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José Martí: Su Vida y Obra

Introducción

Estimados Amigos:

La Página de José Martí surgió después de haber hecho con nuestro Grupo CAÑAVERAL®, Inc. un
trabajo durante el cual se grabaron las obras más populares del escritor y patriota cubano. Sentíamos
que aquel trabajo permanecía inconcluso ya que nos exigía desde lo más hondo de nuestro ser, un
apoyo en la forma que hoy en día podemos ofrecerle al público lector a través de estas páginas.

El esfuerzo inicial lo comenzó una sola persona que aún sigue con las responsabilidades de publicar y
editar su contenido. Por fortuna, en el camino se han ido sumando otros martianos que han enriquecido
este trabajo más allá de lo que alguna vez soñamos. Gracias a ellos La Página de José Martí logra crecer
con pie firme y decidido, siguiendo el objetivo claro de brindar una presencia sobria, seria y digna de
José Martí en el ámbito del internet.

Es importante añadir que sin los estudiosos que durante este siglo le dedicaron el tiempo y las energías
a estudiar su vida y obra, este trabajo sería imposible de lograr. A ellos, desde luego, también va
nuestro profundo agradecimiento.

Está por más decir que por la dimensión que pretende, este sitio internet siempre se encontrará en
proceso de edificación. La Página de José Martí se hace con mucho amor y un presupuesto que incluye
sólo el poco tiempo que le podemos robar a las tareas que nos sostienen en el diario vivir. Todos los que
colaboramos en ella lo hacemos con el deseo de dar a conocer el aporte de José Martí a las letras
hispanoamericanas y a la historia a través de su sacrificio por Cuba.

Es, pues, un sitio internet educativo, donde esperamos que muchos maestros y estudiantes de todo el
mundo puedan acudir a beber de su obra fértil.

José Martí: un pobre de la tierra

Por el Dr. Ogsmande Lescayllers

En La Habana, Cuba, entonces provincia española de ultramar, nació, el 28 de enero de 1853, José
Julián Martí Pérez. Hijo de Mariano Martí Navarro, natural de Valencia y de Leonor Pérez Cabrera, de
Tenerife, islas canarias. Su porte era pequeño, como el de las islas y su estatura intelectual y humana,
que fue la masa que formó su hombradía, era continental, con galanura de universo.

Fue un español en regla, por ambas líneas, pero la brisa cuando pleitea con el viento, tiende a hacerse
tormenta. De esa lucha sin frenos, nació el martirologio de José Martí, el amador de España, que esta
nunca quiso tener en cuenta, porque por encima del gran hombre que hacía tribunas y abría caminos de
verdades, los españoles miraban temerosos al enemigo, nada más lejos de la realidad que eso, pues, lo
único cierto que movía a aquel hombre, para desdén de España, era que no quería la esclavitud de su
pueblo y así lo hizo saber abiertamente, desde su primera juventud, apenas casi un niño, a quien
correspondía.
Todavía hoy, se tiene en estas tierras que amo, como en olvido, a este coloso del pensamiento, de las
letras, la política, el arte, la pedagogía y la filosofía. Fue el poeta que abrió, con nuevos giros y
tonalidades, antes que Rubén Darío, el camino al movimiento modernista. Pero Martí fue más que un
modernista, fue un visionario de su tiempo y un iluminador del futuro, que nos llega hasta hoy casi con
la misma frescura y omnipresencia de entonces.

José Martí: un pobre de la tierra, (cont.)

Amó a España, ya dije, pero se vio envuelto en la disyuntiva de elegir entre madre y amante: o Cuba o
España, y los españoles no le dejaron otra opción que salir pluma en ristre, a la defensa de la madre
patria, que con el tiempo, sus deseos y sueños de promisión, llegó a ocupar toda la parte sur del
continente que él llamó, cariñosamente, Nuestra América.

