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El Santuario
Muy buenas noches. Me siento muy feliz de poder estar de vuelta en vuestro medio. En verdad,
ya casi me siento más en casa en Nueva York que en cualquier otra parte. Es tan a menudo el privilegio
que he tenido de compartir con mis lindos y queridos hermanos aquí en Nueva York, que vamos a
tener que hacer planos para quedarnos aquí definitivamente. Quisiera comenzar en esta noche leyendo
un pasaje que no se lee muy a menudo, pero que contiene una frase que sí usamos muy a menudo. En
el tiempo de antaño, se usaban piedras o pilares de piedra, para delinear la separación entre una
propiedad y otra. Esa piedra era colocada en ese lugar, o ese pilar, y servía de señal demarcatoria de la
propiedad entre una persona y otra. Muchas veces se perpetuaban actos de deshonestidad, en los cuales
un nuevo dueño de una propiedad movía o quitaba los pilares de una propiedad. Y de esa manera podía
conseguir cierta ventaja. Por eso es que el Señor dio instrucciones específicas al pueblo de Israel a
través de Moisés, de no mover los pilares.
Pueden buscar en el libro de Deuteronomio, en el capítulo 19 y en el versículo 14. Dice así la
Palabra del Señor, en la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu Dios te da, no removerás los
pilares de la propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos. No removerás los pilares. En otras
versiones dice, no removerás los límites de la propiedad. Literalmente en el hebreo dice, el pilar de
piedra que fue colocado. Que sirve como límite de la propiedad de tu prójimo, que fijaron los antiguos.
También la última partecita del versículo es interesante, los límites o los pilares que fueron
establecidos de antaño. Esa misma orden de Dios se haya repetida a lo largo de las Escrituras. Hay
varios pasajes donde podemos encontrarla repetida. Por ejemplo, en el libro de Proverbios, capítulo 22
y versículo 28, dice no traspases los linderos antiguos que pusieron tus padres. No remuevas los
linderos que fueron puestos por los antiguos. En el proverbio 23:10 vuelve a repetir la misma idea. No
traspases el lindero antiguo; no entres en heredad de los huérfanos. No traspases, no cambies de lugar
el lindero, el pilar señalador de la propiedad. Job 24:2 repite la misma idea. Traspasan los linderos.
Remueven los pilares. Hablando acerca de aquellos que cometían fraude. Era tan importante la marca,
la señal, el lindero, el pilar, para los antiguos, que se pronunció una maldición sobre aquel que se
atrevía a cambiar o a remover los pilares puestos por los antiguos. En el mismo libro de Deuteronomio,
donde están las bendiciones y las maldiciones, Deut. 27:17 nos dice, maldito el que removiere el pilar
de su prójimo. Y dirá todo el pueblo ¿qué? Amen. Maldito el que se atreviere a mover el fundamento,
el pilar.
Justamente, es de esta antigua práctica, del tiempo de Israel y de antaño, colocar un pilar para
marcar los límites de la propiedad, que viene nuestra expresión hitos. El término pilares, hitos o
fundamentos, se refiere específicamente a esta práctica. Ellen White, la mensajera del Señor, usa muy a
menudo el término los pilares de nuestra fe. Los hitos del adventismo. Los grandes hitos marcadores,
menciona ella. Hay más de 60 citas del Espíritu de Profecía, donde ella hace referencia a los grandes
pilares establecidos por los pioneros. Y ella nos dice que esas fundaciones, esos fundamentos, esos
pilares, esos hitos establecidos por los antiguos, son inamovibles. Son verdades que nos hacen un
pueblo especial. Un pueblo peculiar, y que esos hitos, esos fundamentos, nunca debieran ser
removidos. Más bien debiéramos estudiar la Palabra de Dios para confirmar esas verdades en nuestra
vida y para defenderlas. Ella habla de esos pilares como habiendo sido establecidos en el principio de
nuestro movimiento por el estudio diligente de la Palabra de Dios y confirmados por la revelación
divina.
Por ejemplo, en el libro Obreros Evangélicos en la página 307, la mensajera del Señor declara,
que nadie trate de remover los fundamentos de nuestra fe, los pilares que fueron colocados al principio
de nuestra obra, y que fueron establecidos por un estudio con oración de la Palabra de Dios y
confirmados por la revelación del Espíritu de Dios. Que nadie trate de remover los pilares de nuestra
fe. En el libro testimonios para Ministros, en la página 107, hay una cita que algunos han interpretado
erróneamente. Allí la mensajera del Señor dice, si los pilares de nuestra fe no pueden soportar el
escrutinio de la investigación, entonces es tiempo de que lo sepamos. Si los pilares de nuestra fe, no
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pueden soportar el escrutinio de una investigación a fondo, es hora que lo sepamos. Hay algunos que
han tomado esta cita, para decir, bueno, quizás nuestros pilares no están muy bien fundamentados.
Quizás nuestros pilares no están muy bien establecidos. Puede ser que haya error en el fundamento del
movimiento adventista, al menos en parte. Sin embargo, esto no es lo que dice la mensajera del Señor.
Es todo lo contrario. En esta cita, lo que ella da a entender es, si en verdad nuestros pilares no pueden
mantenerse firmes por un estudio de la Palabra de Dios, ya lo hubiésemos sabido. Ya hubiese sido
demostrado. Pero el hecho de que por 50 años, fue cuando ella escribió eso, esos pilares se han
mantenido inamovibles, es que pueden soportar la investigación. Nunca hubo duda alguna, en la mente
de la mensajera del Señor, sobre el fundamento firme en el cual estaba basada la fe adventista. Y usted
se pregunta, bueno, y cuál es ese fundamento firme.
Te voy a leer una cita, que dice así. Evangelismo 165, ¿cuál es el fundamento de nuestra fe?
Escucha ahora. La correcta comprensión del ministerio del santuario, es el fundamento mismo de
nuestra fe. ¿Cuál es el fundamento de la fe adventista? La correcta comprensión del ministerio de
¿que? Del santuario. Ahora, si ese es el fundamento de nuestra fe, y en este fin de semana y el
próximo, en que vamos a estudiar el tema del santuario, vamos a darnos cuenta de la tremenda
importancia que tiene la doctrina del santuario para la Iglesia Adventista como pueblo escogido de
Dios. Si este es el fundamento de nuestra fe, y si los pilares de nuestra fe están firmemente
establecidos, y la Palabra de Dios dice, maldito el que se atreva a mover un pilar, no es de sorprenderse
que el diablo ataque directamente los pilares de la fe adventista. Es más, la mensajera del Señor, en una
visión sorprendente, una de las más conocida que ella tuvo, que se encuentra registrada en el libro
Primeros Escritos, en la página 259-260, ella vio el firme fundamento, la plataforma segura de la fe
adventista.
Pero también, en esa visión, ella vio que algunos estaban observando la plataforma. Dice ella
que vio que algunos venían y observaban el fundamento de esa plataforma. Y observaban la manera
cómo la plataforma estaba construida. Y buscaban encontrar faltas o debilidades en el fundamento.
Algunos eran de la idea que debía mejorarse el fundamento. Y que si se hacían algunos arreglos, la
plataforma de la fe adventista estaría bien firme, y la gente se sentiría mucho más satisfecha si se
hacían algunos cambios. Algunos daban algunos pasos hacia atrás, observaban el fundamento, y
decían, el fundamento fue colocado en forma errónea. Necesita colocarse de nuevo. ¿Cuál era esa
plataforma? La mensajera del Señor dice, que era el mensaje de los tres ángeles, en la cual está incluida
como pilar central, y es parte del mensaje de los tres ángeles, el tema solemne del santuario. La hora de
su juicio es llegada. Y lo que hizo entender al pueblo adventista el cumplimiento de esa profecía, fue el
tema del santuario. Cuando algunos estaban viendo la plataforma, la mensajera del Señor vio que un
ángel de Dios se paraba y observaba esa misma plataforma. Y entonces el ángel, con una voz potente,
dio una solemne amonestación, y dijo el ángel de Dios señalando el fundamento de la fe adventista, ay
de aquel que se atreva a mover una piedra, o a quitar un ápice, de los pilares del fundamento adventista
que fueron establecidos por la Palabra de Dios. Ay de aquel que se atreva a mover una piedra, o quitar
un ápice, de los pilares del fundamento de la fe adventista. Estos pilares, son tan esenciales para
nuestra fe, que se nos amonesta en el Conflicto de los Siglos, que es imposible estimar el terrible
resultado que vendría a la Iglesia Adventista, si se removiese uno de esos pilares de la fe adventista.
Ahora, el fundamento, es el santuario, como lo hemos leído. ¿Cuáles son uno de esos otros
pilares? Después de esa famosa reunión, en 1888, esa reunión sobre el tema justificación por la fe,
hubo mucha discusión sobre cuáles eran los pilares de la fe adventista. Algunos decían, bueno, este es
parte del fundamento, pero este no. Este es parte de la fe adventista, pero esto otro no. La mensajera
del Señor entonces, hizo una declaración que se encuentra en el libro Consejos para Escritores y
Editores, en la página 30, y dice así, muchos se preguntan cuál es el fundamento de la fe adventista.
Cuáles son los pilares sobre los cuales está fundada. Y entonces ella responde. Uno de esos pilares, de
este mensaje, es la verdad del templo de Dios que fue visto en el Cielo por su pueblo amante de la
verdad. ¿Cuál es uno de los pilares? El templo de Dios que fue visto en el Cielo por su pueblo amante
de la verdad. Otro pilar, es el arca que contiene la santa ley de Dios. La luz del Sábado del cuarto
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mandamiento brillaba con rayos potentes, señalando el camino a los transgresores, a la ley de Dios. La
no inmortalidad del alma es otro de esos hitos o pilares de la Iglesia Adventista. Y no puedo traer a la
mente, termina la sierva del Señor la cita, no puedo traer a mi mente ninguna otra doctrina que pueda
llamarse pilar de la fe adventista. ¿Cuáles son entonces los cuatro pilares de la fe adventista, según la
mensajera del Señor? El primero era el santuario. El templo de Dios en el Cielo. Que ella declaró que
es el fundamento mismo de la fe adventista. El segundo, la ley de Dios. El tercer fundamento, el
Sábado. Y el cuarto fundamento, la no inmortalidad del alma. Esos son los pilares de la fe adventista.
Así que no debemos sorprendernos hermanos, si la fe adventista iba a ser atacada por el diablo, y
cada uno de estos pilares iba a ser puesto en tela de juicio. El santuario iba a ser atacado. La ley de
Dios habría de ser atacada. El Sábado y el estado de los muertos. La mensajera del Señor nos dice que
debemos afirmarnos en los pilares de la adventista, para no ser removidos en este tiempo de zarandeo,
que se avecina sobre el pueblo de Dios. Ella dice, en la página 35 de Consejos para Obreros de la
Escuela Sabática, muchos conocen tan poco sus Biblias, que no están bien fundamentados en su fe.
Remueven los antiguos pilares de la fe, y entonces todo viento de doctrina y todo engaño sopla dentro
del pueblo de Dios, y los remueve de un lugar a otro. Los que no conocen bien la Palabra de Dios, no
están fundamentados en la fe, comienzan a enseñar todo tipo de doctrinas y remueven los antiguos
pilares de la fe. Los que hemos estudiado la Palabra de Dios, por mucho tiempo, y aún aquellos que
habiendo estudiado la Palabra de Dios por mucho tiempo, no han sido convertidos y transformados por
el poder de la Palabra de Dios, deben estar muy a la expectativa y con los ojos bien abiertos, que aún
los que hemos estudiado la Palabra de Dios, debemos estar a resguardo, porque el diablo hará toda cosa
posible para mover nuestra fe de los pilares del mensaje de la Iglesia Adventista.
En 2MS: 388, la mensajera del Señor declara lo siguiente, el enemigo va a poner en operación
todo tipo de estratagema para sacudir la confianza de los creyentes en los pilares de nuestra fe y el
mensaje tal cual como fue dado en el pasado. Aquellos que tienen una comprensión teórica del mensaje
adventista, pero que no han permitido que sus principios se fundamenten en el santuario de su alma,
sino que han dejado esa verdad en la parte de afuera del santuario, no verán nada sagrado en la historia
pasada de este pueblo, que nos ha hecho lo que realmente somos. Aún se burlarán del gran chasco. Oh
hermanos, estas son cosas tremendas, porque estamos viendo el cumplimiento de eso en nuestra época.
Aún con hermanos que una vez se sentaron con nosotros en nuestra iglesia, hoy en día no ven nada de
santo y de especial en la manera como Dios dirigió a su pueblo en el pasado. Y hasta se burlan de la
doctrina del santuario y del gran chasco. La mensajera del Señor dice, que la doctrina del santuario es
la que explica y deja sin duda alguna, la mente del que quiere conocer la verdad, sobre la experiencia
que pasó el pueblo de Dios en 1844. Y establece la fe del movimiento adventista como tal, sobre firme
base y sólida. Es la doctrina del santuario la que nos ayuda a entender el por qué somos un pueblo
distinto, una iglesia diferente. Es la doctrina del santuario la que nos hace una iglesia aparte de las
demás. ¿Qué derecho tenemos nosotros de dividir aún más el cristianismo ya tan dividido, ya tan
particionado, por siglos, de tantas divisiones, trayendo una iglesia más, si no fuera porque realmente
tenemos un mensaje especial de Dios. Tantas iglesias que han salido desde la Reforma protestante en
adelante, y el pueblo de Dios se ha dividido tanto, ¿por qué ahora habría de surgir una nueva iglesia?
¿Qué es lo que nos hace distintos?
Hermanos, la doctrina del santuario, y vamos a ver en esta noche, cómo esta doctrina fue atacada
por el diablo y dejada de lado por siglos, esta doctrina es la que hizo que surgiese este movimiento
adventista. Es lo que le dio fuerza e ímpetu a este movimiento y lo que sirvió como fundamento para
que la Iglesia Adventista fuese una iglesia distinta de todas las demás. La doctrina del santuario es la
contribución del pueblo adventista, de la Iglesia Adventista como tal, al mundo de la teología cristiana.
Ninguna otra iglesia, ni Católica ni Protestante, tiene una doctrina del santuario como parte de su
fundamento de la fe, como la Iglesia Adventista. Ninguna otra iglesia anda predicando el asunto del
santuario. Nosotros somos los únicos. Y hay una razón para eso. En la doctrina del santuario está
centrada la ministración de Cristo. Jesús es el centro del santuario. Y para entender lo que Jesús está
haciendo ahora, en este tiempo final, antes de su venida a esta tierra, tenemos que entender la doctrina
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del santuario.
Les voy a leer dos o tres citas del Espíritu de Profecía, para que ustedes se den cuenta de la
tremenda importancia de esta doctrina. La mensajera del Señor dice así, Evangelismo: 165, el pueblo
de Dios debiera comprender claramente el asunto del santuario y del juicio investigador. Todos
necesitan conocer por sí mismos el ministerio y la obra de su gran Sumo Sacerdote. De otro modo, les
será imposible ejercitar la fe tan esencial en nuestros tiempos, o desempeñar el puesto al que Dios los
llama. ¿Qué dice aquí? Que será imposible ejercitar la fe que necesitamos en esta época o desempeñar
el papel para el cual Dios nos ha llamado en la historia final de este mundo, si no comprendemos la
doctrina del santuario y el juicio investigador. Cada uno tiene un alma que salvar o perder. Todos
tienen una causa pendiente ante el tribunal de Dios. Cada cual debería encontrarse cara a cara con el
gran Juez. Cuan importante es pues, que cada uno contemple a menudo de antemano la solemne escena
del juicio en cesión, cuando serán abiertos los libros y cuando con Daniel cada cual tendrá que estar en
pie al final de los días. Y entonces dice lo siguiente, todos los que han recibido la luz sobre estos
asuntos, deben dar testimonio de las grandes verdades que Dios les ha confiado. El santuario en el cielo
es el centro mismo de toda la obra de Cristo en favor de los seres humanos. El santuario hermanos, es
el centro mismo de la obra de Cristo en favor de la redención del ser humano. Concierne a toda alma
que vive sobre esta tierra. Nos revela el plan de redención. Nos conduce hasta el fin mismo del tiempo
y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de mayor importancia que todos
investiguen a fondo estos asuntos y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que les
pidiere razón de la esperanza que hay en ellos.
Si alguien te preguntara, ¿qué es esa doctrina del santuario que ustedes los adventistas enseñan.
¿Podrías tu dar testimonio de la fe que hay en ti? ¿Podrías explicar la doctrina del santuario? ¿En qué
consiste? ¿Qué es la doctrina del santuario? ¿Qué abarca? Aquí dice que es el centro de la obra para
redención para el ser humano. Todo gira en torno al santuario. Dice aquí que nos presenta el plan de
redención. El santuario revela el plan de redención. Pero no termina allí. Dice que nos revela los
acontecimientos futuros. Nos lleva hasta el fin mismo cuando el pecado sea erradicado de esta tierra.
¿Sabías tu que en la doctrina del santuario, y recuerda que la doctrina del santuario no es solamente un
edificio construido aquí en esta tierra. Vamos a ver en esta noche, que fue Dios quien dio instrucciones
a Moisés de construirle un santuario. Y le dijo, mira, ten cuidado de hacerlo de acuerdo a ¿qué? Al
modelo que te mostré en el monte. El santuario terrenal era un copia de aquel santuario que levantó
Dios, no el hombre. El tabernáculo verdadero que está en el mismo Cielo.
Ahora, Dios le dio instrucciones a Moisés porque en el santuario había de girar el plan de
redención del antiguo pacto. Pero el nuevo pacto que está ratificado no con sangre de animales, como
en el antiguo pacto, sino con la sangre de Cristo, se efectúa en el santuario celestial. Y todo lo que
concierne a la salvación del ser humano, sucede en el santuario. Allí es donde se efectúa la redención.
Allí es donde se efectúa la purificación de los pecados, el perdón de los pecados, la salvación del
hombre, donde se lleva el registro de los que han de ser salvos y donde se determinará finalmente la
perdición eterna de los rebeldes. Pero todo eso estaba prefigurado en el santuario terrenal.
Es más, el santuario no es solamente un edificio. El edificio tiene mucho que enseñarnos, y
mañana vamos a estudiar acerca del edificio. Algunas cosas impresionantes que nos hablan acerca de
Cristo, porque Él es el centro del santuario. Y Él es la figura a la cual representa todo el santuario. Por
ejemplo, las cubiertas del santuario. Las columnas. Las bases. Las cortinas. Los colores que se usaban
en el santuario. Todo fue especificado por Dios a Moisés. ¿Qué importancia tenían los colores, por
ejemplo. Qué importancia tenía el orden en que se ponía el techo del santuario. ¿Sabías tu que el techo
del santuario tenía cuatro cubiertas? ¿Y que cada cubierta era de un material especial? ¿Sabías que esas
cubiertas representan cuatro fases de la obra de Cristo? Las cubiertas, el techo del santuario. ¿Sabías tu
que las columnas, los capiteles y las bases en el número en que fueron dadas, porque hay un número
especial, representa algo tremendo en el plan de salvación? La puerta del santuario, los colores de las
cortinas, todo lo referente al edificio, tiene algo que enseñarnos en el plan de salvación. Eso vamos a
ver, durante este estudio. Y no solamente eso, el mobiliario en el santuario, en el Lugar Santo, en el
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Lugar Santísimo, todo eso tiene algo que enseñarnos en el plan de redención. La parte externa del
santuario, representa lo que Cristo iba a hacer fuera del santuario en el Cielo. La muerte de Cristo no
fue en el Cielo, fue aquí en la Tierra. La parte de afuera del santuario, que se llama atrio, representaba
en el plan de salvación, lo que Cristo haría en favor del hombre aquí en esta tierra. Luego el Lugar
Santo representaba lo que el Señor Jesús haría desde Su ascensión al Cielo, hasta el comienzo del
juicio investigador. Y el Lugar Santísimo representa la obra de Cristo en el santuario celestial.
Veamos un poquito aquí algunas láminas para ayudarnos a entender la importancia de este tema.
Dios le dijo a Moisés, mira hazlo todo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte. Ustedes
pueden ver en la parte de atrás, el monte Sinaí. Allí fue donde Dios se reveló a Moisés. Y le dio
instrucciones incluso de cómo debía estar acampado el pueblo de Israel. Haciendo del tabernáculo el
centro mismo de todo el campamento. Todo giraba en torno al santuario. Las tribus estaban acampadas
en orden perfecto. Los levitas en torno al santuario. Y luego cada una de las tribus bajo su bandera
especial.
El santuario tenía la parte de afuera, que se llama el atrio, este es el atrio, y entonces el edificio
propiamente dicho, es lo que se llama el tabernáculo o el santuario. También el término santuario se
aplica a todo esto, incluyendo el atrio e incluyendo el edificio propiamente. Se le llama el santuario.
Pero el edificio propiamente es el santuario o el tabernáculo. Este a su vez estaba dividido en un Lugar
Santo y en un Lugar Santísimo. En un momento vamos a ver eso. Ahora noten, en el atrio del templo,
y cuando hablamos de santuario, podemos usar la palabra santuario, tabernáculo, tienda de reunión,
templo, porque más adelante, cuando el pueblo de Israel entró en la tierra prometida, este edificio que
había sido hecho para poder ser movido de un lugar a otro, era portátil, luego pasó a ser un edificio
estable y permanente; y las cosas que se guardaban dentro del santuario, los muebles, pasaron ahora
dentro de un edificio construido por orden de Dios, por el mismo rey Salomón. Un templo realmente
maravilloso.
Ahora, en la parte del atrio, estaba el altar de sacrificio, y luego el lavacro. Estas dos
prefiguraban en la redención, la muerte de Cristo en nuestro favor. La víctima que era sacrificada,
representaba al Señor Jesús. Pero también los sacerdotes que oficiaban en el santuario, representaban a
Cristo. Así que vean, el animalito representaba a Cristo; el sacerdote representaba a Cristo; el sumo
sacerdote representaba a Cristo; el altar también representaba la muerte del Señor Jesús; el lavacro
significa cómo la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado. Esta es la parte que tiene que ver con el
perdón de los pecados. Nuestra justificación. La regeneración mediante el lavamiento del agua, como
dice el apóstol Pablo en Efesios capítulo 5. Somos no solamente perdonados del pecado, sino también
regenerados, por el lavacro del agua, para presentar una iglesia pura, sin mancha y sin mácula, que no
tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mácula.
Mañana vamos a hablar acerca del simbolismo de cada una de estas cosas en el santuario. De los
utensilios, la puerta y los colores que están incluidos en la puerta, tienen un simbolismo en el plan de
salvación. Y luego, el tabernáculo propiamente dicho, estaba dividido en Lugar Santo y Lugar
Santísimo. Lo que dividía el Lugar Santo del Lugar Santísimo, era una cortina. Aquí la pueden ver
ustedes corrida la cortina, para dejar ver dentro del Lugar Santísimo. En el Lugar Santo, que era el
primer cuarto dentro del edificio, estaba a mano derecha, la mesa de los panes de la proposición. En
esta mesa, que era de oro, se colocaban cada Sábado, dos pilas, dos hileras de panes. Y cada hilera
tenía seis panes, haciendo un total de doce panes. Todo eso representa a Cristo también, en el plan de
salvación, porque Él es el pan vivo. El candelabro, con los siete brazos, hecho en forma exquisita de
oro puro, labrado en oro puro, con sus siete brazos iluminados con aceite, también representa a Cristo,
quien es la luz del mundo. El centro mismo de la ministración en el Lugar Santo, era el altar del
incienso, donde el sacerdote ofrecía el incienso cada día que subía en forma de una nube frente al
Lugar Santísimo. Aquí también se traía la sangre de los sacrificios para ser untada en los cuernos del
altar de oro. Tenía cuatro cuernos. Eso se hacía diariamente. Y todo eso tenía un simbolismo especial
en el plan de salvación. El incienso representaba la ministración de Cristo en nuestro favor. Y luego el
Lugar Santísimo tenía un solo mobiliario. Un solo mueble. Era el arca del pacto. Esa arca del pacto,
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que contenía las dos tablas de piedra, escritas con el dedo de Dios, dos querubines de oro, y en medio
de esos querubines, la gloria de Dios, la Shekinah, donde estaba la presencia visible del Dios de Israel.
En este lugar entraba el Sumo Sacerdote una sola vez al año, en el gran día de expiación. Y eso lo
vamos a estudiar el próximo fin de semana.
Ahora, las fiestas religiosas en torno al santuario, también tenían su simbolismo en el plan de
salvación. Recuerden que la mensajera del Señor nos dice, que en el santuario se encuentra todo el plan
de redención. Ahí podemos comprender cómo es que Cristo perdona nuestros pecados. Y cómo esos
pecados van a ser borrados. Aquí se encuentra la escena del juicio. El trono de Dios. Todo esto lo
vamos a entender al estudiar este tema. Pero vean ustedes cuan amplio es el tema del santuario. Hay
que estudiar sobre el sumo sacerdote. Porque el sumo sacerdote representa a Cristo, nuestro gran Sumo
Sacerdote. Las vestimentas que tenía el sacerdote, desde la mitra hasta las sandalias, todo representa
algo en el plan de salvación, en Cristo Jesús. Aún los colores de la vestimenta y cada una de las cosas
usadas por el sumo sacerdote, representan algo en el plan de salvación, haciendo de Cristo el centro de
ese plan de salvación.
Ahora, las fiestas anuales representaban o tipificaban todo el plan de salvación. Era como un
drama en miniatura que Dios le presentaba al pueblo, cada año. ¿Ustedes recuerdan cuántas eran las
fiestas anuales que se hacían en el tabernáculo? Eran siete fiestas. Cuatro en la primavera y tres en el
otoño. Esas siete fiestas representaban también el plan de salvación. No las vamos a estudiar ahora,
pero solamente se las voy a repasar, por un momentito, para que ustedes puedan ver la importancia de
este tema. Aquí dice las fiestas judía en tipo y antitipo. Las primeras cuatro eran la Pascua, la fiesta de
los Panes sin Levadura, la fiesta de las Primicias y la fiesta del Pentecostés o de las Semanas. La
Pascua se celebraba el 14 de Nisán, y representaba en el plan de salvación la muerte del Señor Jesús.
La crucifixión de Cristo que se cumplió exactamente en el día en que se celebraba la fiesta de la
Pascua. Jesús murió un 14 de Nisán, día en que se celebraba la Pascua. A la hora exacta en que se
mataba al cordero pascual, el Hijo de Dios murió como Cordero que quita el pecado del mundo. La
segunda fiesta era la fiesta de los Panes sin Levadura. Se celebraba el 15 del primer mes, que es el mes
de Nisán, o sea al día siguiente al 14. El día cuando Cristo murió cayó un viernes 14 de Nisán. El 15,
que era Sábado, Jesús descansó en la tumba. El día en que se comía el pan sin levadura que
representaba el cuerpo quebrantado de Cristo, Jesús estaba en la tumba reposando del gran plan de
redención, después de haber consumado nuestra salvación mediante su sacrificio. En el mismo día en
que se celebraba la fiesta de los panes sin levadura que representaba su cuerpo. La tercera fiesta era la
de los primeros frutos o las primicias. Esta fiesta de las primicias se celebraba el 16 de Nisán, el
domingo después de Pascua, y representaba la resurrección de Cristo Jesús. Jesús resucitó el día
específico en que se celebraba la fiesta de las primicias, a la hora exacta en que se cortaba la gavilla. Y
cuando la gavilla de las primicias era mecida por el sacerdote en el templo, Jesús se presentó en el
santuario celestial para presentarse ante el Padre. Y llevó con Él, como Sacerdote, un manojo de
gavillas, solo que las gavillas representaban los primeros frutos de la cosecha. Pero aquí estamos
hablando de la cosecha de los redimidos. Jesús llevó al cielo con Él una gavilla de los redimidos que
habían resucitado con Él. Eso lo vamos a ver Dios mediante, si nos da el tiempo. La cuarta fiesta anual,
que se celebraba en el santuario, se celebraba 50 días más tarde, y era la fiesta de la cosecha,
representada aquí justamente por los granos nuevos. Cincuenta días más tarde que la primera gran
cosecha de almas, en el día de Pentecostés. Y representaba a Cristo intercediendo en el santuario
celestial, siendo ungido como Sumo Sacerdote y enviando el Espíritu Santo como señal de eso. Eso se
cumplió en el día exacto que se celebraba la fiesta de Pentecostés.
Ahora hermanos, esas primeras cuatro fiestas representaban la primera venida de Cristo. Las
últimas tres fiestas, que se celebraban al final del año, representaban la segunda venida de Cristo. Todo
estaba allí en el santuario. Por eso la mensajera del Señor nos dice, que en el santuario está todo el plan
de redención hermanos. La primera venida de Cristo en símbolos, cumplidos en la fecha exacta de esos
símbolos. La segunda venida de Cristo, también representada en esos símbolos. Había tres fiestas más,
la fiesta de las Trompetas, que anunciaba que se acercaba el gran día del juicio, el Día de Expiación. Y
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eso estaba prefigurado en el santuario celestial, mediante el gran despertar de las trompetas que
anunciaron el día del juicio. El mensaje de los tres ángeles en el gran movimiento adventista que
anunciaban que había llegado la hora del juicio de Dios. Luego, la fiesta de expiación, y estas fiestas
las vamos a estudiar en detalle, también prefiguraba la gran expiación final, el juicio investigador, que
Cristo haría en el Lugar Santísimo, así como el sumo sacerdote entraba una vez al año en el Lugar
Santísimo, el 10 del mes séptimo, el mes de Tishri. Pero allí no termina el simbolismo. Así como
Cristo salía del santuario y como el sacerdote de antaño declaraba, todos vuestros pecados os han sido
perdonados, estáis limpios de todo pecado, también Jesús saldrá del santuario celestial cuando termine
esa obra como Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo, y va a declarar, el que es limpio siga siendo
limpio, el que es inmundo siga siendo inmundo, y entonces vendrá para buscar a Su pueblo. Allá en esa
fiesta, y la vamos a estudiar también, que prefiguraba como el macho cabrío Azazel, se colocaban las
manos sobre él, se les hacía descansar los pecados sobre él, y era enviado al desierto, a un lugar
deshabitado. También Cristo cuando venga a buscar a Su pueblo, va a colocar los pecados, no los que
Él perdonó, sino los pecados que Satanás hizo cometer al pueblo de Dios por su propia influencia, los
colocará sobre Satanás, quien es el causante de todo el pecado, y el diablo será enviado al desierto, a
una tierra deshabitada, por mil años. Todo eso está prefigurado en el santuario hermanos. Todo eso.
Aún, la fiesta final, que es la de los Tabernáculos, que representa a Cristo viniendo en gloria a buscar a
Su pueblo para llevarlos a las moradas que Él ha preparado para nosotros, estaba representado en el
santuario. El gran regocijo del pueblo de Dios en la fiesta de los Tabernáculos. Las moradas o las
cabañas como se llama. Todo el plan de salvación está envuelto en el santuario. Por eso, como
adventistas, necesitamos conocer esto.
Hay algo más, el gran servicio del santuario, nos muestra en el santuario terrenal, así como el
santuario terrenal tenía dos apartamentos, y aquí tenemos representado el Lugar Santo, el servicio
diario, y luego el día de juicio o expiación, en el Lugar Santísimo, en la fiesta del Día de Expiación.
Esto en el santuario terrenal, prefiguraba la gran obra de Cristo en el Cielo, en el santuario celestial.
Cristo ascendió al Cielo, y comenzó la obra de intercesión en el santuario, perdonando los pecados de
todos aquellos que se los confesaban, desde que subió al santuario en el año 31. Pero desde 1844 en
adelante, comienza la segunda parte de su obra en el santuario celestial, que tiene que ver con el gran
día del juicio, la limpieza del santuario celestial. Y todo esto lo vamos a estudiar el próximo fin de
semana, Dios mediante.
Ustedes se dan cuenta entonces, de la tremenda importancia. Esto representa toda la era cristiana.
Desde la ascensión de Cristo, hasta el cierre del tiempo de gracia. Todo el plan de redención
prefigurado en el santuario. Al estudiar lo que hacía el sumo sacerdote aquí en la Tierra, vamos a
entender lo que Cristo está haciendo ahora en el Cielo, como Sumo Sacerdote. Y también vamos a
entender lo que Dios espera que nosotros hagamos como pueblo de Dios, para prepararnos para el
evento final, que es la venida del Señor Jesús.
Ahora, el diablo sabe que esta doctrina del santuario, es la que nos ayuda a entender lo que pasó
en 1844. El gran chasco. Es la que nos da fundamento para nuestra fe. Y por eso, es que el diablo desea
destruir la confianza del pueblo de
Dios en la doctrina del santuario. Algunos pastores, algunos dirigentes del pueblo de Dios, maestros,
han hecho a un lado la doctrina del santuario, han hecho a un lado este pilar de la fe adventista, no
porque han querido atacar la doctrina del santuario, sino porque no conocen la importancia de ella.
Vean lo que dice la mensajera del Señor en TM: 503, dice así, algunos pastores que están
inclinados a ser desordenados y poco estudiosos, se están apartando de los grandes pilares de nuestra
fe. ¿Qué dice? Algunos pastores, que porque no son ordenados en su estudio y poco estudiosos, no se
dan cuenta que se están apartando de la doctrina de nuestra fe. Desgraciadamente, el pueblo de Dios ha
llegado a depositar su confianza más en los líderes humanos, que en las Escrituras. Y en vez de
estudiar la Palabra de Dios por sí mismos, para conocer la verdad, confían en lo que sus pastores y sus
maestros les enseñan. Y al ver que sus pastores y maestros no ponen énfasis en la doctrina del
santuario, entonces ellos también creen que no tiene importancia.
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Vean lo que dice la mensajera del Señor en 2MS: 25, cuan triste es ver a tantos que
aparentemente depositan confianza ilimitada en los hombres, que presentan teorías que tienden a minar
la confianza del pueblo de Dios en nuestra experiencia del pasado, y tienden a remover los grandes
pilares de nuestra fe. Dice que los hombres ponen confianza en hombres, en dirigentes, que minan la
confianza del pueblo de Dios en los grandes pilares de nuestra fe.
Hermanos, estamos viviendo en un tiempo muy solemne. La doctrina del santuario está siendo
atacada abiertamente dentro del movimiento adventista. No debemos sorprendernos, porque en la
apostasía Alfa, ustedes habrán leído o habrán escuchado acerca de eso, un gran zarandeo que vino al
movimiento adventista a principios de este siglo, donde la mensajera del Señor vio que era como un
inmenso témpano que se venía encima del barco que representaba al movimiento adventista, y que
parecía que el barco se iba a hundir. Vino un terrible sacudimiento al movimiento adventista. Y
hermanos, una de las doctrinas principales que fue atacada, fue la doctrina del santuario. Pero la
mensajera del Señor dijo, que en el tiempo final, vendría una apostasía aún más terrible y un zarandeo
más grande, al cual ella le denominó la apostasía Omega. La última gran apostasía. Y en esa apostasía,
otra vez, lo que se atacaría sería la doctrina del santuario.
Vean lo que dice la mensajera del Señor, en el futuro, surgirán engaños de toda clase, y
necesitamos tener un terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos sólidos pilares para el edificio. No
ha de quitarse un sólo ápice de aquello que el Señor ha establecido. El enemigo presentará falsas
doctrinas, tales como la doctrina de que no existe un santuario en el Cielo. ¿Escucharon eso hermanos?
El diablo presentará, no al mundo, porque el mundo no sabe nada del santuario, no a las otras iglesias,
porque las otras no tienen esta verdad que tenemos nosotros, pero a la Iglesia Adventista levantará
hombres con doctrinas falsas, tales como la doctrina de que no hay un santuario en el Cielo. Este es
uno de los puntos centrales en los cuales muchos apostatarán de la fe. ¿Cuál hermanos? ¿La doctrina de
qué? Del santuario. Dice que muchos van a apostatar exactamente en este punto. ¿Dónde
encontraremos seguridad a menos que no sea en las verdades que el Señor no ha estado dando durante
los últimos 50 años? Y luego otra cita.
Testimonios Especiales 7 de 1905, se acerca el tiempo , hermanos esto lo escribió la mensajera
del Señor en medio de la crisis Alfa, 1905, fue el año en que vino la gran apostasía Alfa en la Iglesia
Adventista, de 1901 a 1905, hay fue la culminación, cuando una tercera parte de los pastores
adventistas se salieron del movimiento adventista, en el año 1905 decenas de pastores adventistas
abandonaron las filas de este movimiento, porque ya no creían en la doctrina del santuario. Ahora
miren lo que ella escribió, se acerca el tiempo en que las facultades engañosas de los agentes satánicos,
se van a desarrollar en su plenitud. Lo que ahora vemos, no es sino nada comparado a lo que vendrá.
Por un lado está Cristo a quien se le ha dado todo poder en el Cielo y en la Tierra; por el otro lado está
Satanás ejerciendo continuamente su poder para seducir, engañar, con fuertes sofismas, para quitar a
Dios del lugar que debe ocupar en la mente de los hombres. Y ahora vean lo que dice.
Satanás está luchando continuamente para sugerir suposiciones fantásticas con respecto al
santuario, degradando las maravillosas imágenes de Dios y el ministerio de Cristo por nuestra
salvación, a fin de convertirlas en algo que cuadre con la mente carnal. Quita de los corazones de los
creyentes el poder director de esas imágenes divinas, y lo suple con teorías fantásticas, inventadas para
anular las verdades de la expiación y para destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos
considerado sagradas, desde que fuera dada por primera vez el mensaje del tercer ángel. Así quiere el
diablo despojarnos de nuestra fe, en el mismo mensaje que nos ha convertido en un pueblo separado.
Él quiere despojarnos en nuestra fe en el santuario, que es lo que nos ha dado el carácter y poder a
nuestra obra. El tema del santuario es el fundamento de la Iglesia Adventista. Y este es el tema más
atacado por Satanás.
Hoy en día, de púlpitos adventistas, se están enseñando doctrinas que contradicen o niegan la
verdad del santuario. Quiera Dios, que en estos dos fines de semana que vamos a estudiar y abrir la
Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía, nuestra fe se fundamente más en un así está escrito. Y
podamos llegar a comprender la importancia para nuestra vida individual del tema del santuario.
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Les leo una cita más. Todo el Cielo está en actividad ocupado en la preparación del día de
venganza de Dios. El día de la liberación del pueblo de Dios. El tiempo de espera casi ha terminado.
Los peregrinos y extranjeros que han estado buscando una patria mejor durante tanto tiempo, ya casi
han llegado al hogar. Siento deseos de exclamar vamos rumbo a nuestro hogar. Estamos acercándonos
rápidamente al tiempo cuando Cristo vendrá, para reunir a sus redimidos y para llevarlos consigo. Y
ahora vean. Las verdades de la profecía y la pronta venida de Cristo están unidas, y al estudiarlas
forman un hermoso conjunto de verdades. Todos los discursos que damos, deben hacer de Cristo el
centro. La comprensión de la doctrina del santuario dará sentido a todas nuestras doctrinas y es la clave
que abrirá toda nuestra comprensión de nuestra historia pasada, presente y futura. Como pueblo,
debemos ser estudiantes fervorosos de la profecía. No debemos descansar hasta que entendamos
claramente el tema del santuario. ¿Qué dice hermanos? No debemos descansar hasta que no
entendamos claramente el tema del santuario. Hermanos, ¿creen ustedes que este tema es importante?
Casi tengo ganas de decir hermanos, quedémonos esta noche, para que todos lo entiendan. Aquí dice,
no debemos descansar hasta que hayamos entendido claramente el tema del santuario, que ha sido
presentado en las visiones de Daniel y de Juan. Y ahora vean lo que dice.
El tema del santuario arroja gran luz sobre nuestra posición y nuestra obra actual, y nos da una
prueba irrefutable de que Dios nos ha dirigido en nuestra experiencia pasada. Cuando entendamos este
tema del santuario vamos a entender por qué tuvo que venir el chasco. Por qué todavía estamos en esta
Tierra y Cristo no ha venido aún. Explica nuestro gran chasco en 1844, mostrándonos que el santuario
que había de ser purificado, no era la Tierra como habíamos supuesto, sino que Cristo entró entonces
en el Lugar Santísimo del santuario celestial, y allí está realizando la obra final de su misión sacerdotal,
en cumplimiento de las palabras comunicadas al profeta Daniel, hasta 2300 tardes y mañanas y luego el
santuario será purificado. Nuestra fe con referencia al mensaje del primero, segundo y tercer ángel era
correcta. Los grandes hitos por los cuales hemos pasado, son inconmovibles. Aún cuando las huestes
del infierno intenten derribar sus fundamentos y triunfar en el pensamiento de que han tenido éxito, no
alcanzarán su objetivo. Estos pilares de verdad permanecen tan incólumes como las montañas eternas,
sin ser conmovidos por todos los esfuerzos de los hombres, combinados con los de Satanás y su hueste.
Podemos aprender mucho, y debemos estar constantemente escudriñando las Escrituras para ver si
estas cosas son así. El pueblo de Dios, debe tener ahora sus ojos fijos en el santuario celestial, donde se
está realizando el servicio final por nuestro gran Sumo Sacerdote en la obra del juicio, donde Él está
ahora intercediendo por Su pueblo.
Y hermanos, cuando entendamos esto, hay una obra especial que tiene que ser hecha dentro del
pueblo de Dios, que por la fe tiene sus ojos puestos en el santuario. Dice, mientras Cristo está
purificando el santuario en el Cielo, los adoradores en la Tierra deben repasar cuidadosamente su vida,
y comprender su carácter con la norma de justicia, comparándolo para llegar a ser lo que Dios espera
que sean. Hay una obra que hay que hacer en esta tierra hermanos, que está ligada íntimamente con la
obra que Cristo está haciendo en el Cielo.
Todo esto es de tremenda importancia para que Cristo pueda venir. Y hay una cita más, que no la
voy a leer ya, está en la página que sigue, donde dice, que el Espíritu Santo va a apoyar todo aquel que
predique la verdad del santuario hermanos. Así que ustedes pueden orar para que en estos dos fines de
semana, el Espíritu Santo sea derramado en sus corazones. Y yo tengo la seguridad que el Espíritu
Santo va a estar conmigo, porque este es el tema que Dios anhela que sea entendido por el pueblo de
Dios. Es el fundamento mismo de nuestra fe y nos ayudará a entender todas las doctrinas. Hermanos,
en el santuario se entiende la muerte de Cristo. En el santuario se entiende la encarnación de Cristo. En
el santuario se entiende la verdad de la justificación y la redención. Se entiende la verdad de la
santificación, el perdón de los pecados y la limpieza. En el santuario está la verdad del bautismo,
representada en el lavacro. En el santuario está la verdad del Sábado, de la ley de Dios. En el santuario
está la verdad del estado de los muertos, el juicio final, la venida de Cristo. Está la verdad del diezmo,
de las ofrendas. Está la verdad de la limpieza que tiene que tener el pueblo de Dios. Las leyes de salud.
Todo está incluido en el santuario. No hay una sola doctrina de la Palabra de Dios y del movimiento
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adventista que no se encuentre en el santuario. Es más, a través del santuario podemos llegar a entender
la relación que tienen todas esas doctrinas como un todo para el tiempo del fin. Quiera el Señor
ayudarnos a concentrar nuestra mente en estos temas. A estudiarlos y profundizarlos y a darnos una
visión clara de Cristo, el gran Sumo Sacerdote que intercede por Su pueblo. Muy pronto, Él dejará de
ser un Sumo Sacerdote y vendrá como Rey vencedor a buscar a los que por la fe le siguieron al
santuario celestial. Entonces será demasiado tarde para aceptarle como Intercesor, como Abogado y
Sumo Sacerdote. Hoy es el momento de aceptarle como Sacerdote, para que Él pueda tomar nuestro
caso, pueda limpiarnos de todo pecado y presentarnos sin mancha delante de Su gloria en el día de Su
venida. Ojalá que a través de esta serie de temas sobre el santuario, podamos llegar a apreciar más a
Cristo y Su ministerio en el santuario celestial. Porque Él es el centro de todo este estudio. Él es la
víctima, Él es el Sacerdote, Él es el tabernáculo, Él es el santuario, Él es el lavacro, Él es el altar, Él es
la mesa de los panes, Él es los panes de la preposición, Él es el candelabro, Él es la luz, Él es el
Intercesor allí en el altar del incienso de la intercesión, Él es la ley, Él es el pacto que Dios ha hecho,
Él es propiciatorio que cubre el arca, Él es la gloria de Dios, el Shekinah, Él es el todo, porque Él dijo,
hazme un santuario y Yo habitaré en medio de vosotros. A través del santuario es como Cristo habita
en medio de Su pueblo. Y finalmente, cuando todo esté concluido, cuando todo se haya acabado, y la
obra de la redención esté terminada, entonces el gran templo de Dios, el santuario, que ha sido el
centro de la redención por las edades, descenderá a esta Tierra como leímos en nuestra lectura bíblica,
el tabernáculo de Dios estará entre los hombres y nosotros seremos Su pueblo y Él será nuestro Dios en
medio de nosotros. Entonces, aquel gran templo de Dios, que levantó el Señor y no el hombre, en el
Cielo, será trasladado a este planeta, y este planeta Tierra, que no es sino una minúscula mancha en el
espacio, no es sino un punto como la punta de un alfiler en medio de un océano, de pequeño e
insignificante, se transformará en el centro del universo de Dios. Y el mundo entero vendrá a aprender
aquí a esta Tierra del inmenso amor de Dios, que tuvo a bien redimir a los pecadores en ese gran
santuario, el santuario celestial. Quedará como testimonio para todas las edades el poder de Cristo para
salvar hasta lo sumo a todo aquel que confía en Él. Ojalá que Cristo llegue también a morar en el
santuario de nuestro corazón. Y que al entender la doctrina del santuario, esto nos lleve a nosotros a ser
un santuario para Cristo también. Para que mediante Su presencia en nosotros podamos llegar a ser
sacerdotes de Dios y de Cristo y reinar con Él y tener entrada al gran templo de Dios en el Cielo. Al
santuario eterno, donde solamente los que por la fe hayan entrado aquí en esta Tierra, podrán entrar
allá hermanos. Los únicos que entrarán en el san celestial, serán los 144.000 que entraron por la fe en
la Tierra, comprendiendo esta verdad tan grandiosa. Por eso es que esta última generación es tan
especial. Por eso es que esta verdad del santuario el diablo la odia tanto. Porque él sabe que sólo los
que comprenden la verdad del santuario serán los privilegiados de entrar por las puertas de ese
santuario celestial, y ver la gloria de Dios en Su templo. Yo quiero estar entre ese grupo y te invito a ti,
para que también tu puedas comprender esa verdad, y llegar a formar parte de ese grupo, con Cristo
Jesús. Que el Señor te bendiga.
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El sol se estaba poniendo. Los rayos que antes habían estado tan tibios, ahora comenzaban a
mostrar que la noche se acercaba. Y por primera vez un aire frío hace pasar un escalofrío sobre esos
dos seres, esa pareja. Levantan sus ojos y miran sorprendidos la escena. Fue el día más triste, más
negro, más horrendo de la historia de este mundo. Fue el día en que nuestros primeros padres pecaron.
Y en ese día antes de la puesta del sol, después que Dios estuvo hablando con ellos por varias horas,
explicando las consecuencias de su pecado, después que Dios estuvo con ellos explicándoles que la
única manera que ellos podían recibir el perdón, era aceptando a Aquel que vendría a redimirlos del
pecado. Después de darles la profecía de que la simiente de la mujer aplastaría a Satanás, aunque
Satanás le diría, después de explicar el plan de salvación ante los ojos asombrados de Adán y Eva, Dios
llamó a un humilde animal, que al escuchar la voz de su creador se acercó mansamente y obediente
hasta sus pies y vino a lamerle sus manos. Y allí, para que nunca jamás se les olvidase a Adán y a Eva
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lo que Dios les había relatado, la realidad terrible del pecado que trae como consecuencia la muerte,
Dios tomó ese animal humilde, ese animal obediente, ese animal manso que acudió a la voz de aquel
que lo había llamado, y cogiéndolo en sus manos el mismo
Creador levantó un cuchillo y dejándolo caer sobre la garganta del animal, le cortó el aliento. La
sangre comenzó a fluir a borbotones. Adán y Eva nunca habían visto eso. Se quedaron pasmados. El
animal se sacudió y en medio del estertor, finalmente quedó inmóvil y muerto. Fue algo horrendo.
Cuando Dios volvió a llamar otro animal. Y ante los ojos de Adán y Eva, que ya no podían creer lo que
estaba viendo, el mismo Creador le quita la vida a un segundo cordero. Que impresión profunda debe
haber causado esta sangre derramada, en ese primer día horrendo de la historia de este mundo. Dice la
Escritura, en Génesis capítulo 3 y el versículo 21, y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer, túnicas
de pieles y los vistió.
El Creador, el que había dicho que si pecaban habían de morir. El mismo Creador quitó la vida
de esos dos animales inocentes, y con las pieles hizo túnicas para cubrir a Adán y a Eva. Con eso quiso
enseñarles una lección, que habría de ser repetida día tras día, por siglos, por más de 4.000 años.
Habría de repetirse esa misma escena. De padres a hijos debía pasarse, recordando lo terrible del
pecado. Y recordando la promesa que algún día el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo,
habría de venir para con su manto de justicia, cubrir nuestra iniquidad. Esas pieles de esos animales,
representaban a Cristo. Esos animales inocentes, que tuvieron que morir, representaban al Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. Y en el capítulo 4, del libro de Génesis, está la historia de cómo
Abel trajo de los primogénitos de sus ovejas, versículo 4, Abel trajo también de los primogénitos de
sus ovejas, de lo más gordo de ellas, y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Pero no miró con
agrado a Caín y hacia la ofrenda suya, porque Caín, dice el versículo 3, había traído del fruto de la
tierra una ofrenda a Jehová.
Y hay muchas personas que no entienden por que Dios aceptó la ofrenda de Abel y no aceptó la
ofrenda de Caín. Siendo que el versículo 2 dice, después dio a luz su hermano Abel, primero nació
Caín y después Abel, y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra. Si Caín era labrador
y trajo ofrenda del fruto de la tierra a Dios, ¿por qué Dios no aceptó el fruto que le traía Caín como
ofrenda? Si le traía de lo que él trabajaba. Le traía del fruto de la tierra. Era lo más lógico que Caín le
entregase a Dios lo que él labraba. Mientras que Abel, como era pastor de ovejas, le traía de las ovejas.
¿Por qué Dios es tan injusto, dicen algunos, y no aceptó la ofrenda de Caín? La respuesta está en que
Dios había instituido, desde el mismo día en que entró el pecado en el mundo, los sacrificios de
animales. Porque sin derramamiento de sangre no hay ¿qué cosa? No hay remisión de pecados.
El pago del pecado, la paga del pecado es muerte. Y solamente con la sangre, que es símbolo de
la vida, se puede hacer remisión de pecados. Dios nunca podía aceptar la ofrenda de Caín. Porque
mostraba desprecio por la instrucción directa de Dios. En la cual Dios les había dicho que como pago
del pecado, solamente la sangre. Y muchos que leen la Biblia, y llegan al libro de Levíticos, dicen,
¿pero por qué tanta sangre? ¿Por qué tantos sacrificios? Cuando Dios habló con Moisés sobre el monte
Sinaí, le explicó las leyes de los sacrificios y las ofrendas. Y le dio un ejemplo de cómo debían hacerse
los sacrificios. Le especificó cada uno de los sacrificios que debían hacerse por el pecado. Y algunos
que leen el libro de Levíticos dicen, que tremendo, tanta sangre derramada en el desierto. Sin embargo,
en medio de toda esa sangre y en medio de todo ese drama, Dios quería enseñar una lección objetiva a
Su pueblo.
Y de eso se trata el tema de esta noche. Drama y sangre en el desierto. El sistema de sacrificios y
su simbolismo en el plan de salvación. Y lo que ustedes van a aprender hoy, les va a sorprender
tremendamente. Muchos no entienden el por qué de tantos sacrificios. Muchos no entienden lo que
sucedía en el santuario hebreo. Hoy vamos a estudiar el tema del santuario. Y vamos a ver como todo
eso tenía como objeto mostrarnos el plan de salvación. Veamos el santuario que Dios mandó construir.
Ismael por favor. ¿Hay alguien que nos ayude con las diapositivas?
Dios descendió sobre el monte Sinaí y le dio a Moisés las tablas de la ley. Esas tablas, que
simbolizaban el carácter de Dios. Arreglen el foco por favor. Esas tablas de la ley mostraban lo que era
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el pecado. La próxima por favor. El pecado es transgresión de la ley de Dios. El pecado se paga
solamente con la sangre. Dios entonces le dijo a Moisés, además de los diez mandamientos, le dio una
serie de leyes, y le dijo, han de construirme un santuario para que yo habite en medio de vosotros. Y le
dio las especificaciones de cómo debían construir ese tabernáculo o santuario, ese templo, en el mismo
desierto. Y Dios le mostró en el monte el ejemplo de cómo debía ser ese santuario. Moisés lo construyó
exactamente como debía ser.
He aquí una vista del santuario, según las instrucciones que Dios le dio a Moisés. Junto al monte
Sinaí estaba acampado el pueblo, en miles de tiendas de campaña. El santuario estaba rodeado por una
cortina blanca. Y dentro de él estaba el edificio propiamente dicho, que era hecho de madera recubierta
en oro. Era un edificio muy costoso y muy hermoso. En él se manifestaba la gloria de la presencia de
Dios. La nube se asentaba sobre el santuario mostrando la presencia de Dios. Y el santuario que Dios
les mandó construir, estaba dividido en dos partes. Si ustedes notan, dentro de lo que se llamaba el
atrio del tabernáculo, estaba en primer lugar el altar del sacrificio. Luego la fuente o el lavacro y
entonces dentro del edificio, la parte que se llamaba Lugar Santo, y luego el Lugar Santísimo.
En el altar del sacrificio, era donde se celebraban todos los sacrificios por el pecado. El pecador
traía un animal, confesaba sus pecados sobre la cabeza del animal. Así simbólicamente, el pecado
pasaba del pecador al animal inocente. El pecador quedaba libre. Transfería sus pecados, al confesarlos
sobre la cabeza del animal, al animalito inocente. Y ahora, como la paga del pecado es muerte, el
animal tenía que ser sacrificado. El mismo pecador debía degollar al animal, y entonces la sangre había
de ser derramada al pie del altar. El sacerdote llevaba la sangre dentro del santuario. Y el santuario
estaba dividido en dos partes. Todo era recubierto, eran planchas de madera recubiertas de oro. Dentro
del Lugar Santo, estaba el candelabro de oro, con siete lugares para el fuego, con siete velas, y la mesa
de los panes de la proposición. También dentro del Lugar Santo, que era el primer compartimento,
estaba el altar del incienso. Allí, en ese altar del incienso, tenía que traer el sacerdote, la sangre del
sacrificio, y con el dedo tocar los cuernos del altar.
Detrás del velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, estaba el arca del pacto con la
presencia de Dios. Noten que en este primer compartimento estaba el candelabro, del cual vemos la
sombre aquí. Estaba la mesa de los panes de la proposición y estaba el altar del incienso. Entonces, en
el Lugar Santísimo, detrás del velo que separaba un lugar del otro, un velo hermosamente bordado, con
figuras de ángeles, por su puesto lo que aquí está no se compara con la hermosura de lo que era ese
santuario. Esto es simplemente una imitación de él, pero dice la Biblia que eso estaba bordado de tal
manera, con hebras de oro, que la luz que se reflejaba del candelabro de oro y las paredes que eran
todas de oro, reflejaban la gloria y centellaban dentro de ese edificio.
Y atrás del velo entonces estaba el arca del pacto. Era un arca de madera de acacia, cubierta de
oro, con dos ángeles dentro del Lugar Santísimo. Los dos ángeles sobre la tapa del propiciatorio. Y
dentro del arca se encontraba la ley que Dios
escribió con su propio dedo. Los diez mandamientos. También dentro del arca fue guardada la vara de
Aarón y el maná, recordando el pan que Dios les dio del Cielo.
Dijimos que cuando el pecador venía a ofrendar, el sacerdote, después que el pecador mataba al
animal, tomaba de la sangre, y esa sangre la llevaba dentro del santuario. La sangre es símbolo de la
vida que demandaba la paga del pecado. Una vez al año, sin embargo, el sacerdote entraba en el Lugar
Santísimo, detrás del velo, para hacer la purificación del santuario. Todo esto tenía un simbolismo muy
importante en el plan de salvación. Simbolizaba desde que Caín y Abel pecaron, el altar del sacrificio
simbolizó la paga del pecado. Ese altar del sacrificio, por el cual Abel fue muerto, era la sombra de la
cruz. Todo esto estaba antes de que Cristo viniese a morir por nosotros. Cristo divide la historia del
mundo en dos. Antes de Cristo y después de Cristo. Antes de Cristo, la sombra de la cruz era el altar de
sacrificio, simbolizado por esos corderos que eran ofrecidos para remisión de los pecados. Después de
Cristo, esto quedó abolido, y entonces el recordativo de la muerte de Cristo es el bautismo, símbolo de
su muerte y su resurrección, y la Santa Cena, donde se participa del pan y del vino que simbolizan el
cuerpo y la sangre de Cristo. Los sacrificios fueron abolidos.
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Sin embargo, en esta noche quisiéramos ver como cada una de las partes del santuario
simbolizaba el ministerio de Cristo en el Cielo, donde Él intercede por nosotros como Sumo Sacerdote.
El Cielo es la morada de Dios. y el santuario que Moisés construyó aquí en la Tierra, era una copia en
miniatura del gran templo en el Cielo, en el cual Cristo intercede por nosotros ahora. Veamos lo que la
Palabra de Dios nos dice respecto a ese templo. En el libro de Hebreos se nos explica de como Moisés
levantó ese tabernáculo. Hebreos 8. Dice así en el versículo 1 en adelante, ahora bien, el punto
principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal Sumo Sacerdote, el cual se sentó a la diestra
del trono de la majestad en los Cielos. Ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que
levantó Dios y no el hombre. Noten, Cristo es ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo
que levantó el Señor y no el hombre. Y luego explica, porque todo sumo sacerdote está constituido
para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que también este tenga algo que ofrecer.
Así es que si estuviese sobre la Tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que
presentan las ofrendas según la ley. Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas
celestiales. Dice aquí que los sacerdotes ofrecen ofrendas en el altar, eran figura y sombra de las cosas
que pasan en el Cielo. Como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo diciéndole, mira,
haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.
Cuando Moisés recibió las ordenes, Dios le dijo que lo hiciese de acuerdo al modelo que Dios le
mostraba en el monte. En el monte de Sinaí Dios le mostró el modelo del gran santuario en el Cielo, y
le dijo hazlo conforme a eso. Y le dio las medidas como debía ser hecho. Y todas las instrucciones. Y
si ustedes creen que esto no es importante, van a ver cuanto le dedica la Biblia a este asunto. En el libro
de Éxodo, desde el capítulo 24 en adelante, hasta el fin del libro de Éxodo, están las instrucciones para
edificar el tabernáculo, o el santuario. Vamos a leer en Éxodo 25, en el versículo 8. Y harán un
santuario para mi y habitaré en medio de ellos, conforme a todo lo que yo te muestre. El diseño del
tabernáculo y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. Dios le dijo que todo tenía que ser una
copia de lo que Él le iba a mostrar. Tanto el diseño del santuario, como de todos los utensilios, de
acuerdo a lo que Dios le mostraría. Y entonces le comienza a explicar. Y dice, el arca del testimonio.
Fíjense los títulos ahora en su Biblia. Primero dice el arca del testimonio. Luego dice la mesa para el
pan de la proposición. Luego dice el candelero de oro. Luego el tabernáculo. Todas las instrucciones de
como hacer el tabernáculo. En la página 83 el altar de bronce. Página 84 el atrio del tabernáculo. El
aceite para las lámparas. Las vestiduras de los sacerdotes. Luego viene la consagración de Aarón y sus
hijos. En la página 87 las ofrendas diarias. Luego, en el capítulo 30, el altar del incienso. Luego al final
del capítulo 30 la fuente de bronce. El aceite de la unción y el incienso. Y entonces comienza en el
capítulo 36 la construcción del tabernáculo. Y como se hizo según las instrucciones que Dios había
dejado. El mobiliario del tabernáculo, el atrio, la dirección de la obra, los materiales usados en el
santuario, hasta el final del capítulo 40. Noten ustedes que desde el capítulo 25 hasta el 40, son 15
capítulos, solamente para dar las instrucciones de como construir el tabernáculo. Todo el libro de
Levíticos, son 27 capítulos, se da simplemente para dar las instrucciones de los cultos y servicios a
tener en el tabernáculo. Y de las ofrendas.
Lo que yo les mostré en las vistas a colores, y lo que explicamos, está todo explicado en el libro
de Levíticos. Por ejemplo, veamos en el capítulo 4, dice en el versículo 4, traerá el becerro a la puerta
del tabernáculo de reunión, delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro. Y lo
degollará delante de Jehová. Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro y la traerá al
tabernáculo de reunión. Y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete
veces delante de Jehová hacia el velo del santuario. Y el sacerdote pondrá de esta sangre sobre los
cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová, y
echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del
tabernáculo de reunión.
Ahora noten, el pecador tenía que traer, confesar su pecado sobre la cabeza del animal, y el
sacerdote entonces llevaba la sangre dentro del santuario. Todo esto, dice el apóstol Pablo, es símbolo
de lo que sucede en el Cielo. Vamos a leerlo en el libro de Hebreos. Donde estuvimos leyendo hace un
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momento, nos dice que así como el tabernáculo era una copia de lo que está en el Cielo, en miniatura,
también todo lo que hacían los sacerdotes y las ofrendas por el pecado, era un simbolismo de lo que
Cristo hace por nosotros ahora en el Cielo. Dice así, en el capítulo 9 del versículo 1 en adelante, ahora
bien, aún el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal. Porque el tabernáculo
estaba dispuesto así. En la primera parte llamada el Lugar Santo, estaba el candelabro, la mesa de los
panes de la proposición. Y tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar
Santísimo. Frente al cual había un incensario de oro, y el arca del pacto cubierta de oro por todas
partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las
tablas del pacto. Y sobre ella los querubines de gloria, que cubrían el propiciatorio, de las cuales cosas
no se puede ahora hablar en detalle. Y así dispuestas estas cosas, en la primera parte del tabernáculo
entran los sacerdotes continuamente para cumplir los oficios del culto. Pero en la segunda parte, sólo el
sumo sacerdote, una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados de
ignorancia del pueblo. Dando a entender el Espíritu Santo con esto, que aún no se había manifestado el
camino al Lugar Santísimo, entretanto la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. Lo cual es
símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios, que no pueden hacer
perfecto en cuanto a la conciencia, al que practica tal culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas,
de diversas abluciones y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las
cosas. Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y
perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir no de esta creación, y no por sangre de machos
cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo,
habiendo obtenido eterna redención. Y en el versículo 23 dice lo siguiente, así fue pues necesario que
las figuras de las cosas celestiales, fuesen purificadas así. Pero las cosas celestiales mismas, con
mejores sacrificios, porque no entró Cristo en el santuario hecho de manos, figura del verdadero.
Ahora noten, aquí dice Pablo, que el santuario hecho de manos era una figura de otro santuario, que
está ¿donde? En el Cielo. Y Cristo al subir al Cielo, entró en ese santuario para hacer, desde su muerte
en adelante, lo que antes hacían los sacerdotes en el santuario aquí en esta Tierra.
Pero Cristo no va con sangre de animales a redimir los pecados. Sino que dice aquí, con su
propia sangre. Ya lo leímos en el versículo 12, no con sangre de machos cabríos ni de becerros, sino
con su propia sangre entró en el santuario en el Cielo, habiendo obtenido eterna redención. ¿Qué es lo
que está haciendo Cristo en el Cielo ahora? Esto es lo que queremos estudiar en esta noche. Después
que Cristo murió, y noten que en el santuario terrenal el altar estaba fuera del edificio. Estaba en el
atrio. La Biblia dice, que el Cielo es donde está el trono de Dios. Pero el atrio es esta Tierra. Vamos a
leerlo en Mateo capítulo 5 y en el versículo 34, yo os digo no juréis en ninguna manera, ni por el Cielo
porque es el trono de Dios, ni por la Tierra porque es el atrio de sus pies. El Cielo es donde está el
santuario de Dios. El santuario real que hizo Dios y no el hombre. Y la Tierra es el atrio de sus pies.
Cristo fue sacrificado en el lugar del atrio. En el lugar del altar, aquí en esta Tierra. Murió como
Cordero expiatorio. Ascendió al Cielo y entró en el santuario celestial, como entraba el sacerdote para
llevar la sangre ante el altar. En el Lugar Santísimo es donde está el trono de Dios. Y cada uno de los
elementos del santuario simbolizaban la obra de Cristo en el Cielo.
Por ejemplo, el candelabro de oro, simboliza la obra de Cristo como luz del mundo. Él dijo yo
soy la luz del mundo. Esa luz que iluminaba el santuario representaba a Cristo. La mesa de los panes
de la proposición simbolizaba también a Cristo, porque Él dijo yo soy el pan vivo que descendió del
Cielo. Los panes simbolizaban el alimento espiritual que Cristo nos da. Cristo desde el Cielo nos
ilumina. Cristo desde el Cielo nos alimenta con el pan de Su Palabra. Él es el pan vivo que descendió
del Cielo. También había un altar del incienso, y ese altar del incienso simbolizaba la obra de Cristo
como intercesor por nosotros en el Cielo. Vamos a leer en el libro de Apocalipsis, en el capítulo 11,
nos habla de que en el Cielo también hay un santuario. Se le llama el templo o el tabernáculo. Y dice el
versículo 19, y el templo de Dios fue abierto en el Cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo.
Cuando Juan vio en el Cielo el templo de Dios, dice que se abrió, y pudo ver dentro de la parte interna,
en el Lugar Santísimo, el arca del pacto, que contiene la ley de los mandamientos de Dios. No sólo eso,
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sino que también en el Cielo hay un altar del incienso. En el capítulo 8, dice así en el versículo 1,
cuando se abrió el séptimo sello se hizo silencio en el Cielo como por media hora. Y vi a los siete
ángeles que estaban en pie ante Dios, y se le dieron siete trompetas, y otro ángel vino entonces, y se
paró ante el altar. Noten que Juan vio en el Cielo un altar. Con un incensario de oro, y se le dio mucho
incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del
trono. Delante del trono, igual que en el santuario celestial, aquí en esta Tierra había un altar de oro. Y
un incensario. Y en ese altar de oro, es donde llegan las oraciones de los santos. El incienso es símbolo
de las oraciones de los hijos de Dios. Y se presentan ante el trono de Dios. Cristo, en el Cielo, no
solamente es nuestra luz que nos ilumina, es nuestro alimento diario, sino que también Él es el que
intercede por nosotros como Sumo Sacerdote ante Dios, y presenta las oraciones de sus hijos ante el
Padre. Él es nuestro intercesor en el santuario celestial.
Ahora, noten ustedes como todo el santuario era un símbolo de la obra del Señor Jesús. En el
Lugar Santísimo estaba el trono de Dios. Allí en medio de los querubines de gloria, se presentaba la
gloria de Dios. Y cuando el pecador pecaba, un cordero tenía que ser muerto, y la sangre tenía que ser
llevada dentro del santuario. De igual manera, cuando nosotros pecamos hoy en día, ya no necesitamos
matar un animal, sino que confesamos nuestros pecados a Cristo, y Él toma esos pecados, los quita de
nosotros y quedan registrados en el santuario de Dios, para luego borrarlos definitivamente en ese día
especial, así como en el antiguo Israel, cuando el sumo sacerdote una vez al año limpiaba el santuario.
De esto vamos a hablar mañana por la noche.
Pero yo quiero mostrarles a ustedes que no solamente el plan de salvación estaba puesto en esos
simbolismos en el santuario, sino también en todo lo que se celebraba en el santuario, tenía un ejemplo
exacto de lo que había de ser el plan de salvación. La sangre era símbolo de la muerte de Cristo. Los
sacrificios. Pero también Dios les presentaba en vivo un drama. Un drama cada noche. Cada día.
Cuando se celebraban los sacrificios se mostraba que la paga del pecado era la muerte. Pero cada año,
en siete fiestas anuales, se mostraba el plan de salvación dramatizado, como en un ejemplo, para que
ellos viesen cómo Dios iba a redimir al mundo de sus pecados. Y a eso quiero ir en esta noche.
En el libro de Levíticos, en el capítulo 23, vamos a ver las siete fiestas anuales que se celebraban
en el santuario. Levíticos 23. Dice así, en el versículo 4 en adelante, estas son las fiestas solemnes de
Jehová, las santas convocaciones a las cuales convocaréis en sus tiempos. Y entonces menciona las
siete fiestas anuales. Y las vamos a poner aquí. Estas fiestas tenían relación con los servicios del
santuario. En ese tabernáculo, donde se ofrecían los sacrificios diarios, también se celebraban para el
culto siete fiestas. La primera de ellas está en el versículo que sigue, en el 5. En el mes primero, a los
14 del mes, entre las dos tardes, Pascua es de Jehová. La Pascua se celebraba el 14 del primer mes. Y
el primer mes se llama el mes de Nisán. El 14 de Nisán. Luego dice, a los 15 días de este mes primero,
es la fiesta solemne de los Panes sin levadura. Siete días comeréis panes sin levadura. La segunda fiesta
es la de los Panes sin levadura. En otras Biblias dice la fiesta de los asimos. Y vamos a poner ese
nombre, porque es un nombre más corto que panes sin levadura. Asimos significa eso. Asimos
significa panes sin levadura.
Ahora noten, dice aquí, a los 15 días del mes primero, la fiesta solemne de los panes sin levadura
a Jehová. Siete días comeréis panes sin levadura. Desde el 15 hasta el 21 de Nisán, se celebraba la
fiesta de los asimos. Pero sigamos leyendo. El primer día tendréis santa convocación, ningún trabajo de
siervo haréis. El primero de esos siete días, que era el 15, le vamos a poner un círculo. Significa que
ese día, dice allí ningún trabajo de siervos haréis, y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida. El
séptimo día será santa convocación y ningún trabajo de siervo haréis. Del 15 al 21 era la fiesta de los
asimos. Siete días de fiesta. Pero tanto el primer día como el último, eran días de reposo. No se
trabajaba en ellos. Eran días feriados. Ningún trabajo de siervos haréis.
Además de las fiestas, habían ciertos días especiales que se llamaban días de reposo. Y todo esto
tiene un significado muy especial en el plan de salvación, como lo vamos a ver ahora. Vamos a ver la
tercera fiesta anual. Dice el versículo 9, habló Jehová a Moisés diciendo, habla a los hijos de Israel y
diles, cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su
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mies, traeréis de los primeros frutos de vuestra siega. De ahí tomamos el nombre de la fiesta. Primeros
frutos. Se conoce también con el nombre de primicias. Las primicias o primeros frutos, dice el
sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová para que seáis aceptos. El día siguiente del día de reposo
la mecerá. Y ahí tiene un asterisco día de reposo que dice aquí, equivale a sábado. El 14 de Nisán era la
fiesta de la Pascua. Del 15 al 21 era la fiesta de los Panes sin levadura. Pero las Primicias se hacía el
día siguiente al día de reposo. Al Sábado, que es el domingo. El domingo, era un día especial de fiesta
de las Primicias. Y era siempre el domingo que seguía al Sábado después de Pascua. Digamos que la
Pascua, el 14 de Nisán, cayese un lunes. El 15 comenzaba la fiesta de los Asimos por siete días. Pero
el domingo se celebraba la fiesta de las Primicias. Siempre era el día después del Sábado después de
Pascua. Si la Pascua caía un viernes, el día siguiente que era Sábado, se celebraba la fiesta de los
Asimos, y el día siguiente que era domingo, se celebraba la fiesta de as Primicias. Esa es la tercera
fiesta anual. Dice el versículo 12, en el día que ofrezcáis la gavilla ofreceréis un cordero de un año sin
defecto, en holocausto a Jehová. Versículo 13, su ofrenda será dos décimas de Efa de flor de harina,
amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová, en olor gratísimo, y su libación será de vino, la cuarta
parte de un Him.
Ahora noten que con estas fiestas se ofrecían primero holocaustos. Holocaustos quiere decir
sacrificios de animales. En segundo lugar se ofrecía ofrenda de comidas, dos décimas de flor de harina
amasada con aceite. Ofrenda encendida con olor grato a Jehová. En segundo lugar se ofrecían comidas
de harina, y también se ofrecían libaciones. Son bebidas. Ahí dice que tenía que ser de vino, o sea de
jugo de uva, la cuarta parte de un Him. Comidas eran ofrendas encendidas. Sacrificios, ofrendas y
bebidas. Sigamos leyendo. Versículo 15, contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día
en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida, siete semanas cumplidas serán, hasta el día siguiente
del séptimo día de reposo, contaréis 50 días y entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De aquí
viene el nombre de la cuarta fiesta anual. La cuarta fiesta es Pentecostés. Pentecostés se celebraba 50
días después de la fiesta de las Primicias. De ahí viene el nombre Pentecostés. Pente quiere decir 5 y
Pentecostés 50. Cincuenta días. Se contaban desde las fiesta de las Primicias, y entonces venía la
próxima fiesta. Sigue diciendo, de vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que
serán dos décimas de Efa de flor de harina cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Y
ofreceréis con el pan siete corderos de un año, sin defecto, un becerro de la vacada, dos carneros. Serán
en holocausto a Jehová, con su ofrenda y sus libaciones. ¿Qué son libaciones? Bebidas. Ofrenda
encendida en olor grato a Jehová. Ofreceréis además un macho cabrío por expiación, y dos corderos
de un año en sacrificio de ofrenda de paz. Y el sacerdote presentará como ofrenda mecida delante de
Jehová con el pan de las primicias, los dos corderos. Serán cosa sagrada a Jehová para el sacerdote. Y
convocaréis en este mismo día santa convocación. Ningún trabajo de siervo haréis. Estatuto perpetuo
en donde quiera que habitéis en vuestras generaciones.
Este día también era un día de reposo y vamos a ponerle un círculo alrededor del número 50.
Porque era el tercer día de reposo. No se trabajaba en ese día. Y algunos dicen, bueno pastor, ¿qué
importancia tienen todas estas fiestas, que ya no se celebran? ¿Por qué estamos leyendo todo esto? Ah,
porque en un momento vamos a ver que todo esto es una profecía del plan de salvación, que se
cumplió en detalle, hasta el día exacto que estaba profetizado, y lo vamos a ver en un momento.
Vamos a la quinta fiesta. Dice el versículo 24, habla a los hijos de Israel y diles, en el mes
séptimo, al primero del mes tendréis día de reposo. Una conmemoración al son de trompetas y una
santa convocación. Ningún trabajo de siervo haréis, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. La quinta
fiesta anual se conoce con el nombre de Trompetas. La fiesta de las Trompetas. Era el primer día del
séptimo mes, que se llama el mes de Tishri. El primero de Tishri, el séptimo mes en el calendario
judío. Dice, tendréis una convocación, un día de reposo, una conmemoración al son de trompetas.
Sonaban las trompetas ese día. Y no se podía trabajar. Era un día de reposo.
Versículo 27, a los diez días de este mes séptimo será el Día de Expiación. Tendréis santa
convocación y afligiréis vuestras almas y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Ningún trabajo haréis
en este día. Porque es día de expiación para reconciliaros delante de Jehová vuestro Dios. Así como el
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primero del mes séptimo, era un día de reposo y no se trabajaba, la sexta fiesta era la fiesta del Día de
Expiación. Hasta el día de hoy, los judíos celebran esa fiesta. Se llama el Yom Kippur. El nombre
hebreo Yom quiere decir día y Kippur expiación. Día de la Expiación. Así como celebran la Pascua, y
así como celebran el Rosh Hashaná, que es el primer día del calendario hebreo. Día de Expiación, el
día 10 de Tishri. También era día de reposo y no se podía trabajar. Sigamos leyendo. Nos queda una
más.
Ningún trabajo haréis, decía el versículo 28, porque es Día de Expiación, para reconciliáros
delante de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en este mismo día será cortada
de su pueblo. Y cualquier persona que hiciere trabajo alguno en ese día, yo destruiré a la tal persona de
entre su pueblo. Ningún trabajo haréis, estatuto perpetuo es por vuestras generaciones donde quiera que
habitéis. Día de reposo será a vosotros y afligiréis vuestras almas, comenzando a los nueve días del
mes, en la tarde. De tarde a tarde guardaréis vuestro reposo. Noten que le llama día de reposo. Porque
no se trabaja. Día de reposo será a vosotros. Igual que estos otros días, el 15 de Nisán, el 21 de Nisán,
el día de Pentecostés, el primero del mes séptimo y el décimo del mes séptimo, eran días de reposo. No
se trabajaba en ellos. Se les llamaba días de reposo, o sábados. No quiere decir que eran el séptimo día
de la semana, el Sábado. Porque Sábado quiere decir reposo. Se les llamaba días de reposo.
Y vamos a la última fiesta, la número siete. Versículo 34, habla a los hijos de Israel y diles, a los
15 días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los Tabernáculos a Jehová por siete días. El
primer día, tendréis santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis. Siete días ofreceréis ofrenda
encendida a Jehová. El octavo día tendréis santa convocación y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová,
es fiesta, ningún trabajo de siervo haréis. La séptima fiesta se conoce por el nombre de Tabernáculos, o
Cabañas también. El pueblo tenía que vivir por 8 días en tiendas de campaña, recordando el tiempo
cuando estuvieron en el desierto. En enramadas. Y comienza esta fiesta de los Tabernáculos el 15 de
Tishri y dura hasta el 22. Noten que son 8 días. Dice, por siete días celebraréis la fiesta y el octavo día
también tendréis santa convocación y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Es fiesta, ningún trabajo
de siervo haréis. El 15 era un día de reposo, y el 22 del mismo mes Tishri, era otro día de reposo.
Ahora noten, tenemos fiestas, como son la Pascua, los Asimos, las Primicias, el Pentecostés, las
Trompetas, Expiación y Tabernáculos. Estos son los días de fiesta. Pero también hay días de reposo.
Por ejemplo, el 14 de Nisán, que es la Pascua, es una fiesta solemne, pero no es un día de reposo. Se
podía trabajar ese día. Mientras que el 15 era un día de reposo. El 16, el 17, el 18, el 19 y el 20 de
Nisán, eran días de fiesta pero no eran días de reposo. El 21 sí era día de reposo. Notemos la diferencia
entre los días de fiesta y los días de reposo, que son distintos. Hay días de fiesta y hay días de reposo.
Ahora noten, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete círculos. Hay siete días de reposo anuales. Y
hay siete fiestas anuales. Ahora, no siempre estos días de reposo caían en Sábado. Por ejemplo, el
Pentecostés siempre caía en domingo, pero era un día de reposo. Especial. Porque si ustedes cuentan
desde el domingo de las Primicias 50 días exactos, vuelve a caer en domingo. Si el día primero del mes
séptimo, que corresponde a nuestro mes de octubre, es día de reposo, y el 10 también es día de reposo,
los dos no pueden caer en Sábado. Digamos que cayese el primero de octubre en Sábado. El 10
obligadamente en martes. No puede caer nunca en el mismo día de la, semana, porque son 10 días. Y si
el 10 por ejemplo cae en Sábado, el 15 nunca puede caer en Sábado. El 15 tendría que ser en jueves. O
sea, no son días de reposo de Sábado del séptimo día de la semana, sino que son días de fiesta, lo que
nosotros llamaríamos feriado hoy en día. Que puede caer en cualquier día de la semana. Por ejemplo el
día de Juan Santamaría, a veces cae en lunes, a veces en martes, a veces en miércoles. Se va corriendo
de acuerdo al año. Así eran estos días de reposo. Suficiente con esto.
Vamos a ver ahora que simbolizaba todo esto. Y aquí viene lo interesante de la profecía. Cada
una de estas fiestas era un drama que se celebraba para mostrar una parte del plan de salvación. Miren
ustedes lo maravilloso de todo. La Pascua era cuando se mataba el cordero Pascual. En el libro de
Éxodo, en el capítulo 12, está la explicación de la Pascua. Ahí el título es la Pascua. Y dice en el
versículo 3, habla a la congregación de los hijos de Israel diciendo, en el 10 de este mes primero, tome
cada uno un cordero según la familia de los padres, un cordero por familia. Versículo 5, el animal será
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sin defecto, macho de un año, lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Tenía que ser un cordero o un
cabrito. Un animal perfecto sin defecto, lo tomaréis el 10 y lo guardaréis hasta el día 14 de este mes, y
lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel, entre las dos tardes. Y tomaréis de la sangre y la
pondréis en los postes en el dintel. Esta es la Pascua de Jehová.
El animal se elegía el 10. Pero era muerto el 14. ¿Qué simbolizaba la Pascua? Ese animal que
había de ser muerto, simbolizaba la muerte de Cristo. Lo dice el apóstol Pablo en su carta a los
Corintios, primera de Corintios 5:7, dice así, porque nuestra Pascua que es Cristo, fue sacrificada por
nosotros. La Pascua, el día que se mataba el cordero, simbolizaba la muerte de Cristo. Y ahora viene lo
interesante. Cristo murió un día 14 de Nisán, exactamente el día que se mataba el cordero Pascual. Ese
año 31 la Pascua cayó un viernes. Cristo murió el viernes a las 3 de la tarde. El cordero Pascual se
escogía el 10 de Nisán. Pero tenía que ser sacrificado el 14, entre las dos tardes. La hora en que se
sacrificaba el cordero Pascual, era entre las dos tardes, o sea el mediodía que comienza la tarde y las
seis de la tarde, entre las dos tardes, es las tres de la tarde. Cristo murió exactamente a las 3 de la tarde,
un 14 de Nisán, ese viernes. En el mismo momento en que el sacerdote estaba por matar el cordero
Pascual, sucedió un terremoto. El cuchillo se cayó de las manos del sacerdote asustado, el cordero
huyó y ya no tuvo que sacrificar el cordero. Porque el verdadero Cordero de Dios, que quita el pecado
del mundo, estaba muriendo en la cruz del Calvario. En el día y en la hora exacta en que se celebraba o
se mataba el cordero Pascual.
Ahora, el cordero se escogía el 10 de Nisán. En esta noche yo no puedo darles todos los detalles.
Tengo que correr, porque quiero explicarles lo que esto significa. Pero escuchen, Cristo una semana
antes de morir, el domingo anterior, entró cabalgando un pollino. Ese fue el domingo de ramos. El
lunes, saquen la cuenta, lunes, martes, miércoles, jueves y viernes; 10, 11, 12, 13 y 14. El 10 de Nisán,
el lunes, Cristo celebró la cena en la casa de Simón. Y la mujer, Magdalena, rompió el frasco de
perfume que costaba 300 denarios, y ungió a Cristo con ese perfume. Estaba Judas en la mesa. Y dice
la Escritura que cuando él vio eso, se enojó y dijo ¿para qué ese desperdicio? Y cuando Cristo le dijo,
esta me ha ungido para mi sepultura y la alabó a ella y reprendió a Judas. Dice la Escritura que Judas
se levantó de allí y se fue a hacer el trato con los judíos. Con los sacerdotes para vender a Cristo.
Exactamente el 10 de Nisán, cuando se apartaba el cordero para ser sacrificado el 14, Judas hizo el
trato de vender a Cristo por 30 monedas de plata. En el día exacto que estaba prefigurado, cuando los
judíos apartaban el cordero, Cristo fue apartado, marcado, y se acordó su precio, entre Judas y los
sacerdotes. Y el 14 exactamente, el día exacto en que se mataba el cordero Pascual, Cristo murió a la
hora exacta en que debía morir.
El 15 era la fiesta de los Panes sin levadura. ¿Y qué simbolizaban esos panes sin levadura? Mateo
26:26, mientras comían tomó Jesús pan, lo bendijo, lo partió, lo dio a sus discípulos, y dijo tomad
comed esto es mi cuerpo. Ese pan sin levadura simbolizaba el cuerpo de Cristo. En el día en que los
judíos comían el pan sin levadura, el 15 que fue Sábado, Cristo estaba en la sepultura. Su cuerpo estaba
descansando en la sepultura. En el mismo día, y la Escritura dice, que ese día cayó Sábado de gran
solemnidad. Juan 19, ya lo leímos esta noche al responder las preguntas, los judíos, por cuanto era la
preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la cruz en el día de reposo, pues
aquel día de reposo era de gran solemnidad, rogaron a Pilatos que le bajasen de la cruz. A los cuerpos.
Cristo murió el viernes. El Sábado era día de gran solemnidad. Cuando un día de reposo semanal, un
Sábado, coincidía con un día de reposo anual, se le llamaba día de gran solemnidad, porque era
doblemente sagrado. Era sagrado por ser el día de reposo, y era sagrado por ser un día de reposo anual.
Era doblemente feriado. Por ser Sábado y por ser día de reposo anual. Por eso se le llamaba Sábado de
gran solemnidad. Ese día Cristo estuvo en la sepultura. Cumpliendo exacto lo prefigurado por la
profecía de las fiestas anuales. Murió un 14 de Nisán, fue sepultado, y el día 15, en que se comía el pan
sin levadura simbolizando su cuerpo, su cuerpo estaba en la sepultura.
Ahora, el día siguiente era domingo. El domingo se ofrecían las primicias. ¿Qué simbolizan las
primicias? Vamos a ver lo que dice el apóstol Pablo en 1 Cor. 15:20, mas ahora Cristo ha resucitado de
los muertos, primicias de los que durmieron es hecho. Primicias de los que durmieron. Cristo es las
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primicias. La fiesta de las primicias simboliza la resurrección de Cristo. Pero estaba prefigurado, que
iba a suceder en domingo, según lo vimos. Cristo murió un viernes, estuvo en la sepultura el Sábado, y
el domingo resucitó como Primicias de los que durmieron. En el día exacto en que se celebraba la
fiesta de las Primicias, Cristo resucitó de los muertos.
Ahora, esto es algo muy interesante. Resulta que la fiesta de las Primicias, era antes de comenzar
la cosecha. Y les voy a explicar como se hacía la fiesta de las Primicias. El viernes antes del domingo
donde caía las Primicias, y recuerden que esto variaba de año en año, la Pascua podía caer un lunes, o
podía caer un martes, cualquier día de la semana, porque era un día específico, 14 de Nisán. Pero las
Primicias siempre caía en domingo. El viernes anterior a ese domingo, el sacerdote marcaba el campo
del cual se iba a cortar las primicias, para ofrendar las ofrendas, las gavillas mecidas en el santuario.
Ahora, aquí viene lo interesante. El viernes cuando Cristo murió, el sacerdote marcaba el campo de
donde se iban a cortar las primicias. Vamos a ver lo que sucedió cuando Cristo murió.
En Mateo 27 dice así, versículo 51, he aquí el velo del templo se rasgó de arriba abajo en dos. Y
la tierra tembló y las rocas se partieron. Y se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de los santos que
habían dormido, se levantaron. Y saliendo de los sepulcros después de la resurrección de Él, vinieron a
la santa ciudad, y aparecieron a muchos. Cuando Cristo murió, los sepulcros se partieron. En el
momento en que se marcaba el campo, los sepulcros fueron marcados, pero el día en que Cristo
resucitó, el día en que se mecía la gavilla encendida delante del altar, en ese día resucitaron con Jesús
las primicias de los que durmieron. Un grupo de santos. Y salieron y se aparecieron en la ciudad. Esos
santos fueron llevados con Cristo cuando ascendió al Cielo, explica el libro de Efesios en el capítulo 4.
Se cumplió exacto. Los sepulcros fueron marcados el viernes, y el domingo cuando Cristo resucitó, a la
hora exacta cuando el sacerdote a las 9 de la mañana me cía las gavillas, Cristo llevando a los suyos
que habían resucitado, se presentó ante el Padre. Es muy interesante esto. Tengo que correr.
El Pentecostés 50 días más tarde. En el Pentecostés fue cuando Cristo fue entronizado en el
Cielo. Y entró en el santuario y fue coronado como Sumo Sacerdote y como Rey en el Cielo. Fue
vestido de las ropas del Sumo Sacerdote para comenzar a interceder por nosotros en el Cielo. Lo dice
la Biblia en el libro de Hechos 2. Dice así, cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes
juntos, y de repente vino del cielo un estruendo de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la
casa donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos, y fueron llenos del Espíritu Santo. Y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen. Y Pedro explicó lo que había sucedido. Pedro les dijo, varones hermanos, a este
Jesús Dios lo resucitó de los muertos, de lo cual todos nosotros somos testigos. Y versículo 33, y ahora
exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha
derramado esto que vosotros veis y oís. Ascendió al Cielo y se sentó en Su trono. En el día de
Pentecostés Cristo fue entronizado en el Cielo. Y en ese mismo día, como señal de Su entronización,
derramó el Espíritu Santo en esta Tierra.
Ahora, esto tiene un simbolismo tremendo, que yo no les puedo explicar. Todo esto estaba
prefigurado en el santuario del antiguo Israel. El sumo sacerdote tenía que ser ungido con aceite. Y
Cristo en el Cielo fue ungido como Sumo Sacerdote, y el aceite era símbolo del Espíritu Santo. Cuando
Cristo en el Cielo fue ungido, se derramó el Espíritu Santo en esta Tierra, simbolizando que Él
comenzaba, entró en el santuario en el Cielo para ahora oficiar como Sumo Sacerdote en el Cielo. Por
eso es que es una blasfemia tan grande para con Dios, el tener un santuario en esta Tierra, el tener
sacerdotes en esta Tierra, y el tener un sumo pontífice en esta Tierra. Porque quita a Cristo del
santuario en el Cielo. Se acuerdan ustedes del cuerno pequeño que decía que iba a echar por tierra ¿qué
cosa? El santuario. La verdad la iba a echar por tierra e iba a pisotear el santuario. Iba a poner
sacerdotes en esta Tierra, iba a poner un sumo sacerdote en esta Tierra, para quitar la mediación de
Cristo en el Cielo. Ya no necesitamos a Cristo mediando, porque ahora tenemos quien interceda por
nosotros en esta Tierra. Por eso es que es tan terrible. Cristo comenzó a oficiar en el santuario celestial
el día de Pentecostés.
Ahora viene la parte más interesante. Cada una de estas fiestas tenía un símbolo en el plan de
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redención. Luego vienen las trompetas en el mes séptimo. Esto tiene que ver con el anuncio de que se
acerca el día del juicio. El Día de Expiación. En el Día de Expiación, que era el 10, el santuario era
purificado. Y aquí vamos a poner expiación igual a juicio. Las Trompetas eran el anuncio de que se
acercaba el Día de Expiación. El tiempo ha transcurrido en esta noche, y yo tengo que terminar. Esto
es tan importante, lo que estamos viendo, que le vamos a dedicar la conferencia de mañana por la
noche, titulada el Santo Sacerdocio. Para explicar lo que Cristo estuvo haciendo en el Cielo, desde que
ascendió al Cielo y fue entronizado el día de Pentecostés, hasta nuestros días. Pero se daba una fecha
exacta en que él como sumo sacerdote una vez al año entraba en el Lugar Santísimo, también Cristo
iba a entrar en el Lugar Santísimo, para hacer una obra especial en el Cielo. Y esto estaba la fecha
dada. Esto lo vamos a ver mañana por la noche. Tiene que ver con la profecía de la purificación del
santuario de Dan. 8:14, hasta 2.300 tardes y mañanas y el santuario será purificado. En 1.844 Cristo
pasó al Lugar Santísimo, cumpliendo la profecía, en la fecha exacta, para comenzar la purificación del
santuario en el Cielo. Y después de eso viene la fiesta de los Tabernáculos. Donde el pueblo hacía
fiesta tremenda, recordando cuando Dios los libró de los egipcios y pasaron al otro lado del mar, al
desierto, y entonces comenzaron a morar en tiendas. Donde pusieron sus tiendas la primera vez,
cuando huyendo de los egipcios, cruzaron el mar rojo, y entonces se asentaron. Ya no había más
peligro, y pusieron sus tiendas de campaña para pararse en el desierto. Eso es símbolo cuando seamos
libertados por Cristo y entremos en la Tierra prometida, en las moradas o tabernáculos que Él tiene
preparados para nosotros. Esto es símbolo de la segunda venida de Cristo. Y lo vamos a ver mañana
también.
Esta noche vimos estos primeros cuatro, que eran al principio del plan de redención. Mañana por
la noche vamos a ver estos últimos tres. Que tienen que ver con lo último que se hacía. Las últimas tres
fiestas anuales. En otras palabras, estas siete fiestas eran todo el plan de salvación dramatizado, para
que el pueblo de Israel pudiese comprender cómo era que Cristo iba a redimir a la raza humana. Y cada
año se repetía todo este ceremonial para ayudarnos a entender el plan de salvación. Se cumplió
exactamente como estaba prefigurado. Esto era la figura, la sombra de la realidad que es Cristo Jesús.
Y ahora termino leyendo Col. 2 y comparándolo con Heb. 9, para que ustedes vean como hay personas
que quieren decir que el Sábado, el séptimo
día de reposo, fue abolido. No entienden ni siquiera lo que están leyendo en el Nuevo Testamento,
porque no estudian la Biblia en detalle, para ver de lo que está hablando. Col. 2, vamos a leerlo. Dice
así, por tanto, versículo 16, nadie os juzgue en comida o bebida, en cuanto a días de fiesta, luna nueva
o días de reposo. Lo cual es sombra de lo que ha de venir. Pero el cuerpo es de Cristo. Aquí dice el
apóstol Pablo, ya vino el Señor Jesús, así como se rasgó el velo del templo de arriba a abajo, dando por
terminados los sacrificios, dando por terminado el santuario terrenal, de esa manera todo esto tenía que
caducar. Y él dice, ya esto no cuenta más. Comidas y bebidas. Noten, comidas y bebidas. En relación
con estas fiestas anuales. Que más. Días de fiesta. ¿Cuáles eran los días de fiesta? La Pascua, que era el
14 de Nisán, los días de Asimo que eran siete días, Primicias, Pentecostés, Trompetas, Expiación y
Tabernáculos. Todos estos eran días de fiesta y también dice lunas nuevas. Luna nueva. Eso era una
fiesta mensual que tenían los judíos, y ustedes si quieren anotar sobre las lunas nuevas, y leer, donde se
ofrecían los sacrificios especiales, al comienzo de cada mes, pueden anotar los versículos, que no tengo
tiempo de estudiarlos en esta noche: Num. 28:11-15; Num. 10:10. Ahí explica lo de las lunas nuevas.
Eran sacrificios de animales, siete animales que se sacrificaban cada primer día del mes, cada luna
nueva. Todo esto dice, además los días de reposo eran sombra de lo que había de venir. Sombra de la
realidad que es Cristo.
Hay algunos que dicen, ahí está, Cristo abolió con Su muerte en la cruz el Sábado, el séptimo día
de la semana. Pero no tiene nada que ver con eso. Porque estos eran los sábados o días de reposo
ceremoniales. El 15 y el 21 de Nisán, el día de Pentecostés, el primero del mes séptimo, el 10, el 15 y
el 22. Siete sábados anuales, además de otro montón de días de fiesta. Los Sábados del séptimo día de
la semana, no son sombra de nada de lo que había de venir. Era recordativo de la creación. Pero no era
una sombra de algo que había de venir. Lo que era sombra, era el día 14 de Nisán, que era sombra de la
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muerte de Cristo. El día 15, que era cuando Cristo iba a estar en Su sepultura. El día de las primicias,
que era la resurrección. El día de Pentecostés, que simbolizaba cuando Él sería entronizado en el
santuario celestial. La fiesta de las trompetas, que la vamos a ver mañana, y el Día de Expiación era
sombra de Su obra en el Cielo, en favor de los seres humanos. Por eso dice el apóstol Pablo, en
Hebreos capítulo 9, que es el que leímos y les dije que iba a comparar con Colosenses 2:16. Hebreos 9,
que todo eso que tenía que ver con el santuario, todo el capítulo 9 de Hebreos, cuenta sobre el santuario
que estudiamos en esta noche. Y dice en el versículo 9, lo cual es símbolo para el tiempo presente,
según el cual se presentan ofrendas y sacrificios, que no pueden hacer perfecto en cuanto a la
conciencia al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas. Y sacrificios y
ofrendas dice el versículo 9, noten. Abluciones impuestas, ordenanzas acerca de la carne impuestas
hasta el tiempo de reformar las cosas. Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes
venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta
creación, y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez
para siempre en el santuario en el Cielo, habiendo obtenido eterna redención.
Así que todo esto tenía que caducar. Tenía que terminar. Porque era un símbolo, cuando llega la
realidad se acaba el símbolo. Cuando la figura se encuentra, dice que es una sombra. Yo puedo
proyectar una sombra, pero cuando la sombra se encuentra con la realidad, la sombra deja de ser.
Cuando Cristo se encontró con la fecha exacta en que se celebraba la fiesta, la Pascua, esta deja de ser.
Ahora Cristo es nuestra Pascua. Cuando Cristo que es la realidad se encuentra con la fiesta de los Panes
sin levadura, Cristo que es el pan vivo, que vino a morir por nosotros, deja de lado la fiesta de los
Panes sin levadura, porque ahora Él es la realidad. Se acabó la fiesta porque llegó la realidad. Cuando
Cristo resucita el domingo de resurrección, se acaba el día de las Primicias, porque la realidad se
encuentra con la sombra. Cuando Cristo es entronizado en el Cielo, como Sumo Sacerdote, la realidad
del santuario celestial deja de lado el símbolo, que era el santuario terrenal. Todo eso caducó con la
muerte de Cristo en la cruz del Calvario. Todo esto queda abolido para venir a la realidad que es Cristo
en el Cielo. Intercediendo por nosotros. Pero no me vengan a decir que Cristo abolió el Sábado del
séptimo día de la semana. Porque ni siquiera lo menciona allí. ¿Notaron ustedes que en su Biblia cada
vez que se refiere al séptimo día de la semana, tiene un asterisco?. Y al pie de la página dice que aquí
equivale a Sábado. ¿Vieron ustedes? Todas las veces que se refiere al séptimo día de la semana, le
llama día de reposo, y al pie de la página dice aquí equivale a Sábado. Pero en Col. 2:16 dice días de
reposo y no tiene ningún asterisco. No equivale a ningún día de Sábado del séptimo día. A los pastores
que enseñan por este pasaje, que los Sábados del séptimo día de la semana han sido abolidos, debemos
decirle que estudien bien su Biblia, para que no se confundan ellos y no confundan a los demás. Porque
no solamente es malo que ellos estén confundidos, sino que también confundan a los otros, diciendo
que el Sábado fue abolido, cuando el Sábado es recordativo de la creación y no es sombra de ninguna
de las cosas que había de venir. Los sábados ceremoniales sí. Los sábados o días de reposo anuales
todos esos tenían un cumplimiento en Cristo. Pero no el Sábado del séptimo día. Porque ese Sábado
Cristo mismo lo estableció de la misma creación del mundo, antes de que entrase el pecado en la
Tierra. Y va a perdurar por toda la eternidad, porque aún en la Tierra nueva vamos a guardar el
Sábado. Ya que la Escritura dice que de mes en mes y de Sábado en Sábado vendrá toda carne a adorar
delante de Dios. ¿Cómo vamos a decir que el Sábado del séptimo día ha sido abolido, cuando vino
desde la misma creación y va a ser guardado hasta en la misma Tierra nueva? Estos sábados
ceremoniales sí, porque eran una sombra de algo que había de venir. Pero no el Sábado semanal que es
recordativo de la creación de Dios.
¿A cuántos les quedó claro ahora este asunto de Col. 2:16? Muy bien, ahora si está
completamente claro. Terminemos por aquí ahora, y en la próxima conferencia continuaremos con esta
última parte de las fiestas anuales que tiene su cumplimiento exacto en el año 1844. Les invito a
ponerse en pie para orar.

