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DE LAS OBLIGACIONES
El Patrimonio.
La teoría clásica concibe al patrimonio como un atributo de la personalidad, esto es,
una cualidad inherente a las personas por el solo hecho de ser tales, y lo concebía
como una universalidad jurídica, esto es, como un continente distinto de su contenido,
esta característica permite explicar el denominado derecho de prenda general de los
acreedores. Art. 2465.
Este derecho se encuentra consagrado en el art. 2465 y esta norma señala que el
acreedor puede hacer exigible su crédito sobre todo el patrimonio embargable del
deudor, es decir, lo que queda afecto al cumplimiento de la obligación es el patrimonio,
o sea, el continente y no su contenido, el cual, por ende, puede variar, de ahí que esta
disposición habla de bienes presentes y futuros.
Esta teoría resulta insuficiente para explicar determinadas situaciones, por ejemplo:
1) patrimonios que no tienen por titular a una persona, esto es lo que ocurre, por
ejemplo, con los condominios afectos a la ley de copropiedad inmobiliaria, estos
condominios tienen su propio patrimonio, lo que se demuestra por el hecho de
que pueden abrir cuentas corrientes, pero no son personas jurídicas.
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o industrial. Art. 250 (primer párrafo es el ordinario, en el numero 1
esta el profesional, en el 2 y 3 el extraordinario).
Frente a estos inconvenientes ( de la teoría clásica) surge la teoría del patrimonio fin o
afectación, que concibe al patrimonio como un conjunto de derechos y obligaciones
avaluables en dinero y que se encuentran unidos por su común afectación a un
determinado fin u objetivo, para esta teoría habrá patrimonio cada vez que una
persona destine un conjunto de derecho y obligaciones a una finalidad determinada,
luego el patrimonio no es considerado como una universalidad jurídica, deja de ser una
noción abstracta, sino que tiene una realidad concreta.
2) Una persona puede tener más de un patrimonio, para ello basta con que destine
parte de sus bienes a finalidades diversas.
Observaciones:
Los derechos subjetivos pueden clasificarse según su contenido en: patrimoniales y
extrapatrimoniales, los extrapatrimoniales son aquellos que carecen de un contenido
económico directo, los patrimoniales son aquellos que tienen un contenido económico
directo y dentro de los derechos patrimoniales encontramos: derechos reales y
personales, derechos reales son los que se tienen sobre una cosa sin respecto a
determinada persona y derechos personales son aquellos que solo pueden reclamarse
de ciertas personas que por un hecho suyo o la sola disposición de la ley han contraído
las obligaciones correlativas como el que tiene el prestamista contra su deudor por el
dinero prestado o el hijo contra el padre por alimentos, art. 577 y 578 (saber bien).
i) Teoría Clásica: señala que la estructura de un derecho real viene dada por:
- elemento subjetivo: que es el titular del derecho
- elemento objetivo: que es la cosa objeto de del derecho.
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ii) Teoría moderna: critica a la clásica pues señala que las relaciones jurídicas solo
pueden darse entre personas y no entre personas y cosas, de ahí que la estructura del
derecho real estaría dada por:
- Sujeto activo: que es el titular del derecho
- Sujeto pasivo: que está constituido por todas las demás personas, salvo
el titular que por ende es indeterminado y que debe observar una
conducta de no hacer nada que perturbe a su titular en el ejercicio de su
derecho.
- Elemento objetivo: que es la cosa objeto del derecho.
b) Derecho Personal:
- Sujeto activo: que es el acreedor
- Sujeto pasivo: que es el deudor.
- La prestación
- El vínculo jurídico.
2) En cuanto a su número.
a) Los derechos reales son limitados, tenemos: dominio, herencia, usufructo, uso,
habitación, servidumbres activas, prenda, hipoteca, el censo en cuanto se persigue la
finca acensuada, derecho real de aprovechamiento de aguas y el derecho real de
concesión minera.
3) En cuanto a su adquisición.
a) Los derechos reales se adquieren en virtud de la concurrencia copulativa de dos
elementos que son el título y el modo.
4) En cuanto a su protección.
a) Los derechos reales están protegidos por las acciones reales, como la acción
reivindicatoria y la acción de petición de herencia.
b) Los derechos personales están protegidos por las acciones personales, por ejemplo,
la acción de nulidad, la acción de simulación, la acción indemnizatoria, etc.
5) En cuanto a su duración.
a) Los derechos reales son permanentes y tratándose del dominio se dice que es
perpetuo.
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b) Los derechos personales mayoritariamente se entiende que no pueden ser objeto de
posesión.
7) Atendiendo a su eficacia.
a) Los derechos reales son absolutos, tienen una eficacia erga omnes.
b) Los derechos personales son relativos, es decir, solo pueden reclamarse de ciertas
personas.
Se pueden definir como, los hechos o Actos Jurídicos que dan nacimiento o que crean una
obligación.
Las Obligaciones
- Concepto:
1) Las instituciones imperiales de Justiniano dicen que es un vínculo jurídico que
nos pone en la necesidad de pagar alguna cosa, de conformidad a las leyes de
nuestra ciudad.
La palabra obligación proviene del latín obligatio lo que quiere decir ob por causa de y
ligatio ligar o unir elementos de la obligación.
Elementos de la Obligación.
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1° Los sujetos o partes (acreedor y deudor). Estos sujetos pueden ser personas naturales o
jurídicas. Como mínimo deben ser dos (un acreedor y un deudor), nada obsta para que sean
mas de dos.
El acreedor o sujeto activo, es quien puede exigir coercitivamente el cumplimiento de la
prestación debida.
El deudor o sujeto pasivo, es la persona que tiene la necesidad de cumplir con dicha prestación.
2° La Prestación debida. Esta constituido por el gravamen a que está sujeto el deudor; esta
prestación determina la libertad económica del deudor, ya que al momento de obligarse y por el
solo ministerio de la ley, el deudor pone a disposición de su acreedor todos sus bienes, presentes
y futuros, muebles e inmuebles, con la sola excepción de los inembargables. Esto es conocido
como el derecho de garantía general de los acreedores (prenda general).
La prestación, como ya se dijo, puede consistir en dar, hacer o no hacer algo.
3° El vínculo Jurídico. Es la relación que une al acreedor con el deudor. Es el fundamento de la
obligación.
En virtud de este vínculo jurídico, el deudor debe cumplir con la prestación debida; y es éste el
que permite distinguir entre la obligación propiamente tal y los deberes morales o sociales, ya
que se encuentra amparado por la ley, pudiendo exigirse su cumplimiento coercitivamente.
- Clasificación
En doctrina no existe un único criterio que permita agrupar a las fuentes de las
obligaciones, de ahí que se acostumbra a distinguir:
a) Clasificación Clásica
b) Otras clasificaciones:
i) Clasificación que distingue entre el contrato y la ley
iii. Delito: es el hecho voluntario, ilícito, que cometido con dolo causa
daño
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v. La ley: que se entiende que es una fuente directa e inmediata de
obligaciones en todos aquellos casos en los que surge la obligación
sin que sea necesario que exista un hecho del deudor, por ejemplo:
la obligación de pagar alimentos
b) Otras clasificaciones:
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iii) La que distingue entre fuentes voluntarias, no voluntarias y la ley:
Esta clasificación recoge las críticas formuladas a las demás clasificaciones y señala
que el criterio para agrupar las fuentes debe apuntar a la intención del deudor en
obligarse, así:
iii. La ley: que sería fuente de las obligaciones en todos aquellos casos
en que esta aparece como fuente directa e inmediata de obligaciones
sin que exista un hecho del deudor
2) Código civil Alemán: señala que las obligaciones solo pueden nacer de un contrato,
a menos que la ley prescriba otra cosa, de ahí que también se consagren como
fuentes, la declaración unilateral de voluntad, los hechos ilícitos, la gestión de negocios
ajenos, la comunidad y el enriquecimiento ilegítimo
3) Código Suizo de las obligaciones: consagra como fuentes a los contratos, los hechos
ilícitos y el enriquecimiento ilegítimo
4) Código Italiano: señala como fuentes al contrato, los hechos ilícito y cualquier otro
hecho o acto idóneo para generar obligaciones de conformidad con el ordenamiento
jurídico
Comentario
Del examen que se hace al derecho comparado se puede advertir que existen dos
fuentes que no aparecen expresamente consagradas en nuestro derecho y que son: la
declaración unilateral de voluntad y el enriquecimiento sin causa
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c) Permite dar término a ciertos contratos, como ocurre con la revocación del
mandato por parte del mandante, y en la renuncia del mandatario, también en
el desahucio en el arrendamiento de plazo indefinido, etc.
Problema: ¿Puede una persona resultar obligada por su sola voluntad? Este problema
implica prescindir de la voluntad del acreedor para que nazca la obligación, porque si
fuese necesaria esa voluntad estaríamos frente a un contrato. Cosa distinta es que se
necesite de la aceptación del acreedor, pues nadie puede adquirir derechos contra su
voluntad, pero esa aceptación no es requisito para que nazca la obligación de ahí que
quien manifiesta su voluntad de obligarse con posterioridad no puede retractarse
ii) Los que la aceptan en términos restringidos, esto es para ciertos casos
específicos
iii) Los que rechazan que una persona pueda obligarse por su propia voluntad
Situación en Chile
No se considera expresamente como una fuente de las obligaciones, sin embargo
existen casos en los que según algunos autores operaría la declaración unilateral de
voluntad como fuente de las obligaciones
a) Oferta a plazo: por regla general la oferta no es vinculante para el oferente, sin
embargo excepcionalmente lo es, cuando el oferente se ha obligado a esperar
contestación o a no disponer del objeto del contrato sino una vez desechada la oferta o
transcurrido un determinado plazo. En estas hipótesis frente a la pregunta, ¿por qué
resulta obligado el oferente? Algunos autores señalan que ha operado la declaración
unilateral de voluntad como fuente autónoma de las obligaciones.
En cambio aquellos autores que rechazan que nuestro código haya acogido a la
declaración unilateral de voluntad como fuente autónoma de las obligaciones señalan
que aquí habría un precontrato formado por la oferta a plazo y a aceptación tácita de
quien recibe la oferta y emplea el plazo para reflexionar
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con sus negocios, de ahí que no es necesario que intervenga el derecho cada vez que
se produzca un empobrecimiento, sino que ello ocurrirá en determinados casos.
4) Se trata de casos en los que el legislador concede una acción específica para
reclamar.
Don Fernando Fueyo cita varios ejemplos, de ellos encontramos el caso del
reivindicante de una cosa mueble en el caso que el poseedor vencido la haya comprado
en un almacén, feria u otro establecimiento en el que se vendan cosas similares pues
en tal caso para que el reivindicante pueda recuperar la cosa deberá pagar al poseedor
vencido lo que este pagó por la cosa.
Art. 890: Este sería un caso de enriquecimiento sin causa, por cuanto el dueño estaría
pagando para recuperar lo que le pertenece y en consecuencia se estaría
empobreciendo
- Requisitos:
1) Enriquecimiento a expensas de otro
Ese enriquecimiento puede consistir en la adquisición de un derecho, en el aumento de
valor de una cosa sobre la que se tiene un derecho, en la liberación de un carga u
obligación, etc.
