaria para el entendimiento del libro. Explica el
nacimiento de este modelo, y expone los pensamientos de diversos autores, entre los
que yo he destacado a Taylor, Tanner, Tyler y Taba.

El autor del libro define la pedagogía por objetivos como “esa forma de
entender la programación de la enseñanza como un proceso que ha de partir de la
aclaración previa de los objetivos que se pretenden conseguir, habiendo de
especificarse éstos lo más concretamente posible, e incluso preconizando el hacerlo en
términos de conducta”. (pág. 9)
Con esto hace referencia a que lo primero que hay que hacer para programar es
clarificar los objetivos que se quieren conseguir, concretándolos lo máximo posible y
haciendo referencia a conductas observables.

La pedagogía por objetivos nace al amparo del eficientismo social, que ve en la


escuela y en el currículo un instrumento para lograr los productos que la sociedad y el
sistema de producción necesitan en un momento dado. El conductismo psicológico con
distintas aportaciones contribuirá a afianzar las bases de este paradigma, aportando un
lenguaje y una metodología que refuerzan a los primeros planteamientos eficientistas
del modelo de objetivos dentro de la teoría y práctica del currículo.
El modelo de objetivos puede considerarse que es tecnicista más que
tecnológico, ya que “ha extrapolado la interpretación de la técnica desde ámbitos no
educativos, sin respetar determinadas limitaciones impuestas por el objetivos al que se
quiere aplicar” (pág 11).
Esto quiere decir que a pesar de que parte de los objetivos como base, los deja en
segundo plano al no respetar sus normas extendiendo la técnica desde campos externos
a la educación.

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Cautiva a los pedagogos porque utiliza un lenguaje científico y anuncia la


solución a problemas de rendimiento; pero, a pesar de su sencillez interna, los
pedagogos y profesores tendrán que comprender que detrás de toda técnica hay unos
fundamentos y unos valores que la sostienen (es decir, hay una teoría previa a la
acción).

Haciendo referencia a los autores destacados que comenté anteriormente,


F.Taylor contribuye con este modelo, tras el éxito en la aplicación de los sistemas de
gestión y funcionamiento de la empresa industrial (mostrándose como el modelo más
adecuado a principios de siglo para la educación).

Con este modelo se indican no sólo los contenidos de la enseñanza y los


objetivos de ésta, sino también una metodología para la búsqueda de esos objetivos y
una forma de planificar la enseñanza tomada de la industria.

Entendiéndolo así, los objetivos de la enseñanza no son un aspecto dentro de una


teoría de la enseñanza, sino que toda esa teoría es el instrumento para el logro de los
objetivos.

Según Tanner, “el modelo industrial no es válido para el ámbito educativo,


porque la educación no se ocupa de producir objetos inanimados, sino de seres
humanos en desarrollo” (pág 25), y plantea la necesidad de que éstos sepan
comportarse competentemente ante los problemas existentes y los que puedan surgir
posteriormente.
Esta consideración de Tanner, es de bastante importancia, ya que siguiendo el
modelo industrial se comparaba a las personas con meros objetos que producir de forma
eficiente.

La teoría del currículu de Tyler merece una mención especial; este autor es
considerado, para algunos, el padre del movimiento de los objetivos de conducta u
objetivos de aprendizaje (lo cual se ha hecho sinónimo para muchos del modelo de
pedagogía por objetivos). Dentro de la teoría curricular de Tyler, los objetivos son el
punto de partida, y adopta un enfoque totalmente conductista sobre el aprendizaje que
se deja ver en cómo concibe a los objetivos; tratando de convertirlo en un modelo para
buscar soluciones (un método para estudiar los interrogantes planteados).

Ahondando más en Tyler, éste cree que “todos los niños tienen una serie de
necesidades básicas que la escuela debe ayudar a satisfacer, de acuerdo con ciertas
normas de conducta significativas desde un punto de vista personal y social” (pág 30).
Pero esta no debe ser su única misión, la escuela también debe responder a ciertas
necesidades sociales, dado que es una preparación que no puede desconsiderar la vida
contemporánea exterior a ella en sus ámbitos más diversos.

