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La proteína de las leguminosas no contiene todos los aminoácidos esenciales, por lo cual es
necesario combinarlas con cereales como arroz, maíz, trigo, cebada. Mezcladas de manera
correcta forman una proteína de mucha calidad. Además, el frijol es una leguminosa que
aporta alrededor de 340 y 360 kilocalorías por cada 100 gramos, por lo tanto, es fuente
abundante de energía.
La mezcla debe realizarse de la siguiente manera: arroz con frijol: 80:20, es decir, una
porción de frijoles y cuatro de arroz o una quinta parte frijoles y cuatro partes de arroz.
Existe la creencia de dar la sopa de frijoles creyendo que previene la anemia. Sin embargo,
los frijoles tienen sustancias que inhiben la buena absorción del hierro por el organismo, y
pasan al agua de cocción. Por lo tanto, se aconseja dar los frijoles licuados o majados a los
niños y no el caldo.
“El cuerpo utiliza mejor el hierro de los frijoles si se ingieren acompañados de otros
alimentos fuentes de vitaminas C, como naranja, limón y tomate”. La población no maneja
este conocimiento y no es una práctica alimentaria. Necesita ser promovido para
aprovechar mejor la bondad de los frijoles. Se puede acostumbrar a los niños echar gotas de
limón sobre el puré de frijoles o acompañar con un refresco cítrico.
Con esta campaña se divulgó que “los frijoles tienen ácido fólico, vitamina importante para
evitar problemas en el desarrollo del feto durante el embarazo”.
El ácido fólico es un componente esencial en la formación de nuevas células. Debido al alto
recambio de los glóbulos rojos y de las células intestinales, estas células son muy sensibles
a la deficiencia de folato, que es el ácido fólico. Por ello, su déficit puede causar anemia. El
nivel normal de folato en las mujeres en edad fértil es muy importante para prevenir
anormalidades en el feto.