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Mayoritariamente se entiende que este enriquecimiento debe ser patrimonial aunque
algunos autores hablan de una enriquecimiento moral, en todo caso resulta
fundamental que esté determinado en su cuantía
i) La buena fe
ii) Teoría de la equivalencia de las prestaciones
iii) La equidad
iv) Los hechos ilícitos
v) El deber moral de ayudar a quien se ha empobrecido
vi) La teoría de la causa
4) Lo normal es que se haga valer como acción pero nada obsta a que se haga valer
como excepción si es que su titular es demandado y busca defenderse alegando que
ha habido enriquecimiento sin causa
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ii) A propósito de la accesión: tratándose de la accesión propiamente tal de
mueble a inmueble, por ejemplo: si en terreno propio se construye con
materiales ajenos o se plantan semillas ajenas, el dueño del terreno se hace
dueño de los materiales o semillas, pero debe pagar el precio de esos
materiales o semillas a su dueño porque o si no habría un enriquecimiento
sin causa
iii) Efectos de la nulidad: a propósito de estos, por regla general el que contrata
con un incapaz no tiene derecho a ser restituido a menos que pruebe que la
persona del incapaz se hizo más rica, entendiéndose que ello ocurre cuando
las cosas adquiridas en virtud del acto o contrato nulo le fueron necesarias,
o bien si no fueren necesarias subsisten y el incapaz quiere retenerlas. En
estos casos el que contrató con el incapaz recupera si derecho a ser
restituido pues de contrario habría un enriquecimiento sin causa
Criticas:
a) Hace sinónimas las expresiones contrato y convención y resulta que entre
ambas hay una relación de genero a especie, la convención es el genero pues
comprende todo acto jurídico bilateral ya sea que tenga por objeto crear,
modificar, o extinguir derechos y obligaciones. El contrato es una especie de
convención pues se trata del acto jurídico bilateral que solo tiene por objeto
crear derechos personales y obligaciones, frente a esta crítica algunos autores
señalan que la intención del legislador habría sido hacer sinónimas ambas
expresiones
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legislador definió la prestación que es el objeto de la obligación y a su turno la
obligación es el objeto del contrato
2) El enriquecimiento sin causa a costa de otro, pero esta institución no nos sirve
para explicar todos los cuasicontratos
3) La voluntad tácita del deudor, pero tampoco nos sirve para todos los
cuasicontratos porque puede haber agencia oficiosa contra la voluntad del
deudor
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Art. 1437: Se refiere a la aceptación de una herencia o legado
Art. 2238: Se refiere al depósito necesario hecho en manos de un incapaz
Razones:
a) El tenor literal de la norma que señala como la aceptación de una herencia o
legado y los cuasicontratos, es decir esta norma habría hecho una distinción
porque si la intención del legislador habría sido asimilarlos habría dicho “y en
todos los demás cuasicontratos”
Según el art. 2238 cuando se hace este depósito en manos de un incapaz este
resulta obligado aunque no haya intervenido su representante legal y por ello sería
un cuasicontrato. Sin embargo, los autores señalan que en estricto rigor ese
contrato adolece de un vicio de nulidad y que es la ley la que impone la obligación
Es por ellos que los códigos modernos se refieren a los hechos ilícitos
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en forma estricta, sin que tenga cabida la analogía.
ii) Estas obligaciones son poco frecuentes en el derecho civil patrimonial pero sí
tienen una amplia cabida en el derecho de familia, por ejemplo, las obligaciones y
derechos entre cónyuges y entre padres e hijos.
iv) Generalmente son irrenunciables pues está comprometido el orden público, por
ejemplo, el padre que ejerce la patria potestad tiene el derecho de representar
legalmente a su hijo, pero a la vez tiene la obligación de hacerlo, de manera que
no
puede estar renunciando a ejercer ese derecho.
Existen varias teorías a este respecto, sin embargo, son tres las más trascendentes; a saber:
1° Teoría Clásica.
Considera que las fuentes de las obligaciones son cinco; a saber, el contrato, el cuasi contrato, el
delito, el cuasi delito y la ley.
Esta teoría deriva del Derecho Romano, el cual en un principio sólo reconoció dos fuentes, los
contratos y los delitos.
Justiniano, teniendo presente los estudios del jurisconsulto Gayo, se dio cuenta que había ciertas
fuentes que no derivaban propiamente de un contrato, y otras, que no lo hacían propiamente de
un delito y las llamó cuasicontrato y cuasidelitos. De ahí pasó esta clasificación al Código Civil
francés y por fin al nuestro.
Teniendo presente lo anterior, podemos aventurar algunas nociones de estas fuentes; a saber: a)
El Contrato. Es una convención generadora de obligaciones.
b) El cuasi contrato. Es un hecho voluntario. Lícito y no convencional y generador de obligaciones.
c) El Delito. Es un hecho ilícito, doloso que causa daño.
d) El Cuasi Delito. Es un hecho ilícito, culpable que causa daño. Y,
e) La Ley. Doctrinariamente es fuente de las obligaciones, cuando no existe ninguna de las otras
fuentes a que pueda atribuirse una determinada obligación. Ej. Obligaciones alimenticias;
tributarias, etc.
La Jurisprudencia ha señalado que la enumeración de las fuentes de las obligaciones a que alude
el artículo 1437 es taxativa. Por lo tanto, para nuestros Tribunales no existen otras fuentes de las
obligaciones que las mencionas por dicha disposición y cualquier figura jurídica que genere
obligaciones, forzosamente debe encuadrarse dentro de alguna de las fuentes a que alude la
disposición in comento.
2ª Teoría.
Considera que sólo existen dos fuentes de las obligaciones, que serían el contrato y la ley. El resto
de las fuentes clásicas se encuadrarían en la ley.
3ª Teoría.
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Considera que además de las 5 fuentes clásicas, existirían, al menos, dos fuentes más que son la
declaración unilateral de voluntad y el enriquecimiento sin causa.
El crédito se adquiere en forma derivativa, cuando la obligación ya existía, pero con otro
acreedor y/o con otro deudor. Por Ej. Cuando se hace una cesión de crédito, en ese caso, el
cesionario está adquiriendo un crédito en forma derivativa; también hay adquisición derivativa en
la subrogación personal, que se presenta cuando cambia el sujeto activo o pasivo de la obligación.
Esto no se debe confundir con la novación, la cual extingue la primitiva obligación.
Extracontractuales.
Emanan de otras fuentes de las obligaciones distintas al contrato; y así podemos distinguir las
obligaciones cuasi contractuales, delictuales, cuasi delictuales y legales.
Algunos autores agregan a esta clasificación las obligaciones precontractuales, que son las nacidas
en la formación del contrato.
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Las obligaciones naturales tienen su origen en el Derecho Romano. En él existían pactos que no
daban acciones, pero que cumplidas permitían retener lo pagado por ellas. Asimismo existían los
actos de los esclavos, que al no ser personas, no generaban acciones civiles, pero si
voluntariamente se cumplían, no se podía exigir la repetición; Lo mismo acontecía con los actos
de los hijos de familia.
La posición de nuestro Código Civil es la clásica, es decir, para nuestra legislación la obligación
natural es una obligación jurídica, que se diferencia del deber moral, por estar regulada en la ley.
El que cumple un deber moral efectúa una liberalidad; En cambio, el que cumple con una
obligación natural, cumple con una obligación propiamente tal. Lo único que tienen en común la
obligación natural con el deber moral, es que su cumplimiento está entregado a la conciencia del
deudor.
En definitiva, para nuestro Código, la obligación natural, si bien es imperfecta, es una obligación
jurídica.
El artículo 1470 enumera los casos de obligaciones naturales. Se discute, si esta enumeración es o
no taxativa. De cualquier manera, los autores han señalado que la intención del legislador fue
hacerla taxativa, porque éste empleó la expresión “tales son”.
Con todo, existen varios casos discutidos en la doctrina, de obligaciones naturales no consagrados
en este artículo.
Por razones didácticas, la enumeración del artículo 1470 se clasifica en dos grandes grupos: a
saber. a) Obligaciones naturales nulas o rescindibles. Que sería el caso de los números 1 y 3 del
artículo 1470.
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b) Obligaciones naturales civiles o degeneradas. Que serian los casos de los números 2 y 4 del
1470.
Estos casos del 1 y 3 del 1470 se tratan conjuntamente, porque en ambos hay actos afectos a
nulidad; que en el caso del N° 1 es relativa, y en el N° 3 es absoluta.
1470 N° 1 Se entiende que son obligaciones naturales, las contraídas por personas que adolecen
de una incapacidad, pero que tienen suficiente juicio y discernimiento.
Dentro de los relativamente incapaces también debe excluirse el disipador interdicto, porque
carece de suficiente juicio y discernimiento para obligarse.
En conclusión, el N° 1 del art. 1470 sólo se refiere a aquellas obligaciones contraídas por los
menores adultos que son los únicos incapaces que tienen juicio y discernimiento.
Respecto a las incapacidades especiales, los actos de las personas afectas a ellas, tampoco
pueden generar obligaciones naturales, porque ellas no están legitimadas para actuar, y si de
hecho celebran el acto o contrato, este no produce obligación alguna, ni civil, ni natural.
Este N° 1 ha dado origen al problema de determinar, desde que momento existe la obligación
natural. Aquí existen dos posiciones, a saber: 1.- Los profesores Fueyo y Alessandri sostienen que
la obligación pasa a ser natural una vez que la rescisión (nulidad) ha sido judicialmente declarada,
porque hasta antes, el acto se considera válido y produce obligación civil, ya que de acuerdo a las
reglas generales, la nulidad sólo produce sus efectos cuando es declarada por sentencia
ejecutoriada.
Por lo tanto, para estos autores, si el menor adulto cumple la obligación antes de declararse la
nulidad del acto, estaría cumpliendo una obligación civil, y si la cumple después de haberse
declarado la nulidad, estaría cumpliendo una obligación natural.
2.- Una segunda posición, que es la mayoritaria y que aglutina, entre otros a los profesores Claro
Solar y Somarriva entre otros, consideran que en este caso, la obligación es siempre natural, por
las siguientes razones: * El N° 1 del art. 1470 dice que son obligaciones naturales “las
contraídas”, por lo que se está refiriendo al momento de nacer la obligación.
Porque el art. 2375 N° 1, ubicado en la fianza, niega la acción
de reembolso (por lo pagado) al fiador, cuando la obligación del
deudor principal es natural, sin que sea necesario que
previamente haya sentencia judicial. Lo que estaría
confirmando que la obligación debe considerarse natural desde
que se contrae.
1470 N° 3 En este caso la ley señala, que es obligación natural las que proceden de actos a que
faltan las solemnidades que la ley exige para que produzcan efectos civiles, y la ley pone como
ejemplo el caso del testamento que no se ha otorgado en la forma debida y que impone la
obligación de pagar un legado.
