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LA IDEA DE REPUBLICANISMO.

El término republicanismo hace referencia a una corriente de pensamiento


político surgida en algunas municipalidades italianas del renacimiento que
confirió nuevo sentido a las tradiciones ciudadanas griegas y romanas, animó
gran parte de los debates políticos de la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII,
influyó sobre los padres fundadores de la independencia estadounidense y,
tras casi dos siglos de discreto silencio, ha llegado hasta nuestros días como
soporte de los clásicos ideales del vivere libero. El republicanismo en su
dimensión doctrinal ajena a las formas de gobierno y a su contraposición con la
monarquía es un programa de investigación de las decisiones políticas, no una
receta trazada de una vez por todas para adoptarlas.

La tradición republicana no es contradictoria con los principios liberales, sino


que los complementa y potencia mediante una participación ciudadana
efectiva. Para ello, es preciso reforzar ciertos elementos, todavía muy débiles,
de las democracias representativas que predominan en la actualidad: fomentar
una cultura cívica más robusta, alcanzar una mayor igualdad social y organizar
unas instituciones políticas que aumenten la calidad de la participación, en
especial mejorando los mecanismos de deliberación a efectos de adoptar las
decisiones políticas más adecuadas a los intereses de todos.

En Europa con la ocupación napoleónica de España, y la captura de la familia


real española, Napoleón impuso en 1808 las “abdicaciones de Bayona” por las
que el monarca Fernando VII y su padre y predecesor Carlos IV renunciaban a
sus derechos a la corona de España y de las Indias, en favor del emperador
Napoleón, quien finalmente los otorgó a José Bonaparte, luego de lo cual
Fernando VII quedó cautivo. Todo ello desencadenó el levantamiento de los
pueblos de España conocido como Guerra de la Independencia Española (1808-
1814) contra la ocupación Napoleónica, y se siguió de la creación de la
Constitución española de 1812.

En América comenzaron una serie de movimientos que desconocían los


nombramientos para la administración americana provenientes de España, y
que se justificaban por la renuncia de los herederos legítimos de la monarquía
española. De esta forma, en el año 1808, el Ayuntamiento de México se erigió
en Junta Soberana, con el apoyo inclusive del virrey de Nueva España José de
Iturrigaray. Sin embargo el movimiento fue disuelto y concluyó con el
encarcelamiento de los miembros del ayuntamiento y la destitución de
Iturrigaray. En los años siguientes se sucedieron levantamientos en todo el
continente para formar juntas de gobierno locales

La nación española se mostró indiferente, lo consideraban un problema ajeno.


Para los comerciantes y la administración gubernamental desapareció una
fuente de ingresos - los caudales de Indias-, esenciales para la Hacienda, así
como un importante mercado para las exportaciones españolas. España
continuó el proceso inmerso de guerras civiles, quedando como una potencia
de segundo orden entre los estados europeos.

El movimiento independentista debido a su natural efecto disgregador fue la


causa de la fragmentación de los países nacientes. No hubo cambios en la
estructura administrativa (Uti possidetis).Tampoco hubo cambios sociales para
las llamadas castas: criollos, mestizos, morenos, ni para los indígenas ni para
los esclavos negros. Desapareció el monopolio comercial, y por tanto el
proteccionismo, con el consiguiente empobrecimiento de muchas regiones
latinoamericanas que no podían competir con las industrias de Europa y que,
para América, el sueño de Bolívar de crear unos Estados Unidos de América del
Sur fracasó en el Congreso de Panamá (1826). Sin embargo, la opinión de
algunos latinoamericanos es muy diferente, ya que afirman que la
independencia permitió a sus países la oportunidad de desarrollarse en función
a unas necesidades propias y que otorgó una teórica justicia más equitativa
entre sus componentes étnicos, empezando por los criollos, quienes coparon
los puestos de la máxima responsabilidad de gobierno, mayoritariamente
empleados antes por españoles peninsulares durante la colonia.

Las guerras de independencia hispanoamericana fueron una serie de conflictos


armados que se desarrollaron en el continente americano y que enfrentaron a
los partidarios de establecer nuevas naciones independientes donde se
encontraban las colonias españolas en América, enfrentando al Rey de España
Fernando VII, las autoridades virreinales y los partidarios de la Monarquía
española. Las guerras de independencia tuvieron tanto el carácter de guerra
civil como de guerra internacional (entre naciones).

