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SEGUIR FIELMENTE

Num.32.11-12

“Ninguno de estos hombres que salieron de Egipto, de veinte años arriba, verá la tierra
que juré a Abraham, a Isaac y a Jacob, porque no me siguieron fielmente, (Enteramente)

12 sino Caleb, hijo de Jefone cenezeo, y Josué, hijo de Nun, pues ellos sí han seguido
fielmente al SEÑOR.”

En nuestra relación con Dios, debemos tener claro que con él no hay términos medios, o
somos fríos o somos calientes; somos salvos o condenados, estamos vivos o estamos
muertos.

El pasaje de hoy se encuentra  en el contexto que el pueblo de Israel, acaba de derrotar a


todos sus enemigos que están a este lado del Jordán, los Madianitas y Moabitas. Ante esta
situación de paz los hijos de las tribus de Gad y Rubén trataron de acomodarse y sacar
ventaja de los demás bajo el pretexto que ellos tenían buen ganado y la tierra acabada de
conquistar era apta para su actividad económica; por lo que le solicitan a Moisés que les
adjudique en heredad esa tierra. La propuesta a simple vista es razonable, pero el líder
discierne que detrás de la propuesta hay algunas cosas que comprometen la unidad de
propósito.

Les dice que al pretender semejante cosa estarían desanimando al resto de la


congregación, para no pasar el Jordán y conquistar el grueso de la tierra. Les recuerda que
hace unos cuarenta años sus padres hicieron lo mismo, al desanimar al resto del pueblo para
no entrar a poseer la tierra y por tanto el Señor, los había destruido en el desierto. En ese
tiempo la verdadera razón era que le tuvieron miedo a los gigantes de la tierra.

Entre líneas se puede leer es que los hijos de Gad y Rubén, no querían ir a la guerra,
bajo un buen pretexto, quedarse ocupados con sus ganados en una buena tierra. Moisés les
dice más o menos en nuestras palabras: Bonita cosa, ustedes se quedan disfrutando
cómodamente lo que todo un pueblo alcanzó, mientras los demás tienen que ir poner el
pecho en el frente de batalla.  A renglón seguido les dice: No repitan la historia de sus
padres, que no siguieron fielmente el mandato del Señor, así que ármense de valor y pasen
con sus hermanos y luego que todos sus hermanos hayan conquistado el resto de tierra,
ustedes sí pueden venir a disfrutar la tierra que desean.

Les coloca de ejemplo a Josué y Caleb, que siguieron enteramente el mandato del Señor
y sobrevivieron sobre todos los infieles. Ante este reto los hijos de estas tribus aceptaron
pasar con sus hermanos para conquistar.
Dios  no quiere que nos acomodemos a las circunstancias favorables, mientras nuestros
hermanos están en las trincheras de la conquista. Usted que hoy está disfrutando de un
bienestar, no se olvide que hay otros  que lo andan buscando también.

No basta seguir al Señor, el quiere que le sigamos, pero enteramente, fielmente.


Obediencia a medias es desobediencia total.

Para pensar: ¿Cómo estoy siguiendo al Señor? ¿Me estoy acomodando a las
circunstancias de la vida? ¿Con mi actitud estoy dándole ánimo al pueblo o lo estoy
desanimando? Dios no quiere que le sigamos simplemente, quiere que los hagamos, pero
Fielmente.

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