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Lo que a continuación se le presenta al lector es la reconstrucción realizada por

un colectivo integrado por activadores de misión cultura, niños y niñas de la escuela


Bolivariana Lagunetas; a los que acompañe como docente e investigador militante;
sobre un período histórico dormido clandestinamente en la memoria de sus
protagonistas sobrevivientes, quienes desde el más hondo sufrimiento han sabido
guardar el secreto de lo que ocurrió en estas montañas muy cercanas Lagunetas,
estado Lara, al sur de El Tocuyo y al norte de Guanare, en lo que correspondía al
temible TO 3, creado para aplicar las mas crueles practicas de terrorismo de estado
contra las fuerzas populares y revolucionarias que insurgian ante la continuidad de las
pretensiones imperialistas en nuestro país.
Ellos y ellas, los hombres y mujeres que vivieron en los años 60, han reservado
su palabra para luego contarla delante de los niños y niñas de la escuela, como cuenta
el abuelo sus cuentos a los nietos; les han dicho con su voz de hombres y mujeres
graduados en la vida que no fue la guerrilla la que causó males a los campesinos, que
no fue la guerrilla la que violó mujeres y ejecutó hombres desarmados. Que fue un
ejército y una policía "los digepoles" quienes cometieron estas y otras incontables
atrocidades por órdenes de los adecos, viles serviles de los gringos, para poder así
estos últimos llevarse tranquilos nuestro petróleo, hierro etc. dejándonos sólo la miseria.
Es aquí en donde viene la labor del investigador de presentar lo que se ha
reconstruido, y por medio de este trabajo, entregamos 4 estilos de una misma historia,
la de la primera guerrilla de Fabricio o Comandante Roberto; 4 estilos para hacer llegar
a cualquier lector la realidad vista desde la subjetividad de la lucha.
El primero, la historia novelada, basada en la imaginaria reflexión del
comandante Roberto frente al tribunal militar que lo condena a 18 años de presidió, la
preocupación del líder guerrillero por el destino de los hombres secuestrados por el
puntofijismo yankee, el bautizo de fuego en una de las más contundentes operaciones
militares llevadas a cabo a comienzo de la llamada lucha antisubversiva. En este hecho
queremos destacar elementos como la moral del combatiente que bien pueden servir
de alegato histórico para desmentir el supuesto suicidio de Fabricio, sólo la cobardía
propiciaría este supuesto hecho y el Roberto de Lagunetas no es cobarde, cobardes
son sus perseguidores.
El segundo estilo, el ensayo, en donde presentamos la reconstrucción de la
historia local, presentada, a las y los lectores, en la palabra de los sobrevivientes de
Lagunetas, ninguno de ellos hombres o mujeres fuera de lo común, ninguno de ellos
combatientes armados y entrenados, pero sí cada uno de ellos muestras vivientes de
compromiso por la vida, cada uno héroes que salen de su anonimato para denunciar las
torturas, las ejecuciones, la manipulación sicológica de asesinos enviados por el mismo
Carlos Sangres Pérez. Desde este estilo tratamos de aproximarnos a la construcción de
la memoria como compromiso de una investigación militante y no como meros
estudiosos de procesos pasados. Aquí se plantea que aún en Lagunetas la historia
huele a pólvora y rebelión.
A su vez, asumimos la historia local no como un fragmento parcelado sino como
parte de la historia de la humanidad a su vez entendiéndose que
“Un aspecto muy importante de la metodología de la historia oral es su carácter
participativo, tanto el investigador como “el informante” son sujetos activos e
interesados en el resultado y la difusión para que la memoria colectiva se refuerce con
la experiencia mutua”. (Choque, 2005)
Asimismo, en estos textos sacamos a Fabricio o el Comandante Roberto de la
memoria de uno de sus camaradas de armas de esos años de la lucha armada,
Clodosbaldo Russian, quien, con su fotográfica e inmejorable memoria, ha logrado
darnos valiosos aportes históricos, que complementan la memoria de sus “compañeros
campesinos”, como el mismo los llama, llegándose a dar en el texto un enriquecedor
proceso de reconstrucción de nuestra memoria histórica, entrañable enemiga del olvido
capitalista. Para quien pueda tener dudas del objetivo militante de la totalidad de este
trabajo es necesario afirmar como Rosenberg
“…la epopeya, la memoria alejada del presente, no es conocimiento ni indagación sobre
el presente y su posibilidad de transformarlo.
Nuestro sentido de la memoria es diferente, la memoria es puente con nuestra
actualidad y su transformación. Es una expresión individual y colectiva, de selección, de
pensamiento y también de imaginación. Es territorio para la utopía. Pensar es dar forma
y relacionar aquello que la memoria guarda –u omite-como experiencia.” (2007, p.10)
El tercer estilo, el testimonial, en donde presentamos la transcripción de la
entrevista, ya trabajada, a Elio Fernández; este corto trabajo realizado en 2007 es el
que inicia la presente investigación, es en esta conversación en donde se desprenden
los principales componentes de esta historia, que aunque siendo Fabricio Ojeda un
símbolo de la sociedad venezolana de la segunda mitad del siglo XX se desconoce casi
en su totalidad.
El cuarto estilo, y no menos importante, el documental, en el que presentamos
varios documentos, que si bien son citados en los otros tres estilos, son dignos de su
lectura completa y no parcelada por nosotros, para que quien lea este trabajo tenga una
visión mas amplia de lo aquí presentado, le damos la oportunidad de ir a las fuentes
documentales directas; entre ellas la carta de Fabrico al Congreso; los alegatos de este
ante el tribunal de Conejo Blanco, y un no menos interesante cable que desmiente
tácitamente el suicidio de Fabricio Ojeda.
Por ello, al asumir esta investigación no somos simplemente recopiladores de la
información, ni estamos saqueando esta para después apropiarnos de ella, en un vulgar
acto capitalista de acumulación de un plusvalía; muy al contrario este trabajo tiene la
finalidad de presentar la devolución sistemática de los patrimonios intangibles de una
comunidad y de la totalidad del pueblo; a su vez también nos proponemos mostrar una
experiencia que pueda servir de ejemplo a colectivos e individualidades comprometidas
con la memoria como herramienta de lucha de clases; es por eso que asumimos estos
cuatro géneros literarios de una misma historia, permitiendo que sea el lectora o lectora
quien incline su preferencia por uno o varios de los géneros.
Debemos, a la vez, decir en cuanto a la forma metodológica de esta
investigación, que es necesario hacer un paréntesis, para desde el explicar ¿el como se
hace una investigación de este tipo?, sin ponerse en contra de la educación, y muy al
contrario reafirmándola y apoyándola, para ello debemos decir que este trabajo es
producto de una experiencia de meses, llevada a cabo, desde la subjetividad militante,
usando la Investigación-acción-participativa, o IAP la que se fundamenta en los
principios de “Auto-ayuda”, o capacidad creadora de cada uno de los individuos
involucrados en la investigación, incluyendo las capacidades autodidácticas; la “Ayuda
mutua” o “solidaridad”, que se determina en que todo lo se puede hacer solo, se mejora
haciéndolo en colectivo juntos, siempre desde la base; y la “Auto-independencia” o
autonomía, entendiéndose que lo que no realizamos concebir juntos desde la base,
trazamos obtenerlo desde arriba, pero siempre en prevención de que podamos
controlar ese proyecto. (López, 2005, p.21-22)
Definimos así, que en la experiencia concreta de esta investigación; enmarcada
en una visión y misión netamente investigativa y transformadora; hemos desarrollado
los principios arriba señalados, en tanto que partiendo de la reflexión individual creamos
las repuestas necesarias para la construcción, sistematización de la memoria del
contexto histórico.
A su vez, colectivamente propiciamos la participación de las niñas y niños de la
escuela, así como de las activadoras de misión cultura, quienes nos integramos en la
Cátedra de Investigación, y lo mas importante la participación activa de los testigos y
protagonistas de los sucesos históricos que registramos, quienes aportaron su
memoria, muy por encima de miedos que aun existen de la dura represión de los años
60, conformándose con estos lo que en la IAP se le llama “el corazón” y que no es mas
que la existencia de grupos que ejecutan la investigación.
Ahora bien, en cuanto a las actividades donde no tenemos capacidad de
resolución, pues no se logra cubrir las metas por no contar con los recursos, tanto
individual como colectivamente, recurrimos a otros entes para buscar la ayuda
necesaria, por ejemplo en el caso especifico de la publicación de este trabajo, debió ser
resuelta sin que perdiéramos la dirección del proceso de reconstrucción de la memoria
histórica.
Es necesario también especificar que las IAP según López (2005) “ofrece
múltiples potencialidades”,: entre ellas señala las siguientes:
1 “La importancia concedida a la historia: una sociología sin historia es sociografía,
carece de profundidad y de dinamismo.
2 La línea liberadora que persigue, al estar emparentada con la pedagogía de Paulo
Freire, la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez, Ignacio Ellacuria y tantos
pensadores, el desarrollo liberador.
3 Su interés en el nivel macro-social, ligado a la historia: movimientos populares,
transformaciones colectivas.” (p.18)
Elementos que compaginan a la perfección con lo que pretendemos lograr con
esta investigación, pues esta no esta separada de la finalidad histórica y política aquí
detallada.
De igual manera la practica cotidiana de esta investigación se valió, como
herramienta de trabajo, de la etnográfica, la que en
"el empleo de los supuestos y técnicas de corte antropológico, además, ha demostrado
su utilidad potencial en torno a la formación de maestros. El diario de campo, los
registros de observación y entrevista, así como la activa participación del investigador
en la situación estudiada, apoyan la documentación y el análisis de la práctica" (Bertely,
2005, p.16).
Siendo esto de cabal importancia porque nos permitió demostrar como la
utilización de instrumentos tan económicos y sencillos, como el diario de campo o el
registro diario, son las bases de profundas reflexiones colectivas, que tienden a la
sistematización de la memoria oral de hechos históricos tan significativos, no solo para
la comunidad, sino para la totalidad de la nación y de la humanidad, revindicándose de
esa forma que la llamada Historia Local no puede verse como sucesos aislados, sino
mas bien como partes del todo de la historia universal, de la historia definida por Marx
como “la lucha de clases”.
La experiencia se inicio a nuestra llegada, el 27 de noviembre de 2006, a la
Escuela Bolivariana Lagunetas, perteneciente al NER 476, en donde nos correspondió
desempeñarnos como docente de aula del 4to grado, contando con una matricula de 26
niños y niñas y siendo ubicados en un caney, sin paredes, en vista de que no había
mas aulas disponibles. Desde el inicio empezamos a indagar en la memoria oral de los
habitantes, logrando ubicar algunas referencias no muy claras sobres los años 60 y la
presencia del ejercito y la guerrilla, y a para enero del 2007 abrimos un control escrito
para registrar la memoria oral que fuéramos recopilando
Primera Parte:
La Rebelión de los Bucares.
LLEGO ROBERTO.

Ese año los bucares se habían vestido de su escandaloso rojo en julio, era como
si ellos también se rebelaron como todo el mundo. La luna grande entraba en el cielo,
esa noche, como sí nada pudiera detenerla, se sentía fuerte por su esplendor que
dejaba a los ojos de Roberto la enormidad de la montaña descubierta. Un frío tremendo
invadió los huesos del viejo Guadalupe Fernández, de ya 62 años, al ver bajarse del
willi 54 a ese catire pelao.
-venga pa que conozca a un amigo de la capital -le dijo uno de los vecinos-.
-Mucho gusto amigo Roberto Pérez.
-Mucho gusto, pase usted adelante.
De inmediato mandó a preparar la comida para recibir a la visita y hacer un lujo
de la hospitalidad de la cual los campesinos hacen gala, aunque sólo sea un pequeño
plato lo que puedan ofrecer. No le quitaba la mirada de encima. El acento medio gocho
del hombre, mezclado con palabras de alguien estudiado y bien instruido lo confundían,
no podía dejar de pensar sobre la verdadera identidad del huésped.
-¿a q se dedica usted?- le pregunta el viejo
-soy investigador de una revista científica- contesto Roberto.
Luego conversaron sobre varios temas, el viejo no le quitaba la mirada de
encima, lo veía y escuchaba con atención, costumbre que los años le han dado y que
luego le daría a sus hijos con el correr del tiempo, los ademanes conocidos por el en
otras circunstancias hicieron que el viejo dudara definitivamente de la identidad del
visitante. La conversa con el hijo sería inevitable. La idea en su cabeza no lo dejo
dormir esa noche de luna llena,
- este hombre no es quién dice que es-.
- este Carajo esta mintiendo-
- aquí pasa algo muy pero muy raro-.
- ¡seré campesino pero no pendejo! -
Fueron las conclusiones que esa noche de vilo pasaron por su mente. Al día
siguiente llama a su hijo Elio. Elio Fernández seria uno de los que se llevarían presos
meses después, junto con Luís Rodríguez, Joaquín Pérez, Napoleón Fernández, Misael
Mendoza, Andrés Mendoza y José Gregorio Rodríguez, seguidamente de la muerte de
Honorio. Se encerraron el padre y el hijo en una habitación, conversaron un rato y salio
Elio a las labores del día, siendo aun un muchacho jamás había desobedecido un orden
de su padre, esta vez las cosas cambiaban,
Fue a donde Roberto, en el camino se dijo: a vaina loca bucares floreados en
julio. Llegó a donde se quedaba y le dijo que su papa había hablado con el y le había
ordenado que no se juntara con el.
- Eso por que pregunto extrañado Roberto.
- Pues mi papá me dijo: “¡mijo yo seré campesino pero no pendejo! ese no es ningún
Roberto Pérez, ese es un diputado del congreso nacional, ese es Fabricio Ojeda. Así
que mucho cuidao que ese hombre le anda huyendo al gobierno.”
Ante el hecho de verse descubierto tan pronto, Roberto le pregunta a Elio:
-¿que va a hacer tú papá sí eso es cierto?
- Nada -responde Elio- mi papa no quiere a los adecos.
Es que no era gratis que se escogiera una zona rural como Lagunetas para una
experiencia de lucha como la guerrillera, pues la simpatía del campesino a URD es un
elemento considerado por Fabricio.
Era época de una rebelión. Las mismas montañas que habían visto pasar a las
tropas gabaldoneras ir camino a Guanare encontrarse en furioso combate con el
ejército de la pantera andina, ahora cobijan en su seno a las guerrillas marxistas de la
FALN, las mismas aguas que dieron de beber a el Coromoto contra el encomendero
español, luego que toda la tribu fue obligada a irse cerca de Guanare, desde esos días
da sustento vital a un puñado de valientes empeñados en tomar el cielo por asalto. Se
trata de una rebelión mundial, la de la vida contra la muerte humillante impuesta por el
imperio norteamericano.
Cada lección recibida como soldado del Ejercito Rebelde cubano, ahora en el
poder, es recordada y aplicada con precisión envidiable, sabe Roberto que ninguna
guerrilla puede subsistir sin el apoyo de una base social campesina. Sabe del apoyo de
los campesinos de Lagunetas a URD y aunque no milita en esta ya, entiende que el es
un personaje respetable por esa militancia y sabe que en cualquier momento tendrá
que utilizar su nombre como referencia política, esta vez no para organizar la Guerra del
Pueblo.

“ESTAS YUCAS SON PARA LA REVOLUCIÓN”

Camino a lo que sería el campamento los ojos de Roberto y los de sus


compañeros quedaban extasiados con los rojos bucares florecidos por segunda vez en
un mismo año.
-Es que los bucares saben que viene la revolución y ellos la anuncian con su color.
-dice José mientras las va llevando al sitio de los gavilanes-.
-Aquí sólo los hombres que quiere la montaña pueden entrar - les explica el viejo
mientras los ojos le brillan de la alegría al ver los verde olivos trajes y los reflejos de los
bucares.
-Dicen que nuestros antepasados, indios alzados contra el español, comían la flor de
este árbol, es que hasta la naturaleza está ahora con la revolución, y suelta una
carcajada que repite el eco en el camino.
-Nadie entrara por aquí comandante Roberto sin que ustedes no lo oigan, el eco de la
montaña serán sus mejores oídos -añade José-.
José, no era su verdadero nombre, el había optado por cambiar su identidad, en
realidad este hombre se llamaba Adelmo Arroyo, dirigente agrario del PCV que había
luchado contra la dictadura en su pueblo natal, en Humocaro y que por cosas de la
clandestinidad había ido a parar a San Lorenzo. Allí construiría su casa y haría del café
y el conuco su forma de vida y resistencia.
El día que José se entero que soplarían vientos de Revolución y Rebeldía
asumiría la labor dada por el partido de preparar el camino para la llegada de los
combatientes. Muy a pesar de que la organización con fuerza en el lugar era URD, José
no se amilano y decidió tumbar buena parte de su café para sembrar yuca y otros
tubérculos, a la burla y la pregunta de los vecinos sobre su aparentemente loca decisión
respondía sin ninguna duda
-“estas yucas son para la revolución”- como recuerda Elio Fernández.
Ahí estuvo José, como lo conocían la mayoría de los campesinos, durante la
represión contra la guerrilla de Roberto y ahí siguió durante la segunda guerrilla de
Argimiro, tiempo después Adelmo tuvo que irse debido a la feroz represión

EL SALVAJE.

No era sencilla la estadía en la montaña. La lucha inclemente con la plaga, el


relieve y el clima formaba parte de las ventajas tácticas y estratégicas de las guerrillas
de todos los tiempos, pero en está también es una sería desventaja porque la mayoría
de sus combatientes aunque sí son convencidos y confesos luchadores no están
acostumbrados a los grandes sacrificios que significa estar en el monte.
-Vamos a subir pa la montaña.- deciden entusiasmados los jóvenes campesinos,
aunque los atrae la curiosidad conocen también los estragos por los que están pasando
los guerreros soñadores.
Muy temprano por la mañana arrancan los muchachos a la montaña, es el día de
San Ramón, 31 de agosto y cada uno de los conjurados en la visita al campamento
guerrillero saben que el clandestino comandante Roberto tiene en realidad por segundo
nombre el de este santo. Así que llevan suficiente avío para ellos y los guerrilleros,
cochino, gallina beneficiada y harina forman parte de los alimentos que llevan a la cima
de la intrincada montaña.
Ya en la mañana llegan al campamento y luego de dar el santo y seña ingresan a
el, ese día fue de compartir y de trabajo, se dedicaron a hacer un horno y a preparar los
alimentos y conversar.
Aún no olvida Elio la impresión de ver a esos hombres luchando con la
naturaleza, sentado en la entrada de su cocina le dice años después a los niños y niñas
de la escuela
-el título de un guerrillero es el de un varón, es un gran título, el de un guerrero que
lucha, más que el título de un coronel o un general.-
Cada día de San Ramón Clodosbaldo no puede evitar el asalto de la memoria,
llegan los investigadores a su despacho y con voz pausada pero emocionada, en un
tono en donde jamás se podrá percibir otra cosa que no sea la de quién niega ser
héroe, sino simple protagonista y testigo de la historia, cuenta:
En agosto recuerdo que suben unos compañeros campesinos, que te que era sin lugar
a dudas la base fundamental del sostenimiento de la Guerrilla. Los compañeros
campesinos llevan, ya beneficiado claro esta, carne de cochino y latas, picadita en lata
si, y gallina, y allí nos ayudaron a hacer un horno para Fabricio; cuando pequeñito, era
un muchachito de 8 a 10 años, trabajaba en una panadería en Bocono, supuestamente
había aprendido a hacer panes desde niño.
Total es que se hace un horno de barro con las varitas de bambú torcidas y los
compañeros campesinos nos ayudan a terminar de hacerlo, de hacer el horno, y se
presenta el día de San Ramón, que es el ultimo de agosto, el 31 de agosto, bueno
como Fabricio se llamaba Fabricio Ramón entonces para celebrar el santo de Fabricio,
los compañeros campesinos tienen mucho apego a el onomástico, a el santo de
fulanito. Y allí precisamente se prepara con el horno; Fabricio prepara pan, al principio
era difícil prender el horno pero cuando eso se calienta hasta con leña verde funciona
pues, con leña mojada y demás por el calor. (…)
Claro, entonces los compañeros campesinos llevan ese bastimento; las latas de carne
de cochino picadita y demás, en tiras aquello, y gallina también beneficiada y llevan
harina. Los ingredientes que Fabricio les había pedido para la torta, el caso es que
efectivamente Fabricio sabia hacer torta, y ese es el resultado, se prepara la torta, se
mete en el horno, a no y también unos pancitos pequeños, ese es un horno maravilloso.
Total es que salio de allí la torta, se celebro el cumpleaños de Fabricio, se canto el
Gloria al Bravo Pueblo, el destacamento estuvo en formación, bueno todas aquellas
cosas que forman parte de la vida de los seres humanos, los momentos de alegría y de
dicha, que ponen de manifiesto no solamente los sentimientos de Fabricio sino de todos
nosotros, los que la relación familiar y el calor humano se refiere; estaban los
compañeros campesinos que regresaban a su vida en familia pero estábamos nosotros
que quedábamos allí pues, añorando aquellos recuerdos, porque todos sin excepción
teníamos, tenemos familia.
Ese día de agosto del 62, luego de haber trabajado vino la conversa innata en el
ser humano y tan acostumbrada en el día a día del campesino. Escucharon extasiados
los relatos de los campesinos sobre María Lionza e invocan en silencio, los guerrilleros,
su protección, así como la del salvaje, que recuerda claramente Clodosbaldo
-La leyenda es allí es que Marilionza y parte de ella a embestido de fuerza a el salvaje y
la salvaje –
Los guerrilleros se sintieron más aliviados cuando les contaban los campesinos
sobre el salvaje, y entendían que esos seres no eran más agresivos que los adecos
asesinos.
Cuatro décadas después, cuando los niños y niñas registraban su historia y su
oralidad apareció el relato del salvaje, contado a Marielby por su abuela, en donde la
muchacha secuestrada por el salvaje es rescatada por la familia, pero atípicamente en
el relato contado a Marielby al pie del fogón en la fría noche de buena vista, un día en
que la protagonista del relato estaba recogiendo leña cerca de su casa escucho al
salvaje y no pudo evitar sentir que se había enamorado del animal en el tiempo de su
cautiverio y corrió como loca a los brazos de este; huyendo con él en la espesura de la
montaña y vivir con el para siempre.

