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Ciencias Sociales 119: 27-38 / 2008 (I)


ISSN: 0482-5276

GLOBALIZACIÓN, IDENTIDAD SOCIAL Y HÁBITOS ALIMENTARIOS

GLOBALIZATION, SOCIAL IDENTITY AND FOOD HABITS

Francisco Entrena Durán*

RESUMEN

Partiendo del hecho de la producción y reproducción social de los hábitos alimenta-


rios, el autor analiza sociológicamente algunos efectos de la globalización socioeco-
nómica sobre esa producción y reproducción. Particularmente, el artículo se centra
en el influjo de la globalización sobre la pérdida de la soberanía alimentaria y la des-
territorialización del consumo y cultivo de alimentos, así como en sus efectos sobre la
alimentación como factor de construcción de la identidad y de diferenciación social.

PALABRAS CLAVE: ALIMENTACIÓN * NUTRICIÓN * CALIDAD DE LOS ALIMENTOS *


GLOBALIZACIÓN * IDENTIDAD CULTURAL * CLASES SOCIALES

ABSTRACT

By taking into account the fact of the food habit’s social production and reproduction,
the author studies sociologically some outcomes of present-day socio-economic
globalization on the said production and reproduction. Particularly, the article
focuses on both the impact of globalization on the so-called “losing of food
sovereignty” and the deterritorialization of food consumption and production, as
well as in its effects on feeding, which is understood as a factor of identity and social
differentiation.

KEY WORDS: FEEDING * NUTRITION * FOOD QUALITY * GLOBALIZATION * CULTURAL


IDENTITY * SOCIAL CLASSES

1. INTRODUCCIÓN significativas para los sujetos humanos (Berger


y Luckmann: 1979). Desde luego, esto no sig-
Los hábitos alimentarios se producen nifica que se ignore el carácter natural o bio-
y reproducen so­cialmen­te; es decir, son cons- lógico del hecho de nutrirse. Lo que pasa es
trucciones sociales, al igual que la genera- que, ya desde los más remotos orígenes de la
lidad de las actividades o realidades sociales humanidad, antes incluso del descubrimiento

* Facultad de Ciencias Politicas y Sociología,


Universidad de Granada. España.
fentrena@ugr.es
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humano de la posibili­dad de cocinar o transfor- su metabolismo en el intestino. Este hecho


mar determinados productos de la naturale­za invalida la idea, tan generalizada en nuestro
para alimentarse, desde el momento mismo en contexto, de que la leche de los herbívoros es el
que la ingestión de tales productos es dotada de mejor alimento natural, pues la normalización
un sentido por parte de quiénes los consumen, de su consumo es el resultado de un proceso
puede considerar­s e que el hecho natural de social que no se ha experimentado en otras
comer ha sido revestido de una significación sociedades, como, por ejemplo, entre los abo-
sociocultural. rígenes americanos, australianos o de las islas
La persistente dificultad de deslindar del sur del Pacífico; ni tampoco entre los nati-
nítidamente entre lo social y lo natural está en vos del norte y el sudeste de Asia o en China y
el origen de los reiterados debates que se han Japón, donde se domesticaron cerdos en vez de
suscitado en el ámbito de las Ciencias Sociales vacas, por lo que han de buscar en otras fuen-
acerca de ello. Una consecuencia de tales deba- tes alimentarias el calcio, la vitamina D y otros
tes es que los significados y el peso relativo atri- factores contenidos naturalmente en la leche
buidos a cada uno de los dos polos del binomio que ayudan a la absorción de este mineral y que
naturaleza/sociedad han variado a lo largo de la necesita el organismo. De ahí, que la “natura-
historia y difieren de unos contextos sociocultu- leza” de estas poblaciones no se haya adaptado
rales a otros. De todas formas, como tendencia a beber leche líquida, sino previamente trasfor-
evolutiva general, puede afirmarse que, a medi- mada o predigerida en forma de queso o yogur,
da que con el tiempo se han ido ampliando la ya que la leche fresca les ocasiona efectos des-
enverga­dura y los efectos de la acción humana agradables, por lo que no la incluyen entre sus
sobre el entorno natural, se ha experimenta­do preferencias alimentarias (Flichtentrei: 2006).
una creciente preponde­rancia de lo sociocultu- Ya antes de nacer empiezan a construir-
ral sobre lo natural. se socialmente las “inclinaciones naturales”
Es más, la propia naturaleza se ha ido relativas al gusto de cada individuo, según las
modificando como consecuencia de la paulati- diferenciadas actitudes al respecto de su clase
na influencia de lo social sobre ella, por lo que o grupo social de pertenencia. Así, como señala
puede hablarse de una especie de construcción Patricia Aguirre, de manera inmadura, en el
social de la naturaleza (Eder: 1996). Esto se líquido amniótico “se aprende a gustar”, porque
manifiesta, por ejemplo, en las adaptaciones su composición cambia en función del tipo de
biológicas experimentadas por un gran número alimentos que ingiere la madre; posteriormen-
de seres humanos adultos de cara a tolerar sin te, en el periodo de la lactancia, el sabor de la
problemas el consumo de leche de vaca, cabra, leche materna experimenta cambios sutiles
camella y otros herbívoros. Problemas que, según la ingesta materna (Aguirre citada por
evidentemente, nunca han tenido los humanos Flichtentrei: 2006).
en lo relativo al consumo de la leche materna Por lo tanto, ya desde sus épocas más
en sus primeras fases de vida. Dicha leche es el tempranas, el niño comienza a interiorizar el
alimento ideal, tanto por su gran valor nutri- universo gustativo característico de la situación
cional e inmunológico para el recién nacido social de su familia, con lo que la formación de
(Riverón-Corteguera: 1995), como por el hecho algo tan aparentemente “natural” como es el
de que este nace con todas las enzimas y meca- gusto, entendido como la propensión a consumir
nismos necesarios que permiten su absorción unos determinados alimentos y a rechazar otros,
y metabolismo. Sin embargo, los miembros es un hecho más que contribuye a la reproduc-
adultos de las sociedades que domesticaron ción de las diferentes posiciones sociales.
herbívoros mansos, para poder consumir la En tanto que resultado de un proceso de
leche de estos, tuvieron que desarrollar en su construcción social, la formación del gusto lleva
organismo la capacidad de sintetizar la lactasa; al despliegue de una serie de prácticas y actitu-
es decir, la enzima que descompone el azúcar des sociales relativas, por ejemplo, a cómo per-
de la leche en glucosa y galactosa y hace posible cibimos el medio ambiente, a cómo producimos