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Anoche estudiamos la importancia del pilar fundamental de la Iglesia Adventista. El fundamento


mismo que nos hizo un pueblo peculiar, un pueblo especial, que es la doctrina del santuario. En esta
tarde queremos abordar la historia del santuario de Dios a través de los siglos, hasta la inauguración del
santuario celestial. ¿Desde cuándo el tabernáculo? ¿Desde cuándo el santuario? Al comienzo, nuestros
primeros padres tenían comunión directa con Su Creador. Le adoraban cara a cara. El Señor se paseaba
en el huerto junto con nuestros primeros padres. Pero con la entrada del pecado, vino una separación
entre Dios y el hombre. La Escritura nos dice que tan pronto como Adán y Eva pecaron, se
escondieron. Porque tenían miedo de ver a Dios. Y en el libro de Génesis, en el capítulo 3, nos dice
que Dios como de costumbre vino buscando al hombre. Gén. 3:7 en adelante, entonces fueron abiertos
los ojos de ambos y conocieron que estaban desnudos. Cosieron hojas de higuera y se hicieron
delantales. Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día, y el hombre y
su mujer se escondieron de la presencia de Jehová, de la presencia de Dios entre los árboles del huerto.
Más Jehová llamó al hombre y le dijo, ¿dónde estás tu? Y respondió, oí tu voz en el huerto y tuve
miedo porque estaba desnudo y me escondí. Y Dios le dijo, ¿quién te enseñó que estabas desnudo? Haz
comido del árbol que yo te mandé que no comieses?
Ustedes saben el resto de la historia. El hombre no aceptó de inmediato la responsabilidad por su
pecado. El hombre dijo, bueno, no fui yo Señor, la mujer que tu me diste por compañera, ella comió y
entonces me dio a mi y yo comí también. La culpa no la tengo yo, la tiene la mujer. Entonces la Biblia
dice que Dios llamó a la mujer, a Eva y le dijo, ¿comiste del fruto que yo te dije que no comieses? Eva
tampoco aceptó la responsabilidad. Le dijo, la serpiente que tu hiciste me engañó y por eso yo comí.
Qué terrible que es el pecado, ¿verdad? No solamente nos lleva a rebelarnos en contra de la voluntad
de Dios, sino que nos lleva a autojustificarnos y a buscar a otro que cargue la culpa por nosotros.
Nunca reconocemos nuestra falta. El pecador por naturaleza busca autojustificarse de dar
explicaciones. De culpar a otro. En realidad a quien estaban culpando era a Dios mismo. Porque Adán
le dijo a Dios, la mujer que tú me diste de compañera, comió y me dio. La culpa Señor la tienes tu,
porque tu me diste a la mujer por compañera. Y Eva, la serpiente que tú hiciste, me tentó y yo comí.
Siempre la culpa va dirigida hacia Dios.
La sentencia no se hace esperar. Jehová dijo a la serpiente, por cuanto esto hiciste, maldita serás,
y pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu simiente y la simiente suya. Esta te herirá en la cabeza
y tú le herirás en el calcañar. Enemistad entre la serpiente y la mujer. La primera promesa de Dios es
poner enemistad entre el pecado, entre Satanás y la simiente de la mujer, la descendencia prometida. Y
allí está la promesa también del primer libertador que vendría. Esta te herirá en la cabeza y tu le herirás
en el calcañar. Hablando de la serpiente y de la simiente de la mujer, la cual es Cristo. Al hombre le
dijo, por cuanto obedeciste la voz de tu mujer y comiste del árbol que te mandé diciendo no comerás
de él, maldita será la tierra por tu causa, con dolor comerás de ella, todos los días de tu vida, espinos y
cardos se producirán y comerás plantas del campo, con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que
vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado, pues polvo eres y al polvo volverás.
La sentencia no se hace esperar. El hombre y la mujer eran culpables. Y la paga del pecado es
¿qué cosa? Muerte. Adán y Eva tenían que morir como resultado de su falta. Ahora, ¿por qué no
murieron? ¿No había dicho Dios que el día que de él comieres ciertamente morirás? Génesis capítulo 2
y versículo 17, del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él
comieres ciertamente morirás. ¿Por qué Adán y Eva no murieron ese mismo día? ¿O sí murieron? ¿Si
murieron? ¿Se cumplió la Palabra de Dios o no se cumplió? Claro, hubo una muerte espiritual. Una
separación de Dios. Pero también Dios se refería a la muerte física, ¿no es así? ¿O solamente era
muerte espiritual? Cuando Dios dijo ciertamente morirás, se refería a una muerte física también. ¿Y
por qué no murieron entonces ese día? ¿Por qué? Eran pecadores. Fueron declarados culpables. Mil
años es como un día. Entonces murieron ese día, pero al final de mil años.
Bueno, aquí es donde entramos en el tema. Esta era la introducción. La razón por la cual Adán y
Eva no cosecharon el fruto de su siembra, la razón por la cual no pagaron su sentencia en ese mismo
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día, fue porque entró un sustituto de por medio. Que tomó el lugar de ellos y la culpabilidad de ellos.
En ese mismo momento, el Hijo de Dios se interpuso entre el hombre culpable, y la ley que demandaba
la muerte del pecador. Y Él se ofreció a tomar su lugar. Por eso la Biblia nos dice que Cristo es el
Cordero que fue inmolado ¿desde cuando? Desde el principio del mundo. Lo pueden ver ustedes en
Apocalipsis 13:8, y adoraron a la bestia todos los moradores de la Tierra, cuyos nombres no estaban
escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado ¿desde cuándo? Desde el principio del
mundo. Jesús es el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
La razón por la cual no se ejecutó la sentencia, es porque Jesús, el Hijo de Dios, salió de Garante.
Tomó el lugar de ellos y tomó la culpabilidad de ellos para cargarla Él. ¿Cómo lo se? Allí mismo, en el
versículo 21 del capítulo 3 de Génesis, hay una revelación increíble. Dice, y Jehová Dios. ¿Quién?
Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnica de pieles y los vistió. El pecado había entrado, y con el
pecado la muerte. Pero hasta ese momento Adán y Eva no habían experimentado, nunca habían visto la
muerte. No sabían lo que era. Porque no existía en el jardín del Edén la muerte. Pero en ese momento,
el Creador, el mismo Jehová Dios, ¡Y quién es el creador? ¿Es el Padre, es el Hijo, o es el Espíritu
Santo? Bueno, los tres están de común acuerdo en todo. Pero quién fue el que dio vida al hombre.
Quién fue el que formó a aquel muñeco de barro y sopló en su nariz aliento de vida. ¿Quién fue?
Parece que estamos divididos en eso, ¿verdad? Algunos dicen que es Dios el Padre, y otros dicen que
es Jesucristo. La Biblia dice, y dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen y conforme a nuestra
semejanza. Hay más de uno, ¿verdad? Hagamos está en plural. Pero el que formó realmente al hombre,
el que le dio vida, vamos a ver quién fue.
Juan en el capítulo 1 nos dice, versículo 1 al 3, en el principio era el Verbo, y el Verbo era con
Dios y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin
Él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. ¿Quién fue el que hizo todas las cosas? Aquí dice el Verbo.
El Verbo estaba con Dios Padre y el Verbo era Dios. Ahora, ¿quién es el Verbo? ¿Es el Padre, es el
Hijo o es el Espíritu Santo? Lean el versículo 14. ¿Qué dice el versículo 14? Y aquel Verbo se hizo
carne y habitó entre nosotros. ¿Quién es el Dios, que siendo uno con el Padre, vino al mundo y se
encarno? Jesús es el Verbo. Y el Verbo, dice aquí, es el que hizo todas las cosas. Lean el versículo 10,
que lo confirma aún más. En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho, pero el mundo no le
conoció. A los suyos vino y los suyos no le recibieron. El que vino a este mundo y fue rechazado por
los suyos, es el mismo que hizo este mundo. En el mundo estaba y el mundo por Él fue hecho. Así es
que cuando leemos Jehová Dios creó los cielos y la Tierra, está hablando acerca de Jesús. El Verbo. El
Hijo de Dios.
Y al volver a Génesis 3, versículo 21, donde dice, y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer
túnicas de pieles y los vistió, ese Jehová Dios es el Hijo, es Jesucristo, es el Verbo. La mensajera del
Señor en el libro Patriarcas y Profetas, nos dice que toda comunicación entre Dios y el hombre, desde
la entrada del pecado, se hizo a través del mediador que es Jesucristo. Toda comunicación entre Dios y
el hombre fue hecho a través del Mediador. Así que el que tomó pieles e hizo túnicas y los cubrió, fue
el mismo Señor Jesucristo.
Ahora imagínense ustedes la escena. Dice la Biblia que era a la hora del soplo del aire. Noten el
versículo 8, oyeron la voz de Jehová Dios, que se paseaba en el huerto al aire del día. A la hora
matutina. Sin embargo, este aire que antes había sido tibio, ahora se sentía frío. Adán y Eva se habían
escondido. Tenían miedo. Se vieron desnudos y se cubrieron. Ya el aire no era templado. Aún la
naturaleza había reaccionado ante el pecado. Y cuando Dios, después de esa conversación que leímos
con Adán y Eva, está dispuesto a ejecutar su sentencia, Jesús se interpone. Y ante los ojos azorados de
Adán y Eva, que nunca habían visto eso, ven como el Hijo de Dios, el Verbo, llama por nombre a dos
animalitos del campo. Y estos al escuchar la voz de su Creador, obedecen prestamente y vienen, y
humildemente se echan a los pies de Jesús. Y entonces, ante esos ojos incrédulos y azorados, el mismo
Creador, oficiando como el primer Sacerdote en esta Tierra, degüella esos animales. La sangre por
primera vez es derramada en este planeta. Salta a borbotones de aquel animalito inocente, que había
venido escuchando la voz de su Creador, y ahora muere en las manos de quien le había dado la vida.
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Yo no se como se habrán sentido Adán y Eva, pero imagino que habrá sido impresionante la escena.
Ver el estertor de ese animal. Ver como la sangre brotaba y ver como finalmente ese animal quedaba
quieto, inmóvil, sin hacer ruido. Nunca antes habían visto la muerte. No sabían lo que era. Y ahora que
veían ese animal sin vida, comenzaban a comprender lo terrible del pecado. Comenzaban a darse
cuenta de la realidad, de la muerte. ¿Nunca más volvería a balir ese cordero? ¿Nunca más volvería a
vivir? ¿Ya no podría andar por el huerto como antes? Ya no podría venir retozando a los pies de Adán
y Eva? No, estaba muerto. Y aunque ellos todavía no se daban cuenta de lo terrible de la muerte, lo
habrían de experimentar mucho más en carne propia, con la muerte del primer ser humano, el hijo de
su vientre, en manos del primer asesino Caín.
Pero hermanos, la Escritura dice que Cristo tomó las pieles de esos animales, y con ellas les
confeccionó túnicas y los cubrió. Los cubrió del frío. Pero eso tenía un simbolismo mucho más
profundo que el que aparece a simple vista. Noten que antes de la entrada del pecado, Adán y Eva, dice
el capítulo 2 y el versículo 25, estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban. No se
miraban con ojos maliciosos, porque había pureza en su mirada, en su corazón, en sus pensamientos.
La desnudez es símbolo del pecado. Y cuando entró el pecado, dice la Biblia, que se dieron cuenta que
estaban desnudos. Y buscaron hojas de higuera para cubrirse y se hicieron un delantal.
El haber perdido la pureza por haber pecado, los llevó ahora a reconocer que estaban desnudos.
Y buscaron cubrirse. Las hojas de higuera representan la intención del ser humano de buscar
autojustificarse y cubrir su falta. Es salvación por las obras. Representa el deseo del ser humano de
cubrirse. Cubrir su pecado. Y el hecho de que Jesús tome esos animales inocentes, y les confeccione
túnicas y los vista, representa lo que Dios haría en favor de ellos, al quitarles su pecado y cubrirlos con
la túnica de Su perfecta justicia.
Te pregunto hermano que me escuchas en esta hora, ¿a quién representaba ese cordero que fue
muerto en el mismo huerto del Edén? Ese es el cordero que fue inmolado al principio del mundo.
Cristo estaba representado en ese animal que murió en el mismo jardín del Edén y con cuya piel Jesús
confeccionó túnicas para cubrir a Adán y a Eva. Desde ese día en adelante, para poder acercarse el
hombre a Dios, tuvo que venir a través del sistema de sacrificios. Toda conexión entre el hombre
pecador y el Dios santo, tenía que hacerse a través de un sustituto. Cuando el hombre reconocía su falta
que había transgredido la ley de Dios, debía buscar un animal inocente, traerlo y ponerlo sobre el altar,
y allí con su propia mano degollar la víctima, simbolizando así que reconocía su pecado y que era su
pecado el que traía como consecuencia la muerte. Y entonces
el animal era consumido encima del altar. Pero antes de que el animal pudiese ser usado como ofrenda
de expiación, como ofrenda por el pecado sobre el altar, la instrucción de Dios era que tenía que
separar toda la grasa, y quemarla aparte en el fuego. Desde el mismo comienzo el sistema de sacrificios
fue establecido por Dios. El culto de los patriarcas, de Adán en adelante, era sencillo. Donde quiera
que iban, levantaban un altar. Y se acercaban a Dios a través de ese altar. El primer santuario
hermanos, fue en las puertas del Edén.
Noten que cosa más interesante. El Edén pasó a representar el lugar de donde fueron echados, su
hogar eterno. No podían estar dentro del Edén, porque habían perdido la santidad. No podían estar en
comunión con los ángeles de Dios y con Cristo. Ese jardín del Edén representó el primer santuario. En
la puerta del Edén, dice la Escritura, versículo 24, echó pues Jehová fuera al hombre y puso al oriente
del huerto del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar
el camino al árbol de la vida. Noten que en el Edén también había un lugar santo. Todo era santidad en
el Edén, porque no existía el pecado y los seres que vivían en él eran santos. Pero aún dentro de la
santidad del huerto, había un lugar que era más santo todavía, en el cual ellos no podían llegar ni
acercarse. Génesis capítulo 3 y versículo 2 y 3, la mujer respondió a la serpiente, del fruto de los
árboles del huerto podemos comer, pero del fruto del árbol que está en medio del huerto, dijo Dios, no
comeréis de él ni le tocaréis, para que no muráis.
En el huerto del Edén, había un lugar santísimo. Y en ese lugar santísimo, Adán y Eva no podían
entrar, no podían ni tocar el árbol ni comer de su fruto. Ahora, cuando pecaron, ya no tuvieron acceso
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al jardín del Edén. Fueron echados del huerto, porque el huerto representaba la santidad que Dios
anhelaba que tuviesen sus hijos en obediencia a Su santa ley. Al ser echados fuera del Edén, ¿a dónde
son echados? Bueno, el versículo 23 dice, y los sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la
tierra de la cual fue tomado. ¿Dónde fueron echados? A la tierra. El Edén representa el lugar santo de
Dios. Te pregunto a ti, ¿dónde se encuentra el Edén en este momento? ¿Dónde está el huerto del Edén?
En el Cielo. Nunca más Adán y Eva pudieron entrar en el jardín del Edén. Allí estaba el lugar
santísimo de la presencia de Dios. Y ellos no podían entrar. Solamente podían llegar hasta el atrio.
Hasta la puerta del santuario, pero no podían pasar más allá de él, porque había querubines con espadas
encendidas, que las revolvían, esas espadas de fuego, para guardar el camino al árbol de la vida. Había
ángeles que guardaban la entrada al huerto, dice el versículo 24, para que no pudiesen ellos entrar en el
huerto nuevamente.
La mensajera del Señor nos dice, que frente a la puerta del Edén, Dios les dio instrucciones que
levantasen el altar. Y cada vez que Adán y Eva y sus hijos pecaban, y reconocían su pecado, venían a
la puerta del huerto. Allá dentro estaba lo que ellos habían perdido, la comunión con Dios. Ese huerto
representaba el santuario. Pero ellos no podían entrar allá, no podían tener ya comunión directa con
Dios santo. Sólo podían llegar hasta la puerta, hasta el atrio. Y allí estaba el altar frente a la puerta. En
ese altar, nos dice la mensajera del Señor, que frente a ese altar muchas veces Adán y Eva lloraron
amargamente. Se daban cuenta de cuan terrible era el pecado. Llegaban hasta la puerta, contemplaban
el huerto que había sido su hogar y lloraban. Lloraban porque ya no tenían esa comunión directa con
Dios. Porque ya no tenían acceso al árbol de la vida. Y traían a sus hijos a la puerta del Edén y les
contaban la triste historia. Pero también les decían, el Señor nos prometió un Salvador. Les contaban
cómo el Hijo de Dios había tomado su lugar cuando la sentencia estaba a punto de ejecutarse, la muerte
iba a venir sobre ellos, y Cristo se interpuso entre el pecador y la ley quebrantada, y dijo, no Señor, yo
tomaré su lugar, yo pagaré su deuda, no los mates. Yo moriré en su lugar. Y allí les explicó lo del
cordero. Y entonces Adán y Eva les explicaron a sus hijos, como mediante ese Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo, ellos podían recibir el perdón de los pecados. Y allí en la puerta del Edén,
los fieles hijos de Dios, desde Adán en adelante, Set, Enoc, Cainán y muchos otros, venían a adorar a
Dios frente a aquello que representaba el santuario, el hogar celestial perdido, el hogar donde estaban
en comunión con los ángeles y con el Creador mismo. Y sobre ese altar hacían sus sacrificios.
Ahora quizás podemos comprender por qué cuando vinieron Caín y Abel, los dos hermanos, y
ahí sigue la historia, en el capítulo 4, nos dice, versículo, y aconteció que andando el tiempo, Caín trajo
del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová, y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de
lo más gordo de ellas, y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda. Pero no miró con agrado a Caín
y su ofrenda. ¿Por qué es que Dios aceptó la ofrenda de Abel y no aceptó la ofrenda de Caín? ¿Por
qué? Porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados. Aquel animal de las ovejas, o
de las cabras, o de las vacas, representaba al Cordero sin mancha ni mácula. Lo que el ser humano
necesitaba ahora, para acercarse a Dios, era un altar de piedra, una víctima inocente y la fe conectada
en la muerte de esa víctima inocente, que representaba al Cordero que quita el pecado del mundo.
En el caso de Caín, él ofreció del fruto de la tierra. Ahora, yo quiero que noten, porque cuando
Dios da instrucciones, Él es específico. Y Él no acepta ninguna otra cosa menos que lo que Él ha
pedido. Hay algunos que dicen, bueno Dios cuenta la intención del corazón. Caín tenía buena
intención. Caín quería honrar a Dios. Si hubiese sido alguien que no le importaba nada de Dios, si
hubiese sido alguien en rebeldía en contra de su Creador, ni siquiera hubiese venido al altar. Ni
siquiera hubiese traído una ofrenda. El hecho de que Caín trajo una ofrenda, era que quería adorar a
Dios. Pero no lo adoraba según las instrucciones que Dios había dado, sino que él quería ajustar el
culto a su propia manera. Hay algunos que hoy en día dicen, bueno poco importa cómo adoramos a
Dios, lo que importa es que le adoremos. ¿Qué importa si es Sábado o domingo? Si al fin y al cabo lo
que importa es que un día de siete se lo dediquemos al Señor. ¿Pero qué fue lo que el Señor dijo?
Acuérdate del día de Sábado para santificarlo, porque en seis días trabajarás y harás toda tu obra, mas
el séptimo será consagrado para Jehová tu Dios. Bueno lo que importa es la intención. Yo adoro a Dios
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lo mismo en Sábado que en domingo. ¿Es verdad? Así dijo Caín. Caín dijo, ¿qué importa realmente
que no sea un animalito? Yo soy labrador. Mi hermano es pastor de ganado. Cuida el ganado. Él trae lo
que él tiene, yo traigo lo que yo tengo. Al fin y al cabo, Dios mira el corazón y no lo que está afuera.
Qué manera tan interesante de ver las cosas. Pero Dios no aceptó la ofrenda de Caín y sí aceptó la
ofrenda de Abel. Porque ese cordero representaba a Cristo. Y sin derramamiento de sangre no se hace
remisión de pecados. Era entonces importante que se siguiesen las instrucciones específicas dadas por
Dios. Y a través de toda la Escritura, en el libro de Génesis por ejemplo, nosotros podemos ver que los
patriarcas ofrecían animales sobre el altar. Depositaban su fe en la promesa que un día vendría el
Redentor. Para tomar su lugar y pagar realmente por los pecados. De todos los sacrificios que se ven en
el libro de Génesis, el que más se acerca a tipificar la muerte de Cristo, es el sacrificio que Dios le
pidió a Abraham. Dios le pidió a Abraham que entregase a su propio hijo para ser muerto sobre un
altar. Y uno se horroriza de pensar en que un padre pudiese quitar la vida a su propio hijo. Pero
recuerden que eso era típico del gran Padre celestial que habría de entregar a Su propio Hijo, para
salvar a la raza caída. Abraham fue llamado por Dios para sacrificar a su único hijo. Y esa prueba de fe
no era fácil, porque Isaac era el único hijo legítimo de Abraham. Y era el hijo de la promesa. Abraham
entendía que a través de Isaac le iba a ser contada descendencia.
Hermanos, esto algunos no entienden la importancia de esto. Pero recuerden que a través de la
descendencia de ellos, iba a venir el Mesías. Y el Mesías era la promesa de salvación para toda la raza
humana. Si Isaac moría se acababa la promesa de salvación. No era solamente el hijo de Abraham que
estaba en juego. Era la promesa eterna de redención a través de la simiente que vendría de Isaac.
Abraham sin embargo obedeció. Y Dios le mostró el lugar donde tenía que sacrificar a su hijo. Le dijo,
en el monte que yo te mostraré. En el lugar donde yo te señale, allí lo sacrificarás. La fe de Abraham
no dudó. Él creyó que el mismo Dios que había hecho el milagro de darle un hijo cuando no podía
tener hijo, porque él tenía 100 años y Sara tenía 90 años, y nunca había podido tener hijos. Pero la fe
de Abraham, que le llevó a creer que Dios haría el milagro, y lo hizo en darle un hijo, también le llevó
a creer, que si Dios requería la muerte de ese hijo, ese Dios tendría poder para volverlo a traer a la
vida, para resucitarlo de los muertos, porque Dios es poderoso para dar vida.
Ahora vean ustedes, ¿por qué les menciono este sacrificio? El Señor escogió el lugar donde la
ofrenda debía ser hecha. Lean ustedes en Génesis 22:2, dijo Dios, toma ahora a tu hijo, tu único, a
Isaac a quien amas, y vete a la tierra de Moriá y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes
que yo te diré. Dios le iba a indicar exactamente el lugar donde debía ofrecer a su hijo. Abraham e
Isaac fueron en esa caminata memorable, dirigidos por el Señor hasta el monte Moriá. Y cuando
llegaron al lugar, Abraham edificó un altar. Ató a Isaac, lo colocó sobre la leña, listo para sacrificarle.
Pero la mano de Dios detuvo la mano que empuñaba el cuchillo. Y se escuchó una voz del Cielo que
decía, no le hagas daño, ahora conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero, trabado en un sarzal por
los cuernos. Fue Abraham y tomó el carnero y lo ofreció en holocausto, en lugar de su hijo. Otra vez,
alguien había tomado el lugar de su hijo. Isaac no murió, porque hubo un sustituto, un carnero.
¿Qué estaba enseñando Dios a través de eso? Que un día el gran Padre celestial, entregaría Él
mismo a Su Hijo, y la Biblia dice, Dios quiso sujetarlo a padecimiento. Dios mismo el Padre, fue quien
permitió que el Hijo sufriese y muriese por los pecados de la raza humana. Y todo eso estaba
representado en el sacrificio de Abraham. Sólo que en el caso de Abraham, no tuvo que matar a su
hijo. Pero en el caso del Hijo de Dios, no hubo nadie que detuviese la mano. Cristo tuvo que sufrir la
condena del pecado.
Ahora vean, el lugar donde la lealtad de Abraham fue probada hasta lo máximo, fue un lugar que
Dios había escogido. Y fue un lugar honrado por Dios. Dios protegió ese lugar, porque tenía un plan
especial para ese lugar. Como vamos a ver en un momento más, en el mismo lugar donde fue el
sacrificio de Abraham, en ese mismo lugar se levantó el templo de Salomón. El lugar de los sacrificios
estaba en el propio lugar donde Abraham fue a sacrificar a su hijo. Pero el diablo también conocía el
lugar. Y el diablo también quería tener control sobre ese lugar. Él sabía que era un lugar sagrado para
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Dios, porque Dios había señalado el lugar, y Dios había probado la fe de Abraham, en ese mismo
lugar. Así que el diablo tomó posesión de ese lugar. Y por más de 400 años, hasta que los hijos de
Israel volvieron de Egipto, el diablo usó ese lugar para tener sacrificios idolátricos. En la religión de
los Cananeos, el monte Moriá era un lugar sagrado. Pero para ofrecer sacrificios a los demonios. Vean
que cosa tan tremenda. Y cuando el pueblo de Israel, entró en Canaan, tomaron toda la tierra de
Canaan, pero el único lugar que no pudieron conquistar fue el monte Moriá. Vean ustedes como el
diablo defendía su derecho a ese lugar. La ciudad de David, la parte de la ciudad de Jerusalén, donde
estaba el monte Moriá, siguió siendo un fuerte del paganismo aún después que los hijos de Israel tenían
más de 400 años de habitar en la tierra prometida. Finalmente, fue capturado ese lugar por el rey
David, y recuerden que el rey David estamos hablando de más de 500 años después de la toma de
Israel por los israelitas. 500 años más tarde, cuando ya estaban habitando en la tierra prometida,
todavía la ciudad de Jerusalén, o la parte de la ciudad de Jerusalén, donde estaba el monte Moriá, no
había sido capturada. David tomó esa ciudad y la hizo capital de su reino. Y fue así llamada de ahí en
adelante la ciudad de David. Ustedes pueden leer eso en 2 Samuel 5:6-9. Entonces marchó el rey David
con sus hombres a Jerusalén contra los Jebuseos, que moraban en aquella tierra, los cuales hablaron a
David, diciendo tú no entrarás acá, pues aún los ciegos y los cojos te echarán. Queriendo decir, David
no puede entrar acá. Vean al diablo defendiendo el lugar que sabía que Dios había escogido. Tú no vas
a poder entrar acá. Porque aún los ciegos y los cojos te echarán de acá. Con eso querían decir, no tienes
manera de tomar este lugar. Pero David tomó la fortaleza de Sión, la cual es la ciudad de David. Y que
allí David hiciese una ofrenda especial al Señor. Años más tarde, el templo se levantó exactamente en
ese lugar. Lean ustedes 2 Crónicas 3:1, comenzó Salomón a edificar la casa de Jehová en Jerusalén, en
el monte Moriá, que había sido mostrado a David su padre, en el lugar que David había preparado en la
era de Hornán el jebuseo. En el mismo lugar, donde Abraham sacrificó a su hijo, que Dios le mostró el
monte Moriá, en el mismo lugar donde el ángel se le apareció a David, allí en la era de Hornán el
jebuseo, donde David había edificado un altar a Jehová, en ese mismo lugar el hijo de David, Salomón
comenzó a edificar el templo par Jehová. David no lo pudo edificar porque era un hombre de guerra, y
había derramado mucha sangre. Dios había escogido ese lugar para hacerlo su morada y para presentar
su gloria en ese lugar. Y mostró la aprobación de la construcción del templo, que por cierto hermanos,
se construyó todo entero sin siquiera el golpe de un martillo. Todo entero ese edificio se levantó sin
oírse siquiera el golpe de un martillo. Ahí se levantó el templo. Y Dios descendió en ese templo y lo
llenó de gloria mediante Su presencia. Fue en ese templo donde Cristo, la gloria de Dios hecha carne,
predicó. Fue en ese templo donde Él lo limpió, y fue en ese mismo templo donde Él fue rechazado por
los judíos. Y donde le gritaron crucifícale. En el lugar del templo, allí finalmente pasó en manos de los
gentiles.
Cuando usted ve la historia, se queda impresionado, el primer templo lo edificó Salomón. El
segundo templo, ¿qué pasó con ese primer templo? Cayó en manos de Nabucodonosor. Y fue
destruido. Fue quemado. El pueblo de Dios se había apartado tanto de Dios, y había ido tras la
idolatría, que Dios permitió que ese tabernáculo, ese lugar santo donde había estado su morada, fuese
tomado en manos de los gentiles. Y fue quemado. Ahora, cuando hablamos del templo, debemos
recordar, que antes de eso, la presencia de Dios estaba ¿dónde? Antes de que Dios viniese a morar en el
templo construido por Salomón, ¿dónde estaba la presencia de Dios? ¿Dónde? En el tabernáculo. ¿Qué
era el tabernáculo? ¿Quién lo construyó? Repasemos un poquito esa parte, para entonces llegar
finalmente a cuando el templo terrenal es destruido, y entonces comienza a funcionar el templo
celestial.
Vamos hacer una pequeña historia. Tomémoslo de donde lo habíamos dejado antes, para que lo
entendamos. Primero se hacían sacrificios sobre el altar. Cuando los israelitas fueron a Egipto, allá
acostumbrados a la idolatría de Egipto, pensaban que no podían adorar a un Dios a quien no veían.
Porque hasta entonces la adoración era solamente sobre un altar, y Dios manifestaba su presencia a
través del fuego que enviaba para quemar la víctima sobre el altar. Cuando los israelitas se mezclaron
con el paganismo en Egipto, dejaron de tener esta fe sencilla en el altar y en el sacrificio, y
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acostumbrados a ver deidades de los paganos que adoraban en forma de ídolos, ellos también querían
tener algo visible donde adorar. Pero como Dios no es un Dios que puede ser hecho de manos, y no se
puede adorar en forma visible, Dios entendiendo les dijo, está bien, ustedes quieren algo visible,
háganme un santuario y yo moraré en medio de vosotros. Recuerden que Dios los dirigía desde la
nube, desde que salieron de Egipto, la presencia de Dios iba en la nube. Ellos podían ver que Dios
estaba con ellos. De día la nube era sombra sobre el calor. De noche era fuego para calentarlos y
lumbre para iluminarlos. La presencia de Dios estaba allí. Pero entonces cuando el pueblo pidió,
querían algo visible, Dios les dijo, está bien, háganme un santuario y yo habitaré, y de allí para
adelante la nube se posaba sobre el santuario y la gloria que antes estaba dentro de la nube, estaba
ahora dentro del santuario, en medio de los querubines. Cuando el campamento se levantaba, iba
adelante el arca del pacto.
El arca que representaba la presencia de Dios, solo que estaba cubierta. Y la gloria en medio de los
querubines iba escondida dentro de la nube. Cuando se asentaban otra vez, la nube se paraba en un
lugar, entonces volvían a levantar el tabernáculo, y entonces la gloria que estaba en la nube, se posaba
y cubría todo el tabernáculo y Dios entraba dentro del santuario otra vez en medio de los dos
querubines de oro. Eso les ayudaba a los israelitas a entender que la presencia de Dios estaba siempre
con ellos y los acompañaba dondequiera que ellos fueren.
Ahora, ese santuario, dice la Biblia que fue hecho como un modelo de una copia que Dios le
mostró a Moisés en el monte. Vamos a leerlo en el libro de Éxodo 25, dice el versículo 8-9, harán un
santuario para mí y habitaré en medio de ellos, conforme a todo lo que yo te muestre del diseño del
tabernáculo y así el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis. Era de acuerdo a lo que Dios le
mostrase. Dios fue que le dio las instrucciones a Moisés para edificar ese tabernáculo, y ese
tabernáculo era una representación, una figura del verdadero tabernáculo que está en el Cielo. Era un
tipo, una representación de la obra del Hijo de Dios que Él haría aquí en la Tierra cuando viniese, y
luego en el Cielo para la redención de la raza caída. El santuario llegó a ser así una lección objetiva del
plan de redención.
Cuando el santuario se terminó de construir, el pueblo de Israel estaba acampado en torno al
santuario. Y los israelitas, allí al pie del monte Sinaí, vieron cómo la gloria de Dios se introducía
dentro del edificio. Durante los 40 años que dieron vueltas en torno al desierto, llevaban con ellos el
santuario dondequiera que ellos iban. Y cuando llegaron a la tierra prometida ¿qué hicieron con el
tabernáculo? ¿Dónde está hoy día el tabernáculo? ¿Qué hicieron cuando llegaron a la tierra prometida
con el tabernáculo? Bueno, la Biblia nos dice que estuvo un tiempo en Gilgal. Otro tiempo estuvo en
Silo. El primer lugar donde estuvo fue en Gilgal. Eso lo pueden leer en Josué 5:10-11, y los hijos de
Israel acamparon en Gilgal, y celebraron la Pascua a los 14 del mes por la tarde en los llanos de Jericó.
Al otro día de la Pascua comieron del fruto de la tierra los panes sin levadura, y en el mismo día
espigas nuevas tostadas. Allí acamparon en ese lugar, y por supuesto, el tabernáculo estaba con ellos.
Varios textos que nos mencionan el santuario en Gilgal. Luego, un poquito más adelante lo llevaron a
Silo. Eso lo pueden encontrar en el capítulo 18 del mismo libro de Josué. Versículo 1, toda la
congregación de los hijos de Israel se reunió en Silo y erigieron allí el tabernáculo de reunión, después
que la tierra les fue sometida. Capítulo 19 y versículo 51, estas son las heredades del sacerdote Eleazar
y Josué hijo de Nun y los cabezas de los padres que entregaron por suerte en posesión a las tribus de
los hijos de Israel en Silo, delante de Jehová a la entrada del tabernáculo de reunión y acabaron de
repartir la tierra. El tabernáculo estuvo entonces en Silo, ¿y dónde estaba la presencia de Jehová?
¿Dónde? Dentro del tabernáculo, allí dice, frente a Jehová a la entrada del tabernáculo. Todavía la
presencia de Jehová estaba dentro del tabernáculo. Allí permaneció por muchos años.
Cuando David estaba huyendo de Saúl, el Tan se encontraba en Nob. Eso lo pueden leer en 1
Samuel 21, allí dice el versículo 1 en adelante, vino David a Nob, al sacerdote Eimelec, y se sorprendió
Eimelec de su encuentro, y le dijo ¿cómo vienes tu sólo y nadie contigo? Y entonces sigue allí la
historia de como no tenía el sumo sacerdote pan común a la mano, sino solamente el pan sagrado que
se ponía en el tabernáculo. Versículo 6, así el sacerdote le dio el pan sagrado, porque allí no había otro
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pan, sino los panes de la proposición. Los cuales habían sido quitados de la presencia de Jehová, para
poner panes calientes, el día que aquellos fueron quitados. Y estaba allí aquel día detenido delante de
Jehová.
Ahora vean, en este momento estaba en Nob, y la presencia de Jehová todavía estaba en el
tabernáculo, porque dice que los panes fueron retirados de la presencia de Jehová, donde habían estado
esos panes santos. Allí cada Sábado se ponía pan caliente sobre la mesa de los panes de la proposición.
Y en un momentito más, vamos a ver cómo fue hecho el tabernáculo y qué era lo que había dentro de
él y su simbolismo. Pero vamos a terminar la corta historia del tabernáculo y el santuario para que
entendamos por qué ahora no hay un tabernáculo o un santuario aquí en la Tierra.
Más adelante, el tabernáculo fue llevado a Gideón. Eso lo pueden leer en 1 Crónicas 16,
versículo 39, así mismo el sacerdote Sadoc y a los sacerdotes sus hermanos delante del tabernáculo de
Jehová, en el lugar alto que estaba en Gabaón, para que sacrificasen continuamente mañana y tarde
holocaustos a Jehová, en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de
Jehová. El santuario pasa entonces a Gabaón. A donde estuvo bastante tiempo allí en Gideón o
Gabaón, hasta que finalmente Salomón lo movió a Jerusalén. La Biblia nos dice que cuando Salomón
construyó el templo, hizo traer los utensilios y el tabernáculo, la tienda toda desarmada, y fue guardada
dentro del templo. De allí en adelante los utensilios del tabernáculo se colocaron dentro del templo que
Salomón construyó. En el Lugar Santo y en Lugar Santísimo se guardó el arca del templo.
La historia del templo de allí en adelante está en todo el libro de Reyes y de Crónicas. Cuando el
pueblo de Israel era fiel a Dios, el templo se usaba en el culto y se mantenía para gloria de Dios.
Cuando el pueblo se apartaba tras la idolatría, el templo era descuidado, venían los enemigos, se
robaban los utensilios del templo, el templo era mancillado, incluso algunos reyes de Israel vendieron
parte de los utensilios sagrados de oro del templo, para pagar tributo a los reyes paganos. Cuando el
pueblo de Dios era fiel, el tabernáculo, el templo de Dios fue mantenido. Pero mientras el pueblo de
Israel se apartaba, entonces el templo era descuidado.
Finalmente el templo cae en manos de los babilonios. Y por 70 años no hubo templo aquí en esta
Tierra. Setenta años del cautiverio el templo fue destruido. Setenta años más tarde, Ciro dio la orden de
restaurar el templo. Y el que lo construyó nuevamente fue Zorobabel. Se completó la construcción del
templo, y en medio de una gran fiesta y un gran regocijo, fue nuevamente ordenado el templo para el
servicio sagrado. Ese mismo templo, reconstruido después del regreso del cautiverio, es el templo en el
cual Cristo estuvo, cuando vino a esta Tierra. Es el templo de Zorobabel, que el rey Herodes lo había
mandado a hermosear y había hecho grandes obras de reconstrucción. Pero es el mismo templo de
Zorobabel. La presencia de Dios se mantuvo con Su pueblo, en ese templo que Dios había dicho que
preparasen para Él para morar en medio de ellos. Así como la presencia de Dios acompañó a Su pueblo
a lo largo de todo su peregrinar en el desierto, así como los 400 años o casi 500 años que el tabernáculo
estuvo en distintos lugares en la tierra de Canaán, la presencia de Dios estaba allí. También la presencia
de Dios estuvo dentro del templo de Salomón, hasta que este fue destruido, y luego estuvo dentro del
templo de Zorobabel, y la Biblia nos habla de eso, como la gloria de Dios llenó el templo, y la gloria
de la presencia de Dios estaba dentro del Lugar Santísimo. A través de toda la historia, el pueblo de
Israel tenía la presencia de Dios en el templo.
Sin embargo, esto llegó a su fin cuando el gran antitipo se encontró con el tipo. Cuando Cristo,
que es la gloria de Dios, porque aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros y vimos su gloria
como la gloria del unigénito de Dios, ahora la gloria de Dios estaba en la persona de Su Hijo. Él era la
gloria de Dios. Eso lo pueden leer en el libro de Hebreos en
el capítulo 1, y Dios habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo, por los
padres y los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de
todo y quien también hizo el universo. El cual siendo la Shekinah de su gloria. Cristo es la Shekinah, el
resplandor de la gloria divina. La imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la
Palabra de Su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de Sí mismo,
se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, y llegó a ser ministro de aquel verdadero tabernáculo
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que levantó el Señor y no el hombre.


Así que recuerden esto, el templo que tenía la presencia de Dios, cuando Cristo murió en la cruz
del Calvario, la Biblia dice, que con un tremendo terremoto, un temblor de tierra que sacudió, una
inmensa oscuridad que cubrió toda la ciudad de Jerusalén, y en medio de la conmoción de la
naturaleza, el velo del templo se rasgó de arriba abajo, y con eso quedó descubierto el Lugar
Santísimo. El lugar que nadie jamás podía ver, porque estaba la presencia de Dios, ahora llegó a su fin.
Y Cristo al ascender al Cielo, dice allí, llevó consigo la gloria de Dios. La gloria que descansó sobre el
Hijo de Dios, que estuvo con Él en esta Tierra, esa misma gloria ahora subió a la majestad del Cielo y
está en el santuario celestial. El templo no fue destruido de inmediato. Pero saben ustedes que cuando
los romanos lo destruyeron, en el año 70 de nuestra era, los romanos estaban acostumbrados que en el
templo de sus dioses, dentro del lugar santísimo, estaba la imagen de sus dioses. Y cuando los soldados
de Tito entraron al templo, creyendo que iban a encontrar la imagen del Dios de los hebreos, se
sorprendieron, porque encontraron un cuarto vacío. No había nada allí dentro. Ni siquiera estaba la
presencia de Dios. Cristo había dicho, vuestra casa os es dejada desierta, vacía. La presencia de Dios se
apartó de ese templo y en la persona de Cristo, ascendió al Cielo, y allá es donde Él ahora intercede por
nosotros.
De allí en adelante, comenzó a funcionar el gran santuario celestial. La epístola a los Hebreos,
nos muestra que el santuario celestial era el gran antitipo que representaba el santuario terrenal.
¿Quieren ustedes saber qué pasó con el lugar donde estaba el templo de Salomón, y más adelante el
templo de Zorobabel, cuando fue destruido por los romanos? El templo fue quemado. Y como ese
templo, como vamos a ver en un momento, estaba todo recubierto de oro, por dentro, con todos los
utensilios de oro, el piso del templo estaba recubierto de oro, las paredes y el techo estaba recubiertas
de oro. Cuando se le prendió fuego al templo, y el calor hizo derretir todo ese oro, el oro chorreó por
en medio de las piedras, y había una inmensa pared que retenía la emplanada del templo, y al derretirse
el oro, se chorreó por entre las piedras. ¿Se acuerdan cuando Jesús le había dicho a los apóstoles, de
cierto os digo que no quedará piedra sobre piedra que no será removida? Pues la profecía se cumplió
literalmente hermanos. Porque cuando los romanos se dieron cuenta que el oro se había derretido, y se
había metido entre las piedras, pues quitaron cada piedra para poder agarrar los pedacitos de oro que se
habían derretido. Y no quedó una piedra que no fuese removida de su lugar. Así llegó a su fin el gran
templo donde la presencia de Dios había estado.
Pero el apóstol Pablo nos explica, que ya la presencia de Dios no estaba allí. Que ahora Cristo
oficiaba en el santuario celestial en el Cielo. Y que la presencia de Dios estaba ahora en ese gran
tabernáculo que Dios levantó y no el hombre. Hebreos capítulo 8 y versículo 1, ahora bien, el punto
principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal Sumo Sacerdote, el cual se sentó a la diestra
del trono en la majestad en los cielos, Ministro de aquel santuario, de aquel verdadero tabernáculo que
levantó el Señor y no el hombre. Y luego dice, el versículo 5, los sacerdotes en esta Tierra sirven a lo
que es figura y sombra de las cosas celestiales. Como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el
tabernáculo diciéndole, mira, haz todas las cosas conforme al modelo que te fue mostrado en el monte.
Moisés recibió instrucciones de hacer el tabernáculo exactamente según el modelo que le fue mostrado
en el monte. El tabernáculo en esta Tierra era una copia en miniatura de ese gran tabernáculo en el
Cielo, en el cual ahora Cristo ministra como Sumo Sacerdote.
Y vamos a estudiar un poquito en esta tarde, la construcción del tabernáculo, cómo estaba hecho,
los materiales con que fue construido y los utensilios y muebles que tenía el tabernáculo. Alguno puede
pensar, bueno, ¿para qué dedicar tiempo a estudiar de un edificio que se construyó hace más de 3.500
años atrás, que fue desmantelado, y que finalmente ya no existe más hoy en día? ¿Qué importancia
puede tener?
Hermanos, les voy a decir, que la Palabra de Dios dedica a la construcción del tabernáculo 25
capítulos del libro de Éxodo, para dar los detalles exactos de todo ese tabernáculo que fue mandado a
construir. Y luego, el libro de Levíticos, el libro entero se dedica a explicar los sacrificios que debían
llevarse a cabo y las ofrendas en el tabernáculo. Quiere decir, que si la Palabra de Dios tuvo a bien dar
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tantas instrucciones específicas, y como vamos a leer en un momento, Dios le explicó a Moisés cada
cosa como debía ser hecha. Le dio las medidas. Le dio los utensilios. Le dio los materiales. De como
debían ser hechos. Le explicó de qué manera debían ser construidos. Cómo debían colocarse. Cómo
debían erigirse. Cómo debía desarmarse. Cómo debía cargarse. Todo fue explicado por Dios. ¿Por qué
tanta importancia en eso? Oh mis hermanos, porque todo eso nos enseña a nosotros lo que está pasando
ahora en el Cielo, en el santuario celestial.
El santuario terrenal era solo una copia en miniatura, donde se mostraba el gran servicio de
Cristo como Sumo Sacerdote en ese santuario celestial. Que fue inaugurado en la ascensión de Cristo al
Cielo. Antes, Dios moraba en esta Tierra. Y en el antiguo pacto, era por la fe en la promesa del Mesías
que vendría. Todas esas ofrendas representaban a Cristo. Pero ya cuando Cristo, la ofrenda perfecta
murió, ahora Él ascendió al Cielo y como Sumo Sacerdote intercede por nosotros en el santuario
celestial. Y todo lo que hacía antes en el antiguo pacto, el sacerdote aquí en la Tierra, ahora Cristo lo
hace en el santuario celestial. De ahí que es tan importante que entendamos esto.
Vamos entonces a la construcción del tabernáculo y como fue hecho. Para dibujarlo aquí,
imagínense ustedes que vamos a hacer dos cuadrados. Estos son dos cuadrados imaginarios. No había
una división aquí. Pero para darle las medidas a ustedes más o menos, vamos a comprender en un
momentito por que. Ahora, imaginariamente tracemos dos líneas cruzadas para darnos el centro de
estos dos cuadrados. Todo esto alrededor era una pared, como que fuera una cerca sin techo, una pared
que marcaba lo que era el Lugar Santo del tabernáculo. Esa pared estaba hecha en el templo de
Salomón de pared sólida. Era de mármol. Mármol blanco. Pero en el tabernáculo del desierto, esa
pared era movible también, porque tenía que poderse llevar de un lugar a otro. Así que Dios les dio
instrucciones, que la hiciesen a esa pared de tela. De lienzo. Y al moverse de un lugar a otro, se
pudiese recoger y se pudiese doblar. Era hecho como una tienda de campaña. Por eso al tabernáculo
también se le llama la tienda.
Ahora, todo esto aquí alrededor es el terreno del santuario. Era lugar santo. Entrando desde aquí
para dentro, era consagrado a Dios y era un lugar solemnemente santo. Dentro de ese atrio, estaba lo
que era el edificio propiamente dicho. Y ese edificio estaba colocado aquí de este lado, y también
vamos a dibujar ahora dos cuadrados. Allí está uno, que es el cuadrado central, este sí eran paredes de
cortinas alrededor. No cortinas realmente, sino que eran maderas recubiertas en oro, mamparas que se
podían colocar sobre sus basas. En un momento vamos a ver como estaba construido.
El Lugar Santísimo estaba en el centro de este cuadrado. Y el otro cuadrado aquí adelante era el
Lugar Santo. Ahora, no crean ustedes que es una exageración como lo estoy dibujando. En verdad se
miraba así de pequeñito el edificio propiamente en comparación con todo el atrio. En el medio del otro
cuadrado, vamos a colocar el altar. Esto estaba fuera del edificio, pero dentro del atrio. Y entonces, a
mitad de camino, entre el altar y la entrada del santuario, estaba el lavacro. Vamos a leer ahora un
poquito sobre como estaba edificado esto. Vamos al libro de Éxodo. Capítulo 26. Dice así, harás el
tabernáculo de 10 cortinas de lino torcido azul, púrpura y carmesí. Lo harás con querubines y con obra
primorosa. La longitud de una cortina de 28 codos y la anchura de la misma cortina de 4 codos. Todas
las cortinas tendrán una misma medida. Cinco cortinas estarán unidas una con la otra. Y las otras cinco
cortinas unidas una con la otra.
Aquí viene explicando lo que es la construcción propiamente del tabernáculo. Ahora vamos al
atrio. Está en el capítulo 27 y en el versículo 9. Vamos a comenzar por el atrio. Asimismo, dice, harás
el atrio del tabernáculo al lado meridional, o sea al Sur. Tendrá el atrio cortinas de lino torcido 100
codos de longitud para un lado. Este es el lado Sur. Aquí está el Norte, aquí está el Sur, aquí está el
Oeste y aquí está el Este. La puerta del tabernáculo miraba al Este. Aquí estamos mirando el
tabernáculo desde el Norte, ¿verdad? O sea, desde el Norte de Israel, mirando hacia el Sur, aquí está
Egipto. Muy bien, dice allí, el atrio será de 100 codos de longitud a un lado. Al Norte y al Sur. Veinte
columnas y sus veinte basas serán de bronce. Los capiteles de las columnas y sus molduras de plata. De
la misma manera, al lado del Norte, habrá a lo largo cortinas de 100 codos de longitud, y sus 20
columnas con sus 20 basas de bronce, los capiteles de sus columnas y sus molduras de plata. Al Norte
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y al Sur entonces tenemos 100 codos. De 100 codos de largo al Norte y al Sur. Ese es el largo del
tabernáculo.
¿Y cómo estaba sostenida esa cortina que era de lino? Por 20 columnas. Las columnas eran de
bronce, pero tenían el pie, la base, de bronce, y el capitel arriba de plata. Había 20 columnas. Así que
aquí, si usted la divide, 10 y otras 10 más. Diez columnas y diez columnas, son veinte. Ahora vayamos
al ancho del tabernáculo. Versículo 12, el ancho del atrio del lado occidental tendrá cortinas de 50
codos. Sus columnas 10 con sus 10 basas. Y en el ancho del atrio por el lado del Oriente, al Este, habrá
50 codos. Al Oeste entonces mide 50 codos. La mitad del tamaño del largo. Por eso les dije que es fácil
dibujando dos cuadrados. Porque como mide 100 de largo y 50 de ancho, pues nos da dos cuadrados
perfectos de 50x50. Aquí entonces lo que había eran 10 columnas, que sostenían las cortinas. A este
lado, también la cortina medía 50 codos de largo, la pared de cortina de lino. Pero a este lado, al Este
tenía la puerta. Versículo 13, en el ancho del atrio, por el lado del Oriente, al Este, habrá 50 codos. Las
cortinas a un lado de la entrada serán de 15 codos, sus columnas 3 con sus 3 bases. Al otro lado 15
codos, sus columnas 3 con sus 3 bases.
Aquí entonces vamos a abrirle la puerta. En total son 50, pero de este lado tenemos 15 cosos, y a
este lado de la puerta también tenemos 15 codos. Nos da 30. Quiere decir que la puerta del atrio mide
20 codos. ¿Cuánto mide un codo? Un codo es más o menos medio metro. Cuarenta y cinco centímetros
exactamente. Para hacerlo en números redondos, digamos 50 centímetros, o sea que dos codos hacen
un metro. Por lo tanto, 100 codos de largo, son 45 metros. Y 50 codos son 22,5 metros. Imagínense, de
grande era como media cuadra de largo, si la cuadra es de 100 metros. Como dicen en Costa Rica, 100
varas. Y entonces de ancho tenía 50 codos, o sea, casi 25 metros de ancho tenía el atrio.
Aquí tenía tres columnas a este lado y tres columnas a este lado, y 4 entonces aquí. Quiere decir
que la entrada en sí tenía 4 columnas, dos al medio. Pero vean ustedes que interesante. Aquí hay una
entrada, aquí hay dos y aquí está la tercera. Si tuviéramos el dibujo que teníamos anoche, podríamos
verlo. Mañana lo vamos a tener, y por cierto no se pierdan mañana por la mañana, porque también
vamos a tener aquí, en la Iglesia de Corona va a ser la reunión, ¿verdad? Vamos a tener a un sumo
sacerdote vestido con la vestidura de sumo sacerdote. Para que ustedes vean como era la vestidura del
sumo sacerdote. El pastor Barreiro va a estar con nosotros.
Muy bien, para la puerta del atrio, versículo 16, habrá una cortina de 20 codos. Ahora tomen nota
de los colores. Azul, púrpura y carmesí, y lino torcido de obra de recamador, sus columnas 4 con sus 4
basas. ¿Notaron eso? Todo el atrio era de color blanco. El cortinado alrededor acabamos de leer que es
de lino. Versículo 9, al lado meridional, al Sur, tendrá el atrio cortinas de lino. 100 codos de largo y 50
de ancho. Todo esto aquí alrededor blanco. La pared externa del atrio es blanca. La puerta tiene cuatro
colores. Azul, carmesí, púrpura y lino torcido. O sea color blanco, porque lino es blanco. El carmesí es
color rojo, exactamente. El púrpura es color violeta y entonces el azul. Eso es para la puerta. Todas las
columnas alrededor del atrio estarán ceñidas de plata. Sus capiteles de plata y sus basas de bronce.
¿Cuántas columnas hay en total? A ver quién me puede decir. Saque la cuenta. 60 columnas. 60
columnas con base de bronce y capitel de plata. Las columnas, no se nos dice de que son en sí las
columnas. Pero se nos dice que el capitel y sus molduras serán de plata, y las basas de las columnas
serán de bronce.
Ahora, todos los utensilios del tabernáculo, versículo 19, en todos sus servicios y en todas sus
estacas y todas las estacas del atrio serán de bronce. Otra vez, versículo 17 y 18, no nos dice de que son
las columnas. Se supone que las columnas eran de madera recubiertas de bronce. Aunque no lo dice,
pero como dice que hasta las estacas y todo lo demás era de bronce, se cree que las columnas eran o de
madera recubiertas de bronce, o directamente columnas de bronce. El capitel de las columnas era de
plata. Y la base de la columna, sobre la cual se sostenía, era de bronce. Mantengan eso en mente,
porque en un momento vamos a ver el simbolismo de todo eso.
Ahora, comencemos con la puerta. La puerta, si ustedes se dan cuenta, es demasiado ancha para
la pared. No es una puerta común. Casi la mitad de todo este lado de 25m de largo, es la puerta. Casi la
mitad. Porque tiene 20 codos de ancho y 30 codos, o sea, 15 a cada lado. Cualquier pared que usted ve,
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la puerta es pequeña comparada con el resto de la pared. Mientras que en este caso la pared, cuando
usted llegaba al tabernáculo desde el lado Este para entrar, lo que usted veía era una inmensa puerta
ancha. Estamos hablando de una puerta de un cuarto de cuadra de ancho. Larguísima. ¿Por qué una
puerta tan ancha? Bueno, Dios quería dar la idea de que había lugar para entrar por esa puerta a todo el
que quisiese entrar. La puerta era extremadamente ancha, dando oportunidad a todo el que quisiese
para poder entrar por esa puerta.
Sin embargo, se nos dice que la puerta para la vida eterna es angosta. Es todo lo contrario a esta
puerta. Esta era una puerta ancha. Mantengan eso en mente, porque ya vamos a explicar en un
momento. Aunque la puerta era una sola, sin embargo estaba dividida en tres. ¿Qué significa eso? Si
hermanos, la puerta es una sola, porque no se dice que son tres puertas. Es una sola puerta. Dividida en
tres. ¿A quién representa la puerta? Vamos a ver. El pastor lo explicó antes de que yo llegase, ¿verdad?
Juan capítulo 10, versículos 7-9, volvió Jesús pues a decirles, de cierto, de cierto os digo, yo soy la
puerta por donde entran las ovejas. Todos los que antes de mi vinieron, son ladrones y salteadores,
pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta. El que por mi entrare será salvo. Y entrará y saldrá y
hallará pastos. Yo soy, dijo el Señor Jesús, la puerta. Interesante. Jesús es la puerta. Pero está dividido
en tres. Algunos ven en la puerta dividida en tres, la trinidad. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo. Porque los tres reciben al pecador. La puerta es bien ancha. Mostrando cuan grande y cuan
ancho es el amor de Dios para el pecador. Otros ven en la puerta, siendo que la puerta es Cristo, ven
los tres estados de Cristo. El estado de preexistencia, antes de venir a esta Tierra. El estado de
encarnación, mientras estuvo en esta Tierra. Y Su estado de exaltación, después de haber ascendido al
Cielo.
Vamos a los colores de la puerta. Vamos anotarlos por un momentito aquí. Dice que la puerta
estaba hecha de una cortina que tenía tres colores. Azul, a ver quién me lo quiere leer por favor. Éxodo
26:36, o sino 27:16. En los dos versículos está. Si. Gracias. Azul, púrpura y carmesí, de lino torcido.
Lean ahora Éxodo 26:36, harás para la puerta del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y
lino torcido, obra de recamador. Muy bien, la puerta entonces es de azul, púrpura y carmesí. ¿Qué
quieren decir esos colores? ¿Por qué Dios señaló los colores exactos de los cuales tenía que ser la
puerta? Bueno, los colores en la Biblia tienen un significado. Cuando el pecador venía al santuario a
buscar perdón, porque a eso se viene al santuario, el pecador reconoce que es pecador y tiene que
entrar por la puerta, pero no puede entrar por la puerta sin una víctima. Tiene que traer una víctima
para sacrificar. Y eso se sacrifica aquí a la entrada de la puerta. Entre la puerta y el altar. Era el único
lugar donde podían llegar los adoradores, al atrio. Nunca podían entrar aquí en el lugar del santuario
propiamente dicho. Ni siquiera podían pasar del altar en adelante al lavacro. Este ya era lugar de los
sacerdotes. Solo aquí en el atrio, entre la puerta y el altar, podía entrar el pecador, pero nunca podía
entrar con las manos vacías. Solamente podía entrar con una víctima, para sacrificarla. Cuando el
pecador llegaba, veía esa puerta ancha. Y veía en primer lugar el color azul. ¿Qué le recordaba el color
azul? Vamos a leerlo.
El azul tenía un significado especial. Y Dios les dijo qué les tenía que hacer recordar el azul.
Números capítulo 15 nos explica qué significa el color azul. Dice el versículo 37 al 40, Jehová habló a
Moisés diciendo, habla a los hijos de Israel y diles que se hagan franjas en los bordes de sus vestidos,
por sus generaciones, y pongan en cada franja de los bordes un cordón azul, y os servirá de franja, para
que cuando lo veáis os acordéis de todos los mandamientos de Jehová, para ponerlos por obra. No
miréis en pos de vuestro corazón y de vuestros ojos, en pos de los cuales os prostituyáis, para que os
acordéis y hagáis todos mis mandamientos y seáis santos a vuestro Dios. ¿Qué les tenía que hacer
recordar el color azul? Si hermanos, el color azul les recordaba los mandamientos de Dios. Esa ley, que
demandaba que ellos fuesen santos como Dios es santo. El color azul es el color del cielo. El color de
la ley. El color de los mandamientos de Dios.
Ahora, el pecador venía a la puerta y veía el color azul. ¿De qué se acordaba? De la ley de Dios.
¿Pero qué había pasado con esa ley? Esa ley él la había violado. Y al ver el color azul se acordaba de
que había roto los mandamientos de Dios. De que había quebrantado la ley y que era un pecador.
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Entonces veía el color azul, y luego veía el color rojo. El púrpura va al medio. A un lado es el azul, a
otro el rojo y al medio el púrpura. Aquí está justamente el púrpura al medio y el carmesí al otro lado.
La cortina blanca de lino, era la parte de adentro. Recuerden que todo aquí alrededor era blanco. Todo
esto de alrededor era blanco, y esa cortina se continuaba por el lado de adentro. Era como el forro de la
cortina de afuera, que era azul, púrpura y carmesí. En ese orden. Azul y carmesí a los lados y púrpura
al medio.
Noten ustedes que el color púrpura es la combinación del color azul y del color rojo. ¿Cómo se
hace el púrpura? Mezclando por partes iguales color azul y color rojo. Así se consigue el púrpura. Así
que el púrpura es la combinación de ambos. Es el color de la realeza. El púrpura. Entonces el pecador
veía la ley de Dios que había transgredido. Y luego veía el color rojo. ¿Qué recordaba el color rojo?
Isaías capítulo 1 y versículo 18, venid luego dice Jehová y estemos a cuenta, si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos. Y si fueren rojos como ¿qué? Aquí está el
carmesí. El carmesí es el color rojo. Si fueran rojos como el carmesí vendrán a ser como blanca lana.
¿Qué recuerda el color rojo? Pecado. Pecado. Así que ellos veían el azul, y se acordaban de la ley.
Veían el rojo y se acordaban de su pecado. Cuando entraban por la puerta. Pero recuerden que la puerta
es ¿quién? ¿Quién es la puerta? Cristo. Hermanos, el color azul representa el carácter perfecto de
Cristo. Porque Él es el Autor de la ley y la ley es un reflejo de Su carácter. Dios es santo, Su ley es
santa. Dios es perfecto, Su ley es perfecta. Dios es bueno, Su ley es buena. La ley es un reflejo del
carácter de Dios. Así que el color azul, ya que la puerta es Cristo, el color azul recuerda el carácter
perfecto de Cristo. El color azul es el color del cielo, nos recuerda Su divinidad. Santo y perfecto.
Pero, también Cristo, el que no conoció pecado, ¿qué es el pecado hermanos? Transgresión de la
ley. Quiere decir que el que no conoció pecado, es el que nunca transgredió la ley. ¿Correcto? Por lo
tanto el azul podía representar a un Cristo sin pecado. El que no conoció pecado. ¿Por qué? Porque
guardó la ley. Cristo dijo Yo he guardado los mandamientos de Mi Padre y estoy en Su amor. ¿Alguna
vez transgredió Cristo algún mandamiento? Nunca transgredió la ley. ¿Alguna vez cometió pecado?
No. Por eso el color azul nos recuerda a Cristo como un ser impecable. La impecabilidad de Cristo. Un
ser perfecto y sin pecado. Pero ahora busquen 2 Cor. 5:21, al que no conoció pecado, por nosotros,
¿qué dice? Lo hizo pecado. Para que nosotros fuésemos hecho justicia de Dios en Él. Al que no
conoció pecado, color azul, por nosotros lo hizo pecado, color rojo. El rojo recordaba al pecador su
pecado. El azul le recordaba la ley que había transgredido. El rojo le recordaba su pecado. Pero si la
puerta es Cristo, entonces el azul me habla de un Cristo perfecto y sin pecado. Y el rojo me habla de
que por amor a nosotros, para redimirnos, tomó una naturaleza pecaminosa. Se hizo pecado por
nosotros. Para que nosotros fuésemos hecho justicia de Dios en Él. El que nunca conoció pecado, por
nosotros fue hecho pecado.
Ahora vean, Jesús es la combinación del ser perfecto, sin pecado, con el pecador, el más vil de
todos los pecadores. Porque Cristo cargó el pecado de todos nosotros. No hay pecador, por más malo
que haya vivido en esta Tierra, que sea peor que Cristo. Usted dice, pastor, ¿qué es lo que está
diciendo? Si, porque Jesús cargó el pecado de este pecador, el más malo que pueda haber vivido, más
el pecado de todos los demás pecadores. Por nosotros fue hecho pecado. Por eso la Biblia, el mismo
Jesús hablando con Nicodemos, le dijo, como Moisés levantó ¿qué cosa? La serpiente en el desierto,
así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado. ¿Y de qué color es la serpiente en la Biblia? Si,
la serpiente que Moisés levantó era
de bronce. Pero la serpiente de Apocalipsis es bermeja. El dragón, la serpiente antigua que se llama
diablo y Satanás, es de color rojo. Porque el rojo es símbolo de ¿qué? De pecado. Y Cristo por nosotros
fue hecho pecado. Él no murió como un hombre perfecto, Él murió como el más vil pecador. Murió
como serpiente, colgado en el madero. Murió siendo pecador. En Cristo se conjugaron todos los
pecados del mundo, que cargó sobre Sí. Aunque nunca jamás pecó.
Ahora, esto es una verdad que es muy difícil de entender. Ustedes leen de todos esos crímenes
horrendos que están sucediendo ahora. Últimamente aquí en la ciudad de Nueva York, y Cristo cargó
todos esos pecados. Él murió como asesino. Él murió como pervertido sexual. En la cruz del Calvario
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Jesús estaba pagando el pecado de los pecadores más negros. Él murió como el peor estafador que
jamás haya vivido. Como la persona más blasfema. Como el peor fornicario y adúltero. Murió como
un homosexual. Murió como un desviado. Y ustedes perdonen que hable estas palabras en relación con
el Hijo de Dios, quien es un ser santo y perfecto. Pero cuando Él murió en la cruz, la Biblia dice, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hecho justicia de Dios en Él. Aún Dios retiró Su
rostro de Su Hijo en la cruz del Calvario.
Ahora vean qué paradoja tan grande. El que no conoció pecado, por nosotros fue hecho pecado.
¿Cuál es la combinación del color azul y del color rojo? El morado, el púrpura, el violeta. Por favor,
busquen conmigo Juan capítulo 19. No hay ninguna palabra en la Biblia que no sea importante. Y
ahora ustedes se van a dar cuenta, por qué el apóstol Juan por inspiración de Dios, registró hasta el
color del vestido que fue colocado sobre Cristo en su humillación. Juan 19:2, y los soldados
entretejieron una corona de espinas y pusieron sobre Su cabeza esa corona y le vistieron con un manto
de color ¿qué? ¿Quién cargó el manto púrpura hermanos? ¿Cuándo? En su humillación, para ser
crucificado. Lo desnudaron y le pusieron un manto púrpura. Porque en ese momento Él estaba
cargando los pecados del mundo. En ese momento estaba combinando Su pureza y santidad con el
pecado de toda la humanidad, y por eso cargó el manto púrpura. Se dan cuenta por qué la puerta
representa a Cristo? Porque Él es el color azul, Él es el color rojo y es el color púrpura. Él es el todo
hermanos. Y eso es sólo la puerta. Esperen que lleguemos a todo lo demás, y ustedes van a ver que
todo representa a Cristo. Es maravilloso ver esto. Esos son los colores hermanos, que se repiten en todo
el santuario. Color rojo, color azul y color púrpura. Y aún más, que lo vamos a ver, pero no es un
color, sino que es una hebra de oro, con la cual estaba bordada todo el cortinaje del santuario.
Aquí a la entrada estaba la cortina. Aquí a la entrada de este edificio, también estaba la cortina de
la puerta, de esos mismos colores, y todo el velo interior que dividía el Lugar Santo del Lugar
Santísimo, es de los mismos tres colores. Azul, púrpura y carmesí. ¿A quién representa el velo? A
Cristo. Por eso donde ustedes vean estos tres colores, piensen ¿de quién? De Cristo Jesús. Él es la
puerta. Pero hermanos, la cortina tenía un color más. Lino. Por la parte de afuera, usted veía el azul,
que le recordaba la ley de Dios que había sido transgredida. Veía al otro lado el color rojo, que le
recordaba el pecado que había cometido. Pero al medio, estaba la combinación de la justicia con la
misericordia, del pecado con la santidad, el manto púrpura. Y todo el que entraba por esa puerta, tenía
que pasar por debajo del color púrpura. Cristo cargó el manto púrpura por nosotros. Cada vez que
vemos este color nos recuerda a Jesús.
Ahora, eso era a la entrada. Luego usted entraba en el santuario y ofrecía el sacrificio. El
sacerdote tomaba de la sangre y la atravesaba detrás del velo, la llevaba dentro del santuario, y cuando
salía, le decía, tu pecado ha sido perdonado por el Señor. La sangre ha hecho expiación por tu pecado.
Y el pecador entonces, se daba vuelta, para salir. ¿Y qué veía en la parte de adentro de la cortina? La
pureza, hermanos. Entraba viendo el color azul de la ley transgredida, viendo el color rojo de su
pecado, y viendo el color púrpura de Aquel que se vistió de púrpura para cargar su pecado. Pero
cuando salía solamente veía el color blanco. Salía limpio. Salía perdonado. Salía purificado. Porque el
color blanco representa la santidad y la pureza. Por eso, todo el tabernáculo estaba rodeado de color
blanco. Vean lo que significa el lino blanco. Apocalipsis 19:8, y a ella se le ha concedido que se vista
de lino fino, limpio y resplandeciente, porque el lino fino son las acciones justas de los santos. ¿Qué
representa el lino fino, puro y blanco? La santidad. La justicia de los santos. Entra pecador, sale santo.
Entra habiendo transgredido la ley y cargando la víctima con la sangre que ha de ser derramada. Sale
con las manos vacías, pero con el corazón limpio. Y ahora debe mantener esa santidad. Entra sucio y
sale limpio. Entra rojo y sale blanco. Por la sangre del Cordero. Porque la sangre lo hace todo. Estos
son los que han lavado sus ropas y las han emblanquecidos en la sangre del Cordero. Apocalipsis 7:14.
Estos que están vestidos de ropas blancas, versículo 13, ¿quiénes son? ¿De dónde han salido? Y yo le
dije, Señor tú lo sabes, y él me dijo, estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado
sus ropas y las han emblanquecidos en la sangre del Cordero. Oh maravilla de maravillas, milagro de
milagros. Usted pone la ropa sucia, en color rojo, y sale blanca. Increible, pero cierto. En la sangre del
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Cordero todo es emblanquecido. Esa sangre limpia más que el cloro. Esa sangre es más poderosa que
el Omo. Esa sangre deja más limpio que el clorax. Es más poderosa que jabón de lavadores. Deja más
blanco que la nieve. Deja más limpio que lana limpia. Deja más resplandeciente que el lino fino. La
sangre de Cristo tiene poder para limpiar el pecado más negro, más rojo y más carmesí, y dejarlo
blanco como la lana. Esa sangre tiene poder. Que maravilla lo que nos enseña el santuario, ¿verdad?
¿No es maravilloso?
Sigamos un poquito más adelante. ¿Quieren tomar un break aquí? Ponernos en pie, cantar y
entonces seguir, para descansar las piernas un poquito? OK. Muy bien, vamos a terminar un poquito
acerca del cortinado y las columnas. Antes de entrar al mobiliario propiamente dicho, el altar, el
lavacro y luego el tabernáculo, leímos hace un momento en Exo. 27, que había 60 columnas de bronce
con capiteles de plata y las bases de bronce. Estas columnas rodeaban todo el santuario, el atrio. Estas
columnas desde afuera usted no las veía. Mirando desde afuera del tabernáculo, lo que usted veía era
solamente el cortinado blanco. Representando santidad, pureza. Lo que estaba dentro del cortinado
blanco era santo y consagrado a Jehová. Ahora, las columnas estaban en la parte de adentro y el
cortinado se sostenía con unos ganchos de las columnas, que estaban separadas como ya vimos, había
20 columnas a cada lado. O sea, una columna cada dos metros. ¿Qué representaban las columnas?
Noten que rodean el santuario. Sostienen el cortinado de lino blanco. Para entender qué simbolizan las
columnas con sus capiteles de plata y sus basas de bronce, podemos encontrar una clave del significado
de las columnas en Éxodo capítulo 24. Allí, en el versículo 1 en adelante, hasta el 4, nos dice lo
siguiente, dijo Jehová a Moisés, sube ante Jehová tu, Aarón, Nadab y Abiu y 70 de los ancianos de
Israel y os inclinaréis desde lejos, pero Moisés sólo se acercará a Jehová. Que ellos no se acerquen ni
suba el pueblo con él. Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová y todas las leyes y
todo el pueblo respondió a una voz y dijo, haremos todas las palabras que Jehová ha dicho. Y Moisés
escribió las palabras de Jehová y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte. Y 12
columnas representando las 12 tribus de Israel. Moisés levantó 12 columnas y esas 12 columnas
representaban a todo el pueblo de Israel. Y noten que el contexto de estas columnas es el pacto,
nosotros nos comprometemos a cumplir todo lo que Jehová nos ha mandado. El pueblo hizo un pacto
con Dios, de obediencia. Y para recordar ese pacto y esa promesa que hicieron con el Señor, se
levantaron 12 columnas de acuerdo a las 12 tribus de Israel. Quiere decir que las columnas representan
en este caso la promesa de obediencia de los hijos de Dios. Las columnas representan a los hijos de
Dios. En Apocalipsis, capítulo 3 y versículo 10, a la Iglesia de Filadelfia, se le hace la siguiente
promesa, por cuanto haz guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la
prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la Tierra. Y entonces,
en el versículo 12, al que venciere yo lo haré columna en el templo de mi Dios. Y nunca más saldrá de
allí. Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la Nueva
Jerusalen, la cual desciende del Cielo y de mi Dios y mi nombre nuevo. Al que venciere yo le haré
¿qué cosa? Columna en el templo de mi Dios.
Ahora noten, allí están las 60 columnas alrededor del santuario. Son columnas del templo. Al que
venciere será hecho columna en el templo de mi Dios. Aquí las columnas representan a los redimidos
que han de salir victoriosos y van a ser columnas en el templo de Dios. En estos dos textos vemos que
las columnas representan al pueblo de Dios. Aquellos de las 12 tribus de Israel que finalmente saldrán
vencedores. Ahora, sin embargo, se mencionan 60 columnas para las partes de afuera, para el atrio del
templo. ¿Querrá decir que solamente 60 serán vencedores? Sin embargo las columnas están numeradas.
El Señor le da especificamente el número de columnas. Yo busqué en mi concordancia el número 60.
Y encontré un texto muy interesante.
En el libro del Cantar de los Cantares de Salomón. El número 60 no se menciona mucho en la
Biblia. Pero yo dije, tiene que estar en alguna otra parte, para darme una idea de qué representa las 60
columnas. Y en el libro de Cantar de los Cantares, en el capítulo 3, descubrí lo siguiente. Cantar fue
escrito por el rey Salomón, quien mandó construir el templo, haciendo una copia, solo que más grande,
del tabernáculo que Dios le dio instrucciones para construir a Moisés. Por cierto, también cuando
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Salomón construyó el templo, ustedes deben saber que Dios le dio instrucciones a Salomón de cómo
debía construirse el templo, en copia del santuario del tabernáculo movible. Pueden ustedes buscar en 1
Crónicas 28, Salomón nos dice que Dios mismo le dio instrucciones sobre cómo debía construirse el
tabernáculo. Dice así el versículo 11, David dio a Salomón su hijo el plano del pórtico del templo y sus
casas, sus tesorerías, sus aposentos, sus cámaras y la casa del propiciatorio. Así mismo el plano de
todas las cosas que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová, para todas las cámaras
alrededor, para las tesorerías de la casa de Dios, y para la tesorería de las cosas santificadas. También
para los grupos de los sacerdotes, de los Levitas, para toda la obra del ministerio de la casa de Jehová,
y para todos los utensilios del ministerio de la casa de Jehová. Y dio oro en peso para las cosas de oro,
para todos los utensilios de cada servicio. Y plata en peso para todas las cosas de plata, para todos los
utensilios de servicio. Oro en peso para los candeleros de oro, para sus lámparas. El peso de oro para
cada candelero y sus lámparas, y para los candeleros de plata, plata en peso de oro para cada candelero.
Así mismo dio oro para las mesas de la proposición, para cada mesa. Del mismo modo plata para las
mesas de plata. Oro puro etc. Versículo 19, todas estas cosas dijo David, le fueron trazadas por la mano
de Jehová, quien le hizo entender todas las obras del diseño. David hizo los planos, ¿y quién le dio la
información de cómo debía hacer el diseño? Dios mismo, dice David. Me trazó por mano de Jehová y
me hizo entender todo el diseño. Así que aún el templo fue dado por instrucción de Dios. No sólo el
tabernáculo a Moisés, sino también el templo de Salomón, que construyó Salomón, Dios le reveló a
David cómo debía ser hecho y toda la información exacta, por mano de Jehová.
Bien, les decía que el número 60, me resultó un poquito difícil, pero cuando encontré el número
60 en la concordancia, me fui a Cantares. Y en Cantares, en el capítulo 3, en el versículo 7, encontré
esto, he aquí es la litera de Salomón, 60 valientes la rodean, de los fuertes de Israel, todos ellos tienen
espadas y son diestros en la guerra. Sesenta varones dice aquí rodean. Noten que las columnas
rodeaban el santuario. Sesenta varones rodean, son los fuertes de Israel. Todos tienen espadas y son
diestros en la guerra. Y me puse a pensar. Si las columnas representan al pueblo de Dios, como dice
Éxodo 24 y como dice Apocalipsis 3:12, si representan a los redimidos, aquí Salomón fue el mismo
que construyó el templo, usó el número 60 para representar 60 varones valientes, que tenían la espada
del Espíritu en su mano, ¿Cuál es la espada del Espíritu? La Palabra de Dios. Y diestros en la guerra.
¿En la guerra contra qué? Contra el mal, contra el pecado. Así que estos representan a los varones
valientes del pueblo de Israel. Leyendo en el Espíritu de Profecía, en el libro Primeros Escritos, me di
cuenta que la mensajera del Señor dice, que en las columnas del templo estarán escritos los nombres
del único grupo en la Biblia de los redimidos que está contado y numerado. Los 144.000 son el único
grupo del cual se da el número. Y de las columnas también se da el número. Y resulta que 60 es
múltiplo de 144.000 o vice versa. Sesenta está contenido en 144.000. No pude descubrir mucho más,
pero a lo menos llegué a la conclusión de que las columnas representan a los fieles de Dios, que con la
espada del Espíritu harán frente a la lucha en la guerra contra el mal, dice mantendrán victoriosos,
estarán cubiertos por el manto de la santidad. Cuando uno mira, no ve las columnas, sino ve el lienzo
blanco. Cuando uno mira al pueblo de Dios, no ve a la persona, sino ve el manto de la justicia de Cristo
que lo rodea. Si las columnas representan al pueblo de Dios, a los fieles y valientes que han de pasar
por el tiempo de tribulación, a los 144.000 que serán columnas en el templo de Dios, entonces es muy
significativo el hecho de que esas columnas tengan en la parte de afuera un lienzo blanco. Y están
todas rodeadas por una cortina blanca, que representa la justicia de Cristo.
Ahora, los capiteles son de plata y las bases de bronce. Me puse a investigar un poquito también
sobre el uso de la plata y sobre el uso del bronce. El bronce, en la Biblia, simboliza fortaleza. Vean por
ejemplo Deut. 33:25, dice, hierro y bronce serán tus cerrojos, como tus días serán tus fuerzas. El hierro
y el bronce simbolizan fortaleza en la Biblia. Otro pasaje donde se menciona el bronce, es Miqueas,
capítulo 4 y versículo 13, dice, levántate y trilla hija de Sión porque haré tu cuerno como de hierro y
tus uñas de bronce y desmenuzarás a muchos pueblos y consagrarás a Jehová tu botín, tus riquezas, al
Señor toda tu tierra. Otra vez el bronce y el hierro se usan como símbolo de fortaleza. ¿Recuerdan la
bestia de Daniel? Que dice que tenía dientes de hierro y uñas de bronce. Otra vez simbolizando el
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poder y la fuerza. En Zacarías capítulo 6, y versículo 1, dice así, en el octavo mes de nuevo alcé mis
ojos y miré, y he aquí 4 carros que salían de entre dos montes y aquellos montes eran de bronce. Y en
el versículo 12 dice, y le hablarás diciendo, así dice Jehová de los Ejércitos, he aquí el varón cuyo
nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, Él edificará el templo de Jehová, y él llevará la
gloria y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado y consejo de paz entre ambos.
De esos dos montes de bronce, salen carros. De en medio de los dos montes de bronce. Y en esos
carros viene aquel cuyo nombre es el Renuevo. El Varón. Que brotará de las raíces y edificará el
templo de Jehová. Esto representa a Cristo. ¿Cuán interesante es que Cristo sale en medio de dos
montes de bronce. Eso representa la fortaleza, la estabilidad, la victoria de Cristo Jesús. El bronce se
usa para mostrar fortaleza. Pero también el bronce es símbolo en la Biblia de juicio. Cuando lleguemos
al altar de bronce, que es este aquí, y luego
al lavacro, que también es de bronce, y fue hecho con los espejos de bronce de las mujeres, vamos a
entrar a explicar un poquito más el significado del bronce. Pero tiene que ver con fortaleza y
estabilidad. Las columnas tienen sus basas de bronce, para darles fortaleza y darles estabilidad. Pero
también tienen que ver con juicio. Las columnas, que lleguen a ser columnas en el templo de Dios,
serán las que se habrán mantenido firmes y estables en medio del tiempo del gran juicio de Dios. Por
eso representan a los 144.000. Los 144.000 son el pueblo del juicio. El pueblo que ha de vivir durante
el periodo del juicio. Los que han de salir victoriosos, han de ser juzgados, y han de ser declarados
justos. Fuertes como el bronce. Nadie los podrá mover. Son como bases de bronce afirmados
firmemente. No hay quien los sacuda. En medio de la tribulación, y por cierto el bronce es una
aleación del zinc con el estaño. Pero para hacerlo, tiene que ser hecha la aleación a alta temperatura.
Sino no se hace la aleación, para formar el bronce.
Estos hijos de Dios que han de pasar por el horno de la fuerte tribulación, van a salir fuertes
como el mismo bronce, y estarán tan firmemente establecidos en la verdad, que nada ni nadie los podrá
remover. Eso representa la columna con base de bronce. Ahora, arriba el capitel es de plata. ¿Qué
significa la plata? Yo descubrí que la plata, en la Biblia, es símbolo de la redención. Por ejemplo, en el
libro de Éxodo, en el capítulo 30, se dice allí que todo joven mayor de 20 años de edad, en el versículo
11 en adelante, habló Jehová también a Moisés diciendo, cuando tomes el número de los hijos de Israel
conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes, para
que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado. Esto dará todo aquel que sea contado,
medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de 20 geras. La mitad de un siclo será la
ofrenda a Jehová. Todo el que sea contado de 20 años para arriba dará la ofrenda a Jehová. Ni el rico
aumentará ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová, para hacer
expiación por vuestras personas. Este siclo literalmente en hebreo, es un siclo de plata. Es la medida
del dinero del templo. El precio del templo se cuenta en dinero de plata en la Biblia. Y la plata es usada
en muchos de los instrumentos del templo, y también se usa en todas las columnas en sus capiteles.
Cada hombre de 20 años para arriba, tenía que dar el precio de su rescate. Era medio siclo de plata.
Ahora, ¿por qué es que tenían que comprar su redención? ¿No es la redención gratis? ¿No dice la
Escritura, todos los sedientos venid a las aguas y a todo el que no tuviere dinero, venid y comprad
gratuitamente, sin dinero, y sin precio? La redención es gratuita. Sin embargo, se nos dice que cada
uno debía dar el dinero de su rescate en siclo de plata. ¿Saben cuánto es un siclo de plata? Un siclo de
plata equivalía, en aquella época, a lo que hoy serían 38 centavos de dólar. Era un dinero muy ínfimo.
Y dice aquí que nadie podía dar ni más, ni podía dar de menos. Era el mismo precio. Eso era, un siclo,
era lo que ganaba una persona en un salario en un día entero. Medio siclo de plata era el trabajo de
medio día. El dinero de la redención o el dinero de la justificación, dice aquí, debía ser dado por todos.
Y se le llama dinero del rescate. Eso era para recordar al pueblo de Israel de que su salvación, aunque
había sido gratuita para ellos, había costado dinero. Había costado la sangre del Hijo de Dios. Somos
redimidos gratuitamente. Pero la salvación no es gratis. La salvación costó. Y que interesante, que la
salvación está relacionada con siclos de plata. Judas vendió al Señor por 30 piezas de plata. También la
plata representa a Cristo. Él fue vendido por 30 piezas de plata. Que increíble, que Judas haya vendido
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al Señor Jesús por el precio de un esclavo. Treinta siclos de plata era el precio del salario de un mes de
trabajo. No era una gran suma de dinero. Se podía comprar un esclavo por ese dinero. Y Judas pagó el
precio de su redentor, 30 piezas de plata. Eso nos recuerda que Jesús, nuestro Redentor, también fue
pesado en siclos de plata. Zacarías capítulo 11 y versículo 13, nos dice, me dijo Jehová, échalo al
tesoro, hermoso precio con el que me han apreciado. Lean Zacarías 11, versículos 12 y 13. Si os
pareciere bien, dadme mi salario y sino dejadlo. Y pesaron por mi salario 30 piezas de plata. Y me dijo
Jehová, échalo al tesoro, hermoso precio con el que me han apreciado. Y tomé las 30 piezas de plata y
las eché en la casa del tesoro de Jehová. Jesús el que hizo posible nuestra redención, fue vendido por
30 piezas de plata. Eso fue lo que costó o lo que apreció Judas, la redención.
Sin embargo, cuando usted suma toda la plata que se usó en el santuario, para todo el mobiliario,
los utensilios, las columnas y todo lo demás que estaba hecho de plata, en el santuario, había
agarraderas, había ganchos, había muchas otras cosas hechas de plata. Aquí tengo el precio. En plata
solamente, el precio era US$ 107.930. Más de 100.000 dólares. Usados solamente en plata, para
construir el santuario. ¿Y de dónde salió todo ese dinero? No hablemos ahora del oro, que lo vamos a
mencionar poquito más adelante. ¿De dónde salió tanta plata y tanto oro? ¿De dónde? Fue el despojo
de los egipcios. El país más rico del mundo en aquella época. Fue el que fue despojado por los
israelitas, porque Dios sabía que iban a necesitar todo eso para la construcción del santuario.
Ahora, ¿por qué se usó tanto oro y tanta plata? Para mostrar que en la redención, aún cuando es
gratuita para el pecador, costó un precio muy alto. Se pagó la sangre misma del Hijo de Dios. Así que
todo lo relacionado con el santuario, era caro. Porque está representando el santuario celestial. Y está
representando la salvación. Todo era de oro, plata o bronce.
Las columnas entonces, resumiendo, representan a los redimidos. Los que han luchado contra el
mal y han salido victoriosos. Es un número contado que rodea el santuario. Son parte de las columnas
del santuario. Los redimidos, los victoriosos, en un número perfecto y contado, serán parte de las
columnas del templo. O sea, los 144.000 serán hechos columnas de nuestro Dios. Son los que han
pasado por el horno de la aflicción. Los que en medio de la aflicción y en medio del horno de la
prueba, se han fortalecido y han permanecido firmes, bien plantados en sus basas de bronce. Demuestra
la fortaleza que se logra mediante el horno de la aflicción. Pero para que nunca lo olviden, si bien las
columnas eran de bronce, el capitel era de plata. Y la plata representa la redención de Cristo Jesús. Los
redimidos, que son las columnas en el templo de Dios, fueron redimidos por la sangre de Cristo Jesús.
Y reciben de Él el poder para salir victoriosos en la lucha contra el mal. Tienen la espada del Espíritu
que es la Palabra de Dios, y son hombres aptos para la guerra contra el mal. Y salen victoriosos. Esas
son las columnas. ¿Cuánto tiempo me queda, pastor? ¿Cuánto? Cinco minutos.
Bueno, ¿qué hacemos ahora? Voy a tener que dejar el mobiliario para mañana. El altar, el
lavacro, y luego lo que está adentro del santuario propiamente dicho. Pero nos quedan todas las
ofrendas del santuario. Nos quedan todos los sacrificios y holocaustos. Nos queda el servicio diario.
Nos quedan las siete fiestas anuales. Nos queda el servicio anual, el Día de Expiación. Nos queda el
sacerdocio levita. Nos queda las vestiduras del sacerdote. Nos queda el ungimiento del tabernáculo.
Nos queda el ungimiento de los sacerdotes. Nos queda las vestiduras del sumo sacerdote. Hermanos, el
santuario es infinito. Y todo eso es símbolo de Cristo Jesús y Su obra mediadora por nosotros. Vamos a
seguir estudiando mañana, y todavía tenemos el próximo fin de semana.
Ya que hablamos de las cubiertas, ¿por qué no tomamos estos 5 minutos, para explicarles un
poquito sobre el material en que estaba hecho el tabernáculo. ¿Qué les parece si cubrimos eso en estos
minutos que nos quedan? Las cubiertas del tabernáculo. Vamos a buscar en el libro de Éxodo, en el
capítulo 36, versículo 8 en adelante. Aquí se nos habla acerca de cómo se construyó el tabernáculo.
Noten lo que dice. Todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra del tabernáculo, ahora
estamos hablando del edificio pequeño propiamente dicho, hicieron el tabernáculo de 10 cortinas de
lino torcido, azul, púrpura y carmesí. La hicieron con querubines de obra primorosa. La tienda interna,
la de adentro, estaba hecha de 10 cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí. Pero en esas
cortinas estaban bordados ángeles, querubines, obra primorosa, de oro. Si tuviésemos el tiempo,
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leeríamos como prepararon los hilos o las hebras de oro. Derritieron el oro y lo hicieron una lámina
bien delgadita. Y luego las mujeres cortaron esa lámina delgada de oro, en tiritas. Esa era la manera
como tenían que hacer el hilo de oro. Y luego esas mujeres bordaron, en esas cortinas primorosas, que
eran brillantes como de seda, de azul, de púrpura y de carmesí, bordaron querubines de oro. Cuando
hablemos del tabernáculo mañana, vamos a ver como el candelabro iluminaba todo ese oro que
refulgía, y esos ángeles en las cortinas que había alrededor, parecían moverse. Porque era una cortina.
Parecía que esos ángeles se movían. Eran de oro brillante y reflejaban la luz del candelabro. Y los que
estaban dentro del Lugar Santísimo, reflejaban la luz de la gloria de Dios. Esos ángeles.
Esa es la cortina interna. Sigamos leyendo. Cinco cortinas las unió entre sí. Asimismo unió las
otras cinco cortinas entre sí. E hizo las abas de azul en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la
primera serie, e hizo lo mismo en la orilla de la cortina final de la segunda serie. Cincuenta lazadas
hizo en la primera cortina y otras cincuenta en la cortina de la segunda serie. Las lazadas de la una
correspondían a las de la otra. Hizo también 50 colchetes de oro, con los cuales enlazó las cortinas unas
con otras, y así quedó formado un tabernáculo. O sea, cinco cortinas pegadas una con la otra, y luego
otras cinco cortinas pegadas entre sí, y las unió al medio con colchetes. Aquí estaban cocidas y luego
aquí las otras cinco enfrente, coincidían exactamente con las otras, y eso sirvió de techo para el
tabernáculo. Eran diez. Y tenían todo el borde de azul, que representa la ley de Jehová.
Sigamos un poquito más. Hizo así mismo, vean, estamos ahora viendo el tabernáculo desde
adentro hacia afuera. Esta era la cortina interna, que servía como cielo raso, por así decirlo, al
tabernáculo. Con eso se formó la tienda. Era la cortina más lujosa, más valiosa. La de adentro. Bordada
toda en oro. Ahora el versículo 14, hizo así mismo cortinas de pelo de cabra. Para una tienda encima
del tabernáculo, 11 cortinas hizo. El de afuera tiene 11 cortinas. Un poquito más grande que la anterior.
Y dice, versículo 15, la longitud de una cortina era de 30 codos, y la altura de 4 codos. Las 11 cortinas
tenían una misma medida. Unió 5 de ellas aparte, y las otras 6 aparte. Hizo además 50 lazadas en la
orilla de las cortinas que estaba al extremo de la primera serie, y las otras 50 lazadas de la orilla de la
cortina al final de la segunda serie. E hizo también 50 corchetes de bronce, para enlazar la tienda, de
modo que fuese una sola.
Vayan tomando nota, la primera cortina interna, porque ahora vamos a ver, que el tabernáculo
propiamente, tenía 4 cubiertas. La cubierta interna, la de más adentro, era de azul, púrpura y carmesí.
Y también de lino torcido. Esa era la de adentro, y estaba toda bordada con ángeles de oro. Por cierto,
también se había mezclado el oro para coser la cortina. Cuando explica como se hacía, se iba poniendo
una hebra de oro, junto con las otras hebras de colores, para hacer un tapiz precioso, lleno de hebras de
oro. La segunda cortina, viniendo de adentro hacia afuera, o sea, la que estaba ahora arriba del
tabernáculo, y servía como techo, era de piel de cabra. Era de color blanco. Sigamos con la tercera.
Versículo 19, he hizo para la tienda, una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y otra cubierta
de pieles de tejones encima. Aquí están las cuatro. La segunda era piel de cabras blanca. La tercera
cubierta, tenía cuatro techos el tabernáculo, cuatro capas. Era de pieles de carneros. Pero estas pieles
estaban teñidas de rojo. Y entonces, la cuarta cubierta, que era la de más afuera, era de piel de tejón. Y
esas piel, la de tejón, es de color café. Café oscuro. El tejón es un animal, no el tejón que nosotros
conocemos, sino que es un animal acuático del mar rojo. Es algo así como una foca. La cubierta de
afuera es impermeable. Protege del agua. Y es de color café tirando a negro. Café oscuro.
Ahora, ¿qué simbolizaban estas cuatro cubiertas? Recuerden que todo en el santuario representa a
Cristo Jesús. Porque Él es el santuario hecho carne. Él es el que se hizo carne y habitó entre nosotros y
vimos Su gloria. Así que también las cortinas representan a Cristo. Vamos a ver entonces el significado
de las cortinas. Solo que ahora, vamos a comenzar de afuera hacia adentro. La cubierta de afuera, que
era de pieles de tejones, escuchen bien y abran los ojos, estas cuatro cubiertas representan la obra de
Cristo en la redención del ser humano, en cuatro etapas. La obra redentora de Cristo en cuatro etapas.
La de afuera es piel de tejones. El tejón es como un lobo de mar, como una foca. Se encontraba
solamente en el mar rojo. El color de la piel es, como ya dije, un café oscuro, tirando casi a negro. Y
era una piel muy durable e impermeable. Se usaba como cuero. Incluso se hacían sandalias, zapatos,
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usando de suela el tejón. La parte de afuera, dice la mensajera del Señor, en Patriarcas y Profetas, le
daba completa protección al tabernáculo. Pero tenía otro propósito. Cubría la riqueza y la gloria que
había dentro de ese tabernáculo, por afuera, para que todos los pueblos de alrededor en el desierto, que
eran dados al pillaje, no viesen toda la riqueza de oro, de plata y de bronce, y de cosas preciosas, que
había dentro del santuario. Entonces, por afuera parecía una tienda común, hecha de pieles de foca,
para protegerla del agua. Por fuera, el tabernáculo no era hermoso. Era una tienda común. Usted lo
veía, la parte de afuera, y no era atractivo, no era bonito. Lo hermoso no era por fuera, sino por dentro.
Por dentro tenía la preciosura de ese tapiz de colores, bordado en oro. Y todas las columnas, también
adentro estas eran recubiertas en oro. Y las paredes eran maderas de acacia también recubiertas en oro,
que tenían querubines labrados en oro por dentro. Era una preciosura el edificio por dentro. Pero por
afuera, se miraba común y silvestre.
Que interesante, que el Señor Jesús, a quien representa el santuario, también cubrió Su divinidad
con una capa de humanidad. La parte interna, la parte divina de Cristo quedó cubierta por una cubierta
de humanidad. Y esa cubierta de humanidad, no es como algunos la pintan. Sumamente hermosa. Es
todo lo contrario. La Escritura nos dice, que el Señor tomó la forma de siervo, hecho semejante a los
hombres. En el libro de Isaías, en el capítulo 52, y el versículo 13 en adelante dice, he aquí que mi
siervo será prosperado y será engrandecido, y exaltado, será puesto muy en alto. Pero el versículo 14
dice, como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su
hermosura más que los hijos de los hombres, se asombrarán de Él muchas naciones. Los reyes cerrarán
la boca ante Él porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído.
¿Quién creyó a nuestro anuncio? ¿Sobre quién se manifestó el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo
delante de Él, como raíz de tierra seca. No hay parecer en Él ni hermosura. Le veremos, mas sin
atractivo externo, para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores,
experimentado en quebranto, y como escondimos de Él su rostro, fue menospreciado, y nosotros no Lo
estimamos.
El tabernáculo por fuera, parecía algo no estimable. Parecía algo no atractivo. Lo hermoso estaba
por dentro. Así el Señor Jesús, cuando tomó forma humana, dice aquí, de tal manera fue desfigurado
de los hombres su parecer y su hermosura más que la de los hijos de los hombres. Los artistas han
pintado a Jesús como un ser atractivo, un hombre bien parecido. De ojos azules, de tez blanca, de
cabello rubio, y sin embargo, la Escritura nos dice que su apariencia física no era hermosa. No hay
parecer en Él ni hermosura. Le veremos, mas sin atractivo externo, para que le deseemos. Jesús era un
judío de tez morena. No negro, porque los judíos no son de raza negra, pero sí de tez bronceada. Como
son los judíos. No tenía ojos azules, sino seguramente ojos pardos, como tienen los judíos. Su físico no
era atractivo ni deseable. Quítense de ustedes la idea de un Jesús hermoso, de cabellos rubio y ojos
azules. Eso no es bíblico. En ningún lugar de la Biblia lo describe de esa manera.
La parte de afuera representa la humanidad de Cristo. Se humilló a sí mismo. Cuando vino, nació
en un pesebre. Humilde. Entre los animales. No buscó pompa, ni gloria, ni honra. La parte de afuera
representa Su humildad, Su humanidad. Porque el Señor no mira lo que el hombre mira. Porque el
hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. La humanidad de Cristo
representa su humildad. Por eso hermanos, los cristianos no buscamos adorno externo. Lo más sagrado,
que era la morada de Dios, y no se olviden nunca que el santuario terrenal también representa nuestra
propia vida, porque el apóstol Pablo nos dice, que nosotros somos templo ¿de quién? De Cristo. Ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mi. Cristo mediante el Espíritu Santo viene a morar en nuestro corazón. Y
lo que Dios busca es la belleza interna y no la belleza externa. Por eso los cristianos, al igual que el
santuario que era la morada de Dios, del Dios eterno, y era lujoso por dentro, era precioso, porque era
la morada de Dios, pero por afuera era humilde y recatado. Sin ninguna hermosura. Parecía una tienda
común y silvestre. Sin llamar la atención. Así somos los cristianos. No nos adornamos por fuera, sino
por dentro. Lean lo que dice el apóstol Pedro, en 1 Pedro 3:3, vuestro atavío no sea el externo. De
peinados ostentosos, de adornos de oro o vestidos lujosos. Sino que vuestro adorno sea el interno. El
del corazón. En el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de gran estima delante
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de Dios. ¿Qué quiere Dios? Que el adorno sea el interno. El de un espíritu afable y apacible. Que mejor
adorno que un carácter hermoso. Que mejor adorno que paciencia. Que santidad. Que bondad. Que
templanza. Que dominio propio. Que mejor adorno que el adorno del cristiano que tiene el carácter de
Cristo. Por eso, los adventistas que creemos en el santuario, no nos adornamos externamente, sino
buscamos el adorno interno. Porque Dios no mira lo que miran los hombres. Los hombres miran lo que
está delante de los ojos, pero Jehová mira el corazón.
La mensajera del Señor dice que Jesús veló su divinidad con su humanidad. La parte humana de
Cristo, recubría la parte divina. Y lo que los hombres podían ver, Él podría haber venido como un Dios
todopoderoso. Podría haber venido, mostrando pompa y majestad como aún los reyes humanos
mostraban, buscando honra y gloria para sí mismos. Pero nació en un pesebre. Ni siquiera hubo lugar
para Él en el mesón. Nació entre las bestias del campo. En una cuna de paja. ¿Puede haber nacido una
persona en esta Tierra, más humilde? Difícilmente se podría encontrar un lugar más humilde que un
pesebre para nacer. Vivió como un carpintero. En un oficio humilde. Fue un predicador itinerante.
Usaba sandalias. Caminaba, entre esos caminos polvorientos. La Biblia dice que tenía un solo vestido y
un solo manto. Humilde. Cuan diferente a aquellos que hoy en día se dicen representantes de Cristo.
Con toda su pompa y todo su lujo, muestran que están muy lejos de asemejarse al humilde Rabí de
Galilea. Nunca tuvo un hogar propio. Le dijo a uno de sus discípulos, que quería seguirlo, las zorras
tienen cuevas y las aves nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reposar la cabeza. Vivió una
vida de humildad, y la parte de afuera, la piel de tejón, representa la humanidad de Cristo. Un Cristo
humilde, un Cristo humillado. La Escritura nos dice en Fil. 2:5 en adelante, haya pues en vosotros este
mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual
a Dios, como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Esto me lleva a la segunda cubierta. La piel de carnero teñida de rojo. También Cristo lleva una
ropa teñida de rojo. En el libro de Apocalipsis, en el capítulo 19 y el versículo 13, dice, estaba vestido
de una ropa teñida en sangre y su nombre es el Verbo de Dios. También la segunda cubierta, pero
noten, que cuanto más nos metemos hacia adentro, nos estamos acercando más al Cielo. Porque esto
representa al Cielo. Lo de afuera es lo terrenal, la humanidad. Hacia adentro ahora, nos estamos
acercando a la parte divina. La cubierta de pieles de carneros, significa el sufrimiento y la muerte de
Cristo. Su obra expiatoria. Vayan viendo bien. Esta representa su encarnación. Tomó la forma humana
semejante al de siervo, desfigurado en su forma humana. Luego la piel de carnero representa la cruz.
Allí es donde cargó el pecado de todos nosotros. Recuerden que el rojo es símbolo de pecado. Él
también se vistió de rojo, una ropa teñida en sangre. Cargó el pecado de todos nosotros. El rojo es
símbolo de la sangre.
Ahora, el carnero se usaba en ofrendas para la expiación por el pecado. El carnero, en todo el
libro de Levíticos, se usa siempre en ofrenda de expiación por el pecado. Así que aún la piel de carnero
representa la expiación. Aún la piel de carnero representa el sacrificio y la muerte de Cristo. Y el color
rojo nos habla también de su sangre derramada y nos habla del pecado que llevó por cada uno de
nosotros. Esa es la segunda cubierta del santuario. En la primera Él es el siervo humilde. En la segunda
es el siervo sufriente. Se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz.
La tercera es blanca. La tercera cubierta es de pieles de cabras, de color blanco. ¿Qué representa
la tercera cubierta? Al entrar hacia adentro, nos acercamos más al mismo Cielo. ¿Y qué encontramos?
Una cubierta blanca. Recuerden que el color blanco es símbolo de pureza. La pureza del carácter de
Cristo Jesús. Pero no solamente eso. Así como el blanco es símbolo de pureza y perfección, esa
cubierta de pieles de cabras, que sigue a la cubierta roja de pieles de carneros, que era roja porque
estaba teñida en rojo, nos representa e ilustra la verdad de que Cristo fue hecho perfecto, a través del
sufrimiento. En el libro de Hebreos se nos dice, acerca del Señor Jesús, que fue perfeccionado a través
del sufrimiento. Hebreos 5:7 en adelante, y Cristo en los días de Su carne, ofreciendo ruegos y
súplicas, con gran clamor y lágrimas al que podía librarlo de la muerte, fue oído a causa de su temor
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reverente, y aunque era Hijo por lo que padeció, aprendió la obediencia y habiendo sido perfeccionado,
vino a ser autor de eterna salvación, para todos los que le obedecen, y fue declarado por Dios Sumo
Sacerdote según el orden de Melquisedec. Se hizo carne, se humilló. Se humilló hasta la muerte y
muerte de cruz. Por lo cual fue hecho perfecto Sumo Sacerdote. El color blanco era el color que usaban
los sumos sacerdotes. La perfección y la santidad. La pureza.
Ahora vean, estos mis hermanos, representan las cuatro fases de la obra de Cristo como
Redentor. La piel de tejón, Su encarnación, Su humanidad. Aquí nos sirve de ejemplo. ¿Y cómo era?
Humilde. La humildad del cristiano. Pero después de vivir una vida de humildad por 30 años, y con su
vida nos dio ejemplo de obediencia, luego vino a sufrir por nosotros en la cruz del Calvario. Esta es la
segunda parte en la obra de redención. Nos sirve como ejemplo. Se encarnó por nosotros. Vivo me
amaba. Muerto salvóme. Y en el sepulcro mi mal enterró. Resucitado es mi justicia. Un día Él viene,
pues lo prometió. Aquí están las cuatro fases de la obra de Cristo. Su encarnación, Su sacrificio
expiatorio, Su obra como Sacerdote, el blanco es el color con que se vestían los sacerdotes. Todos de
blanco, desde los pies hasta la cabeza. El turbante era blanco. El vestido era blanco. Aún los
calzoncillos eran blancos. Así dice la Escritura. Hasta eso se menciona. Todo tenía que ser blanco, de
los pies a la cabeza, porque era símbolo de pureza y de santidad. El vestido del sacerdote era blanco.
Pero luego viene el vestido Real. El de oro, púrpura y carmesí. En la obra final de la redención, que es
la parte más interna de adentro, representa a Cristo en el Lugar Santísimo. Donde se viste las vestiduras
de colores del Sumo Sacerdote en la obra de juicio. y de allí sale como Rey vencedor, para buscar a Su
pueblo que le ha sido fiel.
Vean qué hermoso. El tabernáculo es Cristo. Y las cubiertas del tabernáculo nos representan el
carácter perfecto de Cristo. Se las repaso y con esto cierro. Tomen nota. Pelo de tejón de color café
oscuro. Representa un Salvador humillado. Un Salvador humilde. Se humilló a Sí mismo. Vivió entre
los hombres pecadores y nos dio ejemplo de obediencia. La cubierta de piel de carnero, teñida de rojo,
representa un Salvador sufriente. Un Salvador como sacrificio por el pecado. Se hizo obediente hasta la
muerte y muerte de cruz. Si, pueden anotar ese versículo que es muy hermoso, donde dice que Sus
vestiduras están todas teñidas en sangre. Isaías 63:1-3, quién es este que viene de Bosra, con vestidos
rojos. Este hermoso en su vestido que marca en la grandeza de su poder. Yo el que hablo justicia,
grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido y tus ropas como el que ha pisado el lagar? Yo he
pisado sólo el lagar y de los pueblos nadie había conmigo. Los pisé con mi ira, los hollé con mi furor,
su sangre salpicó mis vestidos y manché todas mis ropas, por eso están rojas como sangre. Cristo como
el siervo sufriente de Jehová, el que nos vino a redimir. Luego la cubierta de pieles blancas de cabras.
Representa también a Cristo como intercesor en el santuario celestial. No solo se encarnó, no solo
murió, sino que también resucitó y ascendió al Cielo, donde ahora está a la diestra de Dios,
intercediendo por nosotros. Y la última, la interna, de azul, púrpura y carmesí, es la vestidura Real, la
vestidura del Rey vencedor, del Sumo Sacerdote que justifica a Su pueblo, de aquel que viene a buscar
a los que han sido redimidos por Su sangre. Es el Cristo exaltado, el Cristo en el santuario en el Lugar
Santísimo, el Cristo que viene a buscar a Su pueblo. Y mañana por la mañana, cuando veamos las
vestiduras del sumo sacerdote, ustedes van a ver que el sumo sacerdote tenía vestiduras de esos mismos
tres colores. Blanca, y luego los tres colores, rojo, púrpura y carmesí. Mañana lo van a ver vestido al
sumo sacerdote.
Quiera el Señor ayudarnos a comprender la obra de la salvación en el santuario, a apreciar más a
nuestro Salvador, el Señor Jesús. Que todo lo que leamos, y ahora, como decía el pastor, al volver a
leer el libro de Éxodo y de Levíticos, nos va a cobrar significado todas esas explicaciones, porque
vamos a entender su simbolismo en el plan de salvación. Y que aprendamos a seguir el camino como
Cristo siguió. Ser humildes, aunque eso nos lleve al sacrificio por el Señor, porque el sacrificio trae
como resultado pureza. Y la pureza trae como resultado la corona real. La vida eterna con Cristo Jesús,
sentados en Su trono. Este mismo camino es el que nos lleva al Cielo. Desde afuera hacia adentro,
usted entra al Cielo. Desde la parte externa del santuario, hasta la parte de más adentro, va purificando
su vida, hasta llegar a ser como Cristo Jesús. Y esas cuatro fases en la obra de redención, deben
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repetirse en el santuario terrenal que somos nosotros, en nuestra vida. Aprender de Jesús, que es manso
y humilde de corazón. Aprender de Jesús, que nos dio ejemplo, siendo crucificado. Sufrió y no abrió
Su boca. Aprender de Jesús, que es nuestro Sacerdote en el santuario celestial, y nos limpia de todo
pecado, nos deja limpios, como blanca lana, para que finalmente podamos vestirnos de vestiduras
reales y tener una corona ceñida en nuestra frente, la corona de la victoria que nos lleva a vivir
eternamente con Él en el reino de los cielos.