El nivel de generalidad con que deben formularse los objetivos, según Tyler,
estará de acuerdo con lo que se sepa sobre la psicología del aprendizaje, pero “conviene
enumerarlos en forma tal que resulten útiles para seleccionar actividades de
aprendizaje y orientar al mismo, y su enunciado estará relacionado con los cambios
que experimenta el alumno” (pág 31) .

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De las diversas características que se exponen en el libro sobre el modelo de


Tyler, destacan dos:
- Incluir el proceso de selección de objetivos dentro de un esquema
general del currículu donde se entrecruzan perspectivas sociales,
psicológicas y pedagógicas
- Considerar el objetivo como algo preciso que se relaciona con cambios
de conducta del alumno

Taba, es un autor con una de las posiciones más representativas del enfoque
global sobre el currículu y que más consecuencias ha tenido sobre el pensamiento
pedagógico. Según él, “los objetivos más específicos deben ser compatibles con los de
importancia general y, en su totalidad, expresar la perspectiva de los objetivos
generales” (pág 36) , así como la consideración que hace al decir que “los objetivos son
evolutivos y representan caminos por recorrer antes que puntos terminales” (pág 37).
Con esto simplemente explica el hecho de que los objetivos generales y específicos
deben ir en consonancia. Además, Taba también destaca la necesidad de que el alcance
de los objetivos debe ser amplio, para que así se contemplen todos los resultados
educativos sobre los que la escuela tiene responsabilidad.

Ya en el capítulo tercero, Gimeno Sacristán expone diferentes


posicionamientos dentro del planteamiento tecnicista.
El enfoque tecnicista caracterizará decisivamente a la pedagogía por objetivos
(afianzada en el citado anteriormente Tyler). Este enfoque plantea que la precisión en el
objetivo y diseño de la enseñanza, es la condición para responder con seguridad a las
demandas sociales concretadas en las actividades de los adultos que hacen posible el
funcionamiento de una sociedad, (y que además las propician el entrenamiento en las
destrezas implicadas en los objetivos especificados). Diferencia cuatro posturas:

- La posición de Gagne: éste, fue un psicólogo que trabajó en el entrenamiento


militar tras la Segunda Guerra Militar. Halló similitudes entre éste y la
psicología del aprendizaje, al tratarse de elaboraciones requeridas por la
necesidad de responder a unas necesidades muy concretas, poco preocupadas por
las bases teóricas que la sustentan.

Este autor, tomará el análisis de tareas como el instrumento que dirá qué
tipo de aprendizaje está implicado en cada tarea concreta (lo mismo explicado
anteriormente por Taylor). Concibe la educación como algo más amplio que la
instrucción o el entrenamiento, pero no duda en proponer las técnicas y principio
establecidos por él para mejorar la práctica escolar.

En 1979, Gagne elaboró una clasificación de objetivos basada en la


jerarquía de tipos de aprendizaje y, junto a la de Bloom, es la que más acogida
ha tenido en el mundo de la educación. Clasificó los tipos de capacidades o
campos de aprendizaje, distinguiendo cinco: habilidades intelectuales,
estrategias cognoscitivas, información verbal, habilidades motoras y aprendizaje
de actitudes.

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Para Gagne, “el definir y exponer un objetivo para el aprendizaje


significa expresar una de las categorías de los resultados del aprendizaje en
términos de actuación humana y especificar la situación en la cual hará de ser
observada” (pág 43).

Lo último que quisiera resaltar de Gagner, es el énfasis en las conductas


psicológicas; se interesa básicamente por la actividad conductual. Según su
opinión, “identificar objetivos es identificar tipos de conductas psicológicas”
(pág 46).
Esta corriente psicológica aplicada al entrenamiento fue renombrada
posteriormente por Snelbecker, con el nombre de “teorías de la instrucción
basadas en el análisis de tareas”.

- La concepción conductual y especifista de los objetivos: esta corriente parte


de la necesidad de establecer los objetivos escolares en términos conductuales.