En este caso, si los herederos voluntariamente pagan el legado, pese a que el testamento es nulo
de nulidad absoluta, no podrán pedir la restitución, porque habrán cumplido con una obligación
natural.
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Los autores discuten si el N° 3 se refiere sólo a los Actos Jurídicos unilaterales o si también se
refiere a los bilaterales. Don Luis Claro Solar considera que se refiere a ambos tipos de actos,
porque el sólo hecho de haber citado como ej. un acto unilateral, no es motivo suficiente para
excluir a los bilaterales.
Sin embargo, para la mayoría de los autores (Alessandri, Fueyo, Somarriva, etc.) han considerado
que la ley se está refiriendo sólo a os Actos Jurídicos unilaterales, por las siguientes razones: * La
ley pone como ejemplo al testamento que es un acto jurídico unilateral.
Cuando la ley quiere referirse a los actos unilaterales y
bilaterales, habla de actos o contratos.
Si estuviesen incluidos los actos bilaterales se podrían producir
situaciones injustas, porque si una de las partes hubiese
cumplido con su obligación, no podría pedir la repetición,
porque habría cumplido con una obligación natural, pero a su
vez, esa parte no podría exigir a la otra el cumplimiento de su
obligación, porque el acto estaría afecto a un vicio de nulidad.
Otro problema que ha originado el número in comento es, al igual que en el caso anterior,
determinar desde cuando la obligación es natural (se dan los mismos argumentos que se vieron
en su oportunidad).
Aquí se discute, desde cuando la obligación es natural. Y hay 2 posiciones, a saber: * Los
profesores Claro Solar y Rozas, dicen que en este caso la obligación es natural una vez que ha
transcurrido el plazo de prescripción, sin importar si esta prescripción se ha reconocido o no por
sentencia judicial, y ello porque, el artículo 2514 señala que la prescripción extintiva sólo necesita
del transcurso del tiempo.
Otros autores como Somarriva y Alessandri, dicen que en este
caso la obligación va a ser natural una vez que la prescripción
sea reconocida por sentencia judicial, y ello porque, si bien la
prescripción opera de pleno derecho, debe ser alegada y por lo
tanto, antes de la sentencia judicial se estaría cumpliendo con
una obligación civil.
1470 N° 4 Señala que son obligaciones naturales, las que no han sido reconocidas en juicio por
falta de prueba. Para que en este caso la obligación se considere natural, deben darse los
siguientes requisitos copulativos. A saber: + Debe existir un juicio.
+ El deudor debe ser absuelto. Y,
+ Esta absolución se debe fundar, en que el acreedor no pueda probar la existencia de la
obligación.
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b) Que el que paga debe tener la libre administración de sus bienes. El pago es un acto
dispositivo y por lo tanto el que paga debe ser plenamente capaz.
a) El pago de la obligación natural debe hacerse en conformidad a la ley. Este requisito lo agrega
la doctrina. Y en relación al pago propiamente tal, se aplican las reglas generales en la materia.
2° Se puede novar. (art. 1630). Como se verá, la novación es un modo de extinguir las
obligaciones, por el cual se sustituye una obligación por otra, quedando la primera extinguida. La
obligación natural puede novarse por una civil o viceversa
3° Se puede caucionar. (art. 1472). La caución debe constituirla un tercero distinto del deudor,
porque si la constituye el deudor, como las cauciones acceden a la obligación principal, tendrán el
carácter de naturales y no se podrá exigir su cumplimiento. En cambio, si la caución la constituye
un tercero, la garantía será civil y podrá exigirse el cumplimiento de ella.
Respecto a la fianza, El art. 2338 permite que pueda acceder a una obligación natural, con las
siguientes particularidades: a) El fiador, por regla general tiene un “beneficio de excusión”, que
consiste en que le solicita al acreedor, que primero se dirija contra el deudor principal y sólo si él
no cumple, se dirija en su contra. Este beneficio no lo tiene el fiador de una obligación natural.
Arts. 2357 y 2358 3ª.
b) Una vez que el fiador pago al acreedor, cuando la obligación principal es natural, el fiador no
tiene acción de reembolso. Art. 2375 N° 1.
4° La cosa juzgada respecto a la obligación civil, no se extiende a la obligación natural, por esto
la sentencia que rechaza la acción no extingue la obligación natural. Art. 1471.
Uno de los requisitos necesarios para que opere, es que ambas obligaciones sean actualmente
exigibles, por lo tanto, la compensación no opera respecto de las obligaciones naturales, porque
ellas no son actualmente exigibles y además, porque en ellas el pago debe ser voluntario y en la
compensación, el pago opera por el sólo ministerio de la ley.
El art. 99 señala que se si se pacta una pena o multa para el caso de no cumplirse la promesa, no
puede exigirse su cumplimiento, pero si se paga, se puede retener lo pagado.
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Para algunos autores, como don Fernando Fueyo, este sería un caso de obligación natural, porque
se daría el efecto de la irrepetibilidad, que es propio de este tipo de obligaciones. Sin embargo, la
mayoría de los autores como Alessandri, Somarriva y Claro Solar, consideran que la irrepetibilidad
está consagrada como una sanción para el esposo incumplidor, pero no como una obligación
natural. Y agregan, que fue la propia ley la que señaló que las esponsales no produce obligación
alguna, y no distinguió entre obligaciones ni civiles, ni naturales.
2° En el pago por objeto o causa ilícita, a sabiendas. El art. 1468 establece que no podrá
repetirse lo que se haya dado o pagado por un objeto o causa ilícita a sabiendas.
Sin embargo, si un heredero voluntariamente paga más deudas de las que corresponde, en virtud
de este beneficio no tiene derecho a pedir la repetición.
Mayoritariamente se piensa, que no hay obligaciones naturales, sino que una renuncia al beneficio
de inventario.
Pero si el deudor paga más deudas de las autorizadas por el Juez, no existe derecho a repetición,
y en este caso, al igual que en el anterior, se dice que existe una renuncia al beneficio, no habrá
obligación natural.
5° En el juego y la apuesta. Son contratos aleatorios y se clasifican en: a) juegos de azar, los
cuales están prohibidos por la ley, hay objeto ilícito. Art. 2259
b) juegos de destreza corporal que dan acción para exigir su cumplimiento y excepción para
retener lo pagado. Producen obligaciones civiles de acuerdo con el art. 2263.
c) Juegos de destreza intelectual. (ajedrez).Estos juegos no dan acción para exigir su
cumplimiento, pero conceden excepción para retener lo pagado y la mayoría de los autores
considera que en este caso, existe una obligación natural. Art. 2260.
Concepto. -
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La obligación positiva es aquella en que su objeto consiste en una prestación, que
puede ser dar o hacer, y es negativa, cuando su objeto consiste en una abstención -
no hacer- .
Importancia de la clasificación. -
Cuando la obligación es positiva es necesario poner en mora al deudor para que éste
quede obligado a la indemnización de perjuicios. Sólo desde que el deudor es cons-
tituido en mora debe indemnización de perjuicios. -
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Obligaciones positivas. -
El elemento característico de estas obligaciones esta constituido por las modalidades, que son
elementos accidentales que las partes incorporan a un Acto Jurídico para alterar los efectos
normales de las obligaciones que nazcan de él.
Aún más, hay ciertos actos jurídicos en que la modalidad constituye un elemento esencial del
mismo, como en el caso del contrato de promesa, a que se refiere el art. 1554. Este precepto le
impone para su validez una serie de requisitos, entre ellos que “la promesa contenga un plazo o
condición que fije la época de la celebración del contrato” prometido. Si no acompaña a la
promesa una de las modalidades que exige la disposición, ella es nula absolutamente. En
consecuencia, es requisito esencial de este contrato una modalidad.
Con todo, como las modalidades son excepcionales, no se presumen, salvo las situaciones
esbozadas; no pueden interpretarse por analogía, sino que restrictivamente.
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Campo de aplicación de las modalidades.
Para determinar el campo de aplicación de las modalidades es preciso distinguir entre los actos
patrimoniales y de familia.
Los primeros, donde impera la voluntad de las partes y el legislador se limita normalmente a
suplirla cuando no la han manifestado, admiten por regla general toda clase de modalidades.
Obligaciones a Plazo.
El artículo 1494 define el plazo diciendo que “El plazo es la época que se fija para el cumplimiento
de la obligación”.
Esta definición ha sido criticada por la doctrina, porque sólo se refiere al plazo suspensivo, sin
comprender al extintivo, y por esto, se ha dicho que el concepto más completo de plazo, es el que
dice que es “un hecho futuro y cierto del cual depende la exigibilidad o extinción de un derecho”.
El plazo al ser un hecho futuro y cierto, existe certeza que va a ocurrir, es ineludible que llegará, y
por esto es que no pueden existir plazos fallidos, su estado sólo puede ser, pendiente y cumplido.
Lo normal es que el plazo sea determinado. Uno de los pocos plazos indeterminados es el día de
la muerte de una persona Art. 1081 inc. 2°. Se sabe que tal sujeto debe morir, por lo cual hay
certidumbre en el hecho, pero se ignora cuando.
El plazo es no fatal cuando, no obstante, haberse cumplido el plazo, el derecho aún puede
ejercerse en forma válida.
3° Plazo Expreso y Tácito. De acuerdo al artículo 1494, inc. 1°, el plazo es expreso cuando se
establece en términos formales y explícitos; y es tácito, el indispensable para cumplirlo.
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Algunos ejemplos en materia civil. El plazo de 24 horas del pacto comisorio calificado. Art. 1879;
El caso del albacea, el cual debe cumplir su encargo en el plazo que el testador fije, y si nada
señala, la ley le fija un plazo de un año. Art. 1304.
Plazo Judicial. Es el más excepcional de todos; la regla general, es que el Juez no pueda fijar
plazos, sólo puede interpretar el plazo concebido en términos oscuros o vagos; y de acuerdo al
artículo 1494, inc. 2°, el Juez sólo puede fijar plazos, cuando la ley expresamente lo autoriza. Por
ej. en las prestaciones mutuas de la acción reivindicatoria, el art. 904 establece que el poseedor
vencido “restituirá la cosa en el plazo que el Juez señalare”. Otro caso es en el modo, porque de
acuerdo al art. 1094, se faculta al Juez para fijar el tiempo en que ha de cumplirse el modo, si el
testador no lo ha determinado.
5° Plazo Continuo y plazo Discontinuo. El Plazo Continuo, o de días corridos; corre sin
interrupción y de acuerdo al art. 50, constituyen la regla general.
Plazo Discontinuo, o de días hábiles; se suspenden o interrumpen por los días feriados, los que no
se toman en cuenta para el cómputo del plazo y constituyen la excepción.
6° Plazo Suspensivo y Extintivo. El plazo suspensivo está regulado en el art. 1494, inc. 1°,
porque el concepto que la ley da en este art. del plazo, se refiere justamente al plazo suspensivo;
y consiste en un hecho futuro y cierto del que depende la exigibilidad o ejercicio de un derecho.
