Professional Documents
Culture Documents
La obra del Espíritu Santo, la última lluvia, la cual comenzó a principios de 1900,
hoy se ha extendido por todo el mundo como un incendio, sin tener en cuenta
denominación. Al vivir en la era del Espíritu Santo, se nos da el mensaje de
salvación y conocimiento, y vivimos una vida de fe por medio de Él. No
podemos poner suficiente énfasis en la importancia que tiene el Espíritu Santo
en nuestras vidas cristianas. Dios me reveló la importancia estratégica de tener
comunión constante con el Espíritu Santo.
Como ayuda para reconocer a este invisible Espíritu Santo, todas las mañanas,
al despertar digo: “Buen día, Espíritu Santo. Que hermoso día. Trabajemos
juntos hoy y seré tu vasija. Tú y yo juntos traeremos a Jesucristo a esta
generación desfalleciente”.
Cuando abro mi Biblia digo: “Querido Espíritu Santo, ilumina mi mente e inspira
mi corazón. Dame tus pensamientos para que los pueda predicar. Tú y yo
podemos ponernos de acuerdo para llevar el mensaje de Jesucristo a las
personas”.
1
siento y digo: “Espíritu Santo, gracias. Has hecho un trabajo maravilloso. En
realidad te agradezco”.
Con toda intención, digo esas palabras día tras día y hasta ahora se ha
convertido en algo natural para mí. De esa manera estoy en profundo
compañerismo con el Espíritu Santo.
Les digo que una cosa es tener al Espíritu Santo en el corazón, pero sentirse
lleno de Él es algo diferente. La plenitud del Espíritu Santo es un desborde, una
saturación de la presencia del Espíritu Santo que habita en nosotros después
de nuestra regeneración. La regeneración significa recibir la vida eterna por
haber reconocido a Jesús como Salvador, mientras que la plenitud del Espíritu
Santo es la experiencia de recibir la autoridad de Dios para uno que ha vuelto a
nacer.
2
de esas cosas podría provocar tu caída. "¡El que piensa estar firme, mire que
no caiga!" ¿Eres un buen administrador? "¡Porque al que tiene le será dado, y
al que no tiene, aun lo que cree tener le será quitado!" "¡Por tanto, velad y orad
para que no entréis en tentación!" "Lo que digo a vosotros, digo a todos:
¡Velad!"
1Cor.10:12; Mat.25:29; Mar.13:33, 37.
Tomado de: Una maravillosa ola mundial de testificación – David Brand Berg
TU ROSTRO RESPLANDECERÁ
Recordarás que cuando Moisés vio la gloria y la presencia de Dios en el Monte
Sinaí, al descender, su rostro resplandecía como una luz. Nadie podía siquiera
mirarlo (Éxodo 34: 29-30). Cuando tú también tengas un encuentro con la
presencia del Señor, será obvio. Puede que hasta se note en tu rostro, y no hay
duda de que se notará en tu conducta. Tu rostro anunciará a aquellos a tu
alrededor: “Soy diferente. He estado en la presencia del Dios todopoderoso”.
Adán nos provee una buena ilustración. Cuando perdió la conciencia de Dios y
fue desprovisto de la presencia y la gloria que lo había vestido, se llenó de
conciencia propia. Entonces dijo: “Tuve miedo”. En ese momento comenzó a
huir de Dios, su Amigo, el Creador del cielo y de la tierra.