Mager es el autor que mejor ejemplifica esta concepción, poniendo el


énfasis en cómo redactar los objetivos para asegurar la precisión y eficiencia que
han de cumplir en el proceso de planificación de la enseñanza.
Hace referencia a una enseñanza eficaz, exponiendo: “Si la enseñanza no
cambia a nadie carece de efectividad. Si cambia a un alumno en una dirección
no deseada en vez de la dirección apetecida no puede considerarse como una
enseñanza eficaz”(pág 50).
Por tanto, para una buena planificación, el objetivo debe expresar una
realización de un alumno que diga bajo qué condiciones tendrá lugar la misma
(poder demostrar la compresión de los contenidos con una conducta o
realización).
Plantea la necesidad de un análisis de los contenidos (las metas) en
búsqueda de la definición operacional del objetivo. Esta operacionalización lleva
a la necesidad de establecer múltiples microobjetivos para asegurar una muestra
representativa de las conductas y objetivos más complejos. Al igual que en
Gagner, el enfoque es técnico (no interesa de dónde ni cómo se seleccionan los
objetivos).
En resumen, y tal como cita Gimeno Sacristán, “esta visión reduce, para
poder funcionar como pretende, la conducta humana a lo observable, las
aspiraciones a lo definible, la educación a lo tangible, la técnica pedagógica a
una sucesión mecánica de pasos” (pág 54).

- El diseño como un proceso algorítmico: el diseño sistemático y riguroso es


una tecnología que exige definiciones operacionales de los objetivos, que
precisan una técnica precisa que facilite una evaluación rigurosa para verificar su
idoneidad. Por ello, exige identificar todas las tareas que la escuela tiene que
realizar y una adecuada planificación (tal y como defiende Orlosky).
Popham y Baker, defienden que este enfoque “alienta al docente a
concentrarse en la adecuación a la finalidad de sus medios de
enseñanza”(pág56), y le dan importancia a que el alumno practique una
conducta similar a la especificada en el objetivo.

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Esta concepción tecnicista del diseño se ha desarrollado ampliamente en
torno a la estructuración de materiales técnicos (la pretensión es no necesitar
conductor humano).
Landa, uno de los mayores investigadores en este campo, nos dice que
“en pedagogía y psicología, la formalización del proceso de transformación
raramente puede hacerse por completo... esta es la razón de que el concepto de
algoritmo parezca no ser directamente aplicable a estos campos” (pág 59).
Según este mismo autor, el criterio para precisar si un método puede ser
algoritmo o no, está en que sea una guía adecuada para cada estudiante, lo cual
es inviable de por sí en la enseñanza a grupos.

- El diseño de la enseñanza como un modelo sistémico: este enfoque del


currículo busca la comprensión unitaria, para convertirlo en un recurso útil y
mecánico (para detectar los puntos en los que incidir con mayor eficiencia). El
planteamiento, es que el uso que se ha hecho de los sistemas en educación
(entendidos como el querer captar los problemas educativos) no ha sido para
buscar una mejor comprensión de los fenómenos educativos; sino analizarlo
como un sistema para lograr la eficiencia (al servicio del sistema social).
Utilizar este enfoque supone plantearse qué producto pretende lograrse
en la transformación, estableciendo así los objetivos del sistema.

En el cuarto capítulo, el autor realiza un profundo análisis de la pedagogía por


objetivos, de la que pretendo exponer los puntos claves o más característicos.

Se parte de la base de que la acción se guía siempre por un pensamiento, aunque


éste sea implícito para la que se ejecuta. Por ello, el modelo de la pedagogía por
objetivos debe ser analizado también en función de las bases que la fundamentan.
Pretende ser un instrumento técnico, y a su vez lo es también teórico para conocer la
enseñanza. El análisis de este modelo pedagógico es llevado a cabo en cuatro aspectos
distintos, que voy a separar para una comprensión más cómoda:

- El concepto de técnica pedagógica que tiene la pedagogía por objetivos: su


premisa fundamental es que la teoría de la educación es una teoría práctica para
conseguir un fin: el hombre educado (evidenciando así la continuidad teoría-
acción).
Se puede decir que la acción de enseñanza, para ser una acción dirigida
tiene que partir de un diseño. Llevando esto a un ejemplo educativo, cuando un
profesor toma decisiones sobre cómo va a desarrollar su enseñanza, no debe
considerar solo el contenido (sino para qué, cómo, con qué medios, etc.). Esto
viene a decir que el profesor siempre debe tener una razón que justifique lo que
hace (un fundamento).
Al autor de este libro, le llama la atención la simplicidad del modelo
tecnicista de la pedagogía por objetivos y los pocos conocimientos de partida
que exige. Considera que este modelo como ejemplo de diseño-guía de la acción
deja mucho que desear al olvidar algo tan esencial como es la complejidad de los
procesos de enseñanza y aprendizaje; así como ve necesario partir de una
concepción global de la técnica pedagógica. Ketele señala que lo importante no
es la forma de los objetivos, sino su capacidad para desencadenar
adecuadamente la acción pedagógica.

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Este modelo olvida que el objetivo puede tener otras interpretaciones,


centrándose únicamente en el hecho de que su misión es provocar un resultado
evaluable equivalente. Hace simétricos objetivos con resultados y estrategia de
enseñanza con proceso de aprendizaje, por lo que Gimeno Sacristán duda de la
validez de los planteamientos de este modelo.

- Algunos supuestos metodológico-científicos: en este punto lo que el autor


trata de explicar es que el diseño tiene que ser, de alguna forma, la puesta a
prueba de las bases científicas de la educación (como una especie de plan
provisional). La distinción de objetivos suele ir relacionada con una teoría
psicológica concreta, que ofrece el marco dentro del que pueden elegirse los
objetivos.
Toda la precisión en el diseño que pretende el modelo de la pedagogía
por objetivos está fundamentada en el operacionalismo. Lo fundamental en esta
orientación son los aspectos observables de la realidad. Este operacionalismo
establece la necesidad de una pirámide de objetivos, en la que se conexionen
(siendo la consecución de los superiores elemento indispensable para conseguir
los inferiores); pero la pedagogía por objetivos operativos presta atención
exclusiva al nivel de los objetivos operativos. El autor proporciona diversos
ejemplos extensos para facilitar la comprensión de cómo se define
operacionalmente una variable.
Gimeno Sacristán entiende la teoría pedagógica como “el modelo
científico para comprender en qué consiste la educación y/o enseñanza”(pág94),
por lo que tiene que dar cabida a las distintas variables que configuran la
educación y la enseñanza. Pero la pedagogía por objetivos es un modelo que no
trata aspectos importantes a tener en cuenta en el ámbito educativo.
El autor destaca el hecho de que este modelo no considera la
interrelación de los procesos educativos con el medio exterior, ni tampoco las
complejas relaciones entre los distintos componentes pedagógicos; a la vez que
lo considera sesgado desde una perspectiva científica, pedagógica y social.

- La base psicológica de la pedagogía por objetivos: tras diversas


divagaciones, el autor afirma que ninguna teoría, por sí sola, puede explicar la
dimensión psicológica del proceso de enseñanza y aprendizaje.
La psicología apoya el modelo de pedagogía por objetivos, pero no
plantea la necesidad de conocer el desarrollo y génesis de los procesos mentales
ya que no son observables en la conducta que exteriorizan los sujetos.
Por todo esto, el autor afirma que “una psicología que describe el ser
humano como algo estático, no puede ayudar a los educadores a establecer una
metodología pedagógica para lograr esos resultados educativos que con tanta
precisión trata y llega a diferenciar” (pág 102).
La consecuencia más extrema de este planteamiento la presentan Popham
y Mager, al identificar efecto de aprendizaje con efecto de comportamiento y
consiguiendo el objetivo practicando la conducta especificada en él (obviando el
proceso de aprendizaje).