La primera estancia española de Martí, fue de 1857-1859. De esta época se conservan muy pocos datos.
Se sabe que su familia viaja a la península, porque como el propio Martí dice “eran muy pobres”, y al
Don Mariano, su padre, quedarse sin empleo y teniendo otras bocas más que alimentar, alega estar
enfermo y quiere ponerle remedios a sus males fuera de la Isla. Parece ser que acá las cosas no les
fueron mejores, por lo que retornan de nuevo a La Habana. Para entonces el niño ha cumplido seis años.
Con esa edad ya tiene que ayudar en los quehaceres de casa.

La estreches económica y el poco interés que ponía su padre para que su hijo estudiara, no fueron
óbices para que este saliera hacia delante. Martí, era un superdotado; algo así como un genio. Su
inteligencia, su poder de organización y análisis lo convierten en un ser especial. Fue un iluminador
iluminado, de ahí que haya pasado a la historia, no sólo de Cuba y de América, sino de todo el mundo
como: héroe, maestro, apóstol, redentor, santo y otros calificativos que hablan de quien fue y aún sigue
siendo, un ejemplo a imitar entre los grandes hombres que ha dado la humanidad. Brillo en todo lo que
hizo y pensó y ese brillo ha quedado como corolario, en las innumerables páginas de su obra

Su vuelta a España se produce el 15 de enero de 1871, aún no había cumplido los 18 años. Desde enero
de 1869, había ingresado a la cárcel, acusado de “infidencia”, por sus ideas en pro de la independencia
de Cuba. En 1870, fue condenado a seis años de trabajo forzoso en las Canteras de San Lázaro, donde
se pasa alrededor de un año hasta que es deportado a la Península.

De sus recuerdos en las Canteras, donde conoció el dolor ajeno y propio al recibir un trato inhumano por
parte de las autoridades españolas, sacó a la luz su folleto El Presidio Político en Cuba que publicara en
Madrid, unos días después de llegar a España. El folleto es una denuncia, en toda regla, de los desmanes
y las atrocidades que comenten las autoridades españolas en su tierra querida.

En esos mismos días se examina de bachiller y matricula en la Facultad de Derecho de Madrid.

Entre enero de 1871 a octubre de 1874, José Martí, obtiene en España (Madrid y Zaragoza) los títulos
académicos de Bachiller y Licenciado en Derecho y el de Licenciado en Filosofía y Letras, todos con notas
de sobresalientes. Pero eso no es todo, además, escribe y publica el libro La República Española ante la
Revolución Cubana y termina el drama Adúltera. Y la obra de teatro, Amor con amor se paga. Asiste a
tertulias, va a los toros, visita museos, hace amistades, se convierte en orador brillante, incluso tiene
tiempo para enamorarse; lo dice en versos de manera impecable, como sólo él sabía hacerlo
Para Aragón en España,
Tengo yo en mi corazón
Un lugar, todo Aragón,
Franco, fiero, fiel, sin saña.

Si quiero un tanto saber


Por qué lo tengo, le digo
Que allí tuve a un buen amigo,
Que allí quise a una mujer.

Y concluye significando el por qué de ese amor que siente por la tierra de sus progenitores.

Amo la tierra florida,


Musulmana o española,
Donde rompió su corola
La poca flor de mi vida.

Tenían entonces 20 años y esa mujer a la que amó, fue la aragonesa Blanca Montalvo. Vivió un
romántico idilio con una célebre actriz, Rosario Peña, su segundo amor. Para ella escribe uno de los más
bellos romances que se conozcan en lengua española, lleno de lirismo, ternura, erotismo y sugerencias
políticas. En él, han quedado las huellas, como enfiestadas, de aquellos momentos de solaz, en la vida
de un hombre, que amó con mayúscula a todo el género humano. El poema lo tituló: “La bailarina
española”:

El alma trémula y sola


Padece al anochecer:
Hay baile; vamos a ver,
La bailarina española.

Han hecho bien en quitar


El banderón de la acera;
Porque si está la bandera,
No sé, yo no puedo entrar.

Ya llega la bailarina:
Soberbia y pálida llega:
¿Cómo dicen que es gallega?
Pues dicen mal: es divina.

Además, mantuvo otro romance con otra actriz, Concha Padilla. Allí, por donde pasaba, su genio y su
carácter levantaban pasiones.