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Éxodo 25:8, y harán un santuario para Mí, y yo habitaré en medio de ellos. Es el mismo Dios, el
Ángel del pacto, el que estaba en el santuario. Y desde el santuario, Él invitaba a todos a venir a Él.
Imaginémonos a Jesús en el santuario llamando. Hasta ahora hemos visto el edificio, el patio o el atrio,
hemos visto las cubiertas del santuario. Todas ellas simbolizaban la obra perfecta de Cristo en favor de
la redención del ser humano.
Hoy vamos a entrar al estudio de cada uno de los muebles que estaban dentro del Lugar Santo y
del Lugar Santísimo, y también en la corte, o el atrio del santuario. Jesús está en el santuario y llama.
Venid a Mi, venid a Mi, todos los que estáis trabajados y cargados, que Yo os haré descansar. Ayer
entramos por la puerta, ¿se acuerdan? ¿La puerta es quién? Cristo. Con esos colores, que nos recuerdan
el azul la ley, la santidad de los mandamientos de Dios; el rojo, el pecado, la ley quebrantada; y
entonces el color púrpura, la mezcla de la justicia y la misericordia. Jesús cargando el pecado por
nosotros sobre su vida de perfecta justicia. Él es la puerta y Él nos llama, venid a mi.
Cuando entramos por la puerta, ¿qué es lo primero que encontramos? Al entrar por la puerta, esa
puerta con los colores azul, rojo y púrpura, lo primero que encontramos ante la puerta es ¿qué mueble?
El altar del sacrificio. Un altar recubierto de bronce, cuadrado. Luego entonces venía el lavacro,
redondo, y entonces el edificio propiamente dicho, el santuario o el tabernáculo, con su Lugar Santo y
su Lugar Santísimo.
Al venir al santuario, entramos por la puerta y llegamos al altar. En el altar nos encontramos con
Jesús. Él es el que está representado en este altar y su sacrificio por nuestros pecados. Venimos al altar
para recibir perdón y aceptación de parte de Dios. Venimos al altar para recibir justificación. Cuan
hermosa es la promesa, si confesamos nuestros pecados, Él e fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad. Y Él nos dice en Juan 6:37, el que a Mi viene, yo no le hecho
fuera.
Ahora, ¿qué había arriba del altar? La víctima. Un cordero inmolado. Mirad sobre el altar al
Cordero. El cordero era un cordero perfecto, sin defecto. Un macho de un año de edad. Esa víctima
inocente había sido sacrificada. Muy pronto estará totalmente consumida por el fuego del altar. Esa
víctima sangrante sobre el altar, representa a Cristo Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Representa a Jesús sobre la cruz. Él es el Cordero que fue inmolado desde el principio del
mundo. Él dio su vida como paga por nuestros pecados. El fuego que descendía del Cielo, y era un
fuego santo, es el que
consume la víctima para nuestra salvación. El fuego era prendido por Dios mismo. No se podía usar
fuego que no fuese ese fuego divino que Dios mismo había encendido. Era trabajo del pueblo mantener
el fuego prendido todo el tiempo. Que nunca jamás se apagase. Eso significa que la aceptación del
sacrificio en ese fuego que nunca debía apagarse, viene solamente de Dios. Él es el único que puede
aceptar el sacrificio.
Ahora, en el libro de Lev. 6:13, nos dice, el fuego arderá continuamente en el altar. Nunca jamás
se apagará. En el versículo 12, el anterior, dice, el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino
que el sacerdote pondrá en él leña y acomodará el holocausto sobre él y quemará sobre él las grosuras
de los sacrificios de paz. El fuego nunca debía apagarse. Ardería continuamente. Eso nos recuerda de
que el sacrificio único de Cristo, es un sacrificio cuyos méritos permanecen para siempre. Nunca jamás
se acaba. Nos habla de una misericordia que nunca tiene que apagarse. La misericordia divina nunca se
termina. Hay aceptación continua para el pecador. No importa cuantas veces caigamos en el pecado.
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No importa donde estemos. No importa cuan negro sea nuestro pecado y en que momento del día nos
acerquemos a Cristo. Siempre el fuego está prendido. El fuego representa la aceptación de parte de
Dios. Pero recuerden que la aceptación es gracias al sacrificio que está en el altar. No hay aceptación si
no hay holocausto. El fuego que consume, consume el holocausto. De igual manera Dios acepta el que
nos alleguemos a Él a través del holocausto. A través del sacrificio de Cristo Jesús. Se nos dice que ese
fuego fue encendido por Dios mismo. Lev. 9:24, y salió fuego de delante de Jehová y consumió el
holocausto con las grosuras sobre el altar, y viéndolo todo el pueblo, alabaron y se postraron sobre sus
rostros. El fuego lo prendió Dios mismo, como dijimos, los sacerdotes, cada mañana y cada noche,
debían colocar leña sobre el altar, impidiendo así que el fuego se apagase.
Había dos sacrificios que se colocaban sobre el altar cada día. Uno era el sacrificio matutino y
otro era el sacrificio vespertino. Ese había de ser el sacrificio continuo. Nunca podía estar el altar sin
leña, sin fuego y sin holocausto estando consumiéndose. Por la mañana, a las nueve de la mañana, se
colocaba, Josefo explica que era a la salida del sol, cuando se mataba la víctima y entonces tomaba el
tiempo. Ya esto lo vamos a estudiar el próximo fin de semana, cuando veamos los sacrificios que se
hacían. La víctima tenía que ser cortada, tenía que ser desangrada, tenía que ser lavada, se tenía que
separar la grosura de la carne del animal. La grosura se quemaba sobre el fuego aparte, y entonces el
sacrificio era consumido, la carne encima del altar, continuamente. De esa manera mostraba el
continuo sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, que perdura para siempre y la misericordia que nunca
se acaba.
El hecho de que el animal era consumido totalmente en el fuego, mostraba la entrega completa
de Cristo Jesús. Aún hasta la misma muerte. Mostraba que Él no escatimó nada por nosotros. Dio Su
propia vida y el que dio a Su propio Hijo por nosotros, como no nos dará con Él todas las cosas. Dios
es más que suficiente para darnos todo lo que nos hace falta, de acuerdo a Su grandiosa misericordia.
El altar es el lugar del perdón. El lugar de la reconciliación. El lugar de la justificación. La experiencia
en el altar, y noten que este es el camino al Cielo, entramos por Cristo que es la puerta, y llegamos al
pie de la cruz. El altar representa la cruz del Calvario. El sacrificio de Cristo. Recuerden lo que vimos
anteriormente. La corte, o sea, el atrio del templo, es la obra de Cristo aquí en esta Tierra. El atrio
representa la obra de Cristo aquí en esta Tierra. Su muerte, y como vamos a ver en un momento, Su
resurrección. Eso tiene que ver con la resurrección de Cristo. La muerte y la resurrección de Cristo.
Luego el Lugar Santo, la primera parte del tabernáculo, representa como ya vimos anteriormente, a
Cristo intercediendo por nosotros, desde Su ascensión al Cielo, bueno no se aprecia mucho, pero el
Lugar Santo representa la intercesión de Cristo desde Su ascensión al Cielo hasta el año 1844. Y
entonces, el Lugar Santísimo, la obra que hacía el sumo sacerdote una vez al año, representa la obra de
Cristo en la purificación del santuario o el juicio, al final de la era cristiana, desde 1844 en adelante.
Sigamos entonces con el altar. Aquí se efectúa la reconciliación. Aquí se efectúa el perdón. La
justificación. Eso es lo primero a lo cual llegamos al entrar al santuario. En 1 Pedro 2:11, dice, amados
yo os ruego como extranjeros y peregrinos que os abstengáis de los deseos carnales, que batallan contra
el alma. Aquí es donde la carne del sacrificio era consumida. Por el fuego del altar. Cristo es ese
Cordero sin mácula y sin mancha alguna, que es sacrificado. 1 Pedro 1:18-19, sabiendo que fuisteis
rescatados. Aquí se nos habla del rescate. El rescate es el pago, el precio que se pagó por nuestra
redención. Y dice que fuimos rescatados de nuestra vana manera de vivir, la cual recibimos de nuestros
padres, no con cosas corruptibles como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un
Cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado de antes de la fundación del mundo, pero
manifestado en los postreros tiempos, por amor de vosotros, mediante el cual creéis en Dios, quien le
resucitó de los muertos, y le ha dado gloria para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
Aquí está nuestro rescate. El precio de nuestro rescate, la muerte de Cristo. Luego viene la
resurrección, que simboliza la purificación y el nacimiento a una nueva vida. Vayamos entonces a
entender un poquito más ese altar del sacrificio. En Col. 1:20-22, nos dice, por medio de Cristo Él
reconcilió consigo todas las cosas, así las que están en la Tierra como las que están en los Cielos,
haciendo la paz mediante la sangre de su cruz, y a vosotros también que érais en otro tiempo extraños y
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enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en Su cuerpo de carne, por
medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha, e irreprensibles delante de Él.
Aquí dice mediante el cuerpo de Su carne. Eso representado sobre el altar el cuerpo del
animalito, la carne de Cristo, dice que eso es lo que nos reconcilia con Dios mediante la muerte. ¿Para
qué? Para que aquellos que éramos enemigos de Dios, éramos extraños, enemigos en nuestra mente,
haciendo malas obras, ahora somos reconciliados por ese sacrificio y Dios nos presenta santos y sin
mancha, irreprensibles delante de Él. Ese corderito sin mancha y sin mácula, ese animal perfecto,
representa a Cristo Jesús. Él toma nuestro lugar. Él lleva nuestro pecado. Él paga nuestro castigo. Y
entonces, al venir al altar, nosotros somos presentados delante de Dios, sin mancha. Vamos a entender
un poquito más esto, al ver el sacrificio diario y los distintos sacrificios y ofrendas que se presentaban
delante del altar. El próximo fin de semana, el viernes por la noche, vamos a estudiar las siete ofrendas,
o los siete sacrificios, que se presentaban sobre el altar. Y vamos a ver como el pecador colocaba sus
manos sobre el animal, confesaba su pecado, y de esa manera el pecado se traspasaba al animal. La
persona quedaba entonces limpia, purificada. Y por medio de la carne consumida de ese sacrificio, se
efectuaba la reconciliación. La reconciliación nos pone en armonía con Dios y con todos sus
requerimientos. De tal forma, que lo que antes amábamos, ahora lo odiamos. Y ahora amamos lo que
antes odiábamos. Esa es reconciliación. Pago por el pecado y también ponernos en armonía con la
voluntad de Dios.
Vayamos a estudiar ahora el altar propiamente dicho. Exo. 27:1-8, harás también un altar de
madera de acacia, de 5 codos de longitud y 5 codos de anchura. Será cuadrado el altar y su altura de 3
codos. Le harás cuernos en sus 4 esquinas. Y los cuernos serán parte del mismo y lo cubrirás de
bronce. También harás sus calderos para recoger la ceniza, sus paletas, sus tazones, sus garfios, sus
braceros, harás todos sus utensilios de bronce. Y le harás un enrejado de bronce, de obra de rejilla, y
sobre la rejilla harás 4 anillos de bronce, a sus 4 esquinas. Y la pondrás dentro del cerco del altar de
abajo, y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. Harás también varas para el altar, varas de madera de
acacia, las cuales cubrirás de bronce. Y las varas se meterán por los anillos y estarán aquellas varas a
ambos lados del altar cuando sea llevado. Lo harás hueco. De tablas. De la manera que te fue mostrado
en el monte, así lo harás. La instrucción era, que el altar debía ser hecho de madera de acacia. Tenía
que tener 4 cuernos. Uno en cada esquina del altar. Y todo el altar en si, debía estar recubierto de
bronce. Todos los utensilios, que se utilizaban en torno al altar, tenían que ser de bronce.
Ahora, veamos un poquito el simbolismo de lo que esto significa. El bronce, representa fortaleza.
Pero siendo que el bronce es una aleación de estaño y zinc, para lograr el bronce, tiene que ser puesto
al fuego. En la Biblia, el bronce representa el sufrimiento. El sufrimiento que viene como resultado de
tener que hacer la aleación en el fuego. Un gran comentador judío, comentado Exo. 27:3, el altar de
bronce, dice que el bronce representa el sufrimiento. Ahora, noten que el altar estaba hecho de madera
de acacia. Esta madera, en hebreo se llama Sitim, o Sitá, el singular. Madera de Sitim o madera de
acacia. Esta madera, es la misma en la cual apareció Cristo en la sarza ardiente. La sarza que ardía y no
se consumía, es madera de Sitim, madera de acacia. Esa madera, el árbol de Sitim, era una sumamente
dura, pero estaba llena de espinas. Para poder trabajar la madera de acacia, tenían que ser quitadas
todas las espinas, y luego, como el árbol no era muy grande, tenía que cortarse en pedazos y unirse,
para poder hacer así los tablones. Los tablones eran unidos, incrustados unos con otros, porque no se
podía hacer una tabla suficientemente grande, de por sí. O sea que se tomaban distintos pedazos de la
madera, y se iban metiendo uno del otro, se iban engomando, pegando, hasta que quedaba un solo
tablón. Todo eso tomaba un trabajo tremendo. Y luego, todos esos tablones tenían que recubrirse de
bronce. La madera representa la humanidad de Cristo. Esa madera llena de espinas, y las espinas eran
quitadas, representa también nuestra propia humanidad. Donde nosotros tenemos que quitar las
espinas. En el caso del altar de bronce, y todos los demás muebles del santuario eran hechos de
madera, había que quitarle las espinas para poder usar la madera. De esa manera, también en la
humanidad nuestra tenemos que quitar las espinas, quitar el pecado para poder ser usados en el servicio
del santuario de Dios. En el caso de Cristo, las espinas estaban totalmente removidas. No había pecado
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en Él. Su humanidad era una humanidad perfecta.


¿Cómo que representa la humanidad? En 1 Cor. 3, se nos habla de la obra del hombre. Y nos
dice allí, en el versículo 11, nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. El fundamento es Cristo, y sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno u hojarasca, la obra de cada uno se hará manifiesta porque el día la declarará.
Pues por el fuego será revelada. Y la obra de cada uno cual sea el fuego la probará. Si permaneciere la
obra de alguno que sobre edificó, recibirá recompensa. Y si la obra de alguno se quemare, él sufrirá
pérdidas, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego. Noten, se sobre edifica y dice que se
puede sobre edificar de oro, de plata, de piedras preciosas, de madera, de heno o de hojarasca. ¿Qué
pasa si usted edifica con hojarasca? ¿Saben lo que es hojarasca? Hojas secas. ¿Qué pasa cuando viene
el fuego? Se quema. ¿Y qué si usted hace una choza de heno? ¿Saben lo que es heno? Paja seca. Allá
en nuestros países calurosos a veces, la gente muy pobre hace chozas con hojas de palma o con hojas
de plátano. ¿Qué pasa con esas casitas cuando viene el fuego? Se queman completamente. ¿Y si están
hechas de paja? ¿Han visto ustedes ranchos o chozas hechas de paja? ¿Nunca han visto? Si, algunos los
han visto, ¿verdad? También se hacen ranchitos de paja. ¿Qué pasa cuando viene el fuego? ¿Y si la
casa es de madera? También se quema. Eso representa la obra humana. La obra humana imperfecta
hecha de madera, de heno o de hojarasca, cuando viene el fuego es quemada. En cambio, si estuviera
hecha de piedra, especialmente si esas son piedras preciosas, entonces la obra permanece. El fuego no
la quema.
En el caso del altar, el altar estaba hecho de madera. Imagínense quemar sobre un altar de
madera. ¿Qué pasaría con el altar? En la primera vez que le prenden fuego arriba, el altar se consumiría
completamente, junto con la leña y el holocausto. No quedaría nada. Ahora, ¿por qué el altar estaba
hecho de madera y no de piedra? Los altares que usaban los patriarcas, los hacían de piedra, para que
no se quemasen. Pero este altar estaba hecho de madera. La madera, como ya hemos visto, representa
la obra humana. Representa el altar a Cristo el Salvador. Pero Cristo tomó la naturaleza humana. Sin
embargo, el altar estaba recubierto de bronce. En este caso, el bronce recubre la madera para que ésta
no sea quemada.
Hermanos, qué figura más hermosa para nuestra vida. Nosotros que somos madera, heno y
hojarasca, podemos ser recubiertos con el bronce precioso de Cristo Jesús. Y ese bronce cubre nuestra
imperfección. Nos recubre para que cuando venga el fuego y seamos probados, no seamos quemados.
El altar de bronce representa el sufrimiento de Cristo. Pero nuevamente, así como las maderas del altar
están cubiertas de bronce, en el caso de Cristo estaba unida su divinidad con su humanidad. El
Salvador divino-humano. Y su sacrificio es perfecto. En nuestro caso, tenemos que tener mucho
cuidado, que las tablas del altar estén cubiertas todas de bronce. Que no haya ninguna parte
descubierta. Todo lo que se usaba en torno al altar, era de bronce. Para poder soportar el calor. Así
como el bronce protegía las tablas de ser consumidas por el fuego, así Cristo es nuestro protector en
todo nuestro camino y especialmente en medio del fuego de la tribulación. Jesús sirve de protección. Él
nunca nos abandona ni nunca nos dejará.
Otro punto importante sobre el altar son las medidas. Las medidas del altar, nos dice allí, que el
altar tenía que ser cuadrado. Y la medida específica era 5 codos de altura, 5 codos de anchura y 3
codos de alto. La altura es exactamente la misma altura a la cual debía estar colocado el propiciatorio.
Tres codos de altura. Cuando veamos el arca del pacto, vamos a ver la altura del propiciatorio. Nos
muestra que la justificación, aquí en el altar, está relacionada con lo que se hacía en la expiación, allá
en el Lugar Santísimo. Los dos de la misma altura. La sangre que era derramada aquí en el Día de
Expiación, era llevada dentro del Lugar Santísimo, allá, y rociada en la misma altura, tres codos de
altura.
También el altar o la mesa de la proposición era de 3 codos de altura. Mostrando que en el plan
de Dios, la justificación y la santificación son de igual importancia. Los dos son de la misma altura.
Ahora, ¿qué representan los 4 cuernos, que estaban en torno al altar? Un cuerno en cada esquina.
Ustedes saben que el cuerno en la Biblia se usa como sinónimo de fortaleza, de poder, de honra, y
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también de victoria. El poder de los cuernos, lo podemos encontrar a través de toda la Escritura, por
ejemplo en Deut. 33, encontramos a Moisés allí profetizando, en el versículo 17, dice como el
primogénito de su toro es su gloria y sus hastas como hastas de búfalo, con ellas corneará los pueblos
juntos hasta los fines de la Tierra. Ellos son los 10 millares de Efraín, ellos son los millares de
Manasés. Aquí se habla acerca de las hastas o los cuernos con que va a cornear a los pueblos. Empujar
los pueblos juntos desde un lugar de la Tierra hasta el otro. En este caso los cuernos representan poder.
Los cuernos representan fuerza con la cual se van a lograr los propósitos de Dios. También los cuernos
representan honor. Job 16:15, dice allí, cosí cilicio sobre mi piel y puse mi cabeza en el polvo.
Literalmente en el hebreo dice, puse mi cuerno sobre el polvo. Aquí se traduce como cabeza, pero en el
hebreo es la misma palabra cuerno. Puse mi cuerno sobre el polvo. Símbolo de que perdió su honor, su
honra. El cuerno en este caso, el cuerno va sobre la cabeza, al echarlo sobre el suelo, es que perdió su
honra y su honor. Los cuernos también representan poder y victoria. Se acuerdan de aquel carnero que
traía un cuerno y el cuerno fue quebrado y en su lugar surgieron otros 4 cuernos? Simboliza el poder y
al quebrar el cuerno, simboliza la victoria de los otros cuernos sobre él. Siempre el cuerno está
representando un poder. Igual que un cuerpo pequeño. Igual que los 10 cuernos de la bestia. Siempre
representan poder. Ustedes pueden leer allí en Daniel 8, dice que cuando el cuerno fue quebrado, ya no
había poder en él. Estaba débil porque su cuerno había sido quebrado. En Lam. 2:3 dice allí, destruyó
el Señor y no perdonó, destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob, echó por tierra las fortalezas de
la hija de Judá, humilló al reino y sus príncipes. Otra vez en el español no encontramos el término
cuernos. Pero literalmente en hebreo dice, echó por tierra los cuernos de la hija de Judá, humilló al
reino y a sus príncipes. Aquí se traduce fortalezas. Otra vez, para mostrarles que cuernos es sinónimo
de fuerza o de fortaleza. Quiere decir entonces, que estos 4 cuernos nos hablan acerca de la fortaleza,
de la victoria, del honor, de la honra del sacrificio de Cristo Jesús. Fuerza, victoria, poder y fortaleza.
¿Recuerdan ustedes cuando Joab estaba en problemas? Vamos a leer la historia en 1 Reyes 2:28, cómo
él entró corriendo y se aferró a los cuernos del altar. Dice allí, vino la noticia a Joab, porque también
Joab se había adherido a Adonías, si bien no se había adherido a Absalón, y huyó Joab al tabernáculo
de Jehová, y se asió de los cuernos del altar. Joab se tomó de los cuernos del altar. Al tomarse de los
cuernos del altar, estaba aferrándose a la fortaleza de Jehová. Estaba agarrándose de la fuerza de Dios,
para servirle de protección. Los cuernos del altar, representan entonces la fortaleza de Cristo Jesús y el
poder que hay en Su sacrificio para librarnos de todo pecado. Allí no solamente encontramos perdón,
no solamente encontramos justificación, sino también encontramos fuerza y poder. En la sangre de
Cristo hay poder para vencer el pecado. Ustedes lo pueden leer en Apocalipsis, y ellos le han vencido,
dice Apocalipsis 12:11. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero. La victoria viene
mediante la sangre. Hay poder, sin igual poder en la sangre que Él vertió, dice el himno. Así que no
solamente nos habla de un sacrificio, sino también nos habla de poder inmenso en ese sacrificio. Son 4
cuernos. Recuerden que el número 4 en la Biblia representa lo terrenal. A la entrada había 4 columnas.
La entrada está en el atrio que está aquí en la Tierra. Mientras que la entrada aquí, son 5 columnas.
¿Ven la diferencia? ¿Cómo? Si, aquí hay 4 entradas, pero hay 5 columnas. Mientras que aquí hay 3
entradas y son 4 columnas. Sólo que esta entrada es más grande que la otra. El número 4 en la Biblia
representa lo terrenal. Los 4 puntos cardinales. Los 4 ángulos de la Tierra. ¿Recuerdan los 4 ángeles
sosteniendo los 4 vientos de la Tierra? Los 4 puntos de la Tierra, los 4 puntos cardinales, los 4 vientos,
siempre el número 4 en la Biblia está relacionado con lo terrenal, con la Tierra. Exactamente, también
las tribus eran 4 y estaban divididas en cuatro. O sea, 4 por 3 haciendo las 12. Si, también el arca era
hecha de acacia. Como no. Cuando hablemos del arca, vamos a mencionar eso. El arca del pacto,
porque el arca siempre sirve para guardar algo. Lo vamos a ver. Hay 3 arcas en la Biblia. Pero eso
cuando lleguemos al arca del pacto, ¿verdad?
Muy bien. Entonces son 4 los cuernos, simbolizando el poder. Pero recuerden que el altar es
cuadrado. El altar representa la obra de Cristo aquí en esta Tierra. Y los 4 cuernos representan el poder
para fortalecer a aquellos que se aferran, así como Joab, que se agarró de los cuernos del altar, para
pedir protección y para pedir poder y aferrarse de la fortaleza del Señor para salir victorioso, así los
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que se aferran de los cuernos del altar aquí en esta Tierra, se aferran de los méritos del sacrificio de
Cristo Jesús, no solamente reciben perdón, sino también reciben poder para vencer el pecado. Y ellos
le han vencido por la sangre del Cordero. Por cuanto menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Muy bien, podríamos hablar mucho más acerca del altar, sus utensilios y todo lo demás, pero
vamos a tener que seguir un poquito más adelante, porque se nos va la hora y media sólo en el altar.
Vamos ahora al lavacro. El segundo. El lavacro es la fuente que está en medio del altar y el
tabernáculo. Vamos a leer sobre el altar y como fue construido. Éxodo 38:8, dice allí, también hizo la
fuente de bronce y su base de bronce. De los espejos de las mujeres que velaban a la puerta del
tabernáculo de reunión. La fuente de bronce y su base de bronce fue hecha de los espejos de bronce de
las mujeres que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión.
Vayamos a Exo. 30:18, harás también una fuente de bronce con su base de bronce, para lavar, y
la colocarás entre el tabernáculo de reunión y el altar. En este dibujo que tenemos aquí, el que hizo el
dibujo no captó muy bien la idea. La Biblia cada vez que lo menciona, nos habla de una fuente de
bronce con su base de bronce y las dos son para lavar. Les voy a mostrar aquí un dibujo que tengo,
para que se imaginen un poquito mejor. No se si lo van poder alcanzar a ver desde allá. Pero vean aquí
como era la fuente de bronce. Este es un poquito más claro que el que está allí. Tiene la parte de arriba,
que era la fuente, y entonces la parte de abajo, su base, que también era otra fuente, en la cual se
lavaban los pies. O sea que en realidad son dos fuentes. Es una sola, pero la parte de arriba tenía agua y
la parte de abajo también tenía agua. En la parte de arriba se lavaban las manos y en la parte de abajo
se lavaban los pies. Ahora, no metían las manos dentro del agua para lavarse. En todos los pasajes, los
vamos a estudiar ya cuando estudiemos los sacrificios y la obra del sacrificio diario, el lavamiento de
las manos y de los pies del sacerdote, no metían las manos dentro del agua, sino que el agua salía de la
fuente. Y con el agua que salía de la fuente lavaban sus manos. Luego lavaban sus pies, también con
esa misma agua que salía de la fuente. Esto era muy importante. Porque si entraban al tabernáculo sin
haberse lavado las manos y los pies, ¿cuál era el castigo? La muerte. Y era un estatuto perpétuo y algo
sumamente solemne. A menos que se lavasen las manos y los pies, perdían la vida. Imagínenese cuan
importante y cuan solemne era el lavamiento de los pies, que no había escapatoria. El que se olvidaba
de lavar las manos o los pies, moría si entraba al tabernáculo.
¿Qué simboliza ahora el lavacro? ¿O la fuente de agua? Noten que estamos aprendiendo el
camino hacia el Cielo. Entramos por la puerta que es Cristo. La puerta ancha que nos dice venid a Mi.
Al primer lugar donde llegamos es al altar, a Su sacrificio al pie de la cruz. Allí al pie del altar se
derramaba la sangre. Allí se mataba la víctima. Allí se quemaba el sacrificio. Pero luego viene el
lavacro. Para poder llevar la sangre dentro del santuario, para poder entrar a oficiar dentro del
santuario, el sacerdote tenía que lavarse las manos y los pies. El pecador arrepentido confiesa su
pecado al pie de la cruz y luego es lavado en la sangre del Cordero, mediante el agua del bautismo y de
la regeneración. Vamos a leerlo en el libro de Efe. 5:25-27, maridos amad a vuestras mujeres así como
Cristo amó a la iglesia y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la Palabra, para presentársela a Sí mismo una iglesia gloriosa que no tuviese
mancha, ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Cristo se entregó a Sí mismo
por la iglesia. Ese es el altar. Para purificarla y santificarla mediante el lavamiento del agua por la
Palabra, para presentársela a Sí mismo sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuese santa y
sin mancha.
Esa fuente era para limpiar de impureza. La fuente de arriba, en la cual se lavaban las manos,
representa el bautismo. Después de aceptar a Cristo y el perdón y la justificación, el cristiano es
limpiado de toda su impureza mediante el bautismo. Allí es donde queda limpiado todo nuestro
pecado. ¿De dónde salía el agua que estaba dentro del lavacro? ¿De dónde? Si estaban en el desierto,
hermanos. ¿De dónde sacaban el agua? De la roca. La roca que los seguía. La roca que fue herida. Otra
vez, el agua representa la sangre de Cristo. La Roca que fue herida. Ellos tenían que tomar agua limpia
cada día. La fuente era suficientemente grande como para el agua que necesitaban para un día. Pero
cada día tenían que volver a llenar la fuente de agua fresca, de agua pura que salía de la Roca. Y la
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Roca era Cristo. Así que otra vez el agua representa la sangre de Cristo que salió de Su costado herido.
La Roca.
Para poder entrar al tabernáculo tenían que ser limpios. David entendió muy bien esta limpieza,
cuando él dijo en el Salmo 26:6, lavaré en inocencia mis manos y así andaré alrededor de Tu altar oh
Jehová. Lavaré en inocencia mis manos y así andaré cerca de Tu altar oh Jehová. En el libro de Isaías,
en el capítulo 52, versículo 11, la orden categórica del Señor es, apartáos, apartáos, salid de en medio
de ellos y no toquéis cosa inmunda. Salid de en medio de ella y purificáos. Laváos los que lleváis los
utensilios de Jehová.
Vean que mensaje tan categórico. Apartáos. Dejad lo inmundo. Dejad toda cosa inmunda.
Purificáos. Limpiáos los que lleváis los utensilios de Jehová. Aquellos que quieren servir en el servicio
de Jehová, aquellos que quieren ser ministros, que quieren ser parte del sacerdocio santo de Cristo,
tienen que lavarse, tienen que purificarse, tienen que dejar lo inmundo. El bautismo hermanos, es
símbolo de la muerte al pecado y de la resurrección a una nueva vida. La justificación comienza en el
altar, pero termina en el lavacro. Y la santificación comienza en el Lugar Santo y termina en el Lugar
Santísimo. Aquí se efectúa la justificación y la regeneración, la transformación. Aquí se efectúa la
santificación y en el Lugar Santísimo se efectúa el juicio. Vean que interesante. Aquí es la justificación
y la regeneración.
Vamos a ver lo que dice el apóstol Tito, en su carta. Tito 3:4-7, cuando se manifestó la bondad
de nuestro Dios y Salvador y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que
nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la
renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por medio de nuestro
Salvador, para que justificados por su gracia viniésemos a ser herederos, conforme a la esperanza de
vida eterna. Aquí se nos habla del lavamiento que es la regeneración y la renovación en el Espíritu
Santo. Hermanos, subrayen ese versículo, porque es sumamente importante para entender la obra que
está simbolizada por el lavacro o la fuente de bronce.
En el altar es el perdón. La justificación. En el lavacro es la regeneración, la renovación en el
Espíritu Santo. Hay algunos que nos dicen hoy en día, que todo lo que importa es la muerte de Cristo
Jesús. Que la cruz es todo. Pero en el atrio del templo no había solamente un altar que representa la
cruz. Había también un lavacro. Y Dios no justifica a nadie, que al mismo tiempo no lo transforme y lo
regenere, para hacerlo una nueva criatura. Es tan importante el altar como lo es la fuente. El que
entraba al santuario sin haber sido lavado en la fuente, perdía la vida hermanos. Moría. Ese era el
castigo por no lavarse en la fuente. Moría. El sacerdote que entraba sin haberse lavado, perdía su vida.
No podía entrar sin sangre. Pero tampoco podía entrar sin haberse lavado. Así de importante es la
regeneración y la renovación en el Espíritu Santo. No se olviden, que el agua también es un símbolo
del Espíritu Santo. La Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía, los ríos de fuente de agua viva representan
¿a quien? Al Espíritu Santo. Así que aquí está también la obra del Espíritu Santo, regenerando,
transformando al ser humano. Por supuesto, como todo esto representa a Cristo, también el lavacro
representa a Cristo. Él es la fuente de agua de vida. El que bebiere de mi no tendrá sed jamás. El que
tomare del agua que Yo le daré a beber, no tendrá sed jamás. Ahora en este caso, esa agua no era para
tomar. Era para ser lavado. Cristo es el que nos lava de todo pecado.
Pero esta fuente también representa la resurrección de Cristo. Aquí es la muerte, aquí es la
resurrección. Porque el bautismo es símbolo de la resurrección a una nueva vida. Vamos a leerlo en el
libro de Romanos, en el capítulo 6. Lo que acabamos de leer dice que Él nos salvó y luego nos
regeneró, mediante la renovación. ¿Saben lo que quiere decir regenerar o renovar? Hacer de nuevo.
Hacer algo completamente de nuevo. Pero para hacerlo de nuevo, primero tiene que morir. Vamos a
leerlo en Rom. 6:3 en adelante, o no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús,
hemos sido bautizados en Su muerte? Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por el
bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos, por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva. ¿Qué representa el bautismo hermanos? Vida nueva. Regeneración.
Transformación. Una nueva vida en Cristo Jesús. Los que hemos muerto al pie de la cruz, resucitamos
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a una nueva vida mediante el bautismo. Por el bautismo somos sepultados con Cristo, para que como
Él resucitó de los muertos, por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva.
Versículo 5. Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de Su muerte, así también
lo seremos en la de su resurrección. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con Él, para que el cuerpo del pecado sea destruido para que no sirvamos más al pecado.
Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado, y si morimos con Cristo, creemos que también
viviremos con Él.
La reconciliación es por la muerte de Cristo Jesús. Rom. 5:10, porque si siendo enemigos fuimos
reconciliados por la muerte de Su Hijo, mucho más estando ya reconciliados, seremos salvos por Su
vida. Hermanos, así como es importante la muerte de Cristo para nuestra reconciliación, es importante
Su resurrección y Su intercesión en el santuario. Hay muchos que dicen, somos salvos por la muerte de
Cristo. Pero Pablo dice que somos salvos por Su vida. No por Su muerte. Algunos quieren terminar la
obra de redención aquí en la cruz. Quieren terminar la obra de la expiación en la cruz. Pero la
expiación y la salvación se efectúan dentro del santuario. Cuando el sacerdote lleva de la sangre allá
dentro, para hacer expiación por los pecados, la expiación continúa. La justificación se inicia en el
altar, sigue en el lavacro y concluye dentro del tabernáculo. Si somos reconciliados por la muerte de
Cristo, dice Pablo, cuanto más no seremos salvos por Su vida. La salvación se consigue mediante la
intercesión de Cristo en el santuario celestial. Estando ya reconciliados por la muerte de Su Hijo,
mucho más seremos salvos por Su vida. Cristo no quedó muerto. Cristo resucitó de los muertos y
ascendió al Cielo, donde ahora intercede por nosotros en el santuario celestial.
Así que aquí está la muerte, aquí está la resurrección y aquí está la entrada al santuario celestial
en Su ascensión al Cielo. Y como vamos a ver el próximo fin de semana, también más adelante en el
Lugar Santísimo, está Su obra final de juicio. Todo eso estaba prefigurado en el santuario celestial. El
primer paso en la justificación está simbolizado en el altar. Pero el segundo paso se continua en el
lavacro. 1 Juan 1:9 nos dice, si confesamos nuestros pecados, ¿dónde se confesaban los pecados? Al
pie del altar. Al pie de la cruz. Por el sacrificio de Cristo. El pecador confesaba sus pecados sobre el
animal que iba a ser degollado. Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados. ¿Pero qué más va a hacer? Lean el versículo completo. Si confesamos nuestros
pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. No nos
quedamos en la cruz. Hay algo más. Hay una limpieza que viene. Y esa limpieza, el perdón se obtiene
por los méritos del sacrificio de Cristo en la cruz, pero esto va más allá. Nos lleva al bautismo, al
comienzo de una nueva vida. A la regeneración, mediante la obra del Espíritu Santo en nuestra vida. Él
nos limpia de toda maldad.
En el único lugar en el santuario donde había limpieza, era en la fuente. En el altar había sangre
derramada. Había sacrificio. Había muerte. Pero limpieza había en el lavacro. El bautismo nos
recuerda la resurrección de Cristo. Nuestro entierro en el bautismo, representa la sepultura de Cristo y
nuestra resurrección del agua. El ser levantados del agua, en el bautismo, representa la resurrección de
Cristo.
Ahora, se nos dice que hemos nacido de nuevo. Eso es regeneración. Regeneración es por el
lavamiento. Leímos en Tito capítulo 3. Y el lavamiento del agua es mediante el bautismo. 1 Pedro 1:3,
bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su gran misericordia nos hizo renacer
para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados
por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada
en el tiempo postrero. ¿Notaron? ¿Cómo alcanzamos la salvación, dice aquí? Porque somos hechos
renacer a una esperanza de vida, mediante la resurrección de Jesús de los muertos, para recibir una
herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, cuando somos guardados por el poder de Dios. Y
ya vamos a entrar al santuario en un momento, y vamos a ver que aquí en el santuario también hay 4
cuernos sobre el altar de intercesión, que representan el poder también de Cristo para guardarnos sin
caída y preservarnos sin mancha, delante de Su gloria con gran alegría.
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Hay poder en la sangre de Cristo. Y hay poder también en el Cristo resucitado en el san celestial,
para darnos la victoria sobre el pecado. Sigamos un poquito más adelante. Podríamos hablar de la
justicia imputada al pie de la cruz, y de la justicia impartida en el lavacro. La regeneración, no
solamente es algo externo o forense, no es solamente una declaración de justicia al pie de la cruz, por
la sangre de Cristo, sino también es una regeneración y una transformación, mediante el poder de
Cristo, que fue resucitado de los muertos para ahcernos nuevas criaturas en Cristo Jesús. Es más que un
simple perdón. Es una regeneración. Es una transformación para hacernos nuevas criaturas.
El lavacro también simboliza en la vida cristiana, el lavamiento de los pies. Interesante, vean
ustedes, que antes que el sacerdote pudiese entrar dentro del santuario, tenía que lavarse los pies. Y lo
próximo que vamos a ver en el santuario es una mesa, que tenía arriba el pan sin levadura y debajo el
vino para la libación. Lo vamos a ver en un momento. El pan y el vino estaban en la mesa en el
santuario. Pero para poder entrar a la mesa del Señor al santuario, primero había que lavarse las manos
y los pies. Interesante, que en la Iglesia Adventista hemos comprendido muy bien el simbolismo, y
antes de allegarnos a la mesa del Señor, que está dentro del santuario, primero nos lavamos las manos y
los pies, representados en el rito de humildad. Antes de participar en la cena del Señor, el lavamiento
de las manos y los pies. ¿Saben ustedes lo que significa el lavamiento de las manos y de los pies?
Exo. 30:19 dice, y de ellas se lavarán Aarón y sus hijos, las manos y los pies, cuando entren al
tabernáculo de reunión, se lavarán con agua para que no mueran. Cuando se acerquen al altar para
ministrar, para quemar la ofrenda encendida a Jehová, se lavarán las manos y los pies, para que no
mueran. Había que lavarse las manos y los pies. Es interesante que este lavamiento de las manos y de
los pies, como mencionamos antes, se hacía con agua que caía de la fuente. El Señor Jesús es esa agua
que nos limpia de todo pecado. Y el lavamiento de las manos y de los pies representa el lavamiento en
la santa cena.
¿Se acuerdan ustedes de Pedro? Cuando Jesús le fue a lavar los pies. ¿Qué le dijo Pedro al
Señor? No me lavarás los pies jamás. Y Cristo le dijo, si no te lavare los pies no tendrás parte conmigo.
Si no te lavas los pies, no puedes entrar. Y el que no se lave los pies, ¿qué le pasa? Moría
irremisiblemente. Tenía que lavarse los pies para poder entrar al santuario. La mensajera del Señor
dice, Cristo había venido a lavar el corazón de la mancha del pecado. Al negarse a permitirle que le
lavase los pies, Pedro estaba negando la limpieza que incluía el lavamiento el lavamiento de los pies en
su vida. Eso está en el Deseado de Todas las Gentes. El lavado de los pies simbolizaba el lavado del
pecado de su vida. Si un sacerdote no se lavaba los pies antes de entrar, moría. De igual manera si
Pedro se negaba a que Jesús le lavase los pies, no tendría parte con Él. Y en ambos casos la pena era la
misma, muerte. Por eso es que nosotros debemos participar con humildad y reverencia en la ordenanza
sagrada del lavamiento de los pies, que simboliza esa sangre derramada por nosotros y esa purificación
mediante el Espíritu Santo. Cuando venimos a participar del altar, que es la mesa del Señor, cuando
venimos a comer los panes sin levadura y del vino sin fermentar, que representa la sangre y el cuerpo
de Cristo, primero nos lavamos los pies como símbolo de limpieza y purificación del pecado. Y
entonces podemos participar de los emblemas que representan la muerte del Señor Jesús. La
justificación sigue a la reconciliación. Recuerden que la justificación no incluye solamente el perdón de
los pecados, sino también la transformación. Nunca se les olvide eso. Todo eso es justificación, no
solamente el altar. Aquí es la reconciliación, pero aquí es el lavamiento y la transformación. Y los dos
se llaman justificación.
Ahora vamos a dejar la corte para entrar dentro del santuario a ver la santificación. Ese es el
próximo paso en el plan de salvación. La santificación. Entramos ahora dentro de la primera cortina.
La primera cortina nos lleva dentro del Lugar Santo. Y dentro del Lugar Santo hay tres mobiliarios. A
mano derecha, mirando hacia el Lugar Santísimo, o sea en la parte Norte. Aquí en la parte izquierda
estaba el candelabro de oro. A la mano derecha estaba la mesa de los panes de la proposición. Era una
mesa de oro, que tenía una corona de oro alrededor, un borde sobresaliente todo de oro, y tenía los
panes de la mesa de la proposición. Nuevamente aquí el pintor, pues le faltó la segunda parte. Otra vez
les voy a mostrar una lámina, para que ustedes vean como estaba hecha esta mesa de los panes de la
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proposición. Ven la parte de arriba de la mesa y abajo tenía otro estante. En la parte de arriba se ponían
los panes, pero en la parte de abajo se ponían los utensilios para las libaciones, o sea, el vino que se
usaba en las libaciones. Allí se guardaba. Son dos partes. Allí aparace solamente con una, o a lo menos
no se alcanza a ver la otra.
Vamos a leerlo entonces, para ver el simbolismo de esta mesa y de los panes que se ponían sobre
ella. Acabamos de terminar de entender la obra que Cristo hace en el ser humano, mediante la
justificación. El perdón de los pecados y la regeneración para el comienzo de una nueva vida. Pero
ahora entramos dentro del santuario propiamente dicho. Entramos dentro del Lugar Santo. Y el Lugar
Santo nos habla de santificación. El próximo paso en el camino a la redención.
Y hay tres maneras o tres medios que Dios tiene para nuestra santificación. Un medio es la mesa,
y vamos a ver su significado, otro medio es el candelabro y el altar del incienso o altar de oro. Todo lo
que está dentro del santuario es de oro. El oro simboliza lo celestial. Como vamos a ver en un
momentito al ver algunos textos de la Biblia. Lo que está afuera era de bronce. El bronce representa el
sufrimiento y también representa lo terrenal. El bronce y la madera. Mientras que dentro del santuario
todo es de oro. Todo está recubierto de oro.
En otras palabras, fuera del santuario, es lo que Cristo hizo aquí en la Tierra y lo que hace en
nosotros al venir al pie de la cruz. Pero dentro del santuario es lo que Cristo hace ahora como
Sacerdote en el Cielo en el santuario celestial y lo que hace en nuestro favor desde el Cielo para
nosotros. Vamos entonces a la mesa de oro de los panes de la proposición. Exo. 25:23 en adelante,
harás así mismo una mesa de madera de acacia. Su longitud será de dos codos y de un codo su anchura
y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro. Y le harás una corniza de oro alrededor. Le
harás también una moldura alrededor de un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una corniza
de oro alrededor. Moten que ahí están las dos partes de la mesa. Vamos a leerlo otra vez. Harás una
mesa y la cubrirás de oro puro y le harás una corniza de oro alrededor. Esa es la parte de arriba. Harás
la mesa y el harás una corniza. La palabra corniza en hebreo es una corona. Una corona literalmente.
Es como una corona de oro cubriendo toda la mesa o rodeándola a su alrededor. Ahora vean la segunda
moldura. Acabamos de leer la primera, ahora el versículo 25 dice, le harás también una moldura
alrededor de un palmo menor de anchura. Y harás a la moldura una corniza de oro alrededor. Es una
segunda que también tiene alrededor una corniza de oro. Le harás 4 anillos de oro, los cuales pondrás
en las 4 esquinas, que corresponden a sus 4 patas. Los anillos estarán debajo de la moldura, para
lugares de las varas, para llevar la mesa. Harás las varas de madera de acacia y las cubrirás de oro y
con ellas será llevada la mesa. Harás también sus platos, sus cucharas, sus cubiertas y sus tazones con
que se libará. Noten que ahí están. Platos, cucharas, cubiertas y tazones con que se libará. Las
libaciones son de vino. De jugo de uva. Como vamos a leer cuando veamos los sacrificios. Y de oro
fino los harás. Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición, delante de mi, continuamente.
Busquemos ahora Exo. 37:10-16, hizo también la mesa de madera de acacia. Su longitud de 2
codos, su anchura de 1 codo y de un codo y medio su altura. La cubrió de oro puro. Le hizo una
corniza alrededor de oro. Le hizo también la moldura de un palmo menor de anchura alrededor. E hizo
en derredor de la moldura una corniza de oro. Le hizo así mismo de fundición 4 anillos de oro y los
puso a las 4 esquinas que correspòndían a las 4 patas de ella. Debajo de la moldura estaban los anillos
por los cuales se metían las varas para llevar la mesa. E hizo las varas de madera de acacia para llevar
la mesa y las cubrió de oro también. E hizo los utensilios que habían de estar sobre la mesa. Sus platos,
sus cucharas, sus cubiertos, sus tazones, con los que se había de libar, de oro fino. ¿Notaron?
Así que no es solamente los panes que estaban en la mesa. Encima de la mesa, lo único que se
colocaba eran los panes. Pero en la corniza o estante, que había debajo de la mesa, se colocaban los
platos, los tazones, las cucharas y los utensilios para las libaciones de vino. Así que esa mesa
representa la mesa del Señor, la mesa con el pan y el vino. Los dos estaban dentro del tabernáculo.
Muy bien, la mesa era de madera de acacia. Ya vimos que la madera representa la humanidad de
Cristo. Recuerden que todo en el santuario representa a Cristo. La madera de acacia, la parte humana
de Cristo. Y el oro que la recubría, la parte divina. El oro, en la Biblia, representa la divinidad. Veamos
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por ejemplo en Job 22:25, otra vez aquí nos va a ayudar un poquito el hebreo. El todopoderoso será tu
defensa y tendrás plata en abundancia. Literalmente, en hebreo, dice así, el todopoderoso será tu oro.
Allí se traduce como defensa. Pero en hebreo, el todopoderoso será tu oro y tendrás plata en
abundancia. La plata representa lo humano. El oro representa lo divino. Recuerden que las cornizas y
los capiteles de las columnas eran de plata. ¿Y a qué representaban las columnas? A los redimidos. Los
seres humanos. La plata representa a los redimidos, mientras que el oro representa a Dios. Por eso es
que la idolatría es una falsificación de la verdad. Cuando el pueblo de Israel apostató al pie del monte
Sinaí, se hicieron dioses de oro. Porque el oro representa la deidad. Por eso el único que usasba oro en
Egipto, era el Faraón. Porque eso representaba la deidad. Y los israelitas al hacer un becerro de oro,
estaban tratando de hacerlo representando a Jehová. Y dijeron, estos son los dioses que te sacaron de la
tierra de Egipto. Al rechazar la verdad de Dios, usaron el oro para tratar de hacer una falsificación de
Dios.
Así que esta mesa, representa a Cristo, quien es la mesa que es puesta delante de nosotros. La
madera de acacia representa su humanidad y el oro representa su divinidad. Vamos a ver ahora la
corona que rodeaba la mesa. Noten que eran dos coronas. Una arriba y otra abajo. Obviamente esas
coronas representan las coronas que Cristo usará como Rey al venir en Su segunda venida. Las
diademas que están sobre Su cabeza. Son muchas diademas. La corona en la Biblia siempre representa
lo real. Representa la realeza. Al rey. Y representa también victoria. La corona. Así que esa corona
representa la victoria de Cristo Jesús. Cuando Él viene como Rey vencedor. La corona indicaba
autoridad y poder. Solamente uno que tenía poder y autoridad podía usar la corona.
¿Qué había encima de la mesa hermanos? Los panes. ¿Qué son los panes? Representan a Cristo.
El pan de vida. Él dijo, Yo soy el pan vivo que ha decendido del Cielo. Pero vamos a ver de que
manera se come ese pan. En el evangelio de Juan, en el capítulo 6, el Señor Jesús les dice, Yo soy el
pan que desciende del Cielo, versículo 50. El que come este pan no morirá. Yo soy el pan vivo que ha
descendido del Cielo. Si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que Yo le daré es
mi carne, el cual Yo daré por la vida del mundo. Entonces los judíos contendían entre sí diciendo,
¿cómo puede este darnos a comer su carne? Y Jesús les dijo, de cierto, de cierto os digo, si no coméis
la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne
y bebe mi sangre tiene vida eterna y Yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera
comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre en mi permanece y
Yo en él. Como me envió el Padre viviente y Yo vivo por el Padre, así mismo el que me come él
también vivirá por Mí. Este es el pan que descendió del Cielo, no como vuestros padres comieron el
maná y murieron, el que come de este pan, vivirá eternamente.
Ahora, ¿qué quiere decir comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios? Ni los mismos
discípulos entendieron eso. Pero un poquito más adelante, el Señor Jesús les explica. Versículo 60, al
oír esto, muchos de sus discípulos dijeron, dura es esta palabra, ¿quién la puede comprender? Sabiendo
Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto les dijo, ¿esto os ofende? ¿Pues qué si
viereis al Hijo del hombre subir a donde estaba primero? El Espíritu es el que da vida, la carne para
nada aprovecha. Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
¿A qué representa entonces el pan? Representa a Cristo. Pero Cristo dice que para comerlo a Él,
¿qué es lo que hay que comer? Dice, la carne de nada aprovecha. Yo no estoy hablando, dice Él, en
forma literal. No estoy diciendo que tienen que comer Mi carne y beber Mi sangre. En el sistema del
santuario falsificado que hizo el diablo, ustedes saben que el santuario ha sido falsificado en la religión
cristiana. En Babilonia. Allí se da a comer la carne y se da a beber la sangre del Hijo de Dios.
Literalmente. Y se les enseña que cuando comen la hostia, están comiendo literalmente la carne. Pero
Cristo dijo, la carne de nada aprovecha. Yo no estoy hablando de carne literal. Las palabras que yo os
he hablado. El Espíritu es el que da vida, dice. La carne para nada aprovecha. Las palabras que Yo os
he hablado son Espíritu y son vida. Pero hay algunos de vosotros que no quieren creer. Porque Jesús
sabía desde el principio quienes eran los que no creían y quien le había de entregar. Por eso dijo, por
eso os he dicho que ninguno puede venir a Mi si no le fuere dado del Padre. Las palabras que Yo os he
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hablado son Espíritu y son vida. El que come de Mi carne tendrá vida eterna. Pero lo que hay que
comer es Su Palabra. Él es el pan vivo que ha descendido del Cielo.
Ahora, la Palabra de Dios fue enviada por boca de Cristo desde el mismo comienzo. Él fue el
primero, como vimos ayer, que habló en el Edén. Habló a Adán y Eva. Él fue el que les explicó el plan
de salvación. Él fue el que habló a través de todos los profetas. Leámoslo allí en el apóstol Pedro, en 1
Pedro 1:10-11, dice, los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y
diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el
Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo y las
glorias que vendrían tras ellos. Los profetas que profetizaron, dice que profetizaron por el espíritu ¿de
quién? El espíritu de Cristo. Así que, ¿quién fue el que habló a través de los profetas en el Antiguo
Testamento? Fue el mismo Cristo. Él es el pan que descendió del Cielo. La Palabra de Dios que viene
de Dios del Cielo a la Tierra es el mismo Señor Jesús, es Su Palabra. La Palabra que salió de la boca de
Cristo. Por eso dijo el Señor Jesús, no sólo de pan vivirá el hombre sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios.
La mensajera del Señor, en el libro Patriarcas y Profetas, nos dice lo siguiente, en el capítulo la
ley y los dos pactos, página 382, dice así, toda comunicación entre el Cielo y la raza caída se ha hecho
por medio de Cristo. Fue el Hijo de Dios quien dio a nuestros primeros padres la promesa de la
redención. ¿Quién fue el que les dio la promesa de la redención? Cristo. Fue Él el que se reveló a los
patriarcas, a Adán, Abrahám, Noé, Isaac, Jacob y Moisés hablaron con Cristo y entendieron el
evangelio porque Él se los explicó. Buscaron la salvación mediante el Substituto y Garante del ser
humano. Estos santos varones de antaño comulgaron con el Salvador que iba a venir al mundo en carne
humana, y algunos de ellos hablaron cara a cara con Cristo. ¿Con quién habló Abraham? ¿Con quién
habló Jacob? Con Cristo. Cristo era el que dirigía a los hebreos en el desierto, el Ángel en quien estaba
el nombre de Jehová y quien velado en la columna de nube iba delante de la hueste. Él también fue el
que dio la ley a Israel. Él fue el que dio los diez mandamientos. En medio de la terrible gloria del
Sinaí, Cristo promulgó a todo el pueblo los diez mandamientos de la ley de Su Padre y dio a Moisés
esa ley grabada en tablas de piedra. Fue Cristo el que habló por medio de los profetas. Y entonces la
mensajera del Señor cita el texto que ya leímos de 1 Pedro 1:11. Es la voz de Cristo la que nos habla
mediante el Antiguo Testamento. Porque el testimonio de Jesús es el Espíritu ¿de que? De los profetas.
Los profetas hablaron porque Cristo se los reveló. En las enseñanzas que dio cuando estuvo
personalmente aquí entre los hombres, Jesús dirigió los pensamientos del pueblo hacia el Antiguo
Testamento. Él les dijo, escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis vida
eterna y ellas son las que dan testimonio ¿de quién? De Mí. En aquella época los libros del Antiguo
Testamento eran lo único que estaban escritos. La ley ceremonial, el santuario, fue dada por Cristo. Y
nos habla acerca de Jesús. En el solemne servicio del santuario se representaban las grandes verdades
que habían de ser reveladas a través de las siguientes generaciones. La nube de incienso que ascendía
con las oraciones de Israel representaba Su justicia, que es lo único que puede hacer aceptable ante
Dios la oración del pecador. La víctima sangrante en el altar del sacrificio hablaba del Redentor que
había de venir. Y en el Lugar Santísimo se irradiaba la señal visible de la presencia divina. El que
estaba entre los dos querubines de oro era Cristo. ¡Imagínense! ¡Qué tremendo!
Todo nos habla acerca de Cristo. Ahora, esos panes representan la Palabra de Dios dada por
Cristo, hermanos. Son los panes que están encima del altar. Vamos a leer un poquito acerca de esos
panes. Esos panes, nos dice la Escritura, eran colocados encima de la mesa, estaban hechos de cuatro
ingredientes. Vamos a leerlo. Lev. 24:5-9, tomarás flor de harina, vayan tomando en cuenta los
ingredientes, son cuatro, tomarás flor de harina y cocerás en ella 12 tortas. Cada torta será de 2 décimas
de Efa, y pondrás en dos hileras, seis en cada hilera, sobre la mesa limpia delante de Jehová. Pondrás
también sobre cada hilera incienso puro y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová.
Cada Sábado lo pondrás continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel,
como pacto perpetuo. Y será de Aarón y de sus hijos, los cuales lo comerán en Lugar Santo, porque es
cosa muy santa para él, de las ofrendas encendidas a Jehová por derecho perpetuo.
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Aquí se nos dice que tenía que ser hecho de flor harina. Se ponía cada Sábado encima de la mesa,
el pan caliente, y luego se comía una semana más tarde, cuando se ponía el pan nuevo. Esa harina
representaba el cuerpo de Cristo. La harina, para poder hacerse harina del grano, tiene que ser molida.
¿Se acuerdan de Isaías 53 hermanos? Él fue molido por nuestros pecados. Isa. 53:4, llevó Él nuestra
enfermedad, sufrió nuestros dolores y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido,
mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. El castigo de nuestra paz sobre
Él y por sus llagas fuimos nosotros curados. La harina tenía que estar molida. Y quedaba totalmente
blanca. La Escritura nos dice que tenía que retirarse de ella todos los ingredientes que no fuesen puros.
Tenía que ser completamente pura la harina. Y si quedaba algo apelmazado, no se podía usar para
hacer el pan. Tenía que ser harina pura y limpia. Ahora, eso lo dice la ley judaica en el libro judío “La
Ley de los Sacrificios” en la página 75. Dice así, la harina debía molerse totalmente, hasta hacerla
completamente fina. Y debía quitarse de ella todas las partículas duras. Esa harina representaba el
sufrimiento. Claro, el judío no entiende que es de Cristo. Representa el sufrimiento del pueblo, dice él.
Porque como eran 12 panes, representaban las 12 tribus. El pueblo sería molido. Eso dice el judío,
porque no sabe que representa a Cristo, ¿verdad? Pero dice que había que quitarle todo lo duro de la
harina. Eso representa la pureza y la perfección que debe tener su pueblo.
Ahora, cuáles eran los otros ingredientes con que se hacía el pan. Ya tenemos la harina. Lev. 2:1,
dice , cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será de flor de harina, sobre la
cual echará aceite y pondrá sobre ella incienso, y la traerá a los sacerdotes, hijos de Aarón, y de ello
tomará el sacerdote su puño lleno de la flor de harina y del aceite, con todo el incienso, y lo hará arder
sobre el altar para memorial. Ofrenda encendida es, olor grato a Jehová. La harina iba con aceite.
Ahora, ¿qué mas se le agregaba? Versículo 5, mas si ofreciereis ofrenda de sartén, será de flor de
harina sin levadura, amasada con aceite, la cual partirás en piezas y echarás sobre ella aceite. Es
ofrenda. La harina tenía que ser con aceite. Pero también no tenía que llevar ¿qué cosa, hermanos?
Levadura. ¿De qué es símbolo la levadura? Del pecado. Por eso la torta tenía que ser sin levadura.
Representando la vida de Cristo sin pecado. El aceite, era otra de las cosas que se usaba. ¿Qué
simboliza el aceite? Exactamente, en el versículo 11, ninguna ofrenda que ofreciereis a Jehová será con
levadura, porque ninguna cosa leudada ni ninguna miel se ha de quemar como ofrenda a Jehová. Y
entonces en el versículo 13 dice, y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes. No harás que falte
jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios, en toda ofrenda tuya ofrecerás sal. El aceite
simbolizaba la obra de Cristo mediante el Espíritu Santo. Recuerden que el aceite representa al Espíritu
Santo. La mensajera del Señor dice, en el Discurso Maestro, página 164, recibimos a Cristo a través de
Su Palabra. Comemos de Él cuando comemos Su Palabra. Y el Espíritu Santo se da, para que al abrir
la Palabra de Dios, la podamos entender y atesorar sus verdades en nuestros corazones. ¿Para qué sirve
el aceite hermanos? Para que pueda ser asimilada la harina. El Espíritu Santo se da para que cuando
abramos la Palabra de Dios, la podamos entender. Lo que tenemos que comer es la Palabra de Dios.
Ahora, ¿la sal para qué servía? Para darle gusto. ¿Y para qué más? Para preservarla. La sal sirve
como preservante y es un símbolo de incorrupción. El cuerpo de Cristo, aún cuando sería quebrantado
por nosotros, aún cuando sería enterrado, ¿no vería que? Corrupción. La sal impedía que se echara a
perder el pan. Que quedaba una semana entera sobre la mesa. La sal evitaba que viniese el fermento y
la corrupción. De igual manera, hermanos, la Palabra de Dios, cuando es comida por el cristiano, si
lleva el aceite del Espíritu Santo, y lleva la sal, impide que entre la corrupción en nuestra vida. Vean
qué hermoso. La Palabra de Dios, que es la que debemos comer, impide que entre la corrupción en
nuestra vida. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Su Palabra. En mi corazón he
guardado tus dichos, para no pecar contra Ti. La Palabra de Dios impide que caigamos en doctrinas
corruptas. Y también en prácticas corruptas. La sal sirve como preservativo. Aquí en Nueva York, se
usa la sal para otra cosa. Para la nieve, ¿verdad? ¿Y para qué se pone la sal en el camino? Para no
resbalar. Correcto. Usted riega sal en el camino, para que cuando salga no resbale y no caiga. Pues la
Palabra de Dios, sazonada con sal, sirve para que no resbalemos y no caigamos en el pecado,
hermanos. Eso se los menciono, aunque no tiene relación directamente con el pan, pero tiene que ver
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con la sal, para que la próxima vez que ustedes vean sal en el camino, se acuerden ¿de quién? De la
Palabra de Dios.
Todo lo que vemos a nuestro alrededor debe hacernos recordar de las cosas espirituales,
hermanos. Y cuando usted vea la nieve, ¿de qué se acuerda? Si tus pecados fueren rojos como la grana,
vendrán a ser como blanca nieve. Y cuando vean la sal, ¿de qué se acuerdan? De la Palabra de Dios
que sirve para que no resbalemos y no tropecemos y no nos caigamos. Todo eso nos debe acordar de
algo, ¿verdad?
Muy bien, eran cuatro ingredientes en el pan. La harina, el aceite, la sal y el agua. De la misma
receta hermanos, se hace el pan de la Santa Cena hoy en día. Aquí hay hermanas que han hecho el pan
de la Santa Cena, ¿verdad? ¿Y cuál es la receta del pan de la Santa Cena? Harina sin levadura, agua,
aceite y sal. ¿Se le puede poner alguna otra cosa al pan? Esos son los 4 ingredientes indicados por el
Señor. Noten que hablando de la sal, dice Lev. 2:13, sazonarás con sal toda ofrenda que presentes. No
harás que falte jamás de tu ofrenda la sal, el pacto de tu Dios. La sal ¿de qué hermanos? Del pacto de
tu Dios. ¿Qué representa la sal entonces? Obediencia al pacto de Dios. Nos hace recordar que la
Palabra de Dios nos ayuda a mantenernos leales al pacto de nuestro Dios. Nos ayuda a no caer en la
corrupción del pecado.
Muy bien. Y el agua que se usaba en el pan, representa la limpieza que da el poder de la Palabra
de Dios. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar Su Palabra. La limpieza viene por la
Palabra. ¿Se acuerdan del texto que leímos hace un momento en Efesios? Volvámoslo a leer. Allá tenía
relación con el lavacro, pero como aquí vemos, también el agua, pues otra vez nos encontramos con el
simbolismo del agua. Dice, Cristo amó a la iglesia, Efe. 5:26, se entregó a Sí mismo por ella para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la Palabra. ¿Con qué se hace el
lavamiento del agua? Mediante la Palabra de Dios. Así que la Palabra de Dios sirve, como alimento
espiritual, nos recuerda el cuerpo del Señor Jesús quebrantado por nosotros, nos habla de santidad y
pureza, porque la harina tenía que ser pura. Nos habla de sufrimiento porque fue molido por nuestros
pecados. Nos habla acerca del Espíritu Santo que tiene que ser añadido para entender la Palabra de
Dios. ¿Saben ustedes hermanos, que la mensajera del Señor dice que cuando uno abre la Palabra de
Dios sin oración y sin poner la dirección del Espíritu Santo, sin pedirla, en vez de entenderla, se va a
enredar y puede sacar cosas negativas de la Palabra de Dios? Nunca se debe estudiar la Palabra de Dios
sin pedir la dirección ¿de quién? Del Espíritu Santo. Por eso es que no se podía ofrecer ninguna
ofrenda sin aceite. La torta tenía que ser hecha con aceite. Y aún la harina sola, que se usaba para echar
encima de la ofrenda, era un puño de harina, pero a la harina sola, suelta, sin cocer, había que echarle
aceite encima. Simbolizando siempre que la Palabra de Dios debe ser estudiada mediante la dirección
del Espíritu Santo. Y también la Palabra de Dios nos habla de mantenernos limpios de corrupción. La
sal nos habla de preservarnos de caer en pecado. Y el agua nos habla de la limpieza de la Palabra de
Dios. Los 4 ingredientes están en el pan, y como el pan representa a Cristo, hermanos, es pan sin
levadura. Pero también de Cristo brotó de Su lado agua. Y Él fue ungido con el aceite del Espíritu
Santo. Y Él fue molido por nuestros pecados, como la harina es molida. Todo, aún en el pan,
representa a Cristo Jesús.
Exactamente. Todas las cosas que nos rodean, todo ello nos debe hablar acerca de Dios. Porque
Dios nos habla mediante Sus grandes libros. Ustedes saben que Dios tiene ¿cuántos libros? ¿Dos? No
aparte de los libros literales allá en el Cielo, los libros mediante el cual Él nos enseña? Cuántos son?
Bueno, para mi son tres. La naturaleza es un libro de Dios. El santuario es el otro libro de Dios. Porque
antes de que se escribiese la Biblia, Dios hablaba a Sus hijos por medio de la naturaleza. Luego Dios
les dio el santuario. Antes de que se escribiese la Biblia. Fue Moisés el que escribió. Pero todavía no
había sido puesto allá en el santuario, ¿verdad? Imagínense. Les dio el santuario como una
representación, y mediante el santuario les enseñaba el plan de salvación. Y luego les habló mediante
los profetas y escribió la Biblia. Así que son tres libros, mediante los cuales Dios nos enseña.
Bueno, eso es parte de la revelación de Jesús. Ese es el Espíritu de Profecía. Muy bien, vamos
ahora al incienso. Dice Lev. 24:7, pondrás también sobre cada hilera incienso puro. Y será para el pan
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como perfume. Ofrenda encendida a Jehová. El incienso era el mismo que se quemaba sobre el altar
del incienso, el altar de oro que está en el Lugar Santo, todos los días. El mismo tipo de incienso. Ese
incienso que se ponía encima del pan, también se quemaba en el altar del incienso cada Sábado. Dice
que debía ser ofrenda encendida al Señor. Vean el versículo 7, pondrás también sobre cada hilera
incienso puro y será para el pan como perfume, ofrenda encendida a Jehová. Cada día de reposo lo
pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel. Y será de Aarón y
sus hijos, los cuales lo comerán en Lugar Santo, porque es cosa muy santa para Él. Las ofrendas
encendidas a Jehová por derecho perpetuo.
El pan se comía y el incienso se quemaba sobre el altar del sacrificio. ¿Qué significaba el
incienso? El incienso representaba la justicia de Cristo. Eso lo entendemos nosotros en el libro de
Apocalipsis, en el capítulo 8, versículo 3, otro ángel vino entonces y se paró delante del altar con un
incensario de oro y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el
altar de oro que estaba delante del trono. Se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de los
santos. El incienso no son las oraciones. El incienso se añade a las oraciones de los santos, para que
sean aceptadas delante de Dios. Las oraciones, para que sean aceptas, deben ser acompañadas con la
justicia de Cristo Jesús. La mensajera del Señor nos dice exactamente eso. El incienso que se añadía a
las oraciones, representaba la justicia de Cristo.
Ahora, la hermana pregunta ¿qué representa el incienso encima del pan? Eso nos enseña
hermanos, que nunca debemos estudiar la Palabra de Dios sin pedir la dirección de Dios, sin oración.
El incienso va junto con la oración y la justicia de Cristo. Eso hacía posible que el pan representase
dignamente a Cristo. Es Su justicia. Siempre la justicia de Cristo cubre. En este caso iba el incienso
arriba del pan. El pan representa el cuerpo de Cristo y el incienso Su justicia. Pero en el caso del pan,
como Palabra de Dios, nos indica que nunca debemos estudiar la Palabra de Dios sin oración. Y
acabamos de mencionar eso hace un momento. Estudio de la Palabra de Dios sin oración, puede
llevarnos a errar en el estudio de la Palabra de Dios. Dice la mensajera del Señor, cuando la Biblia se
estudia sin oración, Satanás está listo para sugerir el error, o hacer comprender mal, o tener en menos
la santidad de la Palabra de Dios. El incienso se colocaba sobre el pan como memorial, o como
recordativo del Dios eterno. Un recordativo de Su eterna justicia, prometida a todos aquellos que con
oración comen de la Palabra de Dios.
Muy bien, ahora el pan estaba continuamente sobre la mesa. Nunca podía estar la mesa sin pan.
Por eso se le llama el pan de la presencia, o de la continua presencia. Vean por ejemplo Exo. 25:30,
dice, y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mi continuamente. Y en Núm. 4:7,
dice así, sobre la mesa de la proposición extenderán un paño azul y pondrás sobre ella las escudillas,
las cucharas, las copas y los tazones, para librar, y el pan continuo estará sobre ella. El pan continuo.
Esta palabra continuamente estará delante de mi, o el pan continuo.
Ahora, los que hacían el pan, eran los Coatitas. Recuerden que el ministerio de los Levitas estaba
dividido en tres ordenes. Gersonitas, Coatitas y Meraritas. Los Coatitas eran los que preparaban el pan.
1 Cron. 9:32 nos dice eso, algunos de los hijos de Coat y de sus hermanos tenían a su cargo los panes
de la proposición, los cuales ponían por orden cada Sábado. Cada Sábado se ponía pan nuevo sobre la
mesa. Tenía que ponerse sobre la mesa en orden, delante del Señor. Y se nos dice que tenía que ser pan
caliente, recién horneado. Lev. 24:9. Eso nos muestra hermanos, que siempre tenemos que estudiar la
Palabra de Dios. Es el pan continuo. Nunca puede estar la mesa sin el pan. No podemos comer hoy
para mañana. Es todos los días, el pan continuo de la presencia del Señor. Y también ese pan debe ser
horneado fresco. Y cada Sábado se cambia ese pan.
¿Saben ustedes hermanos, que nosotros tenemos esa costumbre a través del estudio de la Escuela
Sabática? Por toda una semana estudiamos una porción de la Escritura. Venimos el Sábado y la
repasamos. Entonces recibimos pan nuevo para la próxima semana. Y luego la otra semana estudiamos,
venimos, repasamos lo estudiado, y recibimos pan nuevo para la próxima semana. Cada semana pan
nuevo y fresco. Recuerden que el pan representa la Palabra de Dios. Bueno, eso también nos habla
acerca del Sábado. El Sábado es el día especial en el cual podemos participar juntos del pan de vida.
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En el Sábado los sacerdotes comían el pan que se retiraba de la mesa. Lo comían con oración. Ese pan
nos ayuda a preservarnos del pecado. Y nos lleva a desarrollar un carácter perfecto. Ahora, ese pan que
comían los sacerdotes, se ponía pan fresco sobre la mesa, pero ellos participaban cada Sábado. Eso nos
indica, que el pueblo de Dios también viene cada Sábado a participar del pan de vida del Señor. En ese
día se come la Palabra de Dios. Es un día de fiesta espiritual. ¿Sabían ustedes que no se podía comer o
no se podía cocer pan ningún otro día, cómo lo pingo. El Sábado ningún Israelita podía cocinar pan.
Tenía que haber sido cocido el día anterior. Pero en el caso del pan de la proposición, no se podía
preparar el pan ningún otro día. Había que prepararlo el mismo Sábado. Vean que cosa más rara. El
pan sagrado se preparaba el Sábado. Mientras que el pan regular de todos los días, no se podía preparar
en Sábado, y era pecado quien lo hacía en Sábado. Mientras que en el caso de los Coatitas, el Sábado
por la mañana tenían que amasar el pan y tenían que hornearlo y ponerlo caliente sobre la mesa de los
panes de la proposición. Eso muestra hermanos, que en el caso de los pastores, que tienen que
compartir la Palabra de Dios, pueden trabajar en la obra del Señor y son sin culpa. El sacerdote debía
trabajar en el Sábado. Hay algunos pastores hoy en día que dicen, bueno el Sábado es el día de reposo,
yo no voy a trabajar el Sábado. Pero el Sábado es el día que los pastores más trabajamos. Porque
compartimos la Palabra de Dios. Usted iba a decir algo hermano. Si exactamente. Sólo los sacerdotes
podían participar de ese pan.
Muy bien, vamos a terminar aquí con la mesa, vamos a tomar un break ahora y después entonces
seguiremos con el candelabro y con el altar del incienso.
Como el pastor les explicó hace un momento, no tendremos tiempo hoy de tocar el simbolismo
de las vestiduras sagradas del sumo sacerdote. Vamos a terminar con el mobiliario del templo. Pero,
solo para cumplir lo que les dijimos sobre las vestiduras, las voy a repasar sin dar aún su simbolismo, y
entonces el próximos fin de semana si, vamos a entrar al significado de este simbolismo.
Las vestiduras del sacerdote estaban compuestas de la siguiente manera. Lo pueden leer ustedes
en el libro de Exo. 28:2, harás vestiduras sagradas a Aarón tu hermano, para honra y hermosura. Tú
hablarás a todos los sabios de corazón a quienes yo he llenado de espíritu de sabiduría, para que hagan
las vestiduras de Aarón, para consagrarle, para que sea mi sacerdote. Las vestiduras que harán son
estas: el pectoral, el éfod, el manto, la túnica, la mitra y el cinturón. Hagan pues las vestiduras sagradas
para Aarón tu hermano, y para sus hijos, para que sean mis sacerdotes. Tomarás oro, azul, púrpura,
carmesí y lino torcido, y harán el éfod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido de obra primorosa.
El éfod es el chaleco que va encima de toda la vestidura. Es esta parte de más afuera. Esto se llama el
éfod. Es como un chaleco sin mangas. No lleva manga, va unido al hombro. Entonces este era hecho
de oro, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Era una obra primorosa de recamado y bordado al
mismo tiempo con tejido. Obviamente no se pudo conseguir una tela como era esa tela hecha. Aquí se
lo ha hecho de color rojo, pero en realidad tenía hebras tejidas de color azul, rojo o carmesí, púrpura,
blanco o lino torcido y una hebra de oro que iba a lo largo de todo esto. Así que estaba tejido, pero era
de los 5 colores combinados. Imagínenselo ustedes la preciosura de ese tapiz. Era como uno de esos
tapices orientales de seda, donde usted ve esa obra preciosa. Solo que eso se queda muy lejos de ser la
hermosura que era el éfod. Iba totalmente bordado con oro. Así que cuando el sumo sacerdote se
movía, el sol reflejaba sobre sus vestiduras y brillaba. Todo alrededor, las hebras de oro se podían ver.
Además, al entrar dentro del santuario, reflejaba la luz del candelabro, y al entrar dentro del
Lugar Santísimo, la gloria de Dios, su vestidura brillaba. Imagínense entonces esto que ustedes ven
aquí, que es el éfod, imagínenselo de 5 colores. Todo tejido, un tapiz preciosos donde van hebras de
oro entretejidas en todo el tapiz, y colores azul, púrpura, carmesí y lino torcido. Lino blanco. Dice,
harán entonces el éfod de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, de obra primorosa. Tendrá dos
hombreras, que se junten a sus dos extremos, así se juntará. Estas hombreras se abrían aquí, para
podérselo colocar. Se colocaba abierto de las hombreras y entonces las hombreras se juntaban de
arriba. Se junten a los dos extremos. El cinto será de obra primorosa. Será de la misma obra. O sea,
una hebra tejida, y en esa trama tenían que ir los mismos colores, oro, azul, púrpura, carmesí y lino
torcido.
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Aquí trataron de poner los colores, en este cinturón, el rojo, el púrpura y el azul. Le faltaría el
lino torcido. Y luego imagínenselo ustedes no así un cinto ancho, sino en forma de trenza, donde iban
3 colores trenzados. No se puede hacer todo exacto. Quizás alguna vez podamos. Estábamos hablando
con el pastor y tratar de preparar algo donde se pueda semejar un poquito más a la manera como fue
hecho. Sin embargo esto nos da una idea de como eran las vestimentas. Dice que era una obra
primorosa. Algo precioso.
Luego, dice, tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel.
Seis de sus nombres en una piedra y los otros seis nombres en la otra piedra. Conforme al orden de
nacimiento. De obra de grabador en piedra, como grabaduras de sello, harás grabar las dos piedras con
los nombres de los hijos de Israel, y les harás alrededor engastes de oro. Y pondrás las dos piedras
sobre las hombreras del éfod. Para piedras memoriales a los hijos de Israel y Aarón llevará los nombres
de ellos delante de Jehová, sobre sus dos hombros, por memorial. Encima de las hombreras, tenía
entonces las piedras de ónice. Engastadas en engaste de oro. Una sobre un hombro y la otra sobre el
otro. Y llevaban los nombres de los hijos de Israel. Seis a un lado y seis sobre el otro lado. Harás pues
los engastes de oro, y dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza, y fijarás los
cordones en forma de trenza en los engastes. Estos cordones que ustedes ven, eran de oro trenzado. Se
fijaba al engaste de oro que tenía alrededor y entonces bajaba hasta las otras piedras del pectoral. Subía
aquí al pectoral.
Vamos a seguir leyendo. Así mismo harás el pectoral del juicio de obra primorosa. Lo harás
conforme a la obra del éfod. De oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. El éfod, como ya dijimos, es
el chaleco que va encima, y el pectoral era cuadrado. Se ponía sobre el pecho del sumo sacerdote y
estaba hecho del mismo material de los 5 colores, rojo, azul, púrpura, blanco y oro. Era también una
obra primorosa. Dice, será cuadrado y doble. O sea la tela tenía que estar doble, tanto de un lado como
del otro, totalmente cubierto por ese tapiz tejido y bordado. Será cuadrado y doble de un palmo de
largo y un palmo de ancho. La medida era el palmo de largo y el palmo de ancho. Cuadrado. Y lo
llenarás de pedrería en 4 hileras de piedras. Una hilera de una piedra sárdica, un topacio y un
carbunclo. La segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante. La tercera hilera un jacinto, una
ágata y una amatista. La cuarta hilera un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en
engastes de oro. Tres hileras con cuatro piedras en cada una. Y todas sobre engastes de oro. Eran
piedras preciosas. Había diamantes, había amatistas, había jacinto, jaspe, zafiro, esmeralda. Son los
mismos materiales que se usan para el fundamento de la ciudad de Dios. La Nueva Jerusalén. Los
mismos exactamente. Son los 12 materiales usados en el pectoral. Y las piedras serán según los
nombres de los hijos de Israel, 12 según sus nombres. Como grabaduras de sello, cada una con su
nombre, serán según las 12 tribus. Cada piedra tenía grabada sobre la piedra el nombre de una de las 12
tribus de los hijos de Israel.
Harás también en el pectoral cordones de hechura de trenzas de oro fino y harás en el pectoral 2
anillos de oro. Los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral. Y fijarás los dos cordones de oro en
los 2 anillos a los dos extremos del pectoral y pondrás los dos extremos de los 2 cordones sobre los dos
engastes y los fijarás a las hombreras del éfod en su parte delantera. Se fijaba al engaste de oro que
tenía el pectoral alrededor. Aquí había dos anillos de oro. Y entonces en los anillos de oro, que estaban
fijados al pectoral, se ponía el cordón de oro trenzado y se fijaba a los engastes de oro de las
hombreras. Las dos piedras de ónice que estaban encima de las hombreras.
Harás también dos anillos de oro, los cuales pondrás a los dos extremos del pectoral, en la orilla
que está al lado del éfod, hacia adentro. Y harás así mismo los dos anillos de oro, los cuales fijarás de
la parte delantera de las dos hombreras del éfod hacia abajo, delante de su juntura, sobre el cinto del
éfod. De abajo también, se colocaban dos cordones de oro. Encima del cinto. Y esto serán para que
esté sobre el cinto del éfod y no se separe el pectoral del éfod. Esos dos cordones de oro se ponían
fijados aquí y entonces el cinturón iba por dentro. De esta manera. Ajustando el pectoral para que no se
moviese de su lugar. Los dos cordones se ajustaban de esta manera, junto con el cinto. Y llevará Aarón
los nombres de los hijos de Israel en el pectoral del juicio, sobre su corazón, cuando entre en el
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santuario, por memorial delante de Jehová continuamente. Y pondrás en el pectoral del juicio Urim y
Tumim, para que estén sobre el corazón de Aarón, cuando entre delante de Jehová y llevará siempre
Aarón el juicio de los hijos de Israel, sobre su corazón delante de Jehová.
En este caso, el Urim y el Tumim, fueron puestos en el éfod. Esto es un error. Estas piedras iban
sobre el pectoral. Aquí. Una aquí y la otra aquí. Aquí están puestas en el éfod. Pero según la
instrucción de Dios, eran sobre el pectoral del juicio. El Urim y el Tumim. Harás el manto de éfod todo
de azul. Luego viene el manto. El próximo. El de abajo es todo de azul. Como ustedes pueden ver, es
entero y tiene mangas. Ese es el manto del éfod. Sigamos leyendo sobre el manto.
Dice en el versículo 31, y harás el manto del éfod todo de azul. Y en medio de él habrá por arriba
una abertura, la cual tendrá un borde alrededor de obra tejida como el cuello de un cotelet para que no
se rompa. Este tiene a su alrededor el azul bordado en oro. Aquí no lo tiene obviamente. Pero el manto
del éfod estaba todo bordado, recamado en oro. Y en sus orlas harás granadas de azul, púrpura y
carmesí alrededor. Aquí están las granadas. Todo alrededor en las orlas eran granadas, solo que las
granadas eran una azul, otra roja y otra púrpura. Los mismos tres colores que combinaban con los
colores del éfod. Esto era azul y entonces las granadas de 3 colores distintos. Azul, púrpura y carmesí
alrededor. Y entre las granadas, campanillas de oro alrededor. Ahora vean como estaban puestas. Una
campanilla de oro y una granada. Otra campanilla de oro y otra granada, en toda la orla del manto
alrededor. Y estará sobre Aarón cuando ministre y se oirá su sonido cuando él entre en el santuario
delante de Jehová y cuando salga para que no muera. Cuando él caminaba, sonaban las campanas, solo
que eran de oro, ¿verdad? Y entremedio de cada campana una granada de un color distinto,
alternándolas.
Además harás una lámina de oro fino, y grabarás en ella como grabadura de este sello, santidad a
Jehová. Y la pondrás con un cordón de azul, y estará sobre la mitra por la parte delantera de la mitra
estará. Esta era una lámina de oro, aquí se lo ha puesto todo alrededor, simulando, pero en realidad era
una placa de oro, encima de la mitra, que se sostenía con cordones azules. Aquí los cordones no son de
oro. La placa es de oro pero los cordones son azules. Se colocaba encima de la mitra y decía Santidad a
Jehová. Estará sobre la frente de Aarón y llevará Aarón las faltas cometidas en todas las cosas santas,
que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus santas ofrendas. Sobre su frente estará
continuamente, para que obtengan gracia delante de Jehová.
Y luego viene la última parte de la vestidura, que es la túnica interna. Bordarás una túnica de lino
y harás una mitra de lino. Harás también un cinto de obra de recamador. La túnica interior es
totalmente de lino. Pero era lino bordado. Toda una obra preciosa. Bordado en blanco. Era totalmente
blanca, pero bordada. Y entonces también un cinto. Este es el cinto del éfod que va por fuera, pero por
dentro lleva otro cinto, que sostiene la túnica. Y encima una mitra también de lino. Para los hijos de
Aarón harás túnicas. También le harás cintos y les harás tiaras para honra y hermosura. Y con ellos
vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él, y los ungirás y los consagrarás y los santificarás para
que sean mis sacerdotes, y les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez. Serán desde los lomos
hasta los muslos. Y estarán sobre Aarón y sobre sus hijos cuando entren en el tabernáculo de reunión,
cuando se acerquen al altar para servir en el santuario, para que no lleven pecado y mueran. Es estatuto
perpetuo para él y para su descendencia detrás de él. La única otra vestimenta eran la ropa interior, que
también era de lino blanca. No usaban sandalias para entrar al tabernáculo. Descalzos. Tenían que
lavarse los pies antes de entrar.
Bueno, con eso cumplo en explicarles como eran las vestiduras del sacerdote. La próxima
semana vamos a ver el simbolismo de cada una de estas cosas. Este es el pectoral del juicio, que tiene
que ver con el día del juicio. Los nombres de los hijos de Israel van sobre los hombros de Cristo que es
el Sumo Sacerdote. Esto tiene que ver, Santidad a Jehová, con el pecado también. Ahí lo menciona.
Hay muchos detalles impresionantes. Y cada una de estas partes, vean cuantas son, una, dos, tres y
cuatro. ¿Cuántas eran las coberturas del santuario? Cuatro. Y representaban las cuatro obras de Cristo.
Esto solamente se usaba en el Lugar Santísimo. Pero cada uno de estos tiene su simbolismo. Este es el
que se usaba todos los días. El de abajo. Solo que el que se usaba para el día del juicio era especial.
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Todo bordado. Mientras que el que se usaba regularmente era de lino fino, pero sin bordar. Era algo
especial. Cada una de estas cosas tiene su simbolismo en el plan de salvación. Eso lo vamos a ver el
próximo fin de semana, Dios mediante.
Vamos entonces a ver si podemos terminar ahora el asunto. Muy bien, habíamos visto la mesa de
los panes de la proposición. Estos son los elementos que Dios usa para santificarnos. Recuerden.
Primero nos justifica y nos regenera, en el altar y en el lavacro. Luego nos santifica, mediante la
Palabra de Dios y mediante el candelabro y mediante el altar. Vamos a ver el simbolismo ahora del
candelabro de oro. Vamos a buscar en Exo. 25:31, harás además un candelero de oro puro, labrado a
martillo. Su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores serán de lo mismo. Y saldrán seis brazos
de sus lados. Tres brazos del candelero a un lado y tres brazos al otro. Tres copas en forma de flor de
almendro en un brazo, y una manzana, y una flor. Tres copas en forma de flor de almendro en otro
brazo, una manzana y una flor. Así en los seis brazos que salen del candelero. Noten, el candelero tenía
el brazo central y entonces tenía tres brazos a cada lado. Vamos a bajarlo un poquito aquí. Tenía una
flor en forma de flor de almendro y una manzana. Una flor y una manzana. Una flor y una manzana.
Así en los seis brazos que salen del candelero. En la caña central, o sea en el que va al medio, que es el
número siete, cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. Cuatro copas en
forma de flor de almendro y entre medio de cada flor una manzana de oro.
Versículo 35, habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo y otra manzana debajo de
otros dos brazos del mismo. Y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo. Así para los
seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una sola pieza. Todo ello una
pieza labrada a martillo, de oro puro. Le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que
alumbren hacia adelante. También sus despaviladeras y sus platillos de oro puro. Aquí están las
lamparillas encima, también de oro, con el platillo y la despaviladera que era donde iba a ir lo que
quema, también era de oro puro. De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. Mira y
hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.
Aquí tenemos el candelabro. Este candelabro, tiene siete brazos. Seis a cada lado y uno central.
Nos habla acerca también de nuestra santificación. Representa a Cristo. Él es la luz del mundo. Juan
8:12, yo soy la luz del mundo. La luz que alumbra el santuario es Cristo Jesús. Sin embargo, también
tiene otro simbolismo en el plan de salvación. Noten que tiene un brazo central. Más específicamente,
este brazo central representa a Cristo Jesús, porque Él es el tronco y nosotros somos las ramas. Y
Cristo dijo, yo soy la luz del mundo. Pero Él también dijo, vosotros sois la luz del mundo. Así que el
candelabro representa no solamente a Cristo, sino también a aquellos que están unidos a Cristo. Unidos
al Señor Jesús como brazos de ese candelabro.
El número seis en la Biblia representa al hombre. El número siete representa la perfección, y
representa a Dios. Los seis brazos representan al ser humano y el número siete representa a Cristo, la
figura central de la cual sale todo lo demás. Los seis brazos eran similares. En cada brazo había 9
ornamentos. Y en el centro otra vez nos encontramos con el número 4. Vean que todo lo que tiene
relación con Cristo, lleva el número 4. El altar que representa el sacrificio de Cristo tiene 4 cuernos y
tiene 4 esquinas. La mesa tiene 4 patas. El altar del incienso tiene 4 cuernos. El techo del santuario
tiene 4 capas. El pectoral tiene 3 hileras con 4 piedras en cada una. Las vestimentas del sacerdote
tienen 4 capas también. Los cuatro pilares de la puerta también, en la entrada. Las 4 entradas a la
puerta en el santuario. Los 4 colores que se ven en todo el santuario: rojo, púrpura, azul y lino torcido.
Son los 4 colores. Y el oro está mezclado entre todos ellos. Pero el oro no es un color. Son 4 colores
más la fibra de oro. Bueno, a Cristo se lo presenta en el Nuevo Testamento en 4 evangelios. El número
4 siempre tiene referencia a nuestro Señor Jesucristo y Su obra en favor de la redención.
Ahora, esas 4 copas estaban hechas en forma de flor de almendro. Y también los brazos tenían
copas en forma de flor de almendro, separados cada uno por una manzana. ¿Qué significan los brazos
del candelabro? Ya vimos, Jesús es el centro del mismo. Anoten Juan 8:12, yo soy la luz del mundo.
Pero también el que está en el medio de los candeleros y camina entremedio de ellos representa al
Señor Jesús. Pueden verlos ustedes en el libro de Apocalipsis 1:12-13, me volví para ver la voz del que
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hablaba conmigo y vuelto vi 7 candeleros de oro, y en medio de los siete candeleros de oro, a uno
semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con
un cinto de oro. Jesús estaba vestido con una ropa que llegaba hasta los pies. Y él se paseaba en medio
de los 7 candeleros de oro.
Ahora, ¿quiénes son los 7 candeleros de oro? Lean Apocalipsis 1:20, el misterio de las 7 estrellas
que has visto en mi diestra, y de los 7 candeleros de oro, las 7 estrellas son los ángeles de las 7 iglesias,
y los 7 candeleros que has visto son las 7 iglesias. O sea, la iglesia completa de Dios está representada
en esos 7 candeleros de oro. Porque las 7 iglesias representan la iglesia de Dios a través de toda la
dispensación cristiana. Desde la fundación de esa iglesia hasta la venida del Señor Jesús. Así que la
iglesia completa está representada en el candelabro. El 7 representa el número de la totalidad y la
perfección, y así la Iglesia de Cristo debe ser perfecta, santa y sin mancha. Efe. 5:27. Ahora,
recordemos que Jesús dijo, vosotros sois la luz del mundo. Así que también, aunque la luz es Cristo,
aquellos que reflejan la luz de Cristo son sus discípulos, también representan a Cristo en esta Tierra. Su
Iglesia son los candeleros de oro.
¿Qué representan las flores de almendro? Vean que cosa más interesante. En el pectoral, el
pueblo de Dios estaba representado por las 12 piedras. En el pectoral. Piedras preciosas. Qué hermoso
es saber que para Dios nosotros somos piedras preciosas. Algo de mucho valor a los ojos de Dios. Y
nos lleva siempre encima de su corazón. Ese es Cristo. El que nos carga sobre Sus hombros y nos lleva
en el corazón. Somos piedras preciosas. Pero en el candelabro, nosotros somos los ornamentos. En el
candelabro, el pueblo de Dios son los adornos, los ornamentos del candelabro. En el pectoral son
piedras preciosas, en el candelabro los ornamentos, los adornos. ¿Y por qué estaban hechos como
figura de almendro y como manzanas?
En primer lugar veamos cuántos eran los ornamentos. Vamos a sacar la cuenta. Vamos a ver si
podemos sumarlos todos los ornamentos. Volvamos a nuestro texto de Exo. 25, a ver si ustedes
descubren cuántos son los ornamentos, los adornos que tiene el candelabro. Además harás un candelero
de oro con martillo, su pie, su caña, sus manzanas y sus flores serán de oro. Saldrán 6 brazos de sus
lados, 3 brazos del candelero a un lado y 3 brazos al otro. Tres copas en flor de almendro en un brazo,
una manzana y una flor. Tres copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una
flor. Así en los 6 brazos que salen del candelero. ¿Cuántos entonces? Cuéntenlos. 12 exactamente. 12
ornamentos en cada brazo. ¿Y cuánto nos da el total? ¿Cuánto? A ver, sumémoslo otra vez. Son 6
brazos, y los 6 brazos eran iguales. Cada brazo tenía 3 flores de almendro. ¿Correcto? Y luego tenían 1
manzana y 1 flor. La mensajera del Señor dice que se parecían a lirios. En Patriarcas y Profetas. En
cada brazo entonces, eran 9 ornamentos. Veamos otra vez. 3 flores, 1 manzana y 1 flor. 3 copas en
forma de flor. Pero vean cómo estaban puestos. Una manzana y una flor. Una manzana y una flor. Yo
saqué la cuenta por allí una vez. No tengo mi Biblia. ¿Cuántos le da hermana? A mi también me dio 9
la cuenta. Yo los tenía sumados al lado de mi Biblia, pero como la Biblia que tengo es nueva. Les voy
a leer lo que tiene aquí el libro que estoy usando.
Cada brazo tenía 9 ornamentos. O sea, 3 flores y entremedio de cada flor, 1 manzana y 1 flor.
Tres y tres y tres. Son nueve. Aquí, no nos vamos a guiar por el dibujo, porque aquí el de afuera tiene
4, el otro tiene 3 y el otro tiene dos. Y los 3 dice aquí que eran iguales. Así que no nos vamos a guiar
específicamente por el dibujo. Pero en realidad son 9 ornamentos por cada brazo. Si usted multiplica
9x6 ¿cuántos son? 54. Y ahora veamos cuántos tenía el del medio. En la caña central del candelero, 4
copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores. ¿Cuántos son? Según este libro que
tengo, eran 12. En el medio. Porque si son 4 flores, 4 manzanas y 4 copas, son 12. Teníamos 54
anteriormente. Aquí son 3, 3 y 3. Son 9. Tres copas, 3 manzanas y 3 flores. Y en el del medio son 4, 4
y 4. Son 12. Era el más alto, por supuesto. Los demás eran todos del mismo largo. Eran iguales. Quiere
decir que si usted va a dibujar el candelabro, lo tiene que dibujar el medio alto, el otro un poco más
bajo, el otro un poco más bajo, y el otro un poco más bajo. En forma de un triángulo. Porque todos
eran iguales, sólo que el del medio era el más alto de todos. Obviamente Cristo tenía que ser el que
sobresalía en medio de Sus Iglesias, ¿verdad? Si estos representan a Su pueblo, Jesús está al centro.
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Ahora, los ornamentos eran entonces 54 + 12 = 66. ¿Y cuánto más tenemos? Sigamos leyendo.
Debajo de cada par de brazos, dice el versículo 35, habrá una manzana debajo de dos brazos, y otra
manzana debajo de los otros dos brazos, y así los 6 brazos que salen del candelero. Son 3 manzanas
más, debajo de cada brazo, para unirlos. El dibujo aquí no nos sirve. Pero imagínense ustedes, 3
manzanas con 3 copas y 3 flores aquí, y 1 manzana extra donde se unían los dos. Los dos brazos no
salían de las copas, como está dibujado aquí, sino de las manzanas. Como son 6 brazos, tenemos 3
manzanas más. ¿Cuántos llevamos? 69. Y entonces tenemos una pieza más que es la base. La base
también era de oro, de una sola pieza. ¿En total tenemos cuántos? 70 piezas. No, era de una sola pieza
hecha a martillo. No podía estar cortado. Así como nuestra unión con Cristo no puede estar separada.
Tiene que ser sólo un cuerpo. Cristo es la cabeza y Su pueblo el cuerpo, pero no puede estar dividido.
Él es el centro y nosotros somos las ramas. Él es el tronco y nosotros las ramas, pero no puede haber
división. Todo tenía que ser hecho de una sola pieza, de oro labrado a martillo. No se olviden de eso.
Ahora, 70 ornamentos. ¿Por qué eran 70? ¿Qué representan? ¿Adónde leyeron ustedes sobre el
número 70? 70 enviados por Jesús a predicar el evangelio. Pero en el libro de Éxodo ¿cuáles eran los
70? Los 70 ancianos que fueron llamados por Dios para servir. Lean Exo. 24:1, dijo Jehová a Moisés,
sube ante Jehová tú y Aarón y Nadab y Abiú y 70 de los ancianos de Israel, y os inclinaréis desde lejos.
Y el versículo 9, y subieron Moisés, Aarón, Nadab y Abiú y los 70 ancianos de Israel y vieron al Dios
de Israel. ¿Quiénes eran estos 70 ancianos? Eran representantes de las 12 tribus. Las personas más
respetadas, las personas más conocidas, por su consagración y por su integridad y sinceridad. También
eran personas de influencia, nos dice la Escritura. Fueron ayudantes especiales de Moisés. Ellos le
ayudaban como jueces. Y se nos dice que cuando fueron nombrados, la historia está en el libro de
Números, en el capítulo 11, dice el versículo 14, dijo Moisés, no puedo yo sólo soportar todo este
pueblo que me es pesado en demasía. Entonces Jehová le dijo a Moisés, versículo 16, reúneme 70
varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales y tráelos a
la puerta del tabernáculo de reunión y esperen allí contigo. Y yo descenderé y hablaré contigo y tomaré
del Espíritu que está en ti y pondré en ellos y llevarán contigo la carga del pueblo y no la llevarás tú
sólo. Tomaré del Espíritu que está en ti y lo pondré en ellos. En un momento vamos a ver que los 7
candeleros de oro también representan la obra del Espíritu Santo en Su Iglesia. Porque el fuego
representa al Espíritu Santo, el aceite de las lámparas representa al Espíritu Santo, y los 7 candeleros
son los 7 espíritus de Dios. Así que en la Iglesia se presenta el Espíritu Santo. Pero esos 70 varones
fueron llenos del Espíritu Santo. Para oficiar como representantes del pueblo de Dios. Y dice que vino
el Espíritu sobre ellos, versículo 25, entonces Jehová descendió en la nube y le habló y tomó del
Espíritu que estaba en él y lo puso en los 70 varones ancianos, y cuando posó sobre ellos el Espíritu,
profetizaron y no callaron. Estos 70 varones recibieron el Espíritu de Profecía. Profetizaron. Y
hablaron en nombre de Dios y recibieron el Espíritu Santo. Los judíos nos dicen que es de estos 70
varones donde nace el Sanedrín. El Sanedrín estaba compuesto de 70 ancianos. Y era la corte de Israel,
los jueces de Israel. De ahí nacen los 70 ancianos.
Ahora, también Jesús escogió a 12 y luego escogió a 70, y vean que interesante. Doce están aquí
al medio, pero el total los hace ¿cuántos? 70. Son dos números que están en el candelabro y los dos
aparecen en el relato evangélico. Pueden leer en Lucas 10:1, después de estas cosas designó el Señor
también a otros 70 a quienes envió de 2 en 2, delante de él a toda la ciudad donde habían de ir. En vio
a los 70 a predicar. Y en el versículo 17 dice, y volvieron los 70 con gozo diciendo, Señor aún los
demonios se nos sujetan en Tu nombre. El Señor Jesús les había dado potestad, para hacer las obras
que Él mismo hacía. 70 en nombre del Señor Jesús, aún los demonios se nos sujetan en Tu nombre.
Estaban conectados con Cristo y por eso tenían poder. La fuerza de su poder venía ¿de quién? De
Cristo. Por estar conectados a Él y haber sido enviados por Él. Él es la luz del mundo. Y si ellos podían
efectuar las obras de Dios, es porque estaban conectados a Cristo Jesús. Si podían echar fuera
demonios, y sanar, y hacer todas las otras maravillas que hicieron, fue porque recibían de la fuente del
poder. La mensajera del Señor, en el Ministerio de Curación, página 94 nos dice, al igual que los
apóstoles, los 70 recibieron el poder sobrenatural como un sello de su misión. Fueron ungidos con el
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Espíritu Santo. Al igual que en antaño, 70 varones recibieron el Espíritu Santo, también los 70 que
envió el Señor Jesús fueron dotados de poder sobrenatural y sellados con el Espíritu Santo.
Así que estos 70 ornamentos representan a aquellos hombres a quienes el Señor ha confiado la
predicación de Su obra. Representan a aquellos consagrados a Dios que tienen el Espíritu Santo y que
son sellados y dotados de poder para hacer la obra del Señor, para alumbrar en la oscuridad de este
mundo, para hacer brillar la luz de Cristo a nuestro alrededor.
¿Qué representan las almendras? ¿Qué representan las almendras y qué representan las
manzanas? Vayamos primero a las almendras. La palabra almendra en hebreo, significa apresurar.
Apresurar. La almendra lleva ese nombre porque es la primera que florece cuando viene la primavera.
Y ustedes lo pueden ver aquí en el área de Nueva York, cuando ya está pasando el frío, el primer árbol
que florece y se llena de flores es el almendro. De todos. Antecede o se apresura aún al manzano,
florece antes que la ciruela, florece antes que el durazno. Todos esos árboles hermosos, los primeros
que florecen son los almendros. Si usted va a Washington DC, por donde están todos esos almendros,
los primeros que florecen al salir la primavera, son los almendros. Se apresuran a florecer. ¿Por qué el
Señor hizo que esos ornamentos sean como almendros?
Bueno, veamos lo que dice en el libro de Jeremías, capítulo 1:11-12, la palabra de Jehová vino a
mí diciendo, ¿qué ves tú Jeremías? Y dije, veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová, bien has visto,
porque yo apresuro mi Palabra para ponerla por obra. ¿Qué viste Jeremías? Una vara del almendro. ¿Y
qué le dijo Dios? ¿Cómo sabía Jeremías que era una vara de almendro? Porque estaba florecida
obviamente. Si hubiese sido una vara seca, no hubiese sabido de que árbol era. Cuando él la vio estaba
florecida. Por eso vio que era una vara de almendro. La flor de almendro se conoce. No la vara seca.
¿Qué ves Jeremías? Una vara de almendro florecida. Muy bien vistes Jeremías, porque yo me apresuro
para poner mi Palabra por obra.
¿Qué representa el almendro en el pueblo de Dios? Que Sus hijos se apresuran para poner por
obra la Palabra de Dios, hermanos. Qué hermoso simbolismo. Representa el deseo pronto del pueblo de
Dios de hacer Su voluntad. Los primeros en estar listos para el servicio del Señor. Y por cierto, vamos
a ver, que los 3 elementos que tenemos para nuestra santificación son: la Palabra de Dios, la oración y
el servicio. Nunca se olviden de esto. Los tres muebles en el Lugar Santo, que son los medios que Dios
ha provisto para nuestra santificación, representan el pan, la Palabra de Dios; el altar del incienso, la
oración; y el candelabro, el servicio por Cristo. Estas son las 3 cosas que Dios usa para santificar
nuestra vida. No se puede llegar a ser santo sin el estudio de la Palabra de Dios, sin oración y sin
trabajo por el Señor Jesús. Y hay algunos que leen la Biblia, pero no oran. Otros oran pero no leen la
Biblia. Y otros leen la Biblia y oran, pero no trabajan para el Señor. Nunca alcanzarán la santificación.
Las 3 cosas van juntas en el Lugar Santo. Estudio de la Palabra de Dios, oración y dejar brillar la luz.
Servicio para Cristo Jesús. Y los almendros son listos, prestos, presurosos para cumplir la Palabra de
Dios y ponerla por obra.
¿Y cuál es la Palabra de Dios? Id por todo el mundo, predicad el evangelio a toda criatura. El que
creyere y fuere bautizado será salvo. Esa es la Palabra de Dios. ¿Y qué hacen los siervos de Dios, los
70 escogidos a quienes Dios les da el Espíritu Santo? Se apresuran para poner la Palabra de Dios por
obra.
¿Y qué representa la manzana? No, la Biblia no dice que fue una manzana la que comió Adán.
¿Se acuerdan el texto? Manzana de oro con figuras de plata ... ¿Y recuerdan de qué era esa manzana?
De oro. Manzana de oro con figuras de plata es la palabra dicha cuando conviene. Se apresuran para
poner la Palabra de Dios por obra y hablan en el momento propicio. Usan la Palabra que Dios les ha
dado para compartir el evangelio. Manzana de oro es la Palabra cuando dicha cuando conviene. Saben
cómo y cuándo hablar. Cómo y cuándo testificar por la Palabra de Dios. Si, a tiempo y fuera de
tiempo.
¿Qué hermoso es ese simbolismo, ¿verdad? Manzana de oro. Eso es lo que puedes ser tú en las
manos de Cristo. Unido al Señor Jesús. Con figuras de plata es la Palabra dicha cuando conviene.
Flores de almendra. También la flor de almendra representa la nueva vida. Todo esto representa a
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Cristo. Cristo es la manzana de oro con figuras de plata. Cristo es la flor de almendro, porque la flor de
almendro representa la resurrección a una nueva vida. Comienza la primavera y comienza la nueva
vida. Ha pasado el invierno del frío, y ahora las flores están brotando. De igual manera el cristiano ha
nacido a una nueva vida. A través de la resurrección de Cristo Jesús.
Así que ese candelabro representa la resurrección de Cristo y los cristianos que deben estar
presurosos para proclamar esa verdad al mundo entero. Noten ustedes un versículo que aunque se
refiere a otra cosa, me gusta, y he predicado a veces un sermón sobre eso. Está en 1 Samuel 21:8.
Pueden leerlo y subrayarlo en sus Biblias. Dice así, ¿no tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no
tomé en mi mano ni espada ni mis armas. Por cuanto la orden del rey era apremiante. Los que cumplen
las ordenes del Rey, tiene que hacerlo presurosos. Porque la orden del Rey ¿es cómo? Apremiante. Los
que sirven en el servicio del Rey de los Cielos, tienen que estar prestos. La palabra almendra en hebreo
se dice Shoket. Y Shoket quiere decir Hurry up. Fast. Rápido. Inmediatamente. Cuando yo te doy la
orden, cúmplela de inmediato. Por eso Dios dice, ¿qué ves Jeremías? Una vara de almendro florecida.
Viste bien, porque Yo me apresuro a poner mi Palabra por obra.
Muy bien. Vamos entonces ahora al oro. ¿Por qué de oro puro? ¿Qué representa el oro puro?
Recuerden que lo demás que hemos visto hasta ahora, estaba hecho de madera. Y estaba recubierto de
oro. Sin embargo, el candelabro estaba hecho totalmente de oro puro, de una sola pieza de oro. Todo
estaba hecho de oro, y también las cosas que se usaban para despavilar la llama, para recoger las
cenizas, todo lo que se usaba, para cortar la mecha, todo eso de oro puro. Aún la tijera que se usaba
para cortar la mecha, era de oro puro. ¿Por qué todo oro?
Bueno, la Palabra de Dios nos dice en Malaquías 3:3, se sentará para afinar y limpiar la plata,
porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda
en justicia. El Señor se sienta para afinar el oro y la plata. En el caso de la plata de las columnas, que
estaban alrededor del tabernáculo, la plata representaba a los seres humanos. En este caso el oro
refinado también representa a la Iglesia. Pero representa a la Iglesia llena del Espíritu Santo. Los
únicos que pueden representar dignamente a Dios, o ser representados por el oro, son los que están
llenos del Espíritu Santo. Cuando ha sido refinado, porque el Espíritu Santo es fuego consumidor.
Limpia y purifica el oro. Quiere decir que representa a una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga, ni
cosa semejante. El oro es el metal más precioso, y debe reflejar la imagen de Cristo Jesús. Jesús está
formando Su imagen en cada discípulo. Todos estamos predestinados a llegar a reflejar la imagen de
Cristo. Por eso el candelabro es todo de oro. Porque representa cuando Su Iglesia llegue a ser como
Cristo en carácter. El oro representa a Jesús. Y cuando Su Iglesia llegue a ser como Cristo, entonces
reflejará plenamente Su imagen en nuestra vida. El oro representa gran valor.
¿Saben ustedes cuánto costó en oro ese candelabro? Si le pusiésemos el valor de hoy en día,
sobrepasa en oro puro los 3 millones de dólares. El peso de un talento. Un talento son 120 libras de
oro. Sólo el oro valdría 3 millones. No hablemos ahora del trabajo que se hizo con ese candelabro. De
todas las piezas del santuario, la más cara era el candelabro. De todas, la más cara era el candelabro. Y
la más elaborada. La más hermosa. La que tenía más adornos. Era el candelabro de oro. De esta
manera Dios nos muestra cuanto valor Él pone en Sus hijos que están dispuestos apresurarse a trabajar
en Su servicio. Hermanos, no hay cosa más valiosa para Dios, que aquellos que se ponen al servicio del
Rey de reyes y Señor de señores. De todo lo que hay en el tabernáculo, lo más valioso, somos los
ornamentos de oro de Cristo Jesús. Mediante los cuales Él puede hacer brillar Su luz en el mundo
entero. Haced brillar vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas y
glorifiquen a vuestro Padre, que está en los Cielos.
Ahora, ¿cómo fue hecho el candelabro, hermanos? ¿Cómo fue hecho? A martillo. A martillo.
Imagínense que cosa tan tremenda. No sólo era de oro puro, sino que el oro era oro golpeado. Oro
cortado y dado forma con un martillo. Se necesitó el trabajo de un afinador especial, de una persona
con mucho talento, para que con un martillo le de forma a esa pieza preciosa de oro macizo. Cuántos
golpes habrá necesitado para hacer esa obra primorosa. ¿Cuántos golpes? ¿Qué les parece? ¿Qué
representará eso, hermanos?
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Bueno, si representa el candelabro a Cristo, son los golpes que Él recibió, ¿no es cierto? Él fue
golpeado por nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados. Y si representa a Su pueblo, a Su
Iglesia, representa los golpes que tenemos que recibir para ser moldeados, para llegar a ser candeleros
de oro, brillando para Cristo Jesús. Todos los que quieran vivir santamente, recibirán persecución.
Tribulación dice el apóstol Pablo en 2 Timoteo 3:12. Es justamente la tribulación, los problemas, las
dificultades, los golpes de esta vida, los que nos van moldeando, los que van dando forma a Su Iglesia.
Eso se ha demostrado a través del sufrimiento de miles y miles de mártires. Durante el tiempo de la
iglesia primitiva, durante los años oscuros de la Edad Media, durante el periodo de la Reforma. Pero la
muerte de los mártires era semilla para el cristianismo. Donde caía un mártir, se levantaban 100 dice la
historia.
También en nuestros días, muchos obreros de Dios han tenido que sufrir persecución. Han tenido
que caer en las cárceles. Han sido golpeados. Han sido vilipendiados, por predicar la Palabra de Dios.
Han pasado por los fuegos de la aflicción, para que la escoria sea consumida. Y así el Señor está
purificando una Iglesia. Una Iglesia que no tenga mancha, ni arruga, ni cosa semejante, sino que sea
santa y sin mancha.
La mensajera del Señor en 4 Testimonies: 85, dice así, Él nos hace pasar de una tribulación a
otra, probándonos para sacar de nosotros la escoria y dejarnos oro puro de verdadero valor. Y luego
sigue la cita diciendo, si mediante esa prueba, ya sea en la prosperidad o en la adversidad, se descubren
faltas, falsedad, orgullo, en nuestros corazones, entonces Dios permite que seamos puestos en el horno
de la aflicción, para quitar nuestra escoria. Para que toda la impureza salga de nuestra vida. Por eso el
candelabro de oro, que representa tanto a Cristo como a Sus colaboradores en esta Tierra, estaba hecho
de oro puro golpeado a martillo. Que hermosa figura de Jesús y de Su pueblo.
Ahora, vean ustedes lo que se ponía dentro del candelabro. Lev. 24:2 y Exo. 27:20. Lev. 24:2
dice así, manda a los hijos de Israel que te traigan para el alumbrado del candelabro, aceite puro de
oliva machacada. Para hacer arder las lámparas continuamente. ¿Qué tenían que usar para hacer arder
las lámparas? Aceite puro de oliva machacada. Para tener las lámparas prendidas todo el tiempo. Exo.
27:20 dice así, y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el
alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas en el tabernáculo de reunión. Aceite de oliva
machacado.
Ahora vean. Hay 3 palabras que al leer estos dos pasajes, me resaltan a mi. Uno dice que traigan
aceite puro. Segundo, de oliva machacado. Y en tercer lugar, para que arda continuamente delante del
tabernáculo. Tres palabritas. Puro, machacado y continuo.
¿Qué representa el aceite puro? Veámoslo en Zac. 4:1 en adelante, el candelabro de oro y los
olivos. Volvió el ángel que hablaba conmigo y me despertó como un hombre que es despertado de su
sueño y me dijo, ¿qué ves? Y respondí, he mirado y he aquí un candelabro todo de oro. Aquí está el
candelabro de oro. Con un depósito encima y 7 lámparas encima del candelabro, y 7 tubos para las
lámparas que están encima de él. Y junto a él dos olivos. El uno a la derecha del depósito y el otro a su
izquierda. Proseguí y hablé diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo, ¿qué es esto señor mío? Un
candelabro todo de oro, que tenía un depósito para el aceite y tubitos que iban a las lámparas, y el
depósito estaba conectado a un árbol de olivo. Uno a un lado y el otro al otro lado. ¿Qué es esto señor?
Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo, ¿no sabes qué es esto? Y le dije no señor mío.
Entonces respondió y me habló diciendo, esta es la Palabra de Jehová a Zorobabel que dice, no con
ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu ha dicho Jehová de los ejércitos. ¿Qué representa hermanos
el aceite de oliva que viene de los dos olivos y llena el candelabro de oro? El Espíritu de Jehová de los
ejércitos. No con ejército ni con fuerza, sino con mi Espíritu. El aceite representa al Espíritu Santo. Y
el aceite es lo que hace brillar la lámpara. Es el combustible que hace dar luz.
Ahora, Cristo, escuchen bien, Cristo es el depósito de donde fluye el aceite. Él es el depósito. Y
ese aceite fluye a las 7 lámparas. Porque Él es el que envía el Espíritu Santo a Su Iglesia. Sin este
aceite puro del Espíritu Santo, sería imposible para que los seguidores de Cristo pudiesen dejar brillar
Su luz al mundo y llenarlo de luz.
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El aceite se usaba para servicios muy especiales. Para ungir a los sacerdotes. Para ungir a los
profetas y para ungir a los reyes. También es símbolo de gozo. El que tiene el Espíritu Santo tiene
gozo. ¿Se acuerdan de David lo que dijo? Ungiste mi cabeza con aceite, mi copa está rebozando. Es
símbolo de gozo. De alegría en Dios. El que tiene el Espíritu Santo tendrá gozo en su vida.
¿Y que más representa el aceite? Está relacionado en la Biblia con el sanamiento de la
enfermedad. ¿Hay algún enfermo entre vosotros? Únjalo con aceite en nombre del Señor y el enfermo
sanará. Y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Santiago 5:14. El Espíritu Santo es dado
para el gozo de Su Iglesia, para sanar sus enfermedades y para hacer brillar su luz.
Noten que el aceite es de oliva machacada. Así como el candelabro es hecho de oro golpeado, el
aceite es de oliva machacada. ¿Qué significa esto, hermanos? ¿Qué significa? ¿De quién? ¿A quién
representa el aceite? Ah mis hermanos, esto nos habla del sufrimiento del Espíritu Santo. No sólo el
Padre sufrió. No sólo el Hijo fue machacado. También el Espíritu Santo sufrió al entregar Dios Su
único Hijo para la salvación del mundo. Nuestra salvación fue hecha a gran costo. Le costó sufrimiento
a Dios Padre. Le costó sufrimiento a Cristo. Y también el Espíritu Santo fue machacado. Que
responsabilidad de aquellos que son luces para Dios. Cuanto más entendemos el plan de salvación, más
entendemos el dolor que le costó a Dios.
Hermanos, el Espíritu Santo gime. En el libro de Rom. 8:26 dice, de igual manera el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos. Pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Si el Espíritu Santo gime por nuestra salvación,
cómo no habrá sufrido ese Espíritu de Dios con el sacrificio de Cristo Jesús.
Olivas machacadas, representando el sufrimiento del Espíritu Santo. Las lámparas debían quemar
continuamente. ¿Recuerdan el pan en la mesa? Continuamente. Las lámparas, continuamente. El pan
representa el comer la Palabra de Dios. Esto representa el servicio para Dios. ¿Cuánto debe ser nuestro
servicio para el Señor? ¿Cuánto debemos dejar brillar nuestra luz? Continuamente. Nunca jamás se
puede apagar. Tenía que estar prendida continuamente. También el sacrificio a la entrada del altar era
el sacrificio continuo. Eso significa la misericordia continua de Dios. La Palabra de Dios en los panes
continuos sobre la mesa. Significa nuestra dependencia continua de la Palabra de Dios para alimento
espiritual. La luz que iluminaba continuamente representa nuestra dependencia continua del Espíritu
Santo para poder vivir una vida que sea de honra y gloria para Dios. Una dependencia continua del
Espíritu Santo para poder brillar para Cristo Jesús.
Bien, ¿quién era el que encendía las lámparas, hermanos? Había uno solo que podía encender las
lámparas. Vamos a leerlo. Num. 8:3 dice así, hablo Jehová a Moisés diciendo, habla a Aarón y dile,
cuando enciendas las 7 lámparas alumbrarán hacia adelante del candelero. Y Aarón lo hizo así.
Encendió hacia la parte anterior del candelero sus lámparas, como Jehová lo mandó a Moisés. Y era la
hechura del candelero de oro labrado a martillo desde su pie hasta sus flores, era labrado a martillo
conforme al modelo que Jehová le mostró a Moisés, así hizo el candelero. ¿Quién encendía las
lámparas? Aarón. Solamente el sumo sacerdote podía encender las lámparas. Eso representa que el
único que puede enviar el Espíritu Santo es Cristo. El Espíritu Santo a quien Yo enviaré, Él os guiará a
toda verdad. El Espíritu Santo es enviado por Cristo. Sólo el Señor Jesús puede darnos el Espíritu
Santo. Efe. 4:13 nos dice que debemos crecer hasta la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús.
Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. Esa es la obra del Espíritu Santo.
Ayudarnos a llegar a ser como Cristo Jesús. Pero para que podamos hacer eso tenemos que tener una
conexión completa con Cristo. Nunca se deben tapar los conductos. Si se tapa el conducto que envía el
aceite, entonces la lámpara deja de alumbrar. De igual manera, nosotros tenemos que estar todo el
tiempo en contacto con el Señor Jesús. Recibiendo continuamente de Su Espíritu.
¿Cuántas veces por día se colocaba aceite en las lámparas? ¿Cuántas veces? Exo. 30:7-8 dice así,
Aarón entrará y quemará incienso aromático cada mañana. Cuando aliste las lámparas lo quemará. Y
cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso. Rito perpetuo delante de
Jehová por vuestras generaciones. El incienso se quemaba mañana y noche. Y las lámparas se
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aderezaban, se limpiaban y apavilaban y se les echaba aceite por la mañana y por la noche. Eso
representa el culto diario en nuestro hogar. Matutino y vespertino. Todas las mañanas y todas las
noches. Recibir el poder del Espíritu Santo para nuestra vida. El incienso, recuerden que es la oración.
Representa la oración. Y el aceite representa el Espíritu Santo. Cada uno de nosotros hemos de ser
luces para Cristo Jesús.
También el candelabro es un símbolo del Espíritu Santo. Vamos a leerlo en Apocalipsis 1:4 dice
así, Juan a las 7 Iglesias que están en Asia, gracia y paz a vosotros del que es, que era y ha de venir, y
de los 7 espíritus que están delante de Su trono y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los
muertos, el cual nos lavó con Su sangre de nuestros pecados. Dice de los 7 espíritus que están delante
del trono. Comparen ahora eso con Apocalipsis 4:5, y del trono salían relámpagos y truenos y voces y
delante del trono ardían 7 lámparas de fuego las cuales son los 7 Espíritus de Dios.
¿Qué son las 7 lámparas que ardían delante del trono? Los 7 Espíritus de Dios. Y usted dice,
bueno pastor, usted dijo que era Cristo. Después dijo que era la Iglesia. Y ahora dice que es el Espíritu
Santo. ¿Cuál de los tres es? Pues hermanos, no los podemos separar, porque están íntimamente
relacionados. Los 7 Espíritus de Dios son enviados en toda la Tierra por el Cordero. Lean Apocalipsis
5:6, miré y vi en medio del trono y de los 4 seres vivientes y en medio de los ancianos que estaban en
pie, un Cordero como inmolado, que tenía 7 cuernos y 7 ojos, los cuales son los 7 Espíritus de Dios
enviados por toda la Tierra. Cristo es el Cordero. Pero Él envía los 7 Espíritus de Dios ¿a dónde
hermanos? A toda la Tierra. Vean que hermoso es el simbolismo. Jesús es el candelabro. Pero también
el candelabro son Su pueblo que está en la Tierra. Y Él envía el Espíritu Santo que es lo que hace
quemar las lámparas, lo que les da vida, lo que les da lumbre, lo que les da combustible para quemar,
es el Espíritu Santo, y es enviado a toda la Tierra, de parte ¿de quién? De parte de Cristo Jesús. Por eso
dice Él en Juan 16:7, pero yo os digo la verdad, os conviene que Yo me vaya, porque si no me fuere, el
Consolador no vendría a vosotros. Mas si me fuere, Yo os lo enviaré. ¿Quién envía el Espíritu Santo
hermanos? Cristo lo envía. Y allí mismo, en el capítulo 14:26 dice, mas el Consolador el Espíritu Santo
a quien el Padre enviará en Mi nombre. Ahora resulta que también el Padre lo envía. Primero es Cristo
quien lo envía. Y luego es el Padre quien lo envía. El Espíritu Santo a quien el Padre enviará en Mi
nombre, dice. Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que Yo os he dicho. Así como en el
santuario terrenal el candelabro representaba el servicio para Dios, permitiendo que las lámparas
quemasen continuamente, también en el santuario celestial el poder de Dios está representado por el
Espíritu Santo en las 7 lámparas que queman. Y ese Espíritu es enviado a todos los rincones de la
Tierra, para atraer a los hijos de Dios a la obediencia a Dios y a brillar y a trabajar por Él. El Espíritu
Santo sufre por la salvación de las almas con agonía indescriptible. Él gime con gemidos indecibles.
Va a los corazones de los hombres y llora, suplica, derrama lágrimas en sufrimiento, buscando la
salvación de las almas que se pierden. Y este hecho está representado, como ya mencionamos, en que
son aceite de olivas machacadas. Representa el sufrimiento del Espíritu Santo. Si nosotros descuidamos
la oración, si descuidamos el estudio de la Palabra de Dios y el servicio, estamos rechazando esa gran
salvación que Dios nos ha enviado. Así que tengamos cuidado de no contristar al Espíritu Santo, con el
cual somos sellados para el día de la redención. Todo esto es nuestra obra de santificación.
Preparándonos para la hora del juicio.
Ahora hermanos, la obra del Espíritu Santo en esta vida, es de tremenda importancia. Me decía
ahora el pastor antes de entrar, ¿notó usted pastor que de todos los mobiliarios y de todas las cosas del
santuario, el único del cual no se da medidas, es el candelabro de oro? Del altar se dan las medidas. De
la mesa se dan las medidas. Del altar de oro se dan las medidas. Del arca del pacto se dan las medidas.
De las columnas se dan las medidas. De todo se da la medida, menos del candelabro. ¿Por qué del
candelabro no se dan las medidas? Si, se da la medida de la altura. Cinco codos. ¿Por qué no se dan las
medidas del candelabro, hermanos? Porque representa la omnipresencia del Espíritu Santo. No puede
tener medidas. Y el Señor nos dice, yo derramaré mi Espíritu Santo sin medida. Por eso el candelabro
no tiene medidas, hermanos. Dios quiere dar Su Espíritu sin medida. Derramarlo potentemente sobre
Su pueblo para cumplir su servicio. Debemos estudiar más, como pueblo de Dios, la obra del Espíritu
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Santo. Es sumamente importante.