Plazo Extintivo. Consiste en un hecho futuro y cierto del que depende la extinción de un derecho.
La ley no definió este plazo y tampoco lo menciona en el art. 1567, entre los modos de extinguir.
Sin embargo, existe acuerdo en considerar que el plazo extintivo es un modo de extinguir. La ley
no dedica ningún art. para hablar de este plazo en general, reglamentándolo en los distintos
contratos, arrendamiento, sociedad, mandato, etc.
Consecuencia de esto. a) Lo que se paga antes de cumplirse el plazo, no está sujeto a restitución,
porque se está cumpliendo con una obligación que existe (art. 1495).
Esto es diferente de lo que ocurre en la condición suspensiva, porque en ella si se puede pedir la
repetición, ya que si se paga antes de cumplirse la condición, el derecho todavía no existe. Art.
1485.
La regla de que el deudor a plazo no puede repetir lo pagado antes de su vencimiento tiene una
excepción en el inciso 2° del artículo 1495 en los “plazos que tienen el valor de condición”. Hay
una evidente impropiedad de lenguaje del legislador al decir que hay plazos que tienen el valor de
condiciones; el precepto quiso referirse a la situación prevista en el artículo 1085, en que existe
una condición impuesta por la ley; en consecuencia el derecho y la obligación están sujetos a
condición suspensiva y por ello procede la repetición de lo dado o pagado antes de cumplirse.
b) El acreedor a plazo puede impetrar medidas conservativas. Esto no lo dice expresamente la
ley; sin embargo, de acuerdo al artículo 1492, inc. 3°, el acreedor condicional tiene esta facultad
y la jurisprudencia ha señalado que sí el acreedor condicional, que aún no tiene el derecho, puede
impetrar estas medidas, con mayor razón lo puede hacer el acreedor a plazo cuyo derecho ya
existe.
c) El derecho y la obligación a plazo se transmiten. Art. 1084.
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c) La obligación a plazo no se puede compensar, ya que u requisito de la
compensación es que ambas obligaciones sean actualmente exigibles y la obligación a plazo, no
es actualmente exigible.
d) Si bien el derecho existe, como se dijo, no puede exigirse, y de ahí que el acreedor
no puede demandar el cumplimiento, el deudor no está en mora mientras no se cumpla el plazo,
no está corriendo la prescripción.
2.- Efectos del plazo suspensivo a su vencimiento. Cumplido el término se extingue el único
efecto que la existencia de un plazo pendiente provocaba; el acreedor puede exigir ya el
cumplimiento, y en consecuencia: a) Comienza a correr la prescripción, que de acuerdo al inc.
final del art. 2514 se cuenta desde que la obligación se hizo exigible.
b) Puede operar la compensación, que supone, como se dijo, entre otros requisitos, que las
deudas que se extinguen por este medio sean exigibles.
c) Si el plazo es convencional, por regla general a su sola llegada el deudor queda constituido en
mora si no cumple su obligación. Art. 1551, N° 1.
2.- Renuncia del plazo. El plazo es renunciable, puesto que se ha establecido en favor de una o
ambas partes, de acuerdo a la regla general del artículo 12.
Corresponderá el derecho a renunciar el plazo a aquél en cuyo beneficio se encuentre establecido,
y al respecto lo normal será que el término aproveche al deudor, pero también puede hacerlo el
acreedor.
El artículo 1497 se refiere a la renuncia del deudor, porque habitualmente es el único interesado
en el plazo, y por ello se le permite, por regla general, salvo en los siguientes casos: Cuando el
testador lo prohibió; o cuando las partes convienen lo contrario; o cuando el plazo beneficie al
acreedor. Ej. el mutuo con intereses, aunque la ley permite al deudor renunciar al plazo, pero
pagando todos los intereses.
3.- La caducidad del plazo. Consiste en la extinción anticipada de éste en los casos previstos
por las partes o señalados por la ley. O sea, no obstante no haber transcurrido íntegramente el
término, el acreedor puede exigir el cumplimiento anticipado de la obligación, porque ciertas
situaciones producidas, especialmente en relación a la solvencia del deudor, hacen temer que de
esperarse el vencimiento, el acreedor no pueda ya cobrar íntegro su crédito. Es pues, una
institución establecida en beneficio del acreedor y en protección a su acreencia.
Caducidad convencional.
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Se produce en los casos expresamente previstos en el contrato, esto es, el acreedor se reserva el
derecho a exigir anticipadamente el todo o parte de la obligación en el evento de cumplirse alguna
condición.
El caso más común de caducidad convencional se encuentra en los pagarés; en ellos normalmente
se pacta que en el caso de incumplimiento de una cuota, se hace exigible toda la obligación, como
si fuese de plazo vencido. (cláusula de aceleración).
Caducidad Legal.
Se presenta en los dos casos del artículo 1496. A saber: cuando el deudor es constituido en
quiebra o se encuentra en notoria insolvencia; o, en el caso de perdida o disminución de las
cauciones del crédito.
1.- Quiebra o notoria insolvencia del deudor. Son dos las situaciones, muy relacionadas, pero
que no deben confundirse, las que contempla la disposición: La quiebra, es una situación jurídica
o de derecho, ya que necesita una sentencia judicial; la Insolvencia, es una situación de hecho
que se presenta cuando el pasivo de una persona es mayor que su activo.
Si el deudor es declarado en quiebra o se encuentra en notoria insolvencia, la ley considera que
no tiene sentido que el acreedor espere el vencimiento del plazo, porque dada la situación
patrimonial del deudor, lo más probable es, que él no cumpla con su obligación, y mientras más
tiempo transcurra, más se perjudicará al acreedor.
2.- Pérdida o disminución de las cauciones. El N° 2 del artículo 1496 permite al acreedor
cobrar su crédito, no obstante existir plazo pendiente, “el deudor cuyas cauciones, por hecho o
culpa suya, se han extinguido o disminuido considerablemente de valor”.
El legislador considera que el acreedor ha otorgado el crédito por la seguridad que le conferían las
garantías establecidas; si ellas desaparecen o disminuyen considerablemente, existe el justo
temor de que el acreedor no pueda cobrar en su oportunidad, y por ello se le permite hacerlo
anticipadamente.
Pero la caducidad no es irrevocable; nuestro Código, a diferencia del francés, le permite al deudor
atajarla “renovando o mejorando las cauciones”, esto es, otorgando nuevas garantías o
aumentando las disminuidas. Con ello ha desaparecido el peligro para el acreedor y ya no se
justifica la caducidad del plazo.
Con todo, para que ella tenga lugar, el precepto presupone la concurrencia de tres circunstancias:
a) Que el crédito tenga cauciones, de acuerdo al concepto de estas del artículo 46.
b) Que estas cauciones se hayan extinguido o disminuido considerablemente de valor. Ej. si se
hipoteca una casa y ésta se incendia.
c)....La extinción o la disminución deben ser imputables al deudor, ya que el precepto exige el
hecho o culpa suyos. Si ellas se deben a caso fortuito, no caduca el plazo, salvo el caso de la
hipoteca, pues el art. 2427 no exige este requisito y no hace distinción alguna. Este criterio ha
sido avalado por nuestra Corte Suprema.
Obligaciones Condicionales.
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De acuerdo al artículo 1473 “es obligación condicional la que depende de una condición, esto es,
de un acontecimiento futuro que puede suceder o no”. Este mismo concepto se repite en el
artículo 1070.
Agregando los efectos de ella, se la define habitualmente en base a estos preceptos como el
hecho futuro e incierto del cual depende el nacimiento o extinción de un derecho.
De acuerdo a la definición dada, dos son los elementos de la condición: a) Que sea un hecho
futuro. (elemento común con el plazo). Si el hecho en que consiste la condición es presente o
pasado, el legislador previó la situación en el art. 1071, para las asignaciones condicionales,
aplicable a las obligaciones por la remisión general del art. 1493. no hay condición y habrá que
distinguir dos situaciones. Si el hecho presente o pasado ocurrió, la condición se mira como no
escrita y el acto se considerará como puro y simple. Y si el hecho presente o pasado no ocurrió, la
disposición no vale.
b) Debe ser un hecho incierto. Es el elemento que distingue precisamente la condición de las
demás modalidades. El hecho puede ocurrir o no, según las circunstancias. Y esta es una de las
grandes diferencias con el plazo. La condición puede estar fallida a diferencia del plazo en que
nunca es fallido.
Clasificación de la condición.
1.- Condición Suspensiva.- De acuerdo a lo que dispone el art. 1479 “la condición se llama
suspensiva, si mientras no se cumple, suspende la adquisición de un derecho”.
Condición resolutoria. De a cuerdo al mismo art. “la condición es resolutoria cuando por su
cumplimiento se extingue un derecho”
2.- Condición Positiva. De acuerdo al art. 1474 es aquella que consiste en acontecer una cosa.
2.1- Condición Negativa. De acuerdo al mismo art. es aquella que consiste en que una cosa no
acontezca.
Esta clasificación por sí sola no tiene mayor trascendencia; viene a adquirirla en relación a la
posibilidad y licitud de la condición.
En efecto, de acuerdo al art. 1475, la condición positiva debe ser física y moralmente posible.
Es moralmente imposible, cuando el hecho en que consiste es prohibido por la ley u opuesto a las
buenas costumbres o el orden público.
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La condición, si es positiva y es física y moralmente posible, tiene pleno valor. En cambio, si es
física o moralmente imposible, para determinar su valor hay que distinguir, según sea suspensiva
o resolutoria.
Si es resolutoria, el mismo art. 1480, en su inc. final, considera como no escrita la condición, y
por lo tanto, la obligación se considera pura y simple.
Con todo, en este caso, la condición negativa física o moralmente imposible tiene distintos
valores. A saber: Si es físicamente imposible, la obligación es pura y simple, se entiende que no
hay condición. Ej. te doy $ un millón si no vuelas por ti mismo.
Si la condición es moralmente imposible, se vicia la disposición, es nula toda la obligación. En este
caso la obligación debería ser pura y simple, pero la ley señala que la obligación se vicia, porque
estima que el hecho de ofrecer algo a cambio de no ejecutar un hecho moralmente imposible,
constituye también una inmoralidad.
En esta norma hay una particularidad, lo normal es que la nulidad se produzca cuando falta un
elemento esencial del acto o contrato, pero en este caso, falta un elemento accidental, como es
una condición y se produce la nulidad.
Condición Tácita. Cuando la subentiende la ley sin necesidad de una estipulación expresa. El ej.
más común es la condición resolutoria tácita.
Estas constituyen la regla general, y en principio puede cumplirse en cualquier momento, de tal
suerte que, sólo estará fallida cuando es evidente que no puede cumplirse. Y decimos en principio,
porque se ha discutido si realmente ella no tiene límites, si puede acontecer en cualquier época,
pasen los años que transcurran, o si por el contrario, existe un plazo tope, vencido el cual, toda
condición, aunque sea indeterminada, se considera fallida si no se ha cumplido dentro de él.
