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Es una aplicación sencilla del "efecto Venturi": un fluido (el medicamento), al desplazarse a cierta
velocidad por un conducto, hace disminuir la presión sobre las paredes de dicho conducto; si al
tubo por el que circula el fluido (el medicamento), está conectada una toma de aire, éste penetra
en el tubo por la disminución de la presión, mezclándose con el fluido (medicamento),
originandose a la salida del tubo o conducto, una nube formada por la mezcla de aire y diminutas
gotitas del fluido. Hemos "nebulizado" el medicamento, aplicándolo así a las fosas nasales, por las
que estamos respirando aire con diminutas gotitas del medicamento, que será fácilmente
asimilado por nuestro organismo a través de los bronquios.
Los nebulizadores pueden clasificarse en atención al tipo de compresor que utilizan para generar
las partículas que tienen que inhalarse. Los compresores varían mucho con respecto a su tamaño,
forma, peso, coste y nivel de ruido que producen. Son preferibles los modelos que son fáciles de
montar y desmontar por los enfermos. En el momento actual se distinguen dos grandes tipos de
nebulizadores en función del compresor que emplean: los neumáticos o tipo “jet” y los
ultrasónicos.
Son los más utilizados en la práctica clínica. El aerosol se genera con un flujo de gas que se origina
en un compresor, que puede ser eléctrico o de gas, bien de aire o bien de oxígeno. En los
pacientes con una crisis aguda de asma o en hipoxemia es preferible usar nebulizadores de
oxígeno. Por el contrario, en los enfermos con riesgo de retener anhídrido carbónico (CO2) hay
que evitar el oxígeno y preferir los compresores de aire ambiente. En estos casos, si fuera
necesario administrar oxígeno, además de la nebulización, debería hacerse con flujos bajos a
través de gafas nasales. Los sistemas neumáticos están compuestos por un reservorio, utilizado
para contener el líquido o solución a nebulizar, un orificio de entrada del gas y un tubo capilar por
el que asciende el líquido. Pueden ser de dos tipos:
Requieren altos flujos para su funcionamiento, entre 10 y 12 l/min, y suelen usarse en el medio
hospitalario. Se emplean fundamentalmente para humidificar el aire inspirado en los pacientes
con altas fracciones inspiratorias de oxígeno, en el periodo de destete, en los enfermos intubados
con secreciones espesas y, en menos casos, con fines farmacológicos para administrar sustancias,
ya que éstas suelen quedar muy diluidas.
Son los más usados, tanto en el hospital como en el medio domiciliario. Pueden emplearse en
pacientes sometidos a ventilación mecánica o en respiración espontánea, con o sin oxigenoterapia
simultánea.
Nebulizadores ultrasónicos
Producen el aerosol por medio de ondas de sonido de alta frecuencia, que oscilan entre 1 y 3 Mhz,
generadas por un cristal piezoeléctrico. Producen flujos más variables, entre 2 y 20 l/min. Se
utilizan para obtener esputos inducidos o para administrar broncodilatadores sin diluir en el caso
de broncoespasmos graves. Tienen capacidad para nebulizar un gran volumen de líquido, pero no
son apropiados para la nebulización de fármacos en suspensión. Parte de las ondas de alta
frecuencia que se producen se disipa en forma de calor, lo que puede desnaturalizar algunos
fármacos. Además, son más caros y requieren un utillaje mayor. Pueden ocasionar complicaciones
y tienen riesgos, como el de la sobrehidratación, más frecuente cuando los tratamientos son
prolongados o se aplican a niños pequeños o a pacientes con problemas hidroelectrolíticos. En
algunos casos también pueden producir crisis de broncoespasmo (tabla II).
En general, uno de los riesgos asociado al uso de los nebulizadores es el de la infección pulmonar.
Por ello, hay que tener especial cuidado en la limpieza y mantenimiento de los equipos y, sobre
todo, cuando se utilizan antibióticos. El volumen residual que queda tras la nebulización puede
sufrir una contaminación bacteriana, por lo que el reservorio debe limpiarse muy bien cada vez
que se emplee. Si es posible debe usarse material desechable.
Un nebulizador es un dispositivo en el cual un líquido pasa a gas, permitiendo que éste sea
respirable. Este aparato permite la administración de medicamentos, que originalmente vienen
líquidos, en forma de partículas muy pequeñas conocidas en su conjunto como aerosol, se utiliza
en el tratamiento de afecciones respiratorias.
Su uso data del año 400 AC y s ele atribuye a Hipócrates quien utilizaba un tazón con una infusión
de hierbas a través del cual se inhalaban vapores medicinales, los inhaladores se han ido
modificando a través de los años hasta llagar a los que se utilizan actualmente que funcionan con
compresores y modernos sistemas ultrasónicos.
El objetivo de los nebulizadores es lograr que las partículas del medicamento administrado sean
del tamaño apropiado para llegar a las zonas más distantes del árbol respiratorio.
Clásicos tipo Jet, aplican el principio de Venturi, una corriente de aire comprimido cuando es
proyectada a gran velocidad sobre una solución nebulizable la rompa en pequeñas moléculas
formando un aerosol. Funcionan con un compresor.