Bien, vamos a tener que ir al último mueble dentro del Lugar Santo. Y nos va a quedar para otro
día el Lugar Santísimo, ¿verdad? El arca del pacto. Vamos ahora al tercer instrumento para nuestra
santificación. El tercer instrumento o mobiliario es el altar de oro. Ese altar de oro está frente al velo
que separa el Lugar Santísimo. Esto es lo que nos acerca más a Dios. Aquí es donde llegamos más
cerquita de nuestro Dios. Ya nos estamos adentrando casi al Lugar Santísimo, donde está la presencia
de Dios. La mesa y el candelabro y ahora el altar del incienso.
Vamos a leer como estaba hecho este altar del incienso. Exo. 30:1, harás así mismo un altar para
quemar el incienso. De madera de acacia lo harás. Su longitud será de un codo y su anchura de un
codo, será cuadrado, y su altura de dos codos y sus cuernos serán parte del mismo. Lo cubrirás de oro
puro. Su cubierta, sus paredes en derredor y sus cuernos. Le harás en derredor una cornisa de oro. Le
harás también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas y a ambos lados, para meter
las varas con que será llevado. Harás las varas de madera de acacia y las cubrirás de oro. Lo pondrás
delante del velo que está junto al arca del testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el
testimonio, donde me encontraré contigo. Y Aarón quemará incienso aromático sobre él cada mañana
cuando aliste las lámparas y lo quemará. Cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará
el incienso, rito perpetuo delante de Jehová, por vuestras generaciones. No ofreceréis sobre él incienso
extraño, ni holocausto, ni ofrenda, ni tampoco derramaréis sobre él libación. Sobre sus cuernos hará
Aarón libación una vez al año, con la sangre del sacrificio por el pecado para expiación. Una vez al año
hará expiación y aspersión sobre él por vuestras generaciones. Será muy santo a Jehová.
El altar es de oro. Sin embargo está hecho de madera de acacia recubierta de oro. Tiene 4
cuernos. Es cuadrado y también tiene una cornisa de oro como una corona encima alrededor. Está
puesto directamente delante del Lugar Santísimo, frente al velo. Solamente fuego sagrado se podía
encender en ese altar, y solamente se quemaba incienso en él. Nunca se colocaba nada arriba de ese
altar. Solamente una vez al año, en el día del juicio, de la expiación, cuando se limpiaba el santuario, el
sumo sacerdote ensuciaba sus cuernos con sangre. Eso lo pueden leer ustedes en Lev. 16.
Ya nosotros vimos, que la madera recubierta con oro representa la humanidad de Cristo y su
divinidad. El oro representa a Dios. Job 22:25, el todo poderoso será tu defensa. El todopoderoso será
tu oro, dice literalmente en hebreo. El oro representa entonces a Dios, la divinidad de Cristo cubierta;
la madera su humanidad. Debiera ser al revés, alguno diría, porque la humanidad de Cristo cubrió Su
divinidad, pero recuerden que aquí estamos dentro del Lugar Santo. Ahora la divinidad de Cristo va
por encima de su humanidad. Cuando estuvo en esta Tierra, la humanidad de Cristo era lo que se veía.
Ahora que está en el Cielo, lo que predomina es Su divinidad. La parte divina. Así que la madera está
recubierta por oro fino.
Los 4 cuernos, como ya hemos visto, representan poder para poder vencer el pecado.
Representan fortaleza para vencer el pecado, representan poder en nuestro trabajo por el Señor, para
poder tener poder para salvar a las almas. Representan victoria a través de la oración, porque es el altar
de la oración, el altar del incienso. Y representa también el honor con el que son coronados todos
aquellos que se aferran del Señor en oración, para obtener la victoria sobre el pecado.
Nos dice la mensajera del Señor en el libro Hijos e Hijas de Dios, página 335, somos llamados a
comulgar con Cristo en el lugar más cercano a Su trono. En el altar del incienso. Súplicas, peticiones,
oraciones fervorosas entre el hombre y Dios, toman su parte para dirigir los asuntos en esta Tierra. La
oración puede mover todo el Cielo a nuestro favor. Por la oración se logra, lo que no se logra de
ninguna otra manera. Como la corona alrededor de ese altar del incienso, también había una
corona alrededor de la mesa. ¿Recuerdan ustedes? Y eso representa la victoria que tendrán aquellos que
se mantienen en oración y en contacto con el Señor. Ganan las victorias del Señor a través de la
oración y serán coronados con una corona de victoria.
En este altar de oro, se representa la intercesión perpetua de Cristo en nuestro favor. Aquí se
hacia una intercesión perpetua. Por eso el incienso siempre tenía que estarse quemando. Mañana y
tarde. ¿Se acuerdan en el altar? Era la justificación continua. El sacrificio continuo. Nunca se podía
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apagar el fuego. Aquí representa la intercesión continua del Señor Jesús. Nunca Él deja de interceder
por nosotros. Por la sangre y por el incienso se podía acercar uno a Dios. La sangre de la justificación o
expiación perpetua y el incienso de la intercesión perpetuo.
La mensajera del Señor nos dice, en el libro Patriarcas y Profetas, en la página 353, delante del
velo del Lugar Santísimo estaba el altar de la intercesión perpetua. Delante del Lugar Santo, el altar del
sacrificio perpetuo. Noten. Delante del Lugar Santísimo el altar de la intercesión perpetua. Delante del
Lugar Santo el altar del sacrificio continuo. Y entonces ella dice, por la sangre y por el incienso Dios
se acercaba a Su pueblo, y el pueblo se acercaba a Su Dios. Ambos símbolos señalaban a nuestro gran
Mediador a través de quien los pecadores pueden acercarse a Jehová Dios, y a través de quien podemos
alcanzar misericordia y salvación. Todo pecador arrepentido y toda alma creyente, puede aferrarse de
los méritos de la sangre y del incienso. La justificación y la intercesión de Cristo en el santuario
celestial.
Ahora, el incienso estaba hecho también de 4 ingredientes. Vean ustedes como se repite el
número 4. El incienso estaba hecho de 4 ingredientes. Se nos dice en Exo. 30:34-36, dijo además
Jehová a Moisés, toma especies aromáticas, estacte y uña aromática, gálbano aromático e incienso
puro, todo en igual peso, y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien
mezclado, puro y santo. Y molerás parte de él en polvo fino y lo pondrás delante del testimonio en el
tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima. Como este incienso que
harás no os haréis otro según su composición. Te será cosa sagrada para Jehová. Cualquiera que hiciere
otro como este para olerlo, será cortado de en medio de su pueblo.
El incienso era algo sagrado. Solo para ser usado en el templo. Y la fórmula del incienso era
única. Los 4 ingredientes que debían ser puestos, de la misma manera, en la misma cantidad, debían ser
molidos y podía usarse solamente para el santuario. El que se atrevía a hacer esta misma fórmula de
incienso y usarla para olerlo o para tener rico olor en el hogar, era cortado de en medio del pueblo de
Dios. Otra vez encontramos el número 4, en los 4 ingredientes. Así como en el pan se usaban 4
ingredientes, en el incienso también se usan 4 ingredientes. Son 4 especies aromáticas que representan
la justicia perfecta de Cristo. Y también el incienso tenía que ser molido muy fino. Sumamente fino.
Así también Cristo fue hecho perfecto a través del sufrimiento, para que pudiese llegar a ser un Sumo
Sacerdote que pudiese compadecerse de nuestras debilidades, y así hacer reconciliación con el pecado
del pueblo.
De igual manera, es el sufrimiento el que nos guía al altar. Cuanto más sufrimos más nos
acercamos a Dios a través de la oración. Para recibir así poder para poder vencer el pecado y para
poder ayudar a otros. Ese es el propósito del altar del incienso.
Ahora, el incienso se ponía por la mañana y por la noche. Representando el culto diario. Donde
nuestras oraciones deben subir al trono de gracia. Mañana y tarde. Esa oración, sabemos que representa
las oraciones, por el libro de Apocalipsis, capítulo 8 y versículo 3, vino otro ángel y se paró ante el
altar con un incensario de oro y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los
santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Vean, el Lugar Santísimo es el trono de Dios,
el altar está delante del trono, y el ángel añade mucho incienso a las oraciones de los santos. Ese es el
altar donde Cristo añade Su justicia a las oraciones de los santos. El Señor Jesús presenta nuestras
oraciones delante de Dios. En Apocalipsis 5:8 nos dice así, y cuando hubo tomado el libro, los 4 seres
vivientes y los 24 ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas, copas de oro llenas de
incienso, que son las oraciones de los santos. El incienso son las oraciones de los santos. El Señor Jesús
ofrece nuestras oraciones delante del Padre como incienso.
La mensajera del Señor dice en Patriarcas y Profetas, página 367, al presentar la ofrenda del
incienso, el sacerdote se acercaba más directamente a la presencia de Dios, que en ningún otro acto de
los servicios diarios. Como el velo interior del santuario no llegaba hasta el techo del edificio, la gloria
de Dios que se manifestaba sobre el propiciatorio, era parcialmente visible del Lugar Santo. Cuando el
sacerdote ofrecía incienso ante el Señor, miraba hacia el arca, y mientras ascendía la nube de incienso,
la gloria divina descendía sobre el propiciatorio y henchía el Lugar Santísimo. Y a menudo llenaba
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tanto las dos divisiones del santuario, que el sacerdote se veía obligado a retirarse hasta la puerta del
tabernáculo. Así como en ese servicio simbólico el sacerdote miraba por medio de la fe el propiciatorio
que no podía ver, así también ahora el pueblo de Dios ha de dirigir sus oraciones a Cristo, su gran
Sumo Sacerdote, que invisible para el ojo humano, está intercediendo en su favor en el santuario
celestial.
El incienso que ascendía con las oraciones de Israel, representaba los méritos y la intercesión de
Cristo. Su perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acreditada a Su pueblo y es lo único que puede
hacer el culto de los seres humanos aceptable ante Dios. Delante del velo del Lugar Santísimo estaba el
altar de la intercesión perpetua; y delante del Lugar Santo el altar de expiación continua. Había que
acercarse a Dios mediante la sangre y el incienso, pues estas cosas simbolizaban al gran Mediador, por
medio de quien los pecadores pueden acercarse a Jehová y por cuya intervención tan solo puede
otorgarse misericordia y salvación para el alma perdida y arrepentida. Mientras de mañana y tarde los
sacerdotes entraban en el Lugar Santo a la hora del incienso, el sacrificio diario estaba listo para ser
ofrecido en el altar de afuera, en el atrio. Esta era una hora de intenso interés para los adoradores que
se congregaban delante del tabernáculo. Antes de allegarse a la presencia de Dios por medio del
ministerio del sacerdote, debían hacer un ferviente examen de sus corazones y luego confesar sus
pecados. Se unían en oración silenciosa, con los rostros vueltos hacia el Lugar Santo. Así sus
peticiones ascendían con la nube del incienso, mientras la fe aceptaba los méritos del Salvador
prometido, al que simbolizaba el sacrificio expiatorio.
Y entonces la mensajera del Señor explica, las horas designadas para el sacrificio matutino y
vespertino se consideraban sagradas. Y llegaron a observarse como momentos dedicados al culto en
toda la nación judía. Cuando en tiempos posteriores los judíos fueron diseminados como cautivos en
distintos países, aún entonces a la hora indicada, cuando se quemaba el incienso por la mañana y por la
noche, el pueblo distribuido en todos los países, dirigía su rostro hacia Jerusalén y elevaban sus
oraciones al Dios de Israel. En esa costumbre, los cristianos tienen un ejemplo para su oración matutina
y vespertina. Si bien Dios condena la mera ejecución de ceremonias que carezcan de espíritu de culto,
no vamos a orar sólo por orar, sin embargo Él mira con satisfacción a los que le aman y se postran de
mañana y de tarde para pedir el perdón de los pecados cometidos y las bendiciones que necesitan. El
altar de intercesión es el culto diario, matutino y vespertino.
Bien, ha llegado el momento de terminar. Hay mucho más. La próxima semana, el próximo fin
de semana, Sábado y domingo, vamos a entrar a estudiar el Lugar Santísimo y luego qué era lo que
sucedía todos los días en el santuario, las ofrendas que se ofrecían. Esta es la parte más estática de toda
la presentación. Porque estamos hablando de muebles que estaban en el mismo lugar.
Si ustedes creen que han aprendido cosas nuevas hoy, si ustedes creen que valió la pena esto que
estudiamos, imagínense lo que será cuando veamos ya en ejecución el ministerio del santuario de
Cristo. Cuando veamos lo que hacía el sacerdote, lo que hacía el pecador, que se hacía con la sangre,
que tipos de ofrendas se ofrecían y el simbolismo de eso en el plan de la redención. También
estudiaremos la obra del sumo sacerdote en el Lugar Santísimo. Quiera el Señor bendecirnos para que
al estudiar estas cosas, lleguemos a apreciar más a Cristo; más la redención; más la obra del Espíritu
Santo. Y que mediante la fe, podamos cada día entrar en el Lugar Santo del santuario celestial,
mediante el estudio de la Palabra de Dios, mediante la oración, por la mañana y por la noche, y
mediante nuestro servicio para Dios, compartiendo nuestra fe y haciendo brillar nuestra luz. Los 3
elementos escogidos por Dios para nuestra santificación son: estudio de la Palabra de Dios, oración y
servicio en la salvación de las almas. ¿Cuántos en esta hora quieren decirle, Señor yo quiero que Tu me
santifiques por Tu gracia? Yo quiero usar estos elementos que Tu has puesto a mi disposición, para
llegar a ser santo como Tu eres santo. Por el estudio de la Palabra, con oración y luego compartiendo
esta fe con otros, quiero llegar a entrar por la fe en el santuario celestial, para estar preparado, para
también entrar al Lugar Santísimo con Cristo Jesús. Que Él pueda bendecirles ahora y siempre. Vamos
a ponernos de pie para orar.
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Tu camino oh Dios, está en el santuario. En el santuario encontramos el camino para llegar al


mismo trono de Dios. Y en esta tarde vamos a estudiar el trono de Dios, representado en ese santuario.
El santuario tenía tres divisiones básicas. Lo que se conoce como el atrio o la corte, es el patio exterior.
Allí se encontraban el altar del sacrificio y el lavacro, la fuente de agua. Luego venía la parte llamada
el Lugar Santo, donde se encontraba la mesa de los panes de la proposición, el candelabro todo de oro
y el altar del incienso. Finalmente, el Lugar Santísimo, donde había solamente un mueble, el arca del
pacto.
Cuando comparamos esto con el plan de salvación, nos damos cuenta que esas tres divisiones del
santuario, las tres partes de las cuales estaba compuesto, nos hablan de la obra de Cristo en tres fases
para nuestra salvación. La corte, el patio o el atrio del templo, donde estaban el altar y el lavacro,
representan la obra de Cristo en esta Tierra. Esta mañana leímos en Isa. 60:1, el Cielo es mi trono y la
Tierra el estrado de Mis pies. La parte exterior al tabernáculo propiamente dicho, representa la obra de
Cristo en esta Tierra. Lo que Él haría aquí para nuestra redención. El altar de bronce bruñido. El
bronce representa sacrificio. Al pie del cual se derramaba la sangre, representa la muerte del Señor
Jesús, para el perdón de nuestros pecados. Representa la justificación. El lavacro representa la limpieza
del pecado. Es la obra que Cristo hace en el alma, en el corazón creyente. No solamente nos perdona el
pecado, sino también nos limpia de toda maldad. Esto representa la muerte de Cristo, y el lavacro
representa Su resurrección. El bautismo está simbolizado también por el lavacro, ya que en el bautismo
somos sepultados con Cristo para muerte y resucitamos a una nueva vida en Cristo Jesús.
Luego viene la parte llamada el Lugar Santo, y ese es el próximo paso en la vida cristiana. Hay
muchos que se quedan al pie de la cruz toda su vida. Hay muchos que no progresan ni pasan más allá
del altar. Todo el tiempo necesitan estar confesando sus mismos pecados. Ni siquiera se lavan en la
fuente. Solo piden perdón por sus pecados, pero no creen en el poder de Cristo de transformarlos y
resucitarlos a una nueva vida. Pero después de esta obra, que está representada en la conversión, el
altar y el lavacro representan el arrepentimiento al pie de la cruz, la conversión y la transformación, el
nuevo nacimiento a través del agua. El que no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el
reino de los cielos. Pero después del nuevo nacimiento, después de la conversión, entonces viene la
santificación. La santificación representada en el Lugar Santo. Y tenemos allí los tres elementos que
Dios nos da para nuestra santificación.
Los panes de la proposición, que representan la Palabra de Dios. Santificados por la Palabra.
Luego el altar del incienso que representa la oración. La intercesión de Cristo en nuestro favor. Ese
altar, que tenía 4 cuernos, representando el poder sin límite de Cristo, para llenarnos con la fuerza de
vivir una vida santa para Él. Y ese poder se obtiene en el altar de la oración. Es justamente en el altar
del incienso donde recibimos el poder para vivir una vida santificada.
Y el tercer elemento de nuestra santificación es el candelabro, que representa el Espíritu Santo.
Son los tres elementos usados para nuestra santificación. La Palabra de Dios, la intercesión de Cristo y
la obra del Espíritu Santo. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Los tres trabajan para nuestra
redención. El Espíritu Santo nos da luz del entendimiento y nos ayuda a brillar por Cristo. Esto
representa también el servicio cristiano. Porque el Espíritu Santo es dado para testificar. Y recibiréis
poder cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo y seréis testigos. La testificación está representada
en el candelabro. Vosotros sois la luz del mundo. Tenemos que brillar en nuestro servicio para Cristo
Jesús. Y estos tres elementos nos llevan a la santificación. A través de esos tres canales, Dios va
santificando nuestra vida y haciéndola a la imagen de Su amado Hijo. La Palabra de Dios, la oración y
el servicio. Son los tres elementos tangibles, visibles en nuestra vida, que nos llevan a la santificación.
Y con eso entonces llegamos detrás del velo. En el Lugar Santísimo. Hoy en día le llamamos a la
tierra de Palestina, la tierra santa. Pero si Palestina era santa, era porque era la tierra en la cual estaba la
ciudad santa. La ciudad de David, la ciudad del Rey de reyes, la ciudad de Sión. Jerusalén se le llama
en la Biblia la ciudad santa. Sin Jerusalén Palestina no sería santa. Pero entrando un poco más adentro
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todavía, Israel es tierra santa porque en ella estaba Jerusalén, que es la ciudad santa de Dios. Pero en
Jerusalén, Jerusalén no sería ciudad santa, de no estar en ella el monte santo. El monte santo es lo que
hacía santa la ciudad de Jerusalén. El monte de Sión. El monte de Dios. Así se le llama en la Biblia. El
monte santo. Pero, ¿por qué era santo el monte santo? Porque sobre ese monte estaba construido el
templo de Dios, el santuario de Dios en esta Tierra. Así que Israel era santa porque estaba en ella
Jerusalén, la ciudad santa. Jerusalén era santa porque estaba en ella el monte santo. Y el monte era
santo porque en este monte estaba el templo de Dios, que es santo, su santuario.
¿Y por qué era santo el santuario? Porque tenía el Lugar Santísimo en él. ¿Y por qué era
santísimo el Lugar Santísimo? Porque el arca del testimonio estaba en el Lugar Santísimo. La parte
más sagrada de todo el servicio del santuario, se encuentra en el Lugar Santísimo. El arca del pacto y
del testimonio. ¿Y por qué era santa el arca del pacto? ¿Por qué era algo tan sagrado? Porque dentro
del arca del pacto se encontraba la santa ley de Dios. Imagínense. Todo es santo por la ley de Dios que
es santa. ¿Y por qué es santa la ley de Dios? Porque representa el carácter santo de Dios. Lo más
sagrado en el tabernáculo es la ley de Dios. Y esa ley estaba dentro de un arca, el arca del pacto. Y
Dios dio instrucciones de como debía construirse esa arca, en forma específica.
Vamos a leerlo en el libro de Exo. 25, allí están las instrucciones de como debía construirse el
arca del pacto. Versículo 10 en adelante, dice allí, harán también un arca de madera de acacia, cuya
longitud será de dos codos y medio, su anchura de codo y medio y su altura de codo y medio. Y la
cubrirás de oro puro por dentro y por fuera. Y harás sobre ella una corniza de oro alrededor. Fundirás
para ella cuatro anillos de oro que pondrás en sus cuatro esquinas. Dos anillos a un lado de ella y dos
anillos al otro lado. Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro. Y meterás las
varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. Las varas quedarán en los anillos
del arca y no se quitarán de ella. Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. Y harás un
propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio y su anchura de codo y medio.
Harás también dos querubines de oro labrados a martillo. Los harás en los dos extremos del
propiciatorio. Harás pues un querubín en un extremo y un querubín en el otro extremo. De una sola
pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por
encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio. Sus rostros volteados el uno frente al otro,
mirando hacia el propiciatorio los rostros de los querubines. Y pondrás el propiciatorio, o sea la tapa
del arca, encima del arca. Y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré. Y de allí, de en medio de
los querubines, hablaré contigo sobre el propiciatorio. De entre los dos querubines que están sobre el
arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.
Las instrucciones dadas para construir el arca eran muy específicas. El arca debía ser hecha de
madera de acacia. Y debía ser recubierta por fuera y por dentro de oro fino. La palabra arca quiere
decir un lugar de refugio. En la Biblia se mencionan solamente dos arcas. Una es el arca de Noé. Que
sirvió de refugio para Noé y su familia y los animales en medio del diluvio. Y la otra arca es el arca del
testimonio o el arca del pacto, que sirvió de refugio para recibir en su seno las dos tablas de piedra
escritas con el dedo de Dios. El arca es el lugar de seguridad. El lugar de seguridad para la ley de
Jehová. Esta ley fue puesta dentro del arca y cubierta con el propiciatorio, que es un símbolo del trono
de Dios, el rey del universo. El propiciatorio, la tapa del arca, representa el trono de Dios. Porque Él se
manifestaba en medio de los dos querubines de oro. Aquí está el propiciatorio, la tapa, y entonces el
artista ha cortado simulando aquí una abertura para poder ver las dos tablas de piedra que estaban
dentro del arca. En medio de los dos querubines de oro, hechos de una sola piedra de oro junto con el
propiciatorio, se manifestaba la presencia de Dios. Dice allí, yo hablaré a ti en medio de los dos
querubines de oro, encima del propiciatorio y te diré todo lo que debes decir al pueblo de Israel. Entre
los dos querubines había un claro de gloria indescriptible. Una luz potente, un brillo sobrenatural, que
no salía del oro ni de ninguna luz dentro del santuario, sino que era la gloria de la presencia divina
escondida en medio de la nube de gloria, estaba la presencia del Dios de Israel. Por así decirlo, sentado
sobre Su trono de gloria, con dos querubines, uno a cada lado.
El arca entonces, con su propiciatorio, representa el trono de Dios. Estos dos querubines, que
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estaban a ambos lados mirando hacia el propiciatorio, con sus alas cubriendo el propiciatorio y con sus
rostros mirando hacia el arca del pacto, mirando hacia el propiciatorio, representan los ángeles
cubridores que están en la misma presencia de Dios junto a Su trono en el Cielo. Solo que esos ángeles
en el Cielo no son de oro, sino que son reales. Son ángeles verdaderos. Y que miran hacia el trono de
Dios. ¿Sabían ustedes que uno de esos ángeles tuvo el privilegio de ser un ángel cubridor y protector
de la ley de Dios, estaba junto al trono del Rey del universo en el Cielo, fue el mismo Lucifer? La
Biblia dice que él era un querubín cubridor. Uno de los dos ángeles que tuvo el privilegio de estar en la
misma presencia de Dios en el Lugar Santísimo en el santuario celestial. Por eso dice la Escritura,
cómo caíste oh lucero hijo de la mañana; tu querubín protector, en medio de piedras de fuego te
paseabas. Perfecto eras en todos tus caminos hasta que se hayó en ti maldad.
Debajo del propiciatorio entonces estaba la ley. Eso representa que la ley de Dios es el
fundamento de Su gobierno. Dios está sentado, por así decirlo, sobre Su ley. Lo que le da estabilidad al
gobierno de Dios, porque el trono es símbolo del gobierno, el trono representa donde se sienta el rey
que tiene autoridad de gobernar, porque es el Rey del universo. Y si el propiciatorio representa el trono
de Dios, la ley entonces representa el fundamento del gobierno divino. La base misma que le da
estabilidad a todo el gobierno de Dios. Y esa ley es santa, es justa y es buena, así como Dios es santo,
justo y bueno. Su gobierno es un gobierno santo. Su justicia se ve por doquier. Su bondad se deja ver
en Su trono, porque Él es misericordioso. Un Dios amante, tardo para la ira y grande en misericordia.
Por eso, al propiciatorio se le llama el asiento de la misericordia. Literalmente la palabra hebrea que se
traduce al español como propiciatorio, viene de nuestra palabra propiciar, justamente se propicio a mí
pecador, es ten misericordia de mí. La palabra hebrea literalmente dice asiento de misericordia. En
inglés no se le llama propiciatorio a la tapa del arca, sino que se le llama igual que en hebreo, the
mercy seat, o sea el asiento de la misericordia divina.
Pero aquí, en el arca del pacto, se encuentran la justicia y la misericordia. Porque Dios es todo
amor, todo misericordia, pero Él también es todo justicia. La justicia es justicia eterna. Y la justicia
representa Su ley. Su ley es justa. En el Salmo 119:142 se nos dice, tu justicia es justicia eterna y tu ley
es la verdad. Todos tus mandamientos son justicia. En el Salmo 111:7 se nos dice, las obras de Sus
manos son verdad y juicio. Fieles son todos Sus mandamientos. Afirmados eternamente y para siempre
hechos en verdad y en rectitud. Los mandamientos de Dios son verdad, y la verdad es verdad eterna.
Su ley es tan eterna como Dios mismo. Los mandamientos están eternamente afirmados y para
siempre. Y el trono de Dios es eterno. Porque Dios es eterno. Su ley también es eterna. Afirmada para
siempre. Porque Su gobierno es un gobierno de justicia para siempre jamás. Esa ley representa el
mismo carácter de Dios.
Ahora, hablando un poquito más acerca del arca. El arca del pacto también nos representa a
Jesús. Él está representado por el propiciatorio. Él es el trono de Dios. En el libro de hebreos 1:8 nos
dice, mas del Hijo dice, tu trono oh Dios es por el siglo del siglo, cetro de equidad es el cetro de tu
reino. Has amado la justicia y aborrecido la maldad, por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo
de alegría más que tus compañeros. Tu trono oh Dios es eternamente y para siempre. ¿Pero de quién se
dice eso? ¿Qué dice allí? Del Hijo dice. Tu trono oh Dios es eternamente y para siempre.
Jesús es Dios eterno y Él está representado en ese trono también. Él dice en Apocalipsis 3:21, al
que venciere Yo le daré que se siente conmigo en Mi trono, así como Yo he vencido y me He sentado
con Mi Padre en Su trono. Así que Cristo está representado también aquí por el trono de Dios. Él es el
que está sentado en el trono de Su Padre.
Esa luz de la presencia divina era la presencia de Cristo en medio de Su pueblo. El Jehová, el
ángel del pacto que los guiaba de día en la nube y de noche en la columna de fuego, era el mismo
Señor Jesús. Léanlo ustedes en Éxodo 23:20. Dice allí, he aquí yo envío mi ángel delante de ti, para
que te guarde en el camino y te introduzca en el lugar que Yo he preparado. Guárdate delante de Él, si
oyes Su voz no le seas rebelde, porque Él no perdonará vuestra rebelión. Porque Mi nombre está en Él.
Porque mi ángel irá delante de ti. El ángel que guiaba al pueblo de Israel en la nube, cuando el
tabernáculo se asentaba, la nube se detenía en un lugar y esa era la indicación que el pueblo debía
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acampar en ese lugar. Y cuando la nube se detenía, era la orden de Dios a Moisés, que el tabernáculo
debía levantarse directamente en el lugar debajo de la nube. Una vez que se levantaba el tabernáculo,
entonces la gloria de Dios que estaba cubierta en la nube, entraba dentro del tabernáculo y se colocaba
en medio de los querubines de oro. Y desde allí hablaba Dios a Su pueblo. Cuando el arca era cubierta,
era porque la nube se había levantado. La señal que el pueblo de Israel debía levantar el campamento,
era cuando la nube se elevaba. Pero la nube se elevaba cuando la gloria que estaba dentro del
tabernáculo, salía y se escondía dentro de la nube. Normalmente lo que sucedía, era que la nube bajaba
encima del tabernáculo y lo cubría con Su sombra. Y entonces, en medio de la nube, la gloria de Dios,
que estaba dentro del tabernáculo en el Lugar Santísimo, salía y se introducía en la nube sin que los
ojos humanos lo vieran, porque era la gloria de Dios. Y entonces la nube se elevaba. Eso era la señal de
que ya el Sumo Sacerdote podía entrar dentro del Lugar Santísimo y colocar las barras de oro, de
madera de acacia cubiertas de oro, en los anillos que tenía al costado, para poder entonces cargar el
arca. Pero sin que ningún ojo mortal viese el arca, el único que la podía ver era el Sumo Sacerdote, él
entraba con la cobertura que se ponía encima del arca, y esta era cubierta para moverla de un lugar a
otro, para sacarla del santuario. Y manos santas, de hombres encargados de transportar los elementos
del santuario, entraban solo después que el arca estuviese cubierta. Y entonces, tomaban de esas barras
y las colocaban sobre sus hombros cargando así el arca. El arca era tan sagrada, que no podía ser vista
por los ojos humanos.
En Éxodo 25, se nos dice que esas barras de madera, debían ser usadas para transportar el arca.
En el versículo 12 dice así, fundirás cuatro anillos de oro y pondrás en sus cuatro esquinas dos anillos a
un lado de ella y dos anillos al otro, y harás unas varas de madera de acacia las cuales cubrirás de oro y
meterás las varas por los anillos al lado del arca, para llevar con ella el arca. Las varas quedarán en los
anillos del arca, no se quitarán de ella. Las varas tenían que quedar puestas todo el tiempo. No podían
quitarse. Y así era transportada el arca de un lugar a otro. Al moverla de un lugar a otro se cubría con
un velo. Eso está registrado en Núm. 4:5, dice allí, cuando haya de mudarse el campamento, vendrán
Aarón y sus hijos y desarmarán el velo de la tienda y cubrirán con él el arca del testimonio. Y pondrán
sobre ella la cubierta de pieles de tejones y extenderán encima un paño todo de azul, y le pondrán
varas. ¿Notaron eso?
El velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo era doblado de una manera muy
solemne. Muy santa. Algo así como hoy en día se dobla la bandera aquí en los EEUU. Se considera la
bandera un símbolo sacrosanto. No debe tocar el suelo. Si la bandera toca el suelo, tiene que ser
quemada. Esa es la orden para la bandera del Ejército de los Estados Unidos. Si los soldados dejan caer
o una punta de la bandera toca el suelo, esa bandera tiene que ser quemada. No puede ser más usada.
De igual manera, el velo que representaba a Cristo, Su carne, ese velo tenía que ser doblado en forma
muy cuidadosa y ese velo se colocaba encima del arca para cubrirla. Y luego, la capa exterior, noten
que la capa interna que iba dentro era de los mismos cuatro colores, o de los mismos tres colores con
lino, que se usaba en el velo de separación. Esa era la capa interna, la de más adentro. Pero la capa
externa con la cual se cubría el arca por fuera, que era de pieles de tejones, era de color café,
¿recuerdan? Esa también se doblaba en forma cuidadosa y cubría el arca por encima, para moverla de
un lugar a otro.
Vean ustedes que hermoso simbolismo también. El arca representa el trono de Dios. La ley
representa el carácter de Dios. Y ese carácter santo y puro de Dios era cubierto por el velo que
representa a Cristo. Y luego, se usaba la capa externa, que representa la humanidad de Cristo, para
cubrir la parte divina que estaba dentro. Para mover el arca, tenía que estar cubierta con el velo de los
tejones de color café, que representa la humanidad de Cristo. La divinidad cubierta por la humanidad.
Y así era transportada. Nadie podía verla.
Las varas nunca se sacaban. Eso representa los clavos que atravezaron a Cristo, en Su cuerpo.
Para hacer recordar el sacrificio de Cristo. Por esa ley, se dejaban esas varas que tenían que entrar por
los orificios. Y con eso era transportada de un lugar a otro. El arca era llevada en los hombros de los
Levitas, que habían sido señalados especialmente con la responsabilidad de ese trabajo. La penalidad,
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la paga de la desobediencia sobre este punto, causaba la muerte.


Lean ustedes por ejemplo en 1 Crónicas 13, cuenta la historia cuando David decidió mover el
arca y llevarla a Jerusalén. David intenta traer el arca. Y dice el versículo 5 en adelante, David reunió a
todo Israel desde Silor de Egipto hasta la entrada de Amat, para que trajesen el arca de Dios, de Quiriat
Jearim. Y subió David con todo Israel a Baalá de Quiriat Jeraim, que está en Judá, para pasar de allí el
arca de Jehová Dios, que mora entre los querubines, sobre la cual Su nombre es invocado. Y llevaron
el arca de Dios de la casa de Abinadab en un carro nuevo. Y Uza y Aio guiaban el carro. Y David y
todo el pueblo de Israel se regocijaban delante de Dios, con todas su fuerzas, con cánticos, arpas,
salterios, tamboriles, címbalos y trompetas. Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su
mano al arca para sostenerla, porque los bueyes tropezaban, y el furor de Jehová se encendió contra
Uza y lo hirió porque había extendido su mano al arca, y murió allí delante de Dios. Y David tuvo
pesar, porque Jehová había quebrantado a Uza, por lo que llamó a aquel lugar Perez-Uza hasta el día
de hoy. Y David temió a Dios aquel día, y dijo, ¿cómo he de traer a mi casa el arca de Dios?
Es algo muy tremendo cuando uno piensa, que el bien intencionado Uza trató de impedir que el
arca se cayese. Era algo sagrado el arca. Y cuando él vio que los bueyes tropezaban, que el camino era
escabroso, y que el arca se tambaleó, al ir los bueyes por el camino, y estuvo a punto de caerse, en ese
carro nuevo que habían construido para transportar el arca, él se adelantó en buena intención, tratando
de proteger el arca y estiró su mano para sostenerla, y en ese momento quedó fulminado por la gloria
de la presencia de Dios. Nosotros podemos pensar que ese es un castigo muy severo, para un hombre
que tenía una buena intención. Uza deseaba evitar que el arca se cayera. Pero la instrucción de Dios
era, no será vista ni tocada por nadie. Hombre alguno pondrá su mano pecadora sobre el arca de
Jehová. Ni siquiera los Levitas que eran consagrados a Dios, que tenían que lavarse y ponerse sus
vestiduras blancas para transportar el arca de Dios, podían tocarla. Lo que ellos podía tocar, era las
varas. Pero el arca no la podían tocar. Por eso, las varas se colocaban y quedaban en su lugar. Nadie
debía tocarla. Ni siquiera para ponerle las varas en su lugar.
Y uno dice, ¿Por qué tan severo? La mensajera del Señor nos dice, que esto nos enseña la
santidad de la ley de Dios que iba en el arca del pacto. Y que debemos tratar esa ley con tremenda
reverencia y solemnidad. Que nunca debemos tratar la ley de Dios con indiferencia, o dejar de lado
ninguno de sus preceptos. Es una ley santa y debe ser tratada con santidad y solemnidad.
Esas tablas de piedra estaban escritas con el mismo dedo de Dios. Y el arca del pacto, que
también se le llama el arca del testimonio, porque lo que estaba colocado dentro, eran las tablas del
testimonio. En Éxodo capítulo 32 y versículo 15, se nos dice, y volvió Moisés y descendió del monte
trayendo en su mano las dos tablas del testimonio, las tablas escritas por ambos lados, de uno y otro
lado estaban escritas. Las tablas eran obra de Dios y la escritura era escritura de Dios grabada sobre las
tablas. Y en el capítulo 30:6 se nos dice, y pondrás el arca delante del velo que está junto al arca del
testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el testimonio, donde me encontraré contigo. Al arca
se le llama el arca del testimonio, porque tenía las tablas del testimonio.
La palabra hebrea testimonio, es berit, y berit quiere decir testigo, evidencia, demostración o
prueba, pacto. Las tablas del pacto, las tablas de la demostración o de la evidencia. Así que los diez
mandamientos son un testimonio de la autoridad de Dios. Son la prueba, la evidencia del gran Creador
de que Él es el único Dios verdadero, que debe ser adorado. Estos testimonios, esta evidencia, sobre
todo se ve manifiesta en el cuarto mandamiento de la ley de Dios. Porque nos presenta a Dios como el
que tiene el derecho como Dios por ser el Creador. Ese cuarto mandamiento es el que el diablo más ha
atacado. El que el diablo quiere destruir. Él quiere borrarlo a ese testimonio de la faz de la tierra.
Tengamos cuidado de los ardides satánicos, no sea que Satanás salga triunfante en su obra nefasta.
Porque él quiere borrar aún el testimonio del Sábado de nuestra vida.
Esas tablas, están puestas dentro del arca. En el corazón mismo del santuario, estaba el Lugar
Santísimo. Y en el corazón del Lugar Santísimo el arca del testimonio. Y dentro del corazón del arca
del testimonio, la ley de Dios. En el Salmo 40:8 nos dice el Señor Jesús, el hacer tu voluntad Dios mío
me ha agradado y tu ley está en medio de mi corazón. ¡Qué lugar más seguro para colocar la ley de
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Dios! En el corazón de Cristo. El hacer tu voluntad Dios mío me ha agradado y tu ley está en medio de
mi corazón. Ese es el arca de seguridad. El arca del pacto y del testimonio es el corazón de Cristo. Dios
no podría haber escogido un lugar más seguro para guardar el testimonio, que el corazón mismo de
Cristo. Él sabía que Su ley estaría segura allí. Él sabía que Su ley en ese corazón, no sería puesta a un
lado. Que Su ley no sería traicionada. Que nunca sería olvidada ni transgredida. Nunca sería mal
representada. En el corazón de Cristo esa ley estaría segura. No hay otro lugar donde esa ley pueda
estar más segura que en el corazón de Cristo.
¿Y saben hermanos? Cuando uno acepta a Cristo, Cristo viene a morar en nuestro corazón. Pero
como Él trae en su corazón Su santa ley, yo no puedo aceptar a Cristo y rechazar Su ley. Porque
rechazar la ley de Cristo, es rechazar a Jesús. La ley está en el medio del corazón de Jesús. Así como
rechazar la ley era rechazar a Dios, porque Él se manifestaba encima de la ley, el que rechazaba la ley
de Dios, estaba rechazando a Dios. El que le daba la espalda a la ley, le estaba dando la espalda a Dios.
¿Se acuerdan en Ezequiel, la visión que vio Ezequiel en el capítulo 8 de los varones que dando la
espalda al arca del pacto adoraban al sol? Cuando uno da la espalda a la ley de Dios le está dando la
espalda a Dios. Y cae en la idolatría del falso día de descanso. El domingo es símbolo de la apostasía y
el haberle dado la espalda a la ley de Dios. Por eso en Israel todos miraban hacia la ley. Las oraciones
eran mirando hacia el Lugar Santo. Daniel oraba mirando hacia el lugar del santuario. Porque allá
estaba la ley santa de Dios. Y nosotros cuando oramos debemos orar poniendo nuestra vista en Cristo,
que está en el Lugar Santísimo de Dios, y en Su santa ley que está dentro del arca del pacto. Rechazar
la ley es rechazar a Cristo. Porque cuando Él viene en el corazón del ser humano, a vivir en nosotros,
Él trae consigo Su ley. Yo no le puedo decir, como dicen algunos así llamados cristianos, yo acepto a
Cristo pero no quiero saber nada con la ley. Yo acepto a Jesús pero no la ley. Eso es para los judíos.
Los cristianos solo aceptamos a Cristo.
¿Cómo puedes aceptar a Cristo si no aceptas Su ley? Si cuando Él viene a morar en el corazón,
Él trae Su ley en Su corazón, y lo implanta en nuestro corazón. Por eso Él dice, ¡cuánto amo yo tu ley!
Todo el día es ella mi meditación. El hacer tu voluntad Dios mío me ha agradado y tu ley está en
medio de mi corazón. La ley es lo más cercano al corazón de Dios. Y por eso todo verdadero cristiano
se deleitará en tener esa ley escrita en su propio corazón. Son las tablas del testimonio escritas con el
dedo de Dios.
¿Quién escribió la ley sobre tablas de piedra? ¿Con qué fueron escritas? ¿Y qué es el dedo de
Dios? ¿Quién fue que vio la ley sobre el monte Sinaí? ¿De quién fue la voz que se escuchó diciendo no
tendrás dioses ajenos delante de Mi? ¿De quién fue? El ángel del pacto. Así se le llama a Cristo,
porque Él fue el que dio el pacto. Si ustedes comparan algunos versículos, notarán que el que habló a
Moisés en la sarza ardiente es el mismo que habló al pueblo de Israel sobre el monte Sinaí. Esa sarza,
la sarza que ardía y no se quemaba, era una sarza de acacia. Y el arca estaba hecha de madera de
acacia. En Éxodo capítulo 3, dice el versículo 2, y se le apareció el Ángel de Jehová en una sarza de
fuego, en medio de la sarza, en la llama de fuego. Y él miró y vio que la sarza ardía en fuego y la sarza
no se consumía. Y dijo Moisés, iré yo ahora y veré esta grande visión por que causa la sarza no se
quema. Y viendo Jehová que él iba a verlo, llamó Dios desde el medio de la sarza y le dijo, Moisés,
Moisés. Y él respondió, heme aquí. Y le dijo, no te acerques, quita tu calzado de tus pies porque el
lugar en que tú estás es tierra santa. Y le dijo el Ángel de Jehová, que estaba en la sarza, Yo soy el
Dios de tu padre. Dios de Abrahám, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro,
porque tuvo miedo de mirar a Dios.
Moisés le preguntó a Dios. Cuando él le dijo que lo había llamado para redimir a Su pueblo. Si el
pueblo de Israel me pregunta: ¿Qué Dios te envió? ¿Qué les diré yo? Versículo 13, dijo Moisés a Dios,
he aquí que yo llego a los hijos de Israel y les digo, el Dios de vuestros padres me ha enviado a
vosotros. Si ellos me preguntaren cuál es Su nombre, ¿qué les responderé? Y respondió Dios a Moisés,
Yo Soy el que Soy. Y dijo, así dirás a los hijos de Israel, Yo Soy me envió a vosotros.
¿Quién era el que hablaba en la sarza? El Ángel de Jehová y le dijo, Yo Soy el que Soy. Diles Yo
Soy me envió a vosotros. Y le dijo además Dios a Moisés, versículo 15, así dirás a los hijos de Israel,
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Jehová el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me ha enviado a
vosotros. Este es Mi nombre para siempre. Este es Mi memorial por todos los siglos.
El que le habló dice aquí que era el Ángel de Jehová. Y le dijo, Yo Soy el que Soy. Y luego le
dijo mi nombre es Jehová. Pero resulta, que Dios Padre le dijo a Moisés en Exo. 23:20, he aquí Yo
envío Mi Ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te introduzca en el lugar donde Yo te
he preparado. Guárdate delante de Él, oye Su voz y no le seas rebelde, porque Él no perdonará vuestra
rebelión, porque Mi nombre está en Él.
¿Y cuál es el nombre de Dios? ¿Cuál es el nombre con el cual se le conocerá por todas las
generaciones? Yo Soy Jehová. Y ahora, dice que el Ángel también lleva el nombre de Dios. Jehová, el
mismo Dios. Busquemos ahora en el libro de Hechos en el capítulo 7. Dice así en el versículo 30,
pasados 40 años, el Ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama de fuego en una
sarza. Entonces Moisés mirando se maravilló de la visión, y acercándose para observar vino a él la voz
del Señor. ¿La voz de quién? Del Señor. Y le dijo, Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham,
el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, y Moisés temblando no se atrevía a mirar. Y le dijo el Señor, quita
el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás tierra santa es. He visto la aflicción de mi pueblo
que está en Egipto y he oído su gemido y he descendido para librarlo. Ahora pues, ven y te enviaré a
Egipto. Al oir esto Moisés, a quien habían rechazado diciendo ¿quién te ha puesto por gobernante y
juez? A este lo envió Dios como gobernante y libertador, ¿por mano de quién? Del Ángel que se le
apareció en la sarza. Y luego en el versículo 38 dice, este es aquel Moisés que estuvo en la
congregación en el desierto con el Ángel que le hablaba en el monte Sinaí. ¿Quién era el que hablaba
en el monte Sinaí hermanos? ¿Qué dice allí? El Ángel que hablaba en el monte Sinaí. El Ángel que le
habló en la zarza es el mismo Ángel que descendió sobre el monte Sinaí. Es el mismo Cristo.
Ahora yo pregunto, ¿quién escribió con su dedo las tablas de la ley sobre el monte Sinaí y se las
dio a Moisés? ¿Quién? ¿Quién bajó sobre el monte Sinaí y habló? Cristo. El Ángel del pacto. Por eso
en la Biblia se le llama el Ángel del pacto. La mensajera del Señor nos dice que sobre el monte Sinaí
descendió Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Los tres bajaron sobre el monte Sinaí. Ya
vimos a Dios Padre y a Dios Hijo. Si no están convencidos lean otra vez Exo. 23:20, porque Dios lo
llamó desde la nube y Moisés subió. Eso ustedes lo pueden leer en Exo. 23:20, y dice que Dios le dijo,
he aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te guarde en el camino. No le seas rebelde porque no
perdonará vuestra rebelión porque mi nombre está en Él. Versículo 23, porque mi Ángel irá delante de
ti. ¿Quién es el que está hablando? Obviamente el que está hablando no es el mismo Ángel, porque está
diciendo, yo envío a mi Ángel delante de ti. Así que el que está hablando sobre el monte Sinaí con
Moisés es el Padre. Porque Él dice yo envío a mi Ángel.
Pero les voy a hacer ahora un descubrimiento tremendo. ¿Están listos? Se van a sorprender.
¿Sabían ustedes que el que escribió la ley sobre las tablas de piedra no fue Dios el Padre, ni tampoco
fue Dios el Hijo? ¿Sabían ustedes que el que grabó las letras de piedra fue el Espíritu Santo? ¿Quieren
verlo? Con un así está escrito. Vamos a buscar en Éxodo 31:18, y dio a Moisés cuando terminó de
hablar con él en el monte Sinaí, dos tablas de piedra, las tablas del testimonio escritas ¿con qué? Con el
dedo de Dios. Ahí dice que fue el Espíritu Santo que lo escribió. Leanlo bien. ¿O no lo ven? ¿Qué
dice? Léanlo otra vez. ¿O están ciegos? Dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí,
dos tablas del testimonio, tablas de piedra, escritas ¿con que? Con el dedo de Dios. ¿No ven ustedes al
Espíritu Santo ahí? ¿Cuál es el Espíritu Santo? La Biblia es su propio intérprete.
Vamos a buscarlo en el Nuevo Testamento. Porque el Antiguo se explica en el Nuevo. Y quiero
que hagan algo. Vamos a buscar dos pasajes. Y esos dos pasajes vamos a abrirlos y vamos a irlos
comparando. Busquen un papel con que marcar uno de los dos, para tenerlos abiertos al mismo tiempo.
Busquen Mateo 12:22 en adelante y busquen Lucas 11:14 en adelante. Si apoyan su Biblia sobre sus
rodillas y entonces tenerla como la tengo yo, ¿ven? Abierta en los dos lugares. ¿Ya encontraron los dos
pasajes? Entonces ténganlo abierto así. Los dos pasajes al mismo tiempo, y vamos a comenzar a leer y
estén listos para el descubrimiento, porque la Biblia es un tesoro escondido, pero hay que cavar
profundo para sacar la verdad escondida. Vamos a ver al Espíritu Santo en el monte Sinaí. Mat. 12,
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comenzando con el versículo 22. Entonces fue traído a Él un endemoniado ciego y mudo. Y Él lo sanó,
de tal manera que el ciego veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita y decía, ¿será este el Hijo de
David? Mas los fariseos al oirlo decían: este no echa fuera los demonios sino por Belsebú, príncipe de
los demonios. Vayan ahora a Lucas. Comencemos con el versículo 14. Estaba Jesús echando fuera un
demonio que era mudo. Y aconteció que salido el demonio el mudo habló y la gente se maravilló. Pero
algunos de ellos decían, por Belsebú príncipe de los demonios echa fuera a los demonios. Otros para
tentarle le pedían señal del cielo. Mas Él conociendo los pensamientos de ellos les dijo, todo reino
dividido contra sí mismo es asolado. Y una casa dividida contra sí misma cae. Si también Satanás está
dividido contra sí mismo, ¿cómo permanecerá su reino, ya que decís que por Belsebú echo fuera los
demonios? Vuelvan a Mateo ahora. Versículo 25. Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos les dijo,
todo reino dividido contra sí mismo es asolado. Y toda casa o ciudad dividida contra sí misma no
permanecerá. Y si Satanás echa fuera Satanás, contra sí mismo está dividido. ¿Cómo pues permanecerá
su reino? Y si Yo echo fuera los demonios por Belsebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto,
ellos serán vuestros jueces. Vayan ahora a Lucas, versículo 19. Pues si Yo echo fuera los demonios por
Belsebú, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por tanto ellos serán vuestros jueces. ¿Estamos leyendo
lo mismo? ¿Si o no? Exactamente la misma historia en Mateo y en Lucas. Ahora viene el versículo
clave. El versículo 20. Hemos llegado exactamente a la misma palabra en las dos historias. En Mateo
termina en jueces, y en Lucas termina en la palabra jueces. Ahora la próxima frase es la que me
interesa. Versículo 20. Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de
Dios ha llegado a vosotros. Ahora lean lo que dice Mateo. Versículo 28. Pero si Yo por el Espíritu de
Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
¿Qué cosa es el dedo de Dios hermanos? ¿Lo vieron? Tremendo, ¿verdad? Lucas lo registró
diciendo, mas si Yo por el dedo de Dios echo fuera a los demonios, el reino de los cielos ha llegado a
vosotros. Y Mateo lo registró, mas si Yo por el Espíritu de Dios echo fuera a los demonios, el reino de
los cielos ha llegado a vosotros. Quiere decir que el dedo de Dios y el Espíritu de Dios son sinónimos.
Es la misma cosa. Ahora si usted va a Éxodo 31 lo ve clarito, ¿o no? Ahora si lo ve. Y dio a Moisés
cuando terminó de hablar con él, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de
Dios. ¿Y qué es el dedo de Dios? ¡Que tremendo hermano! El Espíritu Santo es el que grabó las tablas
de la ley. El Padre descendió en Su gloria en medio del fuego. El Hijo habló la ley. Y el Espíritu Santo
la escribió.
Pero hermano, ahí no termina todo. ¿Saben que la obra del Espíritu Santo sigue siendo la misma
hoy en día? En el pacto antiguo, la ley se escribió en tablas de piedra. Pero en el nuevo pacto, la ley se
escribe en tablas de carne en el corazón. Y se guarda en el lugar del templo de Dios, que somos
nosotros, nuestro cuerpo. En el lugar santísimo, que es la mente. Vamos a leerlo. 2 Cor. 3:3, siendo
manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del
Dios vivo. ¿Quién es el que escribe? El Espíritu del Dios vivo. No en tablas de piedra, sino en tablas de
carne, del
corazón. Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios, no que seamos competentes para por
nosotros mismos hacer algo o pensar algo, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual a sí
mismo nos hizo ministros competentes del nuevo pacto. No de la letra sino del Espíritu. Porque la letra
mata mas el Espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabados con letras en piedra fue con gloria,
tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés, a causa de la gloria de su
rostro, el cual había de perecer, como no será mas bien con gloria el ministerio del Espíritu? ¿Cuál es
la obra del Espíritu Santo hermanos? Grabar la ley, escribirla en las tablas de carne del corazón. Ese es
el nuevo pacto hermanos. Heb. 10:15-16, y nos atestigua lo mismo. ¿Qué quiere decir pacto?
Testimonio. Lo que da un testimonio. Eso es atestiguar. Nos atestigua lo mismo. ¿Quién? ¿Quién
hermanos? El Espíritu Santo, porque dice, este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días
dice el Señor, pondré mis leyes en sus corazones, en sus mentes las escribiré. ¿Cuál es la obra del
Espíritu Santo hermanos? Grabar en tablas de carne, en el corazón, en nuestra mente, la santa ley de
Dios. En este santuario es guardada la ley. Nuestro cuerpo. ¿No sabíais que érais templo de Dios y que
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el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, el cual es su cuerpo, Dios
lo destruirá a él. Porque el templo de Dios, el cual sóis vosotros, santo es. ¿Y por qué es santo el
templo de Dios? Porque está la ley de Dios dentro de él otra vez. Así como el santuario era santo,
porque tenía la ley de Dios, el templo que somos nosotros es santo, porque el Espíritu Santo escribe la
ley en nuestro corazón hermanos. ¿No son estas verdades maravillosas? ¿No es preciosos conocer el
lugar de la ley en el plan de salvación? En el nuevo pacto. Y que no me vengan ahora los cristianos
profesos, que odian la ley, a decir, ah la ley es del viejo pacto. La ley es del pacto que fue abolido.
Hermanos, el nuevo pacto es más glorioso que el viejo pacto. Y durará para siempre. Y en ese pacto
dice aquí la Palabra de Dios, y no en el Antiguo Testamento, sino en el Nuevo Testamento, este es el
pacto que haré con ellos dice el Espíritu Santo, grabaré la ley en su corazón y sobre su mente la
escribiré. La misma ley de Dios se graba por el Espíritu Santo en nuestra vida.
Por eso el sellamiento tiene que ver con sellar la ley. En este tiempo del juicio. Porque hermanos,
el atrio, la corte del templo representaba la obra de Cristo en esta tierra. El Lugar Santo representa la
obra de Cristo en el santuario celestial, desde Su ascensión ¿hasta cuando? Díganlo por favor. Hasta
1844 según la profecía de Daniel 8:14. Y desde 1844 en adelante, la obra de Cristo es en el Lugar
Santísimo, como Sumo Sacerdote. Así como el Sumo Sacerdote entraba en el Lugar Santísimo una vez
al año en la última parte del año. Y vamos a estudiar más adelante, las fiestas que tienen que ver con el
santuario. Había siete fiestas. Las primeras cuatro tenían que ver con la primera venida de Cristo a esta
tierra, su muerte, su resurrección y su ascensión al cielo. Las tres últimas fiestas tenían que ver con su
segunda venida. El Día de la Expiación, el Juicio y la venida de Cristo en gloria.
Y hermanos, la atención del pueblo de Dios en este día del juicio, el día antitípico del juicio,
debe ser dirigida a la ley de Dios. Así como todos los hijos de Israel esperaban al Sumo Sacerdote
cuando hacía su obra en el Lugar Santísimo, y por la fe, aunque no lo podían ver, lo seguían mientras
entraba en el Lugar Santísimo, donde estaba la santa ley de Dios. Así el pueblo del juicio, el pueblo
que habría de vivir durante el gran día antitípico del juicio, por la fe debe ver a Cristo entrando y
ministrando en el Lugar Santísimo del santuario celestial, donde está la santa ley de Dios.
Por eso el pueblo del juicio es llamado a predicar y a proclamar y a vivir la ley de Dios. Y por
eso en la obra del sellamiento que tiene que ver con el día del juicio, lo que se sella en el corazón de
los discípulos es la ley de Dios. Isaías 8:16, ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos. ¿Qué es
lo que se sella? La ley. La ley de Dios tiene que ser sellada. ¿Y quién la sella? ¿Quién la escribe?
Vamos a leerlo en el libro de Efe. 1:13, en él estáis también vosotros habiendo oído la palabra de
verdad, el evangelio de vuestra salvación y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa.
¿Quién es el que hace la obra del sellamiento escribiendo y sellando la ley en el corazón de sus
discípulos? El Espíritu Santo. Efe. 4:30, no contristéis al Espíritu Santo de Dios con el cual fuisteis
¿qué? Sellados, para el día de la redención. Hermanos, el sellamiento tiene que ver con la obra del
Espíritu Santo escribiendo Su santa ley en nuestros corazones. Por eso el pueblo del juicio, el pueblo
que ha entrado por la fe en el Lugar Santísimo, recibe la obra del Espíritu Santo en su vida de grabar la
ley en su corazón.
¿Y saben cómo son sellados el pueblo de Dios? ¿Qué es lo que los identifica? ¿Cuál es el sello de
Dios? ¿Cuál es hermanos? La obediencia plena a todos los mandatos d Dios. Hay un texto que a mi me
gusta mucho. Está en 2 Tim. 2:19 y miren lo que dice, pero el fundamento de Dios está firme teniendo
este sello, conoce el Señor a los que son suyos y apártese de iniquidad todo el que invoca el nombre de
Cristo. ¿Cuál es el sello hermanos? Apártese de iniquidad todo el que invoca el nombre de Cristo. El
apartarse de iniquidad, el cumplir la santa ley de Dios, porque el pecado y la iniquidad es ¿qué cosa?
Transgresión de la ley. Pero el que tiene el Espíritu Santo en su vida, el que es sellado con el sello para
la redención del Espíritu Santo, se aparta de iniquidad. El Espíritu Santo sella la ley en nuestra vida y
nos lleva a la santidad. Y el Sábado es el medio de santificación que Dios usa. Eze. 20:12, y les di
también mis Sábados para que fuesen por señal entre Mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová
que los santifico. Apártese de iniquidad todo el que tenga el sello de Dios.
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Que hermoso, ¿verdad? La obra del Espíritu Santo en el santuario, en este gran día del juicio.
Escribir la ley de Dios en nuestros corazones. La mensajera del Señor dice, que el sello de Dios
representa un asentamiento y una afirmación en la verdad de Dios. De tal modo que no seremos
removidos. Un convencimiento pleno de la vigencia de la ley de Dios y de la posibilidad y el deber de
guardar esa ley por el poder del Espíritu Santo para vivir una vida santa.
Ay de aquellos que niegan el poder del Espíritu Santo en su vida para sellarlo. Ay de aquellos
que dicen que la ley de Dios no se puede guardar. Ay de aquellos que dicen que es imposible para el
hombre guardar la ley de Dios. Nunca recibirán el sello de Dios en sus vidas. Porque la obra del
Espíritu Santo es señalarnos el pecado, y ¿cómo se conoce el pecado? Yo no conocería el pecado si no
fuese por la ley. El Espíritu Santo me señala el pecado y me muestra la justicia posible a través del
poder de Cristo para vivir una vida santificada. Él sella la ley entre sus discípulos. Todo el que quiera
recibir el sello de Dios entienda cual es el fundamento de Dios está firme y nadie lo mueve. ¿Y cuál es
ese fundamento? El Señor conoce a los que le son suyos. Apártese de iniquidad todo el que invoca el
nombre de Cristo. Su ley es santa, Su ley es justa, Su ley es buena, Su ley es perfecta, que transforma
el alma. El testimonio de Dios es simple, que hace sabio al sencillo. La Palabra de Dios y Su santa ley
han de morar en el corazón del redimido, mediante Cristo. Porque como dijimos, Cristo viene a morar
en el corazón, y cuando Él entra en mi vida, ¿qué trae Jesús en Su corazón? El hacer tu voluntad Dios
mío me ha agradado, y Tu ley está en medio de Mi corazón. Ese texto, de Salmo 40, noten ustedes el
contexto de ese Salmo. Salmo 40:8 dice, el hacer Tu voluntad Dios mío me ha agradado y Tu ley está
en medio de Mi corazón. ¿Pero quién es el que está hablando aquí? ¿El salmista David? Lean el
contexto. Versículo 6, fue nuestra lectura bíblica, solo que el hermano la leyó en el libro de Hebreos en
el Nuevo Testamento, pero Hebreos estaba citando Salmo 40. Miren lo que dice, versículo 6 y 7,
sacrificio y ofrenda no te agrada, has abierto mis oídos. Holocausto y expiación no has demandado.
Entonces dije, he aquí vengo. En el rollo del libro está escrito de mí, el hacer Tu voluntad Dios mío me
ha agradado y Tu ley está en medio de Mi corazón.
¿De quién está hablando hermanos? De Cristo. Véanlo ahora en el Nuevo Testamento aplicado al
Señor Jesús. Heb. 10:5, por lo cual dice, entrando en el mundo, sacrificio y ofrenda no quisiste, me
preparaste un cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije, he aquí
vengo oh Dios para hacer Tu voluntad. Como en el rollo del libro está escrito de Mi. Está hablando de
Jesús. Tu ley está en medio de Mi corazón.
Si tu has aceptado a Cristo, has aceptado Su ley. Y has aceptado la obra del Espíritu Santo,
porque Cristo mora en el corazón regenerado a través de su Espíritu. Y el Espíritu escribe y sella la ley
entre sus discípulos. Que Él pueda sellar tu vida también hoy, mediante el Espíritu Santo, para llevarte
a una plena obediencia, por amor de Cristo, a respetar Su ley. A santificar Su ley en sus corazones. A
solemnizar esa ley, para que quede sellada para siempre en nosotros. Para redención y para vida eterna.
Que Dios te bendiga.
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Hemos estudiado el atrio, la corte del santuario. Hemos estudiado el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo. ¿Alguno de ustedes sabe dónde se encuentra hoy en día el arca del testimonio? Bueno, en el
libro de Apocalipsis en el capítulo 11:19 se nos dice, y el templo de Dios fue abierto en el cielo y el
arca de Su pacto se veía en el templo. También en el cielo y cuando estudiemos el santuario celestial,
hay un arca del pacto en el Lugar Santísimo donde se encuentra la ley de Dios. El arca del testimonio
se veía en el templo en el cielo.
Yo no me refiero a la que está allá en el cielo, el gran original, del cual el arca aquí en la tierra
era una copia. Yo me refiero a aquella arca del pacto, construida en el desierto, de oro puro el
propiciatorio y los ángeles, los querubines, de madera de acacia recubierta con oro por dentro y por
fuera. Recuerden que la madera simboliza la humanidad de Cristo. Y el oro representa su divinidad. En
lo que está en el Lugar Santísimo el oro recubre la madera, mostrando así que en el Lugar Santísimo
Cristo funciona como Dios, y al mismo tiempo como representante del ser humano.
Sin embargo, en la corte, eran de bronce y no de oro. El oro es dentro del Lugar Santo y del
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Lugar Santísimo que representan el santuario celestial. La corte o el atrio representa la tierra, y la obra
de Cristo hecha aquí en esta tierra. Y ahí eran de bronce, representando el sufrimiento. El bronce nos
habla del sufrimiento de Cristo. Tanto el altar como el lavacro eran de bronce.
Pero esa arca de oro tan valiosa, de oro puro finísimo, la caja recubierta de oro por fuera y por
dentro, y la tapa de oro puro, macizo, y los querubines de oro puro, macizo, hecho todo de una sola
pieza. ¿Dónde está hoy en día? No, no, yo me refiero a aquella arca. ¿Qué se hizo? ¿Se destruyó? ¿Se
quemó? ¿Dónde está?
Hay un libro, que aunque no es inspirado por Dios, es un libro histórico que nos cuenta la
historia del pueblo de Israel, y fue escrito entre el periodo del regreso del cautiverio, después de
Malaquías y la venida de Cristo. Durante esos 400 años cuando no hubo profeta en Israel. Ese libro
cuenta la historia del pueblo de Israel. Y se llama el libro de los Macabeos. I y II de Macabeos. Aunque
no está inspirado, tiene datos históricos y menciona un dato interesante con respecto al arca. Ustedes lo
pueden leer en un Biblia católica. Allí se encuentran los libros de Macabeos. Nosotros no los
consideramos parte del Cánon. Pero, la historia dice así en II de Macabeos 2:1-8, allí se nos cuenta que
cuando Nabucodonosor estaba por invadir la ciudad de Jerusalén, y las tropas de Nabucodonosor se
acercaban, ustedes pueden leer en Daniel 1, se nos dice que Nabucodonosor entró en el templo, y dice
el versículo 2, y el Señor entregó en manos de Nabucodonosor a Joacim rey de Judá y parte de los
utensilios de la casa de Dios. Noten que dice parte de los utensilios del templo. No todos. Y
Nabucodonosor los trajo a tierra de Sinar y los colocó en la casa del tesoro de su Dios. Esos fueron los
mismos utensilios de oro, los vasos de oro que se usaban para las libaciones y los utensilios que se
utilizaban en el tabernáculo, que el rey Belsasar, nieto de Nabucodonosor, sacó aquella noche fatídica,
los vasos de oro del templo, donde se ofrecían las libaciones, el vino sin fermentar para las ofrendas,
que vamos a estudiar en un momento, y él los llenó de vino fermentado y bebieron vino en los vasos de
oro tomados del templo, y fue cuando apareció la mano en la pared y escribió, pesado fuiste en
balanza. Esa noche murió el rey Belsasar porque se rebeló contra Dios y se burló del santuario y del
tabernáculo de Dios y profanó esos utensilios sagrados bebiendo vino en ellos.
Parte de los utensilios, dice la Biblia, fueron llevados a Babilonia. Pero hay uno que Dios no
permitió que fuese tocado por manos inícuas. Hay uno que Dios, por la santidad que ese mueble
representaba y porque en él estaba la santa ley de Dios, grabada por el Espíritu Santo, que descendió en
el monte Sinaí, Dios no permitió que eso fuese llevado al templo del dios pagano ni que fuese
profanado.
En 2 Macabeos 2:1-8 se nos dice, que antes que las tropas de Nabucodonosor se acercasen a la
ciudad, un ángel se le apareció a Jeremías. Ya el Señor le había rebelado a Jeremías, y él lo había
profetizado, y está en su libro, que el templo iba a ser tomado y destruido, porque el pueblo creía que
porque el templo estaba en la ciudad de Jerusalén, la ciudad de Jerusalén iba a ser protegida. Y como
estaba el templo, y el arca del pacto dentro del templo, entonces nada les podía pasar a ellos. Lo
pueden leer ustedes en libro de Jeremías, donde dice que el pueblo decía, templo de Jehová, templo de
Jehová, nada nos pasará porque está el templo de Jehová en nosotros. Y Dios les dijo, cuando ustedes
se apartan de la ley de Jehová para no cumplirla, no importa que esté el templo de Jehová. Nadie será
preservado de la destrucción, cuando no se santifica la ley en los corazones. Cuando no se cumple la
ley.
Entonces, como Dios le había mostrado a Jeremías que el templo iba a ser destruido, y él lo había
profetizado, un ángel del Señor se le apareció a Jeremías y le dio instrucciones que debía buscar
personas santificadas de entre los que todavía quedaban fieles a Jehová. De los levitas que no se habían
contaminado. Y Jeremías escogió esas personas santas y les rebeló lo que el ángel le había mostrado.
El ángel le había dicho, que debía tomar el arca del pacto y en forma secreta, sin decir nada a nadie,
debía ser retirada del templo, y debía ser protegida y guardada. Los levitas se prepararon, para no
morir al tocar el arca, y entonces entraron y la cubrieron, como era el trabajo de ellos, sólo que ya
hacía siglos que nadie veía el arca, mas que el Sumo Sacerdote cuando entraba una vez al año. Antes,
el pueblo veía el vulto cubierto cuando era trasladada de un lugar para otro. Aunque no veían el arca,
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veían el vulto cubierto. Y lo llevaban a veces en el campamento, para protección. El arca


