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MHD agua: Corrosión por Efecto Evans

Martes, 01 de Septiembre de 2009 00:00 administrador

La salinidad del fluido, la temperatura y las propiedades de los metales son los factores que
determinarán la velocidad con la cual un material metálico, a consecuencia de un ataque químico,
por su entorno, se deteriorará, produciendo una corrosión.
  La corrosión que habitualmente afecta a tuberías y maquinarias es la corrosión húmeda, un
proceso electroquímico que necesita tres condiciones para desarrollarse espontáneamente: ánodo,
cátodo y electrolito (solución acuosa eléctricamente conductora). Si alguno falta, la corrosión se
detiene. Estos tres elementos constituyen lo que se conoce como pila galvánica o electroquímica.
La corrosión se desarrolla en las zonas anódicas, mientras que las catódicas permanecen
siempre inalteradas. La corrosión será tanto  mayor cuanto mayor sea la conductividad del
electrolito.  En un agua salina, que tiene una conductividad alta, cualquier proceso corrosivo se verá
incrementado en actividad y en velocidad. Un agua dulce será poco conductora, por lo que la
corrosión será más lenta y menos activa en relación al primer caso.
Causas habituales de la corrosión
Las superficies metálicas habitualmente forman zonas propensas a corroerse (zonas anódicas)
debido a variosfactores, entre ellos:
• Deformación del metal:  cambios en la estructura cristalina del metal, causados por calor,

bruscas  diferencias térmicas, efectos mecánicos, grietas y fisuras


por fatiga, etc.  La sección deformada tiende a ser corroída (zona anódica) frente a las zonas
intactas que no se corroen. La corriente galvánica producida entre ambos se incrementa o
disminuye proporcionalmente de acuerdo a la salinidad del fluido que los rodea.
 
 
 
 
 • Contacto de dos metales diferentes:  debido a diferencias en sus potenciales de reducción,
el metal más activo sufrirá corrosión frente al metal más noble, que
se  mantiene intacto. La corriente galvánica se incrementa o
disminuye de acuerdo a la salinidad del fluido (electrolito).
 
 
 
 
 
• Corrosión por efecto Evans (influencia de las incrustaciones):  un sedimento sobre una
superficie metálica origina una zona anódica justamente debajo

del  depósito, donde la concentración de oxígeno es muy pequeña,


en comparación con la periferia. Diferencias en las concentraciones de oxígeno se originan con gran
facilidad cuando tienen lugar procesos de incrustación de sales.
 
 
 
Incrustaciones y salinidad, facilitadores de la corrosión
Tanto la presencia de sales disueltas en el fluido, como la formación de incrustaciones sólidas sobre
superficies metálicas, son factores que incrementan la velocidad e intensidad de los procesos
corrosivos, y éstos constituyen otro eje central al que apunta la eficacia de los sistemas MHD
agua.
Al disminuir la salinidad del fluido, y al detener e inhibir las incrustaciones naturales en tuberías,
circuitos y maquinarias, MHD Agua  detiene los procesos de corrosión en todo el circuito, o
bien (dependiendo del estado puntual de las instalaciones en cuestión) relentiza significativamente
la velocidad con que se producen dichos procesos de corrosión

Causas de corrosión
Las condiciones bajo las que puede tener lugar la corrosión, son muy variadas, ya que
pueden contribuir a la corrosión agentes como el aire, el suelo, los ácidos, temperaturas
elevadas, compuestos orgánicos, compuestos de azufre o álcalis.

La velocidad de corrosión depende de factores tales como la acidez de las soluciones, la


presencia o ausencia de agentes oxidantes, la conductividad eléctrica del medio agresivo,
el movimiento de las soluciones respecto al material agredido, la formación de películas o
depósitos protectores, la aparición de fenómenos electrolíticos, etc.