Los métodos más conocidos para crear este flujo de aire son dos,
ambos de funcionamiento apirante impelente. Uno que ya casi se
encuentra en desuso por obsoleto es el construído a base de un
sistema electromecánico que hace vibrar una membrana que mueve
dentro de un espacio determinado dos válvulas de goma,
provocando la aspiración por una de ellas y largando el aire aspirado
por la otra, hacia la manguera que conecta a la ampolla nebulizadora.
El otro modelo mecánico utilizado en la actualidad, es a base de un cilindro dentro del
cual se moviliza un pistón, cuál si fuera el interior de un motor de un automóvil. Este
pistón es impulsado por un motor eléctrico, lográndose de esta forma el mismo
accionamiento de válvulas en un cabezal, cómo en el caso anterior, a excepción de que
de esta forma se logra un sistema mucho menos ruidoso que el anterior.
Los Nebulizadores Ultrasónicos se dividen entre los que poseen una cámara de agua, a
través de la cual se transmite el ultrasonido hacia una membrana móvil, donde se
coloca la solución medicinal y un segundo grupo, en los que el medicamento se apoya
directamente sobre el cristal oscilador, sin ninguna intermediación.
Debido a que, como dijimos antes, se trata de un oscilador de potencia, debemos tener
presente que sus partes "activas", van a adquirir un nivel de temperatura que deberá
ser controlado para evitar problemas a la hora de la duración del nebulizador.
Una de las fallas más comunes en este tipo de equipos (los que apoyan el líquido sobre
el cristal) es la deformación del soporte del mismo en la estructura plástica del
gabinete.
Una de las costumbres poco felices de los usuarios es realizar la nebulización, hasta
terminar todo el medicamento, es decir, hasta la última gotita que le recetó el médico.
Ésta práctica, si la analizamos detenidamente, nos lleva a la siguiente conclusión.
A medida que transcurre el tiempo de uso, el conjunto cristal + soportes, va tomando
una temperatura de trabajo la cual será disipada por el conjunto de soportes,
mecánicamente construídos para tal fin.
A medida que la nebulización vá transcurriendo, la temperatura "trata" de ser disipada
al aire en su totalidad.
El tiempo que la mayoría de los fabricantes aconsejan para el uso contínuo de estos
equipos es de 5 minutos máximo, y luego un tiempo de descanso (de enfriamiento) de
media hora, antes de realizar una nueva nebulización.
Esto naturalmente acompañado de la observación de que el receptáculo donde se
ubica el medicamento no quede nunca vacío, es decir, que siempre exista
medicamento sobre el cristal.
Cuando estemos ante un caso de ésta naturaleza, debemos limpiar estos soportes,
mediante la técnica del "arenado" y pulir el aluminio hasta lograr que el mismo quede
como muestra la fotografía.
Un conjunto de soportes afectados por la corrosión, nunca harán el contacto eléctrico
efectivo sobre el cristal, haciendo que de esta forma no pueda ser transferida la
energía ultrasónica al mismo.
Por eso es de vital importancia para un correcto funcionamiento, una limpieza profunda
y a conciencia de "todas" las partes intervinientes en este anclaje mecánico.
Otro fenómeno que provoca este "descuido" o "mal uso" del nebulizador, es la
progresiva degradación del cristal emisor.
Para los modelos en que la solución medicinal se apoya directamente sobre el cristal,
debemos observar que el mismo, debe conservar un color blanco uniforme sin
manchas oscuras.
Estas manchas nos indicarán que el mismo, se ha excedido en su temperatura de
trabajo y como consecuencia de ello, ha comenzado su degradación, con la
consecuente imposibilidad de hacer funcionar el oscilador y la disminución progresiva
de la cantidad y calidad de niebla generada.
En este caso no tendremos otra solución que reemplazarlo por otro nuevo.
Otro de los problemas que surgen con el mal uso de estos nebulizadores, es la
acumulación de salinidad en todo su interior debido a que el usuario, no vacía el
depósito de medicamento, una vez que termina la nebulización.
Y no sólo DEBE vaciarlo, sino que además, DEBE secarlo. Con cualquier servilleta de
papel, con cualquier género limpio, con lo que higiénicamente tenga disponible, pero
debe hacerlo, para prolongar la vida útil de las partes del nebulizador.
Por último nos encontramos con otro uso incorrecto y es el hecho de usarlo siempre a
la máxima potencia de niebla (en aquellos modelos que poseen ajuste).
Naturalmente esto significará, mayor disipación de calor y mayores probabilidades de
acortar la vida útil del equipo.
A mucha gente le gusta ver que su nebulizador genera más niebla que la de su vecina,
pero no se dá cuenta, cuán nocivo es esto para su equipo y qué innecesario es para el
tratamiento al enfermo.
La cantidad de niebla emanada por el nebulizador, debe ser acorde a lo que el enfermo
pueda aspirar, para de esta manera, aprovechar "toda" la dosis de medicamento
recetada, ya que de lo contrario, se desperdiciará gran parte de la misma y el efecto
del medicamento será menor.
No es tan extenso como leerse una Biblia, son tan sólo cinco (5) puntos vitales a tener
en cuenta para lograr una prolongada vida útil de su nebulizador o el de su cliente.
Edúquelo a su cliente, explíquele estos parámetros, convénzalo que este manejo no
significará un mejor funcionamiento, sino una vida útil, más prolongada de la unidad.
Y naturalmente, esta será una muy buena propaganda para su Taller de Service.