De España, donde dejó muchos amigos, amores y admiradores, parte, a finales de 1874, con pasaporte
falso, hacia Francia, en París, se entrevista con Víctor Hugo, el autor de los Miserables.

De regreso a América se instala en México y desde allí comienza su peregrinar por tierras de
Sudamérica: Guatemala, Venezuela, Hondura y El Salvador. Libros, revistas, conferencias, periódicos, en
todos ellos va dejando la huella de su impronta. Va aprendiendo y escribiendo, en ambas cosas su hacer
es impecable.
En 1878 lo encontramos de nuevo en La Habana. La Paz del Zanjón, que puso fin a la Guerra de los Diez
Años, le permitió instalarse como abogado en su patria amada. Pero esa alegría sería efímera. El 25 de
septiembre de 1879 es detenido y es nuevamente deportado a España. En la Logia Masónica, Caballero
de la Luz de Madrid, se hace masón y ostenta el gado de Venerable Maestro.

Casi, tan rápido como un relámpago, torna de nuevo a América. Se instala en Nueva York, donde pasará
15 años de su ajetreada existencia.

Algunos no lo entendieron en su momento, pongamos el caso de Unamuno, pero fue porque no le


conocieron. Le miró, pero no le observó, de ahí lo endeble de su juicio. Y es que a veces los grandes no
suelen observarse, porque como van parejos, no buscan virtudes, sino defectos, para achicar al otro.

Martí iba y venía, era como un torrente que no cesa. En su mente está Cuba. Y lo decía bien: “ Dos
patrias tengo yo, Cuba y la noche...”. Discursos, viajes, conferencias, reuniones con la emigración, con
la gente, que como él, preparan la “Guerra necesaria y justa”.

Es en los Estados Unidos, en el mismo corazón del “monstruos revuelto y brutal que nos desprecia”,
como dijo en su Carta Testamento a su amigo Manuel Mercado, donde pensó y realizó lo más acabado y
extraordinario de su obra política, periodística, literaria y humanística. Allí creo un movimiento literario,
El Modernismo, fundó un periódico, Patria, editó y escribió él sólo una revista para niños, La edad de
oro, organizó la Revolución del 95 y creo un partido, El Partido Revolucionario Cubano.

Su obra, originalísima, está marcada por la impronta cultural de la Península española, desde Al-Andaluz
hasta el Siglo de Oro. Conocía a fondo a Grecia, Roma, la Biblia, el Oriente, Francia, Alemania, el mundo
anglosajón y las antiguas culturas de Mesoamérica.

Murió como él quería, el 19 de mayo de 1895, en los campos de Cuba, revólver en mano, montado en su
caballo blanco, de cara al sol, para legarnos una patria libre, “con todos y para el bien de todos”.

A Martí, como al universo, hay que contemplarlo desde el horizonte. Las cosas grandes se observan
desde fuera. Desde dentro perdemos la perspectiva del radio de la circunferencia, porque, como dice el I
Ching. “El ojo no se ve asimismo”.

Cuando leemos a Martí, le oímos, le seguimos; nos llenamos de él. Porque su hacer y su arte se
adueñan de nosotros.

Poeta en prosa y en verso, conocía sobradamente las reglas de ambos. Por tanto, intentaré, usando sus
propias valoraciones estéticas, ir descifrando el embrujo de su poesía.
José Martí
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José Julián Martí Pérez

Presidente de la República de Cuba en


Armas

1895 – 1895

Predece Manuel de Jesús Calvar


sor

Sucesor Salvador Cisneros Betancourt

Datos personales
Cónyuge Carmen Zayas-Bazán

Hijos José Francisco Martí y Zayas-Bazán,


El Ismaelillo

Ocupaci Escritor, filósofo, poeta, político y


ón militar.

Para el futbolista, véase José Luis Martí Soler.