LLEGO EL EJÉRCITO Y LA DIGEPOL.

Llueve a cántaros ese día de septiembre, ruidos poco comunes se escuchaban


en la montaña, los ojos asombrados de los campesinos vieron como de los extraños
aparatos voladores iban cayendo hombres armados y uniformados, bultos caían al
mismo tiempo que la tropa, era el ejército nacional. Las puertas y ventanas de las casas
se cerraban ante la sorpresiva llegada del inesperado contingente militar.
También, por tierra iban llegando los soldados, hay quienes contaron alrededor
de 100 hombres del puro ejército. Otros que venían llegando no eran militares, pero
eran igual y más temibles que estos, los digepoles, policías políticos del régimen adeco,
especialistas en torturas entrenados por asesores americanos en la llamada
contrainsurgencia. Las órdenes las daba un capitán, del se decía que traía órdenes del
gobierno de quemar el caserío en búsqueda de la guerrilla.
¡Vamos Carajo!
¡Está vaina no es un campamento de monjas!
¡Muévanse!
¡Hay que montar un perímetro sobre todo esto¡
¡Nadie entra y nadie sale sin mi orden!
Inmediatamente se estableció un campamento y un comando en la casa de
Novato Luque. Donde se garantizaba cualquier respuesta táctica a un ataque de la
guerrilla.
Sin mucha espera el capitán inicio sus trabajos de inteligencia, cuando llegaron a
la casa de Elio, de una vez se dio cuenta el ejército que este faltaba.
-Estos tipos como que son brujos -pensó el viejo-.
Así casa por casa fueron llegando y contando a la gente, quienes faltaban eran
considerados sospechosos.
La geografía del caserío y la vida misma cambio drásticamente, pozos de
tiradores, un helipuerto, un cuarto de torturas. Los hombres para salir a trabajar tenían
que sacar una orden en el comando del ejército, muy pronto el gobierno conoce cada
habitante de la comunidad, cualquier persona se convertiría en guerrillero, ya de hecho
los que no aparecían en la casa cuando llegaba el ejército era considerados como tal.
Los digepoles sabían hacer muy bien su trabajo y así se da la primera delación,
así aparece el nombre de Honorio como colaborador y conocedor del sitio en donde
está la guerrilla. Juan Rodríguez y sus 2 hijos pasan a ser culpables sin procedimiento y
medida judicial.

EL ASESINATO DE HONORIO LOYO. UN VELORIO Y UN ENTIERRO. EL TEATRO


DEL DOLOR.

Vamos muchachos a dar una vueltica -les dice el teniente cuando se los lleva, no
sin antes obligarlos a vestirse de uniforme-.
Temerosos los habitantes se asoman a la ventana esa mañana de día lluvioso, y
ven entre el humo del fogón y la carretera como son llevados a empujones los dos
muchachos. La marcha de la tropa con su peculiar sonido en el barro del camino va
anunciando como un canto fúnebre que la muerte acecha a quienes caen en manos de
los uniformados.
Las guacharacas en el camino a la casa de Honorio se alborotaron ese día más
de lo común. El estaba cortando leña para llevarle a la mujer, habían estado
conversando sobre como iban a hacer para rendir el dinero que habían de mandarle a
Aníbal, su hijo mayor quién estudiaba el bachillerato en Barquisimeto.
-Esas guacharacas sí están escandalosas hoy, parece que el aguacero va a ser
grande, -le dice a Honorio la mujer-.
Luego un silencio tremendo invadió la montaña sólo se escuchan las botas sobre
el camino, los hombres del ejército corren del camino a la casa.
-¡Honorío Loyo! -grita el teniente-
-Sí soy yo, dígame en que le puedo servir -responde el campesino-
-Debe usted acompañarnos, tengo órdenes superiores de que debo llevarlo hasta la
cima de la montaña-.
De nada valieron las suplicas de la mujer ni el llanto de los niños. Ya sabía
Honorio lo que la jauría era capaz de hacerle a su familia y no le quedó otra opción que
aceptar.
Se despidió de la mujer y se fue con ellos camino de la montaña.
Honorio hombre de campo había sido capturado por el ejército en su casa luego
que un familiar al que también llevaron preso había acordado con el teniente que
Honorio los llevaría al campamento de la guerrilla con la condición de que lo soltarían
en el acto.
La palabra empeñada por el oficial fue violada, a Honorio lo vistieron de militar y
se lo llevaron junto a los hermanos Juan y Joel Rodríguez a la montaña, cerca del
camino del campamento al ver la negativa del hombre de servirles de baquiano lo
golpearon y lo hicieron arrodillarse, el teniente desenfundó la pistola colocándola en la
cabeza asesinándolo ahí mismo.
Así terminarían con la vida de Honorio; pero los Rodríguez lograron zafarse
lanzándose a la espesura de la montaña, los soldados dispararon sendas ráfagas por
orden del teniente, sin pegar un tiro. Los hermanos Rodríguez terminan su travesía
llegando a pie a Guanare luego de varios días de camino,.
La plomazón se oyó en todos lados, en el campamento se alertaron al escuchar
el primer tiro y más aún al escuchar las ráfagas.
- ¡Todos a sus puestos!
- ¡Ahí viene el ejército!
- ¡Alertas! Esos van a subir por ahí.
Pero no lo hicieron. Ese día no subió el ejército, como ya lo había hecho en
otras ocasiones, en las que recuerda Clodosbaldo que ellos los frenaban “tiro a
tiro”, y el ejercito respondía a ráfagas.
Al contrario de lo esperado, ese día en que mataron a Honorio, bajo la tropa a
Lagunetas y no le dieron a nadie explicación de nada. Al día siguiente la patrulla de la
guerrilla bajo al sitio donde habían sonado los disparos. Ahí estaba el cuerpo sin vida
de Honorio. Fue inevitable no llorar y no hacer un juramento ante este nuevo mártir de
la Revolución. Habían matado un hombre del pueblo cuyo único delito era ser pobre.
Pasaron los días y ante el silencio del ejército que no daban razón de Honorio y
subió Manuel María Escalona, junto con otros campesinos, a buscar lo que ya
suponían, varios cadáveres y encontraron a Honorio cubierto con una bandera rojinegro
con letras en blanco FALN.
Sacaron cuentas los campesinos que la guerrilla les había rendido honores al
cuerpo sin vida de Honorio, el que por el frío de la montaña aún no se había
descompuesto. Hicieron una troja y lo cargaron hasta la casa de su familia.
La mujer al oír el ruido de gente bajar por el camino por donde se habían llevado
a su esposo corrió desesperada hasta el corredor de la casa y vio la trágica imagen de
su marido sin vida.
Fue inevitable el llanto de ella y sus pequeños hijos como inevitable fue que en
ese momento el hijo que llevaba en su vientre se moviera agitado por el estado de la
madre.
Honorio había engendrado vida, un varón que llevaría su nombre Miguel Honorio,
el que nunca conocería a su padre gracias a la palabra empeñada y no cumplida por el
ejército entrenado por los Estados Unidos.
Al saber Laporte, el capitán del ejército jefe de las operaciones en Lagunetas,
que el cuerpo había aparecido ordenó que se montara el velorio y que se pague todos
los gastos de este y del entierro. La idea fue la de hacerle creer a todo el mundo que el
asesinato de Honorio lo había hecho la guerrilla y no ellos.
No olvidaban, el ejército y la digepol, que los hermanos Rodríguez, Joel y Juan
hijos de, eran los testigos y contra ellos fue lanzada toda una persecución para que no
se supiera la verdad. El plan de manipulación no funcionó y los campesinos no
delataron así se empeñara la palabra otra vez.

EL TERRORISMO DE ESTADO EN LAGUNETAS.

Una gran movilización militar y policial para desmantelar a un pequeño grupo


guerrilleros de hombres aferrados al sueño de tomar el cielo por asalto. Luego de la
muerte de Honorio y del intento fallido de valerse del dolor de los deudos, el Capitán
Laporte hace gala de todo lo aprendido de los asesores americanos.
Continúa la represión está vez más directa al día del entierro comienzan los
preparativos de lo que parece será una batalla con todo, y en efecto lo fue, Laporte, de
quién se sabe que trae órdenes de Carlos Andrés Pérez de quemar Lagunetas, envía
los datos de las coordenadas del sitio y aparecen aviones de guerra sobre el azul cielo
de ese día ya de octubre de 1962; estos pasan a vuelo rasante sobre Lagunetas
realizan una maniobra y bombardean la montaña, unos corren por el estruendo de las
máquinas, otros quedan paralizados del miedo. Laporte en persona monta un
helicóptero que se va junto con una flotilla de estos a ametrallar la cima de la montaña
de Marilonza.
Mientras por los lados de La Manga unos hombres que compartían esa tarde en
una bodega son sorprendidos y llevados a la fuerza al pie de la misma montaña,
obligados a punta de fusil a llevar al hombro los morteros que son disparados sin
clemencia contra montaña, es imposible ante ese poder de fuego que alguien quedé
vivo pero sin embargo se mantiene el cerco militar, con los patrullajes constantes y se
declara el toque de queda.
Luego de la operación militar contra el campamento guerrillero la represión fue
contra los campesinos otra vez y se llevan detenidos sin orden judicial a Elio
Fernández, Luis Rodríguez, Joaquín Pérez, Napoleón Fernández, Misael Mendoza,
Andrés Mendoza y José Gregorio Rodríguez, de Lagunetas a la policía de El Tocuyo,
de ahí varios días a el batallón Piar y de ahí a una cárcel donde se ve el mar y los
barcos llegar como recuerda Elio y que bien puede ser la barra de Maracaibo. 45 días
incomunicados duran los jóvenes de Lagunetas, y de lo último que se entera el
Comandante Roberto es que aparecen en la prensa:
CAPTURADOS GUERRILLEROS QUE ANDABAN CON FABRICIO OJEDA.
A los días les dicen a los prisioneros que están libres porque Fabricio Ojeda no
los reconoció como guerrilleros. Antes, como recuerda Elio, fueron obligados a dejarse
la barba y vestir uniforme para ser fotografiados por militares. Es mucho después que
se enteran que salen por la prensa como guerrilleros. La molestia ética de Fabricio es
enorme por que no concibe cómo periodista y cómo unos medios pueden prestarse a
tergiversar la verdad de esa forma y termina por entender que también los medios son
instrumentos del imperialismo y la llamada libertad de expresión y libre prensa por la
que tanto se luchó en la dictadura no existe en el gobierno del pacto de puntofijo, que
es tan ó mas dictatorial como el de Pérez Jiménez.
Muchos de los guerrilleros del Frente Rudas Mezzone volverán a las andanzas
pronto y según recuerda Elio, testigo excepcional de la historia, uno de ellos logrará ser
aviador militar; y hasta Clodosbaldo Russian, el actual Contralor de la Republica; pero
antes de que llegaran a lo que llegaron obtuvieron lo que para Elio es el rango más
grande, “más que el de un general: el de guerrillero”.
Pasan los días y se da el traslado de Fabricio a la cárcel de Trujillo. Se inician
desde ese momento los planes de la fuga y la reflexión continúa.

NILO YÁNEZ.

Otro héroe anónimo que escapa de la memoria fue Nilo Yanez, campesino que
vivía en la montaña, conocedor de sus caminos y sus secretos, quién habría prestado
apoyo a la guerrilla de Roberto. Nilo Yánez era nieto de Ventura Yánez quién había
procreado 11 hijos, vivía en Buenavista cerca de casa Honorio. Nilo era de férreo
carácter, un hombre al que se le había enseñado a respetar la palabra como un
documento de vida. Había dominado la montaña y junto al conuco para la subsistencia
tenía una finca de café muy bien atendida por él.
Eran tiempos de preparativos para la cosecha de café, las matas ya estaban
cargadas, meses atrás se había puesto loco el tiempo, como decían los viejos y los
bucares habían florecido, el maíz ya había tureado y habían pasado los días de comer
las cachapas. La roza se volvía amarilla al pasó de la mano de Nilo cuando iba
tumbando las matas para después ir recogiendo la cosecha de ese año, a su lado sus
perros maízeros y excelentes cazadores de lapas, quienes no se atrevían a caminar
más allá de donde pasaba su amo por temor a los feroces animales de la montaña.
Eran días donde el salvaje paseaba cerca de las casas de las mujeres embarazadas
dejando su amenazante huella, para alertar a los hombres en el cuidado de la
compañera y la cría que se gestaba.
Allá en la montaña entre yagrumos, chingalis y árboles de nueza aguardaba
vigilante el enigmático y violento wayon, un pájaro más grande que una guacharaca y
aguerrido como un leoncito, que cuidaba el sitio sagrado en donde se cuenta que el
mismo Indio Coromoto se escondió, ahí en donde nace la quebrada, en la que aguas a
abajo, aún sigue apareciendo una hermosa mujer y un wayon ataca a quienes se
atreven a profanar las sagradas caídas de agua del sitio.
Conocedor Nilo de todos los caminos sabe que se quedará encargado del correo
de esa guerrilla y de las que vengan, pues José no podrá ocultar por mucho tiempo que
en realidad es Adelmo Arroyo, un indio alzao hace mucho en las haciendas de
Humocaro y quien en cualquier momento tiene que huir, para como siempre cumplir las
misiones que le mandé el partido y la revolución. Nilo compromete su palabra, único
bien que junto con la tierra ha atesorado toda su vida, tal cual le enseño Ventura. Caro
pago Nilo su compromiso de palabra.
Muchos hombres se acercan temerosos a ver hacia el campamento del ejército
como los digepoles golpean al campesino para que hable. Nada sale por su boca.
Conoce como entrar al campamento guardado en la misteriosa montaña, protegida por
peñas inexpunables y nacientes de agua entre rocas que imposibilitan cualquier marcha
y toma militar. Cada mañana es llevado al azote, y es obligado a presentarse para igual
trato. El día que la montaña fue bombardeada fue destruida la siembra hecha por sus
manos. Era la repetición diaria del cristo azotado y resucitado ese otro día para ser otra
vez azotado, pero jamás hablo. Con todas las costillas fracturadas por los palos, la
mandíbula quemada por el fuego del yesquero del oficial
-Coño que carajo más porfíao este -repetían los digepoles-.
-¡Indio de Mierda habla no joda¡
No diré nada porque no se nada -era su respuesta.
En la tarde se recuperaba de las heridas de la tortura y se iba al campamento
guerrillero. Les llevaba comida e información a cambio estos le daban medicinas y valor
para aguantar lo que le hacían.
Jamás quiso huir aunque tiempo después de la guerrilla de Roberto, la de
Argimiro le ofreció sacarlo de ahí a Cuba.
-No puedo, está es mi tierra y mi casa, de aquí me sacan muerto -era su inevitable
respuesta-.
Pero Nilo fue obligado a abandonar sus tierras de Buenavista a Cascarrón, antes
del ataque del ejército llevo "palo como una gata ladrona", como recuerda Elio, por su
recia negativa a informar al ejército sobre la guerrilla, primero por la de Roberto y
después por la de Argimiro, la legendaria Brigada 31 del Frente Guerrillero Simón
Bolívar.

ROBERTO ROMPE EL CERCO.

Luego de que deciden emprender la marcha, toman el camino de la quebrada del


chorro o Lagunetas, buscando salir hacia el río Morador o Amorere como se le llamaba
en el idioma indígena, ya en el sitio de Cascarrón los tres hombres que vienen huyendo
por esa vía se encuentran con unos muchachos que se bañan en la quebrada, estos
sorprendidos al ver la presencia de hombres barbudos y uniformados salen corriendo
hacia las casas, pero en el camino a ellas se encuentran con una patrulla del ejército
quienes al percatarse del temor de los muchachos entran a la quebrada y consiguen los
rastros de los fugitivos quienes no son alcanzados por el ejército en ese sitio. El
teniente informa por radio la ruta que llevan los guerrilleros y el gobierno coloca el
dispositivo de seguridad en el área. La descripción que dan los muchachos sirve para
identificar que uno de los que va a pie por la quebrada y río abajo no es otro que
Fabricio Ojeda.
Días después, Bruno Linares que tiene fresca en su memoria estos hechos, se
entera que fue capturado el Comandante Roberto y llevado al cuartel San Carlos para
ser juzgado por el Tribunal Militar.
Así termina la primera guerrilla de Fabricio y nace la leyenda del Comandante
Roberto y con ella el Revolucionario íntegro que fue desde su juramento en el
cementerio del sur hasta más allá de su asesinato.

ROBERTO EN CONEJO BLANCO.

Se venía el amanecer encima y Roberto, nombre que tomo después de la carta,


ve el gimnasio de Conejo Blanco donde funciona el Tribunal Militar que lo habrá de
juzgar por delitos de rebelión militar, junto con otros guerrilleros y militares alzados en
mayo y junio de 1962.
A jurado frente a la tumba de un camarada muerto por oponerse al gobierno pro
imperialista que empuñaría las armas contra la injusticia, y por eso lo llevan a juicio. No
puede dejar de pensar en lo que le dijeron días atrás, de que unos supuestos
guerrilleros habían sido capturados por la digepol en Lagunetas y que resultarían ser
campesinos uniformados por el enemigo. Su amor al periodismo lo hacia preguntarse:
-¿Como carrizo un periodista o alguien que diga serlo se puede prestar a semejante
mentira?
-Esos no eran más que campesinos que simpatizan con URD y con el PCV. Muchachos
de trabajo y de familia que han sido involucrados en una lucha que es de ellos, pero
que jamás tomaron un fusil para pelear contra los enemigos del pueblo.
Pero sabían que era una guerra la que enfrentaban, la Guerra del Pueblo, y él la
había asumido. Más sin embargo era imposible dejar de pensar en aquellos hombres,
sabía él de lo que era capaz el gobierno adeco. Ya se entendía que en esta lucha los
muertos los pondrían los pobres, tomaran o no las armas para defenderse, era la
filosofía social demócrata que mostraba su careta verdadera:
- Disparen primero y averiguen después -era la sádica orden del lacayo del norte.
Fresca está la noticia del vil asesinato de Honorio Loyo, delatado por el único
delito de haber dado una fiesta en su casa en Buenavista, arriba de Lagunetas y cerca
de la montaña donde estaba su campamento. Entra ya al gimnasio y se le leen los
cargos al Comandante "Roberto" cada alegato desde la carta al parlamento y las
pruebas de la rebelión no hacían más que hincharle el corazón de dignidad
revolucionaria.
Escuchaba con tranquilidad al fiscal y sólo esperaba el momento de decir su
verdad la de la revolución, no había arrepentimiento en su mirada. Recordaba con
humor la anécdota del seudónimo descubierto en Lagunetas días después de haber
llegado al sitio y de haberse presentado como Roberto Pérez,
Un mañana de sol radiante
He descubierto al opresor
A bella chao
A bella Chao
Soy comunista toda la vida
Y comunista he de morir
Y el juez militar tratando de imponer el silencio de los lacayos.
¡Orden!
¡Orden!
¡Orden este tribunal es un tribunal militar!
Y otra vez la algarabía de los primeros reos, confesos y sentenciados, por
disidencia política desde que llego el ladrón de Colon; todos los demás habían sido
sentenciados sin formula de juicio. Ahora el irreverente canto de los revolucionarios
¡Gloria al Bravo Pueblo
Que el yugo lanzo…!
Jamás había escuchado un himno nacional entonado con tanta rabia, ternura y
rebeldía juntas. Vuelve otra vez su pensamiento
-¿Donde estarán esos muchachos campesinos detenidos, que será de su vida?
-¿A donde lo llevarían los esbirros del gobierno?
Eran preguntas que no dejaban de aparecer en su mente. Llega la hora de hablar
llegó la hora de la defensa. En su alegato dice:
-"En Venezuela no hay democracia... porque Betancourt se ha convertido en el principal
culpable de la crisis… en su desesperación y soberbia histérica no encuentra otro
camino que la represión brutal y la amenaza constante. Su interés de entregar el país al
imperialismo para convertirlo en un Estado Libre Asociado, su sectarismo enfermizó y
su pequeñez moral, la han llevado al control de la desvergüenza y la iniquidad."
Bien sabe por que lo dice. La contundencia de todo un aparato represivo de
estado para lograr el fin único de su captura son ejemplos irrefutables de esa "represión
brutal" a la que hace referencia en su defensa. No hay otra frase que defina lo que en
Lagunetas pasó desde septiembre y octubre del 62.
-Vaya que fue un milagro el que salimos vivos de tanto fuego -recuerda Roberto.
-¿Como mantenernos en ese sitio un día más? –sigue pensando.
-Definitivamente fue la mejor decisión así este frente a un tribunal en este momento.
El juez tiene la sentencia. Nada extraña para lo que se esperaba, resulta
culpable y es condenado a 18 años de prisión.
- No importa sigo vivo.-concluye.
-Estoy aferrado a la vida y a la esperanza.
-Sobreviví todo el ataque de Lagunetas.
-Que me importan 18 años de cárcel sí salí del infierno en que convirtieron la montaña
de cualquier cárcel me escapó.
-Ya vendrán los momentos para denunciar las atrocidades a la que fueron expuestas
esas pobres gentes. Venezolanos como el que más.
Eran frases que repetía Roberto en su mente para darle fuerza a su espíritu de
guerrillero bautizado ya en el fuego de la batalla. Admirador de Fidel, sabía de las
vicisitudes de la lucha armada y concluía en su diálogo interno con la frase de Camilo
Cienfuegos en plena batalla pérdida en los primeros días del Ejército Rebelde de Cuba:
¡AQUÍ NO SE RINDE NADIE!
Luego de oír la sentencia y de saber que lo enviarían a la cárcel de Trujillo pasó
por su mente los pro y los contra de esa decisión del Tribunal Militar.
- Ahora es que hay Comandante Roberto para rato es su conclusión.
- Se debe asumir todas las formas de lucha.
- La fuga se convierte en una forma de lucha más.
- Siempre habrán camaradas que nos pueden ayudar a la fuga.
A la cárcel de Trujillo han sido enviados los jefes militares más importantes de
Puertoñazo y el Carupanazo es decir que en una sola fuga se le puede dar tremendo
golpe contra el gobierno gorila de Betancourt.
- Además en la cárcel tal vez pueda hacer contacto con los muchachos que se llevaron
presos de Lagunetas. No se nada de ellos.
Alguien le comenta que alguna gente que andaba con él han caído presos y al
ver que no son llevados hasta el San Carlos comienza a preocuparse por el destino de
sus presuntos compañeros de lucha y de armas. Pero su preocupación es mayor
cuando uno de los oficiales del SIFA le muestra el periódico en el que aparecen los
guerrilleros capturados y le piden que los identifique. Su sorpresa es grande cuando
ningunos de ellos es guerrilleros y le responde al militar
-esto es un grave error está gente no es de la guerrilla, estos son muchachos
campesinos.