iba adelante encabezando la procesión cuando el pueblo marchaba. Se abría la procesión con el arca del
pacto. Y encima del arca iba la nube. Y cuando el tabernáculo se establecía, la nube se paraba allí.
Armaban el tabernáculo, y entonces la gloria que estaba dentro de la nube se metía dentro del
tabernáculo. Pero siempre iba arriba del arca del pacto, la nube de la presencia de Dios.
Pues cuando se construyó el templo de Salomón, ya nunca más se volvió a sacar el arca. Una vez
que se metió allí, estuvo por siglos metida allí adentro. Pero esta vez iba a salir. Y esa gente escogida,
santa, por Jeremías, con solemnidad entraron, después que el mismo Jeremías cubrió el arca, porque el
Sumo Sacerdote no pudo hacerlo, porque estaba en la apostasía. Y entonces el profeta del Señor cubrió
el arca y los levitas que eran fieles entraron y con solemnidad, una noche, sin que nadie los viese,
cuando las tropas de Nabucodonosor venían en camino hacia Jerusalén, el ángel le reveló, este es el
momento de hacerlo. Sacaron el arca, la llevaron fuera de la ciudad. Fueron a un lugar desierto y
deshabitado. Y en una cueva de una montaña, en un monte, entraron y colocaron con solemnidad esa
arca del pacto. Y luego, por instrucciones de Dios mismo, levantaron una pared de piedra frente al
arca, dejando el hueco de la cueva adentro y entonces taparon la cueva hasta el techo, hasta arriba, con
piedra. Y encima de la piedra le pusieron tierra, para dar la impresión que la cueva llegaba hasta allí.
Que allí acababa, que no había nada más detrás. Para que si alguno alguna vez descubría la cueva y
entraba, pues llegase a la pared y pensase que hasta ahí llegaba. Y no se le ocurriese profanar el arca
del pacto. Y luego, la entrada de la cueva fue cubierta. Y volvieron a edificar una pared de piedra y la
cubrieron con tierra, para que diese la impresión que era simplemente montaña y que no había nada,
ninguna cueva en ese lugar. Y el arca quedó entonces cubierta y escondida detrás de dos paredes de
piedra.
El libro de Macabeos no es inspirado, pero cuenta la historia. Pero para nosotros, Elena de White
sí es inspirada. Y ella confirma la historia del libro de Macabeos. Ella dice, que manos santas, si en el
libro Profetas y Reyes, manos santas dirigidas por el profeta Jeremías, escondieron el arca del pacto y
ella agrega algo más, y allí está escondida hasta el día de hoy. Ahora hermanos, no sabemos lo que
Dios pueda tener dispuesto para el futuro. Pero quien sabe si en los momentos finales de la historia de
este mundo, cuando el Sábado llegue a ser el punto prominente de controversia, y cuando la secta
aborrecida sea perseguida por guardar el Sábado, quien sabe si Dios no permitirá que el arca del pacto
salga a la luz, y la ley de Dios escrita por el mismo dedo de Dios, sea conocida ahora por el mundo
impenitente. No sabemos
La mensajera del Señor dice, en el tiempo del fin, la ley de Dios será dada prominencia otra vez
y que las tablas de piedra serán sacadas. Les voy a leer la cita. Dice así la cita, Review and Herald 26
de Marzo de 1908, las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios fueron escondidas por Dios y allí
están escondidas. Saldrán a la luz en el gran día del juicio tal cual como fueron escritas por Dios.
Algunos interpretan, por eso les digo que no sabemos, depende como usted interprete esa cita. Porque
el gran día del juicio de Dios puede ser el día antitípico del juicio desde 1844 en adelante. Estamos
viviendo en el día del juicio de Dios. Y durante este periodo puede ser que salgan a la luz, según dice
allí. O puede referirse al día final de juicio, donde Dios va a declarar la sentencia, donde todos
comparecerán delante de Él y Dios va a ejecutar la sentencia, y que allí entonces Dios muestre las
tablas de piedra. Algunos interpretan que va a ser hasta entonces. Otros creen que va a ser ahora, en
nuestra época.
Imagínense lo que sería hermanos, que se descubriese en una de las montañas de Judea, en una
cueva, claro por siglos ha estado allí, en el corazón de la tierra. ¿Cómo? Si. Imagínense que en 1947
hermanos, descubrieron unas cuevas allá en Palestina, en Judea, y hermanos, del corazón de la tierra
salieron los rollos de las santas Escrituras que habían estado escondidos allí, por más de 2.200 años!
Desde el 200 antes de Cristo, estaban escondidos esos rollos, y los descubrieron ahora, en 1947. Un
muchachito beduino, que cuidaba las cabras, estaba allí, y un día una de las cabras se le subió a un
monte por allá arriba. Y el muchachito salió corriendo a buscar la cabra. Y resulta que por allá vio
como una cueva. Y entonces, desde un monte al otro, comenzó a practicar puntería con piedras, para
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ver si le embocaba a la cueva que estaba en frente. Yo conozco ese lugar. Y por cierto tendré el
privilegio de estar allí en Qumran dentro de unas ocho semanas. Vamos a un viaje allá en las tierras
bíblicas. Saliendo de aquí, de Nueva York, el 30 de Julio. Y ahí vamos a visitar otra vez las cuevas del
Mar Muerto, Qumran. Donde fueron encontrados los rollos del Mar Muerto. En la cueva, la primera,
que se le llama la cueva 1, porque fue la primera que vio el muchachito. Resulta que después se
descubrieron un montón de cuevas más. Pero la cueva número 1, está al frente, y se ve desde donde el
muchachito tiró la piedra. Las varias piedras, hasta que una piedra le dio puntería y entró. Y él escuchó
como el ruido de algo que se quebraba adentro. Y le quedó la curiosidad. Bajó del montecito donde
estaba, y subió entonces la montaña y se metió en la cueva. Pero le dio miedo entrar solo. Así que se
buscó un amigo de él, que también era pastor de cabras, y entre los dos entraron a la cueva. Y cuando
entraron, descubrieron una vasija de barro de este tamaño de alto. Más de un metro de alto. Estaba
quebrada y adentro había un rollo que se veía muy antiguo. Y ese fue el comienzo del descubrimiento
de los rollos del Mar Muerto. El Antiguo Testamento practicamente completo fue descubierto. Y los
ojos humanos y manos humanas no habían tocado esas páginas por más de 2.200 años. Y hermanos,
cuando eso salió a la luz, imagínense, que los rollos más antiguos de las Escrituras del Antiguo
Testamento que nosotros teníamos, que el mundo conocía, eran los de los Masoretas. Que venían del
siglo octavo o novenos después de Cristo. O sea que eso retrocedió en la historia más de 1.000 años
antes. Al tiempo 200 años antes de Cristo, y hermanos los rollos que se descubrieron allí están en
Israel. Se hizo un Museo para guardarlos. Se llama el Museo del Libro. Y ahí están esos rollos
guardados. Son protegidos en una cámara a prueba de destrucción, de bombas. En una cámara donde
está controlado el ambiente, para que sea la misma temperatura, para que no se destruyan esos rollos. Y
ahí uno los puede ver detrás de un vidrio. Están allí. Y uno puede leer las mismas palabras que están
escritas en la Biblia hoy en día, y puede ver que la Palabra de Dios no fue cambiada ni alterada. ¡En
2.200 años! Todavía se lee exactamente lo mismo que estaba escrito en esos libros hermanos. Algo
maravilloso.
Ahora como esas cuevas se dieron a la luz, quien sabe si Dios no permite que se haga un
descubrimiento tremendo y maravilloso, que podría atraer la atención del mundo entero hacia el santo
Sábado. Imagínense que se descubran las tablas de la ley escritas por el dedo de Dios. Sería tremendo,
¿verdad? Sea como fuere, la mensajera del Señor vio en visión, y está en Primeros Escritos en la
página 32, dice los siguiente, aparecerá en el cielo una mano sosteniendo dos tablas de piedra, una
encima de la otra, como un libro. La mano abrirá las tablas y allí se verán los preceptos del decálogo
escritos como con letras de fuego. ¿Letras de fuego? El Espíritu Santo es fuego. ¿Recuerdan? En el día
de Pentecostés cayeron lenguas de fuego. El Espíritu Santo. Esto es otra confirmación de que el
Espíritu Santo fue el que escribió la ley. Se mira como letras de fuego.
Eso no sabemos si será una visión o será una realidad, en el sentido de que literalmente haya dos
manos en el cielo con dos tablas de piedra. O si será que Dios va a mostrar una visión que todos van a
ver. Lo cierto es, que aparecerá en el cielo una mano sosteniendo las dos tablas de piedra. Y luego la
mano abrirá las tablas y se leerán en ellas los diez mandamientos como con letras de fuego. Y en torno
al Sábado se verá un halo de gloria. Está profetizado. Así que ya sean las tablas literales que aparecerán
o las tablas que la mano ha de sostener en el cielo, los cielos proclamarán la justicia de Dios. Y el
mundo entero conocerá la santidad de la ley de Dios. Suficiente para las tablas de piedra.
Vamos ahora a otra parte del estudio del santuario, que tiene que ver con lo que se hacía en el
santuario. Ya no solo el edificio en sí, el mobiliario, los colores, las cubiertas, y mañana vamos a ver
las vestiduras de los sacerdotes y del Sumo Sacerdote. Lo vamos a estudiar mañana. Pero ahora vamos
a ver algo con respecto a las ofrendas y sacrificios que se ofrecían en el santuario.
Esa es la parte importante que nos enseña acerca del plan de Dios para la redención del hombre.
Así como el santuario representa a Cristo, también los sacrificios que se hacían en el santuario,
representaban a Cristo. Las fiestas representaban el plan de salvación. Y esas las veremos más adelante.
En el santuario había un servicio diario hecho por los sacerdotes. Mañana y tarde se ofrecía
holocausto sobre el altar. Pero aparte de eso, existía el servicio individual para el pecador que venía al
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santuario. Y ese era durante todo el día, desde la hora del sacrificio matutino hasta la hora del sacrificio
vespertino. En medio de los dos sacrificios estaba el servicio en favor del pecador que venía. Que venía
con su ofrenda y su sacrificio por haber pecado, y entonces el sacerdote atendía, o los sacerdotes,
porque eran muchos los que ministraban, porque eran muchos los que venían al tabernáculo y así
ofrecían los sacrificios.
Y luego, aparte del servicio diario de los sacerdotes, que se ofrecía por la mañana y por la tarde
en el altar, de prender las lámparas, de aderezar, de poner el aceite, todo lo que se hacía en el santuario
cada día, entonces estaba lo que se hacía los días especiales de fiesta. Las siete fiestas anuales. Y luego,
estaba lo que hacía el Sumo Sacerdote en el gran día de expiación una vez al año. El día décimo del
séptimo mes. Y que todo eso, es muy importante de comprenderlo, y las siete fiestas anuales es una
profecía del plan de salvación. Y se cumplió al pie de la letra hasta en las fechas exactas que señalaba
la profecía.
Ahora vamos a ver un poquito acerca de las ofrendas y sacrificios que se ofrecían encima del
altar. Alguien podría preguntarse, ¿por qué tanto derramamiento de sangre? ¿Por qué tantos animales
eran muertos? Piensen ustedes cada día se ofrecía un animal sobre el altar por la mañana y otro por la
tarde. El Sábado la ofrenda era doble. Dos animales por la mañana y dos animales por la tarde. En los
días de fiesta a veces se ofrecían siete animales sobre el altar. Por siete días seguidos siete animales
cada día, aparte de los sacrificios matutinos y vespertinos. Y luego, tantos animalitos inocentes que
eran traidos por el pecador cada día, esos sumaban miles de miles de animales cada año. Una cantidad
impresionante. Era un servicio sangriento. El santuario siempre tenía sangre corriendo, todo el tiempo.
Todo el tiempo se veía la muerte. Cada vez que uno se acercaba al santuario, había un animalito siendo
muerto. Todo el tiempo había animales gimiendo, asustados, porque sabían lo que se les venía. Todo el
tiempo había animales siendo degollados en el estertor de la muerte. Todo el tiempo había animales
inertes. Todo el tiempo había pecadores con las manos ensangrentadas, porque como vamos a ver
ahora, era el mismo pecador el que tenía que degollar la víctima. Y tenían una cantidad tremenda de
fuentes donde se recogía la sangre. Y luego el pecador tenía que cortar el animal. En pedazos. Y el
mismo pecador, el que ofrecía la ofrenda, tenía que separar la grosura. Limpiar la ofrenda de toda
grasa. De toda grosura. Todo el tiempo había sangre corriendo. Y alguien doce, ¿por qué tanto
sufrimiento de animales inocentes?
Yo creo que si hoy en día hubiese un santuario, un tabernáculo aquí, la sociedad protectora de
animales levantaría una demanda, como están haciendo con esos laboratorios por allí, que usan
animales para sus investigaciones, y ya la gente se está quejando de esos animales inocentes, que están
siendo tratados de esa manera. Imagínense si hubiese hoy en día un tabernáculo, miles y miles de
personas trajesen cada día miles de animales para ser muertos. ¿Por qué tanto derramamiento de
sangre? ¿Por qué tanta muerte? ¿Por qué Dios dio esas instrucciones? El mismo Dios que dijo, no
matarás. El mismo Dios que no quiere la muerte, ni aún de ninguno de sus seres creados. Dio ordenes
de matar tanto animal y derramar tanta sangre. ¿Por qué?
Oh mi hermano, el Señor quería enseñar una lección tremenda a su pueblo. Él quería mostrar lo
terrible y horrendo que es el pecado. Él quería grabar en la mente de todo adorador la tremenda
realidad que el pecado lleva a muerte. El apóstol Pablo dice en Hebreos, sin derramamiento de sangre
no hay remisión de pecado. La paga del pecado es ¿qué? Muerte. Y todos esos animales, tanto dolor y
sufrimiento de víctimas inocentes, nos recuerdan el sufrimiento de la víctima de Dios. El Cordero que
Dios que quita el pecado del mundo. El Cordero sin mancha ni contaminación, sin defecto, que fue
entregado, para pagar por los pecados de los seres humanos. Ningún judío, ningún hebreo jamás, podía
olvidarse la escena de tener con su propia mano que degollar ese animal, esa víctima inocente. Y ver la
sangre brotar a borbotones y llenar la fuente. Eso le mostraba cuan terrible y horrendo es el pecado a
los ojos de Dios.
Por eso, tanto sacrificio y tanta ofrenda. Por eso dice el apóstol Pablo, fue instituido hasta el
tiempo de reformar las cosas. Hasta que viniese el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Y Él vendría a hacer cesar el sacrificio y la ofrenda. Con la muerte de Cristo en la cruz del
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Calvario, cesaron los sacrificios y las ofrendas. Oh, los incrédulos judíos, siguieron por algún tiempo
más sacrificando. Pero el día en que Jesús murió, y Él murió a la hora del sacrificio de la tarde, a las
tres de la tarde, cumpliendo hasta en la hora exacta el tipo que había sido prefigurado. A la hora que se
mataba la víctima sobre el altar, la mensajera del Señor dice, que el sacerdote había atado al corderito.
El cordero estaba atado a los cuernos del altar. Y entonces, en el momento mismo en que el sacerdote
tomó el cordero en su mano, y lo colocó sobre el altar para degollarlo, tenía el cuchillo en la mano
como Abrahám, listo a bajarlo sobre la garganta del inocente animal. Y en ese mismo momento, dice la
mensajera del Señor, cuando el sacerdote levantó el cuchillo, cumpliendo el tipo, exactamente el
antitipo, en el momento en que el cordero estaba a punto de ser degollado, un terremoto sacudió la
tierra. El sacerdote tenía el cuchillo en la mano y del susto dejó caer el cuchillo y salió corriendo por el
terremoto. Y el corderito se escapó. Ya no hacía falta sacrificar un animal, porque ese terremoto, dice
la Biblia, que sucedió cuando la tierra tembló por la muerte de Cristo. En el momento exacto que Jesús
expiró era el momento del sacrificio del cordero. El tipo se encontró con el antitipo. Y dice la Escritura
que se razgó el velo del templo de arriba abajo. Ese velo que estaba hecho, tejido de una tela gruesa, de
color azul,
púrpura y carmesí, mezclado con lino torcido y con hebras de oro, era como una alfombra de grueso.
Eso nadie lo podía romper, ni aún tratando. Ni de abajo hacia arriba. ¡Cómo con las manos se iba a
romper! Dice la Escritura, en Mat. 27, que se razgó de arriba abajo. Y quedó descubierto el Lugar
Santísimo. El fin del santuario terrenal.
Claro, los judíos que no aceptaron que Cristo era el antitipo, luego seguramente lo cocieron.
Quien sabe que habrán hecho. Y siguieron ofreciendo sacrificios en el templo, que ya no tenían ningún
significado, que ya no tenían ningún simbolismo, ni ninguna necesidad. Y desgraciadamente el templo
perdió su importancia y cayó en manos de los romanos y fue destruido en el año 70. Así terminó el
tabernáculo terrenal. Pero entró en vigencia el tabernáculo celestial.
Vamos a ver entonces el simbolismo de esos sacrificios. Así como había siete fiestas anuales,
había siete sábados ceremoniales. También había siete tipos de sacrificios. El siete es el número de la
perfección. El número de Dios. Y sólo el siete puede representar a Cristo, que es perfecto. Por eso son
siete los sacrificios. Si quieren anotarlos, se los dicto y luego los vamos a estudiar uno por uno.
Había en primer lugar sacrificio por el pecado. Luego, o se le llama también ofrenda por el
pecado. Ofrenda o sacrificio por el pecado. Por cierto, debemos hacer la diferencia entre dos tipos de
ofrendas. Habían sacrificios y ofrendas. Sacrificios eran ofrendas cruentas, en las cuales estaba la vida
de la víctima de por medio. Las ofrendas eran de comidas y bebidas. Que las vamos a ver en esta tarde
también. Pero no había en esas ofrendas derramamiento de sangre. Entonces, tenemos las ofrendas por
el pecado, número uno. Número dos, los holocaustos. También se le llaman ofrendas encendidas, a los
holocaustos. En tercer lugar había ofrendas de libaciones. Libaciones son bebidas. Era siempre de vino
sin fermentar. Jugo de uva fresco. Luego había ofrendas de paz. Luego había ofrendas de comidas.
¿Cuántas van? Cinco. Luego existía la ofrenda o el sacrificio de la becerra. Una becerra roja. Y ese se
ofrecía, no en el santuario, sino fuera del campamento. Ese lo vamos a ver también esta tarde. Y en
último lugar estaban las ofrendas por el pecado, ofrendas de holocaustos, ofrendas encendidas,
ofrendas de libaciones, ofrendas de comidas, ofrendas de la becerra, ofrendas de paz, y nos queda la
ofrenda de las transgresiones. Algunos confunden estas dos o dicen que son la misma. La ofrenda por
el pecado y la ofrenda por la transgresión. Pero vamos a ver en esta hora que no son la misma, sino que
son dos distintas. Y requerían dos cosas distintas. Por eso a algunos no les da la lista de siete. Y otros
ponen juntas las ofrendas de comidas y bebidas y entonces dicen que el total son cinco. El Comentario
Bíblico Adventista pone por ejemplo cinco ofrendas distintas. Pero en realidad son siete.
Muy bien, vamos a la primera de todas. La que yo considero una de las más importantes. La
ofrenda por el pecado. De todos los tipos que se ofrecían y que había en el santuario, este era el tipo
mediante el cual el adorador individual venía más cerca de la presencia de Dios y del santuario. En la
ofrenda por el pecado. No hay ninguna otra parte del santuario que traiga al adorador tan cerca del
santuario y de Dios, como cuando ofrece su ofrenda por el pecado. Cuando de rodillas confiesa su
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pecado y se aferra de la promesa divina del perdón. Hermanos, eso tiene una lección para nosotros.
Nunca estará más cerca de Dios el pecador, que cuando arrepentido, viene al pie de la cruz. Cuando el
Espíritu Santo hace la obra, y esa persona recibe a Cristo en su corazón y permite que Jesús entre en su
vida. ¿Se acuerdan del sermón de esta mañana? Yo moro con el corazón contrito y humillado. La
Palabra de Dios nos dice, si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados y limpiarnos de toda maldad. Allí es donde el pecador arrepentido toca el borde del manto
para ser sano. Ahí es donde estira su mano y toca a Dios. Por la fe. Así como la mujer tocó el manto de
Jesús y fue sanada. Hay poder en la sangre de Jesús para sanar. Hay poder para limpiar. Hay poder para
transformar al más vil pecador.
El pecado es la transgresión a la ley de Dios. Por eso se nos dice, que el que era culpable de
haber transgredido uno de los mandamientos de Dios, debía traer una ofrenda por el pecado. Vamos a
buscar esas ofrendas o estos sacrificios en Levíticos. El libro de Levíticos hace poco lo estudiamos en
nuestra lección de Escuela Sabática. Así que lo que estamos haciendo ahora es un repaso, ¿verdad?
Lev. 4. Aquí se nos presenta la ofrenda por el pecado. Y dice así, vamos a leer los versículos 2 en
adelante, habla a los hijos de Israel y diles, cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los
mandamientos de Jehová, sobre cosas que no se han de hacer e hiciere alguna de ellas. Aquí estamos
hablando de transgresión a la ley de Dios. Cuando hiciere algo en contra de los mandamientos de Dios.
De cosas que no se han de hacer. Y aquí incluye no solamente al pueblo, sino también al sacerdote.
Versículo 3, si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová por su pecado
que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. Traerá el becerro a la puerta del
tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro y lo degollará
delante de Jehová. Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro y la traerá al tabernáculo de
reunión.
¿Dónde tiene que sacrificar el becerro? ¿Dónde lo degüella? En la puerta del tabernáculo. Coloca
su mano sobre la cabeza del animal, confiesa su pecado sobre la cabeza del animal, y entonces lo
degüella en la puerta del tabernáculo. Pero la sangre, toma parte de la sangre, dice el versículo 5,
tomará de la sangre del becerro y la traerá al tabernáculo. Y mojará el sacerdote su dedo en la sangre y
rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario. El animal se
degüella en el atrio, junto al altar. Pero la sangre se lleva dentro del tabernáculo de reunión, frente al
velo. O sea en el Lugar Santo. Y siete veces mojando el dedo, en donde estaba la sangre, metía el dedo
y salpicaba. Una. Metía el dedo y salpicaba. Dos. Siete veces tenía que salpicar la sangre delante del
velo. Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático que está en
el tabernáculo de reunión delante de Jehová, y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar
del holocausto que está a la puerta del tabernáculo de reunión.
Tomaba la sangre y entraba con la sangre al Lugar Santo. Y entonces con el dedo salpicaba siete
veces y luego mojaba los cuatro cuernos del altar. Y llevaba el recipiente donde estaba la sangre, fuera
otra vez, junto al altar del holocausto, que está allí a la entrada, ¿no es cierto? Aquí está el altar del
holocausto. Junto a la puerta, noten, en este caso leímos del sacerdote, pero en los versículos que sigue,
nos explica que tanto el sacerdote tenía que hacerlo si pecaba, como cualquier persona del pueblo tenía
que venir, y junto a la puerta tenía que poner sus manos encima de la cabeza. Y en este caso el que lo
degollaba era el sacerdote. Porque él era el que había pecado. Pero en el caso del pecador, como vamos
a leer en un momento, él mismo era el que tenía que degollar el animal. El sacerdote era el que recogía
la sangre.
Ahora, el pecador no podía entrar aquí con la sangre. El que entraba al santuario con la sangre
era el sacerdote. El pecador degollaba el animal, pero el sacerdote llevaba la sangre adentro y la
salpicaba y mojaba los cuernos del altar. Esa era la ofrenda por el pecado. El pecador degollaba el
mismo animal con su propia mano. Eso lo pueden leer en el versículo 29. Dice, aquí ya está hablando
de cualquiera, ustedes pueden leer todo el capítulo y estudiarlo si no lo recuerdan del estudio de la
Escuela Sabática. Ahí va explicando los distintos niveles de las personas del pueblo y el tipo de
ofrenda que tenían que ofrecer. El sacerdote era el que tenía que ofrecer la ofrenda más cara. Tenía que
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ofrecer un becerro. Si el pecador era sacerdote, porque él tenía un cargo sagrado, donde la influencia
de su mala acción podía causar que otros tropezasen y cayesen, entonces tenía que traer dice aquí, un
becerro. Un becerro. Mientras que si era uno del pueblo común, podía traer un cabrito o un cordero.
Costaba menos. E incluso si era muy pobre, podía traer una paloma, una tórtola. Y si no tenía ningún
tipo de animal, podía ir y cazar un pajarito y traerlo. Una de las palomitas. Nadie tenía que decir, yo no
puedo ofrecer una ofrenda porque no tengo. Dios hacía provisión para que todo el que hubiese pecado,
pudiese traer la ofrenda.
Ahora, el asunto era grave, si era por ejemplo todo el pueblo el que hubiese pecado. Hay pecados
que son colectivos. Eso lo dice el versículo 13, si toda la congregación de Israel hubiere errado, y el
yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo y hubieren hecho algo contra alguno de los mandamientos
de Jehová en cosas que no se han de hacer, y fueren culpables, luego que llegue a ser conocido el
pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un becerro por expiación y lo traerán delante del
tabernáculo de reunión. Y los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del
becerro delante de Jehová, y en presencia de Jehová lo degollarán al becerro y el sacerdote ungido
meterá de la sangre del becerro en el tabernáculo de reunión. Y mojará el sacerdote su dedo en la
misma sangre y rociará siete veces delante de Jehová hacia el velo, y también pondrá de aquella sangre
sobre los cuernos del altar. Y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto que está en
la puerta del tabernáculo de reunión. Aquí se derramaba al pie la sangre que sobraba.
Ahora vean, si todo el pueblo pecaba, ¿qué tenían que ofrecer? Un becerro. Y si pecaba un
sacerdote ¿qué ofrecía? Eso muestra hermanos, que ante los ojos de Dios, un sacerdote que peca es tan
grave como si el pueblo entero pecase. Porque él es responsable por todo el pueblo. Él representa al
pueblo. Por eso los sacerdotes tenían que ser santos para Jehová. Pero podían pecar también. Podían
caer cuando se apartaban de Cristo.
También aquí explica el tipo de sacrificio que tenía que traer un jefe, un dirigente. El más caro
era el sacrificio por todo el pueblo, cuando era un pecado colectivo, que era igual que el pecado de un
sacerdote. Pero luego si pecaba un anciano, versículo 22, y cuando pecare un jefe e hiciere por yerro
contra alguno de los mandamientos de Jehová su Dios, sobre las cosas que no se han de hacer y pecare,
luego que conociere su pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío. El macho
cabrío ya no es un becerro, pero es un animal adulto. Es más caro que un cabrito. Y otra vez el
sacerdote tenía que hacer lo mismo. Versículo 27, llega ahora al común del pueblo. Los ancianos, cada
uno debía ofrecer su ofrenda según su posición. Quiere decir hermanos, que cuando un anciano, un
dirigente de la causa de Dios peca, es grave también. Y es más grave aún que si peca un común del
pueblo. Y luego dice, si alguna persona del pueblo, versículo 27, pecare por yerro haciendo algo contra
alguno de los mandamientos de Jehová, en cosas que no se han de hacer y delinquiere, luego que
conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra sin defecto por su pecado que
cometió. Y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de la expiación y la degollará en el lugar del
holocausto. ¿Quién tenía que degollar la ofrenda? El mismo pecador dice aquí. Luego, con su dedo el
sacerdote tomará de la sangre y la pondrá sobre los cuernos del altar del holocausto y derramará el
resto de la sangre al pie del altar. Y luego dice, y le quitará toda su grosura de la manera que fue
quitada la grosura del sacrificio de paz y el sacerdote la hará arder sobre el altar. ¿Quién le quita la
grosura hermanos? El mismo pecador tiene que quitarle la grasa al animal. Y se la entrega al sacerdote.
Y el sacerdote entonces la hace arder sobre el altar en olor grato a Jehová, así hará el sacerdote
expiación por él y será perdonado. Y si por su ofrenda por el pecado trajere cordero, hembra sin
defecto traerá y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda de expiación, la degollará por expiación,
en el lugar donde se degüella el holocausto, y después con su dedo el sacerdote tomará de la sangre, la
pondrá en los cuernos, derramará el resto de la sangre al pie del altar, y le quitará el pecador toda la
grosura, como fue quitada la grosura del sacrificio, y el sacerdote la hará arder en el altar sobre la
ofrenda encendida a Jehová. Le hará el sacerdote expiación por su pecado que habrá cometido y será
perdonado.
Ahora noten, con la sangre se hacía la expiación. La muerte representaba el sacrificio. La paga
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del pecado. Pero la sangre era llevada dentro del santuario para hacer expiación. El pecador transfería
su pecado a la víctima inocente. Al poner sus manos sobre el animal, confesaba sus pecados. Y
entonces, simbólicamente sus pecados pasaban del pecador arrepentido encima del animalito. Y ahora
el animalito era un pecador. Nada había hecho. Pobrecito el animal inocente. Pero el animal tenía que
morir. Porque la paga del pecado ¿es qué? Muerte. La vida del animal era tomada en lugar de la vida
del pecador. Simbolizando así la muerte del Cordero de Dios que ofrecería su vida en lugar de los
pecados del mundo.
Ahora, la sangre del animal no tenía poder para remover el pecado. Eso lo dice el apóstol Pablo
en Heb. 10:4. No era en realidad la sangre del animal que podía limpiar el pecado. Heb. 10:4 nos dice,
el texto bíblico que leímos, porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no pueden quitar los
pecados. ¿Tenía poder para quitar el pecado esa sangre? No. Esa sangre representaba la sangre de
Cristo. Y en esa sangre el pecador penitente revelaba su fe en el sacrificio del Hijo de Dios. Cada
ofrenda por el pecado tenía que ser sin defecto. ¿Notaron eso? Las tres veces que lo leímos menciona
sin defecto. Tipificando así la vida perfecta de Cristo, sin defecto. En algunas ofrendas por el pecado,
la sangre no era llevada dentro del santuario. Sino que se tocaba los cuernos del altar. Pero en el caso
donde la sangre no era llevada dentro del santuario y rociada, entonces el sacerdote tenía que comer
una porción de la carne de esa ofrenda. Tomen en cuenta eso, que es muy importante. Porque cuando
el sacerdote asimilaba la carne en su cuerpo, al comerla, de la ofrenda por el pecado, esa carne llegaba
a ser ahora carne de su propio cuerpo. Y cuando él hacía la obra en el santuario, entonces tipificaba a
Cristo que cargó sobre Su cuerpo los pecados de todos nosotros. Así que aún el sacerdote al comer de
la carne, representaba así a Cristo, que llevó en Su cuerpo los pecados de todos nosotros. Así nos dice 1
Pedro 2:24, quien llevó Él mismo nuestros pecados en su cuerpo, sobre el madero. Para que nosotros
estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia, por cuya herida fuisteis sanados. Él llevaba en Su
cuerpo los pecados. Y luego. El día de expiación hermanos, él tenía que hacer expiación por los
pecados que él llevaba sobre sí, y tenía que hacer limpieza del santuario, por los pecados que habían
quedado en el santuario. Cuando entremos a explicar el día de expiación, al ver la fiesta, esto es muy
importante que lo comprendamos y nos sirve de base ahora. Porque vamos a entender qué es lo que se
hacía en el día de expiación. Quedaba un registro de los pecados confesados en el santuario, en la
sangre que quedaba allí y ensuciaba durante todo el año el santuario. ¡Imagínense! Tanta sangre
derramada. Y cada vez que se ofrecía un sacrificio, había que llevar la sangre dentro del santuario y
rociarla siete veces. El santuario no se limpiaba todos los días. La sangre se iba acumulando allí.
Imagínense cómo estaría de sucio, de sangre, el santuario, ya sangre seca, durante todo el año de
rociarla dentro del Lugar Santo frente al velo. Por eso se necesitaba que una
vez al año se hiciese limpieza del santuario. Y la sangre que no se llevaba dentro del santuario, era
derramada al pie del altar. Pero el sacerdote comía parte de ese sacrificio, y entonces llevaba los
pecados sobre sí. El día de expiación se va a hacer expiación por el sacerdote y los pecados que lleva
sobre él y expiación por el santuario. Se va a purificar al sacerdote de los pecados que él lleva, y se va
a purificar el santuario de los pecados que estaban en él. Eso lo vamos a ver cuando veamos el día de
expiación.
Lo pueden leer eso en Lev. 6:30, el sacerdote tenía que comer la sangre de la ofrenda por el
pecado. Era muy clara la orden. Lev. 6:30, mas no se comerá ninguna ofrenda de cuya sangre se
metiere en el tabernáculo de reunión para hacer expiación en el santuario. En el fuego será quemada.
Solamente se comía de las ofrendas cuya sangre no se llevaba dentro del santuario. Pero la sangre, la
ofrenda cuya sangre se llevaba en el santuario no se podía comer eso. Violar este mandato significaba
ignorar la importancia del tipo que ese mandato tipificaba. Y vamos a entender eso en el día de
expiación. Cuando lo estudiemos. Es algo hermoso, llegar a comprender lo que eso significa. No lo
vamos a tocar en este momento. Todo eso tiene su simbolismo, que el pecado queda registrado en los
libros del cielo, hermanos. Y luego, Jesús hace la purificación del santuario, según indicaba la profecía.
Como eso se hacía una vez al año, yo quiero que ustedes comprendan que un año en la economía
hebrea, representaba el plan de salvación. En todo ese año, se representaba el plan de salvación.
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Comenzando con la Pascua, que representaba la muerte de Cristo, las siete fiestas anuales llevaban al
pueblo de Israel en una representación de todo el plan de salvación. Hasta llegar a la purificación del
santuario al final de ese año, que representaba el juicio final que hará el Señor Jesús antes de regresar a
esta tierra. Pero todo eso lo explicaremos más adelante.
Muy bien, en toda ofrenda por el pecado, había dos cosas que eran esenciales para que la ofrenda
fuese aceptada. Primero, el pecador debía reconocer su propia pecaminosidad delante de Dios. Cuando
se hubiere dado cuenta del pecado cometido. O sea, el pecador tenía que reconocer que había pecado.
Para que su ofrenda fuese acepta. Y en segundo lugar, tenía que desear el perdón lo suficiente como
para traer la ofrenda. Si él reconocía que había pecado, pero no traía la ofrenda, no podía ser
perdonado. Por lo tanto tenía que desear el perdón para poder recibirlo. Para hacer el sacrificio
mediante el cual lo obtenía. Pero también tenía que tener fe en que ese sacrificio representaba al
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Porque no era posible que la sangre de animales
limpiase el pecado de los seres humanos. Eso era solamente un símbolo de la sangre de Cristo. Que
puede limpiar el pecado.
¿Qué representaba el remover la grasa? Acabamos de leer que el pecador con sus propias manos
tenía que separar toda la grasa. Y luego entregarla al sacerdote. Le quitará toda la grosura de la manera
que fue quitada la grosura del sacrificio de paz, estoy leyendo el versículo 31 de Lev. 4, y el sacerdote
la hará arder sobre el altar, en olor grato a Jehová, así hará el sacerdote expiación por él y será
perdonado. Con sus propias manos. El pecador quitaba toda la grosura de los distintos órganos del
animal. Esto es en la ofrenda de paz y en la ofrenda por el pecado. Se la daba al sacerdote. Él la
quemaba encima del altar de bronce. Esto puede parecer muy raro al principio, cuando uno lo lee. El
mismo pecador tenía que cojer el cuchillo y quitarle toda la grasa y darla al sacerdote para que él la
queme encima del altar. Pero cuando recordamos lo que representa la grasa, vamos a entender por que
el pecador tenía que hacer eso. Era un rito muy importante y muy significativo.
¿Qué significa la grasa? Salmo 37:20, mas los impíos perecerán, los enemigos de Jehová como la
grasa de los carneros serán consumidos, se disiparán como el humo. La grasa representa el pecado. Y
todo aquel que siga siendo pecador y no retire el pecado de su vida, será quemado como la grasa. Ahí
hay un versículo, pueden leer también Isa. 43:23-24, no me trajisteis a mi los animales de tus
holocaustos ni a mi me honraste con tu sacrificio, no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con
incienso, no compraste para mi caña aromática por dinero ni me saciaste con la grosura de tu sacrificio,
sino pusiste sobre mi la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades. ¿Qué representa la grasa?
Los pecados, dice allí. La grasa es símbolo del pecado. Así que seguramente fue en esto lo que estaba
pensando David cuando cayó en pecado, y cuando él vio la necesidad de quitar la grosura de su vida.
Pensaba David en este servicio del santuario, cuando él viendo la prosperidad de los impíos, se sentía
envidioso de ellos. Hasta, dice él, que entré dentro del santuario. ¿Recuerdan el texto? Eso está en
Salmo 73, donde él habla de los impíos. Y dice allí, bueno, no vamos a leer todo el capítulo, pero él
dice, versículo 3, yo tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos. Yo vi que a
los malos les iba bien. Y le tuve envidia. ¿Por qué? ¿Por que Dios permite que sean prosperados? ¿Por
qué tienen soberbia y nada les pasa? A los pobres y humildes de espíritu les caen calamidades, y a los
malos, parece que todo les va bien. Hablan altanerías, hacen lo que ellos quieren y todo les va bien. Y
entonces, dice en el versículo 16, cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mi, hasta que
entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos. Ahí es donde él se dio cuenta del fin de los
pecadores. Cuando entró en el santuario. ¿Por qué? Cuando él entró en el santuario vio que la grasa era
quemada totalmente sobre el altar. Y la grasa representa a los impíos. A los pecadores. Y representa al
pecado. Y él dijo, ahora entendí. Yo les tenía envidia, porque hacían lo que querían. Pero el asunto es
el fin de ellos. Van a ser quemados, totalmente destruidos, y no quedará rastro alguno de ellos. Eso
representa la grasa. El pecado. No podemos imaginar a él mirando allí en la puerta del altar, al pecador
confesando su pecado, luego matando el animal, y entonces separando toda la grasa, y entregándosela
al sacerdote. Y el sacerdote, subía por las escaleras del altar, y la ponía allí sobre el holocausto, para
ser quemada. Y al final, no quedaba nada sino cenizas. Nada más. En esas cenizas, él vio el fin de
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todos los que se separan de Dios. De todos los que se apartan del camino del Señor. Esto, hermanos,
nos debe enseñar a nosotros, una gran lección. Para que la ofrenda sea acepta delante de Dios, para que
podamos ser perdonados, no es solamente confesar el pecado y pasarlo al animalito y luego degollarlo.
Hay que separar el pecado. No alcanza con solo confesarlo. Hay que abandonarlo. El pecado tiene que
ser separado de nuestra vida. Tiene que ser sacado. Y tiene que ser dado ¿a quién? ¿A quién se le da la
grasa? Al sacerdote. ¿Que representa a quién? A Cristo. Él es el único que puede tomar el pecado. Él
es el único que sabe qué hacer con el pecado. Y Él lo quemará hasta que no quede nada.
Cuando el sacerdote toma el pecado y lo quema sobre el altar, entonces puede devolverle al
pecador la justicia perdida. El pecado queda quemado en el fuego del altar. Jesús también hace lo
mismo con el pecado. Ahora, cuando un individuo era muy pobre para ofrecer una cabra o un
corderito, entonces podía traer dos palomas. Y si era muy pobre para traer dos palomas, podía casar
dos palominos, dos tortolitas. De las que andan sueltas. Y podía traerlas para ofrenda por el pecado.
¿Qué más decimos de la ofrenda por el pecado? Entenderemos un poquito más de esta ofrenda,
cuando entendamos el día de expiación. Porque aquí no termina. La sangre era llevada adentro o la
ofrenda era comida. Pero cuando entendamos el día de expiación, veremos el fin del pecado.
Ahora, ¿por qué la sangre era derramada al pie del altar? En todos esos sacrificios de animales
que se ofrecían, la sangre se derramaba al pie del altar. Allí en la corte, en el atrio del santuario.
Cuando nosotros recordamos cuan específico era Dios sobre que todo estuviese totalmente limpio en el
santuario. El sacerdote tenía que lavarse las manos para entrar. Tenía que lavarse los pies. Tenía que
haber una limpieza total en el santuario. Si Dios era tan específico y particular con respecto a la
limpieza, ¿por qué entonces no hacía que la sangre fuese derramada en otro lugar, para no ensuciar el
santuario?
Vean ustedes por ejemplo, lo que dice con respecto a la limpieza en Deut. 23:14, dice así, porque
Jehová tu Dios que anda en medio de ti en tu campamento, para librarte y para entregar a tus enemigos
delante de ti, por tanto tu campamento ha de ser santo para que Él no vea en ti cosa inmunda y se
vuelva en pos de ti. Todo el campamento tenía que estar limpio. Tenía que ser santo. Si Dios era tan
específico con respecto a eso, y les pedía que mantengan no solo el santuario limpio, sino todo el
campamento limpio, ¿por qué es entonces que Dios daba ordenes de derramar la sangre al pie del altar?
¿No creen ustedes que para mantener limpio el santuario, Dios debiera haber dicho que esa sangre sea
quitada del campamento y quedase limpio así? ¿Por qué tenía que ser derramada en la tierra al pie del
altar? Esto tiene también una gran lección para nosotros.
El primer pecado que se cometió en esta tierra, afectó también la tierra. Maldita será la tierra por
tu causa. Eso le dijo Dios a Adán. Cuando el primer asesinato se cometió en esta tierra, dijo Dios a
Caín, la sangre de tu hermano clama a Mi ¿desde dónde ? Desde la tierra. Sin embargo, también le dijo
Dios a Caín, maldito seas sobre la tierra y la tierra no te dará su fruto, aunque la labres y la trabajes,
esta no te dará el fruto. La tierra te será estéril por tu pecado. Eso muestra que el pecado también
contamina la tierra. Con el curso del tiempo, con tantos pecados cometidos, la tierra también estaba
contaminada por el pecado. Y no hay nada que pueda remover el pecado de la tierra, donde se
acumula, sino la sangre de Cristo. Por eso la sangre debía ser derramada al pie del altar. Porque la
sangre contamina la tierra. El pecado no solamente contamina al hombre, sino contamina la tierra. La
tierra es maldita por causa del pecado. Quiere decir que Dios era muy específico en esto, para no
romper el simbolismo.
Vean por ejemplo, en Num. 35:33. Dice aquí, y no contaminaréis la tierra donde estuviéreis,
porque esta sangre mancillará la tierra. Y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en
ella, sino por la sangre del que la derramó. No contaminéis pues la tierra donde habitáis, en medio de la
cual yo habito, porque Jehová habito en medio de los hijos de Israel. La tierra era contaminada por el
pecado. No solamente el pecador era contaminado, sino también la tierra. Y aquí dice que la tierra no
será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó. Eso a veces
no se entiende. Parece muy duro. Para limpiar el pecado de la tierra que fue contaminada por el
pecado, solo la sangre del que la derramó podía expiarla. Hacer expiación por la tierra, que cosa más
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rara. Con la misma sangre del pecador hermanos. Eso simboliza, que la maldición del pecado se
amontona, y cada vez pesa más sobre esta tierra.
Isa. 24:5-6. Se destruyó, cayó la tierra, se enfermó, cayó el mundo, enfermaron los altos pueblos
de la tierra y la tierra se contaminó bajo sus moradores, porque traspasaron las leyes, falsearon el
derecho y quebrantaron el pacto sempieterno. La tierra se contaminó por el pecado de los moradores,
hermanos. Esto es algo tremendo. Solamente uno de esta humanidad, de la misma familia del que había
contaminado la tierra, que había derramado la sangre, podía hacer expiación por esa tierra. Lo pueden
leer ahí en el libro de Números. Uno de la familia del que había derramado la sangre y contaminado la
tierra, podía hacer expiación por la tierra. Por eso Cristo, hermanos, tuvo que hacerse uno con la
familia humana. Por eso Él tuvo que tomar la naturaleza humana y llegar a ser nuestro hermano mayor.
Por eso tomó la naturaleza pecaminosa del hombre, para poder limpiar y hacer expiación por la tierra.
Para sacar la maldición que trae el pecado sobre esta tierra, tanto como sobre el pecador. Él redimió a
toda la tierra con Su sangre. No solamente a los habitantes, sino también a este planeta. La muerte de
Cristo en el Calvario, compró la redención de la tierra y de todos los habitantes que hay en ella.
Efe. 1:14. El Espíritu Santo que os selló para la redención, es las arras de nuestra herencia, hasta
la redención de la posesión adquirida para la alabanza de su gloria. Él adquirió la posesión por Su
sangre en la cruz. El pecado contamina esta tierra. Y cada ofrenda del pecado, después que se había
hecho expiación por el pecado con la sangre, el resto de la sangre era derramado sobre la tierra al pie
del altar de bronce, a la entrada de la corte, como un tipo de la preciosa sangre de Cristo, que sería
derramada al pie de la cruz, para limpiar aún la tierra y todos los habitantes del pecado. Que hermoso
tipo, la ofrenda por el pecado. Y son siete y vamos en la primera. Dice el pastor que mañana. Mañana
vamos a estudiar el simbolismo de las vestiduras sacerdotales. Pero hermanos, cada ofrenda tiene un
simbolismo especial. Aun las ofrendas de alimentos. Se ofrecían espigas de trigo. Y tiene un
simbolismo precioso hermanos. Tenían que ser espigas verdes. No podían ser espigas maduras. ¿Por
qué? La espiga tenía que ser golpeada antes de ofrecerla. Hermanos, es algo maravilloso que nos habla
de Cristo. Así como Cristo, en preparación para el sacrificio, fue golpeado, el grano en preparación
para el sacrificio, también tenía que ser golpeado.
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Vimos ayer el tema de las ofrendas y estudiamos la ofrenda por el pecado. Vamos a estudiar
ahora, otra ofrenda a la cual en la Biblia se le llama el holocausto. El holocausto no es lo mismo que la
ofrenda por el pecado. Aunque recuerden, que todas las ofrendas tipificaban a Cristo. Y todas las
ofrendas en las cuales había derramamiento de sangre, tiene que ver con la paga del pecado. Pero los
holocaustos propiamente dichos eran distintos del sacrificio de las ofrendas por el pecado, en el sentido
de que los holocaustos se quemaban por completo encima del altar. No se comía de su carne.
Y vamos a leerlo. Los holocaustos también se les llama ofrendas encendidas. Se encuentran
registradas en Lev. 1, y vamos a leer el texto. Dice así, llamó Jehová a Moisés y habló con él desde el
tabernáculo de reunión diciendo, habla a los hijos de Israel y diles, cuando alguno entre vosotros ofrece
ofrenda a Jehová de ganado vacuno u ovejuno haréis vuestra ofrenda. En este caso los holocaustos
tenían que ser de entre las vacas o de entre las ovejas. Mientras que para la ofrenda por el pecado podía
ser de las cabras, podía ser tórtola, palomas, palominos. En este caso, los holocaustos eran solo de las
vacas o de las ovejas. Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá. Recuerden
que la ofrenda por el pecado podía ser hembra. En el holocausto era solamente macho sin defecto. Y
estas ofrendas no eran obligatorias. Miren lo que dice el versículo 3, de su voluntad lo ofrecerá a la
puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová. Esas ofrendas eran voluntarias. El sacrificio
entero era puesto sobre el altar. Versículo 7, y los hijos del sacerdote Aarón pondrán fuego sobre el
altar y compondrán la leña sobre el fuego. Luego los sacerdotes hijos de Aarón acomodarán las piezas,
la cabeza, la grosura
de los intestinos sobre la leña que está sobre el fuego que habrá encima del altar, lavará con agua los
intestinos y las piernas, y el sacerdote hará arder todo sobre el altar. Holocausto es, ofrenda encendida
de olor grato a Jehová. ¿Notaron eso? Se coloca todo sobre el altar. Completamente todo. Había que
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separar si la grasa de la carne del animal. Pero se quemaba la grasa también, aunque separada, todo era
colocado encima de la leña sobre el altar. Y se quemaba por completo. Se le llama aquí ofrenda
encendida u holocausto. Este era el tipo de sacrificio que se ofrecían desde el tiempo de Abel. Desde el
tiempo de Adán en adelante. Las otras ofrendas, los otros tipos de ofrendas, fueron instituidas en el
santuario. Pero la ofrenda encendida venía desde la misma puerta del Edén. Fíjense que ese fue el tipo
de sacrificio que ofreció Abel. Fue quemado sobre el altar. Fue el tipo de sacrificio que ofrecía
Abraham. Gen. 12:7-8, y apareció Jehová a Abraham y le dijo, a tu descendencia daré esta tierra, y
edificó allí un altar a Jehová que se le había aparecido. Luego pasó de allí a un monte al Oriente de
Betel, plantó su tienda de Betel al Occidente y Ai al Oriente y edificó allí altar a Jehová e invocó el
nombre de Jehová. Por donde quiera que iban los hijos de Israel, el pueblo de Dios, Abraham y luego
sus descendientes, edificaban altares donde ofrecían sus ofrendas encendidas. Gen. 13:4, al lugar del
altar que había hecho allí antes e invocó allí Abraham el nombre de Jehová. Gen. 13:18, Abraham pues
removiendo su tienda vino y moró en el encinar de Manre que está en Hebrón, y edificó allí un altar a
Jehová.
Después de que el pueblo de Israel entró en Egipto, fíjense ustedes que anteriormente los
patriarcas edificaban altares por todas partes y hacían sus ofrendas. Pero como el pueblo de Israel se
acostumbró a la idolatría, Dios no quiso que siguiesen edificando altares en distintos lugares, porque en
cada lugar se va a prestar para una tentación a la idolatría. Si había por todas partes del territorio
altares, la gente iba a pensar que el altar tenía algo de especial, que tenía algo en si que podía dar
alguna virtud, y entonces la gente iba a comenzar a adorar las piedras de los altares. Por eso Dios,
prohibió que se edificasen altares en todas partes, y Dios hizo que solamente hubiese un altar en Israel,
en el santuario, el altar de bronce que estaba en el atrio del tabernáculo. Y en vez de que cada hogar
ofreciese sus sacrificios de ofrendas encendidas, ahora el pueblo tenía que tarer los sacrificios al altar y
los sacerdotes debían ofrecer las ofrendas.
Las ofrendas encendidas tenían un propósito especial hermanos. Mediante la ofrenda encendida
el pecador no solo reconocía su pecado, sino que se consagraba a Dios. La ofrenda encendida era un
acto de consagración y de entrega por completo a Dios. Donde el individuo decidía abandonar el
pecado y entregar su vida y todo lo que poseía al servicio de Dios. Por ejemplo, la gran ofrenda de
Abraham sobre el monte Moriá, fue una ofrenda encendida. La Biblia dice, que vino fuego del cielo y
encendió aquella ofrenda y la quemó por completo. Pero eso significaba el sacrificio máximo de
Abraham. Significaba una entrega completa de lo que Dios pedía, en este caso la entrega era su propio
hijo. La ofrenda encendida representa la entrega completa a Dios y a obedecerle en todo. Significa un
pacto de sacrificio con Dios. Por ejemplo tomen el caso de Gedeon y sus victorias. Pueden leerlo allí
en el libro de Jueces en el capítulo 6:21 en adelante, entrando Gedeon preparó un cabrito y lo presentó.
Y dice el versículo 21, y extendiendo el ángel de Jehová el báculo que tenía en la mano, tocó con la
punta la carne y los panes sin levadura y subió fuego de la peña, el cual consumió la carne y los panes
sin levadura y el ángel de Jehová desapareció de su vista.
Ahora, ¿por qué ofreció él eso? Tuvo un encuentro con Dios y Dios lo llamó para libertar al
pueblo. Lo llamó para su servicio y él así se consagró al Señor. Y luego entonces comienza la historia
de Gedeon y su lucha contra los Madianitas. Ese sacrificio que quemó todo lo que había sobre el altar,
representaba la consagración de Gedeon para la obra de Dios. Hay muchos ejemplos de ofrendas
encendidas a lo largo de toda la Palabra de Dios. Vean por ejemplo también el caso de Manoa y su
esposa, cuando Dios les dijo que iban a tener un hijo. Dice que ofrecieron el animal sobre el altar y la
ofrenda y el fuego de Dios consumió todo el sacrificio. Otra vez era una ofrenda encendida a Jehová.
¿Qué representa entonces la ofrenda encendida? Consagración de la vida a Dios para Su servicio.
En el Nuevo Testamento se nos da el antitipo de esta ofrenda. Rom. 12:1, dice allí, os ruego hermanos,
por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradabe a
Dios, que es vuestro culto racional. Notaron que leímos en Levíticos que la ofrenda encendida era de
olor grato o agradable a Jehová. Él aceptaba esa ofrenda de consagración, y era como olor grato a
Jehová. El apóstol Pablo nos dice que nosotros ahora, no presentamos ofrendas encendidas a Jehová
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sobre el altar, sino que quiens tenemos que ponernos sobre el altar del servicio, somos nosotros
mismos. Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo dice él. Santo, agradable a Dios, lo cual es
vuestro culto racional. De nada servía hermanos, que la persona en el pueblo de Israel ofreciese un
sacrificio costoso, porque ofrecer una vaca o una oveja, era un dineral. Imagínense cuanto cuesta una
vaca, un becerro. Tenía que ser macho en el caso de los holocaustos. Un toro o un becerro. Un dineral.
Aún hoy en día un toro es un dineral. Y en aquella época en que toda la economía se basaba sobre el
ganado, pues era dinero hermanos. Era como dar dinero a la causa de Dios. Para quemarlo todo sobre
el altar. Pero era una ofrenda de consagración a Dios. Pero hermanos, si la persona presentaba un
animal costoso sobre el altar, pero esa ofrenda no iba acompañada de la entrega total a Dios, donde uno
se humillaba ante Dios y entregaba su vida al servicio de Él, si el que ofrendaba la ofrenda no
entregaba su vida a Dios en el sacrificio, la ofrenda le era abominación a Dios. Lean lo que dice Isa.
1:10-11. El profetra Isaías menciona especificamente ofrendas que eran abominación ante Dios. Dice
así, para que me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios, hastiado estoy de holocaustos de
carneros y de cebos de animales gordos. No quiero sangre de bueyes ni de ovejas ni de machos cabríos.
Estoy hastiado de ellos dice el Señor. ¿Quién demanda esto de vuestras manos cuando venís a
presentaros delante de Mi para hollar mis atrios? ¿Ensuciar mi casa? Ahora, por que si Dios había
requerido esas ofrendas, ahora dice que le daban asco. Cuando la misma Biblia en Levíticos dice que
eran ofrenda encendida de olor grato a Jehová. Por un lado la Biblia dice que era algo grato para Él, y
en otro lado dice, estoy hastiado y me dan asco, no lo aguanto, no quiero vuestros holocaustos de
carneros y de cebo de animales. ¿Quién demanda esto de vuestras manos cuando venías a presentaros
delante de Mi para hollar mis atrios? ¿Por qué es que le eran abominación a Jehová? Sigan leyendo. No
me traigáis más vanas ofrendas. La ofrenda dice que no servía de nada. Era vana. El incienso me es
abominación. La luna nueva y el día de reposo convocar asambleas no lo puedo sufrir, me son
iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemenes las tiene
aborrecidas mi alma, me son gravosas, cansado estoy de soportarlas. ¿Por qué es que Dios habla de esa
manera? Si Él mismo había pedido que se hiciesen esas fiestas. Si Él mismo dio instrucciones que se
celebrasen y se ofreciesen los sacrificios. Bueno, el final de los versículos que siguen explica por qué.
Cuando extendáis vuestras manos yo esconderé de vosotros mis ojos, así mismo cuando multipliquéis
la oración, yo no oiré. Llenas están de sangre vuestras manos. Laváos y limpiáos. ¿De qué era símbolo,
hermanos, la sangre? Representaba la sangre de Cristo. Pero en el
caso del santuario, cuando presentaban las ofrendas, la sangre era llevada dentro del tabernáculo y era
rociada allí. ¿Que representaba esa sangre? ¿Qué iba en la sangre? El pecado. El pecado. Ahora, Él
dice, vuestras manos están de llenas de sangre. Ustedes traen las ofrendas y al cortar el animal se
ensucian las manos. Pero recuerden que el sacerdote, para entrar al tabernáculo tenía que lavarse las
manos y los pies. Cuando entraba en el tabernáculo iba con las manos limpias. Pero llevaba el pecado
dentro del recipiente, en la sangre. Y al entrar al santuario, entonces tenía que ensuciarse los dedos.
Metía las manos en la sangre, metía el dedo, y entonces tenía que rociar, y su mano se llenaba de
sangre, simbolizando el pecado. Por eso, cuando salía, para volver a entrar, tenía que limpiarse otra vez
las manos y lavarlas. No podía estar con las manos todo el tiempo llenas de sangre. Ahora Dios dice,
vuestras manos están llenas de sangre. ¿A qué se refería? Lean el versículo 16. Laváos y limpiáos.
Quitad la iniquidad de vuestras obras delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo y aprended a hacer el
bien. Buscad el juicio. Restituid al agraviado. Haced justicia al huérfano. Amparad a la viuda y venid
luego, dice Jehová, y estemos a cuenta. Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán
emblanquecidos, y si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Dios no acepta la
ofrenda por el pecado y el holocausto, si no hay abandono del pecado en nuestra vida. Oh, a todos nos
gusta leer el versículo 18, venid dice el Señor, y estemos a cuenta, si vuestros pecados fueren rojos
como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Qué hermoso versículo, ¿verdad? ¡Cuántos sermones
hemos escuchado sobre Isa. 1:18! Pero lo que yo nunca he escuchado en un sermón, es por qué dice
venid luego dice Jehová. Lo leemos pero no pensamos. ¿Luego de qué? Venid luego, dice Jehová ahí,
y estemos a cuenta. ¿Luego de qué? Bueno, luego de lo que dice el versículo anterior. Laváos y
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limpiáos, quitad la iniquidad de las obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo y aprended a
hacer el bien. Buscad el juicio, restituir al agraviado, hacer justicia al huérfano, amparad a la viuda y
venid luego dice Jehová, y estemos a cuenta, si vuestros pecados fueren como la grana como la nieve
serán emblanquecidos, y si fueren rojos como el carmesí vendrán a ser como blanca lana. Hay gente
que piensa hoy en día, que todo lo que usted tiene que hacer es confesar el pecado. Y Dios lo perdona.
Pero siguen viviendo en ese pecado. No lo abandonan. No lavan sus manos de la sangre. No quitan la
iniquidad y no aprenden a hacer el bien. Siguen en aquello mismo necio. Aunque saben que es lo malo,
dicen arrepentirse, quieren arrepentirse, pero no abandonan el pecado. Por eso bien dice, vuestras
ofrendas son vanas. No sirven de nada y estoy harto, hastiado, no los puedo aguantar, me son gravosas,
cansado estoy de soportarlas. Resulta que el pueblo de Israel, había llegado a la conclusión que podía
seguir pecando. Total traía un animal, lo sacrificaba, y ya estaba cubierto el pecado. Y mañana voy y
peco otra vez. Y bueno, pues traigo al fin de la semana otro animal, que cubra por todos los pecados de
esa semana, los confieso sobre el animal, mato el animal, y ya quedé limpio yo. Qué fácil. Y Dios dice,
¿quién pidió eso de vuestras manos, cuando vienen a ensuciar mis atrios? ¡No me traigáis más vana
ofrenda! ¡Estoy harto! ¡Gravosas me son! Cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras
manos esconderé mi rostro. Cuando multipliquéis la oración yo no oiré. Laváos y limpiáos. Quitad la
iniquidad. Aprended a hacer el bien. Y entonces venid y estemos a cuenta. Hermanos, para recibir el
perdón, hay que hacer una entrega completa. Nadie será justificado en sus pecados. La justificación es
ser limpio del pecado cuando nosotros lo confesamos y lo abandonamos. No se puede pedir perdón por
algo que yo se que voy a seguir en ese pecado. Es como una persona, que esté estafando. Y que
diariamente le esté robando, en su trabajo. Y luego pide perdón. Pero sigue robando. Ustedes creen que
ese pecado es perdonado? No puede ser perdonado. Dios no acepta esa ofrenda. Es vana. La oración no
llega al cielo, dice aquí hermanos. Cuando ustedes multipliquen sus oraciones, yo no oiré. Por eso es
que la ofrenda del holocausto, tenía que ser acompañada de una consagración de la vida de la persona.
Tiene que haber una entrega completa de la vida a Dios, y un abandono del pecado.
¿Recuerdan a Jesús y la viuda? ¿Las ofrendas que traían los ricos? Jesús pasó por alto esas
ofrendas y se fijó en las dos blancas de la viuda. Porque ella las daba con el corazón lleno de
agradecimiento, por amor. Y Dios no tomaba en cuenta el valor de la ofrenda, sino el motivo que había
detrás de la ofrenda. Porque Él conoce el corazón. Ahora, esa ofrenda que representaba una entrega,
que representaba una consagración a Dios, hoy en día hermanos, es nuestra entrega y nuestra
consagración al servicio de Dios. El Señor toma en cuenta, dice la mensajera del Señor, los dones y las
ofrendas que da Su pueblo para llevar adelante la obra del evangelio en la tierra, y para Él le son olor
grato, sacrificio aceptable, agradable delante de Dios. La dedicación de esos dones al Señor tiene que ir
acompañada de nuestra dedicación de la vida a Él.
¿Se acuerdan lo que dijo Samuel? He aquí el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar
atención más que la grasa de carnero. De nada sirve nuestra entrega a Dios si no estamos dispuestos a
obedecer. Cuando nos arrepentimos debemos abandonar el pecado. Debemos dejarlo de lado en nuestra
vida y vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
La ofrenda se quemaba por completo, hermanos. La ofrenda tenía que ser quemada
completamente. El holocausto se consumía totalmente en el altar. Esos holocaustos eran los que se
ofrecían por la mañana y por la tarde. Por el sacerdote. Todo el animal era quemado sobre el altar. No
es lo mismo que la ofrenda por el pecado, donde parte de esa ofrenda podía ser comida por el
sacerdote. En este caso, el animal entero era consumido. Y cada Sábado se ofrecían cuatro animales.
Dos por la mañana y dos por la tarde. Esos sacrificios representaban el continuo sacrificio de Cristo. Y
hay continuo perdón para todo aquel que se consagre a Él. Todo el tiempo podemos recibir el perdón si
venimos confiados en Jesús y estamos dispuestos a hacer una entrega completa, abandonando el pecado
de nuestra vida.
Hoy en día, no ofrecemos sacrificio de animales. Pero ofrecemos nuestra vida a Dios. Y nuestra
vida debe ser una entrega total, sin reservas. De allí que el holocausto se consumía por completo sobre
el altar. No debemos dejar ninguna parte de nuestra vida sin entregarla al Señor. Todo debe ser puesto
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sobre el altar. Eso significa nuestro tiempo, nuestros talentos, nuestros tesoros, todo lo que somos y
tenemos, debe estar puesto al servicio de Dios. El que traía el holocausto por motivos egoístas, no era
acepto delante de Dios. Dios rechazaba tal ofrenda. Debía traerla en pleno amor y en plena
consagración. Así la ofrenda era de olor grato a Jehová. Quiera Dios que nuestra vida sea un olor grato
a Jehová.
El apóstol Pablo nos dice, que ese sacrificio también representaba a Cristo. Efe. 5:2, dice, andad
en amor como también Cristo nos amó y Se entregó a Sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a
Dios, en olor fragante. Vean qué hermoso hermanos. Esa ofrenda que se consumía totalmente en el
altar, representaba a Cristo Jesús. Quien se entregó por completo por nosotros, hasta la misma muerte.
Ahora, ¿cómo ofrecemos nosotros esa ofrenda hoy en día? Lean el contexto otra vez. Aquí dice, andad
en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a Sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a
Dios en olor grato. Olor fragante. Esa era la ofrenda encendida que era olor grato a Jehová. Representa
a Cristo. Pero sigan leyendo el contexto de esto. Pero fornicación, si toda inmundicia o avaricia ni aún
se nombre entre vosotros, como conviene a santos, ni palabras deshonestas ni necedades, ni truhanerías
que no convienen, sino antes bien acciones de gracia. Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o
inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino de Dios y de Cristo. Nadie os engañe
con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No
seáis pues partícipes con ellos, para poder presentar ofrenda grata a Jehová, que sea olor grato y
agradable a Él, nuestra entrega debe ser completa, abandonando el pecado. Fornicación, inmundicia,
avaricia, palabras deshonestas...
Ofrendas de comidas y bebidas. Eso tenía que ver con lo que se ofrecía junto con el holocausto.
También se le llama ofrendas, libaciones, oblaciones. De allí viene la palabra oblea. Oblea es una torta
cocinada que se ofrece sobre el altar. Y libaciones. Libar es derramar algo. Vamos a estudiar estas
ofrendas. Recuerden que Cristo hizo cesar el sacrificio y la oblación. La ofrenda. Tanto los sacrificios
de sangre como los sacrificios incruentos.
Vamos a ver el significado de estas ofrendas. La ofrenda de comida y bebida se ofrece mucho
antes también de la institución del santuario. Ya existía antes de que Dios mandase a construir el
tabernáculo. Antes del Sinaí. Por ejemplo, encontramos en el libro de Génesis, en el capítulo 35:10-14,
y le dijo Dios, tu nombre es Jacob. No se llamará más tu nombre Jacob sino Israel, y llamó su nombre
Israel. Y le dijo también Dios, yo soy el Dios Omnipotente, crece, multiplícate como una nación y
conjunto de naciones procederán de tí y reyes saldrán de tus lomos. La tierra que he dado a Abraham y
a Isaac te la daré a tí y a tu descendencia después de ti haré esta tierra, y se fue de él Dios del lugar
donde había hablado con él y Jacob erigió una señal en el lugar donde había hablado con él. Una señal
de piedra y derramó sobre ella libación y echó sobre ella aceite y llamó el nombre de aquel lugar donde
Dios había hablado con él Betel, que quiere decir, casa de Dios. Levantó una piedra y encima de la
piedra dice que derramó libación. Derramó sobre ella libación y también derramó aceite. Esa libación
es lo que se llama bebidas. Ofrenda de bebidas. Lo que se usaba para esa ofrenda era vino. Vino fresco,
machacado de las uvas, sin fermentar. Es la misma razón por la cual no se usa el vino fermentado o la
levadura en el pan de la santa cena. Porque la levadura representa el pecado, y el fermento representa
el pecado también. Por lo tanto, el vino que se usaba para la libación debía ser vino fresco, que no
fuese fermentado. Eso lo dice bien clarito Mat. 26, donde habla acerca del vino para la santa cena. Dice
allí el versículo 27-28, tomando la copa y habiendo dado gracias, les dio diciendo, bebed de ella todos
porque esta es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada, para remisión de pecados. Mas
os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid hasta aquel día en que lo beba nuevo con
vosotros en el reino de Mi Padre. Es vino nuevo. Vino nuevo. Fruto de la vid. De las uvas machacadas.
¿Qué representaba esta libación que era derramada encima del altar? Vamos a leer como se
derramaba. Num. 15: 10, dice allí, el vino para la libación lo ofrecerás la mitad de un Him, en ofrenda
encendida de olor grato a Jehová. El vino se ofrecía encima del animal. El versículo 9 dice, ofrecerás
con el novillo la ofrenda de tres décimas de flor de harina amasada con la mitad de un Him de aceite y
de vino para la libación ofrecerás la mitad de un Him en ofrenda encendida, olor grato a Jehová.
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Era sobre el altar, la ofrenda de comida amasada con aceite, de flor de harina, y también el vino
para la libación, se derramaba encima del sacrificio, y era ofrenda encendida de olor grato a Jehová. O
sea, se quemaba encima del altar. ¿Qué representaba el hecho de que la ofrenda se derramaba por
completo, como dice allí en Génesis capítulo 35? Eso nos hace recordar el sacrificio de Cristo. Su
sangre derramada por nosotros, por eso era vino de uva sin fermentar, representando la sangre preciosa
de Cristo.
Lev. 17:11 dice, porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer
expiación sobre el altar por vuestras almas y la misma sangre hará expiación de la persona. La vida
está en la sangre. El vino representa la sangre. De igual manera como el vino de la santa cena, Cristo
dijo, esto es Mi sangre que por vosotros he derramado. Así como la ofrenda se derramaba encima del
sacrificio, Cristo derramó Su vida por nosotros en la cruz del Calvario.
Isa. 53:12, por tanto yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, por
cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado
de muchos y orado con los transgresores. Él derramó Su vida hasta la muerte. El vino derramado
representaba que Cristo derramó Su vida sobre el altar por nosotros. Tanto las ofrendas de comidas
como de bebidas se ponían encima del altar y eran quemadas por fuego.
Cuando el pueblo de Israel se apartó del camino de Dios y se volvieron idólatras, usaron las
ofrendas de comidas y bebidas y libaciones para presentarlas sobre altares paganos. Sobre altares
impuros. Por ejemplo, en el libro de Jeremías en el capítulo 7, nos dice el versículo 18, los hijos
recogen la leña, los padres encienden el fuego, las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina
del cielo, para hacer ofrendas a dioses ajenos y provocarme a ira. Amasaban las ofrendas y las ponían
sobre el altar y en la leña, dedicadas a los dioses paganos. A los dioses de los ídolos.
Debemos recordar también que las ofrendas de bebida nunca eran derramadas encima del altar
del incienso. Nunca se ponían ofrendas de bebida en el altar del incienso. En el altar del incienso
solamente se quemaba incienso. Lo pueden leer eso ustedes en Exo. 30:9, dice, no ofreceréis sobre él
incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda, ni tampoco derramaréis sobre él libación. En el altar del
incienso, que está hablando en Exo. 30, que estaba frente al velo, en el Lugar Santo, en ese altar,
solamente se ofrecía incienso. No se podía ofrecer ni ofrenda encendida a Jehová, ni holocausto, ni
libaciones, ni sacrificios. Solo incienso.
¿Por qué no se ofrecían libaciones en el altar de adentro? Recuerden que eso representa la obra
de Cristo en el cielo. En el cielo, Él intercede por nosotros, pero la ofrenda de Su muerte fue hecha
aquí en la tierra. ¿Y qué era la parte del santuario que representaba la tierra? El atrio. La parte de
afuera, donde estaba el altar. Por lo tanto, no se podía derramar la sangre dentro del altar del incienso,
porque la sangre de Cristo fue derramada ¿dónde? Aquí en esta tierra. Así que eso también era típico.
También el derramamiento de la libación era símbolo del Espíritu Santo que fue derramado. Isa.
44:3, nos dice, porque yo derramaré agua sobre el sequedal, río sobre tierra árida. Mi Espíritu
derramaré sobre tu generación y mi bendición sobre tus renuevos. El Espíritu Santo es el que es
derramado. Sobre la ofrenda del sacrificio de Cristo se derrama el Espíritu Santo. El apóstol Pablo usa
el tipo hermoso de la ofrenda derramada sobre el sacrificio, o sobre el holocausto, que se consumía
sobre el altar, como una ilustración de la vida completamente dedicada a Dios. Eso lo pueden leer en el
libro de Fil. 2:16-17, dice así, asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda
gloriarme que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado. Y aunque sea derramado en libación,
sobre el sacrificio y servicio de vuestra fe, me gozo y regocijo con todos vosotros. Dice Pablo, aunque
sea derramado en libación sobre el sacrificio. El servicio de vuestra fe no será en vano. La libación
representa derramar nuestra vida sobre el altar del sacrificio, rendirnos completamente a Dios. Así
como la ofrenda encendida se quemaba por completo, también la libación se colocaba sobre el
holocausto. Nunca la libación iba sola. Iba encima del holocausto. Representando cuando nosotros nos
consagramos a Dios, y eso es lo que representa el holocausto,
tenemos que estar dispuestos a derramar nuestra vida, en libación de olor grato a Jehová, que
representa aquí, dice el apóstol Pablo, nuestro sacrificio y nuestro servicio a Dios. Así que hermanos,
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la ofrenda de holocausto representa entrega. Pero no puede haber entrega sin servicio. De nada sirve.
Yo no puedo decir me entrego a Dios, y seguir sirvíendome a mí mismo. Cuando una persona se
entrega a Dios, tiene que comenzar una vida de servicio a Dios, y eso es lo que representa la libación
encima del sacrificio. Vean qué hermoso, en el derramamiento de la libación sobre el sacrificio, está
incluido el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el que es derramado sobre nosotros. Así como en el
Lugar Santo el candelabro representaba el servicio, ¿recuerdan los tres elementos para nuestra
santificación? ¿Qué representan? ¿Lo recuerdan? ¿Los panes representan qué? La Palabra de Dios. El
altar del incienso, la oración. Y el candelabro, el servicio a Dios. Son los tres elementos para santificar
nuestra vida. El candelabro representa a Cristo, también la libación representa a Cristo. El candelabro
representa al Espíritu Santo, también la libación representa al Espíritu Santo. Es derramado. Y el
candelabro representa al pueblo de Dios que son los setenta ornamentos del santuario, ¿no es cierto?
Representa al pueblo de Dios que es la luz del mundo que se consume para el sacrificio de Dios. El
pueblo de Dios debe tener el Espíritu Santo para servirle. En este caso la libación representa nuestro
servicio. Pero no podemos servir a Dios sin el derramamiento del Espíritu Santo. El Espíritu Santo es
dado para poder servir a Dios. Y recibiréis poder cuando venga sobre vosotros el Espíritu Santo y me
seréis testigos. Para poder testificar al Señor debemos entregar nuestra vida a Él y debemos
consagrarnos por completo a Él y ponernos en el altar del servicio para que el Espíritu Santo nos use
para su honra y gloria.
Ustedes pueden leer a lo largo de toda la Biblia como aquellos que se consagraban a Dios,
presentaban libaciones junto con el holocausto. Vean por ejemplo, en el libro de 1 Cron. 11, esos
guerreros valientes. El versículo 17 al 19 dice así, David deseó entonces y dijo, ¿quién me diera de
beber de las aguas del pozo de Belén que está a la puerta? Y aquellos tres hombres rompieron por el
campamento de los filisteos y sacaron agua del pozo de Belén que está a la puerta, y la tomaron y la
trajeron a David. Mas él no quizo beber, sino que la derramó para Jehová y dijo, guárdeme me Dios de
hacer esto. ¿Había yo de beber la sangre y la vida de estos varones que con peligro de sus vidas la han
traído? Y no la quizo beber. Esto hicieron aquellos tres valientes. Arrostraron su vida. Estuvieron
dispuestos a sacrificarse para meterse en el campamento de los filisteos y traer aquella agua para
David. Y David no se atrevió a beberla, sino que dijo, la derramó a Jehová. Esto es una libación. Toda
ofrenda derramada era libación. Era una bebida que se derramaba. No se tomaba sino que se derramaba
para Jehová. Aquí representa otra vez el Espíritu Santo, el agua derramada. Y los hombres estuvieron
dispuestos a arrostrarlo todo, entregaron practicamente sus vidas por eso. Por eso dice David, ¿Había
yo de beber la sangre y la vida de estos varones que con peligro de sus vidas la han traído? Así también
nosotros, debemos estar dispuestos a arrostrar todo peligro en nuestro servicio a Dios. Aunque nos
cueste eso nuestra propia vida. Debemos derramarla para Jehová y estar dispuestos a ser valientes,
como esos tres hombres, a meternos en el campamento de los filisteos, en contra del pueblo de Dios, y
allí arrostrando nuestras vidas contra el pecado, recoger el agua que representa el Espíritu Santo y la
salvación de aquellos que pueden ser traídos luego y ofrecidos como ofrenda encendida a Jehová. La
salvación de las almas.
Ya vimos entonces que la ofrenda representaba el sacrificio de Cristo. Esta ofrenda alegraba el
corazón de Dios y de los hombres. Hay algunos que leen sobre el vino en la Biblia, y piensan que el
vino era vino fermentado. Por ejemplo, en Jueces 9:13 se nos dice, que la vid dijo, ¿he de dejar yo mi
mosto que alegra a Dios y a los hombres para ir a ser grande sobre los árboles? Y la gente usa ese
pasaje y dice, vean, el vino, el mosto, alegra a Dios y alegra a los hombres. Cuando uno toma un
poquito de vino se pone alegre. Y también Dios se alegra con el vino. Hermanos, aquí se está haciendo
referencia al vino de la oblación, al vino de la ofrenda derramada. La libación. La libación alegra a
Dios porque simboliza la entrega y el sacrificio para Dios. Es dado de corazón voluntario y alegre.
Toda ofrenda para ser aceptada debe ser de corazón alegre. Dios ama al dador alegre. Así que este vino
que alegra a Dios y a los hombres, representa el vino de la oblación, cuando se ofrece con sinceridad y
cuando se derrama de un corazón completamente consagrado al Señor. Un texto más, nos muestra que
cuando Ana vino al templo, en 1 Sam. 1:24, nos dice que ella traía una botella de vino para la ofrenda
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de la libación. Dice, después que hubo destetado al niño, lo llevó consigo con tres becerros, un Efa de
harina y una vasija de vino, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo. Y el niño era pequeño. Y matando el
becerro, trajeron el niño a Elí. Otra vez, el contexto de esta ofrenda de los becerros, noten, los
holocaustos eran siempre de las vacas o de las ovejas. Aquí menciona becerro. Y luego menciona tortas
de harina y menciona una vasija llena de vino para la oblación. ¿Qué venía a hacer Ana al templo?
Consagrar a su hijo a Dios. Otra vez, para consagrar a alguien, se trae el holocausto y la ofrenda
encendida. Holocausto de las vacas o de las ovejas y la ofrenda encendida de comidas y bebidas. O sea,
oblaciones y libaciones.
Muy bien. Vamos a ver un poquito ahora sobre las ofrendas de comidas. Las comidas y bebidas.
Están mencionadas por el apóstol Pablo en el libro de Hebreos 9:9-10. Dice así, lo cual es símbolo para
el tiempo presente según el cual se presentan ofrendas y sacrificios, que no pueden hacer perfecto en
cuanto a la conciencia al que practica este culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas
abluciones y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. Comidas y
bebidas. Casi siempre iban juntas. En todas las fiestas del pueblo de Israel, se ofrecían los animales
para los holocaustos y luego las ofrendas de libaciones y comidas.
¿En qué consistían estas ofrendas de comidas? Lev. 2:1-3 nos explica. Cuando alguna persona
ofreciere oblación a Jehová. Vean las palabras y apréndanlas. Las ofrendas de bebidas se llaman
libaciones. Las ofrendas de comida se llaman oblaciones. Por eso los Católicos le llaman a la hostia la
oblea. De allí viene el nombre, oblación. Cuando alguna persona ofreciere oblación a Jehová, su
ofrenda será flor de harina, sobre la cual echará aceite y pondrá sobre ella incienso. Y la traerá a los
sacerdotes hijos de Aarón y de ello tomará el sacerdote un puño lleno de la flor de harina y del aceite
con todo el incienso, y lo hará arder sobre el altar para memorial. Ofrenda encendida es de olor grato a
Jehová. Y lo que resta de la ofrenda será de Aarón y de sus hijos. Es cosa santísima de las ofrendas que
se queman para Jehová. Cuando ofreciéreis ofrenda cocida en el horno, será tortas de flor de harina, sin
levadura, amasadas con aceite, en hojaldres sin levadura untadas con aceite. Había una ofrenda donde
se ofrecía sólo la harina suelta. Se la mezclaba con aceite, se le echaba incienso y se quemaba encima
del altar. Ese es un tipo de ofrenda. Harina sin cocer. Harina molida. Junto con el aceite y junto con la
ofrenda. Y entonces se colocaba encima del holocausto en ofrenda encendida a Jehová. Pero también
se ofrecían tortas. Dice allí el versículo 4, que podían cocerse en el horno las tortas, sin levadura,
amasadas con aceite, en hojaldres. Hojaldres quiere decir, se amasaba, se untaba aceite, se volvía a
doblar la ofrenda, se la volvía a amasar, hasta estirarla, se la untaba con aceite y se volvía a doblar.
Bueno, las amas de casa saben lo que es un hojaldres, ¿verdad? No hace falta explicarlo. Luego dice, el
versículo 5, mas si ofrecéis ofrenda de sartén, será de flor de harina sin levadura, amasada con aceite.
Esto es lo que nosotros le llamaríamos
tortillas. Eran sin levadura, pero eran amasadas con aceite, y se colocaban en la sartén. Luego dice, la
partirás en piezas y echarás sobre ella aceite. Es ofrenda. La tortilla se cocía sobre la sartén. Era una
tortilla de harina con aceite. Se cocinaba en la sartén y luego se traía, se cortaba en pedazos, se la ponía
encima del altar y se le echaba aceite encima. Es ofrenda. Pero también se podía cocer en la cazuela.
Versículo 7, si ofrecéis ofrenda cocida en cazuela, se hará de flor de harina con aceite. Y traerás a
Jehová la ofrenda que se hará de estas cosas y la presentarás al sacerdote, el cual la llevará ante el altar.
Y la presentará sobre el altar. Tomará el sacerdote de aquella ofrenda lo que sea para su memorial y lo
hará arder sobre el altar. Ofrenda encendida de olor grato a Jehová. Y lo que resta de la ofrenda será de
Aarón y de sus hijos. Es cosa santísima de las ofrendas que se queman para Jehová. Ninguna ofrenda
que ofreciéreis a Jehová será con levadura, porque de ninguna cosa leudada y de ninguna miel se ha de
quemar ofrenda a Jehová. No podía tener ni miel ni levadura la ofrenda.
De este mismo tipo de tortas eran las que se usaban para las fiestas, como vamos a ver más
adelante. Por ejemplo, en la Pascua se comían los panes sin levadura. Pero en este caso, el que
sacrificaba o daba la ofrenda a Dios, él no comía de la ofrenda. La entregaba toda al sacerdote. El
sacerdote ofrecía parte de la ofrenda sobre el altar y la otra parte era para él y para sus hijos. Era pan
que él podía usar pero era santísimo, consagrado a Dios. Hay ofrendas que el pueblo podía comer. Pero
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en este caso, esta ofrenda encendida no se comía por el pueblo. En las ofrendas de paz el pueblo podía
participar del sacrificio de la ofrenda. Esas las vamos a ver en un momento. Las ofrendas de paz. Pero
en este caso, esta ofrenda no se comía. Noten que Dios hace provisión para el pobre como para el rico.
Si la persona tenía horno, pues lo hacía al horno. Pero no todo el mundo tenía un horno. Había
personas más humildes que sólo cocinaban en cazuelitas. Pues la podían preparar en la cazuela. El que
tenía un poquito de dinero la podía hacer frita. Y el que no tenía nada, la podía hacer hervida. El Señor
provee para todos.
Ahora, esta ofrenda era entregada al sacerdote y no podía llevar ni miel ni levadura. La levadura,
nos dice el apóstol Pablo, en 1 Cor. 5:8, representa la malicia y el pecado. Y la miel hace que se ponga
agrio. La miel lleva a fermentar. Por esa razón se prohibía usar miel o levadura. El fermento es
símbolo del pecado. Sin embargo, toda ofrenda debía ponerse con sal. Toda ofrenda de comida debía
ser sazonada con sal. Eso lo pueden leer allí en Lev. 2:3, y sazonarás con sal toda ofrenda que
presentes. No harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios, en toda ofrenda tuya
ofrecerás sal. ¿Qué representaba la sal? El pacto dice allí. Es la ofrenda del pacto. La sal. Todo lo
contrario a la miel y a la levadura, que es fermento. La sal impide que se fermente. La sal es un
preservante. Hace que el pan no se llene de moho. Cuanto más sal tiene, tanto más se preserva. La sal
previene la corrupción. Dice aquí que es la ofrenda del pacto. Hermanos, esto nos debe enseñar algo.
Así como cuando presentamos nuestra vida a Dios, debemos abandonar el pecado. Así como la ofrenda
no podía llevar levadura, que es símbolo del pecado, siempre en nuestra ofrenda de entrega a Dios,
debe haber un pacto de por medio. El pacto implica vivir para Dios. El pacto que hizo Israel es, Señor
nosotros haremos todo lo que tú nos has mandado. Esto lo debemos entender hermanos, cuando
hacemos una consagración a Dios. No se puede presentar ofrenda sin sal. De igual manera, usted no
puede dedicar su vida a Dios, sin hacer un pacto con Él. Por eso, cuando damos nuestro testimonio, yo
me entrego al Señor Jesús, yo le entrego mi vida, quiero comenzar de nuevo, el pacto debe ser, Señor,
estoy dispuesto a obedecerte en todo. Abandono el pecado, me entrego a Su servicio, y desde hoy en
adelante viviré para obedecerle. Para cumplir tus mandamientos. Eso representa la sal. En otras
palabras, no podemos ofrecer una ofrenda a Dios sin el pacto. Sin la sal. El pacto significa abandono
completo del pecado. Y una vida consagrada a la obediencia. La sal también representa la justicia de
Cristo Jesús. Y en toda ofrenda va la justicia de Cristo. Eso es lo que nos previene del pecado. Es el
pacto con Él. El pacto de salvación que nos ayuda a mantenernos libres del pecado. Y hay otro símbolo
más de la justicia de Cristo. La sal es preservante, es el pacto con Jesús. ¿Pero notaron lo que dice?
Toda ofrenda de comida iba acompañada además de sal ¿con qué más? ¿El aceite qué? El Espíritu
Santo. ¿Pero qué mas? Además del aceite. Léanlo ahí. En el versículo 2, dice, tomará el sacerdote un
puño lleno de flor de harina y del aceite ¿con qué cosa? El incienso. El versículo 1 dice, cuando alguna
persona ofreciere oblación a Jehová, su ofrenda será de flor de harina, sobre la cual echará aceite ¿y
qué más? E incienso. Si hermano. El incienso representa la intercesión de Cristo. El incienso
representa la justicia de Cristo. Y no se puede hacer un pacto con Dios y una entrega a Él, si no hay de
por medio abandono del pecado, toda ofrenda tiene que ser salada con sal del pacto, promesa de serle
fiel a Dios, y además mucha oración. Pidiendo la justicia de Cristo. ¿Si hermano? El incienso se
ofrecía dentro del santuario. No, las tortas entraban en el santuario, pero no al altar del incienso. Al
altar del incienso no se presentaba oblación. Pero en la mesa de los panes de la proposición, recuerden
que a los panes, a las tortas se les ponía ¿qué arriba? Incienso. La torta de la mesa de los panes de la
proposición que eran panes sin levadura, llevaban incienso arriba. En el altar del incienso no se podía
ofrecer oblación ni tortas. Pero en la mesa de los panes de la proposición, representaba la justicia de
Cristo ese incienso. Si, en el altar del sacrificio. Eso significa que todo sacrificio, si también se le ponía
el incienso para quemarlo. Así lo dice. Dice, la ofrenda será de flor de harina, echará el aceite, pondrá
el incienso, y entonces la colocará encima del altar para ser quemada. El incienso era lo que le daba el
sabor, el olor grato a la ofrenda. Porque el pan quemado, no da rico olor, ¿verdad? Y el aceite
quemado tampoco. La grasa quemada y el aceite quemado no es buen olor. Pero se mezclaba con el
incienso, para darle un olor grato.
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Alguien levantó la mano por allí. Los panes dentro del Lugar Santo se cambiaban cada Sábado.
Se ponían doce tortas de pan sin levadura y se mantenían allí con el incienso encima durante toda la
semana. Se removían, y entonces los sacerdotes comían esas tortas y se ponían tortas nuevas, calientes,
sobre la mesa. Las que duraban toda la semana otra vez. ¿Hermano? Así es. Así es. La sal también
representa nuestra palabra. Que da vida. Vean que interesante. Toda ofrenda era sazonada con sal. Y
entonces dice, sean vuestras palabras sazonadas con sal para que den vida. La sal preserva aquello para
que no se eche a perder. De igual manera, cuando hablamos nosotros, debemos pedirle al Señor que
preserve nuestra boca de decir cosas que sean para muerte. Sea vuestra palabra de vida para vida, y no
de muerte para muerte.
Muy bien. Vamos ahora a algunas de esas ofrendas de comidas. Y vamos a ver cómo se ofrecían.
Eran harina machacada. Esa harina machacada representaba obviamente el cuerpo de Cristo que fue
machacado por nosotros. Era harina molida. Él molido fue por nuestras rebeliones. Castigado por
nuestros pecados. También se ofrecían granos sobre el altar. Pueden leer por ejemplo, en Lev. 2:14-16,
dice, si ofreciéreis a Jehová ofrenda de primicia, tostarás al fuego las espigas verdes. Y el grano
desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus primicias. Y pondrás sobre ella aceite y pondrás sobre ella
incienso. Es ofrenda. Y el sacerdote hará arder el memorial de él. Parte del grano desmenuzado con
todo el incienso. Es ofrenda encendida a Jehová. Se podían presentar, por un lado, la harina molida
como ofrenda. Pero también se podían presentar los granos.
Pero no se podía presentar la espiga entera, dice aquí. Tenía que ser el grano desmenuzado. O sea,
quitado de la espiga. La palabra que se usa aquí, el grano desmenuzado ofrecerás como ofrenda de tus
primicias, significa, la palabra desmenuzado, es golpeado, literalmente. Porque para quitar el grano de
la espiga, el grano de trigo, había que golpearlo. Entonces el grano se desprendía de la espiga. Y noten
que tenía que ser espiga verde. No era el grano maduro, sino el grano verde. Para la harina se usaba el
grano ya maduro, para sacar la harina. Pero no se ofrecía el grano maduro sobre el altar, sino el grano
verde. La harina era del grano maduro, pero no se llevaba el grano, sino la harina se la molía primero,
y entonces se llevaba la harina. En el caso de la espiga, se tomaba el grano verde. Miren ustedes lo que
dice un erudito judío de este asunto de las ofrendas. Dice lo siguiente, los granos verdes representan
una entrega de la vida a Dios en nuestra juventud. Interesante. Y el Pr. Haskell hace la siguiente
observación, son granos de trigo figura de Cristo. Juan 12:24, nos dice allí, de cierto de cierto os digo,
dice Jesús, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere queda sólo. Pero si muere lleva mucho
fruto. ¿De quién estaba hablando? Bueno, el versículo 23 dice, ha llegado la hora para que el Hijo del
hombre sea entregado. Estaba hablando de Su propia muerte. Y entonces Él dijo, si el grano de trigo no
cae en tierra y muere que da sólo. Pero si muere trae mucho fruto. Hablando de Su propia muerte. ¿Así
es que a quién representa el grano de trigo? Representa a Cristo. Se nos dice que tenían que ser del
hebreo que tenían que ser granos de espigas verdes. La palabra que usa es de espigas de la mejor clase.
Espigas de la mejor clase, la palabra que usa para espigas. Eso es lo que dice el hebreo literalmente. Y
luego dice que debían ser quemadas en el fuego. Vuelvo a leer el versículo, si tomares ofrenda de
primicias, tostarás al fuego las espigas verdes y el grano desmenuzado ofrecerás como ofrendas de tus
primicias. Noten cómo se tenía que hacer. Primero se tomaba la espiga. Se la tostaba al fuego y luego
se la golpeaba para desmenuzarla y entonces se tomaba el grano ya tostado y ese era el que se ofrecía
encima del altar de sacrificio. ¿Captaron? Vuelvo a repetir. La espiga verde, se la tostaba al fuego. Una
vez que estaba tostado el grano, entonces se golpeaba la espiga para desmenuzarla. Y entonces se
ofrecía sobre el altar como ofrenda encendida.
¿Qué representa eso? Vamos a leerlo. Primero como se secaba el grano verde al fuego. Se tostaba
o se secaba. No se quemaba. No tenía que quemarse. Porque si no, no servía como ofrenda. La ofrenda
era la que se quemaba. El grano primero se secaba. Se tostaba al fuego. Luego se desmenuzaba y luego
entonces se quemaba. Vean que significa eso. El Señor Jesús, hablando de Su propia persona, en Salmo
22:15, un Salmo mesiánico, dice así, y eso uno lo encuentra buscando las palabritas en la concordancia,
secar o tostar. Dice así, como un tiesto se secó mi vigor. Mi lengua se pegó a mi paladar y me has
puesto en el polvo de la tierra. Como un tiesto se secó mi vigor. En el 14 dice, he sido derramado como
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agua. Vean que hermosos. Allí está hablando de libación y oblación. Está haciendo referencia a ambas
cosas. Primero, he sido derramado como agua. Ese era el derramamiento de la oblación. Y luego dice,
como un tiesto se secó mi vigor. El tiesto representa la espiga secada al fuego. Mi vigor se secó.
Cuando Cristo sintió el peso de la ira de Su Padre sobre el pecado, cuando comenzó a cargar nuestros
pecados en el Getsemaní, vean el orden ahora. La espiga primero se secaba. Era espiga verde. Luego se
golpeaba. Y luego se quemaba, en sacrificio. Exactamente representa a Cristo. Cuando los pecados
fueron colocados sobre Él, perdió Su fuerza. Perdió Su vigor. Se secó. Allí fue secado por la ira de Su
Padre sobre el pecado. Lean por ejemplo, en el Salmo 102:4, mi corazón está herido, seco como
espiga. Vean que hermosa figura. Mi corazón está herido, seco como la espiga, por lo cual me olvido
de comer mi pan. Recuerden que cuando Cristo fue al Getsemaní, no comió durante todo el día, hasta
que fue crucificado. Se secó Su vigor en el Getsemaní, cargando los pecados. De allí en adelante no
volvió a comer, hasta que murió. El último día de Su vida lo pasó sin comer. La espiga primero era
secada. Se secó mi vigor, mi corazón está herido. Sangrando por el peso del pecado. Y luego dice, se
secó como espiga. Por lo cual me he olvidado de comer Mi pan. Por la voz de mis gemidos, mis huesos
se han pegado a Mi carne. Sus gemidos. El grano primero se secaba. Luego se golpeaba. ¿Qué
representa eso? Cristo en preparación para Su sacrificio fue azotado, fue golpeado. El grano seco era
golpeado. Le pusieron corona de espinas. Lo golpearon con azotes sobre Su espalda. Le colocaron Su
cruz encima. Como se había secado Su vigor, no soportó el peso de la cruz. No aguantó, porque ya no
tenía vigor. Estaba seco, como hierba seca y no aguantaba. Y luego de ser secado y de ser golpeado, el
grano era ofrecido sobre el altar, representando así la muerte del Señor Jesús. Que figura tan hermosa
del Varón de dolores, experimentado en quebrantos. Tal cual como fue Su propia vida. Fue cortada
todavía verde. A los 33 años de edad. No era grano maduro. Era grano verde. Sólo tenía 33 años.
Como el cordero de un año. El cordero tenía que ser joven, representando el sacrificio de Cristo. En
vez de dejarse madurar, al sol, a la brisa fresca, era cortado y era madurado a la fuerza. Por así decirlo,
era tostado en el fuego, se lo hacía madurar a la fuerza. El hombre más santo que vivió en esta tierra,
caminó por esos campos de trigal. Él era el trigo, Él era el grano. Sin embargo, por 33 años Su vida fue
dedicada a Dios. Pero no lo dejaron madurar. Fue cortado como espiga verde. La ira de Dios descansó
sobre Él. Día y noche Su alma clamó. Pero perdió Su fuerza, cuando fue tostado por esa ira de Dios. Y
luego fue quebrantado, sujetándolo a padecimiento. Fue golpeado como el grano era golpeado para ser
preparado para el altar. Aunque era Hijo, dice Pablo, en Heb. 5:8, por lo mucho que padeció, aprendió
la obediencia. Esta preparación era necesaria para hacer la ofrenda perfecta sobre el altar.
Completamente consagrada al Señor. Ahora, noten que esta ofrenda era primicias hermanos. Era
primicias. El grano se ofrecía en la fiesta de las primicias. Y también los hijos de Israel traían la
ofrenda de las primicias para ofrecerlas sobre el altar. Las primicias indican que después sigue la
cosecha detrás. Así como Cristo padeció, así como Su alma se secó, mi alma está triste hasta la misma
muerte, mi alma está seca dijo Él. Luego fue golpeado, preparándolo para el altar. De igual manera,
nosotros tenemos que ser bautizados en el bautismo de sufrimientos. Detrás de esto viene otra cosecha
de primeros frutos. Esos serán golpeados. Serán secados. Los 144.000 son primicias para Dios y para
el Cordero. En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante de Dios. Son el grano
escogido. Lo mejor. Pero antes de ser presentados, necesitan ser secados por la aflicción. Los 144.000
serán pasados por el horno de fuego de la aflicción, por el horno de la tribulación, su alma se secará
hasta la misma muerte, y luego serán golpeados. El proceso está descrito en el libro de Malaquías. Lo
que está haciendo Dios en el tiempo del juicio, con Su pueblo.
Dice Mal. 3:2-3, ¿quién podrá soportar el tiempo de Su venida? ¿Quién podrá estar en pie cuando
Él se manifieste? Esa es la misma pregunta que hace Juan el amado en Apoc. 5:17, porque el gran día
de Su ira ha venido, ¿y quién podrá sostenerse en pie? Y la respuesta es, los 144.000, el versículo que
sigue. Vi a un ángel sellando en sus frentes a los siervos de Dios, 144.000 sellados. En Mal. 3:2, ¿quién
podrá soportar el tiempo de Su venida? ¿Quién podrá estar en pie ciando Él se manifieste? Porque es
como fuego purificador, como jabón de lavadores. Se sentará para afinar y limpiar la plata, porque
limpiará los hijos de Leví, los afinará como a oro, como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.
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Y será grata a Jehová la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los días de
antaño. Ofrenda grata a Jehová. Esa es la ofrenda que es pasada por el horno de la aflicción, que es
afinada y es ofrenda de justicia. Los 144.000 son las primicias. Son el grano todavía verde. El grano
dedicado a Jehová. Que será pasado por el horno de la aflicción, para ser secado hasta la misma
muerte. Y luego será golpeado, en medio de la persecución, pero presentará ofrenda grata a Jehová en
justicia. Estos serán contados como primicias para Dios y para el Cordero y en sus bocas no se hallaba
mentira, pues son sin mancha delante de Dios. Cristo las primicias. Los que son de Cristo, en Su
venida.
Exactamente, la gran cosecha que viene detrás. La gran multitud está mencionada detrás. Los
144.000 son contados como primicias para Dios y para el Cordero. Pero siempre las primicias
involucran una cosecha que viene detrás. Así es.
Bien, ha llegado el tiempo de despedirnos. Yo se que ustedes no se irían, pero yo si me tengo que
ir. Sino se me va el avión. Nos quedaron aún algunas ofrendas. Vimos holocaustos, ofrendas por el
pecado, ofrendas de comidas, ofrendas de bebidas. Nos quedó, las ofrendas por la transgresión. Esas
son transgresiones específicas en torno a cosas que tienen que ver con lo sagrado del santuario. No con
los mandamientos. Esas son ofrendas del pecado. Es una ofrenda muy interesante. Hay que estudiarla
también. Luego nos quedó por ver las ofrendas de paz. Y la ofrenda de la becerra. Tendremos que
verlas en otra oportunidad.
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Vamos a abrir la Palabra de Dios, la carta del apóstol Pablo a Timoteo. En su segunda epístola
capítulo 3 versículos 1 en adelante. También debes saber esto, que en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos, porque habrá hombres amadores de si mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios,
blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los
deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad pero negarán la eficacia de ella. Tiempos
peligrosos. Hermano y hermana que me escuchas, esos tiempos ya han llegado. Y están aquí. La crisis
final está a las mismas puertas. Y cada día, se está agudizando más y más. La revista Time sacó en la
primera semana de Enero de este año, un número especial, que llevaba por título, el planeta del año. El
planeta tierra. Y traía algunas revelaciones impresionantes, de lo que los hombres de ciencia, los
mayores hombres de ciencia del mundo, habían llegado a decir, y lo que pronosticaban para tan solo el
año 2.000. o sea, casi diez años más adelante. Tocaban todas las áreas. Un número entero dedicado a
eso. Sólo voy a mencionar algunas cosas que deben hacernos despertar al tiempo en que estamos
viviendo, para luego tocar la principal señal de la época en que estamos viviendo.
En el campo de ecología. Los científicos decían, que la dirección que el hombre está tomando, ha
estado tomando, va hacia destruir el medio ambiente en el cual está viviendo. Los efectos de la manera
como el hombre ha tratado el sistema vivo que le rodea, se están viendo ahora, y se verán aún peores
en 10 años. La capa de ozono, que ahora dicen que se está destruyendo, recién veremos sus efectos de
aquí a 10 años en su totalidad. El ambiente está cambiando, las estaciones. Olas de frío, olas de calor.
Salí esta mañana de Michigan con una nevada copiosa. No se esperaba para esta época del año, todavía
en Octubre, una nevada tan fuerte. Había ya más de 25 cm. de nieve amontonadas, y seguía nevando. Y
sin embargo, pronostican que para el próximo lunes la temperatura va a subir a 24ºC. Increible. Pero
esas no son cosas solamente que deben impresionarnos, sino lo que se espera por venir, dicen los
científicos en los años que siguen. La contaminación ambiental, los mares, los ríos, las fuentes de agua.
El hombre está eliminando los recursos de su propio alimento. El agua que bebe y aún el aire que
respira. También nos damos cuenta que en el mundo se están agotando los recursos naturales. La falta
de energía puede ser la paja que quebrará el lomo del camello en nuestra economía mundial. En las
últimas semanas y específicamente en los últimos días, hemos visto la bolsa de valores fluctuar de una
manera increíble. Sucedió hace dos años atrás. Se vuelve a repetir ahora. Y los economistas nos dicen
que se está sosteniendo en forma artificial, antes que venga el caos económico. Todos los economistas,
los más famosos del mundo, predicen una crisis de proporciones gigantescas, peor que la que se vio en
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los Estados Unidos de Norteamérica en la década del treinta.