En los pozos la mayoría de los procesos de corrosión se deben a fenómenos electrolíticos,


siendo esencial el modo de contacto del agua con los metales. No obstante, aparte de la
corrosión electroquímica, pueden darse fenómenos de corrosión bacteriana, corrosión
química general y corrosión selectiva.

Corrosión general
La corrosión general es un fenómeno por el cual el espesor de material se va reduciendo
paulatinamente, ya sea porque el óxido es adherente, ya sea porque el medio disuelve ese
óxido.

En las zonas de menor espesor, se pueden producir perforaciones. El pozo pierde


resistencia y las aberturas de la rejilla se hacen mayores, con lo que pueden penetrar
partículas del medio poroso, colmatando el pozo o dañando la bomba.

La pérdida de material por ataque uniforme, se mide en g/m2 hora. A un material que


muestre una pérdida de peso de menos de 0,1 g/m2 hora, se le puede clasificar como
"resistente a la corrosión". Metales con pérdidas de peso mayores que 10 g/m2 hora se
consideran "corrosibles".

Conociendo la velocidad de pérdida de peso (ensayos de laboratorio) se puede calcular la


disminución de espesor anual del tubo del pozo por corrosión uniforme para proyectarlo
correctamente.
Corrosión intergranular y fisurante
Es la corrosión de ciertos componentes o impurezas de un metal precipitados en los
bordes de grano (por ejemplo, el nitruro de hierro) y las impurezas de los acero, que
conlleva a la disgregación del metal.

Este tipo de corrosión se ve ayudada por la precipitación de cementita en los bordes de


grano.

El ión cloruro es capaz de efectuar una acción de este tipo en los aceros inoxidables
ordinarios, los cuales no son adecuados para aguas muy salinas.

La pureza de los materiales es importante.


Corrosión selectiva
Es la disolución preferente de uno de los componentes de una aleación dejando el metal
restante debilitado y poroso. Este fenómeno se puede observar en latones, donde puede
disolverse el zinc, dejando el cobre poroso y poco resistente. El metal que se disuelve es
el menos noble (menos electronegativo), y que en este caso es el zinc. Los latones con
poco zinc son más resistentes (bronce rojo con silicio, por ejemplo). Para resistencia a la
corrosión son mucho mejores las aleaciones con un único constituyente ya que no se
producen pares metálicos entre los granos.
Corrosión bimetálica
Se presenta cuando están en contacto dos metales diferentes, como sucede en juntas,
soldaduras, etc. Al unir dos tubos de hierro con un manguito de latón, el hierro es
corroído en las proximidades del latón.

Este tipo de corrosión puede aparecer en pozos cuando se emplea una rejilla diferente al
metal del tubo o tubos de diferentes calidades, cuando la bomba toca al tubo y son de
metales diferentes, en las juntas con brida en que los tornillos son de otro material (basta
con que sea de un acero diferente), en las soldaduras con metal de aporte e incluso sin él,
bastando por ejemplo, una descarburación local, etc. En aleaciones de dos o más
constituyentes, la corrosión bimetálica puede llegar a ser un fenómeno muy grave.
Corrosión alveolar o picado
Fenómeno muy local pero que puede tener consecuencias muy graves.

Se debe a que la superficie de un metal puede presentar diferencias en potencial eléctrico


por pequeñas variaciones de composición o de acabado de superficie o de dureza,
impurezas, etc., y se agrava con la presencia de aguas muy clorurada, lo que origina pilas
galvánicas muy localizadas en las que la porción anódica es la atacada.

Si no existe autoprotección, la corrosión va eliminando material pudiendo llegar a


perforar. En los alrededores de la zona de corrosión, si el agua tiene suficiente oxígeno,
puede depositarse el resultado de la corrosión, formando una incrustación local a modo de
tubérculo.