José Julián Martí y Pérez (La Habana, Cuba, 28 de enero de 1853 – Dos Ríos, Cuba, 19 de mayo de
1895) fue un político, pensador, periodista, filósofo, poeta y masón cubano, creador del Partido
Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria. Perteneció al movimiento
literario del modernismo.
Contenido
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• 1 Carrera política
o 1.1 Estudios y primera deportación
o 1.2 Segunda deportación
o 1.3 El Partido Revolucionario Cubano
o 1.4 El Plan Fernandina
o 1.5 Camino a la Guerra
o 1.6 Visión política
• 2 Enfermedades
• 3 Obra literaria
• 4 Influencia de Martí
• 5 Véase también
• 6 Bibliografía adicional
o 6.1 Sobre Martí
o 6.2 Sobre su prosa
o 6.3 Sobre su poesía

• 7 Enlaces externos

[editar] Carrera política

Monumento a José Martí en Esposizione Universale Roma, Roma).

Monumento a José Martí en Ciudad de México (DF).


Monumento a José Martí en la ciudad de Cienfuegos (Cuba).

Monumento a José Martí en el Central Park de Nueva York.

Monumento a José Martí en Ybor City (Tampa, Florida).


Monumento a Martí en Cádiz (España).

Monumento a José Martí en Sofia (Bulgaria).

[editar] Estudios y primera deportación

José Julián Martí Pérez nació en la calle Paula No. 41, La Habana, el 28 de enero de 1853, hijo de
Mariano Martí de Valencia y Leonor Pérez Cabrera, de Tenerife, en Canarias.

En 1866 se matricula en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana. Ingresa también en la clase


de Dibujo Elemental en la Escuela Profesional de Pintura y Escultura de La Habana, más conocida como
San Alejandro.
El 4 de octubre de 1869, al pasar una escuadra del Primer Batallón de Voluntarios por la calle Industrias
No. 122, donde residían los Valdés Domínguez, de la vivienda se oyen risas y los voluntarios toman esto
como una provocación. Regresan en la noche y someten la casa a un minucioso registro. Entre la
correspondencia encuentran una carta dirigida a Carlos de Castro y Castro, compañero del colegio que,
por haberse alistado como voluntario en el ejército español para combatir a los independentistas,
calificaban de apóstata.

Por tal razón, el 21 de octubre de 1869 Martí ingresa en la Cárcel Nacional acusado de traición por
escribir esa carta, junto a su amigo Fermín Valdés Domínguez. El 4 de marzo de 1870, Martí fue
condenado a seis años de prisión, pena posteriormente conmutada por el destierro a Isla de Pinos
(actual Isla de la Juventud), al suroeste de la principal isla cubana. Llega allí el 13 de octubre. El 18 de
diciembre sale hacia La Habana y el 15 de enero de 1871, por gestiones realizadas por sus padres, logró
ser deportado a España. Allá comienza a cursar estudios en las universidades de Madrid y Zaragoza,
donde se gradúa de Licenciado en Derecho Civil y en Filosofía y Letras.

De España se traslada a París por breve tiempo. Pasa por Nueva York y llega a Veracruz el 8 de febrero
de 1875, donde se reúne con su familia. En México entabla relaciones con Manuel Mercado y conoce a
Carmen Zayas Bazán, la cubana de Camagüey que posteriormente sería su esposa.

Del 2 de enero al 24 de febrero de 1877 estuvo de incógnito en La Habana como Julián Pérez. Al llegar a
Guatemala trabaja en la Escuela Normal Central como catedrático de Literatura y de Historia de la
Filosofía. Retorna a México, para contraer matrimonio con Carmen el 20 de diciembre de 1877. Regresa
a Guatemala a inicios de 1878.

[editar] Segunda deportación

Concluida la guerra llamada «De los 10 años» en 1878 vuelve a Cuba, el 31 de agosto, para radicarse en
La Habana, y el 22 de noviembre nace José Francisco, su único hijo. Comenzó sus labores conspirativas
figurando entre los fundadores del Club Central Revolucionario Cubano, del cual fue elegido
vicepresidente el 18 de marzo de 1879. Posteriormente el Comité Revolucionario Cubano, radicado en
Nueva York bajo la presidencia del Mayor General Calixto García, lo nombró subdelegado en la isla.

