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ConCIENCIA

Por MAP. Joel Delfín Romero


Consejero y colaborador de FundASI
www.fundasi.org
Joel.delfin@gmail.com

Agentes Educativos

En el ser humano existen varios agentes educativos que inciden directamente en su formación, uno de ellos es
la familia. La familia es el primer agente educativo que toda persona vive en su etapa inicial en la vida de las
personas. En la familia es donde se sientan las bases formativas en cuanto a valores, la introducción al
conocimiento de las normas y conductas sociales, usos y costumbres y las tradiciones, por destacar algunas.

Por lo tanto sigue siendo la familia el núcleo de la sociedad, el elemento que constituye una nación y su
ideología, es aquí donde me surge la duda ¿Qué pasa si una familia es disfuncional?, sin duda alguna influye en
la formación del ser integral que buscamos en los alumnos y afecta de manera que es difícil cuantificarlo en una
edad temprana. Durante los primeros quince años de existencia de un individuo la escuela juega un papel
predominante y es aquí donde entra en acción el segundo agente. En la escuela se homogeniza el conocimiento
y la conducta social, se uniformiza el comportamiento y se formaliza su carácter de tal manera que le permita
decidir en un futuro sobre que profesión o actividad productiva decidir. La globalización, los adelantos
tecnológicos, los movimientos sociales, la educación por competencias entro otras, transforman la labor de los
centros educativos.

Es una realidad que mucho del rendimiento académico de los niños y jóvenes depende del tipo de modelo que
adquieren fuera del hogar, y en el segundo contexto educativo de la persona: la escuela como agente
educativo y el maestro como modelo de vida de sus alumnos. Maestro es todo aquella persona cuya vocación
es la de formar mentes, educar carácter, y estructurar seres humanos, por eso la importancia de que, quienes
eligen ser maestros, deberán entender y tener conciencia de que sus actos trascienden en la vida de otro ser
humano, de que todo cuanto hace o deja de hacer influye en la mente, el alma y el corazón de un niño o un
joven. Esto implica que la persona que decide tomar la profesión del magisterio asume la responsabilidad de
guiar, orientar, facilitar, descubrir, apoyar y acompañar a una persona ajena a su vida familiar, con un sentido
de servicio y fraternidad para sacar lo mejor de sí mismo; lo cual obliga a tener una preparación constante,
profesionalizar la educación y a asumir que en todo momento su actuar deberá ser responsable y ético.

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