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los alimentos (o sea, a la tecnología y los pro- y alimentaria sin dumping frente a países terce-
cedimientos que usamos para ello) o “a qué ros”. El concepto de soberanía alimentaria, que
cosas decidimos considerar como alimentos y a fue desarrollado por Vía Campesina y situado
cuáles otras como no comestibles”. En suma, se en el debate público con ocasión de la Cumbre
trata de todas esas prácticas y actitudes sociales Mundial de la Alimentación celebrada en 1996,
que nos llevan a decidir qué es el “buen comer” trata de ofrecer una alternativa a las políticas
o el “mal comer”, las cuales, de esta forma, neoliberales de globalización. La esencia de la
legitiman nuestras preferencias y aversiones soberanía alimentaria, según Vía Campesina,
alimentarias. Preferencias y aversiones que no sería priorizar la producción autóctona y la
se fundamentan sólo en las cualidades nutri- protección de los productores locales frente
cionales de los alimentos, sino también, en muy a las políticas de exportación y de apertura
gran medida, en las significaciones culturales comercial características del neoliberalismo
atribuidas a ellos y/o a su consumo por los (Vía Campesina, 2003).
grupos sociales de pertenencia o referencia que En razón de esto, se considera aquí que
han conformado y conforman el proceso de existe soberanía alimentaria cuando la determi-
socialización alimentaria de los sujetos. nación y el abastecimiento de las demandas de
alimentos de la población tienen lugar a partir
de la producción específica de un determinado
2. GLOBALIZACIÓN Y PÉRDIDA DE LA ámbito nacional, regional o local, respetando
SOBERANÍA ALIMENTARIA la biodiversidad productiva y cultural. Para
garantizar su soberanía alimentaria, es preciso
Hace ya tiempo que, debido al crecien- que dicho ámbito controle autónomamente la
te desarrollo de los intercam­bios comercia­les producción y la comercialización de los alimen-
transnacionales, el consumo alimen­t ario ha tos, a la vez que se requiere de la promoción de
dejado de estar mayoritariamente limitado a los prácticas y tecnologías agrarias que aseguren la
cultivos propios de cada país o territorio local. preservación de la biodiversidad y la protección
La globalización socioeconómica ha conlle­vado de las producciones locales, regionales o nacio-
una paulatina deslocalización y desestaciona- nales. Asimismo, es fundamental establecer
lización de las dietas, y a la vez a la extensión políticas agrarias capaces de crear unas condi-
de hábitos de consumo cada vez más parecidos ciones socioeconómicas y normativas adecua-
a escala planetaria. Esto ocasiona dos efec- das para un acceso justo y equitativo al agua,
tos contradictorios en la alimentación: de una la tierra, los recursos energéticos y los mer-
parte, la creciente homoge­nei­zación mundial de cados. La inexistencia de estas condiciones en
las dietas y de las actitudes sociocultura­les ante Latinoamérica, junto con los procesos de globa-
ellas (Díaz-Méndez y Gómez-Benito: 2001), y, de lización neoliberal implementados en ella desde
otra, una búsqueda de la diversidad, que tiende las dos últimas décadas del siglo XX, han contri-
a intensificarse precisamente como reacción buido sobremanera a que varios países de este
frente a dicha homogeneización. En cualquier continente estén desarrollando una agricultura
caso, las consecuencias homogeneizado­ras de sobre todo para la exportación, mientras que
la globalización sobre la alimentación son pre- tienen que importar para su consumo conside-
ponderantes en un grado tal que acaban, con rables cantidades de alimentos básicos para su
frecuencia, por mermar seriamente el grado de dieta cotidiana (como por ejemplo, en México,
soberanía alimentaria de los actores sociales de el frijol o el maíz) en cuya producción tradi-
los contextos locales. cionalmente han sido autosuficientes. Como
La soberanía alimentaria es entendida consecuencia, esos países sufren una progresiva
aquí en el mismo sentido en que lo hace la reducción de su soberanía alimentaria, ya que
organización “Vía Campesina”, que la define el abastecimiento alimentario de sus poblacio-
como “el derecho de los pueblos, de sus países o nes está cada vez más en manos de una serie de
uniones de estados, a definir su política agraria empresas transnacionales fuera de su control.