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Estas bases psicológicas llevarán a una educación mecanicista que


difícilmente motivará al alumno. Por ello, el modelo de la pedagogía por
objetivos afianzará una pedagogía desmotivante, en contra de lo que expresa
como uno de sus principios.
Gimeno Sacristán habla del aprendizaje significativo, el cual considera
necesario para aprender. Lo ve como una unión entre lo nuevo y lo conocido que
afecta a todo el ser, expresándolo literalmente con las siguientes palabras:
“una incardinación o enraizamiento de lo nuevo en lo preexistente, y en la
totalidad de la personalidad, que es la que proporciona la base precia con sus
aspectos intelectuales, afectivos, sociales, etc. Es un acto en el que participa la
persona por entero y en el que, de alguna forma, va a transformarse toda ella”
(pág 111).

Uno de los problemas importantes que plantea la pedagogía por objetivos


es la secuenciación de éstos. Supone que los objetivos generales de la educación
se logran a través de otros más específicos que son previos. La secuencia de la
instrucción en este modelo es un problema fundamental, partiendo de que el
progreso del aprendizaje sigue una jerarquía determinada.

La pedagogía por objetivos supone una secuenciación más bien rígida,


compuesta por microdiseños de enseñanza que tienden a conseguir cada objetivo
en el orden que presupone su ordenación jerárquica. Pero, Gimeno Sacristán
discute que el proceso secuencial de progresión del aprendizaje sea tan universal
como se pretende, independientemente de los contenidos que se trate.
Eisner plantea que los objetivos pueden desempeñar el papel de
directrices que orientan la acción pedagógica y no ser concebidos como
resultados claramente definidos antes de que el proceso de enseñanza-
aprendizaje se desarrolle (es decir, que pueden dirigir la acción y no estar el
resultado muy definido antes del proceso de enseñanza-aprendizaje).
El autor concluye este apartado diciendo que “desde una perspectiva
psicológica las bases de la pedagogía dejan mucho que desear, debido a que
este modelo pedagógico ha crecido apoyado en el paradigma psicológico
conductista” (pág 131).

- La pedagogía por objetivos supone y configura un modelo de educación:


hay que tener en cuenta que, en educación, se puede ser eficiente sin saber las
razones. El hecho de precisar tanto los objetivos de forma ordenada, resta
esfuerzos para considerar otros aspectos tan, o más importantes que éstos.
La pedagogía por objetivos constituye un modelo de ajuste al servicio de
una educación reproductora, que se encuentra cómodo en un sistema educativo
fuertemente jerarquizado y burocratizado que deja escaso margen de decisión a
los ejecutores del currículo escolar; por tanto, ve en la educación un tratamiento
moldeador de conductas. Esto deja al profesor sin apenas decisión y cuya misión
es moldear la conducta.
Según un esquema elaborado por Googlad en 1996, el desarrollo del
currículo queda decidido por niveles escolares, reservando a los profesores la
función de establecer los objetivos más concretos dentro del nivel instructivo.

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Hay que tener cuidado para no caer en una educación burocratizada que
quiere justificarse por una eficiencia exterior, sin tener en cuenta otros valores
que surgen en la realización pedagógica misma.
Stenhouse, en 1976, establece que en la educación que se realiza en las
escuelas deberían contemplarse al menos cuatro procesos diferentes:
entrenamiento, instrucción, iniciación e inducción. Para él, la profesionalidad del
docente no está en ser capaz de ejecutar destrezas concretas, sino en “poder
trasladar cualquier idea sobre la educación a hipótesis comprobables en la
práctica, invitándole a la prueba crítica antes que a la aceptación” (pág 158).
Para Gimeno Sacristán, las actividades expresivas (así como sus
objetivos) deben considerarse como propios de cualquier actividad educativa, y
el objetivo no puede ser previo, ya que estas actividades se ordenan a estimular
situaciones de las que surgirán objetivos múltiples.