El conflicto comenzó en 1808, con la creación de juntas auto designadas en


México y Montevideo. Entre los líderes independentistas, también llamados
libertadores, se encuentran la mayor parte de los "padres de la patria" de los
países hispanoamericanos, como Simón Bolívar, José de San Martín, José
Artigas, Francisco de Paula Santander, José Miguel Carrera, Bernardo O'Higgins,
Antonio José de Sucre, Miguel Hidalgo y José María Morelos, entre otros.

Casi todos los países hispanoamericanos continentales de la actualidad


(Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y
Venezuela), reconocen en este movimiento sus orígenes como naciones
independientes. Sólo Panamá, y los países del Caribe de habla hispana (Cuba,
Puerto Rico y República Dominicana) reconocen sus orígenes independientes
en otros procesos históricos.

BOLIVAR Y LA INTEGRACION LATINOAMERICANA.

Iniciadas en el seno de la emergente clase criolla adinerada y expandidas a


partir de 1767 con la expulsión de jesuítas, surgidas al calor del proceso de
formación de las nacionalidades en la región y el nacimiento de una conciencia
independiente, las ideas unionistas latinoamericanas tuvieron su origen
durante la segunda mitad del siglo XVIII, sobre todo a partir de las denuncias
sobre la impiedad del coloniaje español en el Nuevo Mundo y de la
identificación de los pueblos latinoamericanos como una entidad étnicamente
propia.

En este contexto irrumpe Bolívar, cuyo pensamiento se conformará a partir de


los grandes conflictos y de las urgencias dimanadas por la realidad
sudamericana ya a inicios del siglo XIX, basándose precisamente en el
reconocimiento de un Ser Hispanoamericano como sujeto objeto protagónico
de la transformación liberadora, al cual agrega con prontitud sin el prejuicio
típico de otros el componente negro. Tómese en cuenta que al respecto el
libertador se adelanta incluso a los propios Estados Unidos, pues sus acciones
concretas en torno al problema de la esclavitud anteceden a la Proclama de
Emancipación de Abraham Lincoln, por la cual habría de esperar el mundo
moderno hasta 1862.

Ya desde 1811 el Libertador planteaba: “Lo que queremos es que esa unión
sea efectiva y para animarnos a la gloriosa empresa de nuestra libertad;
unirnos para reposar, para dormir en los brazos de la apatía, ayer fue una
mengua, hoy es una traición (…) Pongamos sin temor la piedra fundamental de
la libertad suramericana: vacilar es perdernos”. Más adelante, en la célebre
Carta de Jamaica, puede leerse: “Seguramente es la unión la que nos falta para
completar la obra de nuestra regeneración. Sin embargo, nuestra división no es
extraña, porque tal es el distintivo de las guerras civiles”.

Buena parte de la preocupación de Bolívar estaba en el modo de concebir el


tipo de gobierno y el sistema político a adoptar por las nuevas repúblicas. En
este importante documento, donde el Libertador rompe con la observación
empírica y emprende una caracterización objetiva del futuro de la lucha
latinoamericana, se observa un intenso debate interno al respecto. Sabiendo,
de una parte, que son inviables las copias de uno u otro modelo europeo, y, de
otra, que no puede prescindirse de ellos como experiencia y praxis histórica
referente, sostiene abundantes observaciones y razonamientos por momentos
contradictorios.

LA IDEA DEL GENDARME NECESARIO.

Gendarme necesario o cesarismo, es lo mismo; este nombre se obtiene de la


imagen de Julio César, como emperador, autócrata y gobernante absoluto. “Los
rasgos generales de cesarismo son la concentración del poder en una figura
carismática que capta todos los anhelos populares.“. Esta corriente de
pensamiento no sólo justifica el gendarme necesario, más que eso lo ve como
una necesidad ante el carácter disociado de nuestra raza.
REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION

MISIÓN SUCRE / UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

ALDEA UNIVERSITARIA LUIS BELTRÁN PRIETO F.