LA TROPA MAICERA

Eran los meses de agosto y la gente se preparaba a la recolección de los


primeros jojotos en las rozas. Llegaba también el cambio de la tropa en el campamento
antiguerrillero.
Los campesinos salían a la jornada diaria, sin ver el día en que se terminara la
ocupación militar. Tamaña sorpresa la de todos cuando en formación de fila y a las
órdenes de un sargento se tiran los soldados como langostas contra el maízal, cuando
otros montan guardia frente a la roza.
Protestar es sinónimo de paliza y tortura, no queda de otra que meterse con la
tropa y salvar las pocas mazorcas que no caen en manos del ejército.
El saqueo se da en una y otra siembra y ante la llegada de esa unidad militar,
bautizada por los habitantes como la tropa maicera, los campesinos ven impotentes el
futuro cercano de sus familias como desaparece en uno de los actos mas inhumanos
de la guerra, pues es sencilla la conclusión: sin maíz no habrá comida por todo un año.
No sólo se trata de la guerra contra la guerrilla, el ejército está empeñado en una
guerra de exterminio contra los más pobres.
En otras partes se conoce las audacias de la tropa maicera pero está vez las
víctimas son los chivos que en otros espacios les brindan a los campesinos el mismo
sustento que el maíz.
Se cuenta que uno de los campesinos con 18 muchachos que alimentar se
encontró con la tropa maicera frente a la roza, ante la burla de la soldadesca no le
quedo mas que reírse de su destino, terciarse un saco y meterse por los hilos por
donde no habían soldados arrancando el maíz que tanto esfuerzo le había tocado
sembrar, entre mata y mata de maíz estaban las de caraotas, las que tampoco eran
respetadas por las langostas uniformadas, en su mente se repetía aquella oración que
aprendió de los viejos, y que decía:
San Isidro Labrador
quita el agua
y pon el sol.,
Y ya improvisando de la tristeza y la rabia
…que los loros no se antoje
de lo que mi esfuerzo a sembrao
San Isidro Labrador
quitame el agua
Y déjame ver otro sol.

LAS TIENE BIEN PUESTA IGUALITO QUE ROBERTO.

Era época de cosecha de café, los cohetes anuncian que una procesión poco
típica se acerca desde el mal llamado morador, antiguo amorere de los originarios.
La música se oye cada vez más cercana, el peculiar sonido de los pasos del
camino será otra vez escuchado El picacho con su altivez es testigo silencioso de la
tradición milenaria de resistencia de los indios, que confundidos con cascarrones le han
puesto el nombre al viejo lote del resguardo.
Corren los años de la última década del siglo XX y le dice Elio a su compañero:
-compadre ¿cuando será el día en que vamos a sacarnos de la garganta este nudo de
miedo que nos atormenta?
-Quién sabe compadre, tal vez nunca. Los recuerdos lastiman y le aguan los ojos a uno.
-Yo no pierdo las esperanzas, viste el hombre que se alzó en estos días, el carajo las
tiene bien puesta igualito que Roberto dijo yo fui y cual es pues. A Carlos Andrés le
queda poco tiempo.

LAS FOSAS DE LAGUNETAS.

La operación de exterminio larga y final estaba en pleno auge. Bruno se


preparaba como todos los días a ir al comando, se arrepentía de ser gallero porque el
teniente del campamento se había enamorado de su habilidad con los animales de
pelea y lo tenía cuidando sus gallos.
Ese día algo ocurría, no podía dejar de fijarse que los soldados tenían un
comentario algo clandestino. Espero el momento adecuado y pregunto que pasaba, uno
de los soldados le dijo que en la noche habían traído a unos guerrilleros y que los
digepoles los tenían en cuarto de interrogatorio torturando y que ni ellos mismos podían
asomarse al lugar. Pasaron los días y luego el mismo soldado le comentó que los
hombres habían muerto de la pela que le dieron porque ya venían heridos y no
aguantaron.
La curiosidad invadió a Bruno y le pregunto que paso con los muertos. Nos
pusieron a enterrarlos en el pozo de tiradores que está en el camino a Cascarrón ahí
enterramos 3. Ya le había tocado ver unos trapos verdes con sangre en un bachaquero
de la hacienda de los Torres. Ahí están las otras fosas que las moscas le permitieron
encontrar.
Años después los carajitos de los Torres, jugando a soldados y guerrilleros en el
pozo de tiradores encontraron debajo de las hojas podridas por la humedad de la
montaña de días, quizás meses; el espantoso descubrimiento de unas carabelas y unos
huesos.
Fue tan grande el susto que Tobias y Cheo terminaron el juego y de una sola
carrera fueron a dar a sus casas. Al contarle a los mayores lo que encontraron los
campesinos fueron y taparon el hueco rociando vidrio para que los perros no sacaran
los huesos y encima le echaron tierra, no sin antes ofrecerles una pela a los niños sí se
atrevían a contar su siniestro hallazgo.
Los años pasaron y los muchachos crecieron marcaron la fosa con una cruz de
cabilla y le pusieron una placa con la palabra CAMARADA.
La misma cruz que consiguieron los niños y niñas de la escuela, más de cuatro
décadas después, demostrándose que lo que se decía, de que al pie del tronco de lo
que antes fue un frondoso árbol de chingali, era cierto. Escarbaron por encima los
curiosos muchachos mientras le relataba el origen de esa cruz, y no falto quien dijera
haber visto restos de vidrios muy encima de la tierra.
No transcurrió mucho y empezaron las preguntas, les dije que no les tenia las
respuestas y que mejor seria que buscarlas en boca de los testigos de lo que ahí paso.
Así que salimos a casa de Tobias, pero no estaba y pasamos a la de Elio, quien atendió
a los muchachos preguntones sentado en la entrada de la cocina de su casa, el fogón
prendido atrás le daba un cierto aroma esquisto, era el café que las mujeres
preparaban, mientras Elio contaba y los muchachos sentados en circulo en el suelo
alrededor del viejo no podían disimular la cara de asombro por lo que el hombre les
contaba con tanta claridad.
Elio termino diciéndoles a los niños que tenían abuelos vivos que les preguntaran
a ellos, sentencio tajante
–díganles a esos viejos que ya esta bueno de miedo, llego la ahora de contar que fue lo
que en verdad aquí paso.-
Y sin disimular su simpatía por la causa guerrillera les dijo que
–el título de un guerrillero era el de un gran hombre más que el de un coronel o el de un
general.

LA TARJETA DE BAUTIZO.

Iba camino a la reunión, eran como las 5 de la tarde, había llovido todo el día y
se convocó para las 4, pero la tempestuosa lluvia que acostumbra a caer en la montaña
no permitía caminar ni 10 metros, parecía una repetición del diluvio pero con menos
tiempo de duración, las nubes pasajeras lanzaban toda la carga de agua y al día
siguiente seria lo mismo, una a otra vez.
El camino había sido patroleado, luego de subir el callejón de Buenos aires se
empezaba a ver un poco más allá de la neblina porque está se quedaba abajo.
Era la primera vez que subía sólo por esos parajes y el barro no me dejaba
caminar con tranquilidad y confianza, se hizo eterno el camino y demasiado agotador,
me di cuenta que perdí mis destrezas de caminante en el barro, definitivamente los
años de caminar en asfalto me habían restado la destreza adquirida en años de
chapalear barro en otras comunidades parecidas a esta.
Luego de llegar a la capilla y de no encontrar a nadie decidí regresar por donde
subí. Era muy difícil caminar en esa carretera con el terreno revuelto por la máquina.
Cuando iba de regreso, frente a una casa abandonada con aspecto fantasmal; hecha
de bahareque con los carrizos ya al aire, como sí se tratara del esqueleto de un cadáver
mostrándose por el pasó del tiempo; exactamente donde estaban las huellas de mis
pasos veo un papel blanco rectangular que aparenta ser una fotografía a blanco y
negro, me detuve a mirar de que se trataba y me fije que era una tarjeta de bautizo.
Nací en Guarico el 17 de Junio de 1947 son mis padres:
Expedito Torrealba
Marcelina de Torrealba
Fui bautizado en la Santa Iglesia de Guanare el día 20 de agosto de 1954.
Siendo mis padrinos:
Francisco Pérez
Carmen de Figueredo
José Mujica
y Antonia de Mujica

Alvenis Torrealba.
Guarico, 20 de Agosto de 1954
Era imposible que una tarjeta hubiera estado tanto tiempo a la intemperie sin que
se hubiera dañado. Solamente tenía unas pequeñas gotas de agua, además el hecho
de que había pasado por ese sitio con mucho cuidado de no caerme en el barro, tan
sólo hace pocos minutos y que nadie había ni subido ni bajado y que no la había visto,
le daba al suceso una aureola de misterio que nunca pude explicarme. La tomé y me la
lleve como trofeo de mi sudada caminata. No pasó mucho tiempo cuando me entero
quién es el niño de la fotografía de la tarjeta, un próspero agricultor de Guarico, y como
sí fuera poco me dice Novato que la señora Marcelina es una de las hermanas de
Chulias Vásquez, uno de los desaparecidos de la masacre de la semana santa
sangrienta de 1964.
Esa noche no pude dormir pensando en la tarjeta. ¿Que hacia una tarjeta de más
de 50 años en esa carretera? ¿Será el hecho de que sea la tarjeta de bautismo de un
sobrino de Chulias una pista sobre los desaparecidos y las fosas comunes? Mis
conjeturas no terminaban, ¿era posible que Chulias en vez de haber sido lanzado de un
helicóptero, como todo el mundo cree haya terminado sus días en el cuarto de tortura
que la Digepol estableció en Lagunetas?, todo tenía sentido por existir un helipuerto en
el lugar.
SEGUNDA PARTE:
APROXIMACIÓN A LA HISTORIA LOCAL DE LA COMUNIDAD DE LAGUNETAS.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS DE LAGUNETAS.

Se dice entre los habitantes de la comunidad de Lagunetas que el sitio donde


apareció la virgen de Coromoto es la quebrada del Chorro, que se denomina igual,
Lagunetas según el documento de partición del lote Cascarrón del resguardo indígena
de Guarico y Abispero, que data de 1888.
Al respecto, la versión del documento original citado por el hermano Nectario
dice que la virgen apareció en una quebrada cerca de El Cauro en el camino real de El
Tocuyo a Guanare. En efecto Lagunetas y la quebrada que le da su nombre se
encuentran cercanas a El Cauro, exactamente en la vía del llamado camino real entre
las mencionadas ciudades fundadas por los invasores europeos.
Este relato religioso, que ciertamente forma parte esencial de la espiritualidad
que nos constituye como nación, presenta la existencia de un guerrero indígena, que es
el que le da el nombre indígena a la virgen, por tanto que Coromoto era el nombre del
cacique de los Cospes, parcialidad o nacionalidad indígena, que creemos se vincula a
la Gayon, que pobló y puebla las vastas extensiones montañosas donde tenemos el
escenario de nuestros sucesos, históricos todos.
Por lo tanto, al identificar el sitio de la primera aparición de la virgen católica, se
niega que esta fue en Guanare, a su vez afirmamos que el indio Coromoto, quien huyo
de Guanare según el relato escrito citado por Nectario, vivo y murió resistiendo la
invasión cerca de Lagunetas, dándose así el primer antecedente de rebeldía y
resistencia de este especial contexto.
En esta comunidad se celebran las fiestas patronales desde 1912 en honor a la
virgen de la paz. Desde esa fecha hasta 1924 se celebraban dos veces al año el 24 de
enero y el 8 de septiembre (misma fecha en la que se señala que la virgen le hizo su
primera aparición al indio Coromoto en 1652). A partir de1925 solo se celebran el 24 de
enero día en que llego la imagen de la Virgen de la Paz a nuestro caserío. Para los
años 60 se realizaban diferentes actividades, entre ellas rodeos, bailes con música de
violín, se elegían dos reinas la de las fiestas y la del deporte. Las calles se llenaban
con kioscos donde se vendían muchas cosas. Hoy en día se siguen realizando las
fiestas. Al igual que antes se celebran 3 misas en honor a la Virgen de la Paz, San José
y San Isidro, con tres procesiones respectivas a el Chorro o cascada de La Guaica (que
dicho sea de paso es un titulo de alta jerarquía en Caribe), nombre de la quebrada de
Lagunetas; La Manga y Cascarrón. Todo esto nos habla de un amplio sentido de la
espiritualidad de la comunidad de Lagunetas, la cual como evidenciamos gira entorno a
la cascada. Además de ello es significativo el hecho de que se celebrara una festividad
el día de la aparición de la virgen al guerrero aborigen Coromoto.
Otra celebración es la que cuenta también Elio, y que dice se celebro hace unos
15 años, esta consistía en que desde Agua Amarilla salían en procesión con el "Baile
de Cachos", el que se ejecutaba con instrumentos de "Cachos de ganao, flautas,
charrascas, tambora y maraca." Afirma Elio que: "ese baile era de indios, uno pagaba
un bolívar pa que le tocarán a uno" y a su vez, al darle una explicación al origen de esta
manifestación, reconoce: " en Lagunetas somos indios enrazaos."
Retomando el orden cronológico para finales del siglo XIX viene el Reparto del
Resguardo Indígena de Guarico y Abispero en 1888, el lote delimitado entre la
quebrada La Puerta, la quebrada Lagunetas, el rió Morador o Amorere y el filo de la
montaña de Marilonza fue repartido en 1892, por el agrimensor Rafael González,
siendo los principales adjudicatarios Blas y Sabas Peraza. Quienes vendieron las tierras
a quienes pudieron comprarlas. Según Elio Fernández este territorio queda
comprendido:
“...desde el Río Morador con la quebrada La Puerta; que es la misma que pasa detrás
de Buena Vista donde se llama San Pedro; subiendo todo el cauce de está hasta su
nacimiento en el filo de la montaña de Marilonza; la cual le sirve de lindero a Marilonza
al otro lado de la montaña; siguiendo el filo hasta el nacimiento de la quebrada
Lagunetas, que es la misma del El Chorro, hasta que está cae al río, desde ese punto
siguiendo el cauce del río Morador hasta la confluencia de este con la quebrada La
Puerta.”
Desde ese momento ingreso el café como cultivo principal, pero siempre
subsistiendo la forma de producción conocida como rozas o conuco, donde el maíz y la
caraota son los cultivos ancestralmente producidos.
Llegado el siglo XX y de la memoria oral se viene el recuerdo de la presencia de
las tropas gabaldoneras que acamparon en un sitio de la comunidad que esta ubicada
en la ruta entre El Tocuyo y Guanare, donde los gabaldoneros le dieron pelea a las
tropas de Gómez.

FABRICO OJEDA Y SU PRIMERA GUERRILLA, LA HISTORIA NO CONTADA.

Esta cronología de hechos nos sirve para hacer el debido antecedente histórico
al escenario en donde en 1962 Fabricio Ojeda y un grupo de valientes establecen un
campamento guerrillero en las montañas de Lara. Llegando a Lagunetas en carnaval
del 62, como lo recuerda Clodosbaldo Russian
“Se despidió Fabricio, se despide Fabricio y se va para Lara a chequear allá, mientras la
prensa publicaba que los revolucionarios lo que se dedicaban era a estar bailando con
las disfraces de las damas, este, en los clubes nocturnos de Caracas, sirvió (…) como
táctica, como estrategia, como vía de encubrimiento muy positivo, porque mientras
creían que él estaba de bonche en bonche él estaba haciendo el chequeo allá en las
montañas de Lara.
Después de carnaval se tomo la decisión que era en Lara en donde había de iniciarse
el Frente con el nombre de Alberto Rudas Mezzone que correspondía al hecho que era
un dirigente juvenil, juvenil del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, dirigente del
MIR lo mataron acá, cerca de El Silencio, en las inmediaciones de la avenida Santa
Martín y su entierro fue una manifestación multitudinaria chico, de gente revolucionaria,
hasta, hasta el cementerio, (…) y en el momento del entierro, como se decía antes
ahora se dice en el momento de la siembra pues de su cadáver allí, este la inmensa
mayoría de las personas, hombres y mujeres que estaban allí, juraron que empuñarían
el fusil y se irían para, para la lucha armada (…)”
Y es meses después que Fabricio presenta su carta al Congreso de ese
entonces:

«Señores Presidente, Vicepresidente y demás miembros de la Cámara de Diputados.


Palacio Legislativo. Caracas. Distinguidos colegas:

En el primer aniversario de la suspensión de las garantías Constitucionales, un grupo


de estudiantes de la Universidad Central y yo, hicimos una promesa de extraordinaria
significación. Estábamos en el Cementerio General del Sur, frente a la tumba de Alberto
Rudas Mezzone –uno de los tantos jóvenes caídos en la lucha por la libertad–, allí
levantamos las manos y las voces y juramos: que el sacrificio de nuestros mártires no
sería en vano. Juramos continuar sus pasos y cumplir su obra, para que la sangre
derramada retoñase en nueva vida para el pueblo.

Y desde entonces comenzamos a prepararnos para el cumplimiento irrenunciable. Con


este objetivo, redimir al pueblo haciendo honor al sacrificio de sus mártires, hemos
trabajado sin descanso, hemos luchado sin cesar. Ahora a mí, solo me queda, como
decía un insigne pensador latinoamericano [José Martí], "cambiar la comodidad por la
miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de
la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida
muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y
desnuda".

Es por ello, colegas Diputados, que vengo ante ustedes a expresar la decisión de dejar
el Parlamento –este recinto que pisé por voluntad del glorioso pueblo caraqueño, hoy
oprimido y humillado–, para subir a las montañas e incorporarme a los compañeros que
ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la
liberación de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de los
humildes.

Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros y sacrificios
que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un revolucionario verdadero. […]

Consecuencia de esta firme convicción, resultado de ese análisis, es la decisión que he


tomado de combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando quiere
conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de nuestros
grandes problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva, distinta a la precaria
existencia que ha llevado durante siglo y medio de República injusta. […]

Esta es nuestra decisión, este nuestro camino. Vamos a las armas con fe, con alegría,
como quien va al reencuentro de la Patria preferida. Sabemos que con nosotros está el
pueblo, el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante todo lo
noble, ante todo lo bueno, ante todo lo justo.
Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que hacen
la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados por la
brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a
quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de
las camarillas que ejercen hoy el Poder no muestran ningún ánimo para dar soluciones
a la crisis política venezolana a través del dialogo y la senda electoral.[…]

Hacemos armas contra la violencia, la represión, las torturas, el peculado. Tomamos las
armas contra las depravaciones y la traición. No lo hacemos por romántica concepción
de la lucha ni sometidos a otra decisión que a la nuestra, sólo comprometida con
Venezuela. No hacemos la guerra contra las Fuerzas Armadas, en su conjunto, en cuyo
senos nos consta por experiencia personal y por la acción conjunta que libramos en
Enero del 58, se han formado Oficiales cuya única ambición es también la nuestra: ser
útiles a la Patria y servir a su grandeza y soberanía. Y porque la inmensa mayoría de
los clases y soldados pertenecen a las clases humildes, a las familias sin pan, ni tierra,
ni libertad. Y si algunas de sus jerarquías han sido colocadas como ciego e
incondicional instrumento personalista del grupo de Rómulo Betancourt, ello no puede
ocultarnos que más temprano que tarde civiles y militares nos encontraremos juntos en
un mismo propósito fraternal y patriótico. Evidencia de esta afirmación es la reciente
"Sublevación de Carúpano" [4 de mayo de 1962] y "la heroica acción de Puerto Cabello"
[2 de junio de 1962], donde Oficiales de limpia trayectoria como Jesús Molina Villegas,
Pedro Medina Silva y Manuel Ponte Rodríguez supieron dar un paso al frente de la
historia, antes de vivir en la ignominia. Allí se demostró como en el seno de las Fuerzas
Armadas hay hombres que sienten la Patria en su exacta dimensión y que inspirados
en las lecciones de Bolívar, siguen su ejemplo de valor, de nobleza y patriotismo y
como este Gobierno llega hasta el bombardeo de ciudades abiertas, al genocidio, para
tratar de conservar una situación ya insostenible. […] No hacemos las armas contra el
Ejército, la hacemos contra quienes sirven a los monopolios extranjeros causantes de
nuestra pobreza; hacemos la guerra, contra los asesinos de estudiantes, de obreros, de
campesinos; hacemos la guerra contra los que roban y comercian a nombre de una
democracia falsa; hacemos la guerra contra los que siembran el hambre, la angustia y
el dolor en la familia venezolana; hacemos la guerra contra una vida de corrupción, de
odios y de intrigas; en fin, hacemos la guerra para que la aurora de la libertad y la
justicia resplandezca en el horizonte de la Patria. [...]

¡Abajo las cadenas! ¡Muera la opresión! ¡Por la Patria y por el Pueblo! ¡Viva la
Revolución!»