En cuanto a la población, estamos alcanzando una crisis en la explosión demográfica. Existe un
aumento neto de 72 millones de personas por año, sobre este planeta. ¿Saben ustedes lo que eso
significa? Aumento neto es después de descontar todos los que han muerto durante ese año. Todavía el
aumento es de 72 millones de bocas más que alimentar. Y dicen los científicos, que si el tiempo
continuara hasta el año 2.000, bueno, eso no lo dicen ellos, ellos dicen para el año 2.000, yo digo, si el
tiempo llega hasta el año 2.000, tendríamos en el planeta tierra más de 7.000 millones de habitantes.
Piensa por un momento en los resultados de esa condición. Actualmente 2 de cada 3 personas en el
planeta tierra, no reciben suficiente alimento, como para vivir una vida decente. Y 1 de cada 3 se
acuesta con hambre. ¿Qué será eso en el año 2.000, que está sólo a 10 años de nuestra época, cuando
haya 7.000 millones de habitantes. Un hambre masiva, que afectará a millones de millones de personas
en este planeta.
Ni toquemos el tema del crimen. Porque no hace falta tocarlo. Con sólo abrir la primera página
de un periódico y escuchar un noticiero, nos damos cuenta cuan terrible es la condición hoy en día. La
locura por las drogas se ha extendido por todo el mundo, y es responsable de una gran proporción del
aumento del crimen hoy en día. Qué en cuanto a la moralidad. El apóstol Pablo nos dice, y yo creo que
él vio de antemano el tiempo en que nosotros habíamos de vivir, en Rom. 1, describe con veracidad
pasmosa lo que se está viendo hoy en día. Por cuanto ellos no quisieron tener a Dios en cuenta,
versículo 24, Dios también los entregó a pasiones vergonzosas y a la inmundicia, en la concupiscencia
de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad
de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito
por los siglos, amén. Por esto Dios, los entregó a pasiones vergonzosas, pues aún sus mujeres
cambiaron el uso natural por el que es en contra de la naturaleza. Y de igual modo también los
hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo
hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su
extravío. Algunos preguntan: ¿será el SIDA un castigo? Pues aquí la Palabra de Dios dice que aquellos
que encendiéndose en su lascivia, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, reciben en sí
mismos la retribución de su extravío. Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó
a una mente reprobada para hacer cosas que no convienen. Estando atestados de toda injusticia,
fornicación, perversidad, avaricia, maldad, llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y
malignidades, murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos,
inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin
afecto natural, implacables, sin misericordia, quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que
practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con
aquellos que las practican.
Hoy se puede ir a cualquier lugar en la tierra y ver literalmente lo que Pablo describió en
Romanos 1. Películas pornográficas aún en hogares que se llaman cristianos. Se puede comprar
revistas en cualquier esquina de las grandes ciudades, que describen en detalle lo que el apóstol Pablo
estaba hablando aquí a los romanos. Y debido a esta inundación pornográfica, millones de jóvenes hoy
en día, se están convirtiendo en perversos sexuales, de una clase o de otra. La homosexualidad está
siendo aceptada hoy, casi como la norma. Ya no tiene nada de malo. Aún las iglesias modernas han
llegado a ordenar al ministerio sagrado a homosexuales. Y en el nombre de la santa Trinidad han
casado a hombres con hombres y a mujeres con mujeres. Esta forma de perversión sexual ha sido el
medio principal para la transmisión del muy temido virus del SIDA. Se calcula que en este año, antes
de que termine, 280.000 personas habrán desarrollado la enfermedad mortal, en este año solamente.
280.000 casos más de enfermedad del SIDA antes de que termine el año 1989. Y eso duplica el
número de los casos existentes hasta el momento. Más de medio millón. Cinco a diez millones de
personas, dicen los entendidos, están contaminadas con el virus. Y esas son estimaciones bien
moderadas. Algunos llegan a decir que hay más de 20 millones infectados con el virus. Eventualmente
desarrollarán la enfermedad para la cual hasta el día de hoy no se conoce cura.
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Billy Graham dijo, si Cristo demora mucho más Su venida, tendrá que pedirle perdón a Sodoma
y Gomorra por haberlas destruido. El tiempo en que estamos viviendo es increible. También hay una
crisis en el hogar. El hogar, que ha sido el baluarte de las naciones y del mundo, por mucho tiempo,
está siendo quebrantado y corrompido. El hogar se está desintegrando. La ruptura de la vida familiar.
El fracaso de los padres al disciplinar a los hijos, coloca a padres y a dirigentes religiosos en la
posición de que deben aceptar su parte en la tragedia internacional. El mundo encaró estos mismos
problemas en los días de Noé. Y Dios destruyó la tierra con un diluvio. Y como los días de Noé se
están repitiendo otra vez, Dios está comenzando a tratar a este mundo malvado, según su propia
conducta. La mensajera del Señor escribió en Fundamentos de la Educación Cristiana, en la página
356, muy pronto os digo, muy pronto, habrá un cambio repentino en los procederes de Dios. El mundo
en su perversidad estará siendo visitado por calamidades terribles. Las inundaciones, tormentas,
incendios, terremotos, catástrofes, hambre, guerra y derramamiento de sangre se multiplicarán por
doquier. El Señor es tardo para la ira y grande en misericordia, pero con todo no absolverá al impío. El
mal viene y muy pronto.
Escuchaba a un comentador ayer, comentando el terremoto de San Francisco, de esta semana, ya
van más de 350 cadáveres que han encontrado. Y decía, hay algunos que quieren atribuir el terremoto a
un castigo de Dios. Pero eso no es así. Y entonces decía, algunos quieren ver en la ciudad de San
Francisco un ejemplo de maldad por ciertos grupos, por algunos considerados antisociales. Estaba
hablando de la realidad que San Francisco es el baluarte del homosexualismo en el mundo. La ciudad
donde hay más homosexuales en el mundo entero. Y decía, algunos quieren ver en este terremoto un
castigo de Dios, pero eso no es así. La Palabra de Dios tiene algo distinto que decir. La mensajera del
Señor del Señor lo vio y dijo, muy pronto Dios cambiará su actuación y su proceder para con este
mundo. Si destruyó el mundo de antaño por pecados similares a los que estamos viendo hoy en día, no
creamos que Dios no va a actuar nuevamente para castigar al impío. El mundo entero está clamando
por paz. Por paz. Se busca la paz a cualquier costo. Y la gran crisis que se avecina, busca a un líder, a
un hombre que pueda traer la paz a este mundo.
La mensajera del Señor en PE: 33 dijo lo siguiente, vi que venía guerra, hambre, pestilencia y
grandísima confusión en la tierra. Los impíos pensaron que nosotros habíamos acarreado el castigo
sobre ellos, y se reunieron en consejo para raernos de la tierra, creyendo que así cesarían las catástrofes
y los males. ¿Qué será cuando el próximo huracán azote a Puerto Rico? ¿A quién le echarán la culpa?
Se declarará que los hombres ofenden a Dios al violar el descanso del domingo. Que este pecado es el
que trae calamidades, y que estas no concluirán hasta que la observancia del domingo no sea
estrictamente obligatoria, y que los que proclaman la vigencia del 4º mandamiento, haciendo con ello
que se pierda el respeto debido al domingo y rechazando el favor divino, son los que turban al pueblo y
alejan la prosperidad temporal. Ellos son los causantes de todos los males. CS: 647.
Señales de los tiempos en que estamos viviendo. Tiempos peligrosos. ¿Pero saben? Yo creo que
el fin del mundo está mucho más cerca que lo que nunca jamás estuvo y que lo que tú y yo nos
imaginamos. Creo que hemos llegado al fin, y ya está aquí. ¿Y por qué estoy tan seguro de esto? Ah,
porque la mayor señal de los tiempos, todavía no la he mencionado. Y ahora estoy dispuesto a decirles
cual es. La mayor señal del tiempo en que estamos viviendo no la veo en el mundo que me rodea, no la
veo en los acontecimientos económicos, políticos o religiosos del mundo. La mayor señal del tiempo
en que estamos viviendo, se encuentra dentro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Las señales que
vemos a nuestro alrededor nos indican este hecho. Pero la señal más grande, la más impresionante, es
la que se encuentra en 2 Tim. 3:5, la leímos, y confirmada por el Espíritu de Profecía. La acabamos de
leer y dice allí, tendrán apariencia de piedad pero negarán la eficacia de ella. Aquí no está hablando del
mundo. Aquí no está hablando de lo que está afuera, sino de lo que está adentro. Porque dice que
tendrán apariencia de piedad, pero con su vida negarán la eficacia de ella. La señal más grande de la
época en que estamos viviendo está dentro de la Iglesia. Se encuentra registrada en 1MS: 54-55.
Satanás está constantemente haciendo fuerza por introducir lo espúreo afin de apartar al pueblo de la
verdad. Precisamente el último gran engaño de Satanás será para que quede sin efecto el testimonio del
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Espíritu de Dios. Sin profecía, el pueblo será engañado, será disipado. Satanás trabajará habilmente de
diferentes formas y mediante diferentes instrumentos para perturbar la confianza del pueblo remanente
de Dios en el testimonio verdadero del Espíritu de Profecía. Se encenderá un odio satánico contra los
testimonios. La obra de Satanás será perturbar la fe de la Iglesia en ellos por esta razón. Satanás no
puede disponer de una senda tan clara para introducir sus engaños y atar a las almas con sus errores, si
se obedecen las amonestaciones y reproches del Espíritu de Dios. El diablo odia a la iglesia remanente.
Y lo que más odia de la iglesia remanente, es que ésta tiene una ventaja sobre él. El Señor le ha dado
los mensajes a Su Iglesia para abrirle los ojos a las artimañas de Satanás. Y el diablo está
desenmascarado ante aquel que lee el Espíritu de Profecía. El diablo no puede, porque el pueblo que
lee y está preparado, sabe como hacerle frente. Reconoce en sus artimañas el cumplimiento de lo que
está escrito y no lo puede engañar. Entonces está despertando un movimiento dentro de la Iglesia, para
dejar sin efecto el testimonio de Jesús, que es el Espíritu de Profecía. El cumplimiento de esta profecía
nos indica el tiempo en que estamos viviendo. Estamos precisamente a las puertas mismas de la
eternidad.
¿Saben? Lo que vemos, estaba escrito hace 100 años atrás. Y ahora que lo estamos viviendo, y lo
estamos experimentando, aún algunos en carne propia, nos parece increible, y tenemos que pelliscarnos
para ver si estamos despiertos, porque es más claro, que lo que jamás podíamos imaginarnos.
Escuchen, se acerca el tiempo, esto está en Evangelismo: 167, en que las facultades engañosas de los
agentes satánicos, se desarrollarán plenamente. Por un lado está Cristo, a quien se le ha dado todo el
poder en el cielo y en la tierra, por el otro lado está Satanás, ejerciendo continuamente su poder para
seducir, para engañar con fuertes sofismas, para quitar a Dios del lugar que debe ocupar en la mente de
Sus hijos. Satanás está luchando continuamente para sugerir suposiciones fantásticas, con respecto al
santuario. Degradando las maravillosas imágenes de Dios y el ministerio de Cristo para nuestra
salvación, a fin de convertirlas en algo que cuadre con la mente carnal. Quita de los corazones de los
creyentes el poder director de esas imágenes divinas, y lo suple con teorías fantásticas, inventadas para
anular las verdades de la expiación y para destruir nuestra confianza en las doctrinas que hemos
considerado sagradas, desde que fuera dado por primera vez el mensaje del tercer ángel. Él quisiera de
esa manera despojarnos de nuestra fe en el mismo mensaje que nos ha convertido en un pueblo
separado y que ha dado carácter y poder a nuestra obra. ¿Notaron ustedes cual es uno de los pilares de
la fe adventista, que había de ser atacado, en forma terrible por Satanás, justo antes de su engaño fatal?
¿Cuál era ese pilar? La doctrina del santuario.
¿Por qué la doctrina del santuario? Bueno, resulta que justamente de todas las doctrinas
enseñadas por la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la doctrina del santuario es la más distintiva. Hay
otros grupos que también guardan el Sábado. ¿O no? Hay muchas otras iglesias que guardan el Sábado.
Ya no somos los únicos ni tampoco fuimos los primeros. Hay otras iglesias, fuera de los Adventistas,
que enseñan que el ser humano es mortal y que el alma descansa a la hora de la muerte hasta el día de
la resurrección. No somos los únicos que creemos en la mortalidad del alma. Esa no es doctrina
distintiva, única. Hay muchos otros que hoy en día creen y predican la segunda venida de Cristo. Ya
los adventistas no somos los únicos. Pero nuestra enseñanza sobre el santuario es única. No hay otra
iglesia en el mundo que tenga la doctrina del santuario que tiene la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
El santuario y la expiación son nuestras doctrinas más identificadoras. Y es una tragedia y una realidad,
que en nuestros días, en nuestro medio, hay muchos hermanos y varios pastores, que saben muy poco
acerca del santuario y de la expiación final, como han sido enseñadas historicamente por la Iglesia
Adventista.
Un mal entendido en el tema del santuario trae como resultado un mal entendido acerca de la
justificación, que se encuentra en el santuario, de la naturaleza de Cristo y también de la perfección del
carácter. La verdad acerca de la expiación final es la llave maestra que abre la puerta y nos enfoca a
todas las demás verdades del evangelio eterno. Evangelismo página 165, la correcta comprensión del
ministerio del santuario celestial es el fundamento mismo de nuestra fe. ¿Cuál es el fundamento de
nuestra fe? La correcta comprensión del ministerio de Cristo en el santuario. Dice en el CS: 476, el
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asunto del santuario fue la clave que aclaró el misterio del chasco de 1844, y reveló todo un sistema de
verdades que formaban un conjunto armonioso y demostraban que la mano de Dios había dirigido al
gran movimiento adventista y al poner de manifiesto la situación y la obra de su pueblo, le indicaba
cual era su deber de allí en adelante. El santuario es la doctrina que nos dio la base para iniciar este
movimiento y esta iglesia. Por eso el diablo odia sobre todo la doctrina del santuario. Pero él sabe que
para echar abajo el pilar del santuario tiene que echar abajo a la viejita. Porque si no quita del camino
la mensajera del Señor, ésta habla demasiado claro con respecto al santuario. Por lo tanto primero tiene
que atacar el Espíritu de Profecía. Si él puede demostrar que Ellen White fue un profeta falso, entonces
ya no se puede confiar en ella para la interpretación de la doctrina del santuario. En 1 MS: 142,
tenemos mucho más que temer de enemigos internos que de los externos. Los impedimentos para el
vigor y el éxito provienen mucho más de dentro de la iglesia misma que del mundo o de fuera de ella.
Pero con cuanta frecuencia los profesos defensores de la verdad, han demostrado ser los mayores
obstáculos para su adelanto. La incredulidad fomentada, las dudas expresadas, las tinieblas abrigadas,
animan la presencia de los malos ángeles y despejan el camino para los planes de Satanás. Se expresan
dudas. Incredulidad. Tinieblas abrigadas. Y todo eso prepara el camino para el gran engaño de Satanás.
Nuestro peligro más grande pues no está en el mundo, ni en el catolicismo, ni en el protestantismo
apóstata, sino que está en el adventismo apóstata. Este es nuestro mayor peligro como iglesia.
Por eso quisiéramos en estos dos días que vamos a estar juntos, volver nuestra vista hacia la
doctrina central en torno a la cual giran todas las demás doctrinas de las Escrituras. La doctrina del
santuario. Dice la mensajera del Señor, en el futuro surgirán engaños de toda clase. Soplará todo viento
de doctrina. Y necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos sólidos pilares para nuestro
edificio. No ha de quitarse ni un solo ápice de aquello que el Señor ha establecido. El enemigo
presentará falsas doctrinas, tales como la doctrina de que no existe un santuario. Este es uno de los
puntos en los cuales muchos se apartarán de la fe. ¿En cuál punto se apartarán de la fe? En la doctrina
del santuario. ¿Dónde encontraremos seguridad a menos que sea en las verdades que el Señor nos ha
estado dando durante los últimos años? De allí que necesitamos fortalecer nuestra fe en los pilares de
nuestra fe. CS: 543, la intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para
el plan de salvación, como lo fue Su muerte en la cruz.
Ahora hermanos, algunos quisieran que nuestra iglesia predicase tan solo la cruz de Cristo. Y es
bueno predicar acerca de la cruz de Cristo. Es el tema central de la Escritura. En la cruz se realizó un
sacrificio perfecto, absoluto y completo. Pero la expiación no terminó en la cruz del Calvario. Cristo
está efectuando la expiación final de nuestros pecados en el santuario celestial. Y eso es tan cierto,
como es cierto de que Jesús está en el santuario celestial. Y los adventistas tenemos esta comprensión
basada en la doctrina del santuario. Los pecados fueron pagados por Cristo en Su sacrificio en la cruz.
Pero el perdón de esos pecados se hace efectivo y se aplica a nuestra vida mediante la intercesión de
Cristo en el santuario. Si Cristo hubiera solo muerto en la cruz del Calvario y no hubiese resucitado de
los muertos, Pablo dice, estaríamos muertos en nuestros pecados. Si Cristo hubiese muerto solamente y
no hubiese ascendido al cielo para interceder por nosotros ante Dios, de nada hubiese servido Su
muerte en la cruz. Y usted dice, pastor, ¿pero eso no es minimizar la cruz? No, es darle su debido lugar
en la salvación. Es esencial para la salvación, pero también Su ministerio en el santuario celestial es
indispensable y esencial para la salvación. En 1 Cor. 15 el apóstol Pablo dice, si Cristo no hubiera
resucitado de los muertos, vana sería nuestra fe. Vana sería nuestra predicación. Estaríamos aún
muertos en nuestros delitos y pecados. Así que, es tan importante lo que sucede en el santuario en el
cielo, como lo que sucedió en el monte Calvario hace casi 2.000 años atrás. Y se hace aún más
importante hoy en día, al comprender la obra final de expiación que está sucediendo en el día antitípico
de expiación en el santuario celestial. Esta es la tremenda verdad presente del pueblo Adventista del
Séptimo Día. Y esto es lo que necesitamos entender y comprender, lo que está sucediendo en el
santuario celestial en este gran día de expiación.
Por cierto, ¿saben ustedes que acaba de pasar el día de expiación? Los Judíos acaban de celebrar
su Yom Kippur. ¿No sería bueno entonces que nosotros, adventistas, que tenemos la verdadera
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explicación y comprensión del Yom Kippur, hablemos de esto? ¿Y comprendamos lo que eso
significa?
Quiero en esta noche presentarles a ustedes a Jesús a través del santuario. Porque Él es el centro
de todo en la Biblia. Y Él es quien es revelado en el santuario. No se puede hablar del santuario como
doctrina, sin hablar de Jesús. Porque Él es la víctima y el Sacerdote. Él es el centro de todo. En el
santuario todo nos habla acerca de Cristo. ¿Cómo es que como adventistas entonces no predicamos más
sobre el santuario? Si en el santuario vemos a Jesús y Jesús es el centro de nuestro amor, nuestra
devoción, de nuestro anhelo de verle venir pronto.
El santuario mismo es símbolo de Jesús. El mobiliario es símbolo de Cristo. Las cortinas son
símbolo de Cristo. Los colores representan a Cristo. Las cubiertas representan a Cristo. El servicio
diario representa a Cristo. El servicio anual representa el servicio de Cristo. El sumo sacerdote
representa a Cristo. El sacrificio, el holocausto, las ofrendas, todo lo que sucede en el santuario nos
habla acerca de Cristo Jesús. Y nos ayuda a entender lo que está haciendo Cristo en el gran plan de
redención.
Ahora, en esta noche vamos a ver sólo la primera parte. Y quiero que estén bien despiertos,
porque el diablo va a sugerir doctrinas fantásticas con respecto al santuario. Pero si nosotros estamos
afirmados en la verdad de la Palabra de Dios y el Espíritu de Profecía, no seremos removidos. Que el
tema del santuario, dice la mensajera del Señor, debe ser nuestro estudio continuo. ¿Saben lo que dice?
No debiéramos descansar hasta no comprender plenamente lo que está sucediendo en el santuario
celestial. Este debe ser el tema de nuestro estudio.
Vamos a enfocar en esta noche el plan de salvación en el santuario. Yo les voy a pedir como
tarea, ¿se les puede dar tarea? Si, que ustedes saquen su libro empolvado de allá de su biblioteca, y que
lean el capítulo 30 de Patriarcas y Profetas. Se titula “El Tabernáculo y Sus Servicios”. No son muchas
páginas. Si leen un pedazo esta noche antes de dormirse, y mañana temprano cuando se levantan,
pueden venir con el capítulo leído para el sermón. Eso nos va a servir de base para lo que vamos a
comenzar a ver hoy y seguiremos viendo mañana.
En el santuario está el camino de Dios. En el santuario se manifiesta el plan de Dios, Su
propósito y Su manera de actuar para con los seres humanos. En el santuario encontramos el plan de la
redención descrito en detalle. Es más, al estudiar el santuario vamos a encontrar la profecía más
maravillosa de todas, con respecto a la salvación. Y como ilustración de eso, quiero poner en la pizarra
un aspecto del santuario que no es muy conocido ni muy estudiado. Y ustedes van a ver una
representación maravillosa del plan de salvación, en lo que son las fiestas del pueblo de Israel. Las
fiestas anuales del pueblo de Israel. ¿Sabían ustedes que la mensajera del Señor, en Patriarcas y
Profetas, hablando acerca de las fiestas, dice que sería muy bueno para el pueblo del Israel moderno,
que esas fiestas fuesen recordadas y tenidas en cuenta por el pueblo de Dios moderno? Ahora ustedes
van a comprender por que. Es más, hasta ella dice, en Patriarcas y Profetas, tiene un capítulo entero
dedicado a las fiestas anuales. Si alguno quiere leer un poquito más que lo asignado en la tarea, pues
lea un poquito más. Lea el capítulo titulado Las Fiestas Anuales. Son solamente seis hojas. Capítulo
52. Y miren lo que dice la mensajera del Señor respecto a esto. Estas asambleas anuales, ante las cuales
se presentaban todos los hijos de Dios, son un ejemplo para el Israel moderno. También hoy día sería
bueno que el pueblo de Dios tuviera una fiesta de las Cabañas, una alegre conmemoración de las
bendiciones que Dios les ha otorgado. Que interesante con respecto a las Cabañas. Hoy es. ¿Y por qué
creen ustedes que escogí este tema? Hoy se cierra la fiesta de las Cabañas. Duró por siete días. Cinco
días después del Yom Kippur comenzó. Exactamente. El Sábado pasado y hoy se cierra. Interesante.
Veamos un poquito esto. Vamos a poner aquí Fiestas Solemnes. Esto tiene que ver directamente
con lo que se hacía en el santuario en los servicios anuales. Lev. 23:4, estas son las fiestas solemnes de
Jehová, las convocaciones santas a las cuales convocaréis en sus tiempos. Estas son las fiestas solemnes
de Jehová, las convocaciones a las cuales convocareis en sus tiempos. Y ahora viene la lista. Las vamos
a poner aquí en la pizarra. Vayan leyendo. Lev. 23. En el mes primero, a los 14 del mes, entre las dos
tardes, Pascua es de Jehová. La primera fiesta es la Pascua. La Pascua se celebra el 14 del mes Nisan,
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que es el primer mes del calendario eclesiástico judío. El 14 de Nisan entre las dos tardes. O sea, de
puesta de sol a puesta de sol. Luego, versículo 6, a los 15 días de este mes, es la fiesta solemne de los
panes sin levadura a Jehová, siete días comeréis panes sin levadura. El primer día tendréis santa
convocación, ningún trabajo de siervo haréis, ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida. El
séptimo también se rá santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis. La segunda fiesta anual es la
de los panes sin levadura. Otra palabra en español para eso es ázimos. Panes sin levadura. Y dice que
se celebraba desde el 15 hasta el 21 de Nisan. Siete días. Para ser más específicos, los vamos a poner a
los siete. El 15, el 16, el 17, el 18, el 19, el 20 y el 21. De esos siete días dedicados a la fiesta de los
panes sin levadura, el primero era un sábado ceremonial. Un día en el cual no se trabajaba. Noten el
versículo 7, el primer día tendréis santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis. Y el versículo 8
dice, ofreceréis a Jehová siete días y el séptimo día será santa convocación, ningún trabajo de siervo
haréis. Vamos a ponerle un círculo entorno a los días que son llamados días de reposo o sábados
ceremoniales. Podían caer en cualquier día de la semana. Pero el día en que caía el 15 de Nisan era un
feriado, en el sentido que no se trabajaba, pero también era un día santo en el sentido de que se lo
dedicaba totalmente para el culto y la adoración. Era un día de reposo.
La tercera fiesta aparece en el versículo que sigue, versículo 10, habla a los hijos de Israel y
diles, cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una
gavilla por las primicias de los primeros frutos de vuestra siega. Y el sacerdote mecerá la gavilla
delante de Jehová para que seáis aceptos. El día siguiente del día de reposo la mecerá. Esta fiesta se
llama las Primicias. Y las Primicias se celebraba el día siguiente de este día de reposo de la fiesta de la
Pascua o de los ázimos, porque ustedes deben saber que con el tiempo todo esto llegó a conocerse con
el nombre de Pascua.
Por ser el primer día de Pascua todo lo que seguía era parte de una sola celebración, aunque la Biblia
distingue las tres fiestas en forma específica. Pero si ustedes recuerdan, se nos dice que tres veces debía
presentarse todo varón ante el templo, ante Jehová. Tres veces al año. La primera vez era para esta
fiesta y estaba toda junta; la segunda era para el Pentecostés; y la tercera era para la fiesta del Yom
Kippur que culminaba con las Cabañas. Muy bien, Primicias entonces era siempre el día siguiente a el
sábado ceremonial. En este caso le vamos a poner 16, ¿no es cierto? Y se nos dice con respecto a la
fiesta de las Primicias, el día en que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto,
en holocausto a Jehová, su ofrenda será dos décimas de flor de harina amasada con aceite, ofrenda
encendida a Jehová en olor gratísimo, su libación será de vino, la cuarta parte de un Him, no comeréis
pan ni grano tostado ni espiga fresca hasta este mismo día, hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de
vuestro Dios. Estatuto perpetuo es por vuestras edades en donde quiera que habitéis. Esta es la tercera
fiesta anual. Estas tres se celebraban en la primavera. Caían a fin de marzo o a principio de abril. Estas
tres iban juntas: la Pascua el 14, el primer día de los panes sin levadura el 15, y las Primicias el 16.
Todas juntas. De allí se contaba 7 semanas cumplidas.
Versículo 15. Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, el día en que ofrecisteis la gavilla de la
ofrenda mecida, o sea desde el día que sigue al día de reposo en que ofrecisteis la gavilla mecida de las
Primicias, desde este día contarás, dice, siete semanas cumplidas. O sea 49 días cumplidos y al día
siguiente, o sea el día 50, ofreceréis el nuevo grano a Jehová. Versículo 16. Hasta el día siguiente del
séptimo día de reposo, contaréis 50 días y entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De esa palabra
viene el nombre de la fiesta, la cuarta se llama Pentecostés. También se le llama la fiesta de la mies o la
fiesta de las semanas. La fiesta de las semanas porque venía 7 semanas después de las Primicias. Y
usted se está preguntando, pastor, y todo esto ¿qué tiene que ver? Espérense. Porque ahora viene lo
más interesante. Vamos a saber qué significado tenía todo esto en el plan de salvación.
Pentecostés, vamos a ponerle aquí 50 días más tarde. 50 días más tarde, después del 16. El día
número 50. Ahora, en el día de Pentecostés, tampoco se trabajaba. Dice el versículo 21, convocaréis en
este mismo día santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis, estatuto perpetuo en donde quiera
que habitéis por vuestras generaciones. Vamos a ponerle un circulito alrededor, simbolizando que
también era un día de reposo, un sábado ceremonial. Esta fiesta caía siete semanas más tarde, ya
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entrado el verano. Estas tres en primavera, esta en el verano, y entonces las últimas tres caían en el
otoño. Y vamos a ponerlas de una vez, versículo 24, habla a los hijos de Israel y diles en el mes
séptimo. Esto es en el mes primero, esto nos llevaba hasta el mes tercero, el Pentecostés, y ahora en el
mes séptimo. Al primero del mes, versículo 24, tendréis día de reposo, una conmemoración al son de
trompetas. De allí viene el nombre de la quinta fiesta. Trompetas. Y esta se celebraba el primero del
mes séptimo, de Tishri. Así se llama el séptimo mes del calendario judío. El primero del séptimo mes,
que es el mes de Tishri. Son de trompetas. Versículo 27. A los 10 días de este mes séptimo, será el día
de expiación. Tendréis santa convocación, afligiréis vuestras almas. Pero antes de poner allí día de
expiación, en el versículo 25 del que acabamos de pasar dice, en el día de trompetas, ningún trabajo de
siervo haréis. También esta fiesta era un sábado ceremonial. El sexto entonces expiación, y se
celebraba el décimo día del mismo mes Tishri. También en ese día, dice el versículo 28, ningún trabajo
haréis en este día porque es día de expiación, para reconciliáros delante de Jehová, vuestro Dios. Ese
también era un Sábado ceremonial y todavía se especifica en el versículo 32, día de reposo será a
vosotros, sábado será a vosotros. Ahora noten, podía caer cualquier día de la semana. Este, el primero
del mes, era sábado. No sábado séptimo de semana, sino sábado de reposo. Se le llamaba sábado
porque era reposo, pero podía caer cualquier día de la semana, y el décimo también. Obviamente que si
el primero caía en Sábado, séptimo día de la semana, el décimo no podía caer en Sábado. Así que era
en cualquier día de la semana, que caían, pero eran días de reposo ceremoniales.
Y la última fiesta, dice el versículo 34, habla a los hijos de Israel y diles, a los 15 días de este
mes séptimo, será la fiesta solemne de los Tabernáculos a Jehová por siete días. El primer día habrá
santa convocación, ningún trabajo de siervo haréis. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová, el
octavo día tendréis santa convocación, y ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Es fiesta, ningún
trabajo haréis. Esta se llama Cabañas o Tabernáculos y se celebra el 15, 16, 17 , 18, 19, 20, 21 y el
octavo, o sea el 22, del mes Tishri, también era un sábado, un día de reposo, en el cual no se trabajaba.
Aquí las tenemos todas completas ahora. ¿Cuántas fiestas son? Siete. ¿Y cuántos días de reposo
hay dentro de esas siete fiestas? ¿Cuántos hay? Contemos los círculos: uno, noten que la Pascua era
una fiesta pero no era un día de reposo; los panes sin levadura había siete días de fiesta, pero el primero
y el último eran días de reposo; así que tenemos uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete. Siete fiestas y
siete días de reposo dentro de esas fiestas. No todas las fiestas eran días de reposo. Por ejemplo, las
Primicias no se guardaba como día de reposo. La Pascua tampoco se guardaba como día de reposo. Y
los días entre medio de los panes sin levadura y de las Cabañas, tampoco eran días de reposo, pero eran
días de fiesta. Claro, el pueblo, venían de todas partes de la nación, venían tres veces al año. Y
obviamente no trabajaban en ninguno de estos días porque estaban en la fiesta. Pero aunque no
trabajaban, sin embargo los días que no eran de reposo, podían hacer otras actividades; no los
guardaban como días santos, mientras que en estos días no se trabajaba. Tampoco se cocinaba en estos
días. Se preparaba de antemano.
Muy bien. Ahora que tenemos esto, viene la parte interesante. ¿Qué significa todo esto? En el
plan de salvación, esta era una presentación en miniatura del gran plan de salvación de Cristo, para la
redención del ser humano. El Señor les presentaba cada año, en forma de un drama, de una
representación visible, lo que habría de ser el gran plan de redención. Desde la venida de Cristo a esta
tierra, su muerte para nuestra salvación, su resurrección, su ascensión al cielo, su ministerio en el
santuario celestial, el juicio final, la expiación final por los pecados, su venida en gloria, la purificación
final del pecado, la exterminación del pecado hasta el final del milenio, cuando el pueblo viviría
eternamente con el Señor. Todo el plan de salvación estaba en las siete fiestas anuales. Y usted dice
¿cómo?
Pues, veámoslo. La primera, la Pascua, es la más fácil de entender, y sin embargo tiene algunos
detalles que son fascinantes, que los vamos a tocar aunque sea rapidito. Vamos a poner aquí
simbolismo. Por cierto, debo decirles que cada una de las siete fiestas conmemoraba algo, prefiguraba
algo. En cada fiesta se miraba hacia el pasado, recordando algún evento que Dios había hecho en favor
de ellos, y se miraba hacia el futuro esperando el cumplimiento de la promesa en el plan de redención.
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Así que las fiestas tenían un doble significado. Por ejemplo, la Pascua conmemoraba la salida de
Egipto. Hasta el día de hoy los judíos celebran la Pascua, y hoy en día ellos no quieren saber nada de
que se les diga que eso tenía algo que ver con la muerte del Mesías. Ellos dicen no, eso solamente
recuerda nuestra liberación de Egipto. Pero la Pascua prefiguraba una liberación mucho más grande.
La liberación del pecado a través de Cristo Jesús. Cristo es nuestra Pascua que fue sacrificada por
nosotros. Así que vamos a poner aquí al lado de la Pascua, vamos a poner la muerte de Cristo.
¿Alguien quisiera por favor leer 1 Cor. 5:7? (Léalo usted en su Biblia). Porque nuestra Pascua que es
Cristo fue sacrificada por nosotros. Cristo es nuestra Pascua. El sacrificio del cordero pascual
simbolizaba la muerte de Cristo. Ahora quiero decirles algo. Sabían ustedes que Cristo murió
exactamente en un día en que se celebraba la Pascua? Y no solamente en el mismo día en que se
celebraba la Pascua, sino a la hora exacta en que se mataba el cordero pascual.
Ahora aquí viene lo más fascinante de todo eso. Cristo cumplió cada detalle de lo que era la
Pascua. Si ustedes quieren estudiar a fondo lo que es el tema de la Pascua, deben estudiarla basándose
en el libro de Éxodo, en el capítulo 12. Allí Dios les dio las instrucciones de cómo debía celebrarse la
Pascua. Dice así en el versículo 2: “Este mes será el primero de los meses. Para vosotros será el
primero de los meses del año”. Cuando salieron de Egipto, de ahí comienzan su calendario. “Hablaba
la congregación en Israel diciendo: en el diez de este mes, tómese cada uno de vosotros un cordero
según las familias de los padres, un cordero por familia”. ¿Cuándo debía tomarse el cordero? El diez.
Vayan tomando nota. “Si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer un cordero solos,
entonces él y su vecino inmediato a su casa, tomarán uno según
el número de las personas”. Parece que los Israelitas no tenían problemas con sus vecinos, porque
cuando venía la Pascua, podían invitar a su vecino a comer a su casa. Se llevaban bien con sus vecinos.
“Conforme al comer de cada persona, haréis la cuenta del cordero”. Versículo 5: “El animal será sin
defecto. Macho, de un año, lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Lo guardaréis hasta el día 14 de
este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel, entre las dos tardes. Tomarán de la
sangre, la pondrán en los dos postes, en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche
comerán la carne asada al fuego, y los panes sin levadura con hierbas amargas lo comerán. Ninguna
cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego, su cabeza con sus pies y sus entrañas.
Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana, lo que quedare hasta la mañana lo quemaréis en el fuego.
Y lo comeréis así, ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, vuestro bordón en vuestra
mano, lo comeréis apresuradamente. Es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré”, y la palabra pasaré en
hebreo es “Pache”. Pasar. De ahí viene el nombre Pascua. “Porque yo pasaré aquella noche por la tierra
de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias, y
ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto, yo Jehová. Y la sangre os será por señal. En las
casas donde vosotros estéis, veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá entre vosotros plaga de
mortandad, cuando hiera la tierra de Egipto. Este día os será de memoria y lo celebraréis como fiesta
solemne para Jehová durante vuestras generaciones, por estatuto perpetuo lo celebraréis. Siete días
comeréis panes sin levadura, así el primer día haréis que no haya levadura en vuestras casas”, y sigue
explicando que de ahí sigue la fiesta de los panes sin levadura.
Ahora vean algunos detalles. El animal tenía que ser macho, representando a Cristo como
hombre. Segundo lugar, tenía que ser sin defecto. No podía tener defecto físico ni mancha, tenía que
ser completamente blanco, sin ninguna mancha ni ningún defecto, representando el Cordero sin
mancha, ni mácula, ni defecto, Cristo Jesús. Simbolizando que su vida era sin pecado. Tenía que ser de
un año. No se podía escoger un animal viejo. La mayoría hubiesen estado inclinados a buscar ya el
macho viejo. Bueno, de todos modos ya está viejo, se va a morir, matemos ese. Pero la Escritura dice
no, me vas a dar el animal en lo mejor de su vida, en la flor de su vida. Porque el animal entre las
ovejas y las cabras, llega a la madurez al año de edad. Mostrando así que después de un año de edad ya
el cordero no se considera cordero, sino un adulto. Puede procrear después del año. Pero tampoco
puede ser viejo. Ni puede ser menos de un año ni puede ser más de un año, simbolizando que Jesús
habría de morir en la flor de Su vida.
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Tampoco se podía quebrar ningún hueso del animal. Noten que había que cocinarlo asado entero,
con cabeza, con pies, con todo. ¡Qué manera más rara de cocinar un animal! Esta no era una comida
común. Era una comida ceremonial. Representaba al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Y en el versículo 46 dice: “Se comerá en una casa, no llevaréis de aquella carne fuera de ella, ni
quebraréis hueso suyo”. No se podía quebrar ningún hueso. ¿Qué representaba esto? Juan 19:36 nos
dice que no le quebraron ningún hueso a Cristo. Vinieron a los dos malhechores que estaban, uno a la
derecha y otro a la izquierda, y a ambos les quebraron las piernas, pero cuando vinieron a Cristo ya
estaba muerto y no le quebraron las piernas. Cumpliendo así la prefiguración de la Pascua, que no se
quebraría ningún hueso suyo. La carne debía ser comida. Es muy hermoso lo que explica la mensajera
del Señor con respecto a eso. En Patriarcas y Profetas: 282 dice lo siguiente: “La carne debía comerse.
Para alcanzar el perdón de nuestro pecado, no basta con que creamos en Cristo”. Oigan. Algunos dicen,
solo cree y ya eres perdonado. Pero no era suficiente con que uno mate el cordero. Había que
comérselo. “De igual manera”, sigue diciendo, “los que aceptan y creen en Cristo, deben recibir por la
fe en Su Palabra como alimento espiritual. Cristo dijo, si no comiereis la carne del Hijo del hombre y
no bebiereis Su sangre, no tendréis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida
eterna”. Y para explicar lo que quería decir, dijo: “Las palabras que Yo os he hablado son Espíritu y
son vida”. ¿Qué es lo que hay que comer? La Palabra de Cristo. Vean ahora este simbolismo. Porque
algunos dicen, bueno, si yo creo que Cristo murió por mi, eso es suficiente. Pero aquí dice, no era
suficiente. Para alcanzar el perdón de los pecados, no basta que creamos en Cristo. Miren como sigue.
“Jesús aceptó la ley de Su Padre, cuyos principios puso en práctica en Su vida. Manifestó Su Espíritu y
demostró Su poder benéfico en el corazón del hombre. Juan dice: Aquel Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros y vimos Su gloria, gloria como la del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Los seguidores de Cristo, deben participar de Su experiencia, deben recibir y asimilar la Palabra de
Dios para que se convierta en el poder que impulse su vida y sus acciones. No basta con creer en
Cristo. Hay que comer la Palabra de Cristo. Mediante el poder de Cristo deben ser transformados a Su
imagen, deben reflejar los atributos divinos. Deben comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios,
o no habrá vida en ellos. El Espíritu y la obra de Cristo deben convertirse en el Espíritu y la obra de
sus discípulos. Oh, hay miles que dicen, yo creo que Cristo es el Cordero Pascual que quita el pecado
del mundo. Pero si no comen la carne del Hijo de Dios que es Su Palabra, si no asimilan en su vida y
viven de acuerdo a sus preceptos, de nada vale, no tienen vida en sí mismos”.
Interesante, ¿verdad? Justificación y santificación juntos, en la Pascua. Usted no los puede
separar. Es más, la sangre debía ser puesta en el dintel. Se imaginan ustedes, un niño judío, ese 14 de
Nisán allá en Egipto. Están azorados, han visto todo lo que ha pasado. Imagínense ustedes el niño, seis,
siete u ocho años. Ese niñito está maravillado de lo que ha visto y ha oído. Le tocó ver las ranas, ver
los piojos, ver las tinieblas que cayeron sobre Egipto, ver el granizo, ver todas las plagas que vinieron,
el río convertido en sangre, todo lo demás, y estaban impresionados. Y ahora Moisés ha anunciado, que
va a pasar el ángel de Jehová, matando a todo primogénito. Y Dios le da la instrucción. Moisés se la
explica a cada padre de familia, y
cada padre de familia ahora se la explica a su familia. Llega el día. Matan el cordero. Y se imaginan a
ese niño preguntando: Papá, ¿ya pusiste la sangre en el dintel? Qué pasaría si el papá dice: Hijo, eso no
es importante. Ya matamos el cordero, ya cumplimos con lo que Moisés nos pidió. Lo de la sangre no
es importante. Y el niño diciendo: Pero papá, si pasa el ángel y no ve la sangre, ¿qué va a pasar
conmigo papá? ¿Se arriesgaría usted a no poner la sangre en el dintel, esa noche del 14 de Nisán, si su
hijo mayor primogénito, está dentro de las puertas de su casa? ¿Se iría usted a acostar tranquilo esa
noche, sin tener la sangre en el dintel? Ahora, muchos hoy en día dicen, todo lo que hay que hacer, es
creer que Cristo murió por nuestros pecados, pero no aplican esa sangre a sus vidas. No es suficiente
con creer en la muerte de Cristo. Hay que hacer el sacrificio de Cristo, nuestro. La mensajera del Señor
dice: “No bastaba que el Cordero pascual fuese muerto. Había que rociar con su sangre los postes de
las puertas, como los méritos de la sangre de Cristo deben ser aplicados al alma. Debemos creer, sí,
pero no solo creer que Él murió por el mundo, sino que murió por mí, individualmente. Debemos
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apropiarnos la virtud del servicio expiatorio de Cristo”.


Te pregunto: ¿Es esa una realidad en tu vida? ¿Te has apropiado de los méritos de Su sangre
expiatoria? ¿Estás cubierto por la sangre de Cristo? ¿O sólo crees que Jesús murió por los pecados del
mundo? ¿Le has aceptado como el que perdona tus pecados? ¿Te has aferrado de esa sangre que limpia
de todo pecado? ¿Está tu vida limpia de todo pecado? ¿Está todo pecado confesado y limpiado por la
sangre de Cristo?
Interesante que junto con el cordero, se comían hierbas amargas. Dice el versículo 8: “Aquella
noche comerán la carne asada al fuego, los panes sin levadura, con hierbas amargas lo comerán”. ¿Qué
representaban las hierbas amargas? Bueno, recuerden que la Pascua tenía un significado histórico y un
significado futuro. ¿Qué representaban las hierbas amargas en relación con la salida de Egipto?. Ah,
para que nunca se olvidasen de la amargura que habían pasado como esclavos en Egipto. Éxodo 1:14
dice: “Y amargaron los egipcios su vida con dura servidumbre”. Amargaron la vida de ellos, la misma
palabra que se usa para hierbas amargas. Para que nunca se olvidasen de la amargura de la esclavitud.
Dios les dijo con el cordero coman hierbas amargas. Pero, ¿qué representaban las hierbas amargas en el
plan de salvación? ¿Qué representaban? La amargura ahora se aplica a Cristo, porque Él es el Cordero.
Es cristocéntrico en su cumplimiento futuro. Cristo dijo: Mi alma está muy triste hasta la misma
muerte. La amargura de Cristo en el Getsemaní, representan las hierbas amargas. Padre, si es posible
pasa de Mi esta copa. Era una copa amarga la que le tocaba beber. La amargura de Cristo. ¿Recuerdan
que le dieron a beber vinagre en la cruz? El vinagre es amargo. Todo eso simbolizaban las hierbas
amargas.
Pero ahora una pregunta muy interesante: ¿Cuándo se apartaba el cordero? El diez. ¿Y cuándo se
sacrificaba? El catorce. ¿Qué simboliza en el plan de salvación, el hecho de que el cordero era apartado
el diez, pero se sacrificaba el catorce? ¿Qué simboliza? Vean que interesante. Busquen ustedes en Luc.
22:1 en adelante = “Estaba cerca la fiesta de los panes sin levadura que se llama la Pascua. Y los
principales sacerdotes y los escribas buscaban cómo matarle, porque temían al pueblo. Y como entró
Satanás en Judas, por sobrenombre Iscariote, el cual era uno del número de los doce, este fue y habló
con los principales sacerdotes y con los jefes de la guardia, de cómo se lo entregaría. Ellos se alegraron
y convinieron en darle dinero, y él se comprometió y buscaba la oportunidad para entregárselo a
espaldas del pueblo. Y la oportunidad llegó el día de la Pascua”. Interesante. Judas hizo el trato, por
cuánto vendería a Cristo. Acordaron el dinero que le iban a dar, las 30 monedas de plata. Y si usted
estudia con detalle el evangelio, notará, que el domingo fue la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén.
El lunes fue la fiesta en la casa de Simón. Y el lunes por la noche, en la fiesta en la casa de Simón,
María Magdalena, rompió el perfume caro, y Cristo dijo: Déjenla, porque me ha ungido para la
sepultura. Ese perfume, con el cual fue ungido Cristo, ya lo apartó para la muerte. Pero la Biblia dice,
que cuando Judas vio eso, y la mensajera del Señor lo explica, dijo: hasta aquí llegué con Él. Ahora
está hablando otra vez que tiene que morir, pues que muera. Se levantó de la mesa, porque Jesús lo
puso de manifiesto cuando Él dijo: ¿para qué todo este desperdicio? ¿No podría haberse dado a los
pobres? Y Cristo dijo: “A los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me
tendréis”. Esta mujer ha hecho lo correcto. Elena de White dice que Judas se levantó de allí, y salió
directo y se fue a hacer el trato con los judíos. El mismo día 10 de Nisán. El Cordero fue apartado 4
días antes. Cumpliendo el tipo en el antitipo en forma exacta. Así como el cordero, el que tenía
corderos en su casa, el que tenía ovejas, tenía que escoger el cordero el diez, apartarlo, separarlo, ya no
podía estar más con el resto, sino que estaba apartado. El que no tenía cordero, tenía que ir y comprar
un cordero el diez. No lo podía comprar ni el 11, ni el 12, ni el 13 ni el 14. Lo tenía que comprar el 10,
según la instrucción. Y Cristo fue vendido por Judas el 10, y lo entregó el 14. Interesante, ¿verdad?
Se cumple exactamente. Ahora Jesús murió un 14 de Nisán, cerca de las tres de la tarde. Saben,
hay mucha discusión con respecto a si Jesús estaba realmente celebrando la Pascua, y si Él murió el día
después de la Pascua. Porque recuerden que Él instituyó la Santa Cena en la cena pascual. Y algunos se
confunden, porque dicen, bueno si Él ya había comido el cordero pascual, entonces cómo fue, porque
eso fue el jueves por la noche, la cena pascual, esa misma noche Jesús salió de la cena pascual, fue al
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Getsemaní, y esa misma noche fue entregado por Judas, fue prendido, fue enjuiciado durante el jueves
por la noche, el viernes por la mañana fue llevado ante Pilato, fue crucificado a las nueve de la
mañana, y murió a las tres de la tarde. Fue un viernes que Él murió. Pero había comido la cena pascual
del cordero, el jueves. Entonces, ¿murió Cristo el día de la Pascua o murió el día después de la Pascua?
Si ya había comido la cena pascual, ¿cómo entendemos eso? Pero, si Jesús murió a la hora en que
se mataba el cordero pascual, no podía Él morir después que el cordero pascual ya hubiese estado
comido. Si lo comieron el jueves, ¿por qué entonces Él murió el viernes? O si lo comieron digamos el
viernes en las primeras horas, pero si Él murió a las tres de la tarde, ¿cómo entendemos esta aparente
contradicción? Si, a la hora del sacrificio, exactamente a las tres de la tarde, Él murió a la hora en que
se mataba el cordero pascual.
La mensajera del Señor dice, que en la hora exacta que el cordero estaba por ser sacrificado,
Cristo como el Cordero Pascual murió. Entonces, ¿cómo entendemos eso? Bueno, la respuesta la tiene
la mensajera del Señor en el Deseado de Todas las Gentes. Ella dice, y como Jesús sabía que el día en
que el cordero pascual se mataba, Él iba a ser muerto, Él hizo preparativos para celebrar la Pascua el
día anterior. Y lo confirma Juan en el capítulo 13. Vean lo que dice allí, en el versículo 1 y 2: Antes de
la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que Su hora había llegado, para que pasase de este mundo al
Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin, y cuando cenaban,
como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote hijo de Simón, que le entregase.
Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a
Dios iba, se levantó de la cena, se quitó su manto y tomando una toalla se la ciñó.
Aquí tenemos la noche en que Jesús lavó los pies de los discípulos. Es la misma noche de la cena
pascual. Y la Biblia dice, antes de la fiesta de la Pascua. ¿Notaron eso?
Porque Jesús sabía que había llegado Su hora. La mensajera del Señor lo dice claramente. Como
Jesús sabía que el día en que se comía el cordero pascual, Él iba a ser muerto a la hora en que se
mataba el cordero, hizo arreglos para celebrar la cena con sus discípulos la noche anterior. Para poderla
celebrar por última vez con ellos, y darle el significado.
Y esto nos lleva a la segunda fiesta. ¿Qué representan los panes sin levadura? ¿Qué representa el
pan? El cuerpo de Cristo. ¿Y por qué el pan tenía que ser sin levadura? Correcto. Ahora, si la Pascua
era la muerte de Cristo, los panes sin levadura representaban Su sepultura. La levadura es símbolo de
pecado. Correcto. La levadura contamina. Cristo murió sin pecados. Su sacrificio fue un sacrificio
perfecto. En Mat. 26:26 dice: “Mientras comían tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió, lo dio a Sus
discípulos y dijo, tomad y comed, esto es mi cuerpo”.
Ese pan sin levadura representaba el cuerpo de Cristo. Pero ¿por qué más era sin levadura? ¿Qué
simbolizaba eso en el plan de salvación? No solamente simbolizaba que el sacrificio de Cristo era
perfecto, porque no había pecado en Él. Por otra razón más, el pan era sin levadura. ¿Qué pasa con el
pan que tiene levadura, en comparación con el pan que no tiene levadura? Bueno, si levanta. Pero el
pan leudado se daña más pronto. En cambio el pan sin levadura, usted lo puede guardar por días, y
días, y días, y no se hecha a perder. Mientras que el pan leudado, se hecha a perder más rápidamente.
Eso representaba, que el cuerpo de Cristo no vería corrupción. Hechos 2:27 = “Porque no dejarás mi
alma en el Hades ni permitirás que Tu Santo vea corrupción”. Y en el versículo 31 dice: “Viéndolo
antes, habló de la resurrección de Cristo, que Su alma no fue dejada en el Hades, ni Su carne vio
corrupción”. El pan sin levadura representaba que el cuerpo de Cristo no vería corrupción.
Ahora, en el día exacto en que se comía el pan sin levadura, en ese día exacto, Cristo estaba en el
sepulcro. Y que interesante que este día se celebraba como día de descanso. Ahora, Cristo murió un
viernes a las tres de la tarde. La hora en que se mataba el cordero pascual. Entre las dos tardes. Estuvo
en la tumba, el Sábado. Juan 19 dice que ese sábado era un sábado de gran solemnidad. Era Sábado de
Sábados. Porque no solamente era sábado séptimo día de la semana, sino que caía también un sábado
ceremonial. Por lo tanto era doblemente sábado. Era sábado por ser el séptimo día de la semana, y era
sábado porque era día de reposo del primer día de los panes sin levadura.
Interesante, que el creador de los cielos y de la tierra, creó el mundo en seis días, y reposó el
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séptimo día. Ustedes saben que el Creador es el mismo Redentor, ¿sí o no? Pedro dijo, ahí mismo, en
Hechos 3:14-15, mas vosotros negasteis al santo y al justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y
matasteis al autor de la vida. ¡Que paradoja! Matar al que es la vida. Quitarle la vida al autor de la
vida. Qué tremendo. El Creador, el que dio la vida, fue muerto.
Y vean que cosa más interesante. Jesús terminó la obra de creación un viernes. Y reposó el
Sábado. Terminó la obra de redención diciendo consumado es, un viernes, y reposó en la tumba un
Sábado. Aun en Su muerte Jesús guardó el Sábado. Reposó en la tumba. El Sábado es símbolo de
creación y símbolo de redención. Los adventistas guardamos el Sábado porque nos recuerda la obra de
la redención, consumada en el sacrificio perfecto del cuerpo de Cristo, como un Cordero sin mancha ni
mácula. Fue ofrecido para la salvación del mundo y reposó en la tumba el santo Sábado. Guardamos el
Sábado porque creemos que Jesús no solamente es nuestro Creador, sino también nuestro Redentor y
nuestro Salvador. Él es el Cordero que quita el pecado del mundo. El día en que se comía el pan sin
levadura, Jesús estuvo en la tumba.
Interesante que la fiesta se celebraba por siete días. Jesús volvió a aparecer dice la Biblia, siete
días más tarde, otra vez a los discípulos, después de haber resucitado. Durante esos siete días
estuvieron comiendo el pan sin levadura. Estaban recordando la muerte de Cristo.
Pero queremos llegar a las Primicias, porque esta es una de las fiestas más hermosas. Las
Primicias se celebraban al día siguiente del Sábado. En esa semana del año 31 de la era cristiana, la
fiesta de las Primicias cayó el domingo. El día siguiente al primer día de los panes sin levadura. ¿Y qué
representa la fiesta de las Primicias? Si la Pascua representa la muerte de Cristo, si los panes sin
levadura representan la sepultura de Cristo, ¿qué representa las Primicias? Oh si, todos lo sabemos,
¿verdad? La resurrección. ¿Texto bíblico? ¿Dónde habla de las Primicias? 1 Cor. 15:20, ¿Quién quiere
leerlo? Gracias. Ahora Cristo ha resucitado de los muertos, primicia de los que durmieron es hecho.
Ahí se menciona la palabra primicias.
Ahora, ¿qué era la fiesta de las Primicias? ¿Qué eran las primicias? Eran los primeros frutos.
Antes de la cosecha, antes de que nadie pudiese comer nada del grano que había sido cosechado, tenían
que traer las primicias para ser mecidas en el Templo. Ahora, ¿cómo se celebraba esta fiesta? Aquí
viene la parte más interesante. Y van a aprender algunas cosas muy interesantes ahora. 1 Cor. 15:20
dice que Cristo es las Primicias de la resurrección. En el versículo 22-23 dice: “Porque así como en
Adán todos mueren, también en Cristo todos serán resucitados. Pero cada uno en su debido tiempo.
Cristo las Primicias. Luego los que son de Cristo”, ¿cuándo van a resucitar? En Su venida. Las
Primicias representaba los primeros frutos de la gran cosecha que venía después. Ahora, quiero que
sepan algo. La gavilla mecida, que eran los primeros frutos, no era sólo una gavilla, sino que era un
manojo. En el caso de la resurrección de Cristo, ¿sabían ustedes que Cristo no resucitó solo? Siempre
hablamos de la resurrección de Cristo. Pero leyeron ustedes lo que dice el registro bíblico? Jesús no
resucitó solo. Mat. 27 dice que resucitaron muchos con Él. Versículo 52, “se abrieron los sepulcros y
muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron, y saliendo de los sepulcros, después de
la resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad y se aparecieron a muchos”. Esa resurrección de santos
dormidos, ¿quiénes resucitaron? Santos dormidos. ¿Quiénes? Bueno, la Biblia no dice quiénes fueron.
No, no fue Moisés, porque Moisés había resucitado hace mucho tiempo atrás. Probablemente Juan el
Bautista fue uno de ellos. Probablemente. Santos dormidos. Lo interesante es, que se aparecieron a
muchos en la ciudad, dice allí. “Y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Él, vinieron
a la santa ciudad, y se aparecieron a muchos”. Ahora, tiene que haber sido gente conocida, para que los
que los vieron, pudiesen reconocerlos. Porque si se aparece cualquiera y dice: Mira, yo soy Abel.
Bueno, y a mí ¿quién me dice que tu eres Abel? ¿Si no lo conozco? Tienen que haber sido santos bien
conocidos, por eso que yo pienso que Juan el Bautista era uno de ellos. Porque lo conocían muy bien.
Los otros, no sabemos quienes fueron. La Biblia no lo menciona. Pero ¿qué tiene de importancia eso?
Escuchen. La mensajera del Señor dice, en el DTG:730 = “Cristo resucitó de entre los muertos
como primicia de aquellos que dormían. Estaba representado por la gavilla agitada, y Su resurrección
se realizó en el mismo día en que la gavilla era presentada delante del Señor”. ¿Cristo resucitó en qué
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día? En el mismo que la gavilla se presentaba delante del Señor. Ahora vean qué se hacía con la
gavilla. Lev. 23:11 “El sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová para que seáis aceptos.
El día siguiente del día de reposo la mecerá. El día que ofrezcáis la gavilla ofreceréis un cordero de un
año, sin defecto, en holocausto a Jehová. Su ofrenda será dos décimas de Efa de flor de harina amasada
con aceite. Ofrenda encendida a Jehová en olor grato. Y su libación será de vino, la cuarta parte de un
Him. No comeréis pan ni grano tostado, ni espiga fresca, hasta ese mismo día, hasta que halláis mecido
la ofrenda de vuestro Dios”. ¿Qué significa el mecer la gavilla? ¿Y por qué con la gavilla se ofrecía
otro holocausto? Oh, aquí viene la parte interesante.
Jesús resucitó el domingo. El día en que se mecía la gavilla. Pero ahora escuchen lo que dice la
mensajera del Señor. “Durante más de 1.000 años se había realizado aquella ceremonia simbólica. Se
juntaban las primeras espigas de grano maduro, de los campos de la mies, y cuando la gente subía a
Jerusalén para la Pascua, se agitaba la gavilla de primicias como ofrenda de agradecimiento delante de
Jehová. No podía ponerse la hoz a la mies para juntarla en gavillas, antes que esa ofrenda fuese
presentada. La gavilla dedicada a Dios, representaba la mies. Así también Cristo, las Primicias,
representaba la
gran mies espiritual que ha de ser juntada en el reino de Dios. Su resurrección es símbolo y garantía de
la resurrección de todos los justos muertos”. Pero ahora viene la parte interesante. “Al resucitar Cristo,
sacó de la tumba una multitud de cautivos”. ¿Cuántos? ¡Multitud! Por eso dice, muchos de los santos
dormidos. No fueron unos pocos. Fue una multitud. “El terremoto ocurrido con ocasión de Su muerte,
había abierto las tumbas, y cuando Él resucitó, salieron con Él. Eran aquellos que habían sido
colaboradores con Dios, y que a costa de su vida, habían dado testimonio de la verdad”. ¿Por qué dije
que Juan el Bautista? Porque los que resucitaron eran mártires. Así que resucitó Jeremías entre ellos,
que fue aserrado. Resucitó Juan el Bautista, que murió como mártir. Los que resucitaron fueron los
mártires. “Los que habían a costa de su vida dado testimonio de la verdad. Ahora iban a ser testigos de
Aquel que los había resucitado”.
Ahora, hermanos, ¿saben qué pasó con ellos? Escuchen. “Los que salieron de la tumba en
ocasión de la resurrección de Cristo, fueron resucitados para vida eterna. Ascendieron con Él como
trofeos de Su victoria sobre la muerte y el sepulcro. Cuando Cristo le dijo a María Magdalena, el
domingo por la mañana temprano, antes de salir el sol, estaba oscuro todavía, por eso Magdalena no lo
vio bien. Estaba medio oscuro. Cuando ella se dio cuenta que era Jesús por la voz, se tiró a Sus pies y
quiso abrazarlo, pero Jesús le dijo: No me toques, porque aun no he subido a Mi Padre, mas ve y diles,
voy a Mi Padre y a vuestro Padre, a Mi Dios y a vuestro Dios. Jesús todavía no había subido. Ahora
escuchen. Porque esto es precioso, en la fiesta de las Primicias. Voy a ver si me escucharon bien hasta
ahora. ¿Qué día se marcaron los sepulcros que habían de ser abiertos? ¿Qué día? El viernes. ¿A qué
hora? Cuando Cristo murió, la tierra tembló. Hubo un terremoto tremendo. Y los sepulcros se abrieron.
Pero ¿cuándo salieron de la tumba? Después de la resurrección de Él. Ahora escuchen. Aunque la
Biblia no nos da ese detalle. Los judíos, en su libro Talmud, que es la explicación de las porciones
bíblicas, donde están todas las reglamentaciones de las fiestas, dice lo siguiente: Las primicias, era una
gavilla que se cortaba de uno de los campos cerca de Jerusalén. O a veces un poco más lejano. Se
echaba suerte para ver en el campo de quién se iba a cortar la gavilla. Y era un privilegio muy grande,
que cayese en una familia, que en ese año les tocase que cortasen la gavilla, para presentarla en el
templo, de su propio campo. Todos los judíos deseaban que alguna vez en su vida, cayese la suerte
sobre su familia, para ser privilegiado, que de allí se corte la gavilla. Ahora, se echaba la suerte. Y
entonces el campo se marcaba. Según el Talmud, el día anterior al día de reposo. Porque eso no se
hacía en el día de reposo. El día anterior al día de reposo, a la hora del sacrificio de la tarde, el
sacerdote ceremoniosamente marcaba el campo donde había caído la suerte. El campo quedaba
marcado. Ningún animal podía entrar en el campo. Debía ser guardado cuidadosamente. Ningún ser
humano podía entrar en ese campo, porque estaba consagrado a Jehová. Y entonces, el domingo por la
mañana, o el día después del sábado ceremonial, en este caso cayó domingo, pero podía ser cualquier
día de la semana, el domingo, el día 16, el día de las Primicias, temprano por la mañana, el sacerdote
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iba al campo que había estado marcado, y cortaba la gavilla, la traía al templo para mecerla a la hora
del sacrificio de la mañana. A las nueve de la mañana.
Ahora vean que interesante. Eso era en el tipo. En el antítipo, la gavilla que iba a recoger Jesús al
resucitar, quedó marcada a las tres de la tarde del viernes. A la misma hora que el sacerdote estaba
marcando el campo de la gavilla que iba a ser recogida. El terremoto marcó las tumbas de los que iban
a resucitar, dejándolas abiertas. Y resucitaron el domingo, por la mañana a la hora en que el sacerdote
estaba cortando la gavilla.
¿Saben que no se sabe a qué hora resucitó Jesús? Si hubiese un registro, en qué familia cayó la
suerte de ese año, se podría calcular, vean bien lo que les voy a decir, porque según donde estaba el
campo, el sacerdote calculaba el viernes cuando iba, o el día antes del día de reposo, calculaba
caminando el tiempo que le tomaba para llegar al campo. Entonces, él iba desde la mañana, al lugar del
campo. Pero esperaba, una vez que llegaba, calculando el tiempo, a la hora de las tres de la tarde para
marcar el campo. El domingo, o el día después del día de reposo, después de las Primicias, como él ya
sabía el tiempo
que le tomaba, calculaba para poder llegar para la hora del sacrificio matutino, con la gavilla. Y
cuentan, las escrituras judías, no la Biblia, que el pueblo entero estaba esperando en Jerusalén, y se
formaban procesiones en el camino por donde venía el sacerdote con la gavilla. Todos le daban la
bienvenida, mientras él venía entrando en Jerusalén y trayendo la gavilla para mecerla en el campo, el
día de las Primicias. Si supiésemos donde cayó la suerte ese año, podríamos saber a qué hora resucitó
Jesús. Porque se puede calcular la distancia que le toma, entre las nueve de la mañana hacia atrás, pero
como era muy oscuro, probablemente ese año, la suerte cayó a varios kilómetros de Jerusalén, porque
el sacerdote cortó la gavilla muy temprano. Cuando los discípulos fueron al sepulcro, muy de mañana,
todavía no había salido el sol, ya Jesús no estaba. Eso significa, que ya la gavilla había sido cortada.
¿Pero a qué hora se mecía? A la hora del sacrificio matutino, a las nueve de la mañana. ¿Qué
piensan ustedes que sucedió a esa hora? Exacto. Antes del amanecer Jesús le dijo a María, no me
toques porque aun no he subido. Mas ve y diles voy a Mi Padre. A las nueve de la mañana, a la hora
exacta en que el sacerdote mecía la gavilla, Cristo se presentó. Recuerden que la gavilla se mecía
delante de Jehová. Cristo se presentó delante de Jehová, con las primicias. Porque aquí dice la
mensajera del Señor, que los que resucitaron con Él, ascendieron con Él como trofeos de Su victoria,
sobre la muerte y el sepulcro. Qué interesante esto.
¿Y saben lo que sucedió en el cielo? Escuchen. Se los voy a leer. DTG:773 = “Allí está el trono,
el arco iris de la promesa, allí están los querubines y serafines, los comandantes de las huestes
angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados.
De todas partes del universo están congregados. Estuvieron viendo todo lo que sucedió en los días
anteriores. Todos observando. El concilio celestial delante del cual Lucifer había acusado a Dios y a Su
Hijo, los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás pensaba establecer su
dominio, todos
están allí, para dar la bienvenida al Redentor. Sienten impaciencia por celebrar Su triunfo, y glorificar
a Su Rey. Pero con un ademán, Jesús los detiene. Todavía no. No puede ahora recibir la corona de
gloria y el manto real. Entra en la presencia de Su Padre. Señala Su cabeza herida, Su costado
traspasado, Sus pies lacerados, alza Sus manos que llevan la señal de los clavos”. Usted se pregunta por
qué en el día de las Primicias ofreceréis el día que ofrezcáis la gavilla un cordero de un año sin defecto
en holocausto a Jehová? El cordero era ofrecido el 14 de Nisán, pero el 16 se volvía a ofrecer, porque
representaba a Jesús, presentándose delante del Padre y mostrando Sus manos, mostrando Sus pies,
mostrando Su costado traspasado, mostrando las marcas de Su sufrimiento. “Y ahora”, sigue diciendo,
“presenta también los trofeos de Su triunfo. Ofrece a Dios la gavilla de las primicias, aquellos que
resucitaron con Él como representantes de la gran multitud que saldrá de la tumba en ocasión de Su
segunda venida. Se acerca al Padre, y le dice: Padre, si esto es suficiente, si las marcas que llevo de Mi
sacrificio son aceptas delante de Ti, si Mi sacrificio ha sido perfecto, entonces acepta a estos también.
Y cuando recibe de Su Padre la aprobación de que Su sacrificio ha sido suficiente, entonces, y recién
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entonces, retorna a esta tierra. Por eso se sigue comiendo el pan sin levadura.
Interesante, ¿verdad? Esas tumbas fueron marcadas el viernes. Se abrieron el domingo. Y en los
días subsiguientes se aparecieron a muchos en Jerusalén. Cristo, Primicias de los que durmieron es
hecho, y con Él los que resucitaron. Símbolo de la gran resurrección, que vendrá en Su segunda
venida. 1 Cor. 15:23. Ahora, así como hay primicias de los muertos, también hay primicias de los
vivos. Y esos son los 144.000; primicias de los vivos. Pero ese es otro tema. Ah si, a mi me fascina
hablar de ese tema también, los 144.000.
Bien, me queda una fiesta más. Para terminar. O quieren que terminemos aquí hoy la de la
primavera, y mañana por la mañana vemos la del verano, el Pentecostés. Lo que pasa es que hay tanto
del Pentecostés. ¿Están listos para irse ya? ¿Si? ¿Quieren descansar bien para escuchar bien mañana?
¿Cerramos aquí? OK, aquí se hace lo que dice la mayoría. Yo estoy listo para seguir con Pentecostés.
Por cierto, no pierdan el detalle interesante que las primicias se vuelven a ofrecer en el día de
Pentecostés. ¿Notaron eso? Versículo 15-17: Contaréis desde el día que sigue del día de reposo en que
ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida, siete semanas cumplidas serán, hasta el día siguiente del
séptimo día de reposo, contaréis cincuenta días. Entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová. De
vuestras habitaciones traeréis los panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de Efa de flor
de harina, cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Y ofreceréis con el pan siete corderos de
un año. ¿Saben por qué? ¿Quieren saber? Vengan mañana. ¿No es esto maravilloso? ¿Como se
presenta el plan de redención en el santuario? Cada año esto se celebraba. Y el pueblo de Israel podía
ver la prefiguración de todo el plan de salvación. Y lo que viene todavía es más impresionante. ¿Saben
ustedes que Pentecostés no tiene tanto que ver con la recepción del Espíritu Santo, como con lo que
pasó en el cielo, el día de Pentecostés ? Es tremendo. Todo eso tiene que ver con la obra de Cristo.
Siempre hablamos de Pentecostés como el día en que cayó el Espíritu Santo. Pero mañana les voy a
explicar, que el Pentecostés recordaba algo también. ¿Ustedes saben lo que pasó 50 días después del
cruce del Jordán? El 14 salieron, el 15 fueron bautizados, representa la muerte, dice el apóstol Pablo,
en 1 Cor. 10, todos fueron bautizados por Moisés en la nube y en el mar. El 16 resucitaron a una nueva
vida del otro lado del mar. Vean. La Pascua salieron el 14, el 15, cruzan el mar el 16, y ¿qué pasó 50
días más tarde? La promulgación de la ley sobre el monte Sinaí. El monte tembló. ¿Y qué pasó el día
de Pentecostés? El monte de Sión tembló. Y descendió fuego del cielo sobre el monte. Y también el
día de Pentecostés descendió fuego del cielo. Oh si, eso tiene que ver con la recepción del Espíritu
Santo, pero tiene que ver con la santa ley de Dios. No se lo pierdan. Porque mira hacia atrás el
Pentecostés, y mira también hacia el futuro. Es tremendo. Estas fiestas tienen una riqueza espiritual
tremenda. Pero si a ustedes les parece que lo que hemos visto hasta ahora es impresionante, esperen a
que veamos lo que viene. Porque todo el plan de salvación, las trompetas, el gran día de expiación, y la
fiesta de las Cabañas, todo el plan de salvación escondido en el santuario. Todo esto nos habla acerca
de Jesús. Él es el centro del santuario. Y saben hermanos, ninguna otra iglesia puede explicar lo que
explicamos los adventistas. No hay otro que entienda esto. Solamente nosotros lo entendemos.
Pregunten y vayan a cualquier otra iglesia. Oh, puede ser que les digan que Jesús es el Cordero
Pascual. Pero todo ese simbolismo rico del plan de salvación, sólo nosotros tenemos ese privilegio. Y
el Señor levantó un pueblo remanente para levantar y exaltar a Cristo, en Su santuario celestial. Y
vamos a ver que esto tiene que ver con la inauguración del santuario celestial. Mañana lo vamos a ver.
Que el Señor pueda darnos ese deseo ávido de estudiar, investigar, escudriñar Su Palabra, para que
fortalecidos en la verdad de Su santuario, en torno a la cual giran todas las demás verdades, porque el
santuario es el centro de todo lo que sucede en el cielo y en la tierra. En el santuario está escondido el
camino de Dios. En el santuario está la verdad para nuestros días. El santuario es Cristo Jesús, nuestro
Salvador. Que Él nos ayude a aprender más de Jesús, a conocer más Su obra en nuestro favor, a amarle
más, y a servirle mejor, a comer la carne y beber la sangre del Hijo de Dios, para que tengamos vida en
nosotros, para gloria y honra Suya. Que el Señor nos bendiga.
Jesucristo es el primero y el postrero. Él es el principio y el fin. Él es el todo. Y dice la Escrituras
en el libro de Efesios, en el capítulo 4:9-10 = Y eso de que subió qué es sino que también había
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descendido primero a las partes más bajas de la tierra. Y el que descendió es el mismo que también
subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo. Jesucristo llena los cielos de los cielos. Los
cielos de los cielos no pueden contenerlo. Y también llena nuestros corazones en esta mañana. Al
hablar acerca de ese plan de salvación, en el cual se había hecho un pacto de toda la eternidad, que el
Hijo de Dios habría de bajar a esta tierra, habría de vivir como un hombre y morir en la cruz del
Calvario, para resucitar y ascender al cielo, y poder así ser un fiel Sumo Sacerdote, intercesor entre
Dios y los hombres. El plan de salvación está descrito en el santuario. El santuario nos habla acerca de
los grandes eventos que marcaban en el propósito de Dios, los grandes hechos de salvación en favor de
la raza humana.
Y anoche tuvimos el privilegio de estudiar juntos, como en el santuario se celebraba cada año,
una representación en forma de drama vívido, que representaba el gran plan de salvación. Cada año,
comenzando allá en el desierto, y siguiendo por más de 1.000 años, el pueblo de Israel, repetía y
pasaba por las escenas del gran plan de salvación. Sin embargo, con el tiempo comenzaron, de tanto
repetirlas, a perder su significado. Dejaron de ver su simbolismo en el plan de redención. Y cuando
Cristo vino a esta tierra, no reconocieron que Él era aquel de quien hablaba Moisés, de quien se
hablaba en el santuario que
Él era la víctima que había de ser sacrificada. ¡Qué terrible tragedia! ¿Y saben? Sería muy triste que
nosotros, como cristianos adventistas, conocedores de la verdad del santuario, perdamos el tremendo
significado de ese drama de amor ejemplificado
en el santuario. Debemos conocer estas cosas, debemos dominarlas, este debe ser nuestro tema en
especial. El estudio del tema del santuario, dice la mensajera del Señor, debe ocupar nuestras mentes,
nuestro tiempo, nuestros mayores intereses. Este debe ser el centro de nuestro estudio.
Anoche vimos las primeras tres fiestas anuales, que representaban en el plan de salvación, la
muerte de Cristo, su sepultura, y su resurrección. Jesús murió en el día que señalaba el santuario que
había de morir. En el día exacto en que se mataba el cordero pascual, a la hora exacta que el cordero
era sacrificado. La Escritura nos dice, y la mensajera del Señor lo confirma, era la hora del sacrificio
de la tarde. El cordero pascual era sacrificado entre las dos tardes. O sea, a las tres de la tarde. La hora
del sacrificio. El sacerdote había tomado el cordero apartado para el sacrificio, lo había colocado sobre
el altar. Estaba a punto de sacrificarlo. Cuando de pronto, densas tinieblas cubrieron, no solo la cruz,
sino también toda la ciudad de Jerusalén. Unas tinieblas indescriptibles, profundas, negras, y también
inexplicables. La mensajera del Señor explica que esas tinieblas cundieron por toda la tierra. No
solamente se vieron en Jerusalén, sino que el mundo entero se cubrió de tinieblas. La creación, con el
Creador, consentía en cubrir con mortaja, Su muerte. Nunca antes, la tierra había presenciado una
escena tal. La multitud paralizada, con aliento en suspenso, miraba el Salvador, mientras esa nube
negra rodeaba la cruz y se extendía, poco a poco, a su alrededor. Las tinieblas descendieron sobre toda
la tierra. Se oyó un ronco rumor como de un fuerte trueno. Se produjo un violento terremoto, que hizo
caer a la gente en racimos. Siguió la más frenética confusión y
consternación. En las montañas circundantes, se partieron rocas que bajaron con fragor a las llanuras.
Se abrieron sepulcros.
Y los muertos fueron arrojados de sus tumbas. La creación entera parecía estremecerse hasta los
mismos átomos. Príncipes, soldados, verdugos y el pueblo, yacían postrados en el suelo. Cuando los
labios de Cristo exhalaron el fuerte clamor, consumado es, los sacerdotes estaban oficiando en el
templo. Era la hora del sacrificio vespertino. Habían traído para matar el cordero, que representaba a
Cristo. Ataviado con sus vestiduras significativas y hermosas, el sacerdote estaba a punto de degollar el
cordero. Levantó el cuchillo, como Abrahán, a punto de degollar a su hijo. Con intenso interés el
pueblo estaba mirando. Pero en ese momento, la tierra se cubrió con una mortaja negra. Tembló y se
agitó. Con un ruido desgarrador, el terremoto sacudió el templo. El velo interior fue rasgado, de arriba
a abajo, por una mano invisible, que dejó expuesto, a la mirada de la multitud, un lugar que fuera una
vez lleno de la presencia de Dios. En ese lugar, había morado la shekinah. Allí Dios había manifestado
Su gloria, sobre el propiciatorio. Nadie antes, sino el sumo sacerdote, había alzado jamás el velo que
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separaba ese departamento del resto del templo. Allí entraba una sola vez al año, para hacer expiación
por los pecados del pueblo el sumo sacerdote. Pero he aquí que ahora, el velo se había desgarrado en
dos. Ya no era más sagrado el Lugar Santísimo del santuario terrenal. Todo era terror y confusión. El
sacerdote estaba a punto de matar la víctima, pero el cuchillo cayó de su mano enervada, y el cordero
escapó. En el terremoto, el sacerdote, al ver que la tierra se sacudía, que el templo se movía, que el
altar parecía caerse, que el velo se rasgaba, en miedo y terror, dejó caer el cuchillo de la mano y escapó
huyendo al ver que la tierra se movía. El símbolo se había encontrado en la muerte del Hijo de Dios, en
la realidad que ese cordero prefiguraba. El tipo se encontró con el antitipo. Todo se había cumplido. El
gran sacrificio había sido hecho. Estaba abierto el camino que llevaba ahora al santuario celestial.
Esa fue la Pascua. Jesús murió en el día y en la hora señalada, exacta. Eso no solamente era un
simbolismo, sino también una profecía. Y en el día en que se comía el pan sin levadura, en el sábado
mismo, en el cual se cambiaban los panes sin levadura en el santuario, en ese mismo sábado 15 de
Nisán, mientras el pan era comido por los sacerdotes, porque cada sábado, el pan era cambiado y los
sacerdotes debían comerlo, pero el pueblo se unió a los sacerdotes al comer el pan, porque era el
primer día de los panes sin levadura. Todo se junta. No solamente el simbolismo del pan que cada
semana se cambiaba y se comía por los sacerdotes, sino también la fiesta anual, cae exactamente el
sábado ceremonial con el sábado anual, con el Sábado semanal. Y en ese mismo sábado, en que el pan
era cambiado y comido por los sacerdotes, en que el pueblo en el sábado ceremonial comía el pan sin
levadura en el primer día de los panes ázimos, el cuerpo de Cristo descansaba en la tumba, sellando así
nuestra redención. Él era el pan vivo que había descendido del cielo. Y el hecho de que el pan era sin
levadura, mostraba Su vida perfecta sin pecado. Pero también señalaba el hecho de que Su cuerpo no
vería corrupción en la tumba. Y así cumpliendo el tipo con el antitipo, se encuentran en el día exacto,
en el cual señalaba la profecía. La sepultura de Cristo prefigurada en el santuario.
La tercera fiesta que vimos anoche, fue la de las Primicias. Ahora Cristo, dice Pablo, ha
resucitado de los muertos, Primicias de los que durmieron es hecho. La resurrección de Cristo, sucedió
en el día exacto en que se celebraba la fiesta de las Primicias. A la hora exacta, en que el sacerdote
cortaba la gavilla, el Señor Jesús resucitó de los muertos. El campo para cortar las gavillas, había sido
marcado el viernes, a la hora del sacrificio de la tarde. Y a esa misma hora, la mensajera del Señor
explica, en el DTG:704 = “Los sepulcros se abrieron, y quedaron así marcados los cuerpos de los
santos que habían dormido y habían de resucitar con Cristo, quedaron expuestos. Fueron lanzados
fuera de los sepulcros y resucitando con Cristo, en Su resurrección, fueron parte de la gavilla que el
Señor presentó ante Jehová, el día de la gavilla mecida”. También las Escrituras lo señalaban en Mat.
27:51-53 = “He aquí el velo del templo se rasgó en dos, de arriba a abajo. La tierra tembló, las rocas se
partieron. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron y
saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Él, vinieron a la santa ciudad y aparecieron a
muchos”. Cuerpos de los santos dormidos. Resucitaron con Jesús. Y junto con Él ascendieron al cielo.
A la hora del sacrificio matutino, ese domingo de resurrección, mientras el sacerdote mecía la gavilla
encima del altar, ya eso había perdido su significado, ya era una forma hueca, porque la realidad estaba
sucediendo en el santuario celestial. En el cielo. Ante el trono de Dios, sobre el altar que está en el
atrio.
Y quiero hacer algo muy claro ahora. Cuando Jesús ascendió al cielo, el día de la resurrección,
¿recuerdan lo que le dijo a María? No me toques porque aun no he subido a Mi Padre, mas ve y di a
mis hermanos, he aquí voy a Mi Padre y a vuestro Padre, y a Mi Dios y a vuestro Dios. Cuando Cristo
subió al cielo, a presentarse ante Dios, para recibir la aceptación del sacrificio, Él no entró dentro del
edificio, del templo celestial. El sacerdote ofrecía la gavilla en el altar. Recién va a entrar en el Lugar
Santo, en Su ascensión. Y eso es lo que vamos a estudiar esta mañana. Tiene que quedar claro esto,
porque los lugares en el santuario, la corte, el atrio del templo, representa la obra de Cristo aquí en esta
tierra hasta Su resurrección. Y el día de la resurrección Él volvió aquí a la tierra. Todavía no había
completado la obra que por 40 días más habría de estar aquí en esta tierra, para luego ascender al cielo.
Todo eso estaba prefigurado en el atrio del templo. Su muerte, Su sepultura, en la fuente, Su
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resurrección. Y Su ascensión era la entrada al Lugar Santo, que vamos a estudiar ahora.
Bien, hasta allí vimos anoche. Ahora viene la parte de hoy. El Pentecostés. La Escritura nos dice,
en el libro de Hechos 1:3 =“A quienes también después de haber padecido, esto es, Cristo después de
haber padecido, se presentó vivo, con muchas pruebas indudables, apareciéndoseles durante 40 días y
hablándoles acerca del reino de Dios”. Durante esos 40 días Jesús les abrió las Escrituras. Les explicó
todo lo que las Escrituras decían acerca de Él. Luc. 24:25 menciona una de esas apariciones de Cristo y
dice, este es en el camino de Emaús, con aquellos dos discípulos, dice que él les dijo = Oh, insensatos y
tardos de corazón, para creer todo lo que los profetas han dicho. ¿No era necesario que el Cristo
padeciera estas cosas y que entrara en Su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos
los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían. Iban por el camino. Jesús conocía
su Biblia de memoria. Les citó. Qué estudio bíblico debe haber sido ese. Ojalá aquellos discípulos
hubiesen dejado registrado el estudio bíblico que el Señor Jesús les dio, en el camino a Emaús.
Dice que comenzó por Génesis, por Moisés, y pasó por todas las Escrituras, por los profetas y
por los Salmos, a través de toda la Biblia, les fue mostrando todo lo que las Escrituras decían acerca de
Él. ¿Y notaron ustedes eso? Versículo 27 dice: “Comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los
profetas. No quedó un solo libro del Antiguo Testamento que Jesús no mencionara en este estudio
bíblico. Y algunos dicen que los estudios bíblicos deben ser cortitos. Pero Jesús comenzó por Génesis
hasta Malaquías. Por todos los profetas. Cuando los discípulos recuerdan esto, o lo mencionan, dice en
el versículo 44: “Estas son las palabras que os hablé estando aun con vosotros, que era necesario que se
cumpliese todo lo que está escrito de Mi en la ley de Moisés, en los profetas y en los Salmos. Esas son
las tres divisiones de la Escritura hebrea. La ley de Moisés, la Torá, los primeros cinco libros de la
Biblia. Los profetas, los neviguin, y los Salmos, los escritos. Los Salmos es el libro principal que
comienza todo ese grupo o esa división del Antiguo Testamento. Y dice que les dijo, versículo 45, les
abrió el entendimiento para que comprendiesen las Escrituras. Les abrió el entendimiento.
¡Qué tremendo! Jesús pasó 40 días explicándole las Escrituras. Así lo dice en Hechos 1:3 =
“Apareciéndoseles durante 40 días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y estando juntos, dice, les
mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis
de Mí. Porque Juan bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo, dentro de
no muchos días. Versículo 8: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu
Santo y me seréis testigos”. Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. Les
dijo que se quedasen en Jerusalén, hasta que viniese el Espíritu Santo.
Pregunto: ¿En qué día fue derramado el Espíritu Santo? ¿Qué día fue derramado? El día de
Pentecostés. Ahora noten. El día de Pentecostés se celebraba exactamente 50 días después del sábado
de la semana de los Panes sin Levadura. Cincuenta días más tarde. Decía, contaréis desde el sábado
después de la gavilla mecida de las Primicias, que se celebraba en esa semana del día de los ázimos, el
segundo día de la fiesta de los ázimos, era el día en que se celebraba las Primicias. O sea, de ese día,
contaréis 50 días y entonces presentaréis a Jehová grano nuevo. Levíticos 23. Lo vimos anoche.
Cincuenta días más tarde.
Ahora, ¿Cuánto tiempo estuvo Jesús aquí en la tierra, después de su resurrección? Cuarenta días.
Cuarenta más diez, hacen los cincuenta días, hasta el día del Pentecostés. Cuarenta días estuvo aquí en
la tierra. Nos quedan diez días más hasta el día de Pentecostés. Ahora vamos a estudiar qué pasó
durante esos diez días. ¿Cuántos saben lo que pasó durante esos diez días, desde que Jesús salió de la
tierra hasta que envió el Espíritu Santo el día de Pentecostés? ¿Ustedes saben lo que paso? ¿No saben?
Pues ahora lo vamos a ver. Está en el santuario. Ahí es donde se entiende lo que sucedió.
Déjenme hacerles una pregunta. ¿Qué significa para ustedes Pentecostés? Es una fiesta. ¿Qué
más? Cuando usted escucha la palabra Pentecostés, ¿qué le recuerda? El derramamiento del Espíritu
Santo. Desgraciadamente, cuando pensamos en Pentecostés, sólo pensamos en eso. Y digo
desgraciadamente, porque más importante que lo que pasó aquí en la tierra en el día de Pentecostés, es
lo que pasó en el cielo en ese día. Y eso es lo que debe ser el centro de nuestra atención. Nuestros ojos
deben estar fijos en Cristo, el autor y consumador de la fe. Y más importante es lo que pasó en el cielo
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con Cristo, que lo que pasó en la tierra. Lo que pasó en la tierra era solamente una señal visible, aquí
en la tierra, de algo mucho más grande, que había sucedido en el cielo. ¿Y qué fue lo que sucedió el día
de Pentecostés en el cielo?
Aquí fue derramado el Espíritu Santo. Recuerden que estas fiestas señalaban hacia el futuro en el
plan de salvación, pero también recordaban un evento en el pasado. La Pascua, la salida de Egipto
junto con los panes sin levadura, que ellos sacaron de Egipto. ¿Se acuerdan que debía llevar la masa?
Las Primicias hablaba de la bendición de Dios de la cosecha. Recordaba que Dios era el dador de todo.
Los primeros frutos se ofrecían a Él. Recordaba también el cruce del mar rojo. El comienzo de una
nueva vida libre de sus amos los egipcios. Libre de la esclavitud.
El Pentecostés, ¿qué recordaba? ¿Qué pasó 50 días después de la salida de Egipto? En el tercer
mes, lo dice la Escritura, está allá registrado en el libro de Éxodo 19, en el tercer mes llegaron al pie
del monte Sinaí. El Pentecostés recuerda la promulgación de la ley. Y hasta el día de hoy, los judíos,
recuerdan el Pentecostés recordando cuando Dios descendió sobre el monte Sinaí para proclamar Su
santa ley. Ahora nosotros vamos a ver cómo el tipo se junta con el antitipo, y vamos a ver el
significado de todo esto en el plan de salvación. Comencemos.
Llegado el día de Pentecostés, Hechos 2, estaban todos unánimes juntos. Si usted quiere subrayar
un versículo en este tema, subraye ese, el uno. Estaban todos unánimes juntos, porque ahora lo vamos a
ver en profecía, que esto estaba profetizado mil años antes. Que iban a estar juntos unánimes, para el
día de Pentecostés. Y vamos a estudiar ese significado también. De repente vino del cielo un estruendo.
¿De dónde vino? Del cielo. ¿Qué fue lo que pasó en el cielo que se escuchó hasta en la tierra? Ahora lo
vamos a ver, qué fue lo que pasó. Se escuchó un estruendo fuerte, que vino del cielo. Y repercutió aquí
en la tierra. Un viento recio soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban reunidos, y se les
aparecieron lenguas repartidas como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos, y fueron todos
llenos del Espíritu Santo. Se sacudió la casa, un viento fuerte, lenguas de fuego que descendieron, todo
eso nos recuerda el monte Sinaí. El monte que humeó, el monte que era como el fuego de un horno
sobre él. Cuando Dios descendió, descendió fuego sobre el monte. La tierra tembló y un viento recio
sacudió el monte.
Pero hay más que esto. ¿Qué fue lo que pasó en el cielo? Dice que los discípulos comenzaron a
hablar en lenguas, y la gente se amontonó. Versículo 6. Hecho este estruendo, se juntó la multitud, y
estaban confusos porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Entonces Pedro, se puso en pie y
comenzó a explicar lo que estaba sucediendo. Versículo 12. Estaban todos atónitos y perplejos
diciéndose unos a otros, ¿qué quiere decir todo esto? ¿Qué significa todo esto? Un estruendo, un viento
fuerte, lenguas de fuego, y ahora los discípulos hablando en nuestros idiomas, no son todos galileos y
sin embargo
hablan en nuestro idioma las maravillas de Dios. ¿Qué significa todo esto? Entonces Pedro poniéndose
en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: Varones judíos, y todos los que habitáis en
Jerusalén, esto os sea notorio y oid ahora mis palabras. Porque estos no están ebrios como vosotros
suponéis, puesto que es la hora tercera del día. ¿Creen ustedes que las menciones a horas específicas
son circunstanciales o tienen algún significado?
Toda palabra es inspirada por Dios. Cada detalle de la Biblia tiene su significado. ¿Qué hora es la
hora tercera? Las nueve de la mañana. La hora del sacrificio matutino. ¿Y qué estaba pasando a las
nueve de la mañana? Bueno, Pedro usa dos pasajes de las Escrituras para explicar lo que estaba
sucediendo. El primero, el libro de Joel, hablando de la experiencia del derramamiento del Espíritu
Santo aquí en la tierra. Pero el segundo texto que usa, es el Salmo 110. No vamos a estudiar en esta
mañana el primero, que tiene que ver con el derramamiento del Espíritu Santo, sino hasta la segunda
parte del tema. Si nos da el tiempo esta mañana. Que tiene que ver con el derramamiento del Espíritu
Santo en esta tierra. Pero yo quiero ir primero a la explicación que dio Pedro de lo que estaba pasando
en el cielo. Y para explicar lo que estaba sucediendo, él usa el Salmo 110. Hay que conocer la Biblia
hermanos, para poder explicar estas cosas. Jesús usó la palabra de Dios y las citó de memoria desde
Génesis hasta Malaquías. Todo lo que los profetas decían acerca de Él. Ahora Pedro se pone en pie, y
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va al libro de Joel y luego viene al libro de Salmos, para explicar lo que está sucediendo. El pueblo
adventista debe dominar las Escrituras, y conocer estas cosas, para poder dar razón de la fe que está en
nosotros. Dice él, en introducción antes de citar el texto, habla acerca de Jesús, les dice, versículo 22,
varones israelitas, oíd estas palabras, Jesús nazareno aprobado por Dios entre vosotros con maravillas,
prodigios y señales que hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este,
entregado por el determinado consejo, y anticipado conocimiento de Dios.
¿Qué les está diciendo? Jesús fue entregado y murió, pero eso estaba en el plan de Dios. Eso era
parte de todo el gran plan que Dios tenía. Ustedes lo prendieron, lo mataron por manos de inicuos,
crucificándole. Pero eso era el plan de Dios. Al cual Dios levantó sueltos los dolores de la muerte, por
cuanto era imposible que fuese retenido por ella. Porque David dice de Él, veía al Señor siempre
delante de mí. Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, se gozó
mi lengua y aun mi carne descansará en esperanza, porque no dejarás mi alma en el Hades ni
permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida, me llenarás de gozo
con Tu presencia. Primero cita el Salmo 16, donde habla de la resurrección de Cristo. Y ahora viene al
golpe, donde les va a explicar lo que estaba sucediendo en el cielo. Versículo 29 en adelante.
Varones hermanos, se puede decir libremente del patriarca David, que murió, fue sepultado, y su
sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. ¿Algunos de ustedes ha visitado alguna vez la ciudad de
Jerusalén? ¿La Jerusalén terrenal? ¿Alguno de ustedes ha estado allí? Allá la hermana. Yo tuve el
privilegio de estar en cuatro ocasiones distintas allí, y visité el aposento alto. Donde fue derramado el
Espíritu Santo el día de Pentecostés, donde estaban los discípulos reunidos. El aposento alto se halla en
la parte de la ciudad de Jerusalén, que se llama la ciudad de David. Aunque toda la ciudad de Jerusalén
se le llama la ciudad de David, en forma especial, la parte Norte fue anexada por el rey David. Y se
llama el monte de Sión o el monte de David. Menciono estos detalles, porque ahora vamos a verlo en
profecía. Recuerden eso. El aposento alto estaba sobre el monte de Sión. Las antiguas murallas de
Jerusalén, cerraban la ciudad en torno. Pero David anexó una parte más, otro monte, que estaba en la
parte Norte de la ciudad.
David anexó esa parte de la ciudad y mandó a construir un muro en torno a esa parte. Ese lugar,
que se llama la ciudad de David, es donde está el monte de Sión, es donde está el aposento alto, y es
donde está la tumba del rey David. El fue encerrado en la ciudad de David. Aquí viene lo interesante.
El aposento alto se encuentra a menos de 100 metros de la tumba del rey David. Cuando usted baja de
las escaleras del aposento alto, y sale a la calle, el aposento alto está encima de una sinagoga judía.
Usted sube, entra por la sinagoga. Tiene que pasar por el patio de la sinagoga, sube las escaleras al
aposento alto. Al bajar y salir de la calle, a mano izquierda, a menos de 100 metros, está guardada la
tumba del rey David. Es una escena impresionante entrar allí. Es un sepulcro inmenso, de mármol,
como un ataúd grande, grande, de mármol. Encima tiene cortinas de terciopelo rojo con la estrella de
David en dorado y en azul. Tiene velas prendidas. No hay luz artificial, en el sentido de eléctricas, sino
con velas, prendidas con un candelabro encima. Está semi oscuro el cuarto, y allí siempre hay soldados
que guardan la tumba del rey David. El mármol, es muy antiguo. Data antes del tiempo del Señor
Jesús. Y tiene una rajadura, el mármol. Ha sido reparado. Nos explicó el guía, que esa rajadura sucedió
en un terremoto, en el primer siglo de la era cristiana. No se lo que eso quiera decir. No se si David fue
uno de los que resucitó o no. Porque la tumba está rajada. Solo se, que los judíos veneran mucho ese
lugar. Probablemente David no haya sido uno de los que resucitaron, porque la mensajera del Señor
dice que eran mártires. Que murieron como mártires. Lo vimos anoche. Y el mismo apóstol Pedro da
testimonio de que él no había subido a los cielos. Así que él no debe ser uno de ellos. Pero, no sería
muy raro que ese terremoto haya partido ese mármol.
Ahora, les menciono este detalle, porque recuerden, el aposento alto tembló, se estremeció,
descendió el Espíritu Santo, la gente se amontonó y ahora Pedro se pone a predicar frente al aposento
en la calle, donde se había reunido la multitud, y dice varones hermanos, se os puede decir libremente
del patriarca David que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Y
yo me lo imagino a Pedro parado allí y diciendo, y hermanos allí está el sepulcro del rey David. Porque
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desde el aposento alto, de la puerta, usted puede ver la entrada al sepulcro del rey David. Así es que
cuando él estaba predicando, estaba usando allí mismo, señalando con su mano, el lugar del sepulcro
del rey David.
Y entonces sigue diciendo, pero siendo profeta David, y sabiendo que con juramento Dios le
había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo, al ungido, para que Se
sentase en Su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que Su alma no fue dejada en el
Hades, ni Su carne vio corrupción. A este Jesús, y vean que ahora viene el punto fuerte de su
predicación, este es el clímax, este es el punto que él está tratando de explicar en la predicación, a este
Jesús resucitó Dios de los muertos, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, versículo 33 es el
que tienen que subrayar, así que, exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la
promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. ¿Qué fue lo que había sucedido
según Pedro, en ese día? Dice que Jesús derramó el Espíritu Santo porque Él había recibido del Padre
la promesa, porque fue exaltado a la diestra de Dios. Y ahora va a dar el texto que demuestra esto. Leo
otra vez el 33, así que exaltado por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del
Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís. Porque David no subió a los cielos, pero él
mismo dice, dijo el Señor
a mi Señor, siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Sepa pues
ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha hecho
Señor y Cristo. Eso era lo que había pasado en el cielo. Y por eso el Espíritu Santo había sido
derramado. Jesús había sido exaltado a la diestra de Dios. Había sido entronizado en el cielo.
Ahora, quiero hacerles mención al Salmo 110 que está citando David. Y vamos a leerlo, porque
aquí está la promesa y la explicación de lo que sucedió en el cielo. En el Salmo 110, vamos a buscarlo,
vamos a ver el contexto de cuándo el descendiente de David se iba a sentar en el trono y para qué iba a
estar a la diestra de Dios. ¿Para que? Versículo 1 del Salmo 110 = Jehová dijo a mi Señor, este es un
Salmo de David. ¿Saben cómo dice en hebreo? Jehová dijo a Adonai. Aquí están los dos Jehová. Un
Jehová diciendo al otro Jehová. Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus
pies. Pero sigan leyendo. ¿Cuándo iba a suceder esto y por qué? Jehová enviará desde, ¿desde donde?
Desde Sión su vara de poder. Vean aquí la mención de Sión. Su vara de poder, dominará en medio de
sus enemigos. Tu pueblo te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder. Pero recibiréis poder
cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo. En el día de tu poder. En la hermosura de la
santidad. Esa es una referencia al santuario celestial. En la hermosura de tu santidad. Dese el seno de la
aurora, desde donde nace el sol, tienes tu el rocío de tu juventud. El rocío es símbolo de la lluvia, el
rocío del Espíritu Santo. Vayan cogiendo toda la imagen, porque ahora viene la explicación. Versículo
4. Juró el Señor Jehová y no se arrepentirá. Tu eres, ¿qué cosa? Sacerdote para siempre según el orden
de Melquisedec. ¿Qué fue lo que pasó en el cielo, cuando Cristo fue entronizado y fue hecho sentar a la
diestra de Dios en el cielo? ¿Fue declarado qué cosa? Sacerdote según el orden de Melquisedec. Oigan
esto. Y eso sucedió en el cielo, el día de Pentecostés y por eso Cristo envió el Espíritu Santo.
Vamos a entrar un poquito más adentro ahora dentro de esa escena. Porque esa escena está
prefigurada en el día de Pentecostés. Vamos a ver qué fue lo que sucedió. Comencemos dejando algo
en claro. El Espíritu Santo que fue derramado el día de Pentecostés, tiene dos símbolos en la Biblia.
Hay dos símbolos que se usan para representar al Espíritu Santo. Uno es el fuego. Juan dijo yo os
bautizo en agua, pero viene detrás de mi uno que os bautizará en Espíritu Santo y fuego. El fuego es
símbolo del Espíritu Santo. Y descendieron lenguas de fuego. Pero el otro símbolo del Espíritu Santo
en la Biblia, ¿es qué cosa? El aceite. Y hay un tercer símbolo que es el agua. Jesús mencionó ese
símbolo en Juan 8, cuando Él dijo, fluirán de vosotros ríos de agua viva. ¿Y a qué se refería? Cuando
Él dijo de vosotros fluirán ríos de agua viva. Bueno, el mismo Juan explica, que Él se refería a eso,
hablando del Espíritu Santo que aun no había venido sobre los discípulos. El río, el agua, la lluvia.
Ustedes conocen ese simbolismo, porque la Biblia nos habla de la Lluvia Temprana y la Lluvia Tardía.
¿Y qué representa la Lluvia Temprana? El derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés. ¿Y
qué representa la Lluvia Tardía? El derramamiento del Espíritu Santo antes de la cosecha final. La
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Lluvia Tardía es la quemadura del grano para la cosecha. Y esa es la que estamos esperando ahora,
para que se madure el grano, y pueda venir la cosecha. El derramamiento final del Espíritu Santo en la
Lluvia Tardía. Así que la lluvia y el rocío son símbolos del Espíritu Santo. Pero los tres símbolos
bíblicos. Claro, está la paloma y hay varios otros. Estos son los tres principales. De estos tres, sin
embargo, el más prominente para representar al Espíritu Santo es el óleo o el aceite. Más importante
todavía, en la terminología bíblica, que el agua y que el fuego, es el simbolismo del aceite. El aceite
representa al Espíritu Santo. ¿Se acuerdan ustedes de los dos olivos en el libro de Sacarías? ¿Que
echaban el río de aceite, y entonces explica que eso es el Espíritu de Dios. No con ejército ni con
fuerza sino con mi Espíritu ha dicho Jehová de los Ejércitos. Los dos olivos, que suplen a los
candeleros, representan al Espíritu Santo. El aceite en las tinajas de las vírgenes, representa al Espíritu
Santo. Y el aceite en el ungimiento también representa al Espíritu Santo.
Y aquí viene lo interesante. El aceite se usaba para ungir al Sumo Sacerdote. Vamos a buscarlo.
En el libro de Éxodo 30:23 en adelante, Dios le dio instrucciones a Moisés de cómo debía preparar el
aceite de la unción. Y dice así: Tomarás especies finas, mirra excelente, 500 ciclos; canela aromática,
la mitad de esto, 250; cálamo aromático, 250; cásia, 500; según el ciclo del santuario y de aceite de
oliva un Him. Y harás de ello el aceite de la santa unción. Un ungüento superior. Según el arte de
perfumador será el aceite de la unción santa. Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del
testimonio, las mesa con todos los utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso,
el altar del holocausto con todos sus utensilios, la fuente y su base. Así los consagrarás y serán cosa
santísima. Todo lo que tocaren ello será santificado. Ungirás también ¿a quién? A Aarón. ¿Y quién era
Aarón? El sumo sacerdote. Y a sus hijos y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. Y hablarás a
los hijos de Israel diciendo, este será mi aceite de la santa unción, por vuestras generaciones. Ese aceite
de la santa unción, había de ser derramado sobre el sumo sacerdote cuando era ungido. El primero que
fue ungido fue Aarón. Y de allí en adelante, cada vez que moría un sumo sacerdote, porque fueron
muchos, que eran según la carne, y tenían que ser reemplazados por la muerte, dice Pablo. Mientras
que Cristo es uno solo, porque es según el orden de Melquisedec. No muere.
Ahora, los sumos sacerdotes cada vez, antes de poder oficiar como sumos sacerdotes, tenían que
ser ungidos con el aceite santo de la unción. En Lev. 8 se explica cómo Moisés ungió a Aarón para que
funcionase por primera vez como sumo sacerdote. Dice en el versículo 10, tomó Moisés el aceite de la
unción y ungió el tabernáculo y todas las cosas que estaban en él y las santificó; roció de él sobre el
altar siete veces; ungió el altar y todos sus utensilios, la fuente y su base para santificarlos y derramó
del aceite de la unción sobre la cabeza de Aarón y lo ungió para santificarlo. Aarón recibió el aceite de
la unción sobre su cabeza. Fue derramada. Ahora noten. Sólo al sumo sacerdote se le derramaba aceite
sobre él. Los demás sacerdotes, los hijos de Aarón, fueron santificados con sangre puesta en los lóbulos
de las orejas, en sus dedos en sus pies, y se salpicó con aceite. Eso está un poquito más adelante en
Lev. 8; pero sólo el sumo sacerdote era ungido con aceite de la cabeza hasta los pies. Lo vamos a ver
escrito en un momento.
¿Por qué les menciono todo esto? Porque resulta que Jesús durante este tiempo, un tiempo tomó
su ascensión al cielo, pero por ocho días que duraba la consagración de los sacerdotes, y del sumo
sacerdote, en el cielo se estaba celebrando la consagración de Cristo como Sumo Sacerdote, según el
orden de Melquisedec. Eso fue lo que pasó durante esos diez días. El primer tiempo tomó en su
ascensión al cielo, y los últimos ocho días fue la consagración de Cristo en el cielo.
Elena de White lo explica en el libro Hechos de los Apóstoles, en la página 31 y 32. Dice así: La
ascensión de Cristo al cielo fue la señal de que sus seguidores iban a recibir la bendición del Espíritu
Santo prometida. Pero tenían que esperarla antes de empezar su obra. Jesús les había dicho, quedáos en
Jerusalén hasta recibáis el poder del Espíritu Santo. ¿Cuántos días estuvieron esperándolo? Diez días.
De la ascensión hasta el día de Pentecostés. Y ahora miren lo que dice, cuando Cristo
entró por los portales celestiales fue entronizado en medio de la adoración de los ángeles. Cuando esta
ceremonia hubo terminado, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en abundantes raudales y
esto señaló que Cristo deveras había sido glorificado con la misma gloria que había tenido con el
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Padre, desde toda la eternidad. Elena de White lo tiene muy clarito. Ella entendía porque Dios se lo
mostró, lo que había pasado en el cielo. Y dice, que lo que pasó en la tierra era solamente una señal, un
simbolismo de lo que había pasado en el cielo con Cristo. Sigue diciendo, el derramamiento
pentecostal era la comunicación del cielo de que el Redentor había iniciado Su ministerio celestial en el
Santuario. ¡Qué tremendo! El hecho de que el Espíritu Santo se derramó en la tierra, era señal de que
Jesús, después de la ceremonia de entronización, había comenzado Su ministerio en el santuario
celestial.
Eso significa hermanos, que así como el santuario terrenal, después de que se construyó, antes de
iniciar el servicio en él, tenía que ser santificado y consagrado y ungido, también el santuario celestial,
antes de iniciar Cristo la obra como Sumo Sacerdote, captemos bien esto. Mientras estaba en pie el
santuario terrenal, no se había abierto todavía el camino para el santuario celestial. Pero una vez que el
velo del templo se rasgó, ahora se había abierto el camino para que comience la obra en el santuario
celestial. Y ahora Cristo entra, pero lo primero que hay que hacer en el cielo, antes que Él pueda
comenzar a oficiar como Sumo Sacerdote, con Su sangre, para perdonar los pecados, primero tenía que
venir la consagración y santificación del santuario celestial y la consagración de Cristo como Sumo
Sacerdote. Interesante, ¿verdad?
Y todo esto, en el tipo llevaba ocho días. En el antítipo, de la misma manera. Así como las otras
fiestas se cumplieron en el día exacto, también la entronización de Cristo se cumplió en el tiempo
exacto que señalaba el santuario terrenal. Y ustedes pueden ver lo que sucedió. Ahora, vayamos al
libro de Lev. 23, para ver lo que dice con respecto al día de Pentecostés.
Y vamos a entender un poquito más. Dice en el versículo 15 en adelante. Contaréis desde el día que
sigue al sábado desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida, siete semanas cumplidas
serán. Hasta el día siguiente del día séptimo de reposo, contaréis 50 días. Entonces ofreceréis el nuevo
grano a Jehová. ¿Qué se hacía en el día de Pentecostés? Se ofrecía el grano nuevo. De vuestras
habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán de dos décimas de Efa de flor de harina,
cocidos con levadura, como primicias para Jehová. Y ofreceréis con el pan siete corderos de un año,
sin defecto. Un becerro de la vacada y dos carneros serán holocausto a Jehová con su ofrenda y sus
libaciones, ofrenda encendida de olor grato para Jehová. Ofreceréis además un macho cabrío por
expiación, dos corderos de un año en sacrificio de ofrenda de paz, y el sacerdote los presentará como
ofrenda mecida delante de Jehová, con el pan de las primicias y los dos corderos serán cosa sagrada de
Jehová, para el sacerdote. Convocaréis en este mismo día santa convocación, ningún trabajo de siervo
haréis, estatuto perpetuo, doquiera que habitéis, por vuestras generaciones.
En el Pentecostés se ofrecía ofrenda encendida a Jehová y se volvía a ofrecer primicias, el grano
nuevo a Jehová. Las primicias volvían a ofrecerse. No las mismas de antes, pero aquí estaba otra vez
mencionado las primicias. Vamos a leer lo que sucedió. El día de Pentecostés, o los días anteriores a
Pentecostés en el cielo. En el DTG:773 la mensajera del Señor explica. Escuchen bien. Presten
atención a la terminología. Estoy leyendo el final de la página 772. El día de Pentecostés, noten, el día
de Pentecostés les trajo la plenitud del gozo con la presencia del Consolador, así como Cristo lo había
prometido. Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador a los atrios celestiales.
Ahora ella comienza a explicar los eventos que van a guiar al día de Pentecostés. Desde la ascensión
hasta el día de Pentecostés. El cielo entero estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador a los
atrios celestiales. Mientras ascendía, en una nube de ángeles, iba adelante Él, Cristo iba adelante, y la
multitud de cautivos libertados en ocasión de Su resurrección le seguía. Vean que esta es una entrada
triunfal. Él viene como vencedor de la muerte, de haber vencido a Satanás y trae los rescatados del
reino de las tinieblas detrás de Él en procesión. Esto es algo impresionante. Imagínense la escena. El
cielo entero esperando. Y ahora Cristo asciende y junto con Él, ascienden los que resucitaron con Él.
¿Tiene eso base bíblica o sólo lo dice Elena de White? También está en la Biblia. ¿Dónde? En el texto
que leímos hace un rato, Efe. 4 nosotros leímos. Fue el texto con el que comencé. Y subiendo a lo alto,
llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres. Y qué es esto de que el que subió acaso no es el
mismo que había bajado a las partes más profundas de la tierra? El que subió es el mismo que también
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bajó, y ahora subió para llenarlo todo. Él llena los cielos y la tierra. Eso es Efe. 4:8-9. Subiendo llevó
cautiva la cautividad. ¿Qué es eso? ¡Las Primicias! Los cautivos que había sacado de la muerte, los
llevó con Él para el cielo.
Ahora sigamos leyendo. Para que ustedes vean, que la Biblia pone la base y el Espíritu de
Profecía no lo contradice, sino que lo amplía. Los dos están en perfecto acuerdo. Todo el cielo estaba
esperando para dar la bienvenida al Salvador a los atrios celestiales. Mientras ascendían en la nube de
ángeles, iba Él adelante. La multitud de cautivos libertados con ocasión de Su resurrección lo seguía.
La hueste celestial con aclamaciones de alabanza y cánticos celestiales, acompañaba al gozoso séquito.
Había una muchedumbre de ángeles. Iba en esa procesión triunfante, como un Caudillo, como un
Libertador, como un General que viene del campo de batalla. Viene adelante el General, detrás vienen
los cautivos que él ha libertado y atrás viene todo su ejército acompañándole, cantando los cánticos de
victoria porque ha sido vencedor de la muerte y ha aplastado la cabeza del diablo. Y entonces los
ángeles dice que van cantando. Todo eso toma tiempo. Toma por lo menos dos días la subida al cielo.
Porque van, por cierto la Biblia dice que después de haber resucitado, en las regiones celestes proclamó
Su victoria. No voy a entrar en ese tema, pero hay algo que Cristo hizo entre esos dos días, ya que lo
estamos tocando, si quieren leerlo solamente, no voy a entrar a explicarlo, está en el libro de
Colosenses en el capítulo dos.
Es fascinante estudiar la vida de Cristo y todo lo que Él ha hecho. Hay cosas de Su vida que
nosotros ignoramos, pero que han sucedido, que hay que estudiarlas, hay que conocerlas. La mayoría
de la gente, usted le pregunta qué es lo que pasó desde los cuarenta días que Cristo estuvo aquí hasta el
día de Pentecostés, y no les pueden decir. Pero en la Biblia está. Ahí en Col. 2:15 dice: Despojando a
los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. Los
exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz. Y ahora, pero mejor no me meto en este tema.
Iba a ir al texto de Pedro, pero voy a dejarlo por aquí. Muerto en la carne vivificado en el Espíritu en el
cual también fue y proclamó a los espíritus encarcelados. ¿OK? Pero no voy a entrar en el tema. Mejor
lo dejo por ahí, porque si no, me voy otra media hora en eso. Pero Cristo como caudillo vencedor, pasó
por las regiones celestes, donde el diablo y sus ángeles están, como caudillo libertador, proclamando
Su victoria, y los ángeles que le acompañaban, junto con los cautivos que traía, proclamaron Su
victoria en las regiones celestes, camino al cielo, de que Satanás estaba vencido. Eso está ahí en la
Biblia. Pero vamos a dejarlo por ahí.
Siguiendo con la historia. Al acercarse a la ciudad de Dios, la escolta de ángeles se adelanta. Se
para frente a la puerta y demanda. Salmo 24. Alzad oh puertas vuestras cabezas y alzáos vosotras
puertas eternas y entrará el Rey de gloria. Ese es el Salmo 24. Gozosamente los centinelas que guardan
la puerta al cielo responden: ¿Y quién es este Rey de gloria? Dicen esto no porque no sepan quien es,
sino porque quieren oír la respuesta de sublime loor. Preguntan para escuchar la gloria de Cristo. Y
entonces responden. Busquen el Salmo 24, que de ahí lo estamos leyendo. Salmo 24. Alzad oh puertas
vuestras cabezas y alzáos vosotras puertas eternas y entrará el Rey de gloria. Versículo 8. ¿Quién es
este Rey de gloria? Y entonces ahora responde la hueste de ángeles que está afuera. Jehová el fuerte y
valiente. Jehová el poderoso en batalla. ¿De dónde viene el caudillo vencedor? De la batalla más ruda y
terrible que se haya peleado. Y la ganó sobre el monte Calvario. Alzad oh puertas vuestras cabezas,
vuelven a decir, y alzáos vosotras puertas eternas y entrará el Rey de gloria. Y ahora todos los ángeles
que están dentro de la ciudad de Dios preguntan a coro: ¿Quién es este Rey de gloria? Porque los
ángeles, dice la mensajera del Señor, nunca se cansan de oír y ensalzar el nombre precioso de Cristo.
Los ángeles no se cansan, vuelven a preguntar: ¿Quién es este Rey de gloria? Los ángeles de la escolta
y los redimidos ahora responden a coro: Jehová de los Ejércitos, Él es el Rey de la gloria. Aleluya. Y el
coro entero de ángeles, con los millones de ángeles que están dentro y los que han servido de escolta al
Señor y lo han venido a recoger de la tierra, se unen en alabanzas a Cristo Jesús.
Sigue diciendo la mensajera del Señor. Entonces los portales de la ciudad de Dios se abren de par
en par. Y la muchedumbre angélica entra por ellos, en medio de una explosión de armonía triunfante.
El cielo entero se vuelca a la calle, a dar la bienvenida triunfante al Rey de gloria, que viene trayendo
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los primeros, las primicias de los que han sido redimidos y a darles entrada eterna en la ciudad de Dios.
Allí está el trono. Y en derredor del trono, el arco iris de la promesa. Allí están los querubines, los
serafines, los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios y los representantes de todos los
mundos que nunca cayeron, están todos congregados. No solamente los ángeles. Los representantes de
todo el universo.
El fin de semana pasado estuve en Washington D.C. predicando a los hermanos allí en
Washington, y aprovechamos el viernes por la tarde, para ir con mi hijo a ver el museo donde están las
cosas del espacio. Mi hijo quedó fascinado. Allí están todos los cohetes que han ido para allá, a esos
lugares. A la luna y más allá. Y luego hay una película que le presentan a uno, donde presenta la
inmensidad de lo que es el universo. Nos quedamos pasmados. Porque la tierra no es sino un puntito
dentro del sistema solar, y el sistema solar no es sino un puntito dentro de la Vía Láctea. Y la Vía
Láctea es nuestro sistema, nuestro universo, pero hay, dicen los científicos, a simple vista no se
alcanzan a ver, pero con los telescopios más potentes, han llegado a encontrar más de 500 universos,
como la Vía Láctea. Cada uno muy grande. Y dicen que la Vía Láctea es uno de los más pequeños.
Más de 500 universos. Pero calculan, porque los telescopios sólo llegan hasta cierto lugar, y cuanto
más fuerte son, más ven por allá. Calculan que hay, dicen ellos, más de 2.000 universos. Y todos giran
en torno a un punto focal en el cielo. La constelación de Orión. No se pierdan el tema de mañana por la
noche, donde vamos a escuchar el tema sobre Orión.
Ahora, si esto es algo tremendo. ¿Quién es que lo va a dar? El Pr. Mario Ríos. Ah bueno, pues él
va a estar aquí mañana por la noche. ¿Si o no? Si. OK. Pero déjenme volver. Todos esos universos,
miles de ellos. Imagínense cada universo tiene millones de millones de astros. Cada universo, y son
miles de universos, es tan grande. Nosotros hablamos de el universo. Pero son miles de universos. Y
cada uno de esos envió sus representantes cuando Cristo fue entronizado en el cielo. Imagínense qué
fiesta del universo de Dios. Los seres que nunca pecaron, estaban todos reunidos para dar la bienvenida
al Caudillo vencedor. Y ahora dice, el Concilio celestial. Dios tiene un Concilio en el cielo, en el cual
hay representantes de todos los mundos creados. El Concilio celestial, delante del cual Lucifer había
acusado a Dios y a Su Hijo, los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás
deseaba establecer su dominio, todos están allí para dar la bienvenida al Redentor. ¡Qué ocasión
tremenda¡ El cielo lleno. De todos los representantes del universo dándole la bienvenida a Cristo.
Todos ellos sienten impaciencia por celebrar Su triunfo y glorificar a Su Rey. Pero con un ademán, Él
los detiene. Todavía no. Todavía no puede proseguir la ceremonia. Hay algo que tiene que hacer. Lev.
23. Traer la ofrenda mecida. Porque ha llegado la hora de presentarla. Entra a la presencia de Su Padre.
Señala Su cabeza herida. Su costado traspasado. Sus pies lacerados. Alza Sus manos que llevan la señal
de los clavos, presenta los trofeos de Su triunfo, ofrece a Dios la gavilla de las primicias, aquellos que
resucitaron con Él como representantes de la gran multitud que saldrá de la tumba en ocasión de Su
segunda venida. ¿Notan que ahora menciona otra vez las primicias? En Lev. 23 está mencionada. En la
fiesta de las Primicias y en la fiesta del Pentecostés. El tipo se encuentra con el antitipo. Las primicias
fueron presentadas el día de Pentecostés como lo vimos anoche, el día de las Primicias, y ahora
vuelven a presentarse, esta vez para que reciban entrada eterna a la ciudad de Dios.
Y entonces dice, se acerca al Padre, ante quien hay regocijo por un solo pecador que se
arrepiente. Desde antes que fueran echados los cimientos de la tierra, escuchen bien esto, el Padre y el
Hijo se habían dado la mano para hacer un pacto para redimir al hombre en caso de que fuese vencido
por Satanás. Había hecho un pacto antes aun de crear la tierra. Habían unido Sus manos en un solemne
compromiso. De que Cristo sería fiador de la especie humana. Cristo había cumplido ese compromiso.
Cuando sobre la cruz exclamó consumado es, se dirigió al Padre, al decir consumado es. El pacto había
sido llevado plenamente a cabo. Ahora declara. Padre, consumado es. He hecho Tu voluntad Dios mío.
He completado la obra de la redención. Si Tu justicia está satisfecha, aquellos que me has dado, quiero
que donde Yo estoy también estén conmigo. ¿Tienen derecho de quedarse aquí conmigo o no?
Entonces se oye la voz de Dios. ¿Cómo será la voz de Dios? De Dios Padre. ¿Será baja? ¿O será un
tenor? ¿Saben ustedes que la Biblia dice que Dios Padre también canta? Cuando yo vaya al cielo,
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quiero escuchar a Dios dirigiendo en los cánticos de los ángeles. Yo me imagino que tendrá una voz de
bajo. No se. La Biblia no dice. Pero dice, se escuchó la voz de Dios, proclamando que la justicia está
satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de Cristo que trabajan y luchan en la tierra, son aceptos en
el amado. Delante de los ángeles celestiales y de los representantes de los mundos que no cayeron, son
declarados justificados. Recuerden. En las primeras primicias Cristo los presenta ante el Padre. Pero
ahora, la ocasión es un Concilio de todo el universo. Y ahora deben ser aceptados ante todo el Concilio
delante del cual Satanás acusó a Dios y a Su Hijo. Ahora el Concilio es quien determina la justicia de
Dios. Ante todo el universo. ¿Por qué? Porque ahora estamos hablando en terminología del santuario.
Y el santuario es el lugar en el cual Dios manifiesta Su justicia para todo el universo. Delante de los
ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados.
Donde Él esté, allí estará Su iglesia. La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se
besaron.
Y ahora, dice, los brazos del Padre rodean a Su Hijo, y se confunden en un profundo abrazo. Se
da la orden, adórenlo todos los ángeles del cielo. Y aquí comienza la celebración. El tiempo se nos ha
ido. Pero que es lindo hablar de Cristo, ¿verdad? Si los ángeles no se cansan de proclamar Su nombre,
cuanto más nosotros seres mortales.
Luego viene la entronización de Cristo, la consagración del Santuario y del Sumo Sacerdote.
Elena de White describe la escena. No lo vamos a leer, pero ustedes lo pueden leer directamente en la
Biblia, en el tipo. En Levíticos 8. Dice, en el versículo 1, habló Jehová a Moisés diciendo, toma a
Aarón y a sus hijos con él, y las vestiduras, el aceite de la unción, el becerro de la expiación, los dos
carneros y los canastillos de los panes sin levadura, reúne a toda la congregación, en la puerta del
tabernáculo. Vean que interesante. Para la consagración de Aarón se reúne toda la congregación. Para
la consagración de Cristo en el cielo, se reúne toda la congregación de todos los universos que Dios ha
creado, en la puerta del Tabernáculo. Antes de que Él entre. Hizo pues Moisés como Jehová le mandó.
Y reunió a toda la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión. Hermanos, al leer esto,
trasladen ustedes ahora la escena al Santuario celestial. Piensen que esto es solo en miniatura, de lo que
sucedió allá en el cielo. Ese santuario que levantó Dios y no el hombre. La escena es mucho más
gloriosa. Y dijo Moisés a la congregación. Esto es lo que Jehová ha mandado hacer. Entonces Moisés
hizo acercarse a Aarón. Lo lavó con agua. Cristo es acercado ante Su Padre. No necesita ser lavado con
agua, porque ya viene de haber pasado por Su bautismo. Puso sobre él la túnica. Elena de White
describe la escena cuando Dios Padre viste al Hijo con las ropas del Sumo Sacerdote ante toda la
congregación del cielo. Parte por parte le va poniendo Su ropa. Pone la túnica blanca. Le ciñe con el
cinto. Luego le coloca el manto. Pone encima el efod. Ciñe el cinto del efod, y lo ajusta sobre él.
Luego le coloca el pectoral. Y encima del mismo, el Urim y el Tumin. Después le pone la mitra sobre
su cabeza, y sobre la mitra en la frente, una lámina de oro, la diadema santa, como Jehová había
mandado.
Cristo se viste para la escena. Y luego toma Moisés el aceite de la unción y unge el tabernáculo y
todas las cosas que están en él, y las santifica. Y rocía sobre el altar siete veces, unge el altar y todos
sus utensilios, las fuentes, su base, para santificarlo. Primero viene la consagración del santuario, y
luego la consagración del sumo sacerdote. ¿Se acuerdan, cuando Elena de White describe en el
Conflicto cuando a Cristo se le quitan las vestiduras de Sumo Sacerdote, y se le ponen las vestiduras de
Rey? ¿Cuándo va a ser eso? ¿Cuándo va a tener un cambio de vestiduras Jesús? Cuando se cierre el
tiempo de gracia. Cuando declare otra vez consumado es. Esa palabra consumado es se repite mucho, y
cada vez que se dice consumado, es porque termina una parte de la obra de la redención. Consumado
es en la cruz. Consumado es en la resurrección. Cuando ascendió al cielo, en las Primicias. Consumado
es en el Pentecostés, lo vuelve a repetir. Consumado es, y lo vamos a ver aquí esta tarde, en el día de
expiación. Y cuando termina el día de expiación, cuando sale del santuario, vuelve a decir consumado
es, y allí se le quitan las vestiduras de Sumo Sacerdote y se le colocan las vestiduras reales.
Ahora, el Sumo Sacerdote era ungido. Pero en la Biblia, nosotros encontramos que aparte del
Sumo Sacerdote, también se ungía, solo tres tipos de personas eran ungidas con aceite en el Antiguo
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Testamento. ¿Me pueden decir ustedes quienes eran los tres que eran ungidos con aceite? Los reyes, el
sumo sacerdote y los profetas. Se le derramaba aceite sobre su cabeza. Reyes, sumo sacerdote y
profetas. Los tres títulos de Cristo. Profeta, Sumo Sacerdote y Rey.
Yo no tengo el tiempo en esta hora de entrar a mostrar el significado de eso. Pero Cristo es
ungido tres veces. Fue ungido en el momento de Su bautismo. ¿Como qué fue ungido en el momento
de Su bautismo? Como Profeta. Moisés dijo, un profeta levantaré en medio de tus hermanos, a Él
oiréis. Nosotros conocemos esa profecía, la de las setenta semanas. Desde la salida de la orden para
restaurar y edificar Jerusalén, ¿hasta el que? El Mesías. ¿Y qué quiere decir Mesías? Ungido. Hasta el
Ungido, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas, y después de esto se quitará la vida al Mesías. Al
Ungido. Saben que Jesús fue ungido en Su primera función. Esto representa, escuchen bien, representa
las tres fases de Su ministerio. En el atrio del templo, representa Su ministerio en la tierra. El Lugar
Santo representa Su ministerio en el Lugar Santo del santuario celestial. Desde Su ascensión hasta el
día de expiación. Y el Lugar Santísimo representa Su ministerio desde 1844 hasta el final. Ahora, lo
que pasó en el atrio, lo que sucedía en el atrio, representa lo que Cristo hizo aquí en esta tierra. Luego,
lo demás sucede en el santuario celestial. Cristo fue ungido como profeta. Y tomen algo en
consideración al hablar de profetas. Les podría dar los textos. Si alguno quiere anotarlos. Luc. 1:76
cuando Cristo nació, dice este será llamado Profeta del Altísimo. También está Luc. 24:19; Juan 6:14;
Juan 7:40; Hechos 3:22. Todo eso nos muestra que Cristo vino aquí como Profeta y fue ungido como
Profeta. Por cierto, un texto muy interesante está en el libro de Hebreos 1:1. Dice: Habiendo Dios
hablado muchas veces y de muchas maneras, en otro tiempo por los padres, a los padres por los
profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo. El Hijo vino a hablar como Él hablaba
antes por los profetas. Vino a cumplir el oficio profético aquí en esta tierra. A quien constituyó
heredero de todo y por quien así mismo hizo el universo, el cual siendo el resplandor de su gloria, y la
imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas, con la palabra de su poder, habiendo
efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de Sí mismo, se sentó a la diestra de la
Majestad en las alturas. Primero vino a morir, para luego sentarse a la diestra de Dios, el día de
Pentecostés.
Ahora, les voy a mencionar algo interesante. ¿Cuál es el punto focal de la obra de Cristo aquí en
la tierra? Díganlo. Ustedes lo saben. ¿A qué vino aquí? Vino a morir. El Hijo del hombre vino a dar Su
vida en rescate, a dar Su vida en expiación. Él vino a morir. Pero fue ungido como Profeta. Les desafío
a ustedes, a que busquen en la Biblia y vean cuál de los profetas no fue dado muerte por el pueblo de
Dios. Lean en el libro de Hechos 7:52 = ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres?
¿Cuál de los profetas no fue perseguido? Todos. Y mataron a los que anunciaron de antemano la
venida del Justo de quienes vosotros ahora habéis sido entregadores y asesinos. A todos los profetas los
persiguieron y a los que anunciaron la venida de Cristo los mataron. ¡Qué tremendo! Cristo dijo,
Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y persigues a los que te son enviados. Matas a los
profetas. ¿Por qué les menciono esto? Porque el ungimiento de Cristo como Profeta prefiguraba Su
muerte. Los profetas eran los que eran matados. Los profetas eran los que eran perseguidos. Y Cristo
en esta tierra vino como profeta. Su ministerio giraba entorno al título de profeta, porque el profeta
prefiguraba muerte. Mientras que al subir al cielo, vean que son tres los que eran ungidos. Profeta,
sumo sacerdote y rey. El segundo ungimiento de Cristo tiene que ver con su Sumo Sacerdote. Ahora
comienza a ministrar en el santuario celestial. Y la tercera coronación de Cristo tiene que ver como
Rey.
Ahora, quiero explicar algo. Cristo siempre ha sido profeta. Siempre ha sido Sumo Sacerdote, y
siempre será Rey. O sea, no es que en un tiempo fue Sumo Sacerdote pero no fue Rey, y en otro fue
Profeta pero no fue Rey y Sumo Sacerdote.
Desde toda la eternidad es el Mediador entre Dios y los hombres, y por lo tanto es Sumo Sacerdote.
Desde toda la eternidad es Rey, porque es Hijo del Rey. Él nunca llegó a ser Rey, siempre fue Rey. Y
desde toda la eternidad es Profeta. Él es el que habló por los profetas. Era el Espíritu de Cristo que
estaba en ellos, que anunciaban de antemano los sufrimientos de Cristo y las glorias que vendrían
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después de Él. Así que los tres oficios son de Cristo siempre. Pero en el plan de salvación, primero
viene como Profeta, luego como Sumo Sacerdote, y luego como Rey. En la fiesta de las Cabañas o de
los Tabernáculos. Que la vamos a ver esta tarde.
Volviendo al ungimiento de Cristo. Lo que pasó en el cielo. Lo vamos a ver ahora en profecía.
¿En dónde se imaginan ustedes? En el Salmo 133. Y vean ustedes qué interesante. Este es un Salmo
muy interesante. También es de David. Y solamente tiene tres versículos. Pero es un Salmo cargado de
simbolismo, para el día de Pentecostés. Dice asi: Mirad cuán bueno y cuan delicioso es habitar los
hermanos juntos en armonía. ¿Se acuerdan que les dije que se acuerden de Hechos 2:1? ¿Qué decía
allí? Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos los discípulos unánimes juntos. Mirad cuán
bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos unánimes. Eso es lo que quiere decir la palabra
en armonía. La mensajera del Señor dice, con respecto al Pentecostés, en el libro Hechos de los
Apóstoles, mientras los discípulos esperaban el cumplimiento de la promesa, humillaron sus corazones
con verdadero arrepentimiento y confesaron su incredulidad. Oraron con intenso fervor. Dejaron de
lado sus diferencias, poniendo aparte todo deseo de supremacía, se unieron en estrecho compañerismo
cristiano. Se acercaron más a Dios, y los unos a los otros. Estaban unánimes juntos.
Hermanos, si nosotros queremos recibir el Espíritu Santo, debe haber perfecta armonía. Unidad.
No esperemos que la Lluvia Tardía sea derramada, mientras la experiencia de la Lluvia Temprana, no
se repita entre nosotros. Tenemos que dejar de lado todas las desarmonías. Todo el espíritu de
supremacía. Los celos. Mientras haya celos y envidias entre el pueblo de Dios, tanto entre los
dirigentes como entre la hermandad. Mientras haya diferencias entre nosotros, no esperemos que la
promesa del Espíritu Santo sea cumplida entre nosotros.
Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía. Y miren como
sigue. Versículo 2 del Salmo 133: Es como el buen óleo. ¿Qué cosa es óleo? Aceite. Vayan abriendo
los ojos, porque aquí viene toda la terminología de la unción. Es como el buen óleo sobre la cabeza.
Que desciende sobre la barba. ¿La barba de quién? Oh, aquí está Aarón. ¿Y quién es Aarón? El Sumo
Sacerdote. ¿Y cuándo desciende el buen óleo sobre la cabeza, chorrea por la barba y va hasta el borde
de sus vestiduras? ¿Cuándo? En su ungimiento. Dice en Lev. 8, y derramó el aceite sobre su cabeza, y
este dice aquí, chorreó por su barba, y sigan leyendo, y baja hasta el borde de sus vestiduras.
Ahora, imagínense la escena en el cielo hermanos. Cristo es ungido con el Espíritu Santo. Está
vestido con las ropas del Sumo Sacerdote, y vean el detalle de Hechos capítulo 2. No pierdan el Salmo
133, porque ahora volvemos al versículo 3, pero vean el detalle de Hechos 2:33. Dice: Así que
exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha
derramado esto que vosotros véis y oís. Habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo.
¿Quién recibió el Espíritu Santo primero? Cristo. Él recibió del Padre la promesa. Y Él ahora derrama
sobre Sus hijos el Espíritu Santo, porque Él lo recibió primero de Su Padre. Esto es símbolo del
ungimiento de Cristo como Sumo Sacerdote. Y Pedro lo dice allí mismo. Versículo 34. Porque David
no subió a los cielos, pero él dijo, dijo el Señor a mi Señor, sientate a mi diestra. Tu eres sacerdote
según el orden de Melquisedec. Todo está relacionado.
Volviendo al Salmo 133. Es como el buen óleo, sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón, y baja hasta el borde sus vestiduras. ¡Qué hermoso! Cuando Cristo recibió del Padre
la promesa del Espíritu Santo, el Espíritu Santo descendió sobre Cristo para ungirlo como Sumo
Sacerdote. Y el Espíritu Santo llenó el santuario de gloria ungiéndolo. Para iniciar el ministerio de
Cristo. Esa fue la inauguración del santuario celestial. Cuando el Espíritu Santo, en forma de aceite,
fue derramado sobre Cristo, chorreó el aceite, abundante, sobre Su barba. Y fue tanto el aceite, que fue
hasta el borde de las vestiduras. Fue tanto el Espíritu Santo, que fue derramado sobre Cristo en el día
de Pentecostés, que chorreó hasta la tierra, y cayó en forma de lenguas de fuego sobre los discípulos.
Pero no era el Espíritu Santo enviado para ellos solamente. Era la promesa que Cristo recibió del
Padre, y Él la derramó sobre Sus discípulos. Tanto fue el óleo que fue echado sobre la cabeza, que
chorreó hasta el borde de las vestiduras, y se rebasó, se chorreó hasta la misma tierra, ungiendo a los
apóstoles con el Espíritu Santo.
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Vamos a poner aquí en la pizarra, entronización de Cristo. Entronización. El día de Pentecostés


