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Víktor Frankl
(Versión modificada)
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4. La persona es espiritual. Por su carácter la persona espiritual se halla en
contraposición heurística y facultativa con el organismo psicofísico. Este, el
organismo, es la totalidad de los órganos, es decir de los instrumentos. La función
del organismo –la misión que debe llenar para la persona que lo lleva (y a la que
lleva)- es, por lo pronto, instrumental, y, más allá, expresiva: la persona necesita de
su organismo para actuar y expresarse. Como instrumento que es en este sentido,
constituye un medio para un fin y, como tal, tiene valor utilitario. El concepto opuesto
al de valor utilitario es el concepto de dignidad; pero la dignidad sólo a la persona, le
corresponde naturalmente, independientemente de toda utilidad social o vital.
Sólo quien pasa por alto esto y quien lo olvida puede considerar la eutanasia
justificable. Quien sabe de la dignidad incondicional de cada persona, también tiene
absoluto respeto ante la persona humana, aun ante el enfermo, también ante el
incurable y ante el insano irreversible. Realmente no existen enfermos “del espíritu”,
pues el espíritu, la persona espiritual misma, no puede enfermarse, y permanece
allí, detrás de la psicosis, aún cuando la mirada del psiquiatra apenas las puede
distinguir. Yo he calificado esto, alguna vez, como el credo psiquiátrico: esta fe en la
continuidad de la persona espiritual aun detrás del los síntomas de la enfermedad
psicótica; pues si no fuera así, decía yo, no tendría sentido para el médico curar el
organismo psicofísico, “repararlo”. Por supuesto quien solamente ve este organismo
y pierde de vista la persona que se halla detrás, deberá estar pronto a destruir el
organismo irreparable, ya que no tiene utilidad: de la dignidad de la persona que no
tiene relación con este organismo no sabe nada. La modalidad médica representada
por un médico que piensa así es la de un “técnico médico”; pero este tipo de
médico, el puramente técnico y con tal pensamiento muestra que para él el hombre
enfermo es meramente un “hombre máquina”.
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sus intereses estéticos? – acerca del los cuales varios autores afirman que
desaparecen-; “Para la música vuelvo a tener, por fin, un gran interés.” ¿Qué
sucedía con su interés ético? La enferma mostró gran compasión e inspirada por
ese sentimiento expresó el deseo de que se ayude a otros enfermos de la misma
manera: “Yo vivo ahora en otro mundo, no puede expresarse con palabras; antes no
era mundo para mí, era sólo un vegetar, pero no una vida; estaba demasiado
atormentada; todo eso se ha ido; lo poco que estaba demasiado atormentada; todo
eso se ha ido; lo poco que estaba demasiado atormentada; todo eso se ha ido; lo
poco que surge todavía, lo puede superar rápidamente.” (¿Usted considera que
sigue siendo usted misma?) “Yo soy distinta ahora.” (¿Cómo?, ¿en que sentido?)
“Ahora vale la pena vivir.” (¿Cuándo volvió a ser usted misma?) “Ahora, después de
la operación-, todo es mucho más natural que entonces; antes todo era compulsión;
todo lo que existía para mí era obsesión; ahora todo es mas bien como debe ser;
encuentro el camino de vuelta; antes de la operación no era un ser humano; sino
una calamidad para la humanidad y para mi mima; ahora ya me lo dicen los demás,
que estoy completamente distinta.” A la pregunta directa sobre si había perdido su
yo contesta lo siguiente: “El yo lo había perdido; debido a la operación volví a mi
misma, a mi persona.” (Esta expresión había sido cuidadosamente evitada durante
el interrogatorio.) Por lo tanto, esta persona había alcanzado el estado humano,
había, logrado ser “ella misma”. No es solamente la fisiolosogía la que no llega
hasta la persona, sino que tampoco la psicología lo logra –por lo menos cuando ha
caído en el psicologismo. Para lograr divisar a la persona o por lo menos ubicarla en
su categoría, se necesitará más bien una neología.
Es sabido que hubo una “psicología sin alma”. Ya está superada hace tiempo; pero
la psicología de hoy no puede evitársele reproche de que la mayoría de las veces
es una psicología sin espíritu. Esta psicología sin espíritu es, como tal, no sólo ciega
para la dignidad de la persona, como lo es para la persona misma, sino también
ciega para los valores, ciega para aquellos valores que son el correlato mundano del
ser personal; para que el mundo de los sentidos y los valores como cosmos; ciega
para el logos.
El psicologismo proyecta los valores del ámbito espiritual hacia el plano del alma,
donde se vuelven plurivalentes; sobre este plano, ya sea el de la psicología, ya el de
la patología, no se pueden distinguir entre las visiones de una Bernadette y las
alucinaciones de cualquier histérica. Suelo hacérselo comprender a los estudiantes
de la facultad cuando les señalo el hecho de que la proyección bidimensional
circular de una esfera, un cilindro y un cono no permite distinguir de qué se trata. En
la proyección psicológica, la conciencia se transforma en un súper yo o en la
“introyección” de la imagen paterna, y Dios se transforma en la “proyección” de esta
imagen, cuando, en realidad, esta interpretación psicoanalítica es, en sí misma, una
proyección, a saber: una proyección psicologística.