U.C: PENSAMIENTO POLÍTICO VENEZOLANO Y

LATINOAMERICANO

LA IDEA DEL REPUBLICANISMO

Prof : Thania Arrivillaga

Integrantes
Eileen Padrón

Militza Rella

Ana Peña

Héctor Curiel

CARACAS, Mayo del 2010

INTRODUCCION

Con el siguiente trabajo buscamos que el lector pueda conocer como nuestros
aguerridos héroes libertadores, a través de los movimientos independentistas,
con sus fracasos y victorias, formaron patrias soberanas y libres de imperios
europeos, permitiendo a sus países la oportunidad de desarrollarse en función
a unas necesidades propias y que otorgó una justicia más equitativa entre sus
ancestros, empezando por los criollos, quienes coparon los puestos de la
máxima responsabilidad de gobierno, quienes habían sido explotados antes por
españoles peninsulares durante la colonia.

Las guerras de independencia hispanoamericana fueron una serie de conflictos


armados que se desarrollaron en el continente americano y que enfrentaron a
los partidarios de establecer nuevas naciones independientes donde se
encontraban las colonias españolas en América, enfrentando al Rey de España
Fernando VII, y los partidarios de la Monarquía española. Las guerras de
independencia tuvieron tanto el carácter de guerra civil como de guerra
internacional.

Entre los líderes independentistas o libertadores, se encuentran la mayor parte


de los "padres de la patria" de los países hispanoamericanos, como Simón
Bolívar, José de San Martín, José Artigas, Francisco de Paula Santander, José
Miguel Carrera, Brnardo O'Higgins, Antonio José de Sucre, Miguel Hidalgo y José
María Morelos, entre otros.

Para poder entender como verdaderamente se gestó la independencia de


nuestras naciones latino-americanas, hay que hablar del ideario republicano y
en este trabajo abordaremos temas relacionados como: Invasión Napoleónica y
los principios fundamentales de la Revolución Francesa.

La Invasión Napoleónica

Napoleón fue nombrado comandante del ejército francés en Italia en 1796.


Derrotó sucesivamente a cuatro generales austriacos cuyas tropas eran
superiores en número, y obligó a Austria y sus aliados a firmar la paz.

En 1798 dirigió una expedición a Egipto, que se encontraba bajo el dominio


turco, para cortar la ruta británica hacia la India. Aunque conquistó este país,
su flota fue destruida por el almirante británico Horatio Nelson y el militar
francés quedó aislado en el norte de África tras ser derrotado en la batalla del
Nilo. Bonaparte no se desanimó ante este contratiempo y se dedicó a la
reforma de la administración y legislación egipcias: la servidumbre y el
feudalismo fueron abolidos y los derechos básicos de los ciudadanos
garantizados.
Los eruditos franceses que le habían acompañado en el viaje comenzaron a
estudiar la historia del antiguo Egipto y a realizar diversas excavaciones
arqueológicas. No consiguió conquistar Siria en 1799, pero logró una victoria
aplastante sobre los turcos en Abukir. Mientras tanto, Francia hacía frente a
una nueva situación internacional: Austria, Rusia, Nápoles y Portugal se habían
aliado con Gran Bretaña, configurando la Segunda Coalición.

Gran Bretaña, irritada por la hostilidad de las acciones de Napoleón, reanudó la


guerra naval con Francia en abril de 1803. Dos años después, Rusia y Austria
se unieron a Gran Bretaña en la Tercera coalición. Napoleón descartó su plan
de invadir Inglaterra y dirigió sus ejércitos contra las fuerzas austro-rusas, a las
que derrotó en la batalla de Austerlitz el 2 de diciembre de 1805. Conquistó el
reino de Nápoles en 1806 y nombró rey a su hermano mayor, José; se tituló rey
de Italia (1805), desintegró las antiguas Provincias Unidas (hoy Países Bajos)

El Código Napoleónico se implantó en todos los Estados creados por el


Emperador. Se abolieron el feudalismo y la servidumbre y se estableció la
libertad de culto (salvo en España). Le fue otorgada a cada Estado una
constitución en la que se concedía el sufragio universal masculino y una
declaración de derechos y la creación de un parlamento; fue instaurado el
sistema administrativo y judicial francés; las escuelas quedaron supeditadas a
una administración centralizada y se amplió el sistema educativo libre de
manera que cualquier ciudadano pudiera acceder a la enseñanza secundaria
sin que se tuviera en cuenta su clase social o religión.