A este respecto, fue la propia ley la que se encargó de establecer un plazo en esta materia. Y los
autores lo fundan en el propio mensaje del Código Civil; en él, don A. Bello señalaba que toda
condición se reputaba fallida si tarda más de 30 años en verificarse. Estos 30 años constituían el
primitivo plazo de prescripción, que después fue modificado y quedó en 15 años y luego otra vez
se redujo, quedando en 10 y 5 años que es el plazo actual.
La doctrina discute en que plazo se tiene por fallida una condición indeterminada.
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Hay dos posiciones. A saber: a). Se sostiene que el plazo en que se tiene que tener por fallida
una condición indeterminada es de 5 años, porque en el fideicomiso, el art. 739 señala que toda
condición de que dependa la restitución del fideicomiso y que tarde más de 5 años en cumplirse,
se tendrá por fallida.
b) Otros señalan, que esta es una norma especial, dada para el fideicomiso. Se afirma que la
condición indeterminada se tendrá por fallida en el plazo de 10 años.
Sus seguidores se apoyan en lo que establece el artículo 962, en virtud del cual, para suceder por
causa de muerte, es necesario existir al momento de morir el causante, sin embargo, se
considerarán válidas las asignaciones que se dejan a alguien que no existe, pero que se espera
lleguen a existir, siempre que lo haga dentro de los siguientes 10 años.
Sin embargo, se contra argumenta, en apoyo de la primera opinión, señalando que en muchas
oportunidades el legislador consagra normas generales en instituciones especificas. Por ej. la
buena fe.
Con todo, la segunda opinión es la mayoritaria.
Condición Mixta. La norma in comento señala que es la que en parte depende de la voluntad del
acreedor y en parte de la voluntad de un tercero o de un acaso. Pero también es condición mixta
la que depende en parte de la voluntad del deudor y por esto es más propio decir que la condición
mixta es aquella que en parte depende de la voluntad del acreedor o del deudor y en parte de la
voluntad de un tercero o de un acaso. Ej. te doy mi auto si te casas con María
Valor de estas condiciones. Las condiciones causales y mixtas siempre son válidas y respecto
de las potestativas, hay que distinguir. (art. 1478).
Condiciones mera o puramente potestativas. Están reguladas en el art. 1478, inc. 1° y son
aquellas que dependen de la sola voluntad, del capricho del acreedor o del deudor.
Si la condición meramente potestativa depende del mero capricho del deudor, no vale, porque
falta la seriedad en la voluntad. Ej. te doy mi auto si quiero. Si depende del mero capricho del
acreedor, vale la condición. Ej. te doy mi auto si quieres; el pacto de retroventa del art. 1881
Condición simplemente potestativa. Es la que depende de un hecho voluntario del acreedor o del
deudor; y de acuerdo al art. 1478, inc. final, estas condiciones siempre valen. Te doy mi auto si
viajo.
Es bastante sutil la diferencia entre unas y otras, pero de gran importancia. En ambas se depende
de la voluntad de las partes, pero en las simplemente potestativas no es la sola voluntad, sino que
también concurren circunstancias exteriores.
Efectos de la condición.
Hay que distinguir según el estado en que se encuentre la condición. A saber: Pendiente;
cumplida y fallida.
Condición Fallida. Se refiere al punto el art. 1482, y es necesario efectuar un doble distingo,
según si la condición es positiva o negativa, determinada o indeterminada.
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La condición positiva determinada falla si transcurre el plazo convenido dentro del cual la
condición debió verificarse y ello no ha ocurrido, o bien, no ha transcurrido aún el término, pero
ya es imposible que el hecho ocurra. Ej. te regalo mi auto si te recibes de abogado en 3 años y
ellos pasan sin obtenerse el título o el acreedor fallece antes que transcurra todo el plazo.
Condición cumplida. La condición se considera cumplida, a demás del caso excepcional recién
señalado, en los siguientes, a saber: a) Si la condición es positiva, está cumplida cuando acontece
el hecho futuro e incierto.
b) Si la condición es negativa, para determinar cuando está cumplida, hay que distinguir: si es
determinada, se considera cumplida cuando transcurre el plazo preestablecido sin que el hecho
acontezca. Ej. te doy mi auto, si no te casas antes de 2 años, y ellos pasan sin celebrarse el
matrimonio. Asimismo, también se considera cumplida, cuando sin transcurrir el plazo, ha llegado
a ser cierto que el hecho nunca va a suceder. Ej. el mismo anterior, pero el matrimonio debe
verificarse con una persona determinada, y esta fallece antes de cumplirse el plazo.
Si la condición negativa es indeterminada, se considera cumplida cuando llega a ser cierto que el
hecho no va a suceder o transcurren 10 años sin que el hecho suceda. Ej. vale el último señalado.
En efecto, el art. 1483 señala que la condición debe cumplirse del modo en que las partes lo han
entendido: Por lo tanto, hay que recurrir a la intención de las partes; el precepto hace aplicar a
las condiciones, la regla general de interpretación de los contratos (art. 1560). Pero el art. 1484
señala que la condición debe cumplirse literalmente, lo que pareciera contradictorio con la norma
anterior.
La doctrina ha señalado que la condición debe cumplirse según lo convenido por las partes, y
agrega que la norma del artículo 1484 tiene una razón histórica, porque en el Derecho Romano,
se permitía el cumplimiento de la condición por equivalencia, y con esta norma se quiso aclarar,
de un modo expreso, que nuestra legislación no acepta el cumplimiento de la condición por
equivalencia.
Por último, la condición debe cumplirse íntegramente. Así lo señala el inc. 1°, del art. 1485.
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exigir la cosa, pero en el intertanto, mientras estuvo pendiente la condición, el deudor tuvo en su
poder la cosa debida bajo condición.
El principio de la retroactividad de la condición hace suponer, por una ficción legal, que cumplida
la condición suspensiva, el derecho del acreedor no existe sólo desde el momento en que se
verifica el hecho en que consiste la condición, sino desde la celebración del acto o contrato en
donde se convino la condición. Si la condición es resolutoria, se supone que cumplida la condición
el deudor jamás tuvo la cosa en su poder bajo condición de restituirla, ella siempre ha estado en
manos del acreedor.
En conclusión, en virtud de la retroactividad el acto condicional no ha existido como tal, ella hace
desaparecer el estado de pendencia como si nunca hubiera existido y, en consecuencia, todos los
actos realizados por el deudor en el tiempo intermedio.
Este principio de la retroactividad, es una defensa para el acreedor condicional, que así no se ve
perjudicado en sus derechos a la época de cumplirse la condición por los actos que el deudor
pueda haber realizado en el tiempo intermedio, pero es, en cambio, un grave inconveniente para
los terceros, pues verán afectados los actos o contratos celebrados con el deudor mientras la
condición estuvo pendiente. Ello puede llevarlos a abstenerse de contratar, con lo cual se entraba
la libre circulación de los bienes, que es un anhelo del legislador.
Situación en nuestra legislación. En ella no existe ninguna norma que consagre expresamente
la retroactividad o irretroactividad de la condición, a diferencia de lo que ocurre en el CC. francés,
donde el art. 1179 consagra expresamente la retroactividad de la condición.
Nuestro Código en oportunidades hace operar la condición con efecto retroactivo; y en otras sin
dicho efecto.
Casos en que nuestro código hace operar la condición con efecto retroactivo.
1.- Artículo 1486, inciso 2°, 1ª parte, Este art. señala que pertenecen al acreedor los
aumentos, mejoras, deterioros y perdidas fortuitas que haya experimentado toda la cosa debida
antes de cumplirse la condición. Por lo tanto, se entiende que el acreedor siempre ha sido dueño;
que el deudor nunca ha tenido la cosa en su poder, y por eso, todos los aumentos y pérdidas
fortuitos son de cargo del acreedor.
2.- Artículos 1490 y 1491. Estos artículos consagran la misma regla. La primera disposición se
refiere a los bienes muebles; y la segunda a los inmuebles.
Con todo, estas normas tiene la particularidad de que hacen operar la condición con o sin efecto
retroactivo. En efecto, si el deudor condicional constituye sobre la cosa gravámenes o la enajena y
los terceros se encuentran de buena fe, la ley señala que el acreedor no tiene la acción
reivindicatoria; y, por lo tanto, los gravámenes y enajenaciones subsisten, de manera que en este
caso la condición opera sin efecto retroactivo. Se entiende que el deudor estaba facultado para
constituir el gravamen o la enajenación respectiva. Ahora bien, si los terceros se encuentran de
mala fe, el acreedor tiene acción reivindicatoria en su contra; y, por lo tanto, la condición opera
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con efecto retroactivo y se entiende que el deudor no estaba facultado para constituir el gravamen
o la enajenación.
3.- Artículo 2413, ubicado en la hipoteca, señala que esta se puede constituir bajo condición
suspensiva, y en este caso la hipoteca valdrá cuando se cumpla la condición, pero cumplida ella,
la fecha de la hipoteca será la del día de su inscripción y no la del día en que se cumplió la
condición. Cumplida la condición, retrotrae la fecha de la hipoteca a la de su inscripción. Por lo
tanto, opera con efecto retroactivo.
2.- Artículo 1488, señala que cumplida una condición no se deben los frutos percibidos en el
tiempo intermedio, a menos que la ley, el testador, el donante o las partes hayan convenido lo
contrario. Si se aceptara la retroactividad, como se entenderá que el acreedor siempre fue dueño,
el deudor debería restituir los frutos, pero la ley señala que los frutos no se restituyen; por lo
tanto, se reconoce el derecho del deudor y la condición opera sin efecto retroactivo.
3.- Artículos 1490 y 1491, cuando los terceros poseedores están de buena fe, el acreedor no
tiene la acción reivindicatoria. En estas circunstancias la condición opera sin efecto retroactivo,
porque se le reconoce el derecho que tenía el deudor para constituir el gravamen o la
enajenación.
4.- La condición opera sin efecto retroactivo respecto de los actos de administración del deudor
condicional celebrados en el tiempo intermedio. Esto no lo dice ninguna norma expresa, pero toda
la doctrina considera como válidos estos actos y, por lo tanto, se reconoce el derecho del deudor
para haberlos celebrado.
En la obligación genérica, normalmente no habrá problema alguno, porque el género por regla
general ni perece, ni aumenta, ni se deteriora. Por lo tanto, el deudor cumple su obligación
entregando una cosa del respectivo género.
No ocurre lo mismo en las obligaciones de especie o cuerpo cierto, pues respecto de ésta, pueden
haber ocurrido, mientras la condición estuvo pendiente, una serie de acontecimientos que
analizaremos a continuación, a saber: 1.- La cosa puede haber experimentado mejoras y
aumentos;
2.- La misma pudo haber sufrido deterioros;
3.- Es posible que haya producido frutos;
4.- Pudo haberse destruido, y;
5.- Puede haber sido enajenada o gravada por el deudor condicional.
1.- Los aumentos y mejoras que haya experimentado la cosa. De acuerdo a lo que señala el
artículo 1486, inciso 2°, parte 1ª, la disposición es una aplicación lisa y llana del principio de la
retroactividad de la condición cumplida.