En cumplimiento de sus palabras, son sacudidas las históricas montañas


cercanas a Lagunetas, por las fuerzas de una historia con olor a pólvora y a rebelión
mundial que caracterizo a los años 60 del pasado siglo. Para la ubicación geográfica del
lugar escogido por Fabricio, como escenario de la lucha armada, usaremos como punto
de referencia la carretera nacional Guarico vía La Raya, a 27 Km. aproximadamente de
Villanueva.
Retomando el aporte de Elio Fernández el territorio de acción de la guerrilla queda
enmarcado en un amplio territorio, en lo que corresponde a Lagunetas, de este lado de
la montaña va:
“...desde el Río Morador con la quebrada La Puerta; que es la misma que pasa detrás
de Buena Vista donde se llama San Pedro; subiendo todo el cauce de está hasta su
nacimiento en el filo de la montaña de Marilonza; la cual le sirve de lindero a Marilonza
al otro lado de la montaña; siguiendo el filo hasta el nacimiento de la quebrada
Lagunetas, que es la misma del El Chorro, hasta que está cae al río, desde ese punto
siguiendo el cauce del río Morador hasta la confluencia de este con la quebrada La
Puerta.”
Dentro del área delimitada se encuentran las siguientes comunidades:
Cascarrón, Bizarro, La Guaiquita, La Guaica Grande, La Manga, El Amparo, Buena
Vista y Lagunetas. Sin olvidar que del otro lado de la montaña se encuentra Marilonza y
Mariloncita, así como Santa Rosa, y otras comunidades.
De la fecha de los acontecimientos recuerda Elio Fernández, quien es testigo de
la lucha armada y conoció a Fabricio Ojeda, que:
“En el año 1962 llego un hombre que se hacia llamar Roberto Pérez, pero su nombre
era Fabricio Ojeda, era Diputado al Congreso. Ese se fue con 12 compañeros a la
montaña. La Guerrilla llego en julio del 62 y en septiembre del 62 llego el ejército...”
De la información aportada por Elio Fernández se interpreta que a tan solo días
de la carta de Fabricio al Congreso, del 30 de junio de 1962, al mes siguiente ya se
establecen el campamento y las acciones propias de una fuerza guerrillera. Los días
transcurrieron y en la zona se hizo común la presencia de los hombres uniformados y
armados de buen trato quienes iniciaron a constituir la base social de la guerrilla,
partiendo para ello de la simpatía de los habitantes con URD, partido de Fabricio hasta
el momento de tomar las armas. En cuanto a este dato Clodosbaldo Russian, nos
aporta
“Alguna gente de la que había estado en el primer grupo vuelve a subir y es cuando se
establece definitivamente el Frente (…) en el mes de junio, julio (…) Es el mes de julio
porque ya esta mucho mas establecido. Fabricio sube cuando todavía se cree que
Fabricio esta en Caracas, que esta en el parlamento ya Fabricio ha subido. Lo que
ocurre es que si la carta de renuncia al Congreso se sabia con anticipación a que él
subiera se corría el riesgo de que lo detuvieran, porque Fabricio hace Hernán Cortés,
Fabricio quema las naves, Fabricio no es que dice:
-yo voy y vuelvo.
-No yo renuncio a mi condición de diputado, yo renuncio a seguir ocupando este curul,
porque he llegado a la conclusión que de aquí no puedo impulsar un proceso
revolucionario en Venezuela, en consecuencia renuncio a mi condición de diputado, al
cual me ha elegido el pueblo de Caracas, y me marcho a las montañas para
acompañar a los compañeros que con las armas en la mano están combatiendo.
Entonces, esa carta cuando sale a la luz publica, porque se presenta a el Parlamento y
la Secretaria de la Cámara de Diputados la lee, ya esta él en la montaña. (…) Fabricio
va a la montaña, de la montaña si es cierto baja a Guarico, (…)”
Pero Fabricio estaba subiendo para esa zona desde carnaval de ese año
“se hace el chequeo en Monagas y se llega a la conclusión que todavía no están dadas
las condiciones para montar el Frente Guerrillero en Monagas, esto es finales de 1961,
principio de 1962; el ultimo chequeo en Lara lo hace personalmente Fabrico en los
carnavales de 1962.” (Russian, 2008)
Y en cuanto al compromiso de un sector de URD, y otros partidos, nos dice
Russian (2008):
“en Venezuela el frente que se crea esta constituido por el sector del Partido Comunista
que estaba de acuerdo con la lucha armada, no todo el Partido Comunista, lo que
ocurre es que haya hubo gente suficientemente disciplinada como para aceptar el
centralismo democrático, la decisión de la mayoría, porque el tercer congreso planteaba
todas las formas de lucha no decía la lucha armada; un sector del MIR que respaldaba
la lucha armada porque otro sector no la respaldaba; y el sector de URD que
respaldaba la lucha armada porque la mayoría de estos partidos no respaldaba la lucha
armada.
Así es como se crea el Frente de Liberación Nacional, así es como se crea las FALN,
así es como se crea el movimiento guerrillero, con esas tres fuerzas y recuerde que el
respaldo campesino en lo fundamental viene de URD que era el que tenia mas
expansión y mas raíz y que cuando en el 64 URD decide ir a elecciones el movimiento
urbano y rural se viene abajo, porque la base de sustentación campesina se reduce a
su mínima expresión, y nace Vanguardia y Miquelena se va por su lado, José Vicente
por el suyo.”
Pero además de los urredistas se encuentra viviendo en San Lorenzo a pocos
kilómetros de Lagunetas, José Rodríguez de quien recuerda Elio Fernández:
“José Rodríguez vivía en San Lorenzo, pero su verdadero nombre era Adelmo Arroyo,
el era de Humocaro, era un comunista que había luchado contra la dictadura, llego ahí
se cambio de nombre y hizo un sembradío de yuca “para apoyar la revolución” decía y
para eso fue.
De Adelmo Arroyo se refiere Valero (s/f) citado por Linárez (2000) como el
“dirigente campesino, Jesús Adelmo Arroyo, nacido en el caserío Las Huertas de
Humocaro Bajo, que formo parte de esa prolija generación de Luchadores sociales
larenses, que en la década del 40, tomaron en sus manos las banderas de
combate, a través de las ligas campesinas (...)
…siendo dirigente en el sindicato de El Molino, conjuntamente con Jose Felipe
Alvarado, Silverio Colmenares, David Ramos y otros, se destacaron en tres
grandes huelgas que hubo en el Valle de El tocuyo por el aumento de salarios y el
mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de unos 3.000 obreros
cañeros de la zona.
En los años de la dictadura perezjimenista fue perseguido por su lucha a favor de
los obreros cañeros y paso a trabajar clandestinamente a la hacienda cafetalera
“Santa Marta”, en el lindero del Municipio Guarico con el Estado Portuguesa (...)
En la época de las Guerrillas (...) su casa fue saqueada y quemada, Adelmo y su
esposa Balbina, fueron vejados y bárbaramente torturados en el lugar y de allí
trasladado al TO Yumare como el preso Nº 35, donde, Adelmo, sufrió otras
torturas y simulacros de fusilamiento amarrado a un árbol” (p.26-28)
De los integrantes de la guerrilla afirma Elio Fernández “el seudónimo de
Fabricio Ojeda era Roberto Pérez, estaba uno apodado Paredes. Entre esos
guerrilleros estaba Clodosbaldo Russian” Este ultimo 46 años después de estos
hechos reconoce “La otra vez leí algo escrito por allí, pero, no se si hasta donde
sea un seudónimo y (…) mencionan y me mencionan pues, esta bien, en todo
caso nunca use seudónimo, ni mucho menos, la gente me conocía allí,” y con
respecto a Fabricio dice “Fabricio que se llamaba Roberto González allá arriba,
aunque todo el mundo sabia que era Fabricio, pero de todas maneras el usaba
eso.” (Russian, 2008)

SE INICIA EL TERRORISMO DE ESTADO. ASESINATO DE HONORIO LOYO.

Meses antes de la presencia guerrillera que reconoce Elio Fernández, Argimiro


Gabaldon junto con un grupo de guerrilleros habían tomado el pueblo de Humocaro
Alto, el 3 de Abril de 1962, siendo reprimidos con un fuerza bestial por las tropas del
gobierno adeco. Así que en el otrora Distrito Moran la presencia de tropas y de la
policía política (Digepol) se hacia cada día mas cotidiana, al igual que los atropellos
llevado a cabo por estos.
La presencia del ejército en la zona nos es descrita por Russian (2008)
“Fíjate nosotros estábamos en Lara (…), en la parte alta; quiero decirte que el Ejercito
venezolano, claro con respaldo de la Aviación, llego hasta allá, llego hasta allá, (…) y
hubo 4 combates allá arriba, y bien es cierto que el Ejercito en lo que oscurecía
empezaba a retroceder, llego hasta donde estábamos nosotros. Esa gente tiene, tiene;
me refiero a la Fuerza Armada Nacional; espíritu de combate, espíritu de lucha, valor
personal, porque llegaron hasta allá arriba, y aquello era bueno, nosotros tirábamos tiro
a tiro y ellos, y ellos ráfagas; pero eso era así; en una que otra vez se utilizaron, por
nuestra parte ráfagas también, y como era una, como se llama, una Thomson, hacia
mucho ruido, y como eso también contribuía para que ellos frenaran pues.
Y además eran 400 hombres por parte de la Fuerza Armada, no eran 2 gatos. Bueno no
eran ínter diarios esos 4, esos 4 combates (…)
En el mes de Septiembre, y este, empezando octubre. (…) No, nosotros estábamos
desde mayo y los primeros llegaron antes, los primeros llegaron desde carnavales…
desde semana santa para construir el grupo, que subía, que subió, que subió y se
quedaba pues, porque se subió luego una parte tuvo que bajar, porque estaba
planteado un alzamiento cívico-militar que se dio. (…) Pero que se da sin la suficiente
coordinación…”
A la llegada de la tropa la represión en Lagunetas pasó a estar a la orden del
día. En el mes de septiembre llega el ejercito y la digepol, el 21 de septiembre sube el
ejército a la casa de Honorio Loyo; quien en días anteriores había dado una fiesta en
su casa a donde asistió la guerrilla; a Honorio lo vistieron con uniforme militar y se lo
llevaron a la montaña. Recuerda Clodosbaldo Russian
“…a Loyo; uno de los campesinos nuestros lo agarra y lo llevan hacia el monte, lo
matan y le dicen a su familia "los guerrilleros mataron a su papá" y el hijo de él un
muchacho les dice "los guerrilleros no lo mataron eran sus amigos, lo mataron ustedes",
casi que el corral de la casa (...)”
Segundo Ramos, sobrino de Honorio recuerda:
“Él iba (Honorio Loyo); el compromiso del teniente era que si lo llevaba a el
campamento lo dejaba en libertad. Al teniente le dio miedo llegar al campamento
guerrillero, porque la Guerrilla mataba a los soldaos que subían, porque a veces
llegaban de allá con 2 y 3 fusiles. Por eso al teniente le dio miedo y mato a Honorio
para no tener que enfrentarse a Guerrilla…”
Elio señalada de este hecho que la primera vez que vio a los guerrilleros fue en
casa de Honorio Loyo, cuando fue a una postura de agua a un niño y consiguieron unos
"guaros chivuos ahí". Y dice:
“El ejército días después subió a casa de Honorio quién vivía al pie de la montaña y se
lo llevaron como baquiano buscaban el campamento de la Guerrilla pero muy cerca del
camino de su casa a la montaña lo mataron; se cree que se negó a llevarlos o que los
soldados no querían subir hasta la montaña y por eso lo matan. A los 8 días de
habérselo llevado subieron a buscar a Honorio, encontrándolo muerte y sin podrirse el
cadáver, por el frió del lugar. El ejército también se había llevado a dos muchachos de
apellidos Rodríguez, los que lograron salvar sus vidas escapándose por la montaña,
llegando a varios días de camino a Guanare. “
Honorio dejo así a una viuda y diez hijos nacidos y uno en el vientre de su mujer.
La fecha de la ejecución fue el 21 de septiembre de 1962, contando con tan solo 42
años de edad.
Esta no fue la única, ni la ultima operación de este tipo ejecutada por el estado
puntofijista. Varios campesinos y campesinas fueron las víctimas de la acción terrorista
del ejército de la época, como Misael Mendoza al que "aporrearon", a un campesino
llamado Nilo que al decir de Elio Fernández "le echaron palo como una gata ladrona, el
tenía una finca en la montaña, llegó el ejército preguntando por la guerrilla y no les dijo
nada, era guapo el hombre."
Después de la muerte de Honorio viene una férrea represión, dejemos que sea
otra vez Elio Fernández quien nos narre lo ocurrido:
“Cuando mataron a Honorio la Digepol nos puso preso a Luís Rodríguez, Joaquín
Pérez, Elio Fernández, Napoleón Fernández, Misael Mendoza, Andrés Mendoza, José
Gregorio Rodríguez. Duramos 45 días presos, nos vistieron de verde, no nos dejaron
afeitar, nos tomaron fotos y nos sacaron por periódico; no se si El Impulso o uno de
esos. La cosa decía detenidos guerrilleros que andaban con Fabricio Ojeda…”
Eso era mentira nosotros no éramos guerrilleros –agrega Elio- lo que ellos querían dar
a entender es que la guerrilla era muy grande para poder justificar lo que hicieron.

LA ULTIMA BATALLA DEL FRENTE ALBERTO RUDAS MEZZONE.

Luego de la muerte de Honorio la Guerrilla de Fabricio fue fuertemente atacada


en una operación militar por tierra y aire que hemos reconstruido partiendo de los
relatos orales de los testigos. El mismo Elio Fernández se refiere a este hecho de la
siguiente manera:
“Cuando Carlos Andrés Pérez era ministro mando a quemar Lagunetas pa' acabar de
raíz con la Guerrilla. Vino un capitán de apellido Laporte. Ese vino y compartió con
nosotros y se dio cuenta que éramos puros campesinos. Este se monto en un
helecoptero y le dijo que bombardearan y ametrallaran la montaña y así lo hicieron…”
De la misma acción señala Juan Ramón Yánez:
“Cuando tiraron los morteros pa' la montaña nos hicieron subir a unos vecinos que
estábamos en una bodega que había ahí en La Manga; llego el gobierno y nos llevaron
cargando unos tubos pa' la pata de la montaña, ahí dispararon esos cohetes…Salimos
corriendo, y vinieron los aviones a echar tiros, eso era un escándalo muy grande”.
A su vez Bruno Linares señala:
“Vino el gobierno por orden de Carlos Andrés a quemar Lagunetas, bombardearon la
montaña. Tiraron bombas que echaban candela, pero esa montaña es muy tupida, ahí
fue donde vinieron otra vez y ametrallaron.
Al día siguiente de eso unos muchachos se estaban bañando en la quebrada de
Cascarrón que viene de esa montaña y venían 3 hombres uniformaos y chivuos,
guerrilleros pues, iba el jefe de ellos un tal Fabricio Ojeda que era diputado. Cuando los
muchachos lo vieron les dijeron que no fueran a decir nada pero salieron corriendo y
cuando llegan a la carretera se consiguen con una patrulla del ejercito, el teniente les
pregunto: “¿por que corren?” y los muchachos asustaos le contaron. Ahí se les pegaron
atrás y avisaron por radio. A Fabricio Ojeda lo agarraron en Puente de Maria”.
Clodosbaldo Russian recuerda:
“Allí habíamos sido muy golpeados, muy atropellados, de hecho nos habían, estábamos
aislados, por eso es que entonces hicimos un esfuerzo y lo logramos, que fue romper el
cerco y pasar del estado Lara a el estado Portuguesa.
Ahora nosotros al estado Portuguesa no lo habíamos caminado, en consecuencia la
información que recibíamos era de terceros y la información que obtuvimos fue
equivocada, fue errada, a nosotros nos hablaron de que la distancia de donde
estábamos después de haber roto el cerco en Lara era de 36 kilómetros hasta llegar a
la carretera negra, la carretera negra era como identificaban ellos la vía que está entre
Acarigua y Guanare; (...)
Pero no era verdad, no eran 36 kilómetros, eran más de 100 kilómetros, por eso es que
caminamos toda la noche y nos amaneció en el llano; (...) y al amanecer un jinete que
estaba en una loma nos diviso y cuando nosotros divisamos al jinete ya nos había visto.
El jinete evidentemente que se desplazó, se desplazó y como a caballo, como iba, no
se le hizo difícil informarle a las Fuerzas Armadas que nos había visto.
Por eso es que a nosotros nos, a media mañana, nos interceptan este policías, bueno
Digepol y fuerzas armadas, y campesinos; campesinos de la Liga Campesina, que era
la forma como Acción Democrática organizaba a las bandas armadas; ah y los
campesinos tenían armamento, nosotros sí no teníamos porque nosotros ya habíamos
dejado el armamento, habíamos enterrado el armamento, (...)
Eso es el 12 de octubre al medio día, el día del descubrimiento nuestro, es el día del
encuentro de dos mundos, el mal llamado descubrimiento de América, y entonces nos
montan en las camionetas (...) eso es en Potrerito, en Portuguesa, y de ahí entonces
nos llevan a Guanare. Nos preguntan los nombres y cada quién da el nombre que le
parecía más conveniente (...) el mío que tenía una cédula "yo soy fulano de tal y ahí
está la cédula".
De esta información recopilada se deducen dos elementos, primero que la
operación realizada para destruir al Guerrilla de Fabrico incluyo trabajo de inteligencia y
represión, que dieron como resultado la muerte de Honorio Loyo, y los presos políticos
los cuales estuvieron recluidos en El Tocuyo, en el Piar y en una cárcel donde dice Elio
“se veía el mar y los barcos llegar” los que nos hace pensar en la Barra de Maracaibo o
el castillo de Puerto Cabello y un fuerte accionar militar contra tan solo “12 hombres”
utilizaron cañoneo con morteros, bombardeo y ametrallamiento aéreo indiscriminado y
un férreo cerco militar. Segundo que Lagunetas llego a tener desde ese momento una
importancia estratégica en las operaciones militares contra lo que en el siguiente año
será la Brigada 31 del Frente Guerrillero Simón Bolívar de las F.A.L.N. Por ello
Lagunetas siempre fue un lugar ocupado por fuerzas militares y paramilitares (Digepol)
de los gobiernos adecos que aplicaron contra lo población civil las políticas de la
“guerra fría” emanadas de los Estados Unidos.
Clodosbaldo Russian al referirse a esa época afirma que cuando “…el Frente eh,
(...) Alberto Rudas Mezzone se vuelve a abrir, pero con otro nombre, con el nombre de
Simón Bolívar” denotándose la continuidad que este ultimo Frente hace de la lucha
armada iniciada por Fabricio.
BRIGADA 31. FRENTE GUERRILLERO SIMÓN BOLÍVAR. PRESENCIA DE
DESAPARECIDOS.

En ese contexto histórico político y con los antecedentes, antes mencionados, se


produce una acción de la Guerrilla, pero ya la del Frente Simón Bolívar, en contra del
campamento antiguerrillero de Lagunetas, de ello dice Bruno Linares:
“El Comando del ejercito estaba en una casa que era de Novato Luque. Ahí llegaron los
guerrilleros, atacaron unos que venían de Agua Amarilla y Las Cruces, se quedaron
esperando los que venían de Mariloncita y El Cielito.
Ahí en la vía de la cuesta del toro había un hueco donde los soldaos se ponían a vigila,
a eso de las 10 de la noche, el soldao que era un nuevo vio a los guerrilleros que
venían y salio corriendo pa la casa del comando. Entonces se formo la plomazón; al día
siguiente se limpio la casa de cantidades de plomos y calibres, había de todo, tiro de
escopeta, revolver, fusil, que quedaron pegados en la paredes, no ve que esas paredes
de barro no las atraviesa un tiro fácil.
Unos días después de ese ataque yo andaba con unos perros por un rastrojo buscando
un cachicamo o no me acuerdo que horita eso hace mucho, los perros se pusieron a
escarbar el hueco de un cachicamo y estaba un montón de trapo verde y sangre, ahí
esta un guerrillero enterrao.
Eso queda en el potrero viejo de los Torres, en la Florentinera, había unos Bucares
cerca y salía un agua, ah también había un bachaquero, yo no recuerdo bien el sitio,
pero años después un sobrino mió estaba rozando y consiguió unos huesos, el dejo eso
ahí. Ese sitio esta muy cambiao.
La fosa que si esta ubica' es la de la escuela, ahí hay tres enterraos. Resulta que en
ese tiempo yo le trabajaba al teniente que era gallero, yo le criaba los gallos y la tropa
me agarraron confianza, algunos se hicieron amigos míos. Un día un soldao me dijo
que habían traído a unos guerrilleros heridos, le dije que me dejara verlos y me dijo que
ni ellos lo veían, que donde los tenían solo entraba el teniente y los digepoles. Después
pregunte y me dijeron que se habían muerto esperando el helecotero que los iba a
llevar, los enterraron ahí donde tenían una trinchera, eso tenia una troja, debajo de eso
los enterraron, pero la troja se pudrió y los muertos los consiguieron”.
Durante el 67 Tobías y Chelito Torres, niños de 5 a 7 años, jugando en lo que
era una montañuela cayeron en un hueco que estaba al lado de un árbol de Chingali,
ahí encontraron una osamenta. Al decirles a su padre este les dijo que no dijeran nada
y fue con un señor apodado Mojiganga, rociaron los restos con vidrios de botellas para
que no lo sacaran los perros.
La Cátedra Libre Itinerante de Investigación de la Escuela Bolivariana Lagunetas,
conformada por niños y niñas, en el mes de febrero de 2007 se realizo un trabajo de
campo, en búsqueda de pistas para verificar el relato oral que hablaba de una posible
fosa común de la época de la lucha armada, y se logro ubicar una cruz de cabilla en el
sitio al lado de la escuela, según las fuentes al momento de realizar un movimiento de
tierra para ampliar la espacio de la institución, hace menos de 10 años, se relleno la
fosa con material. La mencionada cruz fue plantada por Tobías Torres años después de
su hallazgo, en ella le coloco una inscripción, la palabra CAMARADA. Para el y otros
pobladores que conocen de la existencia de la fosa se le atribuye facultades
milagrosas, al decir del mismo Tobías: “ese muerto es milagroso, yo le pido favores con
fe y el me los concede”. En este momento se trabaja en la ubicación de la fosa
encontrada por Bruno Linares.