Cada Estado disponía de una academia o instituto destinado a la promoción de


las artes y las ciencias, al tiempo que se financiaba el trabajo de los
investigadores, principalmente el de los científicos. La creación de gobiernos
constitucionales siguió siendo sólo una promesa, pero el progreso y eficacia de
la gestión fueron un logro real.

En Europa con la ocupación napoleónica de España y la captura de la familia


real española, Napoleón impuso en 1808 las “abdicaciones de Bayona” por las
que el monarca Fernando VII y su padre y predecesor Carlos IV renunciaban a
sus derechos a la corona de España y de las Indias, en favor del emperador
Napoleón, quien finalmente los otorgó a José Bonaparte, luego de lo cual
Fernando VII quedó cautivo.

Todo ello desencadenó el levantamiento de los pueblos de España conocido


como Guerra de la Independencia Española (1808-1814) contra la ocupación
Napoleónica, y se siguió de la creación de la Constitución española de 1812. La
nación española se mostró indiferente, lo consideraban un problema ajeno.
Para los comerciantes y la administración gubernamental desapareció una
fuente de ingresos - los caudales de Indias-, esenciales para la Hacienda, así
como un importante mercado para las exportaciones españolas. España
continuó el proceso inmerso de guerras civiles, quedando como una potencia
de segundo orden entre los estados europeos.

Para América Latina, la figura de Napoleón Bonaparte es fundamental. Se


reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español; sus
pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios, cuyos habitantes
nunca quisieron aceptar los planes y designios del emperador, son elementos
básicos para entender los movimientos de emancipación y las guerras
hispanoamericanas por su independencia.

En América comenzaron una serie de movimientos que desconocían los


nombramientos para la administración americana provenientes de España, y
que se justificaban por la renuncia de los herederos legítimos de la monarquía
española.

Bolívar, cuyo pensamiento se conformará a partir de los grandes conflictos y


de las urgencias dimanadas por la realidad sudamericana ya a inicios del siglo
XIX, basándose precisamente en el reconocimiento de un Ser
Hispanoamericano como sujeto objeto protagónico de la transformación
liberadora, al cual agrega con prontitud sin el prejuicio típico de otros el
componente negro. Tómese en cuenta que al respecto el libertador se adelanta
incluso a los propios Estados Unidos, pues sus acciones concretas en torno al
problema de la esclavitud anteceden a la Proclama de Emancipación de
Abraham Lincoln, por la cual habría de esperar el mundo moderno hasta 1862.
Buena parte de la preocupación de Bolívar estaba en el modo de concebir el
tipo de gobierno y el sistema político a adoptar por las nuevas repúblicas. En
este importante documento, donde el Libertador rompe con la observación
empírica y emprende una caracterización objetiva del futuro de la lucha
latinoamericana, se observa un intenso debate interno al respecto. Sabiendo,
de una parte, que son inviables las copias de uno u otro modelo europeo, y, de
otra, que no puede prescindirse de ellos como experiencia y praxis histórica
referente, sostiene abundantes observaciones y razonamientos por momentos
contradictorios

Los principios de la revolución francesa (igualdad, libertad, fraternidad)

La revolución francesa fue el cambio político más importante que se produjo en


Europa, a fines del siglo XVIII. No fue solo importante para Francia, si no que
sirvió de ejemplo para otros países, en donde se desataron conflictos sociales
similares, en contra de un régimen anacrónico y opresor, como era la
monarquía. Esta revolución significo el triunfo de un pueblo pobre, oprimido y
cansado de las injusticias, sobre los privilegios de la nobleza feudal y del
estado absolutista.

Durante el reinado de Luis XIV (1643-1715), Francia se hallaba bajo el dominio


de una monarquía absolutista, el poder del rey y de la nobleza era la base de
este régimen, pero en realidad el estado se encontraba en una situación
económica bastante precaria, que se agravo por el mal gobierno de Luis XV
(bisnieto de Luis XIV) y que toco fondo durante el reinado de Luis XVI,
gobernante bien intencionado, pero de carácter débil, por lo que se lo llamaba
“el buen Luis” los gastos militares y lustro de malas cosechas crearon una
gravísima situación social. La mayoría de la población se vio en la miseria
mientras el lujo y el despilfarro del rey y la nobleza continuaban como si nada.
Luis XVI se negó a realizar cualquier tipo de reforma y defendió los privilegios
de la aristocracia frente al hambre de sus súbditos, que se estaban hartando
de la injusticia.