Esta norma se critica, porque se dice que puede ser fuente de enriquecimiento injusto; ya que
incluso en las prestaciones mutuas, cuando el deudor está de mala fe, se le abonan las mejoras
necesarias. Y aquí, el deudor no tiene derecho a que se le abone ninguna mejora.
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Con todo, se intenta justificar esta norma, argumentando en el sentido, que es el acreedor el que
sufre los eventuales deterioros y pérdidas fortuitos de la cosa, por lo tanto, es justo que se
beneficie con las mejoras.
2.- Deterioros y disminuciones de la cosa. En este caso hay que distinguir: a) De acuerdo al
art. 1486, inciso 2°, parte 1ª, si los deterioros son fortuitos, los sufre íntegramente el acreedor.
b) Si los deterioros son culpables, se altera la regla anterior y los sufre el deudor. Art. 1486,
inciso 2°, parte final. En este caso, el acreedor tiene el derecho alternativo del art. 1489, es decir,
el acreedor puede pedir el cumplimiento o la resolución, en ambos casos con indemnización de
perjuicios.
3.- Los frutos pertenecen al deudor. Lo dice el artículo 1488, en relación a la condición
resolutoria; y el art. 1078 aplicable a las obligaciones por la referencia general del art. 1493, para
las condiciones suspensivas.
En este caso hay una absoluta negación de la retroactividad, por evidentes razones de equidad,
porque si el deudor tuvo la cosa en su poder, la cuidó y conservó, es justo que se quede con los
frutos.
Sin embargo, los frutos pueden corresponder al acreedor si la ley, el testador o las partes, según
los casos, lo han dispuesto así o convenido, respectivamente. Ej. de un caso en que la ley lo
ordena, la del art. 1875, en la resolución de la compraventa por no pago del precio.
4.- Perdida de la cosa. Esta situación está reglamentada en el art. 1486, inciso 1°, el cual
distingue según si la perdida es fortuita o imputable al deudor condicional.
En todos los casos, debe tenerse presente lo dispuesto en el inciso final del precepto: “todo lo que
destruye la aptitud de la cosa para el objeto a que según su naturaleza o según la convención se
destina, se entiende destruir la cosa”. Es un caso de pérdida parcial, pero que se asimila a la total,
por la razón que señala el precepto. Ej. si lo debido es un caballo de carrera y antes de la entrega
queda cojo, se ha destruido el animal, puesto que ha perdido su aptitud para el objeto a que se le
destina, las carreras. Esta norma se considera de aplicación general.
Ahora bien, si la pérdida es fortuita, se extingue la obligación. Art. 1486, inc. 1°. El deudor nada
debe entregar, ni tampoco está obligado a la indemnización de perjuicios, porque es ese el efecto
del caso fortuito: extinguir la obligación sin ulterior responsabilidad para el deudor.
Si la pérdida se debe a la culpa del deudor, y con mayor razón, al dolo, aunque el precepto no lo
diga, es obligado al precio y a la indemnización de perjuicios.
Condición Suspensiva.
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como el hecho futuro e incierto, del cual depende el nacimiento de un derecho y su obligación
correlativa.
Los efectos de la condición suspensiva varía según el estado en que ella se encuentre: si
pendiente, cumplida o fallida.
Efectos de la condición suspensiva pendiente. a) Ni el derecho ni la obligación existen, es el
efecto típico de la condición suspensiva. En consecuencia: + El acreedor no puede exigir el
cumplimiento de la obligación. Art. 1485, inc. 1°
+ El deudor puede pedir que se le restituya lo que pagó antes de cumplirse la condición. Art.
1485, inc. 2°. Esta es una diferencia con el plazo suspensivo.
+ El acreedor no puede ejercer la acción pauliana, que establece el art. 2468, ya que aún no tiene
la calidad de tal, y, en consecuencia, no lo perjudican los actos del deudor.
+ No hay obligación exigible. Por lo tanto, la prescripción no está corriendo; no hay novación
pendiente la obligación; no puede operar la compensación Y no puede haber mora del deudor.
b) El vínculo jurídico existe. No ha nacido el derecho y su obligación correspondiente, pero el acto
o contrato existe, y en consecuencia: + Al contraerse la obligación, deben cumplirse los requisitos
de existencia y validez del acto o contrato.
+ El deudor no puede retractarse.
+ La obligación condicional se rige por la ley vigente al momento de celebrarse el contrato.
c) El acreedor tiene una legítima expectativa de llegar a serlo, de llegar a adquirir el derecho, de
ser acreedor puro y simple.
Los autores a esta mera expectativa la llaman germen de derecho; derecho eventual, derecho
latente o derecho potencial.
En consecuencia: +El acreedor puede impetrar medidas conservativas. Art. 1492, inc. final.
+ El derecho y la obligación condicional se transmite a los herederos Art. 1492, inciso 1°. Por lo
tanto, este es otro caso en que la condición opera con efecto retroactivo, porque se entiende que
el derecho y la obligación existen desde que se celebro el acto o contrato y no desde que se
cumplió con la condición.
Con todo, esta regla tiene dos excepciones “no se aplica a las asignaciones testamentarias, ni a
las donaciones entre vivos”, art. 1492, inc. 2°. Esto porque tanto el asignatario, como el donatario
de condición suspensiva, deben existir al momento de cumplirse la condición. Y si no existen,
nada transmiten. La justificación de estas excepciones radica en que ambos son actos intuito
persona.
Efecto de la condición suspensiva fallida. Si la condición suspensiva falla quiere decir que el
derecho y su obligación correlativa no van ya a nacer, y por tanto, la expectativa que el acreedor
tenía se extingue.
Consecuencia de esto: a) El acreedor condicional, nunca podrá exigir el cumplimiento de la
obligación.
b) Las medidas conservativas que hubiere solicitado, quedan sin efecto.
c) Los actos de administración y disposición efectuados por el deudor, pendiente la condición,
quedan a firme.
Efectos de la condición suspensiva cumplida. Desde el momento que el hecho en que
consiste la condición acaece, nace el derecho del acreedor y la obligación correspondiente del
deudor. De allí: a) El acreedor puede exigir el cumplimiento, incluso forzado, de la obligación.
b) Si el deudor paga, cumple su obligación, y si el pago lo efectuó pendiente la condición, ya no
puede repetir lo dado o pagado.
c) Siendo la obligación exigible, comienza a correr el plazo de la prescripción extintiva, el
acreedor puede ejercer la acción pauliana, es posible la compensación, queda perfecta la
novación, el deudor puede ser colocado en mora.
d) El deudor condicional debe entregar la cosa debida condicionalmente y respecto a las mejoras;
deterioros, perdidas, frutos y enajenaciones, nos remitimos a lo visto.
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La Condición Resolutoria.
Según el artículo 1479 se llama resolutoria la condición “cuando por su cumplimiento se extingue
un derecho”, y habitualmente se la define como el hecho futuro e incierto del cual depende la
extinción de un derecho.
Ya hemos destacado lo que separa fundamentalmente la condición resolutoria de la suspensiva;
mientras en ésta el derecho no nace hasta que la condición se cumple, en la resolutoria ha nacido
desde un comienzo y produce todos sus efectos, sólo que uno y otros se encuentran amenazados
de resolución, esto es, de extinción. Y de esta circunstancia nacen todas las diferencias que hay
entre unas y otras.
Desde otro punto de vista hay una distinción más: la mayor importancia práctica de la condición
resolutoria, debida especialmente a un tipo de ella, la tácita, que va envuelta en todo contrato
bilateral para el caso de no cumplirse la contraprestación del otro contratante.
Fallida. Si la condición resolutoria falla, el derecho del deudor condicional pasa a ser puro y
simple, quedando a firme todos los actos efectuados por él mientras la condición estaba
pendiente.
Cumplida. Se extingue el derecho del que tenía la cosa bajo condición, y por ello el artículo 1567
N° 9 enumera la condición resolutoria como un modo de extinguir las obligaciones. Nace para él,
en cambio, la obligación de restituir (art. 1487), a cuyos efectos se aplican las normas ya
estudiadas en cuanto a mejoras, aumentos, deterioros y disminuciones, frutos y perdidas de las
cosas.
La unanimidad de los autores y la Jurisprudencia están de acuerdo que esta condición resolutoria
opera de pleno derecho, por el sólo hecho de cumplirse el evento de la condición. Toda condición
opera en principio de pleno derecho; se requiere disposición especial para que no sea así, y ello
ocurre en la condición resolutoria tácita. No existiendo nada semejante para la ordinaria, se aplica
la regla general, que es muy fácil de comprobar.
Del hecho de que la condición resolutoria ordinaria opere de pleno derecho, deriva otra
consecuencia: que produce efectos universales, y puede invocarla quien tenga interés en ella,
pues no proviene de una sentencia judicial de efectos relativos que la declare, sino de la ley.
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El artículo 1489 la establece. Y la podemos definir como “aquella que va envuelta en todo contrato
bilateral, y en que el hecho futuro e incierto que puede provocar la extinción del derecho de una
de las partes, es el incumplimiento de sus obligaciones”. La condición resolutoria tácita se funda
en la falta de cumplimiento por el deudor.
El incumplimiento imputable de éste da un derecho alternativo al acreedor: o exigir el
cumplimiento o pedir la resolución, y en ambos casos con indemnización de perjuicios.
En esta condición se da un caso excepcional, puesto que es una situación donde la ley presume
una condición, pero esta presunción sólo se da en los contratos bilaterales; y, por lo tanto, si las
partes desean que esta condición opere en un contrato unilateral, deben estipularlo de un modo
expreso; y en ese caso, la condición resolutoria tácita toma el nombre de pacto comisorio.
Esta condición se ha establecido para proteger al acreedor, es decir, a la parte que cumplió o que
esta llana a hacerlo, ya que en virtud de ella, si la otra parte no cumple, se podrá pedir o la
resolución o la ejecución forzada y en ambos casos con indemnización de perjuicios.
Fundamento.
Mucho se ha discutido sobre el fundamento de la condición resolutoria tácita, y se han dado
numerosas justificaciones al respecto:
1.- La equidad. Es evidente la razón de equidad y justicia que hay en que si una de las partes no
cumple su obligación en un contrato bilateral, la otra puede a su vez desligarse del vínculo
jurídico, dejando sin efecto el contrato.
2.- La voluntad presunta de las partes. Se dice también que el legislador interpreta la
voluntad presunta de las partes, pues parece lógico concluir que el contratante diligente no desea
seguir ligado con quien no ha cumplido su obligación, y esta intención ha estado presente al
otorgarse el contrato.
3.- La causa. Para Capitant, y sus seguidores, la condición resolutoria tácita es una aplicación de
la teoría de la causa: Para estos autores, en los contratos bilaterales la causa de la obligación de
una de las partes, es la recíproca obligación de la contraparte; si ella no se cumple, no habría
causa para el cumplimiento del otro contratante.
Se ha rebatido esta teoría diciendo, que el contratante diligente tiene una opción para pedir el
cumplimiento, y si puede hacerlo, es porque el contrato tiene causa.