representa Su ungimiento, en el santuario celestial para iniciar el plan de salvación. ¿Y usted dice
iniciar el plan de salvación? ¿No estaba este iniciado desde toda la eternidad? Si, pero ahora se pone en
ejecución el santuario celestial y se ofrece la salvación, no a través de un santuario terrenal, sino que a
través del santuario celestial. Lo acabamos de leer allí, en Hechos de los Apóstoles, página 32. El
derramamiento pentecostal era la comunicación del cielo que el Redentor había iniciado Su ministerio
celestial, como Sumo Sacerdote, en el santuario del cielo. eso es lo que significa el derramamiento del
Espíritu Santo.
Versículo 3 del Salmo 133: Como el rocío del monte Hermón. Óleo, símbolo del Espíritu Santo.
Rocío, símbolo del Espíritu Santo. La lluvia, el rocío, la nieve, todo eso es símbolo del Espíritu Santo.
Como el rocío del Hermón, que desciende, ¿sobre donde hermanos? Ah, sobre los montes de Sión. Y,
¿adonde estaban los discípulos reunidos? En el monte de Sión. Del aposento alto. Y cuando Cristo fue
ungido en el cielo, el rocío, porque allá arriba fue una chorreadera tremenda, pero el rocío llegó hasta
abajo. Las gotitas del Espíritu Santo, que fueron echadas y derramadas sobre Cristo en el cielo, cayeron
en lenguas de fuego sobre el monte de Sión. Porque allí envía Jehová bendición y vida eterna. ¡Qué
hermoso es ese Salmo! ¿Verdad? ¿Verdad que ahora, ese Salmo va a tener un significado especial para
ustedes? Ya nunca más va a ser un Salmo simplemente de la armonía de los hermanos. ¿Quién es el
centro de la Biblia? Cristo. Y cuando usted lee la Escritura, haciendo de Jesús el centro, todo cobra un
significado especial. Aquí está hablando de la entronización de Cristo en el santuario celestial como
Sumo Sacerdote. ¡Qué hermoso! Jesús comienza ahora a oficiar como Sumo Sacerdote. Toda esa
ceremonia, dice Lev. 8, dura ocho días. La inauguración del santuario. La coronación de Cristo. La
entronización de Cristo a la diestra de Dios. Y vestido de Sumo Sacerdote. El ungimiento como Sumo
Sacerdote.
¿Y qué es lo primero que hace el Sumo Sacerdote, al iniciar Su ministerio allá? Pues en el día de
Pentecostés, no se ofrecía un cordero, como en el día de las Primicias, sino siete corderos. ¿Por qué
siete corderos? Porque resulta, que en el día de Primicias, se ofrece un cordero porque Cristo en el
cielo se ofrece ante el Padre, como Cordero. ¿Recuerdan lo que vimos anoche cuando se presentó el
día de Su resurrección y dijo, Padre, mis manos, mis pies, mi costado? Ese es el Cordero siendo
ofrecido delante de Dios, en el día de las Primicias. Pero en el día de Pentecostés son siete. Y el
número siete representa plenitud, perfección. Para cada día un cordero.
Pero escuchen bien. En el día de Pentecostés, cuando Pedro predicó el sermón y les explicó lo
que había sucedido, ¿cuántas almas aceptaron el llamamiento de Pedro y entregaron su vida a Dios
mediante el bautismo? ¿Cuántas? Más de 3.000 fueron bautizados. ¡Qué inauguración para el santuario
celestial! Cristo ofreciendo ahora los méritos de Su muerte expiatoria en la cruz. Ofreciendo Su sangre
y haciendo expiación por el pecado. Porque la expiación, no se hace en la tierra sino en el cielo. La
víctima se sacrifica en el altar, pero la sangre ¿se lleva adonde? Dentro del santuario para rocearla
frente al velo, en el Lugar Santo. Así Cristo ahora, en virtud de Su sacrificio, ofrece Su sangre para
redimir a más de 3.000. Por eso son siete corderos. Los siete corderos representan el número perfecto,
la plenitud del sacrificio de Cristo. Y como eran 3.000 a diferencia quizás, no sabemos cuántos fueron
la multitud de los que fueron ofrecidos el día de las Primicias. Pero aquí, las primicias de la cosecha en
la tierra, y los de Pentecostés representan las primicias de entre los vivos. Los que resucitaron con
Cristo son las primicias de los muertos. Los de Pentecostés son las primicias de los vivos. ¿Van viendo
ahora la relación? En el día de las Primicias se ofrece la primicia porque Cristo es Primicias de los que
durmieron. Y con Él los santos que resucitaron. Pero en el día de Pentecostés se ofrece el grano nuevo
de la cosecha. Y el grano nuevo son los 3.000 nuevos conversos el día de Pentecostés. Que son
llevados ante el trono de Dios y Cristo hace intercesión por ellos y sus pecados le son transferidos al
santuario. Confiesan el pecado de haber crucificado al Hijo de Dios, se arrepienten, Pedro les dijo,
arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados y
recibiréis ¿qué cosa? El Espíritu Santo. ¡Qué tremendo. Todo está relacionado. Es un paquete completo
el día de Pentecostés.
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Perdonen lo que voy a decir. Pero pobrecitos los hermanos que se llaman Pentecosteces. Y dicen
que todo lo que pasó en el día de Pentecostés es hablar en lenguas. ¡Qué poquito! Pobrecitos, ¿verdad?
No estoy hablando mal de ellos. Ellos adoran al Señor de la manera como lo entienden. Pero cuán
grande, cuan mucho más maravilloso y glorioso es el mensaje adventista. Porque no solamente nos
centramos en un pedacito de lo que pasó el Pentecostés, que fue el hablar en lenguas,
que los discípulos hablaron en lenguas. Pero eso es lo menos que pasó. Lo más grande, lo más
glorioso, lo más majestuoso fue lo que pasó en el cielo. Lo que Cristo hizo por nosotros en el cielo, la
gran coronación de Cristo, cuando comenzó Su ministerio como Sumo Sacerdote.
Así es que para nosotros Pentecostés tiene un significado mucho más especial. Pero déjenme
decirles algo más. Y el tiempo ya se nos fue. Voy a cerrar. Pero ahora venía la segunda parte. Ya no la
voy a dar. La segunda parte era, la recepción del Espíritu Santo en relación con la promulgación de la
ley en el monte Sinaí. Porque recuerden que el Pentecostés miraba hacia el futuro, pero también miraba
hacia el pasado. Y en el día de Pentecostés se promulgó la ley. Si ustedes quieren recordar un poquito,
la última vez que estuve en esta iglesia, y prediqué en este mismo púlpito, di el tema sobre el Espíritu
Santo, y la obra del Espíritu Santo en el sellamiento. Y expliqué que ¿quien fue que escribió los Diez
Mandamientos sobre el monte Sinaí? ¿Quién fue? El dedo de Dios. ¿Y cuál es el dedo de Dios? ¿Y
cuál es la obra del Espíritu Santo? Escribir la ley en nuestros corazones. En Hebreos capítulo diez. Así
es que todo está unido. En el día de Pentecostés Cristo entra en el santuario celestial, donde está la
santa ley de Dios. Envía el Espíritu Santo, y la obra del Espíritu Santo es escribir Su santa ley en
nuestros corazones. En el Pentecostés se promulga la ley como norma de vida. En el día de Expiación
la ley es norma de juicio. En las dos fiestas está la ley. Aquí el Espíritu Santo la escribe, no en tablas
de piedra, sino en tablas de carne, del corazón. Y la obra de Cristo, durante el tiempo, desde el día de
Pentecostés, hasta el día de Expiación, esto nos habla de la era cristiana, desde el año 31 hasta el año
1844, durante todo ese tiempo, la obra de Cristo fue en el Lugar Santo, intercediendo por nosotros,
ofreciendo el sacrificio diario, continuo. Claro, hubo un tiempo en que el cuerno pequeño quitó el
continuo sacrificio y puso la abominación asoladora. Quitó a Cristo de Su lugar y puso un sacrificio
aquí en la tierra, quitando el sacrificio en el cielo. Pero durante toda la era cristiana, Cristo está
ofreciendo en el Lugar Santo, la virtud de Su sacrificio en el servicio diario. Pero entonces viene el
servicio anual, el día de Expiación. Y de aquí en adelante, Cristo entra en el Lugar Santísimo, para
comenzar la obra de juicio. Durante toda la era cristiana, el Espíritu Santo trabaja, enviado por Cristo,
trayendo a las personas al arrepentimiento y a la confesión de pecados, e implantando en su vida el
principio de vida que es Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.
Eso es lo que significa el Pentecostés. Y estamos en la era del Pentecostés. Los adventistas del
séptimo día, somos los verdaderos pentecostales. ¿Saben por qué? Porque permitimos, o debiéramos
permitir, si no lo estamos haciendo, mejor que lo hagamos, que el Espíritu Santo escriba Su ley en
nuestros corazones. Hay algunos que quieren el poder del Espíritu, pero no quieren el carácter. Así
como el diablo, que quería el poder de Cristo, pero no quería el carácter de Cristo. De igual manera
hay algunos que quieren tener el poder del Espíritu Santo, para ellos manejar el Espíritu Santo, en vez
de dejar que el Espíritu Santo los use a ellos. Cuando el Espíritu Santo viene al alma, trae con Él los
frutos del Espíritu. Y se van a ver en la vida. La obra del Espíritu Santo es escribir, dice el Señor, este
es el nuevo pacto que haré con ellos después de aquellos días dice el Señor, escribiré Mi ley en sus
mentes y en sus corazones la grabaré. Esa es la obra del Espíritu Santo. Como en antaño escribió la ley
en tablas de piedra, ahora las escribe en tablas de carne, de nuestro corazón. Estamos en la era
Pentecostal. Desde la ascensión de Cristo. Pero esta tarde vamos a ver, como la profecía señalaba, que
iba a venir un gran día especial, el gran día de la Expiación. El Yom Kippur. Anunciado diez días antes
por la fiesta de las Trompetas. Con esto hemos completado las fiestas de primavera y del verano.
Ahora vienen las fiestas del otoño, para la tarde. ¿No es maravilloso estudiar el santuario hermanos?
Todo nos habla acerca de Cristo.
Aquí Le aceptamos como nuestro sacrificio. Como Profeta. Oh, Jerusalén, que matas a los
profetas. Aquí Le aceptamos como nuestro Sumo Sacerdote en el santuario celestial. Porque no
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tenemos um Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nosotros, sino Uno que fue tentado en
todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos pues confiadamente al trono de la
gracia, para recibir ayuda y socorro en el día oportuno. Y aquí Le aceptamos como nuestro Abogado y
Juez. Y como el Rey que viene, en los Tabernáculos. Toda la obra de Cristo está completa en el
santuario. ¿Es Cristo tu Sacrificio? ¿Es Cristo tu Intercesor y Abogado en el santuario celestial? ¿Es
Cristo tu Juez y Defensor en el día del juicio? Si Le haz aceptado en estas categorías, también Él podrá
ser tu Rey que viene a buscarte. Pero a menos que Él sea tu Sacrificio, tu Intercesor, y tu Abogado
defensor, entonces, y sólo entonces, podrá ser el Rey que viene a buscarte. Que el Señor nos ayude,
para que al comprender estas tremendas verdades de la Palabra de Dios, podamos vivirlas en nuestra
vida. Mirad, mirad, cuán bueno y cuán delicioso es, habitar los hermanos juntos en armonía.
Pentecostés es como el buen óleo, el aceite sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba
de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras, como el rocío de Hermón, que desciende sobre el
monte de Sión, porque allí envía Jehová bendición y vida eterna. Que la vida eterna sea tuya en Cristo
Jesús el Señor nuestro. Amén.
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Les invito abrir la Palabra de Dios en el libro de Hebreos 9:23 en adelante. Fue pues necesario
que las figuras de las cosas celestiales fuesen purificadas así con sangre, pero las cosas celestiales
mismas, con mejores sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano,
figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Y no para
ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre
ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo.
Pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre, por el sacrificio de Si
mismo, para quitar de en medio el pecado. Y de la manera que está establecido para los hombres que
mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez, para
llevar los pecados de muchos, y aparecerá la segunda vez sin relación con el pecado, para salvar a los
que Le esperan.
El apóstol Pablo nos explica, en este pasaje, que así como en el santuario terrenal, que era figura
del verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el hombre, el santuario celestial, así como el
santuario terrenal necesitaba ser purificado, de las inmundicias del pecado de los hijos de Israel, de
igual manera, el santuario celestial, y para algunos esta es una idea extraña, ¿el cielo tiene que ser
purificado? ¡Pero está escrito! Fue pues necesario, dice el versículo 24, que las figuras de las cosas
celestiales fuesen purificadas así. Pero las cosas celestiales mismas con mejores sacrificios que estos.
Si en el santuario terrenal la purificación del santuario se hacía mediante sacrificios de animales,
dice Pablo, la purificación del santuario celestial, del cual el terrenal era sólo una copia o una figura,
necesitaba ser purificado con mejores sacrificios que estos. Y eso es la sangre preciosa de Cristo Jesús.
La purificación del santuario, es el tema predominante en el libro
de Hebreos. Y la Palabra de Dios nos explica que eso debía ser así. Hay muchos hoy en día que dicen,
los adventistas con esa doctrina de la purificación del santuario, eso está sólo en esos libritos de esa
profetisa que ellos tienen, Elena de White, pero eso no está en la Biblia. Pues déjenme decirles, que es
una noción totalmente bíblica y neo-testamentaria, la purificación del santuario celestial. Está en la
Palabra de Dios. Por supuesto, está explicado también, mediante la mensajera del Señor, pero la base
misma, está en la Palabra de Dios.
Hemos estudiado en este fin de semana, el plan de salvación en tipo y en realidad. En tipo a
través de la prefiguración de las fiestas anuales. Y ahora, hemos llegado a las últimas tres fiestas, que
tienen que ver con el final del año eclesiástico. Las primeras, la Pascua, los Panes sin Levadura, las
Primicias y el Pentecostés, se celebraban al principio del año eclesiástico. En el primer mes las
primeras tres, en el tercer mes el Pentecostés. Ahora, las últimas tres, se celebran en el séptimo mes.
Interesante, que es en el séptimo mes. El año tiene doce meses, pero Dios escogió poner estas
fiestas en el mes séptimo. Son siete fiestas anuales, son siete sábados ceremoniales, son siete días en la
fiesta de los Panes sin Levadura y son siete días en la fiesta de las Cabañas, agregando un octavo como
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para hacerlo rebozar más. El séptimo ya es algo completo, es algo perfecto. El octavo lo hace aun más
todavía. Lo hace mejor. Esa es la gran culminación, el octavo día de la fiesta de las cabañas. Pero el
séptimo mes, habrían de acontecer estas tres últimas fiestas del calendario eclesiástico judío. Y tenían
que ver ahora, con el final del plan de redención. Tenían que ver, noten bien ahora, estas tres primeras
nos hablan acerca de la muerte, de la sepultura y de la resurrección de Cristo. La cuarta fiesta, el
Pentecostés, nos lleva desde la entronización de Cristo en el cielo, la inauguración del santuario
celestial, durante toda la era cristiana, hasta el final de la historia de la redención. Esta es la historia del
plan de redención. Desde la muerte de Cristo hasta la eliminación final del pecado. Es todo el plan de
redención. El Pentecostés, vean que aquí hay un paréntesis. Estas fiestas están todas relacionadas una
con la otra. La primera, es el primer día de la segunda, que son siete días, y con el primero se hacen
ocho. Las Primicias se cuentan el segundo día de los panes sin levadura. Y el Pentecostés se cuenta 50
días después de las Primicias. Todas están relacionadas entre si. Las Trompetas vienen después de un
tiempo, de un lapso, de un paréntesis. Aquí el pueblo termina con estas fiestas y luego va, se dedica a
la cosecha. Termina, pasa todo el verano, y entonces viene el otoño. Estas fiestas se celebraban cuando
ya la cosecha estaba recogida. Cuando ya el pueblo había terminado sus labores del verano. Y
señalaban hacia el final del gran plan de salvación. Desde el Pentecostés hasta estas fiestas, pasa la era
cristiana. La cosecha del pueblo de Dios a través de todos los siglos, está siendo recojida en el granero
de Dios. Y ahora viene la parte final.
Antes de entrar a la explicación de lo que esto significa, yo quisiera dedicar unos minutos para
tocar un texto que es importante y que nos va a ayudar a comprender ciertas cosas con referencia a las
fiestas, para entonces volver y ver las tres fiestas finales. Ese texto es Col. 2. Aquí el apóstol Pablo nos
habla acerca de Cristo y comenzando en el versículo 8 dice así, mirad que nadie os engañe por medio
de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del
mundo, y no según Cristo. Porque en Él habita corporalmente la plenitud de la deidad. Y vosotros
estáis completos en Él. Él es la cabeza de todo principado y de toda potestad. En Él también fuisteis
circuncidados. Con circuncisión no hecha de manos, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal
en la circuncisión de Cristo.
Pablo está hablando de una manera muy clara a los Colosenses, porque en su época habían
venido aquellos a quienes en la historia se conoce con el nombre de judaizantes. Los judaizantes
predicaban donde Pablo había levantado iglesias en el Asia, y aquí está escribiendo a los Colosenses en
Colosa, y les dice hermanos, tengan cuidado de no ser engañados, con filosofías y sutilezas, detalles
huecos. Que sigue tradición de hombres, pero no de acuerdo a la realidad la cual es Cristo. Porque
Cristo es el Dios hecho carne. Él es la cabeza y las cosas de antes hallaron su cumplimiento en Jesús
que es la realidad corporal de las profecías del Antiguo Testamento. Y luego toca el tema candente de
la época, la circuncisión. Los judaizantes decían que para salvarse, los gentiles debían no solamente
aceptar a Cristo, sino también hacerse judíos primero. Debían circuncidarse y guardar toda la Torá.
Toda la ley de Moisés. Y Pablo les dice, hermanos, la circuncisión que se aplica a ustedes no es la de la
carne, la literal del prepucio, sino la circuncisión de Cristo. En el simbolismo de que a través de Jesús
por Su poder, Él nos circuncida del pecado. Él quita de nosotros el cuerpo pecaminoso carnal en la
circuncisión espiritual y no en la circuncisión carnal. Y sigue explicando, versículo 12, sepultados con
Él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con Él mediante la fe en el poder de Dios, que
Le levantó de los muertos. Ahora en la realidad espiritual de la presencia corporal de Cristo en esta era,
desde que Cristo vino a esta tierra, murió y resucitó, ahora las realidades espirituales se ven con Cristo
en el centro. La circuncisión no es más literal, física, sino es espiritual del pecado. El bautismo es
símbolo de la muerte y la resurrección de Cristo. Noten. Aquí la Pascua simbolizaba la muerte de
Cristo. Los panes sin levadura la sepultura de Cristo. Y las primicias Su resurrección. ¿Qué recordativo
tenemos nosotros de la muerte, la sepultura y la resurrección de Cristo? ¿Qué recordativo tenemos?
Bueno, aquí lo dice. Sepultados con Él en el bautismo en el cual fuisteis también resucitados con Él
mediante el poder de Dios que Le levantó de los muertos. La muerte, la sepultura y la resurrección de
Cristo están simbolizadas en el rito del bautismo. A manera de comparación solamente, sin salirnos del
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tema, pero ampliando un poquito en el tema del bautismo, Rom. 6 nos da el mismo simbolismo. Rom.
6:3-4 dice, o no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados
en Su muerte. Pascua, muerte de Cristo. Porque somos sepultados juntamente con Él para muerte por
el bautismo. Sepultura, los panes sin levadura. Somos sepultados. Somos bautizados en Su muerte y
somos sepultados juntamente con Él para muerte por el bautismo. Para que como Cristo resucitó de los
muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Como Cristo resucitó,
primicias, resurrección de los muertos. Eso se conmemora en la vida del cristiano a través del
bautismo, dice Pablo. La circuncisión es el abandono del pecado. El bautismo conmemora la muerte, la
sepultura y la resurrección de Cristo Jesús.
Sigamos leyendo ahora en Col. 2:12 en adelante. Sepultados con Él en el bautismo en el cual
fuisteis también resucitados con Él mediante la fe en el poder de Dios que Le levantó de los muertos, y
a vosotros que estabais muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida
juntamente con Él perdonándoos todos los pecados. Ahora noten, por la fe en el poder de Dios que Le
levantó de los muertos os dio vida. La nueva vida representa el Espíritu Santo en la vida del creyente.
Y aquí viene Pentecostés. Cristo debe ser entronizado por la fe en nuestros corazones a través del
Espíritu Santo. Él os dio vida a vosotros que estabais muertos en delitos y pecados, y esa vida viene
por el poder de Dios que Le levantó de los muertos.
Ahora, ¿de qué manera fue resucitado Cristo? Rom. 1:3-4, acerca de Su Hijo, nuestro Señor
Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos, por quien recibimos la gracia.
¿A través de quién recibimos la gracia? Por el Espíritu Santo, que fue el
poder que trajo Cristo a la vida. ¿Van captando la idea? Pablo está aquí haciendo una explicación de la
ley de Moisés con la circuncisión. Y cuando hablamos de la ley de Moisés, entendemos que es la ley de
Dios dada a través de Moisés, hasta que viniese la simiente, esto es, Cristo. La ley expresada en ritos y
ceremonias, que señalaban a Cristo. Y acabamos de ver ahí mencionados, para el que entiende un
poquito más y ve la parte espiritual, están todas las fiestas que se habían cumplido hasta el momento,
mencionadas allí. La Pascua, la muerte de Cristo; los Panes sin levadura, Su sepultura; las Primicias,
Su resurrección; y el Pentecostés, el Espíritu Santo, la nueva vida a través de ese Espíritu Santo en
Cristo Jesús.
Por cierto, en Rom. 8:9-11, mas vosotros no vivís según la carne sino según el Espíritu, si es que
el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo no es de Él. Pero si
Cristo está en vosotros. Y eso nos lleva a otro tema. Estamos hablando del santuario celestial. Pero
también hay un santuario que es nuestro cuerpo. Nosotros somos templo del Espíritu Santo. Y esta
realidad se debe ver, así como se vio en tipo en el santuario terrenal, así como se vio en la realidad, en
la muerte, sepultura, resurrección y entronización de Cristo, se debe ver también en nosotros. En
nuestro cuerpo al aceptar por el bautismo, dice Pablo, la muerte de Cristo, la sepultura, la resurrección
y el Espíritu Santo que vive en nosotros dándonos esa nueva vida. Pero si Cristo está en vosotros, esto
es en el templo de Dios el cual sois vosotros, sigue diciendo, el cuerpo en verdad está muerto a causa
del pecado. El cuerpo está muerto a causa del pecado. Mas el Espíritu vive a causa de la justicia. Y si
el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos
a Cristo Jesús, vivificará también vuestros cuerpos mortales, por su Espíritu que mora en vosotros.
¿Captan? Muerte, sepultura, resurrección y ahora el Espíritu Santo viviendo en nosotros. El
Pentecostés hecho una realidad en nuestra vida.
Volvamos ahora a Colosenses. Después de hacer referencia en forma espiritual a las cuatro
fiestas que se habían cumplido hasta ese momento, sigue diciendo, versículo 13, y vosotros que
estabais muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él,
perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos
era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz. El acta de los decretos que había contra
nosotros, que nos era contraria. Todos los pecados. Todas las transgresiones que nos condenaban,
fueron anulados en la cruz. Él pagó por todos nuestros pecados en la cruz del Calvario. Y también
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despojó a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente triunfando sobre ellos en la cruz.
Ya no tienen más poder. El diablo es un enemigo destruido en la cruz del Calvario. Cristo lo venció,
públicamente lo expuso.
¿Saben ustedes que la mensajera del Señor dice, que los ángeles que no cayeron, y los seres de
otros mundos, recién comprendieron en su plenitud lo que era el carácter de Dios y el carácter de
Satanás en la cruz del Calvario? Ahí es donde se reveló, se expuso, se exhibió públicamente lo que era
realmente el diablo. El diablo matando al Hijo de Dios. Y Dios todo lo contrario: dando a Su Hijo para
la salvación del mundo. Los dos grandes principios del bien y del mal, del amor y el pecado, en la cruz
quedaron expuestos. Públicamente quedaron manifestados. El diablo salió vencido en la cruz. Y
entonces Pablo explica, retomando el hilo de lo que había hablado en el versículo 8, nadie os engañe
por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, retoma el tema y dice,
por tanto nadie os juzgue en comida o en bebida, en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de
reposo. Todo lo cual es sombra de lo que había de venir. Pero el cuerpo es de Cristo.
¿Qué está diciendo aquí el apóstol Pablo? Hermanos, todas esas fiestas, incluyendo la
circuncisión, hallaron la realidad en Cristo. Y esas fiestas ya no rigen nuestra conducta y nuestra
adoración a Dios. Ahora vivimos una nueva vida en Cristo, y esas fiestas, días de fiesta, comidas y
bebidas, que tienen que ver con los sacrificios hechos en esas fiestas específicas, luna nueva o sábados,
ya no se aplican a nosotros. Porque era sombra de lo que había de venir. Quiero que noten claramente
la terminología. Nadie os juzgue en cuanto a comida o bebida. El apóstol Pablo usa esta misma
expresión en el libro de Hebreos, en el capítulo 9, dice en el versículo 1, ahora bien, en el primer pacto
había ordenanzas de culto y un santuario terrenal. Ordenanzas de culto y un santuario terrenal. Las
ordenanzas de culto eran, hay siete fiestas solemnes para Jehová, las cuales celebraréis a vuestros
tiempos. Esas eran las ordenanzas de culto, de adoración en torno al santuario terrenal. Y luego
explica, el tabernáculo estaba dispuesto así, la primera parte llamada Lugar Santo, y lo que había en
ella. La segunda parte llamada Lugar Santísimo y lo que había en ella. Y dice en el versículo 6, así
dispuestas estas cosas en la primera parte del tabernáculo entran los sacerdotes continuamente para
cumplir los oficios del culto. Pero en la segunda parte, noten, para cumplir los oficios del culto. Había
un culto diario y luego las ordenanzas de culto para las fiestas anuales. En el Lugar Santo se hacían los
cultos diarios. Representa el continuo sacrificio de Cristo aplicado a nuestro favor en el Lugar Santo
desde Su ascensión al cielo hasta lo que vamos a ver ahora. Y en el Lugar Santísimo, dice en el
versículo 7, sólo el Sumo Sacerdote una vez al año, no sin sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los
pecados de ignorancia del pueblo. En el santuario terrenal había ordenanzas de culto, había un Lugar
Santo, un Lugar Santísimo, había un servicio diario, había un servicio anual y el culto en torno a eso.
Versículo 8, dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino
para el Lugar Santísimo o para los lugares santos del cielo, literalmente, entre tanto que la primera
parte del tabernáculo estuviese en pie. Mientras estaba el tabernáculo terrenal en pie, todavía no se
había abierto el camino para los lugares santísimos del cielo. Todo esto, dice él, versículo9, y ahora
viene la expresión que estamos buscando, todo esto es símbolo para el tiempo presente, según el cual
se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden en sí mismos hacer perfectos en cuanto a la
conciencia al que practica ese culto, ya que consiste sólo ¿de qué? Comidas y bebidas. ¿Notaron la
expresión? Comidas y bebidas. De diversas ablusiones. Ablusiones son lavamientos, como los que
hacían los sacerdotes en la fuente delante del santuario, antes de entrar al Lugar Santo. Diversas
ablusiones y ordenanzas acerca de la carne impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas. Estas
ordenanzas del culto terrenal, se pusieron hasta el tiempo de reformar las cosas. Tenían un objetivo. El
objetivo era señalar a la realidad que era el Mesías. Había un culto terrenal, había sacrificios, había
comidas y bebidas, ablusiones, holocaustos, ofrendas, fiestas, circuncisión. Todo eso era parte de un
sistema que fue impuesto al entrar el pecado, ampliado en el Sinaí, pero había de llegar hasta el tiempo
de reformar las cosas. Pero estando ya presente Cristo, Sumo Sacerdote de los bienes venideros, por el
más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos. Es decir, no de esta creación, y no por
sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por Su propia sangre, entró de una vez para siempre en
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el Lugar Santo, habiendo obtenido eterna redención. Todo aquello del culto terrenal había de caducar
cuando Cristo está presente. Porque estando ya Él presente, ahora se abre el camino para un más
perfecto tabernáculo, que es el santuario celestial. No hecho de manos. Y ahora el culto no gira en
torno a un santuario terrenal, sino en un santuario celestial. Y las cosas que antes eran carnales ahora
son espirituales. La circuncisión era literal del prepucio. Ahora la circuncisión es del pecado en nuestra
vida. La fiesta de la Pascua se mataba un cordero literal y se lo comía. Simbolizaba al Cordero que
quita el pecado del mundo. Ahora significa
aceptar la muerte de Cristo y comer el cuerpo y la sangre de Cristo, significa asimilar Sus enseñanzas
en nuestra vida. Ahora eso es espiritual. La sepultura de Cristo, que se celebraba comiendo los panes
sin levadura, y las primicias que se celebraba en forma literal con la gavilla mecida sobre el altar, ahora
tiene un significado espiritual. En el culto del tabernáculo celestial, ahora eso representa muerte al
pecado. Mi sepultura en el bautismo, mi resurrección a una nueva vida por Cristo Jesús y la recepción
del Espíritu Santo para vivir una vida santificada. Y que interesante, que aún en esto, en la experiencia
del templo, que somos nosotros, se cumple también el simbolismo. Porque estas tres van juntas. Usted
acepta a Cristo, le recibe en su vida, es bautizado y en el mismo simbolismo están las tres. Muerte,
sepultura y resurrección. Inmediatamente viene la recepción del Espíritu Santo, para santificación. Esto
en lenguaje teológico, o en lenguaje del Nuevo Testamento, se llama justificación y esto se llama
santificación. Y esta es la obra de toda la vida en el cristiano. Así como el día de Pentecostés inicia la
obra que va a durar durante todo el sistema cristiano, durante toda la era cristiana. Esto se celebra en
forma literal, real, en la vida del ser humano al aceptar a Cristo, ser bautizado. La justificación y luego
la santificación lo lleva toda la vida hasta llegar al juicio. Que interesante, ¿verdad? Aún en la vida real
del cristiano esto tiene su simbolismo. Los tres van juntos. Esto dura toda la vida y esto viene al final
en el juicio.
Volviendo ahora a nuestro texto. Pablo usa comidas y bebidas. La misma expresión que aparece
en Col. 2, ya que consiste de comidas y bebidas. Volviendo a Col., por tanto nadie os juzgue en comida
o bebida. ¿Notan que es la misma expresión? ¿Por qué hago tanto énfasis en esto hermanos? Porque
hay algunos no conocedores del lenguaje bíblico del santuario, porque no tienen la verdad del
santuario, que creen que Pablo está haciendo referencia a que uno puede comer carne de puerco y que
ya las leyes de salud que Dios dio no se aplican más. Me refiero ahora a hermanos de otras iglesias que
no tienen la verdad del santuario y dicen ¿ve? Aquí Pablo dice, nadie os juzgue en cuanto a comida o
bebida. Se puede comer de todo. Ya eso del puerco no se aplica, porque ahora ya nadie os juzgue en
comida o en bebida. Pablo no está hablando de eso. Ni por las tapas se le pasó. Él está hablando, noten
el contexto en que lo hemos leído. Está hablando de la muerte de Cristo, está hablando de las fiestas, y
las vimos a las cuatro allí mencionadas, está hablando de la realidad espiritual de Cristo y de las
comidas y bebidas en relación con esas fiestas de culto en el santuario terrenal. La misma expresión de
Heb. 10. Por eso es que la Palabra de Dios debe compararse pasaje con pasaje y dejar que la Biblia sea
su propio intérprete. Yo no puedo venir y decir, leo el pasaje, lo saco de su contexto, y digo aquí Pablo
dice, nadie os juzgue en comida y bebida. Ahora se puede comer de todo. Así es que cómete el
marranito. No, Pablo mismo explica en Heb. 10 que la expresión comidas y bebidas tiene que ver con
el culto del santuario terrenal. ¿Y cuáles eran esas comidas y bebidas? Bueno, las leímos anoche en
Lev. 23. Vuelvan por un momento allí. La comida del día de Pascua era un cordero pascual y había
que comerlo. Consistía en comida. Y también la Pascua se comía con panes sin levadura y con
libaciones y bebidas prescritas aquí. Están en Exo. 12. Había hierbas amargas. Y también vino fresco,
no vino fermentado. ¿Se acuerdan que Jesús, cuando estableció la Santa Cena, dice la Escritura, tomad,
comed, esto es Mi cuerpo que por vosotros es quebrantado, haced esto en memoria de Mí. Que
interesante, que Jesús tomó cierto simbolismo de la Pascua y lo usó para establecer el ritual de la Santa
Cena, pero dejó de lado el cordero. ¿Por qué el cordero? Porque yo no iba a haber más muerte de
cordero. Porque el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo era la ofrenda única. Así que de ahí
en adelante no hay más sacrificio de cordero. Pero Cristo toma el pan y el vino y dice, tomando la copa
dijo, esto representa Mi sangre que por vosotros es derramada, haced esto en memoria de Mí. Él toma
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los símbolos de esta fiesta, parte de las comidas y bebidas, que eran los panes sin levadura y el vino sin
fermentar, y ahora lo aplica para el rito de la Santa Cena. Con excepción de esas dos cosas, que Cristo
lo estableció, todas las demás comidas y bebidas prescritas en Lev. 23 ya no tienen aplicación. Vean
cuales eran las otras cosas que se utilizaban. Versículo 12, en el día en que ofrezcáis la gavilla,
ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, holocausto a Jehová, su ofrenda será dos décimas de Efa
de flor de harina amasada con aceite, ofrenda encendida a Jehová en olor gratísimo, y su libación será
de vino, la cuarta parte de un Him. No comeréis pan ni grano tostado ni espiga fresca hasta ese día.
Hasta que hayáis ofrecido la ofrenda de vuestro Dios. En ese día debían comer el pan. Pero hasta ese
día no podían recoger de la cosecha, sino hasta el día de las primicias. Luego, en el Pentecostés,
versículo 17, de vuestras habitaciones traeréis dos panes para ofrenda mecida, que serán dos décimas
de Efa de flor de harina, cocidos con levadura. En el Pentecostés hay levadura. ¿Saben por qué hay
levadura en el Pentecostés? ¿Cuando en la Pascua no hay levadura? Porque en la Pascua, ya lo
explicamos, la levadura está ausente porque representa el cuerpo de Cristo, que no habría de ver
corrupción. En el Pentecostés la levadura está presente, porque aquí se toma el otro símbolo de la
levadura que Jesús usó, cuando dijo, el reino de los cielos es semejante a una mujer que toma un poco
de levadura y la pone dentro de la masa y luego la levadura leuda toda la masa. Eso representa el reino
de Dios. En el Pentecostés la pequeña levadura de los 120 del aposento alto, llenos del Espíritu Santo,
leudaron toda la masa y el reino de los cielos creció y se fue agrandando hasta enchir toda la tierra. La
levadura allí representa el crecimiento del pueblo de Dios por la predicación de los apóstoles. ¿Ven el
simbolismo? Cada cosa tiene su simbolismo en el plan de salvación. Y sigue explicando allí lo que
tenían que comer, las libaciones, las comidas y las bebidas. Lo mismo aparece en la fiesta de los
Tabernáculos o de las Cabañas. Cada una de esas cosas tenía su prescripción de comidas y bebidas. Y
ahora Pablo dice, vean cuan claro cuando uno lo toma en su contexto, nadie os juzgue en cuanto a
comidas y bebidas. ¿A qué se está refiriendo? ¿De qué está hablando? Las comidas y las bebidas del
santuario, de las fiestas de los sacrificios.
Col. 2:16, nadie os juzgue en comida o en bebida, y luego sigue diciendo, en cuanto a días de
fiesta, luna nueva o días de reposo. Ahora, nosotros vimos aquí, lo único que no hemos visto son las
lunas nuevas. Las lunas nuevas también tenían relación con el sistema de sacrificios. Las lunas nuevas
están prescritas también en las leyes dadas a los judíos, y las pueden encontrar ustedes en Num 10:10,
en el día de vuestra alegría, en vuestra solemnidad, en los principios de vuestros meses, ese es uno de
los pasajes, tocaréis las trompetas. Aquí menciona que en cada una de estas fiestas había trompetas que
anunciaban que el día de la fiesta había llegado. El que yo estoy buscando es el que menciona los
sacrificios que habían de hacerse en el principio de los meses. Num. 28:11, al comienzo de vuestros
meses, esto es luna nueva, ofreceréis en holocausto a Jehová dos becerros de la vacada, un carnero y
siete corderos de un año sin defecto; y tres décimas de flor de harina amasada con aceite como ofrenda
con cada becerro; y dos décimas de flor de harina amasada con aceite como ofrenda con cada carnero;
una décima de flor de harina amasada con aceite como ofrenda que se ofrecerá con cada cordero,
holocausto de olor grato, ofrenda a Jehová, sus libaciones de vino, medio Him con cada becerro y la
tercera parte de un Him con cada carnero, y la cuarta parte de un Him con cada cordero. Este es el
holocausto de cada mes por todos los meses del año.
En las lunas nuevas también había sacrificios prescritos con holocaustos, ofrendas, comidas y
bebidas. Así que otra vez está dentro del mismo contexto de Col. 2, nadie os juzgue en cuanto a
comidas o bebidas, días de fiesta, lunas nuevas. Cada principio de mes, se ofrecían sacrificios,
holocaustos, ofrendas, comidas y bebidas. Nadie os juzgue en cuanto a comidas o bebidas, lunas
nuevas, días de fiesta o días de reposo. Y ahora lleguemos a ese punto. Y vuelo a enfatizar esto, porque
nuevamente los hermanos que no tienen el conocimiento de lo que es el plan de salvación en el
santuario, interpretan este pasaje, para decir que el Sábado ha sido abolido.
¿Cuántos de los que están aquí, alguna vez alguien les ha sacado el texto de Col. 2 para decir,
miren, el Sábado ya no hay que guardarlo, porque Pablo dice, nadie os juzgue en cuanto a comida o
bebida o en cuanto a días de reposo. Eso ya fue clavado en la cruz. ¿Se dan cuenta? La mayoría de la
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gente toma este pasaje para decir, que el Sábado ya no está en vigencia. Porque ignoran las Escrituras
en su contexto del santuario. Pablo está hablando, y el versículo 17 es clave, dice, todo lo cual es
sombra de lo que ha de venir, pero el cuerpo es de Cristo. Todo eso, esas comidas, esas bebidas, esos
sacrificios, los días de fiesta, lunas nuevas y los días de reposo, eran sombra de lo que había de venir.
Pero la realidad, el cuerpo, es de Cristo. Una cosa es la sombra y otra cosa es el cuerpo. Cuando usted
está al rayo del sol, su cuerpo es la realidad; pero el cuerpo proyecta una sombra. Ahora, cuando la
sombra, cuando el sol llega a estar perpendicular y la sombra se encuentra con el cuerpo, ¿qué pasa con
la sombra? Deja de ser. Porque el cuerpo se encontró con la sombra. Lo mismo que si yo cojo este
libro. Aquí tengo una luz arriba; ustedes no lo pueden ver, pero este libro está reflejando una sombra
encima del púlpito. Si yo voy acercando el libro, la sombra se va haciendo más intensa, cuanto más lo
acerco, pero en el momento en que el libro se encuentra con su sombra, la sombra desaparece. Ya no
hay más sombra. Porque ahora lo que se ve es la realidad, que es el cuerpo. El libro. De igual manera,
estas fiestas encontraron la realidad en el santuario celestial, y estando presente Cristo, Sumo Sacerdote
de los bienes venideros, dice Pablo, ahora la realidad se ve en santuario celestial y no en el santuario
terrenal. Por lo tanto, todo esto pierde su razón de ser al iniciar la nueva face en el plan de salvación. O
como dice el mismo apóstol Pablo en Heb. 10, la renovación de todas las cosas. Ahora no estamos bajo
el santuario terrenal, sino bajo el santuario celestial.
Quiero dejar esto del todo claro. Él menciona comidas y bebidas. Segundo, menciona días de
fiesta. Tercero, luna nueva. Cuarto, días de sábados. Días de reposo. Todo esto era sombra de lo que
había de venir. Las comidas y bebidas prefiguraban a Cristo. Su cuerpo y Su sangre. Su muerte por
nosotros. Los días de fiesta prefiguraban a Cristo. Y noten, porque algunos dicen, bueno, los días de
fiesta están aquí, pero aquí dice los sábados. Quiere decir que los sábados también. Vean muy bien lo
que tenemos aquí en la pizarra. Había siete fiestas anuales. Dentro de estas siete fiestas anuales, había
días de fiesta y había sábados ceremoniales.
Por ejemplo, la Pascua, que era el 14 de Nisán, era un día de fiesta pero no era sábado. Porque se
podía trabajar en él. La fiesta de los panes sin levadura se celebraba por siete días. Del 15 hasta el 21.
Cada uno era un día de fiesta. Pero el primero y el último eran sábados. O sea, días de reposo
ceremonial, en los cuales no se trabajaba. Estos son días de fiesta. Estos son sábados. El día de las
Primicias era un día de fiesta pero no era sábado. Porque era el segundo de la fiesta. Este no era
sábado, pero era día de fiesta. En el Pentecostés, sí era sábado. En el caso de las Trompetas y del día de
Expiación, sí eran días de reposo, en los cuales no se trabajaba. Pero en la fiesta de los Tabernáculos,
eran siete días, el primero y el octavo eran sábados, pero los demás eran días de fiesta. ¿Está claro?
Aparte de los días de fiesta, había siete sábados ceremoniales o sábados anuales, que eran días de
reposo. En esos sábados no se trabajaba. Pero estaban en relación con las fiestas del santuario. Todo
esto había de caducar al entrar en operación el santuario celestial. Así que en ningún momento Pablo
está hablando del Sábado del séptimo día de la semana. Porque el Sábado del séptimo día de la semana
no es sombra de algo que había de venir. Es recordativo de la creación.
A ver si me puedo explicar más todavía. Las fiestas, los sacrificios, las ofrendas, las comidas y
bebidas, los días de fiesta, y los sábados ceremoniales, se instituyeron después de la entrada del pecado.
El Sábado del séptimo día fue establecido por Cristo en el mismo Edén antes de la entrada del pecado.
Y era recordativo de que en seis días hizo Jehová los cielos, la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay
y reposó en el séptimo día. Cristo bendijo el séptimo día y lo santificó en la misma creación. Así es que
eso existía desde el mismo comienzo. Cuando entró el pecado, Dios estableció los sacrificios.
¿Se acuerdan que Abel trajo un sacrificio, pero Caín no trajo un sacrificio, sino una ofrenda de
los frutos de la tierra? Y Dios no aceptó la ofrenda de Caín, pero aceptó la ofrenda de Abel. ¿Por qué?
Porque sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado. Dios no podía aceptar la ofrenda de
Caín porque no había derramamiento de sangre. Y la paga del pecado es ¿qué cosa? Muerte. Por lo
tanto, la ofrenda de Caín era inaceptable, porque no reflejaba la muerte de Cristo. ¿Está claro?
Así que Dios estableció los sacrificios después de la entrada del pecado. Y más adelante, en el
Sinaí, al darles el santuario, les dio todo el plan de salvación en figura. Prefigurando los grandes
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eventos del plan de salvación. Pero esto era hasta el tiempo de reformar las cosas. Hasta la venida del
Mesías. Mientras estuviese en pie el santuario terrenal. Al dejar de lado el santuario terrenal, y al
inaugurarse el santuario celestial, ahora todo se rige por la ley del santuario celestial. Y estos días de
fiestas ya no se celebran con sus rituales, con sus sacrificios, con sus comidas y sus bebidas. Pero el
Sábado semanal nada tiene que ver con esto. El Sábado semanal viene desde la creación y seguirá hasta
la tierra nueva, nos dice la Palabra de Dios. Y será que de mes en mes y de Sábado en Sábado vendrá
toda carne a adorar delante de Mí, ha dicho Jehová. Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva
que Yo hago, permanecen delante de Mí, dice el Señor, así permanecerá vuestra descendencia y
vuestro nombre, y de mes en mes y de Sábado en Sábado vendrá toda carne a adorar delante de Mí.
Y usted dice, pero pastor, ¿y eso de mes en mes? ¿Eso no es la luna nueva? ¿En el cielo también
vamos a guardar los meses? Sábado en Sábado lo entiendo. Es el recordativo de la creación. Pero, ¿y
los meses? A ver, ¿quién me puede responder a eso? Ah, claro que sí. Ustedes tienen la respuesta.
Como buenos adventistas conocen su Biblia. ¿Dónde se encuentra el texto? Apoc. 22:2, y en medio de
la calle de la ciudad, a uno y al otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce 12 frutos,
dando cada mes su fruto. De mes en mes, iremos a comer del árbol de la vida y de Sábado en Sábado
adoraremos delante de Jehová por toda la eternidad. ¿Está claro verdad?
Así es que el Sábado nada tiene que ver con todo esto. Y el que quiera ver el Sábado en esto, no
entiende su Biblia. Porque esta es una terminología del santuario. Comidas y bebidas lo usa Pablo en
Heb. 9. ¿A cuántos les quedó claro?
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De todos los días de fiesta, el más solemne, el más cargado de significado, el clímax de todas
estas fiestas, era el día de Expiación. Hasta para los judíos hoy en día, que aunque no conocen el
significado de estas cosas, todavía celebran esta fiesta, Yom Kippur, el día de Expiación, es el día más
sagrado.
Para hacer resaltar la importancia de ciertos de esos días de fiesta, el Señor mandó que se tocasen
trompetas. En Núm. 10:10 dice: en el día de vuestra alegría. Eso se refiere a la fiesta de las cabañas.
Tendréis regocijo y gozo. En vuestras solemnidades, en las fiestas solemnes. En los principios de los
meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, sobre los sacrificios de paz, y os serán en
memoria delante de vuestro Dios, yo Jehová vuestro Dios.
En cada una de las fiestas solemnes, se hacía sonar la trompeta, simbolizando la importancia del
mensaje que eso abarcaba. Porque trompeta en la Biblia tiene un significado mucho más abarcante que
simplemente un instrumento para hacer sonar un ruido. En la Biblia, las grandes trompetas del libro de
Apocalipsis, como las trompetas en el libro de Isaías, en el libro de Números, Levíticos, y en grandes
ocasiones del pueblo de Dios, simbolizan grandes eventos y siempre anuncian un mensaje especial de
Dios para Su pueblo. Así que trompeta simboliza en la Biblia mensaje. Un mensaje.
Sin embargo, aunque en cada fiesta solemne, se tocaba la trompeta, sobre los sacrificios, noten lo
que dice, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, sobre los sacrificios de paz. De toda la
fiesta el día entero era importante, pero el momento del sacrificio era en el que sonaba la trompeta,
mostrando que en todo esto, lo más importante era Cristo. Porque Él era el centro de cada una de esas
fiestas, a través del cordero o del animal que era ofrecido en holocausto.
Pero en el día de Expiación, el séptimo mes, el décimo día, Dios dio una orden especial. Que
diez días antes de llegar el día de Expiación, se dedicase una fiesta entera, un día solemne, el primero
del mes, y ese día se le llama, el día de las Trompetas. ¿Por qué dedicar un día entero a tocar la
trompeta? ¿Por qué en ese día no se debía trabajar?
Lev. 23:23. Habló Jehová a Moisés diciendo. Habla a los hijos de Israel y diles. En el mes
séptimo, al primero del mes, tendréis día de reposo. Una conmemoración al son de trompetas y una
santa convocación. Ningún trabajo de siervos haréis, ofreceréis ofrenda encendida a Jehová. Un día
especial, el primero del mes, para sonar la trompeta. ¿Qué simbolismo tiene esto en el plan de
redención? ¿Qué simbolismo tiene esto en el gran plan de salvación?
El Pentecostés nos lleva, durante toda la era cristiana. Y aquí vamos a hacer una separación.
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Porque estas fiestas se cumplieron en la primera venida de Cristo. Este segundo grupo de fiestas, tienen
su cumplimiento en torno a la segunda venida de Cristo. Esto se cumple en Su primera venida, o en
torno a Su primera venida, muerte, resurrección y ascensión al cielo, en torno al evento central en la
historia del mundo, la muerte de Cristo, y estas otras fiestas se cumplen en torno al evento central final
en la gran controversia, que es la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Ahora, por qué unas trompetas, un día entero de trompetas para anunciar el día de Expiación. La
respuesta es: la importancia del día de la Expiación es tal, que Dios manda una fiesta solemne para
anunciar que se acerca el día de Expiación. ¿Cómo lo sabemos? Tanto la Palabra de Dios, como la
mensajera del Señor , como el Talmud, el libro judío donde explica todas estas fiestas, nos dice que la
importancia, o el significado de la fiesta de las Trompetas, era porque había llegado el séptimo mes. Y
se anunciaba que se acercaba el gran día de Expiación. Era tan importante este día. Como vamos a leer
en un momento, era solemne. Era el día más grande de todo el año. Era el día cumbre en el santuario.
Y en ese día, que era tan importante, podía significar para algunos del pueblo de Dios, que fuesen
cortados para siempre de la nación judía. Era tan solemne ese día, que si alguno no se apercibía para
este día, y no hacía su preparación, podía quedar sin nacionalidad, sin ciudadanía, sin derechos y fuera
del pueblo de Dios. Se lo daba por muerto. Como si nunca hubiese existido. El que era cortado del
pueblo de Dios, perdía su herencia, perdía su nombre, escuchen bien, perdía el derecho como padre de
familia sobre su hogar, perdía su casa, su propiedad, la herencia que había recibido de sus padres, le
era quitada y entregada a otros, y no tenía más derecho en el pueblo de Dios. Su nombre era raído,
tachado, borrado, como que ya no más pertenecía al pueblo de Dios.
Lean Lev. 23:28-29. Ningún trabajo haréis, porque es el día de Expiación, para reconciliaros
delante de Jehová vuestro Dios. Y toda persona que no se afligiere en ese mismo día, será cortada de
Su pueblo. ¿Se dan cuenta cuan importante es el día de Expiación? El que no se afligía, o sea, el que
no hacía la preparación necesaria para poder celebrar el día de expiación, era cortado del medio del
pueblo. Esto es algo grave, hermanos. Sumamente grave. Porque en el día antitípico de expiación, el
que no aflige su alma delante de Jehová es cortado del pueblo de Dios para siempre. Y como ahora el
asunto no es material, sino espiritual, pierde su herencia eterna, pierde su nombre eterno, porque como
los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago dice Jehová, permanecen delante de Mi, así
permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Pero el que es cortado del pueblo de Dios, pierde
su nombre, es borrado del libro de la vida, pierde su descendencia, y pierde su herencia eterna en el
reino de los cielos. Así es que este asunto es grave. Porque en el plan de salvación, eso nos está
hablando de un día cuando Dios va a cortar o separar de Su pueblo, a aquellos que no afligieron su
alma.
¿Qué significa eso? ¿Qué importancia tiene el día de Expiación? En el día de Expiación, se hacía
la purificación del santuario. Vamos a buscar en Lev. 16:16-17. Así purificará el santuario. Subrayen
en su Biblia esa expresión. Purificará el santuario. Esa es la purificación del santuario. A causa de las
impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones, de todos sus pecados, de la misma manera hará
también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas. Ningún
hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la expiación en el santuario, hasta
que él salga y haya hecho la expiación por ti, por su casa, por toda la congregación de Israel.
Dice aquí que se purifica el santuario. ¿De qué tiene que ser purificado el santuario? ¿Qué dice
allí? ¿A causa de qué? Versículo 16. Así purificará el santuario ¿a causa de qué? De todas las
impurezas ¿de quienes? De los hijos de Israel de todas sus rebeliones y de todos sus pecados. ¿Por qué
el santuario estaba impuro? ¿Y por qué tenía que ser purificado? Para entender esto, debemos entender
el servicio diario, lo que se hacía durante todo el año. Porque al entender lo que sucedía en el santuario,
durante todo el año, entendemos por qué se necesitaba un día de purificación del santuario.
Durante todo el año, los pecados del pueblo de Israel eran perdonados en el santuario, y se hacía
expiación por ellos mediante la sangre. Esto se llama el sacrificio diario, o el servicio diario. Leo ahora
de Patriarcas y Profetas: 364-365. El ministerio del santuario consistía en dos partes, un servicio diario
y otro anual. La razón por la que lo estoy leyendo de aquí, es porque aquí está resumido lo mismo que
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podría tomarme el tiempo de explicarlo en la Biblia leyendo en Lev. 4, 5, 6 y 7, donde explica qué es
lo que hacía la gente que pecaba. Todo eso está en Lev. Capítulos 4, 5, 6 y 7. Al pecar debía traer un
animal para ofrecerlo en sacrificio. Sigo leyendo. El servicio diario se efectuaba en el altar del
holocausto, en el atrio del tabernáculo, en el Lugar Santo. Noten bien. El animal se mataba en el atrio.
En el altar. Pero la sangre se llevaba dentro del
Lugar Santo. Mientras que el servicio anual, el día de Expiación, era un día en el año, era el único día
en que el sumo sacerdote entraba en el Lugar Santísimo. Lev. 16. Lo pueden leer allí en el versículo 2.
Dijo Jehová a Moisés y a Aarón su hermano, que no en todo tiempo entre en el santuario, detrás del
velo, delante del propiciatorio, que está sobre el arca, para que no muera. Porque yo apareceré en la
nube en el propiciatorio. Y entonces comienza a explicar, cuando era la única vez que podía entrar en
el Lugar Santísimo. Y dice en el versículo 30. En este día se hará expiación por vosotros y seréis
limpios de todos vuestros pecados delante de Jehová, día de reposo es para vosotros, afligiréis vuestras
almas, hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado, para ser sacerdote en lugar de su
padre, se vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras sagradas, hará expiación por el santuario santo, el
tabernáculo de reunión, también hará expiación por el altar, por los sacerdotes y por todo el pueblo de
la congregación. Esto tendréis como estatuto perpetuo al hacer expiación una vez al año por todos los
pecados de Israel.
El Sumo sacerdote entraba una sola vez al año en el Lugar Santísimo, para hacer la purificación
del santuario. Eso se llamaba el servicio anual. Mientras que todos los días se hacía el servicio diario
en el Lugar Santo. Muy bien, sigo ahora leyendo. ¿En qué consistía el servicio diario? Para que ahora
entendamos el servicio anual, y eso lo vamos a leer en Lev. 16. El servicio diario, página 365 de
Patriarcas y Profetas. Fue la lectura que les pedí que hagan de tarea. ¿Cuántos hicieron su tarea, a ver?
Ay, ¡que poquitos! Si hubiesen hecho la tarea no tendría que leerlo. Iría directo a la expiación. Pero
como no me hicieron la tarea, voy a tener que tomar el tiempito, para explicar el servicio diario.
El servicio diario consistía en el holocausto matutino y el vespertino, en el ofrecimiento del
incienso en el altar de oro, además de los sacrificios por los pecados individuales. Todos los días, había
un sacrificio matutino y un sacrificio vespertino. Todos los días se ponía incienso frente al altar, o
sobre el altar de oro, frente al velo. Todos los días se ofrecían los sacrificios individuales por los
pecados del pueblo. ¿Qué se hacía con esos sacrificios? Aquí viene. La parte más importante del
sacrificio diario. Por cierto, sería hermoso y tomar el tiempo y explicar lo que significaba el sacrificio
matutino, el sacrificio vespertino, el altar del incienso y todo eso. Pero léanlo ustedes en Patriarcas y
Profetas. Yo no lo puedo cubrir. Tengo una serie de temas. El último que acabo de grabar, son 15
cassettes de hora y media, o sea, como 22,50 horas de grabación, donde explico
todo lo que es el santuario. Y no toco nada de lo que vimos aquí este fin de semana. O sea, es otra cosa
completamente distinta. No toco las fiestas anuales. Pero toco el simbolismo del santuario. Se llama el
santuario y sus servicios. ¿Qué les estoy diciendo con eso? Que hay tanto más para hablar del
santuario, que podríamos pasar aquí 20 horas seguidas, y solo comenzamos a tocarlo con la punta de
los dedos. Pero tengo que tocar el tema de los sacrificios diarios y lo que pasaba con ellos, para que
entendamos por que hacía falta una limpieza del santuario. Aquí viene.
La parte más importante del servicio diario, era la que se realizaba en favor de los individuos. El
pecador arrepentido, Lev. 4, traía su ofrenda a la puerta del tabernáculo. ¿Dónde traía la ofrenda? A la
puerta del tabernáculo. Y colocando su mano sobre la cabeza de la víctima, confesaba sus pecados. Y
así, en un sentido figurado, los trasladaba de su propia persona a la víctima inocente. Pobrecito. El
pobre animal nada había hecho. Era inocente. Aquí venía el pecador arrepentido reconociendo su
pecado, colocaba sus manos sobre el animal, y confesaba su pecado. Simbólicamente el pecado pasaba
del pecador, ¿a quién? Al pobre animalito inocente. ¿Esto es símbolo de quien? Del que cargó nuestros
pecados sobre el madero. Ahora la persona estaba libre de pecado. Pero el animalito era culpable.
Pobrecito. Inocente pero culpable. ¿Y la paga del pecado es qué? ¿Quién tenía que morir? Debiera
morir el pecador. Pero como el pecador no quería morir, pasaba los pecados al inocente. ¡Qué
tremendo simbolismo! ¿Verdad? Eso se llama en lenguaje teológico substitución. Otro toma el lugar de
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uno. Obviamente un animal no puede pagar por los pecados de un ser humano, pero eso era un símbolo
que representaba a Cristo. Y Cristo sí puede pagar por mis pecados, porque Él es el hombre-Dios.
Como hombre paga por los pecados del hombre, como Dios vale por todos y puede pagar por todos
nosotros porque Él es el Creador. Por eso se necesitaba que Dios se hiciese hombre y se encarnase.
Sigo leyendo.
Ahora la víctima inocente era culpable. Con su propia mano el pecador mataba entonces el
animal. Ahora noten bien, ya se había pagado por el pecado. El hecho de que el pecador mataba el
animal, representa que ¿quién fue el que mató a Cristo en la cruz del Calvario? El pecador es el que le
quitó la vida. No fueron los judíos. Hace casi 2.000 años que los cristianos acusan a los judíos de haber
sido los que mataron a Cristo. Pero a Cristo lo maté yo. Lo mataste tu. Cada uno de nosotros matamos
al Cordero con nuestros pecados. Cristo murió por los pecados del mundo. Y el asesino soy yo. Yo soy
el que debiera morir. Así que no culpemos a los judíos. Fuimos nosotros.
Pero ahora noten. Ya estaba muerto el animal. Ya estaba libre la persona de pecados, ¿si o no? El
pecado había pasado de él a un animal y ahora el animal estaba muerto. ¿Ahí terminaba todo? ¿Qué
había que hacer todavía para que los pecados fuesen perdonados? Oh, ¡qué interesante! ¿Saben? Esto
tiene un simbolismo tremendo. Porque la mayoría del mundo cristiano, no comprende esta parte.
Dicen, Jesús murió en el Calvario por mis pecados y ya estoy perdonado. Pero para que el pecador
fuese perdonado, no sólo había que matar la víctima, sino que había que tomar la sangre y llevarla
dentro del santuario, al Lugar Santo. Sigo leyendo.
Y repito. Y ustedes van a perdonar que haga este énfasis, pero justamente hoy, alguien se acercó
y me dijo, pastor, hay algunos que dicen que el asunto del día de expiación y del juicio no se puede
probar con la Biblia, sino sólo con Elena de White. Y yo les digo que si hay doctrina que es totalmente
bíblica, es la doctrina de la expiación a través del santuario. No hay doctrina que sea tan clara como la
doctrina de la expiación y del día de Expiación. La Biblia toma un capítulo entero para
explicarla, y el tema vuelve a resurgir a lo largo de toda la Biblia, y en el libro de Hebreos nuevamente.
Pero si estoy leyendo de aquí, es por el resumen que me da. Porque aquí está resumido lo que sucedía.
Entonces el sacerdote toma la sangre del animal, y todo eso está en Levíticos, y lleva al Lugar
Santo para rociarla delante del velo, detrás del cual estaba el arca que contenía la ley que el pecador
había violado. Con esta ceremonia, en un sentido simbólico, el pecado era trasladado al santuario por
medio de la sangre. Porque la vida, dice la Biblia, está en la sangre. Y la paga del pecado es ¿qué cosa?
La vida justamente. Con la vida se paga el pecado. Por eso la paga del pecado es muerte. Ahora, el
pecado pasaba al animal. El animal moría, pero en la sangre, que era la vida del animal, se llevaba el
pecado dentro del santuario. Eso está muy claro en Lev. 16:16. Allí dice, así purificarás el santuario a
causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones, y de todos sus pecados. ¿Qué era lo que
ensuciaba el santuario? La sangre que se llevaba allí todos los días. Imagínense cuantos miles de miles
venían al santuario a confesar sus pecados. Y toda esa sangre tenía que ser llevada dentro del santuario.
Había unas pocas excepciones que no voy a tocar en esta hora, en las cuales la sangre no se llevaba
dentro, sino se derramaba al pie del altar, pero en esos casos, presten atención, el sacerdote estaba
obligado a comer la carne
del animal. A menos que la sangre se llevase al santuario, el sacerdote tenía que comer la carne. De esa
manera, dice Lev. 10:17, el sacerdote al comer la carne, llevará la iniquidad de la congregación sobre
si. ¿Notaron eso? El pecado, la iniquidad iba en la sangre dentro del santuario. Cuando la sangre no se
llevaba al santuario, entonces ¿quién cargaba el pecado sobre si? El sacerdote cargaba el pecado,
porque al comer la carne del animal, que había muerto por el pecado, él estaba asimilando
simbólicamente ese pecado, y lo cargaba él.
Es interesante, y no voy a entrar al tema, el simbolismo de esto en el plan de salvación. Cristo no
solamente cargó nuestros pecados, sino que también fue hecho pecado por nosotros. Tomó carne
pecaminosa. Así como el sacerdote comía la carne y la asimilaba, símbolo del pecado, y ese sacerdote
era símbolo ¿de quién? De Cristo. Cristo no tenía pecado personal. Porque nunca pecó. Pero llevaba en
Su carne la debilidad de la raza humana. Hay dos maneras como el pecado fue llevado sobre Cristo.
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Uno por Su encarnación y otro por Su muerte substitutoria, cuando el pecado fue colocado sobre Si, en
la cruz del Calvario. Ninguno de los dos casos hace a Cristo pecador, porque Él nunca pecó. Él es el
Cordero sin mancha ni mácula. Nunca jamás pecó ni hubo engaño en Su boca. Pero hay dos maneras
como el pecado fue llevado por Cristo. Uno en Su carne y otro en Su sangre. Interesante ¿verdad? Pero
no vamos a entrar en ese tema de la naturaleza de Cristo, que es otro tema aparte, muy interesante.
Volviendo ahora al sacrificio diario. Las dos ceremonias, el llevar la sangre al Lugar Santo, y en
raros casos, cuando el pecado era de toda la congregación, vean que interesante, cuando el pecado no
era un pecado individual, era un pecado del pueblo en general, el sacerdote comía la carne. De igual
manera, el pecado de Cristo en Su carne, es el pecado de la humanidad en general y no el pecado
individual de Él. Noten eso. En la encarnación. Pero bueno.
Ahora, con excepción de esas raras ocasiones, donde el sumo sacerdote o el sacerdote oficiante,
cargaba el pecado sobre si comiendo la carne, en todas las demás ocasiones la sangre era llevada al
santuario. Y se rociaba delante del velo, frente al propiciatorio. ¿Qué pasaba después de una semana,
después de dos semanas, de un mes, de dos meses, de tres meses, después de un año entero de estar
rociando la sangre en el santuario todos los días? ¿Qué pasaba? ¿Cómo estaría el santuario? Se
imaginan ustedes, la sangre claro, se secaba. Y quedaba pegada sobre los cuernos del altar, en el suelo,
en las pa-
redes, porque se salpicaba, sobre todo el altar, en el piso. El santuario se ensuciaba con la sangre. Y por
eso requería que fuese limpiado. Pero simbólicamente, no era la sangre lo que lo ensuciaba, sino el
pecado que representaba esa sangre. Por eso Lev. 16 dice, así purificará el santuario a causa de las
impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de sus pecados. Por eso se necesitaba el día de
Expiación.
Al trasladar los pecados del pueblo al santuario, los lugares santos quedaban manchados y se
hacía necesaria una obra especial para quitar ahora los pecados del santuario adonde habían quedado
registrados. Dios ordenó para eso que se hiciera la expiación de cada una de las cosas sagradas. De
igual manera había que purificar el altar de los sacrificios. Versículo 19 de Lev. 16. Esparcirás sobre él
la sangre con su dedo siete veces y lo limpiará y lo santificará de las inmundicias de los hijos de Israel.
En el día de Expiación, siete veces rociaba con sangre con su dedo, y luego lo limpiaba y así se quitaba
la impureza de los hijos de Israel. El pecado que estaba registrado en el santuario. Eso se hacía el día
de Expiación.
Ahora, con eso se completaba el ciclo anual. Vamos entonces ya, con esta base, al día de
Expiación. ¿Qué pasaba en ese día? Diez días antes sonaba la trompeta. La trompeta anunciaba que se
acercaba el gran día de Yom Kippur. El gran día del juicio. Porque en ese día, todo el que no tenía sus
pecados registrados en el santuario, el que no había confesado sus pecados y los había trasladado al
santuario, quedaba cortado de su pueblo. Escuchen bien. En el Talmud explica, que si los judíos, los
miembros del pueblo de Dios, no habían ofrecido sacrificios por el pecado durante el año, ahora le
quedaban diez días para hacerlo. Y esos eran los diez días más ocupados de los sacerdotes. Del primero
del mes séptimo al décimo del mes séptimo, todo el que no había ofrecido sacrificio en el santuario,
tenía que venir a ofrecerlo. Eso era especialmente cierto en la diáspora. O sea, cuando el pueblo estaba
esparcido en distintos lugares, y tenían que venir al templo tres veces al año.
Mientras el tabernáculo estaba en el desierto, cada vez que pecaban, lo tenían cerca para ir. Cuando el
pueblo vivía en la tierra prometida, y vivían en distintas ciudades, no podían venir cada vez que
pecaban a ofrecer el sacrificio en Jerusalén. Les quedaba lejos. Así es que tenían que venir en algún
momento del año. Si por alguna razón venían a Jerusalén, ofrecían el sacrificio por sus pecados. Pero si
no, cuando sonaba la trompeta, en el día de las Trompetas, les decía, hermano, hermana, te quedan diez
días para ofrecer tus sacrificios por tus pecados. Si no lo haces, serás cortado del pueblo de Dios.
Porque cuando se limpie el santuario, si tus pecados no fueron trasladados al santuario, quedan sobre ti.
Si tu, que pecaste durante este año, no trajiste tu ofrenda al altar, y no confesaste tu pecado, y se hace
la limpieza de toda la congregación de Israel de sus pecados, y tus pecados no están en el santuario
para ser limpiados, quedan sobre tu cabeza, y ahora tu eres cortado del pueblo de Dios. La sangre sea
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sobre tu propia cabeza. ¿Ven por qué era tan importante el día de Expiación? Por eso sonaban las
trompetas.
¿Ahora qué simboliza esto en el gran plan de salvación? Trompetas. Es el anuncio de que se
acerca el gran día del juicio. Como vamos a ver en un momento, la profecía señalaba el año 1844, y
ahora vamos a eso en un segundo, señalaba esta fecha como el inicio de la purificación del santuario.
Dan. 8:14. Pero antes de esta fecha, Dios tenía que mandar un mensaje. Al sonido de la trompeta. Un
mensaje que anunciara al mundo que se acercaba el gran día de expiación. El gran día del juicio. Y ese
mensaje fue proclamado en esta tierra, en lo que se conoce como el triple mensaje angélico. O más
conocido, entre nosotros, como el mensaje de los tres ángeles.
¿Qué anuncia el mensaje de los tres ángeles? Temed a Dios y dadle gloria porque la hora de
juicio ha llegado. Adorad al que hizo el cielo, la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Y que
interesante, que antes de la fecha que señalaba la profecía para la purificación del santuario celestial,
Dios levantó en esta tierra un potente mensaje, que hoy en día se conoce como el movimiento
adventista. ¿Y cuándo surgió? Al igual que las trompetas sonaban diez días antes, diez años antes, en la
escala de día por año, comenzó a proclamarse el mensaje de la hora del juicio de Dios que se acerca. El
que lanzó el mensaje al mundo por primera vez, se llamaba Guillermo Miller. ¿Y en qué año comenzó
su predicación pública? Su predicación pública organizada, comenzó en el año 1834. Exactamente diez
años antes de la fecha que señalaba la profecía. Diez días antes. Y este mensaje sacudió al mundo
cristiano de esa época. La hora del juicio de Dios se acerca. Algo grande va a suceder en el año que va
desde 1843 a 1844. Al principio no se daba fecha exacta. Se hablaba del año 1843 al 44. Acercándose
más la fecha, al estudiar los tipos, en el santuario, llegaron a la conclusión que así como cada una de
estas fiestas se cumplió en el día típico de la fiesta, Cristo murió un 14 de Nisán, Cristo estuvo en la
tumba un 15 de Nisán, Cristo resucitó el 16 del mes primero, el Pentecostés cayó exactamente 50 días
más tarde, pues si eso era así, entonces el día de Expiación había de comenzar en la fecha exacta en
que caía el día de Expiación en el año 1844.
Hablando de todo eso, ¿dónde está el texto que dice, que la purificación del santuario, iba a ser
en el año 1844? ¿Dónde está? A ver buenos adventistas. Si hay un adventista del séptimo día aquí,
presente en esta noche, que no sabe ese versículo, le quito el nombre de adventista. De verdad. Cortado
será de su pueblo. ¿Cuál es el texto que es la base del movimiento adventista? El texto que reveló todas
estas grandes verdades. ¿Cuál es ? ¡Daniel 8:14! Daniel 8:14. Y esta es la piedra fundamental del
Adventismo. Porque todo surgió comenzando a estudiar esto. Solo que al principio, ay cómo hago,
porque tengo tanto que decirles, quiero darles un ejemplo, porque hay personas que no entienden esto y
dicen, bueno, pero Guillermo Miller no dijo que Cristo iba a venir en 1844, ¿si o no? ¿Lo dijo o no lo
dijo? Si lo dijo. ¿Se equivocó o no se equivocó? Se equivocó en lo que había de acontecer, pero no se
equivocó en la fecha. La fecha estaba correcta. Solo que él interpretó mal el evento que había de
acontecer. Y déjenme explicarles un poquito, porque esto les va a ayudar mucho a comprender lo que
estamos hablando.
Cuando Cristo vino por primera vez a cumplir las fechas exactas que señalaban Su sacrificio en
la cruz del Calvario, los discípulos sabían que la fecha se estaba acercando. Porque la profecía de
Daniel capítulo 9, que señalaba las noventa semanas, se había cumplido. Cuando Juan el Bautista
comenzó a predicar dijo, el reino de los cielos se ha acercado. Y anunciaba, el tiempo se ha cumplido.
Cuando Jesús predicaba, usaba la misma frase. El tiempo se ha cumplido. ¿Qué tiempo se había
cumplido? ¿Cuál tiempo? Obviamente era el tiempo que señalaba la profecía de Daniel. Y vean que
interesante. Para ambos eventos, esas cuatro fiestas van juntas, y esas tres van juntas. Para ambos
eventos, la clave para descifrarlo era el libro de Daniel. En Daniel capítulo 9 estaba la profecía de
cuándo moriría el Mesías. Vamos a leerlo. Daniel capítulo 9:24-26.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, poner fin al pecado, expiar la iniquidad, traer la justicia perdurable, sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos. Sabe pues y entiende que desde la salida de la orden para
restaurar y edificar Jerusalén, hasta el Mesías, hasta el Ungido, habrá siete semanas y sesenta y dos
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semanas. Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías. Ahora, la profecía estaba
clara. Y Cristo dijo, el tiempo se ha cumplido. El reino de los cielos se ha acercado.
Gálatas 4:4. Y llegado el cumplimiento del tiempo, Dios envió a Su hijo, nacido de mujer.
Llegado ¿qué cosa? El cumplimiento del tiempo. Cristo vino en la fecha exacta que señalaba la
profecía de Daniel capítulo 9. Y murió en la fecha exacta que señalaba la profecía. Daniel 9 nos daba el
año. Pero Levíticos 23 nos daba el mes, el día y la hora. ¿Qué interesante verdad? Daniel 8 nos da el
año. Pero Levíticos 23 nos daba el mes, el día y la hora. Interesante.
Ahora. Aquí viene lo increíble de todo esto. ¿Los discípulos entendieron el suceso? ¿Si o no?
¿Comprendieron lo que había de acontecer aqui? ¿O no lo entendieron? Hermanos, estaba tan claro,
nosotros lo vemos . la Pascua, los Panes sin Levadura, las Primicias, todo estaba tan claro, pero los
discípulos no lo vieron. No lo entendieron hasta sino después que había pasado. Y hermanos, la iglesia
cristiana se fundó después de un terrible chasco. La iglesia primitiva pasó por un terrible chasco, y
después de eso vino la fundación de la iglesia. La Iglesia Adventista pasó por un terrible chasco y
luego vino la fundación de la iglesia. Vean ustedes que interesantes las comparaciones. Ya Cristo había
muerto y todavía los discípulos no lo entendían. Jesús les había dicho, es necesario que Yo sea
entregado por manos inicuas, seré muerto y resucitaré al tercer día. Pedro le dijo, Señor por favor, que
nada de esto te acontezca. Señor qué estas diciendo. ¿Tienes que morir? No, no, no, por favor. Y Cristo
le dijo, apártate de Mi Satanás que me eres tropiezo. ¿Se acuerdan? Pedro no lo entendía. Los demás
discípulos no lo entendían. Todavía la noche de la Pascua, o la noche anterior cuando Jesús celebró la
Pascua, los discípulos estaban discutiendo ¿quién sería qué? ¿El mayor en qué? Ah, porque ellos
pensaban que Jesús iba a establecer un reino terrenal, como Mesías, como Libertador, iba a destruir a
los romanos, y Él iba a llegar a ser Rey, se iba a sentar en el trono de David, y Pedro y Juan decían, yo
voy a ser el primer ministro, uno se va a sentar a la derecha. Santiago y Juan, la madre le vino a pedir a
Jesús, Señor, por favor, prométeme que cuando tengas Tu el reino y el poder en Tus manos, mis
hijitos, Tu sabes, ellos son bien buenitos, dales a ellos un lugar, que se siente uno a la derecha y el otro
a la izquierda. No pedía nada la mamá, ¿verdad? Quería el primer lugar para sus hijos. Y en camino a
la cena pascual, ¿cuál fue la discusión hermanos? Si, la discusión fue, ¿qué posición iba a tener cada
uno de ellos en el reino que Jesús iba a establecer en la tierra. No entendían. Sus ojos estaban velados.
No entendían lo que estaba pasando. A pocas horas de la muerte de Cristo, no comprendían nada. Y
esa noche Jesús trató de explicarles. Se los dijo. En palabras más claras no se los podía decir. Tomad,
comed, esto es Mi cuerpo que por vosotros es quebrantado. Haced esto en memoria de Mi y tomando la
copa le dijo, esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre que será derramada. ¿Les podía explicar en
palabras más claras? ¿Creen ustedes que lo entendieron? No lo entendieron. Miren lo que pasó.
Todavía, todavía cuando Jesús estaba siendo juzgado, los discípulos estaban esperando que Él se
libertase de manos de los principales sacerdotes. Todo el tiempo estaban viendo, a ver en que momento
Jesús se liberta, se declara el Mesías y se establece en Su reino. Y cuando vieron que Jesús se dejaba
crucificar, fue algo terrible. La Escritura dice, heriré al Pastor y las ovejas ¿serán que? Dispersadas.
Los discípulos se fueron cabisbajos, confundidos, chasqueados, desesperados, se les había venido el
mundo abajo. Yo no se si ustedes pueden comprender lo que eso significaba para ellos. Los únicos que
realmente lo comprenden, o lo pudieron comprender, fueron los que pasaron por el chasco del 22 de
Octubre de 1844. Porque ellos también esperaban que Jesús viniese. Qué tristeza, cuando pasó el día y
Jesús no vino. Dicen los que pasaron por ese chasco, que esa noche lloraron, y lloraron, y lloraron
hasta el amanecer del día siguiente. ¡Qué tristeza tan grande¡ ellos experimentaron los que les pasó a
los discípulos el día que Jesús murió. Yo me imagino ese viernes, qué Sábado más triste
habrán pasado. Llorando, y llorando y llorando. El Sábado más triste de toda su vida. Ahora hermanos.
El Señor no quería que fuese así. El Señor quería que ellos supiesen. Él les dijo, les explicó, y si ellos
no hubiesen sido tardos de corazón para creer, hubiesen pasado el Sábado más feliz de sus vidas,
contando las horas hasta la resurrección de Cristo. Hubiesen estado glorificando a Dios, por la muerte
de Cristo como Cordero Pascual. Hubiesen estado diciendo, ya falta poco, ya falta poco, pronto Jesús
va a resucitar de los muertos. Pero fue todo lo contrario. Un chasco terrible. Lloraron y lloraron. El
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mundo se les había acabado. Miren lo que dice la Escritura. Todavía cuando Él resucitó ¿ustedes creen
que Le creyeron? La Biblia dice, que fueron a ungir el cuerpo de Cristo en el sepulcro. Y cuando las
mujeres no encontraron el cuerpo de Cristo, y volvieron contando a los discípulos que se les había
aparecido un ángel y les había dicho que Jesús había resucitado, ¿ustedes creen que les creyeron? Dice
la Biblia, que dijeron, unas mujeres fueron al sepulcro y dicen que tuvieron visiones de ángeles. No
dice que vieron un ángel. Que tuvieron visiones de ángeles. Que les ha dicho que ha resucitado.
Cuando María Magdalena Lo vio y Lo reconoció, porque hasta ahora no lo habían visto, las otras
mujeres no Lo habían visto, sólo vieron a un ángel que les dijo que había resucitado, pero María
Magdalena sí lo vio. Ahora miren cuando viene María Magdalena, ¿qué pasa?
Marcos 16. En el versículo 1 al 8 está la historia de lo que pasó con las mujeres. Se les apareció
el ángel y les dijo, vayan, díganle que ha resucitado. Versículo 8 de Marcos 16. Y ellas se fueron
huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto, ni decían nada a nadie, porque
tenían miedo. No creyeron. Tenían miedo. No le decían a nadie nada. Versículo 9. Habiendo pues
Jesús resucitado por la mañana el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena
de quien había echado siete demonios. Yendo ella lo hizo saber a los que habían estado con Él, que
estaban, ¿cómo estaban? Tristes y llorando. Pobrecitos. Que chasco más grande. Tristes y llorando. Y
cuando oyeron que Jesús vivía, ¿qué dice? Se regocijaron y dieron gloria a Dios. ¿Si? ¿Cómo dice? No
lo creyeron. Ni aun entonces, después que María Magdalena les dijo que Lo había visto a Jesús, no le
creyeron. Versículo 12. Después apareció en otra forma a dos de ellos que iban de camino, yendo al
campo, y ellos fueron y lo hicieron saber a los otros, y ni aun a ellos ¿qué? Le creyeron.
Saben, la experiencia de esos discípulos de Emaús es sumamente interesante, porque nos deja
saber lo que ellos estaban pensando. Lucas 24:13. Dice así. Dos de ellos iban el mismo día a una aldea
llamada Emaús, que estaba 60 estadios de Jerusalén. Iban hablando entre si todas aquellas cosas que
habían acontecido. Sucedió que mientras ellos iban hablando, y discutiendo entre si, Jesús mismo se
acercó y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados para que no Lo conociesen. Y Él les
dijo, ¿qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis? ¿Por qué estáis tristes? Y
respondiendo uno de ellos que se llamaba Cleofas, le dijo, ¿eres Tu el único forastero en Jerusalén que
no ha sabido de las cosas que en ella han acontecido en estos días? Y Él les dijo, ¿qué cosas? Y ellos le
dijeron, de Jesús nazareno que fue varón profeta, poderoso en obras y en palabra delante de Dios y de
todo el pueblo, como lo entregaron los principales sacerdotes y
nuestros gobernantes a sentencia de muerte y lo crucificaron. Y ahora escuchen. Pero nosotros
esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel. Y ahora además de todo esto, hoy es el tercer
día que todo esto ha acontecido. ¡Nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel!. ¡Y
lo mataron! ¡Qué barbaridad! No entendían lo que había acontecido. Ellos esperaban otro evento.
Tenían la fecha correcta. El reino de los cielos se había acercado. El tiempo se había cumplido. Había
llegado el cumplimiento del tiempo, pero no entendieron hasta después que pasó el evento. No
entendieron.
¿Por qué les estoy contando esto hermanos? Porque algunos se burlan de Guillermo Miller y de
los milleritas, y de los adventistas, porque dicen, vean los adventistas, están fundados en una mentira.
Dijeron que Cristo venía en 1.844 y no vino. Pobrecitos. Y tienen una iglesia fundada encima de una
mentira. ¿Han oído ustedes a gente hablar de esa manera? Oh, yo hasta he escuchado algunos pastores
que dicen, ya es tiempo que nos dejemos de hablar, y pastores adventistas, de 1.844. Ese fue un
fracaso. Ese fue un chasco. Esa fue una mentira. Y no engañemos diciendo que Cristo no vino porque
entró en el Lugar Santísimo. Ah, no. Esos son todos cuentos, dicen algunos. Pobrecitos. No
comprenden.
La Escritura es muy clara en esto y el tipo es tremendo. En las fiestas de primavera acontecieron
y no supieron hasta después que habían acontecido y pasaron por un amargo chasco. Pero el Señor les
abrió las Escrituras y les mostró que eso tenía que ser así, por la Palabra de Dios. Lo mismo sucedió en
1.844. Esperaban, al igual que los discípulos, nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a
Israel y ahora lo mataron. Nosotros esperábamos que Él era el que iba a venir a redimir a Israel y no
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vino. Que chasco. Pero hermanos, por la Palabra de Dios, bendito sea el Dios del cielo, llegaron a
comprender la verdad del gran evento que estaba prefigurado por el día de Expiación. No era la
purificación de la tierra, como ellos habían interpretado, sino que era la purificación del santuario en el
cielo. Y ahora comenzaron a estudiar el tema del santuario, que no lo habían entendido antes, con más
ahinco, y descubrieron las grandes verdades del santuario, de las cuales tu y yo hoy en día nos
enorgullecemos de ser adventistas del séptimo día. Gracias a Dios, porque del chasco surgió lo más
hermoso, la iglesia remanente. Gracias a Dios, porque del chasco de los discípulos surgió lo más
hermoso, la iglesia primitiva.
Las dos surgieron de un chasco. Y por eso yo se que esta es la iglesia remanente. Porque la Escritura
decía, y vi a un ángel con un librito abierto, y el librito abierto era el librito que había estado cerrado, y
que ahora estaba abierto. Apocalipsis capítulo 10. Y me dijo el ángel, como el librito, te será dulce en
la boca pero amargará tu vientre. Estaba profetizado el chasco. Gloria a Dios, que la Iglesia Adventista
es la única que pasó por ese chasco y es la única que cumple la profecía. Por eso sabemos que estamos
en la iglesia remanente. Porque somos la iglesia de la profecía que cumple el tipo exacto.
¿Y qué es todo esto de la purificación del santuario? Ay, todavía nos queda lo mejor de todo.
Pero, ¿no creen que valió la pena escuchar esa comparación? ¿No les ayuda espiritualmente saber que
nosotros no fuimos los únicos que pasamos por un aparente engaño? También los discípulos estaban
engañados y ¿quién tuvo la culpa? Bueno, en cierta manera, la gente de la época que creía, todos creían
que el Mesías iba a venir a libertarlos de los romanos. De igual manera en la época de Guillermo
Miller, todos creían que el santuario que iba a ser purificado era ¿qué cosa? La tierra. Así que en cierta
manera las circunstancias de la época los llevaron a esa mala conclusión. Pero por supuesto, la Palabra
de Dios tenía la explicación.
¿Y qué sucedió en 1844? Hermanos, es tan simple, que yo no se como hay algunos que no lo
pueden entender. Estaba todo prefigurado en el día de Expiación. Si usted ha seguido lo que hemos
venido hablando durante todo este fin de semana, no tiene ningún problema en entender. Así como
Cristo entró el día de Pentecostés en el santuario celestial, en el Lugar Santo, y comenzó a oficiar como
Sumo Sacerdote, intercediendo por nosotros, en los tres oficios diarios que eran, el sacrificio matutino
y vespertino, los sacrificios individuales y el incienso, que representa la intercesión de Cristo en favor
de las oraciones de Sus santos, y los sacrificios individuales, el perdón de los pecados a todos aquellos
que confesaban sus pecados a Cristo en el santuario celestial. Así como Cristo estuvo, desde Su
ascensión al cielo en el Lugar Santo, así al final de la gran profecía de los 2.300 días de Dan. 8:14,
hasta 2.300 tardes y mañanas y el santuario ¿será que? Purificado, así como el Sumo
Sacerdote terrenal entraba en el día de Expiación, para hacer la purificación del santuario en el Lugar
Santísimo, Cristo, como nuestro Sumo Sacerdote en el santuario celestial, entró en el Lugar Santísimo
para hacer la expiación final, purificar el santuario de las impurezas de los hijos de Israel.
Todos los pecados que habían sido confesados a Cristo como Sacerdote de todos Sus hijos,
durante la era cristiana, estaban registrados en el santuario. Ahora el Señor Jesús va a quitar esos
pecados para siempre del santuario. Determinando en la vida de cada uno de aquellos, que aceptaron al
Señor, si su vida demostró la profesión que habían hecho de creer en Jesús como el Cordero Pascual.
Se mira el registro. Si todos los pecados están confesados, la persona queda declarada limpia de todo
pecado. Así como en el antiguo Israel. Si todos los pecados habían sido confesados y pasados al
santuario, entonces la persona quedaba limpia. Pero si no había confesado algún pecado, y llegaba el
día de Expiación, la persona era cortada del pueblo de Dios. De igual manera, en el santuario celestial,
Jesús investiga, mira, el registro de cada uno, de aquellos que Le aceptaron como Salvador. Si todos
sus pecados están confesados, la persona es declarada limpia. Sin pecado. Y sus pecados son borrados.
Pero que pasa en el caso de una persona que aceptó a Jesús, confesó unos pecados, y esos están
anotados como confesados, pero después de eso, esa persona rechazó la sangre expiatoria de Cristo, se
fue a cometer más pecados, y nunca más los confesó. Siguió viviendo una vida de impiedad y murió
rechazando el nombre de Cristo. ¿Qué pasa con aquellos pecados que había confesado al principio? En
el libro de Ezequiel nos dice, si el justo que se hubiere arrepentido, vuelve ahora a cometer pecado,
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todas sus justicias no le serán tomadas en cuenta. Por su rebelión morirá por su pecado. ¿Se dan cuenta
por que se necesitaba la expiación final? Todos los que han vivido y han confesado sus pecados al
Cordero, para que Él les perdone, ahora se compara el registro de los pecados confesados con el
registro de los pecados cometidos. Recuerden que hay dos libros en el cielo. Uno es el libro de la vida
y otro es el libro de los pecados. En el libro de los pecados está todo lo malo que uno ha hecho. En el
libro de la vida están todos los pecados confesados. Se comparan los dos libros. Si todos los pecados
que aparecen en el libro de la muerte están confesados y perdonados en el libro de la vida, queda
saldada la cuenta. La persona queda libre. Pero si después de haber confesado pecados, el libro de la
muerte revela que hay pecados que siguieron cometiéndose, para los cuales no se arrepintió, ni pidió
perdón, ni los confesó, eso muestra que no hubo una entrega y una conversión genuina. Porque si
aceptó a Cristo, pero siguió viviendo en adulterio hasta el día en que murió, y no se arrepintió ni lo
confesó, esa persona no puede ser perdonada. Es cortada de Su pueblo en el día de Expiación.
¿Estamos comprendiendo? ¿Está claro? ¿Esa doctrina es bíblica o no es bíblica? ¿Está en la Palabra de
Dios? Lev. 16. Ahora, hay mucho más detrás de esto, que simplemente lo que les estoy explicando.
Hay un simbolismo tremendo.
Porque había dos machos cabríos, sobre los cuales se echaba la suerte. Y había todo un ritual en
el día de expiación. El tiempo ha transcurrido. Desgraciadamente no vamos a poder cubrir todo lo que
es el gran día de expiación. Pero hermanos, en la ceremonia, los dos machos cabríos, recibían suertes.
Dice en el versículo 7. Tomará los dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová a la puerta
del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos. Una suerte por
Jehová y la otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón, el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte
por Jehová y la ofrecerá por expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel,
lo presentará vivo delante de Jehová, para hacer la reconciliación sobre él, para enviarlo a Azazel al
desierto.
Hay dos animales. Uno se usa para la expiación. El otro se usa para enviarlo al desierto a Azazel.
¿Qué simbolizaba todo esto? Escuchen. El día de Expiación el Sumo Sacerdote llevando una ofrenda
por la congregación, entraba en el Lugar Santísimo, con la sangre del macho cabrío, para la expiación.
Versículo 15. Degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo y llevará la sangre
detrás del velo adentro. Y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, la esparcirá sobre el
propiciatorio, delante del propiciatorio, así purificará del santuario a causa de las impurezas de los
hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados . De la misma manera hará también al
tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos, en medio de sus impurezas.
Ahora noten claramente esto. Uno dice, bueno si yo confesé mis pecados a Cristo, ¿por qué tiene
que haber un juicio? ¿No están ya perdonados? La misma pregunta podría hacerse en el santuario. ¿Si
la persona había confesado su pecado sobre la cabeza del animal, y el animal había sido muerto, por
qué se necesitaba una vez al año ofrecer otro animal para la expiación de los pecados del pueblo? ¿Ya
no estaban expiados? Los pecados habían pasado del pecador al animal, en la sangre habían sido
llevados al santuario, y estaban registrados en el santuario. En el cielo, no se hace con sangre literal. El
registro de los pecados se lleva en los libros del cielo. Pero ahora es necesario hacer la expiación final.
¿Y qué hacía el Sumo Sacerdote en el Lugar Santísimo? Tomaba la sangre del macho cabrío y la
rociaba en el Lugar Santísimo sobre el propiciatorio para así limpiar el santuario y expiar los pecados
de todo el pueblo. De igual manera Jesús, al entrar en el Lugar Santísimo, por virtud de
Su sangre derramada en un solo sacrificio, como leímos al comenzar, hecho una sola vez y para
siempre, Jesús no vuelve a morir otra vez, pero en virtud de ese solo sacrificio, ahora purifica todos los
pecados de aquellos que Le fueron confesados y que están registrados en el libro del cielo. En virtud de
ese sacrificio, aplica ahora Su sangre expiatoria, en forma simbólica, para purificar los registros del
cielo y eliminar para siempre el pecado.
Dice así, al rociar la sangre sobre el propiciatorio se hacía encima de la ley. Aquí la ley ahora
aparece como norma de juicio. Los requerimientos de la ley exigían la vida del pecador. Y ahora, al
rociar la sangre, quedaban satisfechos. Entonces, en su carácter de mediador, el sacerdote tomaba los
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pecados, que estaban en el santuario, y los llevaba sobre sí mismo, salía del santuario llevando sobre si
la carga de las culpas de Israel. A la puerta del tabernáculo, ponía las manos sobre la cabeza del macho
cabrío, símbolo de Azazel, y confesaba sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus
rebeliones, todos sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío. Eso es Lev. 16:20-21.
Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el altar, hará traer el
macho cabrío vivo, y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará
sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones, todos sus pecados,
poniéndolos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y lo enviará al desierto, por mano de un hombre
destinado para esto. Y aquel macho cabrío llevará sobre si todas las iniquidades de ellos a tierra
inhabitada y dejará ir el macho cabrío en el desierto.
¿Qué simboliza eso? Escuchen bien hermanos. Para que no se confundan. El macho cabrío vivo
es la suerte por Azazel. Recuerden que se ofrecía una suerte sobre los dos animales. Una era por
Jehová, otra era por Azazel. Si una es por Jehová y la otra es por Azazel, ¿pues quien es Azazel? Pues
si no es Jehová, ¿quién es? Es lo contrario a Jehová. Pero el macho cabrío de expiación que representa
a Cristo, a Jehová, era muerto. Pagando el pecado. Mientras que el macho cabrío que representaba a
Satanás, era enviado vivo al desierto, llevando así los pecados a una tierra deshabitada, y alejándolos
del campamento del pueblo de Israel. Enfatizo eso, porque hay algunos que dicen, que los adventistas
creemos, que Satanás es nuestro salvador, porque él carga nuestros pecados. Jamás. Nunca jamás.
El macho cabrío que fue muerto, con el cual se hace la expiación, es el macho cabrío que
representa a Cristo, que paga nuestros pecados. El otro no paga ningún pecado. Porque no muere. La
paga del pecado es la muerte. El otro es enviado, ¿qué? Vivo al desierto. ¿Que representa esto?
Escuchen. Puesto que Satanás es el originador del pecado, el instigador directo de todos los
pecados que causaron la muerte del Hijo de Dios, la justicia exige que Satanás sufra el castigo final. La
obra de Cristo en favor de la redención del hombre, y la purificación del pecado del universo, será
concluida, quitando el pecado del santuario celestial y colocándolo sobre Satanás, quien cargará
definitivamente el pecado de todo el pueblo de Dios. Así en el servicio simbólico el ciclo anual del
ministerio se completaba con la purificación del santuario y la confesión de los pecados sobre la cabeza
del macho cabrío símbolo de Azazel.
Cuando Jesús termine la purificación del santuario en el cielo, entonces el universo quedará
limpio del pecado, porque todos los pecados serán colocados sobre el originador del pecado. ¿Sobre
quién? Satanás. Será enviado al desierto, ¿cómo? Vivo. A una tierra desolada y deshabitada. ¿Qué
representa eso? El milenio. Donde el diablo estará sólo en una tierra asolada y deshabitada. ¿Se dan
cuenta que esto nos lleva hasta el final de la gran controversia? El final del milenio. Donde el pecado
es colocado sobre Satanás. Y es enviado a una tierra deshabitada. Sola y vacía. Y entonces la
culminación final, la fiesta de los tabernáculos. Ah, esta es la mejor de todas. Será para la próxima vez
que el Pr. Gambetta venga a Vallamont.
Ustedes saben lo que simboliza. Es lo más hermoso de todo. Esto representa cuando el Señor
recibe a Su pueblo en sus moradas. Es la fiesta más feliz de todas, la fiesta de regocijo, la fiesta de
alegría, la fiesta de gozo y felicidad. En la casa de mi Padre muchos tabernáculos hay. Si no fuera así,
os lo hubiera dicho. Voy pues a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os aparejare lugar,