Para que no empeorara la situación económica la nobleza trato de acaparar


mas cargo en la burocracia estatal, aumentando la explotación de los
campesinos que trabajaban en sus tierras exigiéndoles mayores
contribuciones, las clases sociales existentes en ese momento eran la nobleza,
el clero, y la burguesía, pero al contar los votos de la nobleza y del clero,
estamento privilegiado que superaba en numero a la burguesía, y siempre
tomaban las decisiones que a este sector le convenían. Solucionando el
sistema de conteo la burguesía pudo tomar el control de la situación, y
comenzó a seccionar como Asamblea Nacional y juraron no disolverla hasta
tanto conformar una Constitución Nacional.

El 14 de Julio de 1789, la burguesía apoyada por el sector explotado por la


nobleza, los campesinos que en medio de una agitada multitud revolucionaria
formada por hombres y mujeres, saturados de injusticias y de hambre, se
dirigen violentamente a la Bastilla, símbolo del régimen absolutista, donde
funcionaba como cárcel de los opositores al sistema de gobierno y la toman
por la fuerza. Esta acción inclino la balanza a favor de los revolucionarios,
desplazando así del poder a los nobles y partidarios del absolutismo.
Paralelamente en las zonas rurales los campesinos se levantaron contra los
señores feudales, asesinándolos y saqueando he incendiando sus castillos. A
este movimiento social por la justicia y la fraternidad de los hombre en 1789,
se le conoce como “El Gran Miedo”. La Asamblea Nacional formada por la
burguesía, cuando llego el momento de decidir la forma de gobierno, la alta
burguesía apoyo a los Girondinos, oriundos de la provincia de la Gironda, que
pretendían un acuerdo, con monarquía e instaurar una monarquía
constitucional.

Por otro lado los Jacobinos de ideas revolucionarias y de cambios radicales, con
tendencia a la instauración de una república democrática, con derechos a la
participación política y con la aplicación de medidas más equitativas para la
repartición de la riqueza y la lucha contra el hambre popular. El nombre de
Jacobinos proviene de las reuniones en asambleas, llamadas clubes, en un
convento ubicado sobre la calle san Jacobo.

Los diputados de la asamblea decidieron eliminar los privilegios de la nobleza,


se obligo a pagar impuestos y se elimino el diezmo a la iglesia. Pocos días
después la asamblea dicta la declaración de los Derechos del Hombre y el
Ciudadano, esta proclama se transformo en la síntesis de las ideas
revolucionarias, basadas en tres banderas: igualdad, fraternidad y libertad.

Les interesaba la igualdad de los ciudadanos ante la ley.

CONCLUSIONES

Una vez investigado el tema sobre la idea del republicanismo, y siendo la


invasión napoleónica en España y la Revolución Francesa los impulsores de los
movimientos independentistas, se puede deducir que la influencia de la
Revolución Francesa en el proceso de independencia de Venezuela fue
limitada, podríamos afirmar que sólo se basa en sus principios filosóficos y
políticos para justificar la separación de Venezuela de la Corona española.

Los blancos criollos que formaban la clase dominante desde el punto de


vista económico y social, no les interesaba implantar la libertad y la igualdad
social, - principios de la revolución francesa - , porque eran dueños de los
esclavos, factor muy importante de la producción. El clero tampoco veía con
agrado las medidas radicales de la revolución francesa, estaban en peligro de
confiscación sus cuantiosos bienes.

También querían ejercer el poder político y gozar de libertad económica;


pero se oponían al ascenso social, económico y cultural de los pardos, que eran
la mayoría de la sociedad colonial. En consecuencia, el ejemplo de la
revolución francesa y sus principios, fueron utilizados como argumento político
para sus propósitos de emancipación, pero jamás como razón que les pudiera
hacer perder sus privilegios.
Buscó resolver los problemas de la humanidad e iniciar el progreso
mediante la razón y la educación, ubicaba el hombre como el centro del
universo reconociéndole "…como derechos inalienables la libertad, la igualdad,
la seguridad, la propiedad, la libre expresión y la asociación."