LA EMBOSCADA DE LA GUAICA.

Durante la lucha armada que tiene como escenario las montañas de Lagunetas
se produce un enfrentamiento, en el sitio denominado La Guaica, exactamente en la
quebrada de Lagunetas, también denominada quebrada de Santa Rosa, se da una
emboscada llevada a cabo por la Brigada 31 del Frente Guerrillero Simón Bolívar. Pero
dejemos que sea Belsara de la Paz Guedez Ramos, testigo de excepción de este
hecho, quien nos narre lo ocurrido:
“Ustorgio Pérez muere en una emboscada en el sitio de la quebrada del Chorro. Al
llegar el jeep a la quebrada y meterse en el agua empezó el tiroteo ta ta ta ta ta!
El finado Ustorgio me cayó en las piernas. El tiro se lo dieron en la frente. Yo iba al lado
de él y el teniente. Al teniente le dieron el tiro en el brazo. A mi no me tocaba, yo
cargaba un vestido rojo y me hicieron el hueco del disparó aquí (entre pierna y pierna) A
Pedro Araque le dieron el tiro ese día en la pierna.
A ninguno nos dolió nada salimos corriendo y llegamos a Lagunetas y ya venía el
gobierno, nos preguntaron: ¿donde fue la emboscada? Que íbamos a decir nosotros.
Yo tenía como 14 o 15 años. Íbamos de aquí para Barquisimeto con mi papá.”
Esta fuente cuando es consultada sobre la conducta de la guerrilla señala que:
“Los guerrilleros eran muy humanos. Una vez hubo un angelito y llegaron y compraron
telas y cosas para la gente. Alguien se llegaba a enfermas y ellos le daban la medicina
y cargaban una excelencia de médicos.”
TERCERA PARTE:
TESTIMONIAL.
EN LAGUNETAS SOMOS INDIOS ENRAZAOS, PERO INDIOS. (Sistematización de
entrevista realizada a Elio Fernández por Rolando Graterol. Lagunetas 30 de
enero de 2007)

Elio Fernández es nacido en Lagunetas, sus padres son Guadalupe Fernández


quién nació en 1900 y murió en 1981, su madre Teresa de la Paz Peraza, nació en
1912, es hija de Florentino de la Paz Ochoa español y Claudina Peraza, está última es
hija de Blas Peraza. Por lo que Elio Fernández recuerda que le contó su padre sobre
los Peraza, afirma que en 1892 se dio el "Reparto" de las tierras, la acción fue llevada a
cabo por lo que se denominaba un "Agrimensor" de apellido Silveira, mismo apellido del
agrimensor que en 1890 repartió el Resguardo Indígena de Yacambu y Volcán.
Los principales adjudicatarios de Lagunetas fueron Sabas Peraza y Blas Peraza,
su bisabuelo, no recuerda de donde eran sus antepasados. La versión oral tiene
exactitud histórica en tanto que Sabas Peraza aparece en la adjudicación del Informe
de Partición de Guarico y Abispero, expediente 3707 del Archivo Principal del Estado
Lara.
De los linderos de Lagunetas indica:
“Van desde el Río Morador con la quebrada La Puerta; que es la misma que pasa
detrás de Buena Vista donde se llama San Pedro; subiendo todo el cauce de está hasta
su nacimiento en el filo de la montaña de Marilonza; la cual le sirve de lindero a
Marilonza al otro lado de la montaña; siguiendo el filo hasta el nacimiento de la
quebrada Lagunetas, que es la misma del El Chorro, hasta que está cae al río, desde
ese punto siguiendo el cauce del río Morador hasta la confluencia de este con la
quebrada La Puerta.”
"Este es -continua Elio Fernández- el ámbito territorial de Lagunetas" en el se
encuentran los siguientes sectores o comunidades:
 Cascarrón
 Bizarro
 La Guaiquita
 La Guaica Grande
 La Manga
 El Amparo
 Buena Vista
 Lagunetas.
Desde esa época, 1892 fecha del reparto de Lagunetas según el informante,
hasta no hace mucho se trabajo con arreos de mula, los cuales salían de la Hacienda
Ave María en el Cerro de La Raya, hacían una parada en Lagunetas y seguían hasta El
Tocuyo, con 6 días de camino; otra de las paradas era Cayambe, sitio al que se le
llamaba "la boca de la montaña" (posible significado de este Toponimió) donde se
quedaban en la posada de Sinsinio Arangu, apellido indígena, que aparece en el
informe del Reparto del Resguardo de Guarico y Abispero.
Durante la época de Blas y Sabas Peraza una hectárea de tierra en lo plano
costaba 4 bolívares, es decir desde Cascarrón hasta Lagunetas, y una hectárea en la
montaña costaba 2 bolívares ya en donde es Buena Vista.
Recuerda después Elio Fernández que la Revolución del Mocho Hernández pasó
cerca de aquí y la Revolución de Gabaldon acampó en lo que ahora es el negocio de
Roso Valera y que años después llegó a ser una plaza con una iglesia al frente con un
cementerio que funcionó hasta la década de los 60 del siglo XX, cuando fue clausurado
por el gobierno, al llegar la Guerrilla, para que está última no lo usara para enterrar sus
bajas. Dicha versión de la Revolución de Gabaldon tiene exactitud histórica en vista de
que los gabaldoneros se enfrentaron a las tropas del gobierno en Guanare, y Lagunetas
se encuentra en el antiguo camino real de EL Tocuyo a esa ciudad.
Corría la época de la lucha armada y recuerda Elio Fernández que en la
comunidad y sus áreas cercanas se dieron varios enfrentamientos, donde tuvo que
haber muertos, porque como le contó Evaristo Gil en cuya casa acampó el ejército, los
soldados llegaban con dos y tres fusiles.
Entre los pobladores de Lagunetas se cuenta aún la muerte de Honorio Loyo
quién fue ejecutado por el ejército arrodillado con un tiro en la cabeza. Cuenta la fuente
que la primera vez que vio a los guerrilleros fue en casa de Honorio Loyo, cuando fue a
una postura de agua a un niño y consiguieron unos "guaros chivuos ahí". El ejército
días después subió a casa de Honorio quién vivía al pie de la montaña y se lo llevaron
como baquiano en búsqueda del campamento de la Guerrilla pero muy cerca del
camino de su casa a la montaña fue asesinado; se cree que este se negó a llevarlos y
pago con su vida, o que los soldados no querían subir hasta la montaña y por eso lo
ejecutaron. A los días de habérselo llevado los campesinos subieron a buscar a
Honorio, encontrándolo sin vida y aun sin descomponerse el cadáver, por el frió del
lugar. Al momento de la ejecución el ejercito también se había llevado a dos muchachos
de apellidos Rodríguez, los que lograron salvar sus vidas escapándose en la espesura
de la montaña, llegando a varios días de camino a Guanare. Honorio dejo así a una
viuda y diez hijos nacidos y uno en el vientre de su mujer. La fecha de la ejecución,
según Elio, fue el 21 de septiembre de 1962, contando con tan solo 42 años de edad.
Varios fueron las víctimas de la acción terrorista del ejército de la época, como
Misael Mendoza al que "aporrearon", a un campesino llamado Nilo que al decir de Elio
Fernández "le echaron palo como una gata ladrona, el tenía una finca en la montaña,
llegó el ejército preguntando por la guerrilla y no les dijo nada, era guapo el hombre."
Inclusive el propio Elio fue hecho preso por la Digepol y estuvo detenido hasta en el
Cuartel San Carlos con varios habitantes de Lagunetas por ser "sospechosos" de
pertenecer a la Guerrilla. Otro que perdió la vida fue Ustorgio Pérez, quién era de Santa
Rosa y trabajaba con una ruta, la Guerrilla le ordenó no montar al ejército, un día este
llevó dos soldados y un teniente, en el lugar del Chorro fueron embocados por la
Guerrilla muriendo el chofer, "el teniente al ver el inmenso tiroteo dejó a los dos
soldados y se tiro por un rastrojo y fue a dar del puro susto a Santa Rosa."
En esos días vino de pasó el teniente veneno quién le dijo a el teniente que
estaba en Lagunetas: "Sí quiere déjeme aquí dos semanas pa componerle está vaina."
Pero el otro teniente de apellido Bisarcot no acepto. Por esos años dice Elio que
encontró en La Florentinera tierra movida y moscas en lo que el cree era una fosa de
alguna victima del ejercito.
Cuenta también Elio que hace unos 15 años desde Agua Amarilla salían en
procesión con el "Baile de Cachos", el que se ejecutaba con instrumentos de "Cachos
de ganao, flautas, charrascas, tambora y maraca." Afirma Elio que: "ese baile era de
indios, uno pagaba un bolívar pa que le tocarán a uno" y a su vez reconoce: " en
Lagunetas somos indios enrazaos."
Otro relato es el del Chorro (caída de agua de la quebrada Lagunetas) donde se
cuenta que:
"en la hora del medio día sale una mujer muy hermosa en toda la quebrada y la gente le
huye porque siempre le sale a los que menos la esperan y en el mismo sitio pero a
media noche sale un zamuro que se le monta a la gente encima."
Cuarta Parte:
Documental.
CARTA DE FABRICIO OJEDA AL CONGRESO NACIONAL.

Caracas, 30 de junio de 1962.


Señores
Presidente, Vicepresidente y demás
miembros de la Cámara de Diputados
Palacio Legislativo Caracas.

Distinguidos colegas:

En el primer aniversario de la suspensión de las garantías Constitucionales, un


grupo de estudiantes de la Universidad Central y yo, hicimos una promesa de
extraordinaria significación. Estábamos en el Cementerio General del Sur, frente a la
tumba de Alberto Rudas Mezzone - uno de los tantos jóvenes caídos en la lucha por la
libertad -, allí levantamos las manos y las voces y juramos: que el sacrificio de nuestros
mártires no sería en vano. Juramos continuar sus pasos y cumplir su obra, para que la
sangre derramada retoñase en nueva vida para el pueblo.
Y desde entonces comenzamos a prepararnos para el cumplimiento
irrenunciable. Con este objetivo, redimir al pueblo haciendo honor al sacrificio de sus
mártires, hemos trabajado sin descanso, hemos luchado sin cesar. Ahora a mí, solo me
queda, como decía un insigne pensador latinoamericano, "cambiar la comodidad por la
miasma fétida del campamento, y los goces suavísimos de la familia por los azares de
la guerra, y el calor del hogar por el frío del bosque y el cieno del pantano, y la vida
muelle y segura por la vida nómada y perseguida y hambrienta y llagada y enferma y
desnuda".
Es por ello, colegas Diputados, que vengo ante ustedes a expresar la decisión de
dejar el Parlamento - este recinto que pisé por voluntad del glorioso pueblo caraqueño,
hoy oprimido y humillado -, para subir a las montañas e incorporarme a los compañeros
que ya han iniciado el combate y con ellos continuar la lucha revolucionaria para la
liberación de Venezuela, para el bienestar futuro del pueblo, para la redención de los
humildes.
Estoy consciente de lo que esta decisión implica, de los riesgos, peligros y
sacrificios que ella conlleva; pero no otro puede ser el camino de un revolucionario
verdadero. Venezuela - lo sabemos y los sentimos todos -, necesita un cambio a fondo
para recobrar su perfil de nación soberana, recuperar los medios de riqueza hoy en
manos del capital extranjero y convertirlos en instrumento de progreso colectivo.
Necesitamos un cambio a fondo para liberar al trabajador de la miseria, la ignorancia y
la explotación; para poner la enseñanza, la técnica y la ciencia al alcance del pueblo:
para que el obrero tenga trabajo permanente y sus hijos amparo y protección.
Venezuela, en fin, necesita un cambio profundo para que los derechos democráticos del
pueblo no sean letra muerta en el texto de las leyes; para que la libertad exista y la
justicia impere; para que el derecho a la educación, al trabajo, a la salud y al bienestar
sean verdaderos derechos para las mayorías populares y no privilegios de escasas
minorías. Pero nada de esto podrá lograrse en un país sub-desarrollado y dependiente,
como el nuestro, sino a través de la acción revolucionaria que concluya con la conquista
del Poder Político por parte del pueblo. De otra manera, tanto los instrumentos de
poder, como los medios de riqueza, continuarán en manos de los monopolios
internacionales y de las castas oligárquicas del país, con la consiguiente explotación de
los trabajadores, la proliferación del hambre y la miseria y el abandono permanente del
pueblo. Esta situación precisa una transformación estructural que cambie el sistema
formalista de la democracia por la efectiva realización de la misma: es decir, que arrase
con todo lo podrido, con todo lo injusto, con todo lo indigno de nuestra sociedad y en su
lugar erija una nueva vida de justicia y libertades.
A estas alturas de la historia, cuando un vendaval de renovación sacude al
mundo, los venezolanos no podemos permanecer aferrados a una vida política, sin
perspectivas de futuro y que mantiene al país sumergido en el subdesarrollo
económico, en el atraso crónico y al pueblo, doblegado bajo el peso constante de la
miseria y la ignorancia y el hambre. Venezuela es un país privilegiado por la naturaleza.
Las entrañas de su tierra están pobladas de riqueza y sobre la superficie crecen
montañas de dinero. Pero estas riquezas y este dinero sólo van a parar a los bolsillos
de los grandes tiburones de la política nacional e internacional, mientras que el pueblo,
dueño de ellas, se debate entre la angustia de no poseer nada y el dolor de su precaria
situación económica. Este país, donde se produce tres millones de barriles de petróleo
diariamente y mas de veinte millones de toneladas de hierro cada año, donde las
empresas extranjeras que lo explotan acusan utilidades que sobrepasan los mil
quinientos millones de bolívares anuales, vive un drama terrible con centenares de
miles de obreros sin trabajo, con centenares de miles de campesinos sin tierra, con
centenares de miles de niños abandonados y sin escuelas, con centenares de miles de
analfabetos, con legiones de indigentes que escarban en los desperdicios en busca de
alimentos y centenares de miles de hombres y mujeres sin techo que se arrastran
hacinados en ranchos insalubres, sin la menor protección social, sanitaria o económica.
Este país que es el mas rico de toda la América Latina, muestra ante los ojos
angustiados de su gente, un panorama de males y penurias que se ahonda en la
existencia misma de grandes contradicciones: mientras unos lo tienen todo,
comodidades, lujos, placeres y bonanza; otros nada poseen, ni nada les espera, a no
ser la muerte en la mas completa pobreza. Mientras unos tienen en bancos y cajas
fuertes millones de bolívares, otros carecen de recursos mas elementales de la vida
humana. Mientras unos pueden mandar a sus hijos a los mejores colegios, otros tienen
que resignarse a ver a los suyos crecer en la ignorancia. Mientras unos viven como
parásitos, sin trabajar ni producir, otros no encuentran donde colocar su fuerza de
trabajo. Mientras unos ven a sus mujeres dar a luz en clínicas lujosas, otros, los más,
tienen que conformarse con verlas parir como animales en sus ranchos inmundos.
Este es el drama, la horrible tragedia de nuestro país y nuestro pueblo. Buscarle
remedio es responsabilidad de los venezolanos progresistas, encontrarle solución es
deber irrenunciable. Pero no debemos detenernos en aplicar los consabidos "paños
calientes" que sólo postergan la enfermedad, sino que hemos de ir a su misma raíz
para extirpar, como el buen cirujano, los orígenes del mal. Ya el pueblo venezolano está
cansado de promesas que no pueden cumplirse y esta ya decepcionado de una
democracia que no llega, pero que a nombre de la cual se le maltrata, se le persigue y
se le engaña.
Ningún movimiento político ha negado hasta ahora estas realidades; pero lo que
es realidad y convicción para algunos, es demagogia y politiquería para otros. Esto se
ha venido demostrando, al menos, en nuestra accidentada historia, en nuestro proceso
republicano. Una cosa ha sido la prédica política fuera del poder y otra, muy distinta,
acción de gobernantes. Y a cada paso, salta a la vista cómo el pueblo, las mayorías
hambrientas, miserables y desamparadas, no han sido más que infeliz escalera cuyos
peldaños trepan ambiciosos y carreristas. Todo hasta ahora ha sido engaño, mentira,
farsa vergonzosa que compromete responsabilidades y escarnece principios. La
democracia no ha sido otra cosa que medio para ese engaño, para esa mentira, para
esa farsa vergonzosa. A través de la prédica insinceras de sus postulados y noblezas
se ha oprimido, se ha vejado, se ha explotado al pueblo. La democracia que defienden
quienes oprimen y roban en su nombre, ha servido solo como escudo para la ignominia,
la podredumbre, la corrupción y la desvergüenza de quienes sirven intereses extraños y
de quienes entienden la democracia como instrumentos de apetitos subalternos.
Consecuencia de esto es el papel que en nuestro país están jugando instituciones
democráticas como el Parlamento, son esencia misma de la soberanía popular.
Yo sé que muchos de ustedes, colegas Diputados, creen de buena fe que lo que
está ocurriendo hoy en nuestro Parlamento - el poder mas importante de la democracia
representativa - es producto de la poca experiencia democrática que tenemos los
venezolanos o simplemente resultados de contradicciones circunstanciales que pueden
ser superadas con un cambio sencillo en el tren gubernamental. Y que aquí podría
resolverse el ingente problema nacional: conquistar la independencia del país y crear
bases perdurablespara el bienestar colectivo, a través de la lucha cívica, o lo que es lo
mismo, en el tránsito pacífico de las propias instituciones. A mi juicio, quienes así
piensan, o están equivocados honestamente, o lo que es más grave: ocultan su propia
cobardía. O temen que la Revolución los arrase o jueguen a la demagogia para
satisfacer ambiciones egoístas. O no han logrado comprender la naturaleza y carácter
de las fuerzas reaccionarias que tradicionalmente han impuesto la opresión, el escarnio
y la humillación al pueblo venezolano, o quieren disfrazar sus verdaderas intenciones.
Este pueblo que ofrece sangre y vida por la libertad, creyó igual que muchos de
ustedes en una solución pacífica del problema venezolano. Yo mismo y conmigo
quienes intervinieron en el gran movimiento de la Junta Patriótica, creímos de buena fe,
sinceramente, que con el derrocamiento del tirano y el retorno a la Patria de todos sus
hijos perseguidos, podría lograrse un entendimiento general unitario, venezonalista, que
trabajara por el engrandecimiento de la país, por la dignidad de los venezolanos, por la
independencia misma de la Nación. Esta ilusión de jóvenes ingenuos, de políticos sin
malicia, todos buena fe y buena voluntad, se derrumbo bajo el peso del egoísmo y las
ambiciones de otro. El 23 de enero, lo confieso a manera de autocrítica creadora, nada
ocurrió en Venezuela, a no ser el simple cambio de unos hombres por otros al frente de
los destinos públicos. Nada se hizo para erradicar los privilegios ni las injusticias.
Quienes ocuparon el Poder, con excepciones honrosas, claro está, nada hicieron para
liberarnos de las coyundas imperialistas, de la dominación feudal, de la opresión
oligárquica. Por el contrario, sirvieron como instrumento a aquellos intereses que
gravitan en forma negativa sobre el cuerpo desfalleciente de la Patria. Pero, al menos,
crearon un clima de libertad, de respeto, de convivencia entre los venezolanos, ausente
hoy de la vida nacional. Todo lo demás es producto de cuestiones más profundas que
penetra en la razón misma de un sistema político creado por el engaño y la mentira. Y
es que era de ingenuo o de iluso pensar que con el sólo derrocamiento del tirano y el
retorno a la vida institucional, con poderes elegidos, se había logrado la solución de
nuestros problemas. Nosotros creímos, de muy buena fe, lo repito, que las diferencias
transitorias podrían ponerse a un lado para sentarse todos a trabajar por la Patria, para
que cesaran los viejos odios, las rencillas parroquianas y cada uno pensara mas en el
progreso del país que en sus intereses personales. Nosotros creímos que el patriotismo
estaba por encima de banderías y de grupos. Pero lo primero que algunos hicieron de
regreso al país, fue atentar contra la Junta Patriótica, contra sus miembros fundadores,
que en la resistencia habían sabido trazar una línea política justa que culminó con la
victoria popular. Mas, ahora estamos convencidos que todo lo ocurrido, que el nuevo
fracaso, no fue sino el resultado de las grandes contradicciones económicas y sociales
que se agitan en nuestra sociedad, que pugnan dentro de un sistema político como el
nuestro. No podía esperarse otra cosa sino se había hecho otra cosa que cambiar los
hombres del gobierno. El 23 de enero hubo solo esto: un cambio de nombres. La
oligarquía explotadora, los servidores del imperialismo buscaron acomodo inmediato en
el nuevo gobierno. El poder político había quedado en manos de los mismos intereses y
los instrumentos de ese poder seguían bajo la responsabilidad de las mismas clases.
Así hemos seguido, pero esto no podrá continuar por mucho tiempo. Ya el pueblo de
Venezuela como todos los pueblos oprimidos del mundo, se ha dado cuenta de las
causas que originan sus males. Y todos estos pueblos se han planteado la histórica
tarea de la liberación económica y política, para emprender el desarrollo independiente
que ha de cristalizar en progreso, en bienestar, en felicidad para los humildes.
Un ejemplo de la victoria popular hay ya resplandeciendo en América Latina: La
Revolución Cubana. Este hecho ha contribuido enormemente a esclarecer el panorama
futuro de nuestros pueblos, a despertar a las masas dormidas, a abrirle los ojos a los
engañados y a galvanizar la conciencia revolucionaria y antiimperialista que se agiganta
en la fibra más honda de nuestro patriotismo, de nuestro sentimiento nacionalista.
No obstante las realidades objetivas, las experiencias propias y extrañas, el
pueblo venezolano, amante siempre de la paz ha querido resolver sus problemas a
través del camino cívico. Y a pensar de todos los contratiempos, se hizo grandes
ilusiones al cambiar la correlación de fuerzas en el seno del Congreso Nacional.
Nuestro pueblo creyó que el control de la oposición sobre la Cámara de Diputados y
sobre el Poder Legislativo, abría de veras nuevas perspectivas para erradicar la
violencia y pacificar el país. Pero ya esas ilusiones han sufrido fuertes golpes y
definitivamente se han venido abajo, frente a las indefensión del Parlamento ante un
Ejecutivo prepotente y arbitrario. Dos meses hace que esta Cámara de Diputados, en
medio del tácito regocijo popular, aprobó radiodifundir algunas de sus sesiones y
todavía esta resolución no ha podido ser cumplida. Hace igualmente dos meses que el
Congreso Nacional, en uso de sus atribuciones y facultades constitucionales, decretó la
restitución de las garantías que por mas de un año estuvieron suspendidas; pero a
pesar del Decreto del Poder Legislativo, se continúan allanando hogares, apresando
ciudadanos sin delitos. Y al amparo de un decreto pérezjimenista que el pueblo derogo
el 23 de Enero se prohíbe a la Unión Nacional de Mujeres un acto en el Palacio de los
Deportes de Caracas para hablar sobre la devaluación del bolívar y su incidencia en el
ya alto costo de la vida; al amparo de ese mismo decreto, el gobierno de Betancourt
prohíbe a los trabajadores, a las clases obrera revolucionaria celebrar el 1° de Mayo,
Día Internacional del Trabajo. Y por si ello fuera poco, los agentes de la represión
oficial, sus bandas armadas, arremetieron contra obreros indefensos que desafiando el
terror salieron a la calle para conmemorar su día con su dignidad. Algunos muertos y
numerosos heridos - sangre del pueblo - fueron el balance del 1° de Mayo en todo el
país. Pero estos no son hechos aislados de la arbitrariedad transitoria, sino norma y
razón de ser de un gobierno al margen de la ley, que no respeta la Constitución, ni
respeta el Congreso, ni respeta nada. En El Tigre, en Punto Fijo, en Valencia, en toda la
extensa latitud venezolana se dispara contra trabajadores indefensos que expresa su
libre voluntad dentro del movimiento sindical. Y frente a los Liceos, estudiantes de todas
las edades bautizan con su sangre promisoria el regreso "a la normalidad
constitucionalidad". Y es que el Ejecutivo no respeta las decisiones del Congreso, sino
sus aspectos meramente formales.
¿Pero no es el Poder Legislativo el más importante, el poder fundamental de la
constitucionalidad? ¿No es el Parlamento elegido por el pueblo, la esencia misma de la
soberanía popular? Todo ello es cierto, más dentro de un sistema político como el que
vivimos los venezolanos, el Poder Legislativo opera normalmente cuando su mayoría
sirve a los mismos intereses del Poder Ejecutivo y responde a la misma composición de
éste. Cuando se opera en fenómeno contrario, es decir, que la oposición controla el
Parlamento, entonces frente a él se levanta la muralla de la amenaza, del irrespeto y el
atropello. Se atropella al Parlamento y a su misma dignidad, cuando se burla el
convenio de caballeros celebrado entre el Presidente de la República y la Directiva de
la Cámara de Diputados para resolver el angustioso problema de la huelga de hambre
de los presos políticos. Se atropella al Parlamento cuando el ministro de Relaciones
Interiores, niega los canales de la Radio Difusora Nacional - utilizada por el Ejecutivo
cuando le viene en gana - para transmitir las sesiones de la Cámara de Diputados. Y
pendiente está la amenaza de engavetar el Proyecto de reglamentación de las
garantías que apruebe la oposición en Diputados, si aquél no responde a los arranques
fascistas, a las características tiránicas, a la esencia despótica de la Vieja Guardia y
COPEI. ¿Entonces cómo contar con el Parlamento para la Revolución que nuestro
pueblo tiene planteada? ¿Es que podrá la Cámara de Diputados o el Congreso
garantizar el cumplimiento de leyes progresistas y patrióticas, sino ha podido
radiotransmitir una sola de sus sesiones y no ha podido impedir los atropellos,
vejaciones y persecuciones, a pesar de haber restituido las libertades públicas? ¿Podrá
garantizar este Congreso la aprobación y aplicación de una Ley contra los monopolios
que saquean nuestras riquezas? ¿Podrá este Congreso ejecutar y hacer ejecutar una
reforma amplia en el sistema económico y social de la República? Ya se ha
evidenciado, señores Diputados, que ello es imposible mientras no haya un cambio a
fondo en el sistema político venezolano. Un análisis detenido de esta situación, de la
impotencia en que estamos para hallar una solución pacífica al problema nacional; un
estudio de cómo el gobierno ha tomado el atajo de la ilegalidad, irrespetando la
Constitución y atropellando las instituciones democráticas, de cómo la democracia en
nuestro país es solo una farsa, una mentira, para encubrir la opresión, el crimen y la
arbitrariedad; de ver cómo la libertad no existe para el pueblo, ni la justicia impera para
el pueblo; el ver cómo los periodistas son encarcelados a pasar de la vigencia de la
libertad de expresión; una consideración general de este panorama de corrupción, de
este ambiente de persecución, de esta vida de angustia; un examen de la situación que
nos deja el Parlamento burlado, la soberanía mediatizada, el pueblo humillado, la
dignidad perdida y las riquezas hipotecadas, me han llevado a la conclusión, como a
muchos otros venezolanos, que aquí se necesita un cambio radical una transformación
verdadera que convierta nuestro país en Nación libre, próspera y digna.
Consecuencia de esta firme convicción, resultado de ese análisis, es la decisión
que he tomado de combatir con las armas en la mano, como lo hace el pueblo cuando
quiere conquistar la libertad, y buscar en la acción revolucionaria la solución de
nuestros grandes problemas, y lograr para el pueblo una vida nueva, distinta a la
precaria existencia que ha llevado durante siglo y medio de República injusta. Esta
decisión me honra y compromete, a la par que me satisface. Igual camino han tomado
en épocas y países distinto los mas notables hombres de la humanidad. Igual decisión
tuvieron que tomar nuestros Libertadores frente a una Patria colonizada, frente a un
pueblo esclavizado. Ellos, los forjadores de nuestra nacionalidad, nos trazaron el
camino y nosotros hemos de continuarlo con iguales, sacrificios, con los mismos riesgos
y la misma fe, para despedazar las nuevas cadenas del dominio extranjero y garantizar
la plena independencia nacional.
Esta es nuestra decisión, este nuestro camino. Vamos a las armas con fe, con
alegría, como quien va al reencuentro de la Patria preferida. Sabemos que con nosotros
está el pueblo, el mismo que en todas las épocas memorables ha dicho presente ante
todo lo noble, ante todo lo bueno, ante todo lo justo.
Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que
hacen la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados
por la brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a
quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de
las camarillas que ejercen hoy el Poder no muestran ningún ánimo para dar soluciones
a la crisis política venezolana a través del dialogo y la senda electoral. Toda la
maquinaria oficialista ha sido desde ya colocada al servicio de los grupos exclusivos
que forman la intimidad del actual Presidente y sin espíritu de servicio a la Patria y al
Pueblo, tales grupos han privado a los venezolanos de sus mas elementales derechos y
desde ahora preparan el fraude que les permite perpetuarse en el Poder, a usanza de
todos los gobiernos despóticos que el país ha padecido.
Esperar que esta burla sangrienta se consagre sin mengua de la propia dignidad,
no sólo es cobardía, es alentar falsas ilusiones cuyas consecuencia serían fatales para
nuestro desarrollo democrático. Ya el grupo que gobierna ha demostrado hasta la
saciedad que sólo conoce el método de la violencia, el camino de la ilegalidad. Frente a
su soberbia, no cabe otra actitud para aceptar al reto y disponerse a combatirlo con sus
mismos métodos, para que los venezolanos puedan, libres del Gobierno de Betancourt,
libres de sus odios e intrigas, de su corrupción e incapacidad, de su politiquería y
pequeñez moral, de su sectarismo y maldad, darnos un gobierno verdaderamente
nacional, respetuoso de la ley democrática, fiel servidor del pueblo y leal a la
independencia y soberanía nacionales.
Hacemos armas contra la violencia, la represión, las torturas, el peculado.
Tomamos las armas contra las depravaciones y la traición. No lo hacemos por
romántica concepción de la lucha ni sometidos a otra decisión que a la nuestra, sólo
comprometida con Venezuela. No hacemos la guerra contra las Fuerzas Armadas, en
su conjunto, en cuyo senos nos consta por experiencia personal y por la acción
conjunta que libramos en Enero del 58, se han formado Oficiales cuya única ambición
es también la nuestra: ser útiles a la Patria y servir a su grandeza y soberanía. Y porque
la inmensa mayoría de los clases y soldados pertenecen a las clases humildes, a las
familias sin pan, ni tierra, ni libertad. Y si algunas de sus jerarquías han sido colocadas
como ciego e incondicional instrumento personalista del grupo de Rómulo Betancourt,
ello no puede ocultarnos que más temprano que tarde civiles y militares nos
encontraremos juntos en un mismo propósito fraternal y patriótico. Evidencia de esta
afirmación es la reciente "Sublevación de Carúpano" y "la heroica acción de Puerto
Cabello", donde Oficiales de limpia trayectoria como Jesús Molina Villegas, Pedro
Medina Silva y Manuel Ponte Rodríguez supieron dar un paso al frente de la historia,
antes de vivir en la ignominia. Allí se demostró como en el seno de las Fuerzas
Armadas hay hombres que sienten la Patria en su exacta dimensión y que inspirados
en las lecciones de Bolívar, siguen su ejemplo de valor, de nobleza y patriotismo y
como este Gobierno llega hasta el bombardeo de ciudades abiertas, al genocidio, para
tratar de conservar una situación ya insostenible. El comino trillado por ellos habremos
de continuarlo para que al salir de la prisión gloriosa, los Oficiales, clases, soldados y
civiles de la heroica acción de Carúpano y Puerto Cabello, puedan vivir dentro de una
Patria nueva, como la que hemos soñado todos y por la cual ellos combatieron. No
hacemos las armas contra el Ejército, la hacemos contra quienes sirven a los
monopolios extranjeros causantes de nuestra pobreza; hacemos la guerra, contra los
asesinos de estudiantes, de obreros, de campesinos; hacemos la guerra contra los que
roban y comercian a nombre de una democracia falsa; hacemos la guerra contra los
que siembran el hambre, la angustia y el dolor en la familia venezolana; hacemos la
guerra contra una vida de corrupción, de odios y de intrigas; en fin, hacemos la guerra
para que la aurora de la libertad y la justicia resplandezca en el horizonte de la Patria.
El gobierno ha querido que esta lucha sea así. Ni nosotros ni nadie puede
esperar que ella pueda decidirse a corto plazo. Hemos emprendido una acción dirigida
a barrer con la injusticias, la traición y la corrupción en nuestra sociedad, una acción
que sólo puede triunfar si se forja poderosa en un movimiento nacional de amplitud
popular, civil y militar a todo lo largo y ancho del país, del cual somos apenas un
pequeño engranaje. La lucha seráprolongada, llena de riesgo y sacrificios. Pero la
victoria no podrá rehusarse a quienes se dan a esa lucha haciendo descansar sus
ideales en el pueblo y su sacrificio en una causa nacional y democrática; a quienes sólo
tienen como ambición, servir a la Patria escarnecida. Y si algo faltara para justificar mi
actitud, ahí está el asalto fascista a los diarios "La Tarde" y "Clarín", voceros
insobornables del pueblo, en la destrucción de cuyas máquinas está el gobierno
retratado de frente. Pero además me alienta las palabras pronunciadas en esta Cámara
por el Diputado de Acción Democrática, doctor Elpidio La Riva Mata, en las cuales
traduce el clamor de nuestro pueblo, al expresar valientemente:
"El gobierno no quiere guerrillas, pero tampoco quiere prensa libre, mitins,
manifestaciones ni ejercicio cabal de las libertades públicas; por eso sus bandas
armadas realizan salvajes actos como el efectuado el sábado en las oficinas y talleres
de "Clarín" y "La Tarde". El actual gobierno esta incapacitado para regir
democráticamente los destinos del país. En este sentido, la perspectiva electoral es
bastante oscura. ¿Pueden los sectores de oposición contemplar con optimismo hechos
como este que liquidan las vías pacíficas de la contienda política?"
Para agregar después:
"Todo el cuerpo de la Constitución y todas las manifestaciones de la constitucionalidad
están acribillados por los hechos de este Gobierno...".
Y me alienta, igualmente, el pensamiento del Senador José Octavio Jiménez, cuando
dice:
"Tengo varios hijos y prefiero verlos morir en el combate guerrillero, antes que caer
asesinados en las calles por las bandas armadas de este Gobierno...".
Y me enorgullecen los planteamientos del compañero José Vicente Rangel, que a
nombre de mi partido "Unión Republicana Democrática", expreso la voz y sentimiento
de toda su militancia y que yo interpreto como un mandato inexorable.
Pero aun hay algo más que por si solo bastaría para evidenciar lo justo del
camino tomado. Ello es, la amenaza que pende sobre nuestra Cámara so-pretexto de
erradicar el "extremismo". Este golpe mortal para la democracia, está ya casi
consumado y es posible que sea practicado en pocos días. Las maniobras que se
adelantan para llevarlo a cabo, no importan, lo real es que su independencia y su
dignidad será acribillada por la soberbia ejecutivista. Ya sea encarcelando a Diputados
para cambiar la correlación de fuerza en ella existente; ya sea dejando al Poder
Legislativo sin su representación legal como la Comisión Delegada; ya sea por el boicot
constante y cada vez más agresivo; lo cierto es que el Ejecutivo, en otro de sus
arranques despóticos, ahogará y estrangulará a la Cámara de Diputados, ahora
cubierta de dignidad.
La defensa del Parlamento independiente corresponde a todos y la defensa de la
Constitución es un deber irrenunciable. Por ello cuando hacemos armas contra este
gobierno, las hacemos por la restitución constitucionalidad democrática, por la Cámara
de Diputados escarnecida y atropellada, por la independencia de los poderes públicos,
por la democracia y la justicia.
Convoque, pues, señor Presidente, al suplente respectivo porque yo he salido a
cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y leyes del país.
Si muero, no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra
bandera para continuar con dignidad, lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo.
Abajo las cadenas!! Muera la opresión!!
Por la Patria y por el Pueblo!!
Viva la Revolución!!!
CONTESTATACIÓN A LOS CARGOS FORMULADOS CONTRA FABRICIO OJEDA
POR EL DELITO DE REBELIÓN, ANTE EL CONSEJO DE GUERRA.