vendré otra vez y os tomaré a Mi mismo, para que donde Yo estoy vosotros también estéis. Lev. 23:34.
Habla a los hijos de Israel y diles, a los 15 días de este mes séptimo, será la fiesta solemne de los
tabernáculos a Jehová, por siete días. El primer día habrá santa convocación. Siete días la fiesta de la
Pascua. Siete días la fiesta de los tabernáculos. El siete simboliza perfección. El sacrificio de Cristo es
perfecto. El siete simboliza perfección. La redención de Cristo es perfecta para siempre jamás. Su
sacrificio perdura para siempre. El siete nos habla de la perduración eterna. La fiesta de las cabañas
nunca se acaba. Dura para siempre. Es la fiesta con Cristo por toda la eternidad.
Dice así. Siete días ofreceréis ofrenda encendida a Jehová, el octavo día tendréis santa
convocación, ofreceréis ofrenda encendida a Jehová, es fiesta. Versículo 39. A los 15 días del mes
séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra. ¿Cuándo? Cuando hayáis recogido el fruto de la
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tierra. Esta es la cosecha final. Cuando Cristo viene a recoger el fruto de la tierra. Haréis fiesta a
Jehová por siete días. El primer día será de reposo. El octavo también será de reposo. Y tomaréis el
primer día ramas con fruto de árbol hermoso. Ramas de palmeras. ¿Dónde vieron las palmas ustedes?
En Apocalipsis capítulo siete. Ramas de árboles frondosos, sauces de los arroyos y os regocijaréis
delante de Jehová vuestro Dios, por siete días. Le haréis fiesta a Jehová por siete días cada año. Será
estatuto perpetuo por vuestras generaciones. En el mes séptimo la haréis. En tabernáculos habitaréis
siete días. Todo natural de Israel habitará en tabernáculos, para que sepan vuestros descendientes que
en tabernáculos hice yo habitar a los hijos de Israel, cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo Jehová
vuestro Dios.
Esto conmemora la fiesta de los tabernáculos, la gran liberación de Egipto. Cuando habitaron en
tiendas, en tabernáculos. La fiesta de los tabernáculos muestra o señala hacia el futuro, cuando el
Señor, después de recogida la cosecha de los hijos de Su pueblo, después de segada la mies, entonces
los hará entrar a morar con Él, en los tabernáculos que tiene preparados para ellos.
Todo el plan de salvación, en las siete fiestas anuales. ¿Saben? Hemos hecho una gran injusticia.
Y es no haber podido cubrir las últimas dos en todos sus detalles. Esta es la parte más maravillosa de
todas. Y es la parte más difícil de explicar, porque las fiestas de otoño son las que se están celebrando
hoy en día. El cumplimiento está siendo patente y real ahora. Estamos viviendo en el día de Expiación
y la fiesta de las Cabañas todavía no ha comenzado. Por esa razón, todos los detalles de estas fiestas no
nos son muy claros todavía. Hay que estudiar más en este aspecto. ¿Cómo? Todavía vienen. Ah, que
venga mañana.
Solamente les digo, que si este fin de semana sirvió para despertarles a ustedes la inquietud de
estudiar el santuario y sus servicios, valió la pena. Si este fin de semana sirvió para abrirles los ojos, a
la realidad del tiempo en que estamos viviendo en el gran día de Expiación, y tendríamos que estudiar
lo que significa ese día de Expiación y lo que significa afligir nuestras amas delante del Señor.
Tenemos que estudiar el significado de esto. Pero hermanos, yo les invito a que ustedes comiencen a
estudiar esto como nunca antes, porque este tiene que ser el tema de estudio del pueblo de Dios en
estos días. El gran día de Expiación. Consigan toda literatura que ustedes puedan, lean el Espíritu de
Profecía, escudriñen la Palabra de Dios, sobre el tema del día de Expiación y la fiesta de los
Tabernáculos, porque eso es lo que tenemos en nuestro momento presente y en los días que se
avecinan. Es la culminación final del gran drama, del gran conflicto entre el bien y el mal.
Y hermanos, ¿saben ustedes? ¿Que así como estas fiestas se cumplieron al detalle, también estas
se están cumpliendo al detalle? Yo no entiendo todo lo que esto significa en los días, pero una cosa les
puedo decir, que si el día de Expiación comenzó un 22 de Octubre de 1.844, el décimo día del séptimo
mes, la fiesta de las cabañas también va a comenzar en un 15 del mes séptimo. ¿Qué significa eso?
Significa, que el pueblo adventista que conoce el santuario, conocerá de los tiempos y de las estaciones
que nos toca vivir, y estarán preparados para lo que se avecina. Estarán listos y conocerán, porque el
Señor va a manifestar, en este tiempo del fin, el significado exacto de estas cosas para gloria y honra de
Su nombre.
Sabemos que todo culminará con la gran fiesta del jubileo del pueblo de Dios. Donde el Señor va
a regocijarse con Sus hijos para siempre jamás. Y saben hermanos, yo quiero formar parte de ese grupo
glorioso de hijos de Dios que celebrarán la fiesta de los Tabernáculos con el Señor en realidad, por
toda la eternidad. Yo quiero estar entre aquellos que han de recibirle cuando venga en gloria. Para eso
hay que pasar por el día de Expiación. Usted no puede llegar a la fiesta de los Tabernáculos, sin pasar
por la Expiación.
El día de la Expiación no debe asustarnos ni amedrentarnos, si nuestros pecados están confesados
en Cristo Jesús. Si hemos abandonado todo pecado y todo pecado en nuestra vida está confesado y
quitado de nosotros, el juicio no debe ser temido. Y usted dice, pastor, pero y entonces, mi vida,
todavía hay pecado en mi. Por eso mi hermano el Señor envió la fiesta de las Trompetas, el mensaje
del primer, segundo y tercer ángel, que nos llevan y nos enseñan cómo purificar de nuestra vida todo
pecado, para poder pasar por el día de Expiación cubiertos por Cristo Jesús nuestro Salvador. Al
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comprender el mensaje de los tres ángeles, entendemos cómo llegamos a limpiar el pecado de nuestra
vida. Cómo podemos ser santificados obedeciendo la verdad, y cómo por la sangre de Cristo nuestros
pecados pueden quedar totalmente limpios. Hay esperanza para ti y para mi. Si nuestra vida está
escondida con Cristo en Dios, hay esperanza.
Hermano, en este día de la Expiación, hay que confesar todos nuestros pecados al Señor. Hay que
pedirle que Él nos limpie de todo pecado. Para que cuando nuestro nombre sea traído ante la corte
celestial, todos nuestros pecados estén confesados y no haya en nosotros pecado ni mancha alguna,
porque en Cristo somos más que vencedores. Que esa sea tu experiencia y la mía.
¿Cuántos en esta hora quieren reconsagrar su vida al Señor Jesús, pidiéndole que esa sangre
expiatoria les limpie de todo pecado? Y que les de el poder para abandonar el pecado y vivir una vida
de victoria en Cristo Jesús. Amen. Que este día de Expiación sea una realidad en tu vida y en la mía,
para que la fiesta de las Cabañas, las celebremos juntos en los Tabernáculos que el Señor Jesús tiene
preparados para ti y para mi, para vivir con Él para siempre jamás. Que el Señor Jesús nos bendiga.
Daniel 8:9 en adelante, de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, al
oriente y hacia la tierra gloriosa, y se engrandeció hasta el ejército del cielo. Y parte del ejército y de
las estrellas echó por tierra y las pisoteó. Aún se engrandeció contra el Príncipe de los ejércitos, y por
él fue quitado el continuo sacrificio. Y el lugar de su santuario fue echado por tierra. A causa de la
prevaricación, le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio. Y echó por tierra la verdad e
hizo cuanto quiso y prosperó. Entonces oí a un santo que hablaba y otro de los santos preguntó a aquel
que hablaba: ¿hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio y la prevaricación asoladora,
entregando el santuario y el ejército para ser pisoteado? Y él dijo, hasta 2.300 tardes y mañanas, luego
el santuario será purificado. Y aconteció que mientras yo Daniel, consideraba la visión y procuraba
comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre, y oí una voz de hombre
entre las riberas del Ulai que gritó y dijo, Gabriel, enseña a este la visión. Vino luego cerca de donde
yo estaba y con su venida me asombré y me postré sobre mi rostro. Pero él me dijo, entiende hijo del
hombre, porque la visión es para el tiempo del fin. Entiende hijo del hombre porque la visión es para el
tiempo del fin. Y mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro. Y él me tocó y
me hizo estar en pie, y dijo, he aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira, porque eso es para
el tiempo del fin.
Y entonces comienza a explicar la visión. Le explica sobre los reyes de Media y Persia, sobre el
rey de Grecia, y cada una de las partes de la visión que nosotros hemos estudiado anteriormente. Y le
explica acerca de ese cuerno pequeño. Y al terminar de explicar lo que ya hemos estudiado aquí, el
versículo 25, con su sagacidad hará prosperar el engaño en su mano y en su corazón se engrandecerá, y
sin aviso destruirá a muchos y al pueblo de los santos. Y se levantará contra el Príncipe de los
príncipes, pero será quebrantado, aunque no con mano humana. Entonces le dice el ángel que explica
la visión, la visión de las tardes y mañanas que se ha referido, es verdadera. Y tu guarda la visión,
porque es para muchos días. Y yo Daniel quedé quebrantado y estuve enfermo algunos días, y cuando
convalecí, atendí los negocios del rey, pero estaba espantado a causa de la visión y no la entendía.
A Daniel se le explicó lo de los reinos que habrían de venir. Se le explicó lo del cuerno pequeño.
Pero había algo que Daniel no entendía de esta visión. El versículo 26 identifica qué era lo que él no
entendía. La visión de las tardes y mañanas que se ha referido, es verdadera y tú guarda la visión
porque es para muchos días. Y Daniel no entendió esta parte de la visión. Quedé espantado a causa de
la visión y no la entendía. Todo lo demás le había sido explicado. Estaba claro. Pero este asunto de los
2.300 días, 2.300 tardes y mañanas, que era para el tiempo del fin, Daniel no la entendía. Si Dios le
hubiese revelado esa parte de la visión, Daniel se hubiese desanimado tremendamente. Porque se iba a
dar cuenta que iban a pasar miles de años antes de que ese cuerno pequeño, que iba a hacer tantas
atrocidades, pudiese ser dejado de lado, cuando la verdad habría finalmente de ser restaurada. Por eso
se lo dio en lenguaje profético. Le habló de días, no de años. Dos mil trecientos años hubiese sido algo
tremendo para Daniel. Sin embargo él quedó tratando de entender esta visión. Y más adelante Dios, en
Su misericordia le revela algo más de esta visión.
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Y si ustedes leen en el capítulo que sigue, en el capítulo 9, desde los versículos 1 hasta el 19, está
la oración de Daniel por su pueblo. Oración de Daniel por su pueblo. Y en el versículo 20 comienza la
profecía de las 70 semanas. Dice, aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado
de mi pueblo Israel, versículo 20, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios, por el monte santo
de Dios, aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al
principio, noten, a quien había visto en la visión al principio. Si ustedes se recuerdan, en el capítulo 8,
dice en el versículo 16, que Daniel oyó una voz como de hombre, entre las riberas del Ulai que gritó y
dijo, Gabriel, enseña a este la visión. El mismo ángel Gabriel, que había venido a explicarle la primera
parte de la visión, es enviado nuevamente. Dice el versículo 21, yo todavía estaba hablando en oración,
cuando el varón Gabriel a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí
como a la hora del sacrificio de la tarde, y me hizo entender. Habló conmigo diciendo, Daniel, ahora
he salido para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden y yo he
venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende pues la orden y entiende la visión.
La parte de la profecía que Daniel no comprendía, era la visión de las tardes y mañanas. Y ahora
Gabriel es enviado para enseñarle la visión. Si ustedes leen en el versículo 13 del capítulo 8, la
pregunta era: ¿hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio y la prevaricación asoladora, el
santuario echado por tierra y pisoteado? ¿Hasta cuándo? Esa era la pregunta que hizo un ángel a otro.
Versículo 13, ¿hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio y la prevaricación asoladora,
entregando el santuario y el ejército para ser pisoteado? Y la respuesta fue, hasta 2.300 tardes y
mañanas.
Voy a pedir que alguien me ayude con la proyectora por favor, un momento. Para ver, y mientras
nos preparan la pantalla y la proyectora, vamos a recordar lo que vimos ayer con respecto a la verdad
echada por tierra. Dice en el versículo 11, que el cuerno pequeño se engrandeció contra el Príncipe de
los ejércitos. Y por él fue quitado el continuo sacrificio y el lugar de su santuario fue echado por tierra.
A causa de la prevaricación le fue entregado el ejército con el continuo sacrificio y echó por tierra la
verdad e hizo cuanto quiso y prosperó. Nosotros vimos la obra del cuerno pequeño echando por tierra
la verdad y la estudiamos ayer. Vamos a repasar rápidamente lo que vimos. La verdad echada en tierra.
El Señor Jesucristo dijo, santifícalos en tu verdad, Tu Palabra es la verdad. Sin embargo estaba
profetizado que el cuerno pequeño echaría la verdad por tierra. Y en vez de poner la verdad de Dios, la
santa Palabra de Dios como única verdad y base, se pusieron enseñanzas humanas y tradiciones
humanas por encima de la Palabra de Dios. Esa fue obra del cuerno pequeño. La Palabra de Dios
enseñaba que Jesucristo es el único Salvador, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los
hombres en que podamos ser salvos. Sin embargo, el cuerno pequeño puso otras maneras de salvación
y otras personas ante quienes podíamos acercarnos para recibir salvación. La Palabra de Dios enseñaba
que Jesucristo es el único Mediador. Dice el apóstol Pablo, porque no hay otro Mediador entre Dios y
los hombres, sino Jesucristo hombre. Sólo un Dios y un sólo Mediador entre Dios y los hombres. El
cuerno pequeño puso muchos mediadores. Muchos intercesores entre nosotros y Dios. El Señor
Jesucristo y los apóstoles enseñaron que Cristo es la cabeza del cuerno que es Su Iglesia. En Efe. 1, nos
dice claramente que Cristo es la cabeza. Dice en Efe. 1:20, la cual operó en Cristo resucitándole de los
muertos, sentándole a Su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad, poder y
señorío, sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero, y
sometió todas las cosas bajo Sus pies y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es Su
cuerpo, la plenitud de aquel que todo lo llena en todo. Cristo es la Cabeza de Su iglesia. Y en el
capítulo 2 de Efesios, en el versículo 20 dice, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. Cristo es la piedra sobre la cual se
edifica Su iglesia. También en 1 Cor. 3:11 nos dice,
porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Jesucristo es el
fundamento sobre el cual se edifica Su iglesia. Sin embargo, el cuerno pequeño puso otro fundamento,
puso otra cabeza visible para la iglesia. En el libro de Heb. 8:1 dice, que hay un solo Sumo Sacerdote
que entró en los cielos. Jesús el Hijo de Dios. Ningún otro puede ser Sumo Sacerdote, porque el único
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que derramó Su sangre para redimirnos, es Cristo. Sin embargo, el cuerno pequeño puso otro sumo
sacerdote en esta tierra. La Palabra de Dios enseñaba que sólo ante Dios debemos adorar. Sólo ante Él
debemos postrarnos. El cuerno pequeño enseñó que se puede postrar uno ante el representante visible
de Cristo en esta tierra. Ante un hombre. Cuando la Palabra de Dios decía que sólo ante Dios podemos
postrarnos. El Señor Jesucristo declaró, que aunque Él se iba de esta tierra, dejaría un intercesor, un
Mediador, aquí en esta tierra, un representante suyo. En Juan 16:7 dice, Yo os digo la verdad, os
conviene que Yo me vaya, porque si Yo no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros. Mas si me
fuere, os lo enviaré. Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Y
entonces en el versículo 13 dice, cuando venga el Espíritu de verdad, Él os guiará a toda verdad.
Porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere y os hará saber las cosas
que habrán de venir. Él me glorificará, porque tomará lo mío y os lo hará saber. Y en el capítulo 14 del
mismo evangelio de Juan, dice el Señor Jesús en el versículo 15, si me amáis, guardad Mis
mandamientos, y Yo rogaré al Padre y os daré otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre. El Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce, pero
vosotros Lo conocéis, porque mora con vosotros y estará en vosotros; no os dejaré huérfanos, vendré a
vosotros. Cristo dejó un representante suyo. Un Consolador cuando Él se fue, y ese representante fue el
Espíritu Santo. Sin embargo, el cuerno pequeño puso otro representante de Cristo, otro vicario de
Cristo en esta tierra, que no es el que Cristo dejó. La Palabra de Dios, como hemos estudiado, nos
enseña que la salvación es solamente por fe. No hay otro camino de salvación. Sin embargo, el cuerno
pequeño enseñó que la salvación puede ser por las obras, por las penitencias, por los sacrificios. El ser
humano puede ganarse méritos delante de Dios haciendo ciertas cosas que le consiguen méritos. La
Palabra de Dios dice, si es por méritos entonces ya no es por fe. Si es por obras, entonces ya no es un
regalo de Dios. El ser humano no puede hacer nada para ganarse la salvación. Sin embargo, el cuerno
pequeño decía y enseñó por muchos siglos que el ser humano podía ganarse la salvación, ganando
méritos. Incluso se vendían indulgencias por el pecado. El cuerno pequeño llegó a vender indulgencias
y aquellos que las compraban tenían remisión plena del pecado cometido. Sólo la sangre de Cristo
puede pagar por el pecado. Nada en esta tierra puede pagar por el pecado. El cuerno pequeño también
cambió esa verdad de la Palabra de Dios y por cientos de años el mundo cristiano estuvo engañado,
pensando que sus méritos le ganaban la salvación. La Palabra de Dios enseñaba que no debemos tener
imágenes. De nada, ni siquiera de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas
debajo de la tierra. No debemos honrar cosas materiales. El cuerno pequeño, no sólo permitió las
imágenes, sino también las reliquias que son veneradas, que son honradas, imágenes de lo que está en
el cielo, y también imágenes de los santos, cuando la Palabra de Dios nos indica, en el segundo
mandamiento de Su santa ley, que no debemos tener ningún tipo de imágenes. También el Señor
Jesucristo enseñó un solo bautismo. Sin embargo, el cuerno pequeño cambió el bautismo de la Palabra
de Dios, por un bautismo que nunca fue enseñado ni fue practicado por los apóstoles y por el Señor
Jesucristo. Un bautismo para niños recién nacidos y no por inmersión, sino por aspersión. Claramente
violando lo que dijo el apóstol Pablo, un Señor, una fe y un bautismo. ¿A cuántos de los que están aquí
les quedó claro el tema del bautismo, cuando fue presentado aquí? ¿Puedo ver las manos? Muy bien.
La Palabra de Dios enseña que hay un solo santuario verdadero en el cielo, que Dios levantó y no el
hombre. Pero que ese santuario donde Cristo intercede por nosotros, iba a ser echado por tierra por el
cuerno pequeño. Y se iba a poner santuarios en esta tierra. La mediación de Cristo en el cielo iba a ser
quitada y se iba a poner otros mediadores humanos, a través de los cuales se podía llegar a Dios. Dice
la Escritura en el libro de Hebreos que hay un solo santuario hecho de manos, no humanas, hecho por
Dios mismo, donde Cristo entró para interceder por nosotros. Con su solo sacrificio hecho una vez para
siempre. Heb. 8:1, hay un sólo Sumo Sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la majestad en
los cielos, ministro del santuario y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor y no el
hombre. Y entonces, en el capítulo 9 y el versículo 24 dice, porque no entró Cristo en el santuario
hecho de manos, figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante
Dios. Y no para ofrecerse muchas veces. ¿Notaron eso? No para ofrecerse muchas veces, como entraba
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el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena, con sangre de animales. Antes de
que Cristo viniese, los sacerdotes ofrecían sacrificios de animales. Cuando Cristo murió en la cruz del
Calvario, todo el sacerdocio quedó abolido. Ya no hacían falta más sacerdotes. Porque Cristo, por Su
muerte y Su sacrificio y Su ascensión al cielo, se constituyó nuestro único Sacerdote que intercede por
nosotros. Y dice, de otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces, pero ahora, en la
consumación de los siglos, versículo 26, se presentó una sola vez para siempre, por el sacrificio de Sí
mismo para quitar de en medio el pecado. De la manera como está establecido que los hombres mueran
una sola vez y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los
pecados de muchos. Una sola vez fue ofrecido. Y aparecerá por segunda vez sin relación con el pecado
para salvar a los que Le esperan. Sin embargo, el cuerno pequeño puso la abominación asoladora. La
abominación asoladora es quitar el continuo y único sacrificio de Cristo en el cielo, Su mediación por
nosotros y poner sacrificios en esta tierra por el pecado. Poner mediadores humanos y volver a
sacrificar miles de veces al Hijo de Dios, que dice la Escritura que fue sacrificado una sola vez. La
abominación asoladora es algo tan tremendo, algo que Dios abomina de tal manera, que le llamó en la
Biblia la abominación asoladora, o como dice otra traducción, la abominación espantosa. Es algo tan
tremendo para Dios, que dijo que este cuerno pequeño iba a poner algo abominable, algo horrendo y
espantoso. Asolador. Y esa abominación asoladora tenía que ver con quitar a Cristo del lugar que Le
correspondía y poner a otro como mediador. Tenía que ver con quitar el continuo sacrificio, el único
válido sacrificio de Cristo, hecho una vez para siempre en la cruz del Calvario, y poner a seres
humanos, a sacerdotes, que continuasen haciendo ese sacrificio en esta tierra. Por eso dice, que echaría
por tierra el santuario. Y pondría santuarios en esta tierra. Y que echaría por tierra la verdad y se
levantaría en contra de Cristo. Cristo es el único que puede perdonar los pecados, y se pondría en lugar
de Cristo para perdonar los pecados en esta tierra. También vimos que la Escritura enseñaba que la
confesión sólo puede ser hecha a Dios y el perdón sólo puede ser dado por Dios, porque Cristo es el
único que murió por nuestros pecados. Vimos otras verdades que fueron echadas por tierra por el
cuerno pequeño. La Escritura enseñaba que los obispos debían casarse. El cuerno pequeño estableció el
celibato. La Escritura enseña que el único día que Cristo santificó desde la misma creación, el día del
Señor Jesús, del cual Él sigue siendo Señor, Su santo Sábado. Pero el cuerno pequeño cambió el
Sábado santo del Señor para poner otro día de reposo, que no es el día que Cristo estableció. El Señor
Jesucristo enseñó que como recordativo de Su muerte debíamos celebrar la Santa Cena. Y la Santa
Cena donde se da el pan como símbolo de Su cuerpo y el vino como símbolo de Su sangre, debía ser
dado a todos aquellos que creyesen en Él. Tanto el pan como el vino. Ustedes pueden leer todos los
pasajes del Nuevo Testamento que hablan sobre esto y descubrirán, por ejemplo, tomemos 1 Cor.
11:23 en adelante, dice el apóstol Pablo, porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado,
que el Señor Jesús la noche que fue entregado tomó pan, y habiendo dado gracias, lo partió y dijo,
tomad y comed, este es Mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de Mi. Y así
mismo tomó también la copa después de haber cenado, diciendo, esta copa es el nuevo pacto en Mi
sangre, haced esto todas las veces que la bebiereis en memoria de Mi. Así pues, todas las veces que
comiereis este pan y bebiereis de esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga. Tanto el
pan como el vino debían ser dados en símbolo de Su muerte. El cuerno pequeño quitó la copa y la
reservó sólo para el clero dando al resto de los hijos de Dios solamente el pan. Esta es otra de las
verdades que fue cambiada por el cuerno pequeño. Y podríamos seguir aquí mencionando una lista
sinnúmero. Pero en esta noche, lo que nos concierne es ¿hasta cuándo duraría esto? ¿Hasta cuándo?
Podríamos poner allí el purgatorio, podríamos poner allí la doctrina, que vamos a estudiar dentro de
poco, de la inmortalidad del alma, y vamos a ver lo que la Palabra de Dios enseña con respecto a eso.
Y muchas otras doctrinas que fueron cambiadas por el cuerno pequeño.
Pero la pregunta es. ¿Hasta cuándo durará la visión del continuo echado por tierra? ¿Hasta
cuándo la prevaricación asoladora? ¿Hasta cuándo la verdad pisoteada y echada por tierra? Y la
respuesta era: hasta 2.300 días y entonces el santuario sería purificado. Vamos a ver el cumplimiento
de esta profecía en esta hora. Hasta 2.300 días y entonces la verdad sería restaurada. La restauración de
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la verdad, que sería echada por tierra por el cuerno pequeño, sería al final de los 2.300 días proféticos.
Y Daniel no entendió esto. Quedó pasmado de ver la obra de ese cuerno pequeño que iba a echar por
tierra la verdad, haría cuanto quisiera y prosperaría. Quedó asustado. Y entonces Dios le mandó el
ángel Gabriel para hacerle entender la visión. Y dice así.
Daniel 9:22, y me hizo entender y habló conmigo diciendo, Daniel, he salido para darte sabiduría
y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden y yo he venido para enseñártela, porque
tu eres muy amado. Entiende pues la orden y entiende la visión. Y entonces explica. Setenta semanas.
De esos 2300 días, setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad. Setenta
semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad. Setenta semanas corresponden a
490 años como ya hemos estudiado en el pasado. En profecía, en lenguaje profético, Eze. 4:6 nos
explica, que un día es igual a un año. Día por año te lo he dado, dice Eze. 4:6. Día por año te lo he
dado. Por lo tanto, 2300 días correspondían a 2300 años en profecía. De esos 2300 días, setenta
semanas, y setenta semanas tienen 490 días, que se transforman en 490 años, estaban determinadas
para tu pueblo y para tu santa ciudad. Estas setenta semanas están cortadas, la palabra determinadas,
marcadas, dice en otras versiones, cortadas. Literalmente en Hebreo la palabra usada es cortar, cortar
un pedazo, separar, marcar, determinar. De los 2300 años, 490 era el tiempo que Dios le daba al pueblo
judío. Y entonces explica lo que había de suceder en esos 490 años. Dice el versículo 25, sabe pues y
entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén, hasta el Mesías Príncipe,
habrá siete semanas y 62 semanas. Desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén, hasta
el Mesías Príncipe, hasta el Ungido, habrá siete semanas y 62 semanas. Primero un lapso de siete
semanas y luego un lapso de 62 semanas.
La fecha para comenzar a contar la profecía de los 2300 años, de los cuales setenta semanas están
cortados, es la orden para restaurar y edificar la ciudad de Jerusalén. Esa orden, como ya estudiamos,
¿cuántos estuvieron aquí la noche que vimos la profecía de las setenta semanas? ¿Puedo ver las manos?
¿Cuántos estuvieron? Bueno, un buen número de ustedes, algunos quizás no estuvieron. Esa orden fue
dada por el rey Artajerjes, y se encuentra registrada en el libro de Esdras, en el capítulo 7. Esdras 7. Y
allí se nos da la fecha, cuando comienza a contarse el periodo profético. La orden para restaurar y
edificar Jerusalén es dada por Artajerjes en el séptimo año de su reinado. Está en Esdras 7:7. Dice, en
el séptimo año, la última parte del versículo, en el séptimo año del rey Artajerjes. Y entonces, en el
versículo 12 comienza la orden. Artajerjes, rey de reyes, a Esdras, sacerdote escriba, erudito en la ley
de Dios del cielo, paz. Por mí es dada la orden. Y entonces comienza a explicar esa orden, que debían
comprar utensilios y todo lo que necesitaban para reedificar la ciudad de Jerusalén.
El año séptimo de Artajerjes, según el canon de Ptolomeo, corresponde al año 457 a.C. El año
457 es el año séptimo de Artajerjes. La historia nos confirma esto. En ese año se dio la orden, que nos
da la marca para iniciar a contar los 2300 años proféticos, de los cuales 70 semanas estaban
determinadas para el pueblo judío. Primero siete semanas y después 62 semanas, hasta el Mesías
Príncipe. Las primeras siete semanas, que corresponden a 49 años, dice allí que se restauraría el muro y
la plaza en tiempos angustiosos. Versículo 25, sabe pues y entiende, que desde la salida de la orden
para restaurar y edificar Jerusalén, hasta el Mesías, hasta el Ungido, habrá siete semanas y 62 semanas,
y se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos. Exactamente al final de 49 años
desde que se dio la orden para restaurar Jerusalén, se terminó de edificar la plaza y el muro. En el año
408 a.C. Exactamente 49 años, porque fueron tiempos angustiosos. Eso nos lo da el libro de Esdras,
también la fecha cuando se terminó de construir la plaza y el muro. Luego habría 62 semanas. Estoy
corriendo un poquito aquí, porque esta parte ya la vimos en otra conferencia. Luego vendrían 62
semanas, que son 434 años, y nos llevan hasta el año 27 de nuestra era. En el año 27 sería ungido el
Mesías. Exactamente en ese año, el Señor Jesucristo fue bautizado por Juan el Bautista. La fecha nos la
da el evangelio según Lucas, en el capítulo 3 y en el versículo 1, en el año 15 del imperio de Tiberio
Cesar, vino Jesús para ser bautizado. Lucas 3:1. El año 15 del imperio de Tiberio Cesar, corresponde al
año 27 de nuestra era. Se cumplió exactamente también esta parte de la profecía, donde Cristo sería
ungido. Y fue ungido por el Espíritu Santo en el momento de Su bautismo. Pero luego, quedaba una
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semana más. Noten, siete semanas más 62 semanas hacen un total de 69 semanas. Faltaba una semana.
Y vamos a ver qué habría de suceder en esa semana que faltaba.
Dice el versículo que sigue, Daniel 9:26, y después de las 62 semanas, después que se cumplan
las 62 semanas, más adelante, después de las 62 semanas, se quitará la vida al Mesías, mas no por sí. Y
después, mas adelante de esas 62 semanas, el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá la ciudad
y el santuario. Y su fin será con inundación, hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.
Después de esas 62 semanas, Dios le explica a Daniel que no solo moriría el Mesías, sino que también
el santuario del pueblo de Israel, el santuario terrenal sería destruido por un príncipe que vendría. Eso
se cumplió años más tarde, en la destrucción de Jerusalén. Pero ahora especificando en la semana que
queda, dice el versículo 27, y por otra semana, otra semana, aquí está la que falta. Eran 69 semanas.
Siete más 62 son 69 semanas. Pero en la semana que falta, en al otra semana, se confirmará el pacto
con muchos. Y a la mitad de la semana, exactamente a la mitad de esos 7 años de la semana profética,
o sea, en tres años y medio, tenía que morir el Mesías. A la mitad de la semana, hará cesar el sacrificio
y la ofrenda. El sacrificio de los corderos y las ofrendas por el pecado tenían que cesar a la mitad de la
semana. Cristo, después que fue bautizado, predicó por tres años y medio, y exactamente después de
tres años y medio, en el año 31 de nuestra era, fue crucificado. Algunos dicen, que Él tenía que morir a
la mitad de la semana literal. Pero aquí la Biblia no está hablando de una mitad de semana literal. Está
hablando de semana profética. Como estamos viendo aquí, son semanas de años, no semanas de días
literales. Día por año es la regla para medir la semana. A la mitad de la semana, tres años y medio
exactos, Cristo murió. En el cumplimiento exacto de la profecía.
Ahora, se le había dicho a Daniel, setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad. Fíjense ustedes que Dios le daba la oportunidad al pueblo de Israel en estas setenta
semanas, para que ellos aceptasen al Mesías. Pero en el año 34 de nuestra era, se acabaron esas setenta
semanas, o 490 años. Se acabó el tiempo determinado para los judíos. Y el pueblo de Israel, por haber
rechazado al Mesías, aún cuando Dios le dio la oportunidad por tres años y medio más, y vamos a
poner aquí una semana que equivale a siete años. Y a la mitad son tres años y medio. Tres años y
medio después de la muerte de Cristo, todavía el pueblo de Israel tenía la oportunidad de aceptar al
Mesías. Cristo dijo, que la predicación tenía que ir solamente, primero a Jerusalén, a los perdidos de la
casa de Israel. Si el pueblo de Israel se hubiese arrepentido, hubiese aceptado al Mesías, todavía tenían
oportunidad de hacerlo. Pero como el pueblo de Israel no solo negó a Cristo, sino que selló su decisión
de rechazar a Cristo en su mensaje, en ese año, en el 34, apedreando el primer mártir cristiano,
Esteban; Esteban murió en el año 34 de nuestra era; y cuando el pueblo judío, a través de sus
gobernantes y de sus dirigentes máximos, el Sanedrín, condenaron a muerte y mandaron apedrear a
Esteban; cuando él dijo, veo al Hijo de Dios a la diestra de Dios, dijeron blasfema, y lo apedrearon,
sellaron para siempre su pacto de rechazo del Mesías. Y Dios dijo, hasta aquí basta. Ahora el evangelio
será dado a un otro pueblo. Y en ese mismo año, Dios le dio una visión a Pedro, donde le mostraba que
el evangelio tenía que ir a los gentiles. En esa visión Pedro vio un lienzo que bajaba del cielo. Y allí él
veía todo tipo de animal inmundo. Ahora, los judíos llamaban a los gentiles inmundos. Y era
abominación para un judío verse con un gentil, hablar con él, participar con él. El evangelio de
salvación y de Cristo, hasta el año 34, se dio solamente a los judíos. Ningún gentil era aceptado dentro
de la iglesia de Cristo. Pero en ese año, Dios le reveló a Cornelio, un centurión romano, que vendría un
hombre, llamado Pedro a enseñarle la verdad. Y a Pedro le dijo, Pedro, levántate, mata y come. Y
Pedro dijo, pero Señor, como, si nunca he comido animal inmundo. Y Dios le dijo, no llames inmundo
lo que Yo he limpiado. Y hay muchos cristianos hoy día que dicen, que Cristo al morir en la cruz
limpió los animales, por lo tanto se pueden comer todos los animales, porque Dios le dijo a Pedro en
esa visión, no llames tu inmundo lo que Yo he limpiado. Pero Pedro no entendió eso por la visión.
Dice, en Hechos 10:28, y Pedro les dijo, vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío
juntarse o acercarse a un extranjero. Pero a mi me ha mostrado Dios, que a ningún hombre llame
común o inmundo. Noten que la visión no se refería a animales, sino a los seres humanos. Dios no hace
acepción de personas. Y entonces Dios le dijo, el evangelio también es para los gentiles, y ese mismo
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año, en el año 34, se bautizó Cornelio con toda su familia. Como si eso fuera poco, también en ese
mismo año el evangelio llegó a un etíope y fue bautizado este que tampoco era judío, por Felipe, y ese
mismo año el evangelio llegó a Samaria y los samaritanos recibieron el Espíritu Santo y fueron
bautizados en el nombre de Cristo. El evangelio rompió las puertas del judaismo y pasó directamente a
los gentiles. El pueblo judío dejó de ser el pueblo de Dios en el año 34.
Y déjenme decirles algo más con respecto a esto. Hay muchos hoy en día que creen que el pueblo
judío sigue siendo el pueblo de Dios. Y que Dios va a cumplir con ellos todas las promesas que les
prometió en el Antiguo Testamento. Según la Palabra de Dios, había 70 semanas, 490 años,
determinados para el pueblo judío. Y como el pueblo judío rechazó al Mesías, se acabó su tiempo de
gracia. Hasta allí llegó. Hoy en día, el pueblo judío dejó de ser el pueblo de Dios. En el año 34
definitivamente Dios los rechaza como pueblo y trae a otro pueblo, para que reciba el evangelio. Los
gentiles. Y ese otro pueblo, es el que toma el lugar del Israel de Dios. Es llamado pueblo de Dios en el
Nuevo Testamento, a los gentiles. Lo que en otros tiempos, dice Pedro, no erais pueblo, mas ahora sois
pueblo de Dios, el Israel de Dios es el Israel del Nuevo Testamento , todos aquellos que aceptan al
Señor Jesús. Suficiente para el año 34, aunque tengo mucho más que decir con respecto a eso. Pero
quiero llegar al final.
Nos quedan 1.810 años. Si usted, a 490, que están cortados de los 2.300 años, le suma 1810 y
hagan rápidamente la suma, 490+1810 ¿les da cuánto? 2300. O sea, que de los 490 que estaban
cortados para el pueblo judío, le tenemos que sumar 1810 para dar un total de 2300. Si las 70 semanas
terminaron en el año 34 de nuestra era, súmenle ustedes a 1810+34 años, para que nos de el año de la
era cristiana. ¿Quién podría hacer la cuenta? Y decirme 1810+34 =1844. He aquí la fecha. El año
1844, según la profecía de la Biblia, sería un año muy significativo, porque en ese año, según la
Palabra de Dios, esa verdad que había sido echada por tierra iba a ser restaurada. ¿Hasta cuándo durará
la visión del continuo sacrificio, de la prevaricación asoladora, entregando el santuario y la verdad para
ser pisoteada y echada por tierra? ¿Hasta cuándo las verdades habrían de ser restauradas en su
plenitud? Y la respuesta fue, hasta 2.300 tardes y mañanas, 2300 días.
Ahora, si la primera parte de la profecía se cumplió exactamente al pie de la letra, año por año,
también la última parte de la profecía tenía que cumplirse exactamente al pie de la letra. La verdad
tenía que ser restaurada en este año. El cuerno pequeño iba a hacer su obra devastadora, engañando,
enseñando doctrinas falsas, persiguiendo a los santos del Altísimo. Pero en el año 1.844 la verdad
habría de ser restaurada. ¿Qué sucedió en ese año?
Alrededor de todo el mundo comenzó, unos años antes de 1844, una predicación que llegó a
conocerse como el gran movimiento adventista. En Inglaterra, en Escocia, en Australia, en Suiza, en
Austria, en España, en Sudamérica, en Estados Unidos y en otros países del mundo, comenzó a
predicarse una tremenda verdad. Que el año 1844 sería un año muy significativo en la profecía.
Algunos de esos predicadores, la mayoría de ellos eran pastores de distintas denominaciones cristianas.
Se unieron a ese movimiento adventista predicadores bautistas, predicadores presbiterianos,
episcopales, de la iglesia de Dios, de la conexión cristiana, de la iglesia reformada y de muchas otras
iglesias, comenzaron a predicar que en ese año sucedería algo muy importante. Uno de esos
predicadores, Guillermo Miller, un pastor bautista, descubrió en la profecía que en ese año sería el
cumplimiento exacto de una profecía. Él interpretó el versículo 14, hasta 2300 tardes y mañanas y el
santuario será purificado, como que en ese año sería la culminación de la profecía, y vendría Cristo
para purificar el santuario en esta tierra. Por la impresión que prevalecía en esa época, Guillermo
Miller creyó que el santuario que había de ser purificado en esta tierra era el pueblo de Dios. El
santuario interpretó él, nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, Su iglesia en esta tierra es el
santuario, este mundo es el santuario, y entonces Cristo va a venir a purificarlo por fuego. Y creyó que
esa
fecha era cuando Cristo iba a venir a esta tierra. Sin embargo la profecía decía que duraría la verdad
siendo echada por tierra hasta 2300 días. Miles de personas alrededor del mundo creyeron que ese año
era un año significativo. Grandes hombres y grandes predicadores. Y si yo tuviese tiempo en esta
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noche, les contaría de muchos de ellos. En el viejo mundo y en le nuevo mundo. Comenzaron a
anunciar que en el año 1844 sería un año significativo.
Sin embargo, como Guillermo Miller comenzó a enseñar que en ese año Cristo vendría a esta
tierra, esa predicación eclipsó a todas las demás. Era tan importante lo que él decía, y era tan
convincente su predicación, que miles de miles de personas alrededor del mundo aceptaron esa
predicación. Sin embargo, pasó ese año y Cristo no vino. Y fue un terrible chasco para aquellos que
estudiaban la Palabra de Dios. Fue tan terrible que algunos se desanimaron completamente de estudiar
la Biblia. Y muchos se volvieron al mundo no creyendo más en la Palabra de Dios. Sin embargo, un
grupo de personas siguió estudiando la Palabra de Dios. Y en ese mismo año, porque Guillermo Miller
había puesto la fecha de 22 de Octubre de 1844 como la fecha que él había sacado para el
cumplimiento de esa profecía. Y vamos a estudiar más adelante un poco más esa fecha del 22 de
Octubre, porque es muy significativa. En una profecía que vamos a ver con respecto al juicio. Si
ustedes recuerdan, después del cuerno pequeño se veía que el juez se sentaba. Y vamos un poquito más
adelante sobre eso. Pero ahora simplemente les quiero contar lo que sucedió en el año 1844. Ese grupo
de personas que se sintió tremendamente chasqueada porque Cristo no vino, y fue un dolor muy
grande. Por cierto, ese dolor se compara con el que sufrieron los apóstoles cuando Cristo murió en la
cruz del Calvario. Y es muy interesante comparar que esta misma profecía que daba la fecha cuando
Cristo iba a morir, que Cristo mismo cuando estuvo en esta tierra les dijo a Sus discípulos que era
necesario que el Mesías padeciese y fuese entregado en manos de inicuos y fuese muerto, Sus
discípulos no entendieron que Él tenía que morir. Y fue un chasco tremendo para los discípulos cuando
Cristo murió. Fue tan tremendo, que dice la Escritura en Luc. 24, que ellos no entendieron la profecía
que tenía que cumplirse del Mesías. Dice así, estaban muy tristes mientras iban caminando a Emaús y
Jesús se les acercó y les dijo, ¿qué pláticas son estas? Versículo 17. ¿Qué pláticas son estas que tenéis
entre vosotros mientras camináis y por qué estáis tristes? Y respondiendo uno de ellos, que se llamaba
Cleofas le dijo, ¿eres Tu el único forastero en Jerusalén que no ha sabido de las cosas que en ella han
acontecido en estos días? Y entonces Él le dijo, ¿qué cosas? Y ellos le dijeron, de Jesús Nazareno, que
fue varón profeta, poderoso en obras y en palabras delante de Dios en todo el pueblo, y como le
entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte y Lo crucificaron.
Pero nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel. Y ahora además de todo esto,
hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido. Que tremendo chasco tuvieron estos discípulos.
Nosotros esperábamos que Él era el que había de redimir a Israel y lo mataron. Los mismos discípulos
de Cristo no entendían la profecía. Lo mismo sucedió en esta época. No entendieron que la profecía
significaba algo mucho más grande y distinto de lo que ellos se imaginaban. Significaba una fecha muy
importante que tenía que ver con la llegada del Hijo del Hombre en las nubes del cielo al Anciano de
días que nosotros leímos antenoche.
Sin embargo, en esta noche no me voy a detener a explicar esa parte de la profecía. Les quiero
contar cómo terminó la historia de 1844. Ese grupo de personas que quedó tan chasqueado porque
Cristo no había venido, y por cierto, ¿sabían ustedes que ese chasco estaba profetizado en la Biblia?
Mañana por la noche, nuestro tema se titula la historia de dos mujeres. Y vamos a tomar un momento
para mostrarles cómo el chasco de 1844 estaba profetizado en el libro de Apocalipsis. Pero eso mañana
por la noche. Ahora viene la parte interesante. Ese grupo de personas comenzó a investigar la Biblia.
¿Por qué es que la profecía no se cumplió como nosotros esperábamos que se cumpliese? Igual como
los apóstoles. Nosotros esperábamos que iba a suceder una cosa y sucedió todo lo contrario. Lo
mataron. Ahora esta gente dijo: ¿Por qué es que la profecía no se cumplió como tenía que cumplirse?
Y comenzaron a investigar la Biblia. Y descubrieron que esa profecía tenía relación con un evento muy
importante que había de acaecer no en el santuario en esta tierra, sino en el santuario en el cielo. La
profecía decía hasta 2300 tardes y mañanas y luego el santuario será purificado. Y ese santuario no era
el santuario en esta tierra sino el santuario en el cielo donde Cristo estaba intercediendo. Y al comenzar
a estudiar el asunto del santuario, descubrieron también otras verdades que habían sido echadas por
tierra por el cuerno pequeño. Y comenzaron a darse cuenta que el Sábado era el verdadero día de
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descanso y no el domingo. Y descubrieron muchas otras verdades que habían sido echadas por tierra
por el cuerno pequeño y que debían ser restauradas. Y en ese año, en el año 1.844, surgió lo que se
conoce hoy en día como la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
¿Algunos se preguntan dónde surgió la Iglesia Adventista? ¿Por qué enseña todas estas cosas de
la Palabra de Dios y de dónde salieron? Mañana por la noche vamos a ver la historia de la Iglesia a
través de los siglos. La profecía exacta de Apocalipsis. Sobre la historia de la Iglesia y cómo esa Iglesia
iba a ser perseguida. Pero como en el tiempo del fin Dios restauraría las verdades de Su Palabra y
levantaría un movimiento mundial para anunciar al mundo entero que Cristo muy pronto regresaría.
Las verdades que fueron restauradas formaron el conjunto o el núcleo de lo que son las verdades que
hoy enseña la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Es interesante que la profecía decía que en el año 1844 la verdad sería restaurada. Y en ese año
es el año en que surge la Iglesia Adventista. El diablo trató de impedir que esto se cumpliese en forma
exacta. Y levantó otros movimientos alrededor de esa misma época para confundir al mundo de lo que
él sabía que tenía que suceder en esa fecha. Solamente 4 años antes, en el año 1840, surgió un
tremendo movimiento que en esa época era desconocido. En el año 1840 se fundó el espiritismo
moderno. Que ha tenido un auge tremendo. Cuatro años antes surge el espiritismo. Un poquito antes
de esa fecha, en el 1830 se levanta otro movimiento que dice restaurar la verdad. Y hoy en día se
conoce como la Iglesia Mormona. Con un profeta que vino a restaurar la verdad, dicen ellos. Pero no
era la fecha que la profecía decía. La profecía decía el año 1844. un poquito después surgió otro
movimiento que dijo restaurar las verdades de la Palabra de Dios. Los Testigos de Jehová. Y han
crecido mucho. Pero sin embargo no era la fecha que decía la profecía exacta.
Así como Dios reveló de antemano, miles de años antes, lo que había de acontecer, la profecía se
cumplió en forma exacta. En el año en que decía la profecía. Y maravíllense ustedes de esto. Desde los
tiempos de los apóstoles no ha habido otro movimiento religioso que se haya esparcido tan rápido
alrededor del mundo como el movimiento adventista. Surgido en el año 1844 a la fecha, está
predicando esta verdad de la Palabra de Dios en 192 naciones alrededor del mundo. 192 naciones se les
está enseñando la verdad restaurada de la Palabra de Dios tal cual como Cristo la enseñó. Como la
enseñaron los santos apóstoles. Todo comprobado por la Palabra de Dios. ¿Saben ustedes que
solamente un poco más de 100 años lleva este movimiento? Ningún otro movimiento ha enviado más
misioneros alrededor del mundo, que la Iglesia Adventista.
Según el informe de las Sociedades Bíblicas, la Iglesia Adventista ha enviado más misioneros
ella sola, que todas las demás religiones cristianas juntas. A todas partes del mundo. Porque había un
mensaje que proclamar. El mensaje que Cristo muy pronto vendrá. Esta Iglesia levantó programas de
radio, de televisión, como los que ustedes han escuchado. Aquel que dice siervos de Dios la trompeta
tocad, Cristo muy pronto vendrá. Siendo predicado alrededor del mundo en más de 40 idiomas, el
mensaje de la Voz de la Esperanza, anunciando el pronto regreso del Señor Jesús. La Iglesia
Adventista opera actualmente más de 790 programas radiales alrededor del mundo. Está predicando el
evangelio en 1200 idiomas y dialectos. Tiene hospitales alrededor del mundo donde se sana a los
enfermos y se les muestra un camino para una salud mejor. Está predicando el evangelio aún en los
rincones más remotos de la tierra. En el corazón del Africa, en la selva del Amazonas, en todas partes
del mundo, aún en los países donde no hay cristianos. Para comparar simplemente la Iglesia Bautista
predica la Palabra de Dios en 97 países del mundo. La Iglesia de Dios se encuentra en 37 países del
mundo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se encuentra en 112 países del
mundo. La Iglesia Católica apostólica romana se encuentra en 147 países del mundo y tiene muchos
siglos más de existencia que el movimiento adventista. Pero debía cumplirse que este mensaje habría
de llegar a toda nación, tribu, lengua y pueblo, preparando al mundo para el pronto regreso del Señor
Jesús.
Y así como estas conferencias se están celebrando en este lugar, en todas partes del orbe hay
hijos de Dios, que con una Biblia en la mano, enseñan las doctrinas de la Palabra de Dios tal cual como
Cristo y los santos apóstoles las enseñaron. Tenía que cumplirse la profecía. El movimiento es la
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prueba del cumplimiento exacto de la profecía. Y en esta noche Dios te ha mostrado a ti la explicación
de una de las profecías más fascinantes de toda la Biblia. El surgimiento del pueblo de Dios en el
tiempo del fin. Y me voy apresurar a decir algo. Yo creo que Dios tiene hijos suyos dentro de todas las
Iglesias y Denominaciones alrededor del mundo. Dios tiene hijos suyos en la Iglesia Católica por
miles. Hijos suyos sinceros. Que están engañados, pero no saben que están engañados. Porque nunca
han tenido la oportunidad de estudiar por sí mismos la Palabra de Dios, para ver donde está el engaño.
Dios tiene hijos suyos sinceros dentro de todas las Iglesias Protestantes Evangélicas, que predican a
Cristo como único Salvador. Que predican muchas de las verdades de la Palabra de Dios. Pero la
profecía decía que todas las verdades que fueron echadas por tierra por el cuerno pequeño, tenían que
ser restauradas en el tiempo del fin. Todas, no solamente algunas. Y muchas Iglesias predican muchas
verdades de la Palabra de Dios. Pero la verdad tiene que ser completa. Con todo lo que Cristo enseñó
sin que le falte ni una sola parte de esa verdad. Por eso es que la ley de Dios que fue echada por tierra y
pisoteada, fue una de las grandes verdades que levantó el movimiento adventista. Toda la ley y no
solamente una parte de ella. Todas las demás Iglesias enseñan los mandamientos de Dios. Los
predican. La Iglesia Católica enseña 8 de los 10 mandamientos. Hay uno, el de las imágenes, que lo
dejó de lado. Hay otro, el del Sábado, que lo cambió por el domingo. Las Iglesias Protestantes, que
tuvieron gran luz a través de la Reforma de Martín Lutero, restauraron muchas de las verdades de la
Palabra de Dios, pero la restauración había de ser progresiva hasta llegar al clímax en el año 1.844. Y
predican 9 mandamientos. Restauraron lo de las imágenes. Pero faltaba uno. Y Dios profetizando de
eso, dejó escrito en el libro de Isaías, en el capítulo 58, dice así el versículo 8, entonces nacerá tu luz
como el alba y tu salvación se dejará de ver pronto, e irá tu justicia delante de ti y la gloria de Jehová
será tu retaguardia. Entonces invocarás y te oirá Jehová. Clamarás y dirá Él heme aquí. Si quitares de
en medio de ti el yugo, el dedo amenazador y el hablar vanidad. Si dieres tu pan al hambriento y
saciares el alma afligida. En las tinieblas nacerá tu luz y tu oscuridad será como el medio día. Jehová te
pastoreará siempre y en la sequía saciará tu alma. Y dará vigor a tus huesos. Y serás como huerto de
riego, como manantial de agua, cuyas aguas nunca faltan. Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas.
Los cimientos de generación en generación levantarás. Y serás llamado reparador de portillos.
Restaurador de calzadas para habitar, si retragieres del Sábado tu pie de hacer tu voluntad en mi día
santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová, y lo venerares no andando en tus propios
caminos ni buscando tu voluntad ni hablando tus propias palabras. Entonces te deleitarás en Jehová y
yo te haré subir sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre, porque la
boca de Jehová lo ha hablado.
Aquí se profetizaba que la luz nacería en medio de las tinieblas. Que Dios daría nueva luz. Y
aquellos que restaurasen el Sábado para no pisotearlo, levantarían las ruinas antiguas. Los cimientos de
generación en generación. Y sería llamado reparador de portillos. Restaurador. Ese es el nombre. La
verdad sería restaurada. Restaurador de verdades. Reparador de Portillos. La ley de Dios, que había
sido rota, que había sido destrozada y cambiada por el cuerno pequeño, fue arreglada en un
mandamiento por las Iglesias Protestantes. Por Martín Lutero que quitó las imágenes. Pero el
cumplimiento final de esta profecía, tenía que ser cuando se restaure el otro portillo. Portillo es un
agujero que se hace. Y si usted restaura todo, pero deja un agujero, de todos modos está roto. Hasta que
se restaure completamente, entonces quedaría sano. Dios llamó, en el año 1.844, a un pueblo para
restaurar la verdad que había sido echada por tierra.
Mañana por la noche veremos la profecía de Apocalipsis. Que indicaba la historia de la Iglesia a
través de los siglos. Y si ustedes creen que lo que han escuchado en esta noche es impresionante, si
ustedes creen que lo que han escuchado en esta noche al ver el cumplimiento exacto de todas las
profecías de la Palabra de Dios con fecha exacta, esperen a ver lo que vamos a ver mañana por la
noche. Es una historia maravillosa. La historia del pueblo de Dios a través de los siglos. Y mañana
vamos a responder a la pregunta, escuchen bien, cual es la Iglesia verdadera. Mañana vamos a
responder a esa pregunta. Y ustedes dicen de antemano, bueno, el pastor va a decir que es la Iglesia
Adventista. Claro, cada cual siempre dice que su Iglesia es la verdadera. Sin embargo, por la Palabra
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de Dios vamos a estudiar las características que Dios dejó escritas para el tiempo del fin, y no lo voy a
decir yo, ustedes van a buscar cada una de esas características, y van a decidir por ustedes mismos si
Cristo tiene una Iglesia en esta tierra y cual es esa Iglesia. Vuelvo a repetir. Dios tiene a hijos sinceros
suyos en todas las Iglesias. Pero hay una Iglesia que predica la verdad completa, absoluta, de la Palabra
de Dios. Toda la verdad que Cristo y los apóstoles predicaron.
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El tema de esta noche se titula el santo sacerdocio. Dios instituyó en el antiguo Israel el
sacerdocio, para interceder por Su pueblo. Para ofrecer los cultos, las ofrendas y los sacrificios. En el
libro de Levíticos se nos explica como Dios escogió el sacerdocio para que oficiara en Su santuario.
Todo el libro de Levíticos trae las instrucciones sobre los sacerdotes. En forma especial, en el capítulo
21 nos habla acerca de la santidad de los sacerdotes. En el libro de Números se nos dice como Dios
puso a la tribu de Leví, en el capítulo 8, para que ofrendase en el santuario y sirviese de intercesor para
el pueblo de Israel.
Números capítulo 8 dice así, versículo 10, y cuando hayas acercado a los levitas delante de
Jehová, pondrán los hijos de Israel sus manos sobre los levitas y ofrecerá Aarón los levitas delante de
Jehová, en ofrenda de los hijos de Israel, y servirán en el ministerio de Jehová. Y entonces, en el
versículo 13, y presentarás a los levitas delante de Aarón y delante de sus hijos y los ofrecerás en
ofrenda a Jehová. Así apartarás a los levitas de entre los hijos de Israel y serán míos los levitas.
Después de eso vendrán los levitas a ministrar en el tabernáculo de reunión. Serán purificados y los
ofrecerás en ofrenda. Y en el versículo 19 dice, yo he dado en don los levitas a Aarón y a sus hijos de
entre los hijos de Israel, para que ejerzan el ministerio de los hijos de Israel en el tabernáculo de
reunión, y reconcilien a los hijos de Israel. Para que no haya plaga en los hijos de Israel al acercarse los
hijos de Israel al santuario.
Dios escogió a la tribu de Leví, de las 12 tribus de Israel, los levitas, para que fuesen sacerdotes.
Y se nos dice aquí, para que ministrasen en el santuario, para que ejerzan el ministerio en el
tabernáculo de reunión y reconcilien a los hijos de Israel. Todo esto tenía un simbolismo en el plan de
salvación. La tribu de Leví simbolizaba el ministerio que Cristo haría en el santuario celestial. En el
libro de Levíticos, en el capítulo 4, nos explica como los sacerdotes debían hacer la reconciliación.
Lev. 4:4 dice, traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová y pondrá su
mano sobre la cabeza del becerro y lo degollará delante de Jehová. Y el sacerdote ungido, tomará de la
sangre del becerro y la traerá la tabernáculo de reunión y mojará el sacerdote su dedo en la sangre. Y
rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová hacia el velo del santuario. Y el sacerdote
pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático que está en el tabernáculo de
reunión delante de Jehová, y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto que
está a la puerta del tabernáculo de reunión.
Y luego aquí explica como cada parte de la congregación que pecaba, tenía que traer su ofrenda
al altar. Y el sacerdote hacía la reconciliación. Aún si los dirigentes del pueblo de Israel pecaban, y la
congregación entera pecaba, tenían que traer la ofrenda al santuario. En el versículo 13 dice, si toda la
congregación de Israel hubiese errado y el yerro estuviere oculto a los ojos del pueblo y hubieren
hecho algo contra algunos de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer y fueren
culpables, luego que llegue a ser conocido el pecado que cometieren, la congregación ofrecerá un
becerro por expiación y lo traerán delante del tabernáculo de reunión. Y los ancianos de la
congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del becerro delante de Jehová y en presencia de
Jehová degollarán aquel becerro. Y el sacerdote ungido meterá de la sangre del becerro en el
tabernáculo de reunión. Y mojará el sacerdote su dedo en la misma sangre y rociará siete veces delante
de Jehová hacia el velo. Y de aquella sangre pondrá sobre los cuernos del altar que está delante de
Jehová en el tabernáculo de reunión y derramará el resto de la sangre al pie del altar del holocausto que
está a la puerta del tabernáculo de reunión.
Así se ofrecía el sacrificio por el pecado. Versículo 22, cuando pecare un jefe e hiciere por yerro
algo contra alguno de todos los mandamientos de Jehová su Dios, sobre cosas que no se han de hacer y
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pecare. Luego que conociere su pecado que cometió, presentará por su ofrenda un macho cabrío sin
defecto y pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se
degüella el holocausto delante de Jehová. Es expiación. Y con su dedo el sacerdote tomará la sangre de
la expiación y la pondrá sobre los cuernos del altar. Versículo 27, si alguna persona del pueblo pecare
por yerro haciendo algo contra alguno de los mandamientos de Jehová en cosas que no se han de hacer
y delinquiere, luego que conociere su pecado que cometió, traerá por su ofrenda una cabra sin defecto
por su pecado que cometió, y pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda en la expiación, y la
degollará en el lugar del holocausto. Y luego con su dedo, el sacerdote tomará de la sangre y la pondrá
sobre los cuernos del altar del holocausto y derramará el resto de la sangre ante el altar.
Así sigue explicando, y el versículo 31 dice, así hará el sacerdote expiación por él y será
perdonado. La función de los sacerdotes era, cuando el pecador se arrepentía y traía la ofrenda por el
pecado, servir de intercesor entre el pecador y Dios. Dios estaba dentro del santuario. Dios dijo, me
harán un santuario y Yo habitaré en él. En el Lugar Santísimo detrás del velo, donde estaba el arca del
pacto, en medio de los dos querubines, se manifestaba la presencia de Dios. El sacerdote entonces
tomaba de la sangre y la llevaba dentro del santuario, donde estaba la presencia de Dios, mostrando así
que la paga del pecado es muerte y que quedó saldado el pecado. Por supuesto, un animal no podía
pagar por el pecado del ser humano. Eso era un símbolo de lo que Cristo haría para redimir la raza
humana.
En esta noche queremos estudiar lo que hacía el Sumo Sacerdote una vez al año. Todos los días
los sacerdotes tenían que ofrecer sacrificios por el pecado del pueblo. Ese era el sacrificio continuo por
el pecado. Pero una vez al año sucedía algo muy importante en el Día de la Expiación. Todo esto tiene
su simbolismo en el plan de salvación. Lev. 16 se titula el capítulo, el Día de la Expiación. Y dice así,
habló Jehová a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, cuando se acercaron delante de
Jehová y murieron, desobedecieron los hijos de Aarón sacerdotes, y fueron destruidos por la presencia
de Dios. Y Jehová dijo a Moisés, di a Aarón tu hermano que no en todo tiempo entre en el santuario
detrás del velo, delante del propiciatorio que está sobre el arca, para que no muera, porque Yo
apareceré en la nube sobre el propiciatorio.
¿Qué era el propiciatorio? El propiciatorio era la tapa que cubría el arca del pacto donde estaban
los diez mandamientos. Encima de la tapa del propiciatorio estaban los dos querubines de gloria. Y en
medio de esos dos querubines, dice que se aparecía la nube, arriba del propiciatorio, donde estaba Dios.
Y entonces explica como una sola vez al año tenía que entrar el Sumo Sacerdote dentro del Lugar
Santísimo. Al terminar el capítulo, en el versículo 34 dice, y esto tendréis como estatuto perpetuo para
hacer expiación una vez al año por todos los pecados de Israel. Lo que está descrito en el capítulo 16 se
hacía una sola vez al año. Todos los días se ofrecían sacrificios por el pecado. Pero una vez al año el
sacerdote entraba en el Lugar Santísimo. Detrás del velo, en el segundo compartimiento del santuario
para hacer expiación. Y vamos a ver lo que sucedía en ese día tan importante.
Antes de leer el capítulo 16, que es la base de nuestro estudio en esta noche, vamos a buscar en el
capítulo 23, para ver la importancia del Día de la Expiación. Lev. 23, lo leímos anoche, pero nos
servirá de repaso. En el versículo 27 del capítulo 23, a los diez días de este mes séptimo será el Día de
Expiación. Tendréis santa convocación y afligiréis vuestras almas y ofreceréis ofrenda encendida a
Jehová. Ningún trabajo haréis este día. Porque es día de expiación para reconciliáros delante
de Jehová vuestro Dios. Porque toda persona que no se afligiere en ese mismo día, será cortada de su
pueblo. Era tan importante este Día de Expiación, que se hacía una vez al año, que el que no afligía su
alma en ese día, era cortado del pueblo de Dios. Era separado de la nación de Israel. No podía seguir
siendo miembro del pueblo de Dios. Y cualquier persona que hiciere trabajo alguno en este día, Yo
destruiré a la tal persona de entre su pueblo. No solamente era separado, borrado del pueblo de Dios,
sino que también Dios lo borraba de Su pueblo, al que no se afligía en el Día de Expiación. Y vamos a
ver lo que eso significaba.
Día de reposo será, dice el versículo 32, para vosotros y afligiréis vuestras almas, comenzando a
los nueve días del mes en la tarde, de tarde a tarde guardaréis vuestro reposo. He aquí la importancia de
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este día. El que no participaba de ese Día de Expiación, era cortado del pueblo de Dios. Era separado
de su pueblo. Veamos que sucedía en el Día de Expiación.
Capítulo 16 de Levíticos. Los versículos 4 y 5 explican como el sacerdote tenía que poner su
túnica santa de lino blanco. Mostrando la pureza que debía tener el sacerdote. Esto era símbolo de la
pureza de Cristo, nuestro Sumo Sacerdote. Las santas vestiduras. Dice que se tenía que lavar su cuerpo
completamente, y después de lavar su cuerpo, ponerse las vestiduras inmaculadas, blancas, del Sumo
Sacerdote. Versículo 5, y de la congregación de los hijos de Israel tomará dos machos cabríos para
expiación, y un carnero para el holocausto. Y hará traer a Aarón el becerro de la expiación que es suyo.
Y hará la reconciliación por sí y por su casa. Primero tenía que ofrecer un carnero en expiación por sus
propios pecados. Porque él era pecador. De esto difiere nuestro gran Sumo Sacerdote Cristo, que no
tuvo que ofrecer sacrificio por Sí mismo, porque Él era sin mancha y sin pecado. Nunca jamás había
pecado. Pero el Sumo Sacerdote tenía primero que ofrecer un carnero por su propia expiación. Y
después de eso, dice el versículo 7, tomará dos machos cabríos y los presentará delante de Jehová, a la
puerta del tabernáculo de reunión. Y echará suertes Aarón sobre los dos machos cabríos. Una suerte
por Jehová y la otra suerte por Azazel. Y hará traer Aarón el macho cabrío sobre el cual cayere la
suerte por Jehová y lo ofrecerá en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por
Azazel lo presentará vivo delante de Jehová, para hacer la reconciliación sobre él y para enviarlo a
Azazel al desierto. Y hará traer Aarón el becerro que es para expiación suya y hará la reconciliación
por sí y por su casa, y lo degollará en expiación el becerro que es suyo. Luego, tomará un incensario
lleno de brasas de fuego del altar de delante de Jehová y sus puños llenos del perfume aromático
molido y lo llevará detrás del velo. Y pondrá el perfume sobre el fuego delante de Jehová y la nube del
perfume cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio para que no muera.
Tenía que tomar un incensario de oro, con brasas, y echar arriba un perfume aromático, un
incienso, que hacía una nube muy grande. Una nube espesa de humo. Y entrar al Lugar Santísimo
detrás del velo con ese incensario, para que la nube de humo cubriese el propiciatorio y cubriese el arca
del testimonio, para que no muriese. ¿Por qué? Porque en medio de los dos querubines estaba la gloria
de la presencia de Dios. Una nube de gloria que brillaba, que representaba la presencia de Dios allí.
Para poder entrar detrás del velo, él tenía que primero meter detrás del velo, corriendo un poquito el
velo, quiere decir una cortina, no es cierto, que separaba los dos lugares, el Lugar Santo del Lugar
Santísimo. Tenía que meter entre la cortina el propiciatorio, para que ese humo cubriese todo el lugar,
para que cuando él entrase dentro del Lugar Santísimo, no viese la gloria de Dios y muriese. Porque si
veía la gloria de Dios moría. Luego sigue diciendo, tomará luego de la sangre del becerro y la rociará
con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental. La esparcirá con su dedo siete veces, de aquella
sangre. Y después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo. Y lo llevará la
sangre detrás del velo adentro. Y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro y la esparcirá
sobre el propiciatorio, delante del propiciatorio.
Todos los sacrificios por el pecado, que se hacían todos los días del año, se hacían en el altar del
sacrificio y se llevaba la sangre al Lugar Santo. Pero una vez al año se entraba al Lugar Santísimo, para
hacer la expiación. Ahora, esa sangre dice que la tenía que rociar sobre el propiciatorio siete veces. El
propiciatorio repito, es la tapa del arca. Dentro del arca estaban los diez mandamientos. La ley que
había sido transgredida por el pueblo. La ley que demanda la paga del pecado. Esos mandamientos que
representan la santidad de Dios y que el hombre había transgredido. La ley de Dios demanda la muerte
del pecador. Ese macho cabrío era muerto en expiación por el pecado del pueblo. La sangre se rociaba
sobre el propiciatorio diciendo, aquí está la sangre del pecado. Simbólicamente ya estaba cubierto el
pecado. La ley que demandaba la muerte del pecador estaba allí adentro, pero la tapa del propiciatorio
sobre la cual se rociaba la sangre, era la tapa del perdón. Propiciación es perdón. Por eso podía ser
perdonado el pueblo. Porque la sangre caía en el propiciatorio. Todo esto era un símbolo de la sangre
de Cristo. Hoy en día, nosotros podemos ser perdonados por la sangre de Cristo. Si no hubiese sangre
no podría haber perdón. Eso era un símbolo del Señor Jesús. Pero sigamos leyendo.
Ese día especial en que entraba detrás del velo, se purificaba el santuario dice el versículo 16. Y
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este es un versículo muy importante. Así purificará el santuario a causa de las impurezas de los hijos de
Israel. De sus rebeliones, de todos sus pecados. De la misma manera hará también al tabernáculo de
reunión, el cual reside entre ellos, en medio de sus impurezas. En ese día especial, se purificaba, dice
aquí, el santuario.
¿Por qué estaba sucio el santuario? Durante todo el año el pueblo había traído sus pecados.
Habían degollado los sacrificios y la sangre, símbolo de la vida, había sido llevada dentro del
santuario, y había sido rociada en el Lugar Santo. Todo eso ensuciaba el santuario. El pecado que
estaba en la persona, se pasaba al animal. Al quitarle la vida, la vida dice la Biblia, está en la sangre, el
pecado se transfería a la sangre del animal. Y el sacerdote llevaba esa sangre dentro del santuario. Por
eso dice, así purificará el santuario a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y
de todos sus pecados. Los pecados ensuciaban el santuario. Y ese santuario tenía que ser purificado.
Una vez al año se hacía la limpieza del santuario. No solamente la limpieza física, donde el sacerdote
iba y limpiaba toda esa sangre que se había acumulado a través del año entero, sino que la limpieza
también se hacía llevando sangre dentro del Lugar Santísimo para pagar por todos esos pecados.
Sigue diciendo, ningún hombre estará en el tabernáculo de reunión cuando él entre a hacer la
expiación en el santuario. Hasta que él salga y haya hecho la expiación por sí, por su casa y por toda la
congregación de Israel. Y saldrá al altar que está delante de Jehová y lo expiará. Y tomará de la sangre
del becerro y de la sangre del macho cabrío y la pondrá sobre los cuernos del altar alrededor. Y
esparcirá sobre él de la sangre, con su dedo siete veces y lo limpiará y lo santificará de las inmundicias
de los hijos de Israel. Y cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de reunión y el
atar, hará traer el macho cabrío vivo, y pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío
vivo, y confesará sobre él todas
las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados, poniéndolos así sobre la
cabeza del macho cabrío y lo enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel
macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra inhabitada y dejará ir el macho
cabrío por el desierto.
He aquí lo que sucedía en ese día tan especial en el pueblo de Israel. ¿Qué simbolizaba todo esto?
La Palabra de Dios nos explica que esto tenía un simbolismo en el plan de salvación. El sumo
sacerdote representaba a Cristo. Y la purificación del santuario tenía que llevarse a cabo, no en un
santuario terrenal, sino en el santuario celestial. Cuando Cristo ascendió al cielo, entró en ese santuario
no hecho de manos, y así como los sacerdotes ofrecían sacrificios todos los días, durante el año entero,
Cristo en el Cielo se ofrece, a través de Su sacrificio, el cual hizo de una vez para siempre, para la
remisión de los pecados de todos aquellos que confesasen sus pecados. Eso está explicado en el libro
de Hebreos. Hebreos en el capítulo 10, dice así, versículo 10, en esta voluntad somos santificados
mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre, y ciertamente todo sacerdote
está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios que nunca pueden quitar
los pecados. Los sacrificios que se ofrecían en el santuario de Israel, no podían, dice aquí, quitar los
pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha
sentado a la diestra de Dios. Y entonces dice en el versículo 23 del capítulo 9, fue pues necesario que
las figuras de las cosas celestiales se purificasen así. Pero las cosas celestiales mismas con mejores
sacrificios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de manos, figura del verdadero, sino
en el Cielo mismo, para presentarse ahora por nosotros ante Dios.
Así como los sacerdotes se presentaban ante Dios para hacer la conciliación por el pecado, ahora
Cristo, dice el apóstol Pablo, se presentó en el santuario del Cielo, en el verdadero, para presentarse por
nosotros y hacer la purificación del pecado. Y dice el versículo 25, no para ofrecerse muchas veces,
como entra el sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena, de otra manera, le hubiera
sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo. Pero ahora, en la consumación de
los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo, para quitar de en medio el
pecado.
Cristo, al ascender al Cielo, intercede por Su pueblo. Pero dice aquí, que en la consumación de
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los siglos, se presentaría para hacer la purificación del santuario. Así como las figuras se presentaban,
se purificaban con sangre de animales, las cosas celestiales en el Cielo, tenían que ser purificadas con
mejor sacrificio que esos. Y la Palabra de Dios nos profetiza cuando iba a suceder la purificación del
santuario en el Cielo. Repasemos lo que hemos visto hasta ahora.
Desde que Cristo ascendió al Cielo, llegó para interceder por nosotros delante de Dios. Él es el
Sumo Sacerdote que intercede por nosotros. Cada vez que un pecador se arrepiente, no tiene ahora que
ir a un sacerdote, para que ese sacerdote interceda por él. Porque Cristo que es nuestro Sacerdote, está
en el santuario en el Cielo, y Él es el que intercede por nosotros. Dice así, en el mismo libro de
Hebreos, en el capítulo 4, versículo 14, por tanto, teniendo un gran Sumo Sacerdote que traspasó los
cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que
no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos pues confiadamente al trono de la gracia para alcanzar
misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Cristo es nuestro Sumo Sacerdote. Él es el
que intercede por nosotros en el Cielo. Y dice en el capítulo 7 y el versículo 24, hablando sobre Cristo,
mas este, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable. Por lo cual puede
también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por
ellos.
¿Quién es el que intercede por nosotros ante Dios, dice aquí? Jesucristo. Por eso, los cristianos no
confiamos en un sacerdocio humano, porque tenemos un sacerdocio divino. Dice que Él intercede por
nosotros ante Dios. Y que podemos acercarnos directamente a Cristo, confesarle nuestros pecados, y Él
se encarga de hacer la expiación por ellos en el Cielo. Así como antes lo hacían los sacerdotes, ahora lo
hace Cristo directamente en Su santuario en el Cielo.
Versículo 26, porque tal Sumo Sacerdote nos convenía; santo, inocente, sin mancha, apartado de
los pecadores y hecho más sublime que los cielos. Que no tiene necesidad cada día, como aquellos
sumo sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados y luego por los del pueblo. ¿Se
acuerdan lo que leímos? Que primero el Sumo Sacerdote tenía que ofrecer un sacrificio por él. Porque
él también era pecador. Y después que él se purificaba, luego entonces tenía que ofrecer el sacrificio
para purificar los pecados del pueblo. Pero Jesús no tuvo necesidad de eso, dice aquí. Porque nuestro
Sumo Sacerdote, dice aquí, que es Santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores y hecho más
sublime que los cielos. Y Él, dice el versículo 27, al final se presentó una vez para siempre
ofreciéndose a Sí mismo. Cristo, al ascender a los cielos, comenzó a oficiar en ese santuario celestial
que está en el Cielo. El día en que fue entronizado, el día de Pentecostés , en ese día comenzó a oficiar
y tres mil personas que se bautizaron en el día de Pentecostés, confesaron sus pecados cuando Pedro les
dijo arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros, ¿en el nombre de quién? De Jesucristo, para perdón
de los pecados. En el día de Pentecostés, esos tres mil que se bautizaron, confesaron sus pecados y
Cristo inauguró el santuario celestial comenzando a interceder por ellos, para el perdón de los pecados.
El ser humano confiesa su pecado. Ese pecado es transferido a Cristo. Y Cristo lo lleva al
santuario celestial. Se lo saca al ser humano, porque el ser humano queda perdonado, y pasa como en
el antiguo Israel, que era símbolo de la realidad en el Cielo, antes el pecado pasaba del pecador al
animalito. El animalito moría y entonces el sacerdote tomaba la sangre, símbolo de ese pecado, y lo
llevaba dentro del santuario y allá rociaba la sangre. Hoy en día, el pecador confiesa su pecado al
Cordero. No a un corderito, sino al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Ese Cordero, que
ya fue inmolado, toma ese pecado y lo lleva dentro del santuario ante Dios. Pero, después de los siglos
que Él está intercediendo, llega al final, a la consumación, cuando Dios va a hacer la purificación del
santuario. Y la Biblia nos profetiza cuando se haría esa purificación del santuario.
En el libro de Daniel, en el capítulo 8:14 dice así, y dijo, hasta 2.300 tardes y mañanas y luego el
santuario será purificado. Dos mil trescientos días y entonces el santuario será purificado. ¿Que
santuario? En Hebreos 9 nos explica. En el versículo 23 dice, fue pues necesario que las figuras de las
cosas celestiales fuesen purificadas así. Pero las cosas celestiales con mejores sacrificios que estos. En
el Cielo, también el santuario necesitaba ser purificado. Porque todos los pecados de los hijos de Dios,
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así como los pecados del pueblo de Israel ensuciaban con sus impurezas el santuario de Dios, de igual
manera los pecados del pueblo de Dios ensucian el santuario de Dios en el Cielo. Y ahora, al final de
2300 días Dios iba a purificar el santuario. ¿Cómo lo haría? ¿De qué manera?
Vamos a tomar unos cinco minutos para repasar el cumplimiento de esta profecía con las
diapositivas en colores. Ya nosotros hemos estudiado el cumplimiento de esta profecía, y hemos visto
como esa profecía de 2.300 años iba a tener el cumplimiento primero en el sacrificio de Cristo, y luego
entonces, al final de 2.300 años vendría la purificación del santuario.
La Palabra de Dios nos dice claramente que el tipo o la figura del santuario terrenal tenía que ver
con las realidades que suceden en el Cielo. A Daniel se le dijo, hasta 2300 tardes y mañanas y luego el
santuario será purificado. Daniel no entendió al principio la profecía. Pero Dios le mandó al ángel para
explicarle el cumplimiento de esta profecía. El ángel Gabriel le enseñó a Daniel el cumplimiento de esa
profecía. Y Daniel indagó en los escritos de los profetas y él mismo escribió la profecía para que
quedase como testimonio para nosotros. Y Gabriel le explicó a Daniel, ahora he salido para darte
sabiduría y entendimiento. Al principio de tus ruegos fue dada la orden y yo he venido para
enseñártela, entiende pues la orden y entiende la visión. Y entonces le dijo, setenta semanas de esos
2300 años, setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y tu santa ciudad. Sabe pues y entiende
que desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete
semanas y sesenta y dos semanas.
La orden se dio en el año 457 a.C. por el rey Artajerjes. Esa fecha fue comprobada por los
manuscritos encontrados en Egipto. Los famosos rollos de Elefantina, que comprueban exactamente la
fecha. También fue comprobada por observaciones astronómicas mencionadas en el Canon de
Ptolomeo, que el año séptimo del rey Artajerjes corresponde al año 457. Y también por tablillas
cuneiformes encontradas en Babilonia. Todo ello nos confirma exactamente que en el mes de Octubre
del año 457, el rey Artajerjes dio la orden para restaurar y edificar Jerusalén.
Ahora, ya hemos visto que el día profético equivale a un año. Es decir, a 360 días del calendario
judío. En Lev. 25:8, en Eze. 4 y en Num. 14 se nos habla acerca de días que corresponden a años. Un
día es igual a un año. Por lo tanto, 2300 días serían iguales a 2300 años. La profecía decía en Dan.
8:14, hasta 2.300 tardes y mañanas, luego el santuario será purificado. Las primeras setenta semanas,
los 490 años, nos llevan del año 457 hasta el año 34 de nuestra era. Esos 490 años están cortados para
el pueblo judío. ¿Qué sucedió al final de esos 34 años? En esa fecha hubo una gran persecución contra
la Iglesia. Los dirigentes judíos rechazaron definitivamente a Cristo como Mesías, persiguieron a los
seguidores de Cristo y asesinaron apedreando al primer mártir cristiano, a Esteban. Eso fue en el año
34 cuando se acabó el tiempo para los judíos.
La profecía decía, que en la última semana iba a suceder la confirmación del pacto, donde Cristo
habría de morir como sacrificio por el pecado. Esa era la parte tan importante que tenía que ver con la
salvación. Si Cristo no hubiera derramado su sangre, de nada hubiese servido Su intercesión en el
Cielo. Porque la paga del pecado es muerte, y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Así,
en esa última semana, se confirmaría el pacto y a la mitad de la semana haría cesar el sacrificio y la
ofrenda. Cristo murió exactamente a la mitad de la última semana profética, en el año 31, haciendo
cesar el sacrificio y la ofrenda por el pecado. Al morir en la cruz del Calvario, ya no hacía más falta
celebrar los sacrificios y las ofrendas por el pecado. Porque el verdadero Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo, había muerto por el pecado.
En el año 27 sería ungido, tres años y medio más tarde, en el año 31, murió como sacrificio por
el pecado, y entonces en el año 34 el pueblo de Israel rechazó definitivamente a Cristo como Mesías y
fue rechazado por Dios como Su pueblo. Así se confirmó el cumplimiento de la primera parte de esta
profecía. Pero la profecía decía que así como la primera parte se iba a cumplir, Cristo moriría como
sacrificio y ofrenda por el pecado, también la última parte de la profecía tenía que cumplirse. Quedan
1810 años, si les restamos los 490 a los 2300. Desde el año 34 los 1810 años que nos quedan, nos
llevan al año 1844. La profecía era exacta. En ese año, habría de comenzar la purificación del santuario
celestial.
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¿Qué simbolizaba todo eso? Según la profecía de Daniel, Daniel vio que fueron puestos tronos. Y
se sentó el Anciano de días, cuyo cabello es blanco como la nieve. Millones de millones de ángeles le
servían. Y entonces, el Juez se sentó y los libros fueron abiertos. Y uno como el Hijo del hombre, vino
en las nubes del cielo y fue acercado del Anciano de días. Todo esto era parte de lo que eso significaba.
Ya vimos que Cristo murió como sacrificio expiatorio por el pecado. Los pecados, en el antiguo Israel,
eran transferidos a través del sacerdote, al santuario. Pero al final, una vez al año, en el Día de
Expiación, se ofrecía la expiación y la purificación del santuario. Se escogían dos machos cabríos.
Sobre uno caía la suerte para Jehová. Sobre otro la suerte de Azazel. Y entonces el sumo sacerdote
hacía la purificación del santuario entrando detrás del velo en el Lugar Santísimo y rociando con la
sangre el propiciatorio. Esto tenía que ver, en el simbolismo del santuario celestial, cuando Cristo
entraría en el Lugar Santísimo, detrás del velo, para hacer la purificación final del santuario. Por eso
describe la Escritura en el libro de Daniel, en el capítulo 7, que Cristo fue en las nubes del cielo
acercado al Anciano de días, y se le hizo presentarse delante de Él.
Cristo ascendió al Cielo en el año 31. Desde entonces está intercediendo por nosotros en el Cielo.
Pero en el año 1844 había de comenzar la última fase de Su ministerio en el Cielo. Así como en el
santuario terrenal esto era símbolo de lo que había de suceder en el Cielo, Cristo por toda la era
cristiana intercedió por nosotros ofreciendo para la purificación de los pecados Su propia sangre. Pero
al final de los 2300 años la profecía había de entrar en el Lugar Santísimo, así como el sumo sacerdote
entraba una sola vez al año, para ofrecerse por la purificación de los pecados. El trono, la morada de
Dios, se convierte en el trono de gracia desde que Cristo asciende al Cielo para interceder por nosotros.
Pero en el año 1844 el trono de gracia también se transforma en trono del juicio. Para comenzar la
limpieza final del pecado.
¿Cómo sucede esto? Dice Daniel, estuve mirando hasta que fueron puestos tronos y se sentó un
Anciano de días. Millones de millones asistían delante de Él. El Juez se sentó y los libros fueron
abiertos. La Palabra de Dios nos enseña que Cristo juzgará a los vivos y a los muertos en dos etapas.
Juzgará a los vivos y a los muertos en Su manifestación y en Su reino. Dice el apóstol Pedro, es tiempo
de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de
aquellos que no obedecen el evangelio de Dios? He aquí las dos etapas del juicio. Primero, por todos
aquellos cuyos pecados fueron transferidos al santuario celestial, comienza el juicio. Y luego, por
aquellos que nunca aceptaron a Cristo como intercesor. Aquellos que nunca Le confesaron sus pecados,
que nunca fueron perdonados, ellos serán juzgados después. El juicio para los malos será durante el
milenio. Dice, vi tronos y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad para juzgar. Los redimidos
tendrán el juicio durante los mil años para los impíos. Dice la Escritura, no sabéis que los santos han de
juzgar al mundo? No sabéis que hemos de juzgar aún a los ángeles? 1 Cor. 6:2-3.
El juicio de los impíos se hará durante el milenio. Pero el juicio de la casa de Dios, de la cual
habla el apóstol Pablo, tiene que estar listo antes de que Cristo regrese, porque cuando Él viene, viene a
buscar a los que están esperando al Señor Jesús, a los que han de ser salvos. El juicio en el Cielo
vindica a Dios para siempre. Vindica a Dios de las acusaciones de Satanás. Demuestra que Él es justo y
misericordioso. Se revisan los libros del Cielo para mostrar que todos aquellos que han confesado sus
pecados, tienen derecho a la vida eterna. Y entonces esta tierra, cada habitante de este planeta, será
juzgado.
Los libros demostrarán que sus pecados fueron confesados y transferidos al santuario. Y entonces
Cristo quitará todos esos pecados y ese registro para borrarlos definitivamente al estudiarse el caso de
cada persona. Cuando se termine de hacer ese juicio, determinando quienes son aquellos que tienen
derecho, porque confesaron sus pecados a Dios, de entrar en el reino de los cielos. Entonces se
escucharán las palabras que dice, el que es injusto sea injusto todavía, el que es inmundo sea inmundo
todavía, el que es justo practique la justicia todavía, y el que es santo santifíquese todavía. Y entonces
el Señor Jesús vendrá, dice el versículo que sigue, después que se digan esas palabras en el Cielo, dice
Cristo que vendrá pronto con Su galardón consigo para recompensar a cada uno según sea su obra.
Con esto hemos repasado la profecía de los 2300 años, que tenían que ver con el juicio de Dios.
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Volvamos ahora a Lev. 16 para terminar la última partecita. Al final de los 2300 años que se
cumplieron en 1844 Cristo había de efectuar la obra de separar de Su pueblo a los que no habían
confesado sus pecados a Él. Todos aquellos que Le aceptaron a través de los siglos quedan sus nombres
registrados en el libro de la vida. Pero desde el año 1844 en adelante, se abren los libros y se comienza
a determinar para vida o para muerte, los que han de recibir la recompensa cuando Cristo regrese en las
nubes del cielo. Al terminar esta obra de juicio, donde son cortados del pueblo de Dios aquellos que no
afligieron sus almas delante de Él, entonces dice, cuando hubiere acabado la obra de expiar al
santuario, versículo 20 de Levíticos 16, hará traer el macho cabrío vivo. Y pondrá sus manos, Aarón el
sumo sacerdote, sobre la cabeza del macho cabrío vivo. Este macho cabrío vivo era el otro. Recuerden
que eran dos animales. Uno, dice en el versículo 8, echará suerte Aarón sobre los dos machos cabríos.
Una suerte por Jehová y la otra suerte por Azazel. Una suerte es por Jehová, por Dios. Y la otra, es lo
contrario, por Azazel. Es aquel que es enemigo de Dios. O sea Satanás. El macho cabrío que representa
a Jehová, que representa a Cristo, era el que tenía que morir. Dice el versículo 9, hará traer Aarón el
macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Jehová y lo ofrecerá en expiación. Ese tenía que morir
en expiación. Mas el macho cabrío sobre el cual cayere la suerte por Azazel, lo presentará vivo delante
de Jehová para hacer la reconciliación sobre él y para enviarlo a Azazel al desierto.
¿Qué sucedía al final de la purificación? Dice que este macho cabrío vivo, que no es de Dios,
sino de Azazel, pone el sacerdote las manos sobre él, confiesa los pecados y lo manda vivo al desierto.
Cuando Cristo termine Su obra de expiación en el Cielo, cuando todos los casos sean decididos para
vida o para muerte, entonces Él dice las palabras, hecho es. El que es injusto siga siendo injusto
todavía; el que es inmundo siga siendo inmundo todavía; el que es justo practique la justicia todavía;
cada caso está decidido para salvación o perdición. Y entonces el mismo Señor Jesús deposita sobre
Satanás la culpa de los pecados que él hizo cometer al pueblo de Dios. Y es enviado vivo al desierto.
Esto es símbolo del milenio, cuando el diablo quedará vivo en el desierto, en la tierra desolada, en la
tierra vacía, desértica. Y allí el diablo tendrá que estar por mil años recordando todo el mal que hizo
hacer a los hijos de Dios. Él pagará por su culpa. Al final de esos mil años, entonces viene, después del
Día de Expiación, la fiesta de las Cabañas. Los Tabernáculos. Donde Dios celebra la fiesta de la
liberación de Su pueblo definitivo y entran a morar eternamente en la tierra restaurada. Así termina el
plan de salvación.
Ahora, en esta noche hemos ido rapidísimo sobre un tema que es muy profundo y que requiere
mucho estudio. Ustedes van a tener la oportunidad de estudiar más a fondo este tema. Aquellos que
reciban su libro, Las Hermosas Enseñanzas de la Biblia, allí trae siete estudios, siete conferencias sobre
lo cual nosotros hemos dado solamente dos. Allí hay siete. Y es un estudio que impresiona
tremendamente, porque muestra que el plan de Dios se llevará a ejecución hasta el final, según estaba
previsto. Que todo lo que tenía el simbolismo en el santuario terrenal, tenía que cumplirse exactamente
en el santuario celestial.
Nosotros creemos por el estudio de la Palabra de Dios, que estamos viviendo en los últimos
momentos de la historia de este mundo. Desde el año 1844 en adelante, Cristo comenzó, según decía
Daniel 8, la última fase de Su ministerio en el santuario celestial. La obra de juicio de purificación del
santuario. Al terminar esa obra, cuando todo caso esté decidido para bien o para mal, Él vendrá a
buscar a Sus hijos y a llevarlos con Él al reino de los cielos. Todo aquel que no aflige su alma, que no
confiesa sus pecados en esta época, que no se acerca al Señor, será cortado de en medio de Su pueblo.
Al terminar esta obra, que comienza por el pueblo de Dios, entonces Él vendrá a buscar a Sus hijos, a
llevarlos con Él.
En esta noche yo quisiera invitarte a tí a que escojas al Señor Jesús como tu Abogado, como tu
único Sacerdote, como tu único Mediador entre Dios y los hombres. Que le confieses a Él todos tus
pecados. Porque dice la Escritura que si en el Día de Expiación alguno del pueblo no había afligido su
alma, había dejado algún pecado sin confesar, noten lo que sucedía. Durante todo el año la gente
llevaba y confesaba sus pecados. Y estos eran transferidos al santuario. Pero en el Día de Expiación
todos esos pecados, que habían quedado allí en el santuario, eran limpiados y purificados. Pero si había
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alguien que no había confesado sus pecados, era cortado del pueblo. De igual manera, si hay alguien
que no confiesa todos sus pecados al Señor Jesús, se arrepiente de ellos y se aparta de ellos, será
cortado del pueblo de Dios. Cuando su nombre aparezca en el registro celestial cuando se abran los
libros, esa persona quedará cortada del pueblo de Dios. De allí la tremenda importancia de tener a
Cristo como nuestro único Sacerdote y de confesarle todos nuestros pecados a Él. Allí quedará
vindicado el nombre de Dios y se demostrará ante todo el universo que Él hizo justicia, que Él perdonó
porque los pecados fueron confesados, que todo quedó arreglado, y entonces podrá redimir a Sus hijos
que le han sido fieles.
¿Cuántos en esta noche quieren decir, Señor yo quiero escogerte a Ti como mi único Sacerdote.
Quiero confesarte a Ti todos mis pecados. Pedirte que Tu seas mi intercesor en el santuario celestial.
Yo quiero tener la seguridad de que Cristo Jesús ha de cargar con todos mis pecados al hacer la
purificación del santuario. ¿Cuántos quieren decirle eso al Señor Jesús? Les invito a que se pongan en
pie en esta hora, para terminar con una palabra de oración.
Amante Dios, en esta noche hemos estudiado las figuras de las cosas celestiales. Hemos
estudiado Tu plan de salvación a través del santuario en Israel. Gracias Señor porque estas cosas
quedaron escritas, para que nosotros podamos entender y comprender el plan que Tu tienes para la
redención y la extirpación del pecado de Tu universo. Gracias porque Cristo Jesús murió por nuestros
pecados. Gracias porque Él pagó con su sangre el precio de nuestra redención. Gracias porque resucitó
de los muertos, ascendió al Cielo para interceder por nosotros y allí está a la diestra de Dios,
intercediendo por cada uno de aquellos que le piden que sea su Sacerdote y su Intercesor. Señor, en
esta noche, cada uno de los que estamos aquí, te aceptamos como nuestro único Sacerdote e Intercesor.
Te pedimos que Tu en Tu Santo Sacerdocio cargues con nuestros pecados, para que estos puedan ser
perdonados. Que así como Tu ya pagaste por los pecados de Tu pueblo en la cruz del Calvario, ahora al
confesártelos Tu los recibas y los borres definitivamente, para que nunca más aparezcan en el registro.
Permite Señor que cada uno de los que estamos aquí, tengamos la plena seguridad de que te hemos
confesado todos nuestros pecados. Despídenos en esta hora con Tu bendición. Permite que el día de
mañana podamos glorificarte, santificar Tu santo Sábado y de esa manera, hacer las cosas que son
agradables delante de Ti. Despídenos con Tu bendición en esta hora, porque lo pedimos en el nombre
precioso de Tu amado Hijo, Cristo Jesús, amen.

Sermones del Pr. Hugo Gambetta

eme1888@gmail.com

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