Combatió la monarquía absoluta que otorgaba a los monarcas una


soberanía sin limitaciones y difundió la teoría de la soberanía popular indicando
que el poder residía en los miembros de una sociedad y por ésto, el mismo,
deriva del pueblo quien tiene derecho a elegir sus representantes para que lo
gobierne.

CONTENIDO

1. EL REPUBLICANISMO

2. TEORIA POLITICA DEL REPUBLICANISMO

3. LA REPUBLICA

4. PILARES FUNDAMENTALES DE LA REPUBLICA

5. REPUBLICA Y DEMOCRACIA

6. EVOLUCIÓN HISTORICA

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1. EL REPUBLICANISMO
Es una teoría política que propone y defiende la república como el modelo de
gobierno óptimo para un Estado. En sentido estricto, la república se define en
oposición a las otras formas clásicas de gobierno: la monarquía y la
aristocracia; así como a sus respectivas corrupciones: el despotismo y la
oligarquía. Por extensión, se refiere a un sistema político que protege la
libertad y especialmente se fundamenta en el derecho, en la ley como
expresión de la voluntad soberana del pueblo y a la que no puede sustraerse
nunca un gobierno legítimo. Se ha escrito mucho sobre qué tipos de valores y
comportamientos deben tener los ciudadanos de una república para su
desarrollo y éxito; se suele hacer énfasis generalmente en la participación
ciudadana, valores cívicos y su oposición a la corrupción.

En principio, la noción de república en cuanto forma de gobierno no es en sí


misma sinónimo de democracia, al menos en el sentido dado al término en la
Edad Contemporánea. Han existido repúblicas autoritarias y despóticas. Pese a
apoyarse en el principio hereditario para la designación de la Jefatura del
Estado, una Monarquía puede ser considerada democrática en la medida en
que los miembros de los poderes legislativo y ejecutivos sean elegidos directa
o indirectamente por voluntad popular.

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2. TEORIA POLITICA DEL REPUBLICANISMO

El término republicanismo hace referencia a una corriente de pensamiento


político surgida en algunas municipalidades italianas del renacimiento que
confirió nuevo sentido a las tradiciones ciudadanas griegas y romanas, animó
gran parte de los debates políticos de la Inglaterra de los siglos XVII y XVIII,
influyó sobre los padres fundadores de la independencia estadounidense y,
tras casi dos siglos de discreto silencio, ha llegado hasta nuestros días como
soporte de los clásicos ideales del vivere libero.[1] El republicanismo -en su
dimensión doctrinal ajena a las formas de gobierno y a su contraposición con la
monarquía- es un programa de investigación de las decisiones políticas, no una
receta trazada de una vez por todas.

En la concepción republicana de la política resulta crucial el concepto de la


virtud cívica. Esta noción, elaborada desde Tucídides, Aristóteles y Cicerón
hasta Maquiavelo, persiste en el republicanismo moderno, desde Milton,
Rousseau y los padres de la Constitución norteamericana hasta hoy. Sin
hacerse ilusiones sobre la virtud del hombre, comprenden, aristotélicamente,
que es menester confiar en el ciudadano medio, trabajador y honrado, que
hace posible la ciudad y la práctica política.

La tradición republicana no es contradictoria con los principios liberales, sino


que los complementa y potencia mediante una participación ciudadana
efectiva. Para ello, es preciso reforzar ciertos elementos, todavía muy débiles,
de las democracias representativas que predominan en la actualidad: fomentar
una cultura cívica más robusta, alcanzar una mayor igualdad social y organizar
unas instituciones políticas que aumenten la calidad de la participación, en
especial mejorando los mecanismos de deliberación a efectos de adoptar las
decisiones políticas más adecuadas a los intereses de todos.