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En esta situación, en aras de la liberaliza- expertos en nutrición y salud (cuyo lenguaje,


ción mundial del comercio, se están aplicando, a menudo, no es fácilmente entendible por el
tanto en Latinoamérica como en otras partes común de la gente) el control de “eso” que la
del planeta, políticas económicas de ajuste que agroindustria nos vende como comida1. Como
están destruyendo o amenazando seriamente consecuencia, la agroindustria y sus canales
las capacidades productivas de las sociedades mediáticos han reemplazado a la experiencia
locales, regionales o nacionales y acarreando artesanal común de las poblaciones tradicio-
la globalización del hambre y de la pobreza. nales respecto a cómo producir y consumir
Como reacciones frente a ello, están surgiendo alimentos.
crecientes reivindicaciones en defensa de la Todo esto acontece en un contexto
biodiversidad y la soberanía alimentaria, por socioeconómico global, en el que tiene lugar
parte de diversas poblaciones nacionales, una paulatina extensión del mercado de los
regionales o locales. Tales reivindicaciones platos precoci­nados, de los potencializadores de
emergen cuando muchos son conscientes de sabor, de los conservan­tes y de otras diversas
que hay que implementar los medios y los con- sustancias que manifiestan unos procesos más
troles colectivos apropiados para asegurar el complejos de elabora­ción de los alimentos, ya
autoabastecimiento y la seguridad alimentaria sea con fines de asegurar su conserva­ción, faci-
de la población. De una parte, con referencia al litar su cocinado o con propósitos meramente
autoabastecimiento, dichos controles contri- estéticos, de cara a buscar nuevas presentacio-
buirían a evitar problemas como, por ejemplo, nes del producto. Ello redunda en una gradual
la sobreexplotación de especies marítimas, pérdida de autono­m ía de los consumidores
su consiguiente agotamiento, ruptura de las en lo que se refiere a la determinación de sus
cadenas tróficas y depredación de las aguas. hábitos alimentarios, los cuales incrementan
progresivamen­t e sus niveles de dependencia
Por otra parte, en lo relativo a la seguridad
respecto a lo que marcan las transnaciona­les
alimentaria, hay que destacar la importancia
alimentarias, con una gran capacidad para
del hecho de idear controles de los sistemas
divulgar, cuando no imponer de facto, mediante
de producción alimentaria (Arribas: 2005),
la publicidad y/o el monopolio de los merca-
los cuales son una de las mejores estrategias
dos alimentarios, crite­r ios de presenta­ción o
para actuar contra los riesgos y la aparición
envasado de los productos, a la vez que pro-
y/o expansión de las enfermedades relaciona-
curan el establecimiento de unos modelos y
das con ciertas maneras actuales de producir
cotas de producción alimentaria acordes con el
alimentos como, por ejemplo, la agricultura
dependiente de los agroquímicos, que condu-
ce a la contaminación de los acuíferos (Beck:
1993; Fereres: 1993; Vera y Romero: 1994,
Altieri y Nicholls: 2002). 1 A este respecto, la tesis doctoral de Mohammed
El control colectivo democrático de los Karim Hassouan, investigador del Departamento de
Química Analítica de la Universidad de Granada,
procesos de producción alimentaria y el que dirigida por los profesores José Luís Vílchez Quero,
estos sean cada vez más transparentes se hacen Alberto Navalón Montón y Oscar Ballesteros
hoy especialmente necesarios, ya que dichos García, ha demostrado la presencia de quinolonas
procesos resultan, a menudo, muy difíciles de (el grupo más importante de antibióticos sintéticos
utilizados en medicina humana y veterinaria actual-
comprender y vigilar por la población, debido
mente) en alimentos, tales como el huevo de gallina,
a su creciente complejidad como consecuencia la leche de vaca, la carne de pollo, de ternera o de
de la progresiva complejidad de unos sistemas cerdo, y en el hígado de cerdo. Ello provoca en el
agroalimentarios cada vez más industrializa- ser humano efectos tóxicos, desarrollo de resisten-
dos a escala global (Machado y Torres: 1987; cia bacteriana e hipersensibilidad alérgica; pero,
además, ocasiona problemas ambientales (contami-
Mcmichael: 1994). Esto propicia unas formas nación de aguas y suelos) e industriales (producción
de producción, conservación y comercialización de queso, mantequilla o yogurt). (Revista Campus,
de los alimentos que nos abocan a confiar a los UGR, nro. 246, página 10, 2007).