En días como estos, señores magistrados, el pueblo venezolano que


incansablemente había venido combatiendo la tiranía perezjimenista, se aprestaba a
iniciar la jornada final que más tarde echaría a tierra el régimen de terror. Entonces,
presidía yo la organización más importante de la resistencia clandestina: la Junta
Patriótica. Este organismo nacido al calor de un anhelo común, era ya el instrumento
más eficaz de la gran lucha nacional por la democracia y la justicia. Sus planteamientos
públicos y su programa de acción había logrado nuclear a su alrededor a todos los
sectores venezolanos, conscientes de la necesidad de recuperar los derechos
colectivos, las libertades públicas yuguladas a partir del 24 de noviembre de 1948.
Todas las corrientes ideológicas de la nación que coincidían en la urgencia de derrocar
al régimen represivo, se dieron la mano para conquistar el objetivo propuesto, y un
amplio frente nacional, integrado por obreros, estudiantes, campesinos, industriales,
comerciantes, profesionales, intelectuales, sacerdotes católicos y efectivos de las
Fuerzas Armadas, surgió como consecuencia de una realidad histórica cuyos factores
principales son de todos conocidos, pero que es necesario recordar.
Venezuela vivía sumida en su misma tragedia de siempre frente a un gobierno
de usurpación que a nadie ni a nada respetaba. Su razón de ser era la fuerza; su
conducta, el trato despótico y su esencia, la persecución bestial contra todos los que
levantaban su voz de dignidad. El sombrío panorama de la República se proyectaba en
toda su integridad: la Constitución suplantada por la arbitrariedad y la economía
destartalada por el despilfarro y el peculado. Era, pues, una situación que ya ni los más
allegados al régimen podían justificar con argumentos valederos, ni explicar con
razones convincentes. Y era que nada podía servir para escudar el crimen y la tortura
constantes, ni para ocultar la censura de la prensa o el descarado tráfico de influencias
y que a todos indignaba y repugnaba. Uno a uno, los distintos sectores nacionales, se
fueron incorporando a la lucha sin tregua que desde el origen mismo de la dictadura,
libraba el pueblo venezolano. La experiencia personal de aquellos apasionantes
momentos, indica claramente como la inquietud revolucionaria se transformaba en
acción creadora para divulgar las ideas de un movimiento político casi sin precedentes
en la historia del país. Comunistas y clérigos, obreros y patrones, estudiantes y
profesores, soldados y oficiales, hombres de la izquierda y de la derecha depusieron
sus diferencias ante el problema general de una crisis inigualable. Y un frente de gran
amplitud política y social que iban desde Guillermo García Ponce hasta el Padre
Hernández Chapellín; desde el doctor Manuel Egaña hasta Vicente Piñate; desde el
coronel Jesús María Castro León hasta Wolfang Larrazabal; desde el comandante
Hugo Trejo hasta el teniente José Luis Fernández, se integró a la acción cívico-militar
que el primero y veintitrés de enero sacudieron y derrotaron a la tiranía.
Aquella situación, cuyo recuerdo aun horroriza a muchos, nos llevó, como ahora,
a tomar un puesto de vanguardia en el combate. Nada nos importó el peligro, menos
todavía los riesgos que tendríamos que correr. Todo lo afrontamos con dignidad para
estar al lado de nuestro pueblo que sufría humillaciones y persecución. Algunas veces
fuimos a la cárcel y de ella salimos con bríos renovadores y esperanza infinita en el
triunfo final. Frente a la Junta Patriótica pusimos toda nuestra responsabilidad, todo el
coraje necesario para desafiar “el celo” de los esbirros. Y todos los días el pueblo
pasaba de mano en mano las instrucciones de la organización que al correr de los
meses se convirtieron en órdenes de cumplimiento ineludible. La nación estaba unida
en torno a un ideal común: el derrocamiento de la tiranía para volver al régimen
democrático y disfrutar así de los derechos y garantías políticos por tanto tiempo
ausentes del escenario nacional.
La victoria llegó al fin y con ella la paz regresó a los hogares venezolanos.
Secuestrados políticos que recobraban su libertad; exiliados que volvían al reencuentro
con la Patria alejada; hombres y mujeres que se abrazaban en patéticas escenas de
amor, y un gobierno de convivencia pusieron marco a la nueva realidad. La fe en
Venezuela y en su pueblo, en el interés patriótico de sus hombres, resurgía lo que más
tarde fue llamado “el espíritu del 23 de enero”. Los venezolanos, en todos sus sectores,
habían entrado a una nueva etapa que no tardó en exhibirse como ejemplo afortunado.
Ya no había presos ni exiliados, perseguidos ni perseguidores. Sólo los responsables
del terror pagaban el delito del crimen y la opresión, mientras el pueblo se incorporaba
con su trabajo a una vida de tranquilidad, de convivencia política que demostraba el
interés colectivo por restañar las heridas del pasado reciente.
Hombres de todos los partidos y algunos sin militancia política, recorrimos de
punta a punta el país para llenar al seno de las masas el anhelo común de mantener la
formidable unidad que dio origen a la Junta Patriótica y culminó con el triunfo nacional.
En todas partes hallabamos el mismo entusiasmo, la misma convicción unitaria, el
mismo sentimiento patriótico. Este ambiente, precedió el retorno al país de los
principales dirigentes políticos desterrados, entre ellos el actual Presidente de la
República, señor Rómulo Betancourt. Como Presidente de la Junta Patriótica me cupo
el honor de recibirlos, de darles la bienvenida. Frente a todos, frente a Jóvito Villalba, a
Gustavo Machado, a Rafael Caldera, a Rómulo Betancourt y Mario Briceño Iragorry,
pronuncié iguales palabras de regocijo, de reconocimiento a sus luchas; y el llamado
caluroso del pueblo, que asistía como testigo, para mantener aquella indispensable
unidad forjada en medio de la angustia y dolor de una nación crucificada por el más
cruel despotismo.
Todos creíamos –oh, vana ilusión- que entonces se había echado las bases para
un entendimiento patriótico. No tuvimos inconvenientes para que la Junta que
presidíamos fuera ampliada con la participación de todos los sectores que había
intervenido en tan formidables jornadas. En nosotros sólo estaba presente el anhelo de
buscar soluciones permanentes, el deseo de contribuir con nuestro desprendimiento,
como lo hicimos, a una situación donde todos pudiéramos trabajar por Venezuela, por
su engrandecimiento y progreso democráticos. Pero a la postre aquello resultó
infructuoso. Algunos sectores y personalidades políticas, no obstante de expresar ante
el pueblo su lealtad al espíritu unitario, maniobraban en sus propios cenáculos para
destruirla. Lograron disponer la Junta Patriótica, como instrumento de unidad y el
egoísmo personal y sectario se reflejaba de nuevo en el forcejeo de las posiciones y el
control exclusivo del país. Otra vez la sombra de un sectarismo enfermizo parecía
proyectarse sobre el cuerpo endeble de la Patria. Un pacto excluyente –el llamado
Pacto de Punto Fijo-, se firmó para canalizar la campaña electoral que transcurrió
dentro del ambiente de las más amplias libertades y garantías que haya conocido país
alguno en momentos de transición. El gobierno surgido del movimiento cívico-militar del
23 de enero conservó hasta el final su fisonomía democrática, sin que nada hiciera
desviarlo de su actitud y responsabilidad. Wolfang Larrazabal en un gesto que le honra,
renuncio a la Primera Magistratura para competir de igual a igual, sin los recursos del
Poder en sus manos, en las elecciones que habrían de renovar la vida constitucional y
democrática de la Nación.
La mayoría de los sufragantes lo hizo por el señor Rómulo Betancourt que se
había comprometido a cumplir el programa mínimo del pacto tripartito, cuyo fundamento
era el fundamento de las libertades conquistadas por el pueblo en las heroicas jornadas
de enero; la industrialización del país y una política internacional independiente, según
la cual Venezuela mantuviera relaciones diplomáticas, comerciales y culturales con
todos los países del mundo. Es decir, el pueblo no votó en su mayoría solo por
Betancourt, lo hizo por un programa, el programa que suscribieron los principales
personeros de Acción Democrática, Unión Republicana Democrática y el Partido
Socialcristiano COPEI. Así, la acción del gobierno surgido de las elecciones tenía un
mandato del pueblo que cumplir y el cual no era otro que el presentado a su
consideración durante la campaña electoral que en acto público fue firmado como
compromiso irrenunciable para cualesquiera de los candidatos que ganara la contienda.
¿Se ha cumplido este programa o parte de él en lo que va de período?
¿Se ha respetado el mandato popular expresado en las elecciones de diciembre?
Son los mismos hechos los que dan respuestas a estas interrogantes. A los ojos
de todos los venezolanos está la realidad nacional de nuestro país. No han sido
mantenidas las libertades conquistadas por el pueblo el 23 de enero, antes por el
contrario, se ha vuelto a los días más angustiosos de la represión y la barbarie. Las
cárceles llenas de secuestrados políticos, las torturas físicas comprobadas por el Poder
Legislativo, los centenares de muertos por la violencia de los cuerpos represivos, las
agresiones contra la prensa independiente, son evidente testimonio de ello. Y si esto ha
ocurrido en la vida de nuestra política interna, no otra suerte han corrido los
compromisos en materia económica. De todos es sabido la crisis que en este aspecto
vive Venezuela, de lo cual es también testimonio explicable la llamada “Carta de
Mérida”, producida por los principales hombres de empresa, agrupados en la
Federación Venezolana de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción. En este
importante documento está al desnudo la verdad de cuanto acontece: quiebra
constante de empresas nacionales, reducción del circulante en manos del público,
devaluación del bolívar, grandes cargas impositivas, falta de mercado de consumo,
ausencia de un plan efectivo de créditos, fracaso de la reforma agraria, etc., etc.. A todo
esto se agrega la hipoteca constante del país a través de empréstitos indiscriminados
que elevan la deuda pública a la cifra de cinco mil millones de bolívares, sin que haya
una sola obra de carácter reproductivo que pueda justificarla o explicarla. Por otra parte,
el desempleo aumenta, los gastos burocráticos crecen y el peculado y tráfico de
influencias campea dentro de la mayor impunidad. Y en cuanto a la política
internacional, para sólo citar las tres cuestiones más importantes del pacto tripartito,
nada distinto hay que hablar. Venezuela, como nunca, ha responddido ha intereses
extraño en la conducción de sus relaciones internacionales colocándose en todo
momento al lado de los peores intereses. Su política internacional en nada se diferencia
a la adoptada por los llamados “países bananeros” y en nada responde a los principios
bolivarianos que son tradición de nuestra nacionalidad. Es el Departamento de Estado
de los Estados Unidos y no el interés nacional el que dicta lo que debemos hacer en el
campo de las relaciones con otros países o en casos de conflictos internacionales. Lo
demuestra la posición venezolana en las Naciones Unidas frente al caso de Goa,
cuando nuestra delegación oficial se puso al lado de los intereses colonialistas de
Portugal. Venezuela, en síntesis, no tiene una política internacional independiente que
reafirme su soberanía y reivindique su dignidad republicana.
Es por esto, por el incumplimiento del mandato que el pueblo le otorgó en las
elecciones de diciembre, por no llevar a la práctica el programa que el pueblo ordenó
realizar, que este gobierno, legítimo en su origen, ha perdido su legitimidad, para
convertirse en un gobierno de usurpación, en un régimen de traición nacional. Pero su
conducta no es circunstancial y no se origina en las últimas posiciones oficiales. No,
todo arranca desde el mismo día en que el señor Betancourt, entre tanques y
bayonetas, tomó posición de la Presidencia. Desde entonces, la violencia desatada por
el régimen, que deja su primer saldo de muerto el 4 de agosto de 1959, no ha cesado
un momento. Ella no tuvo su origen en octubre y noviembre de 1960 como afirman los
personeros oficiales, sino que se remonta a los días iniciales del presente mandato,
cuando humildes obreros del Plan de Emergencia fueron víctimas de los cuerpos
represivos. Desde aquellos días hasta pospresentes, los muertos se cuentan por
centenares y los heridos por millares, consecuencia de la política gubernamental,
definida por el propio Presidente baja el rubro “de disparen primero y averiguar
después”.
Más esta línea trazada con inaudita sevicia por el Jefe del Estado ya estaba
señalada en su discurso de toma de posesión pronunciado ante el Congreso Nacional,
frente a la perplejidad de todos los venezolanos. Expresó ese día el señor Betancourt
que su acción de gobernante estaría dirigida a “segregar”, a “aislar de la comunidad
democrática del país” a todos aquellos que no acataran sus designios, ni bajaran
sumisamente la cerviz ante su gestión administrativa. Así el Presidente Betancourt,
rompiendo una vez para todas con el espíritu del 23 de enero, dejaba establecido lo que
sería su política, lo que sería su gobierno: un régimen de guerra contra la oposición.
Estas advertencias no quedarán en el aire. Su confirmación práctica está en el
largo periodo que el país y el pueblo venezolanos han vivido sin garantías
constitucionales, en ausencia de las libertades públicas, base popular y democrática de
la constitucionalidad. La mayor parte del mandato actual, la nación ha vivido bajo el
imperio de la violencia y el pueblo bajo la más brutal opresión. La Constitución
democrática sancionada por las Cámaras Legislativas el 23 de enero de 1961 ha sido
suplantada, pisoteada y violada desde el mismo día de su nacimiento. No podía ser de
otra manera. Un régimen que no cuenta con el apoyo militante sino de escasas
minorías, reducidas a la camarilla íntima de Betancourt-Caldera y Briceño Linares, no
puede gobernar con libertades, ni respetar la Constitución, ni permitir el libre juego
democrático. Un gobierno como este, que no ha cumplido sus compromisos electorales
con el pueblo, está constreñido, obligado por su misma naturaleza, a sustituir la
Constitución por la violencia y la arbitrariedad, a mantener indefinidamente un estado
excepción; la única manera de conservar el poder.
Aquí no hay democracia porque el gobierno no representa ya al pueblo. No hay
democracia porque todos los sectores progresistas de la nación, tanto civiles como
militares, han retirado su apoyo, su respaldo, a la arbitrariedad ejecutivista. No puede
haber democracia porque este es un gobierno enemigo del progreso, un régimen
enemigo de todos aquellos que aspiran a una Patria independiente, a una gestión
nacionalista y patriótica. Por ello se persigue a los obreros, a los estudiantes, a los
campesinos, a los profesionales, a los oficiales progresistas, que hoy pueblan las
cárceles del país o se han visto a tomar “el monte” para defender su la libertad. En
Venezuela no hay democracia, porque Betancourt se ha convertido en el principal
culpable de la crisis que sacude al país y que en su desesperación, en su soberbia
histérica, no encuentra otro camino que la represión brutal y la amenaza constante. Su
interés de entregar el país al imperialismo para convertirlo en “Estado Libre Asociado”,
su sectarismo enfermizo y su pequeñez moral, lo han llevado al colmo de la
desvergüenza y la iniquidad.
Es cierto, como lo apuntamos antes, que este gobierno tuvo un origen
democrático, legítimo. El nació de la consulta electoral más pulcra que se ha verificado
en el país; pero ello no es, ni puede ser, de ninguna manera, “patente de corso” para
que en nombre de ese limpio origen, se sometan todos los desafueros y fechorías que
tipifican al presente régimen. Se mata en nombre en nombre de la constitucionalidad y
la democracia; se tortura también en su nombre. En nombre de la democracia y “un
nacionalismo bien entendido” se remachan más las cadenas de la dependencia
imperialista, se roba, se oprime y se esclaviza. Pero la respuesta del pueblo ante tal
situación objetiva, no ha sido otra que la lucha constante, la resistencia permanente, el
desafío airoso y digno que cubre todas las esferas nacionales. Y este gobierno que
había surgido con una amplia base de apoyo popular y militar, se ha desmoronado
progresivamente, hasta quedar reducido a lo que es hoy, a una voraz camarilla
burocrática que en el orden civil y militar, forma la intimidad del Presidente y su Ministro
de Defensa. Sólo los más recalcitrantes personeros de la Vieja Guardia, COPEI y el Alto
Mando Militar se cuentan entre esa camarilla. El deterioro de la base de sustentación
del gobierno, es una realidad verdadera que ni el más insensible puede negar. Primero
fue la escisión de Acción Democrática que le restó el apoyo de densos sectores
juveniles, profesionales y populares; después, la ruptura de la coalición por parte de
Unión Republicana Democrática que separó al régimen un importante apoyo desde el
punto de vista cuantitativo y cualitativo. Siguió luego la división de la CTV
(Confederación de Trabajadores de Venezuela), la nueva división de Acción
Democrática y la crisis de la Federación campesina, que redujeron, o desmantelaron,
para más correctos la base del régimen y aseguró el control del Poder Legislativo por
parte de la oposición. Pero esta nueva situación no quedó circunscrita al campo de la
vida civil; también en el orden militar se ha cumplido un proceso similar. A las iniciales
manifestaciones de descontento en el seno de las Fuerzas Armadas, han seguido otras
de singular importancia, como los movimientos de “recuperación democrática” de
Carúpano y Puerto Cabello, que irrumpieron con un programa nacionalista que pone
muy en alto el nombre de sus promotores y efectivos.
A la crisis general que vive el país, está unida una crisis militar. Los militares
progresistas, los verdaderos institucionalistas, se sienten hoy tan inseguros como
cualquier activista de los sectores más radicalizados. La mayoría de los oficiales que no
pueden compartir el esquema del “Estado Libre Asociado”, ni ven con buenos ojos la
progresiva hipoteca del país a los fueros y privilegios de la “Misión Militar
Norteamericana”, están sometidos a vigilancia permanente, son discriminados y la
seguridad de sus carreras, pende del primer chisme o la primera intriga; o están en
presencia de los famosos consejos de investigación, si es que no han ido a parar con
sus huesos a la cárcel. Y es que Betancourt que no se ha detenido ni antes las peores
inconsecuencias, es también enemigo de la unidad democrática de las Fuerzas
Armadas, la cual está claro, impediría con su dignidad patriótica, que las cadenas del
dominio exterior, despedazadas por nuestros libertadores, se unieran de nuevo en el
plan de la “puertorriqueñización” que tan agresivamente él lleva adelante. Sin embargo,
dentro de su estrategia –que es estrategia de El Pentágono y el Departamento de
Estado norteamericanos-, está el intimidar a las Fuerzas Armadas de su disolución por
parte de los sectores revolucionarios.
Lo cierto es que sólo Betancourt y sus más íntimos seguidores, son los únicos
desvelados por cambiar el carácter nacional de nuestra Institución Armada, para
colocarla, como ocurre en Puerto Rico, bajo la rectoría colonial del Ejército
norteamericano. Este plan nacional-traidor, se ha venido cumpliendo ya sin el menor
escrúpulo. De él forma parte la entrega de las riquezas venezolanas y la hipoteca
progresiva del país. En esta forma, Betancourt busca que la defensa del patrimonio
nacional, de sus riquezas controladas por los consorcios y finanzas norteamericanas,
depende directamente del país acreedor y en consecuencia, justifique en un momento
dado la presencia de fuerzas de ocupación extranjeras en nuestro suelo. Ya un alto
personero de la “Misión Militar Yankee” en Venezuela, solicitó el permiso
correspondiente para establecer bases norteamericanas en territorio nacional.
¿Y cuál es el pretexto?
Sencillamente que las Fuerzas Armadas Venezolanas no ofrecen ninguna
confianza a los sectores de los Estados Unidos que han invertido o invierten grandes
capitales en nuestro país. Está claro que mientras más se robustezca la penetración
extranjera, mientras más se afiance el dominio de nuestra incipiente economía por parte
de capitales extrañas, su seguridad no puede descansar en las manos de militares
nacionalistas y patriotas. Ello sería, al menos, una incongruencia imperdonable para
quienes están comprometidos a garantizar el control exterior de la vida económica y
política de la nación venezolana. Por esto Betancourt es enemigo de los militares
nacionalistas, por esto es enemigo de todo el pueblo que lucha por la recuperación de
sus riquezas, hoy hipotecadas, para convertirlas en medio efectivo de progreso y
desarrollo independiente y, que aspira, en su integridad cívico-militar, a la total
liberación del país.
Pero es más, las Fuerzas Armadas han ido siendo despojadas de sus funciones
específicas para convertirlas en un instrumento de represión política, al servicio de los
intereses sectarios de quienes detentan el Poder. Es decir, las han transformado en
policía política para atacar al pueblo, para asesinar a estudiantes y a obreros que se
entregan por entero a una lucha patriótica y justa. Betancourt sabe muy bien que la
intervención de las Fuerzas Armadas en el campo de la represión, haciéndolas
responsables de atropellos contra los barrios populares y la Universidad, convierte a
sus oficiales en personajes odiosos y levanta la antipatía ciudadana hacia quienes han
de ser respetados y queridos como parte integrante de ese mismo pueblo. Pero es
interés de la reacción, continuar planteando la lucha revolucionaria en Venezuela, como
una guerra entre civiles y militares, como una actividad que se desarrolla entre la
eliminación y la subsistencia de la Institución Armada. Esta maniobra reaccionaria es
muy clara: impedir la unidad cívico-militar y con ello detener el avance de las fuerzas
progresistas que combaten por una nueva vida para el país. Betancourt, la Vieja
Guardia, COPEI y quienes sirven a sus intereses saben que su permanencia en el
Poder está en relación directa a sus triunfos en el camino de evitar la unidad, el frente
único de todas las fuerzas patrióticas que en uno y otro campo de la vida nacional, se
oponen a sus propósitos antivenzolanos. Ellos no han olvidado la lección del 23 de
enero y saben que aquellas jornadas fueron producto de la unificación determinante de
las Fuerzas Armadas y el pueblo en torno a la Junta Patriótica. Ellos saben que en esta
nueva hora de angustia, esa unidad sería decisiva y por esto la combaten, aun
utilizando las más bajas e inescrupulosas maniobras, como hacer de la Institución
Armada un instrumento represivo, con características brutales.
Ya lo dijimos en nuestra carta a la Cámara de Diputados en el momento de
incorporarnos a los hombres que hacen la guerra de guerrillas en el país. Nuestra
decisión de tomar las armas para combatir al presente gobierno, no fue sino
consecuencia de una situación intolerable para todos los hombres dignos de la nación.
Muy enfáticos fuimos en declarar que no hacíamos la guerra contra las Fuerzas
Armadas como institución al servicio de la República, sino contra quienes la utilizan
como fuerza de choque y ocupación para satisfacer ambiciones egoístas. Lo
expresamos claramente porque la experiencia de la lucha contra la tiranía
perezjimensita, nos indica que hoy como ayer, las Fuerzas Armadas no son un todo
monolítico al lado de la arbitrariedad gubernamental. Señalamos como ejemplo de
nuestro pensamiento, los sucesos de Carúpano y Puerto Cabello, donde se puso de
manifiesto que también en el seno de la Institución Armada se agitaba la misma crisis
que estrangula la tranquilidad ciudadana. Las guerrillas, la lucha armada que se
robustece en la conciencia general de nuestro pueblo, no son, ni podían ser, producto
de la impaciencia, ni manifestación de ambiciones reprimidas. En Venezuela, como en
todas partes del mundo donde la lucha armada del pueblo ha triunfado, el
enguerrillamiento no ha sido sino producto mismo de una realidad objetiva que nadie
puede negar y no contra las Fuerzas Armadas en si. Lo que hasta ahora, en una o entra
forma, se han levantado en armas para combatir al régimen antidemocrático, lo han
hecho conscientes de su gran responsabilidad para con la Patria y el pueblo. La falta de
libertad para la lucha cívica, el acorralamiento de todas las fuerzas patrióticas, el terror y
la persecución constantes, dieron origen a una organización de autodefensa que bajo el
nombre unitario de Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, señalan un nuevo rumbo
y marcan una nueva perspectiva en el difícil camino de la liberación antifeudal y
antiimperialista que histórica y necesariamente tiene planteada la nación y el pueblo
venezolanos.
No abjuramos de nuestra posición, ni negamos haber empuñado las armas para
reponer, en su plena vigencia, la Constitución Nacional y sustituir a este gobierno por
otro de carácter nacional que eche a andar la maquinaria de la liberación. Lo hicimos
por nuestro amor a Venezuela, por nuestra pasión nacionalista. Igual posición tuvimos
ayer, cuando el país se debatía entre la angustia y el dolor causados por una tiranía
terrorista y sanguinaria. Entonces, nos incorporamos con decisión al lado del pueblo y
al frente de la Junta Patriótica y no descansamos un solo momento hasta que la tiranía
cayó descabezada. No otra es nuestra actitud de ahora, no otro el propósito. Nadie de
los que nos conocen podían esperar una conducta distinta; ni ninguno de ellos,
aguardar que permaneciésemos de brazos cruzados ante la tragedia que afecta a los
venezolanos. Las causas que nos movieron a tomar el camino de las guerrillas, son las
mimas que nos llevaron a tomar la senda de la Junta Patriótica, es igual decisión
reproducida en la historia que habla por si sola de nuestra vocación de servicio a la
causa revolucionaria del pueblo.
Fuimos a la guerra como parte integrante de un frente único que con la
denominación de Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, es también en el tiempo y
en la historia, la prolongación de la Junta Patriótica para restañar las mismas heridas,
desterrar los mismos vicios y corregir la misma conducta despótica de un régimen al
servicio de intereses oligárquicos y pasiones egoístas. Frente a un gobierno como este,
enemigo por igual de las clases populares, de las fuerzas económicas y las Fuerzas
Armadas, no puede caber una conducta distinta, otra actitud que no sea la de integrarse
con pasión venezolanista al ya glorioso proceso de liberación.
Ustedes, señores magistrados, como todos los miembros de la Institución
Armada que pueden sentir la angustia colectiva de la nación, tampoco pueden
permanecer indiferentes. Algunos de ustedes, que yo conozca, como el coronel Vera
Custodio, Presidente de este Consejo tuvieron una buena actitud al final de la lucha
anterior. Yo conservo aun en mis archivos personales los telegramas que me dirigiera el
coronel Vera Custodio que con arranques de gran sinceridad decía estar al lado del
pueblo en su permanente inquietud por la libertad y la justicia. Integrase al frente
patriótico de liberación es otra digna actitud que ningún venezolano progresista puede
rehusar en esta hora difícil de la República. Es de nuevo el momento, señores oficiales
del Consejo, de soldar la unidad cívico-militar que el 23 de enero reconquistó a la Patria
de las garras asesinas.
La terrible realidad de una nación dividida en perseguidos y perseguidores, en
oprimidos y verdugos, donde sólo la fuerza es la ley y el despotismo, razón de
privilegios, ha vuelto a proyectarse sobre nuestro país. La vida de su pueblo se debate
entre la angustia de no poseer nada y el dolor de una situación sin perspectivas futuras.
Por una parte, las grandes riquezas que la naturaleza depositó en las entrañas de
nuestra tierra, van a parar sólo a los bolsillos de los grandes tiburones del imperialismo,
y, por la otra, lo venezolanos de trabajo y de empresa, se ven acogotados por una
situación económica desesperante y sin posibilidades de solución. Los recursos fiscales
comprometidos en forma sin precedentes y el país viviendo la peor de sus horas
republicanas constituyen el balance de una gestión política-administrativa también sin
precedentes en la historia.
¿Cómo entonces, permanecer de brazos cruzados? ¿Cómo rehusarse a la gran
gesta nacional que a todos nos plantea esta tragedia del país? ¿Cómo seguir
indiferentes frente a tan angustiosa situación? Nuestro pueblo y con él sectores
importantes de diversas esferas de la opinión, entre ellos efectivos de las Fuerzas
Armadas, han sabido responder con su acción a tales interrogantes. El gran frente de
oposición cobra cada día más fuerza, no obstante las maniobras que para impedirlo
adelanta con todos sus recursos la corrompida camarilla oficial. Pero ya a nadie
atemoriza el terror ni acobarda la persecución. Una conciencia nacional, una convicción
plena en el triunfo, robustece la lucha revolucionaria y afianza las posiciones del gran
movimiento patriótico que tarde o temprano culminará con la victoria formidable de la
nación. Y la aurora de la libertad alumbrará en todos los hogares, como expresión de
una nueva vida en la que el pueblo, y con él todas las fuerzas progresistas y patrióticas
del país, regirán los destinos nacionales y recuperarán para siempre el perfil soberano
de la República.
El momento ha llegado de abandonar las comodidades o conveniencias
personales, de dejar las posiciones transitorias, para entregarse por entero a lucha
definitiva. Ningún venezolano que sienta la Patria en su justa dimensión puede ya
inhibirse ante el paso que le corresponde dar, y el cual no es otro que la acción
sacrificada en favor del pueblo. Basta ya de palabras que este gobierno no puede
escuchar, basta ya de escrúpulos legalistas frente a un gobierno que no conoce otro
método que la violencia ni otra práctica que el terror.
Nosotros, por nuestra parte, supimos tomar el camino cierto, el rumbo justo y si
no pudimos integralmente con nuestro deber, ello es resultado de los propios riesgos
que desafiamos con coraje y dignidad.