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3. LA REPUBLICA

República (del latín res publica, «la cosa pública, lo público»), en sentido
amplio, es un sistema político que se fundamenta en el imperio de la ley
(constitución) y la igualdad ante la ley como la forma de frenar los posibles
abusos de los más fuertes, del gobierno y de las mayorías, con el objeto de
proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos,
de los que no puede sustraerse nunca un gobierno legítimo. A su vez la
república escoge a quienes han de administrar la cosa pública mediante la
representación (democracia representativa) de toda su estructura mediante el
derecho a voto. El electorado constituye la raíz última de su legitimidad y
soberanía. Muchas definiciones, como la de Encyclopædia Britannica de 1911,
resaltan también la importancia de la autonomía y del Derecho (incluyendo los
derechos humanos) como partes fundamentales para una república. No debe
confundirse república con democracia, pues aluden a principios distintos, la
república es el gobierno de la ley mientras que democracia significa el
gobierno de la mayoría

Tradicionalmente, se ha definido la república como la forma de gobierno de los


países en los que el pueblo tiene la soberanía o facultad para el ejercicio del
poder, aunque sea delegado por el pueblo soberano en gobernantes que elige
de un modo u otro. Suele pensarse que en la práctica, la forma de estado de un
país es la monarquía si tiene soberano o rey no soberano, y república. Lo cierto
es que una república está fundamentada en el "imperio de la ley" y no en el
"imperio de los hombres". Una república es, de este modo, independiente de
los vaivenes políticos, incompatible con tiranías ni monarquías, en la cual tanto
los gobernantes como los gobernados se someten por igual a un conjunto de
principios fundamentales normalmente establecidos en una constitución.

"Un montón de gente no es una república" Aristóteles.

Y la constitución, de ser apegada al Derecho, sirve para protegerlo y definir


incluso qué leyes son buenas y cuáles malas en el marco de referencia
constitucional.

El desconocimiento de estos principios clásicos en el mundo moderno


lentamente ha conducido a muchos a expresarse en términos de "repúblicas
democráticas" o "repúblicas islámicas", sin considerar la contradicción que
tales frases contienen.

Son elementos comunes que participan del contenido de la definición


tradicional que la cultura occidental ha elaborado del concepto "República": 1.-
la periodicidad en los cargos; 2.-la publicidad de los actos de gobierno, no es
posible el secreto de Estado; 3.-la responsabilidad de politicos y funcionarios
públicos; 4.- la separación y control entre los poderes; 5.- la soberanía de la
ley; 6.- el ejercicio de la ciudadanía, quien pone y depone; 7.- la práctica del
respeto, y no la intolerancia, con las ideas opuestas; 8.- la igualdad ante la ley;
9.- la idoneidad como condición de acceso a los cargos públicos.

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4. PILARES FUNDAMENTALES DE LA REPUBLICA

Los tres pilares fundamentales de la República según Aristóteles son: -La


división de poderes y su control recíproco. -La participación política activa por
parte de los ciudadanos (esto supone la publicidad de los actos estatales y la
necesidad de instrucción en materias de ciencias jurídicas y política tanto
teórica como "material" [aquella ocurrida en un estado determinado y en un
momento dado]). -La representación de todas las clases sociales dentro de las
instituciones de gobierno con iguales atribuciones y prevalencia de ninguna.
(La accedencia a dichas magistraturas necesariamente colegiadas en razón de
la materia debe ser restringida (el magistrado debe pertenecer a la clase que
representa y ser elegido con el voto solo de ésta). Es necesario considerar que
para Aristóteles los fines supremos de las formas de gobierno deben ser: -La
libertad-igualdad ("solo somos libres entre iguales" [consideración griega de la
época]) -La realización de la justicia y del bien común. --La realización plena del
desarrollo de las capacidades cognitivas humanas (para lo cual considera
necesaria la realización de los dos puntos anteriores siguiendo el concepto
fundamental de Sócrates [BIEN=VERDAD. Según el cual el bien es igual a la
verdad y el mal a la ignorancia. Sócrates explica esto de la siguiente manera:
-el humano busca la felicidad, llenar su vació existencial -para esto utiliza
medios por los cuales pretende lograr dicho fin -la mayor parte de las veces
utiliza medios que consiguen satisfaciones efímeras, etéreas, superficiales, qué
no no van más alla de "deseos pasionales" {como tener sexo, alimentarse,
etc} -de ésta manera concluye que busca un fin por medios que no puden
alcanzarlo; ya que éste sólo puede ser alcanzado mediante la contemplacion
de la verdad, entendida como el conocimiento de la realidad]) De esto se
advierte que si sólo somos libres entre iguales no puede haber una clase
gobernante, deben gobernar todas por igual. Marx va más alla advirtiendo
además que: habiendo elementos (individuos y/o clases) económicamente
diferentes unos intentan superponerse sobre otros, estando rota, bajo dicho
supuesto, la relacion de igualdad de unos elementos para con los demás y por
lo tanto la de libertad.