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manteni­mien­to de niveles de precios en conso- primeros de morir por inanición o su práctica


nancia con sus intereses. imposibilidad de acceder a los nutrientes bási-
Hemos llegado a una situación en la que cos y, de otra, la virtual opulencia de los segun-
el problema básico no es ya obtener alimentos dos y su consiguiente capacidad de comer hasta
suficientes para garantizar la nutrición de la la saciedad, incluso más allá de sus necesidades
población existente, sino asegurar su equilibra- biológicas. En cambio, en el actual contexto de
da producción y distribución por la generali- superproducción de las agriculturas moderni-
dad del planeta. En este contexto, de habitual zadas, en el que la globalización hace posible la
superproducción de las agriculturas de los paí- comercialización a escala planetaria de diversos
ses avanzados, la persistencia de preocupantes alimentos, las diferencias entre los pobres y los
muestras de desnutrición y de hambrunas rei- ricos suelen mostrarse de forma distinta, como
teradas, sufridas por una considerable parte de se verá a continuación.
la población mundial, evidencian que la segu- En primer lugar, la pobreza ya no se
ridad alimentaria (entendida como el derecho manifiesta, a menudo, como esa inanición y
a recibir la alimentación cuantitativa y nutri- delgadez extremas que podían incluso causar
cionalmente adecuadas) no depende sólo de la la muerte, sino más bien como una imposi-
suficiencia de alimentos, sino también, muy bilidad de alimentarse de manera equilibrada
especialmente, de las posibilidades que ofrecen y aun poder comer en demasía sólo cierto
las estructuras socioeconómicas y políticas en tipo de alimentos, sufriendo los consiguientes
lo relativo a asegurar el acceso a los alimen- problemas de obesidad. De hecho, en nuestro
tos para la generalidad de la población que tiempo es relativamente habitual una gordura
las integra (Molina: 2002). Posibilidades que característica de las clases bajas2. Una gordura
dependen, en muy gran medida, de los mayores que revela que las personas que la padecen tie-
o menores niveles de equidad en la distribución nen posibilidad de comer hasta sentirse sacia-
de las riquezas, lo cual está ligado al desarro- dos pero que, con frecuencia, no impide que
llo socioeconómico y humano (Aguirre: 1995; esas personas sufran carencias nutricionales
Figueroa-Pedraza: 2003). básicas como la falta de hierro de las embara-
zadas, la caída de los dientes debido al escor-
buto o deficiencia de vitamina C o a la falta
3. LA ALIMENTACIÓN COMO FACTOR DE de higiene. Tales carencias nutricionales son
CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD Y DE una de las principales causas de que haya una
DIFERENCIACIÓN SOCIAL apreciable cantidad de individuos de baja talla,
que no han llegado a desarrollar su potencial
A lo largo de milenios la humanidad ha genético de altura debido a que padecen des-
dependido de unas economías agrarias de sub- nutrición crónica.
sistencia, caracterizadas por su crónica incapa- No obstante, a medida que las socieda-
cidad de producir suficientes alimentos para la des se desarrollan y se expanden en ellas los
generalidad de la población, por la escasez per-
manente y las hambrunas cíclicas. Por ejemplo,
algunos casos históricos y recientes, en los
que esas hambrunas se han manifestado con 2 Un ejemplo de esto es la obesidad extrema de
especial fuerza, son los de Irlanda, Finlandia, muchos de los evacuados de Nueva Orleans durante
las inundaciones y la devastación que, a finales
India, Burundi, Rusia, Grecia, Madagascar o de agosto de 2005, provocó el huracán Katrina en
Japón (Dyson & O Grada: 2002). Pues bien, dicha ciudad. Las imágenes televisivas de tales
durante todo ese tiempo de escasez recurrente evacuados, que debido a su pobreza y consiguiente
de las sociedades agrarias, ha sido normal que falta de medios propios no habían podido abandonar
las diferencias entre los pobres y los ricos, en la ciudad antes de la catástrofe y se habían refugia-
do en el estadio ‘Superdome’, resultaron bastante
lo que a la alimentación se refiere, se hayan reveladoras de como, incluso en una sociedad rica
manifestado a menudo, como un contraste como la Norteamericana, prolifera esa gordura típi-
brutal entre, de una parte, la amenaza de los ca de la escasez entre sus clases bajas.