En el bufete de su amigo Don Nicolás Azcárate conoce a Juan Gualberto Gómez. Entre el 24 y el 26 de
agosto de 1879 se produce un nuevo levantamiento en las cercanías de Santiago de Cuba. El 17 de
septiembre Martí es detenido y deportado nuevamente a España, el 25 de septiembre de 1879, por sus
vínculos con la conocida como Guerra Chiquita, liderada por el citado general García. Al llegar a Nueva
York, se establece en la casa de huéspedes de Manuel Mantilla y su esposa, Carmen Miyares.

[editar] El Partido Revolucionario Cubano

Martí logró llevarse consigo a su esposa e hijo el 3 de marzo de 1880. Permanecen juntos hasta el 21 de
octubre, en que Carmen y José Francisco regresan a Cuba. Una semana después resultó electo vocal del
Comité Revolucionario Cubano, del cual asumió la presidencia al sustituir a García, quien había partido
hacia Cuba para incorporarse a la fallida Guerra Chiquita.

Entre 1880 y 1890 Martí alcanzaría renombre en la América a través de artículos y crónicas que enviaba
desde Nueva York a importantes periódicos: La Opinión Nacional, de Caracas; La Nación, de Buenos
Aires y El Partido Liberal, de México. Posteriormente decide buscar mejor acomodo en Venezuela, a
donde llega el 20 de enero de 1881. Fundó la Revista Venezolana, de la que pudo editar sólo dos
números.

A mediados de 1882 reinició la labor de reorganizar a los revolucionarios (los partidarios de la


independencia total de Cuba de la metrópoli española), comunicándoselo mediante cartas a Máximo
Gómez Báez y Antonio Maceo. El 2 de octubre de 1884 se reúne por vez primera con ambos líderes y
comienza a colaborar en un plan insurreccional diseñado y dirigido por los generales Gómez y Maceo.
Luego se separó del movimiento por estar en desacuerdo con los métodos de dirección empleados y las
consecuencias que tendrían sobre la futura república cubana, según manifestó.

El 30 de noviembre de 1887 fundó una Comisión Ejecutiva, de la cual fue elegido presidente, encargada
de dirigir las actividades organizativas de los revolucionarios. En enero de 1892 redactó las Bases y los
Estatutos del Partido Revolucionario Cubano. El 8 de abril de 1892 resultó electo Delegado de esa
organización, cuya constitución fue proclamada dos días después, el 10 de abril de 1892. El 14 de ese
mes fundó el periódico Patria, órgano oficial del Partido.

[editar] El Plan Fernandina

En los años 1893 y 1894 recorrió varios países de América y ciudades de Estados Unidos, uniendo a los
principales jefes de la Guerra del 68 entre sí y con los más jóvenes, y acopiando recursos para la nueva
contienda. Desde mediados de 1894 aceleró los preparativos del Plan Fernandina, con el cual pretendía
promover una guerra corta, sin grandes desgastes para los cubanos. El 8 de diciembre de 1894 redactó
y firmó, conjuntamente con los coroneles Mayía Rodríguez (en representación de Máximo Gómez) y
Enrique Collazo (en representación de los patriotas de la Isla), el plan de alzamiento en Cuba. El Plan
Fernandina fue descubierto e incautadas las naves con las cuales se iba a ejecutar. A pesar del gran
revés que ello significó, Martí decidió seguir adelante con los planes de pronunciamientos armados en la
Isla, en lo que fue apoyado por todos los principales jefes de las guerras anteriores.

[editar] Camino a la Guerra

El 29 de enero de 1895, junto con Mayía y Collazo, firmó la orden de alzamiento y la envió a Juan
Gualberto Gómez para su ejecución. Partió de inmediato de Nueva York a Montecristi, en República
Dominicana, donde lo esperaba Gómez, con quien firmó el 25 de marzo de 1895 un documento conocido
como Manifiesto de Montecristi, programa de la nueva guerra. Ambos líderes llegan a Cuba el 11 de abril
de 1895, por Playitas de Cajobabo, Baracoa, al noroeste de la antigua provincia de Oriente.