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5. REPUBLICA Y DEMOCRACIA

La república, a menudo, se asocia con la democracia. De hecho, si todos los


estados que se autodenominan repúblicas realmente se acoplaran a la
definición, no habrá problema en que esta asociación fuera automática. El
problema es que en muchas autodenominadas repúblicas, la soberanía no
reside en el pueblo.

El derecho a voto ha sufrido una larga evolución. De hecho, no se generalizo el


sufragio universal (derecho a voto solo limitado por la mayoría de edad) hasta
mediados del siglo XX. Antes, este derecho estaba bastante restringido. Sólo
determinados estratos sociales podían votar, o se discriminaba por cuestiones
de origen, color de piel, sexo, etc. Actualmente, a muchas formas de
democracia de la antigüedad (incluyendo la Democracia ateniense se las
denomina Plutocracias, pues sólo permitía votar a la oligarquía dominante)

Aunque, teóricamente, la república hace referencia a que la soberanía reside


en el pueblo de forma democrática, en la práctica, el concepto república se lo
pueden atribuir estados que simplemente no adopten como a una forma de
monarquía, incluyendo en ocasiones estados con sistemas totalitarios,
oligarquías o dictaduras, como Corea del Norte. Por ejemplo, los autócratas
tratan de maquillar su forma de gobierno con trajes democráticos llamándose
presidentes, en vez de reyes y república a la forma de gobierno de su país en
lugar de monarquía o dictadura.

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6. EVOLUCIÒN HISTORICA DE LA REPUBLICA

EN LA ANTIGUEDAD: En la Antigüedad, las repúblicas no se entendían como


entiende la ciencia política el concepto de república.

Aunque República significara la cosa pública, no todos podían participar de esa


cosa pública. La llamada democracia ateniense no lo era en el mismo sentido
que tomamos actualmente. En realidad, las polis griegas estaban gobernadas
por oligarquías (aristoi, "los mejores") y sólo los ciudadanos (y no todo los
miembros del pueblo eran ciudadanos) eran los únicos que participaban en las
discusiones del ágora. (No podemos decir que la República antigua era "mal
llamada" así, pues la noción de Libertad era distinta para lo antiguos).

EN EL RENACIMIENTO: Durante el Renacimiento se fomentó la revisión del


mundo antiguo, no sólo de su arte, sino también de su cultura, de su
pensamiento político y de su literatura y, la mayoría de los pocos escritos que
lograron sobrevivir a la Edad Media fueron traducidos. Entre estos los que
hacían referencia a las Repúblicas de la Antigüedad que fueron rebautizadas
como Repúblicas clásicas.

La filosofía renacentista vio en la república una especie de Estado ideal y los


Estados que surgieron en ese periodo como Países Bajos adoptaron esta forma
de organización política. Aunque más que los ideales republicanos, pesó en su
decisión su sentimiento anticatólico (por ello, se autodenominaron República
Protestante de los Países Bajos) y el hecho de que no encontraron a ningún
candidato que les convenciese como monarca.

REPUBLICANISMO ILUSTRADO: La Ilustración trajo consigo toda una nueva


generación de políticos y filósofos ilustrados que se replanteó los principios de
la ciencia política que habían estado vigentes hasta el momento. Locke, por
ejemplo, se había planteado la división de poderes y la Separación Iglesia-
Estado cuando el Absolutismo aún era moneda de cambio. Estos
planteamientos políticos serían los que se establecerían no mucho después en
las constituciones promulgadas tras la Revolución francesa y la Guerra de la
Independencia de los Estados Unidos. De hecho, la Ilustración definió el
estándar de lo que había de ser una república y de las monarquías
constitucionales que empezarían a consolidarse en el siglo XIX.

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