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sectores sociales medios, con niveles socioeco- Cada sector social tiene una concepción
nómicos, culturales y adquisitivos más eleva- de qué cuerpo es el ideal y, en razón de ello y
dos, se observan tendencias hacia una gradual de sus posibilidades socioeconómicas, no come
preocupación por la calidad por parte de la cualquier cosa, sino los alimentos que consi-
generalidad de tales sectores. De esta forma, en dera le ayudan a acercarse a ese ideal, el cual
contextos en los que la mayoría de la población es muy diferente para cada grupo de ingresos
hace ya tiempo que ha satisfecho sus necesida­ (Shilling: 1993). En este sentido, las clases
des biológicas nutri­cionales básicas, se afian- alta y media no anhelan un cuerpo robusto y
zan cada vez más las actitudes ante el consumo más o menos voluptuoso, sino sano, al cual
propias de los que viven en una relativa abun- equiparan con un cuerpo delgado. Así, como
dancia y, por lo tanto, participan de un hedo- subraya Patricia Aguirre (1997, 2000, 2001,
nismo materialista que choca de lleno con los 2003), los estratos sociales altos y medios han
valores de laboriosidad y ahorro que, de acuer- dado en conformar una sociedad “lipófoba”
do con Weber (1984), caracterizaban al espíritu que huye de las grasas. Les preocupa su nivel
del primer capitalismo. Una consecuencia de de colesterol como forma de evitar el infarto
ello es una desmovilización importante de los o el accidente cerebro-vascular. Para ellos, la
asalariados que disfrutan de estas condicio- delgadez es asociada a la búsqueda de la salud,
nes, como resultado de una transformación entendida de forma meritoria: al cuerpo sano
de sus expectativas y aspiraciones (Boltanski se llega mediante un continuo esfuerzo perso-
y Chiapello: 2002, 38). Tales expectativas y nal. No se trata de realizar dietas transitorias,
aspiraciones ya no se fundamentarían, para sino de llevar todo un régimen de vida para
muchos de los actuales consumidores, tanto en salvaguardar la salud. En suma, cada grupo
la opción por unos determinados valores repre- de ingresos desarrolla sus particulares ideas
sentativos de una ideología sobre el mundo y acerca de lo que son sus necesidades básicas
la sociedad, como en los dilemas y los goces de consumo, en función de su visión del propio
que se derivarían de las mayores posibili­dades hecho de alimentarse, de su concepción de la
de elección de bienes que les ofrecen las glo- salud y, especialmente, de la imagen de belleza
balizadas sociedades actuales. Sociedades, en corporal con la que se identifica y que preten-
las que se observa una creciente propensión a de constituya su fachada o presentación social
manifestar, a través de los hábitos que determi- en la vida cotidiana (Goffman: 1987).
nan la adquisición y el consumo de alimentos, En lo relativo a las ideas de salud y belle-
una cada vez mayor interiori­z a­ción colectiva za corporal, como señala Aguirre con referencia
de valores y actitudes de índole posmate­ria­lista al caso de Argentina, el ideal de belleza feme-
(In­glehart: 1991). nina “en los sectores de ingresos bajos es una
Sobre todo, estos valores y actitudes ante mujer de caderas redondeadas, que ‘está fuerte’.
el consumo alimentario se afianzan entre los Son las chicas que (...) no son esmirriadas pero
sectores sociales medios y altos. En ellos, la tampoco gordas: tienen tetas, culo, tienen ‘de
gente disfruta de unas condiciones socioeconó- qué agarrarse’” (citada por Flichtentrei: 2006).
micas y culturales que le lleva a ser consciente Y este ideal, según Aguirre, se basa en las pro-
de que puede elegir y de que el gusto es algo pias exigencias del mercado laboral: “¿Cómo no
propio de su posición social. Pero, incluso aque- van a querer un cuerpo fuerte los pobres si los
llos que tienen niveles bajos de ingresos, cuyo trabajos que pueden tener son de mano de obra
margen de elección es mucho más limitado, intensiva? Un estibador, un albañil, no pueden
suelen también pensar que su sentido del gusto ser flaquitos, enclenques. Porque el empleador
proviene de sus opciones y preferencias indivi- elegirá al de cuerpo ‘fuerte’. Y la mujer de este
duales. El resultado es que, en realidad, cada sector social trabajará como personal domés-
sector de ingresos tiende a considerar que sus tico, donde la empleadora no elegirá a una
distintivas formas de alimentación, expectativas chica esmirriada sino a una mujer con fuerza,
y actitudes ante ella son las correctas. resistente”. De acuerdo con esta consideración