A mayor abundamiento, existe otro argumento aún más decisivo en contra de esta doctrina, y es
que la causa es requisito de validez del acto o contrato, y basta, en consecuencia, con que
concurra al momento de su otorgamiento. Si faltara la causa, la sanción sería la nulidad y no la
resolución. La verdad es que la causa existió, pues ambas partes contrajeron obligaciones, la una
en beneficio de la otra, y la resolución proviene del hecho de que una de ellas no cumplió.
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otra disposición que se vincula con ésta, cual es la del artículo 1552, que consagra la “excepción
de contrato no cumplido”, según la cual, no puede demandar el cumplimiento de un contrato la
parte que no ha cumplido o que no está llana a hacerlo. Esta disposición se basa en el aforismo
jurídico que dice “la mora purga la mora”, y se diferencia del artículo 1489, en el sentido que en el
caso del 1552, ninguna de las partes ha cumplido o se haya en condiciones de hacerlo; en cambio
en la condición resolutoria tácita, una de las partes cumplió con su obligación o está llana a
hacerlo.
1.- Que la condición resolutoria tácita tiene lugar únicamente en los contratos con prestaciones
recíprocas es una característica de la institución, como que deriva de su propio fundamento en la
interdependencia de las obligaciones recíprocas de las partes.
La ley lo dice expresamente en el artículo 1489, disposición que no podría aplicarse por analogía
por ser doblemente excepcional, en cuanto establece una modalidad, y más aún porque ella es
tácita.
Dentro de los contratos bilaterales, en cambio, se aplica a todos ellos. No hay duda, eso sí, que
principalmente tiene lugar en la compraventa, donde incluso se le reglamenta especialmente.
Situación de los contratos unilaterales. En general la resolución no puede tener lugar en los
contratos unilaterales, y normalmente se traducirá en una anticipación en el cumplimiento de la
obligación, una especie de caducidad del plazo por el incumplimiento. Por lo tanto, si en un
contrato unilateral, la parte que tenía que cumplir no lo hace, la otra no puede pedir la resolución,
pero tiene otros medios para proteger sus derechos. Todo lo anterior en el entendido que las
partes nada hayan señalado, porque ellas en virtud de la autonomía de la voluntad, son libres
para introducir en un contrato unilateral una condición resolutoria tácita, pero señalándolo
expresamente, en ese caso la condición resolutoria tácita toma el nombre de pacto comisorio.
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La resolución en los contratos de tracto sucesivo. La condición resolutoria tácita opera también en
estos contratos, si ellos son bilaterales, como el arrendamiento, pero toma el nombre especial de
terminación y no de resolución, porque produce efectos diferentes.
Lo que caracteriza a tales contratos es que las obligaciones de las partes se van cumpliendo y
renovando periódicamente, y por ello la terminación opera sólo hacia el futuro. El contrato se
extingue, deja de producir efectos, pero no se alteran los ya generados, ellos quedan a firme. Lo
que diferencia la terminación de la resolución es que ésta tiene efectos retroactivos de que carece
totalmente la primera.
La resolución no tiene lugar en la partición. La partición, aun cuando se haga por vía judicial, es
un acto complejo, que participa de ciertos caracteres del contrato, y desde luego puede ser fuente
de obligaciones para el adjudicatario, como por ejemplo, en el caso de la adjudicación con
alcances, esto es, si a un interesado se le dan bienes que exceden su cuota en la comunidad y
queda debiendo el saldo.
Hay unanimidad de los autores y jurisprudencia para negar a los demás interesados la acción
resolutoria, en el caso que el adjudicatario no pague los alcances. Las razones son varias: a)
Porque si bien la partición participa de ciertos caracteres del contrato, no lo es, y menos uno
bilateral.
b) Se opone igualmente el efecto declarativo de la partición, pues no obstante los alcances, se
supone que el adjudicatario ha sucedido directamente al causante y no ha adquirido el derecho de
sus comuneros.
c) El art. 1348 hizo aplicables a la partición las acciones de nulidad y rescisión, pero nada dijo de
la resolución; cierto que el art. 1353 agrega que si no puede o no quiere intentarlas, el comunero
conservará los otros recursos legales para ser indemnizado, pero la acción resolutoria no es
indemnizatoria.
2.- Que uno de los contratantes se encuentre en mora de cumplir. Es decir, la parte
incumplidora debe encontrarse en uno de los casos del artículo 1551.
3.- Que el incumplimiento del deudor se deba a dolo o culpa. Es decir, debe tratarse de un
incumplimiento imputable. Este requisito está muy vinculado con el anterior, porque la mora
supone, necesariamente, la imputabilidad del incumplimiento.
No todo incumplimiento dará lugar a la resolución del contrato; debe ser voluntario e imputable,
esto es con culpa o dolo del deudor. Si es por caso fortuito o fuerza mayor no habrá lugar a la
resolución, porque la obligación se habrá extinguido por otro modo de poner término a las
obligaciones: la imposibilidad en el cumplimiento, que nuestro Código reglamenta bajo el nombre
de pérdida de la cosa debida.
4.- Que el acreedor haya cumplido con su obligación o esté llano a hacerlo. No lo dice
expresamente el artículo 1489, pero deriva de las disposiciones que rigen el incumplimiento. De lo
contrario, el deudor podrá oponerle la excepción de contrato no cumplido del art. 1552.
5.- Que se declare por Sentencia Judicial. Como se dijo, la condición resolutoria tácita no
opera de pleno derecho, no existe ninguna norma expresa del CC. que así lo señale, pero todos
los autores y la Jurisprudencia, están de acuerdo en que necesita una sentencia judicial, por los
siguientes motivos: a) El art. 1489 discurre sobre la base de que exista un juicio, y dice en su
inciso 2° “...podrá el otro contratante pedir...”
b) El C.P.C. le permite al deudor enervar u oponerse a la resolución, cumpliendo con su
obligación. En 1ª instancia, hasta antes de la citación a oír sentencia; y, en 2ª, hasta antes de la
vista de la causa.
Si la resolución se produjese de pleno derecho, el deudor no tendría esta facultad.
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c) Si operara de pleno derecho, la parte cumplidora, no tendría la alternativa de pedir la ejecución
forzada, porque si se puede pedir el cumplimiento de la obligación, es porque aún no se ha
producido la resolución del contrato.
b) El Pacto Comisorio
El Código se refiere al pacto comisorio en el párrafo 10 del título XXIII, del libro IV, que es el título
de la compraventa, artículos 1877 y siguientes.
Se le puede definir como “la condición resolutoria tácita expresada por las partes en el contrato”.
La ley reguló este pacto, para el caso en que el comprador en el contrato de compraventa no
pague el precio, sin embargo, todos los autores están de acuerdo en considerar que pese a que la
ley lo reguló sólo en ese caso, el pacto comisorio es de aplicación general, y por lo tanto, podrá
consagrarse en cualquier contrato, respecto de cualquiera de las obligaciones de las partes y no
sólo en la compraventa, y en ella podrá estipularse para cualquier tipo de incumplimiento y no
sólo para el caso del no pago del precio. Las principales razones para así concluirlo son varias, a
saber:
1.- Es sólo una razón histórica la que llevó al legislador a tratar el pacto comisorio en la
compraventa y referido a la obligación de pagar el precio, como un recuerdo de la ley comisoria
romana limitada a ella.
2.- Pero lo más importante es que esta estipulación aunque el legislador no la hubiere
contemplado expresamente, es perfectamente lícita, porque estamos en el terreno de la libertad
contractual.
3.- Las partes pueden estipular cualquier hecho posible y lícito como condición resolutoria, aún el
más caprichoso, ¿por qué no podrían convenir que lo fuera el incumplimiento de una obligación?.
Nada de raro tiene, pues, que los autores y jurisprudencia se inclinen en este sentido, y que la
cláusula sea muy frecuente en los arrendamientos y promesas de contrato.
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conviniendo que el contrato se resuelve de pleno derecho, de inmediato por el sólo
incumplimiento.
La diferencia, pues, estriba en que el pacto comisorio simple no altera las reglas ya estudiadas de
la condición resolutoria tácita, mientras que el calificado sí.
Naturalmente, no es necesario utilizar esta frase o expresión, sino cualquiera equivalente: sin
necesidad de juicio; inmediatamente, sin ulterior recurso, de pleno derecho, sin más trámite, etc.
Este pacto comisorio calificado, al igual que el simple, la ley lo reguló en la compraventa para el
caso del no pago del precio, y en esa situación, la ley, al igual que ocurría en el pacto comisorio
simple, se entromete en la voluntad de las partes, y pese a que ellas han manifestado en forma
expresa su ánimo de resolver el contrato, se permite que el deudor se oponga o enerve la
resolución, cumpliendo con su obligación, es decir, pagando el precio dentro de las 24 horas
siguientes a la notificación judicial de la demanda.
Cabe tener presente, que este plazo es el único de horas regulado en el CC. y se computa,
naturalmente, según la marcha del reloj. No es un plazo de un día.
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En este caso se discute, cuando se produce la resolución; si al dictar la sentencia, o si al
transcurrir las 24 horas. Lo que queda claro es, que no opera de pleno derecho y los argumentos
para concluir esto son: a) El art. 1878 permite al vendedor en el pacto comisorio optar, o por la
resolución, o por el pago del precio y esta disposición no distingue entre el pacto comisorio simple
o calificado, por lo tanto se concluye que se refiere a ambos. Y si el vendedor puede demandar el
pago del precio, es porque la resolución no ha operado de pleno derecho.
b) El artículo 1879 permite al comprador oponerse a la resolución pagando el precio dentro de las
24 horas siguientes a la notificación de la demanda y si el comprador puede oponerse a la
resolución, es porque ella no ha operado de pleno derecho.
+ La acción resolutoria que nace de la condición resolutoria tácita, tiene ciertas diferencias con la
que nace del pacto comisorio.
Sin embargo, una parte minoritaria de la doctrina considera que en este caso, el pacto comisorio
igual necesita sentencia judicial; y, agregan, que se debería aplicar el art. 1879 de manera que el
deudor podría oponerse a la resolución cumpliendo su obligación dentro de las 24 horas siguientes
a la notificación de la demanda. De cualquier manera, esta posición es minoritaria. La mayoría de
la doctrina y de la jurisprudencia, consideran que si el pacto comisorio calificado se estipula fuera
de los términos del art. 1879, no necesita sentencia judicial y la resolución en esos casos se
produce de pleno derecho; y dan las siguientes razones: a) Si las partes inequívocamente han
manifestado su intención de que se resuelva de inmediato el contrato, no hay motivo alguno para
desconocer la voluntad de las partes.
c) La ley reglamenta el pacto comisorio calificado en la compraventa para el caso del no pago del
precio, y señaló que en ese caso necesita sentencia judicial, pero en los demás casos, estas
normas no pueden aplicarse; por lo tanto, en ellos la resolución se produce de pleno derecho.
d) Si el pacto comisorio calificado, en los demás casos distintos al del art. 1879, no operara de
pleno derecho, no tendría ninguna diferencia con el pacto comisorio simple, y la única distinción
que habría, sería el plazo en que el deudor podría impugnar la resolución. No tiene sentido que
haya dos instituciones jurídicas prácticamente idénticas.