Tres días después del desembarco, hicieron contacto con las fuerzas del Comandante Félix Ruenes. El 15
de abril de 1895 los jefes allí reunidos bajo la dirección de Gómez, acordaron conferir a Martí el grado de
Mayor General por sus méritos y servicios prestados.

El 28 de abril de 1895, en el campamento de Vuelta Corta, en Guantánamo (extremo este de la


provincia de Oriente), junto con Gómez firmó la circular «Política de guerra». Envió mensajes a los jefes
indicándoles que debían enviar un representante a una asamblea de delegados para elegir un gobierno
en breve tiempo. El 5 de mayo de 1895 tuvo lugar la reunión de La Mejorana con Gómez y Maceo,
donde se discutió la estrategia a seguir. El 14 de mayo de 1895 firmó la «Circular a los jefes y oficiales
del Ejército Libertador», último de los documentos organizativos de la guerra, la que elaboró también
con Máximo Gómez.
El 19 de mayo de 1895 una columna española se desplegó en la zona de Dos Ríos, cerca de Palma
Soriano, donde acampaban los cubanos. Martí marchaba entre Gómez y el Mayor General Bartolomé
Masó. Al llegar al lugar de la acción, Gómez le indicó detenerse y permanecer en el lugar acordado. No
obstante, en el transcurso del combate, se separó del grueso de las fuerzas cubanas, acompañado
solamente por su ayudante Ángel de la Guardia. Martí cabalgó, sin saberlo, hacia un grupo de españoles
ocultos en la maleza y fue alcanzado por tres disparos que le provocaron heridas mortales. Su cadáver
no pudo ser rescatado por los mambises (soldados cubanos). Tras varios entierros, fue finalmente
sepultado el día 27, en el nicho número 134 de la galería sur del Cementerio de Santa Ifigenia, en
Santiago de Cuba.

[editar] Visión política

Su visión política incluía lo que hoy se conoce por latinoamericanismo. Además, su obra política y de
propaganda muestra estas tres prioridades: la unidad de todos los cubanos como nación en el proyecto
cívico republicano de postguerra; la terminación del dominio colonial español; y evitar una expansión
estadounidense. Es casi unánime la información sobre su gran capacidad de trabajo y frugalidad, lo que,
siendo evidente, junto a su palabra persuasiva, le valió reconocimiento por la mayoría de sus
compatriotas.

[editar] Enfermedades

Memorial de José Marti.

La salud de José Martí no era buena. Estudios recientes realizados han mostrado que padecía
sarcoidosis, diagnosticada en España a los 18 años. Probablemente a partir de esta enfermedad padeció
afectaciones oculares, del sistema nervioso, problemas cardíacos y fiebre. También se ha investigado
que padecía un sarcocele (tumor de testículo, de tipo quístico), con abundancia de líquido alrededor del
tumor. Para aliviar sus dolores los médicos puncionaban el tumor con periodicidad. Finalmente fue
operado por el Dr. Francisco Monte de Oca, que le realizó una exéresis total del testículo, extirpando el
tumor.
[editar] Obra literaria

En el campo de la poesía sus obras más conocidas son Ismaelillo (1882), Versos sencillos (1891), Versos
libres y Flores del destierro. Sus ensayos más populares son El presidio político en Cuba (1871) y
Nuestra América (1891), cabe también destacar su obra epistolar, por lo general bien apreciada literaria
y conceptualmente.

Fue precursor del modernismo, junto a Manuel González Prada (Perú), Rubén Darío (Nicaragua), Julián
del Casal (Cuba), Manuel Gutiérrez Nájera (México), Manuel de Jesús Galván (República Dominicana),
Enrique Gómez Carrillo (Guatemala), José Santos Chocano (Perú) y José Asunción Silva (Colombia),
entre otros. Es todavía tema de debate entre los especialistas su importancia relativa en el modernismo.

[editar] Influencia de Martí

Su influencia en los cubanos es grande. En general es considerado por sus compatriotas como el
principal modelador de la nacionalidad cubana tal como la conocemos hoy. Su prestigio se refleja en los
títulos que popularmente se le conceden. «El apóstol de la independencia» y «el maestro» son los mas
usados.

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