En el quinto capítulo se aborda el hecho de que el enfoque tecnológico pretende


una neutralidad, imposible de lograr. El modelo de objetivos asume su carácter de mero
instrumento y no se plantea qué modelo de educación está sirviendo, de qué supuestos
parte, qué opciones toma y qué forma de educación configura él mismo (dando imagen
de neutralidad al experto que lo usa). Pero en educación nada es neutro, como tampoco
lo es cualquier tecnología que intervenga en el medio social o las personas mismas.
Apple afirma que “es evidente que el diseño curricular crea un ambiente en el
que los estudiantes van a vivir, siendo inherentemente un proceso político y moral que
envuelve concepciones ideológicas, políticas y personales sobre el valor de la actividad
educativa” (pág 162).
Por tanto, no es un puro instrumento técnico; su lenguaje pretendidamente
neutro no debe ocultar las opciones de valor que implica, ya que olvidar esto supone
hacer de la escuela y de los que participan en ella puros instrumentos.

Por último, en el capítulo sexto el autor se plantea si existen alternativas al


modelo de objetivos. Para él, la perspectiva tecnológica es un enfoque prometedor para
entrar en la estructura interna de los estudios sobre la enseñanza, el currículo y la teoría
didáctica, siendo necesaria una óptica más amplia que la que muestra el enfoque
tecnicista.
Tras diversas explicaciones y divagaciones, establece que la alternativa no está
en negar el valor de la información o de las destrezas concretas sino que “la alternativa
es buscar otros modos de aproximarse al diseño o programación de la enseñanza que
aseguren la continuidad creadora de la cultura y de la sociedad a través de una
educación que procure no tanto su perpetuación como su mejora” (pág 166).
Raths, en 1971, establece doce principios para que el profesor se guíe en la
selección de actividades en el desarrollo curricular, de los que pueden extraerse
iniciativas para la acción sin implicar la formulación de objetivos específicos.
Schiro ha desarrollado una visión panorámica del debate en torno al currículo,
bajo el enfoque de las “ideologías del currículo”, distinguiendo cuatro: “la ideología de
la eficiencia social” (aquí se encuadraría el modelo de objetivos), “ideología de las
disciplinas escolares”, “la ideología centrada en el niño” y “la ideología de la
construcción social”.

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Eisner, menciona cinco orientaciones básicas sobre el currículu: “como


desarrollo de los procesos cognitivos”, “como tecnología”, “visto desde el racionalismo
académico”, “como actualización personal” y “para la adaptación y reconstrucción
social”.

Tras esta exposición, el autor concluye que “parece evidente que determinar el
qué hacer en educación necesariamente a partir de objetivos específicos es un enfoque
unilateral como modelo científico para desarrollar el currículo” (pág 172).
Por lo que, el verdadero problema reside en la extrapolación de las posibilidades
del modelo provocado por la sociedad que extiende sus pretensiones de eficiencia y
precisión a todos los campos posibles.

OPINIÓN

Como hemos estudiado en la asignatura “Sociología de la Educación”, cualquier


ciencia debe constar de una parte teórica y otra empírica. Por supuesto, la educación
también. El modelo de la pedagogía por objetivos, olvida casi por completo la base
teórica de su planteamiento, por lo que su validez puede ser discutida en este aspecto.
Tras lo estudiado en la asignatura “Psicología de la Educación”, la interrelación
entre la planificación de las programaciones con el contexto en que se lleva a cabo, así
como las interacciones que se producen, son inseparables. Tal y como hemos visto en la
exposición de este trabajo, este modelo también obvia este aspecto, por lo que también
hace dudar de su validez.
A su vez, en esta misma asignatura hemos reflexionado sobre la importancia de
los procesos mentales en el proceso educativo. Esto, una vez más, se aleja del modelo
de la pedagogía por objetivos, que presta atención únicamente a las conductas
observables.
En la actualidad, un aspecto que concuerda a la perfección con lo expresado en
el libro, es la falta de autonomía de los profesores. Es una de los mayores motivos de
insatisfacción docente, ya que su poder para tomar decisiones en muchos casos es
bastante limitada, o al menos más de lo que les gustaría.

BIBLIOGRAFÍA

GIMENO SACRISTÁN, José: La pedagogía por objetivos. Obsesión por la eficiencia.


Morata, Madrid, 1982

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