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En conclusión, la condición resolutoria necesita sentencia judicial en los siguientes casos: en la
condición resolutoria tácita; en el pacto comisorio simple y en el pacto comisorio calificado en los
términos del art. 1879.
Por el contrario, la condición resolutoria opera de pleno derecho en: la condición resolutoria
ordinaria; en el pacto comisorio calificado fuera de los términos del art. 1879, ya sea en un
contrato distinto al de compraventa o dentro de éste, pero en relación a un incumplimiento que no
sea la falta de pago del precio.
La Acción Resolutoria.
Hemos visto que en el caso de incumplimiento de una obligación emanada de un contrato bilateral
el acreedor tiene una opción: o pedir el cumplimiento o la resolución, y en ambos casos, la
indemnización de perjuicios, la que se gobierna por las reglas generales.
Según el art. 1489, el derecho de opción lo ejercita el acreedor a su arbitrio, de manera que no
podría oponerse por el deudor el abuso del derecho.
El cumplimiento se pedirá por vía ejecutiva, si el título es ejecutivo, o por la ordinaria, en caso
contrario; si la obligación no tiene un plazo especial, prescribirá en 3 años como ejecutiva, y en 5
como ordinaria.
La acción resolutoria no procede cuando la resolución se produce de pleno derecho. Nos remitimos
a lo visto.
Características.
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Lo anterior no significa que la acción resolutoria sea real o mixta, lo que ocurre es que los terceros
pueden verse afectados por el efecto retroactivo que la ley da a la condición resolutoria cuando
los terceros están de mala fe y como consecuencia de ese efecto, nace en contra de estos terceros
una acción reivindicatoria, y ella es la que en definitiva los afecta, pero no propiamente la acción
resolutoria.
Pero debe distinguirse; si emana de la condición resolutoria tácita, prescribe en 5 años contados
desde que la obligación se hizo exigible; mientras la del pacto comisorio lo hace en el lapso que
las partes señalen, que no puede exceder de los 4 años contados desde la fecha del acto o
contrato (art. 1880).
4.- Puede ser mueble o inmueble. Aplicando la regla general del art. 580 la acción resolutoria
será mueble o raíz, según lo sea la cosa en que recaiga.
5.- Es Indivisible. Esta indivisibilidad se manifiesta en dos sentidos: a) Objetivamente, porque el
acreedor no podría pedir en parte el cumplimiento y en el resto la resolución, y
b) Subjetivamente, porque siendo varios los acreedores, todos ellos deben ponerse de acuerdo
para pedir el cumplimiento o la resolución, y siendo más de uno el deudor no podría el acreedor
exigir a uno el cumplimiento y al otro la resolución.
Acción resolutoria y la terminación. La terminación al igual que la resolución, deja sin efecto
un contrato, pero se diferencia en que la resolución, opera con efecto retroactivo; en cambio, la
terminación sólo opera hacia el futuro.
c) La nulidad procede en toda clase actos y contratos, mientras que la resolución únicamente en
estos últimos, si son bilaterales..
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d) La acción de nulidad absoluta prescribe en 10 años; la rescisión en 4, y por regla general, la
resolutoria en 5 años, que pueden ser 4 en el pacto comisorio.
e) Las reglas de las prestaciones mutuas son diferentes, y así, en la nulidad y rescisión el deudor
de mala fe debe restituir los frutos, mientras que en la resolución ellos no se devuelven, y no se
pagan las mejoras necesarias, mientras debe hacerse en la nulidad y rescisión, etc.
En resumen, las reglas dadas en la nulidad resultan más equitativas, y por esto la jurisprudencia
ha señalado que no se puede pedir la resolución de un contrato nulo, porque en tal caso debe
solicitarse la nulidad.
La resciliación no puede afectar a los terceros ajenos al acto, y en principio, carece de efecto
retroactivo, a menos que las partes se lo confieran.
La revocación unilateral opera siempre hacia el futuro, y los actos ya efectuados quedan a firme.
Esta figura se parece a la resolución, porque en ambas hay un incumplimiento, pero se diferencia,
en cuanto a que en la resolución, el incumplimiento es imputable al deudor en grado de dolo o
culpa, en cambio, en la imposibilidad del cumplimiento opera un caso fortuito o fuerza mayor y
por esto en este caso se extingue la obligación sin responsabilidad para el deudor.
Efectos de la Resolución.
Si bien existen varias clases de condición resolutoria, los efectos de ella, sean ordinarias, tácitas,
pacto comisorio simple o calificado, son los mismos. Y hay que distinguir: entre las partes y
respecto de los terceros.
Entre las partes. De acuerdo al art. 1487 “cumplida la condición resolutoria, deberá restituirse lo
que se hubiere recibido bajo tal condición...”.
La restitución de la cosa se hará en los términos ya estudiados, y comunes para todas las
condiciones: a) Los aumentos y mejoras pertenecen al acreedor, sin aumento de precio.
b) Las disminuciones y deterioros los sufre el acreedor, sin tener derecho a rebaja alguna, salvo
culpa del deudor.
c) Si la cosa se ha perdido fortuitamente, no hay obligación, pero si es culpable, el deudor debe el
precio y la indemnización de perjuicios.
d) Los frutos producidos por la cosa pendiente la condición, son del deudor.
e) Los actos de administración del deudor condicional quedan a firma.
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Efectos de la resolución respecto de terceros. Nuestro Código cuenta entre sus grandes
méritos que, salvo algunos ripios de menor cuantía, se caracteriza por la excelente redacción de
sus disposiciones, pero tal cualidad la perdió en los arts. 1490 y 1491, que pasamos a estudiar. A
través de los distintos proyectos del Código se nota las vacilaciones de Bello, entre la aplicación
lisa y llana de la retroactividad, solución que dio en un comienzo de su tarea, y la protección de
los intereses de los terceros.
Aplicando íntegramente el principio retroactivo todos los actos de disposición del que tenía o
poseía una cosa bajo condición resolutoria, efectuados mientras la condición estuvo pendiente,
deberían quedar sin efecto, porque emanaban de quien se considera que no ha sido dueño jamás.
Pero, por otro lado, la retroactividad no es más que una ficción, y la verdad es que el contrato ha
existido y el deudor ha sido poseedor o dueño, comportándose como tal, y de él proviene el
derecho que invoca el tercero. De ahí que, finalmente, el legislador haya adoptado por un criterio
transaccional en los arts. 1490 y 1491; no todas las enajenaciones o gravámenes quedan sin
efecto, sino únicamente cuando el adquirente sabía o no podía menos que saber que el derecho
de su causante estaba amenazado de extinción.
El legislador distingue la situación de los bienes muebles, a que se refiere el art. 1490, de la de
los inmuebles, reglamentados en el art. 1491, diferente tratamiento para uno y otro que se da en
todo el Código, y que es un resabio del Derecho Romano.
Ahora pasaremos a un análisis pormenorizado de tales normas. Con todo, previamente debemos
aclarar que existe una profunda división en la doctrina respecto a la interpretación de estos
preceptos.
Artículo 1490. Este artículo se refiere a tres situaciones distintas, ya que alude al caso de la
persona que tiene un bien mueble a plazo; también se estaría refiriendo al caso de quien tiene un
bien mueble bajo condición suspensiva y al que tiene un bien bajo condición resolutoria.
Todos los autores consideran que este art. fue mal redactado por dos razones: 1° Porque el art.
1490, sólo se aplica al caso de la condición resolutoria, no tiene aplicación ni en el caso del plazo,
ni en el caso de la condición suspensiva; y, se dan las siguientes razones: a) En relación con la
condición suspensiva, se dice que el art. 1490 no tiene aplicación, porque cuando existe esta
condición, el derecho no ha nacido, el acreedor sólo tiene la mera expectativa de llegar a ser
dueño, y como en nuestro ordenamiento jurídico, de los contratos no nacen derechos reales, el
acreedor condicional, no tiene derecho real alguno, aunque se haya celebrado el contrato, su
derecho va a nacer cuando se cumpla la condición y se le haga la tradición de la cosa, por lo
tanto, este acreedor nada puede hacer respecto de las enajenaciones y gravámenes que el deudor
condicional hubiese constituido.
b) Respecto al plazo, si este es suspensivo, mientras no haya tradición, el acreedor no será dueño
y aún cuando haya adquirido el dominio, nada puede hacer contra las enajenaciones y
gravámenes, porque ellos se constituyeron cuando el acreedor no podía exigir su derecho.
Si el plazo es extintivo, tampoco se aplica el 1490, porque en estos casos, la cosa se encuentra en
poder de un mero tenedor, que no puede enajenarla, ni gravarla. Por ej. un arrendatario, un
comodatario, etc.
En conclusión, la doctrina considera que el artículo 1490, sólo se aplica a la condición resolutoria;
sólo se refiere al caso de quien tiene una cosa en calidad de dueño, pero expuesto a perderla por
el cumplimiento de la condición. Al resolverse el derecho del deudor condicional, los terceros se
verán afectados, si estaban de mala fe.
La buena fe consiste en este caso, en determinar si los terceros sabían o no que la cosa objeto de
la enajenación estaba afecta a una condición resolutoria. El acreedor deberá probar la mala fe del
tercero.
2° Otra critica es en el encabezado del artículo, porque empieza diciendo “si el que debe una cosa
mueble” y ya se ha señalado que este artículo sólo se aplica a la condición resolutoria, y en ella el
deudor nada debe, el es dueño, lo que sucede es que está expuesto a perder su dominio si se
cumple la condición.
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Artículo 1491. Como se dijo, esta disposición alude a los inmuebles. Los autores hacen las
mismas críticas que en el caso del artículo anterior. También se comienza diciendo “si el que debe
un inmueble” y reiteremos que el deudor condicional de condición resolutoria nada debe, es
dueño. Y, además, este artículo habla de condición, sin distinguir entre la suspensiva y la
resolutoria, concluyéndose, al igual que en la norma anterior, que sólo se aplica a la condición
resolutoria.
Por lo tanto, este artículo se está refiriendo al caso de que una persona tenga un bien raíz bajo
condición resolutoria y lo grave o enajene antes de cumplirse la condición. Dichos actos, van a
quedar protegidos cuando los terceros estén de buena fe, y por el contrario, habrá acción
reivindicatoria en contra de ellos, si se encuentran de mala fe.
La disposición in comento, en su parte final, establece un caso, que para la mayoría de la
doctrina, es una presunción de derecho, en la cual se entiende que los terceros están de mala fe.
Y esta consiste, en que se presume la mala fe de los terceros, si la condición constaba en el título
respectivo, inscrito u otorgado por escritura pública.
Esta norma se estableció, porque se entiende que si el acreedor es diligente, antes de aceptar la
enajenación o gravamen, va a revisar los títulos y si la condición aparece en ellos, y pese a eso se
enajena o grava, es porque el tercero estaba de mala fe.
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