II

Aquí estamos con la frente erguida ante el tribunal que habrá de condenarnos. Ni
arrepentidos, ni decepcionados. Antes, por el contrario, con la moral revolucionaria más
elevada y la convicción de la victoria más honda en nuestros sentimientos.
Y si algo faltaba para despertar un mayor aliento porque nos encontramos
seguros de la razón, aquí está el propio tribunal y con él la prueba más evidente de los
que hemos venido sosteniendo. Su intervención en este juicio es justificación plena del
poco respeto que el actual gobierno siente por la Constitución y las leyes del país. Este
es un proceso arbitrario que viola el artículo 44 de la Carta Fundamental, referente a la
irretroactividad de las leyes, al aplicárseme el Decreto Ejecutivo del 17 de octubre,
fecha posterior a mi detención. Esto es indudablemente grave, pero al fin y al cabo,
sirve para demostrar irrefutablemente que quienes hemos hecho oposición al presente
gobierno y, con nosotros la mayoría de la opinión nacional, no hemos procedido sin
base cierta. Cuando sostenemos que la Constitución ha sido violada, ha sido
suplantada por intereses arbitrarios, estamos dentro de la más estricta verdad. Y es
precisamente un órgano de la justicia el que nos da la razón al cohonestar una nueva
violencia a las disposiciones constitucionales.
El sólo hecho de apartarme de mis jueces naturales, era ya suficiente para
comprender hasta donde llega el presente régimen en su conducta represiva. Un acto
similar cumplido por la tiranía perezjimenista en las personas de Jesús Paz Galárraga,
Luis Vera Gómez, Ismael Ordaz, Juan José Delpino, y Adelso González Urdaneta,
provocó la repulsa de la opinión democrática y sus alegatos –base para el rechazo de
los cargos- han sido publicadas bajo el nombre de “UN RETO A LA DICTADURA”, con
prólogo del Presidente Betancourt.
Aquellas páginas, como lo expresa el señor Betancourt adquirirían rango
histórico porque “no son pasajeras cuartillas que corroerán el tiempo y las trazas”; pues,
“los adolescentes de hoy y las promociones jóvenes del mañana encontrarán en estas
páginas aliento estimulante. Apreciarán que el heroísmo también puede ser
contemporáneo, y que al lado de ese bregar incansable en los campos de batalla de los
que nos dieron la independencia, hay otra forma de agónica entrega a la superación de
la República. La que se expresa a través de insobornable y recia dignidad cívica”.
Se habla entonces del pasado bochornosa, de los atropellos cometidos por una
“tiranía sangrienta, terrorista, sin escrúpulos, que llegó hasta la horrible monstruosidad
de borrar el camino natural de la judicatura, para apelar a los procesos extraordinarios y
los jueces militares”. Es indiscutible que las páginas de “Un reto a la dictadura”, como lo
dijo el señor Presidente, cobrarían dimensión histórica, pues ellas se proyectarían hacia
el futuro, como un látigo que golpearía inclemente en la conciencia de quienes habían
cometido el delito o de los que, en el devenir nacional –terrible admonición-, pudieran
cometerlo.
¿Pensaba el señor Betancourt, al escribir aquel prólogo, que un gobierno
presidido por él, repetiría en la historia los mismos vicios que tan hondo habían tocado
sus sentimientos?
¿Pensaba que años después –no tantos para haber olvidado aquel drama-, los
que leían sus palabras estarían sometidos a la misma situación monstruosa y
canallesca que el había denunciado con tanto calor?
¿Qué distinto era aquel Consejo de Guerra Permanente que juzgó por el delito
de Rebelión a Jesús Paz Galárraga, Luis Vera Gómez, Ismael Ordaz, Juan José
Delpino y Adelso Gonzáles Urdaneta; a este Consejo de Guerra que hoy nos juzga a
nosotros por el de rebelión”?
¿No es caso el mismo hecho bochornoso proyectado en la distancia y en el
tiempo sobre la patria oprimida?
¿Nos es la misma práctica de los viejos déspotas de utilizar a hombres de
uniforme para que sirvan de comparsa, de cómplices a la arbitrariedad de un Ejecutivo
prepotente?
La historia del ayer condenable está presente de nuevo ante los ojos de nuestro
pueblo, ante nuestras conciencias democráticas. Y junto a ella, sus responsables que,
envilecidos por el crimen y los vicios, se entregan al festín sin escrúpulos de la
violencia.
Si esto es grave, señores magistrados, mas grave todavía es que un tribunal que
se supone creado para hacer justicia, pueda cohonestar convalidar las violaciones a la
Carta Fundamental de la República. Los integrantes del Consejo deben conocer el
artículo 46 de la Constitución, que dice: “Todo acto del Poder Público que viole o
menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución es nulo, y los funcionarios
y empleados públicos que lo ordenen o ejecuten incurren en responsabilidad penal, civil
y administrativas, según los casos, sin que le sirva de excusa órdenes superiores
manifiestamente contrarias a la Constitución y las Leyes”.
O sea, que si los señeros magistrados se prestan, ya por órdenes superiores, ya
por cualquier otra circunstancia para convalidar una nueva violación a la Carta
Fundamental, estarían incurriendo en un delito, sin que haya excusa alguna que pueda
absolverlos de tal responsabilidad. Es decir, que ustedes, señores del Consejo, serían
reos ante las futuras generaciones; serían reos de un delito constitucional que tarde o
temprano tendrían que ser ventilado ante los organismos de justicia. De convalidar esta
nueva arbitrariedad ejecutivista, habéis cometido un delito que os macularía ante el
pueblo y ante la historia; pero si esto sería doloroso e innoble para cualquier ciudadano,
ello cobraría mayor gravedad, en relación a vuestra condición de oficiales de las
Fuerzas Armadas. Por este hecho, vosotros más que ninguno otro, estáis en la
obligación de representar y hacer respetar la letra de la Constitución que en sus
disposiciones os ordena, no sólo como ciudadanos, sino como militares, aceptarla y
defenderla en su total integridad.
Yo no os llamo, de ninguna manera, a que os pongáis de mi parte, pero si, para
que os pongáis de parte de la Constitución, de las leyes, como es vuestro deber. Y en
este juicio, como cuestión previa, no está planteada sino eso: o se está con la
Constitución o se está contra la Constitución. Por ellos os pido que meditéis sobre la
realidad del país y las razones que ahora nos traen ante vosotros y que no son otra que
servir noblemente a la Patria escarnecida, al pueblo humillado, a la democracia
ultrajada por una camarilla sin escrúpulos, empecinada en continuar disfrutando los
privilegios del Poder, mientras el país en ruinas se hunde a sus pies.
Sé muy bien que todos estos alegatos y razones podrían ser inútiles. No abrigo
la menor esperanza de que aquellos sean acogidos y aceptados en su justo valor. Yo
estoy condenado de antemano, pero tales juicios habrán de quedar como testimonio
irrefutable de una nueva época dolorosa para nuestra Patria. Sé, y ello me basta, que
tengo la razón, que estoy del lado de lo noble y lo justo; de lo patriótico y lo
democrático. Más estas razones quedarán para que nuestros hijos, los vuestros y los
míos, sepan valorar lo que predominó en este proceso viciado e inconstitucional: a que
intereses servís vosotros y a cuales el condenado.
Mucho de lo que aquí decimos, podría haber sido copiado textualmente del
folleto prolongado por el señor Betancourt y publicado con el título de “Un reto a la
dictadura”. Sin quitarle nada, pero agregándoles algo, podríamos, sin mentir, consignar
ante este tribunal los mismos escritos que en los días aciagos de la tiranía
perezjimenista, consignaron ante un tribunal similar, los hoy personeros del régimen,
Jesús Paz Galárraga, Juan José Delpino y Adelso González Urdaneta. Como el
primero, podríamos “enfrentar al hamponato” y con cifras y apreciaciones, replicar
atinadamente las mentiras oficiales sobre la supuesta prosperidad del país y
desenmascarar toda la política disparatada y antivenezolana de la dictadura”. O como
Adelso González Urdaneta, diseccionar y enjuiciar “la desastrosa política educacional”.
Peor si no lo hacemos así es porque este gobierno tiene sobre sus hombros,
responsabilidades y actitudes más graves aun que aquellas por las cuales fue
derrocado el régimen anterior al 23 de enero.
A nosotros, según el articulado del Código de Justicia Militar que se nos aplica,
se nos supone dentro de actividades nacionales llevadas a cabo en connivencia con un
país extranjero. Y ello no responde sino a la campaña interesada que contra nuestra
actitud revolucionaria, ha venido llevando a cabo, por todos los medios publicitarios, la
Vieja Guardia, COPEI y algunas personas del Alto Mando Militar. Tal campaña, que
ahora culmina en este juicio tiene un objetivo muy claro: vincular el movimiento
revolucionario de Venezuela, a la tesis absurda, por anticientífica y antihistórica, de la
importación de la revolución y con ello atemorizar a densos sectores de nuestra
colectividad y especialmente a las Fuerzas Armadas, para ponerlos a pelear entre si.
A mi se me acusa de ser agente de Fidel Castro en Venezuela; de tener un
grado honorario en el Ejército Rebelde, pero quienes lo hacen, saben que mienten
descaradamente, en el interés de confundir al pueblo que en distintas oportunidades
nos ha demostrado su cariño y confianza. Como lo dije en mi “Carta sin sobre a Drew
Pearson” –periodista al servicio del colonialismo- no soy, ni he sido, ni seré sino un
soldado del pueblo venezolano en su dura lucha por la independencia nacional y la
liberación. Como tal tomé las armas, dejé las comodidades de la ciudad, el bienestar de
la familia, dejé el Parlamento, dejé todo, para subir a las montañas a combatir por la
dignidad de la Patria, por su progreso y prosperidad.
A mi y a otros se nos acusa de querer transportar a Venezuela, todas las
incidencias de la revolución cubana y reproducir al calco toda la realidad histórica del
aquel país. Quienes así proceden y entre ellos el Presidente Betancourt –lo cito por
haber sido él un estudioso del marxismo, e incluso militante destacado del Partido
Comunista-, saben muy bien que ello es absurdo, que ello es sencillamente ridículo.
Todos los estudiosos de la teoría revolucionaria, entre los cuales me incluyo sin
modestia alguna, saben que a realidades distintas, procesos históricos distintos. Saben
que Venezuela no es Cuba y que la realidad venezolana y las perspectivas
venezolanas son diferentes a las cubanas. Saben asimismo que “los esquemas que se
han cumplido en Cuba, en su forma y en su desarrollo, no tienen porque cumplirse de
igual manera en Venezuela”.
Ello es cierto. Lo sabemos nosotros también y con base a tales realidades es que
trabajamos por la revolución nacional, venezolana, que libere a nuestro país de la
explotación feudal y la coyunda imperialista, y que libere a nuestros trabajadores, del
abuso, el hambre, el desempleo y la miseria.
Sabemos igualmente que quienes tratan de desprestigiarnos ante la nación y el
acendrado espíritu nacionalista de nuestro pueblo, lo hacen jugando una carta más en
su estrategia contrarrevolucionaria. Lo mismo hacen cuando, para atemorizar a los
sectores menos radicalizados, asoman el fantasma de la disolución de las Fuerzas
Armadas por parte del movimiento revolucionario, planteando de nuevo el esquema de
Cuba. Por una parte dicen que las Fuerzas Armadas venezolanas, no son el Ejército de
Batista –en ello estamos de acuerdo- y por la otra, sostienen, con marcado descaro,
que el Ejército venezolano correrá la misma suerte que el de Batista.
¿Cómo explicar esta incongruencia de nuestros detractores? Muy sencillo. Estamos de
acuerdo en que las Fuerzas Armadas venezolanas, al menos en su mayoría, no pueden
compararse con el Ejército de Batista, no sólo por sus adelantos técnicos o su poderío
de fuego, sino por algo más importante todavía. El Ejército de Batista era un ejército
mercenario, pretoriano, que respondía solamente a los intereses del “caudillo”, sus
oficiales y soldados eran protegidos por el dictador o algún favor debían a él. Es decir,
lo mismo que quieren hacer Betancourt y Briceño Linares de nuestras Fuerzas
Armadas: colocarlas al servicio de intereses bastardos, antinacionales y personalistas.
En esta materia también hay realidades distintas entre los dos países. Yo sé que
aquí, la gran mayoría de la oficialidad joven, por ejemplo, se mueve al calor de sentidos
principios revolucionarios, es antiimperialista y no responde al egoísmo de algunos de
sus jefes. Por ello se les vigila y discrimina; se les persigue y amenaza. Y muchas
veces, se les constriñe a tomar posiciones que no corresponden a sus verdaderos
sentimientos. Se les obliga a hacer de policía represiva para que manchen sus manos
con sangre del mismo pueblo al cual ellos pertenecen, para llevar sobre si la
responsabilidad de matar estudiantes, obreros y campesinos que en ciudades y
montañas combaten la ferocidad oficial.
Claro está que en la Institución Armada venezolana, hay hombres indignos de
portar el uniforme que como Briceño Linares y otros miembros del Alto Mando sirven a
intereses contrarios a la Patria. Y es claro también que en el Ejército de Batista hubo
hombres dignos, patriotas que como el Gallego Fernández y el Comandante
Casteñeiras –entre los que conozco- se levantaron contra el despotismo y hoy, no sólo
pertenecen a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, sino que son respetados y
queridos por el pueblo.
Nada tiene que temer a una revolución nacional los que llevan con dignidad
patriótica, honestidad y vocación republicana, su investidura militar.
Las revoluciones no se hacen para destruir las Fuerzas Armadas sino para
colocarlas al servicio de la nación. En ningún momento de la historia de un país se
necesita tanto la existencia de unas Fuerzas Armadas poderosas, técnicamente
superadas, que en su vida revolucionaria, cuando hay que hacer frente a los grandes
intereses extranjeros que al lado de los sectores desplazados del Poder que le
concedían todos los privilegios, se alzan con su poderío militar para reconquistar sus
posiciones.
Cuando Venezuela conquiste su independencia y recupere sus riquezas hoy
explotadas por el capital monopolista extranjero, es indudable que necesitará de unas
Fuerzas Armadas poderosas y técnicamente y moralmente capaces de resguardar
nuestro patrimonio, de cuidar nuestra soberanía. Y es así como el movimiento
revolucionario, consciente de ello, ha hecho descansar su lucha de vanguardia en las
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, núcleo inicial de de la gran unidad cívico
militar para combatir la penetración imperialista y hacer del país, como lo quiso nuestro
Libertador Simón Bolívar, una patria libre y verdaderamente soberana.
Por el contrario, los únicos que si tienen el firme propósito de destruir en su
esencia el carácter nacional de las Fuerzas Armadas, son aquellos que como
Betancourt y Briceño Linares, quieren la subsistencia de un país de un país aherrojado
al destino del imperialismo y mediatizado por la influencia extranjera. Es solamente a
esta política de claudicación y de entrega que los venezolanos todos deben combatir
con criterio nacional, con firme vocación patriótica.
Ustedes, señores magistrados, como oficiales y con ustedes todos los efectivos
de la Institución Armada, deben saber estas cosas para, con razón a la verdad,
comprender lo que el movimiento revolucionario espera de sus Fuerzas Armadas y de
quienes sepan incorporarse a el, teniendo solamente como interés, el único que en
estos momentos corresponde a todos los venezolanos derrotar la política entreguista
del presente gobierno y trabajar juntos por un porvenir luminoso y digno para la Patria.
En todo momento hemos buscado esta unidad, la unidad cívico-militar, en la
integridad de sus fuerzas progresistas, porque la consideramos indispensable para
echar a andar el país por el camino de la democracia y el desarrollo económico
independiente, porque la sabemos indispensable para garantizar la tranquilidad y la paz
de la familia venezolana y poner término a las crisis permanentes que sacuden las
entrañas mismas de la nación.
¿Cómo no contar para ello con la integración de las Fuerzas Armadas en un
frente común de liberación nacional?
¿Es acaso que la mayoría de los oficiales, clases y soldados, está de acuerdo
con la entrega de nuestras riquezas al capital extranjero y la mediatización de nuestra
soberanía por misiones militares de otros países?
¿Es acaso que la mayoría de los oficiales, clases y soldados, están de acuerdo
en continuar como fuerzas de choque, como policía de represión política, al servicio de
intereses sectarios que sale benefician a una camarilla corrompida?
¿No son la mayoría de los oficiales, clases y soldados, parte del pueblo hoy
humillado y perseguido?
¿No son los oficiales de aire, mar y tierra, parte de la nación saqueada por la
voracidad imperialista y esclavizada por los consorcios extranjeros?
¿Son ustedes, señores oficiales, contarios a la liberación del país, a la utilización
de sus riquezas como medio efectivo de progreso económico y desarrollo social que
mejoren las condiciones de vida del pueblo y lo incorporen al bienestar democrático?
Yo sé que estas interrogantes no pueden ser respondidas fácilmente, pero aquí
las dejamos, para que ustedes, señores del Corte, y quienes puedan leer este alegato,
mediten seriamente, piensen desapasionadamente y saquen sus propias conclusiones.

III

Nuestra lucha no ha sido en ningún momento, ni ayer ni hoy, una actitud


ambiciosa ni egoísta. Ella forma parte de un sentimiento colectivo que se agita en el
corazón de todos los venezolanos interesados en conducir al país por senderos de
felicidad y bienestar, por recuperar el tiempo perdido, por evitar que la sangre siga
derramándose por culpa del enemigo común.
Muestra de ellos fue nuestro probado desprendimiento personal el 23 de enero y
la actitud que ahora tomamos al dejar la alta posición que ocupábamos en el seno de la
Cámara de Diputado por mandato del glorioso pueblo de Caracas, hoy perseguido y
humillado.
En la carta de renuncia a nuestra curul parlamentaria, expliqué detenidamente lo
motivos de ella, sus causas fundamentales que se mueven íntimamente unidas a la
crisis general que vive el país. Y en el mismo momento expusimos con claridad
meridiana el programa de nuestra lucha, que es la lucha de todos los patriotas
venezolanos, cuyo único móvil es la liberación nacional. Con ese programa está de
acuerdo todo nuestro pueblo, las organizaciones de masas y la Institución Armada; los
industriales progresistas y el comercio venezolano, independientemente de su
ideología, posición económica o situación profesional.
¿Cómo no va a estar de acuerdo el pueblo y con los sectores progresistas de la
nación, civiles y militares, con un programa de liberación antiimperialista, cuando todos
saben que la explotación de las riquezas nacionales por los monopolios extranjeros, es
causa fundamental de nuestro subdesarrollo y miseria?
¿Cómo no va a estar de acuerdo el pueblo y al oficialidad patriótica de las
Fuerzas Armadas con un programa nacionalista tendiente a recuperar esas riquezas
nacionales para utilizarlas en la solución de los grandes problemas que aquejan al
país?
¿Cómo no se va a estar de cuerdo con un programa destinado a realizar la
Reforma Agraria, industrializar el país, mejorar la educación, liquidar la miseria, el
desempleo, el hambre y la ignorancia?
¿Cómo no van a estar de acuerdo civiles y militares en un programa para
mejorar la situación económica y social, ampliar el mercado de consumo, abaratar el
costo de la vida, liquidar el problema de la vivencia y elevar el poder adquisitivo de los
sectores menos favorecidos?
¿Y qué otras cosas, sino estas son las que contemplan la plataforma de lucha de
las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, a las cuales pertenecemos con orgullo?
Sólo los enemigos del pueblo y de la Patria, podrán estar en desacuerdo con
tales postulados. Y sólo los enemigos del pueblo y de la Patria, no podrían
acompañarnos en esta lucha decisiva para el interés colectivo de la nación.
Y es, señores magistrados, que esos enemigos aposentados hoy en el Poder,
son los responsables de toda nuestra tragedia actual, de que nuestra familia la familia
venezolana, viva horas interminables de angustia y no se sienta segura ni vea
perspectivas ciertas para su porvenir.
Nadie más que ellos, es responsable de lo que acontece actualmente; del
enguerrillamiento y la violencia, de la crisis económica y el deterioro social. Nadie más
que ellos, que Betancourt y los sectores más agresivos de la Vieja Guardia, COPEI y el
Alto Mando Militar, son responsables del gran drama nacional, de las muertes y los
robos al tesoro público que tanta preocupación causan en nuestra colectividad.
Son ellos precisamente, señores magistrados, los que debían estar, y algún día lo
estarán, sentados frente al tribunal, rindiendo cuentas de sus múltiples delitos; como
reos de traición a los intereses nacionales, como reos de peculado; como responsables
de una tragedia que jamás la historia habrá de olvidar.
Nosotros, por nuestra parte, no hemos cometido delito alguno; antes por el
contrario hemos sabido cumplir con un deber de ciudadanos honestos. Por esto
rechazamos enfáticamente los cargos que nos ha formulado el señor Fiscal y que
hemos oído con atención serena y firme reposo espiritual.
Señores del Consejo: Nosotros estamos libres de toda culpa, no somos
responsables de nada que no sea una digna conducta al servicio de la Patria oprimida.
Si vosotros queréis cometer el delito señalado en el artículo 46 de la Constitución
Nacional y que el pueblo y la historia, os maculen para siempre, entonces,
CONDENADME.

Fabricio Ojeda
Caracas,
Cuartel San Carlos,
Noviembre de 1962.
FRAGMENTO DE CABLE (Enviado por el ministerio de defensa venezolano al
pentágono con motivo de la muerte del che., aparecido en la revista "casa de las
Americas" y reproducido literalmente en el no1 de origen.)

PRESIDENTE LEONI SUGIRIÓ AL GOBIERNO BOLIVIANO DIFUNDIR LA NOTICIA


DE QUE EL CHE GUEVARA SE HABÍA SUICIDADO USAR HABER SIDO
CAPTURADO VIVO STOP GOBIERNO VENEZOLANO ESTABA DISPUESTO .
ENVIAR LA PAZ EXPERTO DIGEPOL EN MATERIA FABRICACIÓN SUICIDIO
GUERRILLEROS PRISIONEROS STOP EL MISMO EXPERTO QUE OCUPÓ CASO
FABRICIO OJEDA STOP

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