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sobre lo que debe ser su cuerpo y las necesida- situación específica, lleva a cabo una dieta per-
des funcionales que ha de cumplir, considera sonalizada (Golay: 2000).
Aguirre, que “no es que los pobres ‘coman mal’: La referida tendencia hacia la individua-
comen según estrategias que desarrollaron para lización de la comida rompe con lo que ha sido
sobrevivir en la pobreza y que efectivamente nuestra ancestral tradición como especie. Al fin
los mantienen vivos, saciados y, aunque con y al cabo, nos hicimos humanos compartiendo
deficiencias, nutridos. Y ellos no perciben esa la comida, de tal forma que hace 2,5 millones
‘gordura’ como disfuncional ¿Cómo le vas a de años el omnivorismo obligó a nuestros ante-
decir a esa mujer de caderas generosas que ella pasados a conseguir la comida en grupo, ya que,
está desnutrida? Desde el punto de vista de su al carecer de las garras o caninos de los leones
entorno, es el cuerpo que hay que tener” (citado o de la rapidez de los monos, la manera de
por Flichtentrei: 2006). obtener proteínas se basó en la cooperación del
Por otra parte, con referencia a la visión grupo, en la suma de esfuerzos individuales.
del hecho de alimentarse, se manifiestan tam- En un mundo, en el que cada vez más la
bién actitudes distintas entre los diferentes comida es un hecho individual y el comensal
sectores sociales. Esto lo pone de manifiesto un solitario, no conviene perder de vista que, en
Aguirre al contarnos como, cuando va a las tanto que humanos, el hecho de comer no sólo
casas a hacer entrevistas y llega la hora de la tiene como función primordial proporcionarnos
comida del mediodía, en los sectores de ingre- la nutrición necesaria, sino que también es un
sos bajos la suelen invitar a comer. En cambio, acto dotado de un sentido cultural, a la vez que
en los sectores medios y altos, a las 12 o las productor y/o fortalecedor de los vínculos de
12:30 aparece cierta inquietud y apuro, pero sociabilidad. Por ello, la anomia del, a menu-
ni por asomo se les ocurre invitarla a comer. do solitario, comensal del globalizado mundo
Como la propia Aguirre sugiere, los sectores moderno constituye un síntoma característico
con ingresos bajos suelen pensar que todo el de nuestro tiempo, una de las causas del males-
que está en su casa a la hora de comer puede tar psicosocial actual. De este modo, a la crisis
compartir su comida. Y así resulta muy fun- de equidad en la distribución de los alimentos
cional la comida del pobre, “porque se estira: que existe a escala planetaria y que propicia
a la olla siempre se le puede agregar un poco que una gran parte de la humanidad sufra el
de agua, un poco de fideos”. Por el contrario, hambre y la desnutrición, hay que añadir esa
para las clases medias, el hecho de comer es un otra crisis humana de anomia que deriva de la
evento familiar al que sólo se puede acceder con pérdida de la sociabilidad del hecho de comer a
una invitación previa. raíz de su progresiva individualización.
Por último, en las clases altas, también
de acuerdo con Aguirre, la comida suele ser
un hecho individual, en el que la preocupación 4. CONSIDERACIONES FINALES
por la salud desempeña una función primor-
dial. Un hecho, en el que ya se ha perdido la En el mundo crecientemente interco-
idea de la necesidad de compartir la mesa con nectado que propicia la globalización, en el
todos los presentes. La individualidad de este que se generalizan y afianzan cada vez más las
hecho puede llegar al grado de que haya una preocupaciones por la salud y por lo ecológico,
mesa familiar con cuatro comidas distintas: al mismo tiempo que la publicidad y los medios
la del padre, que es una dieta para evitar el de comunicación de masas suelen difundir pla-
exceso de colesterol; la de la madre, que come netariamente imágenes muy similares acerca
ensalada verde para estar delgada y bella; la de del cuerpo ideal y del estilo de vida anhelable,
la hija, que es macrobiótica y come arroz inte- los efectos de la globalización alimentaria y/o
gral; la del hijo, que practica deporte de alta las reacciones ante ella no se manifiestan, sin
competición (citado por Flichtentrei: 2006). En embargo, de manera homogénea, sino que lo
suma, cada uno, de acuerdo con su trabajo o hacen de modo distinto según cada clase social

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o grupo de ingresos, cada uno de los cuales la seguridad, los empleos o el medio ambiente
desarrolla unos diferenciados hábitos de ali- (Barber: 2001, 112).
mentación y considera como deseables unas En cualquier caso, hoy por hoy, dichas
imágenes específicas del cuerpo, en consonan- preocupaciones cívicas no dejan de ser actitu-
cia con su particular forma y expectativas de des minoritarias de ciertos grupos “concien-
vida (Bourdieu: 1971). ciados” y, por lo tanto, opciones más o menos
La observación de las antedichas diferen- testimoniales. Conseguir que el consumo de
cias en los hábitos alimentarios de los distintos bienes alimentarios sea un ejercicio cívico, aun-
sectores sociales manifiesta cómo esos hábitos que sólo fuera para la generalidad de esa parte
se erigen en factores de construcción de la de la población mundial que está en condicio-
identidad individual o colectiva y de distin- nes de determinar soberanamente sus hábitos
ción social. Durante milenios, en las sociedades alimentarios, requeriría una transformación de
insertas en economías de auto-sub­sis­t encia, las estructuras socioeconómicas que permitiera
dicha construcción y distinción se solían mos- el afianzamiento de una concepción del merca-
trar a través de la mayor o menor disponibili- do alimentario, no sólo como un simple lugar
dad de alimentos. Sin embargo, para un gran de intercambio de mercancías, sino también
número de personas, esto no es ya así en el como parte de interacciones socioculturales
presente contexto de abundancia, en el que, a más complejas. Interacciones, a partir de las
pesar de que todavía una gran parte de la pobla- que se hiciera posible que el consumo alimen-
ción mundial sufre la desnutrición, el hambre tario fuera visto, además de como un hecho
y la inanición más extremas, otra importan- individual o grupal (motivado por las necesi-
dades biológicas y producto/productor de sig-
te proporción de esa población tiene acceso a
nificación sociocultural), como una estrategia
muchos más alimentos de los que necesita para
tendente a intentar la reconquista imaginativa
subsistir. Para esta parte más afortunada de la
de los espacios colectivos y el interés por lo
humanidad, son las características de sus pro-
público. Así, ese consumo se mostraría como
pios hábitos de alimentación las que manifies-
un hecho útil para pensar y actuar significativa
tan las diferencias entre los distintos sectores
y renovadoramente en la vida social (García
de ingreso. Como consecuencia, la construc-
Canclini: 1995).
ción de la identidad y la distinción social, así
Lejos de eso, particularmente entre
como el habitus o las actitudes inheren­tes a muchos de los pertenecientes a los sectores
las diferen­c ias de clase o status (Bour­d ieu: sociales con niveles de ingresos medios y altos,
1988), que todo ello conlleva en lo que a la sucede a menudo, como hemos visto antes, que
alimenta­ción se refiere, no se simbolizan ya, el hecho de adquirir y consumir alimentos es,
para muchos, tanto por la posibilidad de no sobre todo, una expresión de su estilo de vida,
“pasar hambre”, como por la circunstancia de una manera de conseguir el cuerpo y el ideal
gozar de una situación socioeconómica que les de salud anhelados, a la vez que una ocasión
permite comer de manera sana y equilibrada e, de mostrar su interiorización del habitus del
incluso, entre una proporción de consumidores “buen gusto” y la “distinción” (Bourdieu: 1976).
con niveles socioculturales medios o altos, mos- “Habitus” y “distinción” cuyo logro implica, por
trar unas actitudes consumistas como sujetos lo tanto, la posesión de un nivel sociocultural
sociales activos (Callejo: 1995). Tales actitudes, que haga posible una considerable planifica-
en algunos casos, se traducen en el desarrollo ción y elección de las conductas y las actitudes
de preocupaciones cívicas y sociales que les vitales, en este caso las relativas a la propia
llevan, por ejemplo, a preferir la adquisición alimentación. Pero, esto no es incompatible
de productos y marcas en cuya elaboración no con el hecho de que los hábitos de consumo
se ha utilizado mano de obra infantil, ni han alimentario de tales sectores sociales se reali-
existido condiciones de contratación injustas o cen, frecuentemente, de acuerdo con esquemas
salarios indignos y tampoco se ha amenazado conductuales encuadrables dentro de lo que