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En contraposición al psicoanálisis, la persona está, desde el punto de vista de un
análisis existencial y tal como he tratado de bosquejarla, no determinada por sus
instintos sino orientada hacia el sentido. En oposición a la óptica psicoanalítica, la
analítica existencial, no aspira al placer sino a los valores. En la concepción
psicoanalítica de que el hombre esta impulsado por el sexo (libido) y en la
concepción de la psicología individual según la cual está condicionado socialmente
(a través de un sentido de comunidad), no vemos otra cosa que una modalidad
deficiente de un fenómeno más primigenio: el del amor. El amor es siempre la
relación entre un yo y un tú, de cuya relación, desde el punto de vista psicoanalítico,
no queda más que el “ello” de la sexualidad, mientras que en la visión de la
psicología individual queda una socialidad ubicada, yo diría, en el “se”.
7. La persona no es sólo unidad y totalidad en si misma (ver las tesis 1 y2), sino
que la persona brinda unidad y totalidad: ella presenta la unidad física-psíquico-
espiritual y la totalidad representada por la criatura “hombre”. Esta unidad y esta
totalidad sólo será brindada, fundada y dispensada por la persona; se constituye, se
funda y garantiza solamente por la persona. Nosotros, los hombres, conocemos a la
persona espiritual sólo en coexistencia con su organismo psicofísico. El hombre,
entonces, representa un punto de intercesión, un cruce de tres niveles de existencia:
lo físico, lo psíquico, y lo espiritual, pues es unidad o totalidad, pero dentro de esta
unidad y totalidad, lo espiritual del hombre se contrapone a lo físico y lo psíquico.
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Precisamente en esto consiste lo que una vez llamé antagonismo neo-psíquico.
Mientras que el paralelismo psicofísico es obligado, el antagonismo neo-psíquico es
facultativo: es siempre sólo una posibilidad, simple poder; por supuesto un poder al
que siempre hay que volver a apelar, y es el médico quien debe apelar: siempre de
nuevo se trata de apelar al “poder de resistencia del espíritu”, como lo he designado,
contra la –sólo aparentemente –poderosa psicofisis. Justamente, la psicoterapia no
debe desoír esta llamada, lo he denominado el segundo credo, el credo
psicoterapéutico; la fe en esta capacidad del espíritu del hombre, bajo cualquier
circunstancia y condiciones, de desapegarse de lo psicofísico y ubicarse a una
distancia fecunda. Si no valiera la pena –de acuerdo con el primer credo, el
psiquiátrico-“reparar” el organismo psicofísico, por no ser una persona íntegramente
espiritual la que, a pesar de su enfermedad, espera recuperarse, entonces nosotros
–de acuerdo con el segundo credo- no estaríamos en condiciones de apelar o la
espiritualidad en el hombre para que ofrezca su poder de resistencia a lo psicofísico.
Pues no se daría el antagonismo neo-psíquico.
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la trascendencia lo hace persona; resuena y reverbera en él la llamada de la
trascendencia. Esta llamada de la trascendencia lo recibe en la conciencia.
Para la logoterapia, la religión es y no puede ser otra cosa que un tema, nunca una
posición básica. La logoterapia debe manejarse más acá de la fe en la revelación y
responder al interrogante por el sentido desde más acá de la bifurcación que divide
la visión del mundo en teísta y ateísta. Si de este modo no interpreta el fenómeno
de la fe no como una fe en Dios, sino en el sentido más amplio de una fe en el
sentido, entonces es absolutamente legítimo que se ocupe del fenómeno de la fe.
Se atiene entonces al parecer de Albert Einstein que dice que “preguntar por el
sentido de la vida significa ser religioso.”
Bibliografía:
Frankl, Víctor E.
La Voluntad del sentido
Herder, 1988, España.
Olá, Luiz. Sou ex-membro da comunidade OdC. "Deixei" a comunidade por conta de o meu
perfil ter sido hackeado e apagado.
Era participante ativo, quase sempre fazendo comentários na maioria dos tópicos.
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alguns recados em sua página explicando a situação e não obtive sequer uma mísera resposta.
Então, apelei para um amigo que tb é membro da comunidade (o Edgar), solicitando que ele
viesse a intervir em meu favor. Ele assim o fez, mas nada se resolveu.
Enfim, até hoje não sei por que cargas dágua sou impedido de retornar à comunidade, sem
sequer ser informado do motivo da "expulsão"
Ps Tb não consigo mais deixar mensagem na pagina de recados dos moderadores, como a
Priscila e o Antônio Luiz.
Please, Luiz, verifique o que aconteceu e me dê um retorno.
Grato,
Marcos