LA GUERRA NAPOLEONICAS Y LA INVACION A ESPAÑA Y EL QUIEBRE DE LA MONARQUIA Las guerras Napoleónicas y la invasión a España y el quiebre de la Monarquía Española
Las Guerras Napoleónicas
fueron una serie de conflictos militares que tuvieron lugar durante el tiempo en que Napoleón I rigió en Francia. Fueron en parte una extensión de los conflictos que estallaron a causa de la Revolución francesa, y continuaron, a instigación y gracias al financiamiento de Inglaterra, durante todo el Primer Imperio francés. No existe consenso sobre el momento exacto en que comenzaron estas guerras. Hay quien considera que empezaron cuando Napoleón alcanzó el poder en Francia, en noviembre de 1799, sin embargo otras versiones sitúan el periodo bélico entre 1799 y 1802 en el contexto de las Guerras Revolucionarias Francesas, y consideran la ruptura de la paz y declaración de guerra del Reino Unido a Francia en 1803, que siguió al breve periodo de paz del Tratado de Amiens en 1802 como el punto inicial de las llamadas "Guerras Napoleónicas ". Causas de la guerra Desde el punto de vista socio-filosófico, se han avanzado muchas teorías acerca del origen y causas de las guerras. En consecuencia, parece posible tratar de clasificar, muy en general, tales teorías en dos grandes divisiones: la que ve la guerra como producto racional de ciertas condiciones, primariamente condiciones políticas (famosamente, Carl von Clausewitz argumentó que la guerra es la continuación de la política por otros medios[9] ) y otra "irracionalista", que ve la guerra como producto de una tendencia, últimamente irracional, de los seres humanos. La invasión española Así, los incas, afianzaron su presencia a lo largo y ancho de los Andes y por primera vez dieron una unidad política y cultural a la región, guiados por una estrategia de unificación y prosperidad. Cuando trabajaban en este arduo proceso de integración de los pueblos andinos, Francisco Pizarro planeaba la invasión española al Tahuantinsuyo. En 1529 se firmó la Capitulación de Toledo, que lo nombraba Gobernador y Adelantado Mayor de la Nueva Castilla, nombre castizo que dieron los españoles a nuestras tierras.
Por esos avatares que tiene la historia, ese mismo año Atahualpa se alzó contra la autoridad de Huáscar Inca. Esta división del Ejército fue funesta para el Tahuantinsuyo, pues afectó nuestro destino histórico. La crisis, que debió quedar superada con el triunfo de algunos de los dos bandos, se agudizó con la presencia de la hueste española, que tenía una tecnología militar muy superior a la incaica. Aquellos conocían el hierro y la pólvora; los nuestros el cobre y la piedra. Sin embargo, la conquista del Imperio Incaico no fue una empresa fácil para los hispanos.
El Tahuantinsuyo no acabó con la captura de Atahualpa, ni con su muerte, ni con la toma del Cusco. Superado el primer impacto, los incas organizaron en Vilcabamba una resistencia que se prolongó por cuarenta años. El líder de esta lucha fue Manco Inca, quien, el 6 de mayo de 1536, puso cerco a la ciudad del Cusco. De esta manera se dio inicio a nuestro proceso de independencia, proceso tricentenario que finalizó recién en la pampas de la Quinua, el 9 de Diciembre de 1824.
QUIEBRA DE LA MONARQUIA PARLAMENTARIA LA DESCOMPOSICION DEL SISTEMA (1918-1923) El período entre 1918 y 1923 se caracterizo por la inestabilidad gubernamental. Después de la crisis de 1917 se intentó la formación de diversos gobiernos de concentración nacional, pero estos se disolvían al cabo de pocos meses. Los problemas derivados de la reivindicación perdieron importancia a medida que la agitación social aumentó. La conflictividad social se daba a nivel europeo debido a la resonancia que tuvo la revolución soviética de 1917 entre la clase obrera. La agitación social se concretó en enfrentamientos armados entre algunos sectores obreros. Durante este período se produjeron multitud de atentados. En 1921 el presidente de gobierno, Eduardo Dato, fue asesinado. La situación política española se complicó más en 1921 con el desastre militar de Annual en Marruecos. Las tropas españolas dirigidas por el general Fernández Silvestre fueron derrotadas por los independentistas marroquíes dirigidos por Abd el-Krim. La ocupación española de Marruecos era una cuestión de honor para España ya que era el único lugar donde España tenía colonias, pero esta ocupación les salía poco rentable económicamente y los marroquíes no cesaban de atacar a los españoles. La derrota de Annual dividió aún más a los políticos y a la opinión pública. La investigación sobre la derrota de Annual exigida por la izquierda se plasmó en el Informe Picasso que implicaba al gobierno, a altos militares y al rey. La acumulación de graves problemas que los sucesivos gobiernos no podían afrontar y la presión de las fuerzas republicanas y de izquierda llevaron al régimen de la Restauración a su fin. En la noche del 12 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera llevo a cabo un pronunciamiento, declaró el estado de guerra y suspendió la constitución de 1876. El rey sancionó el golpe y nombró a Primo de Rivera presidente de un directorio militar, y más tarde civil, que gobernó durante 7 años.