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Globalización, identidad social y hábitos alimentarios 35

Baudri­llard (1976) ha concep­t uado como la masiva o “mcdonalizada” inducida por la


génesis ideológica de las necesidades; es decir, publicidad, en ambos casos el consumo ali-
no se desarrollan de modo completamente libre, mentario se manifiesta como una pauta o prác-
sino bajo el influjo de unas ideologías, fomenta- tica socialmente construida; en suma, como un
das, por ejemplo, a través de la seducción que habitus que se produce y reproduce en el con-
ejercen los discursos de determinados “peritos” texto de unas condiciones sociales específicas.
alimentarios divulgados sobre las concien­cias Tradicionalmente, dicho habitus solía ser trans-
a través de medios o formas de comunica­ción mitido hereditariamente mediante procesos de
de carácter relativamen­te selectivo o elitista. socialización de clase o de status, de los que por
Ideologías que constituyen, a su vez, las bases lo general se encargaba la familia. En nuestros
de sustentación de diferentes demostraciones días, la televisión y la publicidad, para el común
de riqueza de aquellos que pueden desarrollar de las gentes (Botey-López y Murillo-Fort:
formas de consumo ostensible muy similares a 2006), o las revistas “presti­giosas” y el consejo
las descritas por Veblen (1987: 72 y ss.), a través de los “entendidos”, así como la emulación de
de las que se trata de evidenciar un acceso o determinados grupos de referencia revestidos
disfrute diferen­ciado a ciertos productos que, de prestigio por parte de los que ahora aspiran a
independientemente de su valor intrínseco, han la exquisitez (y, en definitiva, a la “distin­ción”),
sido revesti­dos simbóli­camen­te de singularidad están ocupando crecientes parcelas de ese papel
y cierta distinción. formador de clase o de status otrora asumido
No obstante, en contraste con lo ante- en exclusiva por la institución familiar y/o por
dicho, es un hecho inapelable que el patrón los grupos primarios de socialización básica.
“mcdonalizado” y masificado de consumo ali- Y, la influencia mundial de los mass
mentario continúa siendo dominante para la media es una de las principales causas de la
gran mayoría de la población mundial. Sobre actual globalización de los hábitos agroalimen-
todo, dicho patrón se manifiesta de manera tarios, lo cual se manifiesta en el hecho de la
particularmente intensa entre los colectivos producción y reproducción social, a escala plane-
más vulnerables o influenciables como, por taria, de maneras bastante uniformes de cultivo
ejemplo, en los niños y los jóvenes, así como y elaboración de los alimentos. Esta situación
en todos aquellos con niveles socioeconómi- favorece que los hábitos de consumo alimenta-
cos y/o educativos más bajos, tales como los rio estén, en muy gran medida, determinados
estratos inferiores de las clases medias, los por las directrices de las grandes corporaciones
parados de larga duración o los inmigrantes transnacionales, lo que suele ir asociado a una
en trance de ser aculturados (Alonso: 2002). gradual merma de la soberanía alimentaria de
Sectores sociales todos ellos que, debido a su las poblaciones locales.
menor poder adquisitivo, estarían especialmen- No obstante, la globalización conlleva
te predispuestos a desarrollar esas formas de también un aumento sin precedentes de las
obesidad con carencias nutricionales básicas oportunidades de contacto y de comercio al
referidas antes como típicas de los más pobres. nivel mundial, lo que posibilita el cultivo y el
En tales circuns­tancias, los hábitos de consumo consumo de muchos productos autóctonos a
alimentario, en vez de algo producido ideológi­ gran distancia de sus lugares tradicionales de
camente, suelen manifes­t ar una génesis, con origen, es decir, ese cultivo y consumo se des-
frecuen­cia impulsiva o emocional, motivada territorializan notablemente. Una muestra de
por la “necesidad” instantá­nea que suscitan los ello es que un creciente mercado de productos
mensajes publici­tarios audiovi­suales o gráficos exóticos está ahora fácilmente al alcance de
destinados a promocionar la mercantilización los consumidores en sus respectivos entornos
de los alimentos. cotidianos. Sobre todo, los productos exóticos
De to d a s for m a s, indep en­d iente ­ expanden su mercado en el mundo desarro-
men­t e de que sea una actitud consciente y llado, en el que una importante fracción de
deliberadamen­te planificada o una conducta sus consumidores tiene capacidad de compra