Si el depósito se realiza encima de una picadura, se dificulta, junto con la polarización


que da el hidrógeno formado, el progreso de la corrosión e incluso puede pararse si no
aparecen acciones en sentido contrario que rompan la protección, como por ejemplo una
erosión mecánica o la disolución química. Así, un tubo poco a poco se va pasivando. Si a
causa de una severa corrosión es preciso reemplazar una porción de un tubo enterrado, el
nuevo tramo forma pares metálicos con las acumulaciones de óxido de la porción vieja,
de modo que el nuevo metal actúa a modo de ánodo y se corroe más rápidamente de lo
que lo hizo el tubo al cual sustituye y además, el tubo viejo se autoprotege a sus expensas.
Algo parecido sucede si un trozo de la parte roscada de un tubo o una porción mecanizada
de él queda al descubierto. Se crean pares metálicos entre el metal limpio por el corte y
porciones oxidadas del resto del tubo y la porción roscada o mecanizada al descubierto se
corroe con rapidez. Las rugosidades de la superficie del metal también pueden originar
picaduras por ser los entrantes menos oxigenados. Por ello conviene que el metal tenga su
superficie lo más lisa posible.

Sin embargo, los barnices de la acerería o la grasa pueden aminorar mucho estos efectos,
aunque es una protección fortuita que con frecuencia resulta insuficiente.
Corrosión por tensiones
En las porciones sometidas a tensiones, también se pueden crear pares locales, ya que los
esfuerzos mecánicos modifican ligeramente las propiedades físico-químicas de los
materiales. Así, defectos de fabricación que originen tensiones residuales o esfuerzos
localizados (tornillos muy apretados) pueden crear zonas de corrosión preferentes.

Es un tipo de corrosión poco frecuente en los pozos.


Corrosión por fatiga
En aquellos lugares donde tienen lugar esfuerzos alternativos de elevada frecuencia, se
pueden producir corrosiones, aunque este tipo de corrosiones son muy poco frecuentes en
los pozos al tener éstos un carácter estático.

En cambio, en las partes relacionadas con la bomba, este tipo de corrosión si puede
adquirir cierta importancia, en especial si existen vibraciones. Pero no debe confundirse
este fenómeno con los meramente mecánicos producidos también por vibraciones de la
bomba.

La fatiga produce una corrosión que debilita al material, aumentando los esfuerzos de
fatiga y por tanto la corrosión, y así sucesivamente lo que conlleva a una destrucción
rápida del material.
Corrosión por corrientes vagabundas
Las corrientes vagabundas de los terrenos pueden ocasionar fenómenos de electrolisis,
que aceleran la corrosión del metal que actúa como ánodo. En general estas acciones no
muy pequeñas, salvo en las proximidades de conductores enterrados mal aislados o vías
férreas de corriente continua.

Una toma de tierra deficiente en el transformador de alimentación al motor del pozo


puede producir corrosiones que afecten al pozo, y preferentemente al sistema de
suspensión de la bomba.

Como regla general, donde la corriente penetra en el metal no se produce corrosión, sino
por donde sale, donde se puede llegar a destruir 10 g de acero por amperio año.

En general, las corrientes alternas son mucho menos peligrosas.


Corrosión bacteriana
La presencia de bacterias en el agua puede originar el ataque de los metales,
particularmente del hierro y del manganeso.

Las condiciones anaerobias y pH entre 5-9 favorece el crecimiento de bacterias reductoras


de sulfatos, las cuales catalizan la despolarización de áreas catódicas, acelerando la
corrosión. La reacción de despolarización es la siguiente:ç

8 H+ + 8 e-  ---->>> 8 H

8 H + SO4--  ---->>>  4 H2O + S--


El sulfuro formado reacciona con el hierro ferroso para producir sulfuro ferroso, que
sustituye a la porción metálica corroída. Este depósito es catódico para el acero y por
consiguiente intensifica la corrosión electrolítica.

Los productos de la corrosión pueden incluir formas reducidas de óxido de hierro,


hidróxido ferroso y sulfuro ferroso.

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