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suficiente como para plantearse su adquisición. cada persona, sector o grupo social específi-
En concreto, en la Unión Europea los consumi- cos. Un hecho que, en el mundo cada vez más
dores exigen una disponibilidad cada vez mayor homogeneizado de la globalización, constituye
de alimentos exóticos a lo largo de todo el año una de las señales de distinción y / o identidad
(Chavarrías: 2006). social, así como del nivel socioe­conó­mico, la
La creciente demanda de esos alimen- posición de clase, el status o el estilo de vida
tos está muy favorecida por la cada vez mayor de tal persona, sector o grupo.
preocupación, que se manifiesta en los hábitos
alimentarios de las clases medias y altas, por BIBLIOGRAFÍA
la búsqueda de la singularidad, la diversidad, la
salud y/o la calidad. Particularmente, el concep-
to de calidad es ambiguo e impreci­so y suscita Aguirre, Patricia. “Papel de las estrategias
diversas interpretaciones. Por ejemplo, a veces, domésticas de consumo en el acceso a los
los produc­tos a los que se les atribuye mayor alimentos”. Archivos Latinoamericanos
calidad son los de “agricul­tu­ra ecológi­c a”, los de Nutrición 45. 1. 1995: 341-350.
que su consumo evoca sensaciones de “vuelta a
la natura­leza”; sensaciones cuyo fuerte arraigo .“Patrón alimentario, estrategias de
actual se explicaría por el hecho de que en los consumo e identidad en Argentina”.
ambientes urbanos (en los que preponderan- Boletín Informativo Techint 290. 1997:
temente habita hoy la población mundial) se 89-104.
vive más lejos de la naturaleza que nunca antes.
Otras veces, la circunstancia de ser consumidos
. “Aspectos antropológicos de la obesi-
en determi­na­dos restau­ran­tes selectos es inter-
dad en la pobreza”. Peña, M. y Bacallao, J.
pretada como un signo de la calidad de ciertos
(Comps.) La obesidad en la pobreza: un
productos, la cual también es asociada, muy a
menudo, con el hecho de que algunos alimen- nuevo reto para la salud pública OPS-OMS
tos sean elaborados, cultivados o “diseña­dos” en 576. Publicación Científica, edición bilin-
régimen agro-indus­trial3. güe. Washington, EE.UU. 2000.
La búsqueda de la calidad, en cualquiera
de las formas mencionadas u otras, conlle- . “Los alimentos Rendidores y el
va además la búsqueda de la singula­r idad y Cuerpo de los pobres”. Antropología de
la distinción de aquellos que optan por una la alimentación. Arbitrario cultural y
determinada modalidad de consumo. Una bús- alimentación. Homenaje al Dr. Igor de
queda que se manifiesta también, por ejemplo, Garine. Amado A. Millán Fuertes (com-
mediante la referida demanda mundial cre- pilación), ICAF (Comisión Internacional
ciente de productos exóticos y ecológicos. Por para la Antropología y la Alimentación).
lo tanto, dadas las muy variadas maneras posi- Borja, España. 2001.
bles de entender la calidad, su búsqueda a tra-
vés de la opción por cualquiera de los diversos . “Gordos de Escasez, las consecuen-
modos de consumo alimentario, erige a éste cias de la cocina de la pobreza”. La cocina
en un hecho social diferencia­dor y único para
como patrimonio (in)tangible. Primeras
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Secretaría de Cultura de la Ciudad de
Buenos Aires, 2003.
3 La búsqueda del diseño es observable, incluso,
en esas maneras de cultivar tendentes a que el Alonso, Luis Enrique. “¿Un nuevo consu-
producto adquiera una determinada forma. Por
ejemplo, tomates, manzanas u otros frutos que
midor? ”. Ábaco: Revista de Cultura y
se comercializan con figuras geométricas casi Ciencias Sociales 31. 2ª época. 2002:
perfecta­mente regulares. 11-18.

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